Evaluación psicológica deportiva y el Papel del Entrenador

1
Antes de poner a entrenar nuestra mente, hemos de saber cómo somos psicológicamente, cuales son nuestros límites y nuestros puntos a mejorar. Para eso está la Evaluación Psicológica Deportiva. Se trata de la elaboración de un perfil psicológico a través de diferentes pruebas y test. Se intenta mejorar el autoconocimiento de nuestro cuerpo y de nuestros puntos fuertes y débiles. Tenemos varias opciones para evaluarnos. Una es ir a un psicólogo deportivo, aunque en ocasiones puede resultar caro, otra puede ser la autoevaluación, aunque no es muy recomendable si no eres 100% objetivo. Una alternativa es hablar con el entrenador. Nuestro entrenador es la persona que mejor nos conoce psicodeportivamente, así que él es la persona adecuada para ayudarnos en este tema, y no solo mejoraremos como deportistas. Pondré de ejemplo mi caso: Antes, yo era un chico bastante tímido, sin carácter, con la autoestima por los suelos, y muy influenciable. En situaciones en las cuales había peligro, como los días de viento fuerte y olas altas, me acobardaba, y las cosas salían mal. Estuve varios años en esta situación, con cambios constantes de entrenador, de gente a mi alrededor, y de situaciones tensas. Los entrenadores eran pasivos, no exigían nada, ni mostraban positividad. Prestaban atención a los mejores. Entonces, cuando tenía 14 años, dejé el Optimist, que era el barco en el que navegaba, y me pasé al Laser, mi actual embarcación. Allí conocí a mi entrenador. Él era diferente a los demás, le daba igual nuestra situación, si éramos mejores o peores, más altos o más bajos. El solo quería que nos esforzásemos, y que a base de errores fuésemos aprendiendo. Como dice él, Hoy hemos cometido 1000 pequeños errores, pero mañana solo 999. Y así empecé a cambiar. Me fui abriendo, cogiendo carácter y autoestima, y empecé a creer que yo podía. También influenció (e influye) que la relación entre compañeros de flota fuese mejorando, hasta convertirse en lo que es ahora, una amistad. Si, quizás era estricto, pero sí de vez en cuando no nos dan un grito para avisarnos, nunca avanzaremos. Igual no tiene el título de psicología, ni viste una bata, ni ronda por los pasillos de una consulta, pero un entrenador es igual de efectivo y te aconsejará igual que un psicólogo, y en ocasiones, ¡incluso mejor!

Transcript of Evaluación psicológica deportiva y el Papel del Entrenador

Page 1: Evaluación psicológica deportiva y el Papel del Entrenador

     Antes de poner a entrenar nuestra mente, hemos de saber cómo somos psicológicamente, cuales son nuestros límites y nuestros puntos a mejorar. Para eso está la Evaluación Psicológica Deportiva. Se trata de la elaboración de un perfil psicológico a través de diferentes pruebas y test. Se intenta mejorar el autoconocimiento de nuestro cuerpo y de nuestros puntos fuertes y débiles. 

  Tenemos varias opciones para evaluarnos. Una es ir a un psicólogo deportivo, aunque en ocasiones puede resultar caro, otra puede ser la autoevaluación, aunque no es muy recomendable si no eres 100% objetivo.  Una alternativa es hablar con el entrenador. Nuestro entrenador es la persona que mejor nos conoce psicodeportivamente, así que él es la persona adecuada para ayudarnos en este tema, y no solo mejoraremos como deportistas. Pondré de ejemplo mi caso: 

  Antes, yo era un chico bastante tímido, sin carácter, con la autoestima por los suelos, y muy influenciable. En situaciones en las cuales había peligro, como los días de viento fuerte y olas altas, me acobardaba, y las cosas salían mal. Estuve varios años en esta situación, con cambios constantes de entrenador, de gente a mi alrededor, y de situaciones tensas. Los entrenadores eran pasivos, no exigían nada, ni mostraban positividad. Prestaban atención a los mejores. Entonces, cuando tenía 14 años, dejé el Optimist, que era el barco en el que navegaba, y me pasé al Laser, mi actual embarcación. Allí conocí a mi entrenador. Él era diferente a los demás, le daba igual nuestra situación, si éramos mejores o peores, más altos o más bajos. El solo quería que nos esforzásemos, y que a base de errores fuésemos aprendiendo. Como dice él, Hoy hemos cometido 1000 pequeños errores, pero mañana solo 999. Y así empecé a cambiar. Me fui abriendo, cogiendo carácter y autoestima, y empecé a creer que yo podía. También influenció (e influye) que la relación entre compañeros de flota fuese mejorando, hasta convertirse en lo que es ahora, una amistad. Si, quizás era estricto, pero sí de vez en cuando no nos dan un grito para avisarnos, nunca avanzaremos. 

  Igual no tiene el título de psicología, ni viste una bata, ni ronda por los pasillos de una consulta, pero un entrenador es igual de efectivo y te aconsejará igual que un psicólogo, y en ocasiones, ¡incluso mejor!