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EVOLUCIÓN DE LA VEGETACIÓN EN EL SECTOR SEPTENTRIONAL DEL MACIZO DE AYLLÓN (SISTEMA CENTRAL). ANÁLISIS POLÍNICO DE LA TURBERA DE PELAGALLINAS por FÁTIMA FRANCO MÚGICA ', MERCEDES GARCÍA ANTÓN 2 , JAVIER MALDONADO RUIZ ! CARLOS MORLA JUARISTI' & HELIOS SAINZ OLLERO 5 1 Departamento de Biología (Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid. E-28049 Cantoblanco, Madrid ([email protected]) 2 Departamento de Biología (Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid. E-28049 Cantoblanco, Madrid ([email protected]) 3 Departamento de Silvopascicultura (Botánica), Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Universidad Politécnica de Madrid. E-28040 Madrid ([email protected]) 4 Departamento de Silvopascicultura (Botánica), Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Universidad Politécnica de Madrid. E-28040 Madrid ([email protected]) 5 Departamento de Biología (Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid. E-28049 Cantoblanco, Madrid ([email protected]) Resumen FRANCO MÚGICA, F., M. GARCÍA ANTÓN, J. MALDONADO RUIZ, C. MORLA JUARISTI & H. SAINZ OLLERO (2001). Evolución de la vegetación en el sector septentrional del macizo de Ayllón (Sistema Central). Análisis polínico de la turbera de Pelagallinas. Anales Jard. Bot. Madrid 59(1): 113-124. Se analiza polínicamente una turbera que abarca los últimos 4000 años y que se ubica en la Sie- rra de Alto Rey, en la parte oriental del Sistema Central (Guadalajara). Su estudio pone de ma- nifiesto la importancia de los pinares que fueron sustituidos en determinados momentos por brezales coincidiendo con incendios detectados por el incremento de partículas de carbón. El abedul estuvo refugiado en áreas turbosas, llegando a desaparecer en el último milenio. Es de destacar la presencia regular de Fagus a lo largo de toda la secuencia, y la singularidad de ser la cita más antigua de este taxon para el Sistema Central. Palabras clave: análisis polínico, Betula, carbones, Fagus, Holoceno, Pinus, Sistema Central. Abstract FRANCO MÚGICA, F., M. GARCÍA ANTÓN, J. MALDONADO RUIZ, C. MORLA JUARISTI & H. SAINZ OLLERO (2001). The evolution of montane vegetation in the eastern sector of the Ayllón mas- sif (Central Mountain Range). Pollen analysis of a core from Pelagallinas peatbog. Anales Jard. Bot. Madrid 59(1): 113-124 (in Spanish). Pollen and charcoal analyses of a core from Pelagallinas peatbog, located in the Sierra de Alto Rey at the eastern sector of the Central Mountain Range (Guadalajara), show the environmen- tal history of the montane vegetation during the last 4000 years. The results indícate the im- portance of pinewoods in the landscape of these mountains. These pine forests were replaced by heather communities contemporaneous with fires as indicated by the increase of particles of charcoal. Birch found refuge in peatbogs, though it nearly disappeared during the last millen- nium.The Pelagallinas' sequence shows a remarkable and constant presence oí Fagus throug- hout the core, providing the oldest date for the occurence of this taxon for the Central Moun- tain Range. Key words: pollen analysis, Betula, charcoal, Fagus, Holocene, Pinus, Central Mountain Range.

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EVOLUCIÓN DE LA VEGETACIÓN EN EL SECTOR SEPTENTRIONALDEL MACIZO DE AYLLÓN (SISTEMA CENTRAL).

ANÁLISIS POLÍNICO DE LA TURBERA DE PELAGALLINAS

porFÁTIMA FRANCO MÚGICA ', MERCEDES GARCÍA ANTÓN2, JAVIER MALDONADO RUIZ!

CARLOS MORLA JUARISTI' & HELIOS SAINZ OLLERO5

1 Departamento de Biología (Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid.E-28049 Cantoblanco, Madrid ([email protected])

2 Departamento de Biología (Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid.E-28049 Cantoblanco, Madrid ([email protected])

3 Departamento de Silvopascicultura (Botánica), Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes,Universidad Politécnica de Madrid. E-28040 Madrid ([email protected])

4 Departamento de Silvopascicultura (Botánica), Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes,Universidad Politécnica de Madrid. E-28040 Madrid ([email protected])

5 Departamento de Biología (Botánica), Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid.E-28049 Cantoblanco, Madrid ([email protected])

Resumen

FRANCO MÚGICA, F., M. GARCÍA ANTÓN, J. MALDONADO RUIZ, C. MORLA JUARISTI & H. SAINZOLLERO (2001). Evolución de la vegetación en el sector septentrional del macizo de Ayllón(Sistema Central). Análisis polínico de la turbera de Pelagallinas. Anales Jard. Bot. Madrid59(1): 113-124.

Se analiza polínicamente una turbera que abarca los últimos 4000 años y que se ubica en la Sie-rra de Alto Rey, en la parte oriental del Sistema Central (Guadalajara). Su estudio pone de ma-nifiesto la importancia de los pinares que fueron sustituidos en determinados momentos porbrezales coincidiendo con incendios detectados por el incremento de partículas de carbón. Elabedul estuvo refugiado en áreas turbosas, llegando a desaparecer en el último milenio. Es dedestacar la presencia regular de Fagus a lo largo de toda la secuencia, y la singularidad de serla cita más antigua de este taxon para el Sistema Central.

Palabras clave: análisis polínico, Betula, carbones, Fagus, Holoceno, Pinus, Sistema Central.

Abstract

FRANCO MÚGICA, F., M. GARCÍA ANTÓN, J. MALDONADO RUIZ, C. MORLA JUARISTI & H. SAINZOLLERO (2001). The evolution of montane vegetation in the eastern sector of the Ayllón mas-sif (Central Mountain Range). Pollen analysis of a core from Pelagallinas peatbog. AnalesJard. Bot. Madrid 59(1): 113-124 (in Spanish).

Pollen and charcoal analyses of a core from Pelagallinas peatbog, located in the Sierra de AltoRey at the eastern sector of the Central Mountain Range (Guadalajara), show the environmen-tal history of the montane vegetation during the last 4000 years. The results indícate the im-portance of pinewoods in the landscape of these mountains. These pine forests were replacedby heather communities contemporaneous with fires as indicated by the increase of particles ofcharcoal. Birch found refuge in peatbogs, though it nearly disappeared during the last millen-nium.The Pelagallinas' sequence shows a remarkable and constant presence oí Fagus throug-hout the core, providing the oldest date for the occurence of this taxon for the Central Moun-tain Range.

Key words: pollen analysis, Betula, charcoal, Fagus, Holocene, Pinus, Central MountainRange.

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INTRODUCCIÓN

La historia cuaternaria del tapiz vegetal delSistema Central ha sido objeto de numerososestudios en los últimos años. La utilización deherramientas paleoecológicas como el análi-sis polínico de sedimentos higroturbosos(MARTÍNEZ ATIENZA, 1999), el estudio de losanillos de crecimiento de especies forestales(GENOVA FUSTER, 2000) y la elaboración demapas de macrorrestos fósiles procedentes detroncos y raíces de árboles del área (MANCEBO

& al., 1993) han proporcionado datos rele-vantes para reconstruir la vegetación en estacadena montañosa desde la última glaciación.

La información que aportan estos resulta-dos ha permitido modificar, o por lo menoscuestionar en algunos casos, varios conceptosclásicos establecidos sobre la vegetación ibé-rica, como la potencialidad de los pinares enel Sistema Central o el carácter relíctico de loshayedos.

De los datos paleobotánicos disponibles enla actualidad en el Sistema Central se des-prende que la dinámica de la vegetación holo-cena estuvo regulada, de forma similar a loque sucede actualmente, por un factor climá-tico de oceanidad-continentalidad en sentidoW-E. El paisaje de la Sierra de Estrela, en elextremo occidental de la cadena y con un cli-ma de influencia atlántica, se mantuvo domi-nado por Quercus caducifolios o marcescen-tes durante prácticamente todo el Holoceno(VAN DER KNAAP & VAN LEEUWEN, 1995),Por el contrario, en las sierras de Gredos yGuadarrama de carácter más continental, fue-ron los pinares las formaciones forestales ho-locenas que recubrieron sus laderas (FRANCO

MÚGICA, 1995; Ruiz ZAPATA & al. 1997;FRANCO MÚGICA & al., 1998). Sin embargo,poco se conoce de la Sierra de Ayllón desde elpunto de vista paleobotánico. Este macizo, lo-calizado en el sector más oriental del SistemaCentral, cuenta con pocas secuencias políni-cas, y además, todas ellas son de escasa pro-fundidad (HERNÁNDEZ VERA & Rurz ZAPATA,

1984; GIL GARCÍA, 1992; GIL GARCÍA & al.,

1993; Ruiz DEL CASTILLO, 1993). Una limita-ción adicional es la falta de control cronológi-co de las secuencias, ya que únicamente uno

de los registros polínicos, el obtenido en elPico del Lobo a 2100 m de altitud, aporta unasola datación absoluta de edad muy reciente(c. 1200 años BP) (GIL GARCÍA & al., 1995).

El macizo de Ayllón posee actualmente unclima más húmedo que el de la vecina Sierrade Guadarrama e incluso que el de la vertien-te septentrional de Gredos, pero no llega a losextremos termopluviométricos de la Sierra deEstrela. Este factor climático sumado a la me-nor altitud de estas montañas (máxima cotacerca de los 2200 m) y a la singularidad de supaisaje vegetal (hayedos, brezales, gayubares,escasez de pinares) hacen que parezca inade-cuado asignar a este macizo los modelos pa-leofitogeográficos holocenos antes mencio-nados. El registro polínico que se presenta eneste trabajo procedente de la vertiente septen-trional del Macizo de Ayllón, con dos data-ciones absolutas, proporciona nuevos datos yclaves para la interpretación paleofitogeográ-fica de esta región oriental del Sistema Cen-tral en los últimos 4000 años.

Área de estudio

La turbera de Pelagallinas (Condemios deArriba, Guadalajara) se halla situada en laumbría de la Sierra de Alto Rey (UTM30TVL96) y a una altitud de 1340 m (fig. 1).El depósito, que presenta una ligera inclina-ción hacia el N, tiene una extensión aproxi-mada de 1000 m2 y se sitúa en el fondo del va-lle del río Pelagallinas, que se abre hacia el E.

La Sierra de Alto Rey se localiza en el lími-te más oriental del Sistema Central, formandoparte del tramo Somosierra-Ayllón. En su en-torno se produce el contacto con las parame-ras calcáreas de Campisábalos-Atienza, queconstituyen la prolongación final de las Sie-rras de Pela, Altos de Barahona y Ministra. Setrata de un límite geológico y biogeográficomuy neto entre el macizo Hespérico y el Ibé-rico que resulta especialmente contrastadodebido al contacto de las series paleozoicasdel Sistema Central (Carbonífero, Silúrico,Ordovícico) con las coberteras mesozoicas(Triásico, Jurásico). Ello determina el que es-tos territorios formen parte de dos unidadesbiogeográficas bien diferentes: la subprovin-

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cia carpetano-leonesa, de la provincia Medi-terráneo-Ibero-Atlántica, y la subprovinciacastellano-maestrazgo-manchega, de la Me-diterránco-Iberolevantina (RIVAS MARTÍNEZ& LOIDI, 1999).

El clima de la zona es submediterráneo omediterráneo subhúmedo de tendencia cen-troeuropea (Nemoromediterráneo genuino,según la clasificación de J.L. ALLUÉ, 1990).Los inviernos son largos y rigurosos, los ve-ranos suaves y frescos. Las precipitacionesson relativamente elevadas (900-1000 mm)y la sequía estival moderada debido a las fre-cuentes tormentas. Hacia el SE se produceun incremento rápido de la aridez estival de-bido al apantallamiento que provoca la cor-dillera.

La vegetación actual del entorno inmediatodc la turbera está constituida por un pinar dePinus sylvestris salpicado por algunos melo-jos y orlado por brezales (Calluna vulgaris,Erica arborea, E. australis) con jaras (Cistuslaurifolius) que ocupan los claros y las áreasaltimontanas. La ausencia de un piso orome-diterráneo de genistcas es una dc las carac-

terísticas geobotánicas del macizo de Ayllón(HERNÁNDEZ BERMEJO & SAINZ OLLERO,1984). En las cumbres de estas sierras domi-nan brezales rastreros con enebro y gayuba.En ellos se localizan algunos táxones norte-ños de interés corológico, como Genista pilo-sa, Pterospartum tridentatum, Halimium ocy-moides o Erica cinerea.

En las proximidades, hacia el N, en la zonade Campisábalos y Galve de Sorbe apareceninteresantes pinares calcícolas de esta mismaespecie, y hacia el W hayedos en las cabecerasde los ríos Lillas y de la Hoz, en el término deCantalojas, (Parque Natural del Hayedo deTejera Negra). En ellos se localizan tambiénelementos eurosiberianos raros en el centro deEspaña, como Prunus padus, Eraxinus excel-sior, Populus tremula, Taxus baccata o Rubusidaeus.

Grandes áreas del macizo de Ayllón fuerondeforestadas como consecuencia dc un dilata-do e intenso período de explotación pascícola,que ha remitido en las últimas décadas. Porello ocupan una gran superficie los matorrales(jarales, brezales, gayubares sobre materiales

Fig. 1 .-Situación de la turbera de Pelagallinas, Sierra de Alto Rey (Guadalajara). La escala de grises marca la altituddesde ]000a2100men intervalos dc 100 m.

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silíceos, aulagares y tomillares en los calcá-reos) y pastizales.

Metodología

Se obtuvo un testigo de 150 cm de profun-didad mediante la utilización de una sondarusa. El registro extraído estaba formado porturba uniforme y homogenea, por lo que no sehan podido diferenciar unidades sedimentoló-gicas. Se analizaron 36 muestras utilizando elmétodo químico clásico (FAEGRI & IVERSEN,

1989) y añadiendo al inicio del proceso espo-ras de Lycopodium como marcador para po-der calcular la concentración polínica (STOCK-

MARR, 1973). Dos muestras de turba se data-ron mediante el método de radiocarbono con-vencional. Las dataciones fueron calibradasmediante el programa CALIB 4.3 (STUIVER &REIMER, 1993). Para la realización del diagra-ma polínico se han utilizado los programasTILIA y TILIAGRAPH 2.0 (GRIMM, 1992).Para la zonación polínica se realizó una clasi-ficación divisiva con el programa CONISSincluido en el programa TILIA.

Simultáneamente al análisis polínico, secontó el número de partículas de carbón ma-yores de 10 |jun. Se calculó la tasa de sedi-mentación de partículas de carbón (n.° cnr2

año1), a partir de la cual se estimó el área totalde carbón empleando la ecuación descrita porTiNNER&a/. (1998).

RESULTADOS

Cronología

Las dataciones obtenidas para este sondeoquedan reflejadas en la tabla 1. El registroabarca los últimos 4000 años, con una tasa desedimentación que oscila entre 0,05 y 0,06 cmaño"1, por lo que cada muestra representa un

intervalo de entre 9 y 10 años. El intervalo en-tre cada dos muestras oscila entre 80 y 120años. El descenso tan acusado en la concentra-ción polínica total que se observa en la partesuperior podría ser debido a un aumento en laacumulación de turba o a una menor compac-tación, por lo que las adades para las muestrasde la parte superior podrían ser más jóvenes delo estimado. Todas las fechas que aparecen re-feridas en el texto son edades sin calibrar.

Zonación polínica

En el diagrama polínico (figs. 2, 3, 4) sepueden observar claramente tres zonas, unade ellas subdividida en dos subzonas.

Zona PG-I: Entre 4000 y 2400 años, domi-nan los porcentajes de pólenes de Pinus(50%) y Betula (30%), seguidos en menormedida por los de Quercus caducifolios y pe-rennifolios, junto a una buena representaciónde ericáceas entre los matorrales. Destaca lapresencia puntual de polen de Fagus casi des-de la base de la secuencia.

Zona PG-II: Es un tramo (2400 a 1750 añosBP) claramente marcado por una reducciónmuy importante de pinos. El componente her-báceo presenta los valores mayores respecto atodo el diagrama, y ello debido fundamental-mente a las gramíneas. La curva de cerealescomienza a ser significativa en esta zona jun-to a un incremento de táxones ruderales y ar-venses, como Rumex, Plantago, Brassicace-ae, etc. Dentro de las leñosas, abedules (60%)y sauces (10%) parecen colonizar gran partedel territorio en una primera fase (subzonaPG-IIb), mientras que brezales junto a ambostipos de Quercus adquieren mayor importan-cia al final (subzona PG-IIa).

Zona PG-III: Zona que abarca los últimos920 años. De nuevo se produce un avance dePinus, que alcanza sus valores máximos (80-

TABLAIDATACIONES POR 14C DE DOS MUESTRAS DE LA TURBERA DE PELAGALLINAS, SIERRA DE ALTO REY

Referencialaboratorio

B-146010

B-67511

Profundidad (cm)

74-76

146-150

Material

Turba

Turba

Datación"CañosBP

2400 ±40

3980 ±90

Edad calibrada 2 cr

760-681 BC/550-393 BC

2702-2268 BC

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90%) respecto a todo el diagrama coinciden-temente con el declive del abedul y los brezos.

Análisis de carbones

La curva del área total de carbones a lo lar-go del registro queda reflejada en la figura 2.Se observa una mayor frecuencia de incen-dios desde la base del depósito hasta los 50 cmde profundidad, es decir, entre 4000 y 1750años BP, aproximadamente. El momento demayor sedimentación de partículas de carbónse sitúa entre los 90 y 80 cm de profundidad(entre 2700 y 2500 años BP), al final de lazona polínica PG-I, y cuya influencia sobre lavegetación se va a poner de manifiesto en elinicio de la siguiente zona. El descenso en laintensidad de los incendios que se observa en-tre los 50 y 30 cm de profundidad se corres-ponde con la zona polínica PG-IIb. Destacaespecialmente la práctica ausencia de carbo-nes en la parte superior del sondeo correspon-diente a los últimos 900 años y coincidentecon la zona polínica PG-HI.

DISCUSIÓN

La pequeña extensión del depósito y su si-tuación en un valle no excesivamente expues-to permiten suponer que el aporte polínico tie-ne un carácter local (JACOBSON & BRADSHAW,1981; SUGITA, 1994). Sin embargo, no es po-sible descartar la presencia de una cierta can-tidad de polen de origen regional en cualquierdepósito (PARSHALL & CALCÓTE, 2001). Loscambios que se pueden observar en el diagra-ma polínico reflejan, por tanto, cambios en lacubierta vegetal en el ámbito más cercano a laturbera. El recuento de partículas de carbón demás de 10 um, aconsejable a la hora de re-construir la historia local y regional de los in-cendios (CLARK, 1988), ha resultado de granayuda para la interpretación de los cambiosdetectados en la vegetación.

La dinámica de los pinaresen la Sierra de Alto Rey

El análisis polínico de la turbera de Pelaga-llinas muestra una gran importancia de Pinusa lo largo de una secuencia de 4000 años.

En la actualidad, los pinares de Pinus syl-vestris en el Sistema Central se sitúan de for-ma natural entre los 1400-2100 m de altitud.Están prácticamente ausentes en su porciónmás occidental, la Sierra de Estrela y Sierra deBéjar. Estos pinares aparecen de forma frag-mentada en la cara N de la Sierra de Gredos yalcanzan su mejor representación en la Sierrade Guadarrama. Más al E, en la Sierra de Ay-llón pierden importancia frente a formacionesde frondosas, restringiéndose su presencia aun núcleo aislado en la Sierra de Alto Rey.

Entre 4000 y 2400 años BP, el paisaje en elárea circundante a la turbera estudiada estádominado por pinos. La representación delabedul se debe probablemente a su presenciade forma local en la propia turbera.

En este intervalo, en la Sierra de Guadarra-ma se observa incluso una mayor importanciadel pinar, como consecuencia de una mayorcontinentalidad (FRANCO MÚGICA & al.,1998). Por el contrario, para este mismo perío-do, en la Sierra de Béjar, de influencia muchomás oceánica, destaca la presencia casi en ex-clusiva del abedul (ATIENZA BALLANO, 1993).En la citada cronología, el paisaje de la Sierrade Ayllón mostraba una situación intermediaentre la Sierra de Béjar y la de Guadarrama. Lasimilitud climática actual entre los dos extre-mos del Sistema Central queda reflejada poruna precipitación anual de 900-1200 mm en laSierra de Béjar y de una media de 1000 mm enla Sierra de Ayllón, separados por un sectorcentral que oscila entre 700-900 mm.

La menor continentalidad del sector orien-tal del Sistema Central respecto a la Sierra deGuadarrama se refleja en la abundancia debrezales como sotobosque del pinar. Esta par-ticularidad se observa en toda la secuencia po-línica de la turbera de Pelagallinas.

Entre 2400 y 1750 años BP, en el yaci-miento de Pelagallinas se produce la casi totaldesaparición del pinar, y el aumento en por-centajes de abedules y sauces. Este bruscocambio parece ser debido a un aclareo antró-pico de los bosques mediante el uso del fuego,en los alrededores de la turbera, hecho corro-borado por el incremento en la tasa de sedi-mentación de partículas de carbón, así como

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de las curvas de cereal y de plantas arvenses yruderales. La disminución en el aporté políni-co de Pinus provocaría una sobrerrepresenta-ción de abedules y sauces sin que, probable-mente, se produjera una expansión de estasformaciones higrófilas.

Hacia 1750 años BP, coincidiendo con undescenso en la intensidad de los incendios sedesarrolla una importante formación de bre-zos junto a táxones arbóreos como melojos yencinas, si bien éstas podrían encontrarse másalejadas de la turbera. Todos estos táxonesson rebrotadores y juegan un papel importan-te en la recuperación de la vegetación tras losincendios. El desarrollo de una mayor cubier-ta vegetal en los alrededores de la turbera neu-tralizaría la sobrerrepresentación que teníansauces y abedules en la fase anterior.

En los últimos 900 años, la disminución deincendios importantes, en relación con elcambio de uso del territorio, favorecería la di-námica natural de recuperación de los pinares.Éstos llegarían a colonizar incluso las zonasturbosas desplazando a especies más heliófi-las, como el abedul, mantenido en esta fasecon carácter relíctico y de forma precaria bajoun clima submediterráneo continentalizado.El cierre de la cubierta arbórea queda refleja-do en la disminución de otras formaciones he-liófilas como los brezales. La vegetación eneste último período podría ser similar a la quese observa en la actualidad en el área más pró-xima a la turbera donde se desarrollan exten-sos pinares con presencia de melojos y brezoscomo componentes más destacados y la au-sencia de abedules. La recuperación del pinaren el Sistema Central también se observa en lacuenca del río Alberche entre Gredos y Gua-darrama, aunque en esta zona se trata de pina-res más xerófilos, de pinos resinero y piñone-ro (FRANCO MÚGICA, 1995), pauta que no serepite en otros diagramas polínicos del Siste-ma Central.

El papel del abedul en el Sistema Central

Actualmente, a lo largo de todo el SistemaCentral, el abedul aparece en rodales salpica-dos, a menudo en situaciones riparias, zonashigroturbosas o en enclaves de bosques mixtos

relictuales. En la Sierra de Ayllón resulta másfrecuente que en Guadarrama y se encuentransus mejores manifestaciones en las proximida-des del puerto de Somosierra, en la dehesa dela Hiruela, en las cabeceras de los ríos Lillas,Zarzas, Sonsaz y de la Hoz, en Becerril o en elvalle del Berbellido, cerca de Bocígano.

El abedul está ausente actualmente en lazona de estudio, aunque ya hemos visto quetuvo mayor representación en épocas anterio-res, favorecido por la existencia de zonas tur-bosas donde se mantendría de forma local.

El abedul es el primer árbol capaz de insta-larse en las turberas cuando se produce una al-teración del entorno y se modifica el sistemade drenaje. Si con el tiempo se produce uncierto desarrollo de suelo, podrán tambiénparticipar otras especies en la ocupación de laturbera, como por ejemplo el pino albar (COS-TA TENORIO & al., 1997). Esta dinámica pue-de haber sido la causa de la poca importanciadel abedul en el último milenio. La colmata-ción de buena parte de los yacimientos favo-recería la sustitución de los abedules por pi-nos. No obstante, no hay que olvidar que elSistema Central, especialmente en los secto-res de Guadarrama y Ayllón, se halla situadoen un clima submediterráneo continentaliza-do, muy diferente de los ambientes atlánticos,más propicios para el abedul, donde puede de-sempeñar, con carácter general, un papel co-lonizador o serial.

Situaciones similares a Pelagallinas, sobreel papel que juega este taxon, pueden obser-varse en el cercano yacimiento de Galve deSorbe (HERNÁNDEZ VERA & Ruiz ZAPATA,1984), en el de Rascafría (FRANCO MÚGICA &al., 1998) y en los del Puerto de Canencia (GILGARCÍA, 1992), en Guadarrama, o incluso enla Sierra de Urbión, en el Sistema Ibérico (GÓ-MEZ LOBO, 1993). No obstante, en la porciónmás occidental del Sistema Central, como sonlas Sierras de Estrela y Béjar, bajo unas con-diciones climáticas más oceánicas, el abedulha tenido mayor importancia en el paisaje a lolargo del Holoceno (VAN DER KNAAP & VANLEEUWEN, 1995; ATIENZA BALLANO, 1993).

En territorios más atlánticos, como en losyacimientos del Pinar de Lulo (León) (GAR-CÍA ANTÓN & al., 1997) o en la Sierra de la Ca-

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brera leonesa (JANSSEN, 1996), el abedul sí ha-bría desempeñado un papel colonizador o se-rial en la ocupación de territorios tras la tala oincendio de pinares.

El haya

La expansión de los hayedos en el N de laPenínsula Ibérica tiene lugar hace unos 4500-4200 años en los Pirineos y alrededor de 3800años BP en la cordillera Cantábrica (PEÑAL-BA, 1994). En el N del Sistema Ibérico se pro-duce con cierto retraso, alrededor de hace3200 años (SÁNCHEZ GOÑI & HANNON, 1999).Fagus está presente en el yacimiento de Pela-gallinas al menos desde hace unos 3700 años.Teniendo en cuenta su presencia en otros ya-cimientos relativamente próximos, como eldel Pico del Lobo (1170 años) y los de Mon-tejo y Puerto de la Quesera (sin dataciones ab-solutas, pero presumiblemente también re-cientes), el yacimiento estudiado es la refe-rencia más antigua en esta zona oriental delSistema Central. La presencia constante deFagus en el diagrama desde la base del regis-tro puede relacionarse con los bosques de estaespecie que aparecen actualmente en el Par-que Natural del Hayedo de Tejera Negra, a tansolo 25 km de la localidad de muestreo.

Estos nuevos datos permiten variar, al me-nos en parte, la hipótesis de vías migratoriaspostulada por COSTA TENORIO & al. (1990) yrealizada en base a la distribución actual delhaya, testimonios fósiles y citas históricas.Las manifestaciones actuales de hayedos en elmacizo de Ayllón, dentro del Sistema Central,pueden ser reflejo también de un área refugiode este taxon o una migración temprana desdezonas básales próximas, y no necesariamenteconsecuencia de una migración tardía a partirde otras poblaciones más septentrionales, si setiene en cuenta que la expansión del haya en lamitad N de la Península Ibérica tiene lugar enfechas más recientes (PEÑALBA, 1994). El es-caso registro que proporcionaban los análisispolínicos previos a este trabajo no permitíanhasta ahora esclarecer este aspecto biogeográ-fico. Otras áreas en la Península Ibérica que sehan reconocido como refugio para este taxonson el Pirineo navarro y el NE catalán (MARTÍ-

NEZ ATIENZA & MORLA JUARISTI, 1992), lacornisa cantábrica (UZQUIANO, 1990) o el NWibérico (RAMIL REGÓ & al., 2000).

Influencia antrópica

Los principales cambios en la vegetaciónque han tenido lugar en la Sierra de Alto Reyen los últimos 4000 años parecen estar asocia-dos a la existencia de incendios de probableorigen antrópico. La influencia humana se in-tensifica hace unos 2500 años BP con la des-trucción del pinar con fines ganaderos y agrí-colas, como indica el aumento de táxones ar-venses y ruderales.

Esta antropización sobre el paisaje tambiénse ha puesto de manifiesto en otros lugares delSistema Central. Así, en la Sierra de Béjar y elvalle de Ambles (ATIENZA BALLANO, 1993;DORADO VALIÑO, 1993) se detecta alrededorde los 2500 años BP. En Guadarrama, la ima-gen es bastante similar. Existe una disminu-ción de polen arbóreo hacia 2500 años BP,aunque el cambio más marcado tiene lugarhace alrededor de 2000 años BP (GIL GARCÍA,1992; VÁZQUEZ GÓMEZ, 1992; FRANCOMÚGICA, 1995).

La expansión del pinar en el último mile-nio, en la zona de estudio, pudo deberse alabandono de estos territorios tras la recon-quista. Este cambio del uso del territorio pudofavorecer su recuperación como expresión dela dinámica de la vegetación en esta zona sub-continental centroibérica. El Sistema Centralen este período actuó como frontera entre losreinos musulmán y cristiano, resultando seruna franja de terreno inhóspito con abundantevegetación, al menos en algunas zonas de lacadena montañosa, en donde se producíaninnumerables razzias o guerrillas (BAUER,1991). Según se desprende de referencias his-tóricas (ANTA FERNÁNDEZ, 1977), los musul-manes se refugiaron en las fragosidades de lasierra, pero la única presión que la escasa po-blación ejercía sobre el medio debe relacio-narse con las estrategias de la guerra, como in-cendios o talas para evitar emboscadas (FRAN-CO MÚGICA, 1995).

No obstante, en Pelagallinas las curvas detáxones arvenses y ruderales, así como la de

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cereales, mantienen su presencia denotandoaún una influencia antrópica sobre el paisaje.

CONCLUSIONES

En resumen, la edad de este sondeo atesti-gua sin lugar a dudas la naturalidad y poten-cialidad de los pinares actuales en la zona,aunque sus manifestaciones más recientes es-tén favorecidas por la actividad humana. Losindicios de antropización más marcados soncoincidentes con los numerosos análisis polí-nicos realizados en el Sistema Central, dondese repiten dos fechas ya señaladas (entre2500-2000 y entre 1000-900 años BP). La pri-mera se manifiesta por una deforestación acu-sada que afecta a los pinares, al menos en losmacizos de Gredos, Guadarrama y Ayllón. Lasegunda refleja el distinto uso del territoriopor sus pobladores y las singularidades florís-ticas en cada macizo. Así, en la Sierra de AltoRey no se manifiestan grandes espacios abier-tos, como ocurre en otros lugares con un usopascícola intenso. La recuperación del pinarimprime al paisaje un carácter más bien fores-tal, al menos en esta parte del macizo de Ay-llón.

La baja representación de los abedules en elúltimo milenio y su ausencia actual en la zonade estudio, pauta que se repite en otros yaci-mientos, debe relacionarse con la situaciónprecaria de esta especie bajo un clima que nole es particularmente favorable, y que se habíamantenido refugiada en forma de pequeñaspoblaciones.

Los nuevos datos que aporta el estudio deesta turbera referentes a la presencia más anti-gua del haya en este macizo inducen a consi-derar a éste como un área refugio para Fagusdonde sus manifestaciones actuales se hallana escasos kilómetros del sitio estudiado.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo ha sido financiado con los proyectosCLI97-0445-CO2-02 y BOS2000-0149 de laCICYT. Queremos dar las gracias a José AntonioMolina Abril por informarnos de la existencia de laturbera.

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Editado por Concepción Sáenz LaínAceptado para publicación: 25-VI-2001