Evoluciones Bestiario Libro II

8/16/2019 Evoluciones Bestiario Libro II

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GARBA (poesías).

EL PASAJERO (poesías).

LUCHAS DB PBNA Y ALBGRÍA (poema).

BVOLUCIONBS (prosa verso).

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PUNDAOA 1111 1 1.r•C S /\ E O I T O R.. ._l/\ L • C /\ L L 1 A

MCMXVIII

CUENTOS, CAPRICHOS, BESTIARIO

EPITA:PIOS OBRAS PARALELAS

EVOLUCIONES

J{ORENO VILLA,1 i;-~7-


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Artes Gr'-ficas MATEU. aseo del Prado, 34, Madrid.


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CON


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T R B Sson los sentidos que se pueden dar a lapalabra o mote con que se bautiza este libro.

Bl primero es pintoresco, metafórico; el segun .do, algo alambicado, metafísico; el tercero, ju .guetón y natural.

Para explicar el primero me sirvo de los avio-nes, esos pájaros (no esos aparatos) que, du .rante los crepúsculos vespertinos, acuden sobre

las anchas plazas y los puertos de mar a descri-bir giros veloces y sibilantes, a subir y bajar, atrazar curvas, elipses y figuras arbitrarias. Aquelajetreo, aquel ir y venir, aquel desenredar figu-ras lineales inconsecuentes en el espacio, meparece imagen, si no cumplida, aproximada de

mi libro.Para explicar el segundo hay que creer en la

facultad evolutiva de todas las cosas.La facultad evolutiva del pensamiento es la

que llena de novedades sin fin los silos de laconciencia, del arte de la vida.

La facultad evolutiva es la bengala mágica,el palito de virtud que empuña el poeta.

Pero esta facultad evolutiva del pensamientotendría poca fuerza si los objetos y las presea-


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das todas del mundo que nos cercan no solici-taran también una evolución ininterrumpida.

Si del granito de arena pasamos al dolmen yal sillar con que se fabrica el palacio, y a loscimientos que sostienen la catedral, y a los fun.damentos del munde-y de la vida y a los pelda-

f\os que forman la escala celeste, es tanto porla facultad evolutiva de mi pensamiento comopor la que vive callada en el granito de arena.

Para explicar el tercero hay que hacer un pocode historia.

Hace ya varios años emprendí un viaje raro

en compaf\fa dé unos hombres sabios; es decir,raros también. Bn ese viaje está el origen de lamitad de este libro. Dimos, sobre el mapa deCastilla la Viejay la Rioja, unos cuantos saltosde cabra montés. Aquello fué vertiginoso. Yono sé lo que mis amigos, los sabios, sacarían

de tales piruetas en el espacio. Yo saqué bienpoco: unas cuantas notas de sabor agridulce, lavisión moviday, por lo tanto, poco precisa deunas aldeas, unos edificios, unos rasgos de cos-tumbres genuinas,y ... eso sí. .. un gran apegoal arte medioeval, debido, sin duda, al beño de

misterio que le envuelve, encanto éste sin elcual no creo pesíble arte ninguna.Recuerdo la visita a la catedral de Palencia.

Bajamos a estudiar las medidas y planta de la16

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BVOLUCIONBS

cueva de San Antolfn. Tenía un palmo de aguael suelo, y era tanto el frío de sus paredes ben .

ditas, que -en pleno mes de Agosto- cadacinco minutos había que salir a buscar la carí .cía furiosa del sol. Dije «paredes benditas> por-que lo son y están probadas de santidad. Lasraspaduras de su piedra caliza, echadas en unvaso de agua, curan no sé qué molestias delestómago, según las vecinas.

Así como también estas paredes devueleen,o infunde~ -porque ello no está muy claro-,el talento a los chicos con sólo golpearles lasesera contra ellas.

Este recuerdo, de digna memoria, saqué dePalencia. Luego estuvimos en Burgos, pero novi nada en aquella visita. Mi segundo recuerdoes de Haro, Casi todas las calles están ocupa .das por hombres y mujeres sentados en sillas,haciendo alpargatas.

Hay en Haro rincones bellos de línea y decolor. Tiempos después he reconocido uno deellos en un lienzo de Zuloaga.

De Haro en adelante puedo precisar pocomás. Recuerdo que alquilamos un coche parair a Santo Domingo de la Calzada y que connosotros venía un cura, también en calidad desabio, el cual, no sé si por las irritaciones deun viaje tan duro y sostenido o porque el vinillo


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y hora graves, en que el oficiante se recogepara la consagración, crujae" el mnbito deltemplo la estridencia del cacareo.

Dé allí fuimosa San Millán de la Cogolla,pasando por Berceo, aldeuela tapizada de paja

boñígas.El paisaje es bonito por allí, Verdes laderas,

colinas suaves, sin horizontes abiertos.¡San Millán de la Cogollal Aquí sigue hablen-

do monjes todavía, en el monasterio de Y~so, ode abajo, que en San Millán de Suso, o de arri-ba, no queda más que el edificio mozárabe y laviga del milagro, que se halla incrustada en unpilarote. Dice la tradición que estando en 'fábri-ca la iglesia, y los obreros colocando una viga,vieron que era corta y que ya no era posibleretirarla sin peligro. Entonces, ante los votosde los monjes, hizo San Millán que la viga cre-ciera un palmo o dos, a la vista de los concu..

rrentes.· Después de esto volvimos, por Berceo, a labonita villa de Haro, y de allí, no sé por dóndeni adónde. Sé que estuve también en León.

Los han pasado desde aquel primer viajepor pueblecitos españoles. Es cierto que saqué

poco fruto en aquel entonces y que las moles-tias sobrepujaron a las comodidades a las gra.tas emociones; pero nada es baldío en absoluto:


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Después de aquello ha venido a ser casi unde--seo pertinaz en mf el recorrer aldeas y villorrios

antiguos. Nada hay en Bspeña que tenga mayormisterio. Parece, en ellos, estancada la vida ensiglos muy pretéritos, en siglos que ya nadie,en ninguna parte del mundo, puede saborear.Estoy, en realidad, ligado a la Edad Media, su·jeto por su misterio. Sus realidades vivas, gro-

seras o delicadas, espirituales, sensuales y gro·tescas, me asaltan de un modo discontinuo a lolargo de mi vida ciudadana madrileña.

Las emociones de aquel primer viaje no digose reflejen en las páginas que siguen; pero en·tiendo que la viga de San Millán, la aldea de

Berceo, las gallinas de Santo Domingo, las al·pargatas de Haro y la cueva de San Antolínfueron buenas bases para templar un espíritujuvenil férvido, amigo de lo sobrenatural y se-ráfico. Sobre tales bases estudié luego la cate·drel de León, y del contacto con el mundo gro·

tesco del gótico, lleno de alimañas, salió la se-rie del

La primera cosa suscitatla por el viaje fué uncuento. Luego, caprichos medioevales, pen-sando en el mundo románico y en el gótico, ycomo consecuencia de lo grotesco, una miradaa los bu~ones del Museo del Prado, y, por últi-mo, la serie del Bestiario.

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El segundo libro, de otro carácter ya, tienepor arranque un artículo en que se comparandos lápidas sepulcrales: una cris~ana y la otragriega. Mi pensamiento evólucionó entonceshacia la poesía lapidaria.

, Las poesías sueltos que siguen a esta serie de

representan aquí esas labores parale-las y, en cierto sentido, secundarias que todohombre ejecuta al cabo del año. En realidad,ellas son lo único nacido sin evolucíérs al me-nos, sin evolución explicable ya.


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L I BRO SEGUNDO


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plícada y chispeante que aquélla. La guardocomo si fuera un modelo precioso.

Después ... después vino la vida; quizás fueramejor decir, la muerte. La vida verdadera estáen horas como aquéllas; en horas tan cargadas

bendecidas por la emoción que, todo, hastael tiempo, parece que se extasía pa~a que lo vi-vamos larga y entrañablemente.

Después vino la vida. Hace poco tevi senta . .da en un banco del parque, rodeada de chiqui-tines, hijos tuyos. Tu figura corporal, que habíasido toda de ensueño, no guardaba de él másque un poquitín, en torno a los ojos. A qué in-sistir, ni a qué preguntar. La plumita del som-brero tiene a veces una elocuencia ...

De mí, iqué decirte? Muchos errores tengo enla vida corriente. Pero como sigo pensando queesos errores son los que me procuran ratos devida verdadera, lamento que no sean más. En

los no errores, en las sensateces, también meejercité; pero esos están al alcance de cualquierdoctorzuelo en Derecho.

Con esto verás que tengo un espíritu más con.servador y tradicionalista quetú, ya que algome queda en el alma, todavía, de aquella intui.

ción del mundo y de la vida que nos arrebató ysostuvo horas y 'horas en las más altas regiones.En ese algo me sujeto como en la pensión el

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zaje, años abiertos a las satisfacciones externas.Hemos tenido bien abiertos los ojos hacia lacalle, pero hemos permanecido detrás del bal-cón, recogidos, y hasta detrás de nuestras pu-pilas, si es que te sirve esta frase .

Detrás de nuestras pupilas, en los porches dela interna morada, es donde ha estado siempreel centro de nuestra vida; es decir, en el límitemismo donde acaba lo que vemos y empieza loque pensamos. Así, participan nuestras cosasde lo uno y de lo otro y, acaso, con la prepon-derancia de lo otro sobre lo uno.

iQué te pasa? Veo que estás inquieta. iTe

canso? No, no puede ser. Estoy haciendo, ex-plicándote lo que es tu libro, este libro queadivinaste y quisiste con la vehemencia de lajuventud. Si te tienta el fastidio atribúyelo aque tu espíritu va perdiendo la virginal purezade cuando era hermano gemelo del mío, capaz

de remontarse y hundirse hasta lo más azul yen lo más negro. Sin duda, entró en tu alma eldiablejo de lo superficial, enemigo acérrimo delos deleites puros. ¡Arrójalo de til Volverás asentirte joven, como eras cuando juntos miré-bamos pacer al temerillo, volar a la golondrina,

escurrirse a la sierpe, nadar al pez.¡Arrójalo, arrójalo fuera, 'a fin de que estos

pobres papeles, escritos para ti, no se queden


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desairados y vayan al montón de lo inútill Ellos

tienen un valor por sí, claramente lo veo; peroel valor absoluto se lo das aceptándolos,comprendiéndolos.

Antes de hacerte la ofrenda sentí, sin embar-go, un toque de la vacilación. tLa encontraríasimpropia, baladí? ¿Tal vez ofensiva? ¿Supondrías

que un tema como el de estas seudofábulas, es-critas sin el arrebato de mis primeros tiempos,cuando ya las 'tonas van constituyendo audacescolonias en la cabeza y las fibras de oro, queson el alma de la juventud, van sustituyéndosepor otras de plata, más frías, llevan embozado

el desdén?Nada más ajeno a mi ánimo. Los libros de

ayer eran libros apasionados y altamente reli-giosos. Nacieron al primer contacto de la viday de las cosas, de los misterios. Un alma fervo-rosa da estos primeros pasos con la seriedad y ·

tribulación del ciego, que camina a tientas. Elciego, cuando entra en un aposento nuevo,huele el misterio, abre los ojos más, levanta lacabese como para ayudarse con el olfato y conel oído, percibe el peligro. En cambio, cuandoentra por segunda vez, conocedor ya de las co-

sas que en el aposento hay, los palpa y sonríe.¡Sonríel alegra haber dado repentinamen-

te con esta palabra, porque ella puede explicar

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por sí sola la clara intención de mi dedicatoria.

¡Sonríe Un libro de ayer hubiera acumuladosobre presentimientos, tristezas, desvaríos.

libro de hoy cubre la gota de amargura conlos estambres cosquilleantes de la sonrisa.

Además, será recibido sin suspicacias por elesposo. No puede hallar en él nada que sea in-sinuación, desfallecimiento amoroso, perpleji-dad o éxtasis ante bellezas corporales o aními-cas de tu propia persona. Tu marido lo leerá;contribuiré también a su regocijo, y, luego, talvez le indique a los pequeñuelos las virtudes,los rasgos, las deformidades de las alimañascampestres y ciudadanas.

Mira por dónde voy a coadyuvar a vuestra la-bor pedagógica. ¡Yo maestro

éramos aprendices los dos en aquellabuena época? ¡Qué nostalgia, pensar que elaprendizaje ya no volverá tampoco; que perte-nece a las múltiples cosas pasadas irremisible-mente ¡Qué pena, verse maestro, verse peda-gogo, y ya para siemprel


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Tiene todavía otra cosa ineficaz: las carúncu-las o teticas pendulares del cuello. ¿Para quélas quiere? Tal vez para que una criaturilla,como la que ahora se aproxima, juegue conellas ...

La cabra se ha puesto en pie. Ha venido elcabrero y la echa a la calle con otras muchas.Va con la cabeza baja, pegada a la pared, pen-sando en negruras ultraterrenas. Cuando llegueal prado y haya comido la jugosa y buena mataverde, convendrá con otra un disparatado duelofrontal. Levándose sobre las patas postreras,dibujará una gentil pirueta en los aires y, altiempo de recoger la barba en el cuello, sufrente buscará el topetazo en la próxima testuz.Luego, sin más explícecíones, volverá las nal-gas, dará unos pasos, se alejará y se pondrá apacer como si nadie hubiera en el contorno. Escosa de todos los animales gregarios el pacer encompañía, con la fe absoluta de que son únicos,solitarios, dueí\os.

¡La cabra, la cabra infantil y diabólica, orna-mental y absurdal


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lejana y fiel donde se desenrosquen y aclaren

los sucesos de la vida. No se acuerdan de quemi mujer abastecía de leche las tinas romanas,contribuyendo así al esplendor de la belleza deVenus.

Sí el hombre estima la aristocracia, cuyosfactores son esfuerzo y tiempo, por qué, siendo

tenaz y provechoso mi esfuerzo, y mi cuna leja-na en el ·tiempo y en el espacio, no me quierenAcaso porque tengo mi voluntad. Cuando me

veais andar de lado, decid que opino al revésque el arriero. Si veis que cogiéndome del rabome impele en el sentido de su deseo, no creais

que someto mi voluntad. Ella grita en el vérticede mis orejas, por donde escapa mi libertadcuando sucumbe la carne.

Tales desavenencias ocurren por la endiabla-da propensión del hombre a salirse de lo nor-mal y cotidiano. día, cercana ya la miseri.

cordiosa muerte, unos malévolos gitanos qui.sieron reavivarme de momento para sus tráficos,y me pusieron bajo el rabo, en delicado reco-beco, maldecido espino, con el que hube defingir el trote más garboso de mi existencia.Pero como yo tengo mi voluntad, apreté con el

rabo los espinos de tal modo, que provocaron~ sangría y la muerte. Así burlé las melas artesde la germanía.»


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L Acotorra y San Bruno son dos ideales con-trapuestos. El santo cartujo, para sostení-

miento de su voluntad en la hora de la tentación,cuando los pensamientos le bailaran en la puntade la.lengua, debió de tener colgada en suca·marín una jaula conuno· de estos pintorescospajarracos. (Es un dato a perseguir en los archi-vos de la Orden.)

He dicho pintoresco a impulsos de la rutina,

debo aclarar que, pintado por un impresionis-ta, puede serlo; pero si el que lo pinta es unprimitivo, resultará lo que es: una roñosa mo-neda de cobre envuelta en papel de estaño ver-de, como los bombones. ¡No le quitéis el papel;no pelarlat

s v o


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como le vemos hoy le vimos toda la vida.El buey tiene siempre sesenta años. iLe re-

cordáis bullicioso? En cambio le recordáiscacha-zudo y pacífico, barbicano y con gafas. Lleva lapaz consigo. Los melíficos ojos de la bestia en-dulzan el paisaje, la hora y las palabras del con-templador. Su larga y lenta cola impone compása los objetos y seres que le rodean. Su boca esblancuéha y blanducha, y mastica de lado para

que la operación sea menos dura, más dulce.Cualquiera diría en esta mañana cruda que leestán ardiendo las entrañas. Por este abundan-te vaho fué llamado al Portal de Belén, al me-.díar una noche, cruda también. El buenazo selevantó de la cama, se limpió los mocos y se

dirigió al Portal.Su calma y sus sesenta años le hacen muyrecomendable dondequiera.


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y s I N T Bsiglos de civilización cristiana, por lomenos, ha tardado el hombre en notar su

parecido con el mono. El mono, en cambio, losabe de siempre. Como asistió al progresivo me-joramiento del hombre, conserva la sensacióndel rezagado. Esquiva miramos directamente yprocura escapar y ejercitarse en cosas que ledistingan y separen del hombre. a que nofuí como él, sea cada vez más dístinto.s

Sin embargo, este odio es efímero, aunqueintermitente. No es posible quese sustraiga alinflujo de la sangre, y asf acude a nuestra vera,pone unos ojitos tristes, humildosos nos imita.Hasta que de nuevo la insolente belleza huma·na le acogota y da un brinco,enseña sus inno-bles posaderas y se queda colgado de una ramapor el rabo.

Allf se columpia sobre el mundo distrae sumelancolía.

MONO

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RÁPmA y flexible, uniformada como la miliciamoderna, conforme al suelo que pisa. El

color verdi-pardo deldorso es pura medidat6ctica.

Después de una corta, pero desenfrenada ca-rrera, se para.

Parece que mira al cielo y escucha; le gustael sol y el silencio.

Muy lisa, muy aseada, de Unea coquetona,elegante y fugaz, atrae a los chicos que m6starde serán hombres y seguirán jugando conlimpias, bien dibujadas, coquetonas y fugacesfigurines y aguantarán la vejez junto a ellas,aunque menos atilcJadas,menos dibujadas, me-nos coquetonas y menos fugaces.

BVOLUC/ONBS


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Es un anarquista de guardarropía. General-mente tienen encerrado, pero algunas

veces, cuando surgen algaradas y tembloresciales, le vemos salir de una calleja hediondacon su semblante fosco, sus barbas mates susgrefias sucias, un traje pardo un roten formi-dable.

Bs una criatura selvática; fuera de la socie-dad; atrabiliaria.

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campo está solo y negro. La luz baja, sobremi mesa,· ampara la intimidad. P4lpase el

recogimiento; parece que más allá de la luz no

hay nada, nadie.repente abre el buho, con un puntazo deopaca sonoridad, un boquete en la maciza ne-grura.

1Qué dices tú-pobre buho- inmóvil en elmanteo silencioso de la noche? Una vaga som.

bra que se aleja es tu voz puntual. ¿Lamentoamargo? es mucho abriendo los ojazos circu.lares? es más de lo que vemos los tristes enla negrura sin fondo?

¡Pobre buho1 Sí, pobre. 1Por qué no has deserlo? ¿Por qué tu cebo está en las vísceras de

las bestias y en la de cien días?¡Nada tienen los hombres, ni los dioses, que

echarte en caral

Bl BUHO


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MONUMENTO rotundo, con fachada prediluvia-na,que soporta y transporta castilletes en

los pa(ses lentos y que con una suave caricia desu nariz derriba un hombre.

pesar de su lentitud conservadora sospechoque sea un redomado anticlerical. iCómo essible que a estas alturas, en el siglo xx, no sepael desventurado que si le hacen la dolorosa ex-tracción de los colmillos para tallar Cristos oSantas-Marías? ·

También sospecho que se trata de un ser pu-doroso. Obediente al sentimiento del pudor en-coge las indecorosas nalgas con que sus proge-nitores le agraciaron. Por ellas se le puede ca-talogar entre el cochino y el hombre fondillón.¡Estaba por regalarle unos tirantesl

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Nº te parece quees un expolio que estáshaciendo del granero?> ..

Y luego, 1por qué? Por puro afán acaparador.¡Ah, diligente comunidad, acaparadora y re-

cia de pico; consigues que cada sencillote la-brador se sienta, por unos instantes, un dísol.vente Combes


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FRór ASB con verdadera fruición las patitas deatrás. Luego, con las delanteras se atuse el

cogote, bajando la cabeza, como para degollarse.Luego trenza y retuerce de nuevo las Lue-go se remonta, describe unos pequ~ños círculosen el aire sin salir del mismo sitio, ni más altoni más allá, en el centro de la habitación,don-de permanece girando horas y horas y persi-guiendo a sus hermanas. De pronto, como sien-te fatiga, decide que otra la lleve en volandas,lo que suscita furiosa protesta de la comadre.

Todo pasa pronto, y sigue la rueda hasta quevuelve a detenerse en el visillo y hace otra vezgimnasia de remos, frotándose y retorciéndose

Sin duda, en estos momentos piensa:«no estaría mal otra vueltecita».

· Ayer le vi comiendo, es decir, tocando consu pequeña trompa ~n la matadura de un muloviejo, hoy le veo sobre el pan de bizcochos.

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aos y Mercmio unifícanse en ella. Dice la pa-loma: «Yo soy el amor del Padre y del Hijo,

gancho que hace detres uno. Los tres somosuno en el amor>.

Otras veces dice:Yo soy la mensajera. Comosé orientarme; como desde el cielo sé cuál es

morada y el ventanal de Teresa en Avila,puedo trasladar a la oreja humana la palabraque me dicta el Señor>.

Por lo demás, ella es guapa y fina de cabos,

más grata que la seda es su vestidura al tacto ymás mimosa y dispuesta al arrullo que las no-vias en luna de miel.

Es un piropo fácil para el galán y es una dis-tracción decente para los ancianos.

LA PALOMA


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E m curíta, de paso torpe, es viejo. Tiene ten..dinoso el cuello largo y ha caído en la

cura de vestir siempre de pontifical.Los rapaces le dan con el pie, como a las pe.

lotas, cuando cae panza arriba le abandonan.el bueno paciente clérigo ha de permanecer

en tan indecorosa postura, a causa de la rigidezdel ornamento, hasta que alma bondadosale socorra.

LA TORTUGA


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su parecido con la mosca grande conla abeja. El cuerpo lo lleva listado de ama-

rillo negro como las ruedas de los simones.Como la abeja, tiene un aguijón; pero no le

sirve más que para pinchar, pues ella liba enlas flores- como hace su modelo- y no sacamiel. En esto es hermana de los malos poetas.

J. MOR_BNO VILLA


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\medio de todo, da lástima que arrastre por

el suelo su tenue camisa, su cuerpo de lisomosaico polícromo. ¡Qué bonita cuando se yer-gue en medio del camino, retadora, con su ca-beza lisa de gitanal

Pero la gente no comparte esa lástima. Pesasobre ella su papel bíblico. Desde hace siglosviene siendo, es y será siempre, acaso, la quecon su lengua~ icon esa lengüecilla que pareceun pistilo rizado?- musitó al oído de la madreEva unas fatales palabras de rebeldía.


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SBNT ADO a la morisca, sobre las piernas, ofre-ce una silueta boliforme con orejas de burro.El más bonito de los conejos, el blanco, en-

ciende apaga las rojas bombillas de sus ojos.Un resorte burlesco tiene en la nariz otro

en las patas. Merced al segundo, escapa; mer-ced al primero,serie del cazador.

Sabe mirar de reojo, de un modo impertinentey contraído, como las viejas desconfiadas.

EL CONEJO

J. MORBNO 'll/LLA


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NARIZ para llevar quevedos; mirada aguda;simpatía infantil; barullo y sobresalto. Baja

por la cortina, recorre a lo largo la comisa delzócalo, luego se lo traga la tierra.

Aunque se le contemple parado sigue siendola imagen de la rapidez azorada, no sé si porlas orejillas o porque tiene en guardia las patas.

Las vivas cuentas de azabache de sus ojuelosven, se les nota demasiado que ven. Otros ani.

males, con mayores ojos, miran y ven menos.son ojuelos febriles en medio de su agudeza.Le atraen los boquetes. No le he visto pasar

por el de una aguja, mas no me extrañaría.Las mujeres le temen.

~VOLUCIONMS


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la rapidez de un convoy en el cine,este conejillo de cola peluda y levantada

como penacho militar equivocado de sitio.Se agazapa escudriña, da un salto mira

atrás. iQué le solivianta, qué le mueve?Corre por las ramas, salta de un árbol a otro,

pasa por los sitios más difíciles poniendo suspatitas en apoyosendeblísímos . Pasa por el Ins.tituto como una estrella fugaz, por la Universi.dad como un cohete ratero, por el distrito como

una exhalación, por las Cámaras como la traca.Llega al Ministerio.¡Mírala, mírala Allí está, en loalto .Da gusto verla correr, pero ¡es tan ardillal


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buena madre tiene perpetuos dolores detripa a juzgar por la postura. En apariencia

son dos bichos acoplados, aunque no lleve alhijo en la bolsa.

Sobre dos patas de madera en escuadra unrabo gordo y largo que viene a ser la tercerapata del trípode, queda montado un segundobicho menos fuerte, pero más armónico, quecontrae sus manitas juega su cabeza de cabraorejuda.

El CANGURO

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iQué hayl iMe esperabas? Perdonamujer.» ·

Pero la llama es la altanería y el desdén.

No se inmuta. Sigue con su cabeza camerillevantada, avisara, retadora.

Como tiene un lomo plano de azalea -jamu-ga natural - , me acerco pensando en que talvez no fuera un disparate utilizarla cómo ve-hículo. Mas, de pronto, sin salir de su gallarda

portura, me despide ·un salivazo hediondo queme da en el pecho;

Da media vuelta y se pone a morder las ma-tas del cercado.

LA LLAMA DBL PBRÚ

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H Ade ser negra. Negra y bien pelada. Lasgrandes tijeras del gitano dibujaron en su

culata, con el mismo pelo, una labor denticular

de realce y brillo o trazaran una línea horizon-tal a medio cuerpo de modo que el animal apa-rezca forrado en las partes bajas. Con estaslabores y los madroños variopintos, la mulillasiente un brío majo, zaragateroy festivo.

Existe una estrecha relación entre sus atavíos

la mantilla española. Madroños, campanillas,cintas y, luego, una cara sombría y unos ojosde azabache, enormes.

No me gus1a la sonrisa de la mula, ni sus na-·rices atrompetadas.

Que es testaruda, dicen. Sí; herencia asnina

irremediable. Además, ivale la penal iBs cosatan mala la testarudez? iNo estamos conven-cidos de su eficacia?

LA MULA

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Nº conozco más leones que los del deMadrid y esos corno son falsos, como son

de Benlliure, no me interesan.

El LEÓN

EVOLUCJONSS


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decería unos calzones de abrigo el flamenco?La cigüeña debería usar brasero de camilla.

Al oso no le disgustaría tener una mesa de mi-nistro. Acaso le agradase al gallo una panoplia.La sierpe se embobaría con un fonógrafo. Lagata no sabría separarse de la alfombra.

En las pocilgas no estarían mal unas bañeras.Ni unos urinarios en las cuadras.

Al loro hay que ponerle un vasito con clara dehuevo, para la voz, en la mesita de noche. Hayque buscarle una bufanda al avestruz y a la tor-tuga, un reloj.

El oso, el tigre, la pantera y el leopardo nose preocupan de su pellejo y yo no quiero sermás papista que el Papa. Dicen_que al moi:irpasan a una vida mejor, a los salones ricos,.donde les acarician los diminutosy aristocráti-cos pies.

Pero he de tomar nota de lo que cada uno

precisa. La buena organización se impone. Por-que ... ¡es un fastidio ¡Aquí todo está por haced

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BL PROBLBIIA LA ALIMBNT ncómo me las voy a arreglar. Los fletes están·carisimos y los trenes no andan por falta de

carbón. No sé, no sé. Será preciso abrir algunasJaulas y que los bichos se busquen el sustentoa su albedrlo .. Acaso tendré que disolver la co-lección.

Bl hecho es que me piden trigo, mafz, avena,yeros, alfalf~ cebada, afrecho, lechugas, pan,

alpiste, algarrobas, chicharrones•..Y a hace tiempo que les reduje la ración que

el gato no prueba las sopitas de leche.Y ahora

AR.ms.-Hoy vino

el grillo, -en calidad de artista, a protestar deque se tenga con la chicharra tanta benevolen..cia y a pedir la exclusiva para tocar en las no-ches estivales.

Los caballos, en comisión recién llegada, pi-den nuevo reglamento para las escuelas de

doma. Dicen que así como los maestros de pal.meta se suprimieron en las escuelas humanas,deben suprimirse en las suyas los profesores delzurriago y las espuelas. Les parece mucho máshonorable el método persuasivo.

Y o he ordenado que se impriman cien ejem-

plares de este método y se repartan a los profe-sores de equitación,

J


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Da G o B B R N A C I Ó N .-Hace unos días el perro

guardián se marchó de mi casa. Entonces tratéde que le sustituyera otro, mas vi que ningunoquería servirme sino bajo ciertas condiciones.Habían constituido un sindicato, y esta es lahora en que estoy sin perro y amenazado deque vengan los lobos y caigan sobre mi corral.

No sé lo que va a pasar aquí. El desquicia-miento que yo se inicia. Las gaviotas,aves marinas adscritas al Ministerio de ídem,lanzan un manifiesto amenazando con no darescolta a los buques. Los quebrantahuesos, lasgigantescas aves procelarias, de plumas oscuras

y formidables picos, están dando la puntilla alos peces más listos y fieles de mi reino.

Los albatros gruñen furiosamente, agorera·mente. Entre las águilas y otras aves de rapii\ase notan movimientos sospechosos. El aspectode los buitres no es nada calmante.

No me cabe duda de que se aproxima el findel mundo. Hay señales inequívocas de corrup-ción y aberración : las marranas con

como se alimentan menos me piden más des-

canso.Pronto irán a la huelga.Antes de que lleguen a ella disuelvo el

tiario.


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«JYA S A L I M O SL ACOTORRITAl»-Ahora uedo

repetir esta frase afortunada de un amigo nues.tro, que la inventó siendo niño. Para entenderlahay que relatar el episodio, la comedia trágicaque la motivó.

Habíanle regalado a este niño un juguete, unacotorrita de latón. Se la entregaron una mañana

y, durante todo el día, anduvo como loco defelicidad, de un lado a otro, mostrándosela a lacocinera, a la costurera, a los amiguillos, a los

RBSOLuc1óN.- He disuelto el Bestiario. Heacabado con él o él ha terminado conmigo. No

puedo luchar más. Ahora me voy a mi retiro; ami huerto y mi jardín, donde no permltíré laentrada de bicho alguno. Allí tengo flores,áf .boles, agua, una casita solariega, un jardinerofantástico unos bancos de bambú que yo fa-briqué de niño. En ellos compuse las primeras

poesías y en ellos quiero seguir versificando.Atrás queda ese mundo revuelto, agrio, feroz,

turbio, pestilente. En cambio, se abren ante mílas delicias de la paz.

loscamellos, las mariposas revolotean sobre el

estiércol, las ranas piden un presidente dere .pública.JBsto se val ¡Esto se val

J.


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de la familia, al portero. Su fantasía estuvo tra-

bajando desde las nueve de la maí\ana hastalas seis de la tarde, sin momento de tregua.Pero al llegar esta hora se dió por vencido. En.tonces al ojo de patio y desde el tercer pisola tiró con furia a las baldosas del fondo. Luego,volviéndose a su hermano, dijo con un gesto

decisivo:«¡Ya salimos de la cotorrital»

BVOLUC/ONES


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BL JARDINBRo.-Pepe, el jardinero, no es unhombre vulgar. Tiene lengua; es decir, sabeexplicarse. No es como aquel palurdo que venia

a visitarme hace años, cuando yo estaba bajoel dominio de unas interminables calenturas dede Malta, cogía una silla, se sentaba frente ami y no sabía decir otra cosa que esta: «Conquecalenturitas, ieh? ¡Putiemeras calenturitasl»

Pepe es un hombre de palabra fácil y pinto-

resca. Bn el pueblo le llaman Castelar. que·más le admiran sus paisanos es el uso de las

· palabras cultas que intercala en su pintorescolenguaje.

mí lo que más me divirtió siempre verel aplomo con que, después de enfrontarse con

algo desconocido por él, dictaminaba. Cuandoyo era estudiante del bachillerato y andaba avueltas con la ge~grafía astronómica, me

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contra que tiene son las pipas, que se le meten

a uno en las muelas. Si no juera por eso, estoyseguro de que en el extranjero se vendía mejóque el aguacate y que la chirimoya.

Bsta ensarta de sentencias, exactamente lamisma la recordarás-, la repetía Pepe,allá, en aquellos tiempos, y la volverá a repetir

mafiana y pasado y siempre que me vea co-miendo higos chumbos.

J.-


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ttVOLUCION.B8

en hablarle del cielo, de las estrellas, de

órbita que la tierra describe en tomo al solyde la redondez de la tierra. Pero Pepe se oponíaa esto último. Lo del cielo no lehada efecto;me escuchaba sin replicar. Pero no admitió nun.ca la redondez de nuestro globo, por más queyo -falto ya de argumentos-, recurriese a mi

palabra de honor.De los caminos del mundo y de la situación

de los continentes tenía una idea mucho máspobre que San Isidoro en el siglov 11 .Una vez,un individuo del pueblo, que había determinadoemigrar a América, se acercó a un grupo, en

que estaban untío mío y Pepe el jardinero, paracomunicar su partida. Mi tfotenía no sé quéhacer por aquellos días en Cartagena y le habíadicho a Pepe que peñsaba marchar allá. Así esque, cuando llegó el emigrante y anunció loque deseaba, saltó Pepe: «Oye, entonces puedeser que te encuentres con el señorito en Carta-gena».

Tenía también sus teorías sobre la Aritmética.Aseguraba que con dos, de las cuatro reglas,

suficiente un hombre. «Yo-me decfa-le hago a usted todas las cuentas que quiera, nosabiendo más que sumary restara,

Así era y así sigue siendo Pepe el jardinero.En la casa contigua a la nuestra tiene un com-

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L A SPLORBS. -De todas las que había en eljardín, tres eran las predilectas. Bl jazmín, el

carambuco y el heliotropo. El jazmín era paranosotros algo así como lo limpio, lo pequeñito,lo fresco y alegre. Bl carambuco, esa borlita,tan grande como un botón del chaleco, amari .lienta y maté, es de un olor tan suave y gusto-so. que nos atacábamos la nariz con ella. Bl he-

liotropo era también mu y preferido, pero · laverdad es que nos empalagaba. Es el único delos tres que ya no existe. 1Recuerdas dónde es-taba la mata? Allf, junto al portón del

Al pie del jazmín, oculta en el suelo, estabala llave del saltador de la alberquilla. Hoy me

acerqué al registro y le di a la llave, pero nofuncionó. Bn cambio, sobre la alberquilla y lasmacetas que la circundan, siguen como locos

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que le da ciento y raya en originalidad.

Bste hombre, los domingos por la mañana vaa vestirse de limpio a tres leguas del pueblo,donde viven sus padres. A la noche, cuandovuelve, tan sudoroso y empolvado comola maflana del domingo.

Ahora recuerdo también a Rafael el capataz.

Su recuerdo me repugna. Cuando éramos chi .cos mi primo y yo nos contaba cuentos de unimpudor brutal.

J.


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MARIQUILLA.-Lahija del jardinero sigue sincasarse. Al volverla a ver he notado en sus ojosese frío desolado de las mujeres cuando lespasa en vano la edad del amor. Frente a ella,

estuve por decir: «Mariquilla, y yo, somosdos seres inútiles para la humanidad».

Lo más horrible es pensar que todos, absolu-tamente todos, incluso ella, sabíamos que nose casarla nunca. Ella, no me cabe duda, lo sa-bía. iPor qué, si no, aquella eterna mudez de la

niña, aquella eterna tristeza, hasta cuando lasonrisa apuntaba en sus mejillasl

Todos conocíamos s~ sino. Había venido al

L A SHBRRAMJBNTAs.-¡Blamocafre, el rastri-llo, el peine, el azadón y la azada¡Qué de su-tiles escalofríos de bienestar debemos a estasrústicas herramientas Cuando el jardinero cogía

el amocafre -ese pico curvo como dedo de ar-pía-, y lo hincaba en la tierra para sembrar unclavel; cuando el Jardinero iba limpiando lospaseos de- las hojas caídas del níspero; cuandoluego peinaba la arenilla de los senderos; cuan-do agarraba la azada y volvía una toma de agua,

una toma; q ude pequet\os embelesos

los brillantes y multicolores caballitos del díe-·

blo. Los mismos.


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«BL PATER».-El cura del pueblo, «el pater»como le decían algunos de la casa, ha venido averme en cuanto llegué. El pobre tiene tambiénsu tragedia. Y a está viejo y muy mellado. Este

desmedramiento de la boca hace que su charlasea más confusa de lo que era. Apenas si le en.tiendo.

Tú no te habrás olvidado de él. Tú asistíascomo las hijas de las demás familias veranean..tes a la misa, los domingos. Tú tienes que acor-

darte de las maneras y gestos de este hombre.Era la curiosidad la que le perdía, la que learrancaba de cuajo todo el matiz de recogimien..

mundo raquítica y llegó a mujer. Su cuerpo esde enana.

¡Pobrel Hubo una noche-hace años-, enque vi con toda claridad relieve el hondo des.consuelo de aquel alma condenada a no gozarjamás del amor. Pué una noche en que, la ser.vidumbre, se reunió a cantar y a tañer laguito..

rra en casa del jardinero.Yo no había oído nun.

ca en boca de Mariquilla más de dos palabras.D e repente, a una reiterada petición de todos,Mariquilla rompió a cantar una copla. Elsentí-miento que puso en ella no he vuelto a oirlojamás. Pué une confesión en voz alta, como la

de los antiguos cristianos.

J. MORBNO VILLA


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to que aquella ceremonia religiosa. al

pronunciar el to prolonga-ba mucho, lo prolongaba más, a fin de hacercon la vista un paseo por la concurrencia devo-ta. Ya estaba vuelto al altar otra vez y segufacon el rostro torcido acabando de escudrif\ar loque había en la nave del evangelio.

Pero es un buen hombre. Lleva más de cuarenta años en este curato. Ya no aspira a una·parroquia ciudadana. Ha fabricado, por sus ma-nos, una casita que comunica con la iglesia yen ella vive con su hermana, una soltera viejade rostro varonil; feoy lleno de berrugas, devoz ronca y ojos henchidos de agua siempre.La pobre es de una cortesía de tratado de urba-nidad muy digna de agradecer, pero algo azo-rante.

Con esta señora y con sus hortAlizas vive elbuen pater. No tiene amigos en el pueblo. Seha defendido lo posible del salvajismo que lerodea, pero en cambio, el apartamiento le haido entumeciendo más y más la ya de jovenpoco activa sesera.

Sin embargo voy a buscar su conversación.Para mí tienen mucho interés las costumbresdel pueblo, que él puede estudiar mejor que na-die, dado su oficio. él le oíuna ves que lasdevotas -no sé si de la Virgen délCannen-

U 5 5


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cuando están en la agonfa, han de tener el cuer.

po en la misma dirección que lasvigas de la te-chumbre. Otras hay que han de morir concabeza apoyada en un ladrillo. Sf; el pater sabemuchas cosas curiosas de esta gente.

ahora te contaré la tragicomedia de suvida, que, claro está, no he sabido por él. Re-

sulta que, una feligresa viuda, le ha estado·re-quiriendo de amores durante cuatro o cincoaf\os. no de un modo insinuante o velado; ala luz del dfa y atacándole de frente.Por. lopronto, viendo que el cura rehufa su conversa..ción, discurrió que le confesarla sus amores enel confesonario. -«Aquf no tiene otro remedioque oirme», se decfa.

Y se presentó en la iglesia una maf\ana.Lascomadres del pueblo, que conocían la desorde-nada afición deLa como le decían,conieron la voz y medio pueblo estaba en lal¡lesia al poco tiempo.

Las penitentes iban pasando por el confeso-narío. Al fin le llegó el turno aBI silencio del templo se hizo más intenso. Loscuriosos contenían la respiración.

Apenas La hubo iniciado su sa-crílega confidencia, vieron todos que el set\orcura se puso en pie y salió del confesenarío,dejaRdo ala · pecadora sin absolver.

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J. MORENO VIL~A


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Llegó a la sacristía tembloroso. Apenas acer-

taba a revestirse para dar la comunión. El desa-sosiego se transmitió al sacristán y a los mona-guillos. Todosse. como inquiriendo loque iba a pasar allí. De pronto, penetra en lasacristfa una sef\ora y dice: seacercado al altar para recibir la comunión.~ -Pues no la doy a nadie. Ya comprenderáusted que otra cosa sería contribuir a un gravedelito. Así es que haga usted el favor de expli-car a todas las señoras amigas suyas la causapor la que voy a decir misa sin dar la comunión.

no se dió por vencida. Un fra.

caso no es nada para un ánimo antojadizo. Bllasiguió espiando todos los pasos del cura. Si ha-bía un entierro, se apostaba en las cercaníasdel cementerio aguardando la ocasión de hallar-lo solo. Tuvo que suprimir los paseos· por elcampo "porque le seguía. aliento demoniaco

trabajaba dentro de aquella mujer.Como el cura tenía enemigos, uno de ellos se

encargó de ir a la ciudad y referir el escándalode manera que el cura quedara algo al descu-bierto. Por fortuna, el pater, había dado cuentaal obispado de todas las escenas desde que co-menzaron; pero de todos modos le ocasionaronun disgusto más.

la mujer sin transigir. Como no era loca


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Bstas son las persona~ y estas son las cosasque aqui me rodean. Con ellas sostengo misdiálogos y mis meditaciones. No cuantotiempo seguir a gusto entre ellos. Dedos modos si la melancolía cae ciega sobre mi,

ya conozco un remedio bastante eficaz: la dis-tracción metódica, es decir escribir todos losdias un número de horas en un Bestiario o enun libro semejante.

Adiós, mi buena amiga,creo haberme salva-do en todas estas páginas de las terribles caídas

sentimentales. Tú no sabes el esfuerzo que meha costado. Acaso, acaso es el único mérito deellas.

manifiesta, loca de atar, no podían recluirla. Blcura acabó por no salir solo a la calle.

Bste tragicómico estado de cosas no hubíerecesado nunca, si no interviene brutalmente unhijo de la el cual la amenazó pri-mero con la mut:rte y luego acabó yéndose delpueblo y arrastrando consigo a su madre.

J.


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SABANDIJAS HUMANAS:

Sabandijas humanas.•...... , ,. . . . . . . . . 81

La Mari.Bárbola , . . . . 83Eugenia Martínez Vallejo.. .. . . . .. . . .. .Don Sebastíén de Morra.. . . .. . . .. . .. . . . 85

CAPRICHOS GérrcostMonólogo de- hombre antiguo.. •. . . . . 59

habla con el arquitecto · , . . .El entallador sombrío......•.......... ,La dama del parteluz , , , . . . 68Los diablos , .. , .. , , .. . . . . 70

CAPRICHOS ROMÁNICOS:

Las ceremonias.. . . . .. . . . . . .. . . .. .. . .. .La venganza.. . . .... . . . . .. . . .. . . . • . . . .. .La obediencia . . . .. . . .. . . . . . . . .. . . . . . .. 50

Bxímíno, el presbítero 27

LIBRO l.

15XPLICACIÓN •

ÍNDICE


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BBSTLUJO

Dedicatoria: 95cabra.............•.. .•....... . . . 102

El .gallo. . . . .. . . • •. . . . . . . .. . .. . . . . . .• tEl asno.... ..........•.. ,............ 100El caracol... . . .. .. .. .. . .. . • . • •. • • • • • . 108

cotorra . . .. . . .• •. .. .• . . . . . .. . . . . .. . 1()9La aralia••.... , . . . .. . . . .. .. • . . . . .. .. . . t 1OElbuey .................•.... ........ 111

rana...•.. •......•................ 112

El mono..•.....•........... ..•.....• 114Losgansos ...• , . . . . .• • •. . . .• . . . • . . .. . . 115El cerdo........•...... , ...•• ,., 116

lagartija........................... 117El perro..• . .• • •. .• • . • •• . . .• . • . . .. • . . . . 118El faisán. . • . .. . • . • •. . . . .. . .. . . . .• . . . 119

El antílope.. ..

. .. .

. .. .

. ..

. .. ..

.. . . . .

..

120Bbuho 121El elefante . . . . • . . . . . . . .. . . . . .. • . . . .. . 122

hormiga•..... , ..•................. 123zorra. .. . . .. . . . . .. .. . .. . .. . . .. . . . .. 124

El pez colorado. . .. .. . . . . .. . .. . . . .. .. 125El pavo vulgar . . . . . . .. . .. . . . . .. . . .. . . 126El canario , .. 127El cisne : . .. . .. .. .. .. . . . . . 128El flamenco. . .. .. • . . .. . .. . . .. .. . . . . . . 129

El niño de V allecas, ....• , ,. • . . . .• . . .. 86«El Primo>.. .. . • . . . . . .. . . . . • . . . . . . .. . .«El Inglés>... . . . .. • . • • . . . . .. • . . . .. . . . . 88Nicolasito •. •••......•••....•.... , . . . 89


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Era osado.. • . .. .. • . . • . . .. . . . . .. . . . .• . 183Era bella 183Era el espíritu ..• , ....•..•... , . . . . .. .. • 184Era la indiferencia. . . ... . .. . . . . . .• . . . . . 184Era valíente ..•..•. , • • . .. . • . . .••. , • . . • 185Era taimado ,, .. , 185Era generoso ..................•....... 186Era farsante ......................•... , 186Era el héroe .•.............. , . . . . . . .• . . 187

Era el orgullo. . . . .. .. . . .. . .• •. . .. . . . . . 187Era lo inatacable . . . . . . . . .. . .. . . . . . .. . . 188Era flor de ídeas.. . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . 188Era la pasión.. . . . . . . . . . . . . .. . . • . • . . .. 189Pué la continencia. . . . . . . . .. . . . . .• . . . .. 189Era 191Era la maestría. . . . . . . .. . . . . .. .. . . . .. • . 100Era el desenfado. . . . .. . . . .. • . . . . . .. . .. . 181Era la inquietud. . . . . . . .. . . . . .. . • . . . . • . 191Pué la resignación . . . .. .. . . . . .. . . .. . . . 192Era poeta. . .. . . . . . .. .. . . . . .. . .. . • . . . .. 192Era un hombre ; . . . . . . . . 193Pué casquivana.. . . . .. . . . . . .. . . . . . . . . . . 193

Pué la musa silenciosa ...............•. 194Era la mesura. . . . .. . .. . . .. . . .. . . . .. . . . 194Era otra cosa . . . . .. . . . .. . . .. . . . . . . . . . . 195Era a envidia , .. 195No era de aquí de allá............... 196Virgen 196Era la palabra santa................... 197Era el resentido. . . . . .. . . . .. . . . • . . . . . . . .197Pué la delicadeza ·. ... .. .. . . . . .. 198Era cándido 198

250

º


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251

Dudas del lebrador, . .. . . .. . . . . ... .. . . . 211Otoñal ...........................•... 212Ritmo roto. . . . . .. .. .• . . • •. . . • . ... . . . . . . 21L a meditación•.........•.............. 215Como una copla.......•....... ....... 216Noches clásicas.. . . . . . . .. . .. .. .. . .. . . .Extrañeza.. . . . . .. . . . . . .. . .• . • . . . . . .. . 220Tarde romántica.............•......... 221JQue diga ..1. . . . • . . . . . . .• •. . . .. . . .• . • • 222

Coincidencias. . .. . . . . .. . . . .. . . .. . . . .. 223Cuando tú... • . . . . .. . . .. . . . .. . .. . . .. . . 224paso de las nubes... .. .. • •. .. . . . .• . • ~25destiempo . . .. . .. . . .. • . . . • . • • . . . . ..

Lo que es ley. . . .• . . . . . . . .. . . . .. . . . .. .A un hombre sin tacha , 229Salpicones del mar. . . . . . . .. .. . . .. .. . • . 231Es un lago?.. , . . . . . . .. . . . . . . . .. . .. . . • 232

L a faca virgen.. . . . . .• . . . .. . . .. .. . . . . .233Sombras luces•............. , 234En memoria de D. Francisco Giner.. , , , 236Pensando en D. Francisco días después.238Dirán ustedes mañana , . . 239

Sentimiento de traslación. . . . . .. .. . . .• . 240Tres víctimas de la GranGuerra . • •. . . .. 242Bromas , . . . 245

LIBRO IV (Poesías).LABORBRBVB Y PÁllALBLA:

ÚLTDIO BPlTAPJo:

Nota 201Recuerdos de una noche siniestra.. . . . 202


96/96

P B DE ERRATAS

P6¡ina Linea

3 11142 2 rapidez rapacidad148 dibujaron dibujarán

6 2 después de Caro Esto era en Má·tagena laga el barco

salía de Cádizpara BuenosAires

202 11 de las formas de formas2 3 25 su losa una losa

Evoluciones Bestiario Libro II

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