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pág. 26 •••• BIBLIOTECA NACIONAL JOSE MARTI AÑO 99, N0.1·2, ENERO-JUNIO 2008 ISSN 0006-1727, RNPS 0383 EVISTA de'ª Biblioteca Nacional José Martí Chac Mol en Martí Jorge R. Bermúdez pág.12 Ofensiva final revolucionaria en Cuba (1958) Estrada Palma: "es preferible la dependencia política" Rolando Rodríguez pág.68

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•••• BIBLIOTECA NACIONAL

JOSE MARTI

AÑO 99, N0.1·2, ENERO-JUNIO 2008 ISSN 0006-1727, RNPS 0383

• EVISTA

de'ª Biblioteca Nacional José Martí

Chac Mol en Martí Jorge R. Bermúdez pág.12

Ofensiva final revolucionaria en Cuba (1958)

Estrada Palma: "es preferible la dependencia política" Rolando Rodríguez pág.68

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9 1-2AÑO 9 , No. , ENERO-JUNIO 2008 ISSN 0006-1727 RNPS 0383

EVISTA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL JOSÉ MARTÍ

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Director: Eduardo Torres Cuevas

Consejo de honor In Memoriam:Ramón de Armas, Salvador Bueno Menéndez, Eliseo Diego, MaríaTeresa Freyre de Andrade, Josefina García Carranza Bassetti, RenéMéndez Capote, Manuel Moreno Fraginals, Juan Pérez de la Riva,Francisco Pérez Guzmán

Consejo de redacción:Eliades Acosta Matos, Rafael Acosta de Arriba, Ana Cairo Ballester,Tomás Fernández Robaina, Fina García Marruz, Zoila Lapique Becali,Enrique López Mesa, Jorge Ibarra Cuesta, Siomara Sánchez Roberts,Emilio Setién Quesada, Carmen Suárez León, Cintio Vitier

Jefa de redacción: Araceli García CarranzaEdición y Composición electrónica: Marta Beatriz Armenteros ToledoIdea original de diseño de cubierta: Luis J. GarzónVersión de diseño de cubierta: José Luis Soto Crucet

Canje: Revista de la Biblioteca Nacional José MartíPlaza de la RevoluciónCiudad de La Habana

Fax: 881 2428Email: [email protected] Internet puede localizarnos: www.bnjm.cu

Primera época 1909-1913. Director fundador: Domingo FigarolaCanedaSegunda época 1949-1958. Directora: Lilia Castro de MoralesTercera época 1959-1993. Directores: María Teresa Freyre de Andrade,Cintio Vitier, Reneé Méndez Capote, Juan Pérez de la Riva y Julio LeRiverend BrusoneCuarta épocaDirectores: 1999-2007: Eliades Acosta Matos

2007-: Eduardo Torres Cuevas

La Revista no se considera obligada a devolver originales no solicitados.Cada autor se responsabiliza con sus opiniones.

Año 99 / Cuarta ÉpocaEnero-Junio 2008Número 1-2Ciudad de La HabanaISSN 0006-1727RNPS 0383

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Índice GeneralUMBRALA 220 años del natalicio del que nos enseñó primero en pensar 5EDUARDO TORRES-CUEVAS

ANIVERSARIOSJosé Martí (1853-2008)Chac Mol en Martí 12JORGE R. BERMÚDEZ

Ofensiva final revolucionaria en Cuba (1958)1958: Visión de la inteligencia militar batistiana

sobre el Movimiento 26 de Julio 26SERVANDO VALDÉS SÁNCHEZ

Camilo y la ofensiva de verano 33MAYRA ALADRO CARDOSO

Las elecciones de 1958. Última farsa republicana 41JORGE RENATO IBARRA GUITART

Ocaso del Ejército de Cuba en 1958 52MARILÚ URALDE CANCIO

A las puertas de los cuarteles. Plan estratégico del Ejército Rebelde 60JOSÉ R. HERRERA MEDINA

MEDITACIONESEstrada Palma: “es preferible la dependencia política…” 68ROLANDO RODRÍGUEZ

La filosofía de la historia en José de la Luz y Caballero 79CARMEN GÓMEZ GARCÍA

Puerto Rico en el Partido Revolucionario Cubano. 1895-1898 87IBRAHIM HIDALGO PAZ

La crítica de Jacinto Torras a la política económica de Batista 101ORLANDO BENÍTEZ VÍCTORES

Escenario y bibliografía en Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier 111ARACELI GARCÍA-CARRANZA BASSSETTI

La primera máquina de vapor en Cuba y Agustín de Betancourt 121OLGA EGOROVA Y ALEXANDER MOISÉYEV

José A. Portuondo y la Galería de Artes Plásticas de Santiago de Cuba 131MIGUEL ÁNGEL BOTALÍN

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La sui géneris Carilda Oliver Labra 136LEONEL MAZA y LOURDES CASTELLÓN

El ejercicio del criterio: fundamentos éticos 147JESÚS DUEÑAS BECERRA

¿Visitó el ilustre argentino don Domingo F. Sarmiento la isla de Cuba? 151ELENA ALAVEZ

El puerto de Veracruz: ¿antesala del danzón en México? 153JOSÉ REYES FORTÚN

CRÓNICASLa pasión y la memoria: Lilia Esteban 159MERCEDES SANTOS MORAY

Walterio Carbonell 161MARTA B. ARMENTEROS

El magisterio de Vicentina Antuña 163MERCEDES SANTOS MORAY 171Francisco Pérez Guzmán: contribución a su memorabilia 166ENRIQUE LÓPEZ MESA

Paradiso: un cornetazo en pleno oído 173YURI RODRÍGUEZ GONZÁLEZ

Hemingway enamorado 177MARTA B. ARMENTEROS

DOCUMENTOS RAROSUna traducción inédita de Luaces 180AMAURY B. CARBÓN SIERRA

LIBROSAleida, entrega de amor 192ALFREDO GUEVARA

Apostolado de amor de José Martí 195ROSA C. BÁEZ

Araceli Tinajero y el lector de tabaquería 197CARLOS ALBERTO GONZÁLEZ SÁNCHEZ

En punta: dos libros de Jesús Dueñas 201AVELINO VÍCTOR COUCEIRO RODRÍGUEZ

¿Cómo surgió la cultura nacional? 205JESÚS DUEÑAS BECERRA

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UMBRAL

Eran los días iniciales de 1853. EnLa Habana, la señora doña Leonor

Pérez esperaba el nacimiento de unhijo. En San Agustín de la Florida, enun cuarto de madera que se encontra-ba en la parte trasera de la pequeñaiglesia de la localidad y en cuyo inte-rior sólo había un catre, una pequeñamesa y un sillón, alejado de su patria,siente agudizarse los síntomas de su en-fermedad, el otrora famoso profesor delReal y Conciliar Colegio-Seminario deSan Carlos y San Ambrosio de La Ha-bana, Félix Varela y Morales.

La capital de la isla de Cuba, uno delos principales puertos de todas lasAméricas, amanece diariamente con elretumbar de las campanas de sus múl-tiples iglesias, el pregoneo de losvendedores ambulantes, el paso lento ygrave de los caballeros vestidos a laeuropea, y el bullangueo callejero de es-clavos y libertos, de artesanos ycomerciantes, de marinos y buscavidas,de soñadores, pragmáticos y funciona-rios. Nadie imaginaba la proximidad de

dos acontecimientos que le darían a eseaño cincuenta y tres de la centuriadecimonónica un especial significado enla historia de Cuba. En una casa de lacalle Paula, el día 28 de enero, celebra-ban jubilosos don Mariano y doñaLeonor el nacimiento de su hijo varón,José Martí y Pérez. El viernes 25 defebrero, a las ocho y media de la no-che, después de una prolongada yangustiosa enfermedad, fallecía FélixVarela y Morales en la más absolutapobreza. De ambos acontecimientos secumple este año el 155 aniversario. Susimbolismo es evidente. Mientras des-aparecía físicamente el iniciador delpensamiento, de la ciencia y de la cul-tura de liberación cubanos, nacía quienllevaría ese pensamiento a su elabora-ción más alta y a la práctica liberadora.El Padre Fundador había nacido el 20de noviembre de 1788, según demos-tré en una investigación publicada en larevista Revolución y Cultura en 1999,durante los festejos por su 200 aniver-sario. Ahora, veinte años después de

A 220 años del nataliciodel que nos enseñó primeroen pensar

Eduardo Torres-CuevasHistoriador y director de la Biblioteca Nacional José Martí

Y en los orígenes, Varela.EDUARDO TORRES-CUEVAS

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aquella publicación, nos preparamos aconmemorar el 220º aniversario del na-talicio de Félix Varela, quien se definióa sí mismo como “un hijo de la liber-tad; un alma americana”.

En una carta, cuyo contenido puedetomarse como su testamento político eintelectual, dirigida a un discípulo suyo,expresaba Varela un deseo ferviente–la necesidad imperiosa–, de que sereiniciara la labor patriótica, de pensa-miento y acción, de ciencia yconciencia, que permitiera lograr losobjetivos de su vida y de su obra: la li-beración y auténtica realización delhombre, de la sociedad, de su patria yde la humanidad toda. Con cubanísimolenguaje plantea y provoca el filósofo:“Según mi costumbre, lo expresaré confranqueza, y es que en el campo queyo chapee (vaya este terminito cubano)han dejado crecer mucha manigua (vayaotro); y como no tengo machete (he aquíotro) y además el hábito de manipular-lo, desearía que los que tienen ambosemprendieran de nuevo el trabajo”.

No podía saber el Padre Fundador,en los momentos finales de su vida, quedías antes había nacido el hombre ca-paz de manejar el machete para cortarcon letras afiladas, valor acerado y sen-sibilidad exquisita, la maniguaembrutecedora que habían dejado cre-cer en la sociedad cubana elcolonialismo, la esclavitud, el analfabe-tismo, la falsa erudición, la miseriamaterial y espiritual, el juego, la vagan-cia y la indolencia, entre otras muchasmalas yerbas, esas capaces de brotarsin necesidad de fertilización.

De Varela a Martí transcurre ese si-glo XIX, llamado por el propio Apóstol“de labor patriótica”; ese siglo en el

cual se pensó, construyó y conquistó “laidea cubana”; aquella centuria donde sesembraron las ideas profundas de lanación portadora de su cualidad esen-cial: la cubanía sentida, partera, a suvez, de la cubanidad pensada desde launiversalidad del conocimiento y desdela originalidad de una realidad propia.En sus orígenes está Varela. En reco-nocimiento a este mérito creador, Joséde la Luz y Caballero lo llamó “el quenos enseñó primero en pensar”.

La cadena emancipadoraTenía Martí quince años cuando se

inician nuestras guerras de independen-cia. Su fervor patriótico se expresa ensu poema “10 de octubre”. Un hechodemuestra cómo aquel joven tenía ya,a tan temprana edad, fructificadas “laidea cubana” y el sentido universal delpatriotismo vareliano. En una carta aun condiscípulo suyo que se presta aservir en el cuerpo de voluntarios es-pañoles contra el movimientoindependentista, Martí y su hermano deideas, Fermín Valdés Domínguez, leafirman que ningún alumno de RafaelMaría de Mendive debía usar ese uni-forme. Su maestro les había enseñadola idea patriótica. Ese pensamiento con-tiene la construcción de una Cubanueva, independiente, de hombres cul-tos y libres, y propiciadora de la dignidadplena del hombre. Ello resulta trascen-dente porque Martí recorre el mundoobservando, ampliando sus ideas, pre-cisando peligros, organizando en lamente para organizar en la vida, defi-niendo, lo más exacto, posible losfenómenos universales. Lo ve todo, loestudia todo desde los irreductibles con-tenidos de un patriotismo cubano que

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nada tiene de patrioterismo vulgar. Setrata de toda una educación para crear,ausente de “vanidad de aldeano”, se-gún Martí, o de “copias en miniatura”,según Varela; una cultura nueva, ema-nación genuina de un pueblo nuevo.Todo lo que estudia toma sentido encuanto se acomoda dentro de unacosmovisión cubana nacidas en las Lec-ciones de Filosofía del Padre Fundador.Por ello, Europa y Norteamérica no loabsorben, no lo trasforman, le enseñancómo insertar con su auténtica identi-dad a Cuba en el mundo y, a la vez,cómo hacer más nuestro el mundo.

Ha sido Mendive quien no sólo conel corazón sino, también, con las ideas,ha formado al continuador de una tra-dición de pensamiento. Y ¿quién ignoraque el maestro de Martí es, a su vez,el alumno amantísimo de don Pepe, deJosé de la Luz y Caballero? El prime-ro en saberlo es el propio Martí. Élcoloca a Luz en el sitial más alto quecubano alguno lo haya hecho comoformador de la “idea patriótica” y pa-dre intelectual de la generación delsesenta y ocho. ¿Hay acaso amor másdesgarrante que el de este hijo por esepadre de ideas? Afirma Martí:

Él, el padre; él, el silencioso funda-dor; él, que a solas ardía ycentellaba, y se sofocó el corazóncon mano heroica, para dar tiempoa que se le criase de él la juventudcon quien se habría de ganar la li-bertad que sólo brillaría sobre sushuesos [...] él, que se resignó –paraque Cuba fuese– a parecerle, en sutiempo y después, menos de lo queera [...] ha creado desde su sepul-cro, entre los hijos más puros deCuba, una religión natural y bella,

que en sus formas se acomoda a larazón nueva del hombre, y en el bál-samo de su espíritu a la llaga ysoberbia de la sociedad cubana; él,el padre, es desconocido sin razónpor los que no tienen ojos con quéverlo, y negado a veces por sus pro-pios hijos.

Luz había librado una batalla silen-ciosa, agotadora, en la cual habíaquebrantado su salud contra todosaquellos que bajo la influencia de unafilosofía de moda en Europa habían co-locado entre paréntesis la “ideapatriótica” de Félix Varela (el conoci-miento todo, para construir a Cuba, laCuba que no era y que podía llegar a serpor la obra y el esfuerzo de sus hijos).Desde un eclecticismo espiritualista sehabía intentado desmontar todo lo queimplicaba el esfuerzo de Varela porcrear una ciencia y una conciencia cu-banas tal y como hacían suspatrocinadores europeos con las ideasde la Ilustración y la Revolución Fran-cesa. Los que habían levantado lasbanderas de que en Cuba no podía sur-gir un pensamiento propio, afirmabanque el patriotismo cubano era sólo de“casabe y plátano frito”, de “amor alMayabeque y al Almendares”, de pa-triotismo de paisajismo, pero no, comoquería Varela, de pensamiento y cultu-ra, de ciencia, conciencia y virtud.

En esa disminución de valores, laspuertas estaban abiertas para la conso-lidación del colonialismo a la españolao a la norteamericana porque, aseve-raban, los cubanos no tenían la culturaen la cual sustentar sus aspiraciones ala creación de la nación. En defensa dela “idea patriótica”, Luz elabora sus tex-tos educacionales, éticos y teóricos.

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Dos principios aprendidos de su maes-tro Varela, y heredados por sus discípulosy los discípulos de sus discípulos, que re-sumen las bases de todo el pensamientocreador del siglo XIX: “el filósofo comoes tolerante es cosmopolita, pero debeser ante todo patriota”; “todo es en mífue, en mi patria será”. Todo el conoci-miento para construir a Cuba; paracimentar una patria que “no es” peroque “puede y debe llegar a ser”.

Quien estudie las obras de Luz yCaballero podrá comprobar que, desdelas primeras hasta las últimas, están ins-piradas en el pensamiento de FélixVarela. Sobre él Luz expresó que era“quien nos enseñó primero en pensar”.He insistido muchas veces en rectificaresta frase. Desafortunadamente se hapopularizado una forma errónea que leresta su sentido conceptual. Se ha re-ducido la idea original de que antes dehacer hay que pensar, a una cuestiónpuramente cronológica (la frase equi-vocada es “el primero que nos enseñóa pensar”).

En el discurso de toma de posesiónde la Cátedra de Filosofía del Semina-rio de San Carlos, su primer paso en sularga trayectoria de educador, Luz de-claró a Varela Director Perpetuo deella. En su última alocución, ya cerca-no a la muerte, su pensamiento fuepara su padre inspirador: “[…] porqueya yo, señores, me voy acercando altérmino que Dios concede a la vida enestos climas, como decía ese ilustrePadre Varela cuya memoria vive con-migo y me acompaña por doquiera[…], como él también, llegaré yo alborde del sepulcro haciendo, en el últi-mo suspiro un voto fervoroso por laprosperidad de mi patria”. Sería Luz

quien definiera el camino trazado por suMaestro para, desde la “idea patrióti-ca”, crear “la idea cubana”: “[…] nosproponemos fundar una escuela filosó-fica en nuestro país, un plantel de ideasy sentimientos, y de métodos. Escuelade virtudes, de pensamientos y de ac-ciones; no de expectantes ni eruditos,sino de activos y pensadores”. Virtudespara pensar, pensar para actuar, actuarpara cambiar la realidad; barrer “la su-ciedad de la sociedad” para convertirlaen sociedad de virtudes y conocimien-tos, único modo de liberar al hombre detodas sus cadenas, las internas que nole permiten dar vuelo a su espirituali-dad y las sociales que impiden sudignidad plena. Esos son los hombresque para Varela, Luz y Martí, puedenconstruir la patria libre y justa.

Varela y la idea patrióticaUn estudio comparativo de los tex-

tos de Martí, Luz y Varela, al margende procesos de época y coyunturales,de desarrollos específicos, de tenden-cias predominantes en cada momento,demuestra el fondo común que existeen las tres figuras; es más, en ellas estála irradiación de un movimiento de pen-samiento que llegó a extenderse portodo el país y mantuvo, consciente ono –no siempre se tiene conciencia delorigen de ciertas ideas y de las moti-vaciones de ciertos comportamientos–,el ideal y la base inalienable de los pro-yectos que para una Cuba mejor se handefendido en dos siglos de existencia dela “idea cubana”.

Desde esta comprensión de la crea-ción vareliana lo trascendente no essólo la Cuba soñada sino, y más aún,la Cuba pensada; “los sueños, sueños

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son”; lo trascendente es la acumula-ción, decantación, superación,profundización de las ideas sobre labase de “realidades brutas”, sólo redu-cibles por las ciencias aplicadas, seanfísicas o sean sociales. Es desde el co-nocimiento y desde su aplicación a larealidad que se sostienen los proyectosde sociedades nuevas y emancipadas.Para ello había que pensar, segúnVarela, con cabeza propia, pues “nadiepuede caminar con pies ajenos”. Y esefue el gran aporte de toda la obravareliana a la cultura, a las ciencias,al pensamiento de la emancipación cu-bana y latinoamericana. Véase laactualidad de su pensamiento america-no: “El americano oye constantementela imperiosa voz de la naturaleza quele dice: Yo te he puesto en un sueloque te hostiga con sus riquezas y te asal-ta con sus frutos; un inmenso océanote separa de esa Europa donde la tira-nía ultrajándome, holla mis dones yaflige a los pueblos; no la temas: sus es-fuerzos son impotentes; recupera lalibertad de que tú misma te has despo-jado por una sumisión hija más de latimidez que de la necesidad; vive libree independiente; y prepara asilo a loslibres de todos los países; ellos son tushermanos”.

Ante una insidiosa afirmación, escri-be: “Cuando yo ocupaba la Cátedra deFilosofía del Colegio de S. Carlos de LaHabana pensaba como americano […]y yo espero descender al sepulcro pen-sando como americano”.

En su Cátedra de Filosofía llevó acabo la extraordinaria tarea de liberarel pensamiento de las estructuras góti-cas del pensamiento medieval parasentar las bases del pensamiento de li-

beración cubana; desarrolló el pensa-miento lógico sobre las bases de losnacientes métodos de las ciencias mo-dernas, e introdujo los estudios deFísica experimental convirtiéndose enuno de los grandes fundadores del pen-samiento científico y de las cienciascubanas. En otro sentido, en esas lec-ciones trazó los tres principiosfundamentales de la acción política quetipifican las esencias del pensamientorevolucionario cubano: “[…] preferir elbien común al bien individual; no hacernada que vaya contra la unidad delcuerpo social; y hacer sólo lo que esposible hacer”.

Al ocupar la Cátedra de Constituciónfue el primero en hablar en Cuba delderecho del pueblo y de los contenidosde las ideas de soberanía y democra-cia. Una pléyade de jóvenes, despuésfamosos científicos como Felipe Poey,o educadores y filósofos como José dela Luz y Caballero, o historiadores y“sociólogos” como José Antonio Saco,poetas y revolucionarios como JoséMaría Heredia, sintieron a Varela comosu maestro y quien les había enseñadoa pensar y actuar, con método científi-co y amor de poeta, en, para y porCuba y América. Porque, a mi modo dever, lo más significativo de las enseñan-zas de Varela, lo más original, es quetodo ese conocimiento terminaba conuna “lección única de patriotismo”. Ha-cer ciencia, hacer cultura, educar,trabajar, construir, desgarrarse hasta lo-grar que Cuba al fin fuese el “hogarcomún de todos” era, ante todo, la “mássagrada” misión patriótica.

La propuesta de Varela partía, enprimera instancia, de lograr “el conóce-te a ti mismo” del cubano. Tal y como

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había surgido en los griegos, en el ori-gen del pensamiento occidental, Varelase plantea el mismo punto de partidapara el pensamiento cubano. Visto así,es posible entender la frase de Rober-to Agramonte que les atribuye alprofesor y sus discípulos la intención de“[…] crear una sophia cubana quefuera tan sophia como lo fue la grie-ga para los griegos”. Sobre la base deese punto de partida se encuentran lastres preguntas: ¿De dónde venimos?;¿Quiénes somos?; ¿A dónde vamos?

La idea martiana de que “patria eshumanidad”, de que no es el odio a otropueblo, ni es una raíz étnica, sino “launión dulcísima de amores y esperan-zas”, tiene su origen en las lecciones depatriotismo de Félix Varela. Pero ¿cuáles la “idea patriótica” que da forma ala “idea cubana”?

El concepto de patria no es comúnentre los teóricos. Sin embargo, FélixVarela dedica la lección terminal de suestudio de filosofía a una lección últimade patriotismo. Todo el conocimientoestá en función de una obra común quees la creación de una patria nueva, au-téntica y cubana, que no es copia sutilni en miniatura de otros modelos, sinoexigencia surgida de una realidad sin-gular y específica. Su esfuerzo seencamina primero a liberar al pensa-miento de las ataduras escolásticas ydel mimetismo que resulta del rebaja-miento intelectual ante la producciónforánea. Su segundo paso es crear unafilosofía de la emancipación, cuyo cen-tro es la necesidad y, a la vez, lacapacidad “para pensando con cabe-za propia”, analizar y solucionar losproblemas que la realidad concreta yespecífica cubana y americana colo-

can como materia prima de todo co-nocimiento.

La propia vida de Félix Varela fueuna puesta en práctica de sus ideas.Desde el periódico El Habanero, pro-movió y organizó una labor deconciencia patriótica con el objetivo deque Cuba fuese libre e independiente.Unido a su pensamiento creador delpensamiento cubano es uno de los pri-meros en promover la independenciacubana. Pero no lo hizo como otros desu tiempo. Se opuso a que la libertadde Cuba fuese obtenida con la ayudade potencias extranjeras. Esa convic-ción lo llevó a no aceptar las propuestasanexionistas. Para él, Cuba debía sertan libre en lo político como isla es enla naturaleza. Esa libertad no sería parael goce de una minoría, sino para la rea-lización de las mayorías. En uno de sustrabajos, que a mí personalmente másme ha impresionado por la época en lacual lo escribió, expresa lo que es paraél el “espíritu público”: “[…] el pueblono es tan ignorante como le suponensus acusadores […]. Verdad es quecarece de aquel sistema de conoci-mientos que forman las ciencias, perono de las bases del saber social; estoes, de las ideas y los sentimientos quese pueden hallar en la gran masa y quepropiamente forman la ilustración públi-ca […]. Existe sí, existe el espíritupúblico y mucho más en los pueblos,cuyas circunstancias proporcionan pá-bulo a esa llama que destruye el crimeny acrisola la virtud […]”.

Ciencia y conciencia, con virtud, se-rían las bases de la construcción de unapatria nueva. Martí lo diría en otros tér-minos: “ser cultos para ser libres”. Peroser cultos es dominar la ciencia y te-

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ner conciencia. Ambos constituyen labase de la verdadera libertad. Pero lalibertad, si es verdadera, es para elegirlas mejores opciones para crear unacomunidad humana en donde se reali-ce la más alta condición del hombre;es combatir el vicio, la vagancia, lainsensibilidad. Es la creatividad unida aun verdadero goce estético en el pla-cer de crear desde lo individual hastael conjunto social. Patria es la tierra delos padres; es un concepto que recogelo emocional para dominarlo y ponde-rarlo con el justo freno de la razónanalítica. Hacer patria es, en la tierrade estos padres, la sociedad que soña-ron y pensaron.

En los orígenes de esa “idea patrió-tica” está quien nos enseñó primero enpensar en Cuba para desde ella abrirlos espacios para la humanidad toda.

El año 2008 une centenarios ycincuentenarios que le dan especial pro-yección a las obras varelianas ymartianas. En este año la Universidadde La Habana ha cumplido su 280 ani-versario; más de dos siglos y medio enlos cuales, en sus diferentes etapas, hasido la madre nutricia de profesores yalumnos, creadora de ciencia y con-ciencia, preservadora del saber nacionaly receptora del conocimiento mundial.Nuestra Alma Máter, en sus últimos

cincuenta años, generó otros centros deeducación superior que hoy constituyenimportantes instituciones científicas yacadémicas.

La cultura cubana también celebra lalabor centenaria de la revista de másamplio alcance en las edicionesseriadas cubanas, Bohemia.

Es el año de los cincuentenarios delas heroicas acciones realizadas en1958 y que culminarían con el triunfode la Revolución cubana, alimentada enlas ideas de su autor intelectual, JoséMartí.

Desde esta cultura acumulada y se-dimentada y desde las realidadesactuales, en el año 2008, la sociedadcubana realiza análisis y transformacio-nes de hondo significado para el mundocultural del país. La Biblioteca Nacio-nal José Martí, imbuida de sustradiciones y consciente de las necesi-dades que debe cubrir, realiza unanálisis profundo y un trabajo de rees-tructuración que nos permite estar a laaltura de lo que el siglo XXI reclama,exige y nuestro pueblo merece. Coneste número, la Revista de la Biblio-teca Nacional se une al estudio de ladiversidad histórica que adquiere un sig-nificado particular en estos momentosde pensar y hacer.

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ANIVERSARIOS

José Martí (1853-2008)

Chac Molen Martí

Jorge R. BermúdezProfesor de la Universidad de La Habana

¡Robaron los conquistadores unapágina al Universo! Aquellos eran los

pueblos que llamaron a la Vía Láctea “elcamino de las almas”.

JOSÉ MARTÍ

Quizás una de las esculturas máscontrovertidas y, a la vez, más ad-

miradas de la estatuaria precolombina,sea la de Chac Mol. Como toda obrade arte verdadera, ella representa y sig-nifica, sugiere y oculta, llama a lareflexión y a la contemplación. Todo enella es enigmático… Y, a un tiempo,benéfico, alentador. Si bien hasta el pre-sente han sido encontradas más de cienversiones escultóricas de este dios, lamás notoria y, quizás, la más bella, esla primera, descubierta en octubre de1875, aproximadamente,1 por elarqueólogo norteamericano Augusto LePlongeon, durante sus excavaciones enChichén Itzá,2 ciudad de la culturamaya del llamado período posclásico(900 al 1500 d.n.e).3

Por la fecha del hallazgo de ChacMol, la imagen fotográfica se había

convertido en uno de los medios auxi-liares más importantes del nuevomomento que vivía la arqueología. Enel uso de esta imagen técnica aplicadaal develamiento de la cultura maya, laprimicia había correspondido al fran-cés Claudio Charnay, quien a mediadosde siglo tomó in situ las primeras fo-tos –aún muy deficientes en cuanto ala calidad del revelado– de las ciuda-des mayas en ruina. A Charnay le siguióMudslay hacia 1880, el cual ya hizo usode los adelantos de la fotografía, plas-mando con verdadero realismo lo visto.Proceso que, cuatro años después, cul-minó el austriaco Maler, último de estaprogenie de arqueólogos fotógrafos enYucatán y Centroamérica. A ella, encierta medida, perteneció también elarqueólogo norteamericano Augusto LePlongeon, aunque con propósitos másencaminados a lucrar a costa de estaciencia que a develarle al mundo una delas culturas más extraordinarias y me-nos conocidas por entonces del planeta.

En una primera etapa, que iría de 1874hasta mediados de 1875, Le Plongeon ysu joven esposa inglesa, se dedicarontambién a tomar fotos de los monumen-tos arqueológicos existentes en ChichénItzá, Uxmal y regiones aledañas, asícomo a levantar sus planos, con loscuales conformaron el dossier que en-viaron al Ministerio de Fomento con elpropósito de obtener los derechos de au-tor.4 Poco después ocurriría el hallazgo

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de la primera escultura de Chac Mol.Ello aconteció gracias a la informaciónque le brindaron los indígenas que tra-bajaban para él, quienes al verlo blancoy barbado, creyeron identificarlo con unsupuesto mesías que vendría a redimir-los. (Este episodio se recoge másadelante en las propias palabras de JoséMartí.) Sin embargo, para Juan PeónContreras, director del Museo Yucatecoy uno de los principales protagonistasdel rescate de la escultura, el hallazgofue resultado de una experiencia místi-ca del arqueólogo norteamericano.Según su testimonio, luego de una in-tensa meditación por parte de LePlongeon, este salió “[…] corriendopresuroso y sin vacilar a determinadositio, e hiriendo altivo la arena con elpie, dijo: ‘¡Aquí está!’ ¡Y ahí estaba!”.5Y prosigue Contreras:

Empleando una talanquera de tron-cos de árboles y bejucos, eimprovisando un cabestrante de so-gas, hechas con la corteza del jabín,a fuerza de perseverancia pudoconseguir el sabio Le Plongeon, sa-car a la superficie de la tierra eltesoro arqueológico más notable,descubierto hasta hoy en Yucatán.Desconociendo las leyes del país, elviajero americano creyó entoncespodía llamarse propietario de la es-tatua, y en un carrito construidoimprovisadamente, logró llevarla enquince días hasta el pueblo desha-bitado de Pisté, dos millas de lasruinas, ocultándola en las inmedia-ciones del referido pueblo mientrasse cercioraba sobre sus pretendidosderechos.6

Con tal propósito, Le Plongeon fuea Mérida a entrevistarse con las auto-

ridades gubernamentales, quienes le ra-tificaron que la escultura descubiertapasaba a ser propiedad del Estadomexicano. No satisfecho –como era deesperarse–, elevó su protesta por escri-to al presidente de la República,Sebastián Lerdo de Tejada. Como lacarta fue respondida en términos pocosfavorables a sus pretensiones, apeló asu condición de ciudadano de una na-ciente potencia, y le escribió unmemorial a su ministro en México, JohnW. Foster pretendiendo probar que elhallazgo se había efectuado en territo-rio de los indios de Yucatán, no sujetoal dominio de México. Pero tampocoesta gestión prosperó. Para mayor di-ficultad, México entraba en uno de sustantos períodos de crisis política, queculminaría con la caída del gobierno li-beral de Lerdo de Tejada –al cual seadhiere Martí durante su primera estan-cia en este país– y la asunción al poderdel general Porfirio Díaz. Bien porquela nueva situación política no le dejó otraalternativa, obligándole a esperar unaocasión más propicia para continuar susgestiones legales relativas a la propie-dad de la escultura, o bien porque yaestaba dispuesto a sacarla clandestina-mente del país con destino a California–como intentó, sin resultado alguno–,Le Plongeon ocupó los siguientes me-ses en visitar otras ruinas, antes deresidir en Cozumel e Isla Mujeres. Suestancia en estas dos islas y, en parti-cular, en la última, le reportó ciertoahorro a su ya precaria economía, entanto ganaba tiempo para su plan a re-lativa distancia del conflicto políticoentre lerdistas y porfiristas. Finalmente,los partidarios del general Porfirio Díazestablecieron su orden en la península.

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La nueva situación sorprendió alarqueólogo-fotógrafo en Isla Mujeres.Ocasión que aprovechó Juan PeónContreras para gestionar ante el gober-nador del Estado, general ProtasioGuerra, el traslado de Chac Mol alMuseo Yucateco.

El primero de febrero de 1877 salióde Mérida una columna armada con lamisión de rescatar y trasladar a esta ciu-dad la valiosa escultura. El traslado dela pieza se hizo en un nuevo carro, quefue arrastrado por más de 150 indíge-nas, alternativamente, “[…] los cuales,en su fanatismo supersticioso, asegura-ban que durante las altas horas de lanoche, oían de boca de la efigie las pa-labras Conex, Conex, que significa ensu idioma: ‘vámonos, vámonos’”.7 El 26de dicho mes y año, la escultura llegó aIzamal, donde fue recibida por una al-borozada muchedumbre que le dio vivasy le dedicó “brillantes composiciones alu-sivas”. Y a Mérida, la mañana delprimero de marzo. En la Ciudad Blan-ca, el recibimiento rayó en apoteosis.Aquí, por último, se le ubicó en el Mu-seo Yucateco, bajo un zócalo de maderay sobre el mismo carro rústico que lahabía trasladado seis leguas por el casiinaccesible terreno que comunicaba aPisté con Oitas, “donde comienza la víaancha”. Allí aguardaría su definitivotraslado al Museo Nacional de Méxi-co, lo que aconteció el mismo año, pordisposición del nuevo gobernadorAgustín del Río, no sin la protesta dela población meridana, que ya la vene-raba como su mayor reliquia.

Desde la exhumación de Chac Molhasta su traslado a Mérida, transcurrióalgo más de año y medio, período esteno siempre bien datado por la cronolo-

gía y los textos que recogen ambos su-cesos, incluidos los martianos. A lo queno menos contribuyó el carácter cuasiclandestino del descubrimiento y losmezquinos intereses que alentaron el tra-bajo arqueológico de Le Plongeon en laregión. Igual de probables fueron las cir-cunstancias que llevaron a José Martía conocer in situ a Chac Mol, ya quesobre el particular no existe nota o do-cumento alguno –hasta el momento–escrito por él o por quienes lo acom-pañaron durante su visita a Mérida.

Proveniente de La Habana, dondepermaneció dos meses encubierto consu segundo nombre y apellido, JuliánPérez, llega Martí en el vapor City ofHavana a Puerto Progreso, Yucatán, el28 de febrero de 1877. Desde estepuerto le escribe a su amigo mexicanoManuel Mercado: “Mañana voy aMérida: y de aquí a 5 días volveré a em-barcarme para Isla de Mujeres, oasis deeste mar”.8 De lo que se infiere que susegundo arribo a tierra mexicana coin-cidió con la entrada de Chac Mol aMérida, el primero de marzo. Tal coin-cidencia no podía hacer más mágica larelación que a partir de entonces se es-tableció entre el nuevo dios y el futuroapóstol. En Mérida, conoce a Juan PeónContreras, hermano del dramaturgoJosé Peón Contreras, su amigo de Ciu-dad México, quien le propicia elencuentro. También se relaciona con lapequeña, pero unida colonia cubana deYucatán, en particular, con RodolfoMenéndez de la Peña y el poetaAlfredo Torroella.9

Menéndez de la Peña era uno de losexiliados de más prestigio en el ámbitointelectual yucateco, y amante de lasculturas prehispánicas. Al paso de la

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escultura de Chac Mol por Izamal, don-de radicaba el cubano, le compuso unpoema de igual título y se unió al con-tingente que, encabezado por Juan PeónContreras, trasladaba la pieza hacia lacapital del estado. Es de suponer quetales amistades llevaran a Martí a co-nocer Chichén Itzá y Uxmal y, porsupuesto, a Chac Mol, por entonces ins-talado en la calle La Mejorada, enMérida. Se dice, además, que Martí es-cuchó las explicaciones que dictó PeónContreras relativas al dios y a su des-cubrimiento. Si hasta el momento no seha encontrado nota o documento algu-no que confirme estas y otrassuposiciones, sí hay una mención delMaestro al esforzado amigo meridano enel más amplio artículo que escribiera so-bre la escultura y que publicara en larevista La América de Nueva York, seisaños después: “Débese buena porción deesos hallazgos a un hombre enfermo queparece caballero empobrecido de lasEdades Medias, y es hermano de unpoeta eminente, que teje lindos dramas:José Peón Contreras […]”.10

Llama la atención que Martí, adictoa escribir sobre todo lo que de interésa diario veía, dejara esta estancia enYucatán, relevante en más de un sen-tido para él, sin un solo testimonio salidode su pluma. Él mismo nos confirmarálo antes dicho un mes más tarde, encarta dirigida al secretario de Relacio-nes Exteriores de Guatemala, JoaquínMacal: “Mi oficio, cariñoso amigo mío,es contar todo lo bello, encender el en-tusiasmo por todo lo noble, admirar yhacer admirar todo lo grande. Escribocada día sobre lo que cada día veo”.11

¿Por qué no escribió entonces sobreChac Mol? Mucho más, cuando días

después de abandonar Mérida con des-tino a Guatemala, se encuentra en IslaMujeres con Le Plongeon, quien paseasu frustración por la playa, y del quehace un retrato psicológico de los máspenetrantes que se hayan escrito ennuestra lengua.

Si, como se dice, Martí participó delas explicaciones que dio Juan PeónContreras, es seguro que el nombre delarqueólogo le fuera familiar. Y si nosatenemos a la admiración que sentía poreste el director del Museo Yucateco, taly como se evidencia en la citada Me-moria… donde lo trata de “sabioarqueólogo” y hasta de “genio”, es deinferir que la idea primera que de él sehiciera Martí, distara de la que con pos-terioridad llegó a tener del personaje ysus descubrimientos, al darle seguimien-to a la pieza lítica y otros hallazgosarqueológicos en los diarios y revistas dela época. Esto explica, quizás, por qué

JOSÉ :\IARTÍ ~---

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en su único encuentro con Le Plongeon,llegue a tener criterios encontrados so-bre el arqueólogo. Por una parte, lo llama“[…] erudito americano, un pocohierólogo, un poco arqueólogo […]”; porotra, “[…] locuaz y avaricioso, industrialde la ciencia, que la ha estudiado parahacer comercio de ella […]”.12 Y, a ren-glón seguido, cómo que se conduele desu estado de abandono y pobreza, lle-gando incluso a transmitirnos algo de laadmiración que parece sentir por él, in-dependientemente de la sombríaconclusión a la cual llega a mitad de suanálisis.

Copiamos in extenso:[…] este raro hombre que sabe dememoria a Genti-Bernard, a Voltaire,a Boileau, a Ronsard, a Molière;que toca deliciosamente la ternísimamúsica de Flotow; que viaja con unchaquetón y dos hamacas, con undiccionario de Bouchirt y dos títu-los de médico; con una cara rugosay una conversación amena, con lospies casi descalzos y el bolsillo to-talmente aligerado de dineros.Cuando lo veo cubierto –no debodecir coronado–, de canas; cuandome pregunto cómo esos pies des-nudos han venido a ser cimientoerrante y vagabundo de un alumnode la universidad de Montpellier;cuando leo en la miseria y descui-do de esta vida, y en esta vejez singloria y sin apoyo, un secreto cul-pable y doloroso, pienso que, puestoque ese hombre no es un emigradopolítico, debe ser un emigrado de símismo. A esa edad no se pasea lamiseria por ignotas tierras; cuandose está contento de su pasado, sehabla de él; cuando no se habla de

él, es porque su recuerdo pesa yavergüenza […]. Ha visto, sin em-bargo, el cielo rojo del Egipto; harecordado a Volney ante las ruinaselocuentes de otra edad; ha subidoen Canarias a la meseta azufradadel Teide; reculó espantado enOrizaba ante el peligro grandiosodel ferrocarril de Veracruz a Méxi-co; ha pisado humildemente durantediez años la árida y destrozada tie-rra yucateca;13 hizo en Madrid lavida de estudiante de provincia, vioen Londres el cetro nuevo de 1832;y hoy ha llegado, con dos realesfuertes españoles, un violín roto ydos libros mugrientos a esta tierrade Chipre, bella y nueva, donde laschozas limpias se levantan a la som-bra de los poblados cocoteros.¡Oh! ¡también la vida tiene sus mi-serables presidiarios! Tal vez porquelleva el alma medio muerta, huyóesta mañana ese pobre hombre deaquel alegre, invitador, sonriente, ce-menterio. Temí ahondar las heridasdel emigrado de sí mismo, y no pudepasear a mi sabor por el pueblo dediminutas casas blancas. Albo color,amor de mi vida.14

Nunca antes ni después, fue Martítan contradictorio al referirse a un se-mejante. Mientras que, por otra parte,más que dar respuesta, este escritoamplía la interrogante ya hecha conrespecto a la ausencia de alusión algu-na a Chac Mol en sus escritos y cartasde este período. Lo que está en bocade todos, no lo está en los apuntes deviaje de Martí.

Alfonso Herrera Franyutti, en su ar-tículo sobre la estancia de Martí enYucatán, alega la compleja situación

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política por la que atravesaba la regióny la consecuente mengua de la activi-dad periodística en Mérida –sólocontaba con una modesta hoja mercantily noticiosa, La Revista de Mérida, quesalía dos veces por semana–, como lasposibles causas por las cuales el jovenno dejó testimonio escrito alguno de supaso por la ciudad.15 Tal vez tenga ra-zón Franyutti, pero sólo en parte.Todavía está viva en la memoria deMartí y en la del pueblo meridano, la caí-da del gobierno de Sebastián Lerdo deTejada (noviembre de 1876). EnYucatán, el porfiriato recién se ha esta-blecido. El joven periodista cubano de lalerdista Revista Universal de CiudadMéxico, que a penas dos meses anteshabía abandonado el país para no ponersu pluma al servicio del nuevo régimen,está de vuelta. Es lógica su cautela, susilencio, por el momento… Pero, ¿quétenían que ver el porfiriato y su pasadoreciente con Chac Mol? Una vez en IslaMujeres, en notas muy íntimas, dondeanaliza la personalidad de Le Plongeón,¿por qué no cita ni una sola vez la es-cultura? Otro tanto se observa en lascartas que por estos meses le escribe aManuel Mercado. Tampoco lo hará du-rante su estancia en Guatemala, auncuando de paso por Belice con destinoa esta ciudad, donde iba a ejercer el ma-gisterio, tiene otro encuentro con LePlongeon, o, al menos, con su esposa,según consta en la nota del 2 de marzode 1895, correspondiente a su Diario deMontecristi a Cabo Haitiano.16 Segui-mos sin encontrarle una respuestasatisfactoria a tal omisión durante esteperiplo por Centroamérica.

¿O las notas meridanas y guatemal-tecas donde hizo referencia a Chac

Mol se extraviaron o, sencillamente,nunca las escribió? De ser afirmativolo segundo, como todo hace suponer, laexplicación quizás esté en que Martícomprendió que lo visto merecía un co-nocimiento más profundo y completo.El joven debió intuir mucho más de loque se le dijo y se le enseñó, como paraesperar a futuras lecturas y hasta tes-timonios visuales, fotográficos ograbados que lo relacionaran en ampli-tud y profundidad con una visión delmundo y una estética no del todo fa-miliares para él por esta época. Unacultura como la maya, la del clásico yel postclásico, cuya escritura aún esta-ba por descifrarse, requería tiempo paraentenderla y asimilarla. La mejor prue-ba está en que los mejores textosmartianos sobre esta y otras culturasprehispánicas los escribió años después.Ahí están sus impresiones y descripcio-nes a manera de “retrospectivas” sobreMérida, las ruinas de Chichén Itzá yUxmal, entre otras, y Chac Mol. Ade-más, en tanto periodista genial, fue unmaestro en el manejo de los referen-tes escriturales y visuales que lebrindaban los medios (entiéndase gra-bados, fotografías e ilustracionesimpresas en revistas, periódicos, álbu-mes de vistas y catálogos), para suposterior interpretación y literaturi-zación, tal y como quedaría demostradoen sus crónicas sobre la Exposición In-ternacional de París y, muy enparticular, en su magistral descripciónde la torre Eiffel, sin haber estado nun-ca en ella. Su probable visita a lasciudades de Chichén Itzá y Uxmal, li-teralmente cubiertas por la selva,debieron ser para su penetrante percep-ción como las dos puntas de un iceberg

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que habría que develar en toda su mag-nitud y significación histórica, aunquefuera de memoria y con el auxilio de unamás actualizada y completa informaciónvisual –tal y como lo propiciaron los en-sayos fotográficos de Mudslay y Malera partir de 1880–, para desentrañar todasu poesía y grandeza.

También es de recordar que el Martíque se estrena como crítico de arte du-rante su primera estancia en México,entre 1875 y 1876, lo hace en relacióncon una nueva generación de artistasnacidos con la independencia, general-mente, adscritos todavía en lo formal yconceptual a las posiciones delacademicismo decimonónico europeo.La formación recibida en Cuba y Es-paña sobre la base de los clásicos y losiluministas, bien se avino con la que seencontró y relacionó en los círculos ar-tísticos y literarios de Ciudad México.Su pensamiento, que es ya una búsque-da y lucha por la verdad y la libertad,en la gran ciudad del Anahuac asimilalas ideas de las nuevas formas libera-les de hacer política, se orienta haciauna noción más nacional de las artesmexicanas contemporáneas y atiende lasituación económica y la política; mien-tras que durante el tiempo transcurridoentre Yucatán y Guatemala, sin dejar aun lado lo ya atesorado, profundiza enla cuestión indígena y perfila su proyec-to nacionalista en relación con unaconcepción latinoamericanista que másadelante llamará “Nuestra América”.

La formación de Juan PeónContreras y la de Rodolfo Menéndezde la Peña, en sus respectivos nivelesintelectuales y salvando la distancia queen tal sentido mediaba entre ellos yMartí, partían de parecidas matrices.

Para ambos las culturas prehispánicasestaban por aprehenderse, previo mes-tizaje con la cultura dominante a la querespondían, para ir más allá de loscomprensibles entusiasmos de la hora,las descripciones del suceso y las nopocas hipótesis y conjeturas que rodea-ban a la escultura, de las cuales noescapaban ni siquiera los contados es-pecialistas, Le Plongeon incluido. Por sifuera poco, la aceptación, por parte deContreras, de la supuesta mediaciónmística en el hallazgo arqueológico in-duce a pensar que, ante tan novísimapieza lítica, un joven como Martí, consu superioridad intelectual y tan bien in-formado para su tiempo, apelara a laprudencia. Luego, esperó. Después dever, lo más importante era comprender.Y, por supuesto, comprendió que habíamuchas capas culturales etiquetadasbajo el rubro de cultura nacional, querespondían a formas de hacer y decirmuy ajenas a una identidad única o yaformada por la praxis de las convulsio-nes sociales y políticas que habíancaracterizado hasta entonces la histo-ria de México, una de las más prolijasde América. Recién empezaba un via-je por Guatemala, que le aportaríamucho más sobre lo visto en Yucatán.

Desde que pisa las finas arenas deIsla Mujeres, empieza a escribir sus im-presiones sobre la naturalezacentroamericana, y con ello da inicio aun número de notas que, por su pasióndescriptiva, novedad del asunto y dispo-sición anímica del autor –llega incluso ala humorada cuando describe a la mujerdel arriero–, pueden considerarse unantecedente distante, pero anteceden-te al fin, del impar diario De CaboHaitiano a Dos Ríos. Sobre este sin-

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gular diario de Puerto Progreso a Gua-temala –llamémoslo así, por elmomento–, no se ha reparado con laasiduidad que sus páginas requieren.De hecho, su empezar es estruendoso:“Después del mar, lo más admirable dela creación es un hombre”.17 Con estesímil-pensamiento, el joven de veinticua-tro años, ya comprometido con CarmenZayas Bazán, parece acallar todo esesilencio de Mérida, por demás, ajeno asu personalidad y vocación, que lo atóde prosa y verso, cuando todo lo que ha-bitaba a su alrededor, por su novedad ybelleza, clamaba porque se escribiera.“De aquí [de Progreso] en canoa a Islade Mujeres; luego, en cayuco, a Belice;en lancha, a Izabal; a caballo, a Gua-temala. Hago lo que debo, y amo a unamujer; –luego soy fuerte.”,18 le escri-be a Manuel Mercado. En sus cartasal amigo y confidente, sin embargo, nohay una sola alusión a Chac Mol. Tam-poco en el drama indio Patria ylibertad, “[…] que en unos cinco díasme hizo escribir el gobierno sobre la in-dependencia guatemalteca”.19 Habráque esperar todavía dos años, para queChac Mol forme parte de ese proyec-to mayor que, en víspera de su boda,le anticipa a Mercado: “Dar vida a laAmérica, hacer resucitar la antigua, for-talecer y revelar la nueva […]”.20

El 31 de agosto de 1878 llegan Martíy su esposa a La Habana. Esta vez, lohace acogido a la amnistía decretadapor el gobierno español, para “cuantoshubiesen tomado parte, directa o indi-rectamente” en la Guerra de los DiezAños. Siempre atento a todo lo que fue-ra importante para el enriquecimientomaterial y espiritual de los pueblos lati-noamericanos, el Maestro debió darle

seguimiento a Chac Mol y a los nue-vos hallazgos arqueológicos que sesucedían en el continente en cuanto li-bro y periódico cayó en sus manos. Elnúmero e importancia de los descubri-mientos recién empezaba a insertar laarqueología americana en los medios decomunicación a nivel internacional, asícomo a atraer el interés de especialis-tas y público en general. Las hastaentonces ignotas culturas de la Améri-ca prehispánica iban revelando suhistoria, su identidad, sumando datos ynuevos enigmas al gran mapa arqueo-lógico mundial, levantado a diario porarqueólogos, historiadores, explorado-res y aventureros de toda laya. Porejemplo, el hallazgo de la estatuilla delpatesi Gudea, por la cual se empiezaa comprender mejor la escrituracuneiforme y, por consiguiente, la cul-tura sumeria, sucede poco después deldescubrimiento de Chac Mol. Otro tan-to aconteció con los trabajos deexcavación que iniciara el alemánSchielmann en territorio de la Greciaantigua, con el propósito de hallar losasentamientos de Troya y Micenas.

Proveniente de Guatemala, tenía aúnfresca en su memoria la magnífica im-presión que este pueblo le había causado–recuérdese su folleto de igual nombre.Si en México había empezado a cono-cer su América, en Guatemala amplió yprofundizó su sentimiento de hijo de unpueblo único y continental. Es en Gua-temala donde por primera vez utiliza eltérmino “Nuestra América”, como bienlo ha señalado el poeta y ensayistaRoberto Fernández Retamar.21 Porello no es casual que el Martí por en-tonces residente en La Habana con sufamilia, y que ocupa, entre otros cargos,

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el de secretario de la sección de lite-ratura del Liceo Artístico y Literariode Guanabacoa, recuerde el aconteci-miento arqueológico vivido en Mérida,citando, como al paso, en uno de susapuntes para las conferencias que im-partía en la comentada sociedad, aldios Chac.

El hecho merece toda nuestra aten-ción, pues en esta, su primera citaconocida de la deidad representada enla escultura, la califica de “soberbia yvengativa”. Ambos adjetivos, aunquenunca más los empleó al referirse aChac Mol, por esta vez, no se corres-ponden con la justeza de juicio quesiempre caracterizó al Maestro. Inten-temos explicarnos. Tres parecen ser lascausas de tal interpretación. Una: suentusiasmo por el hallazgo –por demás,tan comprensible como incomprensiblenos resulta su silencio, cuando, dos añosatrás, de visita en Mérida, con toda pro-babilidad fue testigo del suceso. Dos:dejarse llevar –en parte– por la inter-pretación de primera hora, única a sualcance entonces y, tal vez, sin el sufi-ciente calce científico, lo cual conposterioridad contribuiría a nuevas in-terpretaciones en razón de la novedadde lo descubierto y lo inadecuada deuna cobertura periodística nada espe-cializada. Y tres: el contexto dondeestán insertos los dos adjetivos, si bienajenos al perfil ideoestético que carac-teriza a esta obra escultórica, comoveremos continuación, sí apropiadospara expresar el deseo de redención delos pueblos indígenas que ya sentía enlo más profundo de su ser. He aquí elfragmento: “Pero de aquella absorcióncruenta [se refiere a la Conquista] algoquedó de la vencida raza: el espíritu, que

resiste siempre al acero, al hierro y alfuego”. Y a renglón seguido, advierte:“Pero soberbia y vengativa acaba deerguirse, allá del fondo de intrincadaselva, la estatua de Chac-Mool, y elpozo de los sabios de Chitchen, y laspinturas murales de Uxmal”.22

Otros factores que pudieron incidiren el inicial juicio que Martí se hizode la escultura, estarían en las pro-pias circunstancias que rodearon aldescubrimiento en sí. Pongamos porcaso, el oportunismo y la vanidad delarqueólogo norteamericano –bien se-ñaladas con posterioridad por elMaestro–, y la versión que este die-ra de la escultura, por demás, la únicaautorizada a la sazón, no exenta decierto matiz sensacionalista y hasta dedesconocimiento sobre lo descubier-to, si se tiene presente que fueron lospropios pobladores del lugar quienesle propiciaron su localización. A ellose sumaría el escaso conocimientoque todavía se tenía de la sociedad,la religión y el arte de estos pueblos.Asimismo, los dibujos a partir de loscuales se hacían los grabados que da-ban testimonio visual de algúndescubrimiento arqueológico, por logeneral, estaban determinados por lasubjetividad y la calidad del dibujan-te, cuyas copias –no pocas veces–eran imprecisas o se quedaban acierta distancia de la realidad. Estadeficiencia ya se había constatadomás de una vez, al comparar dichasimágenes con sus similares corres-pondientes a los primeros álbumesfotográficos de ruinas precolombinas.El hecho de que los periódicos y lasrevistas todavía dieran preferencia algrabado y no a la fotografía, por con-

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siderar el juicio estético dominante másartística la obra hecha a mano y no lamediada por un aparato de “sacar imá-genes”, explica, por último, que elreferente visual manejado en un primermomento sobre la escultura de ChacMol no fuera el más idóneo, tratándo-se, como era el caso, de una obraexhumada y todavía sin memoria visualalguna para periodistas y lectores. Situa-ción, sin duda, que en aras de la primiciaperiodística, sobre todo, en la prensa ex-tranjera, bien pudo llevar a algunos ailustrar sus trabajos con uno o más gra-bados en los que sí se reproducía laimagen de un verdadero dios Tigre.

El Chac Mol al que hace referen-cia Martí, el de Chichén Itzá o “pozode los itzaes”, quizás sea una de laspocas esculturas de bulto –si no la úni-ca– del llamado período posclásicomaya que, a los efectos de su percep-ción, expresa una dignidad y serenidadtales, que llega a atenuar sus particu-laridades físicas, refrendadas, a sumodo, por un estilo de fuerte improntasimbólica, pero más o menos realista,que preferencia la representaciónantropomórfica. La escultura de ChacMol tenía todos los atributos para queMartí se identificara con ella, tal ycomo quedará confirmado en el presen-te trabajo. Asimismo, cabe preguntarsesi en el momento de hacer referenciaal descubrimiento de la escultura en lacitada nota, Martí –que venía de viviren México y Guatemala– no la relacio-nó con ciertos relieves y mascarones,cuya representación escultórica, entrefelina y humana, es un remitido a un cul-to más antiguo de la fecundidad –quizás,de origen olmeca– y, por asociación, dela lluvia.

Lo inadecuado del nombre que le dioLe Plongeon a la escultura (Chac sig-nifica rojo; Mool, garra: garra roja:uno de los nombres del ocelote enYucatán), trajo aparejado más de unequívoco desde entonces a la fecha,cuando en realidad es una pieza –comolas otras de su tipo descubiertas conposterioridad– que se corresponde conun proceso más reciente de transcul-turización y mestizaje entre las culturastoltecas y mayas. Si por el momentoMartí no pudo indagar mucho más delo que recordaba de su breve estanciaen Mérida fue o porque la prensa nole dio el seguimiento adecuado a noti-cia tan especializada, o porque élmismo estaba inmerso en afanesconspirativos que, finalmente, lo lleva-rían a una segunda deportación aEspaña y, más tarde, a la tarea mayor,“la guerra necesaria”, cuya concepción,no sin orgullo, homologó con una obrade arte, en clara alusión a un criteriosobre el acto creador que iba más alláde los límites precisos que le otorgabala época.

Sin embargo, esto no quiere decirque Martí no le diera seguimiento aldescubrimiento de la escultura del diosChac. A cuatro años de su visita aMérida y a uno de establecerse en Nue-va York –o sea, en 1881–, volverá tresveces sobre el tema. Las dos prime-ras serán a manera de brevescomentarios o notas, tal y como se re-cogen en los Cuadernos de Apuntestres y siete. La tercera y última, unamás extensa que llegará a publicar ysobre la cual volveremos más adelan-te. En la primera nota o apunte, elinterés que le despierta un asunto co-lateral al hallazgo arqueológico

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propiamente dicho, evidencia, por unaparte, su gradual acercamiento a losconocimientos atesorados por las cul-turas indígenas y, por otra, una mejorinformación y mayor cautela al referir-se a Chac Mol, pues encabeza estanota con la siguiente acotación: “Sobreel descubrimiento de Chacmool: ver-sión del descubridor”,23 donde porprimera vez cita a Le Plongeon en re-lación con la escultura. Mientras que enla segunda, perteneciente al cuadernosiete, busca homologar el portento de suhechura y singular postura con “[…] lasvoluptuosas esfinges del Serapeum”,24 elmagnífico templo del dios Serapis, enAlejandría. En esta breve nota, ya te-nemos al Martí rindiendo culto al hechode que sólo se ve lo que se sabe, cuan-do, al conceptuar lo visualizado,comenta: “Recuerdo a Chacmool: –esel paso de la escultura de la esfinge, ala sentada, a la en pie”.25

Martí no dejará pasar la ocasión dehacer pública una descripción de la es-cultura, lo que sucederá en una notamás extensa aparecida en la “SecciónConstante” de La Opinión Nacionalde Caracas, el 8 de noviembre de 1881.En ella se lee: “[…] una soberbia es-tatua recostada sobre el dorso, con laspiernas encogidas, con la cabeza alta,y vuelta hacia el oriente, y con las ma-nos sobre el seno […]”.26 Obsérvese,que en esta descripción el adjetivo so-berbio califica a la estatua, paraevidenciar su importancia artística, dán-dole otro sentido a la oración. Un añoy medio después, en junio de 1883, estanota la publicará ampliada en la revis-ta La América, de Nueva York, bajo eltítulo “Antigüedades mexicanas”, quebien pudo inspirarle las dos “antigüeda-

des”, la romana y la griega, que reciéntradujera para la Casa Appleton. El ar-tículo en cuestión comienza con uncomentario sobre los últimos descubri-mientos hechos por Le Plongeon en lazona de Veracruz, y continúa con loque ya había escrito sobre Chac Molen la “Sección Constante”. Esta fusión–por demás, válida– no tendría mayorconsecuencia, si no hubiera llevado aotro equívoco, casi un siglo después,cuando el crítico e historiador del tea-tro cubano, Rine Leal, en su magníficotexto “De Abdala a Chac Mool”, da porsentado que una de las esculturas re-cién descubiertas por el arqueólogonorteamericano es Chac Mol. Esteerror lo inducirá a una suerte de citahíbrida, en donde la primera parte, se-parada de la otra por tres puntossuspensivos entre corchetes, se corres-ponde con la escultura recién hallada enVeracruz, y la segunda con la del diosde la lluvia de Chichén Itzá: “[…] unacolosal piedra, en la que en perfiles hue-cos está esculpida una gran figura deindio. Que tiene al pie un pescado y unconejo, como en símbolo de la caza yde la pesca, y en la mano la flecha ten-dida […] soberbia estatua recostada,sobre el dorso, con las piernas encogi-das, con la cabeza alta, y vuelta haciael Oriente, y con las manos sobre elpecho, sosteniendo un plato lleno de pie-dras preciosas, según se afirma”.27

De inesperada puede calificarse laelección de este artículo para su pu-blicación en La América, si se tienepresente que ello ocurre en el mesque Martí se incorpora al equipo de edi-ción de la comentada revista, cuyoperfil editorial no se avenía del todo conasunto tan especializado como ajeno a

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los propósitos comerciales y tecnológi-cos que la caracterizaban. El artículoparece obrar como ariete de un primeracto suyo dirigido a darle un vuelco ala política editorial de la publicación, loque en parte logró por un tiempo. Suempeño de hacer La América de pro-pósito para un ingente procesoculturizador y concienciador, explica,por último, la literaturización de loscontenidos científicos y técnicos, y laincorporación de aquellos otros de realinterés para la cultura general del pú-blico lector hispanoamericano, con eldoble objetivo de mantenerlo actualiza-do y, al mismo tiempo, consciente de suextraordinario pasado y presente, sinmerma alguna de sus valoresidentitarios y posibilidades reales de pro-greso.

La otra referencia martiana a ChacMol está contenida en un esbozo o pro-yecto de obra de teatro, cuyo guión serelaciona con los acontecimientos quedieron lugar al descubrimiento de la es-cultura del dios Chac, en Chichén Itzá.La pieza llevaría por título el nombre delimpar dios, mientras que, no por breves,estos apuntes dejarán de traslucir elsuperobjetivo último de su proyectadaobra: rechazar la humillante caricaturaque la cultura del colonizador hizo desu protagonista central: la conquistaday explotada raza maya y, por extensión,la de todas las razas amerindias y lasque luego poblarían el continente. Elproyecto evidencia una novedosa con-cepción dramatúrgica para el teatrocubano e hispanoamericano de la épo-ca, tal y como lo hace ver Rine Lealen su citado ensayo, al sustentar un cri-terio actoral que preferencia la accióncolectiva de un pueblo indígena ameri-

cano por sobre la de individualidades.Consecuente con su propuesta, Martípropone como principal personaje ne-gativo o antihéroe al mismísimo LePlongeon: símbolo, para él, del científi-co al servicio del creciente saqueo delas culturas más antiguas de la huma-nidad, que adinerados coleccionistasestimulaban desde inicio de siglo, asícomo museos e instituciones con sedeen las naciones de mayor poder eco-nómico de la época. Este interés deMartí por un teatro nacional de nuevotipo, que pusiera en escena “terriblestragedias, con nuevos e históricos re-sortes”, se correspondió entonces conel que le había despertado el pueblo deGuatemala y, en particular, la culturamaya. Y que entre 1877 –año de suestancia en esta república centroame-ricana– y 1891, cuando escribe sufundamental ensayo Nuestra América,medie su asimilación de la vasta ycompleja cultura precolombina o, al me-nos, se pusiera al día en cuanto a lostextos más importantes escritos sobre eltema. Entre las probables fuentes con-sultadas por Martí, estarían los libros delos arqueólogos norteamericanosStephens, Le Plongeon y Brinton, y losde los franceses Brasseur deBourgbourg, Charnay y Nadaillac. In-formación que, sin duda, complementócon un número importante de testimo-nios visuales, como los muy socorridosgrabados hechos a partir de dibujos yfotos, como se puede observar en LaEdad de Oro, o las propias fotografíasde ruinas mayas, de las que fueCharnay uno de sus impulsores, publi-cadas en atractivos álbumes, y con unacalidad de impresión muy superior a lasde décadas atrás.

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Los artículos martianos de conteni-do indígena de La América, abrirán elcomentado cauce en este decenio, con-virtiéndose en uno de sus preferidospara levantar la autoestima de los pue-blos indígenas del continente, así comopara expresar y divulgar su concepciónde América como un todo. Estos son“Antigüedades mexicanas” (junio,1883), “Arte aborigen” (enero, 1884),“El hombre antiguo de América y susartes primitivas” (abril, 1884), “Autoresamericanos aborígenes” (abril, 1884),“Una comedia indígena” (junio, 1884)y “Reunión próxima de la BritishAssociation: apuntes de antropologíaamericana” (junio, 1884). Un clásicoejemplo de los muchos que por enton-ces utilizará Martí en tal sentido, es elperteneciente al ya citado artículo “Elhombre antiguo de América y sus ar-tes primitivas”, donde se lee: “[…] noimaginaron como los hebreos a la mu-jer hecha de un hueso y al hombrehecho de lodo; ¡sino a ambos nacidosa un tiempo de la semilla de la palma!”.Al origen de la criatura humana másaceptado por la cultura oficial de la épo-ca, Martí le opone la génesis de unpueblo indígena de su América, comouna de las tantas estrategias que segui-rá en lo adelante con el propósito deirle creando una conciencia anticolo-nialista a nuestros pueblos desde lospresupuestos éticos y estéticos de susmitos y tradiciones más auténticas.Chac Mol no sólo está en dicha cuer-da, sino entre los primeros en iniciar elgran poema martiano de la primigeniaidentidad cultural de América. El Martíque le “descubrió” tal deidad a un lec-tor hispanoamericano, quizás, másatento a las últimas noticias de la bolsa

o a las particularidades técnicas de lamáquina que mayor plusvalía podía sa-carle al obrero, un año más tarde cesaríaen la dirección de dicha revista.

Notas1 En principio, asumimos la fecha del hallazgo dela escultura en octubre de 1875, y la de su trasladoa Mérida, entre febrero y marzo de 1877(Macazaga Ordoño, César. Chac Mool, el señorde nuestro sustento. Mérida: EditorialInnovación, S.A., s/f. Apéndice 1, pp. 73-76). ElDiccionario Porrúa de Historia, biografía ygeografía de México (sexta edición, México D.F.,1995, t. A-C, p. 718), coincide con Ordoño encuanto a la fecha del hallazgo, no así con la de sutraslado a Mérida, la cual ubica a fines de 1874(tomo L-Q, p. 2756). El texto acota que LePlongeon salió el 29 de julio de 1873 de NuevaYork, en compañía de su joven esposa inglesa,para un viaje de exploración en las ruinas deYucatán. De hecho, hay diferentes fechas sobreeste hallazgo arqueológico y su traslado a Mérida.La Enciclopedia de México (1987), sitúa eldescubrimiento en 1874; la Enciclopedia Americana(1951), en 1876. La primera referencia que haceMartí sobre Chac Mol, corresponde a una notadatada por su albacea en 1879. (N. del A.).2 Itzá es un compuesto de dos elementos: its + á.El primero, its, lo tomamos por brujo o mago yá por agua. El nombre Itzá, pues, se traduce porBrujo-del-agua (“Introducción” de El Libro delos libros de Chilam Balam, Fondo de CulturaEconómica, México-Buenos Aires, 1963).3 Una observación necesaria: nombre del diosmaya de la lluvia se ha escrito de diferentesmaneras, a saber, Chac Mool, Chacmool, Chacmoly Chac Mol. Esta última forma será la empleadapor el autor del presente texto. En los demáscasos se respetará la ortografía empleada por losautores citados. (N. del A.)4 Este dato queda consignado en la página 360 dela Memoria presentada al Congreso de la Uniónpor el Secretario de Fomento, señor Vicente RivaPalacio, en 1877. En: Macazaga Ordoño, C. Op.cit. (1). p. 73.5 Ibídem, p. 74.

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6 Ibídem, p. 75.7 Ídem.8 Martí, José. “Epistolario. Cartas a ManuelMercado”. En: Obras completas. La Habana:Editorial de Ciencias Sociales, 1991. t. 20, p. 27.9 El doctor Eduardo Urzaiz Rodríguez dice queMartí fue presentado por el poeta cubano AlfredoTorroella (Urzaiz Rodríguez, Eduardo. Laemigración cubana en Yucatán. Mérida, 1949.p. 54). Franyutti, por su parte, alega un error,pues, por esa fecha Torroella ya no se encontrabaen Yucatán [Herrera Franyutti, Alfonso. “Martíen Yucatán”. En: Panorama Médico (México)7:46; febr. 1977].10 Martí, J. “Antigüedades mexicanas”. Op. cit.(8). t. 8, p. 327.11 _______. Epistolario. La Habana: Centro deEstudios Martianos y Editorial de CienciasSociales, 1993. t. 1, p. 75.12 Martí, J. “Islas de Mujeres”. Op. cit. (8). t. 19,p. 29.13 Aquí Martí nos presenta otro problema dedatación: si, como él dice, desde hace diez añosLe Plongeon frecuenta Yucatán, este llegó a lapenínsula en 1867. Sin embargo, según losdocumentos consultados, todo indica que lo hizoentre 1873 y 1874, es decir, a lo sumo un año ymedio antes de descubrir la escultura de ChacMol. (N. del A.)14 Martí, J. Op. cit. (12). p. 30.15 Herrera Franyutti, A. Op. cit. (9). p. 46.16 Martí, J.”De Montecristi a Cabo Haitiano”.Op. cit. (8). t. 19, pp. 196-197.

17 _______. “Apuntes”. Ibídem, p. 15.18 _______. Op. cit. (8). t. 20, p. 26.19 _______. “Patria y libertad (drama indio)”.Op. cit. (8). t. 18, p. 129.20 _______. Op. cit. (8). t. 20, p. 32.21 Fernández Retamar, Roberto. “Martí y larevelación de Nuestra América”. En: Martí, José.Nuestra América. La Habana: Casa de lasAméricas, 1974. p. 10.22 Martí, J. Op. cit. (8). t. 19, p. 443. Las palabrassubrayadas corresponden al autor del presentetexto. Otra interrogante: Martí escribe: “[…] acabade erguirse, allá del fondo de intrincada selva […]”,con lo que da a entender que el descubrimiento dela escultura es un hecho reciente, cuando enrealidad han transcurrido cuatro años y dos de sutraslado a Mérida. Quedaría para otro momentoinvestigar hasta qué punto esto es imputable aMartí o a la data que los recopiladores de supapelería le dieron a la nota correspondiente. (N.del A.)23 _______. “Cuadernos de apuntes”. Op. cit.(8). t. 21, pp. 106-107.24 _______. Ibídem, p. 206.25 Ídem.26 _______. “Periodismo diverso. SecciónConstante”. Op. cit. (8). t. 23, p. 68.27 Este texto del citado artículo de Rine Leal ellector lo podrá verificar en el Anuario Martianopublicado en la Biblioteca Nacional José Martíen 1977.

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Ofensiva final revolucionaria en Cuba (1958)

El año 1958 fue de intensa actividadentre la emigración revolucionaria

cubana radicada en el Caribe y los pro-pios Estados Unidos. Pero, al mismotiempo, se incrementó la labor de inte-ligencia de los agregados militares dela dictadura de Batista, empeñada enfrustrar esos esfuerzos.

Tras el desplome del régimen del ge-neral Marcos Pérez Jiménez, en el mesde febrero, surgió la Sección Venezue-la del Movimiento 26 de Julio quedevino en uno de los grupos más acti-vos en el exterior. En su primer avisoa cubanos y venezolanos alertaba:

A nombre del Movimiento 26 deJulio Sección Venezuela, se desau-toriza públicamente a las personasque estén solicitando dinero con elpretexto de ayudar económicamen-te a la causa de la liberacióncubana.Oportunamente […] se dará a co-nocer la forma y maneraautorizada por el Movimiento 26 deJulio (M-26-7) Sección-Venezuelapara que todos los cubanos y ve-nezolanos amantes de la libertad

1958: Visión de la inteligenciamilitar batistianasobre el Movimiento 26 de Julio

Servando Valdés SánchezInvestigador del Instituto de Historia de Cuba

contribuyan y colaboren al éxito denuestra noble causa.1

El 12 de febrero, el coronel Pedro A.Barreras, agregado militar de Cuba enese país, informaba, con preocupación,al mayor general Martín Díaz Tamayo,director G-3 del Estado Mayor del Ejér-cito de los primeros pasos dados por laSección Venezuela del Movimiento 26de Julio:

[…] después de la caída del ante-rior gobierno venezolano, un grupode aventureros integrantes de lacolonia cubana en combinacióncon unos cuantos periodistas vene-zolanos y algunos estudiantespertenecientes a la UniversidadCentral de Caracas, se ha dado ala tarea de organizar lo que ellos lla-man Movimiento 26 de Julio,Sección de Venezuela. Comenzaronformando un grupo que desfiló eldía 23 de Enero, con una banderaCubana dando gritos de abajo elgobierno de Cuba […] después or-ganizaron tres grupos que endiferentes horas colocaron ofrendasflorales a nombre del 26 de Julio

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ante el busto del Apóstol José Martíy ante el libertador Simón Bolívar.[…] Después estos señores se handedicado a hacer propaganda deprensa a favor de su organizacióny en contra de nuestro Gobierno.2

La Sección Venezuela del Movimien-to 26 de Julio, empleando cadenasradiales locales, desplegó una importan-te labor de difusión de la luchainsurreccional en la isla que continuósiendo seguida muy de cerca por laembajada cubana. En medio de los pre-parativos de la huelga general querealizaba el Movimiento en Cuba, otroinforme, fechado el 5 de marzo, repor-taba:

[…] han desarrollado una intensacampaña de prensa radiada, escri-ta, televisada, han repartidoproclamas, han hecho un gran nú-mero de llamadas telefónicas, etc;anunciando unas veces la caída delGobierno, otras exhortando al pue-blo de Cuba a la Huelga General,otras publicando escritos de parti-darios de Fidel Castro, etc.[…] Más tarde organizaron un Ra-dio Meeting, utilizando casi todas lasestaciones de radio en cadenas,donde hicieron uso de la palabra va-rios cubanos y venezolanos.[…] por último organizaron unacena que ellos llamaron de confra-ternidad Cubana-Venezolana por laliberación de Cuba, vendiendo unosbonos a 50 bolívares cada uno, pre-sumiendo que vendieron 1000bonos (es decir, unos $15,00);esta cena se celebró en el Club deLas Puertas y a la misma asistie-ron alrededor de 200 personasentre ellas cubanos y venezolanos.

Entre los cubanos asistió el Dr.Urrutia, que vino del Nueva York,con el título de Presidente de Cubaen Armas, acompañado por el Dr.Raúl Chibás y un individuo llama-do Gustavo Arcos.3

Además de estas actividades últi-mamente estos señores hanorganizado el Movimiento 26 de ju-lio, Sección de Venezuela, en todoslos estados ayudados por la prensaque todos los días anuncia la caídadel Gobierno de Cuba, atreviéndo-se algunos individuos a gritarle acada cubano que se encuentranviva Fidel o abajo Batista.[…] La actitud del Gobierno sobreestos hechos, ha sido de tolerancia,pues si bien es verdad que ningunaautoridad gubernamental ha interve-nido en estos hechos, lo cierto esque tampoco han tomado ningunamedida para impedirlo.4

Y sin conocer, quizás con certeza,el golpe militar que se preparaba con-tra el presidente provisional WolfgangLarrazábal aseguraba: “[…] el actualJefe del Estado Mayor de las FuerzasArmadas, Coronel Jesús Pérez Mora-les y el Jefe de la 2da Sección delEstado Mayor Tte Coronel RubénOsio Navas […] me han comunicadoen un tono estrictamente confidencialque no me preocupe, que las aguasvolverán a coger un nivel oportuna-mente”.5

Concluía citando a los dos hijos delex secretario de Batista, Raúl AcostaRubio, como dos de sus fuentes princi-pales de información.6

El Agregado Militar en Caracaslogró casi una información exacta delas primeras gestiones de la Sección

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Venezuela del Movimiento 26 de Julio yde su extensión por todo el territorio ve-nezolano en numerosos comités delucha. Al parecer, sólo desconocía quela Sección contaba con la simpatía delpresidente Larrazábal. Sus vínculos conel coronel Jesús Pérez Morales no leservirían por mucho tiempo, pues lue-go de un frustrado intento de golpemilitar ocurrido el 23 de julio, Moralesfue designado para representar la MisiónMilitar de Venezuela en Washington, yotros oficiales venezolanos, tambiéncomprometidos, resultaron expulsadosdel país.

De igual forma, desde Costa Rica, laadministración de José Figueres facili-taba el traslado de armas hacia laSierra Maestra.7 En tal sentido, elAgregado Militar en San José, coronelD. G. Martínez Mora, había logradoavanzar más en su actividad de inteli-gencia que su homólogo de Venezuela.El 26 de abril le comunicaba al generalen jefe Francisco Tabernilla Dolz, jefedel Estado Mayor Conjunto:

[…] comienzo esta en que habré deinformarle, cronológicamente, lossucesos acaecidos en esta desdemi llegada a la fecha:sábado 19.- […] en las primerashoras de la noche comencé aentrevistarme con personas que de-cían tener información quesuministrarme sobre el tráfico dearmas que con completo conoci-miento y aprobación de lasautoridades del país, desde el pre-sidente Figueres para abajo sinexcepción alguna se venía realizan-do, siguiendo un plan de juego a labolsa “trazado por el embajador y eloficial que suscribe en el que hici-

mos ofrecimientos elevados sobre elmaterial de guerra disponible en elpaís tuvo como resultado una eleva-ción del precio de este material cosaque molestó grandemente a los par-tidarios de Figueres.[…] el embajador Canto, [RosendoCanto Hernández] hombre valien-te y enérgico y de una lealtad alpresidente [Batista] a toda prue-ba, produjo una declaración parala prensa acusando al Capitán(Piloto) Manuel Enríquez, de haberfacilitado el avión de las aerolíneasnacionales (Compañía de la propie-dad del referido piloto) derribado enCieneguita, Oriente.8

El 3 de mayo, coincidiendo con la re-unión de Altos de Mompié, convocadapor Fidel para analizar las causas delfracaso de la Huelga General del 9 deabril, el coronel Barreras envió un es-timado de inteligencia, a sus superioresen La Habana, donde afirmaba:

En cuanto a los cubanos residentesen este país que se han dedicado aorganizar el Movimiento 26 de Ju-lio, la realidad es que después delfracaso de la huelga general […] yde las disensiones de los líderes delmov. subversivo de Fidel Castro,empezaron a acusarse públicamen-te unos a otros los organizadores delas colectas que ellos corren rumo-res que alcanzó alrededor de unmillón de bolívares, de que se ha-bían cogido el dinero, este rumor lesha hecho mucho daño.[…] en síntesis que la propagandaque había contra el gobierno deCuba, aquí en Venezuela ha dismi-nuido en una forma tanconsiderable que tal parece que ha

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desaparecido el M-26 de Julio, aquíen Caracas.

Las ambiciones políticas de algunosemigrados, en especial de MarioLlerena, como presidente del Comité delExilio y sus diferencias con ManuelUrrutia Lleó causaron serios problemasque fueron analizados en Mompié, don-de se determinó designar comocoordinador general a Luis Bush y seadoptaron otras medidas necesariaspara restablecer la normalidad dentrode la emigración.9

Durante el mes de junio comenzaronnuevamente las preocupaciones deBarrreras por la propaganda radial quedesarrollaba la Sección Venezuela delMovimiento 26 de Julio difundiendo laverdad de la Sierra Maestra. El día 21informaba:

[…] hemos seguido investigando ysiguiendo la pista de las transmisio-nes que unas veces se oye por“Radio Continente” y otras por elprograma “Ultima hora en Venezuelay en el Mundo” que se televisa porlos canales 4-9-y 11 a las 9:30 pm.En el cual […] presentan un graba-dor de cinta magnética y después deanunciar que han captado noticias dela “Radio Rebelde” en la receptorade la Emisora, entonces enciendenel grabador y dejan oír un pedazo detransmisión, otras veces aparece pu-blicado la transmisión por la “RadioRebelde” como noticia en los perió-dicos del país.10

Por otra parte, en relación a la Ofen-siva de Verano que lanzaba el régimende Batista contra el I Frente JoséMartí, refería:

[…] cuando se anunció que el ge-neral Cantillo iba a asumir la

Jefatura de operaciones y que elEjército cubano estaba enviando[…] soldados, aviones, helicópterosy barcos de guerra para realizar lalimpieza final de operaciones, en-tonces empezaron a transmitir quela aviación estaba bombardeando yametrallando los pueblos aledaños ala Sierra Maestra y hablando deposiciones rebeldes […] lo que ellospretenden hacer creer que teníanun Ejército de cinco mil hombresdominando la Sierra Maestra y queel Ejército en vez de penetrar en laSierra Maestra para combatirlos loque se dedicaba era a ametrallar lapoblación civil.[…] En síntesis, que a mi juicio setrata de una propaganda falsa en-caminada a hacer un estado deopinión pública en el extranjerocontraria a nuestro gobierno y es-pecialmente contra nuestro GloriosoEjército.11

Barreras, por supuesto, ignoraba queel Ejército Rebelde había previsto y eje-cutado con éxito la guerra deposiciones, como también parecía noestar al tanto o quería silenciar, los es-tragos ocasionados entre la poblacióncivil por los sistemáticos bombardeos dela Fuerza Aérea del Ejército (FAE).Muy pronto serían divulgados esos he-chos ante la opinión pública por laOperación Antiaérea ejecutada por lasfuerzas del II Frente Oriental FrankPaís, bajo el mando del comandanteRaúl Castro Ruz.

Entre tanto, la Sección Venezuela delMovimiento 26 de Julio intensificabasus acciones. Así lo admitía un nuevo re-porte de inteligencia enviado desdeCaracas: “Se ha convertido la Casa

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Sindical, organismo semioficial comoCuartel General de las ConspiracionesPúblicas contra el Gobierno de Cuba,exhibiendo películas, publicando fotos yhaciendo colectas y organizando re-uniones subversivas contra el Gobiernode Cuba, los cuales son publicados entodos los organismos de Prensa, presu-miendo a ‘soto voce’ que el Gobiernoles está ayudando oficialmente”.12

El referido informe trató de desvir-tuar la solidaridad que existía entrecubanos y venezolanos, así como la ad-miración de los primeros por la figuradel Libertador, cuando al hacer referen-cia a la recaudación gigante de laSección de Venezuela del Movimiento26 de Julio “Marcha de Bolívar haciala Sierra Maestra”, señaló:

Como colmo ya de lo indecible es-tos señores ni siquiera han tenidorespeto alguno para el LibertadorSimón Bolívar, utilizando un juegode palabras para confundir “LaMarcha de Bolívar hacia la SierraMaestra”, donde no solo profananel venerado nombre del Libertadorsino que hasta utilizan indecoro-samente la bandera de Venezuela,para los fines de una colecta más,que ahora le dan el carácter deGestación Nacional, tratando de in-disponer a la Opinión Pública deVenezuela contra el Gobierno deCuba.13

A su vez, desde la Florida, los Esta-dos Unidos, eran vigilados muy de cercalos movimientos de Pedro Luis DíazLanz, piloto que había trasladado variasexpediciones con armas para la SierraMaestra. El 29 de agosto, el asesor dela FAE, comandante Efraín R.Hernández, comunicaba desde el Cuban

Military Liaison Office, en el Aeropuer-to Internacional de Miami, lo siguiente:

1-Tengo el honor de informar […]que Pedro Luis Díaz Lanz que fuecopiloto en la Aerolínea Q S.A. ycon residencia en 422 Glenn BidgeRd. Key Biscayne, se encuentra enla actualidad volando un avn o bienBeechcraft ó Cessna No. de licen-cia N480, despegando generalmentede Ft. Lauderdale, haciendo despa-chos como que va a Nassau, peronosotros pensamos que realmentelos viajes son a la Prov. de Ote. conmisiones subversivas.14

Ese informe coincidió con la llegadade un nuevo viaje de Díaz Lanz, quienaterrizó por la zona de Cayo Espino,trasladando armas y parque al territo-rio del I Frente. No fue, por tanto,fortuito el bombardeo que, en horas dela noche de ese día, realizó la aviaciónde la tiranía sobre el lugar.

Simultáneamente, en Venezuela lasituación política se complicaba. Lue-go del abortado cuartelazo contraLarrazábal, los rumores de nuevos gol-pes militares no cesaban. En esecontexto, una conspiración contrarrevo-lucionaria trató de calumniar a laRevolución Cubana. El 25 de octubrealgunos diarios de Caracas se hicieroneco de la siniestra noticia y llegaron aacusar a Luis Buch de agentepérezjimenista.15 Ese mismo día, desdela embajada cubana, se notificaba:

[…] Radio Rebelde que transmitíadesde Radio Continente a medianoche ha sido suspendida, periodis-tas venezolanos pagados handesplegado una intensa campañacontra la Embajada y hacen gestio-nes para que vuelvan autorizarla.

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Muchos cubanos han sido detenidosen extranjería y sus movimientosestán siendo vigilados. El cuartelrevolucionario en Caracas ha sidodisuelto: situación política venezola-na muy delicada, temiéndose golpede estado contra Gobierno. Cuba-nos exilados que estaban agitandola Universidad de Caracas, hansido advertidos que han de ser ex-pulsados.16

La mayoría de esos informes tratabande tergiversar o subvalorar las activida-des de la emigración revolucionaria yevidenciaban cierto desconocimiento deldesarrollo de la guerra en Cuba. Poresas razones, el 20 de noviembre elagregado militar en Nicaragua, coro-nel D. G. Martínez Mora, recomendabaal director de Operaciones G-3:

Aprovecho la oportunidad parasugerir respetuosamente a esaDirección estudie la posibilidad dehacer para los Agregados milita-res cubanos, una especie deboletín o reporte de inteligenciasemanal con respecto a los pro-gresos de nuestras fuerzas en laexterminación de los rebeldes opacificación del país, pues el Ofi-cial que suscribe y supone queigual lo estén los demás Agrega-dos Militares, no tiene otrainformación que la obtenida a tra-vés de la prensa, la mayoría de lasveces desfigurada como ud podráapreciar por estos y otros recortesde prensa llegados a este Centro.17

A continuación enviaba algunos re-cortes de la prensa de Managua quedivulgaban el descalabro sufrido por elEjército batistiano. Así, por ejemplo, elGran Diario, del propio 20 de no-

viembre, decía: “Dictador cubano des-esperado se esfuerza en organizar unejército de 7 a 10 mil soldados y no pue-de a pesar de los halagos que ofrece alos reclutas”.

Por su parte el Novedades, del 24de ese mes, daba crédito del inicio dela ofensiva final contra la tiranía al se-ñalar: “Fidel Castro busca destruir alEjército de Batista en batalla decisivaen tres provincias”.

El 12 de diciembre el director deOperaciones G-3 del Estado Mayor delEjército recibió desde el Cuban MilitaryLiaison Office en Miami un mensajeconfidencial que aumentó los temoresdel régimen:

1- Tengo el honor de notificar aUd. que según me comunica nues-tro agente Mario muchos de losexilados políticos en esta cdad. seestan yendo para Cuba en distintosgrupos por vía marítima.[…] El magistrado Manuel UrrutiaLleo se encuentra desde hace díasen la SIERRA MAESTRA a don-de se dirige para formar ungobierno provisional rebelde.18

Cinco días más tarde, desde Miami,volvía a reportar el asesor de la FAE:

En la actualidad se nota mucho mo-vimiento en esta Cdad de estabanda de forajidos. Autoridades fe-derales me dieron la siguientedirección y nombre sin que se sepaa que aplique: TELMA BARNET,apt 342, GUANTANAMO,CALIXTO GARCIA.19

[…] Se le adjuntan copias de las dis-tintas informaciones remitidas aeste Cen. por el referido AsesorFAE en Miami, que comprendenclaves utilizadas por los rebeldes,

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nombres y domicilios, circularesdictadas por ellos, etc.20

Para esa fecha todas esas informa-ciones de inteligencia carecían devalor; el triunfo revolucionario ya erainevitable.

Notas1 Fondo Ejército. En Archivo del Instituto deHistoria de Cuba (AIHC).2 Ibídem.3 Gustavo Arcos actuaba como Delegado Especialdel Movimiento 26 de Julio. Véase PividalPadrón, Francisco. El movimiento 26 de Julio enVenezuela y quienes lo apoyaron. UniversidadMichoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1996.4 Fondo Ejército. En AIHC.5 Ibídem.6 Ibídem. Raúl Acosta Rubio escribió el libroBatista ante la Historia (relato de un civilista),una apología publicada en 1933. A partir del 12de septiembre de 1958 fue designado PrimerSecretario de la Embajada Cubana en Venezuela.7 Véase Buch, Luis. Más allá de los códigos. Lascomunicaciones en la Guerra de LiberaciónNacional. La Habana: Editorial de CienciasSociales, 1995.

8 Fondo Ejército. En AIHC.En realidad el avión se averió cuando aterrizó enCieneguilla. Véase Buch, L. Ibídem, p. 153.9 Véase Buch, L. Ibídem, y Pividal Padrón,Francisco. Op. cit. (3).10 Fondo Ejército. En AIHC.11 Ibídem.12 Ibídem. “La Marcha de Bolívar hacia la SierraMaestra” representó una valiosa contribución ala guerra revolucionaria.13 Véase Buch, L. Op. cit. (7). pp. 163-164.14 Fondo Ejército. En AIHC.15 Ibídem.16 Ibídem.17 Ibídem.18 Ibídem.19 Se trataba de la combatiente revolucionariaThelma Bornot Pubillones, quien en esosmomentos formaba parte de las fuerzas del IIFrente Oriental Frank País. En 1957 ella seincorporó a una célula del Movimiento 26 de Julioen la Base Naval de Guantánamo, donde trabajaba,siendo detenida, ese mismo año, por el FBI que laacusó de atentar contra las relaciones Cuba-Estados Unidos.20 Fondo Ejército. En AIHC.

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Camiloy la ofensivade verano

Mayra Aladro CardosoInvestigadora del Instituto

de Historia de Cuba

Una de las hazañas menos conoci-das del Comandante Camilo

Cienfuegos Gorriarán durante la guerrade liberación nacional en Cuba resulta,sin lugar a dudas, su participación en elrechazo a la ofensiva militar más gran-de desatada por el Ejército de la tiraníacontra el macizo montañoso de la Sie-rra Maestra en el verano de 1958,cuando tras el fracaso de la huelga ge-neral revolucionaria del 9 de abril, elmando enemigo creyó que había llega-do el instante oportuno para destruir alEjército Rebelde.

Con la ayuda de la misión militarnorteamericana en Cuba, el mandobatistiano elaboró un nuevo plan deacción denominado “Plan FF” (FaseFinal o Fin de Fidel), cuyo objetivoprincipal era la “[…] captura o muer-te de Fidel Castro y la total destruccióndel enemigo en la zona”,1 para lo cualdecidió variar la táctica de combateadecuándola a las características de laguerra de guerrilla.

Para ello reformó la estructura de lasfuerzas que participaron en las accio-nes a las que denominaron Batallonesde Combate de Contraguerrilla(BCCG). Estas unidades contaron con

el apoyo de la Aviación, los blindados,la Marina y un eficaz servicio logísticoy de comunicaciones.

A partir del 25 de mayo avanzaronsobre el I Frente José Martí del Ejér-cito Rebelde catorce batallones deinfantería, compuestos por unos325 hombres cada uno, así como sietecompañías independientes con un nú-mero aproximado de 135 alistadosrespectivamente.

Sobre la Comandancia General en LaPlata se lanzaron entre 7 000 y 10 000hombres que fueron detenidos y recha-zados por 300 combatientes del EjércitoRebelde, dirigidos por su Comandanteen Jefe.

Esa ofensiva cobró auge durante elmes de junio, por lo que el jefe de la Re-volución decidió concentrar sus fuerzaspara hacer de la Sierra Maestra un bas-tión inexpugnable. El pensamiento militardel Comandante en Jefe puso a pruebatodo el caudal de experiencia acumula-da y el Ejército Rebelde entró en unanueva fase de desarrollo: la guerra de po-siciones, cuyos puntos cardinales fuerondelineados en las instrucciones de Fidela los jefes de destacamentos y colum-nas, y se resumieron en la existencia deun territorio básico que garantizó la in-fraestructura y aumentó la resistencia alenemigo sobre la base de la concentra-ción y la ocupación de puntosestratégicos que permitían pasar al con-traataque.

Ante esta situación, Camilo y su tro-pa fueron incluidos para integrar unfrente decisivo compacto de unos trein-ta kilómetros de extensión, cuyo centroprincipal lo constituyó la cordillera deLa Maestra. De ahí el mensaje de Fidelque Camilo recibiera el día 14 de junio.

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Antes de partir a esta nueva misión,Camilo, que en esos momentos se en-contraba operando en los Llanos delCauto, dejó solucionados algunos pro-blemas con la dirección del M- 26-7 enBayamo y para reforzar los grupos deacción en esta zona envió a Luis Cas-tillo. Asimismo, para reforzar elMovimiento en la ciudad de Holguíndesignó al capitán Osvaldo Herrera ycon este objetivo emitió la siguiente Or-den Militar, mediante la cual le dioplenos poderes y expresaba:

Llanos de Holguín, Junio 18. 1958.

En vista de los acontecimientos delos últimos días y la desorganiza-ción reinante en esa Ciudad, elcomandante de esta Columna Re-volucionaria y jefe militar deBayamo, da al capitán OsvaldoHerrera poderes absolutos para pro-ceder al arresto de quienesconsidere culpables de esas irregu-laridades. Cambiar los mandos yreorganizar el Movimiento.Esperando todos los elementos bienintencionados le faciliten la ayudanecesaria para estos trabajos.

Camilo Cienfuegos2

El 18 de junio, Camilo emprendió suregreso a la Sierra Maestra y en suausencia dejó como jefe de la zona aCarlos Borjas.

Valorando su estancia en los llanosdel Cauto Camilo anota en su diario:

[...] Fidel en su mensaje, llegado amí el día 14, ordenó regresar a laloma, los motivos los ignoro, perocasi estoy seguro necesita refuer-zos, el ejército por muchos lugaresdistintos intenta entrar en la Sierra,regresamos a las lomas con la sa-

tisfacción del deber cumplido, he-mos peleado unas cuantas veces yhemos ganado todas las peleas, heorganizado Holguín, V. de las Tu-nas, Bayamo, la reorganizamos,[...]. Ya hay gente en San Germántrabajando por nuestro conducto enel llano..., son decenas y decenasde buenos amigos desde El Dora-do a Dos Ríos. Nos vamos, peronos llevamos algunas armas y 7 ve-ces derrotamos al ejército, hemoshospitalizado y muerto entre 80 y100 guardias y lo principal, nos lle-vamos la experiencia, la seguridadque podemos bajar al llano, peleary mantenerlo. En cualquier momen-to podemos hacer otro grupo con laplena seguridad de que saldremosairosos [...].3

Después de más de una semana demarcha, la columna guerrillera, seadentraba en las primeras estribacionesde la Sierra Maestra. Camilo envió elsiguiente mensaje a Fidel:

Junio 25/58Comandante Fidel:

Siguiendo sus instrucciones voy ha-cia Santo Domingo. Ahora estamosen El Descanso, vamos un pocolentos, todos estamos agotados, loshombres hacen un esfuerzo grande,hace 10 noches que no dormimos,salimos de Dos Ríos el día 17, las¾ partes del camino lo hemos he-cho en camiones y tractores.

Camilo4

Antes de su arribo el día 27 Camilole hizo llegar la siguiente nota al Co-mandante en Jefe:

8 AM.junio 27. 1958.

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Comandante en Jefe:

Siguiendo sus instrucciones me en-cuentro a 2 leguas del lugar señalado.Hace dos días mandé donde Usteda Peña con un mensaje. No quierocontinuar la marcha esperando órde-nes, y dándole descanso a loshombres. Además, si los guardias in-tentan subir, por aquí no pasarán [...].Espero instrucciones en caso de noverlo pronto [...]. Todos queremosque nos dé el lugar donde más hayaque luchar y le prometo que no subi-rán a no ser cuando se termine elparque y sabremos ahorrarlo [ ...].5

Ese mismo día, en el informe queCamilo le redactó a Fidel, detallaba conprofundo sentimiento patriótico, su vi-sita a Dos Ríos:

Fuimos al panteón donde cayó elApóstol y colocamos como él que-ría una bandera y un ramo de rosas,y se puso otra bandera, la del 26.Hicimos un minuto de silencio, enmemoria de los caídos y dos des-cargas de fusilería. De más estádecirle que la aviación ametrallómás tarde los alrededores. Aquelloes una vergüenza como está deabandonado. Tenía planeado man-dar a limpiarlo y arreglar el lugar.Ya nos encargaremos de hacerlo.6

La respuesta de Fidel no se hizo es-perar.

Sierra Maestrajunio 27/589 AMCamilo:

Me alegro muchísimo de tu arribo.Continúa viaje hacia donde yo es-toy, en la casa del Villaclareño, La

Plata. Has llegado en el momentomás oportuno.

Fidel Castro Ruz7

En un nuevo mensaje de ese díaFidel precisó:

Sierra MaestraJunio 27/581 y 15 PM

Camilo:Por aquí la cosa está un poco dura.Pero se está aproximando elchance de copar una columna ene-miga. Debes trasladarte acá con laprontitud que te permita el estadofísico de tus hombres.

Fidel Castro Ruz8

Al día siguiente, 28 de junio, Camiloy sus hombres realizaron su primeraacción combativa de rechazo a la ofen-siva enemiga al emboscar a una unidadenemiga que bajaba de Santo Domin-go y cortarle la retirada. Dicha acciónpuso de manifiesto una sobredosis deheroísmo, pues fue realizada en condi-ciones físicas muy difíciles, ya que loshombres estaban totalmente extenua-dos por las largas jornadas de marchadesde los llanos orientales.

Sobre la ejecución Camilo informó alComandante en Jefe:

junio 28/ 581P M

Comandante Fidel:Llegó un pelotón de guardias. Re-sultado: 8 muertos, 1 preso, 2heridos presos y unos cuantos quese fueron. Agarramos 11 fusiles.Relación:1 Browling2 S. Cristóbal Las demás Garand ySpringfield; ocupamos como 10 ó 12

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granadas de Garands. Nos mante-nemos firmes en el mismo lugar. Lamina funciona bien. No tenemosbaja. Han tomado un firme a la de-recha. Nos mantenemos. Laoperación de la noche está difícilpero intentaré atacar.Espero contesta

Camilo9

Esa misma noche, alrededor de lasnueve, Camilo despachó un nuevo men-saje a Fidel:

junio 289 PM

Estoy en el Toro, cerca del Colo-rado. Retiré la gente por serimposible atacar el punto señalado.Nos tomaron los dos firmes y el río,los hombres de un firme se que-daron sin balas. Me falta unhombre. Lara [Teniente WilfredoLara, quien cayó ese día en com-bate], quien espero esté perdidoaunque el lugar que defendía fuedonde más se peleó. Ocupamos 3San Cristóbal, 1 Browning, 2Garands y el resto M-1 ySpringfield; también un juego degranadas de Garand con dispositi-vos para tirarlas. Murieron 8soldados, 2 heridos y 1 prisionero,aparte de eso deben tener no me-nos de 10 a 15 heridos más.Estamos muertos de cansancio. Es-pero respuesta.

Camilo.

P.D. Duque está en el mismo lugarque tenía antes de ir para donde es-taba.10

La batalla de Santo Domingo, desa-rrollada entre el 27 y 29 de junio,

significó el viraje de la guerra. Con sutriunfo, los rebeldes iniciaron la contra-ofensiva que no se contuvo hasta laexpulsión total del enemigo de la Sie-rra Maestra.

Entre los días 30 de junio y 4 de ju-lio, Camilo permaneció en el lugarconocido como Tiendecita de la Maes-tra, en espera de nuevas instruccionesy despachando una amplia correspon-dencia. Además se dedicó a abastecerotras zonas donde se combatía direc-tamente contra las fuerzas enemigas.Tal es el caso del envío a Fidel el día14 de veinte pares de zapatos, la clavede la microonda y gasolina. Asimismo,expidió al Che balas y un ejemplar delperiódico El Cubano Libre.

Para el día 16, satisfaciendo una so-licitud del Che le envió seis hombres derefuerzo y comunicó a Fidel la distribu-ción de jefes y hombres en la zona deSanto Domingo.

Para mediados del mes de julio Ca-milo pasó a dirigir y combatir en la zonade Las Vegas, donde rechazó valiente-mente al enemigo que pretendiópenetrar en el territorio y organizó ungrupo de hombres para reforzar las tro-pas que combatirían en Las Mercedes.El rigor de la guerra y la pérdida de va-liosos jefes guerrilleros hacían queotros ocuparan la línea de combate. Eseste el caso de Camilo.

Sobre ello informó a Fidel: “Estoyen la posición que me indicó el Che,el pánico se ha apoderado de las fuer-zas enemigas. Tengo un grupo de 10hombres aquí, que desea reforzar lasemboscadas situadas entre Las Vegasy Las Mercedes, este movimiento debohacerlo cuando vea en marcha al ejér-cito saliendo de Las Mercedes”.11

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El día 25 Camilo recibió una nota delChe donde le anunciaba un próximoencuentro entre ambos para coordinaracciones, y al día siguiente una cartaanónima desde Bayamo que aclarabala detención, delación y torturas a lascuales fue sometido Osvaldo Herrera.Un fragmento de ella dice:

Bayamo, 26 de julio de 1958Al Sr. Comandante CamiloCienfuegos

Señor:Nuestro mutuo amigo el compañe-ro “Williams” ha tenido queabandonar el territorio nacional ur-gentemente y antes de partir me hapedido le haga a Ud. estas líneaspara informarle lo que a continua-ción le expongo.El lunes por la mañana fue deteni-do en su negocio por el capitánMorejón y conducido al cuartel dela guardia rural, de esta plaza, don-de fue maltratado de obra, como escostumbre de estos esbirros quepadecemos. Allí en el cuartel, seenteró con los demás prisionerosque en la madrugada anterior sehabía suicidado por ahorcamiento,nuestro valioso y ejemplar compa-ñero, el capitán Herrera. Segúncontara el propio capitán a suscompañeros de prisión antes demorir, él fue detenido al bajar de unómnibus en esta Ciudad en compa-ñía de una dama, fue conducido alcuartel donde ignoraban su identi-dad, sometido a interrogatorio“científico”, no habló, hasta que des-graciadamente fue identificado porel chofer que fue de Héctor, deapellido Peña quien lo identificó.

Nuevamente lo torturaron, al enviar-lo al calabozo nuevamente, no sinantes él decirle a Morejón que eraun asesino y que al final era él y lesaconsejó a los que pudieran salir li-bres, que no desmayaran, quenuestra causa por justa y por el es-fuerzo de todos triunfaría al fin, sedespidió de ellos diciéndoles que erala última noche que pasaría conellos.A la mañana siguiente fue encon-trado ahorcado con una soga deuna hamaca que se la dio un com-pañero [...].12

Para el 29 de julio, Camilo, ubicadoen la Loma del Desayuno, con unafuerza relativamente pequeña, derrotócontundentemente a la 92º compañía del19º batallón enemigo, que intentaba es-capar de Las Vegas de Jibacoa,ocasionándole trece bajas y haciéndo-le noventa y tres prisioneros.

Durante los primeros días de agos-to, el joven comandante ocupó laresponsabilidad de la defensa de lazona de El Jobal y se dedicó funda-mentalmente a situar grupos quevigilaban los movimientos de los solda-dos, y colocaban emboscadas en loscaminos, manteniendo constante co-municación con el Comandante enJefe y con el Che.

El día 6, después de casi tres mesesde ofensiva, las tropas de la tiranía quecomandaba Sánchez Mosquera, recha-zadas en todas partes y con grandespérdidas, intentan la retirada. Por elloFidel ordenó a Camilo:

Sierra MaestraAgosto, 6.58.8.45 AM

Camilo:

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En estos momentos que recibo tumensaje, los guardias de Las Mer-cedes, están evidenciando supropósito de marcharse dándolecandela a todas sus trincheras.De ocurrir esto, se iniciará desdeaquí una tenaz lucha de persecuciónque no debe tener tregua alguna.Misión de tus fuerzas: mantener vi-gilancia sobre el punto señaladopara la emboscada a fin de ocupar-lo si en cualquier momento del díael enemigo lo abandona y dar allí laprimera batida fuerte contra losguardias en retirada...

Fidel13

Para esta fecha, la mayor ofensivaenemiga desatada contra el EjércitoRebelde había sido destruida. Fueronpuestos fuera de combate cinco bata-llones y cinco compañías, se libraronseis batallas y más de treinta comba-tes de envergadura. Las bajas pormuertos del enemigo fueron indetermi-nadas. Se les hizo, además, 117 heridosy 433 prisioneros.

Le fueron ocupadas 507 armas dedistintos tipos, incluyendo morteros y tan-ques; todo ello permitía el paso a unafase superior: la extensión de la guerrahacia la región central y occidental delpaís, concepción de la cual formaría par-te la Columna Invasora Nº 2 AntonioMaceo y la Columna Invasora Nº 8 CiroRedondo, comandadas por Camilo y elChe, respectivamente. Quedaba de-mostrada la incapacidad del régimenpara detener el auge revolucionario, asícomo la superioridad moral y combativade los combatientes rebeldes.

La participación y el éxito en el re-chazo a la ofensiva enemiga, unida a laexperiencia adquirida durante la cam-

paña en los llanos orientales, contribu-yó de manera decisiva en la elecciónde Camilo y sus hombres para acome-ter la nueva misión. Se ampliaban loshorizontes y se salía de los estrechosmarcos de las montañas y llanos de lazona oriental. Una nueva meta, muchomás ambiciosa, peligrosa y sólo puestaen manos de hombres con excepciona-les condiciones se vislumbraba: lamarcha hacia el occidente del país.

Consecuencias generales de laderrota enemiga en la ofensivade verano

La crisis que en todos los sectoresde la sociedad cubana se venía produ-ciendo desde años atrás, entra en suetapa final y más aguda a partir deagosto de 1958, agravada ahora por laderrota del Ejército dictatorial en lacampaña militar de verano.

En el aspecto económico se aprecióun cambio cuantitativo y cualitativo. Enla medida en que fueron ampliándose laszonas de operaciones del Ejército Rebel-de, los centros más importantes deproducción y servicios, las fábricas e in-dustrias, y las grandes extensiones detierra destinadas al cultivo de la cañade azúcar, café y cría de ganado co-menzaron a ser controlados por el poderrevolucionario. Ello tenía una doble sig-nificación para los propietarios oinversionistas, nacionales y extranjeros,ya que por una parte constataban la in-capacidad del régimen para protegersus intereses, y por otra se veían obli-gados a cumplir con las exigencias decontribución impuestas por el mandorebelde.

Asimismo, la obstrucción de lasvías de comunicaciones (ferroviarias

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y terrestres), producto del accionar gue-rrillero, determinó que materias primas,mercancías y combustibles no llegarana su destino, lo que obligó a la reduc-ción o paralización de fábricas eindustrias, aumentando la inactividadlaboral, despidos y cierre de centros detrabajo y educacionales.

Del mismo modo, los hombres denegocio, inversionistas y casas financie-ras, ante la incertidumbre y la pocaconfianza que proporcionaba el régi-men, aplazaron o suspendieron susoperaciones comerciales o crediticias.Esta posición tuvo diferentes variantes:Unos, por temor a que sus nuevas in-versiones fueran interpretadas comoapoyo al régimen, se abstuvieron; otros,oportunistas, por coquetear con la re-volución, se negaban a realizar nuevosnegocios, y un tercer grupo, desde suposición antipatriótica y pro anexionista,estimulaba las inversiones y exigía suprotección mediante una intervenciónmilitar.

Por su parte, representantes de lossectores de clases pudientes de la eco-nomía cubana que vieron muyafectados sus intereses, decidieron co-laborar con el Ejército Rebelde ycumplir sus exigencias si no había otraalternativa.

Como nunca antes, la base económi-ca se resquebrajaba aceleradamente,repercutiendo en todos los sectores dela sociedad.

Algo similar ocurrió en el plano polí-tico, en el que se perfilaron tresactitudes muy bien definidas: Persona-lidades e instituciones públicas, frentea la falta de credibilidad y a las victo-rias rebeldes decidieron retirar oreducir su apoyo al gobierno; otros es-

tablecieron contacto con el movimientorevolucionario, y unos terceros deci-dieron continuar el apoyo y solicitar unaintervención o un levantamiento militar.

Panorámica general del ene-migo al fracasar el plan FF

El estado político, moral y militar delenemigo era muy diferente al finalizarla ofensiva que el presentado a su co-mienzo, lo cual no afirma que hubieseperdido su capacidad combativa o sehubiese desorganizado. El cambioprincipal estaba dado en el orden polí-tico-moral, lo que a la larga repercutióen su actuación posterior en las accio-nes combativas.

En vísperas de la partida de las co-lumnas invasoras para cumplir sumisión, las fuerzas contendientes con-taban con tres zonas de operaciones enOriente (Bayamo, Holguín y Santiagode Cuba), y en la medida en que los re-beldes avanzaban se creaban nuevaszonas y se elaboraban nuevos planesoperacionales.

Para finales de agosto, las fuerzasarmadas del dictador contaban con cer-ca de 50 000 efectivos agrupados enEjército, Guardia Rural, Marina de Gue-rra, Fuerza Aérea, Policía Nacional yServicios Secretos.

Asimismo, frente al fracasado planFF, el Estado Mayor Conjunto ordenóel reagrupamiento en ocho regimientos,cuarenta y cuatro escuadrones, 312puestos, cuarenta y cuatro capitanías eigual número de primeras, segundas yterceras tenencias de la Guardia Rural,así como en el Regimiento de Artille-ría, el del Servicio Militar deEmergencia (SME) y la División de In-fantería, compuesta por un Regimiento

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de Infantería y un Regimiento Mixto deTanques. A ellos se sumaban siete di-visiones de la Policía Nacional en todoel país y la División Central en la ca-pital, la que contaba con quinceestaciones y más de 5 000 efectivos.

La Marina de Guerra la conforma-ban fuerzas operacionales que incluíantácticas, aéreo-navales, de superficie yterrestres para un aproximado de 8 000hombres.

A esto se sumaba un número indeter-minado de efectivos de los ServiciosSecretos encargados de la represión através del Servicio de Inteligencia Militar(SIM), el Servicio de Inteligencia Naval(SIN), el Buró de Represión de Activi-dades Comunistas (BRAC), y otros.

Particularmente, en la provincia deOriente, de donde partirían las colum-nas invasoras se concentraban en sustres zonas de operaciones: dos regi-mientos, doce escuadrones, diecisietecapitanías y primera, segunda y terce-ra tenencias, con cuarenta y ochopuestos, unidades de la Marina de Gue-rra y la Fuerza Aérea del Ejército, ydos divisiones de la Policía con veinti-dós secciones que contaban con más de2 000 efectivos.

Junto al reagrupamiento ordenadopor el Estado Mayor del Ejército se per-feccionaron y se crearon nuevos planesoperacionales.

La forma en que maniobrarían es-tas fuerzas luego del fracaso de laofensiva de verano demostró suresquebrajamiento moral y la pérdidadefinitiva de la iniciativa estratégica.Los grandes fracasos eran ocultados enlugar de ser analizados y sacárseles ex-periencia. A pesar de esto, ambas

columnas tuvieron que sortear grandesobstáculos y enfrentarse a un enemigomuy superior en fuerzas y medios.

Notas1 Para ampliar esta información puede serrevisado íntegramente el Plan FF. FondoDocumentos de la tiranía. En Archivo delInstituto de Historia de Cuba (AIHC).2 Orden militar emitida por Camilo Cienfuegos el18 de junio de 1958. En AIHC.3 Anotaciones en el diario de campaña de Camilodurante su estancia en los llanos del Cauto. EnOficina de Asuntos Históricos del Consejo deEstado (OAHCE).4 Mensaje de Camilo a Fidel del 25 de junio de1958. En AIHC.5 Mensaje de Camilo a Fidel del 27 de junio de1958. En AIHC.6 Ibídem.7 Ibídem.8 Ibídem.9 Informe de Camilo a Fidel de 28 de junio de1958. En AIHC.10 Ibídem.11 Informe de Camilo a Fidel, sin fecha. En AIHC.12 Carta anónima recibida por Camilo el 26 dejulio de 1958. En Museo Nacional CamiloCienfuegos, Yaguajay.13 Mensaje de Fidel a Camilo del 6 de agosto de1958. En OAHCE.

Otros documentos utilizadosDiario de Campaña llevado por Camilo

Cienfuegos durante su estancia en losllanos del Cauto. En Oficina de Asun-tos Históricos del Consejo de Estado.

Fondo Personalidades. Carpeta CamiloCienfuegos. En Archivo del Institutode Historia de Cuba.

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Las elecciones convocadas para elaño 1958, previstas en el esquema

electorero de la dictadura instalada porFulgencio Batista, resultaron ser un re-curso desesperado dentro de unasuerte de hechicería política practica-da por los principales personeros delgobierno. El régimen pretendía ganarseel favor de los Estados Unidos y comosiempre, intentar crear una imagen depretendida democracia. Pero el mo-mento político que vivía el paísconspiraba contra sus propósitos, la re-volución movilizaba a importantessectores populares decididos a produ-cir cambios sociales de fondo.

Los partidos electoralistas en vistas alos comicios convocados para el 3 denoviembre se volcaron a la tarea de lle-var a la práctica su tesis política. Habíanentrado en un túnel oscuro con las mi-ras puestas en alcanzar el poder en lasurnas mientras que dictadura y revolu-ción se desgastaban en cruenta lucha.No tuvieron en cuenta que estabansiendo un instrumento del régimen cas-trense. Los obstáculos que tuvieron queenfrentar en el último momento paraconcretar sus anhelos demuestran quesu tesis era insostenible. Además, duran-te el proceso electoral las estructurasinternas de esos partidos se resintieronpor el desgaste político que venían su-friendo años atrás.

Para que las elecciones tuvieran unmínimo de garantías y se pudiera de-terminar el verdadero ganador, elgobierno tenía que ofrecer seguridadesmínimas a los participantes. A la dicta-dura no le bastó con el fraude electoralen el proceso de reorganización de lospartidos a fines de 1957, no le bastó conmantener suspendidas las garantíasconstitucionales, no le bastó con la cen-sura de prensa, no le bastó con tenerde contendientes a los partidos más dé-biles y desacreditados de toda lahistoria republicana. Batista nunca tuvointenciones de utilizar a los partidoselectoralistas como tablilla de salvaciónpara propiciar una transición política, lessirvieron sólo para protegerse de losataques de la opinión pública norteame-ricana y llegar a un nuevoentendimiento con Washington. Se ibaa consumar otro engaño al país.

Los electoralistas, por el camino delas concesiones, no llegaron nunca aser tomados en serio por la dictadura.Batista le había prometido al Depar-tamento de Estado norteamericano quesi la oposición lo solicitaba, accedería arecibir observadores internacionales enlas elecciones. Los auténticos coquetea-ron con esa demanda, aunque nuncafue exigida como condición indispensa-ble. Veamos un jocoso e interesantediálogo:

Las elecciones de 1958. Últimafarsa republicana

Jorge Renato Ibarra GuitartInvestigador del Instituto de Historia de Cuba

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Antonio Lancís: Por todas las ra-zones apuntadas yo creo, doctor,que debemos exigir del gobiernoque, en prenda de buena fe, acce-da a que los veedores de la OEA[Organización de Estados America-nos] fiscalicen los comiciosgenerales.Ramón Grau San Martín: Hayque quitar en el documento esa fra-se “en prenda de buena fe”.Lancís: No entiendo, doctor.Grau: Por la sencilla razón, que-rido Lancís, de que la “prenda” yase la llevaron, y la “buena fe” noexiste.1

Aparte del tono de comedia que te-nía el diálogo, divertido por cierto,cabría meditar: Si no se contaba con labuena fe del gobierno, ¿qué esperabanlos auténticos de esas elecciones?, ¿porqué no se demandaba la presencia deobservadores internacionales en térmi-nos enérgicos? De la manera comoactuaban la “prenda” no sería entregadanunca a la oposición.

Por otro lado, el Partido del PuebloLibre por mediación de su líder, CarlosMárquez Sterling, acusaba al gobiernoante las cámaras de televisión de robar-se las cédulas electorales. Insistía enfomentar en el pueblo expectativas desolución a la crisis cubana. En suscampañas proponían aprobar medidaspara crear un clima de distensión po-lítica. En el caso de Márquez Sterlingla promesa más recurrida era que per-manecería en el poder solamente dosaños “[…] única y exclusivamentepara salir del impasse”.2

Mientras, Facundo Hernández, unode los líderes auténticos señalaba quesu gestión futura en el Senado estaría

encaminada ante todo a lograr la apro-bación de una ley de amnistía política:“Cuando eso ocurra, aumentará la con-fianza pública y se habrá logrado laseguridad ciudadana”.3

Olvidaban que era el pueblo quien lle-vaba sobre sus espaldas el peso de larepresión mientras ellos, con el vistobueno de la dictadura, podían darse ellujo de acceder a los medios de difu-sión masiva a pesar de la censuraimperante. Esperaban que ese pueblo,hastiado de tanta sangre y tanta muer-te, apelase al recurso más cómodo deotorgarle su voto. Pero no sabían queuna buena parte del pueblo estaba com-prometida con la revolución y no se ibaa dejar lisonjear por políticos en francadecadencia. ¿Acaso podían creer enquienes admitían que ya el gobierno “lohabía dado todo”?

Según los electoralistas, si el ambien-te electoral estaba viciado, el resultadode las urnas no debía estarlo. ¿Cómoasegurar eso? ¿Podía acaso ser Batis-ta el que propiciase unos comicioslimpios? ¿Acaso podían compensar losrobos de cédulas electorales del gobier-no con los suyos propios? ¿Quién lesiba a asegurar que la ciudadanía se re-plegaría ante los abusos de la dictaduray abandonaría su apoyo a la revolu-ción? La vía escogida los había situadoen una encrucijada sin escapatorias.

Pero mientras tenían lugar los robosde cédulas electorales, Carlos SalasHumara del Partido Acción Progresis-ta (PAP) tenía la desvergüenza dehacer propaganda a favor de la solu-ción electoral: “Las recogidas de lascédulas por el electorado en todas lasjuntas de la república, prácticamente re-sulta un verdadero y último referendo.

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Quienes por avaricia o por egoísmo,por pasión o por venganza soñaron consembrar el caos y la destrucción, hanrecibido el repudio popular”.4

Muchas cédulas en lugar de ser re-cogidas, como es normal, por laciudadanía, eran robadas. El TribunalSuperior Electoral recibió diversas de-nuncias de robo masivo de carnéselectorales. Por ejemplo, en Palma So-riano, tras una investigación efectuadapor el inspector magistrado de la Au-diencia de Santiago de Cuba, se pudodeterminar que se habían robado 4 956cédulas.5 En Sagua de Tánamo, el pre-sidente de la Junta Municipal Electoraldetectó la sustracción de 7 622 carnés,y la prensa informó que el hecho se ha-bía consumado “por dos individuosdesconocidos según informa la parejadel Ejército que prestaba servicios decustodia de dicho organismo”. Ese erael Ejército en el cual tanto confiaban loselectoralistas que ni podía ni quería po-ner orden en los comicios. En Las Tunasel presidente de la Junta Municipal re-portaba que personas desconocidassustrajeron “[…] todos los carnés exis-tentes, así como también las libretasdonde se llevaba el control de los car-nés entregados”.6 En Yateras seinformaba que “[…] personas descono-cidas [...] sustrajeron la casi totalidadde las cédulas existentes en esa Junta,las que hacen un aproximado de 7 500o más”.7 En Fomento se tenía conoci-miento oficial de que en la JuntaMunicipal se había destruido toda ladocumentación electoral. Son tan soloejemplos de los casos informados porla prensa, pues el fenómeno se exten-día por todo el país y los reportes erannumerosos.8

Debemos significar que nunca sedetuvo a ninguno de los culpables deesas violaciones, y ello demuestra laimpunidad con que se actuaba y la com-plicidad de la dictadura en talesprocedimientos espurios. Además, sedebe considerar que tanto las juntaselectorales en las distintas instanciascomo la guardia y custodio de estos do-cumentos estaban en manos derepresentativos e instituciones del go-bierno, y por lo tanto se supone queotros muchos casos de robo pudieronno ser reportados. Por otro lado, el pro-cedimiento que se seguía una vezconsumada la sustracción de cédulasno aseguraba un reordenamiento clarode los documentos electorales. En mu-chos casos, como las denuncias seprodujeron en fecha cercana a las elec-ciones no se contaba con margen detiempo suficiente para confeccionar conrigor nuevos registros de los colegioselectorales, o se prescindía del trámitede ponerle fotos a los carnés lo que pro-piciaba también el fraude en las urnas.

La alternativa reformista conserva-dora de los electoralistas no sólo teníaque vérselas con las prácticas desho-nestas del gobierno. Dentro de lospartidos de oposición adheridos a lacomponenda electoral se producían se-rías divisiones como resultado deambiciones de poder, escepticismopolítico y manejo arbitrario de las asam-bleas políticas. El descrédito y desgasteque manifestaban limitaba sus aspira-ciones de triunfar en la consultaelectoral.

Por otro lado, en las instancias mu-nicipales se van a producir fuertesrencillas alrededor de diversos aspec-tos que comprendían la designación

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de inspectores para los colegios, la se-lección de los miembros de las mesaselectorales y la suspensión del conteo delos votos. Esta situación se tornó com-pleja, en particular en la provincia de LasVillas por diversas circunstancias. En pri-mer lugar, atendiendo a las solicitudes delos partidos políticos, la Junta Provincialdecidió consultar con el Tribunal Supe-rior Electoral sobre la necesidad denombrar inspectores en los colegios quefuera necesario. La solicitud fue apro-bada, aunque bajo ciertas condicionesque establecían que dichos funcionariosdebían ser auxiliares del Poder Judicial,que prestasen servicio en la misma lo-calidad y que se le asignase no menosde cinco colegios a cada uno. La medi-da no era lo suficientemente fuerte, pueslas instancias superiores no se compro-metían a fiscalizar el proceso en la basey el número de colegios que debía aten-der cada inspector era muy amplio.

En segundo lugar, otro motivo defuertes tensiones fue la disputa en tor-no a las designaciones de los miembrosde las mesas electorales. Las juntasprovinciales electorales habían confec-cionado listados del personal de mesaque fueron rechazados por las de Can-delaria, Mariel, Camajuaní, San Antoniode las Vueltas, Cienfuegos, SanctiSpíritus, Quemado de Güines, RanchoVeloz y Santo Domingo porque enten-dían que los propuestos no habían sidoafiliados ni seleccionados por los par-tidos. En esos casos, las juntasmunicipales designaban personal delos partidos políticos por su cuenta o re-chazaban las listas propuestas. Pararesolver estos problemas se acordó de-signar inspectores que se ocupasen delas juntas mencionadas.9

Por cierto, en un esfuerzo de propa-ganda política fácil, Márquez Sterling yGrau dirigieron sus ataques, más que algobierno como su oponente natural enlas elecciones, a las organizaciones re-volucionarias. Sabían que estas últimasconstituían el futuro de Cuba y eran suobstáculo más temible. Veamos las ex-presiones del ex presidente en una desus escasas presentaciones en públicoy la única que pudo organizar en la pro-vincia de Oriente, en este caso en laciudad de Holguín:

Por eso estamos aquí; paracompenetrarnos con el sufrimientode esta brava región [...] y para de-cir a todos que basta ya de sangrey de luto; que el drama cubano esya tan trágico que hay que solucio-narlo rápidamente por la víacivilizada de los votos [...].Es por eso que hemos demandadodel Gobierno que cumpliera su pro-mesa de traer los observadores dela OEA [...]. Esa medida cuentacon la simpatía de todo el pueblo,inclusive con la de los que con lasarmas están procurando el rescatede nuestras libertades.10

¿Podrían llamarse civilizadas unaselecciones viciadas desde sus orígenesy auspiciadas por Batista? Por otrolado, para sacar ventaja electoral Grauno definía el origen de la confrontaciónque se había desatado en el país. Asíaparecía él como un político pacíficomientras el gobierno y las organizacio-nes revolucionarias aparecían definidassutilmente como los responsables de lasmuertes que tenían lugar. Por último, sa-caba ventaja de la influencia que teníanlas susodichas organizaciones en Orientepara proclamar algo incierto, pues estas

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repudiaban las elecciones en su conjun-to y no se habían pronunciado a favorde la presencia de observadores inter-nacionales.

Márquez Sterling era más incisivoen su crítica contra los movimientosrevolucionarios a los cuales, como ha-cía la dictadura, los vinculaba con elsistema comunista: “En todo momen-to, y en toda ocasión, en las cercaníasde las elecciones hemos pedido un altoal fuego para que todos los cubanos pue-dan ir a votar con toda confianza. Insistiren torpedear las elecciones es un errorinmenso. Creemos que aquellos que seoponen a los comicios no correspondena la parte cubana de la insurrección sinoa los intereses extranjeros del totalitaris-mo rojo”.11

Pretender asociar el movimiento re-volucionario auténticamente cubano queencabezó la lucha contra la dictadura deBatista con intereses extranjeros, así fue-sen del sistema socialista, era una burdamanipulación de la realidad. PeroMárquez Sterling estaba consciente deque para ascender al poder tendría quevérselas con las dos fuerzas que man-tenían polarizado el conflicto cubano,tarea bien difícil: “El 3 de noviembre lo-graremos el impulso final. Derrotar algobierno y a su candidatura continuista,y con ellos a todas las fuerzas de la mal-dad internacional, que se han apoderadode la dirección de ciertos movimientos,y que pretenden trastornar toda nues-tra historia”.12

En efecto, la historia de una repúbli-ca neocolonial estaba llegando a su fin.Las organizaciones revolucionariastransformarían la realidad socioeco-nómica del país haciéndolo másindependiente de Washington.

Por otro lado, manifestaciones máscercanas al sentir de la burguesía cu-bana que apoyaba la alternativareformista de los partidos electoralistaslas pudimos encontrar en algunos po-líticos, que a su vez eran grandespropietarios y renombrados miembrosde esa clase social. Entre los prime-ros se destacaba Eugenio SosaChabau, hacendado, ganadero y can-didato a senador por el Partido UniónCubana, quien señaló: “Y si la formacorrecta y legal de producir cambiosen la gobernación de un país es la fór-mula política, creo que a ella debemosir todos los que pensamos detenida-mente en cuánto sufren los verdaderosintereses permanentes del país”.13

Pero aquellos que cifraban sus es-peranzas de solución de la crisiscubana en las elecciones sufrieron otrofuerte golpe de parte de la tiranía.Muy pronto quedaron al desnudo losverdaderos propósitos continuistas delgobierno: a la demanda de la oposiciónde reclamar la presencia de observa-dores internacionales la dictadurarespondió dilatando la gestión encami-nada a facilitar su traslado a Cuba.Una semana después de que EmilioNúñez Portuondo dirigiese la solicitudformal a la Organización de NacionesUnidas (ONU) para que designaseveedores para las elecciones cubanas,todo parecía indicar que no se podríacontar con ellos, lo cual motivó la re-clamación formal de Grau al TribunalSuperior Electoral para que: “[…] conlas facultades extraordinarias que leconfiere la constitución, dicte medidasnecesarias para que vengan esos ob-servadores, tal como lo desea todo elpueblo cubano”.14

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Pero la protesta de Grau no lo llevó,como en 1954, a retirarse de las elec-ciones en el último momento. Lademanda no constituyó ni con muchoun ultimátum, esta vez los electoralistasestaban compulsados a participar en loscomicios por el temor a un posible triun-fo revolucionario. Pensaban que asípodrían desviar el curso de los aconte-cimientos, y al decir del ex presidenteauténtico: “Intentamos en las urnas [...]transformar el estado de arbitrariedady atropello en que vivimos por uno deLey y de dignidad humana”.15

¿Cómo enfrentar la arbitrariedad y elatropello si al propio tiempo eran vícti-mas de una farsa convocada por latiranía? Pero de cualquier manera teníanque agotar el último de los recursos.Grau entendía que sin la presencia de losobservadores internacionales los propiosmilitantes auténticos fiscalizarían los co-legios electorales, aunque no precisabacómo podrían lograrlo. No obstante, pre-ferían cargar con los denuestos delgobierno que retirar la última carta quejugaban para facilitarle alternativas a larepública neocolonial. Estaban entre laespada y la pared, pero preferían some-terse a las maniobras de la dictaduraque dejarle la vía libre a las organizacio-nes revolucionarias.

Ante la demanda de Grau al Tribu-nal Supremo Electoral para quegarantizase la presencia de observado-res internacionales, el régimencastrense demostró una vez más su ci-nismo e irrespeto por la opinión públicanacional. Quedaron en evidencia losverdaderos objetivos continuistas de lacasta político-militar batistiana, pues elTribunal Superior Electoral respondió alex presidente desestimando su solicitud

en acuerdo tomado por mayoría. Losmagistrados señalaron: “Pero dejando asalvo la dignidad nacional en cuanto ala presencia de observadores extranje-ros para fiscalizar los comicios querechazaron [...] sin reserva alguna, con-siderando que ello merma la soberaníacubana y significa injerencia extraña ennuestros asuntos internos”.16

Otra vez la tiranía se socorría del ar-gumento de la defensa a la soberaníanacional para salvaguardar sus intere-ses. Y también tomaban distancia delas peticiones del Departamento de Es-tado. De esta manera obligaban aWashington a tener que contar con ladictadura por encima de cualquier cir-cunstancia y de cualquier arbitrariedad.¿Cómo hablar de ese respeto a la so-beranía que proclamaban si apenasunos días antes ellos mismos, a instan-cias de los Estados Unidos, se habíandirigido a las Naciones Unidas a solici-tar observadores internacionales? Lainconsecuencia del régimen del 10 demarzo no tenía límites, puestos al des-nudo eran capaces de utilizar las másburdas justificaciones a sus posiciones.

Pero la credulidad de los electoralistasno tenía límites. Aún y cuando indirec-tamente admitían que la tiranía aplicabaprocedimientos espurios en el procesoelectoral, querían apelar al recurso úl-timo de asistir a las elecciones. ¿Acasoaspiraban a que la dictadura rindiese susarmas a los electoralistas en las urnasantes que a los rebeldes en la SierraMaestra? Veamos las reflexiones deMárquez Sterling: “Si el gobierno ejercefuerza o astucia, para ganar los comiciosel destino de Cuba será catastrófico.Queremos declarar que no nos retira-mos de la contienda electoral bajo

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ningún concepto. [...]. Las responsabi-lidades serán de aquellos que fuercenlos comicios o de los que se retraigany permitan ante la urna abandonada quelos que han hecho escarnio del derechoy de la ley se apoderen nuevamente delos mandatos públicos”.17

Vanas ilusiones que se irían a pique,los políticos y los militares serviles aBatista eran parte de una casta únicaque se supervisaba mutuamente. El ré-gimen castrense pretendía ganar laselecciones y presentarse ante Washing-ton como la única alternativa posiblepara sus intereses en Cuba. Los Esta-dos Unidos estaban esperando por losresultados de las elecciones como elúnico medio legal efectivo para solucio-nar la crisis cubana, mientras ladictadura aguardaba para presentarsevictoriosa ante el imperio y de esa ma-nera negociar la compra de nuevoscargamentos de armas.

No por gusto en vísperas de laselecciones el secretario de Estado nor-teamericano, John Foster Dulles, fueinvitado a una cena por la embajadacubana en Washington. En esferas di-plomáticas se interpretó este hechocomo una reafirmación de la posiciónnorteamericana de mantener vincula-ciones con el gobierno establecido enCuba. Allí Dulles propuso un brindis porEmilio Núñez Portuondo y por Batista.18

Sin descartar otras alternativas a sualcance, los Estados Unidos no dejabande considerar las posibles opciones quele podía ofrecer la dictadura una vezefectuadas las elecciones.

Pero si las cosas no marchaban bienen el plano técnico electoral, en el pla-no político las incongruencias yparadojas se manifestaban de la forma

más grotesca y cínica. En ese sentido,los candidatos gubernamentales mar-chaban a la vanguardia. Para GuásInclán era preferible no ofrecer garan-tías porque así no se violaba unaespecie de pacto secreto entre el régi-men y los partidos electoralistas:

Cosa curiosísima ha resultado estode la suspensión de las garantías,porque ello constituye la supremagarantía del electorado, porqueaquí no hay que ofrecerle garan-tías a la oposición por parte delgobierno. Lo que ocurre es queoposición y gobierno, a la vez, es-tán recibiendo el ataque de lainsurrección que no quiere quehaya elecciones. De manera que elrestablecimiento de las garantíassería una suspensión de garantíasa todos los cubanos que quieren elproceso comicial.19

El candidato presidencial del gobier-no, en su impotencia por contener lajusta rebeldía de los sectores juvenilescontra la dictadura, apelaba a losdescalificativos más hirientes. Sus pa-labras encerraban un contrasentidoevidente:

Hay que salvar a esa juventud cu-bana, piense como piense, porqueson las víctimas de las pasiones des-atadas. No pueden representarningún ideal. Por el contrario, sonenemigos de la Patria, del orden, dela ley, del derecho, de la libertad, dela vida y de los sentimientos cris-tianos [...]. Son los padres, losmaestros, los profesionales, losobreros, los industriales, las asocia-ciones cívicas, la prensa, lasinstituciones de todos los órdenes,la ciudadanía en pleno la que tiene

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que movilizarse inmediatamentepara dar la batalla de la paz.20

¿Con qué moral la dictadura, porboca de Andrés Rivero Agüero, iba aconvocar a la ciudadanía, a la sociedadcivil para contener los arrestos de unajuventud que había rescatado la ver-güenza nacional? ¿Acaso contaron conesa ciudadanía cuando dieron el golpede Estado? ¿Acaso respetaron a la so-ciedad civil cuando reprimieron lasactividades de las instituciones cívicas?¿A qué aspiraba la dictadura, a la pazde los sepulcros? No contentos conhaber burlado en varias oportunidadesla voluntad de diálogo de los partidostradicionales, pretendían reeditar lafórmula mezquina propuesta en el diá-logo cívico que convocó la Sociedad deAmigos de la República (SAR) en1956: “La tesis correcta y responsablees plantear la posibilidad de una Asam-blea Constituyente, como vía paraarribar a un acuerdo que traiga la paz.Pero esta posibilidad exige un requisitoprevio, que los que quieren llegar al po-der por las armas las depongan”.21

En definitiva, las elecciones fueronejecutadas el 3 de noviembre de 1958,el voto fue obligatorio22 y los candida-tos presidenciales por los distintospartidos y coaliciones fueron los si-guientes:

- Andrés Rivero Agüero y GastónGodoy y Loret de Mola por la Coali-ción Progresista Nacional que integróa cuatro partidos: Partido Acción Pro-gresista, Partido Liberal, PartidoDemócrata y Partido Unión Radical.

- Ramón Grau San Martín y Anto-nio Lancís Sánchez por el PartidoRevolucionario Cubano (Auténticos).

- Carlos Márquez Sterling y RodolfoMéndez Peñate por el Partido del Pue-blo Libre.

- Alberto Salas Amaro y Miguel Án-gel Céspedes por el Partido de UniónCubana.

- El Partido Nacionalista Revolucio-nario no constituyó su AsambleaNacional y por tanto, no tuvo recono-cimiento, aunque en algunos municipioshizo postulaciones.23

El resultado inmediato de las elec-ciones estaba previsto de antemano, lamaquinaria electoral fraudulenta y re-presiva del régimen garantizó el triunfode la casta político-militar de la dicta-dura. Apenas transcurridas las primerasveinticuatro horas, el propio Batista seapresuró a informar la victoria del can-didato presidencial del gobierno en lafarsa electoral: “La ciudadanía respon-dió al insólito reto, dejando su elocuenterespuesta en las urnas [...]. Los partesque se vienen ofreciendo [...] arrojandatos que nos permiten suponer el triunfodel candidato que lleva la coalición de lospartidos en que se apoya mi gobierno”.24

Además, desde los primeros mo-mentos se anunció que la llamadaCoalición Progresista Nacional ganó laprimera mayoría senatorial y la alcal-día de La Habana.25

Era el fin de las esperanzas para laalternativa reformista conservadora re-presentada en los partidos de oposiciónelectoralistas. La urna les dictó unadura sentencia después de pretenderpor diversas razones que el resultadoles sería favorable. Su mayor error fueadmitir que la dictadura supervisara elproceso electoral y dictara las pautas so-bre cómo debía consultarse a la opiniónnacional. Unos comicios convocados

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sin garantías constitucionales, sin liber-tad de prensa y con la ausencia deobservadores internacionales tenía queproducir otro engendro más de la tira-nía. Eso sin mencionar los continuosfraudes que venían realizándose desdefines de 1957 cuando se convocó a lareorganización de partidos. El mecanis-mo consultivo no podía estar ajeno aesas realidades ni tampoco al hecho deque la mayor parte del pueblo recha-zaba las fórmulas y campañaselectorales de los políticos, desacredi-tados después de largos años dedesgaste de sus prácticas demagógicas.

Una vez consumado el fraude delgobierno, los principales candidatos delos partidos electoralistas de oposición,Grau y Márquez Sterling, reaccionaronde distinta forma. Grau se pronuncióabiertamente contra el resultado de lasurnas y denunció las maniobrascontinuistas de la dictadura, por ello se-ñaló: “Ha sido igual que en 1954. Enaquella ocasión me retiré de la luchapor estimar que no había garantías su-ficientes pero ahora no lo hice porquehabía otros candidatos y la retirada ha-bría sido inútil. Todo ha sido unafarsa”.26

El veterano político, aunque repudióel resultado de las urnas, no explicó afondo la razón de su participación enlos comicios, en el 1958 había menosgarantías que en 1954, y en realidad elcandidato al poder más temido por Grauera la revolución. Por eso participó enlas elecciones, pensando que Batistaaceptaría un revés en estas antes quesu derrota definitiva en el campo de ba-talla. Márquez Sterling, por su parte,aceptó el trago amargo sin atreverse adenunciar el fraude electoral. De inme-

diato se parapetó tras una posición con-formista y reasumió las prácticaspolitiqueras de otros momentos: “De lanoche a la mañana nos hemos conver-tido en el primer organismo político dela oposición y el segundo en populari-dad. Debimos haber alcanzado el poderel 3 de noviembre, pero no hemos que-dado muy distantes”.27

A partir de ese momento, MárquezSterling se dispuso a la tarea de atraera los congresistas auténticos a las filasdel partido que dirigía, el Partido delPueblo Libre. Por otro lado, los voce-ros de la dictadura explicaron el fracasode sus oponentes en las urnas a partirde las actividades de las organizacionesrevolucionarias. En un editorial, JoséSuárez Núñez planteaba: “Es que losinsurreccionalistas, con la amenaza, laintimidación, la propaganda clandestina[...] le estaban haciendo un flaco ser-vicio a la oposición, porque con laabstención, estaban favoreciendo al go-bierno”.28

Evidentemente, los políticos elec-toralistas, del gobierno y de la oposición,habían perdido la noción de cómo con-sultar a la opinión pública nacional. Laselecciones, en el contexto histórico enel cual fueron convocadas y bajo nor-mas capaces de favorecer que semedrase con los destinos del país pormedio de la represión y el fraude, no po-dían constituir una sana expresión de losdeseos del pueblo cubano. Antes bieneran una deformación de las aspiracio-nes del cubano promedio, por eso loselectoralistas no podían ofrecer una so-lución constructiva a la crisis cubana.Así, las razones esgrimidas por SuárezNúñez procurando ocultar el fraude delos gubernamentales, eran de muy poco

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peso. Las soluciones de fondo a los pro-blemas cubanos no estaban en laselecciones sino en una profunda trans-formación revolucionaria por lasorganizaciones rebeldes.

Cuando el gobierno tuvo en sus ma-nos los resultados electorales no vacilóun instante en aceptarlos como válidossin detenerse a analizar las reclama-ciones que habían surgido. El 3 dediciembre, el Consejo de Ministrosaprobó una Ley de Convalidación Elec-toral para poner fin al proceso comicialporque entendían que: “[…] los térmi-nos correspondientes a los recursosque pudiesen establecer demorarían in-definidamente el proceso electoral”.29

De esa manera le pasaban por arri-ba a aquellos incautos que pensaronque Batista podía propiciar eleccioneshonestas. Si el régimen no tenía escrú-pulos para asesinar personas, menosescrúpulos tendría para cometer frau-de. Y al veterano Grau, como no lopodían torturar y desaparecer tan fácil-mente, en pago a sus críticas al procesoelectoral, la Sala Segunda de lo Crimi-nal de la Audiencia de La Habana abrióde nuevo la Causa 82 contra el ex pre-sidente por haber malversado más de174 millones de pesos durante su man-dato. La causa pasó a manos de CarlosM. de la Cruz, quien le solicitó a Graucuatro años de interdicción especial eindemnización de 3 950 pesos.30 Asípagaba Batista a los políticos tradicio-nales después de haberlos usado paraenmascarar su cruenta tiranía. En losseis años de gobierno bajo las bayone-tas, el dictador nunca se habíainteresado en juzgar a Grau porque,además, ¿con qué moral podía hacer-lo? Eran esas las consecuencias de una

república frustrada que no podía ofre-cer un porvenir esperanzador a susciudadanos, por eso irrumpió la revolu-ción como la carga necesariaconvocada por Rubén Martínez Villenaen ardientes versos.

Mientras por el camino de las elec-ciones se agotaban los recursos de laoposición electoralista, las organizacio-nes revolucionarias formulaban unaestrategia dirigida a solucionar la crisispolítica cubana mediante el derroca-miento de la dictadura. En ese sentido,las acciones del Ejército Rebelde juga-ron un papel trascendental. Las tropas,conducidas por el Comandante en JefeFidel Castro, se lanzaron a una ofensi-va final que contemplaba: organizarnuevas columnas de combate tomandocomo base el núcleo fundamental delPrimer Frente; ocupar el territorio ene-migo y extender la guerra al resto delas provincias; hacer fracasar la farsaelectoral de noviembre de 1958; aislarunas provincias de otras; atacar y ren-dir las pequeñas guarniciones y cercarlas ciudades más importantes, y por úl-timo preparar a los trabajadores de todoel país para la huelga general revolu-cionaria a fin de neutralizar cualquiergolpe de Estado.31 En esa etapa, com-prendida entre septiembre y diciembrede 1958, se desarrollan las batallas de-cisivas por el triunfo de la revolución.La guerra se extendió por el país gra-cias al éxito que tuvo la invasión aloccidente por parte de las columnas re-beldes dirigidas por Camilo Cienfuegosy Ernesto Che Guevara. En Oriente,por su parte, se desarrolló una campa-ña guerrillera muy activa que tuvo supunto culminante en la Operación FlorCrombet y en la Operación Santiago.

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Notas1 Gente de la Semana 5 oct. 1958:39.2 Diario de la Marina (La Habana) 9 oct. 1958:10-A, col. 7.3 Ibídem, 8 oct. 1958:10-A, col. 6.4 Gente de la Semana 12 oct. 1958:38.5 Ibídem, 9 oct. 1958:10-A, col. 2.6 Ibídem, 24 oct. 1958:10-A, col. 7, y 25 oct.1958:10-A, col. 3.7 Diario de la Marina (La Habana) 25 oct.1958:10-A, col. 3.8 Otras irregularidades vinculadas al robo decédulas electorales se reportaron en Guantánamodonde se sustrajeron aproximadamente 5 000cédulas de distintos barrios. En Puerto Padre se“notó la ausencia” de 12 038 cédulas. En el Cobrese reportó el robo de todos los carnéscorrespondientes a los barrios Aserradero,Cambute, Guamá, Hongolosongo, Dos Palmas,Manacas, Nima-Nima y Río Frío. Ver: Diariode la Marina (La Habana) 16 oct. 1958:10-A,col. 6-7-8.Por otro lado, el delegado del PRC(A) ante elTribunal Superior Electoral, Silvio Gómez,denunció en esa instancia jurídica que en las juntasmunicipales electorales de Consolación del Sur,San Juan y Martínez, Los Palacios, Pinar delRío, San Luis y Cabañas, integrantes de laCoalición Progresista Nacional obtenían medianteprocedimientos tortuosos la entrega de los carnéselectorales de un buen número de electores, ysolicitó la designación de inspectores. Pero elTribunal Superior Electoral designó comoinspectores a los jueces de primera instancia delos partidos judiciales de los términosmunicipales que eran autoridades de menor rangoy en algunos casos vinculados al fraude que seestaba cometiendo. Ver: Diario de la Marina (LaHabana) 24 oct. 1958:10-A, col. 1-2.9 Ibídem, 15 oct. 1958:10-A, col. 1.10 Ibídem, 21 oct. 1958:10-A, col. 1-2.

11 Ibídem, 19 oct. 1958:1, col. 1-2.12 Ibídem, 26 oct. 1958:8-B, col. 5.13 Ibídem, 12 oct. 1958:10-A, col. 1-2.14 Ibídem, 30 oct. 1958:10-A, col. 7-8.15 Ídem.16 Ibídem, 31 oct. 1958:10-A, col. 1.17 Ibídem, p. 1, col. 6 y p. 6-B, col. 8.18 Ibídem, 1 nov. 1958:1, col. 6.19 Ibídem, p. 10-A, col. 3.20 Gente de la Semana 2 nov. 1958:84.21 Diario de la Marina (La Habana) 2 nov.1958:12-A, col. 5.22 La Constitución de la República en su artículonoventa y siete hizo obligatorio el ejercicio delsufragio que era universal, igualitario y secretopara todos los ciudadanos mayores de veinteaños. El que dejare de votar sería objeto de lassanciones establecidas por la ley, con multa deuna a treinta cuotas y se le incapacitaba paraocupar cargos, magistraturas o empleo públicodurante dos años.23 Diario de la Marina (La Habana) 2 nov. 1958:1,col. 1.24 Ibídem, 4 nov. 1958:1, col. 4 y 6-A.25 Ibídem, 5 nov. 1958:10-A, col. 7.26 Ibídem, 9 nov. 1958:83-84.27 Ibídem, 16 nov. 1958:41.28 Ibídem, 30 nov. 1958:5.29 Prensa Libre (La Habana) 4 dic. 1958:14, col. 6.30 Ibídem, 12 dic. 1958:1, col. 5 y p. 2, col. 2.31 El teniente coronel José R. Herrera, el mayorEnrique Buznego, la capitana Martha VerónicaÁlvarez y el licenciado Luis Rosado son losautores de: “El Comandante en Jefe Fidel Castro,fundador y guía de las FAR. Apuntes para elestudio de su pensamiento militar”. En: 25 añosde luchas y victorias. La Habana: Ed. Militar,1983. pp. 15-16.

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En el año 1958 se produjo un cam-bio cualitativo y cuantitativo en las

fuerzas que sostenían a la tiraníabatistiana. Para esta fecha eran evi-dentes ya la fortaleza del EjércitoRebelde y el demoledor fracaso de losplanes operacionales y accionescombativas del Ejército de Cuba, prin-cipal sostén del régimen instaurado el10 de marzo de 1952.

El Ejército batistianoDespués del desembarco del

Granma, el 2 de diciembre de 1956, lasfuerzas que integraban el Ejército esta-ban compuestas por un Estado Mayory cinco direcciones; las fuerzas terres-tres, con una División de Infantería, laGeneral Alejandro Rodríguez Velazco,un Regimiento de Artillería y tres regi-mientos del Servicio Militar deEmergencia, los cuales constituían elmayor sector de la reserva; y las fuer-zas de la Guardia Rural formadas porocho regimientos. Las Fuerzas Aéreasla integraban cinco escuadrones; existíanademás, los cuerpos de aseguramientoscombativos y de abastecimientos, servi-cios, de reservas y agrupacionesespeciales. También contaba con la Ma-rina de Guerra y la Policía Nacional.1

A mediados de 1957, como conse-cuencia de la guerra, fueron activadas

y organizadas nuevas unidades paraaumentar el número de efectivos y per-feccionar la estructura de la GuardiaRural; tenían como objetivo elevar sucapacidad combativa y movilizativa, ydotarla de la organización y el arma-mento necesarios para las misiones quedebían cumplir e incrementar así el vo-lumen de fuego, especialmente el deapoyo.2

El 22 de noviembre de 1957,Fulgencio Batista Zaldívar convirtió alEstado Mayor del Ejército en EstadoMayor Conjunto, donde se reagrupa-ron en un solo mando la Marina, elEjército y la aviación, y además desig-nó una jefatura suprema al mando delteniente general Francisco TabernillaDolz.3

Buscaban los altos oficiales castren-ses concentrar y utilizar de una maneramás efectiva todo el aparato represivodel régimen. Sus esperanzas radicabanen lograr resultados positivos con losplanes operacionales, así como unamejor organización de sus fuerzas en lasoperaciones. No obstante, al frente delas acciones continuaban los generalesascendidos el 10 de marzo, que poseíanuna limitada preparación profesional yno eran los más capaces desde el pun-to de vista militar, por ello seguíanempleando las mismas tácticas de com-

Ocaso del Ejército de Cubaen 1958

Marilú Uralde CancioInvestigadora del Instituto de Historia de Cuba

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bates que no esta-ban en función delibrar una guerrairregular.

P l a n e soperacionales

Transcu r r idosocho meses de luchacontraguerrillera, elEjército de la tiraníano había obtenidoningún resultado posi-tivo, pues las patrullasque incursionaban so-bre la Sierra Maestra generalmente noencontraban grupos de insurrectos, porel contrario, eran los rebeldes quienesles proporcionaban las emboscadas,que se transformaban en acciones decerco y aniquilamiento. Ninguno de losjefes de operaciones, dotados de losmedios necesarios, pero de escasos co-nocimientos tácticos estratégicos en elterreno, había podido dar alcance a losguerrilleros. Los planes ofensivos te-nían como meta aislar, cercar ycontener las fuerzas guerrilleras, perotodos fracasaron.

Planes como la Operación Limpieza,el Plan de Alzados y el Plan Relámpa-gos (Ofensiva de invierno) carecieronde efectividad. En la práctica no reali-zaban las indicaciones dadas, y laszonas escogidas como puntos claveseran áreas ya abandonadas por el Ejér-cito Rebelde, el cual se caracterizabapor su rápida movilidad y traslado. Enla mayoría de los casos la exploracióndel Ejército de la dictadura no se reali-zaba o se hacía con deficiencia, puessiempre hubo una subestimación de losrebeldes.

Los planes militares, elaborados acientos de kilómetros del teatro de ope-raciones por jefes y oficiales que en sumayoría no habían estado en la zona eignoraban o subestimaban la tácticaguerrillera, no fueron efectivos; se pro-ducía la maniobra de fuertes columnaspor un terreno prácticamente descono-cido, montañoso y de difícil acceso.Asimismo, comenzaban los primerossignos de resquebrajamiento de la mo-ral combativa de los soldados debido almal ejemplo de los superiores, y por eltrato diferente que la guerrilla daba alos prisioneros y heridos.

La insuficiente flexibilidad en losmandos y las constantes mentiras enlos partes oficiales empeoraban la si-tuación, ya que subestimaban lasposibilidades combativas de los rebel-des, y sobrevaloraban sus acciones atal punto que las convertían en largasjornada invisibles.

Es importante señalar que el altomando militar tuvo que tomar acelera-damente algunas medidas que lepermitieran enfrentar a los combatientes

Ejército batistiano

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revolucionarios. Con la rapidez que taltarea exigía, comenzaron, asesorados porla Misión Militar norteamericana enCuba, la formación, adaptación o desa-rrollo de unidades capaces de cumplirnuevas tareas combativas, en especialde la lucha antiguerrillera.4

También tuvieron que modernizar elarmamento, principalmente la aviacióny la artillería terrestre, y ajustarlo a lasnuevas condiciones. Pero lo más im-portante era el poco tiempo quetenían para lograr cuestiones tan fun-damentales como el estudio denuevas técnicas, la elaboración de pla-nes operacionales, la adecuación deotros requerimientos tácticos, los en-trenamientos y las maniobras y, engeneral, lograr la cohesión combativaen el desarrollo de la acciones.

A pesar de la incapacidad y las po-cas posibilidades de victoria, el altomando militar comprendía la necesi-dad de superar el estancamiento de laguerra. Las acciones exitosas desarro-lladas por el Ejército Rebelde durante1957 y el primer semestre de 1958, obli-garon al mando batistiano a analizar,elaborar y poner en práctica un nuevoplan de operaciones, y así comienzan lospreparativos para una gran ofensiva deverano denominada Plan FF (Fase Finalo Fin de Fidel) donde tiene una partici-pación destacada el comandante JuanCastro Rojas. Emprenden la introducciónde reformas organizativas y tácticas re-conociendo de esa forma que en laSierra Maestra se libraba una guerra deguerrillas.

Ofensiva de veranoDada la falta de efectividad en los pla-

nes operacionales y el eminente fracaso

de la Ofensiva de invierno, el EstadoMayor Conjunto decidió someter a unprofundo análisis los resultados, ventajasy desventajas de los planes operacionalesy acciones combativas, así como revisarlas fuerzas, medios, características y for-ma de operar del Ejército Rebelde.

En el mes de mayo de 1958 la tira-nía batistiana considera que existen lascondiciones militares para garantizar elcumplimiento exitoso de las misiones.Miles de soldados fueron entrenados;decenas de baterías y compañías secrearon o reorganizaron; quedó fijadala cooperación y apoyo de la Marina deGuerra y las Fuerzas Aéreas. Un mo-vimiento constante de abastecimiento enarmas y municiones permitió pertrecharlas unidades, y las comunicaciones y losaseguramientos logísticos fueron garan-tizados.

Con este plan se pretendía obligar alas fuerzas rebeldes a circunscribirse enel triángulo comprendido entre Niquero,Pilón y Cabo Cruz, lugar donde lasfuerzas expedicionarias sufrieran su pri-mera derrota, ya que no poseía lascondiciones necesarias para llevar aefecto una lucha irregular dada la es-casez de vegetación y extensasllanuras.

El alto mando militar pretendía quesus batallones, luego de una buena pre-paración artillera, avanzaran desdeEstrada Palma, Santo Domingo, ElJigüe y La Plata presionando a los gue-rrilleros a replegarse hacia el oeste. Eneste momento intentaba adecuar susacciones a la de los revolucionarios, ypara ello tomó las medidas que estimópertinentes.

Entre una de las medidas adoptadaspara el cumplimiento de las misiones

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estuvo el interés de los altos jefes mili-tares y del Estado Mayor de acelerarla graduación de nuevos reclutas, la or-ganización de catorce batallones y sietecompañías independientes.5

Para el 19 de junio el Ejércitobatistiano penetró por el norte y el sursituándose a cinco kilómetros de la Co-mandancia. Durante setenta y seis días6

se produjeron duros combates donde elEjército de Cuba fue derrotado. La ti-ranía siente, como nunca antes, que lossoportes sobre los cuales se ha mante-nido se han visto dañados.

El Comandante en Jefe al evaluarlos resultados de la ofensiva señaló:

El Ejército Rebelde, después de 76días de incesante batallar en elfrente número uno de la SierraMaestra, rechazó y destruyó vir-tualmente a la flor y nata de lasfuerzas de la tiranía, ocasionándo-le uno de los mayores desastresque pueda haber sufrido un ejércitomoderno adiestrado y equipado contodos los recursos bélicos frente afuerzas militares no profesionales[…] sin aviación, artillería y sin víasregulares de abastecimientos.7

La derrota de la Ofensiva de veranopor parte del Ejército Rebelde significóun golpe demoledor y estremeció los ci-mientos de la dictadura, asimismo,demostró que el Ejército era incapaz decontener el auge de la lucha revolucio-naria. A partir de entonces se aceleróel proceso de resquebra-jamiento polí-tico, moral y militar de las tropas de ladictadura. La superioridad moral ycombativa de los rebeldes fue manifies-ta no sólo en la Sierra Maestra, sinotambién en los otros frentes de lucha,donde mantuvieron y ampliaron sus po-

siciones e infligieron al enemigo seriasderrotas.8

Búsqueda de alternativasoperacionales

Paralelamente al Plan Fase Final seconciben tres planes operacionales, de-bido a la situación en la zona deoperaciones, uno el 26, otro el 28 y elúltimo el 30 de julio de 1958.

Los descalabros en la zona de ope-raciones de Bayamo, justificados porla falta de fuerzas y la ausencia de laaviación en el momento preciso, asícomo el impacto del Jigüe, hizo que elmayor general Eulogio Cantillo Porras,en ese momento jefe de la zona deoperaciones, emitiera un plan paracontrarrestar esas derrotas el 26 dejulio de 1958, en el cual valoró la si-tuación de cada bando y su objetivoera atraer las fuerzas rebeldes a unazona más llana, formada por puntosfuertemente entrelazados entre sí ycon suficiente capacidad de manio-bras y facilidades de abastecimientos.Además apuntaba la necesidad decontar con fuerzas operativas en elflanco oeste de la Sierra, con una re-serva y puntos de suministros enEstrada Palma y, lo más importante,“[…] reorganizar nuestras fuerzas,acortar nuestras líneas, alargar lasdel enemigo y ponerlos en situacióndesventajosa”.9

También se alude al espíritu moral delas fuerzas militares batistianas, y localifica en estado deficiente, incluyen-do el gran número de bajas porautolesiones; por ello los jefes han te-nido que imponerse a grandes unidadesque se negaban a avanzar y ocupar lospuntos designados.

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Las condiciones del personal, el re-sultado de las acciones combativas, elestado del armamento, así como elabastecimiento y los medios de trans-porte, no le permitían al Ejército llevara cabo este plan, sino, en última instan-cia, realizar una reorganización deunidades y cambios de efectivos.

A dos días del plan propuesto porCantillo, el teniente coronel Carlos SanMartín Fresneda eleva con el mismointerés otro plan para las zonas deBayamo, Manzanillo y Niquero.

Este plan, a diferencia del anterior,evaluaba el desarrollo de las accioneshasta el momento y admitía que los gue-rrilleros tenían una alta moral y suarmamento en buen estado, ademásera más preciso al dar el número decombatientes rebeldes. Según el plan,en la zona de operaciones se encontra-ban trece batallones desorganizados,por lo que era inminente la reorgani-zación de las tropas, con una posibledisminución del número de batallones,pues no era posible formar nuevasunidades completas. San Martín adver-tía sobre la necesidad de sostener lasposiciones ganadas y de efectuar uncambio en la idea de maniobra, al tiem-po que señalaba no avanzar hacia elenemigo de este a oeste, como se ha-bía establecido en el plan FF, sino sitiarlas posiciones rebeldes en el PicoTurquino.

Para lograr estos propósitos, indica-ba que debían de efectuarse avancesconvergentes desde Pino del Agua yalgunos puntos en poder ya de los gue-rrilleros. Afirmaba además que eraconveniente realizar esta maniobra conel apoyo de la aviación, unidades de ar-tillería y elementos blindados precedidos

por buldózer y otros equipos. Para laelaboración de este plan se tomaron encuenta los aspectos negativos de laOfensiva de verano.

Igual a los anteriores, con dos díasde diferencias, el 30 de julio de 1958,se firmó un nuevo proyecto, el Plan N,el tercero en seis días. Indudablemen-te, los finales del mes de julio fuerondesastrosos para el Ejército batistiano,aunque con la misma rapidez que sedesarrollaban los acontecimientos en laSierra Maestra, los oficiales del régi-men trataban de encontrar solucionespara poner coto a la contraofensivarebelde.

En el Plan N, el almirante JoséRodríguez Calderón sintetizaba las ideasexpuestas en los dos anteriores e incu-rría en algunos de los errorescometidos en el plan FF. El objetivofundamental era acordonar las fuerzasrebeldes, pero el lugar escogido no eraexactamente el más conocido por ellosy donde las características del terrenono les eran las más favorables. Pararealizar las maniobras se emplearíanquince batallones de infantería, de trescompañías cada uno, y además conta-ría con la cooperación de unidades desuperficie de la Marina de Guerra, deaviones de ataque de la Fuerza Aérea,de la artillería con batería de obuses yde tanques.

Este, al igual que los anteriores no lle-gó a ponerse en práctica ni siquiera enla primera fase, pues el mismo día quese firmaba su aprobación y puesta enmarcha, se precipitaban los aconteci-mientos y las fuerzas rebeldescontinuaban victoriosas su contraofen-siva después de lo ocurrido en LasMercedes.

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Así es que para el segundo semestrede 1958 las fuerzas militares del batistatoiniciaron un proceso caracterizado por elcese paulatino de las operaciones mili-tares ofensivas, el establecimiento deuna férrea defensa en ciudades y pue-blos, así como por la concentración ycontrol de las vías de acceso en los lí-mites de Oriente y Camagüey en unintento por impedir la extensión del tea-tro de operaciones militares. También seincrementaron las deserciones y cons-piraciones militares, en especial, entreoficiales de alta graduación; era evidentela falta de capacidad de los flamantesestrategas de la tiranía.

La crisis nacional del sistemaneocolonial indicaba que los días venide-ros serían decisivos y que sólo un milagropodría impedir la caída del régimen. Elpropio Batista señaló: “Los asuntos mili-tares iban de mal en peor”.10

Oriente en el preludio de unaderrota

El alto mando militar batistiano orde-nó impedir a toda costa el desplazamientohacia el centro y occidente del país delas columnas invasoras Nº 8 Ciro Re-dondo, comandada por el Che con 142hombres y la Nº 2 Antonio Maceo almando de Camilo Cienfuegos conochenta y dos hombres.11 Para ello or-denó la concentración y control de lasvías de acceso en los límites de Orien-te y Camagüey y priorizó la defensa deestas provincias, incluyendo Las Villas.

El régimen se vio obligado a utilizarlas tropas tácticas de la reserva que aúntenían en las guarniciones de la capitale inmediatamente colocó numerosasemboscadas en caminos y carreteras.Existían cinco zonas de operaciones:

Bayamo, Guantánamo, Holguín, LasVillas y Camagüey, pero el avance re-belde era indetenible.

A partir de una colosal concentraciónde fuerzas y medios, con el propósito deenfrentar a las columnas invasoras, el altomando militar elaboró y puso en prácticaun plan que contemplaba desarrollar unaofensiva en dirección a las alturas deSancti Spíritus para destruir la base deoperaciones de los rebeldes y retirar lasfuerzas y medios de Oriente, trasladán-dolos por vía marítima hacia la regióncentral, incluso se pensó en la interven-ción armada de los Estados Unidos y enel empleo de tropas elites de las FuerzasArmadas de la República Dominicana,brindadas por Rafael Leónidas Trujillo.

No obstante los múltiples esfuerzos,las tropas terrestres no lograron asen-tarse en la zona, ni tan siquieraacercarse a la Comandancia; todas lasfuerzas fueron rechazadas. Concluíaasí la última ofensiva del Ejército de latiranía, pues a pesar del apoyo de laaviación y del envío de refuerzos, elEjército de la tiranía continuaba per-diendo territorio y el control de losrebeldes sobre la Carretera Central eraabsoluto. Para mediados de diciembreya era inminente el colapso del Ejérci-to en la provincia de Oriente; los planesestratégicos habían sido desarticuladosy sólo unas pocas ciudades permane-cían en sus manos.

Entretanto, en La Habana Batistacomenzó a maniobrar para organizar,dirigir y ejecutar un golpe militar que alfinal fue frustrado. Con la huida del ti-rano, la rendición de las tropas delEjército en Santiago de Cuba y el triunforebelde en la batalla de Santa Clara, elpueblo recibía un enero victorioso.

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Batista, con sus principales cómpli-ces, a las 3:15 de la mañana del 1º deenero de 1959 abandonó el país y enSantiago de Cuba, en manos de los re-beldes, se constituía el GobiernoRevolucionario.

Algunas generalidadesA partir de agosto de 1958, con la

derrota militar de la Ofensiva de vera-no, para las Fuerzas Armadas engeneral y el Ejército en particular, seacentuaba un proceso caracterizadopor el cese paulatino de las operacio-nes militares ofensivas, las nuevastácticas, el establecimiento de una fé-rrea defensa en ciudades y pueblos, yel intento por impedir que el EjércitoRebelde extendiera el teatro de opera-ciones militares.

Se produce el incremento de las cons-piraciones militares, en especial entreoficiales de mayor graduación, elresquebrajamiento de la moral combativa,los cambios en los mandos militares atodos los niveles, la constante elabora-ción de planes operacionales y laincapacidad para su ejecución, así comola superficialidad de los Servicios deInteligencia Militar a la hora de ocuparla zona.

La enorme confianza en el apoyoaéreo, el cual en la mayoría de los ca-sos no resultó efectivo a causa de laparticularidad del terreno, la reestruc-turación inmediata por parte del altomando enemigo de la zona de opera-ciones y sus proyectos de combate,luego de cada derrota, y el decadenteestado político moral influyeron direc-tamente en la baja disposicióncombativa y en una limitada utilización

del armamento y la técnica de com-bate.

El Ejército de Cuba fue sin dudas de-rrotado porque el Ejército Rebeldecombinó con acierto su aniquilamientofísico y ocupación de territorios, destru-yendo su voluntad de pelear. Además,no representaba ni defendía a la socie-dad cubana, todo lo contrario se opusodecididamente a las ansias de las ma-sas más explotadas y desposeídas.

En realidad, no existían condicionesobjetivas para que la tiranía militar pu-diera lograr un salto cualitativo en lasinstituciones militares cubanas, la gue-rra sería su examen final.

Notas1 Para una información más detallada de laorganización y estructura del Ejército de Cubapuede consultarse el trabajo de Marilú UraldeCancio. El ejército soy yo. La Habana: Editorialde Ciencias Sociales, 2006.2 Para este aspecto consultar el interesante trabajode Roberto Pérez Rivero. Desventura de unEjército. Santiago de Cuba: Editorial Oriente,2003.3 Órdenes del Ejército, 1957, p. 3451. EstadoMayor del Ejército de Cuba. En Archivo delInstituto de Historia (AIHC).4 Con respecto a este asunto se puede encontrarinformación en el texto de Fulgencio BatistaZaldívar, Respuesta. México, D.F.: ImprentaManuel León Sánchez, 1960. p. 39.5 Órdenes del Ejército. 1958, p. 854. EstadoMayor del Ejército de Cuba. En AIHC.6 Fidel en Radio Rebelde. La Habana: EditorialGente Nueva, 1979. p. 61.7 Ibídem, p. 84.8 Para ampliar información consultar de LuisRosado Eiró, La ofensiva de la victoria. LaHabana: Editora Política, 2000.9 Ibídem, p 27.10 Batista Zaldívar, F. Op. cit. (4). p. 83.

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11 Gálvez Rodríguez, William. Camilo, señor dela vanguardia. La Habana: Editorial de CienciasSociales, 1979. p. 181.

BibliografíaBatista Zaldívar, Fulgencio. Piedras y

leyes. Ediciones Bota. México, 1961.

Barquín Ramón M. Las luchas guerri-lleras en Cuba. De la Colonia a laSierra Maestra. Madrid: EditorialPlayor, S.A., 1975.

_______. El día que Fidel Castro seapoderó de Cuba. San Juan, Puer-to Rico: Editorial Rumbar, 1973.

Bernal Castillo Andrés. Cuando estaGuerra se acabe (desde la SierraMaestra hasta Columbia). Obrainédita que se encuentra en la biblio-teca del Instituto de Historia deCuba.

Dirección Política Central de las FAR.Che. La Habana: Editorial de Cien-cias Sociales, 1969.

Larín, E. A. El Ejército Rebelde en laRevolución Cubana. Moscú: Aca-demia de la URSS. Editorial Nauka,1977.

Quevedo, José A. La batalla de Jigüe.La Habana: Editorial de Ciencias So-ciales, 1971.

Otras fuentesBoletines del Ejército.

Cuestionario evacuado para el Hon. Ser.Pres. de la República de Cuba, Ciu-dad Militar, 23 de junio de 1958.

Expedientes de las secciones de opera-ciones.

Órdenes generales, especiales y circu-lares del Ejército. Estado Mayor delEjército de Cuba. En Archivo del Ins-tituto de Historia de Cuba.

Partes de Guerra de 1957 y 1958. EnArchivo del Instituto de Historia deCuba.

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La derrota de la Ofensiva de vera-no sobre el I Frente José Martí de

la Sierra Maestra, marcó el punto de vi-raje de la guerra de liberación a favorde las armas revolucionarias.

El Plan FF (Fase Final-Fin de Fidel)consistía en el avance de las unidadesde infantería, catorce batallones y sie-te compañías independientes, con elapoyo de la artillería, tanques, naves dela Marina y la aviación de combate, so-bre la Comandancia General y losdestacamentos principales del EjércitoRebelde, con el interés de obligarlos adesplazarse hacia la zona costera dePilón donde sería mucho más factiblerodearlos y aniquilarlos.1

El jefe de la revolución interpretó laidea de maniobra del Ejército enemigoe indicó una defensa elástica del terri-torio, imponiéndole un alto precio en suavance hacia la profundidad y, cuan-do los soldados mostraran cansancioy agotamiento, y sus líneas de abas-tecimientos se hubiesen alargadoextraordinariamente, propinar un golpedemoledor y pasar a la contraofensiva.Las disposiciones previas de Fidel fue-ron las siguientes:

Primero: La resistencia organizada.Segundo: Desangrar y agotar al Ejér-

cito adversario.Tercero: La conjugación de elemen-

tos y armas suficientes para lanzarnos

a la ofensiva, apenas ellos comiencena flaquear.

Los objetivos fundamentales:Primero: Disponer de un territorio

básico donde funcione la organización,los hospitales, los talleres, etcétera.

Segundo: Mantener en el aire la emi-sora Radio Rebelde que se ha convertidoen factor de primerísima importancia.

Tercero: Ofrecer una resistenciacada vez mayor al enemigo, a medidaque nos concentremos y ocupemos lospuntos más estratégicos para lanzarnosal contraataque.2

Para organizar la defensa de la Sierra,en una extensión aproximada de treintakilómetros cuadrados alrededor de laComandancia, Fidel ordenó la concen-tración secreta de las columnas de JuanAlmeida, Camilo Cienfuegos, RamiroValdés y parte de la de CrescencioPérez. Dispuso la centralización de mi-nas, municiones y otros recursos deguerra, orientó al campesinado paraabastecer de alimentos a las fuerzasrebeldes en las distintas direccionesdonde se preveían los combates, y eltraslado desde los latifundios del llanode cientos de cabezas de ganado vacu-no para alimentar a los combatientes ya las familias campesinas en las condi-ciones extremas del cerco. Por últimodirigió la preparación ingeniera del terre-no utilizando a cientos de reclutas de la

A las puertas de los cuarteles. Planestratégico del Ejército Rebelde

José R. Herrera MedinaInvestigador del Instituto de Historia de Cuba

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escuela de Minas del Frío, constituyen-do las reservas de combate con estepersonal.

El 25 de mayo de 1958 comenzó elavance de los batallones sobre el bas-tión del I Frente José Martí, chocandocon la resistencia metódica y escalona-da de las escuadras y pelotonesrebeldes atrincherados conveniente-mente en los itinerarios. El mando delEjército reportó entonces: “Aprove-chando el terreno el enemigo ha pasadode la guerra de guerrillas, a la guerrade posiciones, atrincherándose con unsistema de defensa escalonado paravarios hombres, sobre todo en los es-tribos o subidas posibles al firme de laSierra Maestra, minando los caminoshabituales, construyendo numerosos re-fugios antiaéreos”.3

Tal como previó la jefatura rebelde,el avance de los batallones durante elprimer mes de ofensiva se fue hacien-do cada día más lento hasta detenersepor completo. El propio general CantilloPorras, jefe de operaciones, así lo com-prendió: “Nuestra ofensiva, como unresorte que se extiende fue perdiendoimpulso a medida que llegaba al finalhasta el actual impasse”.4

El momento para el primer golpeanonadante había llegado. A fines de ju-nio se produjo la primera batalla de SantoDomingo, en la cual los pelotones rebel-des derrotaron a las tropas del coronelSánchez Mosquera y les ocasionaronmás de ochenta bajas, asimismo captu-raron sesenta y siete armas de guerray 16 000 proyectiles.5 Con este arma-mento equiparon a reclutas de lareserva y se reforzaron los pelotonesque combatían, y de inmediato comen-zó la contraofensiva sobre las tropas

acantonadas en El Jigüe y demás posi-ciones alcanzadas por el enemigodentro de la Sierra.

Luego de setenta y seis días de in-tenso batallar, durante los cuales selibraron seis batallas y más de treintacombates de importancia, en las que sele causaron al Ejercito enemigo más de1 000 bajas, entre ellas 433 prisionerosy le ocuparon 507 armas de guerra; losrestos de los batallones se retiraronderrotados de las montañas. El Co-mandante en Jefe concluyó que elEjército había perdido la guerra en sudescalabro en la Sierra Maestra: “Unejército pierde la guerra, cuando susmejores tropas de operaciones son de-rrotadas”,6 expresó años despuésrefiriéndose a los resultados de la ofen-siva de verano.

Plan estratégico de la Coman-dancia General del EjércitoRebelde

El Comandante en Jefe decidió ex-plotar el éxito obtenido y propinar laderrota definitiva a los defensores delrégimen en todo el territorio nacional.

De la forma siguiente el comandan-te Guevara describe la nueva situación:

El ejército batistiano salió con la es-pina dorsal rota de esta postreraofensiva sobre la Sierra Maestra,pero aún no estaba vencido. La lu-cha debía continuar.Se estableció entonces la estrate-gia final, atacando por tres puntos:Santiago de Cuba, sometido a uncerco elástico; Las Villas a dondedebía marchar yo, y Pinar del Río,en el otro extremo de la isla, adonde debía marchar CamiloCienfuegos.7

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Desprendiéndose de la columna ma-dre, partieron las siguientes columnashacia los territorios asignados:

1.- Reforzamiento del III Frente condos nuevas columnas: la Nº 10 RenéRamos Latour y la Nº 9, AntonioGuiteras, mandadas por los capitanesRené de los Santos Ponce y HubertMatos Benítez, respectivamente.

2.- Creación del IV Frente SimónBolívar, en los llanos de Holguín, LasTunas y los límites con la provincia deCamagüey, para lo cual se enviarontres nuevas columnas: la Nº 12 SimónBolívar dirigida por el comandanteEduardo Sardiñas, la 14 Juan ManuelMárquez dirigida por el capitán OrlandoLara y la 32 José Antonio Echeverríaguiada por el comandante Delio GómezOchoa, quien a la vez era el jefe delFrente.

3.- Establecer el Frente de Camagüey,hacia donde partió la columna Nº 11

Cándido González, a cuyo frente mar-chó el capitán Jaime Vega, y cuandoesta sufrió un verdadero desastre en laemboscada de Pino 3, la ComandanciaGeneral envió la Nº 13 IgnacioAgramonte, conducida por el coman-dante Víctor Mora.

4.- La organización de la ColumnaNº 8 Ciro Redondo, con el comandan-te Ernesto Che Guevara como jefepara llegar hasta la provincia central deLas Villas.

5.- La organización de la ColumnaNº 2 Antonio Maceo, liderada por elcomandante Camilo Cienfuegos, con lamisión de llegar hasta Pinar del Río,provincia donde el comandanteDermidio Escalona, combatiente de laSierra Maestra, organizaba las guerri-llas de la región por mandato del jefedel Ejército Rebelde.

“Las columnas rebeldes –enfatizóFidel– avanzarán en todas direcciones

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hacia el resto del territorio nacional sinque nada ni nadie las pueda detener”.8

A fines del mes de agosto comenzóa ejecutarse el plan y a mediados deoctubre, con la llegada de las columnasinvasoras de Camilo y Che a Las Vi-llas, todas estaban en disposición decumplir las misiones asignadas para labatalla final. Camilo recibió la orden deno continuar de inmediato su avancehacia occidente, y de esta forma ayu-dar al Che a resolver la complicadasituación política que se encontró conel grupo dirigente del llamado II Fren-te Nacional del Escambray.

El jefe de la revolución en carta alcomandante Almeida con fecha 8 deoctubre, puntualizó:

El plan de tomar primero a Santia-go de Cuba lo estoy sustituyendopor el plan de tomar la provincia. Latoma de Santiago y otras ciudadesresultaría así mucho más fácil, y so-bre todo podrán ser sostenidas.Primero nos apoderaremos delcampo; dentro de 12 días aproxima-damente todos los municipiosestarán invadidos; después nos apo-deraremos y si es posibledestruiremos las vías de comunica-ción por Tierra, carreteras yferrocarril. Si paralelamente pro-gresan las operaciones en LasVillas y Camagüey, la tiranía pue-de sufrir en la provincia undesastre completo como el que su-frió en la Sierra Maestra. Estaestrategia resulta para nosotrosmucho más segura que cualquierotra y entre tanto, lejos de concen-trar el grueso de nuestras fuerzasen una dirección, lo que lleva tiem-po, requiere gran acumulación de

víveres e implica riesgos de con-sideración, las distribuimos deforma que puedan mantener al ene-migo bajo hostigamiento constanteen todas partes.9

Desde los primeros días del mes denoviembre, Fidel está enfrascado en lospreparativos finales para bajar de la en-trañable Sierra Maestra y situarse alfrente de la ofensiva final. Con este finreunió los escasos pelotones que aún semantenían subordinados a la Coman-dancia General, indicó el traslado deRadio Rebelde para un punto más cer-cano al futuro escenario de lasacciones y dispuso de la reservacombativa que lo acompañaría. El día11 partió el Comandante acompañadode los capitanes Braulio Coroneaux,Reinaldo Mora, Rafael Verdecia y otrosoficiales con apenas un centenar dehombres armados, mientras que la lar-ga columna se completaba con milreclutas desarmados, reserva combativaque recibiría su armamento de inmedia-to después de quitársele al enemigo enlos combates.

Partiendo monte, la tropa rebelde sedirige a Guisa, último puesto avanzadodel Ejército en las estribaciones de lacordillera donde está acantonada unacompañía a poco más de doce kilóme-tros por carretera asfaltada del puestomilitar de Bayamo. El 19 los guerrille-ros acampan en los alrededores delobjetivo y emprenden la tarea de pre-parar las emboscadas en la carreteray en los caminos de acceso, cavandotrincheras y refugios, minando el terre-no contra los tanques, en fin, creandolas condiciones para combatir y aniqui-lar los refuerzos que enviarían alrescate de la guarnición cercada. Fidel,

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en medio de los combates y recordan-do la táctica utilizada en otras batallas,le comunicó a los compañeros de Ra-dio Rebelde que la pelea en Guisa eracomo un Jigüe, pero a las puertas deBayamo. Durante diez días de cruen-tos combates, los batallones deinfantería y las unidades blindadas delpuesto militar de Bayamo fueron derro-tados y rechazados por las emboscadasrebeldes. Los casi cinco mil soldadosbasificados en esta zona de operacionesno pudieron desalojar a los doscientos ytantos guerrilleros que defendieron susposiciones con valor e inteligencia y, so-bre todo, demostrando la insuperablemoral combativa alcanzada en la fraguarevolucionaria de la Sierra Maestra. Laimportancia estratégica de esta victoriaradicó en abrir las puertas de la Carre-tera Central al Comandante en Jefe,quien se situó al frente de la ofensiva fi-nal en dirección a Santiago de Cuba.

El 13 de noviembre, en plena mar-cha de aproximación a Guisa, Fidelemitió las indicaciones para la batallafinal contra el Ejército del régimenopresor. Para ese momento, las dispo-siciones son dirigidas a los frentes decombate, es decir, la revolución habíaalcanzado un nivel superior de estruc-tura y organización del mando de lastropas. Las órdenes y disposicionespartieron de la Comandancia Generaldel Ejército Rebelde hacia las jefaturasde los frentes y estas las bajabandosificadamente a los jefes de colum-nas subordinados.

El plan del Comandante en Jefepara la batalla definitiva, consistía entomar la provincia de Oriente como di-rección del golpe principal, para lo cualcontaba con las fuerzas del primero,

segundo y tercer frentes en la ofensi-va en dirección a Santiago de Cuba,más las fuerzas del IV Frente que ata-carían las guarniciones correspondientesy cerrarían la provincia por sus límitescon Camagüey. Las fuerzas rebeldes delterritorio agramontino debían continuarel hostigamiento a las unidades enemi-gas y evitar refuerzos hacia Oriente. Alas tropas rebeldes comandadas por Ca-milo y Che se les dio la misión de cortarla isla en dos por su mismo centro, evi-tando el tráfico de occidente a oriente yatacar las guarniciones enemigas.10

Las columnas del II Frente OrientalFrank País habían liberado un amplioterritorio en el noreste de Oriente y enlos meses finales tomaron las pequeñasy medianas guarniciones enemigas in-cluyendo las enclavadas en La Maya,Songo, Sagua, San Luis, Caimanera, ElCristo, Imías y otras localidades.

Las fuerzas del III Frente MarioMuñoz combatieron en La Aduana, ElCobre, Paraná, Charco Mono, y domi-naron el campo alrededor de Santiagoy demás ciudades vecinas. Mientras, elIV Frente Simón Bolívar, luchaba enLos Güiros, Presa de Holguín, y ataca-ba los cuarteles de Buenaventura,Jobabo y Puerto Padre. En Camagüey,las guerrillas combatieron en San Mi-guel del Junco, atacaron pequeñoscuarteles como el de Lombillo y reali-zaron otras acciones entre las que sedestaca la emboscada a una tropa delEjército en el kilómetro seis en la zonadel central Francisco.

Fidel, con las fuerzas del I Frenteaumentadas con las armas capturadasen Guisa, ataca los cuarteles enemigosenclavados en la Carretera Central conrumbo a la capital provincial, los cua-

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les se rinden o abandonan sus posicio-nes; presentan diferentes grados deresistencia las guarniciones de Baire,Jiguaní, Santa Rita, Contramaestre,Maffo y Palma Soriano. En las postri-merías del mes de diciembre, elComandante en Jefe, dirigiendo las fuer-zas de los frentes uno, dos y tres delEjército Rebelde, se encuentra a laspuertas de Santiago, dirección principalde la ofensiva.

El Ejército del régimen sedesintegra rápidamente

El alto mando batistiano nunca reco-noció un estado de guerra a nivelnacional por la sencilla razón de presen-tar ante la comunidad internacional unaimagen de tranquilidad y seguridad es-pecialmente dirigida a los inversionistasextranjeros y, por lo tanto, desde 1956hasta el segundo semestre de 1958 sóloestablecieron una zona de operacionesen Bayamo con la intención de presen-tar al movimiento revolucionario comoun simple brote localizado en la SierraMaestra. Fue después de la derrotadaOfensiva de verano que constituyeronlos distritos militares en las provinciasy crearon las zonas de operaciones mi-litares, además de las existentes enBayamo, Santiago, Guantánamo,Holguín, Camagüey y Las Villas. Sinembargo, esta acción tardía se realizócomo respuesta al Plan Estratégico delEjército Rebelde que para esos momen-tos se había adueñado de la iniciativatáctica y estratégica de la guerra e im-ponía su voluntad al enemigo. Ladescomposición tomó forma concretaen las insubordinaciones de los solda-dos, uno de cuyos ejemplos loencontramos en la comunicación del 20

de diciembre donde el general Cantilloinforma al Estado Mayor del Ejércitoque noventa y siete efectivos del Bondiecisiete se habían negado a salir deoperaciones.11

Por otra parte, las conspiraciones demilitares surgieron a todos los niveles,constituyendo en los altos mandos unaalternativa puesta en juego por el go-bierno de los Estados Unidos paraescamotear el triunfo a las fuerzas re-volucionarias. El Comandante en Jefe,interpretando las maniobras del enemi-go, delineó una política para orientar aaquellos elementos sanos dentro de lasfuerzas armadas, rechazando cualquierintento de golpe militar para sustituir aldictador e indicando que aquellos queestuvieran en disposición de oponersea la dictadura debían integrarse al Ejér-cito Rebelde.12 Una respuesta alllamado de Fidel lo constituyó el ingre-so de dos pelotones de la compañíanoventa y tres, cuya base se encontra-ba en Charco Redondo, los cuales sepasaron a la Columna Nº 1 José Martícon todas sus armas y equipos.

A fines de noviembre se conoció deuna conspiración encabezada por losgenerales batistianos Martín DíazTamayo y Arístides Sosa de Quesada,ambos allegados a los Servicios Espe-ciales Norteamericanos, y que trataronde provocar una asonada militar paraderribar a Batista y luego negociar conla jefatura rebelde desde posiciones defuerza. Otra conspiración importantefue encabezada por el general Albertodel Río Chaviano, jefe del tercer Dis-trito Militar de Las Villas y el coronelFlorentino Rosell Leiva, jefe del Cuer-po de Ingenieros del Ejército, quienesse proponían coordinar con los oficiales

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presos en Isla de Pinos y situar comolíder del movimiento al general CantilloPorras. Ambas fueron rechazadas ensu momento por el jefe de la revolu-ción, aunque sus principales elementossirvieron de base a la maniobra del go-bierno norteamericano que a fines dediciembre involucró al susodicho Cantilloen las conversaciones con Fidel, la trai-ción de sus compromisos y la formaciónde una junta, luego de facilitar la fugadel tirano y sus principales cómplices.No obstante, aquellas acciones desespe-radas más que expresión de lasposiciones de fuerza de los militares, eranseñales inequívocas de los desertores deun Ejército que había perdido la guerra.

Camilo y Che en Las VillasNo por ser coyuntural su estancia en

el norte de Las Villas, Camilo dejó deimplantar la revolución en dicho terri-torio. Unificó en una columna mixta alas dos guerrillas existentes en el lu-gar. Una que respondía al Movimiento26 de Julio (M-26-7), permeada de pre-juicios anticomunistas y dirigidaerróneamente desde la ciudad de San-ta Clara por el jefe de acción de laprovincia; la otra auspiciada por el Par-tido Socialista Popular, pobre enarmamento y mucho más en experien-cias de la lucha armada y en especialen la táctica y estrategia de la guerra deguerrillas. Camilo brindó una lección dia-ria haciendo emboscadas, atacandocuarteles, arrebatando armas al enemi-go y desarrollando una política de unidadcon las masas campesinas cuya piedraangular fue la aplicación de la ley agra-ria del Ejército Rebelde. Camilo fueartífice principal de la Plenaria NacionalAzucarera celebrada en su territorio.13

El Che, aún sin reponerse de la in-creíble marcha de la invasión, reúne alos destacamentos del M-26-7, reorga-niza el trabajo en las ciudades,establece la unidad con el frente del Di-rectorio Revolucionario y trata de llegara acuerdos con el llamado II FrenteNacional del Escambray. Al mismotiempo, a sólo unos días de su llegada,ataca y toma el cuartel de Güinia deMiranda, e inicia una ofensiva contralos pequeños enclaves de la tiranía máscercanos a las montañas. Además, co-mienza la repartición de tierras entre loscampesinos pobres y realizó asambleasde obreros y campesinos, para organi-zar los esfuerzos de la población en labatalla final contra la tiranía.14

¿Podían otros jefes, que no fueranaquellos formados en la fragua fidelista,hacer tanto en tan poco tiempo y conun mínimo de recursos? Seguramente,ni generales ni mariscales surgidos delas academias más renombradas delmundo hubieran podido siquiera com-prender la guerra revolucionaria que sedesarrollaba en Cuba, porque esas ta-reas y misiones, problemas y solucionesno aparecían en los manuales de ins-trucción ni en los tratados de historiamilitar, de ningún ejército del mundo.Desde entonces, la guerra de guerrillasdeja de ser una simple forma auxiliarpara convertirse en fragua del ejércitodel pueblo en la conquista de la liber-tad y la independencia. Correspondió elmérito histórico a Fidel Castro y a to-dos aquellos que aprendieron a su ladoel método de implantar y desarrollar laguerra revolucionaria de acuerdo a susenseñanzas.

La operación Santiago se desarrollócomo estaba previsto por los frentes

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orientales, bajo la dirección del Coman-dante en Jefe. En la provincia de LasVillas, con la misma táctica y estrategiade Oriente se realizó una fulminantecampaña sobre pueblos y ciudades has-ta converger en Santa Clara, la capitalprovincial. Al concluir el año 1958, Fidel,al mando de la principal agrupación detropas del Ejército Rebelde, se dispo-nía a iniciar la batalla de Santiago deCuba al mismo tiempo que parte deesas fuerzas se preparaban para ata-car Guantánamo, Holguín y Las Tunas,mientras que en el centro del país, Ca-milo rendía a Yaguajay y el Checombatía en Santa Clara.

La ofensiva del Ejército Rebelde de-rrotó definitivamente a las fuerzasarmadas del régimen, neutralizó las ma-niobras contrarrevolucionarias dirigidaspor el gobierno de los Estados Unidosy permitió la toma del poder por el mo-vimiento revolucionario.

Notas1 Plan FF. Expediente 1SM de la Zopones. EnArchivo del Instituto de Historia de Cuba (AIHC).

2 Fidel Castro, informe sobre la ofensiva. EnAIHC.3 Informe del Alto Mando Militar. En AIHC.4 Informe del J Zona/operaciones. En AIHC.5 Parte de la Comandancia General del EjércitoRebelde. En AIHC.6 Castro, Fidel. Encuentro con los vanguardias/FAR. Verde Olivo (La Habana) 31 dic. 1978.(Edición especial)7 Guevara, Ernesto. “La ofensiva final. La batallade Santa Clara”. Obras 1957-1967. La Habana:Casa de las Américas, 1970. t. 1, p. 400.8 Castro, Fidel. Intervención por Radio Rebeldeen agosto de 1958. En AIHC.9 _______. Sobre temas militares. La Habana:Imprenta Central de las FAR, 1990. p. 277.10 Documento en AIHC.11 Mayor General Eulogio Cantillo Porras.Despachos oficiales, 20 de diciembre de 1958.En AIHC.12 Ver: Martínez Víctores, Ricardo. 7RR: Historiade Radio Rebelde. La Habana: Editorial deCiencias Sociales, 1978.13 Ver: Gálvez, William. Camilo, señor de lavanguardia. La Habana: Editorial de CienciasSociales, 1979.14 Informes del Che a Fidel, octubre y noviembrede 1958. En AIHC.

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MEDITACIONES

Estrada Palma:“es preferiblela dependenciapolítica…”

Rolando RodríguezInvestigador e historiador

El gobierno de “Tomasito”, cuyo pri-mer gabinete de seis secretarios

eran hombres de posiciones muy aco-modadas que habían militado casi todosen las filas del autonomismo hasta queal avanzar la guerra pasaron alindependentismo. El currículum vitae deesos hombres ex autonomistas no pue-de ser soslayado: Carlos de Zaldo, enJusticia y Estado, era banquero y agentedel trust del azúcar de Henry O.Havemeyer;1 en Hacienda estaba JoséMaría García Montes, quien era testa-ferro del hacendado español JoséGómez Mena;2 la Secretaría de Agri-cultura la ocupaba Emilio Terry, granhacendado cienfueguero; DiegoTamayo había pasado, en Nueva York,a las filas de la delegación de EstradaPalma y ahora se desempeñaba en Go-bernación. Tanto Terry como Tamayo,además de Zaldo, habían sido miembrosde la junta central autonomista, y losdos primeros junto a García Montes

fueron sido firmantes del manifiesto au-tonomista de abril de 1895 quecondenaba el alzamiento martiano. Sólodos no habían sido autonomistas: Eduar-do Yero, sin filiación política, ocupabala Secretaría de Instrucción Pública yManuel Luciano Díaz, hombre de losferrocarrileros estadounidenses, la deObras Públicas. Además, el vicepresi-dente de la república era Luis EstévezRomero, también ex autonomista, espo-so de la patriota Marta Abreu, granpropietaria de ingenios que se había re-ciclado como independentista. Tambiénun vocal de la junta autonomista, Car-los Fonts y Sterling, ahora era elvicepresidente de la Cámara de Repre-sentantes. El secretario de lapresidencia, que no tenía rango de se-cretario de despacho era el exautonomista Jorge Alfredo Belt. Increí-blemente, los conservadores de origenautonomista habían reasumido de for-ma solapada el gobierno cubano, deuna república que supuestamente erael resultado de una revoluciónindependentista. Gracias a EstradaPalma se había reconcentrado en elmando del Estado cubano una potentefalange criolla de la oligarquía burgue-sa que reproducía en la república elesquema de dominio sobre la base delazúcar y el tabaco.

Ni un solo mambí, nadie que hubie-ra usado machete al cinto, espuela enel talón o que oliera a pólvora, figura-ba en aquel gobierno. De raízindependentista, pero oliendo a

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yanquizado, en un cargo que era casimás importante que el de secretario, es-taba Gonzalo de Quesada, ex delegadode Cuba en Washington, designadocomo ministro en aquella capital. Segúnmanifestó Estrada Palma, no podía ol-vidar sus servicios en la capital quebaña el Potomac y que sus conoci-mientos podrían ser muy útiles enaquella capital. Estrada Palma sabía aquién había elegido, según su gusto ysus reales ideas políticas.

Hacia 1904, Estrada Palma había de-cidido aspirar a la reelección. Frente aeste se presentó como candidato su an-tiguo partidario, el ex gobernador deSanta Clara, general José MiguelGómez, caudillo del partido republica-no villareño, al que se asociaba comoaspirante a la vicepresidencia AlfredoZayas, del Partido Liberal Nacional,quien precisamente siempre había acu-sado a aquel de haber empleado contraellos la violencia durante su período demandatario provincial, y haber provoca-do muertes en sus filas, mediante unapolítica conocida como de la porra.3

Bien sabía Estrada Palma qué hacíacuando pidió la renuncia de su gabine-te. En los primeros días de marzo de1904 reemplazó a sus integrantes conun grupo de moderados dispuestos atodo. Esta vez no necesitaba a los se-sudos autonomistas, sino a los hombresde machete al cinto. Sabía que para re-elegirse, precisaba de la violencia. Allíestaban el general Fernando Freyre deAndrade, como secretario de Goberna-ción; el general Rafael Montalvo, comosecretario de Obras Públicas; el gene-ral Juan Ríus Rivera, en la cartera deHacienda, y en Estado y Justicia que-daría Juan F. O’Farrill. Cubrió las

secretarias de Instrucción Pública yAgricultura, con carácter interino, conFreyre de Andrade y Montalvo. Eseera, como bien lo calificaron sus adver-sarios, el gabinete de combate.

Con la vista puesta en las elecciones,Freyre de Andrade se dedicó a veces,con la ayuda de la guardia rural, a echarde sus cargos a alcaldes y empleadosque no fueran adictos a la causa mo-derada y a sustituirlos con acólitos. Enlas demás secretarías los otros jefestambién se dedicaron, bajo la consignade “a moderarse”, a hacer saltar desus cargos a los elementos opositores.Frente a las aspiraciones reelec-cionistas, se levantó la figura veneradade Máximo Gómez, quien olfateó la po-sibilidad de una guerra civil y no estuvolejos de encabezar una manifestaciónque protestaría ante palacio. Para evi-tar más choques de los que se veníanproduciendo, el generalísimo fue a vera Estrada Palma junto con otros adver-sarios del presidente. Este, iluminado

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por la felicidad de su segura permanen-cia en el poder, resultó hipócritamentesorprendido cuando le narraron las ar-bitrariedades que estaban cometiendosus partidarios, y aunque juró que toma-ría medidas para evitarlas todo continuóigual. Mientras, Máximo Gómez, en lacontinuación de la campaña antirreelec-cionista, fue invadido por una infecciónen la mano contraída en Santiago deCuba que, al difundirse, lo llevó a latumba.

En las nuevas elecciones, los mode-rados se prepararon para dar el “copo”,con vistas a lo cual iban a poner enpráctica todos los métodos de amedren-tamiento de que disponían. A tal puntollegaron los conflictos que estos traje-ron en Cienfuegos la muerte sonada delcoronel de la independencia EnriqueVilluendas, joven líder liberal, secreta-rio de la Convención Constituyente de1901, a manos de la policía, en un he-cho donde también murió otro coronelde la independencia, Ángel Illance, jefede la Policía de la ciudad, y que termi-nó en una batalla a balazos entreliberales y gendarmes en medio de unaciudad aterrorizada, cuyos habitantesapenas se atrevían a asomar la nariz ala puerta de las casas.

Una de las premisas del fenómenoestaba en que, frente a ellos encontra-ban muchas veces a policías y hombresde la Guardia Rural que, soberbios, en-greídos, guapetones, eran en generalelegidos para esos cuerpos por su filia-ción política, y se sentían agradecidosa quienes los habían favorecido con ese“destino”, y estaban en posición de ha-cer cualquier cosa contra todo el quele señalaran con el objeto de demostrarlealtad a su “jefe”. Una concepción ru-

dimentaria, primitiva, de la política, re-pleta de intereses económicos casi desupervivencia, así como de la antiguacostumbre del uso de las armas por losmambises, y de la presencia de “hom-bres de acción” junto a los líderes delos partidos, completaban un cuadro queterminaba casi siempre en enconosmortales.

Aunque no directamente por causaspolíticas, la Policía de Cienfuegos ya ha-bía asesinado al general de laindependencia Dionisio Gil, y en la re-gión de Manzanillo el capitán de laGuardia Rural, Belisario Ramírez, ha-bía ordenado a sus subordinados elasesinato del coronel y periodista Ra-fael Castillo, y cuando el comandantede la independencia y también periodis-ta, Antonio Marten, denunció el crimen,una nueva orden del oficial a un sar-gento de su guarnición hizo que elmambí perdiese la vida.4

Por supuesto, si algún factor movíaestas querellas eran las prebendas. Es-tas funcionaron, incluso, en un gobiernoque tantas veces ha sido calificado deextraordinariamente austero, como el deEstrada Palma. En una noveleta de Je-sús Castellanos, La conjura, publicadaen 1908, se ponen de manifiesto estascorruptelas en el siguiente diálogo en-tre el Secretario de Hacienda y susobrino médico, que le había pedido unempleo:

–Oye una cosa, ¿qué te pareceríaun puesto de Superintendente deinspectores sanitarios? Doscientoscincuenta dólares... Gastos pagadoscuando haya fiebre amarilla...Román sintió un pesar sincero al oírhablar así a su tío. No podían arre-glarse jamás, por la absoluta falta

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de comunidad entre los ideales deambos.–Es mucho, tío –murmuró–. Nopido tanto.[…]Bueno –lo interrumpió el señorVillarín–; deja eso por mi cuenta. Esun puesto que te conviene mucho;te hace entrar en trato con senado-res, representantes, extranjeros...¡Oh, y de mucho prestigio!... Si tecogen unas elecciones verás lo quevale tener doscientos hombres bajotu mando...5

Con la cañona de la reelección a lavista, semanas antes de la celebraciónde los comicios fuerzas liberales lleva-ron a cabo serios intentos de produciruna revuelta, para lo cual se fuerona la manigua, pero al no tener éxito ensublevar fuerzas desistieron de la inten-tona, y ello pareció confirmarle a losmoderados que hicieran lo que hicieranno sucedería nada. Ese criterio no eragratuito. En septiembre, el ministro es-tadounidense en Cuba le habíaadvertido al general José MiguelGómez que en su país no se vería conbuenos ojos un alzamiento.

Con el paso de los días, José MiguelGómez fraguó con liberales, como JuanGualberto Gómez, Zayas y otros per-sonajes, un complot secreto para llevara cabo un golpe de mano y apoderarsedel gobierno antes de que los EstadosUnidos pudieran reaccionar e intervinie-ran, pero cuyos detalles se llegaron adiscutir a voz en cuello en los cafés deLa Habana y en las redacciones de losperiódicos. Así que en agosto, el gobier-no, como era obvio, conoció el plan ydesató una ola de arrestos que llevó aprisión a la mayoría de los conspirado-

res, entre ellos al general José MiguelGómez, muy vigilado en Sancti Spíritus.El gobierno creyó haber conjurado elpeligro, pero algunos complotados libe-rales que no pudieron ser arrestadosse alzaron en los montes de Pinar delRío, La Habana y Santa Clara. En losprimeros momentos no se produjeronencuentros con fuerzas gubernamen-tales, a tal extremo que Jacob Sleeper,secretario de la Legación estadouni-dense, sustituto del nuevo ministroMorgan, de vacaciones en los EstadosUnidos, cablegrafió a Washington yaseveró: “La revolución se extiende.Todo está en calma”.6

Pero luego, ante el avance insurgen-te, el gobierno que inicialmente sólodisponía de 3 000 hombres en la Guar-dia Rural ordenó aumentarla a todaprisa a poco más de 5 000 efectivos,y llevar el cuerpo de artillería de 600a 800 componentes.7 Además creóuna sección de ametralladoras y, asi-mismo, comenzó a reclutar una miliciaprovisional, pagada a razón de dos pe-sos diarios por soldado, subordinada albrigadier jefe de la Guardia Rural.Mezquino dispuso también que quienesse inutilizaran durante el servicio se-guirían percibiendo los dos pesos hastaque finalizara el estado de perturba-ción del orden público, y en caso defallecimiento lo recibirían la viuda y loshijos del conscripto o en su defecto lamadre, aunque sólo hasta que termi-nasen las hostilidades.8 Para levantarla moral combativa de la Guardia Ru-ral, el gobierno determinó pagar unplus de campaña a los oficiales, clasesy soldados que fluctuaría entre el 20 yel 50% de sus haberes normales. Tam-bién, de inmediato, el gobierno se lanzó

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a controlar un recurso básico para laguerra, los caballos, y Estrada Palmadictó el Decreto 371, de 26 de agostode 1906,9 que postulaba:

Teniendo en cuenta el estado deperturbación del país y la necesidady utilidad públicas de que el Gobier-no adquiera el mayor número decaballos que sea posible, para lasurgentes atenciones de la actual si-tuación, con lo que se evita, ademáslos perjuicios que a los propietariospueda ocasionarles que sus caba-llos les sean sustraídos por losalzados en armas; visto el Art. 32de la Constitución, y en uso de lasfacultades que ésta me confiere,DECRETOARTICULO UNICO: -El BrigadierJefe de la Guardia Rural quedaencargado de la requisa de caballosútiles en las Provincias de Pinar delRío, Habana, Matanzas y Santa Cla-ra. Al mismo tiempo que se haga unarequisa, se pagará al respectivo due-ño el valor del caballo o caballosadquiridos en la expresada forma.

A la vez que tomaba esa medida elGobierno intentaba abrir la puerta paralograr el desistimiento de los alzados.Incluso, se llegó a publicar y difundirprofusamente una instrucción del Se-cretario interino de Gobernación, RafaelMontalvo, al jefe de las fuerzas en ope-raciones, general Alejandro Rodríguez,en la que se le instruía:

General:Por encargo del Sr. Presidente, digoa Vd. lo que sigue:Dé instrucciones a los Jefes queoperan en las provincias de Pinardel Río, Habana, Matanzas y San-ta Clara, recomendándoles:

Primero: Que dejen en libertad,para que regresen tranquilamentea sus hogares, a cuantos prisione-ros hagan o a cuantos se presentenarrepentidos de su error.Se exceptúan en caso de ser prisio-neros los que mandan las partidas,pues a éstos se les detendrá en elrespectivo Campamento mientras elGobierno resuelve que se les dejetambién en libertad o que se pon-gan a disposición del Juez Especialde Instrucción.Segundo: A todo Jefe rebelde quese rinda en combate, con la partidade su mando, o que disponga volun-tariamente las armas en unión de sugente, se le dejará de igual maneralibre, para que vuelva pacíficamenteal seno de su familia.Tercero: A todos se les dará garantíade que no serán molestados en nin-guna forma, pudiendo dedicarse denuevo a sus habituales ocupacio-nes, sin recelo ni temor alguno.10

Pero a pesar de estos intentos deapaciguar los ánimos, comenzaron losenfrentamientos. El primero en caer fueel heroico general Quintín Bandera,quien, sorprendido en su campamento,fue asesinado por la Guardia Rural.Poco después, en Pinar del Río, el co-ronel de la independencia, autotituladodesde entonces general, Pino Guerra,derrotó a la Guardia Rural en el com-bate de Río Feo, y más tarde tomó SanLuis y San Juan y Martínez, desde don-de telegrafió a Estrada Palma parainformarle la ocupación de ambas loca-lidades. También en el norte de laciudad de Santa Clara se produjeronchoques entre las fuerzas en pugna, conresultados alternativos de victorias y

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derrotas para ambos contendientes.Masó, el general Mario García Menocaly otros veteranos de la guerra, se dis-pusieron a hacer intentos de mediar enel conflicto, pero Estrada Palma, torpey cerril, se mantenía recalcitrantementeopuesto a una avenencia que no lleva-ra a que los insurrectos depusieran lasarmas.

En su programa electoral de 1905los liberales, para ganar adeptos en elpueblo, cuyo resentimiento por la impo-sición de la Enmienda Platt estaba aúna flor de piel, y en medio de prudentesreconocimientos sobre la conveniencia ybondades para Cuba del Tratado Perma-nente y las más íntimas relaciones conlos Estados Unidos, habían expresadosu aspiración de que este cayera endesuso. Sin embargo, fueron liberaleslos que por primera vez pidieron a esepaís su intervención para obligar al go-bierno a convocar a nuevas elecciones.En septiembre, el gobierno, mediante elDecreto 380, del 10 de ese mes,11 su-primió las garantías constitucionales enlas provincias de Pinar del Río, La Ha-bana y Las Villas, y Julio de Cárdenas,alcalde de La Habana, dictó un bando12

donde, al disponer las restricciones demovimiento y reunión de los residentesde la ciudad, demostraba que paratropezarse con las fuerzas alzadas bas-taba salir a las afueras de la capital:

Primero: Queda prohibido a todapersona que use automóvil comomedio de locomoción, traspasar condicha máquina el perímetro de laciudad sin más excepciones quelas Autoridades y los Funcionariospúblicos cuando estos estén auto-rizados por la Secretaría deGobernación.

Segundo: Para los efectos del ar-tículo anterior, se entiende porperímetro de la Ciudad el límiteexterior de la parte urbanizada desus barrios extremos.Tercero: Todos los Cafés, cerraránsus puertas a las 11 P.M. con ex-cepción de los que hacen frente acualquiera de los lados del ParqueCentral, los cuales podrán perma-necer abiertos hasta la una A.M.Cuarto: Queda prohibido la forma-ción de grupos de más de trespersonas en la vía pública.Quinto: No se concederán mientrasdure la actual perturbación del orden,permisos para bailes y reuniones.

Si las fuerzas rebeldes no atacabanla capital era a causa de su falta demedios y organización, mas, en Pinardel Río y Santa Clara seguía crecien-do el movimiento, y ya había partidasactuando en Camagüey y Oriente. Elgobierno, que no había logrado reunirfuerzas suficientes para enfrentar unasublevación de tal magnitud, urgió pri-meramente en forma secreta laintervención de los Estados Unidos me-diante barcos de guerra, y pocodespués, al evocar con interesadoalarmismo que en caso de combates enLa Habana se producirían posibles ma-tanzas, solicitó el envío de tropas.Estados Unidos no accedió de inmedia-to a la petición y trató de que se llegaraa un acuerdo entre el gobierno y los in-surgentes, no porque la ocupación no leinteresara a los grupos anexionistas,sino porque en aquellos momentos delcorolario Roosevelt a la doctrinaMonroe, donde dicho país trataba dedemostrar que Cuba bajo su tutela ha-bía ganado la democracia, la estabilidad

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y la prosperidad, esta le era muy incon-veniente a la vista internacional, y enespecial a la del resto de América parasus propósitos de expansión económi-ca y geopolítica. Incluso, en aquellosmismos instantes, Elihu Root, que ha-bía pasado a ocupar el cargo deSecretario de Estado, recorría Améri-ca tratando de borrar la mala imagenque su país había provocado con su ac-ción intervencionista en Santo Domingo,en busca de amigos y de ampliar los la-zos económicos.13

Por esa razón, Robert Bacon, sub-secretario de Estado, le señala a FrankSteinhart, cónsul general de los EstadosUnidos en Cuba, mediante el cualEstrada Palma solicitó la presencia delas fuerzas navales estadounidenses,que debía hacerle conocer al presiden-te cubano que causaría pésimaimpresión en Estados Unidos –no debeolvidarse el apoyo de algunas fuerzaspopulistas y socialdemócratas a TeddyRoosevelt– la intervención de su paísantes de que los cubanos hubieran evi-denciado su impotencia para ejercer elgobierno propio.14 No obstante,amenazadoramente, el gobierno deWashington envió a todo vapor a LaHabana el destructor Denver, mientrastrataban de convencer a Estrada Palmade que no renunciara, intención manifes-tada por él, y a los rebeldes de quedepusieran su actitud y, por tanto, llevara cabo negociaciones de paz. A la vez,el crucero Marietta llegó a Cienfuegos.

A partir de su postura proestradista,Steinhart, el cónsul de los Estados Uni-dos que había estado inflando todas lasnoticias sobre los ataques a las propie-dades estadounidenses y los peligrospara las vidas de ciudadanos de esa na-

cionalidad causados por los insurgentes,llegó a informar a Washington que es-tos habían incendiado tres ingeniosazucareros. El presidente Roosevelt sereunió entonces con William H. Taft,secretario de Guerra, Charles J.Bonaparte, de Marina, y Robert Bacon,y decidió lanzar una “solemne adverten-cia” al pueblo de Cuba (en forma decarta a Gonzalo de Quesada, el minis-tro de Cuba en Washington), en la cualhacía ver con claridad la disposición desu país de terminar con la independen-cia de Cuba si la isla caía en el “hábitoinsurreccional”, y llamando a todos loscubanos a olvidar sus diferencias sopena de que se hiciera necesaria la in-tervención para salvarla de la anarquíay la guerra civil. En esta carta anun-ciaba, además, el envío a Cuba de Tafty de Bacon para lograr un arreglo en-tre las partes. Roosevelt, mientrasamenazaba a los cubanos de emplearla intervención a la vez trataba de evi-tarla; con dicha misiva le quería hacerver al mundo que si se veía forzado allevarla a cabo, habrían sido los propioscubanos quienes la habrían provocado.Pero sus cálculos estaban por comple-to equivocados: Estrada Palma pensabaobtener de Washington el respaldo to-tal para su causa y los insurrectos queles reconociesen sus derechos.

Tal como había previsto JuanGualberto Gómez lo que lograba lacláusula tercera de la Enmienda Platty su dúplica en el Tratado Permanen-te, era incitar a tirios y troyanos, puescada vez que los usurpadores sintieranla necesidad de imponer sus designioso los agraviados sus derechos, acudi-rían a alguna acción para buscar elfavor de Washington, y llegar si era

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preciso a la ocupación. Tal como diríaManuel Márquez Sterling, en el Proce-so histórico de la Enmienda Platt,para seguir al gran periodista negro, siambas partes nada hubieran esperadodel exterior habrían tenido que buscarun arreglo. Por tanto, la injerencia loúnico que haría era atizar el conflicto.

La Enmienda Platt y el Tratado Per-manente se convertían ya no sólo porsí mismos, sino también por sus conse-cuencias, en un factor que prostituía lapolítica cubana y la mentalidad de lainmensa mayoría de sus protagonistas.Además, como se evidenciaba, la apli-cación verdadera de la cláusulatercera se había movido, como por unaley de gravedad, hacia planos muy ale-jados de la almibarada interpretaciónque McKinley y Root habían puestoante la vista de los comisionados de laConvención Constituyente que los visi-taron, y se convertía en el derecho deinmiscusión continua de los EstadosUnidos en los problemas más íntimos deCuba.

Mas, cuando Roosevelt, en OysterBay, firmó la carta dirigida a DeQuesada no sabía que en La HabanaColwell, el comandante del Denver, an-clado cerca de la capitanía del puerto,se había entrevistado con Estrada Pal-ma y al día siguiente –el mismo de lareunión de Roosevelt con sus secreta-rios–, y de acuerdo con Sleeper, habíahecho desembarcar en la plaza del Pol-vorín, situada frente al palaciopresidencial, a 125 marines de su na-vío y también artillería como un acto deabierta ocupación y un apoyo a EstradaPalma.

Dada su postura, Roosevelt, quienescogió la espalda de Estrada Palma

para echar sobre ella la responsabilidadde lo que pudiera suceder, en su co-rrespondencia con La Habana y tambiénen su posición con los propios congre-sistas estadounidenses, empleó, durantela crisis, una astuta exposición de loshechos, y para evidenciar sus esfuer-zos con vistas a evitar la ocupaciónharía publicar la carta después. Tam-bién instruyó irritadamente a Sleeper ya Coldwell para que no adoptasen me-didas que pudieran implicar laocupación, y los obligó a reembarcar alos marines.15

Entretanto, las fuerzas gubernamen-tales, bajo el mando del generalAlejandro Rodríguez, se enfrentaron enel Wajay con el grueso de las partidasalzadas en La Habana, y las tropasestradistas maltrechas y envueltas en elpánico huyeron luego de soportar unaclásica carga al machete –quizá la úl-tima que se iba a producir en Cuba–capitaneada por el general de la inde-pendencia Enrique Loynaz del Castillo,al frente de los insurrectos de la pro-vincia. Este revés en las afueras de lacapital produjo el estremecimiento delgobierno, y un terror provocado por lasensación de derrota irremediable co-menzó a apoderarse de sus seguidores.

William H. Taft, quien arribó a LaHabana en el buque de guerra DesMoines, junto con Bacon, también direc-tivo de la banca Morgan, fue seguido16

por una poderosísima flota naval, eviden-cia de las intenciones de amedrentar alos cubanos. A la vez, en Cienfuegos,Fullan, comandante del Marietta hacíadesembarcar a sus fuerzas, según decíaun arrogante aviso que publicó, para pro-teger las vidas de los ciudadanosestadounidenses y sus propiedades.

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Mientras, Taft y Bacon intentaban con-seguir fórmulas de arreglo entre elgobierno y los liberales –que agradados,veían cómo los Estados Unidos seinjerían en el asunto–, a los cuales, en-tre amenazas y concesiones, lesimponían condiciones para el cese de lashostilidades. Taft bien sabía que debíaarreglar aquel entuerto. Había ya dema-siados intereses en el asunto. “A menosque podamos asegurar la paz –le escri-biría a su esposa– 200 millones dedólares en propiedades estadouniden-ses se esfumarán”.17

Estrada Palma, entre tanto, lleno desoberbia, se negaba a parlamentar. Ensus juicios no sólo primaba su vieja des-confianza hacia los cubanos, sino queahora lo molestaba la actitud de tole-rancia de sus amigos del norte con susadversarios. Por tanto, lo mejor seríadecretar el protectorado formal, si nola anexión, lo cual profería públicamen-te; antes que la república inestable. Sehabía desengañado de su firme convic-ción de que la administraciónnorteamericana se concretaría a darlela razón en cuanto llegaran a La Haba-na y le ordenarían a los alzados deponerlas armas y rendirse. Estrada Palmaconsideraba, además, inaceptables lasfórmulas de arreglo que los “mediado-res” habían acordado con los liberalesque bajaran las armas a cambio de anularlos cargos reciénelegidos. Debido a ello,el presidente hizo renunciar a su con-sejo de secretarios, a su vicepresidente,Domingo Méndez Capote, y lo hizo él.En la última acta del consejo de Secre-tarios, del 25 de septiembre de 1906, seanotaba al respecto:

El Señor Presidente manifestó queel objeto de la convocatoria era dar

cuenta con las bases que los Comi-sionados Americanos, señoresWilliam H. Taft y Robert Bacon, enla conferencia que con ellos cele-bró anoche, le propusieron comomedio para hacer la paz en Cuba,bases que le habían reiterado hoypor medio de una carta, y que noeran otras que las de anular el Con-greso en la mitad recientementerenovada, por estimar ellos fraudu-lentas las elecciones, así comotambién anular las del Vicepresiden-te de la República y las deGobernadores y Consejeros Provin-ciales por la misma causa. Quecontestó anoche a los sectores Tafty Bacon, y les reiteró hoy por escri-to, que estimando contrarias a sudecoro personal y a la dignidad delGobierno que preside esas condicio-nes para hacer la paz, erairrevocable su decisión de presentarante el Congreso la renuncia del car-go oficial para el que fue electo porla voluntad del pueblo cubano, en lasúltimas elecciones presidenciales.Los señores secretarios, unánime-mente expresaron su conformidadcon la conducta del Señor Presiden-te, y le presentaron las renuncias desus cargos respectivos, haciéndolotambién el que suscribe esta acta,y manifestando el Secretario inte-rino de Gobernación que, a nombredel propietario Señor Juan Ríus Ri-vera, presentaba también larenuncia de este. El Señor Presi-dente manifestó que aceptaba lasreferidas renuncias […] y de la quetambién presentara de su cargo elSeñor Vicepresidente de la Repú-blica.18

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De esa forma incalificable e ilegal,Estrada Palma violaba una Constituciónque lo obligaba a designar secretariossustitutos para garantizar la sucesiónpresidencial, dejando acéfala a la re-pública para provocar que losestadounidenses dictaran la ocupación.Con el mismo propósito cómplice, lacasi totalidad de sus seguidores delPartido Moderado en el Congreso, don-de habían logrado de manera espuriala mayoría absoluta, para no buscar elrelevo gubernamental no asistieron ala sesión que debía determinarlo –elsenador Emilio Bacardí, desconsoladoy unos pocos representantes, llenos desentido patriótico, esperaron casi hastala madrugada para llevar adelante lareunión en la cual se nombraría un sus-tituto. Era tal la ofuscación y soberbiade los moderados, porque los estadouni-denses no les habían dado la razón, queel día anterior en una asamblea habíanclamado histéricamente por una ocupa-ción europea en Cuba, y llegaron aplantear que era preferible la subordi-nación de Cuba a Inglaterra o Alemaniaque a los Estados Unidos.19 Pocas ve-ces se vio de tantas partes tal sumade estolidez, soberbia y obcecación,pero sobre todo de entreguismo yantipatriotismo, como en este pasajede la historia de la república.

Todo el meollo de la actuación deEstrada Palma quizá está resumida enun párrafo de una carta que días des-pués dirigió a un amigo: “Jamás hetenido empacho en afirmar, y no temodecirlo en alta voz que es preferiblecien veces para nuestra amada Cubauna dependencia política que nos ase-gure los dones fecundos de la libertad,antes que la República independiente y

soberana, pero desacreditada y misera-ble por la acción funesta de periódicasguerras civiles [...]”.20 Después de estabochornosa página, ¿quién puede dudarque Estrada Palma adaptaba su rancioproanexionismo a las nuevas condicio-nes de la república neocolonial? Si algúnhistoriador trasnochado quiere hablarahora de contradicciones de EstradaPalma con los Estados Unidos, debe cer-ciorarse de sus criterios de toda la vida.

En ambas facciones en pugna se pusoen evidencia una conciencia nacionalsumamente deteriorada, pero ese fue ellogro directo del expansionismo imperia-lista de los Estados Unidos. La tarea deimponer la Enmienda Platt había crea-do un sentimiento de dependencia quetenía que obrar profundamente sobre esaconciencia, cuando todavía el proceso defraguado de la personalidad nacional eratemprano.

La Casa Blanca designó como jefeinterino del gobierno al propio Taft, peroesto sólo duró unos días. Poco despuésllegó a la isla el nuevo encargado de laocupación, Charles C. Magoon, unmastodóntico juez civil, procedente deNebraska, enriquecido con la especu-lación de terrenos, y ex gobernador civilde la zona del canal de Panamá, queocupó el cargo con el rótulo de gober-nador provisional.

Notas1 Bizcarrondo, Marta y Antonio Elorza. Cuba/España. El dilema autonomista; 1878-1898.Madrid: Editorial Colibrí, s.a. p. 366.2 Ibarra, Jorge. Cuba: 1898-1921; partidospolíticos y clases sociales. La Habana: Editorialde Ciencias Sociales, 1992. p. 347.3 Riera, Mario. Cuba política. La Habana:Impresora Modelo, 1955. pp. 86 y 87.

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4 Ibídem, p. 36.5 Castellanos, Jesús. La conjura. La Habana,1978. p. 151.6 Citado por Hugh Thomas, en Cuba; la luchapor la libertad. México, 1973. t. I, p. 619.7 Magoon, Charles. Informe de la AdministraciónProvisional. La Habana, 1909.8 Gaceta Oficial (La Habana) 25 ag. 1906.9 Ibídem, 26 ag. 1906.10 Ibídem, 27 ag. 1906.11 Ibídem, 10 sept. 1906.12 Ibídem, 11 sept. 1906.13 Roig de Leuchsenring, Emilio. Historia de laEnmienda Platt. La Habana, 1979. p. 212.

14 Martínez Ortiz, Rafael. Cuba: los primerosaños de la independencia. 1921. p. 663.15 Yglesia, Teresita. Cuba; primera república,segunda ocupación. La Habana: Editorial deCiencias Sociales, 1976. p. 251.16 Roig de Leuchsenring, E. Op. cit. (13). p. 213.17 Ídem.18 República de Cuba: Libros de Actas delConsejo de Secretarios. t. II, 1906.19 Véase sobre esto a Martínez Ortiz, R. Op. cit.(14). pp. 718 y 719.20 Ibídem, pp. 814 y 815.

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La tarea de indagar acerca de lasconcepciones de José de la Luz y

Caballero, el destacado pensador y edu-cador cubano de la primera mitad delsiglo XIX, sobre la filosofía de la histo-ria no resulta nada fácil, ya que supensamiento filosófico no fue expues-to de modo sistemático en uno o variostextos, por el contrario, se halla disper-so en los Aforismos y en los Elencos–elaborados estos últimos para que susalumnos prepararan sus exámenes– y,muy en especial, en los numerosos tex-tos polémicos que publicara en la prensade la época, el más notable su “Impug-nación a Víctor Cousin”, para refutarlos criterios de algunos filósofos cuba-nos adscritos a tendencias espiritualistasy eclécticas muy difundidas en Cubapor esos años.

Por otra parte, si bien sus concep-ciones filosóficas sobre el método deinvestigación –que siguen muy de cer-ca las del filósofo inglés John Locke ensus Ensayos sobre el entendimientohumano– aparecen expuestas con mu-cha claridad y frecuencia, lo que hacemás fácil descubrirlos y analizarlos, nosucede lo mismo con sus concepcionesacerca de la historia y la sociedad –alas que llama, siguiendo a los filósofosde la Escuela neo-kantiana de Badem,Wilhem Windelband y Henry Rickert,ciencias morales o del espíritu–, las cua-

les se encuentran muy mezcladas conlas anteriores y por ello se hace nece-sario deducir sus criterios sobre estascuestiones, de los expuestos acerca dela moral, la Economía Política, la Psi-cología y hasta las propias CienciasNaturales.

Aunque la historia escrita aparecebastante tempranamente en la vida delos pueblos –se considera al griegoHerodoto (481-420 a.n.e.) como el pa-dre de la Historia– esta se limitaba arelatar las guerras entre los pueblos,con sus grandes batallas y las hazañasde sus héroes, o los hechos más nota-bles realizados por los reyes y faraones,sin preocupación alguna por desentra-ñar el sentido de la historia ni la causareal de estos sucesos.

En verdad, no es hasta el siglo XVIII

que algunos filósofos comienzan a pre-ocuparse por estas cuestiones, y esentonces cuando puede hablarse de laaparición de la filosofía de la historia.

Algunos consideran que es el filóso-fo francés Francisco María Arouet,más conocido por Voltaire (1694-1744),quien publicó en 1740 su Ensayo so-bre las costumbres y sobre el espíritude las naciones, y más adelante unaFilosofía de la Historia (1743), el pri-mero en indagar acerca de un ordenprogresivo de los sucesos históricos querevele su real significado, y por tanto

La filosofía de la historiaen José de la Luz y Caballero

Carmen Gómez GarcíaHistoriadora

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en crear una filosofía de la historia. Sinembargo, un poco antes el filósofo ita-liano Juan Bautista Vico (1668-1744)había dado a conocer Principios deuna ciencia nueva sobre la natura-leza común de las naciones (1725) endonde se propone realizar una investi-gación sobre la sociedad humana y elmundo histórico con el objetivo de ana-lizar sobre su orden y sus leyes.

A partir de la aparición de esta cien-cia, la historia dejó de concebirse comouna sucesión de hechos aislados sinconexión alguna entre sí, y comenzó avalorarse como un proceso que teníauna cierta unidad. Desde entoncespara los historiadores fue tan impor-tante la historia de la cultura humanaen su universalidad como la historia deInglaterra, Francia o cualquier otro paísen particular.

Cuestiones tales como si el azar o laprovidencia divina determinan el cursode la historia, o si, por el contrario, estáregida por leyes tan objetivas como lasque rigen el desarrollo de los fenóme-nos naturales, empezaron a inquietar alos filósofos, quienes trataron de hallarla respuesta en los propios datos obte-nidos a través de la experiencia o enespeculaciones filosóficas de carácteridealista.

Se indagó también sobre las causasque originan los hechos históricos y seofrecieron respuestas varias: unos lasencontraban en el desarrollo de las ideas(filosóficas, religiosas, políticas, educacio-nales), otros, en las acciones de lasgrandes personalidades históricas, esdecir, en los grandes héroes, cuya vo-luntad determinaba el rumbo de sudesarrollo. Para los que así pensaban,entre ellos Tomás Carlyle, autor de Los

héroes, la génesis de cualquier hechohistórico era necesario buscarlo en lapersonalidad heroica de quien lo habíarealizado; para ellos hubiera sido impo-sible la Revolución Francesa sin laexistencia de un Robespierre, un Marato cualquier protagonista de ese proce-so histórico.

No faltaron tampoco los filósofosque atribuyeron las causas de los su-cesos históricos a factores de índoleclimática o ecológica. La doctrina deldeterminismo geográfico durante mu-cho tiempo trató de explicar el atrasoeconómico y social de Cuba por su ubi-cación en la zona tropical, criterio deun marcado carácter fatalista, el cualignora que la actividad humana puedemodificar tanto el medio geográficocomo el social.

Se cuestionó también si la historiase movía siempre en un sentido pro-gresivo, de estadíos inferiores asuperiores, así como cuáles eran loselementos necesarios para medir eseprogreso (economía, cultura, ciencia,política), o si, por el contrario esta se-guía una trayectoria cíclica y en cadaciclo existía una fase de ascenso, unade estabilidad y una de decadencia, talcomo plantea Spengler en La deca-dencia de Occidente.

En el siglo XVIII aparece en Franciala filosofía del iluminismo o de la ilus-tración, expresión ideológica de lanaciente clase social burguesa queprotagonizara en aquel país una profun-da revolución social, transformadora dela sociedad feudal de la época, no sóloen sus fundamentos económicos, sino ensus relaciones sociales, estructura polí-tica y vida artística, científica y cultural.Las ideas de estos filósofos, entre quie-

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nes se destacan Condorcet,Voltaire, Montesquieu, Holbach,Rousseau y otros, dieron un impul-so considerable a las concepcionesacerca de la filosofía de la historiay fueron creando las condicionespara convertir la historia en una ver-dadera ciencia, al mismo nivel de lasllamadas ciencias de la naturaleza,capaces de determinar su objeto deestudio, las leyes que rigen el desa-rrollo de los fenómenos que estudia,y explicar las causas que provocansu aparición y su caducidad.

También en Alemania, aunquesu desarrollo económico, social ypolítico era inferior al de Francia,aparecieron entre fines del sigloXVIII y principios del XIX, una seriede filósofos preocupados por estascuestiones que contribuyeron con susobras al desarrollo de la filosofía de lahistoria. Tal es el caso de J. G. Herder(1744-1803), quien escribiera Filosofíade la historia de la humanidad. Son,sin embargo, los que integran la llama-da filosofía clásica alemana, Kant(1724-1804), Fichte (1762-1814), Hegel(1770-1831) y Schelling (1775-1854), losque más contribuyeron al desarrollo dela filosofía de la historia, en especialHegel. Para todos ellos la historia es unproceso necesario sujeto a leyes, aun-que estas, en sus criterios, no seabstraen del propio proceso histórico,sino que se le imponen a este apriorísti-camente.

Con Hegel la filosofía de la historiallega a su punto más alto dentro de lasconcepciones burguesas, no obstante sucarácter idealista. Para él, la historia esun proceso único, regido por leyes en elcual cada época constituye un estadío

necesario, peculiar e irrepetible en eldesarrollo de la humanidad. Consideratambién que tiene una evolución progre-siva, medible por el grado de libertad queel hombre alcanza dentro de la socie-dad en cada etapa. Como plantea, lahistoria de la humanidad es el desen-volvimiento de la Idea Absoluta queparte de sí misma, se objetiva en la na-turaleza y regresa a sí misma medianteel conocimiento en un proceso dialécti-co. Aunque la dialéctica hegeliana, segúnla conocida expresión de Marx, anda decabeza y hay que ponerla de pie, cons-tituye un valioso aporte a la filosofía engeneral y a la filosofía de la historia enparticular.

Carlos Marx (1818-1883) y Fede-rico Engels (1820-1895), apoyadosen una dialéctica materialista, elaboraronuna verdadera concepción científica dela historia, cuya categoría fundamentales la de la formación económico-social,y que además concibe el desarrollo

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histórico sobre una base material: la es-tructura económica de la sociedad –lasrelaciones de producción– sobre lascuales se establece la superestructurapolítico-ideológica (vale decir el Esta-do, el derecho, la cultura, el arte, laciencia, la religión, la filosofía…).

Un poco antes de la concepción ma-terialista de la historia de Marx y Engels,un filósofo francés, Augusto Comte(1798-1857), había elaborado una sobreel desarrollo histórico que conocemoscon el nombre de positivismo, la quetuvo gran influencia para el desarrollode un pensamiento histórico más cer-cano a los hechos, pues combatió lasposiciones especulativas y exigió de loshistoriadores la consulta de los docu-mentos y el apego a los datos obtenidosde la experiencia.

Un aspecto importante de las ideasde Comte es su demanda de que jun-to a la física, las matemáticas y otrasciencias naturales, se estableciera unanueva ciencia a la que llamó Socio-logía, la cual debía ocuparse delestudio de la sociedad, su estructuray las diferentes etapas de su desarro-llo. La gran debilidad de la teoríacomtiana consiste en su negativa abuscar la causa última de los fenóme-nos, su esencia, pues en su criterioesta era un pseudo problema de ca-rácter metafísico que la ciencia nopodía resolver; por ello no pudo for-mular una concepción adecuada deley lo que hacía imposible enunciaruna teoría científica.

De los filósofos citados, muy cono-cidos en el momento histórico en quevivió Luz , no existen evidencias de quetuviera conocimiento de la teoría filo-sófico-social del marxismo –que

comenzó a elaborarse en la década delcuarenta del siglo XIX y cuya primeraformulación aparece en La ideologíaalemana (1895), en las Tesis sobreFeuerbach (1895) y en el Manifiestocomunista (1848), y la que continuódesarrollándose en los años subsiguien-tes, aun después de la muerte de Luz–,pero sí conoció a la casi totalidad de losotros filósofos mencionados, ya que eraLuz un hombre de gran cultura y conmucho conocimiento del pensamientofilosófico europeo de su época, y esposible encontrar referencias a muchosde ellos en sus escritos.

En sus artículos polémicos encon-tramos más de una referencia a lafilosofía de la historia a la cual haceexplícita mención. En la “Segunda ré-plica al adicto”. Al referirse a lasCiencias Morales, dice: “[…] bajoaquel nombre genérico se compren-de la psicología, la lógica, lametafísica, la filosofía de la histo-ria, la ciencia de la educación, lapolítica, la economía política, etc.”.1 Yen otro, sobre la doctrina del filósofofrancés Víctor Cousin afirma: “[…] suanálisis de la razón, su teoría de Dios,de la revelación y de la filosofía dela historia, cual las encontramos ensus escritos, hallaremos en ellos elmás decidido panteísmo […]”.2

Y no es que sólo conociera el nom-bre de esa disciplina, sino como se verámás adelante, en sus meditaciones fi-losóficas se encuentran referencias alas preocupaciones fundamentales deaquellos filósofos que se dedicaron aestas meditaciones.

Es bien conocido que Luz era unhombre profundamente religioso, notanto en lo formal como en lo esencial,

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aunque de ninguna manera dogmático.Educado en Cuba, profesaba el catoli-cismo –incluso estuvo a punto deordenarse como sacerdote–, sin embar-go en una época en que cualquiermanifestación a favor del protestantis-mo era considerada como herejía ypodía acarrear un juicio de la Santa In-quisición, e incluso la pérdida de la vida,emitió juicios como el siguiente que ha-blan muy alto de su honestidad y suvalor personal:

El protestantismo –my view of thesubset– ha sido la salvación del ca-tolicismo –salutem ex inimicisnostrii– […]. Más: le sigue sumi-nistrando un principio de vida.Tengo la reforma por un verdade-ro retrempment para el catolicismoque estaba bien enfermo.3

Y añadió más adelante:¡Qué más! Sin la Reforma, ni sehubiera reformado el catolicismo yhasta la Revolución Francesa, lamás cruenta de las protestas, ha sidoun germen de la vida para la reli-gión.No queramos circunscribir las mi-ras de la providencia a nuestrasmezquinas miradas.4

Si bien pudiera parecer que estacuestión no tiene relación alguna con lafilosofía de la historia, no puede olvidar-se que durante el período medieval enEuropa –y Cuba era un país coloniza-do por una potencia europea, España,donde el catolicismo ejercía una graninfluencia– la Iglesia Católica ejerció undominio absoluto, no sólo en la religio-sidad sino en las concepciones quesobre la política, la historia, la cultura,etcétera, se sostenían a nivel social, yque apartarse de alguna de ellas podía

acarrear para el infractor graves peli-gros, la muerte incluida.

La sincera fe religiosa de Luz, quiencreía que la naturaleza, inclusive el pro-pio hombre, era obra divina, no le impidiócreer al mismo tiempo en la capacidaddel hombre para conocer las causas delos fenómenos del mundo que lo rodea-ba, tanto los de la naturaleza como losde la sociedad, apoyado en su razón, enla observación y en la experimenta-ción. No obstante su fe religiosa,nunca consideró que los fenómenoshistóricos se desarrollaban siguiendoun proyecto divino, ni que el hombreno fuera capaz de conocer sus cau-sas. Para él, “[…] en la investigacióndel origen y causa de las cosas se ci-fra el verdadero y único medio deconstituir la ciencia como tal, quecuando por el mismo no llegamos ja-más al suspirado origen precisamentehemos de adelantar en el conocimientodel objeto, siendo así que no podemosremontarnos a la causa sino por losescalones de los efectos.5

En esta cita se pueden apreciar doscuestiones fundamentales:

1.- No se puede hacer ciencia sinconocer las causas de los fenómenos.

2.- A la causa última o esencia de losfenómenos se puede llegar –y en estono concuerda con Comte, el cual ne-gaba esta posibilidad–, aunque no demodo inmediato, sino por etapas o es-calones.

Luz distingue a las ciencias de la so-ciedad o del espíritu de las de lanaturaleza, pero considera que para quelas del espíritu sean verdaderas cienciasnecesitan “[…] aplicar el método em-pírico… aun a las ciencias llamadasmorales o intelectuales”.6

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No deja fuera de estas reflexiones alas ciencias históricas: “Incluso la histo-ria necesita, para ser objetiva, del criterionaturalista para graduar lo probable y loposible, lo creíble y lo increíble; esta cien-cia tiene que confrontar losacontecimientos narrados con las obser-vaciones hechas por el hombre y ver quéanalogías guardan […]”.7

No ignora que las ciencias moralese intelectuales y, por ende, las históri-cas tienen sus peculiaridades, y lasleyes que las rigen no tienen la obliga-toriedad observada en las ciencias de lanaturaleza, más bien tienen un carácterprobabilístico, por eso afirma: “[…] sedice que una cosa está moralmente de-mostrada en el orden histórico u otroanálogo; que es como si se dijera queno es una demostración como la puraracional, o matemática obsoleta, sinotan sólo relativas, o por hablar con ri-gor una verdadera probabilidad llevadaa una alta potencia.8

También destaca Luz –y a mi juicioes una concepción muy avanzada parasu época– que las matemáticas no tie-nen por qué ser excluidas del mundo delas ciencias morales, aunque se apliquenmás fácilmente a las ciencias de la na-turaleza y precisa: “[…] sin dar aentender por esto que no sea tambiénaplicable a las últimas [se refiere a lasciencias de la sociedad] pues lo es, yen bastante grado (y aun ese será unode los medios más eficaces para suprogreso)”.

Reconoce el célebre filósofo y edu-cador que la verdad es una, así comola existencia de diversos sistemas filo-sóficos, cada uno de los cualespresupone una causa diferente para lossucesos históricos. Para unos de estos

sistemas es la búsqueda del placer, paraotros, de la perfección o del bien mo-ral, algunos lo ven en la voluntad divina,y no faltan quienes lo encuentren en laconstitución política o en la educación,si bien él no manifiesta su acuerdo conninguno de ellos.

Es un decidido partidario de la ley delprogreso. En muchos pasajes de susobras lo reconoce así considerando quela historia humana marcha hacia el pro-greso sin que en ello vea contradicciónalguna con el sentimiento religioso.Para él, el progreso en la sociedad estávinculado con el de las ciencias, y alrespecto asevera: “[…] aun en moralpráctica prescindiendo de la teórica, es-tán los hombres sujetos a la ley delprogreso, como todos los demás ramos,dependiendo en muchos casos sus ade-lantos morales del progreso de lasciencias físicas”.10

En otras ocasiones insiste en la cues-tión y expone en forma muy sucintacómo se ha producido la evolución pro-gresiva de la sociedad humana: “Nohay nación alguna, ni las que se esfuer-zan por alcanzar la meta de lacivilización, que no haya pasado en sutiempo por las diversas y sucesivas si-tuaciones de nómada o errante,cazadora, pastora, agricultora, industrio-sa, etc.”.11

Si bien no hay en él una declaraciónexplícita de que el desarrollo social estáregido por leyes objetivas e indepen-dientes de la conciencia del hombre,como en la naturaleza, su insistencia enplantear que el desarrollo de los fenó-menos sociales se debe a causasobjetivas perfectamente observables ycognoscibles por el hombre, permiteafirmar que sí las admite, aunque en más

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de una ocasión haya expresado sudesacuerdo con las concepcioneshegelianas acerca del desarrollo histó-rico.

Donde con más claridad se percibensus concepciones sobre la filosofía de lahistoria es en las críticas que le hace aleclecticismo filosófico de Víctor Cousin.Al analizarlo destaca con severidad al-gunas de sus limitaciones como que

- la historia sólo se refiere a hechosparticulares e irrepetibles (por lotanto no se pueden establecer leyesen la historia);- en la historia cada idea se despla-za aislada y sucesivamente ycuando todas sus fases han pasa-do por la vista, ha desempeñado supapel en el teatro del mundo y cedeel paso a otra que recorre el mis-mo camino;- sólo puede haber tres épocas his-tóricas, y su aparición y ascensión noson arbitrarias, pues la historia es unageometría inflexible: el número deorden de cada una de ellas está mar-cado con carácter inmutable, y conello pone en evidencia que Cousinno valora el libre albedrío y su doc-trina conduce al fatalismo;- la historia no es más que el go-bierno de Dios hecho visible: todoestá en ella en su lugar.12

Luz destaca, además que cierra laspuertas del porvenir y apaga la llamafecundísima de la investigación al plan-tear que todo es inevitable, pues losmismos sistemas se han de reproduciren la historia futura, y toda la filosofíaya se ha manifestado, con lo cual se eli-mina toda perfectibilidad.

Asimismo, considera que de acuer-do con los criterios cousinianos, la

filosofía debe limitarse al estudio de lasobras antiguas donde la ciencia se haagotado, y entonces se cerraría así ellibro abierto del porvenir. Cousin –ad-vierte– ha convertido la filosofía enfilología y ha apagado la investigaciónpara encender la erudición.13

Critica el espiritualismo de Cousin ysu planteamiento de que el error es unaverdad incompleta, como si pudieran seridénticos el ser y la nada. Esta posición–señala– conduce al eclecticismo, quees sólo un sincretismo político.

También caracteriza la doctrina deCousin de modo sintético, pero con granprecisión: “Tómese cierta dosis de mo-narquía, partes iguales de aristocraciay su punto de democracia y tendrás larestauración o el justo medio o el eclec-ticismo”.14

Para Luz el eclecticismo de Cousines una doctrina “[…] sin ideal, asícomo sin chispa de simpatía por el pue-blo, no conociendo por otra parte ni lamiseria de los proletarios ni la vida quefermenta en el seno de nuestra épo-ca”.15

Todo estos planteamientos revelanque sus muchas lecturas y los contac-tos que durante sus viajes tuviera con lasociedad francesa, enfrascada en esaetapa en profundas luchas sociales, ha-bían sensibilizado su espíritu con lossufrimientos de las clases desposeídas.

La lectura de los textos lucistas enbusca de sus concepciones sobre la fi-losofía de la historia permite comprobarsus profundos conocimientos sobre lafilosofía griega clásica –Sócrates,Platón, Aristóteles y otros–, de la me-dieval y también de la de su época,muchos de cuyos autores era capaz deleer en su propia lengua.

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Creo que para concluir sería útil re-producir aquí el criterio de Luz acercade lo que debía ser un buen historiador,con la esperanza de que quienes enCuba se dedican a esta disciplina en-cuentren en él un modelo:

Fuera de la imparcialidad que es subase, se requiere en el historiadorlas más variadas y aun contrapues-tas dotes: ha de ser este profundoestadista, mejor moralista, plenísimosabio, severísimo lógico y perspicazdiscriminador, conocedor no ya delcorazón sino de todos los corazones–ciencia y conciencia– en más deun sentido, tan ardiente en el senti-miento como dramático en laexposición; pero templados sus ar-dores y contenidos sus arranquespor el hielo y freno de la supremaemperatriz: la razón. Más poeta queel mismo poeta épico, y por fin unestilo en donde tiene que intercalaro refundir la filosofía y la crítica yla poesía en la narración, sin dege-nerar en abstracto ni en pedante, nien fantástico: elevándose, por último,sobre toda la humanidad a una altu-ra donde ni le lleguen ni llegue. Es

la última y más trascendental expre-sión de la literatura de un pueblo.16

Notas1 Luz y Caballero, José de la. “Segunda réplica aladicto sobre la cuestión del método”. En: Lapolémica filosófica. La Habana: Editorial de laUniversidad de La Habana, 1946. t. 1, p. 242.2 Ibídem, t. 4, p. 279.3 _______. Aforismos. La Habana: Editorial de laUniversidad de La Habana, 1962. p. 285.4 Ibídem, p. 286.5 Luz y Caballero, J. de la. Op. cit. (1). t. 4, p.111.6 Ibídem, t. 1, p. XXVI.7 Ibídem, p, XXVII.8 Ibídem, p. 284.9 Ibídem, p. 256.10 Ibídem, pp. 274-275.11 Ibídem, p. 59.12 Para ampliar lo expuesto puede consultarse eltomo 4 de La polémica filosófica (pp. 299-300).13 Ibídem, pp. 300-302.14 Ibídem, t. 4, p. 307.15 Ibídem, p. 308.16 _______. “Aforismo 456”. En: Obras. LaHabana: Edición Imagen Contemporánea, 2002.(Biblioteca Clásicos Cubanos, 17)

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Nuevo Delegado. Cambio depolítica

Como estaba previsto en los Esta-tutos secretos del PartidoRevolucionario Cubano (PRC), trasla muerte en combate de José Martífue convocada la elección de un nue-vo delegado, y Tomás Estrada Palmaobtuvo el cargo por votación casi uná-nime, el 10 de julio de 1895.1 En eldiscurso pronunciado en el mitin de pro-clamación, expuso los objetivosprincipales de su programa de acción.Después de dedicarle unas breves lí-neas al esfuerzo que debía realizarsepara garantizar que el Ejército Liberta-dor recibiera los auxilios necesariospara obtener la victoria mediante lasarmas, dedicó su atención fundamentalal propósito de llevar a cada estado dela Unión los informes y noticias sobrela causa independentista y la situaciónde la guerra, a fin de que otras legisla-turas recomendaran al gobierno de losEstados Unidos el reconocimiento de labeligerancia de los cubanos, como yalo habían hecho las de Nueva York,Pennsylvania y Florida; se esforzaría,asimismo, porque el Congreso Federalapoyara igual recomendación; en el pla-no diplomático, pondría ante los pueblos

y gobiernos de América el empeño delos patriotas y la esperanza de recibirapoyo moral y material; por último, pro-curaría emitir bonos para aumentar losfondos disponibles, una vez que el go-bierno lo autorizara para ello.2

De este modo dejaba establecido quedirigiría sus principales esfuerzos a laobtención del reconocimiento de la beli-gerancia para los combatientes cubanos,lo que sin duda merecía esfuerzos, aun-que nunca debió convertirse en unaprioridad que en la práctica se tradujo enel abandono de la política martiana, diri-gida a lograr la independencia absolutamediante el enfrentamiento armado a lasfuerzas del colonialismo español, sincompromisos que pudieran comprome-ter el futuro de la nación.

Don Tomás logró que el Consejo deGobierno, por decreto del 2l de noviem-bre de 1895, le concediera ampliasatribuciones,3 lo que acarrearía múltiplesinconvenientes, como se vería en el cur-so de la guerra, y sobre todo en susmomentos finales.

Un cambio importante: Puer-to Rico

Las gestiones del Delegado para ob-tener la beligerancia excluían a Puerto

Puerto Rico en el PartidoRevolucionario Cubano.1895-1898

Ibrahim Hidalgo PazInvestigador e historiador

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Rico, pues en la isla hermana no habíaguerra, argumento que resultaba cohe-rente; pero no lo era que Patriacareciera en sus páginas de espaciosdestinados a promover el idealindependentista en el interior de aque-lla colonia,4 que el Partido no priorizaraeste objetivo de magnitud regional ycontinental, ni apareciera en la concep-ción estratégica del Consejo deGobierno, como si en aquellos momen-tos la ayuda a la gestación de lasubversión puertorriqueña no formaraparte de la contienda que debía expul-sar al colonialismo de las dos islasesclavizadas.

Se contradecía la esencia antillanistay latinoamericana de la política conce-bida por José Martí, sintetizada en elprimer artículo de las Bases del Parti-do Revolucionario Cubano, donde seseñalaba que este había sido fundadopara lograr la independencia absolutade Cuba “[…] y fomentar y auxiliar lade Puerto Rico”.5 Puertorriqueños ycubanos, unidos en acción y pensamien-to, habían logrado la organización de laguerra en la mayor de las Antillas, ymantuvieron vivo el espíritu rebelde delos hermanos de ideales, aunque unavez iniciado el conflicto, y tras la muertedel fundador y guía del PRC, se apre-ciaba un cambio en sentido negativo.Ante esta situación, un grupo de puer-torriqueños decidió organizarse paratomar en sus manos el objetivo inicial,idea justa en sus propósitos, pero queel nuevo delegado manipuló de modoque adquirió serias implicacionesdivisionistas.

Era cierto que existían grandes dife-rencias entre una y otra coloniasespañolas y que en l895 no había en

borinquen un movimiento revoluciona-rio capaz de conducir a los separatistasa un levantamiento inmediato, y quehubiera sostenido enfrentamientos bé-licos prolongados contra la metrópoli.En aquellos momentos, además, se dis-frutaba de cierto auge económico, acausa del precio alcanzado por el café,lo cual beneficiaba a una clase socialfuertemente ligada a las autoridades es-pañolas.6 Pero estas circunstanciashacían apremiante la atención a los sec-tores menos favorecidos por el sistema,a los que debía mostrárseles el caminohacia la lucha armada como única so-lución efectiva, pues la experienciacontinental indicaba que la promociónde un foco de tensiones en aquella co-lonia antillana podría contribuir a ladispersión de las fuerzas de la metró-poli y, por tanto, resultaría beneficiosopara la guerra recién iniciada en Cuba.No obstante, la tortuosa actuación deEstrada Palma provocó una tendenciadisgregadora que el historiador EmilioGodínez denominara “clima de descon-fianza” de un sector de puertorriqueñoshacia la dirección cubana.7

Con la anuencia de don Tomás, el8 de diciembre de 1895 se creó la or-ganización que en aquel momentorecibió el nombre de “Guerra de Inde-pendencia de Cuba y Puerto Rico,Sección Puerto Rico”, denominaciónde contenido positivo, pues valoraba lacontienda como un hecho bélico abar-cador de ambas islas. Motivado porsus deseos unitarios, Ramón EmeterioBetances se dirigió a Estrada Palma,desde el l3 de septiembre y hasta no-viembre de l895, como “Delegado delPartido Revolucionario Cubano i Pto-riqueño”, pues en su concepción

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antillanista no cabía separación algu-na entre sus componentes.8

Pero todo indica que Estrada Palmatenía otras ideas al respecto. En la re-unión del 8 de diciembre, tras elnombramiento del Directorio de la Sec-ción, se acordó notificar oficialmente delhecho “al plenipotenciario de la repú-blica cubana”. La comunicación no sólose dirigió al delegado del Partido, sinoal representante del gobierno en el ex-terior. La respuesta se demoraba, yluego de casi tres semanas de espera,el día 27 se le hizo llegar al funcionariouna nueva carta, resultado de un acuer-do de la junta. Pero no hubo contestaciónhasta principios de febrero del año si-guiente, dos meses después de gestadala nueva agrupación.9 La misiva provo-có dos protestas: la primera, porqueEstrada Palma sólo respondía en su ca-rácter de delegado, y no de ministro; yla segunda, por el cambio del nombrede la organización, a la que denomina-ba “Sección Puerto Rico del PartidoRevolucionario Cubano”. No escapa-ban las implicaciones de estos hechos,pues la sección dependería exclusiva-mente del PRC, y por tanto no tendríareconocimiento ni autorización para di-rigirse directamente al gobierno de laisla, en caso de considerarlo necesario.Y, lo más trascendental, quedaba anu-lada la denominación “Guerra deindependencia de Cuba y Puerto Rico”,con lo que, implícitamente, se excluía aesta última de los propósitos y objeti-vos de la contienda.

Tales consideraciones provocaronuna agitada polémica, pero con excep-ción de Gerardo Forrest, los presentesaceptaron el cambio de denominación.Una vez más se imponía el autoritaris-

mo de Estrada Palma, y lo peor, su li-mitada visión política, iba minando lalabor popular, solidaria y de contenidoantillano, latinoamericanista y antim-perialista de José Martí.

Proyecto Rius RiveraDesde la constitución de la Sección

Puerto Rico del Partido RevolucionarioCubano, afloraron contradicciones dediverso tipo, entre las que se destacaque un independentista radical, RamónE. Betances, propusiera a José JulioHenna para crear aquella organización,a pesar de conocer su filiaciónanexionista. Aspiraba a lograr la sepa-ración de Puerto Rico, para más tardesolicitar su unión a los Estados Unidos,lo que reveló al veterano luchador, aquien prometió no divulgar sus propó-sitos mientras ocupara el cargo alfrente de la organización, y que luegode alcanzada la independencia propicia-ría que sus compatriotas escogieran elrumbo más acertado para el país.10

Contradictoria era, asimismo, la posi-ción asumida por Estrada Palma, encontraste con la de Betances, quien con-sideraba necesaria y útil la actuaciónconjunta de cubanos y puertorriqueñoscontra el opresor común, por lo quesiempre abogó por la creación de unasola institución revolucionaria en la cualtuvieran cabida los hijos de ambas is-las, el Partido Revolucionario Cubano.Las limitaciones que el delegado impu-so a la Sección Puerto Rico ibancontra los principios martianos, y fueuna de las manifestaciones de su estre-chez de miras, de la falta de honestidadrevolucionaria en sus relaciones políticascon los puertorriqueños, y de su actua-ción contraria a los intereses de la isla

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hermana, al no concebir un destinocomún para ambos territorios. En lasdeclaraciones y en la actuación de donTomás nunca se aprecia la amplitud delproblema antillano; para él y quieneslo apoyaban era suficiente referirse ala cuestión cubana.

No obstante, una vez creada la Sec-ción debió entrevistarse con susdirigentes en varias ocasiones, en lascuales se evidenciaron las intenciones demantener el apoyo de los emigradospuertorriqueños al PRC, aunque sin tra-zar una política dirigida a crear lascondiciones materiales e ideológicasque condujeran a la independencia dela isla hermana. El delegado, en com-pañía del experimentado militar JuanRius Rivera, se reunió con los miem-bros del Directorio el 22 de marzo de1896, para tratar acerca del inicio de lalucha armada. Luego de amplia discu-sión, convinieron en que el momentohabía llegado, y Rius fue reconocidocomo General en Jefe del Ejército In-vasor y Libertador de Puerto Rico. Alasumir la alta responsabilidad, expresóque acataría lo que dispusiera el Minis-tro plenipotenciario, pero necesitabaestudiar la situación del país desde unpunto más cercano, por lo que debíatrasladarse a Santo Domingo. Acepta-da la propuesta, quedó pendiente eladelanto de unos cien a ciento cincuentamil pesos que serían prestados por Cubapara realizar la invasión.11

Rius Rivera, Juan M. de Terreforte,vicepresidente de la Sección, y el se-cretario de correspondencia, GerardoForrest, se trasladaron a tierra domini-cana. Como parte de los planesconspirativos, el general puertorriqueñoy Aurelio Méndez Martínez, como de-

legado de la Sección en Santo Domin-go, redactaron sendas circularesdirigidas a determinadas personas conlas que contaban para llevar a cabo suspropósitos. La del jefe militar señalabaque “[…] es indispensable que la Re-volución armada se proclame primeroen Puerto Rico […]” por los patriotasresidentes allí, quienes debían sostener-se hasta la llegada de los barcos queconducirían las fuerzas y el material deguerra para tomar la ofensiva, por loque debían organizarse en núcleos, consus jefes respectivos, listos para empu-ñar las armas el día convenido. Ellevantamiento y el arribo de las embar-caciones debían ser simultáneos o casial unísono, pero de no realizarse de estaforma, la demora estaría entre los vein-te o treinta días. Destacaba la necesidadde introducir el armamento necesariopara el alzamiento, por lo que espera-ba la indicación de los lugares dedesembarco, así como los hombres quepermanecerían en los parajes de la cos-ta por donde llegarían las expediciones.Por último, se refirió a la imprescindi-ble recaudación de fondos con loscuales adquirir y transportar los pertre-chos.12

Acompañaba a esta comunicación lafirmada por Aurelio Méndez, que cons-tituye un ejemplo de la más absolutaindiscreción. Es probable que Rius des-conociera su contenido, pero, de no serasí, ambos estarían dando muestras desu ignorancia sobre la capacidad delespionaje español, del que tantoalertaban Martí y Gómez. Méndez ex-puso su coincidencia con Rius en losaspectos operativos, y a continuaciónconsignaba los nombres de quienes seencargarían de las jefaturas y de aque-

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llos que realizarían las coordinacionesen distintos puntos; relacionaba todoslos destinatarios de la comunicación ysus lugares de residencia; y, por último,ofrecía los datos personales de quienesse ocuparían de hacer las colectas.13

Una copia del texto en manos del másinexperto agente hispano equivaldría a unrotundo fracaso, con sus consecuenciasen pérdidas de vidas y de credibilidad.

Las comunicaciones estaban dirigidasa algunos veteranos independentistas,pero la mayoría de los destinatarioseran conocidos autonomistas, inclusivedirigentes de aquel partido. Las indis-creciones, no ya las delaciones, podíanocurrir de un momento a otro. Al ene-migo sólo le restaría vigilar y esperar.Aunque, al parecer, los agentes al ser-vicio del colonialismo español notendrían siquiera que apelar al decursardel tiempo, pues según el historiadorDelgado Pasapera, Rius Rivera, encompañía de Hatton, había visitado alpresidente Ulises Heureaux, quien lesprometió ayuda, pero en realidad actua-ba con doblez, pues consentía laactuación ilimitada de la inteligencia es-pañola, de modo que el cónsul de lacorona ibérica mantenía informados asus superiores de todos los pasos de losrevolucionarios.14

Rius Rivera se percató de las limitacio-nes del independentismo puertorriqueño,pues si bien había hallado una actitudpositiva entre los emigrados, comprobóque se carecía de organización dentrodel país, por lo que en una comunica-ción al Delegado expresó que de losresultados de las comisiones que habíanido a la isla a distribuir las circulares,establecer contactos y sondear la situa-ción, dependería “[…] el destino que dé

a los elementos de guerra que ha pues-to Vd. a mi disposición y de lo cual ledaré cuenta oportunamente”.15 Prontovio confirmadas sus prevenciones. Loscomisionados Otilio y Aurelio Méndezinformaron que las personas entrevis-tadas estaban dispuestas a secundar elmovimiento, “pero no en la formapropuesta”, sino que ponían como con-dición lo que constituía un vuelco totaldel plan de Rius, pues “[…] no se com-prometen a recibir con anticipación elparque que se les ofreció ni a verificarel alzamiento y sostenerse hasta la lle-gada […]” de las expediciones, que ensu opinión debían ser tres, simultáneas,con gran contingente de hombres y ar-mas abundantes para muchos más,aunque nada decían sobre quiénes de-bían recibir estas.16

Todo indica que el veterano generalconsideró, luego de esta respuesta, queno existía una estructura confiable den-tro del territorio borinqueño y que leresultaba imposible crearla, por lo cualregresó a Nueva York y presentó su re-nuncia como jefe militar del proyecto.No hay constancia documental sobre lainfluencia del delegado en esta decisión,pero su actitud en la reunión de la Sec-ción Puerto Rico, el 29 de junio, dondese trató el asunto, ratifica su posicióncontraria a brindar apoyo eficiente a losborinqueños, pues cuando Henna tratóde que fuera retirada la renuncia, se-ñaló que los argumentos del generaltenían una razón inflexible.17

El brigadier Rius Rivera se reincor-poró a las tareas que finalmente lopondrían al frente de una expedición quelo llevó a Cuba. Por su parte, EstradaPalma hizo cada vez más patente su ac-titud inconsecuente con los dirigentes

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de la Sección Puerto Rico, y en lugarde propiciar una sincera confrontaciónde criterios, que llevara al esclareci-miento de posiciones, emprendió unasinuosa política de promesas incumpli-das y de ocultamiento de informaciónque fue agraviando a aquellos patriotas,acreedores de mayor respeto y consi-deración. En lo inmediato, una vez queRius presentó su renuncia, Estrada Pal-ma se concentró en otros asuntos ycomunicó a Hatton su negativa a reali-zar gastos en el proyecto puertorriqueño,para el cual únicamente disponía de lasarmas y municiones depositadas enSanto Domingo. Todo lo demás depen-dería de los interesados en la cuestiónde aquella isla.18

Proyecto MoralesUnos tres meses más tarde, a fines de

1896, ante la insistencia de una parte delas emigraciones, el delegado ofreció unpréstamo de $160 000, pero no en efec-tivo, sino en bonos, y Hatton, agenteespecial en Santo Domingo, informabatener dispuestas, por orden de aquel, 250carabinas Remington, un millón de fulmi-nantes, 300 000 cartuchos y seiscargadores de estos. No obstante, hastalos primeros días de enero habían recibi-do solamente $40 000, y la entrega delresto se pospuso con el argumento de quese preparaba una gran expedición paraCuba, que encabezaría el general CarlosRoloff, la que recibía preferente atenciónen aquellos momentos.19

A principios de marzo de 1897, a su-gerencias del periodista EugenioDeschamps, se presentaron a la direc-ción puertorriqueña los dominicanosAntonio Mattei Lluveras y el generalAgustín F. Morales, quien estaba dis-

puesto a encabezar un movimiento ex-pedicionario. Es posible conjeturar quelos servicios secretos españoles cono-cieran lo que se tramaba, puesDeschamps, exiliado en Puerto Rico,conspiraba contra el gobierno de Repú-blica Dominicana, y Morales, tambiénexiliado, jefe del Partido Liberal de supaís de origen, se hallaba estrechamen-te vigilado. El presidente dominicanoUlises Heureaux los consideraba susenemigos. Sin tener en cuenta estascircunstancias, los representantes de laSección en Santo Domingo continua-ban los vínculos con el mandatario, aquien informaban sobre los pasos queiban desarrollándose, con la finalidad deobtener su colaboración.20

En la sesión del día 14 se dio lectu-ra al plan de Morales, que fueaprobado a reservas de la confirma-ción del Delegado.21 El proyectoconsideraba que la falta de jefes mili-tares experimentados y de armas ymuniciones determinaba que la revo-lución debía ser llevada desde elextranjero, por medio de expedicionesarmadas compuestas de jefes y tropacompenetrados en operaciones, lo quepodía lograrse con varios generalesdominicanos, algunos residentes enPuerto Rico y otros en distintos pun-tos de las Antillas, así como unos 300hombres de esta isla y de Santo Do-mingo, ubicados en la región. El planhacía descansar el peso fundamentalen la actividad realizada en el exterior,y sólo al final se refería al levanta-miento de una pequeña partida en elnoroeste del territorio para llamar laatención y evitar la concentración defuerzas enemigas. Resurgía la idea dela “importación de la revolución”.

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Por otra parte, aunque en momen-to alguno se contó con la colaboraciónde oficiales cubanos y puertorrique-ños, el cumplimiento de los objetivosdependía de que la Delegación les fa-cilitara 500 armas largas, 180 revólveres,500 000 cartuchos para los primeros y50 000 para los segundos, 500 mache-tes y otros efectos bélicos, así comotres vapores, dos para el transporte yuno fuertemente artillado con un cañónde gran calibre y dos de tiro rápido,ametralladoras Gattling o revólveresHochkiss. Sólo poseían un remolcador,cedido por Francisco Javier Cisneros, yen cuanto a la obtención de fondos, con-sideraban que en la isla no había quiendiera una peseta, por el temor al com-promiso y a los riesgos de un fracaso.22

En aquellos momentos, el PartidoRevolucionario Cubano carecía de ele-mentos de guerra y de recursossuficientes, pues había enviado aCuba una fuerte expedición al man-do del general Carlos Roloff, la queprovocó grandes erogaciones. En lareunión del 29 de marzo, el tesorerode la organización, Benjamín Guerra,en representación de Estrada Palma,sólo pudo ofrecer 250 fusiles y explicóque para lo solicitado por Morales senecesitaban más o menos $60 000, delos que carecía la delegación, por locual se acordó comunicar a PuertoRico el aplazamiento de toda acciónhasta mayo.23 Pero los asistentes aaquel encuentro desconocían que cin-co días antes había tenido lugar ellevantamiento de Yauco, y que la mayo-ría de los implicados sería capturada enpocos días. La rígida censura españolaimpidió que la noticia se divulgara hastalos primeros días de abril.24

A pesar de reconocerse el fracasodel intento, Henna pidió a la delegaciónque cumpliera la promesa de enviar laprimera expedición que se estuviera or-ganizando si llegaban noticias de quePuerto Rico estaba en armas. Pero enla segunda mitad de mayo había sidoconfirmada la total pacificación deborinquen, y que las fuerzas colonialis-tas se hallaban más alertas quenunca.25 No obstante, el 16 de abrilEstrada Palma comunicó que ponía adisposición de la Sección 500 fusiles,400 000 cartuchos, 300 machetes y unatonelada de dinamita, pero con la con-dición de que esperaran quince díasantes de embarcar el equipamiento,dada la escasez de fondos para el pago.En realidad, todo resultaba extemporá-neo, pues en aquellos momentos Hennaexpuso que no contaban con mediospara la acción y Mattei ofreció $10 000,de los que sólo dispondría cuando lefueran remitidos.26

En la reunión de la Sección con Cas-tillo Duany y Estrada Palma el 8 dejunio, se puso de manifiesto lo tortuosodel pensamiento de este último con res-pecto a Puerto Rico, pues en lugar deseñalar con franqueza sus objeciones alenvío de expediciones, introdujo el ar-gumento, no empleado en ningúnencuentro anterior, de su inconformidadcon depositar la jefatura en manos deun militar que no era cubano ni puerto-rriqueño; expresó su desacuerdo coniniciar la lucha sólo con los elementosdisponibles, y sugirió esperar hasta ju-lio, cuando podría disponer de mayoresrecursos. Henna aceptó, atrapado nue-vamente por aquel rejuego deproposiciones y posposiciones. Al fina-lizar el mes sugerido, el delegado

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comunicó que había dado las órdenespara la entrega del material bélico.27 Elgeneral Morales creyó contar con su-ficiente garantía para la primeraexpedición y el 21 de agosto partió ha-cia las Antillas, a fin de aseguraralgunos puntos que pudieran servircomo bases de operaciones.28

Proyecto Lacret MorlotEn los momentos que Morales em-

prendía su viaje, fue presentado alConsejo de Gobierno cubano, el 13 deagosto de 1897, un proyecto de invasiónlibertadora de la isla hermana por el ge-neral de brigada José Lacret Morlot,quien pidió se le permitiera encabezar-la. Lo secundaba el teniente coronelEnrique Loynaz del Castillo, el cual al-gún tiempo antes había hecho unasolicitud semejante. La fuerza invaso-ra, que calificaba de muy pequeña, seríatrasladada directamente desde las cos-tas de Cuba hasta las de borinquen. Fueaprobado por unanimidad, a pesar deque el General en Jefe Máximo Gómezni siquiera había sido consultado, y sólole informarían con posterioridad.

Lacret fue designado delegado espe-cial del gobierno para la invasión dePuerto Rico y se le autorizó para que eli-giera los jefes, oficiales y alrededor demil voluntarios del Ejército Libertadorque lo acompañarían. El contingente, portanto, no era nada pequeño. La Dele-gación Plenipotenciaria debía facilitarhasta $25 000, según acordaron. Losgastos serían atendidos por el Tesoro deCuba, que auxiliaría aquellas fuerzas enla guerra a iniciarse en la isla, conside-rada al efecto como una provincia másdel territorio cubano, de modo que seregiría por las leyes de este hasta la for-

mación de su gobierno. Sin dudas, lasideas solidarias y desinteresadas quesustentaban el plan y las disposicionesdel Consejo eran admirables, pero ca-recían de base, pues de acuerdo con losdocumentos de este, no mantenía vínculoalguno con los independentistas de la islacaribeña ni con los radicados en Nue-va York; tampoco estaban al tanto delproyecto de Morales, gracias a la sis-temática desinformación de EstradaPalma.29

El brigadier Eugenio SánchezAgramonte, nombrado Comisionado enel extranjero para organizar la expedi-ción, partió hacia los Estados Unidos el4 de septiembre. El secretario de Re-laciones Exteriores había escrito aEstrada Palma exponiéndole la necesi-dad de llevar a cabo el proyecto, paralo que debía coordinar el traslado delas armas hasta Cuba, de donde segui-rían hacia la isla vecina, así comopondría los fondos necesarios a dispo-sición del comisionado. Este se reuniócon el delegado y Henna el día 22, einformó todo lo relacionado con su mi-sión. El puertorriqueño mostró suentusiasmo por la decisión del Consejoy le dio a conocer el plan de Morales,ya en ejecución, pero Estrada Palmaargumentó que el tesoro cubano care-cía de fondos suficientes; no obstante,señaló que había puesto a disposiciónde la Sección armas y pertrechos –lasya mencionadas–, y más de $80 000 enbonos de la república con el 40% delvalor nominal. Nada de esto era cono-cido por el enviado de la isla, como diríaa Lacret posteriormente.30

La actitud de don Tomás anteSánchez Agramonte había puesto enalerta al ejecutivo de la Sección, que

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trató de puntualizar con este si el dele-gado estaría dispuesto a cumplir elmandato del Consejo. En tal caso, sus-penderían todos los trabajos y sededicarían de lleno a llevar a cabo elproyecto del general Lacret; pero si senegaba al acatamiento, se verían pre-cisados a continuar con sus trabajos.31

Los términos de esta exposición pusie-ron de relieve ante el comisionado queel Plenipotenciario en el Extranjero ac-tuaba de acuerdo con sus propioscriterios y en modo alguno como unauxiliar del gobierno de la isla.

Sánchez Agramonte confirmó estasituación en la entrevista con EstradaPalma del 1º de octubre, pues luego dedos horas de discusión solamente logróque consintiera en facilitar los $25 000,aunque en bonos al 25%, no en efecti-vo. El comisionado analizó lo hechohasta entonces, y concluyó: “Con la re-sistencia pasiva de Dn. Tomás, elegoísmo de Henna, la pobreza del ele-mento Puertorriqueño y la experienciapráctica del Sr. Cisneros, estoy algo es-camado pero con valor para seguiradelante”.32

Cuando emitía estas apreciaciones,ya Lacret Morlot había renunciado a suproyecto. El General en Jefe y CalixtoGarcía le habían expuesto con toda sin-ceridad sus opiniones, contrarias a loinoportuno del plan, no a la noble ideade libertar a la colonia que compartíacon su hermana del Caribe iguales su-frimientos. Gómez le argumentó:“Respecto a su proyecto de invasión aPuerto Rico con hombres y recursos deCuba, no puedo menos de decirle a Ud.francamente que lo estimo desacerta-do arrancar a Cuba esos elementoscuando todavía gime irredenta”.33 Por

motivos semejantes, el general holguineronegó el apoyo a la invasión concebida.El 8 de septiembre, Lacret comunicó alGobierno su renuncia.34

Proyecto Morales redivivoAún le quedaban a la vieja metrópoli

europea algunos recursos por utilizar ensu intento de perpetuarse en las Anti-llas. El 25 de noviembre de 1897, porReal Decreto de la reina regente, Es-paña concedió el régimen autonómicoa Puerto Rico y Cuba. Para los com-batientes que luchaban en esta, lanoticia no fue motivo de mayores per-turbaciones; los autonomistas yanexionistas de aquella tuvieron un nue-vo elemento para rechazar la guerracomo vía para lograr la separación, alconsiderar que sus intereses estaríanamparados por la forma diferente queadoptaría el colonialismo.35

Pero los puertorriqueños comprome-tidos con la acción armada no desistíanen su empeño, de modo que al infor-mar el general Morales que tenía todolisto para su expedición, Henna lo co-municó a Tomás Estrada Palma, quiencontestó el 30 de noviembre rogandoque no le solicitara el cumplimiento dela entrega de los pertrechos asignadosa la Sección. El presidente de esta res-pondió que no podía accedervoluntariamente, pues esas armas cons-tituían la base para el comienzo de lalucha en Puerto Rico, y por tanto el de-legado debía atenerse a lasconsecuencias de un acto que repercu-tiría con un efecto desastroso en lacolonia puertorriqueña de la emigración,y señaló que si persistía en su decisión,el Directorio cesaría, de hecho, comoparte del Partido Revolucionario Cubano,

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aunque continuaría luchando por suobjetivo como un organismo indepen-diente.36 A pesar de aquella situacióntan desfavorable, el 5 de diciembre laSección se reunió con Morales, el cualafirmó que con $3 000 pesos podíaencargarse de la expedición, y se acor-dó proceder a fletar la goleta y la lanchanecesarias, y entregarle posteriormenteel dinero para la concentración de loshombres.37

Aquel mismo día, en Cuba, la Asam-blea de Representantes aprobaba laconducta de la Delegación en sus re-laciones con los puertorriqueños, porhaber entregado las armas y los bonosprometidos. A la vez, dejaban sin efec-to el proyecto de invasión de LacretMorlot.38 Al parecer no fueron del co-nocimiento de los asambleístas losprocedimientos carentes de toda la leal-tad política que se merecían los patriotasboricuas, víctimas de la política deEstrada Palma, contraria a la causapuertorriqueña y carente de la visión an-tillana y continental que había orientadodesde sus inicios la labor del PartidoRevolucionario Cubano y de su funda-dor y guía.

Sección Puerto Rico. Disolu-ción. Anexión

La intromisión de los Estados Unidosen la guerra independentista de Cubaincidió de manera directa sobre lospuertorriqueños. En aquellos momen-tos críticos, Betances confirmó lospeligros que amenazaban a su pueblo,y expresó su inquietud, porque “[…] yahan hecho saber los Americanos su in-tención de guardarse a Pto. Rico como‘Carbonera’”.39 Pero mantuvo su con-fianza en la gestión de Henna al frente

de la Sección, pues desconocía la acti-va labor francamente anexionistaemprendida por este desde marzo de1898, en cuanto tuvo la certeza de la in-minente intervención yanqui en laguerra.

Henna desplegó todo su poder per-suasivo en favor de la absorción de laisla por los Estados Unidos. Se entre-vistó con los senadores Henry CabotLodge y John Morgan, con TeodoroRoosevelt, e inclusive con el presiden-te McKinley, a quienes ofrecía susservicios personales y los del Directo-rio, y puso en manos del gobierno delnorte la información militar reunida,con los mapas correspondientes sobrefortalezas y caminos. Esperaba reci-bir a cambio el nombramiento deComisionado Civil, con el cual desem-barcaría junto con las tropasestadounidenses, a las que secundaríaen sus planes de ocupación del país.

Sus expresiones eran de un servi-lismo lacayuno. Presentaba su patriaa los yanquis como una mercancía,mostrándoles sus bondades. Llamabala atención de Lodge sobre puntos alnorte y al sur que serían “[…] una ad-quisición valiosa como estacionesnavales […]” en caso de anexión; enigual sentido se dirigió a Morgan, aquien expresó que si “[…] desean ob-tener una estación naval en lasAntillas, Puerto Rico, con sus hermo-sos puertos y salubridad de clima,resultará ser lo que se desea”. Y al ge-neral Miles le ofreció los servicios dela Sección para influir sobre sus com-patriotas y convencerlos de los noblespropósitos de la invasión, “facilitandode este modo la victoria para las ar-mas americanas”.40

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A pesar de su actitud servil, Hennarecibió un chasco al no expedírsele elnombramiento de comisionado a queaspiraba. Se le dijo que podía ir en unaexpedición, pero como cirujano. Luegode haber hecho entrega de todos lossecretos militares en su poder, disminu-yó su importancia hasta el punto deexcluírsele como asesor. Tal parece quesus vínculos con Hostos y Betanceseran mal vistos por la dirección yanqui;como también el texto del manifiestoque se proponía distribuir en la isla a lallegada de las tropas del norte, insufi-cientemente explícito en cuanto a laanexión, pues se refería al surgimientode un Estado con instituciones demo-cráticas y republicanas, gracias alpoderío de la Unión. El general Milesprefirió la compañía de elementos másincondicionales como Antonio MatteiLluveras, Mateo Fajardo, Pedro JuanBesosa, Rafael Marxuach, José Budet,Domingo Collazo, Emilio González, Ra-fael Muñoz García y el estadounidenseWarren Sutton, quienes brindaron cola-boración sin compromisos desde ThePorto Rican Comission.41

Sotero Figueroa, convencido lucha-dor por la independencia, se pronunciócontra las gestiones particulares anteWashington, como las realizadas poraquellos a espaldas del Directorio, ypropuso una moción que fue votada endos partes, la primera de apoyo a lasgestiones llevadas a cabo por la direc-tiva de la Sección y encaminadas a queel gobierno estadounidense aceptara losservicios puertorriqueños en la invasióna la pequeña isla caribeña, la cual fueacordada por unanimidad en la juntageneral. Sin embargo, la confusión exis-tente entre los emigrados quedó

revelada una vez más cuando se some-tió a votación la segunda parte de lamoción, la cual indicaba al Directoriocontinuar sus gestiones “[…] para quela personalidad de Puerto Rico sea re-conocida en la invasión […]”,42 puesresultó desechada por mayoría. Era unvoto contra el derecho a ejercer la so-beranía. El anexionismo ganaba terrenoen un sector de los puertorriqueños; oquizás el fatalismo iba haciendo estra-gos ante la posición entreguista de lamayor parte de los dirigentes hasta en-tonces reconocidos.

El desembarco de las tropas yanquisen aquel territorio antillano se realizó el27 de julio. Sólo seis días después fuedisuelta la Sección Puerto Rico del Par-tido Revolucionario Cubano. Lapresidencia de esta argumentó que la in-vasión estadounidense había propiciadoel logro del objetivo principal persegui-do, la expulsión del gobierno español dela isla, lo que determinaba la conclusiónde sus actividades. La decisión mostra-ba la imposibilidad de darle continuidada la defensa de los intereses propioscon aquellos elementos partidarios delocupante, y a instancias de José Maríade Hostos se propuso la creación de laSociedad de Patriotas Puertorriqueños,cuyos fines serían obtener, en la nuevasituación creada, los mayores benefi-cios dentro del derecho constitucional,previo el reconocimiento de la persona-lidad puertorriqueña. El día 4 tuvo lugarla sesión constituyente, que nombrócomo Comisión directiva a Hostos,Cecilio Delgado, J. J. Henna, PedroSalazar y F. J. Amy.43

Ese propio día se conoció que el al-calde de Yauco había hecho circular unaproclama con vivas a la isla “siempre

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americana”, y sin mediar otra formali-dad que el rasgo de su pluma habíadeclarado la anexión del distrito muni-cipal a la Unión. Concluyó su efusivaalocución con la frase “en Yauco, Puer-to Rico, E.U. of A.”.44 El hecho,patético, era un fiel reflejo de la luchaque estaba desarrollándose entre lospatriotas independentistas, obligados aaceptar la desaparición de su órganoaglutinador, y entre aquellos que, contodo el respaldo de los ocupantes, sededicaban a propiciar la absorción dela isla por el interventor.

El enfrentamiento de estas tenden-cias continuó, y perdura aún. A pesar detodas las maniobras del imperio, de suapoyo y dirección de las fuerzas contra-rias a la nación puertorriqueña, estepermanece vivo y actuante en sus me-jores hijos, que en el pasado y elpresente mantienen, indoblegables, suderecho a existir como pueblo caribeño,latinoamericano, independiente.

Notas1 Mayor información acerca de las circunstanciashistóricas de la época, puede hallarse en mi libroCuba 1895-1898. Contradicciones y disoluciones.La Habana: Centro de Estudios Martianos yCentro de Investigación y Desarrollo de laCultura Cubana Juan Marinello, 1999 (la segundaedición, revisada, es de 2004), del que he resumidolos aspectos fundamentales de este artículo.2 El discurso aparece en “Meeting deproclamación. –A los cubanos y puertorriqueñosde la emigración”, Patria, 20 de julio de 1895. Altema de la ayuda al Ejército le dedicó once palabras,mientras el de la petición de reconocimiento de labeligerancia consta de cuarenta y seis, el de laemisión de bonos, dieciséis; y el de la labordiplomática en América Latina, treinta y ochopalabras. Aunque no parece haber sido muylocuaz, puede notarse el mayor énfasis concedidoal segundo tema.

3 El documento completo está reproducido enActas de las Asambleas de Representantes y delConsejo de Gobierno durante la Guerra deIndependencia / Recop. e introd. JoaquínLlaverías y Emeterio Santovenia, La Habana:Academia de la Historia de Cuba, Imprenta ElSiglo XX, MCMXXVIII-MCMXXXIII. t. 1, pp.64-65. (Colección Documentos)4 Ver Llanes Miqueli, Rita. Presencia de PuertoRico en el periódico Patria. La Habana: ConsejoNacional de Cultura, 1976. (Ejemplarmimeografiado)5 Martí, José. “Bases del Partido RevolucionarioCubano”. En: Obras completas. La Habana:Editorial Nacional de Cuba, 1963. t. 1, p. 179.6 Sobre el tema, cfr. Bergad, Laird W. “¿Dos alasde un mismo pájaro?: Notas sobre la historiaeconómica comparativa de Cuba y Puerto Rico.En: Historia y sociedad, Puerto Rico. RepúblicaDominicana, 1988. p. 149-150.Guerra Vilaboy, Sergio. “Bolívar y Martí en lasluchas independentistas de Puerto Rico”. En:Loyola Vega, Oscar, coord. Cuba: La Revoluciónde 1895 y el fin del imperio colonial español.México: Universidad Michoacana de San Nicolásde Hidalgo, 1995. pp. 185-186.7 Godínez Sosa, Emilio. Puerto Rico en la Guerrade Independencia de Cuba (1895-1898). [s.l., s.f.].p. VII. (Ejemplar mecanografiado)8 Betances. Cartas a Tomás Estrada Palma,Delegado del Partido Revolucionario Cubano iPto-riqueño, del 6, 13, 17, 19, 27 y 29 deseptiembre; 4 y 18 de octubre, 1º y 15 denoviembre de 1895. En: Correspondenciadiplomática de la Delegación cubana en NuevaYork durante la Guerra de Independencia de 1895a 1898. La Habana: Publicaciones del ArchivoNacional de Cuba, 1943-1946, t. 3, pp. 7-18.Con posterioridad, Betances se dirigió a EstradaPalma con el calificativo de DelegadoPlenipotenciario o de Ministro de la Repúblicade Cuba.Ver Godínez Sosa, E. Op. cit. (7). pp. 16-18.Toledo, Josefina. Sotero Figueroa, editor dePatria. Apuntes para una biografía. La Habana:Editorial Letras Cubanas, 1895. pp. 52, 72-73.9 Los datos se hallan en los siguientesdocumentos: Copia del acta del 8 de diciembrede 1895, firmada por J. Julio Henna y

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Gumersindo Rivas; El Presidente, J. J. Henna yEl Secretario de Correspondencia, G. Forrest:Carta al Señor Delegado del Partido RevolucionarioCubano y Ministro Plenipotenciario de laRepública de Cuba, New York, 27 de Diciembrede 1895. En: La Revolución del 95 según lacorrespondencia de la Delegación cubana enNueva York. La Habana: Biblioteca HistóricaCubana, Editorial Habanera, 1932-1937. t. 2, pp.308-309 y 310, respectivamente.Actas de los días 17 y 28 de diciembre de 1895 ydel 12 de enero y 10 de febrero de 1896, firmadaspor G. Rivas y J. J. Henna. En: Memoria de lostrabajos realizados por la Sección Puerto Ricodel Partido Revolucionario Cubano. 1895 a1898. New York City: Imprenta de A. W. Howes,1898 (?). pp. 155-161.10 Ver Delgado Pasapera, Germán. Puerto Rico:sus luchas emancipadoras (1850-1898). RíoPiedras, Puerto Rico: Editorial Cultural, 1984.pp. 480, 485, 493, 562-563 y 575.11 Ver las actas en Memoria... Op. cit. (9). pp.163-164 y 166.12 Las palabras citadas se hallan en Juan RiusRivera: Circular dirigida a “Muy señor mío yestimado compatriota”. En: La revolución del95… Op. cit. (9). t. 4, p. 330.El documento completo está en pp. 330-334.Ver Rius Rivera, J. Carta a Sr. Don Tomás EstradaPalma, Samaná, mayo 9 de 1896. Ibídem, p. 317.13 Méndez Martínez, Aurelio. Circular dirigidaa Sr. Don ..., Samaná, mayo 11 de 1896. Ibídem,t. 4, pp. 321-330.14 Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 496-498 y 505.15 Rius Rivera, J. Carta al Sr. Don Tomás EstradaPalma, Samaná, mayo 9 de 1896. En LaRevolución del 95… Op. cit. (9). n. 1, t. 4, p. 318.16 Méndez Serrano, Otilio y Aurelio. “Informeque rinden Aurelio Méndez y su hermano Otiliode la Comisión que fueron a desempeñar a PuertoRico”, Santo Domingo, 8 de junio de 1898 [l896].En: Memoria de los trabajos realizados… Op.cit. (9). p. 51.17 Cfr. Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 478-481, 486-487 y 501-508.18 Ver J. E. Hatton. Carta al Sr. Tomás EstradaPalma, Santo Domingo, agosto 1º de 1896, y T.

Estrada Palma: Carta al Sr. J. E. Hatton, NewYork, 8 de agosto de 1896. En La Revolución del95… Op. cit. (9). t. 5, pp. 158 y 160.Cfr. Godínez Sosa, E. Op. cit. (7). p. 31.Figueroa Mercado, Loida Antecedentes,fundación, gestión y disolución del PartidoRevolucionario Cubano y Puertorriqueño.Puerto Rico, Cuaderno de la Revista Caribe,Cuaderno n. 1, 1995, p. 23-25.19 Memoria de los trabajos... Op. cit. (9). pp. 185-186 y 192.20 Ibídem, pp. 181, 184, 194, l95, 197 y 205-206.Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 523-524y 545-546.21 Memoria... Op. cit. (9). pp. 196-197.22 Ibídem, pp. 72-77, 196-197.Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). p. 522.23 Memoria... ... Op. cit. (9). pp. 198-200.García del Pino, César. Expediciones de la Guerrade Independencia. 1895-1898. La Habana:Editorial de Ciencias Sociales, 1996. pp. 67-68.24 Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). p. 530-539.Ver “Puerto Rico” y “El movimiento de Yauco”.Patria (New York) 10 y 14 de abril de 1897.25 Memoria... Op. cit. (9). pp. 200-201.García del Pino, C. Op. cit. (23). p. 70.26 Memoria... Op. cit. (9). pp. 200-204.27 Ibídem, p. 216.Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 541-545.28 Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 545-547.Memoria... Op. cit. (9). pp. 107 y 118-119.29 Esta conclusión se deduce de la informaciónrecopilada en Actas de las Asambleas... Op. cit.(3). t. 3, pp. 24-25, 27 y 36.30 Godínez Sosa, E. Op. cit. (7). pp. 54-60.31 Memoria... Op. cit. (9). pp. 94-95, y 217-218.32 Citado por E. Godínez Sosa, en Op. cit. (7).p. 63; ver pp. 61-63.33 Ver Archivo Nacional de Cuba, FondoDonativos y Remisiones, Caja 246, leg. 5.34 Lacret Morlot: Carta al Cdno. Secretario de laGuerra, El Salto, Sept. 8 de 1897. En: DelgadoPasapera, G. Op. cit. (10). p. 607.Lacret no llegó a comprender las causas de laoposición de los talentosos militares, como se

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aprecia en una comunicación del 29 de marzo de1898, en la cual se refiere a una posible diferenciade García con respecto a su persona como jefe dela expedición (ver p. 609). Posteriormente estaríaalejado del curso de los proyectos con respecto aPuerto Rico, al ser designado vicepresidente dela Asamblea de La Yaya, Camagüey. (Ver ÁlvarezEstévez, Rolando. General José Lacret Morlot.Ensayo biográfico. La Habana: Editorial deCiencias Sociales, 1983. p. 104-105). Volvió ainsistir en su idea de participar en una expediciónpara liberar a borinquen cuando se planeaba laacción estadounidense contra esta isla.35 Godínez Sosa, E. Op. cit. (7). p. 87.36 Memoria... Op. cit. (9). pp. 117, 118 y 121.37 Ibídem, pp. 220-221.38 Actas de las Asambleas... Op. cit. (3). t. 3, p. 63.39 Betances. Carta al Sr. J. González Lanuza,Secretario de la Delegación Cubana, París, 10Junio 1898; ver cartas a este mismo destinatario,del 8 de junio, y a Estrada Palma, del 23 de junio.En: Correspondencia diplomática... Op. cit. (8).t. 3, pp. 142, 145-146 y 143-144.40 Las citas corresponden, en este orden, a lascartas de J. J. Henna, M. D. Presidente de la

Sección Puerto Rico, a Henry C. Lodge, JohnMorgan y Samuel Nelson A. Miles, del 15 y 14de mayo y 20 de junio de 1898, respectivamente,localizadas en: Memoria... Op. cit. (9). pp. 131,130 y 146, respectivamente.Hay opiniones sobre Henna como “ardienteabogado de la anexión”, en M. C. Murphy: Cartaal Hon. Eduardo Murphy Jr., Senador de losEstados Unidos, New York, Mayo 26 de 1898.Ibídem, pp. 133-134.Ver Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 563-567.41 Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). p. 580; verpp. 578-589.Memoria... Op. cit. (9). pp. 144, 146-148.42 Memoria... Op. cit. (9). p. 233.43 El acta de disolución, fechada el 2 de agosto, sehalla en Memoria... Ibídem, pp. 233-236.Ver “Algo de todo”. Patria (New York) 6 ag. 1898.Delgado Pasapera, G. Op. cit. (10). pp. 592-593.44 “La lección de Puerto Rico” Patria (New York)6 ag. 1898.

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IntroducciónHistóricamente el campo de las ideas

ha sido fundamental en la lucha de lospueblos en su largo peregrinar en bus-ca de la independencia y la soberanía.La historia del pensamiento revolucio-nario cubano es pródiga en ejemplosque van desde los albores de la patriahasta la actualidad luminosa, encendidacon las ideas de nuestro Comandante enJefe Fidel Castro Ruz.

El pensamiento económico ha teni-do en nuestras luchas un lugardestacado, por ello no resulta asombro-so que en la última etapa se encuentrepresente como un componente básicodel pensamiento revolucionario. La fi-gura de Jacinto Torras constituye unparadigma imperecedero, y el estudio ydivulgación de su obra debe resultar im-prescindible para el mayor conocimientode la ideología de la Revolución cubanay la historia económica de Cuba.

Jacinto Torras de la Luz (6 de agos-to de 1909-24 de agosto de 1963),constituye una de las figuras grandesde la intelectualidad revolucionaria cu-bana, que merece un lugar destacadoen la historia patria por su consistentebregar en la teoría y en la práctica, ypor la singularidad de sus interpretacio-nes de la realidad cubana neocolonial.

Se inicia en la lucha revolucionaria enlas filas estudiantiles contra la tiranía deGerardo Machado y a la caída de esteingresa en el Ala Izquierda Estudiantily en la Liga Comunista.

Estudió Ingeniería Civil, Arquitectu-ra y Ciencias Físico-Matemáticas, lasque no pudo terminar por el cierre dela Universidad en esos años, pero ob-tuvo el conocimiento que le serviría debase para incursionar en la Economía,sobre todo en la Estadística que utiliza-ría como punta de lanza para mostrarla explotación a la cual eran sometidoslos trabajadores cubanos, y las inmen-sas ganancias obtenidas por lasempresas extranjeras y algunas nacio-nales.

En el periódico Noticias de Hoy fuejefe de su sección económica con elpseudónimo de Juan del Peso. Escribeademás de forma regular en otras pu-blicaciones como La Carta Semanaldel Partido Socialista Popular (PSP),las revistas Fundamentos, Dialécticay otras. Esta labor lo vincula estrecha-mente con las masas trabajadoras, conlas que mantiene estable comunicaciónpersonal y por correspondencia. Desa-rrolló la labor de asesor económico dela Central de Trabajadores de Cuba(CTC) y de la Federación Nacional

La crítica de Jacinto Torrasa la política económica de Batista

Orlando Benítez VíctoresInvestigador del Instituto de Historia de Cuba

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de Trabajadores Azucareros (FNTA)desde su fundación, así como de la Aso-ciación Nacional Campesina, y dealgunos sectores de pequeños comer-ciantes, y junto a Jesús Menéndez brillóen la lucha y en las victorias adquiri-das como fruto de esa lucha en ladécada del cuarenta. En los años cin-cuenta, su actividad intelectual estáconcentrada contra la dictadura deFulgencio Batista, etapa objeto de estetrabajo.

Al triunfar la Revolución, Torras ocu-pa altos cargos como los desubadministrador del Banco del Comer-cio Exterior y viceministro de ComercioExterior, además de continuar su obraeducadora con las masas y el desen-mascaramiento de las maniobras delimperialismo yanqui contra la Revolu-ción cubana. En pleno fragor deltrabajo y la lucha, lo sorprende lamuerte, a la temprana edad de cin-cuenta y cuatro años, víctima de unadolencia cardiaca.

Aunque Torras abordó innumerablesaspectos de la vida económica, políticay social del país, en este texto sólo mereferiré a dos aspectos de su pensa-miento: la influencia martiana junto a suformación marxista-leninista, y la me-ditación que hace respecto a la políticaeconómica de Batista, sobre todo en laindustria azucarera.

La actividad de Jacinto Torrascontra la dictadura de Batista

No se puede separar la actividad in-telectual y científica de Jacinto Torrasde su actividad política. Es un conven-cido militante del PSP, consciente delpapel que debe jugar como economis-ta: contribuir al desarrollo de una

conciencia revolucionaria en las masas,lo cual significa, en primer lugar, mos-trar las causas de los grandes malesque afectan al país, y en segundo lu-gar, señalar las medidas que deberíantomarse. Esto lo hace de forma senci-lla, y por tanto asequible a la poblacióncubana que presentaba un nivel no muyalto de educación, en particular en ma-teria económica y filosófica, sometidoademás, al bloqueo ideológico que cons-tituía la guerra fría, el maccartismo yla campaña anticomunista que domina-ba al país.

Por ello, observamos en toda su obra,la actividad de un divulgador, de un edu-cador político de masas, de unorientador revolucionario, de un intran-sigente defensor de los trabajadores (quees la única forma de representarlos).

Para esa labor orientadora y educa-tiva del pueblo necesariamente teníanque encontrarse en la base filosófica, éti-ca y política de su ideología, lo másavanzado del pensamiento universal re-volucionario y el tesoro nacional denuestra cultura. Es decir, la unidad delmarxismo-leninismo y la doctrina de JoséMartí, como un proceso lógico de forma-ción de una ideología más desarrollada.

No es, por tanto, casual ni absurdoque en la formación del pensamientoeconómico marxista-leninista de Torrashaya estado presente, directa o indirec-tamente, la meditación martiana sobreproblemas económicos. El propioTorras se encarga de confesarlo, alconsiderarse dentro del grupo de cuba-nos que “[…] nos hemos esforzadodesde los años mozos por adentrarnosen ellos [los escritos de Martí],jubilosamente para aprovechar sus ri-cas enseñanzas [...]”.1

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La naturaleza patriótica de la pro-yección martiana sustentada en unabase dialéctica del análisis histórico, leproporciona el carácter de permanen-cia y vigencia que la hace consecuentecon toda la época histórica, desde susurgimiento. Martí, además, represen-ta las posiciones iniciales de laconcepción tercermundista contra elsubdesarrollo, cuestión que constituyeel gran problema contemporáneo deeste siglo. Cuba, primera neocoloniainstaurada merced al poderío del ma-yor de los imperios, ha servido de puntode convergencia de estas dos grandescorrientes de pensamiento.

Martí, al vivir más de quince años enlos Estados Unidos, pudo observar elsurgimiento de los monopolios y apre-ciar los rasgos fundamentales delimperialismo, así como el peligro queesto significaba para Cuba y las jóve-nes repúblicas latinoamericanas.

Esta posición de vigilancia sobre elcoloso del norte y su crítica consecuen-te con las maniobras amañadas parapenetrar en América Latina, sirvierona Jacinto Torras de fuente teórica y pa-triótica, cual savia nutricia que tributaal torrente universal del pensamientorevolucionario contemporáneo, dándo-le el colorido y matices nacionales.Por lo que no le es difícil comprenderel vínculo orgánico existente entre de-fensa nacional y antimperialismo,lógicamente expresado en Martí:

Este sentido profundamenteantimperialista, por legítimamentecubano y latinoamericano, es comoun hilo que corre a través de susescritos y pensamientos en lo polí-tico y en lo económico, que vanmadurando a medida que la propia

madurez personal y que el conoci-miento más íntimo de las entrañasdel monstruo le permiten ver conmayor nitidez la gran verdad que tan-tos políticos han tratado de negar ode desfigurar más tarde en un actode sumisión a los sojuzgadores y detraición al Apóstol y a Cuba.2

Es por tanto, una consideración exac-ta la de identificar como traición a Cuba,la actitud de sometimiento de la llama-da burguesía nacional cubana, lo cualserá motivo para una crítica aguda y per-tinaz de Torras en casi todos sus escritos,sobre todo apoyado en textos de Martí.

Al abordar la actividad intelectual deJacinto Torras contra la dictadura deBatista, es necesario señalar como an-tecedente, el conocimiento que se teníade la personalidad política que enfren-taba, pues ya había dejado marcado alpaís con su nefasto protagonismo du-rante una etapa de veinte años. Por elloresulta conveniente destacar variosmomentos en relación con la actitud delPartido Comunista y Jacinto Torrascomo su portavoz, hacia la figura deFulgencio Batista.

Las condiciones históricas en las cua-les se desarrolla el primer gobierno deBatista (1940-1944), llevan al Partido apropiciar una política de colaboracióncon ese gobierno, presidida por el inte-rés de aprovechar la coyuntura paralograr la participación popular en la ges-tión social para alcanzar algunasmedidas de beneficio nacional, en pri-mer lugar para los trabajadores. Estapolítica es expuesta de alguna maneraen los escritos de Jacinto Torras y seconcretan en las siguientes ideas:

· Una constante muestra de disposicióna apoyar las medidas gubernamentales

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que estén orientadas a aliviar los ma-les sociales del país, a contribuir aldesarrollo económico y social, y/o a laayuda solidaria a la Unión de Repúbli-cas Socialistas Soviéticas (URSS).

· Una constante alerta al gobierno so-bre los males que afectan al país y lasfuerzas que obstaculizan su solución,así como la entrega de propuestas paraenfrentar y resolver dichos principalesproblemas.

· Mostrar al gobierno las posibilida-des de desarrollo que existían a lasazón y proponer medidas al respecto.

· La disposición de organizar, educary movilizar a las masas en aras de apo-yar leyes y medidas de carácter socialprogresistas, emitidas por el gobierno yque no pocas veces encontraron opo-sición por parte de las fuerzasreaccionarias de la burguesía.

· La insistencia acerca de la necesi-dad de que el Estado jugara un papelactivo en la regulación de la economía,creando instituciones y estableciendopolíticas encaminadas a viabilizar el de-sarrollo del país.

· El contacto directo y permanentecon las masas y el fortalecimiento delmovimiento sindical y, en este marco,el desarrollo de una lucha legal contrael abuso, la especulación, el desempleo,y otros males que afectaban a los tra-bajadores.

· La información actualizada al pue-blo y al gobierno de la situacióneconómica y social del país, basado enestudios económicos de gran profundi-dad, con amplitud de datos estadísticosy claridad en la exposición.

En la etapa comprendida entre 1952y 1958, el enfrentamiento a Batista ad-quiere el tono enérgico de un combate

frontal contra una dictadura que ha eli-minado la posibilidad de la batallapolítica. El enfrentamiento ideológico setorna violento y sumamente arriesgado,lo que no es óbice para que los revolu-cionarios continúen la lucha; Jacinto.Torras, como intelectual militante delPartido, economista de profesión, juntoal ejercicio del periodismo, se empleaa fondo en esta última contienda porlos históricos objetivos del pueblo tra-bajador.

Un elemento importante en el pensa-miento de Jacinto Torras, es el peso queen él ocupa la distinción del Estado ydemás elementos de la superestructura,como instrumentos fundamentales paraavanzar hacia el logro de la independen-cia nacional, dadas las posibilidades quetienen sus instituciones de tomar medi-das paliativas que, aun en los marcosdel capitalismo, evadan lo más posiblelos mecanismos de dependencia a losEstados Unidos, permitan establecer al-gunas bases para el desarrollo y alivienla dura situación de las masas trabaja-doras.

En esta lucha lo acompaña el pen-samiento del Apóstol en todo momento.

El 1º de enero de 1953 escribió untrabajo titulado “El pensamiento econó-mico de José Martí”, tal vez parasaludar su centenario, y en correspon-dencia con la certeza de Fidel, quienunos meses después reconocería en suhistórico alegato que la memoria deMartí vivía en la rebeldía del pueblo ypor ello no moriría jamás. En este ar-tículo, Jacinto Torras aborda de formasistematizada varias ideas del Maestrosobre este tema, que deben haber sidomuy novedosas en esa época en que laimagen de nuestro Héroe Nacional era

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intencionalmente velada y tales posi-ciones eran ocultadas. Nos presentaentonces a un Martí antimperialista,con un enfoque del imperialismo muycercano a Lenin, con una crítica inci-siva a los monopolios y una posiciónalertadora sobre los peligros que losEstados Unidos representaban paraCuba y América Latina. Como es ob-vio, que la elaboración de este trabajoindica claramente el peso que en laformación del pensamiento de este eco-nomista tuvo la meditación económicarevolucionaria y tercermundista deJosé Martí.

Armado de esta ideología enfrenta ladictadura atacándola en un flanco don-de Batista pretende ganar prestigio apartir de su conocida y reiterada pecu-liaridad política, que es la demagogia.Torras denuncia los errores, falsedadesy fines entreguistas del dictador en supolítica económica.

El gobierno de Batista es criticado porTorras a partir de la naturaleza de este,cuyo ejecutivo de facto se ha dado lafacilidad de gobernar por decretos, con-virtiéndose en una “[…] máquina decrear impuestos, a diestro y siniestro, sinorden ni concierto, con un desenfrenoque amenaza con llevar a la ruina atodo el país”.3

El golpe de Estado de Batista coin-cide con la entrada de la economíacubana en una nueva etapa depresiva,después del boom azucarero de la gue-rra de Corea. La torpe políticaeconómica de Carlos Prío había con-tribuido a esta situación y Torras lohabía criticado en su momento opor-tuno, colocando a este mandatario“[…] dentro del pensamiento másreaccionario, dentro de la tesis impe-

rialista del monocultivo y la dependen-cia del azúcar”.4

Batista adoptó una política económi-ca en el llamado Plan de DesarrolloEconómico y Social, con presencia deideas keynesianas sobre el gasto com-pensatorio, el cual se basaba en el“efecto multiplicador” del gasto público.Aunque aparentemente se presentabacomo una política dirigida al desarrolloindustrial y la diversificación que provo-caría el aumento de salarios quepaliarían la desastrosa situación de lasmasas por la crisis azucarera, en lapráctica lo que hacía era garantizar elenriquecimiento de la burguesía empre-sarial y los gobernantes. El gastopúblico aumentó de 1951 a 1957 en másde 150 millones de pesos. Si bien estomitigó en cierta medida la situación dela economía cubana para los sectoresindustriales no azucareros, otra fue lasituación de los obreros azucareros,quienes vieron descender sus ingresos.

SALARIOS PAGADOS AL SEC-TOR AZUCARERO5

1951: 338, 4 millones de pesos1955: 200 millones de pesosINGRESOS DE LOS COLONOS1951: 329 millones de pesos1955: 204 millones de pesosEl efecto más negativo de la política

de Batista está relacionado con las re-servas de divisas y su uso irracional. Elaumento de los ingresos nacionales noestuvo acompañado por la producciónnacional para el consumo, dada la pre-cariedad de la industria manufactureracubana, y ello provocó una inflación in-terna por un lado y, por otro, lapropensión a la importación. Esta situa-ción se expresa en el carácter negativode la balanza de pagos en ese período:

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BALANZA DE PAGOS. DÉFI-CIT6

1952: 15 millones de dólares1954: 83, 61955: 1111956: 75, 81957: 126De esta forma la tiranía despilfa-

rró las reservas monetarias perdiendo513,3 millones de dólares. Por otro ladola deuda pública aumentó a 788,1 mi-llones debido al déficit presupuestario yal financiamiento deficitario.

La política económica de Batista,apoyada en el keynesianismo, tenía suprincipal punto de apoyo en el BancoNacional, de recién creación y dondela figura de Julián Alienes Urosa, re-presentante del keynesianismo enCuba, tenía un papel relevante.

Es necesario destacar la crítica agu-da y sistemática que, particularmente,mantiene Torras contra la política azu-carera del dictador. Ya desde junio de1952 estaba alertando sobre la inminen-cia de una crisis azucarera ante larecuperación de las producciones euro-peas después de la Segunda GuerraMundial y la consiguiente saturacióndel mercado. Analiza también la expe-riencia histórica acumulada en las dosgrandes conflagraciones mundiales yseñala las desventajas de Cuba ante lacompetencia extranjera, así como laactitud negativa de los Estados Unidoscon su política de cuotas y subsidiosnacionales:

[...] en la actualidad no sólo exis-ten los subsidios, las altas tarifas ylos impuestos internos al azúcarsino que, en adición se han puestobarreras mucho más fuertes, enmuchos casos insalvables a nuestro

azúcar, que prácticamente eliminantoda posibilidad de competencia,como son las cuotas de exportaciónque imperan en los Estados Unidos,los organismos gubernamentales decompra que existen en casi todoslos países europeos, la escasez dedivisa que afecta duramente al azú-car cubano, que se vende en dólaresy la política de autoabastecimientoazucarero que están siguiendo va-rios de los más importantes paísesconsumidores, de la cual el ejemplomás destacado y de más gravesconsecuencias para Cuba es el delos planes azucareros que está si-guiendo la Gran Bretaña.7

Además afirma que “[…] la mecá-nica del mercado capitalista y lasupeditación de nuestros gobiernos alos intereses imperialistas yanquis co-locan el gravísimo problema ante unadisyuntiva que no ofrece solución”.8

El 2 de abril de 1953, a través de losmecanismos de la Organización de Na-ciones Unidas (ONU), se convocó auna conferencia internacional azucarerapara tratar la situación crítica del azú-car y concertar un nuevo tratado, la cualse realiza el 13 de julio de ese año enLondres, con la asistencia de setenta yocho países. La delegación cubana,presidida por Amadeo López Castro,ministro sin cartera de Batista, obede-ciendo instrucciones del gobierno,renunció a la participación que Cubahabía tenido en el mercado libre mun-dial en los últimos años y aceptó lascuotas inferiores de 2 250 000 tonela-das para el quinquenio siguiente. Estoinfluyó en la suspensión de la políticade zafras libres desarrollada desde1944 a 1952, implantándose una políti-

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ca restriccionista a partir de ese mo-mento.

Torras asevera las deficiencias deesa política: “Una restricción unilateralde nuestra producción azucarera no tie-ne efecto alguno para corregir la causade la crisis que asoma sobre el merca-do, que reside en el incremento de laproducción más allá de los límites delrestringido mercado capitalista, porqueno impide, sino al contrario estimula, elcrecimiento de la producción azucare-ra dentro de los mercados de consumoy en los países exportadores competi-dores”.9

Considera asimismo que dicha polí-tica es torpe y está basada en unrazonamiento pobre, sin experiencia his-tórica y, por supuesto, sujeta a interesesentreguistas. Las consecuencias nega-tivas se sentirían sobre todo en lostrabajadores:

La política restriccionista, que sig-nifica menos trabajo para losobreros azucareros, menos ingresospara los colonos y menos venta paratodo el país, sin poder alcanzar elobjetivo que le asignan sus defen-sores de mantener los precios, tieneque ser rechazada por los trabaja-dores y por el pueblo como unapolítica que sólo traerá sufrimientossin cuento para el país sin solucio-nar el problema que la crisisazucarera plantea para Cuba, antesbien, agravándolo.10

La causa que los ideólogos de la bur-guesía tratan de encontrarle en elexceso de producción en Cuba, Jacin-to Torras, la expone muy claramente eneste artículo, señalando: “No hay queolvidar que el primer interés –y el úni-co– del capitalista es el margen de

ganancia y cuando este margen no esposible o se reduce mucho con una granproducción, opta sin vacilar por mante-nerlo a costa de una menor producción,no importándole las consecuencias quetal política tenga para los trabajadoresy para el país en general”.11

Por eso Torras considera como trai-ción a los trabajadores la actitud dealgunos llamados líderes de los obreros,como Eusebio Mujal y José L. Martínez,miembros del Consejo Consultivo, órga-no creado por el dictador para fungircomo elemento asesor, al que debíaoírse en los procesos previos a la fir-ma de acuerdos comerciales osimilares. Tales personajes se habíanplegado a los intereses de los magna-tes azucareros, al apoyar tal medidadirigida a salvar los intereses de la bur-guesía y en detrimento del pueblo.

Torras sugiere en enero de 1953, queen momentos de la crisis azucarera conbajo ingreso nacional, lo lógico en unapolítica nacional bien orientada sería es-timular la producción, aumentar laoferta de empleo, y mantener los ingre-sos de los trabajadores en el nivel másalto posible. Opina que el gobierno deBatista no es la causa de la crisis perola acelera. Dice que “[…] el rompi-miento de la marcha constitucionaldel país, la disolución del Congreso ydemás medidas del gobierno de factocrean un estado de inestabilidad re-accionaria que contribuye a paralizarla actividad económica, agudizando lacrisis”.12

En marzo de 1953, escribe en la re-vista Fundamentos, un artículo dondeseñala la dependencia y el entreguismoa los Estados Unidos, como una cau-sa fundamental de la crisis azucarera,

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al impedírsele a Cuba comerciar con lospaíses socialistas, así como con otrospaíses capitalistas, dada la competenciaque haría al país norteño el abrirse Cubacomo mercado a las producciones deesos países, en reciprocidad comercial.

Al analizar los resultados de las po-líticas restriccionistas, Torras tiene encuenta las experiencias del PlanChadbourne de 1931, para mostrar queesa no es la vía de solución, mientrasque se rehuye la solución a través deuna política comercial soberana:

Tal política, para ser aplicada, re-queriría un gobierno independiente,firme en la defensa de los interesesnacionales, sin supeditación a la po-lítica norteamericana. Y ya sabemosque los gobiernos que han desfila-do por el país en los últimos años,lejos de seguir tal política, han idopracticando una creciente sumisióna la política yanqui, dejando indefen-sa a la industria nacional y cerradaslas vías para propiciar un aumentodel intercambio con otros países so-bre la base de trueques o de mutuaconveniencia.13

Torras advierte que ya se siente elimpacto de esa política en la poblaciónobrera del sector y en los colonos pe-queños, señalando que los salariosoficiales han sido rebajados en un 6%,lo cual representa unos 120 millones depesos para unos 400 000 obreros azu-careros y menores ingresos para otrasdecenas de miles de colonos. Sobre elloafirma: “Estos son los efectos, que es-tán bien a la vista de todos, de ladependencia de nuestra economía delazúcar, del monopolio comercial yanqui,del latifundismo y de la sumisión delgobierno a la política imperialista”.14

Aunque Jacinto Torras conoce muybien que la solución definitiva de losmales del país sólo se logrará con la“[…] sustitución de la sociedad capi-talista por el socialismo […]”,15

considera también que dentro del mar-co capitalista “[…] son posiblesmedidas de orden económico y políti-co para aliviar la crisis, para hacerlamenos gravosa para las masas popu-lares y para la economía nacional ensu conjunto”.16

Por eso, es portavoz del plan que,a tales efectos, proponen el PSP y laCTC, destinado a proteger la industriay los cultivos nacionales, la diversifica-ción agrícola e industrial, la reformaagraria, y otras medidas encaminadasa crear bases para la liberación nacio-nal. Para ello, señala Torras, esnecesario “[...] barrer con la anormali-dad reaccionaria golpista, sobre cuyabase poder consolidarse la más ampliaunidad de masas y levantarse un efec-tivo respaldo popular, un gobierno defrente democrático nacional, capaz dedefender al país y de llevar la indepen-dencia nacional hasta sus últimasconsecuencias”.17

Otros trabajos de Jacinto Torras fue-ron dirigidos a desenmascarar lafalsedad y demagogia del tirano. Estees el caso de la venta de azúcar a In-glaterra, lo cual se anunció como algomuy favorable a Cuba y, por tanto, unmérito enorme para el gobierno. Talventa se anunciaba como el fin del ra-cionamiento que imperaba en ese país,el establecimiento de precios favorablesa Cuba, la posibilidad de seguir ven-diendo cantidades extraordinarias deazúcar a ese país y, en definitiva, queesto significaba el fin de la crisis.

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Torras, dedicado durante muchosaños al estudio y procesamiento de lasestadísticas de la producción azucare-ra cubana, aportó los datos suficientespara demostrar que esas cantidadeseran inferiores a las exportadas desde1949 hasta 1952 a Inglaterra, y que losprecios establecidos ahora, estaban pordebajo de los del mercado mundial enese propio año.

En resumen, puede señalarse que,toda la obra de Jacinto Torras en esteperíodo está dirigida a combatir la dic-tadura de Fulgencio Batista y, enparticular, su política económica que, enrasgos generales, se caracterizó por:

· Favorecer a los grandes magnates.· Aumentar el costo de la vida (no

menos del 15%).· Rebajar los salarios en 53 026 400

pesos.· Mediante la Ley-Decreto Nº 247

obligar a los campesinos a pagar ren-tas a los geófagos.

· Ser un instrumento del imperialis-mo norteamericano.

· Restringir la producción azucarera,tabacalera y otros renglones.

· Mantener la industria nacional amerced de la competencia extranjera.

· La firma de acuerdos con los Es-tados Unidos que daban jugosasganancias a las empresas norteameri-canas que las exportaban.

· Escándalos y concesiones (mono-polio eléctrico y telefónico).

· Entregar los minerales fósiles acompañías norteamericanas (petróleo,níquel, etcétera).

· Negarse a comerciar con los paí-ses socialistas.

· Aumentar el intensivismo en loscentrales y ofensiva contra los salarios.

Conclusiones· Las ideas económicas de Jacinto

Torras expuestas a través de un perio-dismo revolucionario están presentes enla lucha del pueblo cubano contra la dic-tadura de Fulgencio Batista, encorrespondencia con el programa y ladoctrina del Partido Socialista Popularen el cual militaba.

· Su pensamiento expresa el vínculoorgánico de lo más desarrollado del pen-samiento revolucionario universal, elmarxismo-leninismo, y el más alto ex-ponente del pensamiento cubano, ladoctrina de José Martí.

· El centro fundamental de la luchaintelectual llevada a cabo por JacintoTorras en la esfera de las ideas econó-micas, estuvo ligada a la crítica y elataque a la política económica de Ba-tista, destacándose el enfrentamiento ala política azucarera del tirano dirigida alentreguismo cada vez mayor del país alos intereses del capital norteamericano.

· En el estudio de la lucha contra ladictadura de Batista, es necesario te-ner en cuenta la actividad intelectual deJacinto Torras, como ejemplo de unaactitud y una obra científica y revolu-cionaria en el plano de la luchaideológica en la esfera de las ideas eco-nómicas.

Notas1 Torras, Jacinto. “El pensamiento económico deJosé Martí”. En: Obras escogidas. La Habana:Editora Política, 1986. t. 2, p. 1075.2 Ibídem, p. 1077.3 “24 millones de impuestos (...)”. Ibídem, pp.288-289.4 “Las declaraciones de Prío en México”. Ibídem,p. 124.

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5 Rodríguez, Carlos Rafael. Cuba en el tránsitoal socialismo. La Habana: Editora Política, 1979.p. 62.6 Ibídem, p. 64.7 Torras, J. “Cuba y la situación del mercadoazucarero mundial (I)”. Op. cit. (1). pp. 439-440.8 Ibídem, p. 443.9 Ídem.10 Ibídem p. 445.11 _______. “Cuba y la situación del mercadoazucarero mundial (II)”. Ibídem, p. 450.

12 _______. “La crisis económica cubana: susraíces y perspectivas”. Ibídem, pp. 317-318.13 _______. “La zafra azucarera y la economíacubana”. Ibídem, p. 460.14 Ibídem, p. 464.15 Ibídem, p. 465.16 Ídem.17 Ibídem, p. 466.

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En 1953 aparece en México la pri-mera edición de esta novela. Los

2 000 ejemplares de esta tirada fecha-da el 31 de agosto, irrumpieron de talforma en el mundo literario que la crí-tica consideró la obra como la de másrápida resonancia mundial publicadapor un escritor de América Latina.

El estudio de una amplia bibliogra-fía americana, los reveladores viajes ala Gran Sabana y al Alto Orinoco, yuna extraordinaria labor periodísticaactiva resultaron valederas experien-cias que Carpentier incorpora a estaprodigiosa novela.

En Los pasos perdidos están refun-didos tres viajes:1 el primero, en 1947,lo lleva a cabo en un avión de cartogra-fía de la línea Aeropostal Venezolanapiloteado por un cubano de apellidoMontenegro, el cual remonta el Orinocoa muy baja altitud desde Ciudad Bolí-var a Puerto Ayacucho, sobrevuela laGran Sabana, las mesetas de imponen-tes proporciones y los grandes cerroso Tepuy.2 Así Carpentier conoce la Sie-rra de Encaramada y las tres grandespiedras llamadas Los tambores deAmalivaca. Observa además, cómo so-bre la inmensa meseta se alzanmontañas monolíticas, probablemente

las rocas más antiguas del mundo, conformas geométricas integrales. Monta-ñas rodeadas por más de 200 ríos decolor dorado debido a la cocción deltanino; y antes de llegar a Ciudad Bo-lívar también sobrevuela el Salto delÁngel, la catarata más alta del mundo;y conoce Santa Elena de Uairén, lue-go regresa a Caracas.

Después de este viaje publica en ElNacional de Caracas (19 de octubrede 1947) la primera parte de su “Visiónde América”, colección de cinco cró-nicas que a partir del 25 de enero de1948 aparecerían en la revistahabanera Carteles.3 Ya por esta épo-ca había escrito un largo ensayo sobreel hombre ante el paisaje americano, yel paisaje en la novelística americana.Se trataba de “El libro de la Gran Sa-bana”,4 el cual no llegó a publicar comotal; de una parte de esta obra titulada“Viaje al riñón de América” despren-dería su colección de “Visión deAmérica”.

Los elementos de esta bibliografíaactiva integrarían unos años después Lospasos perdidos, novela que tiene comoeje la América entera. Otros artículosaparecidos en El Nacional (“Novelas deAmérica”, “Misterios de la naturaleza

Escenario y bibliografíaen Los pasos perdidos, de AlejoCarpentier

Araceli García-Carranza BasssettiBibliógrafa e investigadora de la Biblioteca Nacional José Martí

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venezolana”, “Poesía del Orinoco”, “Elgran libro de la selva”, “Fin del exotis-mo americano”, etcétera) tambiénforman parte de la Bibliografía Activa(Complementaria)5 de esta novela. Bi-bliografía paralela a la obra y contentivade elementos descriptivos del paisajeamericano, así como de la búsqueda deun nuevo estilo para la novela latinoa-mericana.

El viaje a la Gran Sabana había des-pertado en nuestro primer narrador eldeseo de conocer la exuberancia delAlto Orinoco y la majestad del paisajeguyanés. Y en agosto de 1948 emprendeuna nueva gira, esta vez acompañadopor los músicos Tony de Blois Carreño,y por el también musicólogo cubanoHilario González. Salen por tierra des-de Caracas y atraviesan todo el llanohasta la orilla del Orinoco, la antiguaAngostura de los españoles, el único lu-gar del río que tiene solamente unkilómetro de ancho, cuando en algu-nos lugares alcanza una amplitud deveintidós. Pasan por El tigre, dondeaparecieron los primeros yacimientosde petróleo cuya descripción como Va-lle de las Llamas aparece en la novela.Después de unas cuarenta y ocho ho-ras llegan a Ciudad Bolívar y allí laespera de una chalana de ganado paracontinuar viaje, los hace permanecerunos ocho días desocupados. De dicholugar Carpentier fue a Upata, el mis-mo lugar que menciona RómuloGallegos en Canaima. Regresan a Ciu-dad Bolívar y viajan en un remolcadorque llevaba toros de la raza cebú al AltoOrinoco. Más adelante visitan PuertoAyacucho y alcanzan la parte delOrinoco cercana a Brasil. Navegan elinmenso río, visitan la isla Ratón,6 y pa-

san por la desembocadura del Vichadahasta San Fernando de Atabapo, cuyocaudal se mostraba menos amplio. Porfin, después de una travesía agotadoracon intervalos de selva y aguas muer-tas, pasan el Caño de Guacharaca7 paraarribar a la aldea de los indios guahibos,último punto de la travesía, en territo-rio del Amazonas. En este recorridopasan por San Carlos de Río Negro, yallí Carpentier conoce un misionero lla-mado padre Bombetio, a quien retrataen Los pasos... como fray Pedro.

Es este escenario8 una de las regio-nes menos conocidas de Venezuela, enla cual nacieron grandes mitos y prodi-giosas leyendas, lugar de asiento de laCasa del Sol, morada del Gran Patití ycentro de la fabulosa Manoa,9 el queCarpentier describe su experiencia enla novela:

Conocer Venezuela completaba mivisión de América, ya que este países como un compendio del conti-nente: allí están sus grandes ríos,sus llanos interminables, sus gigan-tescas montañas, la selva. La tierravenezolana fue para mí como unatoma de contacto con el suelo deAmérica, y meterme en sus selvasconocer el cuarto día de la Crea-ción. Realicé un viaje al AltoOrinoco y allí conviví un mes conlas tribus más elementales del Nue-vo Mundo. Entonces surgió en míla primera idea de Los PasosPerdidos. América es el únicocontinente donde distintas edadescoexisten, donde un hombre del si-glo XX puede darse la mano conotro del Cuaternario o con otro depoblados sin periódicos ni comuni-caciones que se asemeja al de la

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Edad Media o existir contemporá-neamente con otro de provincia máscerca del romanticismo de 1850 quede esta época. Remontar el Orinocoes como remontar el tiempo. Mipersonaje de Los Pasos... viaja porél hasta las raíces de la vida, perocuando quiere reencontrarla ya nopuede, pues ha perdido la puerta desu existencia auténtica.Esta es la tesis de la novela, queme costó no poco esfuerzo escribir.Tres veces la reescribí completa-mente [...].10

¿Tuvieron que ver estas reescriturascon cada viaje? Porque hubo un tercerviaje en 1950 hacia Colombia remon-tando Los Andes. Esta vez Carpentierviajó con su esposa Lilia Esteban,Hilario González y su esposa Haydeé,y la escritora Antonia Palacios.

El autor y sus acompañantes dis-frutan las maravillas de Los Andes: elPáramo de la Negra, Apartaderos,Tovar, Bailadores, Mesa de Esnujaquey el Páramo de Mucuchíes,11 dondeestá el Monumento del Águila, que se-ñala el paso de Bolívar por LosAndes con su tropa de famélicos gue-rreros, para combatir al Ejércitoespañol.

Cada uno de estos viajes aporta es-cenarios, acciones y personajes a lanovela, montaje artístico de la realidadintertextualizada sabiamente en fun-ción de explicar la alienación en lagran ciudad y su engañosa realidad,porque cuando el hombre de ciudad seenfrenta a lo que considera primitivose percata de que los primitivos sabenvivir en su medio, y los perdidos sonlos citadinos.

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Durante su viaje al Orinoco, tuvo lasensación de la vigencia de todos losestadíos de la vida humana:

Se llegaba, por un proceso derevertibilidad [...] a pensar en locivilizado que resultaban nuestrossalvajes ante el hombre tipo de lacivilización actual, y viceversa. Deahí la importancia del tiempo. Eltiempo [...] desempeña un papelcapital en Los Pasos Perdidos.Hay un contrapunto de ambientesy realidades de nuestro continen-te. La acción transcurre entre unaciudad que bien puede ser NewYork y las formas de vida más pri-mitivas que subsisten en nuestroplaneta; entre las creaciones másabstractas de la época y las vege-taciones que fueron anteriores alhombre [...].12

Carpentier en su cuento Viaje a lasemilla (La Habana, 1944) revierte eltiempo en un personaje determinadomientras que en esta novela lo hacecon el Hombre como ente abstracto.13

En la nota final que cierra el tomo deLos pasos..., da al “río” su nombre deOrinoco y ubica “La Capital de las For-mas” en el Monte Autana.

Remontar el Orinoco le permitió ma-terializar el tiempo y reconocer queAmérica es uno de los pocos lugaresdel mundo donde el hombre del siglo XX

podía convivir con el hombre del paleo-lítico o del neolítico:

[...] el Orinoco era una materializa-ción del tiempo en las trescategorías agustinianas: tiempo pa-sado (el tiempo del recuerdo),tiempo presente (el tiempo de la in-tuición) y tiempo futuro (el tiempode la espera).

Recuerdo que una tarde, en la con-fluencia del Orinoco y del Vichada,había una luz extraordinaria, tuvealgo así como una iluminación. Yesta novela nació en pocos se-gundos completamente hecha,estructurada, construida. No teníamás que volver a Caracas y escri-birla.14

Los personajes de Los pasos... sonpersonas reales, o mezcla de personasconocidas por Carpentier. En la entre-vista concedida a Salvador Bueno,15

nuestro cubano universal declara que laacción ocurre en América, en el tiem-po presente, y narra una infanciacubana vivida en la Calzada del Cerro,así como que los personajes son tanreales que por un momento pensó enpublicar los retratos de algunos de ellos,al final, a modo de apéndice.

Entre los personajes episódicos apa-recen el pintor indio y el pintor negro,quienes discuten sobre arte y vanguar-dia en la Casa de Los Altos, propiedadde una pintora canadiense, cuando yahan salido de “la gran ciudad latinoa-mericana”.

Diago16 es el joven pintor negro cu-bano y el indio es Mateo Manaure.17 Ladueña de la casa es otra persona real,y las conversaciones fueron discutidaspor Carpentier, en Caracas y La Ha-bana, porque “la gran capitallatinoamericana” está compuesta porambas ciudades, aunque las generalizapara poder ser identificadas como cual-quier capital latinoamericana.

El golpe de Estado narrado es tam-bién tomado de la realidad, es el dePérez Jiménez, pero pudo haber sido elde Fulgencio Batista en Cuba; el balletatrapado en el hotel es otro hecho real:

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se refiere al Ballet de Alicia Alonso enel hotel Majestic, de Caracas.

Otros personajes que parecen ima-ginarios son también extraídos de larealidad. Así, el Adelantado, pertenecea la estirpe de los colonizadores; pare-ce ser el inca Garcilaso, Oviedo, ocualquiera de los cronistas. Pero en ver-dad, es Lucas Fernández Peña, a quienCarpentier conoce en su primer viajecuando visita Santa Elena de Uairén.

Otro personaje verdadero es el grie-go Yannes (Yannis Metakos), al cual elautor conoce en Santa María de Ipíres;era un europeo culto buscador de oro18

en la Gran Sabana que viajaba con laAnábasis de Jenofonte bajo el brazo.Después Carpentier haría amistad conél en Ciudad Bolívar.

El ambiente que se percibe en la na-rración durante el encuentro con ElGriego es exactamente el de CiudadBolívar.

Sin embargo, un personaje inventa-do es Mouche, pues todo lo que la rodeaforma parte de la realidad de París yNueva York.

Los protagonistas Rosario y el mú-sico están construidos con rasgos devarias personas. Ella es una india queCarpentier fotografió en el primer via-je; es María de las Nieves, una maestraaindiada que conoce en el segundo re-corrido; y es una mujer india querecogió en Los Andes durante el ter-cer viaje, en particular en el Páramo deLa Negra.

El músico lo construye con el com-portamiento, las acciones, los sucesos,y las experiencias de él mismo y de losmúsicos que le acompañaron en el se-gundo viaje: Tony de Blois Carreño eHilario González.

Y según testimonio de este último, élno sabía que el protagonista en la no-vela terminaba componiendo un trenomientras él componía, después del via-je, una cantata basada en el “Llanto porIgnacio Sánchez Mejía”. Carpentiertampoco conocía de esta composicióncuando dio fin a su novela.

Otras experiencias del musicólogocubano, contadas a Carpentier, fueronincorporadas a esta prodigiosa novelasurgida de la apreciación y el conoci-miento obtenidos durante esa etapa porel novelista. Viajes a la naturaleza ve-nezolana, a la naturaleza americanainnegable protagonista también en Lospasos... No obstante, el músico viaja dela era nuclear hasta la protohistoria yel Génesis; recorre la trayectoria de laevolución; retrocede 150 mil años; sien-te la diferencia entre su tiempo y el delos habitantes de Santa Mónica, y cuan-do quiere volver se percata de que yano pertenece ni a su mundo ni al de losorígenes, pierde sus pasos entre la ino-cencia de los primeros tiempos y lamentira de su época.

Unos años antes de terminar la no-vela, Capentier confiesa a DiegoUssi19 que pensaba titularla “Las va-caciones de Sísifo”20 por el papel quedentro de ella desempeña la naturale-za americana con sus mitos, suscaminos secretos y sus constantes,todo lo cual es consustancial de unaacción que tiene por eje una crisis deconciencia, una evasión posible a tra-vés del tiempo. (El personaje principalencuentra dentro de esta evasión lasrazones que le harán desandar lo an-dado, y al tratar de regresar al puntode partida pierde “los pasos” en sen-tido literal y figurado).

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Y sobre todo porque “[…] he trata-do de determinar, en este libro, unaserie de constantes americanas, inde-pendientemente de cualquier idea depaís o nacionalidad”.21

Alejo Carpentier, nuevo descubridorde América, describe con precioso es-tilo sucesos ligados al pasado de nuestrahumanidad indígena, y lleva al lectora sentir la imagen del escenario ameri-cano. Porque nuestro gran novelistaencuentra su estilo en Los pasos per-didos, estilo barroco con el cualexpresa lo propio, y define su continen-te para que adquiera valor universal,encuentra los pasos perdidos de Amé-rica, afirmando nuestra autoctonía.

[...] ahora nosotros, novelistas lati-noamericanos, tenemos quenombrarlo todo –todo lo que nosdefine, envuelve y circunda: todo loque opera con energía de contex-to– para situarlo en lo universal [...].Nuestro arte siempre fue barroco[...]. No tenemos pues, al barro-quismo en el estilo, en la visión delos contextos, en la visión de la fi-gura humana enlazada por lasenredaderas del verbo [...] el barro-quismo, arte nuestro, nacido deárboles, de leños, de retablos y al-tares, de tallos decadentes yretratos caligráficos y hastaneoclasicismos tardíos; barroquismocreado por la necesidad de nombrarlas cosas.22

Dos años después de su primera edi-ción, esta obra, traducida al francés porRené L. F. Durand, es editada porGallimard a fines de octubre de 1955,en la colección La Croix su Sud, dirigi-da por el eminente hispanista RogerCaillois.23 Con esta versión francesa,

Carpentier conquista una de las máspreciadas distinciones de Francia: la deEl Mejor Libro Extranjero, correspon-diente al año transcurrido entre mayo de1955 y mayo de 1956. Distinguidos crí-ticos franceses le otorgaron este premio:André Bay, director de ediciones de laCasa Stock; Albert Blanchard; JeanBlanzat, crítico literario de Le Figaro;Maurice Nadeau director de Les LettresNouvelles y crítico literario de France-Observateur; Armand Pierhal;Raymond Queneau, de la AcademiaGoncourt; Kléber Haedens, redactor dela página literaria del París Presse-L’Intrasigent; Madeleine Chapsal;Albert Marie Schmidt; Guy Tossy; P. F.Caille; Robert Carlier, y Paul Flamand.

Ya por estos años nuestro primernovelista resultaba un autor muy cono-cido por los lectores franceses yocupaba un lugar muy apreciado entrelos novelistas en Francia.

La edición premiada fue publicadabajo el título de Le Partage des Eauxdebido a que en la literatura francesaexistían dos obras tituladas Les PasPerdus: los poemas de André Bretony la novela de Robert Fallet. La obrapudo haberse titulado La RouteInterdite (La ruta prohibida o El senderoprohibido), pero los editores descubrie-ron una novela de Monfryed con estenombre, cuya narración se remontahasta el ámbito del Mar Rojo. El pro-pio Carpentier sugirió entonces LePartage des Eaux –División de lasaguas–, título de tal resonancia ameri-cana que pasó a integrar, en formadefinitiva, la colección de los grandesautores hispanoamericanos en Francia.

Apenas un mes después de su apa-rición en las librerías francesas Le

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Partage des Eaux merecía por partede Maurice Nadeau el primer artículocrítico, punto de partida para que losmás importantes periódicos y revistasespecializadas de Francia publicaranotros análisis y reseñas periodísticas.

Unos meses antes, en los números demayo y junio de 1955, la revista france-sa Les Lettres Nouvelles publicaba unasochenta páginas de esta versión bajo eltítulo: “Haut-Orénoque”.

Gallimard estimó esta novela comoel libro de más éxito del año en Fran-cia, y los críticos del Club del Libroseleccionaron como las mejores traduc-ciones al francés El juego deabalorios de Herman Hesse, y Lospasos perdidos de Carpentier.

La crítica francesa consideró estaobra como un libro esencialmente poé-tico, que entrañaba una “revitalizaciónde los mitos”, por demostrar que de lacultura occidental cobraban nuevo sen-tido en la tierra americana, y señalóademás que Los pasos perdidos dabauna nueva dimensión a la novela ame-ricana, tanto por el dramático enfoquede la realidad como por el robusto vir-tuosismo de su estilo.

La versión inglesa, traducida porHarriet de Onís, fue publicada en no-viembre de 1956, de forma simultánea,en Londres y en Nueva York. La Edi-torial Gollancz de Londres, sería unade las pocas obras de la época que seleería por muchas décadas en el por-venir, por lo cual se trataba de una delas más importantes publicadas por esacasa editora en los últimos treinta años.En la cubierta de la quinta edición deGollancz, se lee una significativa fra-se de J. B. Priestley, crítico delSunday Times: “Juro aquí que es una

de las obras más importantes de nues-tro tiempo. Perdura en la memoria y estípica”. Este destacado dramaturgo bri-tánico, después de corregir las pruebasde la edición inglesa, declaró que Lospasos perdidos merecía todos los ho-nores, pues traía nuevas fuerzas a lanovela del mundo occidental.

Mientras la edición newyorquina apa-recía avalada por opiniones de notablesintelectuales de lengua inglesa, la críti-ca londinense destacaba la majestad yel uso milagroso del lenguaje por un es-critor de extraordinaria habilidad. Entreotros relevantes críticos ingleses, la poe-tisa Edith Sitwell opinaba que era unlibro gigantesco logrado por uno de losmás grandes escritores vivientes;Robert Church lo situaba junto a MobyDick y La serpiente emplumada; yAndré Rousseaux determinaba que Lospasos perdidos era la mejor novela es-crita hasta el momento por unlatinoamericano. En un breve plazo dedoce meses, tuvo dos ediciones france-sas, una inglesa y una norteamericana,además del premio otorgado en París.Las versiones noruega, sueca, danesa,holandesa, finlandesa, alemana, italianay checa, no se hicieron esperar. Por suparte la prensa cubana encumbraba laobra del gran novelista y aseguraba queCarpentier había vuelto a escribir ElQuijote.

En 1957, cuando la novela había sidovertida ya a once idiomas, Carpentierrecibe dos ofertas de Hollywood parasu filmación, pero la firma de este pro-yecto se hizo efectiva con productoresingleses, encabezados por TyronePower, quien protagonizaría con AvaGardner la película. Los exteriores sefilmarían en el Páramo de Mucuchies,

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la Gran Sabana y el Alto Orinoco, y losinteriores en Londres y los EstadosUnidos. La música sería compuesta porHéitor Villa-Lobos o Carlos Chávez;pero la muerte del conocido productory actor inglés malogró tal empresa.

No obstante, el movimiento editorialde Los pasos perdidos continuaría enascenso en la década del sesenta. Lanovela es editada más de diez vecesen español y traducida al danés, ho-landés, inglés, lituano, polaco, sueco,serbio-croata y ruso, entre otros idio-mas. La edición en ruso, con unatirada de 10 000 ejemplares mereciólas mejores opiniones de la crítica so-viética, la cual consideró a Carpentiercomo uno de los mejores novelistas dehabla hispana. Y en los últimos cuaren-ta años ha sido publicada en español,alemán, checo, estoniano, francés, ho-landés, inglés, iraquí, italiano, lituano,polaco, portugués, ruso, serbio-croata,sueco y ucraniano. La edición alema-na de la editorial Shurkamp deFrankfurt am Main posee una bellísi-ma cubierta ilustrada por SalvadorDalí (1979).

Sin lugar a dudas, es esta novela laque lanza el nombre de AlejoCarpentier a un plano de primerísimaimportancia mundial, al nivel de loshombres más respetables de la litera-tura contemporánea, porque Los pasosperdidos, por su contenido y estilo,marca un hito en la novelística latinoa-mericana y revela la extraordinariapersonalidad literaria de Carpentier.

Notas1 González, Hilario. Viaje al interior de Los pasosperdidos. Revolución y Cultura (La Habana)(12):20-25; dic. 1989. il.

2 “Cada Tepuy [...] con una personalidadinconfundible... Kusari-Tepuy, Topochi-Tepuy,Ororaima-Tepuy, Ptari-Tepuy, A Kopán-Tepuy,Cerro del Venado, Cerro del Trueno. Cerros connombres de animales, y cerros con nombres defuerzas [...]”. En su: “La Gran Sabana: mundodel Génesis”. Véase al final la “Bibliografía Activa(Complementaria)”, año 1947.3 Véase a continuación en la “Bibliografía Activa(Complementaria)” las descripciones bibliográ-ficas correspondientes a los años 1947-1948(Visión de América 1-5).4 Los originales de este libro forman parte de laColección Alejo Carpentier depositada en laBiblioteca Nacional de Cuba por su propioautor.5 Artículos, entrevistas, y capítulos sueltos de lanovela, completan esta bibliografía intertextua-lizada en Los pasos... Una parte de ella aparecedescrita a continuación como “Bibliografía Activa(Complementaria)”.6 Allí comieron mañoco con los indios.7 Donde se observan incisiones en un árbol enforma de v.8 Carpentier donó a la Biblioteca Nacional JoséMartí fotos de estos dos viajes. Al verlasposteriormente montadas en un álbum le dio eltítulo de “Escenario de Los pasos perdidos”.9 Las versiones alemanas de Los pasos perdidospublicadas en la otrora República DemocráticaAlemana por Verlag Volk und Welt (1958 y 1979)se titulan Die Flucht nach Manoa.10 Carpentier, Alejo. Confesiones sencillas de unescritor barroco. Cuba (La Habana) 3(24):30-33; abr. 1964. il.11 _______. Visión de América. La Habana:Editorial Letras Cubanas, 1998. pp. 64-67.12 _______. Contrapunto entre selva y ciudadestablece la nueva novela de Alejo Carpentier.Ent. por Carlos Dorante. El Nacional (Caracas)18 dic. 1953.13 Márquez Rodríguez, Alexis. Lo barroco y loreal maravilloso en la obra de Alejo Carpentier.México: Siglo Veintiuno Editores, S. A., 1982.p. 405.14 Chao, Ramón. Palabras en el tiempo de AlejoCarpentier. Ciudad de La Habana: Editorial Artey Literatura, 1985. pp. 118-119.

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15 Carpentier, Alejo. En charla con AlejoCarpentier. Ent. por Salvador Bueno. Carteles(La Habana) 34(17):36; 26 abr. 1953.16 Roberto Diago (La Habana, 1920-Madrid, 1955).17 Pintor venezolano cuyo apellido está tomadode una tribu india.18 Yannis había sido estudiante de bachilleratocuando la invasión nazi a Europa. Estuvo en lasguerrillas de Tito, en Yugoslavia. Un tío lo trae aAmérica y se establecen como comerciantes enPuerto Cabello.19 Carpentier, Alejo. El hombre y su huella... Ent.por Diego Ussi. El Nacional (Caracas) 27 nov.1950. il.20 Sísifo. Hijo de Eolo y rey de Corinto, muertoa manos de Teseo y condenado por sus crueldadesa arrastrar hasta lo alto de una colina del Tártaroun enorme peñasco que al punto volvía a caer.21 Carpentier, A. Op. cit. (19).22 _______. “Problemática de la actual novelalatinoamericana”. En su: Tientos y diferencias.México, 1964.23 La misma colección ya había publicado un añoantes, la versión francesa de El reino de estemundo, traducida también por René L. F. Durand.

BIBLIOGRAFÍA ACTIVA (COM-PLEMENTARIA)

1944Novelas de América. Información (Ha-

bana) 3 jun. 1944:14. il.El Nacional (Caracas) 15 jun.1951. (Letra y Solfa)Necesidad de describir y nombrarlas cosas en la novela latinoame-ricana. Las dos versiones de esteartículo son casi idénticas, sólo sediferencian en los párrafos finales.

1947La Gran Sabana: Mundo del Génesis.

El Nacional (Caracas) 19 oct.1947:10. (Visión de América)

Carteles (Habana) 29(4):34-36;25 en. 1948. il. (Visión de Améri-ca,1)Revue Francaise. Suplemento(París) 1-2 (52); en. 1954.En: Nazoa, Aquiles. Venezuelasuya. Caracas: Editorial Arte,1971. p. [83]. il.

1948El Salto del Ángel en el reino de las

aguas. Carteles (La Habana)29(8):28-30; 22 febr. 1948. il. (Visiónde América, 2)

Salto descubierto en 1937 por elintrépido aviador Jimmy Ángel. ElNacional (Caracas) 26 oct.1947:13.

La Biblia y la ojiva en el ámbito delRoraima. Carteles (La Habana)29(13):14-16; 28 mar. 1948, il. (Vi-sión de América, 3)

El Nacional (Caracas) 9 nov.1947:8.

El último buscador de El Dorado. Carte-les (La Habana) 29(19):14-17; 9 mayo1948. il. (Visión de América, 4)

El Nacional (Caracas) 7 dic.1947.

Ciudad Bolívar, metrópoli del Orinoco.Carteles (La Habana) 29(24):14-17;9 mayo 1948. il. (Visión de Améri-ca, 5)

Una serpiente emplumada grabada enun cerro en el país de los indiosguahibos. El Nacional (Caracas) 10sept. 1948. il.

De un viaje al Alto Orinoco. Yapor esta época Carpentier estabaescribiendo un largo ensayo sobreel hombre ante el paisaje ameri-

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cano y el paisaje en la novelísticaamericana.

1949Alejo Carpentier y la angustia america-

na. Ent. por Luz Machado de Arnao.El Nacional. Papel Literario (Ca-racas) 31 jul. 1949:[1]-2. il.

Referencias a “El libro de la GranSabana”, antecedente de Los pa-sos perdidos.

1950El hombre y su huella: Alejo Carpentier.

Ent. por Diego Ussi. El Nacional(Caracas) 27 nov. 1950. il.

Se refiere a “Las vacaciones deSísifo”, título tentativo de Los pa-sos perdidos.

1951Misterios de la naturaleza venezolana.

El Nacional (Caracas) 21 jul. 1951.(Letra y Solfa)

“El Salto del Ángel se está situan-do ya entre las Maravillas delMundo [...]”.

1952Poesía del Orinoco. El Nacional (Ca-

racas) 26 en. 1952. (Letra y Solfa)Crónica a propósito de una foto-grafía publicada en este periódico,en la que se muestra el nacimien-to del Orinoco.“Es el Origen [...] bogando a con-tracorriente [...] en un viaje a lasemilla [...]”.

Julio Verne y el Orinoco. El Nacional (Ca-racas) 23 abr. 1952. (Letra y Solfa)

En torno a El soberbio Orinoco,libro que pertenece “[…] al gru-po menos profético de obras delescritor”.

El gran libro de la selva. El Nacional(Caracas) 14 mayo. 1952.

Acerca de los petroglifos descu-biertos en el Alto Orinoco por elcientífico Alain Gheerbrandt.

Los pasos perdidos. Novela de AlejoCarpentier. Fragmentos. Cruz delSur (Caracas) 1(5):38-45; jul. 1952.

Fin del exotismo americano. El Nacio-nal (Caracas) 2 sept. 1952. (Letra ySolfa)

“[...] fuimos generalmente, hastahace muy poco, la planta exóticade los Diccionarios [...]”.

1953Los Pasos Perdidos. El Nacional (Ca-

racas) 26 mar. 1953:5, 7. il.Fragmentos de los capítulos XIX yXX de esta novela.

En charla con Alejo Carpentier... por Sal-vador Bueno. Carteles (La Habana)34(17):36; 26 abr. 1953.

Antes de la primera edición de laobra.

Renuevo de la novela. El Nacional(Caracas) 14 oct. 1953.

Evolución de la novela en el sigloXIX y en los primeros años del XX.

Contrapunto entre selva y ciudad esta-blece la nueva novela de AlejoCarpentier. Ent. por [CarlosDorante]. El Nacional (Caracas) 18dic. 1953:14. il.

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En febrero del 2008 se cumplieron250 años del nacimiento de Agustín

de Betancourt. Fue inventor e ingenie-ro, arquitecto y constructor deciudades, así como uno de los funda-dores de la ciencia “Teoría de máquinasy mecanismos”, miembro de la Acade-mia de Bellas Artes en Madrid, de laSociedad Económica de España, la So-ciedad de la Agricultura de Londres, laAcademia de Ciencias en Munich,miembro corresponsal del Instituto Na-cional de Francia y de muchas otrasacademias y sociedades científicas.

Agustín José Pedro del CarmenDomingo de Candelaria de Betancourty Molina nació el 1º de febrero de1758 en la isla de Tenerife, en la ciu-dad de Puerto de la Cruz, en unafamilia de la nobleza.1-2 Recibió unabuena educación y se graduó en Ma-drid en la Real Academia de SanFernando y en los Reales Estudios deSan Isidro. En 1784, el joven y talen-toso ingeniero fue enviado a estudiara Francia, más tarde a Inglaterra ydespués de volver a Madrid fue desig-nado director del Real Gabinete deMáquinas, primer museo de la histo-ria de la técnica en el mundo.3 Ya parafinales de los años noventa del sigloXVIII, Betancourt fue considerado

La primera máquina de vaporen Cuba y Agustín de Betancourt

Olga EgorovaAlexander Moiséyev

Investigadores e historiadores rusos

como uno de los más grandes y cono-cidos ingenieros de España.

Desde España a RusiaAgustín de Betancourt se traslada

permanentemente a Rusia en 1808 de-bido a las circunstancias familiares ya la situación política inestable en Es-paña. Por primera vez había visitadoese país en noviembre de 1807 reco-mendado por I. M. Muraviov-Apostol,conocido diplomático, consejero del Co-legio de Asuntos Exteriores y enviadode Rusia en Madrid (1802-1805). Mástarde, y por órdenes del emperador Ale-jandro I, fue aceptado en el serviciomilitar ruso con el rango de mayor ge-neral.4 Al año de su llegada organizó

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el Cuerpo de Ingenieros de Vías Acuá-ticas y Terrestres en San Petersburgo(ahora la Universidad Estatal de Víasde Comunicación), del cual fue su di-rector durante los quince añossiguientes.

Es imposible enumerar en un peque-ño artículo todo lo que pudo hacerBetancourt en su nueva patria. Un in-geniero de talento y gran organizador,trató, en sus propias palabras, de con-vertir a Rusia en uno de los países másadelantados de su tiempo. Bajo su di-rección fue transformada la fábrica dearmamentos en Tula y la de fundiciónde cañones en Kazan, y además se re-construyó la textilera Alexandrovskaia.El ingeniero español equipó con máqui-nas el llamado “Establecimiento parafabricar papeles del estado” (dinero) enPetersburgo (Goznak), y construyó laprimera draga en el mundo con el mo-tor de vapor para limpiar de algas elpuerto de Kronstadt y hacerlo más pro-fundo. En 1817 en Moscú fueconstruido, según su proyecto, elPicadero Los desfiles, edificio de 166por 44 metros sin una sola columna deapoyo dentro.5 También la construccióndel complejo de edificaciones para laferia de Nizhni Novgorod se considerauno de sus grandes logros en Rusia.

Con el objetivo de glorificar el nombredel destacado ingeniero español-ruso, el25 de julio de 1995 el Ministerio de Víasde Comunicación de Rusia creó la me-dalla conmemorativa “Agustín deBetancourt”, y en el 2003, por la ini-ciativa de las escuelas superiores dePetersburgo, en el registro de peque-ños planetas del sistema solarapareció el planeta Betancourt con elnúmero 11 446.

Igualmente, en Cuba el ingeniero es-pañol jugó un papel importante en eldesarrollo de las ideas innovadoras téc-nicas. Antes de viajar a Rusia, Agustínde Betancourt había tenido planes rea-les para trabajar en la isla lejana delCaribe, pero las guerras le impidieronseguir los pasos de Colón. Sin embargo,de forma indirecta realizó aportes al pro-greso en Cuba al final del siglo XVIII.

La perla de las Antillas en elSiglo de las Luces

Desde la segunda mitad del siglo XVIII

se observan importantes cambios en lavida social, política y económica deCuba derivados del desarrollo de lasfuerzas locales y de la situación inter-nacional favorable.

En 1762 La Habana fue tomada porlos ingleses. Su corto dominio (en totalonce meses) coadyuvó al impetuosoprogreso de la producción de azúcar yal florecimiento del estrato dominanteque estaba relacionado con dicha cre-ciente actividad productiva. Se introdujoel sistema de plantaciones, el comerciocreció considerablemente y fue aboli-do, aunque de forma temporal, elcontrol excesivo de los negociantes deCádiz (España), asimismo la trata de losnegros africanos aumentó con creces.Toda esta situación económica de Cubay la influencia progresiva de los dueñosde las plantaciones de azúcar formaronuna clase poderosa.

La época de Carlos III (1759-1788)marcó para Cuba o la Perla de las An-tillas como la llamaban a menudo, elprincipio del progreso. El rey y sus mi-nistros y consejeros reconocieron lanecesidad de convertir a La Habanaen un punto importante en el Nuevo

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Mundo y prestar más atención al go-bierno y las necesidades de la isla.Fueron abolidos muchos monopolioscomerciales, se redujeron los impues-tos y se tomaron medidas paradesarrollar la agricultura, el comercioy la educación. En 1773 se terminó laconstrucción del Seminario San Car-los que, junto con la Universidad de LaHabana, fundada en 1728, se convirtie-ron en centros educativos importantesdel país. Empezó así, la época de las re-formas.

En 1779 comenzó la revolución enlas colonias ingleses de América delNorte. La independencia lograda por lostrece estados en 1786 contribuyó a laampliación del comercio entre Cuba ylos Estados Unidos, el cual fue legali-zado entre 1793 y 1795. España, comoel rival principal de Gran Bretaña, tuvoque conceder a la isla condiciones es-peciales para las relaciones relativamentelibres con sus vecinos del norte. Eso lle-vó a la ampliación de la producción deazúcar y el enriquecimiento de los due-ños de las plantaciones.

La Revolución Francesa de 1789constituyó otro gran acontecimiento in-ternacional que influyó mucho en lasituación política del Nuevo Mundo. Seprodujo la revolución en Haití, isla ve-cina de Cuba; la rebelión de losesclavos en 1791 llevó a la destrucciónde muchos ingenios y plantaciones decafé que provocó la brusca disminuciónde la producción de azúcar y café y elcrecimiento de los precios de estos pro-ductos en el mercado mundial.

El gobernador Luis de las Casas(desde 1790 hasta 1796) contribuyógrandemente al florecimiento de Cuba.En este período surgieron varias insti-

tuciones que hicieron aportes importan-tes en el desarrollo y la instrucción enel país. Fue fundada la Sociedad Eco-nómica de Amigos del País (1793) y elConsejo Real de Agricultura, Industriay Comercio. De las Casas recibió conbeneplácito a los refugiados de Haití, lesdio tierras en el oriente de la isla y ade-más les otorgó créditos. Los nuevoscolonos tenían una gran experiencia enla producción de café y azúcar, en lacreación de las fábricas y hasta en la di-vulgación de la cultura. Así, en Cubaaparecieron más plantaciones de caféy fábricas de azúcar que empezaron allamarse “ingenios”.6 En muy brevetiempo, Cuba superó a Haití, producto-ra y exportadora más importante de laépoca.

Los fabricantes cubanos, al seguir elejemplo de los colonos franceses, tam-bién empezaron a construir ingeniosmás productivos y a ampliar los yaexistentes y en “[…] 14 años, del 1792al 1806, solamente en el episcopado deLa Habana su cantidad creció de 237a 414”. Por ello, las extensas plantacio-nes de caña exigieron más importaciónde los esclavos negros de África.

Los ingenios en CubaLos cambios económicos influyeron

considerablemente en la formación delas ideas de las clases dominantes y delos intelectuales españoles y criollos. Eldesarrollo de la cultura llevó a la for-mación de la conciencia nacionalcubana en la isla. Francisco Arango yParreño, José Agustín Caballero, TomásRomay, Manuel de Zequeira, FélixVarela, José María Heredia, José An-tonio Saco y otros fueron dignosrepresentantes de los nuevos tiempos.

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Carlos III muere en 1788 y el tro-no pasa a su hijo Carlos IV, débil y sinel poder real. España fue regida porsu progenitora María Luisa y sus favo-ritos; el principal de ellos fue ManuelGodoy, oficial de la guardia que a laedad de veinticinco años fue nombra-do primer ministro. Bajo su tutela, elpoder en Cuba pasó a las manos de lapoderosa burguesía cubana relaciona-da con la producción de azúcar(sacarocracia). Uno de sus represen-tantes más brillantes fue Francisco deArango y Parreño, dueño de vastas tie-rras e intelectual.

Nació en La Habana el 22 de mayode 1765 en una familia de abolengo ycon grandes recursos económicos.Arango encabezó la sacarocraciahabanera y se convirtió en uno de losluchadores prominentes por las refor-mas en Cuba. Se hizo abogado a losveinticuatro años. Aún sin llegar a lamayoría de edad (veinticinco años enaquella época) fue designado represen-tante de la Junta del Gobierno de LaHabana en Madrid, y desde este mo-mento participó en la vida social de supaís hasta el último día de su vida (21de marzo de 1837).

A finales del Siglo de las Luces, enCuba aparecieron nuevas ideas y sur-gieron premisas para las reformas. Losescritos de Locke y Montesquieu, delos enciclopedistas franceses y pensa-dores, científicos, escritores y artistastuvieron una gran influencia. Arangofue uno de los fundadores de la Socie-dad Económica de Amigos del País, delConsulado Real en La Habana (1793)y encabezó el Consejo Real de Agricul-tura, Industria y Comercio. Fue un granpolítico y economista que convenció al

gobierno de la metrópoli de la necesi-dad de ayudar al desarrollo económicode Cuba. Con su mediación, entre 1790y 1819, en Cuba fueron creadas variasinstituciones sociales, jurídicas y políti-cas con una amplia autonomía.

Encuentro secreto en Londresentre cubanos y españoles

Francisco de Arango y Parreñoincentivó el rápido progreso de la indus-tria azucarera en Cuba. Sus actividadesreflejaron la lucha de los dueños de lasplantaciones por obtener ventajas en eldesarrollo de la economía, ya que paraaquel momento existían varias contra-dicciones entre la colonia y la metrópoli,sobre todo, en la esfera del comercio.Los intereses de los criollos dueños detierra (Arango mismo pertenecía a estaclase) chocaron con los de los comer-ciantes españoles, y el movimiento delas reformas fue una manifestación delos intereses políticos de los propieta-rios de esclavos en la isla.

Cuba era una lejana provincia espa-ñola y gozaba de la protección deltrono. Su rápido enriquecimiento haríade ella la perla más preciosa de la co-rona.

En 1791 la trata de esclavos fue le-galizada, y ello conllevó al aumento dela cantidad de negros africanos, lo cualcreó, paradójicamente, serios problemaspara los dueños de las plantaciones. Se-gún los censos realizados por órdenesde los gobernadores a finales del sigloXVIII y principios del XIX, los negros ymulatos constituían una gran parte dela población de la isla, y por tanto exis-tía el peligro real de que en Cuba serepitieran los sucesos de Haití comorespuesta al sistema cruel e inhumano

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de explotación y discriminación racial.No es casual que los potentados crio-llos buscaran las posibilidades de utilizaren la industria azucarera todos los in-ventos técnicos posibles, incluyendo lasmáquinas de vapor.

Las actividades de Arango y Parreñorespondían a los intereses vitales deCuba. En sus obras, de suma importan-cia para entender la situación social ypolítica de la isla, reflejó el desarrollopolítico y económico del país. En el2005 fue publicado en La Habana el li-bro Francisco de Arango y Parreño,donde podemos leer los documentosoficiales de aquella época y sus propiostrabajos que atestiguan la existencia dediferentes corrientes ideológicas en lascapas ilustradas de la sociedad.

Podemos suponer que en 1794, du-rante su estancia en Londres, Arangoy Parreño se haya encontrado conAgustín de Betancourt, el destacado in-geniero y científico español. Estaconclusión está basada en datos y do-cumentos existentes acerca de suextenso viaje junto con el conde deCasa Montalvo a Portugal, Inglaterra ysus colonias de Barbados y Jamaicapara conocer nuevos inventos técnicos.

Entre los papeles conservados delconde Ignacio de Casa MontalvoAmbulodi (1748-1795), propietario detierras e ingenios y uno de los funda-dores de la Sociedad Económica deAmigos del País, existe la proposiciónde Arango: este viaje debe llevarse acabo bajo “otros nombres o como con-trabandistas”. De este modo, seconvertía en una misión secreta pare-cida (en lenguaje moderno) al“espionaje industrial”. Sabemos queAgustín de Betancourt no desdeñaba

tales métodos para obtener la informa-ción deseada. Es posible que por estarazón en los documentos oficiales casino se menciona su nombre y la prime-ra máquina de vapor llegó a Cubasecretamente.

Después de finalizar el viaje, en unasesión del Consulado Real el 14 de oc-tubre de 1795, Arango habló de lamáquina de vapor encargada por elconde de Casa Montalvo en Inglaterray presentó un pequeño modelo y variosdiseños de su mecanismo.7 Debemosseñalar que una de las pasiones deBetancourt fue la construcción de losmodelos de máquinas y mecanismos,copias casi exactas, pero a escala muyreducida, pues con la ayuda de dichosmodelos era más cómodo mostrar eltrabajo y las ventajas de los nuevosequipos. La existencia del mostrado porArango indica indirectamente la autoríade Betancourt en la creación de la má-quina referida, porque tenía una granexperiencia en este oficio.

En el fondo de don Pérez Beato8 dela Biblioteca Nacional de Cuba en LaHabana bajo el número 968 se conser-va el original de la carta de Arangoacerca de la transportación de la má-quina de vapor a Cuba:

Instrucción que D. FranciscoArango deja al Sr. D. Francisco deEnquino para mantener su corres-pondencia en todo lo que quedapendiente y lo demás que ocurra.No haya que decir cosa alguna labomba de fuego y el modo de hacersu pago pues sobre esto se ha dicholo suficiente en la notita que he fir-mado con el conde de CasaMontalvo y en la obligación queigualmente debo firmar en compañía

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del mismo. D. Agustín deBetancourt que ha sido el directorde estas obras y el que inmediata-mente se ha obligado a recibirlosqueda encargado de recibirlas y re-conocerlas luego que esténconcluidas: y por lo que toca a suremisión aunque lo mejor sería quesin tocar un puerto alguno de laAmérica inglesa fuesen a la Haba-na, como esto será muy difícil debenseguir de regla las siguientes con-sideraciones. La 1-a que no se debeperder tiempo alguno en su remisiónpues interesa la llegada a la Haba-na cuanto antes. 2-a que nocostando cosa alguna el transportehasta Bristol pues es obligación deReynolds exponerlas en aquel puer-to, es allí y no en Londres, dondedebe verificarse el ajuste de su fle-te. Esto solo debería variarse en elcaso de que se presentase sin pér-dida de tiempo la ocasión deembarcarlas a la conducta en algu-na embarcación de guerra siendoentonces ocioso de seguir, se excu-saba también el de la conducta oconsigna a la Habana embarcándolaen los paquebotes. Y se debía darpor bien pagado el nuevo transpor-te de Bristol a cualquier otro puertoque se facilite semejante proporcióncon la oportunidad que se desea,prevengo en su defecto que se re-mita a Jamaica desde Bristol por elprimer convoy que salga para allíasegurando su importe y avisándo-me el nombre del buque el tiempode su salida y la persona a quien vaconsignada en Jamaica para que mesirva de gobierno en los ulteriorespasos.

Es incierto todavía donde deben ha-cerse los cilindros que han deacompañar esta bomba y aunque amí por todas razones me parece lomejor que se hagan en la mismafábrica de Reynolds todo lo dejo ala voluntad del referido D. Agustínde Betancourt a cuya disposiciónya se sabe que han de ponerse lasdoscientas libras esterlinas que pormi parte he depositado en poderdel Sr. Enquino luego de [que] lle-gue de España la responsabilidadconvenida.Si el Sr. Conde de S. Juan deJaruco residente en Madrid tuvie-se alguna variación que hacer sobreesos particulares a algunas instruc-ciones que comunicar para la mejordirección de la bomba o trapiche suvoluntad debe ser seguida en todo.Luego que llegue de la Habana eldinero que hemos de remitir para elcumplimiento de nuestras obligacio-nes saldará el Sr. Betancourt laque tenga contraída por mí conReynolds y con el recibo de estequedará cancelada la que yo heotorgado a favor del Sr. Enquino,de lo que se me enviará copia porduplicado. La una en derechura ala Habana y la otra por medio delcitado conde de Jaruco para que lacomunique al que debe abonarnosen España.

Esta misiva es un documento únicodonde vemos que entre Francisco deArango y Agustín Betancourt fue sus-crito un acuerdo acerca de lafabricación de la nueva máquina devapor destinada a la molida de la cañade azúcar, es decir, para los ingenios.Este contrato respondía, en primer lu-

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gar, a los planes de Betancourt mismo,que deseaba construir máquinas de va-por para diferentes usos. En la Cuba deaquella época aún no se conocían lasmáquinas de vapor de Watt y las queutilizaban la fuerza de los animales o delos negros esclavos no eran rentablesdebido a su baja productividad.

En otra sesión de la Junta de Go-bierno de La Habana, el 21 de octubrede 1795, Arango comunicó que con elúltimo correo de España había recibi-do noticias de la máquina de vapor,cuyo modelo y diseño había presenta-do en la última sesión, la cual ya estabaterminada e iban a enviar a Cádiz.

Al parecer, tanto la carta como enel informe se refieren al mismo arte-facto construido por Betancourt yllevada a Cádiz para su transportacióna La Habana, pues es difícil suponerque dos ingenieros proyectaran al mis-mo tiempo dos máquinas diferentes devapor y que ambas fueran destinadasa moler caña en Cuba.

La carta del mismo Betancourt, con-servada en el archivo de Abraham-LouisBréguet (1747-1823), sirve de prueba. Laamistad entre ambos y sus familias fueestrecha durante toda la vida. Su confian-za mutua fue inquebrantable y Bréguet amenudo confiaba al ingeniero español al-gunos asuntos comerciales y le pedíacumplir varios encargos, por ejemplo, consu representante en Rusia cuandoBetancourt se radicó en Petersburgo (loque se menciona en sus cartas).

El genial relojero fue amigosuyo

Bréguet nació en Neuchatel (Suiza).Es considerado el más famoso relojerodel mundo y no sólo por sus muchas e

importantísimas innovaciones mecáni-cas, sino por la belleza funcional de susrelojes. Tanto las familias reales (inclu-yendo a las distintas ramas borbónicas,la dinastía británica, Napoleón y susparientes, etcétera) como los aristócra-tas y financieros llevaban en el bolsilloun reloj Bréguet, convertido en símbo-lo de clase. Eran obras individualizadasy se decía que nunca hizo dos iguales(menos la serie popular –relativamen-te– llamada “suscripción”). Su nombre,famoso en el mundo entero, aparece enobras de Dumas, Balzac, Pushkin yKuprín. Phileas Fogg, en La vuelta almundo en ochenta días, de JulioVerne, viaja, como era de esperar, conuno con el que establece su cómputode tiempo. También fue científico e in-ventor en otras esferas, por ejemplo, enel telégrafo, donde colaboró conAgustín Betancourt.9

Entre los documentos de archivo im-portantes existe la carta en francés queBetancourt escribió en Londres, el 10de diciembre de 1794, a su amigoBréguet mencionando el encargo reci-bido. Dice allí:

Este verano estuvieron aquí dosamigos de la América española yles propuse el proyecto de colocaren sus posesiones las bombas defuego para evitar la utilización delos bueyes y negros que necesitanpara exprimir la caña de azúcar; leshice los cálculos y me hicieron elencargo de fabricar dos de estasmáquinas por mí diseñadas y queya están haciéndose. En este tra-bajo pude informarme de todos losdefectos de las máquinas que seusan en las islas inglesas, francesasy españolas y traté de evitarlos.

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Acabo de inventar una máquinacompuesta por varios cilindros y que1. Usa tres negros menos que lamáquina más perfecta que existe; 2.Cuesta menos; 3. No precisa de unmanejo especial; 4. Su uso no esarriesgado y así evita las desgraciasfrecuentes que traen otras máqui-nas; 5. Con la misma fuerza se haceel doble del trabajo. Dos de estasmáquinas serán terminadas en bre-ve y espero que se vea suefectividad en las islas y los dueñosdejarán las que tienen ahora.10

De este modo, el encargo fue he-cho por dos viajeros de la Américahispana que bien pudieron ser cuba-nos. Como es evidente, las nuevasmáquinas se destinaban a moler lacaña de azúcar y se planeaba em-plearlas en sus tierras. Francisco deArango y Parreño y el conde de CasaMontalvo eran propietarios de vastastierras y estaban interesados en utili-zar la tecnología moderna y las nuevasmáquinas en sus ingenios. Los planesde Betancourt para el uso de la má-quina construida por él indican que setrataba de Cuba, donde la producciónde azúcar era el renglón principal desu economía, y el país fue convertidoen “azucarera mundial”, mientras, lasacarocracia, que ostentaba el poder,estaba interesada en aumentar la pro-ductividad de esta industria.

La máquina cruzó el océanosin su constructor

Tenemos todas las razones para su-poner que la idea de Betancourt deviajar a Cuba surgió en relación con elencargo de fabricar las máquinas devapor. Para él en la isla había un cam-

po propicio donde dar riendas sueltasa sus habilidades. No es casual que enLondres estableciera el contacto conel representante del Real Consulado yComercio de Cuba. Indicó también elobjetivo de su viaje a la isla: la cons-trucción de caminos y canales, asícomo la fabricación de las máquinasnuevas. El gobierno debía solicitar elpermiso al rey, válido por seis años, yfinalizada la misión del ingeniero, estedebería entregar a la isla caribeñacierta cantidad de sus máquinas. Porsu trabajo recibiría al año cuatro milpesos.

En el Archivo Nacional de Españaencontramos una petición al rey: enabril de 1796 las autoridades cubanassolicitaron que Betancourt viajase a laisla para dirigir varios proyectos yconstruir máquinas “para los ingeniosde azúcar”. Carlos IV, al responder,nombra a varios especialistas, inclu-yendo además a dos colegas suyos:José María Lanz y Bartolomé Sureda.La primera disposición acerca del via-je fue recibida en Londres en agostode 1796 y Betancourt empezó a ad-quirir los instrumentos y equiposnecesarios para la futura expedición.En el Museo Naval de Madrid se con-serva el documento,11 en el cual seenumeran las personas autorizadas paraviajar a Cuba en la expedición de Joa-quín de Santa Cruz y Cárdenas, condede Mopox y de Jaruco. Algunas cir-cunstancias imprevistas impidieron elviaje y Agustín de Betancourt no pudovisitar la isla antillana.

En el libro El ingenio de ManuelMoreno Fraginals,12 célebre investiga-dor de la historia de la industriaazucarera, leemos:

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Finalmente, en 1796, llega a Cubala fuerza motriz de la gran industria:el vapor. Es una máquina compra-da en Londres con dinero del condede Jaruco. Su instalación fue un su-ceso único rodeado de un clima detensa expectación. Y se le vio fun-cionar el día 11 de enero de 1797en el ingenio Seybabo: molió duran-te varias semanas. El experimentono tuvo éxito, pero los sacarócratasno se desanimaron. Comprendenque el problema esencial no está enla bomba en sí; sino en el tipo detrapiche que mueve y el absurdo sis-tema de transmisión instalado. Esun problema complejo a resolver yen 1798 escriben: “nada persuadeque se ha de despreciar esta máqui-na, en corrigiéndola y disponiéndolacon más acierto”.

Pueden leerse estas palabras tambiénen el documento número 92/3933 delReal Consulado conservado en el Ar-chivo Nacional de Cuba.

Es significativo el hecho de que laprimera máquina de vapor fuera ins-talada cerca de La Habana en elingenio Seybabo,12 perteneciente alconde de Mopox y Jaruco, quien de-bía dirigir la expedición científica deBetancourt y sus colegas españoles.El conde de Mopox era yerno del con-de Ignacio Montalvo, aquel queacompañó a Francisco de Arango ensu viaje a Inglaterra. Estas coinciden-cias nos hacen pensar que Betancourtfue el creador de la primera máquinade vapor utilizada en Cuba para mo-ler caña.

Dicha máquina se rompió porque nose disponía de un mecánico o ingenie-ro competente, además, el conde de

Mopox y de Jaruco empezó su expedi-ción por la isla de Cuba, que duró seisaños (1796-1802), y difícilmente podíaocuparse de los problemas relacionadoscon el trabajo del nuevo equipo. Duran-te esa época, Agustín Betancourt sededicó a la construcción del telégrafo ya la organización de la Escuela Oficialdel Cuerpo de Ingenieros de Caminos enMadrid (1798). En realidad, la ampliautilización de las máquinas de vapor enla producción de azúcar empezó muchomás tarde, en 1817.

En el libro de María Teresa Cornide,De La Havana de siglos y familias,editado por la Corporación FinancieraHabana y Caja Madrid en el 2001, po-demos leer un fragmento de la carta alministro Gardoqui: “[…] se colocó enel ingenio del conde de Jaruco [hoy deSantovenia] donde existen todavía algu-na piezas; marchaba con bastanteregularidad, aunque se detenía con fre-cuencia y hubo que abandonarse porfalta de un maquinista inteligente y estadesgraciada circunstancia nos privó demuchos de los beneficios del descubri-miento más admirable de nuestraépoca”.14

Sin duda, el encuentro de Agustín deBetancourt con Francisco de Arango yParreño contribuyó a la utilización de lasmáquinas de vapor en los ingenios, yello lo atestiguan las palabras del minis-tro Gardoqui: “Seremos también losprimeros que hayamos hecho pasar elAtlántico al más poderoso agente queconoció la industria para que los que notengan agua con facilidad, usen de labomba de fuego para mover sus trapi-ches y abandonen para siempre elcostoso, incierto y débil recurso de losmulos y bueyes”.15

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Conclusiones1. La investigación llevada a cabo,

así como la comparación de los docu-mentos de archivo y varios hechosmás, demuestran convincentementeque el autor de la primera máquina devapor utilizada en la industria azuca-rera en Cuba en 1796, fue el ingenieroespañol Agustín de Betancourt.

2. Las ideas de dicho inventor ejer-cieron una gran influencia en eldesarrollo técnico en Cuba, e indirec-tamente, en el uso de las máquinas devapor en la industria azucarera de laisla desde el siglo XVIII hasta el XX.

Notas1 Payen, J. “Betancourt y Molina, Agustín de”.En: Dictionary of Scientific Biography. New York:Charles Scribners and Sons, 1970.2 García-Diego, J. A. En busca de Betancourt yLanz. Madrid: Editorial Castalia, 1985.3 Rumeu de Armas, Antonio. El Real Gabinete deMáquinas del Buen Retiro, una empresa técnica

de Agustín de Betancourt. Madrid: EditorialCastalia, 1990.4 Archivo Estatal Histórico Militar, Moscú,Fondo 489, file 7 062.5 Egorova, O. V. El Picadero de Moscú. Su pasadoy presente. Moscú: Editorial Globus, 2006.6 Moreno Fraginals, Manuel. El ingenio. LaHabana, 1978. t. 1, pp. 11, 34-35.7 Arango y Parreño, Francisco de. Obras. LaHabana: Editorial de Ciencias Sociales, 2005. t. 1.8 Biblioteca Nacional José Martí. Fondo PérezBeato. Documento Nº 968.9 Rumeu de Armas, Antonio. Ciencia y tecnologíaen la España ilustrada. La escuela de caminos ycanales. Madrid: Ediciones Turner, 1980. p. 193.10 García-Diego, J. A. Op. cit. (2).11 Museo Naval, España, Madrid. DocumentoNº 2240.12 Moreno Fraginals, M. Op. cit. (6).13 Ibídem.14 Cornide, María Teresa. De La Habana, desiglos y de familias. La Habana: Editorial deCiencias Sociales, 2003.15 Arango y Parreño, F. de. Op. cit. (7).

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A fines del gobierno de Carlos PríoSocarrás tomaron auge las luchas

estudiantiles en Santiago de Cuba. Estose debió a una disposición de AurelianoSánchez Arango, entonces ministro deEducación, quien decidió rebajar el ni-vel de los títulos de la Escuela de ArtesPlásticas José Joaquín Tejada, que has-ta entonces había sido equivalente a losotorgados por la Academia de ArtesPlásticas San Alejandro, en la capitaldel país.

A pesar del apoyo que la huelga en-contró en los demás centros locales deenseñanza, se perdió el justo reclamo.Algunos estudiantes fueron sancionadosy hubo cambios en la dirección de la es-cuela. En ese momento surgió la idea decrear una galería de artes plásticas don-de se expusieran las obras de profesoresy alumnos, para demostrar así la tradi-ción artística de Santiago de Cuba. Seacordó que cada profesor hiciera un

aporte monetario mensual que permitie-ra alquilar un inmueble con estos fines.

El 10 de marzo de 1952 ocurrió elgolpe de Estado de Fulgencio Batista.Esto transformó completamente el am-biente del país e incentivó aún más elproyecto anterior al dotarlo de un nue-vo contenido: que la sala de exposiciónsirviera como fachada a los revolucio-narios santiagueros para sus luchascontra la tiranía. Con tal fin, se arren-dó un local en la calle Heredia Nº 304,entre Carnicería y Calvario, el cual ha-bía sido la casa de los pintores Félix yJosé Joaquín Tejada. Allí radicó la ga-lería hasta que necesitamos másespacio y a principios de 1955 nos tras-ladamos a Santa Lucía Nº 304, entreSan Félix y San Pedro, el mismo lugardonde hoy funciona el ConservatorioEsteban Salas.

Galería –como siempre se le conoció,omitiendo el artículo– fue inaugurada

José Antonio Portuondoy la Galería de Artes Plásticasde Santiago de Cuba

Miguel Ángel BotalínInvestigador y pintor

Tengo que escribir formalmente a la Galería. Ellos me piden condiciones. ¿Tú creesque yo puedo poner condiciones? ¿No te parece enorme el solo hecho de volver a

estar con ustedes y poder contribuir a eso tan inmenso que están realizando, aunquesólo sea con mi humilde música?

LEO BROUWER

(Fragmento de una carta a Nora Riquenes, 1956)

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el 18 de abril de 1953 con una exposi-ción de grabados universales. Laspalabras de presentación fueron deldoctor Francisco Prat Puig, intelectualespañol exiliado que ejercía como pro-fesor de la Universidad de Oriente. Lanueva institución cultural sería presidi-da por el destacado pintor santiagueroAntonio Ferrer Cabello, quien había te-nido la idea de su creación. En esemismo año regresan a la ciudad JoséAntonio Portuondo y su esposa Bertha,que de inmediato se vinculan con Ga-lería. Desde junio, ambos residen en unapartamento del Paseo de Martí esqui-na a la Avenida de Garzón, a unos 300metros de la posta tres del CuartelMoncada. Allí los sorprendió el ataqueencabezado por Fidel Castro al ama-necer del 26 de julio, y a partir de esemomento se recrudeció la represióncontra todo el que alentara ideas deizquierda.

Desde su regreso, José Antonio seconvirtió en un guía político para los jó-venes agrupados en torno de Galería,la Universidad de Oriente y a variascasas, como las del profesor JulioLópez Rendueles –matemático españolexiliado–, Zenén Videaud, LeylaVázquez, Rafael y Manuel RiveroPupo, Leonardo Griñán Peralta, las fa-milias Espín-Guillois, Botalín-Pampín yotras. A sus conferencias –que lamen-tablemente no fueron grabadas– asistíatodo el conglomerado que conformabaGalería. Sus palabras inaugurales deexposiciones o salones conmemorativosfueron siempre clases magistrales, ver-daderos seminarios dedicados a unpúblico joven que se preparaba para fu-turas batallas. Se conservan fotos deJosé Antonio en donde aparece inaugu-

rando la Antibienal organizada por elgrupo de artistas plásticos Los Once.Asimismo, fueron encomiables sus pa-labras de presentación del espectáculode danza moderna del coreógrafo Ma-nuel Ángel Márquez.

Portuondo siempre mantuvo una ac-titud ampliamente receptiva hacia todaslas corrientes artísticas y literarias, le-jos de cualquier tipo de dogmatismo.Años después aclararía que el llamado“realismo socialista” fue para él “uno delos temas de discusión”, pero que jamáshizo una defensa a ultranza de él, puesno lo consideró “el estilo o modo oficialmarxista por excelencia”. Y precisó: “Yoexplicaba por qué un pintor podía expre-sarse mucho mejor en una formaabstracta sin de ninguna manera ser unburgués o un contrarrevolucionario, nimucho menos [...]”.1

Como centro conspirador, Galería si-guió la línea unitaria trazada por FrankPaís García. Sus miembros y directivoseran blancos y negros, ricos y pobres,intelectuales y obreros, integrantes delMovimiento 26 de Julio, del Partido So-cialista Popular (PSP) y de la JuventudSocialista.

La institución se sostenía con la cuo-ta mensual de un peso que abonaba cadaasociado, y con los aportes de algunossocios protectores. Poco a poco se fue-ron incorporando otras manifestacionesartísticas a la vida cotidiana de la ciu-dad. Su logro más significativo radicó enalentar las tendencias creadoras másmodernas, hasta entonces poco cono-cidas en esta parte del país. Galeríainstaló en el Oriente cubano lo novedo-so en el arte de aquellos años, concreadores de esta región. Portuondofue un animador constante y un conse-

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cuente esclarecedor de las diversas co-rrientes existentes.

Junto a la acusación de “cueva de loscomunistas” –publicada en el Diariode Cuba y pagada por los enemigos–,también aparecieron otras en las vitri-nas de avisos de la Universidad deOriente, justo cuando quisimos fundarla Escuela Obrera de la Universidad.Portuondo fue atacado por losanticomunistas que rectoraban ocodirigían el alto centro docente. Cuba-nos y extranjeros se ocuparon de lanzaracusaciones durante aquellos años tandifíciles. Prueba de ello es la polémi-ca que durante los meses de julio yagosto de 1955 tuvo cabida en las pá-ginas de la revista Bohemia. En ella,dos reaccionarios –el español FélixMontiel y el cubano Otto Meruelo–arremetieron contra varios profesoresde la Universidad, y Portuondo fue unode los blancos principales. Incluso huboun intento de rescindirle su contrato uni-versitario, pero fue frustrado. En 1958,ante el empeoramiento de la situacióndel país, el Partido Socialista Popular leorientó que marchara a Venezuela.

La participación de José Antonio enel trabajo cultural de Galería fue deter-minante, pues inició allí la labor teatral,con Francisco Morín al frente. Ademásse creó un elenco de jóvenes que enpoco tiempo pudo ofrecer al públicoobras del teatro universal. La sala-tea-tro Arena fue un lugar importante en lacultura de la ciudad. Recuerdo uno delos registros realizados en ella por losesbirros de Rolando Masferrer: A me-dia mañana irrumpieron en la sala, peroel elenco continuó ensayando, como sino ocurriera nada. Esa serenidad losdesarmó. Fue el más breve de los re-

gistros. En ocasiones similares huboamenazas y atropellos a varios jóvenes.En ausencia de Morín, se encargabaCary Bonet de seguir sus orientaciones.Allí se destacaron artistas como RaúlPomares, Omar Valdés, Iraida Rodríguez,Martha Farré, Zenén Vidaud, SilviaCarbonell y otros. Al finalizar Morín sulabor, dirigieron obras Pomares, Vidaudy Manuel A. Márquez.

Portuondo también trajo a Galería aun joven profesor del Instituto de Se-gunda Enseñanza, Jesús Sabourín,quien inició la publicación de una revis-ta que llevó el mismo nombre que lainstitución: Galería. Portuondo publicóen ella en no menos de cinco ocasio-nes. Al revisar hoy su colección, nossatisface el nivel de calidad de sus dis-tintas secciones. No se dedicó sólo alas artes visuales. Alcanzó un granprestigio por su variado contenido y lavalentía de sus opiniones. El número demarzo de 1958 pone de manifiesto ensu editorial el compromiso de la revis-ta con los anhelos del pueblo cubano.

José Soler Puig fue otro creadorque llegó a Galería de la mano dePortuondo. Ya había enviado infructuo-samente sus cuentos a revistasnacionales, y fue en ella donde comen-zó a publicar.

Portuondo trajo a Santiago de Cubaal destacado crítico cinematográficoJosé Manuel Valdés Rodríguez. En esaocasión se fundó el Cine Universitarioy el Cine Club Panorama, en Galería,dirigido por Ariel Griñán Núñez. El pro-fesor Valdés Rodríguez nos enseñó aver cine. Con él aprendimos a valoraruna obra cinematográfica en su actua-ción, fotografía, música, escenografía,y sin contarnos el argumento del filme,

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como ocurre hoy en algunas de las pre-sentaciones que se hacen en latelevisión. Con toda esa experienciaacumulada, en 1959 se realizó en San-tiago, por gestión de Galería, el PrimerEncuentro Nacional de Cine Clubes.Asistieron representantes de la capitalcomo Julio García Espinosa, WalfridoPiñera, Manuel Fernández Santalices,José Massip Isalgué, Manuel Pérez,Gina Preval, Gloria Argüelles y otros.El encuentro concluyó con una decla-ración final y la lectura de una cartaenviada por Alfredo Guevara, ambaspublicadas en Galería.

La Universidad contaba con una Es-cuela de Música, que graduabamusicólogos. El profesorado conformó,además, una agrupación de conciertos.Asimismo, Edmundo López, PabloHernández Balaguer y Miguel Garcíase vincularon con Galería, la cual tuvoun programa radial coordinado por lapintora Nora Riquenes. Formaban elclaustro en la Universidad Fabio Lan-da, Melvin Cumming, Juan José Sicrey Aurelio de la Vega. Algunos de ellosdictaron conferencias y coordinaronaudiciones musicales. La labor coral deMiguel García se inició en Galería, conel Coro Madrigalista.

También la danza moderna encontróespacio en nuestros salones con el bai-larín y coreógrafo Manuel ÁngelMárquez, quien desplegó un amplio tra-bajo y conformó un elenco que llevó aescena obras como Orúmbila y la ikúy otras de gran impacto, por relacionarpor primera vez la danza moderna contemas de las religiones africanas, algono visto antes en Santiago de Cuba.Subrayo la alta calidad de Márquez ysu exigencia como coreógrafo y

formador de bailarines. En cuanto a ladanza folklórica, también tuvo su sedeen Galería la activa promotora y pro-fesora Amalia Cué Sarabia, que en losaños cincuenta mantuvo viva a la tum-ba francesa. Con la ayuda de JuanEsparraguera, llevó a los escenarios lomás auténtico de nuestras danzas, ade-más de las universales. Después deltriunfo de la Revolución fue lacoreógrafa del paseo La Placita, en loscarnavales santiagueros. Amalia Cuéfue una combatiente inclaudicable, viu-da de una víctima de la tiraníabatistiana.

Todos los creadores y aficionadosque colmaban los salones de Galeríaencontraron en José Antonio Portuondoal maestro y al esteta que de formamagistral nos guiaba. La Comisión Na-cional de Intelectuales del PartidoSocialista Popular, estaba integrada porJuan Marinello, Carlos Rafael Rodríguezy Mirta Aguirre. Esta última nos visitóen plena tiranía para impartir conferen-cias. Designaron a Portuondo para laatención a Galería, aunque tambiénexistía en la provincia una Comisión deIntelectuales del PSP.

En una entrevista publicada en1989 en la revista mexicana Plural,Portuondo dejó claro lo que significópara él su vínculo con Galería:

A mi regreso a Santiago de Cuba,reanudé mis actividades en la Uni-versidad de Oriente. A pesar de laconspiración revolucionaria que sedesarrolló en la universidad, se rea-lizaba al mismo tiempo un trabajomuy intenso en el campo de la en-señanza y una labor intelectualprofunda. Allí desarrollamos un gru-po, llamado “Galería” porque fue

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iniciado por los jóvenes plásticos deSantiago. “Galería” constituyó unaagrupación en Santiago similar a loque fue en La Habana “NuestroTiempo”. Todo esto sucedía a pe-sar del silencio impuesto porBatista. Luego salió la revista queamplió el ámbito de “Galería”. Ha-bía en ese grupo no sólo plásticos,sino también músicos y escritores,poetas y dramaturgos.2

Terminamos este breve recuento conel testimonio del compañero LadislaoGonzález-Carbajal, veterano luchadorcomunista, quien dirigió la organizacióndel Partido Socialista Popular en la an-tigua provincia de Oriente a partir de1954. Muchos años después, en 1982,rememoró la creación por el PSP deuna comisión especial de ayuda al mo-vimiento guerrillero que desde fines de1956 se desarrollara en la Sierra Maes-tra y expresó:

Esta tuvo su asiento, quizás pode-mos decir que hasta su sede, en laGalería de Artes Plásticas, la cualse encontraba en Santa Lucía 304,entre San Pedro y San Félix. Jus-tamente en frente de lo que fue elCuartel General del levantamientodel 30 de Noviembre, y casi en lí-nea recta a la acera opuesta alhogar del padre de Renato Guitart.Allí, bajo el rectorado de FerrerCabello, se reunía un grupo de jó-

venes aficionados a la plástica, al-gunos de los cuales empezaban adescollar en esa rama artística. Re-cuerdo a Arrate, Botalín, a NoraRiquenes, a Nuria Ginestá y otros.La Galería no sólo abrigaba en suseno a los grabadores y pintores,sino que era un centro cultural delmayor interés para ensayistas, poe-tas, comentaristas, así como parajóvenes de diversas inquietudes, loscuales se daban cita en ella al pasoo permanentemente.Es obligado mencionar entre ellos aSabourín, así como en los inicios aRafael Rivero y a Nilsa Espín. Ycomo inspirador de tan interesan-te conglomerado de jóvenes–desde la cátedra universitaria ydesde su no menos acogedor habi-táculo, su hogar de Garzón y Martí,en los altos de la FerreteríaMercadé, esto es, casi en la esqui-na del Moncada– a José AntonioPortuondo.3

Notas1 Bejel, Emilio. Itinerario intelectual de JoséAntonio Portuondo. Plural (México, DF)(211):60; abr. 1989.2 Ibídem, p. 58.3 González-Carbajal, Ladislao. Recuerdos deOriente. Del Caribe (Santiago de Cuba) 1(2):13;oct.-dic. 1983.

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La sui génerisCarilda OliverLabra

Leonel MazaLourdes Castellón

Investigadores

Conocer a Carilda Oliver Labra, unapoetisa cautivadora, fue para no-

sotros un acto personal, íntimo, que nospermitió descubrir en sus versos y tes-timonios sus más apasionados encantosde amor, de locura, y fidelidad a todolo que ama.

En aquellas primeras visitas fuimosadentrándonos en su mundo poético ayu-dados por ella, quien nos facilitó muchosde sus libros, los cuales estudiamos coninterés y devoción para volver siempreal siguiente encuentro con nuevas ycada vez más osadas preguntas, que fa-cilitaban el intercambio de momentosimportantes de la sui géneris Carilda ydesentrañar algunas de sus intimidadesguardadas por muchos años, ya fuerande su labor intelectual o personal.

Este trabajo es parte del proyectode un libro que recogerá algunos pa-sajes de la poetisa, sobre todo en laúltima etapa, es decir a partir de con-traer matrimonio con el poeta RaidelHernández, el 27 de febrero de 1992,él con veinte años y ella con 69, y elcual abarcará no sólo su producción li-teraria sino los más recientessentimientos que han marcado su vidapersonal y como creadora.

Nace una poetisaSu primer trabajo apareció en el pe-

riódico El Mundo, en La Habana. El24 de junio de 1939 le escribe aMabadeli, seudónimo de María Borillosde Linares, persona encargada de lapágina infantil que se publicaba los do-mingos y le envía los poemas“Madrecita del alma” y “Canto a la na-turaleza”, que son aceptados, ycomienza a laborar así como colabora-dora con el anagrama de nombreClaribel Darío. El 2 de julio le envía aMabadeli un dibujo en tinta china dedi-cado a Raúl González de Cascorro,uno de sus colegas de la página, y ad-junto un poema muy romántico bajo eltítulo de “Ensueños en el anochecer“,dedicado a la gentil Elsa Torismo, elcual el 3 de septiembre es publicado,una sorpresa que la conmueve, la ale-gra y se convierte en un motor impulsorpara seguir creando.

El 23 de agosto, en misiva a la di-rectora, da las gracias por la acogidade sus trabajos. Sólo tenía diecisieteaños, pero ya demostraba talento ycarisma en varias facetas del arte. Enesta ocasión envía un cuento dedica-do a Yiyí Soler titulado “La buenaacción de Raúl”. El 13 de septiembrele manda a Mabadeli su segundo cuen-to, “Rosalinda y Marta”, como un regaloa Marta Vignier, y el 17 publican “Ma-drecita del alma”. De este poema noscomentó: “En él he tratado de explicarlos dulces sentimientos que mi buenamadrecita me inspiraba”. Como pode-mos apreciar, septiembre fue un mes defortuna y traza el comienzo de la jovenescritora. Estos “poemitas”, comoCarilda los llama, en su momento mar-caron el destino de su obra, aunque

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alguien pudiera valorarlos como cursissin tener en cuenta la corriente poéti-ca de ese período.

Continúa la escritora incursionandoen nuevas líneas, y el 13 de octubre en-vía un crucigrama para Luis Méndez yun artículo nombrado “Guerra”, dondeCarilda incursiona en nuevos temas.

Ese propio mes recibe la noticia deque le han concedido la “Mención Ho-norífica” por su poema “Ensueños enel anochecer”.

Aparece su primer libro en 1943,Preludio lírico, con poemas escritosentre 1939 y 1942, obra con la cual seencuentra inconforme ahora. Su tira-da fue de 300 ejemplares, pagados porsu padre, el doctor Pedro Oliver, pu-blicados en el establecimientotipográfico Casa y Mercado, impren-ta y librería de Matanzas. Con sóloveinte años de edad dicha publicaciónfue un reto, un premio que le permitiódejar su impronta en el mundo com-plejo de la poesía. Desde entonces suproducción literaria comprende más deveinte libros.

Carilda ha estado envuelta en esemágico mundo del amor y la poesía co-nocido por sus amigos y por otros cuyaimaginación los lleva a crear fábulasalrededor de su vida. Su propia vivien-da es una leyenda, pero a la vez hasido un sitio añorado y obligado parapoetas, periodistas, investigadores yotros personajes, todos con un mismoobjetivo: descifrar lo que atesora su in-terior.

Su biblioteca conserva cientos de li-bros envejecidos por el tiempo, y lasgrandes habitaciones están llenas de re-cuerdos de su niñez, adolescencia yjuventud y, sobre todo, de una gran ex-

periencia acumulada en su andar por lavida no sólo como poetisa, sino comoprofesora o abogada.

En cada pedacito de su morada sepuede percibir el eco de grandes his-torias: sus paredes, sus objetospersonales, muebles y plantas orna-mentales parecen hablar para recordarel pasado, son testigos silenciosos,sublimes, que ofrecen al visitante unabienvenida calurosa para hacerlos cóm-plices en noches y madrugadas que sehacen más largas y amorosas entre re-latos y el perfume que emanan susjazmines y damas de noche; ahí la poe-tisa y su poeta esposo dejan pasar lashoras como las sílabas de sus versos.

Carilda tiene el encanto de atraparcon su poesía, pero si además se logracultivar su amistad se gana el otro ladohermoso del amor: su generosidad.

El tratar de conocer fuera de los li-bros a sus autores a veces nos traesorpresas, algunas tan cotidianas queresultan inimaginables en personasque no tienen una vida pública como

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ellos. Pero cuando se consigue proce-sar el material humano de una mujerque con sólo escuchar su nombre nosda la poesía, Carilda Oliver Labra, po-demos ver una palma hecha mujer, unamariposa que regala su olor, su poesía,sus colores preñados de bondad, su es-cudo, su cubanía, todo lo cual puedeobservarse en la siguiente entrevistaefectuada a finales del año 2007:

¿Carilda, quién despertó en ustedel amor por la poesía?

Habrá sido Dios, no recuerdo a na-die que me haya hablado del género,empecé muy temprano, alrededor de losnueve años.

¿Su madre fue su confidente, sucrítico mayor?

No ciertamente, ella [Caridad Labra-da] lo supo cuando me sorprendióescribiendo algunos versos, pero seguíescondiéndoselos, me parecía algodelictivo, se iban a reír de mí, pensa-rían que era un romanticismo, unasimpleza. Aunque en aquella época seamaba mucho la poesía, yo no teníaun ambiente como tal. [Sin embargo],mi abuelo materno, Alfonso, fue poe-ta, pero no lo conocí, mi abuelaMercedes gustaba de la poesía, mi ma-dre también hacía versos, pero nuncalo dijo hasta que cumplió ochenta años.

¿Cuando su padre conoció la no-ticia, qué dijo de su niña poetisa?

No recuerdo, pero sí sucedió algocuando tenía yo seis años. Mi madre aespaldas de él, me enseñó, por el mé-todo musical de Falcón, algunas piezas.El día del cumpleaños de mi padre, el29 de junio, cuando ellos desayunabanme senté al piano y me puse a tocar lapieza; estaba muy emocionada, nervio-sa, pues sabía que le iba a dar una

conmovedora sorpresa, y él le pregun-tó a mamá: “¿Pero quién toca elpiano?”, y ella le dijo: “Vamos a ver”.Se hizo la asombrada, yo estaba termi-nando la pieza y mis lágrimas caíansobre las teclas.

Desde muy joven los poetas que legustaban eran Gustavo AdolfoBécquer, José Martí, José MaríaHeredia, Gabriela Mistral. En su pri-mer libro, Preludio lírico, escrito en suadolescencia, ¿había influencia deBécquer?

Realmente no sé, Bécquer fue talvez el primer autor que leí. En Prelu-dio lírico hay algunas estrofas que lerecuerdan, aunque desde luego no asu-man las maravillas de él. También megustó mucho Heredia con su poesía pa-triótica, tuvo cierta influencia en mí.

Le gustan los sonetos en la poe-sía que escribe, ¿por qué?

Me nacen con mucha naturalidad, séque hay temas que deben ir en versolibre y por eso he procurado escribir laselegías.

Para la poetisa, ¿qué es el éxito?No sé si he llegado al éxito. He te-

nido relativa fortuna en mi patria, soyquerida, apreciada, lo cual me ayudamuchísimo a vivir, pero no sé si eso esel éxito, es una palabra afilada.

¿Cuál es la poesía que le gusta-ría escribir?

Una poesía que no fuera superficial,que conmoviera, que fuera humana, quetuviera mucho espíritu, que llegase a lagente. Tengo algunas tristes y otras quepudiéramos decir epidérmicas, pero nome parece que he cumplido con el ver-dadero don, y no es una modestiahipócrita, es sencillamente lo que sien-to, lo que pienso.

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¿Cuando escribe, cómo lo hace?Siempre lo hago directamente a la

máquina, me resulta más fácil, pero aho-ra estoy pensando mucho, no estoyhaciendo nada, tengo algunas entrevis-tas por contestar y sigo soñando; la vidaes un sueño.

¿Al comenzar a escribir tiene el tí-tulo de antemano?

No, el título nunca lo tomo en cuen-ta, a veces es lo último que aparece yotras ni aparece. Es muy difícil titularuna obra, parto de una frase, ideapoética, o de un verso que se me ocu-rre caminando por las calles, en elcine, hablando con una persona, esposible que hasta leyendo un libro, oconmoviéndome por una contingenciahumana.

¿Ha escrito por encargo algúnpoema?

Nunca, porque en eso me pareceque hay que ser sincera. Te pongo unejemplo: cuando presenté en laUNEAC [Unión de Escritores y Artis-tas de Cuba] el libro Desaparece elpolvo, llevaba el título de “La ciega ysus espejuelos”. Al editor, MiguelBarnet, poeta y narrador, no le pare-ció bien, y me pidió cambiarlo; le dijeque sugiriera algo, y me sugirió el deun poema incluido en este libro; el otrocaso fue con Rafael Alcides, quienprologó el antes denominado “Discur-so de Eva” y propuso que este debíallamarse Tirry 81, porque era la his-toria de mi vida, y lo complací. Porcierto, fue muy exitoso, aunque antesno lo estimé así. Después sí resultó eltítulo Discurso de Eva para un libroeditado en España.

¿En qué lugar y a qué hora lenace la poesía?

En cualquier lugar, pero que no seafuera de Matanzas, a cualquiera hora,pero preferentemente por la noche.

¿En la ciudad de Matanzas hayalgún lugar relacionado con su obrade poetisa y mujer?

No sé, amo mucho el río San Juan,he paseado por su margen y desde elpuente lo miro; está bastante vincula-do conmigo. Soy muy contemplativa,recuerdo a nuestro José Jacinto Milanésque le escribió a ese río su famoso poe-ma “De codos en el puente”. JoséMaría Heredia en el tiempo que estu-vo en la ciudad, dijo que era un ríolegendario, sereno, sencillo, no es comoel Canímar, majestuoso, es un río po-bre, un pobre río.

¿La juventud es la fuente dondese alimenta su poesía?

No exactamente, posiblemente puedabeber en personas más adultas, madu-ras o que están en camino de la vejez,porque realmente es un drama que yauno va viviendo de cerca, pudiera ser esouna fuente, pero indudablemente la ju-ventud a todos los efectos es poderosa,lo llena a uno de energía, es una fuente,desde luego, pero no la única.

En 1984 publicó un nuevo libro ti-tulado Se me ha perdido un hombre,¿encontró ese hombre?

Ese hombre era mi esposo, hacía unaño que había muerto, Félix Pons Cuestase me había perdido físicamente nadamás, porque espiritualmente no.

¿Por qué en su poesía con fre-cuencia está reflejada su soledad?

Indudablemente estamos solos siem-pre, esto parece un disparate o unacontradicción, hay una zona que nadiepuede penetrar…, puedo estar pintan-do, admirando la obra de un pintor,

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leyendo un buen o mal libro, viendo unapelícula, escuchando a un ser humanocontando sus dichas, esto me sucedeporque tengo el don de escuchar, hesido abogada y esto me ha dado cier-tas virtudes, pero en sentido generalsiempre estoy sola.

¿Llegó a vincular sus vivenciascomo abogado con la poesía que es-cribe?

No, la carrera de abogada me dio laoportunidad de servirles a muchas per-sonas, me especialicé en divorcios ypude hacer mucho bien, rescatar a pa-rejas de la discordia; ejercí el derechodurante treinta y dos años.

¿Le pone música a sus poemas?No, sé que mi poesía es musical, nace

así, tiene cierta eufonía, me parece quees muy difícil, aunque uno mismo lohaga. Las canciones pueden o no lindarcon la poesía. A pesar de que mi versoes generalmente rítmico, es difícil de vol-ver un todo con la música.

Los puntos cardinales tienen in-fluencia en su obra, ¿Al sur de migarganta fue un título a propósito?

Era un título difícil de conseguir, em-pezaba yo como aquel que dice; es elverso final de un poema “por lo quetraigo al sur de mi garganta”. Sin dar-me cuenta, leyendo, me pareció buenoy se lo puse al libro.

Su creación ha sido incluida enantologías de viejos y nuevos poe-tas, ¿con cuál de ellos se identifica?

Una zona de mi poesía puede repre-sentarme, tal vez, con cierta madurezy en una edad más avanzada, la queama la gente es la más joven, me dalo mismo que me pongan en una queen otra, lo importante es que no me ol-viden.

Carilda, si me permite, deseo ana-lizar con usted un poema dedicadoa Raidel que se titula “Tinta de lo-cura”.

Apenas te prendes de mi senono sé si amamanto a un hijo o a un

[amante;no sé si el mundo está dando vueltas,si soy miserable o reina.Cuando cierro sobre ti como unapuerta trágicatú crees que amaneció,yo, en cambio,descubro que estamos tentando los

[infiernos,que eso que gorjea celebrándonoses un ave siniestra,que tanta luz presagia al rayo, sésordo, mudo, ciego.Mátate esos labios en los que estoy

[resucitando,córtate esas manos;no me claves.Sólo puedes perder lo que notienes.

Lo escribí cuando aún no estábamoscasados, ese poema está muy intere-sante desde el punto de vistapsicológico, por favor ¿usted me lo dejaleer para llegar a un análisis?

Apenas te prendes de mi seno,/ nosé si amamanto a un hijo o me des-quicia un amante;

Lo del hijo, lo del amante hay quever lo que experimenta la poetisa, ahíhay una duda, está el hombre que endeterminado momento se siente comohijo, entonces está esa dualidad queexperimenta ella, en este caso es su-ficientemente sincera como paraconfesarlo.

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¿En ese verso está contribuyendoa que él sienta temor de perderla?

No, porque el hijo es lo más grandey el amor superior, ahí no hay ningúnrechazo, hay un estudio; en todo casola insegura soy yo.

No sé si el mundo está dandovueltas,/ si soy miserable o reina.

Ahí también están los complejosque la gente nos crea, hablando vul-garmente: como si fuera unademasiado madura y no pueda pre-tender a un joven. Me siento amadaen este momento y a la vez amo, espor ello que me están prejuzgando,acosando; dicen que no tengo dere-cho a él; que es simplemente unexplotador que ha llegado a mi vidapara ver lo que obtiene. Estoy doble-mente ofendida, me están diciendoque no tengo ningún encanto para se-ducir a un hombre y además quepermito que se burlen de mí.

Cuando cierro sobre ti como unapuerta trágica –fíjese, aquí todo escomo un imposible.

Tú crees que amaneció –es decir,él está inocente, todavía es crédulo, es-peranzado.

Yo, en cambio, descubro que esta-mos tentando los infiernos –como vesoy la que lleva la peor parte, él estáinocente, pero yo sí estoy pensando, yesto él me lo ha echado en cara mu-chas veces; no lo del poema sinocuando hemos tenido disgustos me hadicho que la culpa es mía porque yo síconocía la vida y él estaba inexperto.Aquí lo dije en estos versos. Es verdadque él desconocía los problemas que ibaa tener al enfrentar una sociedad porunirse a una mujer mayor. Toda unatransgresión a un prejuicio.

Que eso que gorjea celebrándonoses un ave siniestra, /que tanta luz pre-sagia el rayo...

La poetisa lo intuye, ahí está el de-sastre, y sin embargo me caso con él,lo quiero. Mi mente me está diciendo“eso va a terminar mal porque es unmuchacho, no te va a entender, nece-sita otra vida, otra mujer”. Él me haacusado, no por herirme, pero sí conespontaneidad de que yo sí sabía, a pe-sar de que lo digo aquí, esto es laconciencia de la poetisa, y si llego a sa-ber que le hago daño, renuncio.

Usted acaba de censurarse con ladisyuntiva de ser mayor que su es-poso Raidel, ¿pero él lo asumió?

Yo también lo asumí, pensé que íba-mos a ser desdichados, pero quenunca habría tanta censura; despuésde todo le estoy mandando a irse. “Sésordo, mudo, ciego...”, le estoy di-ciendo que no vea nada de lo que estápasando, de los peligros que hay. Estepoema tiene una tesis muy interesan-te, femenina compleja; me encantaeste poema.

Mátate esos labios en los que es-toy resucitando, –le estoy diciendo queél es la vida para mí, pero que deje deserlo.

Córtate esas manos; no me claves–quiero decirle que sea mi tormento,que no ejerza el poder del amor.

Sólo puedes perder lo que no tie-nes –todavía el amor no se haconsumado, falta mucho, estamosempezando. Después de varios años sedestruyeron cosas sobre todo ciertos la-zos espirituales que son más dolorosos,el sexo no tiene suma importancia, aun-que la tenía en ese momento, la alianzaespiritual es la más honda.

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La poesía erótica casi siempreestá presente en su obra, ¿en qué seinspira?

En el amor, en determinados pasa-jes de mi vida, en los seres humanos.

¿Qué es para usted en sentido ge-neral el erotismo?

Eso es difícil de decir, ni los filóso-fos lo han definido, el erotismo tieneque ver con el amor, también es elamor más refinado, es alabar conamor, pero no tenemos eso, por lo me-nos los latinos son muy dados apracticarlo en su esencia y olvidarsede esa píldora dorada que es el amor.En el erotismo hay deseo, posiblemen-te puede existir sin amor, es unasaltación de los sentidos, son refina-mientos de determinadas sensibilidades,a veces es un empobrecimiento, un malgusto o una aberración, todo dependedel momento, de la afinidad de las per-sonas entre sí, del grado de hechizoque haya, existe deslumbramiento, estásantificado.

¿Ha pensado en retirarse de loscompromisos sociales y dedicarsemás a la poesía?

Hay actividades a las que nuncadebí asistir, ya que ocupan bastantetiempo; no conducen a nada y son in-útiles. La poesía es un género difícil,hay actos a los que asisto y la genteno entiende lo que digo, aunque hablecon claridad, pero no puedo dejar lavida pública porque existen lugaresdonde me siento bien y nos piden apo-yo. Puede ser muy útil desde el puntode vista social y hasta individual. Des-de luego, no puedo hacer el cúmulo deactividades que se me solicitan porqueentonces no podría escribir ni desarro-llar mi vida familiar.

Los senos, como fuente de alimen-tación y belleza de la mujer, ¿quéimportancia tienen en su obra?

En el poema “Me desordeno, amor,me desordeno” digo: “Te toco con lapunta de mis senos”, sin embargo, nolo escribí intencionalmente, es una cosaque no sé ni cómo nació, quizás vienetraída por la rima. El seno para las mu-jeres tiene una representación que esla más importante, la maternidad, ima-gínese, es el sustento del ser humano,su primera alimentación. Desde el pun-to de vista plástico soy dibujante, creoque es un atributo de mucho encantosi está bien hecho, es muy difícil en-contrar un seno perfecto o casi perfecto.

¿Cómo fue el encuentro conErnest Hemingway, qué sucedió el15 de febrero de 1957?

Fue un encuentro oficial. Lo conocípor su obra, era un escritor famoso queadmiraba; venía en el Ile de France,un barco que hizo escala en Matanzas.Las autoridades quisieron distinguirlocon la entrega de la llave de la ciudady me encomendaron ese empeño en elMuelle Real. El escritor bajó solo, leentregué la llave hecha de acero níquel,en un estuche que no tenía calidad, medio pena entregársela. Yo tenía escri-ta una cuartilla en inglés, no me dicuenta de que él sabía bastante espa-ñol, se la leí y cuando terminé me dijomuy graciosamente en español: “No ne-cesitaba de esa llavecita para abrirmeel corazón”, frase simpática, porque erauna llavona, o sea, una llave grande,vulgar y nada artística.

¿Le llegó a abrir el corazón aHemingway?

No sé, a él cualquiera le abría el co-razón, amaba mucho a Cuba y los

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cubanos; me dijo que conocía mi “Cantoa la bandera...” y unos poemas de Alsur de mi garganta...

¿Concluida la ceremonia la invi-tó a pasear en el yate?

Sí, me invitó. No debía haber acep-tado de acuerdo con los prejuicios dela época. Solamente iban él y tres ocuatro hombres más, no había ningu-na mujer, pero Hemingway era unhombre de apariencia respetable, degran envergadura espiritual, lo admi-raba, no había ningún asomo deconquista. Salimos en el yate, me pre-guntó si había pescado alguna vez, yle dije “¿cómo voy a sacar un pez delagua para provocar su muerte?”. Serió mucho y me beso la mano, ese fueel acercamiento más íntimo que huboentre ambos, se conmovió con mi ter-nura y no pescó. En el yate habíabebida, prepararon high balls, aunqueno bebí, sólo agua mineral. Luego re-gresamos al muelle, alquiló un taxi yme trajo a mi casa. Eso dio lugar a unaserie de comentarios y anécdotas ab-surdas, sólo hubo las galanteríaspropias de un encuentro entre un hom-bre y una mujer, no existió una palabradonjuanesca, simplemente que habíaalabado mis ojos en presencia de losperiodistas.

¿En qué idioma se comunicarondurante el paseo?

Mezclaba los dos idiomas para ha-blar conmigo, en inglés con las demáspersonas.

¿Mantuvo correspondencia conHemingway?

Nunca, me dio su tarjeta y me invitóa su casa en la Finca Vigía, La Haba-na, para que pasara una semana con ély su esposa.

¿Asistió a la invitación?No fui porque era muy tímida. Lo

conocía poco, no había esa costumbreen mi familia, no éramos de la aristo-cracia que invitan personalidades a sucasa. Relaté muy brevemente el asun-to y nada más, no les conté que habíasubido al yate porque podían enojarse.

¿Ha estudiado su obra y su vida?He leído una biografía y algunas

obras, también he visto algunas pelícu-las basadas en su literatura que dejanmucho que desear. He leído dos o tresveces El viejo y el mar, que es unaobra suya muy ponderada.

¿En el paseo le habló de su poe-sía, leyó algún poema?

No hablé nada de mí, la conversa-ción no fue nada íntima, hablamos deliteratura, de Cuba, de su amor al de-porte, de su viaje al África, cosas quele pregunté. No sabía de qué hablar,eso también me pasó con GabrielaMistral, Neruda, García Márquez.Son gente eminente que respetamosy una no tiene tema de conversación,esperamos que inicien el diálogo y lodirijan.

¿De ese encuentro surgió unaamistad?

No, años después nos encontramosaccidentalmente en el Floridita. Él es-taba con dos amigos y yo con unapareja amiga, enseguida me reconocióy me saludó. Era una persona que noolvidaba las caras y me dijo que no ha-bía acudido a la invitación, la ratificó;le di una excusa y me invitó a un tra-go con sus compañeros. Tampocohablamos en particular, había muchaspersonas presentes y yo me retiré pri-mero. Esas fueron las dos veces quelo vi.

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¿Qué recuerdo guarda del poetaespañol Rafael Alberti en la décadadel sesenta?

Un recuerdo muy grato, era un hom-bre encantador, vino con su mujerMaría Teresa León, muy inteligente,escritora. Los trajo Nicolás Guillén, fui-mos a la cooperativa Cuba Libre, queestá cerca de Jovellanos, estuvimosallí cortando caña. Alberti nunca lahabía visto, recuerdo que cortó untrozo y la peló, se la metió en la boca,miró a Guillén y le dijo: “¿Nicolás, estoes así?”. Este le respondió: “Así mis-mo”. Nicolás era maldito, Rafael seatoró, enseguida se la sacó de la bocay nos reímos mucho. En el viaje de re-greso me dibujó en la mano uncachalote con un bolígrafo, era magní-fico dibujante. Lo pasamos muy bien.

¿Cuándo escribió el soneto “Di-cen que te cortaron esas manos”dedicado al Che?

[En 1969]. Lo vi una vez, fue en elhotel Habana Libre, en el elevador, en-tró en el tercer piso, iba con su boina,era muy joven, fue al principio de laRevolución; me quedé mirándole, pre-sentía que era una oportunidad única,él desde luego sabía que aquella mujerlo miraba. Cuando me fui a bajar, lomiré y le sonreí, él se tocó la boina enun saludo, lo sigo viendo así sonriendoy tocándose su boina.

¿Ha hecho un mano a mano encontroversia con otro poeta, ademásde Guillén, le gusta el género?

Sí, también con el Indio Naborí y RaúlLuis. Me gusta, pero no tengo el donde la improvisación, tengo que escribir-la, hacerla delante de un público. Meatrae mucho la décima y he tenido misencuentros con decimistas guajiros.

Recientemente escribió el prólogoa un libro del poeta José ÁngelBuesa, ¿pagaba alguna deuda conese gesto?

No creo que pagara ninguna deudacon este gesto. José Ángel Buesa erabuen amigo, gentil, generoso; siemprese preocupaba por los jóvenes poetas.Cuando estaba en la cúspide de la famaen Cuba, él tuvo una actitud de protec-ción a una poetisa como yo: me presentóal redactor de la revista Poesía, cuyonombre era Augusto Casamayor, elcual había impreso algunos libros deBuesa y se interesó por publicar algomío. Todo esto fue por el soneto “Medesordeno...”, lo leyó y pensó que po-día explotarlo con sentido comercial.

Buesa hizo una antología de mis ver-sos que se llamó Antología de versosde amor, esta no se publicó en el mo-mento que hice contacto con él, peroya estaba impresa al triunfar la Revo-lución. Recibí después una cartaordenada por el Che donde me expli-caba que había un contrato y queríaconversar sobre los derechos de autor,pues ese Ministerio de Industria habíaintervenido la editorial de AugustoCasamayor. Me recibió un funcionario,me explicó sobre el interés del Che,cómo me iba a facilitar el pago, queeran mil pesos, pues tenían interés enpublicar el libro y venderlo en losestanquillos. Nadie estaba publicando,no había empezado la campaña edito-rial, los escritores daban sus derechosde autor para los damnificados del ci-clón Flora. El funcionario me preguntóqué deseaba hacer y le explique que ibaa donar los mil pesos. Se publicaron diezmil ejemplares y se vendieron a cincuen-ta centavos. Esta es la historia.

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Casamayor antes de 1958 le había pu-blicado al Indio Naborí, a Pura delPrado, a mí y a otros autores en su re-vista.

Hice el prólogo, pero no en pago auna deuda, sino por el cariño que le te-nía a Buesa. Además no se habíapublicado nada más de su obra enCuba, amaba tanto a su patria, era unpoeta en toda la extensión de la pala-bra. Desde el punto de vista de suenorme popularidad, me parecía muyjusto devolverle el nombre en Cuba, pormuchos comentarios que hubiera nun-ca se manifestó contra la Revolución,simplemente se quedó afuera y come-tió un error, inclusive intentó volver alaño y recuperar su puesto, y según ten-go entendido habló con gente mala conla que es difícil tratar, no eran dirigen-tes políticos, amistades que leaconsejaron negativamente, me llamódesde Nicaragua, y me dijo que no vol-vía porque estaba aconsejado de esaforma, le sugerí que no hiciera caso,que viniera, pues no iba a perder nada,pero me expresó que hacía un año yseis meses que estaba en el extranjeroy que no iba a recuperar su trabajo. Nose atrevió a volver, pero sé por algu-nos amigos que se pasó la vidasuspirando por su patria.

¿Ser profesora de inglés le facili-tó revisar las traducciones de supoesía a ese idioma?

Sí, aunque haber sido profesora deinglés fue casual. En los años sesentahacían falta profesores y me traslada-ron del aula de artes plásticas a la deinglés, pero la traducción de mi obra lahizo Margarett Randall hace algúntiempo en una antología de poetas cu-banos que editó en Vancouver, Canadá,

y tradujo algunos poemas míos. En1995 se publicó una edición bilingüe dellibro Desaparece el polvo con una tra-ducción en la que intervino EnildoGarcía, un cubano y Daniele Gioseffi,italiana, y se presentó por primera vezen el centro de prensa de Nueva York.También en 1997, mi libro Los huesosalumbrados fue llevado al inglés.

Ejerció el periodismo sobre todo enla radio, ¿la censuraron alguna vez?

Nunca, siempre la radio ha sido con-migo muy generosa. He tenido distintosprogramas, compartí con Manolo Díazdel Castillo, él tenía un programa quese llamó “Instante con Carilda”, dondedecía un poema y terminaba con un co-mentario cultural sobre lo que estabasucediendo esa semana en Matanzas.Además he cooperado con diferentesemisoras de radio en Cuba, aunque enel periódico no lo hice cotidianamente,pero sí he colaborado mucho en laprensa más representativa del país y enrevistas nacionales y extranjeras. Tam-bién con muchos programas detelevisión tanto en Cuba como en Ve-nezuela, España y Bulgaria.

¿Qué le gusta de la radio?En la radio hay que limitarse, no se

puede hablar con entera libertad, ejem-plo: si voy a decir un poema queexprese: “aunque me vuelva monja o mehaga puta”, pues ese verso no lo puedodecir porque hay ciertos prejuicios; porlo demás me sentí bien en ella, aunquela hice muy poco por falta de tiempo.

¿Ha cambiado mucho su vida des-pués de la publicación de Cinco nochescon Carilda, de Vicente GonzálezCastro?

Los libros cuando son medio bio-gráficos como este traen problemas

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de los cuales no es responsable Vicen-te, sino que tal vez en alguna que otraanécdota fui indiscreta al relatar hechosde mi vida. Pensé que la buena fe sal-varía cualquier error que puedacometerse. En el libro hay cosas queno son exactamente así en sus detalles,a veces una simpleza trae un problema;la gente no perdona a quien no deseaperdonar, no quiero decir que no estoysatisfecha con él, no fui suficientementelúcida para relatar de una forma atrac-tiva. Él hizo lo posible para que asífuera, estoy muy agradecida por la ima-gen que da de mí. Nunca quedamoscomplacidos con nosotros mismos.

¿Le gustó el título?Tiene su picardía; fueron cinco no-

ches que él vino a casa y realizó cincoentrevistas, él trabajó mucho; lo ha to-mado con sentido malicioso, piensa quetiene un contenido malicioso, en defini-tiva el título es simpático.

¿Consideraciones de sus premios?El máximo lo recibí en el 1997, el

Premio Nacional de Literatura; since-

ramente me basta y lo agradezco infi-nitamente.

¿Le gustaría recibir premios inter-nacionales como el Cervantes, elNobel?

No pienso en eso porque no creoque mi obra lo merezca, y por otra partesería sumamente difícil, es decir, hayelementos políticos de distintas natura-lezas. Sé lo que representan esospremios y ni remotamente se me ocu-rre tener esa aspiración.

¿Su poesía es su hija?No, mi poesía es mi madre.

De Carilda se han publicado entre-vistas, reportajes, documentales, unabiografía, libros, obras musicalizadas,poemarios, pero nunca nos conforma-remos con la idea de que ya esté tododicho, pues ella será siempre un mito adescifrar, una poetisa sui géneris.

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El ejerciciodel criterio:fundamentoséticos

Jesús Dueñas BecerraCrítico y periodista

“La crítica sin la ética, nula es”.JOSÉ O. SUÁREZ TAJONERA

No es posible, en modo alguno, re-flexionar acerca de los fundamen-

tos éticos en los que se estructura elejercicio del criterio sin antes definir–desde la vertiente conceptual– losvocablos crítica y ética.

Para José Martí, “[…] criticar no esmorder […], no es consagrarseimpíamente a escudriñar con miradasavaras en la obra bella [edificada porel otro o no yo] los lunares y manchasque la afean; es señalar con noble in-tento el lunar negro, y desvanecer conmano piadosa la sombra que [la] oscu-rece […],1 porque, para el Apóstol,“[…] criticar es amar”.2 Por ende,“[…] el crítico debe ver y deducir; […]analizar, presumir, explicar […]”,3 perono atacar con saña a quienes son ob-jeto y sujeto de la crítica y, porconsiguiente, le facilitan el ejercicio deese soberano derecho, que lo obligamoralmente a “[…] ser hombre depeso, capaz de fallar contra sí propio,y obligado a hablarnos, como todo hom-bre digno de tener la pluma [y hacer

buen uso de ella], sin una sola palabramás de las que necesita expresar supensamiento [y su espíritu]”.4

La doctora Ivette Fuentes de la Paz,investigadora titular del Instituto de Li-teratura y Lingüística, estima que lalabor del “[…] crítico nos permite apre-hender [cualquier manifestaciónartística] por el prisma del gusto [esté-tico] que, a partir del conocimiento y elentendimiento de razones, causas y por-qués, nos hace penetrar por arcanosque quizás, sin ese puente generosa-mente tendido, saltaríamos olvidado ensu misterio”.5

La destacada crítica y ensayista ad-vierte que esa

[…] función de “intérprete” de có-digos y signos que se vuelven,gracias a la mediación crítica, encompuertas que se abren a nuestraapreciación, no debe confundirsecon una suplantación del exquisi-to proceso de apropiación delhecho artístico por el espectadorcomo acto individual, pero eviden-temente que, como quien mira elescenario con prismáticos, el críti-co nos dirige con su juicio –sutambién “otra” apreciación indivi-dual– a entretejer esa madeja deelementos que [configuran] la ur-dimbre artística y que, a veces, parael neófito, escapan sin ofrecer sumás íntima y maravillosa esencia. 6

Así las cosas, la doctora IvetteFuentes de la Paz percibe al críticocomo “[…] un catalizador del ‘ritmo demovilidad’ –para decirlo con palabrasdel esteta José Vasconcelos– que ca-racteriza el espíritu y que, al transmitirla emoción sentida, que es esencial-mente movimiento, engarza una cadena

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que [gradual y] progresivamente irá ele-vando la emoción que encuentra […];‘emoción estética’ que para JorgeMañach fuera ‘sutil manera de angus-tia’, es la misteriosa repercusión, comoel eco de una primera voz, que prestael crítico en su aportador juicio”.7

Desde las páginas del diario NuevoPaís,8 publicación periódica que circu-ló en la carpenteriana Ciudad de lasColumnas a principios del pasado siglo,el abogado y periodista MarianoAramburu y Machado9 reseña losprincipios básicos en los que se sus-tenta el ejercicio del criterio, y, entreotros aspectos, destaca que el crítico“[…] necesita, primordialmente, sufi-ciencia técnica y moral profesional”,10

porque la crítica es […] ministerio so-cial de augusta importancia que enseñay educa, y para [desempeñar esa no-ble] función […] se necesita ciencia,[arte] y amor al bien […]”.11

Pero, “[…] ¿cómo ha de practicarseel respeto a ese excelso patrimonio?”,pregunta el también profesor y diplomá-tico cubano, y afirma: “[…] por lo quehace al honor profesional, [reconocer,declarar, pregonar] los méritos reales[…] de cuantos [se] destaquen entre[los demás] o atraigan por sus perfec-ciones intelectuales y morales laatención pública: [hacer] siempre cabaljusticia, aun a nuestro mayor enemigo[…]; mientras que el regateo y la mi-noración alevosos, dictados por [elresentimiento u otras bajas pasionesque crecen ‘silvestres’ en el componen-te instintivo del inconsciente freudiano]dañan al prójimo defraudado y perjudi-can también al público […]”,12 ya queel ejercicio ético de la crítica contribu-ye “[…] a mejorar lo mejorable

[vigorizar] lo beneficioso y [encauzar]el querer social por la vía del […] de-sarrollo en todos los órdenes de lavida”.13

De acuerdo con esa vigente línea depensamiento, el ejercicio del criterio, encualesquiera de sus especialidades yespecializaciones, le exige al crítico cal-zar su trabajo con un ineludiblereferente ético.

La ética, cuya raíz etimológica pro-cede del griego ethica, “[…] es ladisciplina filosófica que tiene por obje-to el estudio de los juicios de valorcuando se aplican a la distinción entreel bien y el mal”,14 y se define comouna ciencia normativa, porque se ocu-pa de las normas morales (nomoralizantes) que regulan la conductahumana.15 La ética es una actitud antela vida; actitud que en tanto mediatizael comportamiento del hombre, está im-plícita en todas y cada una de susdecisiones libres y soberanas.16

Sin la ética, el ejercicio del criteriono alcanzaría su fin educativo-informa-tivo, pues, lejos de formar valores (suverdadera razón de ser), generaría irri-tación en aquellos que sufren las“heridas” psicológicas y espiritualesque les inflige la crítica mordaz ydespiadada; por otra parte, perdería la“magia poética” que rodea a esa “otra”realidad creada por el arte en la mentey en el alma del artista, el crítico y elespectador.17

Veamos algunos ejemplos que he en-contrado en la prensa local y queilustran dicha afirmación: “la bailarina[…] no está preparada técnicamentepara interpretar el personaje tal”; “losactores que integraron el elenco artís-tico de más cual teleserie no sabían ni

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siquiera pararse delante de una cáma-ra de televisión”; “la directora […] yla guionista […] hicieron una chapuce-ría, mientras que las actrices […] secomportaron como escolares de prima-ria”; o el actor […] está fuera depersonaje […] como perdido en el es-cenario”. Y muchos más…, pero novale la pena seguir emborronandocuartillas, porque “[…] hay verdadestan evidentes que tratar de demostrar-las es un insulto a la razón”.18

Ahora yo me pregunto y le pregun-to a usted, estimado lector, ¿puedentales señalamientos críticos (¿?) ayudaral artista a valorar con objetividad sudesempeño en determinado contextocoreográfico o dramatúrgico, y en con-secuencia, ayudarlo a crecer desde lospuntos de vista artístico, humano y es-piritual?

No voy a cuestionar –nada más le-jos de la realidad ni de mi verdaderaintención– el derecho irrestricto de esoscolegas a expresar libremente sus cri-terios acerca de una función de ballet,un espacio televisivo o una obra tea-tral… Ahora bien, me agradaría citaraquí la esclarecedora respuesta dadapor el doctor José O. Suárez Tajonera,19

profesor emérito del Instituto Superiorde Arte (ISA), a una pregunta que leformulé al respecto: “[…] un crítico[…] para que […] su labor [puedacumplir] los objetivos esenciales delejercicio del criterio [debe] estar anima-do en todo –y [ante] todo– por el amor[y la eticidad], que es lo que le permiteser un humano único e irrepetible, asícomo poseer sólida preparación técnico-general (incluida la filosofía),conocimiento ancho y lejano de las ar-tes que critica y tener en su haber

profundos conocimientos sobre lamartiana ciencia del espíritu, para quepueda ayudar no sólo al artista, sinotambién al público”.20

Por último, invito a mis colegas a re-descubrir el legado ético, intelectual yespiritual que nos dejara el doctor Sal-vador Bueno21 a quienes ejercemos lacrítica artístico-literaria. Para el ex pre-sidente de la Academia Cubana de laLengua, la misión de un crítico estransmitirle al receptor un mensaje cla-ro y preciso; ser honesto consigo mismoy con el otro o no yo… cuando lo queescribe es expresión genuina de su for-ma de pensar y sentir el hechoartístico-cultural que valora desde unaóptica objetivo-subjetiva, sin transgredirlos principios ético-humanistas sobre loscuales se estructura el ejercicio del cri-terio.22

Según el ilustre profesor, investiga-dor y periodista, quienes nos dedicamosa la crítica artístico-literaria debemos“[…] ser [personas] muy sensibles ytolerantes […]. No obstante, y esto esquizás un defecto, yo no escribo de loque no me gusta. Cuando algo definiti-vamente no me gusta, lo que hago escallarme la boca”.23 Esa sencilla “con-fesión” –fiel reflejo de la carismáticapersonalidad del doctor Salvador Bue-no– es la mejor clase de ética que uncrítico puede recibir…

Notas1 Martí, José. Citado por Jorge Sergio Batlle en:José Martí: aforismos. La Habana: Centro deEstudios Martianos, 2004. p. 87.2 Ídem.3 Ídem.4 Ibídem, p. 86.

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5 Fuentes de la Paz, Ivette. “A modo depresentación”. En: Dueñas Becerra, Jesús. Ladanza vista por un crítico teatral. Arte danzarioy periodismo cultural. La Habana: EdicionesVivarium, 2006. p. 5.6 Ídem.7 Ídem.8 Instituto de Literatura y Lingüística de laAcademia de Ciencias de Cuba. Diccionario dela literatura cubana. La Habana: Editorial LetrasCubanas, 1984. t. 2, pp. 1033-1035.9 Ibídem, t. 1, pp. 60-61.10 Aramburu y Machado, Mariano. Citado porJesús Dueñas Becerra en: La danza vista por uncrítico teatral… Op. cit. (5). p. 15.11 Ídem.12 Ídem.13 Ídem.14 “Ética”, en Enciclopedia Encarta (versiónelectrónica de 2004). Microsoft Corporation.15 García, Marciano. Ética. Santo Domingo, RD.:Editorial Universidad Católica de Santo Domingo,1998. pp. 1-2. (Monografía)16 Dueñas Becerra, Jesús. Psicología y ética enfunción de la atención al paciente. Bioética (LaHabana) 4(4):14-16; 2004.

17 _______. Psicología y ballet: una reflexiónhistórico-filosófica. Librínsula (La Habana)4(180); 15 jun. 2007. En: www.bnjm.cu18 Pérez Betancourt, Rolando. Marlon Brandonen pos del tiempo. Granma (La Habana) 3 jul.2004:6. (Culturales)19 Suárez Tajonera, José O. El descubrimientodel hecho artístico en el hecho estructural.Vivarium (La Habana) (23):25; 2005.20 _______. Suárez Tajonera, José O. Citado porJesús Dueñas Becerra en: Una vida consagrada ala enseñanza artística. Entrevista al doctor JoséO. Suárez Tajonera. Librínsula (La Habana)4(182); 29 jun. 2007. En: www.bnjm.cu21 Dueñas Becerra, Jesús. Salvador Bueno: críticomayor. Revista de la Biblioteca Nacional JoséMartí (La Habana) 98(3-4):191-193; 2007.22 Ídem.23 Nórido, Yuris. El trabajo gustoso no es trabajo.Trabajadores (La Habana) 32(21):10; en. 2002.(Nacionales)

Entrevista al profesor, periodista e investi-gador Salvador Bueno.

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¿Visitó el ilustreargentino donDomingo F.Sarmientola isla de Cuba?

Elena AlavezHistoriadora

Autodidacta riguroso, firme en susconvicciones, el estudio de las doc-

trinas políticas y pedagógicas lo forjancomo un fecundo educador y estadis-ta. Este argentino nacido en Carrascal,San Juan, el 15 de febrero de 1811 esdon Domingo Faustino Sarmiento quienfuera escritor de garra, de denuncia yansias renovadoras, además de políticosagaz que desdobla su actividad de es-critor en diplomático, senador, ministro ypresidente de la República Argentina.

Su obra abarcadora que, recogida enalrededor de cincuenta y dos volúme-nes, aborda las más disímiles temáticas,trasciende su polémico libro Facundoo Civilización y barbarie, el cual fuepublicado, en un principio y en partes,en el periódico El Progreso de Santia-go de Chile, país donde encontrórefugio como exiliado debido a la tira-nía de Juan Manuel Rojas.

Indiscutiblemente es un texto quehay que leer o releer con una nuevaóptica, con sus encuentros ydesencuentros de los fenómenos socia-

les, políticos y económicos de su cir-cunstancia vital, y constituye undocumento imprescindible para analizaraquella época convulsa del cono suramericano. No sólo constituye un ata-que directo a la dictadura queensangrentaba su país, sino también unllamado a la necesaria educación delas masas indígenas, así como a ponertérmino a la enseñanza escolástica, en-señanza que prevalecía en las pocasinstituciones dedicadas a esta labor ex-clusivamente para acoger a las clasesdominantes.

De manera singular a Sarmiento sele recuerda como general y como pre-sidente, pero sobre todo como maestroy periodista, pues desde su juventuditinerante gustó de enseñar al pueblolas primeras letras y en la madurez bri-llante abogó por el desarrollo de lasescuelas públicas.

En su Facundo le bulle la inquietudpor La Habana en su decir “el pueblomás rico de América, pero también elmás subyugado y el más desgraciado”

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y al estar en los Estados Unidos comoparte del itinerario propuesto por el go-bierno chileno, que abarcó algunospaíses de Europa, para el estudio de sis-temas educacionales, no pudo sinodejarse seducir por la idea de cruzar elestrecho de la Florida y dirigirse aCuba, aún en manos de la metrópoli es-pañola. El 14 de noviembre de 1847arriba desde Nueva Orleáns a tierra cu-bana.

Busca conocer en poco tiempo elamplio abanico de las costumbres de lasociedad de la isla antillana. Asiste a laópera en el Teatro Tacón, lo acoge elLiceo Artístico y Literario, así como laSociedad de Amigos del País. Visitatambién numerosos lugares, ya envolanta o a pie. Concurre asimismo auna exposición industrial o al experi-mento del telégrafo electromagnético.

Cruza la isla de este a oeste, de nortea sur. Avizora otros horizontes. Seadentra en los poblados cercanos a lacapital como Regla, el Cerro, PuentesGrandes... En su incansable andar porel país aprecia su riqueza natural y sudesarrollo agrícola. Se dirige aBatabanó, se encamina a Santiago deCuba. Topa con Cienfuegos, Trinidad,Manzanillo.

En cada lugar el agudo observadorpleno de ideas de justicia y progreso,siente con profundo desagrado el es-pectáculo de la esclavitud. No le fueajeno, y lo pudo constatar, el crecienteestado de opinión de ideas libertadorassubyacentes en distintas capas socialesy que preconizaban la cercana insurrec-ción separatista contra el coloniajehispánico.

De Santiago de Cuba parte haciaValparaíso. Se alejaba de Cuba en di-ciembre de 1847. Sin embargo, estahabía penetrado en el espíritu de Sar-miento y en la mayor de las Antillas seafianzaba la admiración por aquella fi-gura ya continental. José Martí, el granhombre cubano-americano, lo definióde manera escueta y precisa: “Sarmien-to sentó a la mesa universal a su país”.

El gran americano fallece en 1888.Aníbal Ponce, otro de los grandes es-critores de la América nuestra,describe: “Sobre su féretro, la banderade la patria, a la que había consagradosus mayores tensiones, su espíritu y suamor. Se apagó en pugna gloriosa, paravivir en la historia luminosa y sangran-te de América”.

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Por años, importantes estudiosos handiferido acerca de la impronta del

hecho danzonero en México. Devenidohacia la segunda mitad del siglo XX enicono genérico, distintas versiones yhasta encontradas han motivado iniciode la pesquisa de un hecho musical quepor años, en gran parte, coadyuvó alhermanaje entre las culturas musicalesde Cuba y la patria de Juárez.

Muchos investigadores consideranque nuestro cadencioso género instru-mental-danzario, entró en México porel importante puerto de Veracruz en fe-cha imprecisa del entrecruce de lossiglos XIX y XX. Algunos estiman aPuerto Progreso, Yucatán, como puntoexacto de tal hecho. Lo cierto es queen años tempranos de la centuria pa-sada ya el danzón se podía disfrutar enla capital mexicana.

Asimismo, muy pocos difieren de quea escaso tiempo de su presencia en elpuerto de Veracruz, casi simultánea-mente, se conoció en Villahermosa,Mérida, y otros importantes puntos delinterior del país.

Hasta el momento, se presta espe-cial atención a la presencia en Méxicode la compañía artística cubana BufosHabaneros, como posible vehículo intro-ductor del danzón en ese país.Irrefutables argumentos obligan a tomaren cuenta este suceso, pues dicha agru-

pación, a partir de conocido el danzón enMatanzas de manera abierta (1879), loincorporó casi de inmediato a su reper-torio. No por gusto se toma enconsideración el año 1882, momento enque ellos giraron por tierra veracruzanay Ciudad México presentando estanovedosa forma músico-danzaria surgi-da en Cuba. Sin embargo, para otros enrealidad no fue hasta 1884, que se co-nocería el hecho cuando en ellegendario Teatro Principal de la capi-tal mexicana, la compañía dejaríaescuchar por primera vez una pieza ti-tulada Danzón, la cual, se afirma,quedó reseñada en un programa.1

Por otra parte, el académico mexi-cano Bernardo García Díaz piensa que,después de escuchado el danzón porprimera vez en Cuba, un año posterior,en la Plaza de Armas de Veracruz seconoció uno titulado Malaca, ejecuta-do por una banda local.2 De ser así, decierta manera se estremecen las fechasanteriores hasta entonces esgrimidascomo ciertas por varios investigadores.

Búsquedas más profundas tomanmuy en cuenta los apretados contac-tos entre algunos puertos del occidentecubano –en especial el de La Haba-na– con el puerto de Veracruz,enclave este donde por años hubo deescenificarse un intenso movimientomigratorio de La Habana a la rada

El puerto de Veracruz: ¿antesaladel danzón en México?

José Reyes FortúnInvestigador del Museo Nacional de la Música

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jarocha, amparado en un importante flu-jo y reflujo mercantil entre ambospuntos, por lo que en nada debe sor-prendernos la presencia, en añostempranos, del danzón allí.

En esta significativa e importanteinteracción entre ambos puertos, sedestaca la presencia activa de músicoscubanos en Veracruz, en su inmensamayoría dedicados fundamentalmentea los oficios de artesanos y a la fabri-cación de habanos, pero siemprebuscando tiempo para el cultivo de lamúsica; entre ellos están los hermanosRamírez –Juan, Asensio, Manuel yLuis–,3 en gran parte, dedicados a tor-cer habanos, pero que encontraronhoras suficientes para organizar la or-questa de Los Chinos Ramírez,agrupación en la cual, además de ellos,alcanzaron significativo destaque loscubanos Eulogio Veitía en el contraba-jo y Quiroz en el figle.

En algunos trabajos se relacionatambién otra agrupación danzonera sur-gida por esos años en Veracruz y quetambién alineó a músicos cubanosemigrados, como la del violinista yclarinetista campechano –de ascenden-cia cubana– Severiano Pacheco, quealineó también en sus filas al virtuosotrompetista habanero AlberticoGómez.4 Asimismo, el ya citado acadé-mico García Díaz confirma que en estaorquesta cobraron significativo relievelos músicos cubanos José D. Novas yAurelio Valdés, clarinetistas, EulogioVeitía en el contrabajo, y comotimbalero Mateíto Brindis de Salas.Como se podrá observar, el formato ins-trumental configuraba el clásico en usopara la interpretación del danzón enCuba, si bien en la isla, a principios de

los años veinte del siglo pasado, habíacaído en desuso para dar paso a las de-nominadas orquestas charangas. Aún,con algunas variantes y ampliaciones,la base instrumental y tímbrica de lasdanzoneras mexicanas –quizás hoy máscercanas al formato jazzband–, se con-servan el redoble característico de untímpani o timbal con caja de cobre y, enocasiones, el singular acento melódicodel clarinete a la manera cubana de fi-nales del siglo XIX y principios del XX.

Algunos aspectos tratados sin dudaconducen a ciertas interrogantes, porejemplo, ¿por qué en Veracruz y luegoen una buena parte de México, eldanzón prendió con tanta intensidad enel gusto del público? Sin dudas, el ya so-corrido por nosotros entrecruce de lossiglos XIX y XX, muestra un Veracruz enplena efervescencia económica, graciasa un creciente intercambio comercialentre su puerto y el de una buena par-te del mundo, incluyendo por supuestoel de La Habana. Estas acciones sedi-mentaron espacios interactivos entre lamúsica y costumbres cubanas yjarochas. Por ello, el danzón fue ganan-do en aceptación entre los veracruzanos,primero en sectores sociales humildes yalgo después en los saraos de los gran-des salones. Ello en parte contribuyó aque en los primeros años de la centuriafinalizada, los veracruzanos adoptaran aldanzón como ritmo plenamente local yque poco a poco se fuera irradiandoal interior del país.

Resulta probable que en ello influye-ra, entre muchos otros importantesaspectos, que el llamado cinquillo cuba-no, o cinquillo americano –como algunosprefieren llamarle–, figura rítmico-musi-cal esencial en la composición del

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danzón y de clara ascendencia bantú-dahomeyana, entonces asimilada enCuba, le resultara familiar a los jarochosluego de experimentar la composiciónétnica de Veracruz, fructíferos procesosde evidente afromestizaje. En parte, esteproceso resulta incuestionable deudor dela presencia de negros libres o escla-vos, emigrados o importados desdeCuba para las duras faenas del puertojarocho.

Como parte de estos argumentosnos apoyamos en la siguiente cita:“[…] el desparpajo corporal dejarochos y jarochas, así como la efer-vescente vida social en plazas yparques del Veracruz actual, solo pue-den explicarse en parte por lapresencia de los negros y mulatos, quedesde hace mas de trescientos añoshan salpicado con su jícamo la trazaurbana de esta ciudad […]”.5

Por otra parte, el musicólogo y com-positor de origen cubano Natalio Galán(1917-1975) apunta con acierto: “[…] [eldanzón] a pesar de estar alejado de todaafricanía en lo coreográfico […] se en-tregaba a una elaboración de parejaenlazada […] el cinquillo de sus comien-zos fue habitual en un toque de santos[…] sin menospreciar en la última par-te, una rumba agitada que el son orientalcompartirá en la República […]”.6

Sin lugar a dudas, Galán alude de for-ma muy directa a la significativacreación de danzones realizada por losemblemáticos músicos cubanos de ini-cios del siglo XX, Enrique Peña(1881-1924), Felipe B. Valdés (18? -19?), Pablo Valenzuela (1859-1926) yJosé Urfé (1889-1957), quienes entrelos años 1905 y 1910 en algunas de suscomposiciones danzoneras llevadas al

disco fonográfico, enunciaban algunosmovimientos soneados en la parte finalde sus danzones, dando lugar al desta-pe de la hasta entonces presenciasubyacente del son oriental en la capi-tal cubana, en fecha tan temprana comoel año 1905.7

Aparejado a tan medulares procesosverificados en La Habana, el danzónen tierra mexicana, a pesar de la am-plia primacía en los bailes públicos deuna incipiente creación danzonística yde la pronta incorporación al reperto-rio de sus agrupaciones musicales, noparecía motivar a las empresasfonográficas norteamericanas que visi-taban México.

Al respecto, el recurso fonográficoal parecer sólo prestó atención a la or-questa de Ernesto Mangas, músico deorigen yucateco; la Orquesta TípicaLerdo de Tejada, incorporada al mediodiscográfico en 1919; la Orquesta Sal-vador Sánchez, y la del timbalerocubano Tiburcio Hernández, más cono-cido en la historiografía musicalmexicana por Babuco; todas posible-mente envueltas en un modestoquehacer danzonero.

En el país azteca, el avance del si-glo XX llevó a la palestra a músicosarropados en el cultivo e interpretacióndel danzón, lo cual coadyuvó a la defi-nitiva cristalización del género en elmedio discográfico. Se puede mencio-nar como figura harto significativa la delya citado timbalero Tiburcio Hernández.Sastre de oficio, arribó al puerto deVeracruz muy a principios del siglo XX;allí organizó para la vida musical jarochala primera danzonera de importancia, alpunto de que para el año 1910, la fir-ma fonográfica norteamericana Victor

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Talking Machine Co. le grabó algunosdiscos –hoy considerados muy valio-sos– que atraparon danzones en susestrías. Fue tal el éxito de estas gra-baciones que en 1920, Babuco y sudanzonera fueron llamados a la capi-tal para participar en el baile quedejaría inaugurado el legendario SalónMéxico.8

Otro músico cubano de significativaimportancia en el quehacer danzonerode México fue Tomás Ponce Reyes(1886-1972). Muy joven llegó aVeracruz, donde completaría sus estu-dios académicos, y entre 1918 y 1923ya se le apreciaba tocando en ladanzonera del célebre Babuco.

En 1923, conformó su propiadanzonera, agrupación con la que a lolargo de su vida artística concretó suimportante creación, célebre por mar-car hitos no sólo en el gusto de losbailadores, sino también por su acepta-ción en el repertorio de importantesdanzoneras; entre algunas de sus rele-vantes composiciones cobran destaquelos danzones El cisne, Salón México,Yo soy el árbol, Posada mexicana,Arcoiris y Mérida. Tomás Ponce Re-yes también desempeñó una notablecarrera como arreglista musical de afa-madas orquestas mexicanas.

Calificada como cimera, por su indis-cutible trascendencia en el quehacerdanzonero de México, se levanta en lahistoriografía musical de ese país la fi-gura del cubano Consejo ValienteRoberts, conocido por Acerina. Naci-do en la caribeña ciudad de Santiago deCuba en 1899, llegó al puerto deVeracruz en 1913, y allí encontró unpuesto de ayudante en la danzonera deBabuco hasta que un tiempo después,

en esta misma agrupación, se le con-cedió una plaza como timbalero paraparticipar en algunas pocas grabacionesdiscográficas. En esa orquesta se man-tendría tocando dicho instrumento hasta1927, cuando pasó a alinear en la re-nombrada y emblemática danzonera deJuan de Dios Concha, donde permane-cería durante una década bordando unadestacada carrera musical en la quefomentó un estilo muy singular de to-car el timbal o tarola, como se le llamaen México. En 1937 salió de estadanzonera para organizar la propia, ycon ella legar a la discografía mexica-na una laboriosa muestra que sólo sedetuvo con su fallecimiento en 1987.

Mención especial merece en el es-pectro danzonero de ese país la pianistahabanera Hortensia Palacios, conocidaa lo largo de su carrera como DoñaTencha.9 La instrumentista nació en LaHabana en 1913 e inició su carrera ar-tística en su ciudad natal, y para 1940,integraba con éxito la legendaria Or-questa Anacaona, entonces dirigida porConcepción Castro. Con esta agrupa-ción viajaría por varios países deAmérica y Europa. En 1946 arribó alpuerto de Veracruz con dicha agrupacióny fue entonces que al culminar su con-trato, estimulada por las ofertas artísticasque le hiciera Acerina, decide estable-cerse en México.

La discografía de Doña Tencha abar-ca más de 150 discos sencillos y seislargas duraciones; se dice que interpre-taba de maravillas los solos de piano delantológico danzón Tres lindas cubanas,de la carpeta autoral del también pianis-ta cubano Antonio María Romeu.

Otro importante músico cubano quearribó a Veracruz fue el pianista Arturo

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Núñez –se dice que nació en Pinar delRío–, conocido en el ambiente musicalazteca como El Caballero Antillano.No son pocos los que afirman queArturo Núñez llegó a esa ciudad inte-grando el elenco artístico configuradopor la compañía del popular ilusionistaFumanchú. También se dice que a es-caso tiempo de su estancia en ese país,logró armar una orquesta en la cual ali-nearon músicos cubanos y mexicanos.

Lo que sí no se pone en duda es queen 1941 su orquesta saltó a la fama enlos principales salones de dicho puer-to y luego de la capital, y que muypronto el sello discográfico norteame-ricano Columbia se dio a la tarea degrabarle sus primeros discos.

Aunque el formato instrumental de laorquesta de Núñez respondía en su to-talidad al de las jazzband, no es menoscierto que en la interpretación dedanzones, este buscaba un acercamien-to a la sonoridad de las danzonerasmexicanas, e incluso respetaba hasta elestilo algo valseado con que en dichanación hacen el danzón. Por esta po-pular orquesta desfilaron en distintosaños vocalistas de la calidad de los cu-banos Kilo Mendive, Vicentico Valdésy Benny Moré, los tres muy conocidosy admirados en Veracruz, así como delos cantantes mexicanos Lalo Montané,Toño Montané y Nacho Téllez, entreotros. La amplia discografía de la or-questa del Caballero Antillano resultahoy muy cotizada por coleccionistas, in-vestigadores y dilettantis de la buenamúsica.

Si bien no entró por el puerto deVeracruz, sí se conoce de los grandeséxitos alcanzados en esta ciudad por elsaxofonista santiaguero Mariano

Mercerón (19?-1975) y su orquesta LosMuchachos Pimientas [The PepperBoys]. A él, la creación y fonografíamusical mexicana le deben un impor-tante catálogo que incluyó hermosos ypopulares danzones, entre otros, los ti-tulados Cuando canta el cornetín,La margarita, Arriba mi cuate y Megustas.

Extensa resulta la relación de mú-sicos cubanos que, por años, semantuvieron entrando y saliendo en te-rritorio mexicano a través del puertode Veracruz. Esto habla no tan sólo deuna posible antesala del danzón enMéxico, sino también de un inmemorialenlace entre dos importantes ciudadesportuarias: La Habana y Veracruz, his-tórica y eternamente unidas por unamplio flujo de lo cubano que tanta ale-gría ha sembrado en el puerto jarochoa partir de una principalísima carta depresentación: el danzón.

En pago, Cuba y en especial La Ha-bana, experimentaron el reflujo de lapresencia de importantes músicos e in-térpretes jarochos que preferimossintetizar con dos figuras cimeras: lagran cantante Toña la Negra, fiel in-térprete de piezas antológicas deIgnacio Piñeiro, José Antonio Méndezy César Portillo de la Luz, y el célebrepianista, poeta y cantador Agustín Lara,veracruzano por derecho propio y por-que él lo quiso así.

El maestro Agustín Lara, dueño de unaamplia carpeta autoral y que salpimentócon cadenciosos danzones, concebidoscon genio larista o lariano, como prefie-ran, tal vez en muchos de sus momentosde inspiración sintiese la nostalgia ybohemia habanera, de esa “Habanade sus pecados y ensueños”, aunque

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alimentada por imágenes y vivenciasveracruzanas.

Notas1 Jara Gámez, Simón, Aurelio Rodríguez yAntonio Zedillo. De Cuba con amor… El danzónen México. México, 2001. p. 46.2 Cfr. “La migración cubana y Veracruz 1870-1910”. En: La Habana- Veracruz: Las dos orillas.Universidad Veracruzana, 2003.3 Ibídem, pp. 314, 316, 317 y 318.4 Ibídem.5 Cfr. Alcántara López, Álvaro. “Negros yafromestizos del puerto de Veracruz.

Impresiones de lo popular durante los siglos XVIIy XVIII”. Ibídem.6 Galán, Natalio. Cuba y sus sones. Valencia,España: Ed. Pre-Textos, 1983. p. 200.7 Recomendamos audiciones de grabacionesrealizadas antes de 1910 por disquerasnorteamericanas.8 El célebre Salón México quedó inaugurado en1920 y su amplia vida musical se extendió hastael año 1960.9 Cfr. el libro Rumberos de ayer del investigadormexicano Gonzalo Marté. Instituto Veracruzanode Cultura, 1977. (Colección Ciencia y Sociedad)

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CRÓNICAS

La pasióny la memoria:Lilia Esteban

Mercedes Santos MorayPoetisa, ensayista e investigadora literaria

Soy de quienes prefieren reconocerlos valores en vida, pero también sé

cómo cuando la muerte se entroniza, esnecesaria la reflexión y eso me lleva aescribir, brevemente, sobre Lilia Este-ban, a quien muchos conocíamos yllamábamos “Lilia Carpentier”.

Y es que la vida y cuánto hizo esamujer fue alimentada por la presenciade Alejo, a quien ella dedicó su pasiónde esposa y compañera, como despuéssus energías no sólo para mantener enpresente la memoria del autor de no-velas como El siglo de las luces, sinola propia vigencia de aquel discurso li-terario, el del primer cubano ylatinoamericano que recibió también, aliniciarse este galardón de las letras his-panas, el primer Cervantes.

Bien sabíamos de su carácter, de sutemperamento, y de sus propios hábi-tos que no permitieron, a muchos,aproximársele de manera afectiva. Liliahabía asumido códigos conductualesque la llevaron a ser no sólo muy se-lectiva en cuestiones de amistad y del

cariño, sino a vivir desde esa óptica(tan común en tantos países de Euro-pa) del espacio personal, al que no sepermite acceder a todos.

Tuve, lo puedo afirmar, el privilegiode su aprecio, y de haber recibido des-de mi juventud la estima de esa mujerque cuando te miraba iba en busca denuestra verdad, con unos ojos incrédu-los, de cierta forma irónicos, en loscuales latía la desconfianza hasta quela vida y las acciones, sobre todo, le per-mitían liberarse y abrirse, consinceridad al otro ser humano.

Una amiga común, ya desaparecida,y muy leal a Alejo y a Lilia, nuestraquerida María Lastayo, me permitió en-tender aquellas complejas relaciones quese establecían como entramado inevita-ble del diálogo, y que siempre respeté,quizás por eso, Lilia me permitió disfru-tar de su simpatía, esa que nació cuandopreparaba una antología, para adoles-centes, que publicó la editorial GenteNueva, hace ya varios lustros, con eltítulo De lo Real Maravilloso, y en laque incluí textos de Carpentier…

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Ella buscaba en mis notas y prólogoa aquella muchacha que se prendó deAlejo cuando le escuchaba sus confe-rencias magistrales, asombrada desdemi ignorancia, ante la maestría del so-liloquio que ejercía como profesor en laEscuela de Historia y nos desbordabacon su erudición y el nivel de su actua-lización sobre los más pluraleshorizontes culturales, literarios y esté-ticos, tanto que cuando él se fue, juntoa su esposa, a Francia para el ejerci-cio de sus deberes diplomáticos, no sepudo encontrar a nadie para sustituir-lo… y desapareció la asignatura queél impartía ante sus alumnos y ante losjóvenes de letras que nos incorporába-mos al auditorio para gozar de talescharlas…

Después, desde mi admiración por elnovelista, como estudiante y luego comodocente, en mis clases de Narratología,Alejo se incorporó al debate, y ella apo-yó mis esfuerzos académicos, como medio su afecto cuando obtuve, tiempodespués, el premio Razón de Ser con

mi proyecto sobre la cineasta argenti-na María Luisa Bemberg.

Y es que en esa casona que ha sidoy es sede de la Fundación AlejoCarpentier, donde he leído mis poemas,y participado en numerosos encuentrosde muy diversa temática, Lilia era laroca, el sostén de un proyecto culturalcon el que rendía tributo y manteníaviva su pasión y su memoria.

Ojalá y esta ausencia suya, física-mente, nos sirva a todos de estímulo, node silencio ni de olvido, y continúe connuevos bríos, incluso con justa renova-ción de perspectivas y siemprecreativa, esa institución cultural que,desde ahora, no sólo es homenaje querendimos a Alejo, sino también recono-cimiento al mérito de una mujerinteligente, sensible, de recio caráctery voluntad, que supo asumir su tiempocon dignidad y decoro, y hacer de laobra literaria, del legado de su compa-ñero, el pivote de otras escrituras, enel concierto siempre diverso, polémicoy plural de la cultura cubana.

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WalterioCarbonell

Marta B. ArmenterosEditora

El domingo 13 de abril de 2008 oí lanoticia del fallecimiento de este

ensayista e investigador cubano en LaHabana. Desgraciadamente, la noticiasí era real, pues en abril de 2005 sehabía difundido por el mundo su falsamuerte.

Nació en Jiguaní el 18 de enero de1920 y debido a su condición de negro,desde joven se dedicó a reivindicar suraza y a luchar por la justicia social.

En la década del cuarenta del siglopasado realizó estudios en la Universi-dad de La Habana y participó en lasluchas estudiantiles. Ya en los años cin-cuenta obtuvo una beca en París, y allíprotagonizó junto a otros jóvenes cuba-nos el despliegue de una bandera delMovimiento 26 de Julio en la torreEiffel, y además

intervino en diferen-

tes actividades en contra del gobiernode Fulgencio Batista.

Durante su estancia en Francia,tuvo relaciones con intelectuales y es-tudiantes africanos que luchaban porla independencia de sus países. Poreso, cuando en 1956 se efectúa el pri-mer Congreso de Escritores Negrosparticipa en él junto a los senegalesesSedar Senghor y Alioune Diop, y elmartiniqueño Aimé Cesaire, lo cual lomarcó profundamente en su vida in-telectual y revolucionaria. Fue

además miembro del Partido Comunis-ta francés.

Tras el triunfo de 1959 regresó a Cubay trabajó como periodista del diario Re-volución y de la revista Bohemia,además fue profesor de la Escuela dePeriodismo y tomó parte en PlayaGirón como corresponsal de guerra.También fue durante un corto tiempoembajador del país en Túnez.

En 1961 publica su libro Cómo sur-gió la cultura nacional, del cual elhistoriador Jorge Ibarra expresó: “Elmérito historiográfico principal deWalterio Carbonell radica en haber va-lorado el aporte del negro a la culturay a la sociedad cubanas como un fe-nómeno social total, de acuerdo con laperspectiva de George Gurvitch acer-ca de este tipo de procesos. Hastaentonces la historiografía burguesa ha-bía obviado o subvalorado laparticipación del negro en el quehacerhistoriográfico nacional”.

Este valioso libro fue reeditado en el2005 iniciándose así la colección Bachi-ller de la Biblioteca Nacional JoséMartí por iniciativa de Eliades Acosta

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Matos, director entonces de la institu-ción, quien sobre el ensayo dijera que“[…] es uno de los más radicales dela historiografía revolucionaria”.

En la década del ochenta entra atrabajar como investigador de la Biblio-teca; allí es donde lo conozco. Cuandoaquello yo pertenecía al Departamen-to de Información para la Cultura y elArte, y Carbonell entraba a saludar aalgunos compañeros, pero en particu-lar a las mujeres, pues uno de susplaceres eran las féminas, y puede de-cirse en buen cubano que era “muysato”; a todas nos decía algo bonito,a veces jocoso, halagándonos...; esolo hacía tanto con nosotras como contodas las compañeras de la institución.

Siempre habló con orgullo de su re-lación con Fidel, en especial durante suetapa de estudiante en la Universidadde La Habana, así como de sus tres hi-jos (un varón cubano y dos hembrasfrancesas), y cuando una de ellas, DoraCarbonell, cantante profesional, a laque prácticamente no conocía, vino aCuba, la enseñó como uno de sus tro-feos más preciados.

Le encantaba ser útil y si una per-sona se le acercaba para pedirlealguna información, enseguida estabapresto a dársela, y si hablaba francésse sentía a sus anchas.

Desdichadamente, su mente comen-zó a fallar, pero no por ello dejó deescribir y decía que estaba haciendo un

poema largo sobre los negros. Meca-nografiaba en su máquina tradicional, yde pronto se paraba para tomar café oir a almorzar y los papeles volaban porun área del tercer piso, aunque cual-quier compañero los recogían y se losvolvían a poner en la mesa.

Su obsesión era el trabajo. A vecesme lo encontraba en la parada de óm-nibus del parque Maceo esperando laruta 58. En la institución pasaba el díaa veces caminando ensimismado ensus pensamientos, otras conversando ylas más escribiendo.

En los últimos tiempos, sus familia-res no lo dejaron salir de su casa,debido a que había tenido un accidentedel cual logró recuperarse, pero ya susalud podía peligrar, pues en su andarpor la calle sólo lo acompañaba su mun-do interior. ¿Era feliz de esa forma? Yocreo que sí, ya que incluso sonreía eimagino que recordaba sus vivencias opensaba en un futuro pleno.

Sé que a partir de ese momento, to-dos empezamos a extrañar su presenciaen ocasiones desaliñada, otras muybien vestido. Ahora partió físicamente,pero su energía continuará en la Biblio-teca Nacional junto a la de otraspersonas que trabajaron en la institucióny nos dejaron.

Carbonell, donde sea que estés pue-des estar seguro de que no teolvidaremos. Gracias por todo lo quenos diste.

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El magisteriode VicentinaAntuña

Mercedes Santos MorayPoetisa, novelista y ensayista,

Afortunadamente, en Cuba hay nu-merosos y muy varios ejemplos de

las creadoras, artistas, intelectuales,científicas a quienes podemos rendir tri-buto no sólo cuando se celebra el DíaInternacional de la Mujer, sino en cadajornada cotidiana, desde la intimidad delhogar y la familia hasta los espaciospúblicos en los que con igual entrega yamor las mujeres cubanas han escritoy protagonizan momentos de extraordi-naria significación, al ganar, conlaboriosa dedicación, conciencia y sen-tido de pertenencia y con autoestimasiempre creciente, su lugar desde losprincipios éticos de la equidad entre losgéneros.

Pero he querido detenerme en una,y resumir en ella el homenaje, a la en-trega de toda una vida, desde el talento,la sensibilidad y el amor por la cultura,a quien desapareció físicamente haceya tres lustros, en enero de 1993, masno las huellas de su magisterio, por-que no exagero si afirmo que muchasde las más relevantes personalidadesde nuestras letras y del arte cubanocontemporáneo, mujeres y hombres,de una manera u otra, somos deudoresde la obra y del magisterio de VicentinaAntuña Tabío.

El olvido es la miseria del es-píritu

Una de las más tristes realidades,que podemos constatar también a es-cala planetaria, es la ausencia dememoria histórica, cómo se difumina yse diluyen los orígenes, y los pueblos ysus culturas son privados de sus pro-pias raíces, y desde esa “volatización”,en ese proceso de invisibilización de losprincipios éticos, la humanidad mismapierde en espiritualidad, se degrada, yaque renuncia a sus semillas.

Por eso quiero rendir tributo a unaintelectual que marcó no sólo mi vida,desde la adolescencia a la juventud,cuando encabezaba y dirigía aquellacomplejísima Escuela de Letras y deArtes, hoy llamada Facultad de Artesy Letras, de la Universidad de La Ha-bana, institución que surgió de laReforma de la Enseñanza Universita-ria, en la década de los años sesenta,y Vicentina, sin abandonar el aula, des-de la cual seguía impartiendo y sobretodo transmitiendo a sus alumnos susapiencia sobre el mundo latino, nosfue ayudando a germinar, o mejor,como me solía decir desde su acera-da crítica, “a madurar”, a comprender

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la propia complejidad de la existencia,esa razón martiana de la “armonía delos contrarios”, como le gusta decir aotra mujer extraordinaria y nuestra, aFina García Marruz; por ello nos obli-gaba, con la dulzura y tenacidad de suspalabras, y de sus decisiones, a asimi-lar esa difícil realidad, cuando nos (me)decía “que sólo llegaría a madurarcuando aprendiera que los buenos noson tan buenos ni los malos son tanmalos”.

La ejecutoria de Vicentina Antuñasería suficiente para validar este home-naje, pues fue una de las primeraseducadoras que recibió el título de He-roína del Trabajo de la República deCuba, así como la Orden José Martíque, como sabemos, es “la más alta con-decoración que concede el Estado Cubanoa personalidades relevantes nacionales yextranjeras”, entre otros reconocimien-tos.

Ella también pudo recibir en vida lacondición de Profesora de Mérito de laUniversidad de La Habana, título quesiempre preferiré llamar desde el con-cepto más abarcador de “Emérita”…,como se le entregó también a otra denuestras más queridas maestras,Camila Henríquez Ureña, y no se le lle-gó a otorgar, injusticias que se viven yque no se reparan ni siquiera de ma-nera postmortem, a Mirta Aguirre.

Pero no es a la mujer que nació en1909, en el habanero poblado de Güines,ni a la graduada de Pedagogía y Filo-sofía y Letras en la Universidad de LaHabana a quien quiero recordar; tam-poco quiero olvidar que Vicentina fueuno de los pilares fundadores del Mo-vimiento por la Paz desde 1948, y quesiendo todavía muy joven, por sus pro-

pios méritos, ascendió peldaño a pelda-ño en el claustro de la Colina, para serprofesora de Lengua y Literatura La-tinas, sino quiero hablar de la mujer definas maneras, cultísima, en verdad eru-dita, que se entregaba con pasión a ladocencia, y contribuía al desarrollo dela educación cubana desde el preesco-lar, la primaria, la secundaria básica,hasta el preuniversitario y la enseñan-za superior, siendo guía y referenteobligado en cuanto a los problemasmetodológicos.

Ni tampoco voy a detenerme en sutránsito por el Consejo Nacional de Cul-tura, en los primeros años de esainstitución, cuando desde allí se desple-gó un verdadero trabajo colectivo quecontó con los mejores y más reconoci-dos creadores e intelectuales, nitampoco en el último período de su ser-vicio a la sociedad, desde la presidenciade la Comisión Cubana de la Organi-zación de las Naciones Unidas para laEducación, la Cultura y el Deporte(UNESCO), o más atrás, en su parti-cipación, durante la dictadura batistiana,dentro del Movimiento de la Resisten-cia Cívica.

Deseo hablar, ante todo, de la“magistra”, con la que podíamos inter-cambiar criterios y pasiones,desbordados por la vehemencia de lajuventud, en tiempos críticos y contra-dictorios, no carentes de yerros ni deequivocaciones, en los cuales ella diri-gió aquella institución académica,situada en el edificio Dihigo, al pie delos árboles, sobre la calle Zapata, cuan-do debía conciliar opiniones, deseos,intereses, opiniones muchas veces en-contradas, sin perder el sentidohumanista de su profesión, y cómo tam-

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bién, con sus buenas maneras, de grandama, con su tic nervioso, lograba con-vencernos y, muchas veces, tambiénimponerse con una firmeza de princi-pios que mostraban el acero vivo de sucarácter, ese que le permitía también,y sin dejar de sonreírnos, asumir su au-toridad, mientras se desbordaba deamor ante aquellos alumnos suyos queno acabábamos de abandonar la ado-lescencia.

La última vez que la vi y que pudi-mos hablar algunos minutos, meconfesó también, muy emocionada,cuánta felicidad le producían los éxitosde aquella muchachada autosuficientey terrible con la que debió lidiar duran-te varios lustros, y cómo seguía lospasos de cada uno de nosotros, leía

nuestros libros, gustaba de nuestras pe-lículas, con ese sentido maternal quesiempre latió en su corazón de cubanaaunque de sus entrañas nunca hubieranacido ni un hijo ni una hija.

Sé que mi generación tuvo el privile-gio de contar, en las aulas universitariasy fuera de ellas, en las décadas de lossesenta y los setenta, con la maestría,la crítica implacable (no sólo sobrenuestras obras sino sobre nuestros pro-pios valores conductuales) de maestrascomo Vicentina Antuña, por eso, cuan-do se han cumplido quince años de sumuerte en el pasado mes de enero, hequerido escribir estas palabras, porquesoy de las personas que se niegan a per-der la memoria y a ser desagradecidos.

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Francisco PérezGuzmán:contribucióna su memorabilia

Enrique López MesaInvestigador

La muerte del doctor FranciscoPérez Guzmán, el 21 de mayo de

2006, conmovió a la comunidad de his-toriadores cubanos. No sólo por lasimpatía de que siempre disfrutó den-tro del gremio y por los méritos de suobra, sino por su esforzada trayectoriaprofesional, y por la cruel ironía de queel cáncer se lo llevara justamente cuan-do acababa de recibir el PremioNacional de Historia y el Premio Na-cional de Ciencias Sociales. Con estaslíneas quiero rendirle tributo al viejoamigo. Otros colegas se referirán a sumodestia, a su muy cubano sentido delhumor y, en particular, a los valorescientíficos de su obra. Yo sólo lo harésobre sus años de formación como his-toriador, los que considero su etapaheroica por las dificultades que afron-tó para llevar adelante su laborinvestigativa.

Conocí a Panchito a fines de 1968,a raíz de haberme iniciado como inves-tigador en la antigua Sección deHistoria del Ministerio de las FuerzasArmadas Revolucionarias. Nuestrosencuentros habituales eran en el De-partamento Colección Cubana de la

Biblioteca Nacional José Martí, hoy de-nominado Sala Cubana. Por entoncesbajo la jefatura de Paco Chavarri, eldepartamento conservaba el espíritu dela época de oro de la Biblioteca, o sea,aquella en la que había sido dirigida porla doctora María Teresa Freyre deAndrade. Para mí, aquel lugar era comouna Grecia criolla, pues allí se respira-ba lo mejor de la cultura cubana.

En realidad, Colección Cubanaconstituía el centro de un espacio físi-co y cultural que también comprendíala fraterna Sala Martí, los vecinos de-partamentos de Catalogación, Arte yMúsica, y los cubículos de los investi-gadores, alineados a ambos lados delpasillo central. Entre estos resaltabandos: en uno de los flancos, la “perre-ra” de Juan Pérez de la Riva, eldiscípulo cubano de Marc Bloch, con supipa siempre humeante y su sabiduríasiempre generosa; y en la “acera” deenfrente, el cubículo de la sin igual

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Zoila Lapique, atiborrado de papeles,revistas, folletos, partituras, fotografíasy libros donde –para espanto mío– hastaexistía una pequeña hornilla de alcohol,destinada a calentar el café. Ademásde Juan y Zoila, en aquella área del ter-cer piso de la Biblioteca Nacionaldesplegaban su labor investigativaEliseo Diego, Cintio Vitier, Fina GarcíaMarruz, César García del Pino, RobertoFriol, Gustavo Eguren y Armando Ca-ballero, a los que pronto se sumaríanOctavio Smith, Alberto Muguercia yGuillermo Sánchez. Todos recibían elapoyo de un personal técnico notable-mente calificado, como lo eran SiomaraSánchez, Araceli y Josefina García-Carranza, Elena e Hilda Giráldez,Aurelio Cortés, Elena Graupera, MaríaLuisa Antuña, Ernesto de los Ríos,Eudoxia Lage, Leonor Jané, MiguelinaPonte, Magno Mitjans, Marta GarcíaHernández, Celestino Blanch, TeresaProenza y otros cuyos nombres que-dan en un injusto y provisional olvido.Uno de los mejores historiadores cuba-nos, Jorge Ibarra Cuesta, si bien nopertenecía a la plantilla de la Bibliote-ca Nacional, de hecho era unapresencia cotidiana, dada su condiciónde jefe del equipo de asesores históri-cos del Instituto Cubano deRadiodifusión, los que contaban con uncubículo en ese mismo piso. Entre ellosfiguraba Abraham Rodríguez, que lle-garía a ser uno de los mejoresdramaturgos cubanos contemporáneos.Quien quiera tener una idea de lo quefue esa época del Departamento Co-lección Cubana, que revise la colecciónde la Revista de la Biblioteca Nacio-nal correspondiente a aquellos años, encuya edición se esmeraba Siomara

Sánchez, bajo la “aristocrática” super-visión de Juan Pérez de la Riva.

Además de los antes mencionados,en las jornadas diurnas el departamen-to era visitado por otros importantesinvestigadores, entre los que recuerdoa Olga Cabrera, Oscar Zanetti, RinaCaballero, Blanca Morejón, FlorenciaPeñate, Luz Merino y Carlos del Toro.Pero lo mejor ocurriría después. Enaquellos años, el Departamento Colec-ción Cubana funcionaba hasta lasnueve de la noche y esto permitía quepasadas las cuatro o las cinco de la tar-de comenzaran a llegar a aquella salaintelectuales que se veían precisados arealizar sus investigaciones en su tiem-po libre, todos con el propósito deconsultar el rico patrimonio bibliográfi-co y documental allí atesorado. Lacoincidencia cotidiana de estos historia-dores, unida a la libertad de movimientofacilitada por la partida del personal téc-nico y administrativo, propició elsurgimiento espontáneo de unas tertu-lias vespertinas, que se prolongabanhasta la hora del cierre. Aquellas ter-tulias se enmarcaban en una viejatradición cubana a la que se han refe-rido Ambrosio Fornet y José AntonioPascual. En ellas participaban varios delos ya mencionados, así como PedroDeschamps Chapeaux, CandelarioHernández Larrondo, Manuel MorenoFraginals, Rodolfo Sarracino, JuanJiménez Pastrana, Hiram Dupotey,Abelardo Padrón y otros que ahora es-capan a mi memoria. Periódicamentecontábamos con la grata visita del his-toriador santiaguero Juan Andrés Cuey Bada, siempre en procura de datossobre Vicente García. Tampoco falta-ban arquitectos –como Enrique

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Fernández y Virgilio Perera–,diseñadores gráficos –como OrlandoCasanueva– y músicos, como el maes-tro Obdulio Morales, quien seenfrascaba con Zoila Lapique en pro-fundos análisis acerca del cinquillocomo célula rítmica de nuestra músicapopular. Las más nuevas generacionesde investigadores también se asomabana aquellas tertulias. Recuerdo la nocheen que la juvenil Ana Cairo cruzó el sa-lón para saludarnos por primera vez.

El centro de aquellas reuniones in-formales lo era el doctor Luis Felipe LeRoy y Gálvez, Historiador de la Univer-sidad de La Habana. Llegaba despuésde las 4:30, con su aspectocardenalicio, su vasta erudición cientí-fica y su inagotable repertorio deanécdotas y chismes sobre losentretelones de la historiografía cuba-na. En las mesas de Colección Cubanaredactaba –con lápiz– sus libros y ar-tículos, pontificaba sobre los temasmás disímiles y se solazaba en “arran-carle las tiras del pellejo” a su “víctima”de turno, que podía ser Fermín ValdésDomínguez, Carlos Roloff o EmilioBacardí. Al filo de las siete, ante elasombro de todos, sorbía lentamente ungran vaso de café que le traíaSebastián, uno de los mozos de limpie-za, y continuaba impertérrito su trabajo.Le Roy era un positivista convencidoque manejaba las fuentes con la asep-sia y meticulosidad de un laboratorista.Siempre tuve la impresión de que apli-caba a la Historia los métodos delAnálisis Químico, asignatura de la queera profesor en la Universidad de LaHabana. Él le trasladó generosamentea Panchito sus conocimientos biográficossobre Antonio Maceo, la información que

acumulaba sobre la acción de San Pe-dro y le dio el espaldarazo al prologarsu primer libro.

El protagonismo de Le Roy sólo setambaleaba cuando aparecía en esce-na el Marqués. Así apodábamos alsimpar Manuel Moreno Fraginals, dadosu porte de noble europeo y su pecu-liar dicción. Con sus frases absolutas,producía un efecto casi hipnótico sobreel auditorio y siempre nos dejaba con-vencidos de que su más recientehallazgo documental –fuera cual fuera–cambiaría radicalmente la interpreta-ción de algún importante pasaje de laHistoria de Cuba. Hace muy pocosaños, Luisa Campuzano nos regaló unmagistral retrato psicológico de JuanPérez de la Riva.1 De habérselo pro-puesto, Panchito hubiera podido hacerotro tanto con Moreno Fraginals, puesatesoraba innumerables anécdotas su-yas, acumuladas a lo largo de muchosaños de amistad. Citemos una de susfavoritas, pues reflejaba de forma indi-recta la personalidad del granhistoriador cubano. En una ocasión,mientras leía un libro en Colección Cu-bana, Pancho se tropezó con unapalabra desconocida para él: hipérbo-le. Levantó la vista y le preguntó aZoila Lapique por su significado. Trasun inicial titubeo, en busca de una de-finición precisa, Zoila exclamóconcluyente: “¡Chico, hipérbole es...como habla el Marqués!”.

Quizás Panchito y yo no nos perca-tamos entonces del privilegio queteníamos de haber accedido directa-mente al más alto nivel de laintelectualidad cubana sin antes habertransitado por las escalas intermedias,de que éramos partícipes de un mo-

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mento irrepetible. No obstante, era cu-rioso observar la naturalidad con que élse insertó en aquel ambiente, en el cualse desenvolvía a la perfección. Y no sóloeso, sino que lo disfrutaba con fino sen-tido del humor. A lo largo del tiemposiempre recordó frases, ocurrencias yhasta gestos de algunos contertulios ygustaba de rememorarlas en nuestrasconversaciones.

En Colección Cubana se discutía so-bre aspectos polémicos de nuestrahistoria; cada uno informaba de la mar-cha de su respectiva investigación;intercambiábamos datos y referencias;y, lo más importante, reinaba un sanoespíritu de solidaridad profesional, derespeto por la opinión ajena, y un altonivel científico. Por aquellos años, y enaquellas mesas, nacieron o se termina-ron varios libros básicos de nuestrahistoriografía y de nuestra cultura engeneral. Baste mencionar El ingenio,de Manuel Moreno Fraginals –publica-do en 1978, que contó con la eficazcolaboración de Zoila Lapique y VirgilioPerera. Durante años, todos seguimoscon atención el crecimiento de aquellaobra, considerada con justeza la másimportante de su género publicada enCuba en el siglo XX, así como de la“Iconografía de la Guerra de los DiezAños”, preparada por Zoila y Moreno,libro aún inconcluso. Pero allí tambiénfueron escritas tres obras que merecenmención por especiales razones: una esla acuciosa investigación de Luis Feli-pe Le Roy sobre la infortunadaexpedición del Virginius, el texto máscompleto que se haya hecho acerca deese trágico episodio de la Guerra Gran-de. Más de tres décadas después deque su autor lo entregara a la Editorial

de Ciencias Sociales, permanece inex-plicablemente inédito.2 Otro caso similares el del utilísimo “Diccionario de ar-tistas plásticos cubanos”, de GuillermoSánchez Martínez, que también llevamás de treinta años en manos del Ins-tituto del Libro. Por su parte, CésarGarcía del Pino –el decano de los his-toriadores cubanos–, a sus ochenta ysiete años de edad continúa esperandopor la publicación de “Mil criollos delXIX”, diccionario biográfico de inestima-ble ayuda para el conocimiento denuestro pasado. Ese compromisoinstitucional de la Biblioteca Nacional seha venido aplazando durante más detreinta años.3 Panchito y yo comparti-mos la amargura de que estos libros nohubieran sido publicados. Fue tema fre-cuente en nuestras conversaciones.Siempre he dicho que pudiera hacerseuna bibliografía de la historiografía cu-bana inédita. Además de los antesmencionados, y de quién sabe cuántosotros, en ella también figurarían en lu-gar principal las memorias de JoséLuciano Franco, a pesar de que en1978 se anunciara que Ediciones Uniónlas publicaría “en los próximos meses”.4

El Departamento Colección Cubanay sus tertulias fueron la verdadera uni-versidad de Panchito y mía. Amboséramos dos jóvenes historiadores mili-tares autodidactos, que nos habíamosadentrado en el terreno de la investiga-ción sin ninguna formación profesionalpara ello, guiándonos sólo por la in-tuición y el amor a nuestro pasado,dos novatos que íbamos a aprenderde los maestros. Allí coincidíamosfrecuentemente y allí se inició nues-tra fraterna amistad de treinta y ochoaños. Aquellas tertulias vespertinas

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perviven en mi memoria como una épo-ca dorada. Hoy en día, a la misma hora,la Sala Cubana de la Biblioteca Nacio-nal es casi un desierto. ¿Qué haocurrido? ¿Podemos acudir al socorridoexpediente de achacárselo al llamado“período especial”?

Fue aquella la etapa más heroica dela carrera de Panchito como historia-dor. Había participado en la luchaclandestina contra la tiranía de Batistay al triunfo de la Revolución se habíaincorporado a la Asociación de JóvenesRebeldes y las Milicias Nacionales Re-volucionarias. Fue uno de los jóvenesque ascendieron cinco veces el PicoTurquino y después había estudiado téc-nica de aviación en la RepúblicaPopular China. Prestaba servicios en laBase Aérea de San Antonio de los Ba-ños cuando se despertó en él lavocación por la historia. Al finalizar sudía de trabajo, tomaba su motocicletasoviética y recorría decenas de kilóme-tros hasta la Biblioteca Nacional, parainvestigar en el Departamento Colec-ción Cubana. A la hora del cierre, semontaba de nuevo en su vehículo y par-tía rumbo a su lejano hogar de Güira deMelena para, al día, siguiente, repetir elextenuante ciclo intelectual-automotriz.Desde entonces, Panchito se convirtióen un ejemplo para todos nosotros. Al-guien que fuera capaz, en la Cuba delos años sesenta y setenta, de realizarcasi todos los días tamaños sacrificios,sin esperar ningún tipo de recompensamaterial, simple y llanamente por amora la historia de nuestra patria, era al-guien digno de respeto y admiración.Aquella etapa heroica le ganó aPanchito un lugar de excepción entrelos historiadores cubanos. Siempre dis-

frutó de una estimación especial entrelos que lo conocimos entonces y entrequienes lo conocieron después,sabedores de que se había abierto pasodesde abajo y sin ningún apadrinamien-to extra científico. En aquellos años nohubo otro historiador cubano que afron-tara más vicisitudes para investigar queaquel joven delgado e inquieto que ibay venía por las carreteras, remedo deun Quijote motorizado, siempre en posde la verdad histórica.

Panchito se insertó en la mejor tradi-ción de los historiadores vocacionalescubanos, de la cual podemos enorgulle-cernos. No olvidemos que en nuestropaís no existió la carrera universitaria deHistoria hasta 1962. Con las escasasexcepciones de Julio Le Riverend, Ma-nuel Moreno Fraginals y CarlosFuntanellas –que la cursaron en Méxi-co–, y de Juan Pérez de la Riva –quelo hizo en Francia–, los historiadores cu-banos de la primera mitad del siglo XX

se formaron empíricamente. Aun aque-llos que tuvieron la suerte de pasar porlas aulas universitarias, eran graduadosde Derecho –como Emilio Roig deLeuchsenring y Leonardo GriñánPeralta–, de Pedagogía –como RamiroGuerra y Juan Jiménez Pastrana–, deMedicina –como Benigno Souza–, o deQuímica –como el ya mencionado LuisFelipe Le Roy. Otros, procedían del pe-riodismo, como Gonzalo de Quesada yMiranda. Y entre ellos se destacaba elgrupo para mí más meritorio: el de quie-nes no habían recibido ningún tipo deeducación superior, como eran los casosde José Luciano Franco, Gerardo Cas-tellanos y Joaquín Llaverías.

Un capítulo aparte lo merecen loshistoriadores locales. Además de luchar

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contra la indiferencia pueblerina, teníanque viajar con periodicidad a la capitalpara consultar las fuentes de nuestrasprincipales bibliotecas y archivos. En mimemoria resalta uno de ellos, que tam-bién fuera gran amigo de Panchito. Merefiero a Candelario HernándezLarrondo, Candito, el historiador de lavilla de Güines. Su participación enaquellas tertulias siempre era gratísimapara todos, pues hablar con él era comohablar con la historia misma.

Panchito supo aquilatar la importan-cia de esa tradición historiográficacubana y ponerse a la altura de ella. Suprimer resultado científico con impac-to nacional fue el libro La Guerra enLa Habana, aparecido en 1974. Esaobra disipó cualquier duda que pudieraexistir acerca de su capacidad para eltrabajo intelectual. El reconocimientoque le valió, le propició su primera mi-sión investigativa en el Archivo Generalde Indias, en Sevilla, donde dio conti-nuidad a la prolija labor de acopiodocumental de uno de sus maestros:César García del Pino.

No obstante, se mantenía la incom-patibilidad entre sus tareas cotidianas ysu carrera como investigador. En elinterín, había logrado trasladarse parauna unidad militar más cercana a la ca-pital, en la cual impartía clases, perodonde tenía que participar de la prepa-ración combativa como cualquier otrooficial, y continuar el abnegado ciclo in-telectual-automotriz que comenzara enSan Antonio de los Baños. Sólo en 1973le fue posible ocupar una plaza de pe-riodista en el semanario Verde Olivo,órgano de las Fuerzas Armadas Revo-lucionarias (FAR). Era una tarea máspróxima a su perfil profesional que las

que antes había desempeñado. Además,el local de la revista estaba cercano asu entrañable Biblioteca Nacional y, enese sentido, era un significativo paso deavance.

En una de nuestras últimas conver-saciones –ya doblemente premiado–pude comprobar que guardaba la amar-gura de que, en los años setenta, unafuncionaria –de cuyo nombre, por mu-chas razones, no puedo olvidarme– nolo aceptó como investigador en la Sec-ción de Historia del Ministerio de lasFuerzas Armadas Revolucionarias(MINFAR), que era el lugar idóneopara él. Se dio así la paradoja de queel mejor historiador militar de nuestrasguerras de independencia nunca formóparte de aquella Sección, a pesar de seroficial de las Fuerzas Armadas Revo-lucionarias.

Después de estudiar la licenciaturaen Historia en los cursos nocturnos dela Universidad de La Habana, y ya pro-visto del título correspondiente, en 1983Panchito pudo obtener una plaza de in-vestigador en el antiguo Instituto deCiencias Sociales de la Academia deCiencias de Cuba, en el Capitolio Na-cional, en el cual llegó a ser jefe delDepartamento de Historia. ¡Al fin es-taba donde debía estar! De allí pasaríaen 1988 al actual Instituto de Historia deCuba, donde sirvió hasta su muerte.Pero en ningún momento esta anheladaunidad entre la vocación y el cargo sig-nificó para él un “acomodamiento” conrespecto a su heroica etapa anterior. Yno sólo porque continuaba sus diariostraslados entre Güira de Melena y LaHabana, ya fuera en tren, en guagua, encamiones, en “botellas” o en lo que en-contrara, sino porque Pancho mantuvo

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hasta el final su sentido del trabajo conlas fuentes primarias, única manera po-sible de aportar un nuevo conocimiento.Incluso en los días en que se veía pre-cisado a permanecer en el local delInstituto de Historia de Cuba, sentía lanecesidad psíquica de no regresar a suterruño sin antes trabajar en la Biblio-teca Nacional, y acudía a la SalaCubana, aunque sólo fuera por unahora, para después correr hacia la Es-tación de Tulipán, a abordar el tren, orumbo a la calle 26, a tomar la“guagüita de los maestros”, como él lallamaba.

Para resumir: Panchito comenzó aser un ejemplo para todos nosotros enla que he denominado como su “etapaheroica” de fines de los años sesentay principios de los setenta, pero conti-nuó siéndolo hasta el final de su vida.Hace más de cinco décadas, un desta-cado intelectual cubano contraponía la

Historia científica a la que él, un pocopeyorativamente, llamaba Historia pa-triótica. Esto pudiera ser materia paraun largo análisis; pero Francisco PérezGuzmán demostró con su vida y suobra que ciencia y patriotismo no sontérminos excluyentes.

Notas1 Campuzano, Luisa. Juan Pérez de la Riva:confesiones de una secretaria. Revista de laBiblioteca Nacional José Martí (La Habana) 92(3-4):115-118; jul.-dic. 2001.2 Del mismo autor también permanece inédita suextensa y documentada historia de la Universidadde La Habana, de la cual publicó una síntesis enla Revista de la Biblioteca Nacional.3 Otro tanto puede decirse del libro del musicólogoAlberto Muguercia sobre el cubanísimo TríoMatamoros, investigación hecha en la BibliotecaNacional y que el público lector también haesperado por décadas.4 La Gaceta de Cuba (La Habana) (171):8-10;sept. 1978.

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Paradiso:un cornetazoen pleno oído

Yuri Rodríguez GonzálezEspecialista de la Fundación Alejo

Carpentier

Una tarde de octubre, del ya lejano1991, en los portales del conspicuo

Palacio del Segundo Cabo me encon-tré formando parte de una amorfamultitud cercana a las mil personas quealterando la quietud de la Plaza de Ar-mas, forcejeaban, a puro empellón,tratando de abrirse paso, para llegarhasta el zaguán del inmueble donde sevendía Paradiso, la novela del poeta,ensayista y narrador José LezamaLima.

Ese día, ante lo infructuoso de misesfuerzos, terminé exorcizando mi frus-tración, en el recodo del malecón, juntoal espléndido litoral habanero, al tiem-po que a modo de conjuro, y con lafijeza del libro ansiado en la mente, im-precaba los versos “Ah, que tú escapesen el instante / en el que ya habías al-canzado tu definición mejor”.

De enemigos rumoresMas la expectativa de público que

generó la presentación del volumen nofue exagerada. Desde varios lustros,Paradiso, con su rótulo de escandalo-so por sus escenas eróticas, habíaadquirido el rango de libro inalcanzable.Primero, debido a que era totalmente

imposible encontrarlo en librerías; des-pués, porque aquellos poquísimos quese ufanaban de su tenencia, corrobora-ban la legendaria aureola de textocríptico, casi ininteligible que le acom-pañaba desde su edición príncipe, en1966, bajo el sello de la Editorial Unión,de Cuba.

Desde esa fecha y hasta nuestrosdías, numerosos exégetas se han em-peñado en esclarecer los motivos quehan rotulado a esta novela como her-mética. Uno de ellos, el poeta einvestigador Cintio Vitier, quien fueracompañero de proyectos intelectuales yamigo del autor, a la par que un acu-cioso estudioso de la obra lezamiana, haseñalado entre las causas de esta su-puesta oscuridad de Paradiso laexistencia en sus páginas de un ince-sante tejido de asociaciones culturalesy una metaforización de ideas y sensa-ciones que unido a un sistemático desvíohacia símiles inesperados y al uso fre-cuente de lo onírico, lo alucinatorio y lovisionario,1 en cierta medida puedencomplejizar la lectura del texto, sinconstituir, no obstante, un valladar insu-perable.

En realidad, las reflexiones e inter-pretaciones sobre Paradiso, y el restode la obra de Lezama, han proliferadoa partir de la década del ochenta, aten-diendo a múltiples aspectos, lo cualrefleja las dotes polivalentes de esteorbe creativo. Desde entonces, hanaparecido reseñas, artículos y estudiosen revistas, e incluso libros, sobre esteautor que han suscitado el interés, cadavez mayor, de un público desconocedorde su quehacer intelectual. En mi casopersonal, estas circunstancias avivaronmis deseos por leer la mentada novela,

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y mucho más, luego de mi fracaso enaquella tarde de la presentación, razo-nes que en su conjunto me movilizaríana recorrer compulsivamente las libreríasa la caza del grueso volumen.

Tratando por La HabanaComencé por el Prado, la calle don-

de nació el poeta, en 1910, y de la cualse mudaría para Trocadero Nº 162, enplena juventud, donde vivió hasta el fi-nal de sus días, en 1976, y que en laactualidad, convertida en la Casa MuseoJosé Lezama Lima, rinde permanente tri-buto al poeta. Caminaba por esta vía,resguardado por los augustos leones, eiba mirando a ambas aceras, tratandode encontrar algún viejo librero, pero enmi ruta me interrumpían el paso algu-nos niños patinando como aquellos otrosque impresionaran a Lezama en su ni-ñez y que por la celeridad de sus juegosél, en sus remembranzas, los evocabacomo criaturas aladas.

Cortando por Empedrado, me detu-ve e intenté ubicar el taller del pintorMariano Rodríguez, donde tantas vecesLezama se encontraba con su amigopara continuar juntos una caminata porlas laberínticas calles de La Habana deintramuros. Por Teniente Rey, me ha-blaron sibilinamente de alguien quevendía el libro, y mientras lo buscabaimaginaba el andar de Lezama por esacalle rumbo a la antigua imprenta Úcar,García y Compañía, cuyo establecimien-to le garantizó tanto a él como al restodel grupo Orígenes, facilidades de pagopara imprimirles sus libros y los núme-ros de la revista homónima, publicacióndirigida por el poeta y parangonadacomo una de las mejores del idioma enel período que circuló, allá por los años

cuarenta y cincuenta de la pasada cen-turia, cuando desarrolló una importantelabor de promoción cultural, operandocomo contrapartida a la pseudoculturade la época.

Ya en la calle Obispo, decidíinternarme en la ciudad para mi pesqui-sa libresca, pero no pude menos querecordar al poeta en sus paseos, arriban-do a la antigua librería La Victoriamientras acomodaba su corpulenta figuraen la estrecha puerta del local, en espe-ra de sus amigos, con quienesconversaba, lo mismo de asuntos inme-diatos como la próxima aparición enOrígenes de algunos capítulos deParadiso, la novela que entonces es-cribía lentamente, impulsado por sumadre; o se remontaba a cuestiones tanesotéricas como los mitos de Osiris yHarus en la cultura egipcia. Y su voz,con las pausas impuestas por el asma,la enfermedad que le aquejaba desdela infancia, resaltaba por su timbre que“[...] se distinguía por la inflexión, porsu tono ascendente que marcaba el fi-nal de un período del parlamento ysubrayaba la importancia y significaciónde lo que acababa de decir”,2 reinandoen el ambiente, como salida de un magoen el cual cada palabra adquiría deste-llos nuevos, relumbres ignotos einusitados, formando a su alrededor unaespecie de encantamiento sorpresivo.

La charla hechizadaAvanzaba por la populosa vía pen-

sando cómo en la conversación deLezama se mezclaban citas culturalese imágenes inesperadas, saltando de lohumano a lo divino, con tanta erudicióncomo invención, al ritmo del diálogo co-tidiano. Era un modo comunicativo

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personal, traspasado por el autor aParadiso, tal vez bajo su criterio de que“[...] la conversación […] es el princi-pio de la novela”,3 algo percibido por laensayista española María Zambrano,amiga del poeta, con quien, en su es-tancia en Cuba, sostuvo prolijas yenjundiosas charlas, y que respecto altexto, le comentó en carta, con no pocoaire de nostalgia: “[...] leyéndolo con-verso contigo”.4

Corroborando lo anterior, CintioVitier ha ahondado sobre “[…] la pe-culiar habla-escritura lezamiana, taninvasora, que prácticamente todos lospersonajes, incluso los niños y los iletrados,sin dejar por eso de ser ellos mismos, ha-blan como hablaba Lezama”,5 yapuntando, además, que ello no debe in-hibir la lectura de la novela, cuando lopertinente es conocer sus reglas, fami-liarizarse con el estilo de este cubanouniversal, sin limitaciones ni reticenciasante su presunta dificultad.

Otras aventuras sigilosasCavilaba en una máxima del maes-

tro: “sólo lo difícil es estimulante”,cuando entré en La Moderna Poesía,la principal librería de Obispo. Comode costumbre, la empleada repitió laconsabida respuesta: el libro está ago-tado; mas, quizás compadecida por lafrustración que reflejaba mi rostro, algola motivó a recordar: “Pero mire, hayun ejemplar defectuoso para llevar a laempresa, ¿lo quiere ver?”.

Ante mi ansiedad, pude constatarque eran insignificantes para mí aque-llas pocas páginas del ejemplar que memostrara la empleada con la tinta de latipografía un poco más fuerte que elresto. Pagué y salí, incrédulo, descon-

certado aún por lo imprevisto, pero ale-gre, pues allí, en el fondo de mi mochila,tangible y segura, me aguardaba la pu-blicación de Letras Cubanas, de 1991,cuyo texto era una fiel reproducción dela realizada para la edición crítica de laAsociación de Archivos, auspiciada porla Organización de Naciones Unidaspara la Educación, la Ciencia y la Cul-tura (UNESCO), por un prestigiosoequipo de especialistas cubanos, dirigi-dos por Cintio Vitier, en 1988.

Cortázar y el comienzo deParadiso

Como todo iniciado, comencé mi pri-mera lectura, lenta, morosa, adaptándomea las pausas lezamianas y siguiendo lasaseveraciones del narrador argentinoJulio Cortázar: “Una obra así no se lee;se le consulta, se avanza por ella líneaa línea, jugo a jugo, en una participa-ción intelectual y sensible tan tensa yvehemente como la que desde esas lí-neas y esos jugos nos busca y nosrevela”,6 consideraciones pertenecien-tes a “Para llegar a Lezama Lima”,ensayo donde el narrador argentino pro-movió Paradiso y su autor para elpúblico hispanohablante. Sin embargo,la novela, excediendo los marcos delidioma español, fue publicada ya, a prin-cipios de la década del setenta enfrancés, inglés e italiano, siendo laurea-da en la patria de Dante como el mejorlibro hispanoamericano publicado en1971 en ese país. Igualmente, provocóque el público se interesara por la obraanterior del escritor, tanto por la poe-sía, desde Muerte de Narciso hastaDador, como por el ensayo, desdeAnalecta del reloj hasta La expresiónamericana.

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Ciertamente, el citado ensayo deCortázar no sería la única de las bon-dades que afloraría de la amistadfraternal entre estos intelectuales, cuyaimpronta testimonió el lente deChinolope en una antológica foto deambos junto a la Catedral habanera. En1968, la editorial mexicana Era publicóParadiso, bajo el cuidado de JulioCortázar y Carlos Monsiváis, ediciónque por su calidad regocijó a su autor,revirtiendo la insatisfacción producidapor las erratas que proliferaban en lasediciones anteriores cubana, peruana yargentina. Un año después, en 1969,aparecería bajo la firma del escritor cu-bano el prólogo a Rayuela, lafundamental narración de Cortázar,para la publicación de Casa de lasAméricas.

Por su parte, en Cuba, el ensayo deCortázar así como alguna nota críticade otro autor ayudaron a contrarrestara quienes calificaron de pornográfico aParadiso, y que alentó a cierta buro-cracia menor a pretender obstruir sudistribución por el país. Asimismo, la re-flexión cortazariana contribuyó a revelarlas cualidades enriquecedoras y nutriciaslatentes en la materia novelescalezamiana, rasgos que le conferían el tí-tulo de lectura inigualable para quien seacercara a su universo narrativo.

Para un final prestoEn mi experiencia personal colegí que

Paradiso necesitaba de acercamientossucesivos y detenidos, a los cuales mehabitué a través de los años, años enque vinieron apareciendo en el ámbitoeditorial insular nuevas reimpresiones

de la descomunal novela. En cuanto ami empeño, tuve a bien verificar queen cada lectura horadaba con máshondura en el universo de Paradiso,aunque sin olvidar que “[…] no es unlibro para leer como se leen los libros,es un objeto con un anverso y con re-verso, peso y densidad, olor y gusto,con un centro de vibración que no sedeja alcanzar en su coto más entraña-ble […]”,7 y esto le otorgó, desde supublicación, un sitio privilegiado, pre-eminente y trascendente dentro de laliteratura cubana e iberoamericana, noentendido desde un inicio por muchos,porque tal vez, como comentaría suautor, llegó como “un cornetazo en ple-no oído”.8

Notas1 Vitier, Cintio. “Invitación a Paradiso”. En:Lezama Lima, José. Paradiso. La Habana:Editorial Letras Cubanas, 1991. p. VI.2 Oraá, Pedro de. Retrato cierto de Lezama. Unión(La Habana) (44); jul.-dic. 2001.3 González, Reynaldo. Lezama Lima: el ingenuoculpable. La Habana: Editorial Letras Cubanas,1988. p. 120.4 Fascinación de la memoria. Textos inéditosde José Lezama Lima / Sel. y pról. IvánGonzález Cruz. La Habana: Editorial LetrasCubanas. p. 238.5 Vitier, C. Op. cit. (1).6 Cortázar, Julio. La vuelta al día en ochentamundos. México: Siglo Veintiuno Editores, 1986.p. 153.7 Ibídem, p. 152.8 González, Reynaldo. “Lezama a la altura delos ojos”. En: Espinosa, Carlos. Cercanía deLezama Lima. La Habana: Editorial LetrasCubanas. p. 214.

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Hemingwayenamorado

Marta B. ArmenterosToledo

Editora

Hace poco tiempo me acerqué denuevo a la lectura de la obra de

Ernest Miller Hemingway (21 de juliode 1899-2 de julio de 1961), y a la dealgunos artículos sobre su vida, y ellome condujo a reflexionar acerca de susrelaciones amorosas.

Desde muy joven tuvo diferentes ro-mances, pero el primero en importanciaen su vida fue con la enfermera norte-americana Agnes von Kurowsky al serherido en Italia e internado en el Hos-pital Americano de Milán, donde ellatrabajaba, aunque según ella expresa-ra sólo había sido un amor platónico.Henry S. Villard, quien la entrevistaraaños después, afirma: “[…] reconocióque habían tenido lo que ella llamó un‘coqueteo’, pero que las relaciones,aseguró con firmeza, jamás habían pa-sado de eso”.1 Este “primer” amormarcó tanto al escritor que la joven seconvirtió en el personaje de CatherineBarkley de Adiós a las armas y, asi-mismo, cuando recibió en marzo de1919 la carta donde Agnes se despe-día de él, comenzó a salir con diversasjóvenes, hasta que en 1920 le presen-taron a Elizabeth Hadley Richardson.

Con Hadley se casa el 3 de septiem-bre de 1921 y fue la mujer a la quesiempre se refirió “[…] como su ‘ver-

dadera’ compañera, su yo ideal feme-nino […]”.2 Pero el matrimonio se veamenazado en 1925, pues primero co-noce a lady Duff-Twysden enBurguete, España, y después aPauline Pfeiffer, de quien se enamoracon rapidez, si bien no dejaba de pen-sar “[…] que su matrimonio conHadley era indisoluble, según las reglasaprendidas […] y las disciplinas de lafamilia […]”.3 Actitud un tanto contra-dictoria, ¿no?, pero ello no impidió queen marzo de 1927 se divorciaran; noobstante, en carta a su padre, del 14de septiembre, asegura: “La culpa sóloha sido mía […]. Jamás dejaré deamar a Hadley […]”. 4

Vuelve a casarse el 10 de mayo de1927 con Pauline, pero después de tresaños de matrimonio, de regreso de unviaje a Europa, en 1930 ve por prime-ra vez en el barco Ile-de-France a otramujer: Jane Mason, esposa de un fun-cionario de la Pan American, y primerpeligro serio para la pareja, y con lacual, desde 1932 hasta 1936, vivió unintenso amor. Ahora, al igual que aHadley, a Pauline le corresponde jugarel papel de madre y esposa del hogar,mientras el escritor se exhibía por to-dos lados con su joven amante. Elmatrimonio empieza a derrumbarse.Jane también fue el personaje deHelene Bradley en la novela Tener yno tener.

En 1936, durante la Guerra Civil Es-pañola, tuvo el primer encuentro con laperiodista y coterránea suya, MarthaGelhorn, con quien comienza a viajar porEspaña, y muy pronto la relación amisto-sa pasó a ser íntima. De nuevo la esposasufría la relación pública de Hemingwaycon otra mujer. Los enamorados, en abril

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de 1939, se reúnen en La Habana y laGelhorn lo insta primero a alquilar ydespués a comprar Finca Vigía.

A principios de noviembre de 1940,el escritor se divorcia de PaulinePfeiffer y contrae matrimonio conMartha el 21 de ese mes. Ambos via-jan a Europa y Asia realizando susrespectivos trabajos, pero al regresara Cuba, ella no estuvo dispuesta a so-portar la dedicación de su marido a lacacería de submarinos alemanes enlas costas de la zona norte de la isla,y decide abandonar definitivamenteFinca Vigía hasta obtener el divorcioel 21 de diciembre de 1945. Pero an-tes de que esto sucediera, habíaaparecido en Londres otra mujer en lavida de Hemingway: Mary Welsh, pe-riodista también, y pronto entre ambosse establece un intenso romance. Des-pués de la estancia en Europa, seencuentran en Finca Vigía y se casanel 14 de marzo de 1946.

En 1948 viajan a Italia, y aunquetodo en el matrimonio marchaba bien,a principios de diciembre al escritor lees presentada la baronesa AdrianaIvancich, y entra la joven en el ámbitode la pareja, mientras Mary se convier-te en la colaboradora del escritor y enuna perfecta ama de casa y anfitriona.

Durante la estancia del matrimonioen Venecia, la baronesa y el novelistase veían con asiduidad, y antes de re-gresar a París, él le anuncia a su esposasu deseo de invitar a Adriana y a sumamá a Cuba: “[…] y cuenta Maryque para complacer a Hemingway fueella quien hizo la invitación […], no es-taba dispuesta a ayudarle si la ayudaconsistía en renunciar a él”.5

La joven arriba a Cuba el 27 de oc-tubre de 1950. “Sobre esta presencia deAdriana en la capital cubana se tejieronmuchos rumores: se decía de escánda-los, casi duelos a tiros entre Ernest yMary, desaforadas fornicaciones en la

Junto a Mary Welsh

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torre de Finca Vigía, navegaciones, ytiernas visitas a diversos parajes […]”.6Esta situación, por suerte para Mary,termina con el adelantado viaje de lasvisitantes y la inmersión del escritor ensu futura novela, El viejo y el mar.Después, “[…] Mary trató de volver ainfundir serenidad a su matrimonio”7 yentre 1953 y 1954 viajan por Europa yÁfrica, pero mientras se hallaban enKimana, Kenia, acaparó la atención delautor una joven africana, Debba, here-dera de Wacamba Shamba, un pueblocercano, y

Cuenta […] que Mary no le creabaningún problema, que era compren-siva y magnífica, y que cuandollegaba alguien de aquella tribu se loanunciaba diciéndole que no sabía sise trataba de […] miembros de lafamilia de “su novia”.Mary era ya demasiado ducha enestas lides para preocuparse poruna jovencita Wacamba […]”.8

Posteriormente, a pesar de que elestado de salud de Hemingway no erael mejor, en julio de 1959 en Pamplonase encuentran con Valerie Danby-Smith, joven de origen irlandés que fuea entrevistarlo, pero “Mary tuvo quehacer uso nuevamente de toda su pa-ciencia, ya que Hemingway, desde quela conoció, quiso tenerla siempre a sulado, en la mesa, en el coche y en to-das partes […]”.9 Imagino que estehaya sido un amor platónico de un hom-bre ya mayor, pues años después, en1966, la muchacha se casó conGregory, uno de los hijos del escritor.

Esos fueron sus principales amores,pero no hay que olvidar su afición porlas prostitutas como “[…] LeopoldinaRodríguez, una bella e interesante mu-

lata, gran amor de Ernest, su amiga yconfidente. Al parecer, ella fue la úni-ca mujer por la que el novelista sintióverdadero amor. Fue su pasión […] sucompañera de parrandas y de peñasmusicales”.10

Al observar esta vida amorosa llenade adulterios me pregunto ¿influyó enello el haber vivido en un hogar rodea-do de mujeres hasta los dieciséis añosy el carácter posesivo y fuerte de sumadre? ¿Eso caracterizaría su actitudmachista ante la vida?, aunque segúnFernanda Pivano “[…] siempre tuvoterror a hacerles daño [a las mujeres],entendiendo ‘daño’ el destilado de laeducación puritana recibida en la familiavictoriana y provincial […]”.11 ¿Es po-sible que esos cambios de pareja sedebieran a una rebelión contra esa edu-cación?

Todas estas preguntas pueden teneruna respuesta positiva, pero la más im-portante es: ¿Fue feliz en el amor?

Notas1 Villard, Henry S. y James Nagel. Hemingwayen el amor y en la guerra. Barcelona: EdicionesB, S.A., 1998. p. 73.2 Pivano, Fernanda. Hemingway. Barcelona:Tusquets Editores S.A., 1986. p. 21.3 Ibídem, p. 21.4 Ibídem, p. 134.5 Ibídem, p. 214.6 Cirules, Enrique. “Ernest Hemingway: esedesconocido”. En: Hemingway en La Habana /catálogo. (Inédito)7 Pivano, F. Op. cit. (2). p. 247.8 Ibídem, p. 200.9 Ibídem, p. 269.10 Orovio, Helio. “La ciudad musical”. En: Op.cit. (6).11 Pivano, F. Op. cit. (2). p. 22.

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DOCUMENTOS RAROS

Una traduccióninéditade Luaces

Amaury B. Carbón SierraProfesor de la Universidad de La Habana

Integrante del llamado segundo ro-manticismo, el notable poeta y dra-

maturgo de primera línea, JoaquínLorenzo Luaces (La Habana, 4 de ju-nio de 1826-Id. 7 de noviembre de1867) realizó, entre otras traducciones,dos versiones del latín al español delpoeta Quinto Horacio Flaco (siglo Ia.n.e.): El arte poética (Epistula adPisones, II, 3) y La oda segunda delLibro tercero. La primera, la que nosinteresa por haber permanecido inédi-ta hasta ahora, data de 1844, año enque, de acuerdo con su biografía, eltambién autor de Cuba. Poema mito-lógico y Anacreónticas cubanas segraduó de bachiller en artes en el Se-minario de San Carlos, donde el estudiode esta obra se hacía en la asignaturadel cuarto curso Elementos de Retóri-ca y Poética.1

Teniendo en cuenta, pues, la impor-tancia del intérprete, la posibleinfluencia ejercida en su labor creativapor las reglas y consejos horacianos dearte clásico contenidos en la famosaepístola, y el hecho reconocido de que

la traducción forma parte de la litera-tura de las naciones, se ofrece acontinuación la publicación íntegra de laversión juvenil de Luaces, aunque conligeros retoques que atienden funda-mentalmente a su adecuación a lasnormas ortográficas actuales.2

Notas1 Cf. Joaquín Lorenzo Luaces, traductor del latín.Universidad de La Habana (253): [143]- 153;primer semestre 2001.2 Cf. Archivo Nacional de Cuba, Fondo Academiade la Historia, Signatura 636. Archivo Nacionalde Cuba, Fondo Academia de la Historia,Signatura 636, Fecha: 1844-1866, Caja No. 197,Contenido Lorenzo Luaces, Poesías manuscritas.

El arte poética de HoracioSi un pintor añadiese a una cabeza

humana un cuello de caballo uniéndo-les a miembros diferentes y queadornase con diversas plumas; o termi-

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nase otro, sin ningún juicio, el busto deuna hermosa doncella en la escamosacola de un disforme pez, ¿podríais con-tener la risa delante de tal espectáculo?Pues bien, creedme, Pisones, tal cua-dro sería el verdadero retrato de unlibro, cuyos capítulos diferentes entre síy sin ilación alguna, semejantes a losdelirios de un calenturiento, hiciesen queni el principio ni el fin guardasen acer-tadas reglas. Aunque los pintores ypoetas tengan el privilegio de inven-tar y se les conceda tal prerrogativa,esta no alcanza hasta el extremo deque se mezclen las cosas agradablescon las duras y ásperas; y muchomenos, que se nos representen a lasserpientes empollando aves, ni al pér-fido tigre alimentando al sencillocordero. [Esto no se refiere precisa-mente a la unidad, sino a la falta dereglas en general. Lo prueban los mis-mos ejemplos, algunos de los cuales másse refieren a la proporción y a la vero-similitud, que a la unidad. N. del A. Enel resto del trabajo seguirán aparecien-do estas aclaraciones realizadas por elautor. N. de la E.].

Algunos poetas a unos principiosgraves y llenos de grandes promesas,añaden algún pedazo brillante de púr-pura resplandeciente, como los quehacen la descripción del bosque sagra-do y de los altares de Diana y lasrápidas aguas que corren por el recin-to de sus amenos campos, o nos pintanel caudaloso Rin o el arco.1 Cosas to-das muy bellas tal vez, pero traídasfuera de propósito. Si el que encarga aun pintor un cuadro, y pagándole sutrabajo le dice que le pinte su nave des-trozada por las olas y él nadandoatribulado sin esperanza de ganar la

costa, ¿pintará el artista en el cuadroel fúnebre ciprés2? ¿Por qué si un poe-ta empieza la descripción de un ánforasoberbia, describe al fin un sencillo yhumilde vaso? En una palabra, es ne-cesario ser sencillo y guardar la unidad.[Ya aquí empieza a tratar de la unidad].

La mayor parte de los poetas y laspersonas de más suposición no escogensiempre un término medio justo, quie-ren ser breves y degeneran en oscuros:levanta uno el estilo y el ánimo en otrosconceptos y desfallece en la mitad dela subida; otro promete cosas estupen-das y se hace hinchado, estos por temorde lo sublime de los procelosos maresse arrastran humildemente por la tierra,y aquellos por querer sorprender conprodigios pintan al delfín en medio delas selvas y al fiero jabalí en las azulesondas. Cuando no hay cierto tino y dis-cernimiento, por evitar un leve defectose cae en un vicio garrafal. [Esto y loprimero parecen referirse más a la uni-dad de estilo que a la de un plan].

El artista que vive cerca de la aca-demia de gladiadores de Emilio, siquiere hacer una obra perfecta, imita-rá lo más delicado de las uñas y delcabello en el bronce de su estatua. ¿Porqué? ¡Desgraciado del que no poseetoda la diligencia de su parte cuandotrabaja en una obra maestra! Así, aquelque quiere hermosearse para llamar laatención, quisiera tener una nariz peque-ña y negros los ojos y el cabello. [Enlo más mínimo ha de haber belleza; estono puede referirse a la unidad].

Vosotros que tratáis de escribir, sa-bed escoger a propósito, y tanteadmuchas, muchas veces vuestras fuerzaspara la empresa que intentáis; porque alque escoge un asunto proporcionado

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a su genio, nunca le falta ni elocuenciani una claridad ordenada.

La belleza y el nervio de este ordenconsiste en saber decir ahora unas co-sas, y en dejar y omitir otras queestarán mejor expresadas después, cui-dando de escoger las bellezas y evitarlos defectos de las obras de extensión.

También se debe tener mucha cau-tela en la elección de las palabras, y sepuede con la juiciosa mezcla de dos ha-cer una nueva: así si fuere necesarioexplicar con nuevos sonidos objetosdesconocidos de los Cetegos, puedevariarse la palabra cinctutis [Ceñidos].Pero se debe tener gran cuidado conesta licencia. Las palabras derivadasdel griego se harán latinas con una li-gera inflexión. ¿Quién dio palabrasromanas a Cecilio, Plauto, Virgilio yVario? Así pues, nadie me tildará si in-vento algunas expresiones nuevas, y si,no sujetándome al idioma de Catón yde Enio cuando escriba, adorne mis dis-cursos con palabras nuevas. Es lícito,y siempre lo ha sido, inventar nuevossignos con tal de que vayan señaladoscon el cuño nacional. Así como caen lasprimeras hojas de las selvas con eltranscurso del tiempo, así los años quepasan hacen morir las palabras dejan-do lugar a otras que florecen y vivencon el vigor propio de la juventud.Mientras, nosotros nos debemos a losque sobreviven. Por eso son celebra-das y son propias de los reyes las obrasútiles a la posteridad; ya se encierre aNeptuno en la tierra para poner a cu-bierto de los aquilones a las ligerasnaves, ya alimenten las vecinas ciuda-des haciendo fértil con empalizadas yútiles trabajos el terreno estéril, y ha-ciéndolo apto para el arado, ya haciendo

correr por mejor camino las avenidasdel río que destruyen los sembrados.Las obras de los mortales perecen¡cuánto menos, pues, durarán las pala-bras! Muchas renacen que ya habíanmuerto, y las que ahora están en boga,desaparecen si lo exige el uso, que esel único que posee el arbitrio, el dere-cho, y la norma del lenguaje.

Homero enseñó en qué metro debenescribirse las hazañas de los reyes ycapitanes y las ominosas guerras.

Antiguamente los asuntos tristes se es-cribieron en versos desiguales pareados,pero después se cantaron también conellos los votos del que logró sus deseos.

El cantor, autor de prosaicas elegíastan de disputas por los gramáticos, y losruinosos litigios, armaron la cólera deArquíloco con el verso yambo.3

El humilde zueco4 y el grandioso co-turno escogieron al yambo como el mása propósito para los diálogos, para aca-llar el intrépido de los espectadores yrepresentar las acciones de los hom-bres. De él se usa también para pintara los altos dioses, a los semidioses, lasvictorias del pugilato y las carreras delos fogosos corceles.

¿Por qué ha de ser saludado comopoeta quien no tiene genio e ignora elarte de usar las reglas explicadas en suoportunidad y dar un más bello colori-do a su obra?

¿Por qué se ha de preferir por unamala vergüenza el no saber, a llegar aaprender lo que se desea?

No se deben exponer los asuntos có-micos en versos trágicos. [Aquíempiezan las reglas para la tragedia].Indignáranse los oyentes si en una co-media se refiere el festín de Tiestes.Cada uno de estos géneros debe con-

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servar su estilo peculiar y que le tocó ensuerte. Esto no impide que algunas ve-ces la comedia use del lenguaje elevadode la tragedia, como cuando el incómo-do Cremes regañando a su hijo5 levantael estilo. El trágico también conmuevemuchas veces haciendo uso del estilosencillo. [Pero no del cómico]. AsíTelefo y Peles, en la indigencia y deste-rrados de la patria, no hacen uso deexpresiones campanudas ni frases alti-sonantes, y de este modo consiguen queel espectador se interese en sus quejas.

No basta que el poema sea bello,es menester también que sea dulce[que conmueva, que interese], si el au-tor pretende que el público seidentifique con él; porque así como elsemblante humano llora con los que llo-ran, ríe también con los que ríen. Si unautor quiere inspirar lástima y llanto, esnecesario que empiece él mismo por llo-rar. Si él gime, conmoverá su infortunio:y así arreglado a su discurso, consegui-rá que el espectador se duerma o se ríade los desgraciados Telefo y Peles.6 Lascosas tristes deben, pues, ser dichas conel rostro afligido: las amenazas requie-ren un semblante airado: las cosasjuguetonas se han de expresar con ale-gría, así como las severas seriamentehan de decirse, pues la naturaleza nosha formado aptos para toda clase desentimientos. Cuando ella habla, nos im-pele a la ira o nos hace inclinar a la tierracon triste sentimiento. La lengua debeexpresar estos diversos movimientos delánimo. Si lo que se dice es ajeno de lasdiversas situaciones y se expresa conpalabras impropias, los caballeros y laplebe romana lo recibirán a carcajadas.

Ha de atender el poeta que los dio-ses y héroes hablen como tales: ha de

pintar cuerdo al anciano; ardiente al queestá en la flor de la juventud; altiva lamatrona; hacendosa la nodriza; ambulanteel mercader, atendiendo principalmente adistinguir si ha nacido en Colcos o enAsiria, en Tebas o en Argos. O siguelas tradiciones comunes, o se finge unpersonaje a quien se dará un carácterverosímil. Por eso, el que quiera hon-rar a Aquiles sacándole de nuevo a laescena, le ha de pintar iracundo, inexo-rable y osado: jáctese de que las leyesno le comprenden, y por nada abando-ne el ejercicio de las armas. Ha de serMedea feroz e implacable, débil Ino,pérfido Ixion, Ío vagarosa, y Orestessiempre afligido.

Si se pone en escena un asunto ori-ginal y el autor se atreve a crear unpersonaje, consérvese este hasta el fincomo se mostró al principio para quesea consecuente consigo mismo. Esmuy difícil inventar,7 por lo que se haráperfectamente si se saca el argumentode la pieza dramática de los versos dela Ilíada, más bien que referir cosasinventadas y nunca dichas por otro.

Un asunto popular [Vulgar, que andaen boca de todos] se puede hacer defuero particular, no imitando servilmenteel estilo conocido de todo el mundo delmodelo propuesto, ni interpretando contanta fidelidad las palabras, los concep-tos que se expresan con las mismaspalabras. Se ha de tener cuidado espe-cial en que por el prurito de imitar nose ponga el autor en tal aprieto, que nopueda salir de él sin faltar a la verosi-militud y a las reglas.

Nunca [¿Aquí empiezan las reglasdel poema? No, porque luego se si-gue hablando de la tragedia] se ha deempezar una obra como el poeta que

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en las callejuelas8 dijo pomposamente:Cantaré las vicisitudes del desventura-do Príamo y la sangrienta y homicidaguerra... Después de tal promesa, ¿quése podrá decir que sea digno ni bastan-te? Semejante al parto de los montes,sólo producirá el poeta un ridículoratoncillo. ¡Con cuánta más cordura nose expresó el fácil Homero! “Dame,Musa, las aventuras de aquel varónque, tomada Troya, vio las costumbresde naciones y pueblos diferentes”. Élno trata de sacar fuego del humo, sinode este una brillante llamarada, y su-cesivamente nos cuenta sucesosmilagrosos. A Antípato, al cíclope ferozy los monstruos Escila y Caribdis. Nonos dice ni el regreso de Diomedes nila muerte de Meleagro; ni para cantarla guerra troyana habla del huevo,9 sucausa remotísima. Marcha siempre sindetenerse hasta el fin: en los sucesosdel medio del poema arrebata al oyentecomo si adivinara los postreros, yaquellos asuntos que son incapaces dehermosearse con la poesía y el traba-jo los deja y abandona, mezclando detal modo lo verdadero y lo falso, queni el principio discrepa del medio nieste del fin.

Si un autor desea captarse la aten-ción del público y de los inteligentes, quese aplauda su obra y que el especta-dor oiga la pieza hasta el instante en queel autor exclame ¡Aplaudid!,10 debeatender cuidadosamente [Caracteres]a la edad y a las costumbres que tratade dar a su héroe, y principalmente asu carácter, puesto que este varía conlos años.

El niño que ya sabe balbucear laspalabras y marcha por el suelo con se-guro pie, es aficionado a retozar con

sus compañeros, propenso a la ira y altemor, y varía de pensamientos en ho-ras. El imberbe mancebo cuando vealejado a su guarda, se regocija con loscaballos y los perros, y le agrada ho-llar la grama del campo cerrado,11 tienemarcadas inclinaciones al vicio, es ás-pero con los que le aconsejan, prevépoco lo que puede convenirle, prodigael dinero, es altanero y antojadizo, yabandona luego lo que antes amaba.Variando sus tendencias con los años,anhela después los festines y las amis-tades y pretende los honores, nocurándose de abandonar en un momen-to su antigua ocupación por otra nueva.El anciano se incomoda con todo lo quele rodea, bien porque busca riquezas ycuando ya las tiene el miserable se abs-tiene, por miedo, de su uso; o bien,porque administra fría y con tímidez susnegocios. Es amigo de dilatar las cosas(futuras), difícil de contentar, imperti-nente, celebra continuamente el tiempoen que fue muchacho, y es el censor yel azote de la juventud. Los años nostraen consigo grandes ventajas, perotambién nos quitan y menguan grandesfacultades. Débense, pues, estudiar cui-dadosamente las inclinaciones del niño,del varón mancebo y del anciano.

En la escena los sucesos se represen-tan o se refieren. Pero aunque es ciertoque los que se oyen afectan menos no-tablemente que los sucesos que vennuestros propios ojos y de los cuales seda cuenta el espectador, con todo no hade presentarse en escena lo que es másconveniente que ocurra entre bastidores.Muchos hechos deben apartarse de lavista del público, ya que después pue-den explicarse por la voz de alguno delos personajes. Así pues, no debe des-

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pedazar Medea a sus hijos delante delespectador, ni a su vista confeccione elferoz Atreo las humanas entrañas.12

Tampoco en la escena deben transfor-marse Progne en ave ni Cadmo enserpiente. Representadas tales cosas ala vista, se oyen [¿Se ven?] sin quepuedan creerse.

La pieza dramática que aspire al ho-nor de repetición no debe tener ni másni menos de cinco actos; no deben in-tervenir en ella los dioses, a no ser quede otro modo no pueda deshacerseel nudo; ya en las tablas, no deben ha-blar más de tres personas (¡!).

El coro debe hacer con toda diligen-cia el papel de un actor, y no debecantar en los intermedios lo que no estéestrechamente ligado al argumento yque no conduzca al fin propuesto. Debefavorecer a los personajes virtuosos,reconciliar a los amigos, e interesarsepor los que temen a los dioses. Puedecelebrar los suntuosos festines, la res-petable justicia, las leyes y la grata pazque abre nuestras puertas al comercio.Debe proteger al desdichado y rogar ysuplicar a los dioses para que triunfe elperseguido y abata la arrogancia de lossoberbios.

No estaba antes la flauta, como aho-ra forrada de metal, ni competir podíacon el sonido de la trompeta. Respira-ba entonces tenue, y sencillamente pormuy pocos agujeros, y podía bastar, sinembargo, a las necesidades del coro.Aunque su soplo delicado no llenabapor completo el espacio ocupado por loscompactos asientos, el público de en-tonces, poco numeroso, frugal, modestoy morigerado, la escuchaba con éxta-sis. Pero cuando este mismo puebloempezó a extender sus campos y en-

grandeció su capital con un recinto demuros de mayor capacidad y aplacó alas divinidades con los festines de lasfiestas cotidianas, tomaron creces lamúsica y la poesía. Despreciable es ellibro en que se trueque el estilo corres-pondiente a cada materia, mezclandoconfusamente lo rústico con lo corte-sano, y lo torpe con lo púdico; y sinembargo, abusó el flautista de tal modode las antiguas reglas, que añadió a lamímica un lujo portentoso y se paseópor la escena con una veste de riquísi-mo precio. Cambió las sencillas yantiguas palabras por un lenguaje inau-dito; y aquel modo simple, en unprincipio, de explicar las cosas útiles yadivinar con oráculos lo futuro, en nadase diferenció del lenguaje de las sen-tencias délficas.13

Los griegos, que con versos trágicosentraban en certamen por el premio delvil macho cabrío, introdujeron tambiénen la literatura a los selváticos sátiros,mordaces por naturaleza, inventaronmezclar en los escritos lo chistoso sinfaltar a la gravedad.14 El pueblo, al vol-ver de sus fiestas religiosas medio ebrioy libre de todo fuero, era agasajado enesta grata novedad. Pero aunque sealícito introducir en la escena a los risue-ños y decidores sátiros, es necesariovolver de lo festivo a lo grave, segúnconvenga; y que no contemplemos aldios o al héroe que hemos visto hacepoco con el oro y la púrpura de los re-yes, mudar su lenguaje, en humildescasas, con un modo de hablar grosero;o queriendo evitar la llaneza en el ha-blar, se remonta a las nubes y alcóncavo vacío. Tan ajeno de la trage-dia es hablar con versos sin dignidad,como de la casta matrona el que se le

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obligue a asistir en los días de fiestaspúblicas a los espectáculos de los sa-laces sátiros.

Si yo me determinara a escribir sá-tiras,15 oh Pisones, evitaría a la vez eluso de palabras incultas y desaliñadasy el elevado colorido de la tragedia. Nointroduciría en ellas al locuaz Davo, nial bellaco Pitias sacando con jocaliñas[sic] un talento al anciano Simón; peropintaría a Sileno guardián y criado desu alumno, el dios Baco.

La ficción de los versos satíricos lasacaría yo de un objeto conocido. Elpoeta que pretenda ser escuchado, hade trabajar y sudar sin descanso, corre-gir mucho, y tener resolución, porquepueden mucho el buen orden y el enla-ce, y pueden llegar a embellecersemucho los asuntos más medianos.

Soy de la opinión que los Faunos,como salidos de las selvas, deben abs-tenerse tanto del lenguaje soez de lascallejuelas, como de la elevada alocucióndel foro: no han de decir versos comolos inexpertos jóvenes, ni expresarse conpalabras inmundas e ignominiosas, por-que esto ofende a los caballeros, a lanobleza, y a las personas acomodadas.Lo que no aprueba el miserable merca-der de nueces y garbanzos gustará a loscaballeros y estos darán al poeta una co-rona como premio.

La sílaba larga unida a una breve for-ma el yambo, verso de pie rápido; porlo que tomó el nombre de trímetro,16 hade herir seis veces consecutivas el oído,de suerte que el primer yambo hallesiempre en el último a su igual. Hacepoco tiempo que esta clase de versosfácil y flexible, y tardo y grave en lle-gar a los oídos recibió paulatinamentey como por juro de heredad al fijo ex-

pendio; pero nunca de manera que lecediese, por esta asociación, el segun-do y cuarto lugar. Con estos versosadornaron Accio y Enio sus notablestrímetros.

Debió el verso sobrecargado deespondeos su admisión en la escena, oa una desidia criminal, o a la ignoran-cia completa de las reglas del arte.Aunque no todos pueden ser juecesacerca de la falta de armonía y caden-cia de un poema, es indigno de un poetaaprovecharse de la licencia que conce-den en esta parte los romanos. Esvergonzoso, por lo tanto, andar vagan-do y escogiendo a su arbitrio losmetros, porque no deben cometerse fal-tas con la esperanza del perdón. Quienno sabe evitar los defectos, nunca me-recerá el galardón. Imítense, pues, condiligencia los modelos griegos, y no sea-mos nosotros como nuestros abuelosque celebraban los groseros chistes yla cadencia de Plauto. No todos sufrenlos dichos tontos. Por eso vosotros, ohPisones, y yo también, sabemos distin-guir los chistes verdaderamentegraciosos de los groseros, y juzgamospor el oído y por los dedos del verda-dero sonido.

Dícese que el género trágico, desco-nocido de la Antigüedad, se inventó enCamena donde Tespis paseaba en uncarro a los actores que cantaban y re-presentaban con los rostros teñidos conlas heces del vino. Después de él, Es-quilo añadió al espectáculo la máscaray los trajes, y adornó el teatro levan-tándole sobre maderos, dio a lospersonajes un lenguaje más digno yelevado, e inventó el soberbio cotur-no. Vino después la comedia antigua,con gran aplauso del público; pero se

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excedió de tal modo en la libertad y li-cencia, que tuvieron que dictarse leyesque rigieran su constitución, con los quetuvo que callar el torpe coro, quitándo-se así la facultad de narrar.

Ninguna de estas reglas han cambia-do nuestros poetas, y no han merecidomenos gloria abandonando los argu-mentos griegos para celebrar loshechos nacionales, ya en el género có-mico, ya en el trágico.

No necesita el animoso guerrero tan-to el valor como el poeta que quierabrillar en la literatura patria, la concisióny el uso diario de limar con prolijo esme-ro sus versos. Pisones, descendientesilustres de Pompilio, despreciad los ver-sos que no hayan sido corregidos pormucho tiempo y que por diez veces se-guidas no haya pulido el poeta hastadarles la última mano. Algunos seme-jantes a Demócrito creen que el genioes más afortunado que el difícil arte yexcluyen del Helicón a los poetas cuer-dos. Estos [Pero no quiero ser poeta atanta costa. Haré, pues, mi oficio y se-mejante a la piedra de afilar que aguzael embotado hierro, lo cual compensalas fatigas que ha experimentado, faci-litaré la vía y el trabajo a los que losignoran; demostraré de dónde han detomar las galas y los adornos; qué co-sas son las que constituyen un poeta;qué se debe desechar, qué escoger; y,en suma, qué es lo que constituye unabelleza y qué un defecto. Hemos creí-do oportuno suprimir los siguientesrenglones: O ego laevus / Qui purgorbilem sub verni temporis horam! /Non alius faceret meliora poemata...en virtud de la licencia. (Nota del tra-ductor). En estos versos que Luaces notraduce expresa Horacio: “¡Oh, necio

de mí, que me purgo la bilis al llegar laprimavera! Nadie más haría mejorespoemas!...], no ponen cuidado en arre-glarse ni las uñas ni el cabello, buscanlos lugares inmundos y huyen de losbaños. Tales locos conseguirán el nom-bre de poetas si el barbero Licinoadorna sus cabezas incurables con elproducto de tres Anticiras.17

Para escribir correctamente, antes detodo, se debe conocer a fondo la ma-teria. Podrase escoger el asunto, porejemplo, de los escritos de Sócrates; yhabiéndose escogido ya, vendrán laspalabras sin esfuerzos. Yo propondríapor modelo a los imitadores para que deellos tomen adecuadas frases, al que ex-prese bien lo que se debe a la patria y alos amigos, cuán interno es el amor pa-ternal, de qué modo han de ser amadosel huésped amigo y el hermano, cuálesson los oficios del juez y del senador;cuáles son las determinaciones de ungeneral en campaña, por qué este autorsabe dar a cada persona su carácter pe-culiar y conoce el corazón humano.

Un argumento abundante en diver-sas situaciones y en que se pinten bienlas costumbres, aunque carezca degracias y de armonía, a veces agradamás al pueblo, y vive por más tiempoque los versos que carecen de sustan-cia, aunque abunden en armoniosasnonadas.

El ingenio de los griegos dio a laMusa un lenguaje cadente y armonio-so [Hay un espacio en blanco en eloriginal. Faltan unos dos versos por tra-ducir] logre con difusas cuentas dividirla onza en cien partes. El hijo de Albi-no18 puede exclamar: Si se quita de unaonza la quinta parte, ¿cuánto queda?Y si ninguno le contesta: –La cuarta

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parte. ¡Bravo!, podrá exclamar. Tú pue-des ya administrar la hacienda. Perocuando haya invadido esta miserableansia y carcoma de lucrar, ¿podrá es-perar que sus versos tengan larga viday se salven del fúnebre ciprés?

Dos cosas se proponen los poetas:deleitar o enseñar. Algunos, ambas co-sas a la vez. El que escoja la tarea dedar preceptos ha de evitar la prolijidad,para que el ánimo comprenda fácilmen-te y pueda retener sin esfuerzo. Todolo superfluo nace siempre de una ca-beza demasiado llena.

Por el contrario. Aquel que se propon-ga agradar, ha de construir una fábulaverosímil, porque nadie puede exigir quese crean sus inverosimilitudes. Así pues,sería un error craso que se extrajeravivo del vientre de Lamia el niño quese había tragado.19 No agradará a lossenadores lo que no les instruye, y loscaballeros romanos jóvenes aborrecenlos poemas demasiado austeros; poreso, conseguirá todos los sufragios elque sepa mezclar lo útil con lo agra-dable, deleitando e instruyendo a la vezal lector. Un libro así dará ganancia alos Sosias,20 atravesará los mares, yhará el nombre del autor inmortal parasiempre.

Defectos hay que no se tachan aun-que se conozcan. No da siempre lacuerda el sonido que pretenden sacarel ánimo y las manos; tal vez sólo salegrave el que pretendemos agudo.

No siempre la flecha despedida delarco hiere el objeto que amenaza. Poreso, si en un poema brillan infinitas be-llezas, no me ofenderé por cierto dealgunos pocos defectos hijos del descui-do: la naturaleza se cansa poco a poco.Pero aunque esto sea cierto, así como

el copiante de libros es corregidocada vez que se equivoca, y no pue-de perdonársele, y el tañedor decítara inspira risa si nunca saca lossonidos que pretende, así el poeta enquien los defectos son demasiados, essemejante a aquel Quérilo, que cadavez que cantaba se veía amenazado conla burla de los espectadores por dos otres veces. Indignome también cuandoel divino Homero se abandona.

La poesía es lo mismo que la pintu-ra: se le sigue si se encuentra uno aptopara ella; pero si se le encuentra difícildespués de varias tentativas, se debeabandonar. Algunos prefieren escribiroscuramente, otros trabajan a la luz sintemor al recto juicio del agudo y deli-cado juez. [Es decir, sin temor de quelos censuren...]. Tales escritores agra-darán por la primera vez y por diezveces que repitan sus obras.

Tú, joven ya formado, aunque ten-gas un juicio asentado y sigas losrectos consejos paternales, aunque se-pas manejarte por ti mismo, recuerday conserva para siempre mis precep-tos. En ciertas profesiones se puedebrillar en una justa medianía. Un juris-consulto y un procurador, por ejemplo,pueden apreciarse aunque disten muchodel talento de Mesala, y no estén tan ins-truidos como el aventajado Cascelio.Pero que un autor sea mediano poeta nolo podrán conseguir ni los hombres ni losdioses ni las columnas.21

Así como en los lujosos festines pa-recerían mal una orquesta desafinada, lapomada crasa y la miel sarda con ador-mideras porque podía darse la comidasin tales extravagancias, así un poemaaunque tuviese intención y delicadojuicio, si se separa un solo paso de lo

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mejor, queda por siempre sepultado enel olvido.

Quien no se encuentra apto para elejercicio de la guerra, se abstiene de losejercicios marciales; el que no sabe ma-nejar la pelota, el disco o el [Palabraininteligible], no se aventura a tales jue-gos, porque teme perder la corona delpremio, entre las burlescas risas de losespectadores. ¡Y sin embargo el igno-rante se atreve a escribir versos! Y, ¿porqué no?, si es libre, ingenuo, si está ins-crito en el censo de los caballeros, siposee riquezas y está exento de vicios.

Cuando [Es decir, Aunque...] se po-see juicio y discernimiento, nada debeescribirse sin que se tenga el talentonecesario. Quien quiera escribir ver-sos dignos de llegar a los oídos delsevero juez Mecio, de los ancianos yde las personas instruidas, debe corre-gir cuidadosamente sus obras, así comoencerrarlas entre pergaminos, y borrarcon cuidado lo que no es digno de verla luz pública. La palabra soltada unavez no puede recogerse.

Orfeo, el sagrado intérprete de los dio-ses, desterró de entre los hombressalvajes los cruentos homicidios y las co-midas inmundas. Cuéntase de él queablandaba la condición de los tigres yde los rabiosos leones, y que oculto enla corte de Anfión, formaba los arcosy vestíbulos tebanos obligando a las pie-dras con el suave sonido de su lira, ocolocándose en el lugar donde quería.En las antiguas edades, fue la misiónde los poetas distinguir y separar losnegocios privados de los públicos, ylos sagrados de los profanos, prohi-bir los matrimonios ilegítimos,reglamentar los derechos mutuos delos esposos, y dar constituciones a las

ciudades. Así llegó honrada y celebra-da hasta nosotros la divina poesía.Después el insigne Homero y el can-tor Tirteo animaron a los marcialespechos en los crudos combates. En ver-so se dieron los oráculos, los deberesde los hombres en versos se escribie-ron, con el uso de los versos se tentómover el pecho de los reyes con tier-nas plegarias y la feliz consecución dedilatados trabajos. Deben, pues, honrar-se todos con seguir a las sagradasMusas y al divino Apolo.

Es necesario para hacer buenos ver-sos que el genio corra parejo con elarte. No me parece que puedan escri-bir con buen éxito ni el estudio sin lainspiración divina, ni el ingenio sin es-tudio esmerado. Estas dos condicionesse han de unir amistosamente y cons-pirar juntas a un propio fin. Así, elmancebo que en la carrera quiera to-car el primero la meta, mucho tiene queagitarse y sudar absteniéndose de laVenus y el vino. El inteligente flautistaque toca en las fiestas píticas se apre-cia y enseña mejor que los mancebos.¡Y ahora basta decir “Canto un poemamiserable”! ¡Sarna le caiga al postre-ro!22 [¡(...) el postre!, dicen losespañoles]. Al que se queda atrás, nole resta más arbitrio que confesar confranqueza que ignora lo que no ha es-tudiado.

Un poeta rico en campos y en di-nero puesto a rédito y que tieneaduladores que le celebren sus poesíascon la esperanza del premio, es seme-jante al pregonero que celebra susgéneros al populacho. Si el tal es poe-ta, tiene bastante para perfumarsediligentemente para salir porfiador deun hombre desvalido y le puede sacar

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en salvo de sus multiplicadas ejecucio-nes, me admiraría que fuese bastantefeliz para conocer y distinguir el verda-dero del falso amigo [Así pues].

Si algún poeta ha obsequiado a unapersona o tiene intenciones de ello, quese guarde de escogerle para censor desus obras, pues con sequedad exclama-rá ¡Hermoso, bueno, perfecto!Palidecerá al leer, humedecerá susojos con el llanto, saltará, y, semejan-tes a las plañideras que en las pompasfúnebres hacen más extremos que losverdaderos dolientes, el hipócrita inte-resado se mostrará más conmovido queel que aplaude de buena fe. Dicen quelos reyes brindan multiplicadas copasde vino y dan tormento de este modoa las personas de quienes dudan si sondignas o no de su confianza regia. Elque hace versos, pues, debe guardar-se de los que engañarles pueden conel disfraz de zorras.

Si algún autor hubiera recitado susversos a Quintilio, este hubiera dichoamigablemente que corrigiese tales ycuales cosas y, aunque el autor se opu-siese, le hubiera obligado por dos o tresveces a rechazar lo defectuoso hacién-dole trabajar de nuevo sobre los versosmal acabados. Y si hubiera preferido elpoeta corregir un defecto, el conservar-lo de nada hubiera valido, por el críticono pasaba ninguna palabra hueca y va-cía que al autor sólo agradase. El buencrítico ha de rechazar los versos débi-les, tachar los duros, borrar losdesaliñados que se hayan expresadocon palabras impropias, tildar los ador-nos demasiado pomposos, aclarar lospasajes oscuros, dar su verdadera ex-presión a las cosas equívocas y explicarlo que es digno de variarse. Debe ser

en suma su verdadero Aristarco. Porningún motivo ha de exclamar, ¿por quétachar a un amigo ligeros defectos?Engañado el poeta una vez con estaaprobación inmerecida, esos mismosdefectillos le extraviarán sin remedio.

De tal extremo [Es decir, de lo últi-mo de que he hablado], como delleproso, del atacado de ictericia, del fu-rioso o del maniático debe huir elavisado poeta. Sigan camino opuestolos niños y los inexpertos. Estos, reci-tando pomposos versos, se pareceránal cazador que pretendiendo coger mir-los cae en un hoyo o en un pozo y,aunque clama ¡Hola, ciudadanos, soco-rro!, no encuentra quien le ayude alevantarse. Pero el que quiera escribiruna obra buena y que se salve del ol-vido, si de hecho pensado se puso ental aprieto, ¿no querrá que se conser-ve? ¿Preferirá que se diga de él,“cantaré la muerte del poeta Sículo?”.Anhelando la apoteosis, se lanzóEmpédocles fríamente al hirviente crá-ter del Etna.

Justo es que así perezcan los mise-rables poetas porque conservando ensus obras lo que nada vale, es lo mis-mo que condenarlos al eterno olvido.Pero tal locura no se ha cometido sólouna vez y muchos habrá que a truequede hacerse célebres querrán una muer-te famosa. Así el poeta que no creebrillar bastante con limar cuidadosa-mente sus versos, tal vez trate deprofanar impíamente las urnascinerarias de sus antepasados, o derri-bar el triste bidental.23 Enloquecerá porúltimo. Pero huirán de un poeta tan es-téril, los instruidos y los ignorantes, comodel oso feroz que despedaza los objetosencerrados en su jaula. El que logre

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introducirse con él quedará sujeto ymuerto al leerle porque es semejante ala sanguijuela que no abandona el cutissino repleta de sangre.

Notas1 Los poetas de escaso mérito interpolaban ensus poemas las pinturas de estos objetos, lasmás veces sin motivo alguno. A esto alude elpoeta.2 Como el ciprés era el árbol de los sepulcros, nose debía tratar de él al pintar la salvación de unnáufrago.3 Quiere decir que Arquíloco inventó la sátira.4 En la tragedia calzaban los actores el coturno, yen la comedia el zueco. Aquí estos objetos setoman por las mismas tragedia y comedia.5 Escena de una comedia de Terencio.6 Personajes de una tragedia de Eurípides.7 El original no está muy claro en esta parte. Enefecto, este pasaje se ha traducido de diversasmaneras. Yo he hecho una traducción nueva y mehe atrevido a ello por las palabras que siguendespués Tuque rectius iliacum carmen deducisin actus, quam si proferres ignota..., queparecen indicar claramente que antes se hadicho que es difícil ser original, pues laspalabras que hemos explicado son sólo unaoposición a las antecedentes.8 Los malos poetas recitaban al pueblo sus versosen las calles y plazas públicas.9 Habiendo Júpiter seducido a Leda, mujer deTíndaro, en figura de cisne, puso su amante dos

huevos; de uno de ellos salió Elena, que despuésse casó con Menelao, rey de Esparta. Seducidapor el troyano Paris, huyó con él y dio así ocasióna la guerra de Troya.10 A la conclusión de las piezas dramáticas, unsolo actor salía al teatro y exclamaba ¡Plaudite,cives!11 Campo de Marte: por estar cercado.12 Queriendo Atreo vengarse de su hermanoTiestes, le sirvió en un festín los miembros desu hijo.13 Casi siempre los oráculos eran dudosos yoscuros. Sirva de ejemplo el conocido que dioApolo a Pirro.14 Es decir, inventaron las comedias satíricas.15 Entiéndase aquí de las comedias satíricas, puesla verdadera sátira no fue, como en otra parte hadicho Horacio, invención griega, sino romana:satira tota nostra est.16 De tres medidas. Cuando el verso era de yambospuros, dos de estos se cantaban por uno solo, asíes que aunque tuviesen seis pies, sólo valían tres.17 La isla de Anticira producía el eléboro, plantaque los antiguos creían servía contra la locura.18 Famoso usurero.19 Las Lamias entre los romanos hacían el papelde nuestras brujas.20 Famosos libreros de aquel tiempo.21 En las columnas de algunos edificios seanunciaba la venta de las obras literarias.22 Refrán con que se animaban mutuamente losmuchachos romanos en la carrera.23 Así se llamaba la señal puesta donde caía unrayo.

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LIBROS

Aleida, entregade amor*

Alfredo GuevaraEnsayista y escritor

Sumida en el silencio por decenios,nada distante, tan solo en otro pla-

no refugiada, Aleida March extrajo deldolor la fuerza del rescate, y ha dedi-cado vida y tiempo, tanto cuanto hapodido, a sembrar la memoria empeña-da en hacer que perviviera aquelsiempre presente; pero esta vez, entre-gando desde la autenticidad más honday más compleja, de riqueza inagotable,diré que poliédrica y de unidad logra-da, pese a irradiar su iluminantepensamiento en tantas direcciones ydesde irreductible eticidad –irreductiblee ilímite–, la exigencia mayor fue per-turbar a sí misma.

Sembrar en el olvido la memoriadel más lúcido modo. Es que el olvi-do se esconde en formas varias: elChe recuperado y sólo mito de unideal que no tiene perfiles es el olvi-do; el Che que se hace devenir enicono de liturgia, inspirador de ceremo-nias, es el olvido; el Che mirando desdeKorda (Korda-poeta) hacia el futuroentre inertes ilusos y entre copas, es el

olvido. La izquierda que no lucha, demente abarrigada, no es izquierda (hapasado a ser… búsquese la rima).

La memoria se siembra de otromodo. Se siembra desde textos inmor-tales, avalados por inmortal ejemplo.Esa labor ha permitido que, de esa alian-za en que la acción que se recuerda seaexpresión material del pensamiento, díaa día renazca la esperanza en jóvenesque saben, sabrán, pueden, tendrán quecombatir sin tregua, sin fatiga, con esalucidez y aquel coraje; y es que la ver-dad salvada potencia la realidad que laconfirma.

Ella supo saber, la Aleida nuestra, lade todos nosotros, revolucionarios,cuánto salvar, ordenar, priorizar y en-tregar y de qué modo y a quién, y cómodebía callar y esconder en el pudor oen la mesura, y cuándo desgarrar supersona y entregarlo, entregar todo.Ella supo que en el dolor se afirman lasraíces, como si sangre mártir y mejorheroica, y mejor del universo todo, lasnutrieran. Y ahora, nos entrega en estelibro, nos entrega y revela, al Che quenos faltaba, el Che de la ternura, delamor trascendido. Eternidad de amor,cuando la esencia en la vida vivida serevela. Amor que se trasciende en laternura no deviene en abstracciónidealizante, es aquel que del más depu-rado sitial regresa a la persona y en lapersona encuentra su morada. Es esa

* La primera parte de este texto la compone el “Prólogo” del libro Evocación, de Aleida March, y lasegunda, las palabras de Guevara en la presentación efectuada en la Casa de las Américas, el 20 demarzo de 2008.

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la dimensión desde la que una jovenguerrillera urbana, que ha formado elcarácter combatiendo, se atreve tantosaños después desde esa cumbre, la delos años, entregarnos. Trascendenciadel ser, de la persona, encarnada encartas, notas, poemas, reflexiones, vidaplena, dolor, plenitud, inhibición, trans-gresión, desgarramiento. Este, el amorvivido en el ser humano.

Aleida nos lo entrega en páginasque dicen cómo un personaje va cre-ciendo, de cómo se descubre y sedespliega, del encuentro que marcapara siempre, de cómo de dos seresse prolonga el proyecto en cuatro vi-das, de cómo cuatro vidas definen undestino. De una muchacha urbana gue-rrillera, guerrillera deviene en otroámbito; de cómo el acero puede habi-tar la fragilidad de un poeta y un poeta,el “Poeta”, desencadenar huracanes.

Conocí al poeta que desata huraca-nes; conozco a la muchacha de lasfirmes tareas. Ella y Él, Él y Ella, nocesarán nunca de desencadenarlos. Elsecreto ellos saben. ¡Qué fortuna! Paraentregar al lector la parte más visible,Aleida ha debido arrancarla de aquellaintimidad guardada a cal y canto, y hasido y es un modo de compartir al seramado (por ella, por nosotros) depermitir(nos) mejor conocerle. Por esoAleida, gracias y gracias.

*****No pensaba posible presentar este li-

bro y referirme a su autora dado queen síntesis he dicho en su prólogo cuán-to aprecio el gesto, la decisión, el textoy ese como develar con la intimidad laternura infinita que escondía, con timi-dez y decoro, un personaje amado y

respetado y conocido sí pero tan sóloen algunas de sus facetas. Es que aquelser iluminante para toda la izquierda yen particular la de América Latina ysus juventudes es, en realidad, todavíamás y más, y puede dar y da y daráese más y más según logremos descu-brirle en manantial de virtudesejemplares. Virtudes, palabra envejeci-da pero de la que José Martí novacilaba en servirse. La virtud que pue-de ser concepto, entelequia degeneralidades, concierne esta vez a lapersona, al uno, y desde el uno, Che,es otra la dimensión que se alcanza. Afines de la época soviética, ya de muer-te herida, un dramaturgo y directorteatral, Luvimov, creó para el teatroTaganca, que retornaba a la vanguar-dia, vanguardia que fue primera víctimadel stalinismo, una obra fascinante,Maiacovski poeta era representado porvarios actores que en uno se fundían.Esa sería tal vez la única manera, y biendifícil, de darnos a un ser que en sí fun-día cualidades diversas, tan diversas,que para comprenderlas e intelectual ypolíticamente gozarlas, tendríamos queacercarnos así, desde múltiples rostros,sin dejar de fundirlos.

Aleida March, y no podía ser otra-otroen tanto que protagonista, tenía que serquien comprendiera que esa tarea, queno encargó nunca Che, era la suya y vacumpliendo. Diré que a veces esa labortendrá que ser y es desgarradora. Lo sé,lo sabemos, también los que en nuestraescala esa prueba sufrimos, los de laimagen y no sólo Camilo que ama la fo-tografía; Tristán (Bauer) y yo lo vivimos,lo sabemos.

Aleida, Aleida, Aleida querida y res-petada, hoy debo subrayar que este libro

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de excepcional valor nos inicia ese re-cuperar el rostro múltiple para lasnuevas generaciones que deben cono-cer a Che completo, ese que con suvida, con la textura de su ser pudiera,será sin duda, inspiración de los nuevoscombates necesarios, tal vez como VietNam inspirador de gestas, como enCuba, en el Congo, en Bolivia realiza-das, pero tal vez, tal vez también y másque urgente, repensando la idea,refundando las bases éticas del socia-lismo o, menos ambiciosamente y demás abierta forma, la del pensamientosocial revolucionario para nuestra épo-ca, la de hoy, y la de nuestra realidady sociedades y pueblos, así, en plural.

Siento en él, Aleida, a Mariátegui (ysólo le cito en ejemplo de original bús-queda), siento a Che intentandoencuentro de caminos. Y es así, porqueChe no aceptaba dogma alguno, porqueno aceptó jamás la muerte de la idea,esa ceremonia del pensar que todo cris-taliza para convertirle en directiva; él desobra sabía que pensar es un reto queexige sin descanso abordar la realidady conocerla, conocerla a fondo sin re-

toques, porque la obra y la acción delrevolucionario es transformarla. Trans-formación que en Che pudiera decirsesembrar vida. Por todo eso, al presen-tar el libro ya prologado, prefiero decir,retomando la obra, que esa entrega, se-guramente dolorosa que Aleida nos hadado, no es dación única.

Dación, subrayo, en ella permanen-te y que se crece. El Centro de EstudiosErnesto Che Guevara vida siembra. Esel Centro una de las instituciones revo-lucionarias más importantes, decisivapara la juventud cubana, para las juven-tudes de América Latina (y del mundo),para el renacer de una izquierda revo-lucionaria contra todo letargo einercia. Aleida va cumpliendo la máshermosa tarea de su vida, y sé que aldecir la más hermosa tarea de su vidano exagero, creo que desde el Centronos entrega a un Che que se trascien-de en vida, que siembra vida, que esvida. Y esa es hoy, retorno de su pre-sencia actuante y trascendente, elmejor homenaje que pudiese rendírsele,el único realmente válido. El que nos lodevuelve.

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Apostoladode amor de JoséMartí

Rosa C. BáezBibliotecaria y editora

En el año 2006 recibió el Premio Na-cional de la Crítica una obra mayor,

escrita por la poetisa e investigadoramartiana Fina García Marruz, que fue-ra publicada por el Centro de EstudiosMartianos en el 2004. El amor comoenergía revolucionaria en JoséMartí recoge textos, en sus 3 234 pá-ginas de las cuales se harán todas lascitas en este trabajo, que la autora rea-lizara en los primeros años de lacontrovertida década de 1970. Así ini-cia su mensaje introductorio “Al lector”:

Este libro tiene una fecha. La tienentambién los errores, ya superados,que lo suscitaron y que creímosoportuno señalar a tiempo, antes deque cobraran una fuerza mayor […].Es por eso que, pasadas las causaseventuales que suscitaron este libro[…], he accedido a que sea de nue-vo recogido […].1

Obra entonces que, partiendo delpresupuesto de su “no vigencia”, es,sin embargo, actual, fresca, atrayentey –¿por qué evitar la palabra?–, cau-tivante. Y si en su momento sólo laspáginas de una revista estudiantil laacogiera, como bien nos aclara Fina, harecibido a la fecha, como decíamos, elPremio Nacional de la Crítica, y se pa-

sea además, por derecho propio, entretoda la creación que sobre nuestro JoséMartí ha sido y será.

En su “Razón de este trabajo”, seña-la: “[…] estamos ante un tema polémico”,refiriéndose a la profundización que paraella merecía la polémica a tenor de la con-frontación entre las obras Martí, elapóstol, de Jorge Mañach y Martí, elsanto de América, de Luis RodríguezEmbil, y la tesis que sustentara que lla-mar a Martí “apóstol” no era expresión“consagrada por el pueblo cubano”.Sólo dos citas hubieran bastado a la au-tora para dar al traste con tal aserto:la que de Martí escogiera: “No vivimosen paseos y en orgías, sino regando lasangre por la tierra, y con la transpa-rencia y la humildad de los apóstoles”,y cuando nos dice: “Parecía que elApóstol iba a morir en el año de sucentenario, tanta era la afrenta”, pala-bras de nuestro Comandante en JefeFidel Castro en su histórico alegato Lahistoria me absolverá.

“Ningún hombre se libra de su tiem-po” dice Fina citando al Maestro yrefrenda: “[…] lo que resulta algo vá-lido también para el nuestro. En partesomos hijos, en parte somos padres.Pero si su pensamiento que respondea una época fue más grande que ella,fue porque en él había semillas de por-venir”. Cita nuevamente a José Martíy se mueve luego “De Abdala al Pre-sidio político”, apoyándose en esemagnífico verbo de nuestro Martí, confrases que nos muestran la potencia, laenergía que se encuentra en su hondu-ra, en su raíz de amor, porque, comodijo Martí y lo retrata, “[…] sólo esbueno el que ama, y él sólo es bueno,y el que no ama no lo es”.

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Demuestra Fina, además, en su mi-nucioso estudio cómo el rechazo al odio“atraviesa toda la prédica revoluciona-ria martiana”, y defiende así la tesis quesustenta esta obra:

Pues si el amor es aquella fuerzaobsesiva que va de la célula al as-tro, si es aquella energía primigeniaque creó y mantiene viva al mun-do, salir de los predios egoístas, delrazonamiento estrecho, del clasicis-mo, del racismo […] era vencer, enlo interno y en lo externo, a lasfuerzas regresivas del odio […].Vio así [Martí] el amor no sólocomo desamparo sino como supre-ma energía revolucionaria.

“Ética y desinterés”, “Naturaleza yrevelación”, “Amor y fundación”, “Sen-tido de moderación y capacidad desacrificio”, son otros de los dípticos enlos que pinta Fina con singular esmeroel pensamiento martiano y hurga en losproblemas de la época, considerandoque eran de supremo interés para elMaestro el problema social, el proble-ma español, el problema negro. Afirmala autora en sus “Conclusiones” que:“No parece necesario añadir un argu-mento más para demostrar lo que –nocon citas aisladas de su contexto, sinocon cantidad abrumadora de citas querecorren, de principio a fin, sus textosfundamentales–, demostró y de modoindeleble, el propio Martí”, al referirsea su apostolado de amor.

Obra preñada en sí misma de sen-tencias, pues está permeada de forma

tal la autora por el ideario martiano quecuesta a veces distinguir cuándo termi-na la cita martiana, y dónde empieza lavaloración de la investigadora: “[…] ytodo como el diamante” (16, 65). Elhombre no puede ser menos que el leñoque arde para dar luz y ha de apren-der de la piedra todo el trabajo detransformaciones creadoras que nece-sita para devenir diamante”.

Terminamos esta reseña de una obraque invita desde el título a la lecturaacuciosa, tierna, de todo el que se acer-que a ella, para aprender y aprehenderque en Martí “[…] fue su precoz cono-cimiento de esta energía revolucionaria,esencialmente amorosa, la que le dio to-dos los dones del espíritu, le permitióencender a los tibios, frenar a los ar-dorosos, reavivar la fe de los creyentes,y alertar a los corazones áridos, la con-fianza en la victoria”.

Sea pues, esta, una invitación a lalectura de una de las más valiosasobras salidas de la pluma de la escrito-ra e investigadora cubana, distinguidaen 1990 con el Premio Nacional de Li-teratura, y que en este, su año degracia, no sólo fuera nominada para elPremio Cervantes 2007, sino que reci-biera el Premio Iberoamericano dePoesía Pablo Neruda.

Honor a quien honor merece, dijo elMaestro, y nunca mejor dedicado quea quien describiera la escritora Merce-des Santos Moray como “la voz de lafe y el amor”.

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Araceli Tinajeroy el lectorde tabaquería

Carlos Alberto GonzálezSánchez

Universidad de Sevilla

Hemos de dar la enhorabuena aAraceli Tinajero, profesora de li-

teratura hispanoamericana en The CityCollege of New York, y la bienvenidaa este su preciado libro El lector de ta-baquería: historia de una tradicióncubana (Madrid, Editorial Verbum,2007, 259 páginas), arcón de historiasde lecturas colectivas entre hebras detabaco y otras esencias literarias de lavieja Cuba. Sí, es un texto empeñadoen desentrañar los recónditos recove-cos de una noble tradición que cabalgaen el tiempo desde conventos y monas-terios medievales hasta las fábricastabaqueras antillanas.La lectura en voz alta es el objeto delbello estudio con el cual Araceli trajinapor las páginas que lo componen, perolocalizada en un espacio tan sui generiscomo las tabaquerías de Cuba, sobretodo, España, los Estados Unidos, PuertoRico, México y República Dominicana.Quienes hacemos de la historia del li-bro y la lectura causa y efecto denuestros desvelos profesionales, biensabemos que leer en alta voz es unapráctica cultural en desuso, propia desociedades donde la gran masa de lapoblación se distinguía por su analfabe-

tismo o semianalfabetismo, es decir, degentes total o parcialmente, incapaces deescribir y leer, o sólo manejar una de es-tas dos habilidades. Mas había tambiénlos que con torpeza leían, o mejor, re-producían de forma oral las palabras;otros muchos se limitaban a imitar porescrito letras y rúbricas para firmar, porejemplo.

En los tiempos medievales y moder-nos, en general, más del 80% de lapoblación carecía de los rudimentoseducativos necesarios, y de la capaci-dad intelectual, acordes a la expresiónescrita y la comprensión lectora, enparticular porque no les hacía falta parasu devenir cotidiano y, menos, para sub-sistir. Como seguiría sucediendo hastabien entrada la contemporaneidad, vi-vían en una realidad cultural cuyosprincipales medios de comunicacióneran orales e icónico-visuales. Estascarencias venía a compensarlas la lec-tura en voz alta, una modalidad,regularmente colectiva, habitual en ho-gares, mesones, plazas, iglesias,conventos y monasterios, barcos, du-rante el descanso de los campesinos yen otras diversas situaciones. Si bienesta práctica también podía ser indivi-dual, sobre todo en aquellas personascon un precario entrenamiento lectorque, para facilitar su comprensión de loque leen, la llevan a cabo de forma oral.Es normal que los autores de estas épo-cas, en los prólogos de sus obras,jugosas en indicios de oralidad, lo mis-mo se dirigieran a lectores que aoyentes; o que encontremos en sus tex-tos alusiones del tenor de, entre muchos,la de Arce de Otalora en sus Colo-quios de Palatino y Pinciano (1550)cuando escribe que “En Sevilla dicen

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que hay oficiales que en las fiestas ylas tardes llevan un libro de éstos [decaballerías] y le leen en las Gradas”(las escalinatas que rodean la Cate-dral). Otra no menos ilustrativa es laque se encuentra en el acta inquisitorialde la visita a una nao (la Santa Maríade Arratia) llegada a Veracruz en1582, en la cual el pasajero Alonso deAlmaraz declara que “[…] estaba undía leyendo la vida de San Luis y des-de entonces hacían que les leyera”.Pero no creamos que esta modalidadlectora afectaba sólo a los iletrados,pues también fue muy corriente en me-dios cultos, incluso en las academiasliterarias renacentistas y barrocas.

La lectura silenciosa, en cambio,muy tímidamente comienza a haceracto de presencia desde finales de laEdad Media, ante todo vinculada a la“nueva espiritualidad”, una forma inte-rior de la religiosidad que no admitíamás intermediario que un texto (el queaporta el motivo de la oración) entreDios y el creyente; al igual, esta fórmu-la dotaba de mayor fuerza depersuasión a los relatos de ficción. Enambos casos el lector, a través de tra-mas narradas en primera persona, sesumergía en el mundo del texto y logra-ba una considerable independenciapersonal y libertad imaginativa, tenien-do la oportunidad de conformar ununiverso mental alternativo a la ortodo-xia del establecido. Por ello la jerarquíaeclesiástica, desconfiada, prefería unejercicio lector oral y dirigido, porque asípodría controlarlo y orientarlo hacia losfines deseados e ideales culturales au-torizados.

El tipo de lectura en silencio comúnen nuestros días, por tanto, no empieza

a generalizarse hasta finales del siglo XVIII

y principios del siglo XIX, pero seguiríaconviviendo mucho tiempo con la oral.Aun hoy en España e Iberoaméricapervive y genera sociabilidad en plazas,tertulias, veladas familiares, convivenciasreligiosas o en los talleres tabaqueros cu-banos. Este último escenario es el quesedujo a la profesora Tinajero, ya cons-ciente de la íntima y atávica relaciónentre tabaco y literatura, representa-da en los mismos textos y de milformas expresada por una legión deescritores de ayer y de hoy.

Son muchas las bondades de este li-bro, fruto del diestro y certeroquehacer de una autora que derrochaelegancia, exquisitez y sabiduría en cadauno de los capítulos que lo componen;todo un alarde, en definitiva, de las nue-vas corrientes de la historia cultural, quesuperando la crítica textual más tradi-cional centra la atención, de maneraimplícita, en ejes tan sugerentes ycharterianos como el lector y su apro-piación de los textos, la práctica de lalectura y la bibliografía material. Mastampoco esquiva la estética de la re-cepción, los presupuestos de Iser yJauss que sitúan al lector en un primerplano y conciben el libro como texto oproducto pensado para el consumo ouso de sus posibles receptores. Se rin-de, pues, al contexto temporal en el cualse desarrolla la obra, a la historicidadque lo envuelve y a su estética, planoeste último donde el lector adquiere unindiscutible protagonismo; de ahí la dis-tinción entre las variopintas formas dela lectura y las experiencias previas delos lectores u oyentes.

El libro de Araceli transita por fábri-cas de tabaco en las que alguien tiene

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el oficio de leer periódicos,revistas y libros a los traba-jadores mientras realizan sulabor. De esta manera, y conun matiz didáctico-moralizan-te, se instruían y recibíannoticias y nociones del mun-do que les rodeaba. Comovenía ocurriendo en todos losepisodios de lectura popular omasiva, la interdicción siem-pre hizo acto de presencia.Desde arriba se seleccionany vigilan los discursos en es-cena, porque se debía impedir ladifusión de ideas que pudieran poner enduda el orden establecido, el milagrosoe interesado “equilibrio” logrado a lo lar-go de los siglos; de ahí las prohibicionesde las que fue objeto. Era necesario yvital, pues, erradicar cualquier argu-mento que predispusiera los ánimoshacia las malas pasiones, el inconfor-mismo y la sedición; no en vano laautora esgrime que “[…] la lectura se-ría la voz evangelizadora, como si seestuviera leyendo un texto religioso y es-cuchando la palabra de Dios”. Elobjetivo principal era enseñar y adoctri-nar deleitando, inculcar patrones deconducta y pensamiento acordes a lasdirectrices de un modelo socio-económi-co determinado. Pero creo que a la vezsubyacen intenciones crematísticas, por-que el ritmo de la lectura quizás fueraun método capaz de generar un mayorrendimiento laboral, es decir, una mejorconcentración del obrero en su trabajo,segregar la pérdida de tiempo. Como lahistoria nos ha enseñado, toda iniciativasimilar suele saldarse con la manipula-ción de conciencias y voluntades, seandel signo ideológico que fueren.

El lector de tabaquería, en principiouno de aquellos artesanos, devino en ofi-cio remunerado por los mismostrabajadores o con el auspicio patronalo gubernamental. Se institucionaliza,claro está, una función de la que no que-rían verse privados, porque de algunamanera los enriquecía, pues necesita-ban evadir frustraciones espirituales ymateriales propias de la dura realidadque los envolvía, y al mismo tiempo po-día ponerlos en contacto con otroentorno, aunque virtual, dispensador deesperanzas a cuanta solución vital al-ternativa.

De todos estos trasuntos da oportu-na y eficaz reflexión este precioso libro;de sus personajes, foros, circunstancias,textos y humaredas casuales. Nadiemejor que Araceli para hacerlo; ellamisma, cual narra, en la Cuba de hoypudo acariciar la esencia de tanemblemática experiencia lectora, que lehizo disfrutar de los gestos y actitudes(frunces de ceño, bailes de cejas y pár-pados) de unas gentes agradecidas que,asintiendo o negando con el cuerpo, ysin retirar sus ojos de las hojas de ta-baco en momento alguno, atentamente

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y con devoción escuchaban cada pala-bra emitida. Fue entonces cuando, entrelágrimas, tomó conciencia de que sehabía convertido en el objeto de su es-tudio.

Hora es ya de dar la voz a los mu-chos, y casi seguro, discretos y juiciososlectores de este libro para que sean ellosquienes mejoren una opinión, la mía, lacual podría tildarse de estar inficionadapor la amistad. Mas, les aseguro que eshija de académica admiración, de la

voz obligada con la excelencia de untrabajo excepcional. Termino sugirien-do a la autora, ya crecida en letras, quetras esta encomiable y denodada em-presa no ceje en el empeño y, oyendoa Borges, siga deleitándose “[…] conla abrumadora fantasía de una bibliote-ca universal que registrara todas lasvariaciones de los veintitantos símbolosortográficos, o sea cuanto es dable ex-presar en todas las lenguas”.

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En punta: doslibros de JesúsDueñas

Avelino Víctor CouceiroRodríguez

Profesor de la Universidad de La Habana

Años de práctica artística cotidianason necesarios para bailar en pun-

ta: dolores, sangramientos, callosidades,esfuerzos y sacrificios diarios, en fun-ción de una estética tradicionalmenteclásica en un arte que deviene en ge-nuino patrimonio, y de todo el efectologrado cuando podemos expresarnosal generar el ambiente etéreo, casi má-gico, propiciado por bailar en punta,mientras la fantasía y la realidaddesdibujan sus fronteras. Cierto que lafuerte técnica del ballet clásico, depu-rada, es un entrenamiento riguroso queprepara para brillar en todas las artesdanzarias, y ello incluye pararse en pun-ta. Y no nos damos cuenta, pero escomo si el ser humano, desde sus másancestrales instintos, evocara e invoca-ra a un tiempo la poesía incubada porel arte en punta, porque de una u otramanera toda nuestra vida, desde lasmás tiernas edades hasta la ancianidad,y aun cuando no conozcamos siquierala existencia del ballet clásico, estamosparándonos en punta, y siempre expre-sa ansias de elevación en algún sentido:cuando queremos alcanzar aquello queestá en planos más altos, ver a lo lejos,demostrarnos crecidos, imitar alturas...

Y espiritualmente, el ser humano sólologra revolucionar y salva peldaños su-periores, cuando se para en punta.

Hace poco tiempo recibí de manosde Jesús Dueñas Becerra dos de suslibros: La danza vista por un críticoteatral. Arte danzario y periodismocultural (2006) y La danza vista porun psicólogo (2004). Descubrí enton-ces que Dueñas había decidido pararseen punta, pero más allá: elevó consigoprofesiones enteras: la del psicólogo, ladel crítico teatral, y la del llamado pe-riodista cultural. Por lo menos, esas...Al pararse en puntas como crítico tea-tral, Dueñas nos obsequia en una solamesa, todas las golosinas que duranteaños (cual tenaz alma bailarín) ha rea-lizado en formatos de crónicas, artículosy entrevistas a diversas figuras y fun-ciones del Ballet Nacional de Cuba.

Es cierto: el ballet es, también, tea-tro. La postmodernidad nos harecordado que la realidad no es tan fá-cil ni divorciada como nos gustaría,para “aprehenderla mejor” (¿?) sino in-finitamente mucho más rica (porsuerte) y ya hoy las pocas fronterasque restan, tiemblan ante la inminenciadel futuro. La interdisciplinariedad y latransdisciplinariedad se imponen en lasciencias, los límites entre las artes no sonsino neblinas y espuma, e incluso entreciencia y arte, y entre todas las mani-festaciones de la cultura en general, seevidencian cada vez más, lazos entrete-jidos desde sus respectivas génesis. Esen la praxis, la “vuelta a las raíces” pro-clamada en el mejor discursopostmoderno; es la realidad, simple ycompleja a un tiempo, que la moderni-dad burguesa con total vigor, aun en laactualidad (lógicamente) y bajo las más

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diversas formas,ha complicadoen el simplismo.Es, tal vez, quetodas esas ma-nifestacionesculturales sehan parado enpunta para re-cordarnos sue s e n c i asistémica inelu-dible, diga loque digan los centrismos y dogmas he-redados.

De igual suerte, salvo la distanciaentre este crítico teatral y el periodistacultural, es uno en todo y todo en uno,y por cierto, tampoco ha dejado de serel psicólogo. Es el valor de la autenti-cidad. Poco importa el cartelito con quelo quieran catalogar: su obra es a untiempo, arte y ciencia, periodismo y crí-tica. Es un periodista afanado en lanoble y urgente tarea de desentrañar elarte... y como buen periodista, es críti-co; como buen crítico, maneja losrecursos, técnicas y estilos del periodis-ta, según el formato que se proponga deforma casuística, como requiera cadamomento. A mi juicio, es lamentable quela cultura en la prensa (y no sólo en laprensa) aún sea mecánicamente redu-cida al arte, sin apreciar el valor que entanto cultura, también competen al de-porte, a la política, a la economía..., elperiodismo es cultura por definición, querequiere especializaciones, y como enlas artes, hay talentos capaces de acer-tar en más de una especialidad.

No sé en otras; supongo que en lasciencias, al menos en la Psicología,Dueñas pueda ser también, un periodis-

ta connotado; de alguna manera lo estáinsinuando su obra en el análisis del2004, aun cuando esté dirigida al balletmás que a la psicología. Pero al menosen el ballet, ambos libros nos muestrana un Dueñas periodista-crítico... paravaler, no podía ser menos. Es un Due-ñas que, concretamente, se erige enterrenos periodísticos tales como la en-trevista y la crónica, ambos igualmenteimportantes y que exigen talentos par-ticulares. En ambos levanta el vuelopara desplegar sus capacidades demos-tradas; al menos en estos campos, votapor la transgresión de barreras, y losabe hacer. Al ritmo de lo mejor de lapostmodernidad, apenas sin darnoscuenta, el sello distintivo de su perso-nalidad fluye más allá de génerosperiodísticos, y acotando formas a con-tenidos en función de objetivos yurgencias sociales y personales a la vez,afila el lápiz para la trasgresión, tam-bién, entre la danza y el teatro.

No es de extrañar, por tanto, que elcrítico teatral devenga en sistemáticocronista del ballet; en este caso, en elnecesario cronista descriptivo, no exen-to de análisis y otros enjuiciamientoscríticos. De hecho, un buen crítico de

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danza ha de saber analizar los valo-res teatrales (escénicos en general),pero también plásticos, musicales yhasta literarios en las obras que asu-ma para su trabajo, su elaboraciónaudiovisual, e incluso aquellos valoresextra artísticos que también la confor-man como hecho cultural. Ya a esto seadelantaba el propio Dueñas, cuandodos años atrás paraba en punta su cien-cia de psicólogo para interactuar endiálogo franco con el ballet, en el otrotexto citado.

En tanto psicólogo, Dueñas parte deimprescindibles referencias históricassobre las posturas filosóficas en cuan-to a la relación mente-cuerpo y suaprehensión ulterior por las diversasescuelas psicológicas, con lo que ferti-liza el terreno para su aplicación en elballet. Se agrupa La danza vista porun psicólogo en diversos escritos(siempre breves y precisos, así identi-fico su estilo) a propósito de AliciaAlonso; le sigue el episodio que deno-mina “Secretos del ballet” donde recreafiguras como los Carreño, y culminacon diversas funciones de ballet: Cas-canueces, Don Quijote, El lago delos cisnes... Ora aquí, ora allá, intro-duce y fundamenta en cada momentola noción del psicólogo, que fomenta laindisoluble relación arte-ciencia, dondeel arte nos devela nuestra más profun-da realidad espiritual, a menudoignorada por nosotros mismos, y laciencia deviene en arte.

Por demás, ambos textos, en tanto li-bros, aportan otros argumentos a lapresente reflexión: editados por el Cen-tro de Estudios de la Arquidiócesis deLa Habana (Ediciones Vivarium) estánapropiadamente diseñados, sobrios y

elegantes, tanto en la portada y contra-portada, como en el interior, incluidas lasfotografías, ilustración (sobre todo en eldel 2004) y su edición en texto; primael buen gusto, nada más ajustado al ba-llet, en el que en ambos casos, desdeposiciones diversas, Dueñas nos toma dela mano para hacernos girar casi siem-pre en la sala “García Lorca” del GranTeatro de La Habana (decimonónica citadonde por excelencia nos hemos forma-do generaciones de amantes del ballet),ora willis de Giselle, ora soldaditos deplomo, ora sueños de Cenicienta, depronto orishas de la Fábula Cubanade Carlos Acosta...

Por suerte, hay cronistas que comoDueñas, deciden un buen día pararse enpunta y no bajarse nunca más, para ex-plotar al máximo las potencialidades dela lengua (el arte de las letras, tanto oralcomo escrita... así llamo a lo que re-conozco como las artes literarias) ylegarnos estos lienzos lingüísticos quecobran vida mientras los leemos, casilos estamos escuchando, y podemosapreciar aquellas funciones de ballet alas que, por un motivo u otro, no pudi-mos ir. Ahora digo: qué bien, allí estabaDueñas para que yo pudiera compren-der esa función... sí, comprender entodas sus dimensiones (superlativo deapreciar) como quizás incluso, no hu-biera logrado con la mera presencia enel palco. Es el arte del crítico.

Por eso son importantes compila-ciones como las que me han ocupadoestas cuartillas. Ambas están prologadaspor la doctora Ivette Fuentes de la Paz,talento innato de artista y depromotora, regia conocedora y visiona-ria profesional que sabe sintetizar comopocos, su juicio agudo, siempre capaz

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y profundo. No conozco mejorprologuista que podría haber encontra-do; otro acierto en el sistema. El telónabierto por ella, con su gracia casi deinconsciente modestia que trasciendesu propio valor, es arte en sí mismo: loque he denominado en otros textos, “lagrandeza de la sencillez”.

Así pues, estos libros constituyen va-liosa fuente de información y análisispara todo estudioso del ballet. Personal-mente, añoro más elementos sobrecada comentario: si fue publicado, dón-de y cuándo, o al menos, la fechaexacta de la función, lo que posibilitaríaa investigadores ulteriores reconstruirdiacrónicamente el objeto que ha inspi-rado a Dueñas. Él ha escrito en cadacaso, lo que ha estimado pertinente, sinpretensiones criticistas ni reservas limi-tadas, y es otro valor. Sí, porque por otraparte, estos libros son excelente mate-rial para estudiar el pensamiento alrespecto del propio Dueñas, y apuntarasí a lo que complementaría con una an-tropología del arte, pero en una nuevavertiente: una antropología de la críticadel arte, casi fantasma en las tinieblasepistemológicas contemporáneas, pero

no menos necesaria, aunque temida:seguimos rechazando la mismidadcomo objeto de estudio. Dueñas, eneste caso, deviene en formidable su-jeto objeto de estudio, que nosintroduce en la psicología del psicólo-go, del crítico teatral, y del periodista,con respecto al ballet, y nos invita conguiños coquetos, a adentrarnos en lascortinas tentadoramente misteriosas ycasi secretas de sus colegas de oficio.

En resumen, cada uno de estos doslibros es, en sí mismo, una función deballet, en la que más que compilarse, seha abierto para nutrirnos en vena, lasavia de numerosas funciones que qui-zás algún lector había visto con otrosojos, sean de espectador azorado por lasprimicias, o sin el cincel que penetraraen los enigmas del fueteé frente a suspupilas, desconectadas por la emocióndel resto del cuerpo y a veces, cómono, hasta de la sensibilidad; hallará ellector otras funciones a las que no pudoir, algunas de las cuales ni siquiera suponunca... y al acabar de leer, sólo res-tará indefectiblemente, nuestra mássincera y cerrada ovación.

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Cómo surgióla culturanacional

Jesús Dueñas BecerraCrítico y periodista

“El efecto de la cultura en la mentehumana [es] mirar […] lo real como

fenómeno, y no como sustancia […].”JOSÉ MARTÍ

El historiador Walterio Carbonell(1920-2008), investigador de la

centenaria Biblioteca Nacional JoséMartí (BNJM), es el autor de la obraCómo surgió la cultura nacional, pu-blicada por primera vez en 1961 y porEdiciones Bachiller (La Habana, 2005),como parte de la colección “Escriba-nía” de la institución cubana, y que fuepresentada al lector hispanohablante porel licenciado Eliades Acosta Matos, exdirector de la BNJM, y actual jefe delDepartamento de Cultura del ComitéCentral del Partido Comunista deCuba.

En ese texto que –según el sociólo-go Esteban Morales– debe servir depauta para la reflexión por parte de loscientíficos sociales cubanos, el escritorrastrea –cual hábil cazador– los pilaresfundacionales sobre los que se estruc-tura nuestra cultura nacional, percibidapor el sabio don Fernando Ortiz comoun “delicioso ajiaco multi-étnico-cultu-ral”, que alimenta la personalidad básicadel cubano…, mestizo, único e irrepe-

tible al que hay que amar y respetar, pre-cisamente, por ser quién es y cómo es.

Por otra parte, el finado intelectualcubano revela en ese “pequeño gran li-bro” –como diría el poeta y ensayistaCintio Vitier– “secretos clave” relacio-nados con la génesis y el desarrollo dela cultura caribeña, definida por elApóstol como “[…] la madre del de-coro, la savia de la libertad, elmantenimiento de la República y el re-medio de sus vicios […]”.1

Si bien estoy de acuerdo con algu-nas de las tesis sustentadas por el autor,mientras que con otras no, admiro yrespeto sus originales puntos de vista,así como la pasión con que los defen-día, porque son ejemplos fehacientes deuna larga vida dedicada a “[…] dejaren punto de verdad las cosas de la his-toria”;2 disciplina de las ciencias

EDICIOIIES IIACHllll:lt Bl8UOTECA NACIONAl JOSE MAR11

Como liurgió

111 Culhlrll

Racional

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sociales que “[…] no ha de construirsecon arreglo a las creencias parciales ysectarias del que las escriba –sinocomo un reflejo real [o mejor, objetivo-subjetivo] de lo que [nuestra amadaínsula antillana] dé de sí”.3

“El más radical de los historiadorescubanos”, al decir de Acosta Matos,estructuró su obra en dos partes y oncecapítulos, muy bien conectados entre sí:[Los orígenes] (I); Sistemas de debili-dad ideológica de la burguesía (II);Concepción libresca y aristocrática dela cultura (III); ¿Cómo se formó la cul-tura nacional? (IV); El problema de laconciencia nacional (V); Ideología yconciencia nacional (VI); Conclusiones[de la primera parte] (VII); Los facto-res de unidad entre los africanos deCuba (VIII); El conflicto lingüístico(IX); La re-estructuración de la fami-lia africana en Cuba (X); y Causas yempobrecimiento de las culturas espa-

ñola y africana en Cuba [fin de la se-gunda parte] (XI).

Recomiendo la lectura crítica deCómo surgió la cultura nacional, delmaestro Walterio Carbonell, a profeso-res y estudiantes de ciencias históricasy socioculturales, así como a toda per-sona que ha interiorizado e incorporadoa su estilo de afrontamiento el aforismomartiano de que “[…] tales vuelos hatomado ya la historia que hablar de ellavale tanto como hablar de filosofía”.4

Notas1 Martí, José. Citado por Ramiro ValdésGalarraga. Diccionario del pensamientomartiano. La Habana: Editorial CienciasSociales, 2002. p. 117.2 Ibídem, p. 258.3 Ídem.4 Ídem.

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Fax: (53 81 62:U □ CJ )33 5938 E .mait b11jm1dj m.lib.Qllltc11

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) Ornar Felipe González Hechevarría (La Habana, 1963)

Graduado en Artes Plásticas en la Escuela de San Alejandro y luego en el Instituto Superior de Arte (ISA) en 1987, es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Actualmente se desempeña como artista independiente. Ha realizado varias exposiciones personales y participado en varias colectivas.