Evidencias del consumo de drogas en Europadurante la Prehistoria

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Trastornos Adictivos. 2006;8(1):53-61 53 RESUMEN. Objetivo. Se estudia el consumo de drogas en la Prehistoria. Las primeras referencias escritas en este sentido se remontan al III milenio a.C., lo que implica un largo proceso de familiari- zación progresiva con estas sustancias que posible- mente se habría iniciado en la Prehistoria. Métodos. Para apoyar nuestra hipótesis nos va- mos a servir de referencias a drogas vegetales en los textos de los autores grecolatinos y de eviden- cias arqueológicas. Entre estas últimas cabe desta- car la recuperación de macrorrestos de vegetales psicoactivos en yacimientos prehistóricos, la pre- sencia de alcaloides y metabolitos de drogas en di- versos utensilios y restos esqueléticos, respectiva- mente, y las representaciones artísticas de plantas con estas propiedades. Resultados. Se ha podido documentar la presencia de vegetales con propiedades psicoactivas (efedra, adormidera, marihuana, miembros de las Solana- ceae, cornezuelo de centeno, etc.) en varios yaci- mientos prehistóricos de Europa. No obstante, este hecho no siempre implica su empleo como drogas. Conclusiones. El consumo de drogas en Europa se inició en la Prehistoria, empleándose estas sustancias en la celebración de rituales y prácticas medicinales. PALABRAS CLAVE: drogas, Prehistoria, Europa, Ar- queología, contextos rituales. Evidence for drug-taking in Prehistoric Europe ABSTRACT. Objective. The antiquity of drug-con- sumption in Europe is considered here. The oldest references implying this habit date back to the 3 rd Millennium BC suggesting earlier beginnings, per- haps in Prehistoric times. Methods. References to drug plants among the Classical writers, and archaeological evidence are examined to support this hypothesis. Among the latter, we note the retrieval of macrofossil remains of psychoactive plants, the presence of drug alka- loids in utensils and metabolites in skeletal re- mains, and artistic depictions of plant species with these properties. Results. Diverse psychoactive plants (Ephedra spp, opium poppy, hemp, ergot, some members of the Solanaceae) have been recovered in prehistoric sites of Europe. This does not imply, however, the exploitation of the psychoactive properties of these species in all cases. Conclusions. Drug-taking is a long-established habit whose origin can be traced back to Prehis- tory. In those times, drugs were consumed both in ritual ceremonies and medical treatments. KEY WORDS: drugs, Prehistory, Europe, Archaeo- logy, ritual contexts. Introducción Desde mediados del siglo XX se ha incrementado el consumo de drogas en las sociedades occidentales y por esta razón tiende a pensarse que es ésta una con- ducta reciente. Ése al menos es el caso de los produc- tos de síntesis, pero no puede decirse lo mismo de la BÁSICA Evidencias del consumo de drogas en Europa durante la Prehistoria E. GUERRA DOCE Department of Archaeology. University of Reading. Reading. Reino Unido. Correspondencia: E. GUERRA DOCE. Departamento de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Valladolid. Pza. del Campus, s/n. 47011 Valladolid. España. Correo electrónico: [email protected] Recibido: 31-08-2005. Aceptado para su publicación: 2-02-2006.

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Se estudia el consumo dedrogas en la Prehistoria. Las primeras referenciasescritas en este sentido se remontan al III milenioa.C., lo que implica un largo proceso de familiarizaciónprogresiva con estas sustancias que posiblementese habría iniciado en la Prehistoria.

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  • Trastornos Adictivos. 2006;8(1):53-61 53

    RESUMEN. Objetivo. Se estudia el consumo dedrogas en la Prehistoria. Las primeras referenciasescritas en este sentido se remontan al III milenioa.C., lo que implica un largo proceso de familiari-zacin progresiva con estas sustancias que posible-mente se habra iniciado en la Prehistoria.

    Mtodos. Para apoyar nuestra hiptesis nos va-mos a servir de referencias a drogas vegetales enlos textos de los autores grecolatinos y de eviden-cias arqueolgicas. Entre estas ltimas cabe desta-car la recuperacin de macrorrestos de vegetalespsicoactivos en yacimientos prehistricos, la pre-sencia de alcaloides y metabolitos de drogas en di-versos utensilios y restos esquelticos, respectiva-mente, y las representaciones artsticas de plantascon estas propiedades.

    Resultados. Se ha podido documentar la presenciade vegetales con propiedades psicoactivas (efedra,adormidera, marihuana, miembros de las Solana-ceae, cornezuelo de centeno, etc.) en varios yaci-mientos prehistricos de Europa. No obstante, estehecho no siempre implica su empleo como drogas.

    Conclusiones. El consumo de drogas en Europa seinici en la Prehistoria, emplendose estas sustanciasen la celebracin de rituales y prcticas medicinales.PALABRAS CLAVE: drogas, Prehistoria, Europa, Ar-queologa, contextos rituales.

    Evidence for drug-taking in PrehistoricEurope

    ABSTRACT. Objective. The antiquity of drug-con-sumption in Europe is considered here. The oldestreferences implying this habit date back to the 3rdMillennium BC suggesting earlier beginnings, per-haps in Prehistoric times.

    Methods. References to drug plants among theClassical writers, and archaeological evidence areexamined to support this hypothesis. Among thelatter, we note the retrieval of macrofossil remainsof psychoactive plants, the presence of drug alka-loids in utensils and metabolites in skeletal re-mains, and artistic depictions of plant species withthese properties.

    Results. Diverse psychoactive plants (Ephedraspp, opium poppy, hemp, ergot, some members ofthe Solanaceae) have been recovered in prehistoricsites of Europe. This does not imply, however, theexploitation of the psychoactive properties of thesespecies in all cases.

    Conclusions. Drug-taking is a long-establishedhabit whose origin can be traced back to Prehis-tory. In those times, drugs were consumed both inritual ceremonies and medical treatments.KEY WORDS: drugs, Prehistory, Europe, Archaeo-logy, ritual contexts.

    Introduccin

    Desde mediados del siglo XX se ha incrementado elconsumo de drogas en las sociedades occidentales ypor esta razn tiende a pensarse que es sta una con-ducta reciente. se al menos es el caso de los produc-tos de sntesis, pero no puede decirse lo mismo de la

    BSICA

    Evidencias del consumo de drogas en Europadurante la Prehistoria

    E. GUERRA DOCE

    Department of Archaeology. University of Reading. Reading. Reino Unido.

    Correspondencia:E. GUERRA DOCE.Departamento de Prehistoria.Facultad de Filosofa y Letras.Universidad de Valladolid.Pza. del Campus, s/n.47011 Valladolid. Espaa.Correo electrnico: [email protected]

    Recibido: 31-08-2005.Aceptado para su publicacin: 2-02-2006.

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  • amplia variedad de plantas con propiedades psicoacti-vas que se encuentran en la naturaleza, cuyo consumodirecto o tras sencillos mtodos de procesado (infusio-nes, fumitorios, emplastos, etc.) produce una modifi-cacin transitoria de la consciencia al consumidor. Estas especies crecen libremente en el continente eu-ropeo y, por tanto, parece lgico pensar que nuestrosantepasados pudieron servirse de ellas con diversos fi-nes. Pero cundo y cmo se descubrieron los efectospsicoactivos de esas plantas?

    Las sociedades preindustriales han basado su sub-sistencia en la explotacin de los recursos naturales,desarrollando un gran conocimiento de las propieda-des de la flora y fauna de su entorno. Bien por mediode la observacin de los efectos que ciertos vegetalesprovocaban en los animales, bien por la autoexperi-mentacin es de suponer que pronto se haran respon-sables a determinadas plantas de esos curiosos com-portamientos. De hecho, el empleo de potentes drogasest muy bien documentado en el seno de algunospueblos primitivos actuales (por ejemplo, los rapspsicotrpicos y las pociones de ayahuasca en variosgrupos de la cuenca del Amazonas y del Orinoco; elcactus Peyote en ciertos grupos mexicanos como Hui-choles y Tarahumaras, entre otros; los honguillos alu-cingenos de comunidades tradicionales de Mesoam-rica; la coca en Sudamrica, fundamentalmente en elmbito andino, por citar algunos) quienes se refieren aellas como plantas de los Dioses y las tratan conrespeto y veneracin, ciendo su consumo casi exclu-sivamente a la celebracin de ceremonias religiosas1-5.Estas sociedades se hallan en unos niveles de desarro-llo socioeconmico y tecnolgico similares a los delas poblaciones prehistricas de Europa, lo que noshace pensar que tambin stas albergaran este tipo deprcticas.

    Mtodos

    Diversas evidencias permiten rastrear los orgenesdel consumo de drogas en el Viejo Mundo, sugiriendoas que esta prctica tiene una gran antigedad6,7. Unade las especies que ofrece mayor nmero de testimo-nios en este sentido es la adormidera (Papaver somni-ferum), de cuyo ltex se obtiene opio8. Las referenciasescritas ms antiguas en relacin con esta planta seencuentran en tablillas cuneiformes de los sumerios,que datan del tercer milenio a.C., donde parece aludir-se a sus efectos narcticos, aunque esta teora no estexenta de crticas9, y ya con ms seguridad en los pa-piros del Egipto faranico a partir del ao 1550 a.C.

    (Papiro Ebers), los cuales evidencian el conocimientode las propiedades psicoactivas de la adormidera10, es-pecie plasmada asimismo en su iconografa junto a lamandrgora (Mandragora spp.), una solancea aluci-ngena rica en alcaloides psicotrpicos (fundamental-mente hiosciamina, escopolamina y atropina). Con-tamos con restos arqueobotnicos de estas y otrasespecies que tambin aparecen mencionadas en lostextos egipcios, una civilizacin que ya en la Antige-dad era admirada por su avanzada farmacopea, y asHomero en un pasaje de La Odisea (IV, 227-232) des-cribe a la tierra del Nilo como:

    el pas donde el suelo fecundo produce ms drogascuyas mezclas sin fin son mortales las unas, las otrassaludables; mas todos los hombres all son expertoscomo nadie en curar, porque traen de Pen su linaje.

    Las alusiones al empleo de plantas psicoactivas porparte de otras grandes civilizaciones de la Antigedadmuchas veces resultan controvertidas, ya que por unlado, las descripciones son bastante vagas barajndosevarios candidatos y, por otro, el conocimiento de estosvegetales no implica necesariamente su empleo comodrogas. Por ejemplo, algunos pasajes bblicos (xodo,30, 22-25; Isaas, 43, 24; Jeremas, 6, 20; Ezequiel,27, 19; Cantar de los Cantares, 4, 14) hablan del usode un vegetal al que se refieren como caa aromti-ca, epteto que segn ciertas propuestas designara ala marihuana11, aunque por el momento no contamoscon evidencias probatorias. Tampoco las representa-ciones artsticas permiten hacer mayores precisionesdebido al esquematismo de las imgenes, por lo queno vamos a ofrecer aqu una revisin pormenorizadade este tipo de documentos.

    En los textos de los autores grecolatinos proliferanlas alusiones a drogas vegetales12, fundamentalmenteen obras de carcter botnico y mdico, como los Tra-tados hipocrticos (siglos V-IV a.C.), Historia de lasPlantas de Teofrasto (siglo IV a.C), De Materia Mdi-ca de Dioscrides (siglo I d.C.), Historia Natural dePlinio el Viejo (23-79 d.C.), De Arte Mdica de Celso(siglo I d.C.), entre otras muchas. En ellas se hacemencin a la adormidera, la marihuana, varios miem-bros de las Solanaceae con propiedades alucingenas(mandrgora, beleo, Datura spp. belladona), junto aotras muchas plantas de similares efectos (acnito,elboro negro, cicuta, etc.). No es infrecuente hallar,por ejemplo, indicaciones sobre las propiedades nar-cticas del opio, siendo habitual recomendar su usocomo somnfero. Buena muestra de ello la ofrece elsiguiente fragmento, tomado del ensayo Acerca del

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  • sueo del clebre filsofo Aristteles (384-322 a.C.),en el que tambin se hace mencin a la mandrgora:

    Prueba de ello son los narcticos, pues todos pro-ducen pesadez de cabeza, tanto los que se beben comolos que se comen: la adormidera, la mandrgora, elvino, la cizaa. Sometidos a su influencia y adormila-dos, parecen sufrir esa afeccin y se sienten incapacesde levantar la cabeza y los prpados. (Somn., 456b).

    El hallazgo de cpsulas y semillas de la amapoladel opio en yacimientos griegos y romanos demues-tran que el cultivo de Papaver somniferum ya estabaplenamente desarrollado en el mundo clsico, segura-mente para aprovechar las propiedades oleaginosas desus simientes, pero tambin para asegurarse el sumi-nistro de opio, sustancia que se aplicaba en el trata-miento de multitud de dolencias por lo que el estudio-so de las drogas Antonio Escohotado lo considera laaspirina de su tiempo7. No siempre se empleaba estadroga con fines curativos como indica un pasaje de la Historia Natural de Plinio el Viejo (nat. XX, 199) en el que se nos informa de que el padre del pretor PublioLicinio Cecina, habitante de la ciudad hispana de Ba-vilum, recurri al opio para suicidarse. Adems, tantoen Grecia como en Roma, las cpsulas de adormiderason un motivo decorativo plasmado en multitud de objetos13 (cermicas, orfebrera, esculturas, relieves,amuletos, sarcfagos, monedas) debido a la triple sim-bologa que encierra esta planta: a) fertilidad; b) sueoy muerte, y c) curacin; de ah que aparezca asociadaa las divinidades que la personifican (Demter, Hera,Afrodita/Hypnos, Morfeo, Thanatos/Apolo). Apartede su valor simblico, es posible que esta planta de-sempeara algn papel en la celebracin de ciertas ceremonias religiosas, segn invitan a pensar las re-presentaciones en arcilla de cpsulas de adormideraofrecidas como exvotos en un buen nmero de santua-rios griegos14 en torno al siglo VIII a.C. De hecho,varios siglos antes el consumo de opio desempe undestacado papel en los rituales de las comunidades delMediterrneo Oriental, como tendremos ocasin decomprobar ms adelante, en los que se invocara a unadivinidad femenina como la representada en la estatui-lla conocida como la Diosa de las Adormideras, cuyonombre se debe a la tiara coronada por tres cpsulasde Papaver, que remata su cabeza15.

    De este modo, parece evidente que el consumo dedrogas estaba ya plenamente arraigado entre las anti-guas civilizaciones del Mediterrneo, quienes se ser-van de ellas como remedios medicinales y vehculosreligiosos. Este hecho necesariamente implica un lar-

    go proceso de familiarizacin progresiva con estassustancias para que las primeras sociedades histricasdel Viejo Mundo alcanzaran un conocimiento tan pre-ciso sobre sus efectos, por lo que no parece descabe-llado suponer que la experimentacin con las drogasse inici en la Prehistoria.

    Uno de los primeros indicios que llevaron a plantearesta hiptesis surgi tras el descubrimiento, a media-dos del siglo XIX, de la Cueva de los Murcilagos (Al-buol, Granada). En el interior de esta gruta aparecie-ron una serie de cadveres cuidadosamente dispuestosjunto a los que se haban depositado variadas ofrendasfunerarias de apariencia antigua, entre las que se recu-peraron un buen nmero de cpsulas y semillas deadormidera16. Gracias al estudio tipolgico de aquellosmateriales y al anlisis de ciertas muestras con la tc-nica del carbono 14, puede atribuirse ese hallazgo alNeoltico y fecharse posiblemente en torno al quintomilenio a.C.17, si bien no podemos afirmar que yaaquellas gentes conocieran las propiedades narcticasdel opio. Desde entonces se han ido recobrando restosde sta y otras especies vegetales con propiedades psi-coactivas en yacimientos prehistricos de diferentescronologas dispersos por todo el Viejo Mundo12,18,19:

    Se han identificado restos de efedra (Ephedra al-tissima), un potente estimulante natural, en un enterra-miento Neandertal en la Cueva de Shanidar, en Irn,que data del 60000 a.C., aunque no se puede precisarsi su presencia debe entenderse como una ofrenda flo-ral en honor al difunto, siendo entonces un hecho in-tencional, o es el resultado de la accin de algn ani-mal, por lo que sera fruto de la casualidad.

    Los restos de adormidera (Papaver somniferum)son abundantsimos, habindose documentado ya des-de el sexto milenio a.C. en yacimientos neolticos deItalia (La Marmotta) y Espaa (La Lmpara, en Soria;Cueva de los Murcilagos de Zuheros, en Crdoba) yalgo despus en el Centro y Norte de Europa, y desdeentonces seguirn compareciendo ininterrumpidamen-te en el registro arqueobotnico hasta nuestros das.

    La presencia de Cannabis queda atestiguadadesde el tercer milenio a.C., fundamentalmente a tra-vs de restos textiles (Abrigo de los Carboneros, Mur-cia), aunque ciertos hallazgos ofrecen una inequvocalectura acerca de la explotacin de sus propiedadeseuforizantes y estupefacientes. Nos referimos a una delas tumbas escitas excavadas en Pazyryk (Siberia) da-tada a comienzos del siglo IV a.C., en la que junto alos cadveres de un hombre y una mujer se encontra-ron entre otras muchas piezas un par de braseros lle-nos de semillas de marihuana (Cannabis ruderalis),una bolsa con ms simientes y dos grupos de 6 varillas

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  • que conformaban la estructura de sendas cabaas20.Este hallazgo supone la confirmacin arqueolgica deun relato del historiador griego Herodoto, quien en elsiglo V a.C. describi el uso de marihuana entre los es-citas de una forma bastante ingenua:

    ... los escitas toman la semilla del susodicho ca-mo, se deslizan bajo los toldos de lana y, acto seguido,arrojan la semilla sobre las piedras candentes. A medi-da que la van arrojando, la semilla exhala un perfumey produce tanto vapor que ningn brasero griego po-dra superar semejante cantidad de humo. Entonces losescitas, encantados con el bao de vapor, prorrumpenen gritos de alegra. Esto les sirve de bao, pues resultaque jams se lavan el cuerpo con agua. (IV, 75, 1-2).

    Varios yacimientos prehistricos han deparadosemillas de especies alucingenas de la familia de lasSolanaceae, caso de beleo (Hyoscyamus niger), dul-camara (Solanum dulcamara) y hierba mora (Solanumnigrum). Debemos sealar el hallazgo de restos de es-tramonio (Datura stramonium), una especie que secrea originaria del continente americano, en el sitiode la Edad del Bronce de Pcs, en Hungra, fechadoen el segundo milenio a.C.

    Igualmente se ha podido documentar la presen-cia de esclerocios de cornezuelo de centeno (Clavi-ceps purpurea) en yacimientos neolticos del norte deEuropa (Langweiler, Alemania; Swifterbant S3, Ho-landa) y en contextos de la Edad del Hierro de Dina-marca (Grauballe) y Espaa (Mas Castellar, Gerona;Padilla de Duero, Valladolid). Se trata de un hongo pa-rasitario de los cereales y de herbceas silvestrescomo la cizaa, en cuya composicin entran potentesalcaloides alucingenos; no en vano la LSD-25 es underivado semisinttico de este hongo.

    Asimismo contamos con ciertas representacionesartsticas de un momento avanzado de la Edad delBronce, en la segunda mitad del segundo milenio a.C,en las que el grado de realismo es tal que no existendudas acerca de la identidad de las plantas plasmadas.Se trata en todos los casos de escenas de indudable ca-rcter religioso que incluyen imgenes de la ador-midera (Papaver somniferum). Distinguimos esta es-pecie, por ejemplo, en varios anillos-sellos de oroprocedentes de los enclaves griegos de Micenas13 yTisbe21, datados hacia el 1500 a.C., en los que siempreaparece asociada a un personaje femenino que, si-guiendo los convencionalismos del arte micnico, ca-bra interpretar como una diosa (fig. 1). El ejemploms claro en este sentido lo ofrece la citada imagen dela Diosa de las Adormideras, descubierta en el santua-

    rio cretense de Gazi, atribuida al 1300 a.C. (fig. 2).Apareci junto a otras figuras de divinidades en un re-cinto subterrneo en el que se recuperaron restos decarbones, lo que ha llevado a pensar que en esta estan-cia se inhalaran los vapores de la combustin de opio,que sera quemado en el transcurso de alguna ceremo-nia ritual presidida por esa imagen13, de ah que se larepresente con los ojos cerrados quizs como alusina los efectos de la droga.

    No obstante, ni el hallazgo de restos arqueobotnicosde vegetales psicoactivos en contextos prehistricos nisu plasmacin como motivos decorativos en objetos deesa poca implica necesariamente su empleo como dro-gas, ya que hay que tener en cuenta otra serie de opcio-nes. Puede que su presencia no se deba a un hecho in-tencional y que esas plantas llegaran al yacimientocomo malas hierbas, por medio de animales, como con-taminaciones modernas, etc. Es igualmente posible quelas comunidades prehistricas se sirvieran de estasplantas con otros fines, por ejemplo, por el valor ali-menticio de las semillas de la adormidera, o comofuente de fibra en el caso del camo. Sin embargo,

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    Figura 1. Escenas representadas en un par de anillos que for-maban parte del Tesoro de los Sellos depositado en una tum-ba en la ciudad micnica de Tisbe, Grecia, hacia el siglo XVa.C. (segn Evans, 192521)

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  • tampoco debemos pensar que as fuera en todos los ca-sos, y de hecho contamos con los resultados de ciertasanalticas que han detectado alcaloides y metabolitosde drogas en tiles prehistricos y restos esquelticos de las poblaciones de aquella poca, respectivamente.

    El procedimiento ms usual para detectar esas sus-tancias en piezas arqueolgicas parte en primer lugarde la observacin de indicadores microscpicos en lasmuestras, para lo cual suele aplicarse la tcnica de mi-croscopa electrnica de barrido (MEB) combinadacon el microanlisis de rayos X (EDX), los cuales per-

    miten apreciar el microrrelieve de los residuos y cono-cer as su composicin qumica, cualitativa y cuantita-tiva. Para detectar compuestos orgnicos se aplica latcnica combinada de la cromatografa de gases (GC)y la espectometra de masas (MS). Diversas muestrasarqueolgicas de diferente naturaleza y cronologa sehan analizado mediante estas tcnicas y, en algunoscasos, se ha podido confirmar su vinculacin a drogasvegetales.

    Resultados

    Estas tcnicas han permitido documentar la presen-cia de alcaloides de drogas en utensilios arqueolgicosy sus metabolitos en restos de diversas poblacionespretritas (tabla 1). En algunos casos se ha verificadola antigedad del consumo de ciertas drogas en unrea determinada, cuyo uso est muy arraigado entrela poblacin nativa. As, se ha podido detectar el mas-cado de hojas de coca (Erythroxylon spp.) por parte de poblaciones andinas en momentos anteriores a laconquista de Amrica entre todos los grupos de pobla-cin22,23, ya que se han hallado trazas de derivados decocana incluso en momias de fetos y bebs, lo cualpuede responder a la transmisin de estas sustanciasde las madres a sus hijos a travs de la sangre o de laleche materna, respectivamente, o a la administracinde infusiones de hojas de coca a los nios. En mues-tras capilares de una momia de poca inca pertene-ciente a una mujer24 se han hallado trazas de nicotina,un alcaloide presente en miembros de la familia de lasSolanaceae a la que, por ejemplo, pertenece el tabaco.Este mismo alcaloide se ha hallado en residuos depo-sitados en pipas25 procedentes del este de Norteamri-ca atribuidas al perodo cultural Early Woodland, elcual se desarroll en el primer milenio a.C., demos-trando que el consumo de tabaco tiene una larga tradi-cin en el continente americano. Tambin en Asiapronto se empezaron a consumir diversas plantas psi-coactivas, como indica el hallazgo de nicotina26 enrestos de antiguos habitantes de China, y de residuosde btel (Areca catechu), un estimulante natural deuso muy extendido entre las poblaciones del ndico,en restos seos de individuos enterrados en tumbasexcavadas en Nui Nap27, al norte de Vietnam, atribui-bles a la cultura Dongson, hacia el 500 a.C.

    A pesar de la dificultad de detectar trazas de tetrahi-drocannabinol (THC) en muestras de cierta antige-dad dada la rapidez con la que se deterioran estoscompuestos, en algunos casos se ha podido documen-tar el empleo de Cannabis como fumitorio. As, por

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    Figura 2. Figura de la Diosa de las Adormideras recuperada enel Santuario de Gazi, Creta, c. 1300 a.C. (Museo de Hera-kleion, Creta).

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  • ejemplo, se obtuvieron resultados positivos al analizarla cazoleta de una pipa en la que an quedaban restosde hojas y cogollos de camo18, recuperada en el cas-tillo de Cornell de Llobregat (Barcelona) en un con-texto datado entre los siglos XI y XIII. Este hallazgo re-sulta muy interesante porque demuestra que elconsumo de esta droga durante la Edad Media no seci nicamente al mundo rabe, sino que tambin enterritorio cristiano hacan uso de ella. Asimismo, se hadetectado la presencia de cannabinoides en un par depipas recuperadas en la cueva de Lalibela28, en Etio-pa, fechadas en los inicios del siglo XIV por radio-carbono.

    Otros resultados, en cambio, han suscitado una granpolmica debido a sus implicaciones. Si la aparicinde cocana y nicotina en poblaciones sudamericanasprehispnicas no ha trado mayores consecuencias, nopuede decirse lo mismo de su hallazgo en momias delEgipto faranico29, cuando este alcaloide nicamenteentra en la composicin de la coca, una planta origina-ria del continente americano; y al contrario, la presen-cia de THC en momias andinas, compuesto igualmen-te documentado en momias egipcias, ha desatado ungran revuelo debido a que el nico vegetal que lo con-tiene es el Cannabis y su introduccin en el Nuevo

    Mundo se supone posterior a la llegada de Coln30,31.Esta aparente anomala no se debe a una contamina-cin de las muestras ni a una falsificacin de las mo-mias y, de hecho, nuevos anlisis han confirmado lapresencia de THC, nicotina (cotinina) y cocana enotra momia egipcia del 950 a.C.32,33, lo que ha llevadoa proponer la existencia de contactos transocenicosen poca del Antiguo Egipto. Recientes investigacio-nes defienden, en cambio, que la presencia de esos al-caloides y compuestos en momias egipcias no estaraindicando el consumo de esas plantas por parte de losantiguos egipcios, sino contaminaciones modernas, yaque en el siglo XIX en los museos se fumigaban ciertaspiezas con tabaco a modo de insecticida para preser-varlas34.

    Esta polmica no ha impedido que se apliquen si-milares tcnicas sobre muestras mucho ms antiguasan, de cronologa prehistrica. Los anlisis practica-dos sobre restos seos procedentes de los yacimientosde Basta (Jordania) y Nevah ori (Turqua), fechadosen el VII milenio a.C., en busca de nicotina (cotinina)han resultado negativos35. No as los efectuados sobrediversas poblaciones centroeuropeas de diversas cro-nologas entre las que se ha detectado la presencia deese alcaloide30,36: una poblacin alemana de la fase

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    Tabla 1. Alcaloides y metabolitos de drogas detectados en piezas arqueolgicas

    Sustancia Muestra Atribucin cultural Bibliografa

    Cocana Muestras capilares, tejido muscular, restos seos Momias precolombinas de diversas pocas 22,23,24,30Muestras capilares, tejido muscular, restos seos Momias del Egipto faranico, de diversas pocas 29-33

    Nicotina Muestras capilares, tejido muscular, restos seos Momias precolombinas de diversas pocas 24,30Muestras capilares, tejido muscular, restos seos Momias del Egipto faranico, de diversas pocas 29-33Restos seos Poblaciones asiticas 26Cazoletas de pipas de indgenas del este Early Woodland 25

    de NorteamricaRestos seos Yacimiento tardorromano de Lenthia 30,36Restos seos Yacimiento altomedieval de Gars/Thanau 30,36Restos seos Horizonte campaniforme 30,36Restos seos Bronce Antiguo-necrpolis de Franzhausen 30,36

    THC Muestras capilares, tejido muscular, restos seos Momias precolombinas de diversas pocas 30Muestras capilares, tejido muscular, restos seos Momias del Egipto faranico, de diversas pocas 29-33Cazoleta de una pipa Nivel de los siglos XI-XIII del castillo de Cornell 18Cazoleta de pipas Cueva de Lalibela, siglo XIV 28

    Hiosciamina Cazoleta Abrigo de Pedra Cavada 37Vaso campaniforme Cueva sepulcral del Calvari dAmposta 37Cermica Fosa de la Edad del Bronce de Prats 37Kernos Tumba vaccea de la necrpolis de Las Ruedas 39

    Btel Restos seos y piezas dentales Necrpolis de Nui Nap, cultura Dongson 27Opiceos Restos seos Minas neolticas de Can Tintorer 41

    Cermicas Necrpolis de la Edad del Bronce de Fuente lamo 42Cermicas Base-Ring Ware Bronce Final (c. siglo XV a.C.) 44Recipiente de alabastro Tumba del arquitecto Kha (fines siglo XV a.C.) 46

    THC: tetrahidrocannabinol.

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  • Campaniforme de mediados del tercer milenio a.C.,individuos inhumados en la necrpolis del Bronce An-tiguo de Franzhausen, en Austria, de comienzos delsegundo milenio a.C., y ya en momentos ms avanza-dos, individuos de poca tardorromana de Lenthia/Linz y del enclave medieval de Gars/Thanau.

    Hasta la fecha dos yacimientos de la Pennsula Ib-rica han proporcionado cermicas en las que las anal-ticas sealan la presencia del alcaloide hiosciamina yde una bebida fermentada de cereales, lo que podraser el residuo ltimo de una cerveza en la que se hu-biera disuelto alguna planta de la familia de las Sola-naceae, quizs beleo, con el fin de obtener una bebi-da alucingena. Uno de ellos es la cueva sepulcral delCalvari dAmposta, en Tarragona, de poca Campani-forme (tercer milenio a.C.), en donde uno de los vasosdel estilo Martimo o Internacional all depositadoscomo parte del ajuar fnebre contena esta pocin37,sumndose as a la nmina de recipientes campanifor-mes en los que se han detectado trazas de bebidas al-cohlicas38. El otro enclave es la necrpolis de LasRuedas, en el ncleo vacceo-romano de Pintia (Padillade Duero, Valladolid), donde nuevamente se ha detec-tado cerveza e hiosciamina en una vasija de cermicahallada en la tumba de un guerrero de unos 30-40aos muerto en el siglo II a.C39. Quizs no se trate deuna casualidad que en ambos casos se haya descubier-to esta pocin psicotrpica en contextos funerarios, loque nos hace preguntarnos si este preparado no serauna suerte de vitico para las comunidades prehistri-cas de la Pennsula Ibrica durante la celebracin desus ceremonias sepulcrales12. Asimismo, se ha detec-tado hiosciamina en una cermica recuperada en unafosa ritual en Prats (Andorra) y en algunas cazoletasdel abrigo de Pedra Cavada, en Gondomar, Ponteve-dra37, aunque en este caso no se descarta que su pre-sencia sea fruto de una contaminacin posterior40.

    Pero, sin duda, la droga de la que disponemos ma-yor nmero de evidencias que ilustran su empleo en laPrehistoria es el opio. Teniendo en cuenta la antige-dad de los restos arqueobotnicos de adormidera y elgran nmero de yacimientos prehistricos en los quese ha documentado su presencia, no es de extraar que pronto se descubrieran las propiedades narcticasde su ltex. Se han detectado opiceos41 en los esque-letos de dos individuos masculinos adultos enterradosen las minas neolticas de Can Tintorer (Gav, Barce-lona) en el IV milenio a.C. El hallazgo de restos de unacpsula de adormidera entre las piezas dentales de unode ellos motiv la puesta en marcha de un estudio paradetectar el consumo de opio entre los individuos inhu-mados en la cavidad, deparando resultados positivos

    en el caso de ese mismo esqueleto, que tambin pre-sentaba una doble trepanacin, y de otro con indiciosde estrs ocupacional; por el contrario, no se pudierondetectar restos de opiceos en los esqueletos de unania y una mujer, sin que por el momento se puedaprecisar si el consumo de opio en este yacimiento eraun privilegio exclusivo de los varones adultos, ni tam-poco si su empleo guarda relacin con el duro trabajoen la mina o con prcticas medicinales.

    En el segundo milenio a.C., durante la Edad delBronce, el opio se convirti en una valiosa sustanciaadquiriendo tambin un destacado papel en los ritos re-ligiosos, segn sugieren aquellas manifestaciones arts-ticas a las que aludimos anteriormente. Nuevamente sehan hallado opiceos en otro yacimiento peninsular, asdos ricas tumbas de Fuente lamo, en Almera, corres-pondientes a un hombre (tumba 68) y una mujer (tum-ba 111) albergaban sendos vasitos en los que los anli-sis de opiceos han resultado positivos42, por lo que esposible que esas cermicas contuvieran un aceite vege-tal de adormidera, aunque la presencia de fragmentosde cpsula y semillas de Papaver spp. en la depositadaen la tumba femenina lleva a considerar otras opcionesaparte del opio. Ciertas evidencias llevan a pensar quea mediados del segundo milenio a.C. se estableci uncomercio de esta droga en el Mediterrneo Oriental. Enese momento conocen una gran difusin unas jarritasde cermica de reducida capacidad, las llamadas cer-micas de base anular (Base-Ring Ware), cuya forma po-dra estar imitando una cpsula de adormidera43, comouna forma de anunciar su contenido en territorios fuerade Chipre, su centro productor. Si bien es cierto queanlisis efectuados sobre algunos ejemplares han reve-lado la presencia de opiceos en su interior44, apoyandoas esa propuesta, esos resultados no han podido sercontrastados posteriormente, por lo que por el momen-to no puede afirmarse nada concluyente45. Algo similarocurre en la tumba del arquitecto egipcio Kha (1405a.C.), en Deir-el-Medina, Tebas, donde en alguna oca-sin se ha sealado la presencia de opio en uno de losrecipientes de alabastro que formaban parte de su ajuarfunerario46, sin embargo, nuevos anlisis practicadossobre ese mismo envase han resultado negativos45.

    Conclusiones

    A la vista de los documentos recogidos en estas p-ginas es posible afirmar que el consumo de drogas enel continente europeo se inici en la Prehistoria. Apar-te de las especies vegetales con propiedades psicoacti-vas aqu mencionadas, estamos seguros de que las co-

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  • munidades prehistricas hicieron uso de otras muchas(pensamos, por ejemplo, en hongos psicotrpicos en-tre otros vegetales con similares propiedades)47. Algu-nas de estas evidencias sugieren relacionar estas sus-tancias con prcticas medicinales, pero creemos quesu uso no era exclusivamente teraputico, ms an te-niendo en cuenta que muchos de los restos arqueobo-tnicos se han recuperado en contextos funerarios y ri-tuales, lo que parece indicar que las drogas pudierondesempear una funcin destacada en la celebracin

    de las ceremonias religiosas de las comunidadesprehistricas de Europa48,49, como tambin inducen apensar esas escenas artsticas de carcter cultual en lasque se han representado cpsulas de adormidera. Dehecho, la presencia de esta planta en este tipo de am-bientes y su eleccin como motivo ornamental quesimboliza el sueo o la muerte puede atestiguarse yadesde el Neoltico (Cueva de los Murcilagos de Albu-ol) y este papel alegrico se mantendr a lo largo dela Prehistoria para perdurar en el mundo clsico50.

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