Evaluando la evaluación

Analizando los datos de la encuesta

Según los datos recogidos, la evaluación sigue siendo trabajo exclusivo de los docentes y, de manera esporádica, del alumnado. El objeto de esa evaluación es principalmente los contenidos y procedimientos; las competencias quedan relegadas al tercer lugar. El momento de la evaluación coincide con los finales de bloques de contenidos: unidad o unidades.

Predominan los exámenes escritos y los trabajos individuales. Los exámenes orales quedan casi relegados a algún speaking en clase de idiomas.

Las rúbricas de autoevaluación o coevaluación son prácticamente inexistentes pero el profesorado sí utiliza hojas de seguimiento de la evolución del alumnado en las que incluye el trabajo de clase, de casa, los controles, etc.

Tanto los portfolios como otros instrumentos diferentes a los ya mencionados son usados de manera muy puntual por alguna persona. Finalmente, se establece una tabla de pesos unida a los instrumentos de evaluación. Generalmente, el mayor porcentaje de la nota la proporcionan los exámenes.

¿Es útil esta evaluación en el ABP?

Es evidente que el aprendizaje basado en proyectos necesita de una evaluación totalmente diferente a la tradicional. Será una evaluación formativa que recogerá evidencias a lo largo del proceso; que permitirá momentos para reajustar el trabajo; que incorpore los principios de variedad, justicia y eficacia; que diferencie entre evaluación y calificación; que permita valorar a tod@s los que formamos parte del proyecto y que proporcione una nueva definición de la responsabilidad profesional del docente.

Una evaluación que nos ayude a caminar.