¿Existe el TDAH?

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¿Existe el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad? En su próximo libro, un renombrado psiquiatra responde diciendo que: ¡No! por Marylin Wegde, Ph. D. 06 de enero del 2014 ¿Existe el TDAH? Hace ya casi un año que escribí en el espacio de Psychology Today un blog que tenía por título tal pregunta. Y sostuve que el TDAH es solo un grupo de síntomas artificialmente construidos como una “enfermedad” por un panel de psiquiatras que fueron autores del DSM-IV. El 66% de estos panelistas tenía lazos financieros con compañías farmacéuticas, las cuales se beneficiaron enormemente con este nuevo diagnóstico. Pero fue el anterior panel de especialistas –los cuales también mantuvieron vínculos con corporaciones farmacéuticas- el que inventó el diagnóstico de TDA (trastorno de déficit de atención sin el componente de hiperactividad) durante 1980, incluyéndolo en el DSM-III. Ahora bien, un respetado neurólogo ha escrito un nuevo libro que responde de manera clara a la pregunta que yo formulara (y respondiera) en mi blog. Se trata del neurólogo Richard Saul y de su próximo libro: ADHD Does Not Exist [El TDAH no existe]. El Dr. Saul, al igual que yo, sostiene que el TDAH es solo una colección de síntomas y no una enfermedad real, por lo que no debiera estar dentro del Diagnostic and Statistical Manual. Me alegro por el coraje del Dr. Saul, aunque de seguro esto lo hará bastante impopular entre sus colegas. El Dr. Saul incluso se sirve de un caso muy similar al que propuse en Pills are not for Preschoolers [Las píldoras no son para los niños en edad preescolar]. Allí contaba la historia de un pequeño llamado Paolo, cuya maestra pensaba que tenía TDAH. Pero una visita al pediatra confirmó que Paolo no era capaz de hacer sus tareas escolares porque necesitaba anteojos. Igualmente, cierto nene a quien el Dr. Saul trató no se estaba comportando adecuadamente en el colegio, pero no a causa del TDAH sino porque necesitaba anteojos. El Dr. Saul cree que la prescripción de medicamentos adictivos y estimulantes–como Ritalin y Adderall- no se les debiera dar como caramelos a los niños, tal como sucede en la actualidad. Y señala de manera acertada sobre los peligrosos efectos adversos de tales drogas: “Los efectos secundarios a corto plazo de estos estimulantes incluyen falta de sueño, un aumento de la ansiedad, irritabilidad y problemas de humor. A largo plazo, el uso de estas drogas puede conducir a una insalubre falta de peso, a una falta de concentración y de memoria, e incluso a una reducción de la expectativa de vida o a conductas autodestructivas; incluyendo el suicidio”. ¿Es posible que estemos al borde de un cambio de paradigma en el campo de la salud mental infantil, un cambio en relación al TDAH y a otros así llamados constructos de enfermedades? Ciertamente, pareciera que sí. En las últimas tres décadas, muchos doctores y terapeutas han estado escribiendo libros, artículos y blogs para manifestar su escepticismo no solo sobre el TDAH en tanto enfermedad real sino también sobre muchos otros supuestos constructos de enfermedades basados solo en síntomas enlistados, todos ellos presentes en las tres últimas ediciones del DSM. Aunque es sabido que Thomas Kuhn sostuvo que los cambios de paradigma ocurren súbitamente, personalmente creo que el filósofo húngaro Imre Lakatos registró este tema de manera más aguda que su colega. Lakatos afirma que el cambio de paradigma ocurre de manera gradual, cuando los programas de investigación y las ideas que se degeneran se ven lentamente remplazados por otros más progresivos. El libro del Dr. Saul es otro ejemplo más de este gradual cambio de paradigma hacia una forma más clara de pensar en los problemas humanos. Es solo con el tiempo que los médicos y el público en general comprenderán que la afirmación del TDAH como un trastorno no se apoya en lo absoluto en hechos científicos. Decir que el TDAH es una verdadera entidad basándose solo en síntomas, sin considerar sus causas y creyendo que se la puede “curar” con medicamentos adictivos y estimulantes, es simplemente un dogma; no es verdadera ciencia. ¡Permitan que el cambio comience!

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El Dr. Richard Saul se suma a la avanzada por una sociedad más humana.

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¿Existe el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad?En su próximo libro, un renombrado psiquiatra responde diciendo que: ¡No!

por Marylin Wegde, Ph. D.

06 de enero del 2014

¿Existe el TDAH? Hace ya casi un año que escribí en el espacio de Psychology Today un blog que tenía por título tal pregunta. Y sostuve que el TDAH es solo un grupo de síntomas artificialmente construidos como una “enfermedad” por un panel de psiquiatras que fueron autores del DSM-IV. El 66% de estos panelistas tenía lazos financieros con compañías farmacéuticas, las cuales se beneficiaron enormemente con este nuevo diagnóstico. Pero fue el anterior panel de especialistas –los cuales también mantuvieron vínculos con corporaciones farmacéuticas- el que inventó el diagnóstico de TDA (trastorno de déficit de atención sin el componente de hiperactividad) durante 1980, incluyéndolo en el DSM-III.

Ahora bien, un respetado neurólogo ha escrito un nuevo libro que responde de manera clara a la pregunta que yo formulara (y respondiera) en mi blog. Se trata del neurólogo Richard Saul y de su próximo libro: ADHD Does Not Exist [El TDAH no existe]. El Dr. Saul, al igual que yo, sostiene que el TDAH es solo una colección de síntomas y no una enfermedad real, por lo que no debiera estar dentro del Diagnostic and Statistical Manual. Me alegro por el coraje del Dr. Saul, aunque de seguro esto lo hará bastante impopular entre sus colegas.

El Dr. Saul incluso se sirve de un caso muy similar al que propuse en Pills are not for Preschoolers [Las píldoras no son para los niños en edad preescolar]. Allí contaba la historia de un pequeño llamado Paolo, cuya maestra pensaba que tenía TDAH. Pero una visita al pediatra confirmó que Paolo no era capaz de hacer sus tareas escolares porque necesitaba anteojos. Igualmente, cierto nene a quien el Dr. Saul trató no se estaba comportando adecuadamente en el colegio, pero no a causa del TDAH sino porque necesitaba anteojos.

El Dr. Saul cree que la prescripción de medicamentos adictivos y estimulantes–como Ritalin y Adderall- no se les debiera dar como caramelos a los niños, tal como sucede en la actualidad. Y señala de manera acertada sobre los peligrosos efectos adversos de tales drogas: “Los efectos secundarios a corto plazo de estos estimulantes incluyen falta de sueño, un aumento de la ansiedad, irritabilidad y problemas de humor. A largo plazo, el uso de estas drogas puede conducir a una insalubre falta de peso, a una falta de concentración y de memoria, e incluso a una reducción de la expectativa de vida o a conductas autodestructivas; incluyendo el suicidio”.

¿Es posible que estemos al borde de un cambio de paradigma en el campo de la salud mental infantil, un cambio en relación al TDAH y a otros así llamados constructos de enfermedades? Ciertamente, pareciera que sí. En las últimas tres décadas, muchos doctores y terapeutas han estado escribiendo libros, artículos y blogs para manifestar su escepticismo no solo sobre el TDAH en tanto enfermedad real sino también sobre muchos otros supuestos constructos de enfermedades basados solo en síntomas enlistados, todos ellos presentes en las tres últimas ediciones del DSM.

Aunque es sabido que Thomas Kuhn sostuvo que los cambios de paradigma ocurren súbitamente, personalmente creo que el filósofo húngaro Imre Lakatos registró este tema de manera más aguda que su colega. Lakatos afirma que el cambio de paradigma ocurre de manera gradual, cuando los programas de investigación y las ideas que se degeneran se ven lentamente remplazados por otros más progresivos. El libro del Dr. Saul es otro ejemplo más de este gradual cambio de paradigma hacia una forma más clara de pensar en los problemas humanos.

Es solo con el tiempo que los médicos y el público en general comprenderán que la afirmación del TDAH como un trastorno no se apoya en lo absoluto en hechos científicos. Decir que el TDAH es una verdadera entidad basándose solo en síntomas, sin considerar sus causas y creyendo que se la puede “curar” con medicamentos adictivos y estimulantes, es simplemente un dogma; no es verdadera ciencia.

¡Permitan que el cambio comience!