EVA Y EL CURA -...

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1 EVA Y EL CURA No me enteré de cuándo vino al pueblo el padre Javier, pero sí me di cuenta del alboroto que generaba. De un día para otro las misas estaban llenas de mujeres de todas las edades, incluso muchas de ellas evangélicas. Pensé que el cuate este tal vez tenía algún don divino o algo así. Después me enteré que su don no era precisamente espiritual, su don era ser bien parecido, joven, canchito él, y buena onda. Era español, y en sus años más jóvenes había estado como jugador en un equipo de la B de la liga española. Los domingos a la tarde las mujeres se congregaban alrededor del campo de fútbol, porque el padre seguía practicando el deporte y al nomás llegar armó su equipo. Por las tardes el padre visitaba los hogares, tocaba la puerta, entraba donde lo invitaban y daba su mensaje cristiano ante la admiración de las mujeres y los celos de los hombres. ¡Cuánta fe la que acarreaba el hombre! El padre Javier había venido a revolucionarlo todo, a alborotar a las mujeres y a poner en alerta a los hombres. Sin embargo el padre resistía los embates de la tentación y seguía en su ministerio, fiel a sus votos y a la palabra de Dios. El joven cura, me enteré por el sacristán, no duraba en las parroquias porque de plano revolucionaba todo. Era la tentación ideal para las mujeres: un hombre de Dios, bien parecido y joven, lo prohibido siempre es lo más apetecido. Pero como a todo coche le llega su sábado, al padre Javier también le llegó su hora. No podía ser de otro modo. De entre las feligresas alborotadas salió Eva, una guapa treintañera con un buen recorrido en el arte de la seducción. Ella era alta, delgada, con un hermoso pelo negro hasta la cintura y una irresistible mirada. Cansada de besar sapos y aburrida de lo insulso de los hombres del pueblo, quiso ganarse el trofeo prohibido y para ello planeó su estrategia seductora. Llegaba al principio a confesarse, como todas las demás. Procuraba llegar recién bañada, sin maquillaje, con poco perfume y vestidos blancos con estampados de flores. Siempre confesaba al padre un pecado: amar a un hombre prohibido, sin decir el nombre. Eva se trasladó cerca de la iglesia para vigilar todos los pasos del padre

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EVA Y EL CURA No me enteré de cuándo vino al pueblo el padre Javier, pero sí me di cuenta del

alboroto que generaba. De un día para otro las misas estaban llenas de mujeres de

todas las edades, incluso muchas de ellas evangélicas. Pensé que el cuate este tal

vez tenía algún don divino o algo así. Después me enteré que su don no era

precisamente espiritual, su don era ser bien parecido, joven, canchito él, y buena

onda. Era español, y en sus años más jóvenes había estado como jugador en un

equipo de la B de la liga española.

Los domingos a la tarde las mujeres se congregaban alrededor del campo de fútbol,

porque el padre seguía practicando el deporte y al nomás llegar armó su equipo. Por

las tardes el padre visitaba los hogares, tocaba la puerta, entraba donde lo invitaban y

daba su mensaje cristiano ante la admiración de las mujeres y los celos de los

hombres. ¡Cuánta fe la que acarreaba el hombre!

El padre Javier había venido a revolucionarlo todo, a alborotar a las mujeres y a poner

en alerta a los hombres. Sin embargo el padre resistía los embates de la tentación y

seguía en su ministerio, fiel a sus votos y a la palabra de Dios. El joven cura, me

enteré por el sacristán, no duraba en las parroquias porque de plano revolucionaba

todo. Era la tentación ideal para las mujeres: un hombre de Dios, bien parecido y

joven, lo prohibido siempre es lo más apetecido.

Pero como a todo coche le llega su sábado, al padre Javier también le llegó su hora.

No podía ser de otro modo. De entre las feligresas alborotadas salió Eva, una guapa

treintañera con un buen recorrido en el arte de la seducción. Ella era alta, delgada,

con un hermoso pelo negro hasta la cintura y una irresistible mirada. Cansada de

besar sapos y aburrida de lo insulso de los hombres del pueblo, quiso ganarse el

trofeo prohibido y para ello planeó su estrategia seductora.

Llegaba al principio a confesarse, como todas las demás. Procuraba llegar recién

bañada, sin maquillaje, con poco perfume y vestidos blancos con estampados de

flores. Siempre confesaba al padre un pecado: amar a un hombre prohibido, sin decir

el nombre. Eva se trasladó cerca de la iglesia para vigilar todos los pasos del padre

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Javier. Ella no sabía si le gustaba más por lo atractivo o por lo prohibido. Pero amor,

esa cosa de tontos, eso sí que no era, la meta era hacer caer en la tentación al padre

y gozar con esa caída.

Eva no gustaba de la cocina, así que se ofreció a hacer limpieza en la iglesia un par

de días a la semana. En las misas se sentaba hasta adelante con esa cara de pícara

inocencia que las mujeres experimentadas logran tan bien. Y el padre, hombre al fin,

cayó en la tentación. Cayó y bien profundo, porque el padre no sólo se entregó en

cuerpo sino también en alma. De las otras parroquias había salido por cosas de

faldas, pero se había arrepentido y vuelto al redil porque no había entregado el

corazón. Pero ahora sí, para su perdición.

Los amantes tenían su horario. Eva salía de su casa a las ocho de la noche y entraba

por la puerta de atrás de la iglesia. Yo la ví, y a pesar de su delito, ella iba campante y

contenta, con paso seguro. Ella ya tenía llave de la puerta, nunca volteaba a ver si

alguien la veía. Qué mas daba. No es que yo los espiara, pero ella salía de esa casa

como a las cinco de la mañana e iba a dormir toda la mañana a su casa. No tenía que

preocuparse de trabajar, las limosnas de la iglesia pagaban su comida. Por la tarde se

acercaba a la iglesia directo al confesionario, ahí seguro le volvía a decir al padre

Javier su pecado al oído.

Pero bueno, todo algún día termina, de una u otra manera. Y la bella Eva se cansó de

su juguete y lo abandonó. Al pueblo había llegado un narco poderoso, y a pesar de no

ser canchito ni español, también atraía a las mujeres. Así que Eva tenía que agregarlo

a sus trofeos y el pobre padre se quedó sin su sabroso bocado de manzana que la

guapa Eva le proporcionaba.

Cayó en profunda depresión, se bebía el vino de consagrar por las noches y las misas

de las siete de la mañana ya no eran siempre a las siete, como antes. Algunas veces

llegaba el narco con Eva del brazo a misa, y Eva sonreía ahora con la soberbia y la

altanería del poder y la maldad.

El padre Javier, herido en su orgullo y traicionado por la mujer que amaba, un día fue

a retar al narco. Yo no lo ví, pero sí escuché al padre gritando a medianoche y a un

furibundo narco que salía y respondía. Hubo pelea, claro está, y la cosa estuvo

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reñida. El padre, deportista, tenía lo suyo. El narco, acostumbrado a los cachimbazos,

pegaba duro también. Eva sólo miraba entre asustada y complacida la pelea. El padre

asestaba un par de golpes y recibía tres. Pero ahí estaba y no caía. Yo pensé que

iban a salir los sicarios a sueldo del narco, pero parece que este narco sí era de los

que tenían un poco de honor, y además, tenía que derrotar con sus propias manos a

su rival, que aunque desde antes de la pelea estaba derrotado, tenía que caer en el

combate.

La pelea se extendió hasta como las tres de la madrugada, cuando al fin el padre

Javier cayó al suelo. Eva se apresuró a darle un beso apretado y lascivo a su héroe y

a mirar con desprecio al pobre cura caído. Yo la verdad, aparte de su negocio ilícito,

al narco no le tenía mal ánimo. Caía bien el cuate, y en la cantina del pueblo cuando

estaba él siempre había guaro gratis. El padre también era buena onda, pero

alborotaba mucho y eso tampoco es bueno. Una semana después de su derrota

seguía convaleciente y algunas mujeres se turnaban para cuidarlo. Un mes exacto

después, le llegó su notificación de traslado hacia otra parroquia. Pero ahora no creo

que alborotara mucho a donde iba, porque el desprecio de la amada se había llevado

su juventud y su energía. Había enflaquecido mucho, del Adonis que había llegado a

darle vuelta al pueblo poco quedaba. En su lugar vino un viejito buena onda, de esos

padres que hacen bien su chance, sin meterse a mucha bronca.

Eva y su narco salieron del pueblo una madrugada, un par de años después, en una

Hummer gris. En el camino, a pocos kilómetros del pueblo, fueron emboscados y

ajusticiados con tiro de gracia. En la prensa al otro día había una pequeña nota en la

que mencionaban, como suelen decir en estos casos, que había sido un pleito entre

bandas de narcotraficantes. La Hummer nunca apareció. Según me acuerdo haber

leído en la nota de prensa, Eva presentaba señales de tortura y parecía haber sido

violada en repetidas ocasiones.

Amores prohibidos

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El romance del popular cura hispano Alberto Cutié con una joven en Miami acapara

titulares en Estados Unidos, pero es sólo uno más en la larga lista de los amores

prohibidos a causa del controversial requisito de celibato exigido por la Iglesia Católica

a sus sacerdotes desde los siglos XI y XII.

Parece que el inicio del 2009 en América latina ha sido pródigo en confesiones

amorosas de miembros del clero. El padre Alberto se suma -quizás sin pretenderlo- a

dos curas argentinos quienes anunciaron en abril que dejarán los hábitos para casarse.

El sacerdote Víctor Casas, de la provincia de Córdoba, dejó atónitos a sus feligreses al

dar la noticia en plena homilía, algo similar a lo que había hecho el párroco Alberto

Ortega en la provincia de Mendoza un poco antes.

Y mientras en Miami las fotos de Cutié y su novia en la playa mantienen revueltos a los

medios de comunicación, en Paraguay un escándalo similar daña la popularidad del

presidente Fernando Lugo, quien colgó los hábitos para asumir el poder en la nación

sudamericana. A Lugo le han empezado a "aparecer" tantos hijos, que las presuntas

madres han formado una asociación para reclamar sus derechos. El ex obispo, de

momento, ya le dio su apellido a un menor de dos años. Dicen que ya no le dicen EL

PADRE sino EL PADROTE.

Se calcula que cada año miles de sacerdotes católicos en todo el mundo abandonan su

oficio a fin de formar o tener abiertamente pareja.

Afortunadamente, ninguna de las historias contemporáneas ha tenido un final tan

trágico como la que narra la película Camila (1984), de la fallecida directora argentina

María Luisa Bemberg y con Susú Pecoraro e Imanol Arias en los papeles protagónicos.

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El filme cuenta la historia de amor de Camila O'Gorman, una joven de acaudalada

familia que en 1847 se escapó junto al sacerdote jesuita Ladislao Gutiérrez. Los

amantes, perseguidos y arrestados por otro sacerdote, fueron detenidos y fusilados el

18 de agosto de ese año. Camila tenía 20 años y estaba en avanzado estado de

gestación: su muerte acrecentó la impopularidad del dictador argentino Juan Manuel

de Rosas.

En la literatura y en el cine abundan relatos de amores prohibidos entre miembros del

clero y laicos. El crimen del padre Amaro, novela escrita por el escritor portugués José

María Eça de Queiroz, causó gran controversia cuando se publicó a fines del siglo XIX.

El libro narra la historia ficticia de un joven sacerdote que cae en los tentadores brazos

de la bella Amelia, De la novela pocos se acuerdan pero muchos han visto la película

mexicana basada en ella, que fue protagonizada por Gael García Bernal y Ana Claudia

Talancón. El filme de 2002 también originó pedidos de prohibición por parte de

miembros de la Iglesia Católica en México.

La historia del cura y su patata

Todos hemos oido miles de veces historias sobre curas pederastas que

“imparten clases” a niños y niñas. Por lo general estas cosas suelen acabar

en denuncia. Pues ahora ya que los niños han aprendido a chivarse, estos

curas han decidido cambiar de técnica, ya que las hortalizas no hablan.

Uno de estos primeros “curas modernos” salió ayer a la luz. Todo esto fue

en UK, donde un cura entró por un hospital con una patata metida en…

bueno… en donde nunca le da el sol.

La noticia original se puede ver

enhttp://www.thesun.co.uk/sol/homepage/news/article1876886.ece.

Esto son patatas.

El clérigo dijo en urgencias que cayó hacia atrás sobre su mesa de la cocina

mientras colgaba unas cortinas. Estaba desnudo en el momento del

percance.

El reverendo avergonzado, a sus 50 años, tuvo que someterse a una

delicada operación para extraer los vegetales infractores.

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Al igual que la mayoría de otros pacientes con casos similares, el cura

insistió a los médicos del hospital que su situación no fue el resultado de un

juego sexual con mal resultado.

La enfermera Trudi Watson dijo: “Él me explicó, muy sinceramente, que

estaba colgando cortinas desnudo en la cocina cuando cayó hacia atrás en

la mesa de la cocina sobre una patata. Tuvo que someterse a la cirugía

para que se la retiráramos”.>>

Ahora viene mi opinión:

… pues… bueno… yo estoy por no opinar XD y que hay cosas que por el

bien del mundo mejor que se queden a solas entre la patata y el cura.

Historias de curas y narcos

En Sinaloa las hay

En la grey católica sinaloense es un secreto a voces que los grandes capos

y caciques locales aportan dinero sucio para levantar templos y apoyos a

curas; la Iglesia lo rechaza; las autoridades hace como que no ven ni oyen,

pero de ello hay evidencias.

Santiago Rentería/Alberto Najar

Como el gobierno, como la sociedad mexicana entera, la Iglesia católica ha

sido tocada por el dinero del narcotráfico, un pecado que se niega más de

tres veces pero cuya huella aparece en la cantera, el mármol y la caoba de

los templos financiados con dinero sucio. El escándalo de las narco

limosnas persigue a los religiosos, de cardenales a curas de pueblo,

empeñados en justificar esa relación con el argumento de salvar ovejas

descarriadas. El vínculo es inevitable y tal vez por eso se presta a

confusiones: del dinero mal habido, es la conseja en la curia, salen obras

de caridad

Sinaloa, cuna del narco en México –dixit Juan Millán--, no sería la

excepción. En rancherías los narcos locales hacen jugosas contribuciones

para levantar templos, y para sufragar, incluso, viajes de católicos a

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lugares emblemáticos como San Juan de Los Lagos y la Basílica de

Guadalupe.

Dinero sucio, dinero limpio

En Culiacán y otras ciudades, por ejemplo, los fotógrafos que trabajan en

eventos sociales ya saben que las fastuosas piñatas y bodas a las que

acuden son de gente del narco, pero se hacen de la vista gorda, porque el

dinero los calla. Además son los señores del narco los que más

dispendiosos son en sus fiestas y reuniones y por ello todos quieren

servirlos. Y si no recuérdese lo que hace años el entonces gobernador Juan

Sigfrido Millán declaró: que 62% de las empresas sinaloenses dependen del

narco.

El escritor Leónides Alfaro, autor de Tierra Blanca, una de las primeras

novelas sobre el tráfico de drogas en esta entidad afirma. "Los narcos están

en todo, en la policía, el Ejército, las empresas; ¿por qué no iban a poder

entrar a la iglesia?".

Y sí, sobre todo por un hecho ineludible: la mayor parte de los

narcotraficantes mexicanos son católicos que "bautizan a sus hijos, se

casan, celebran comuniones o fiestas de 15 años en las iglesias".

Al mismo tiempo, "los sacerdotes tienen la obligación moral de atender a

todos, sin importar a qué se dediquen", permea la tesis al interior de la

Iglesia.

La relación es, pues, inevitable, como reconoce el sacerdote Benjamín

Oliva, quien fuera confesor del extinto “Señor de los Cielos”, Amado Carrillo

Fuentes.

"¿A quién acude usted cuando se enferma? Con un médico, ¿no? Pues es lo

mismo, cuando alguien necesita de auxilio espiritual viene con nosotros, y

no le podemos negar nuestro servicio", afirma. La realidad es que el vínculo

entre sacerdotes y narcos va más allá de las bendiciones. Y las evidencias

están grabadas en la cantera, el mármol o la caoba de los templos que

éstos ayudaron a construir.

Confesor de los Carrillo Fuente: el padre Oliva

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En Sinaloa, hace unos años, el padre Benjamín Oliva, se vio envuelto en el

escándalo cuando se descubrió su cercanía a la familia Carrillo Fuentes, los

navolatenses que controlan el Cártel de Juárez. De confesor y amigo hasta

casó a uno de los Carrillo.

El fue confesor de “El Señor de los Cielos”, guía espiritual de su madre,

doña Aurora Fuentes, y responsable de impartir los sacramentos a toda la

familia.

Es más, en su momento defendió a Amado Carrillo. "El siempre ayudaba,

¿por qué creen que le decían “El Señor de los Cielos?", declaró a la agencia

Reuters en octubre de 1997. Siempre fue muy sencillo, bondadoso y

cariñoso, quería acercarse a Dios, pero no podía. Usted sabe cómo es la

mafia".

Ironías del sacerdocio. La parroquia donde oficia, el templo dedicado a San

Juan Bautista en la colonia Santa Fe, es señalada en Culiacán por haber

sido construido con aportaciones de narcos. El Obispo Benjamín Jiménez lo

rechaza.

La iglesia no pasa desapercibida, no sólo porque se encuentra en lo alto de

un cerro sino porque diariamente una cuadrilla de trabajadores poda el

jardín, barre el atrio y pule pisos y bancas. Cuando inició la construcción los

vecinos pensaron que se trataba de un restaurante de lujo y por eso la

sorpresa al enterarse de su verdadero uso. Antes las misas eran al aire

libre. El sacerdote reveló que 2002 realizó el enlace matrimonial en Villa

Juárez, Navolato, de Vicente Carrillo Leyva, hijo del extinto Amado Carrillo

Fuentes, alias "El Señor de los Cielos" y Karina Quevedo, por la relación de

amistad que lo une con esa familia. Argumenta que aceptó porque lo

conoce "desde que estaba chiquillo y lo vio crecer". Y es que el padre Oliva

estuvo 11 años como párroco de la iglesia de Villa Ángel Flores "La Palma"

y que ahí conoció a mucha gente. Casualmente esa sindicatura es la tierra

de la familia Carrillo Fuentes. Del por qué la misa fue celebrada en Villa

Juárez y no en La Palma, lugar más cercano a El Guamuchilito, de donde

son originarios la familia Carrillo Fuente o Navolato de donde es la novia,

negó conocer el motivo.

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"A mí me dijeron que si los casaba y como no había ningún impedimento

acepté —Carrillo Leyva— era muy serio, muy reservado y no deseaba hacer

mucho escándalo", comenta Oliva Lemus.

El escándalo es que a la multicitada boda asistieron los tíos del novio,

Vicente y el extinto Rodolfo Carrillo, entonces ambos líderes del "Cártel de

Juárez" y a quienes según versiones de testigos se les brindó protección

policiaca.

Además la Procuraduría General de la República (PGR) mantiene desde

1999 órdenes de aprehensión contra Vicente Carrillo Leyva.

De su parte, indicó que no se detiene a ver si las personas son matones,

narcotraficantes o rateros, sino que se limita a llevar la palabra de Dios

para ayudarlos a retomar el camino del bien."Yo le sirvo a toda la

gente...porque Cristo no vino a este mundo por los santos, vino por los

pecadores", justifica.

Narcotemplos y narcolimosnas

Iglesia Nuestra Señora del Refugio

Ricardo Beltrán, alias “El Robachivas”, tenía una novia en la colonia Miguel

Hidalgo, al oriente de Culiacán, y por eso supo de las dificultades para

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mantener en pie el templo de Nuestra Señora del Refugio. El techo de

lámina era un horno durante el estiaje y se volvía coladera en las lluvias.

Un día, al “Robachivas” le ganó el amor y accedió a la petición de su novia

para arreglar el templo. Contrató una cuadrilla de bulldozers para derribarlo

por completo, y luego abrió la billetera para mantener constante el flujo de

camiones con material, arquitectos y albañiles. Todo fue rápido. El 9 de

febrero de 1996 el templo fue consagrado por el obispo Benjamín Jiménez

Hernández, según reza una placa, con una ceremonia a la que algunos

dicen asistió su patrocinador, quien, no contento con su obra, mandó

pavimentar las calles aledañas a la iglesia "pa que luzca".

El gesto de Beltrán es común entre los narcotraficantes, especialmente en

Sinaloa, donde las historias de templos financiados con su dinero son

añejas.

Rafael Caro Quintero, por ejemplo, levantó iglesias suntuosas en

Badiraguato, su tierra natal. Allí mismo, Ernesto Fonseca Carrillo, don Neto,

mandó construir un mausoleo de mármol en cuyo centro, cuentan quienes

lo conocen, cuelga un crucifijo que custodia el sitio donde reposarán sus

restos.

“El Robachivas” disfrutó de su obra unos años hasta que un comando lo

ejecutó en la colonia Las Quintas. Los sicarios dispararon a la camioneta en

que viajaba pero como tenía blindaje, nada pudieron hacer. Y “El

Robachivas”, en lugar de irse, se detuvo para burlarse; entonces uno de

ellos disparó con el cuerno por la cerradura y allí quedó.

Jalisco y el país, igual que Sinaloa

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Cardenal Juan Sandoval Iñiguez

"No me metas en chingaderas", fue la respuesta de Raymundo, uno de los

narcotraficantes más poderosos de la región, a la solicitud para hablar

sobre el apoyo que su familia suele dar a los templos católicos. "Con la

Iglesia no me meto, mucho menos con el cardenal (Juan Sandoval

Iñiguez)".

La reacción del traficante era previsible, sobre todo por sus circunstancias

actuales. Hace dos años una banda rival ejecutó a su hermano menor,

Alberto, quien ni siquiera estaba en el negocio. Fue un golpe duro, tanto

que la familia aplica desde entonces su propia versión del Viejo

Testamento: ojo por ojo, muerto por muerto.

El único consuelo fue el apoyo espiritual del sacerdote de Chiquilistlán, a

quien la familia apoyó, a instancias del fallecido, para remozar una capilla.

Al padre Pedro Castañeda Caro lo cambiaron de parroquia a principios de

este año, y con el nuevo cura la familia del narco, al parecer, no ha hecho

buenas migas.

Tal vez por eso a Raymundo no le cayó nada bien la propuesta de ventilar

sus relaciones con el clero, como tampoco gustó a los sacerdotes señalados

de atender o recibir apoyo de los traficantes. Y es que en Jalisco el tema

raspa, sobre todo a raíz de la investigación que por presunto lavado de

dinero lleva a cabo la Procuraduría General de la República (PGR), en

contra del cardenal Juan Sandoval Iñiguez.

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Un asunto donde los jaliscienses tienen la piel muy sensible, explica Jorge

Regalado Santillán, secretario académico del Centro Universitario de

Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

"El tema de los presuntos vínculos entre el narcotráfico y la Iglesia está

muy presente desde el asesinato del cardenal (Juan Jesús) Posadas

Ocampo, pero ahora cobra más fuerza, se pone más en la mesa de

discusión. No hay casa en Guadalajara donde no sea motivo de polémica".

Hay razones para el debate. En Jalisco, como ocurre en otras entidades con

fuerte presencia del narcotráfico, la vida gira, de una u otra forma,

alrededor de esta actividad.

Monaguillos de lujo, iglesia de pobres

Los vecinos del fraccionamiento Monraz, uno de los más tradicionales de

Guadalajara, todavía recuerdan la noche de hace tres años cuando un

grupo de encapuchados, con cuernos de chivo y metralletas, se llevaron del

templo de Santa María de los Ángeles la imagen de San Juan Macías. Ya

tenían rato con la sospecha. El santo, importado de Perú, empezó a recibir

cada vez con más frecuencia la visita de personajes extraños, hombres

malencarados de cinturón piteado y botas de piel de avestruz.

Los visitantes llamaban la atención no sólo por su atuendo sino por los

regalos que dejaban: billetes de 500 pesos en las canastas durante las

misas, centenarios en los cepos para las limosnas. A San Juan Macías,

explica Semanario, órgano oficial del Arzobispado de Guadalajara, se le

conoce como Padre de los Pobres, Patrón de los Emigrantes y Ladrón del

Purgatorio. Tal vez por eso la veneración de estos extraños personajes

creció tanto, que al paso de los años desplazó a la patrona del templo.

Con ello surgieron diferencias entre los sacerdotes asignados a la iglesia,

uno de los cuales, el titular, comentó incluso la posibilidad de cancelar el

culto al santo peruano.

No tuvo que hacerlo. El comando de encapuchados le resolvió el problema.

Del santo nada se supo durante tres meses, hasta que corrió el rumor de

su reaparición en un templo desconocido hasta ese momento.

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Por esos días los reporteros Javier Ortega Ponce y Manuel Hernández

visitaron la iglesia y se llevaron una sorpresa.

"Era demencial, el padre oficiaba misa y detrás de él estaban 10 o 12 tipos

mal encarados, con camisas de seda, botas y cinturón piteado que le

ayudaban en la misa", cuentan. "Era un ambiente muy extraño, como si

fuera una ceremonia particular o todos se conocieran porque luego, luego

se dieron cuenta que llegamos".

Extraños monaguillos para una misa, pero nada raro en ese templo. En la

página electrónica dedicada al santo (www.sanjuanmasias.com) hay fotos

del presbítero Manuel Hernández Barba -el sacerdote que trajo a México la

imagen religiosa- acompañado de los singulares ayudantes. Como quiera

que sea, entre los católicos de Guadalajara se identifica a San Juan Macías

como un santo de los narcos, versión que enfurece al nuevo párroco, José

Gálvez Amezcua.

"Tonterías, es absolutamente descabellado", replica. "Ven a cualquier misa

y te darás cuenta de la clase de gente que viene".

La fama viene de otro lado.

La iglesia se construyó en menos de tres meses a unos pasos del

fraccionamiento Puerta de Hierro, donde la familia Arellano Félix y Joaquín

El Chapo Guzmán tienen propiedades. Casualmente, se ubicó justo frente a

la mansión que alguna vez fue el sueño dorado de Rafael Caro Quintero,

una propiedad cuyo proyecto original incluía un lago artificial, zoológico y

cuadras para caballos, decomisada por la PGR en 1984 y donde ahora se

construye un exclusivo fraccionamiento, Soto Grande Residencial.

Por si fuera poco, existe la versión —no desmentida hasta el momento— de

que el terreno de la iglesia pertenece al narcotraficante Ramón Mireles,

desaparecido desde hace un par de años (se cree que fue secuestrado por

un grupo de colombianos).

Ciertamente, en Jalisco el caso de San Juan Macías no es el único en su

tipo. Antes de ser detenido durante la Operación Milenio, el narcotraficante

Luis Valencia solía pagar la fiesta de San Sebastián Mártir en la comunidad

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de Mixtlán, Ameca, donde se encontraba su rancho Los Majados. "Era el

poderoso de aquí, ayudaba a la iglesia", confesó entonces el delegado

municipal José Ramón González.

La familia de Eduardo González Quirarte, “El Flaco”, considerado en su

momento como el brazo derecho de El Señor de los Cielos, se distinguía

por ayudar a las iglesias de la colonia Ciudad Granja, donde incluso se

colocó una placa para agradecer el apoyo.

La plancha se retiró hace un par de años, cuando el clan fue desarticulado.

Ni siquiera el cardenal Sandoval Iñiguez se ha salvado de alternar con los

narcos. En abril de 1996 bendijo e inauguró una carnicería de la familia

Lupercio Serratos, acusada de representar, en Jalisco, al cártel de los

Arellano Félix.

Cuando la foto de la ceremonia se hizo pública -la filtró el capitán Horacio

Montenegro, yerno del general Jesús Gutiérrez Rebollo, ambos detenidos

en el penal de La Palma-, el cardenal dijo que no sabía de quién era el

negocio. "Uno sale por la calle a bendecir a todos, buenos y malos".

Historias de curas viciosos JUAN GARCÍA LUJÁN [email protected] -

John Geoghan se acercó a la madre de Patrick Mc Sorley y le dio el pésame. Además de sufrir el dolor por quedarse viuda tras el suicidio de su marido, la mujer tenía que plantearse encontrar un trabajo para sacar a su familia adelante. El panorama se presentaba complicado, el médico le había diagnosticado esquizofrenia a la señora Mc Sorley hacía un año, la mujer estaba segura de que venían tiempos difíciles. Por eso cuando el párroco de Weston (un barrio marginal de Boston) se acercó a ofrecerle ayuda, la viuda sintió un gran alivio.

Lo primero que hizo el cura católico fue sacar al chiquillo de casa, le dijo a su madre que iba a comprarle un helado. Patrick le dio la mano al sacerdote y abandonó con una sonrisa el lugar donde velaban a su padre. Después de comerse el helado en la cafetería, cuando regresaba a casa en el coche del cura, el sacerdote comenzó a tocarle los genitales y a masturbarse. El niño declaró ante el juez que se quedó paralizado, asustado, sin saber cómo reaccionar. El sacerdote sí sabía cómo

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comportarse, lo que hizo con Patrick lo practicó con otros 129 niños. En febrero de 2002 el padre John Geoghan fue condenado a 10 años de cárcel por abusar sexualmente de más de un centenar de niños menores de edad.

También en Boston el sacerdote católico Paul Shanley acabó sentado en el banquillo de los acusados. Shanley admitió que pertenecía a clubs donde se promovía el sexo entre adultos y niños menores de edad. El cura dijo que ayudó a niños a drogarse antes de que practicaran el sexo con adultos. En su diario personal, el sacerdote católico confesó que su vida “ no fue una lucha para elegir entre el bien y el mal, sino una elección entre el menor de los demonios”. Los sacerdotes John Geoghan y Paul Shanley no fueron los únicos que en el año 2002 protagonizaron casos de abusos sexuales de menores, pero sí fueron los más escandalosos por su reincidencia.

¿Cómo puede un cura llegar a abusar de 130 niños diferentes sin que se enteren sus padres ? La explicación es sencilla: siempre gozaron de la protección de su jefe. El cardenal de Boston, Benard Law, no tomó ninguna medida contra los sacerdotes pederastas a pesar de las distintas denuncias que realizaban los padres de sus víctimas. Cada vez que se producía una denuncia contra uno de sus sacerdotes Bernard Law trasladaba al cura denunciado a otra parroquia, y no advertía a los feligreses del posible peligro al que quedaban expuestos sus hijos. Cuando los padres se daban cuenta ya era demasiado tarde. A pesar de la actitud protectora de Bernard Law hacia los curas pederastas, el Vaticano no tomó ninguna medida contra el cardenal.

Cuando el escándalo se publicó en los medios de comunicación y algunos curas fueron condenados a la cárcel, el Papa Juan Pablo II reaccionó con Bernard Law de la misma forma que él había actuado con los sacerdotes, lo trasladó a Roma y lo nombró Arcipreste de la Basílica Santa María Mayor. Bernard Law admitió su “error”, pero no renunció a su cargo. El 11 de abril de 2005 Bernard Law presidió una ceremonia religiosa en honor a Juan Pablo II mientras las familias de algunos niños que habían sufrido abusos sexuales por parte de los curas de Boston se manifestaban pacíficamente en las puertas del templo.

También en Estados Unidos el arzobispo de Los Ángeles, Roger Mahony y el obispo de San Diego, Robert Brom, tuvieron que explicar ante los tribunales civiles por qué protegieron a decenas de curas denunciados por abusar sexualmente de menores, los dirigentes eclesiásticos cambiaban a los sacerdotes de parroquia cada vez que eran denunciados. Mientras se producían los escándalos de los sacerdotes pederastas en Estados Unidos, en España, también en el año 2002 el sacerdote José Montero declaró a la revista Zero “ Doy gracias a Dios por ser gay, porque eso me ha proporcionado la capacidad de amar”. El cura reconocía que no cumplía el celibato. El obispado no tardó una semana en tomar medidas disciplinarias: el párroco fue apartado de todas las funciones que ejercía en la parroquia de Valverde del Camino. La reacción represiva de la jerarquía católica española contra el sacerdote andaluz contrasta con la actitud permisiva de los obispos norteamericanos con los curas

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pederastas. Por supuesto que todos esos religiosos denunciados y condenados, siempre predicaron desde el púlpito los males de la homosexualidad. Los curas pederastas fueron protegidos por la jerarquía porque predicaban la doctrina oficial de la iglesia católica, esa que acaba de recordar el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, en sus declaraciones al diario La Opinión: “ sólo un 6 % de los homosexuales se deben a cuestiones biológicas.

No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona con la que es practicada como vicio”. El obispo nivariense comparó a los homosexuales con los pederastas. Cuando la periodista reacciona ante tremenda barbaridad y aclara que los abusos sexuales a menores no son consentidos, el obispo responde que “ hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan”. Habrá gente que piense que hay que respetar la libertad de los líderes religiosos de difundir su doctrina. Pero conviene recordar varias cosas: buena parte del dinero de la iglesia católica proviene de los impuestos que pagamos todos, las reformas del obispado de Tenerife también las pagaremos los ciudadanos canarios con nuestros impuestos. En Canarias no existe libertad de expresión para montar una emisora de radio o de televisión. Se trata de concesiones que da el ejecutivo canario. Y para la Televisión Digital Terrestre se han dado dos canales: uno para Antena 3 y otro que dependerá de este obispo homófobo y de sus jefes de Madrid. Por tanto, lo que hacen y dicen estos señores (o monseñores) nos influye aunque no queramos. Por último dos preguntas al obispo de Tenerife: el padre John Geoghan que abusó de 130 niños ¿fue provocado por esos menores?¿ y los curas pederastas abusan de los menores por razones biológicas o por vicio? Por favor, señor obispo, respóndame en el primer programa de la nueva Televisión Digital Terrestre que usted tendrá a su disposición gracias al gobierno canario.

El secreto de las monjas

Ness (México)

Hola Kruela, Hola amigos.

Esto le sucedió a mi padre, cuenta que cuando era niño estudió en una escuela de

religiosas. Cuenta que era un lugar muy viejo y casi claustrofóbico, ya que los muros eran

altísimos, y muy viejos, parecía un castillo medieval o algo así. Las monjas eran

sumamente rígidas, muy estrictas y cuando se cometía una falta se les castigaba en

forma casi despiadada, encerrándolos en un ático que estaba en el ala norte de una de

las torres del monasterio.

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Bueno, pues cuenta mi papá que cierta vez él y sus compañeros se internaron en el

sótano ya que otros chiquillos les habían contado que ahí se aparecían espíritus de

monjas que habían muerto en el monasterio y que había un pasadizo secreto que

comunicaba a la catedral y de ahí al otro monasterio pero de monjes.

La cosa fue que los niños (incluído mi padre) se introdujeron en la noche en las entrañas

del monasterio, claro a escondidas de las hermanas y sin la autorización de nadie (cabe

mencionar que esa parte del monasterio estaba prohibida y cancelada por candados ya

muy oxidados) pudieron abrir los candados por que estaban ya podridos y descascarados.

Bueno, anduvieron caminando en la obscuridad cerca de media hora y entonces uno de

ellos, el que venía hasta atrás lanzó un alarido que los hizo voltear. Juró haber visto la

silueta de una monja detrás de él, a lo cual los chicos se rieron de su inocencia.

Siguieron caminando y de pronto a lo lejos empezaron a oír los llantos de un bebé, o de

varios bebés, eso sí que los petrificó ya que era imposible que hubiera un bebé en un

lugar tan horrible y además lo notaron sumamente sobrenatural, así que se echaron a

correr en estampida por donde habían llegado. A lo largo de su carrera siguieron

escuchando voces, alaridos gemidos o algo así, ¿o tal vez fue su imaginación desbocada?.

En fín, pasaron los años, los chicos nunca volvieron al lugar y se graduaron. Tiempo,

bueno, años después, mi padre al volver al pueblo donde se crió y donde se encuentra

ese internado supo que reacomodaron a las monjas a otro lugar ya que el monasterio con

un temblor que hubo se estaba cayendo y lo derrumbaron, y en las excavaciones para

poner el cimiento nuevo encontraron que había un pasaje que comunicaba al internado

con la catedral y de ésta al monasterio de monjes. Lo más sorprendente fue que en el

piso del sótano hallaron enterrados varios fetos humanos, como 7 u 8, y que

supuestamente las monjas tenían relaciones con los monjes del monasterio vecino y

abortaban a sus críos y los enterraban ahí.

Otra cosa que se encontró fue los restos humanos de una monja, no saben quién es

aunque se investigó mucho sobre el caso, nunca se supo qué o quién la mató, ni quién

era.

¿Qué onda no?.

Comentarios publicados

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Eva (Zaragoza. España)

A veces pienso que estas cosas son sólo una leyenda urbana, porque se repiten en todas partes. Sin

ir más lejos, lo mismo se cuenta en mi ciudad del colegio Escolapios, que hay un pasadizo entre

Escolapios y Escolapias y que aparecieron fetos humanos. En cualquier caso, la Iglesia Católica es

tan estricta que podría ser cierto, aunque también podría ser un infundio de quienes pretenden ir

contra la misma Iglesia.

FCA Berenguer

Yo creo que es verdad, en mi colegio, que yo sepa no se cuenta historias de ninguna clase pero en

otro que yo iba sí que se contaba algo de monjas y niños pero nunca me enteré bien. Yo le tengo

mucho respeto a los muertos, fantasmas, etc y no me meto con ellos por si acaso.

Carla car_2607 (Argentina)

Hola a todos, soy de Argentina. Leí la experiencia y les cuento que yo también fui a un colegio de

monjas. En éste se comenta que hace como 20 años encontraron a una monja con un sacerdote en

la capilla teniendo sexo. A nosotros en los últimos años nos hacían estudiar fetos humanos, y

siempre nos preguntamos ¿de dónde habrán salido?. Serán de las monjas, yo creo que sí. Muy buena

la página.

Viridiana (México)

Esta historia es completamente real, pues a mí mamá me contó que cuando era joven su papá la

metió a un convento para que se hiciera monja, y... vio muchas de estas cosas, fetos en sótanos y

monjas platicando entre sí de las experiencias que tenían cuando los sacerdotes iban a visitarlas.

Mariana

Hola yo soy Mariana y ahora voy a un colegio de monjas y en la sala de experimentos hay un feto,

una serpiente que, supuestamente, está muerta, pero siempre que la veo mueve los ojos y se pone

en otra posición. Lo de los fetos, yo una vez quise ayudar a la sor a sacar cosas del sota y ésta no

me dejó y dijo que si entraba ahí iba a ver algo que no me iba a gustar (llevaba bastantes cosas en

la mano y pude divisar un pedazo de carne con un hueso y su mano sangrando). Chao.

Rucilam (España)

Yo también escuché una vez, no sé dónde, hace ya mucho tiempo, sobre un pasadizo que conducía

desde una vieja escuela en lo alto de una colina hasta las afueras del pueblo. Fue construido al

parecer durante la Guerra Civil española y, cuando terminó, se cerró por motivos de seguridad; al

cabo de muchos años después, la gente del pueblo decidió recorrer entero el pasadizo, y en la

mitad del recorrido medio enterrados encontraron viejos toneles de aquella época con restos

humanos dentro.

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Invitado

saludos kruela antes que nada felicitarte por el trabajo que has hecho y el empeño que le pusiste a

esta gran pagina. lei el coment de alguien que va a un colegio de escolapios.. es genial, yo tambien

iba y en ese se comentaba la misma historia (soy de argentina, cosa que es imposible que hayamos

ido en el mismo colegio)... sere yo o: 1- en todo colegio escolapio hay un pasadizo que lleva hacia

las monjas. 2- parece que los curas y monjas tienen muy encuenta el principio del derecho a la vida

y el no al aborto 3- todos los colegios del mundo, de curas y monjas conectan al mismo pasadizo (si

ponen una red de subtes se hacen unos buenos pesitos) no hablando enserio, la historia me parece

fue inventada para asustar gente... por las razones que en todos los colegios se cuenta lo mismo

(cuando iba a la primaria decian que las monjitas tenian ese mismo tunel y cuando me pase al de

escolapios a hacer la secundaria decian lo mismo, lo mas gracioso es que los colegios estan

separados por dos cuadras de diferencia.... creo que es mas facil ir y tocar el timbre.. digo :P) por

otro lado si me hablaras de personas normales que hagan eso, es verdad, hay muchos casos. Pero

que venga de hombres y mujeres de dios que aceptaron y luchan por el derecho a la vida y estan en

contra del aborto... es imposible, debe haber uno o dos que son los que a veces hacen ver a la

iglesia como algo malo pero los demas no van a encubrir una historia asi.... ni por coincidencia de

que sean todos pervertidos. saludos gente -Ailin argentina!

DE LA PICARESCA NACIONAL Una Semana Santa con curas falsos. Por: Mario Aguilera Peña. Tomado de: Revista Credencial Historia . (Bogotá - Colombia). Edición 140, Agosto 2001

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El falso cura José Escobar Montoya durante la Semana Santa de 1948. Libro de bautismos N° 41, Archivo Parroquial, Puente Nacional.

En la crónica roja del siglo XX colombiano es posible identificar diversas historias de curas falsos. Sin embargo, la más increíble de todas ocurrió en 1948 y fue protagonizada por dos jóvenes "paisas" que se atrevieron a realizar una Semana Santa en la localidad santandereana de Puente Nacional, ubicada a unos doscientos kilómetros de la capital del país.

Los dos supuestos curas José Escobar Montoya y Oscar Alvaro Robledo Mejía tuvieron un rasgo común con otros famosos sacerdotes falsos del siglo pasado: fueron ex seminaristas y cargaron con la enorme frustración personal de no haber podido ser ordenados sacerdotes. En ese sentido, la historia de estos personajes se parece a la del famoso Juan Clímaco Arenas o a la de Jesús Rosemberg Correa. El primero, un pereirano a quien el papa Benedicto XV consideró que debía ser reducido al estado laico porque con él ya no "existía ni la más remota posibilidad de volverlo a mejor vida". Arenas, que sólo en pocas ocasiones se hizo pasar por sacerdote, pasó el resto de su vida abrumado por procesos penales de estafa y falsedad; no obstante, apenas recibió una condena. El segundo, fue un joven de origen caldense que hizo estudios en los seminarios de Armenia y La Ceja; en 1967, sin ser ordenado sacerdote, resultó de coadjutor en la parroquia de un barrio capitalino, pero a diferencia del anterior, Correa tuvo un comportamiento intachable y ejerció con pulcritud su labor de sacerdote de barrio, de confesor y consejero espiritual de dos conventos de monjas y de catedrático de filosofía de dos colegios de secundaria.

PUENTE NACIONAL EN ENTREDICHO

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El engaño colectivo ejercido por Escobar Montoya y Robledo Mejía en la Semana Santa de 1948 pudo configurarse debido a que la parroquia de Puente Nacional había sido declarada en "entredicho" por el obispo de Socorro y San Gil, Angel María Ocampo. Por esa declaración contemplada por las leyes canónicas, se ordenó el retiro del sacerdote por espacio de tres años y el sellamiento de las puertas del templo parroquial.

Esa dura sanción a una población católica en la que no existían en la época otras religiones, se explica por un lado en el contexto de un acentuado sectarismo político, y de otro, por las difíciles relaciones entre el sacerdote Isaías Ardila y un sector de feligreses pertenecientes al partido liberal. Las tensiones partidistas provenían del dominio que por más de dos décadas ejercía en el poblado un gamonal liberal que cometía toda clase de tropelías ante la vista gorda de las autoridades locales y departamentales. En 1939, se denunciaba que ese jefecillo, que había sido despedido por cobardía de su empleo de guardaespalda de un ex ministro liberal, manejaba una "cofradía de malhechores" para amedrentar y flagelar a sus enemigos en la plaza pública. Entre otras acusaciones se le achacaba la autoría de varios hechos de sangre; se decía que "se había apoderado de todas las rentas de ese municipio" y que las licitaciones eran una farsa, porque nadie podía atreverse a hacer una postura; se señalaba además que era el responsable del éxodo de varias familias conservadoras y de algunas liberales.

El sectarismo político se acentuó con la proximidad de las elecciones presidenciales de 1946. Blanco de la persecución no sólo fueron los conservadores, sino también los pocos liberales gaitanistas que debieron de hacer proselitismo desde la clandestinidad. En las elecciones para Congreso del 16 de marzo de 1946, cerca de mil ochocientos campesinos de las veredas conservadoras de Puente Nacional se dirigieron hacia el casco urbano dispuestos a pronunciarse en las urnas para acabar con el monopolio liberal en el Concejo y con los atropellos del cacique. Los liberales, como en otras ocasiones, intentaron torpedear su presencia en las urnas y los emboscaron en varios sitios a la entrada de la población, lo cual ocasionó la muerte a dos conservadores y más de cincuenta heridos. La inusitada organización de la militancia conservadora fue atribuida por los liberales al recién llegado sacerdote Isaías Ardila, quien ese día fue blanco de insultos y amenazado con "revólver en mano". Por esos hechos el obispo ordenó el primer cierre del templo desde el 21 de marzo hasta el 1 de junio.

Pese al ascenso del conservador Mariano Ospina Pérez a la presidencia, los liberales de Puente Nacional siguieron manteniendo el dominio en el contexto local, tanto porque los conservadores no parecían interesados en disputarles el espacio urbano, como porque se les ahuyentaba de las urnas. La pelea con el cura Ardila continuó en 1947, pues durante un bazar liberal, el 7 de septiembre, fue abaleada la casa cural. El punto culminante del enfrentamiento se produjo el 28 de septiembre de ese año, al concluir la fiesta del Purísimo Corazón de María, en la que recibieron la Comunión 340 niños. A las 9:30 p.m. estalló una bomba de dinamita en la casa cural, volando

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una ventana y agrietando el muro. De madrugada, el sacerdote Ardila y su ayudante salieron de la población escoltados por el ejército.

Procesión de Semana Santa en la plaza principal, 1948. Archivo parroquial, Puente nacional.

El falso cura Montoya administra la Comunión. Archivo Parroquial, Puente Nacional. .. ................... ............ ............................ ...

COMO CAIDOS DEL CIELO

En Puente Nacional, las campanas no se volvieron a oír. Para los actos religiosos los más fervientes creyentes debieron desplazarse a poblados vecinos. Luego de cinco meses sin sacerdote y ante la proximidad de la Semana Santa se hizo generalizado el clamor para que se oficiaran los ritos tradicionales. El alcalde militar, teniente Benjamín Isaza, oficial de la policía, hizo infructuosas peticiones al obispo para que autorizara la celebración. También fueron negativos los contactos con las comunidades de la capital del país y especialmente con el padre franciscano Leonardo Restrepo.

Ni en la época en que ocurrieron los hechos ni mucho menos ahora se ha podido explicar cómo se enteraron los dos falsos sacerdotes de las expectativas y de las gestiones que las autoridades realizaron para celebrar la Semana Santa. Lo cierto es que el lunes santo, 22 de marzo de 1948, una comitiva de parroquianos recibió en la estación del ferrocarril a dos presuntos sacerdotes. Tan pronto bajaron del tren, una tanda de voladores anunció la buena nueva al vecindario, ubicado a unos cinco kilómetros de distancia. Al poblado entraron acompañados de dos señoritas del comité de recepción en un automóvil rojo, el más lujoso que había por entonces en el lugar; dieron una vuelta de plaza en medio de la algarabía y la expectativa general. El

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mercado semanal que se realizaba ese día quedó suspendido a la espera de las palabras de los religiosos, amplificadas por el equipo de sonido de la alcaldía. El sacerdote vestido de franciscano dijo llamarse Mario Franco y el que usaba sotana negra se presentó como Samuel Botero, jesuíta. Luego de los saludos del alcalde y del personero, Fernando Tapias, habló el padre Franco. Indicó que habían sido enviados por el padre Leonardo Restrepo, que a duras penas había logrado el permiso para realizar la Semana Santa, y que contaban con la aprobación del arzobispo primado de Bogotá, Ismael Perdomo; aclaró que no venían a abrir el templo, porque la parroquia continuaba en entredicho, que habían sido comisionados para realizar los actos religiosos hasta el sábado santo, y que el domingo debían de presentarse a primera hora en la capital del país. Señalaron que todo el ritual se desarrollaría en forma campal, improvisando un altar en el atrio de la iglesia. Ese mismo día, en las horas de la tarde, el presidente del Concejo Municipal despacharía dos urgentes telegramas de agradecimiento para la comunidad franciscana y para el padre Restrepo, quien de paso fue invitado a la población para que se diera cuenta del fervor religioso y de las consideraciones para quienes llegaban a "predicar la doctrina de Cristo".

El principal obstáculo que sortearon los falsos curas lo constituyó el sacerdote Francisco Martínez, adscrito al vecino caserío de Guavatá, quien recibió una comunicación telegráfica del obispo de Socorro y San Gil que le instaba a averiguar quiénes eran esos "extraños sacerdotes" que habían llegado a la parroquia en entredicho. Sólo bastó que algunos piadosos feligreses hicieran conocer de los "sacerdotes" Franco y Botero el contenido del mencionado telegrama, para que estos fingieran un arranque de "ira santa". Pidiendo perdón anticipado, expresaron que se sentían heridos en su amor propio, mostraron credenciales que los identificaban como "auténticos sacerdotes" y se dispusieron inmediatamente a abandonar la población. La actitud de los padres sirvió para que numerosos fieles se congregaran en torno de la casa cural y les dieran un voto de confianza. Los feligreses le dirían al sacerdote Martínez que lo que pasaba era que estaba lleno de "envidia luterana porque el obispo había preferido a los padrecitos para darles la licencia".

SEMANA SANTA INOLVIDABLE

El complejo de culpa colectivo por la sanción que recaía sobre la población y las insatisfechas necesidades espirituales de los feligreses de Puente Nacional permitieron que se expresara un gran fervor en aquella tradicional celebración. Desde el lunes por la noche, personas de diferentes edades y condición social hicieron largas "colas" en espera del turno para confesar sus pecados.

Los falsarios fueron supremamente cuidadosos en el confesionario, prodigaron consejos a los penitentes y fueron definidos como sacerdotes jóvenes pero de gran

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sabiduría. El jueves santo, ya cansados y ante el temor de no poder atender a todos los feligreses, introdujeron la novedad de la confesión colectiva y mental de los pecados, pero ciñéndose a los pasos esenciales del sacramento. Desde su llegada los sacerdotes confesaron todas las noches y hasta las madrugadas. Se calcula que atendieron a más de 4.000 personas, es decir, que los dos supuestos sacerdotes pudieron conocer por este medio toda la vida privada de la localidad. Sólo con posterioridad, los fieles se dieron cuenta de un detalle significativo: las penitencias fueron desiguales, pues a las personas de aspecto citadino se les pidió rectificar sus conductas, mientras que a los campesinos de fe ciega se les impuso la "donación de limosnas para la comunidad franciscana y destinadas para la ejecución de imaginarias obras pías".

El vino de consagrar que con fórmula especial elaboraban las monjas de la diócesis y que de cuando en cuando mandaban de San Gil, fue suplido por vulgar vino Z de la tienda esquinera del poblado. Las hostias para tanta gente las fabricaron con premura los monaguillos con el molde acostumbrado, durante dos tardes y casi dos noches, por lo que el poblado inusitadamente gozó de luz diurna suministrada por la vieja planta que sólo tenía capacidad para funcionar después de las 6 p.m. Para adornar el atrio y altar, las beatas sacaron de sus baúles mantos sagrados que sólo prestaban en ocasiones especiales. Del cuarto de san Alejo de la casa cural se rescató un antiguo sagrario, y de los maletines de los estafadores salieron otros ornamentos, una antigua copa de plata que fue usada como cáliz y un Cristo desclavable que se llevó en la procesiones alrededor de la plaza y en las calles adyacentes. Algunos de esos ornamentos, los falso sacerdotes los habían exhibido un par de meses atrás durante una "misión" que habían realizado por los campos del municipio tolimense de Gualanday. Para los curas falsos fue una Semana Santa agitada. En los dos primeros días hubo bautismos y primeras comuniones, y aunque parezca increíble, también algunos matrimonios. Los falsos sacerdotes realizaron visita a una casa en que sus habitantes ya no aguantaban los ruidos y las voces extrañas, tanto de día como de noche.

El farsante más sobresaliente fue el que se hizo pasar por franciscano, es decir, José Escobar Montoya, quien mostró un excelente manejo del latín y no despertó en los oficios religiosos la mas mínima sospecha. El que se hacia llamar padre Botero, en cambio, tuvo un notable desliz al oficiar una misa en la capilla del hospital San Antonio, accediendo al ruego de las monjitas de la Presentación: quizás por el nerviosismo de encontrarse celebrando ante auditorio tan cualificado, se saltó parte del ritual, lo que produjo desfases y confusiones en los acompañantes, el corista David Silva y el monaguillo Evaristo Suárez. Los dos comentaron al concluir la ceremonia: "¡O este sacerdote es muy bruto, o es que ahora los están sacando muy mal preparados!"

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Los "padres" José Escobar Montoya y Oscar Robledo Mejía con feligresas de Semana Santa. Archivo Parroquial, Puente Nacional.

El "cura" Montoya en el cementerio municipal.Archivo Parroquial, Puente Nacional. ........ ........ ....... ...

La más impresionante de las procesiones fue la del viernes santo: cerca de ocho mil personas colmaron la plaza y las calles adyacentes. Siguiendo la costumbre de representar la agonía de Jesús en el monte del Calvario, casi todos los campesinos trajeron ramas de sauce; por eso cuando la procesión hizo su recorrido, a muchos les pareció que lo que andaba era un apretado bosque tras la imagen del Cristo crucificado. Ese viernes, los falsos sacerdotes lograron robarse definitivamente el cariño y la admiración de los fieles: primero, porque todo el día se mantuvieron arrodillados e incluso así recibieron los alimentos, y en segundo lugar, porque el padre Franco mostró extraordinarias dotes de orador litúrgico. En el sermón de las Siete Palabras, el "padrecito" abogó por la caridad y por la necesidad del perdón frente a las faltas de los semejantes; censuró la chismografía y el consumo de bebidas embriagantes y condenó duramente la violencia política, a los malos políticos y al odio partidista. Nadie olvidó en Puente Nacional ese sermón. Todavía se recuerda que fue tanta la elocuencia y el poder de convicción con que habló Escobar Montoya, que la mitad de los presentes no pudieron contener las lágrimas.

LOS FARSANTES

Los curas falsos fueron descubiertos cuando algunos vecinos de Puente Nacional decidieron visitarlos en la iglesia de La Porciúncula de Bogotá, donde habían dicho que los encontrarían. Allí, al mostrar las fotos de la Semana Santa que les llevaban de regalo, los franciscanos reconocieron a José Escobar Montoya, porque anteriormente se había "hecho pasar por religioso a fin de estafar a las comunidades, especialmente

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de mujeres". El escándalo sólo salió a flote en la prensa en el mes de mayo, debido a los sucesos del 9 de abril de 1948.

José Escobar Montoya o el "padre Franco" y Oscar Robledo Mejía o el "padre Botero" fueron aprehendidos a mediados de mayo. Antes de comparecer ante el juez 52 de instrucción criminal, Escobar Montoya se fugó dos veces; primero fue detenido en Cartagena cuando se alistaba para viajar a Panamá, y después escapó de las instalaciones de Barrancabermeja cuando se disponía su traslado a Bogotá. Finalmente fue capturado en Medellín.

Escobar y Robledo se habían conocido en el seminario. El primero nació en 1925, unas veces dijo ser oriundo de Medellín y otras, de Manizalez. Según su versión, había estudiado con los padres eudistas y luego en el seminario mayor de Bogotá. Al recibir las órdenes menores se retiró porque, según él, no pudo soportar más la claustrofobia; otra interpretación indicaba que había sido "expulsado por sus numerosas faltas". Decía que sabía seis idiomas y dos lenguas muertas, el latín y el griego. Por su manejo del inglés, alcanzó a trabajar en las oficinas de la IX Conferencia Panamericana de Bogotá, en ese mismo mes de abril del 48.

Entre 1945 y 1947, Escobar Montoya había sido condenado a tres años de prisión en la penitenciería Central. Allí escribió un libro de versos titulado Retazos, al parecer prologado por el padre jesuita Félix Restrepo. La imprenta de la penitenciería le había publicado el libro Caminos de juventud, con consejos para jóvenes, que fue prologado por su compinche Robledo Mejía. Tenía además otro texto inédito, "Secretos de un secretario", sobre la niñez abandonada de Bogotá, producto de su experiencia de dos años como secretario del Reformatorio de Menores de Fagua, en Cajicá. Al salir de la cárcel, haciéndose pasar por periodista, logró hacerse invitar a la Colonia del Araracuara por las señoras del Patronato de Presos de Bogotá. Escribió varios artículos que fueron publicados como informes especiales por el periódico El Tiempo, en enero y febrero de 1948. En ellos denunció la mala administración de la cárcel y las penalidades de los reclusos; de sus entrevistas con los penados concluyó que estos preferían la pena de muerte a la vida que llevaban en la colonia penal.

Por los sucesos de Puente Nacional, Escobar y Robledo fueron condenados a cinco años de prisión en Araracuara. De allí ambos se fugaron. Robledo Mejía salió hacia el sur del país y nunca fue recapturado (el propio Montoya cuenta que se residenció en Argentina); Montoya fue detenido de nuevo e instalado en la colonia de Acacías, de donde también se fugó. Reapareció en 1953, en Cúcuta, como el "reverendo padre Jesús Naranjo Villegas".

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Iglesia de Santa Bárbara y casa cural de Puente Nacional. Fotografía de Ricardo Rivadeneira.

Falsos sacerdotes. Portada de "Clarin", junio 3 de 1948. Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá. ............... ..... ...... ..... ...... ...... ..... ..

"El falso clérigo de Bucaramanga dice que escribirá tres libros sobre moral". Titular de "El Tiempo", marzo 3 de 1953."El cura Montoya dejó ayer la cárcel Modelo". Titular de "Vanguardia Liberal". febrero 9 de 1973. .. ......

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Cajasur y los curas: ELLOS TAMBIÉN PECAN

Autor: Jesus Martínez

A pesar de llevar toga sotana y alzacuellos, los curas también pecan. Sí, sí… También pecan. Y lo han demostrado sobradamente en su gestión en Cajasur (finalmente intervenida por el Banco de España por el inmenso agujero ‘negro’) que está plagada de pecados que, supongo, deberían expiar cuanto antes para tener la conciencia lo más tranquila posible:

Engañaron a las autoridades económicas y a la caja con la que negociaba. Malgastaron el dinero y se han enriquecido sin escrúpulos Jugaron con los ahorros de miles de personas sin pestañear Actuaron de forma absolutamente irresponsable y temeraria, centrando su

negocio en el sector de la construcción cuando absolutamente todos huían ante su desplome.

Fueron unos egoístas que dejaron caer su ‘monstruo’ con pies de barro antes de que otro llegara para salvarlo.

No son precisamente ‘pecadillos’ de tres al cuarto. Con estas ‘faltas’ se ha generado un agujero de deuda que sólo el año pasado rozaba los 600 millones de euros y la intervención del Banco de España con la inyección de 500 millones procedentes de las arcas públicas (o sea, del dinero de todos). Requerirán, por tanto, más de dos padrenuestros y un avemaría… Esperamos que Miguel Castillejo (en la fotografía de arriba), el cura banquero, sea de los primeros. Algunos, ya han empezado.

De cómo seduje a un cura

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Aliena el Valle

[email protected]

Yo, desde que he tenido uso de razón, siempre he desconfiado de la Iglesia, aunque respeto

profundamente a quienes sí creen en ella.

Sin embargo, en cierta ocasión, ya fuera por obra de la caprichosa Fortuna ya por otras causas

que desconozco – o al menos eso creo- , me convertí en la muchacha más beata que haya

existido jamás. Voy a contarles la historia de cómo conseguí seducir a un joven cura cuando

yo contaba con la tierna edad de 17 años. Hasta el momento, jamás nadie ha sospechado de mí,

ya que siempre he procurado ser una chica modelo en lo que a moral se refiere, pero... en fin,

cualquiera puede decir que tiene un corazón de oro, señores… ¡¡hasta un huevo duro!! .

Por los hechos, y no por vuestras palabras, os daréis a conocer. ¿No dice eso la Biblia?.

La cuestión está en que el cura se marchó del pueblo al poco tiempo, y claro, aquello extrañó

mucho a la parroquia, porque en teoría había llegado a T*** con el firme propósito de

quedarse. Pero, como ya he dicho, nadie osó señalarme a mí. Además, en realidad yo no tuve la

culpa… no era yo quien tenía los votos de castidad, sino él…

Todo comenzó en la boda de mi hermana mayor. Mi familia estaba muy nerviosa porque la

ceremonia no la iba a hacer don Constantino, sino un cura demasiado joven para el gusto de los

más ancianos y que acababa de llegar al pueblo, llamado Nicolás.

Supongo que Nicolás no tendría más de 28 años por aquel entonces. No era demasiado alto,

pero estaba muy bien formado. Tenía el pelo negro azabache - lo que contrastaba con la palidez

teológica de su piel -, y los ojos… creo recordar que eran marrones. Era un hombre exquisito,

tan delicado en comparación con lo rudos que eran los demás muchachos que me llamó la

atención enseguida… cosa que no es censurable teniendo en cuenta que yo solo tenía 17 años y

que a esa edad la libido suele andar rozando las nubes.

El caso es que Nicolás acabó casando a mi hermana.

Y claro, yo debía de estar en la boda de mi hermana… en la Iglesia… que no había pisado

desde que hice la primera Comunión y… allí estaba Nicolás.

Me senté, como es lo normal dado que era la boda de mi hermana, en primera fila. Casi no me

podía creer que hubieran acabado por fin los preparativos de la novia, el trajín de las

peluqueras, las idas y venidas de las damas de honor, los nervios (especialmente los de mi

madre, que era la madrina), que si a ese vestido se le ha saltado una costura, que si la novia está

más delgada y le sobra del talle, que si los anillos, que si dónde está el dichoso ramo… en fin,

lo indecible. Me sentí aliviada de estar por fin acomodada en aquel banco de la Iglesia,

pensando que mientras se llevaba a cabo la aburrida ceremonia (que solo es emocionante

cuando los novios dan el “Sí, quiero” y cuando se produce ese intrigante silencio después de

que el cura pregunta sobre si alguien se opone al enlace…), pensando, como decía, en lo

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prometedor que se me presentaba la fiesta del banquete, ya que habían venido unos primos por

parte del novio…

Fue entonces como, por arte de magia, apareció Nicolás ante mí. No le había prestado atención

hasta que, con su voz profunda y suave comenzó a dar una especie de sermón sobre el Amor,

su importancia y… ¡bah!, y demás historias que por aquel entonces a mi me traían al fresco.

Sin embargo quiso la Casualidad que el atril desde donde hablaba estuviera justo frente a mi

lugar en el bando, y así pude observarle a mi antojo. Me di cuenta de que él también se había

fijado en mí porque apenas me quitaba ojo, supongo que guiado por ese concepto retórico de

concentrarse en un mismo punto cuando se habla en público.

Me miraba, y eso era lo importante.

Así que yo, que soy muy complaciente, también le miré. Pero hubiera aportado cinco a una a

que mis pensamientos distaban mucho de los suyos… Aquel chico me gustaba, y fuera cura o

no, era una cuestión que no consideré de mi incumbencia. Y cuando a mi me gusta algo…

Pasado un rato noté cómo se empezaba a poner nervioso y trataba a duras penas de rehuirme la

vista, tratando de no mirar ni tan siquiera hacia el sitio donde yo estaba sentada, lo cual era

bastante difícil, dado que estaba situada justo delante de él. Y aquello me sacó de quicio.

Muchas veces he pensado que si en aquella ocasión Nicolás me hubiera sostenido la mirada, si

me hubiera hecho frente, yo hubiera perdido el interés por él y desistido en la conquista.

Pero no lo hizo.

Y a mi me gustan los retos.

Acabada la ceremonia, mi querida víctima, santiguándose, se metió veloz como alma que lleva

el diablo hacia la sacristía, en espera de que los novios firmaran con los testigos. Yo traté de

quedarme allí, resuelta a no ceder un ápice, pero mi madre no tardó en tirar de mí hacia la

salida para saludar a no sé quién y perdí la oportunidad.

Recuerdo que aquel día pasó como una ensoñación, y a pesar de que me enrollé con dos de los

primos de mi recién estrenado cuñado, no pude quitarme de la cabeza la imagen del nuevo

cura. Sus palabras, tan castamente pronunciadas, resonaban en mi cabeza como un eco

intermitente. Así pasaron unos cuantos días, y yo sin poder dejar de pensar en él. Me informé

cuanto pude sobre su vida y obra a través de las cotorras del pueblo (para que luego se digan

que esas marujonas no valen de nada, cuando en realidad constituyen la mejor fuente de

información de los pueblos), pero no conseguí calmar las ansias que me habían nacido en el

estómago y que me estaban quemando por dentro.

Acabé por ir a la Iglesia todas las tardes con tal de ver a Nicolás, pero jamás conseguí sacarle

más que una sonrisa y unas cuantas miradas nerviosas. Parecía como si me ignorara. Y eso me

hizo pensar que tal vez… Además que siendo cura, tan joven, y con los votos de castidad tan

recientes…

Así que me decidí a trazar un plan de ataque.

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En la parroquia había dos curas, como ya dije: el viejo don Constantino y Nicolás. El primero

solía estar casi todo el día metido en la Iglesia y era el que se ocupaba de las confesiones. Pero

como yo no tenía forma de acercarme a mi cura sin levantar demasiadas sospechas (ya en la

calle las viejas sospechaban de mi repentina pasión por las misas), pensé que si don

Constantino no estuviera, quien se ocuparía del confesionario sería Nicolás. Solo tenía que

esperar mi ocasión… o provocarla yo misma….

Me explico.

A don Constantino le gustaba el vino cosa mala. Pillaba unas borracheras de escándalo, por eso

el vino de la misa a él se lo cambiaban por coca-cola, porque como aquel hombre oliera el vino

se perdía. Eso era cosa sabida por todo el pueblo, peor como era el cura, pues se le perdonaba.

Pues bien. Solo tuve que birlar de la bodega de mi padre unas cuantas botellas de orujo y

dejárselas en la mesa de la sacristía. Me senté en uno de los bancos del fondo y adopté una

postura piadosa… pero no tuve que esperar demasiado… a la media hora escasa don

Constantino salió con un punto bastante considerable y, llamando a Nicolás, le dijo algo sotto

voce que yo entendí como un “me largo de aquí porque estoy empipao, tu te encargas…”.

Bueno, si, ya sé, es muy vulgar, pero es que aquel pobre hombre no tenía otra.

Al poco rato, creo que fue la abuela de la Manuela quien se colocó en el confesionario y claro,

a falta de don Constantino… allá que fue Nicolás a confesarla. ¡¡Ya me imagino los pecados

que pudiera tener aquella pobre mujer!!. Acabaron pronto y a mi me faltó tiempo para ocupar el

lugar de la buena señora y, a sabiendas de que dentro estaba Nicolás y de que no tendría más

remedio que oír lo que le iba a decir:

- «Ave maría purísima…

- … Sin pecado concebida…

- Don Constantino, tengo un problema – dije sin darle oportunidad al pobre chico de

replicarme que él no era el viejo - , verá, yo no suelo venir mucho a la Iglesia, pero es que

últimamente he… - dudé – sentido la “llamada de Dios”…ejem… y….verá, es que he tenido

sueños impuros con Nicolás, el cura nuevo…»

Y de repente no se le ocurrió nada mejor que salir del confesionario y mirarme como si yo

fuera la mismísima Lilith hecha persona. Tengo que reconocer que ahí llegué a pensar que me

había pasado… pero claro, ya no podía echarme atrás. No en vano llevaba a mis espaldas, con

tan solo 17 años, tantas conquistas…

Así que me mostré sorprendida, como si me hubiera pillado en falta (siempre he sido muy

buena actriz, aunque queda mal que yo misma lo diga) y bajando la mirada, permanecí en

silencio, en espera de su sentencia. Quizás él se apiadara de verme con aquel gesto de

arrepentimiento, pero era un tipo duro de roer. Me espetó que tendría que hablar con mis padres

urgentemente y yo, que sabía que la ocasión hace al ladrón, cual María Magdalena sollocé que

estarían en casa al día siguiente por la tarde. Quedamos en que les haría la visita sobre las 5 de

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la tarde y se marcho hecho una fiera.

Pero lo que él no sabía es que mis padres al día siguiente no iban a estar en mi casa… iban a la

capital a comprarle unas cuantas cosas a mi hermana, por la cosa de ser recién casada…

Al día siguiente apenas di pié con bola en clase y para cuando llegué a casa mis padres no se

habían marchado aún. ¡Casi me dio algo cuando a las 4 y media todavía estaban arreglándose

para irse!... pero por fin se fueron y acababa de meterme en la ducha cuando sonó el timbre de

la puerta de entrada. Me envolví malamente en un albornoz y salí a abrir. Estaba tan nerviosa

que por un momento me arrepentí de todo lo que iba a hacer, pero al abrir, y ver a Nicolás allí,

en la puerta…

Ni siquiera me saludó. En seguida me preguntó por mis padres. Le dije que habían salido pero

que regresarían pronto, así que le invité a entrar. Él pareció dudar, pero accedió. Noté que

echaba miradas furtivas a mi mal tapado escote, pero no me di por enterada. Le conduje hasta

el salón y, ofreciéndole algo para tomar, cosa que rehusó, le pedí que esperara mientras yo

acababa de ducharme. Pobre, parecía tan apocado…

Sin embargo aquella jugada me salió mal. Cometí el graso error de dejar la puerta del baño

abierta, para que pudiera oír cómo me duchaba, pensando que aquello le excitaría… y para

cuando regresé al salón no había nadie.

Nicolás había desaparecido.

Y a mi aquello me enfureció.

Cualquier persona hubiera desistido en el empeño. Pero “cualquier persona” no era yo. Así que

pasada una semana, durante la cual no supe nada de él, volví a la carga.

Un día les dije a mis padres que me iba a dormir a casa de mi mejor amiga y en lugar de eso me

dirigí hacia la Iglesia. Iba vestida con una falda bastante corta y una camiseta de algodón, muy

ceñida. Era ya casi de noche y hacía frío, así que mis pezones se dejaban notar mucho a través

de la tela. Al llegar, me colé en la sacristía por la puerta de atrás y me oculté tras una enorme

mesa de caoba que había en un rincón, entre la imagen de un Cristo resucitado y una pila

bautismal del año de Maricastaña, dispuesta a esperar lo que hiciera falta con tal de sorprender

a Nicolás, pero con tan mala suerte que me quedé medio dormida… el caso es que me pasé

toda la noche allí. Ridículo, vaya.

Pero…

La Suerte acabó por apiadarse de mí…

…porque serían las 5 de la mañana cuando me despertó el ruido de los goznes de una puerta al

abrirse. Me incorporé y vi cómo Nicolás entraba en la sacristía y, encendiendo una luz auxiliar,

volvía a cerrar con llave.

Fue entonces cuando me puse de pie. Él se giró y me vio, pero para mi sorpresa, no se

sorprendió de verme allí.

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- « Buenos días, Alicia … ¿Qué tal has pasado la noche? »

Yo no tuve por menos que mirarle como si acabara de ver una aparición…

- « ¿¡ Sabías que yo estaba aquí ¡?

- Si. Te vi ayer cuando cerré la Iglesia. He querido darte una lección, pero… lo cierto es que

no he podido dormir, pensando que estarías aquí, sola.

- Mira qué considerado… »

Se acercó a mí y… no sé. En realidad siempre he pensado que fui yo quien le sedujo, pero a

veces, cuando me acuerdo de la forma en la que me miraba en aquellos momentos, he dudado.

Quizás yo era el cazador cazado.

Lo cierto es que fue él, Nicolás, aquel cura recién llegado que acababa de realizar la promesa

del voto de castidad, quien se abalanzó sobre mí. Me rodeó la cintura con un brazo, mientras

que con una mano me agarró del pelo, y tirándome de la cabeza hacia atrás, comenzó a besarme

el cuello. Yo casi no pude dar crédito a lo que me estaba pasando, así que me dejé llevar…

había deseado tanto a aquel hombre… cerré los ojos para sentirle mejor, y para cuando quise

darme cuenta, Nicolás me había despojado de la camiseta y de la falda, y de un tirón, me había

quitado las braguitas, dejándome completamente desnuda en medio de la sacristía.

Enseguida me secundó, quitándose los pantalones. ¡¡ Cual no sería mi sorpresa al ver que no

llevaba nada debajo!!! Me sentí enfebrecida por el deseo… y él se dio cuenta. Se sentó sobre

un desvencijado banco de madera que había contra una pared, totalmente abierto de piernas, y

me hizo señas para que me acercara… y yo, claro, no pude resistir la tentación. …. Nicolás me

agarró de la cintura y me ayudó a impulsarme. No parábamos de ……… de lo atontada que

estaba.

Pero él comprendió. Me sopló suavemente en la cara, para que me espabilara, pero al ver que

me costaba mucho reaccionar, me cogió en brazos y me tumbó sobre el banco, cuya frialdad

me hizo bien… cuando abrí los ojos me lo encontré allí, poniéndose la camisa, mirándome con

una compasión que me sorprendió:

- « ¿Ya hemos acabado? – dije en tono de burla -.

- Ah, vaya, pero ¿quieres seguir?... ¿no te ha bastado!?... muy bien… Esto seguro que te quita

las ganas de seguir!!!.»

… pero estaba tan agotada que ni tan siquiera me di cuenta de que don Constantino estaba

llamando a gritos a Nicolás desde la nave central de la Iglesia.

El cura me besó en la nuca y se vistió rápidamente, saliendo casi enseguida y cerrando la puerta

tras de sí, dejándome allí sola, …………

Aquella fue la última vez que vi a Nicolás. Supe por mi madre que al día siguiente se marchó

de T*** sin ni siquiera haberse despedido de don Constantino.

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… Y menos mal que nadie me señaló a mi como la culpable de su partida… al final todos le

habíamos tomado cariño a aquel cura tan joven y tan dedicado a su parroquia… aunque algunos

lo pudimos comprobar más que otros…

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2009-04-30 , Ecuador

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Taita cura

En el mundo, cien mil sacerdotes colgaron la sotana y desconocieron el celibato. En Ecuador hay 350 casos, e incontables historias de curas con familias clandestinas.

La descendencia del padre Fernando Lugo es noticia de primera plana en Paraguay. Pero Lugo no fue el primero, ni será el último sacerdote acusado de ignorar el sexto mandamiento. Pocos meses antes de que los pecados del mandatario paraguayo salieran a la luz pública, dos sacerdotes de Chimborazo dejaron de pertenecer a la Iglesia Católica por ignorar el celibato.

El padre Luis Alberto Tuasa Castro fue amonestado en una primera instancia; su caso fue expuesto a través de varios medios de comunicación hace algunos años. El obispo de Riobamba, Víctor Corral Mantilla, le dio una segunda oportunidad y le envió a ejercer el ministerio sacerdotal en la parroquia de Columbe.

“Durante el último servicio en esta parroquia reincidió en quebrantar su celibato. Razón por la cual, con profundo pesar, tuve que proceder a suspenderle ‘a divinis’ de sus facultades del ministerio sacerdotal”, explica el obispo Corral en una comunicación dirigida al clero, a inicios de enero pasado.

El sacerdote Eulogio Quito no observó el celibato “cuando ejercía su labor pastoral en la parroquia de Sibambe”, según el Obispo de Riobamba, y fue relevado de sus funciones como cura católico.

Monseñor Corral confirmó a Vistazo que ambos dejaron el sacerdocio. “El celibato demanda un terrible esfuerzo personal, una espiritualidad especial y una formación

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particular. Quizás antes era más fácil de observar porque el ambiente era más propicio, pero en la sociedad actual es más difícil de cumplir”.

Desde Guamote, el padre Quito se confiesa.

“Tengo esposa y dos hijas, seguiré sirviendo a la Iglesia de Cristo pero cobijado en un nuevo espacio que permite seguir a Dios con la familia”. Quito se integrará próximamente a la Iglesia Episcopal Anglicana.

Estos no son casos únicos. Así como los dos hombres de fe, otros 350 sacerdotes ecuatorianos se rebelaron al principio del celibato clerical.

“En el mundo, aproximadamente cien mil sacerdotes entendemos que el celibato se contrapone a la ley natural y a la ley divina, es una institución atemporal, que atenta contra los derechos humanos y la misma Constitución ecuatoriana”, explica Mario Mullo, presidente de la Federación de Sacerdotes Casados del Ecuador.

Esta organización es parte de la red mundial de presbíteros católicos que defienden el compromiso con la Iglesia y viven a plena luz del día su estado matrimonial.

“Las noticias que, con aires de escándalo, nos traen con frecuencia los medios de comunicación sobre casos de pedofilia, homosexualidad y desviaciones sexuales de sacerdotes en el seno de la Iglesia Católica son fenómenos que –en lugar de poner al Vaticano a la defensiva– deben hacerle pensar que los sacerdotes son hombres de carne y hueso, con necesidades biológicas, que necesitan realizarse como seres humanos”, argumenta el documento oficial de esta organización.

El grupo Yahuarcocha es parte de la Federación. “La religión tiene que ser liberadora, no opresora, Dios nos quiere libres”, defiende Wilson Verdezoto, miembro del grupo.

Como sacerdote en la provincia de Bolívar, donde el padre Lugo empezó su ministerio sacerdotal hace 30 años, cuando estaba recién ordenado, Verdezoto afirma que el fenómeno de los taita curas no es reciente. “Es un relato común que llega un Obispo a la parroquia y la gente le pregunta con la mayor naturalidad.

‘¿Cómo está señor Obispito? ¿Y la Obispita? ¿Y los guagüitos Obispitos, ya han crecido?’”.

Ruperto García, con 80 años, fue educador de estos sacerdotes en el Seminario Menor San Luis. Hoy es su compañero de grupo. “Muchos llegamos al Seminario Menor cuando teníamos 12 años, porque nuestros mayores nos veían piadosos y aptos para curitas. Entonces, tener pensamientos sobre mujeres era algo pecaminoso, con el tiempo yo he comprendido que el problema del celibato es de la jerarquía, de la cúpula de la Iglesia”.

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El Concilio Lateranense reunido en 1.139, en Roma, dictaminó la obligatoriedad de que los sacerdotes guardaran el celibato, “No es un mandato divino, sino una Ley Eclesiástica, escrita por conveniencia de la Iglesia”, explica el escritor y periodista –ex jesuita– Simón Espinosa Cordero. “En la Carta a Timoteo, San Pablo escribe que para el buen gobierno de las comunidades cristianas es bueno que el obispo sea casado una sola vez… que sepa gobernar su propia casa”.

A través de nuestra historia, parece que fue una práctica común que los sacerdotes tuvieran hijos, más o menos abiertamente.

En Noticias Secretas de América, de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, marinos que llegaron con la Misión Geódesica Francesa, escribieron que los indígenas que les servían de guías “Lo primero que nos informaban era sobre la familia que tenía el cura del pueblo adonde nos encaminábamos, siendo bastante el preguntar cómo se portaba la mujer del cura, para que ellos nos instruyesen en el número de las que le habían conocido…”.

En la actualidad, muchos sacerdotes optan por el silencio y por mantener su familia en secreto. Hay quienes cargan sobre su espalda la cruz de un amor paternal que no conocieron, y del que disfrutaron otros.

“Casos hay muchos, yo vi antitestimonios a mi alrededor”, explica Alonso Pérez Santana.

“Estar casado o no, esto no es impedimento para servir a los demás en el Evangelio”, dice Eduardo Granja, quien hoy es parte de la Iglesia Anglicana. Homero Galarza asegura que el grupo está unido por la fe y el Evangelio.

Para la Iglesia no hay discusión posible, este dilema está cerrado desde hace casi mil años. Por ahora, el padre Lugo debe estar rezando para que no le aparezcan hijos en las pródigas tierras ecuatorianas.

El cura

Desde hace mucho tiempo el padre Francisco venía sintiéndose incomodo.

Llevaba tres noches soñando sus miedos envueltos en sudor, y despertaba confundido en plena madrugada para auto flagelarse con un pequeño látigo hasta

el amanecer.

En la cuarta mañana, el padre se encontraba distraído llenando una pequeña

fuente en el patio de la iglesia. Pensaba en ese sueño que lo atormentaba cada noche cuando escuchó abrirse la puerta principal de la iglesia. Se acercó hasta la

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entrada, lugar donde se celebraba la misa y se confesaban los cristianos, y allí, vio entrar a una pequeña y elegante mujer. Su piel era blanca como la nieve y

sus cabellos largos y rojos. Llevaba un sombrero negro que hacía juego con su

vestido lujoso y tapaba la mitad de su pálido rostro. Sus labios rojos y carnosos mostraban una pequeña sonrisa mientras caminaba.

El cura quedó paralizado observándola acercarse. Sentía un vacío enorme en la

boca del estomago y su corazón parecía quererse salir de su pecho puro y santo. Un frío inexplicable le invadía los huesos con cada paso que daba esa enigmática

mujer. "¿Qué es esto Dios mío?", pensaba el cura ya sudando. La mujer levantó la mirada y se clavó en los ojos del joven cura. Se quitó el sombrero revelando su

esa delicada belleza.

- ¿Sabe quien soy? -. Preguntó la dama mirándolo fijamente a los ojos.

El cura asintió con la cabeza nerviosamente. Sus ojos negros y penetrantes lo

asustaban.

- ¿Sabe a qué he venido? -. Volvió a preguntar.

El padre Francisco negó con la cabeza e intentó balbucear algo. Podía jurar que

de sus narices su aliento salía como humo.

- Se que usted me desea Francisco. En sus sueños no vacila en poseerme, en

desnudarme y sentir mi cuerpo latir junto al suyo. ¿O acaso miento?

El cura no podía creer lo que escuchaba ni lo que sentía. Era cierto todo lo que esa mujer le decía. Era ella la que se aparecía en sus sueños y se metía entre sus

sábanas. Era ella quien lo miraba sumisa cada noche mientras el la desvestía

lentamente. Era ella quien devoraba su boca cuando el se acercaba. Era ella... La deseaba como un animal, sin razones ni prejuicios.

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Y entonces no sintió mas frío. El cura tomó a la mujer de la mano y la condujo hasta su cuarto. Allí dentro, la mujer se desvistió lentamente, con sus ojos

siempre clavados en los de Francisco. Su cuerpo era perfecto. Sus cabellos rojos parecían un incendio en medio de la blancura de su espalda. Francisco la tomó de

la cintura y la besó desesperadamente.

Era la primera vez que besaba a una mujer. Sus manos acariciaron su espalda en, y se aferraron a ellos como quien se aferra a la tierra para no caer al abismo. De

repente ella lo empujó con una fuerza imposible. Francisco cayó al suelo de espaldas y miró a la extraña acercarse. Sus pechos se movían al ritmo de sus

pasos suaves, invitándolo a tomarlos. Ella se inclinó un poco y con ambas manos desgarró la sotana, dejando a Francisco desnudo salvo por una fina túnica blanca

que desgarró igualmente. Francisco la tomo por las manos y la llevó consigo al

suelo frío. Sus cuerpos sensibles se rozaban el uno al otro. Él estaba completamente hipnotizado por ella, por tantas sensaciones. Chorros de fuego

corrían por sus venas con cada caricia. Su respiración se agitaba más y más, mientras su cuerpo se saciaba y se movía involuntariamente respondiendo a los

movimientos. Su mente se nublaba por pequeños instantes para luego regresar y verla ir y venir. Las heridas en su espalda latían como si fuesen treinta corazones

alternos, derramándose en el suelo con sus sudores. Un grito ahogado y ronco detuvo la danza al mismo tiempo que Francisco perdía toda noción del espacio y

del tiempo.

Despertó empapado en sudor tirado en el suelo. Alguien tocaba la puerta

desesperadamente. Los sonidos se mezclaban con un olor a humo y hierba quemada. Francisco se puso de pie y vistió su sotana.

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- Padre Francisco salga rápido que la iglesia se está quemando -. Gritaba una voz

opaca al otro lado de la puerta.

Francisco salió sorprendido al patio que unía los edificios de la iglesia. Decenas de

curiosos se reunían allí para contemplar como el ala principal de su iglesia ardía en llamas.

- ¿Qué ha pasado? -. Preguntó el cura a la monja que lo había despertado.

- Lo último que vimos fue a una mujer entrar antes que comenzaran las llamas -. Respondió la monja.

- ¿Y ha salido la pobre?

- No padre, no se le ha visto salir.

- ¿Alguien la conoce o sabe de su familia?

- No padre, ha sido una mujer muy rara vestida de negro. Nadie en el pueblo recuerda haberla visto antes. Llevaba un sombrero que tapaba buena parte de su

rostro. Francisco miró al cielo. Una nube oscura producida por el incendio tapaba completamente al sol.

Cuando los curas atacan

Gustavo Morales

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Livianito...

El siglo XXI definitivamente no ha tratado bien a la iglesia

católica en EE.UU.

Primero fueron esos desagradecidos (y muy posiblemente ya excomulgados) llorones y sus

acusaciones de abuso sexual durante las últimas tres décadas. Después los escándalos de

corrupción y enriquecimiento ilícito. Y ahora los nada nuevos, pero siempre jugosos, cargos

por adulterio, como el que obligó a renunciar el pasado 11 de agosto al Rector de la Catedral de

San Patricio, Cardenal Eugene V. Clark, tras hacerse público que mantenía relaciones

sentimentales con su secretaria, Laura DeFilippo. Clark es el tercer miembro de la

Arquidiócesis en renunciar en los últimos tres años por cargos similares.

El cuento va más o menos así: Philip DeFilippo, esposo de la secretaria, cansado de no saber si

era verdad que su esposa trabajaba tanto o si simplemente le estaba montando cuernos, contrató

a un investigador privado para que la siguiera y corroborará sus dudas. El marido ya

sospechaba del religioso, pero al enfrentar a su esposa la respuesta siempre era el clásico: “¿De

qué te preocupas Philip? ¡Es un cura!”. Bueno, entre las pruebas recopiladas por el detective,

está un video en el cual el “cura” y su secretaria entran al White Sands Motel en Amagansset, y

salen cinco horas más tarde, cambiados de ropa.

El Monseñor, que por casualidad había casado a los DeFilippo hacía 20 años, no es un

desconocido en la prensa. En el 2002, una de sus homilías logró atención nacional cuando

acusó a la inmoralidad de la cultura norteamericana por los escándalos sexuales que manchaban

a la Iglesia Católica, culpando a los seminarios por aceptar homosexuales en los mismos.

Tampoco era raro verlo defendiendo la necesidad del celibato en la Iglesia en el Eternal World

Television Network, donde participaba regularmente.

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Historias de sacerdotes que tienen o tuvieron amantes y hasta hijos sobran, y en los fieles estas

pocas veces han tenido algún efecto porque, como humanos, digamos que sabemos una cosa o

dos sobre necesidades. El problema con todo esto es el discurso. Uno esperaría que un

sacerdote envuelto en relaciones con una mujer casada fuera, cuando menos demócrata. Pero

como por la boca muere el pez, la acusación de adulterio contra Mr. Clark es lo de menos. Lo

grave está en los años y años de mensajes hipócritas y conservadores que no se creía ni él

mismo.

Ahora, no seamos tan duros y démosle algo de crédito al curita. Después de todo, no es de

tocar niños de lo que se le acusa, sino mujeres. Mujeres casadas, pero mujeres al fin, lo cual

definitivamente es un avance dentro del orden moral de la Iglesia. Niños = Malo. Mujeres =

Bueno. Próximas lecciones a aprender: Diferencias entre mujeres casadas y solteras y Cómo

entrar y salir de hoteles de mala muerte sin ser visto.

Mujeres" de sacerdotes italianos condenan

celibato

La carta enviada al Vaticano, donde se narran varias historias de amor puede leerse en

Internet

Por elnuevodiario.com.ni | Internacionales

Mujeres que comparten sus vidas con curas italianos decidieron hacer públicos sus

casos y criticar el celibato de los religiosos, cuestionado ya por los escándalos de

pedofilia que sacuden a la Iglesia Católica.

Una decena de mujeres dirigieron una "carta abierta" al Papa Benedicto XVI en la que

condenan el carácter "sagrado" del celibato. El escrito puede ser consultado en la

página web www.ildialogo.org . "La idea de la carta surgió en esta fase tan agitada para

la Iglesia, después de que el Papa reiteró en varias ocasiones el carácter sagrado del

celibato. Nos dijimos, hay que reaccionar", contó una de las firmantes, Stefania

Salomone, de 42 años, quien convivió cinco años con un sacerdote.

Publicada el 28 de marzo, la carta, en la que las firmantes reconocen que esperan que

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el carácter obligatorio del celibato sea "eliminado", era considerada confidencial hasta

su divulgación por la página web Global Post. "Sólo tres aceptaron firmar la carta con

su nombre", lamentó Stefania. "El problema es que si una mujer habla públicamente

de su historia, el compañero sacerdote rompe con ella inmediatamente. Por ello las

que firmaron cuentan todas historias pasadas", explica.

Es el caso de Luisa, de 38 años, quien se enamoró de un cura de 35 años, con el que

tuvo un hijo. Lo conoció seis años atrás cuando ejercía como sacerdote en un pueblo

localizado a unos cuarenta kilómetros de su casa. "Se vino a vivir conmigo. A la familia

le decía que residía en la parroquia y en la parroquia contaba que vivía con su familia",

relata. "En mi pueblo la gente actuaba como si no pasara nada", admite, mientras

confiesa que soñaba con pasarse a la Iglesia Anglicana para poder vivir su amor a la luz

del día. Pero antes del nacimiento del hijo, que tiene 20 meses, él decidió dejarla. "Fue

muy duro. La familia lo envió a un exorcista y me acusó de brujería", recuerda.

El padre de su hijo ha visto al niño "sólo diez minutos" hace apenas dos meses y no lo

ha reconocido legalmente. Luisa está "disgustada" por la actitud de la Iglesia Católica

pero, como es creyente, decidió bautizar a su hijo según el rito anglicano, Iglesia que

acepta que los curas se casen.

Historia de amor dolorosa

Stefania Salomone, quien vive y trabaja en Roma, no tuvo hijos aunque su historia

también es dolorosa. "Todo nació como una relación de confianza, como las que se

establecen entre los curas y aquellos que organizan actividades en las parroquias",

cuenta.

El sacerdote "no lograba aceptar sus propios sentimientos. Estaba perturbado, no

sabía cómo reaccionar", subrayó. "No me sentía bien porque él se avergonzaba de sus

sentimientos. Me convertí en una persona que le suponía una molestia, que sobraba. Al

final logró negar sus sentimientos y me dijo que no quería verme más", recuerda. "Para

mí el celibato es completamente inútil. Fue introducido por razones económicas",

estima Stefania. "La gente se olvida de que hubo 39 pontífices casados", recalca. "No se

justifica que alguien prohíba a otro un derecho fundamental", afirma.

Los argumentos de esas mujeres comienzan a ser escuchados por la jerarquía de la

Iglesia católica. En mayo, los obispos austríacos solicitaron al Vaticano que abra un

debate sobre el celibato de los curas y la ordenación de los hombres casados. Al mismo

tiempo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, entregó una carta al pontífice en la que

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le solicita "respetuosamente" "abolir el celibato". "Así habrá menos hijas e hijos no

reconocidos por sus padres", escribió.

El "Ya Basta" de las Monjas Exponen religiosas sus demandas al Vaticano, exigen crear un ombudsman religioso

por Rodrigo Vera, El Norte, México, 19 de Agosto del 2.003

Nota del Editor: Un “ombudsman” es un defensor del pueblo.

APRO MEXICO.- Hartas de los constantes atropellos a sus derechos humanos —que van desde ser utilizadas como simples "sirvientas", hasta sufrir violaciones sexuales de sus superiores religiosos — las monjas mexicanas empiezan a integrarse a un gran movimiento internacional de protesta que no sólo pide castigo para los sacerdotes violadores, sino también exige que, dentro de la Iglesia, las mujeres tengan iguales derechos que los hombres.

A través de sus organizaciones mundiales —como la Federación Internacional de Monjas o la Coalición de Monjas Americanas— las religiosas ya organizan sus propios "sínodos" y encuentros internacionales para exponer sus demandas al Vaticano: alto a los abusos sexuales en su contra, crear un ombudsman religioso, celibato opcional, ejercer sus preferencias lésbicas, ser sacerdotisas y obispas. Esta inusitada rebelión de las religiosas ya provoca choques con el Vaticano, como el ocurrido en junio del 2.002, cuando siete monjas fueron ordenadas sacerdotisas por el Arzobispo argentino Rómulo Braschi. El Vaticano inmediatamente desconoció la ordenación y las excomulgó.

Todo esto coincide con la exhibición en México de la película “En el Nombre de Dios”, en la cual se revelan los maltratos, los abusos, incluyendo los sexuales, y las vejaciones que miles de mujeres —huérfanas, madres solteras y jóvenes violadas— sufrieron por parte de la congregación católica de las Hermanas de la Magdalena en Irlanda, desde los setenta hasta mediados los ochenta. La ex monja mexicana Pilar Sánchez Rivera, una de las más destacadas impulsoras de los cambios, revela: "Contra ese abuso de poder y centralismo eclesiástico, está irrumpiendo un cambio dentro de la Iglesia, en el que muchas congregaciones de religiosas llevan la delantera. Por ejemplo, ya no conciben al cuerpo como enemigo del alma. Tienen nuevas propuestas.

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Por eso surgió la teología feminista, que los teólogos han ido asimilando". "Hay sacerdotes en México que nos apoyan. En otros países, algún obispo o cardenal. Algunos lo reconocen públicamente, otros no", dice. Y agrega: "A las mujeres nos está negado acceder al sacerdocio. La participación en actividades rituales, ministeriales y administrativas es sólo para unos cuantos. Aquí también quedan excluidos los hombres casados y los homosexuales. Esta centralización es un abuso". Religiosa franciscana durante 12 años y ahora dedicada a defender los derechos humanos de las mujeres católicas, Pilar Sánchez señala que son frecuentes en México los abusos sexuales de sacerdotes contra las monjas. "En México, ha habido abusos y violaciones sexuales contra nuestras religiosas. Sin embargo, a muchas de ellas las forma un obispo o un sacerdote, por lo que están muy sujetas al control jerárquico y no denuncian. Aquí todavía no existe, pues, una cultura de la denuncia." En México, los dos centros de derechos humanos que atienden a este tipo de víctimas, el Departamento de Investigaciones Sobre Abusos Religiosos (DIAR) y el Instituto Cristiano de México (ICM), tienen registrados muy pocos casos de atropellos a religiosas. Raymundo Meza, director jurídico del DIAR, comenta: "Nosotros, actualmente sólo manejamos los casos de dos monjas, en el Distrito Federal, que fueron seducidas por sus superiores jerárquicos. Están muy dañadas sicológicamente. Obviamente que no puedo mencionar sus nombres. Son las únicas denuncias que tenemos de este tipo".

—¿A qué atribuye la renuencia de las monjas a denunciar? —El mismo hecho de vestir los hábitos es un gran obstáculo para luchar contra la jerarquía. Hay un aspecto psicológico que las inhibe. Para la Iglesia, las monjas son una especie de sirvientas, cuya función es obedecer. Lo curioso es que muchas de ellas abandonan la vida monacal, y hasta entonces dejan su inhibición y se transforman en abiertas defensoras de los derechos humanos, como sucedió con la religiosa dominica Digna Ochoa.

El Nuncio Seductor

Raymundo Meza cuenta que, en 1.996, el DIAR llevó el caso de siete monjas del convento de las Carmelitas Descalzas de Santa María de la Fe en Ciudad del Carmen, Campeche. Estas religiosas se quejaban de los malos tratos de su superiora, María Josefina de Jesús Apango López, quien además se negó a apoyarlas médicamente, cuando varias de ellas resultaron con graves quemaduras al explotar un tanque de gas. Aparte, denunciaban abusos sexuales solapados por su superiora.

Las monjas pusieron su queja ante su entonces superior provincial, Bernardo Chehaibar, y ante el Obispo de Campeche, José Luis Amezcua Melgoza. Al no recibir respuesta, enviaron una carta a Roma dirigida al padre general de los carmelitas descalzos, Camilo Maccise, quien les respondió el 16 de julio de 1996, mediante una carta en la que les decía que sólo a "nivel local" se podía "estudiar el caso", y que con la "gracia y protección" de la Virgen saldrían de "todas las dificultades". Ante esto, las monjas optaron por abandonar el convento.

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Raymundo Meza comenta: "El DIAR les brindó atención sicológica y las apoyó en sus demandas laborales puesto que querían una indemnización. Pero nada pudimos hacer, ya que el noviciado voluntario y todas esas cosas hicieron muy endeble nuestra demanda laboral. Los abusos quedaron impunes". El Centro de Investigaciones delICM logró documentar otro caso que, a mediados de los 90, sólo se ventiló en los altos círculos eclesiásticos: los abusos sexuales que Jerónimo Prigione, entonces Nuncio Apostólico en México, cometía con la hermana Alma Zamora, de la congregación Hijas de la Pureza de la Virgen María, con sede en la ciudad de Aguascalientes.

El investigador Jorge Erdely, autor del libro “Pastores que Abusan” y director académico del ICM, relata que monjas de esa congregación se encargaban del quehacer doméstico de la nunciatura —labores de limpieza y cocina, cuidar las mascotas de Prigione...— y entre ellas se encontraba Alma Zamora, a la que Prigione escogió como concubina. Prosigue Erdely: "En 1.994, la congregación efectuó una dinámica grupal a la que llamó 'ejercicios de discernimiento', que dirigió el entonces seminarista jesuita Juan Ricardo Herrera Valenciano. Ahí se analizaron los conflictos de conciencia provocados por el concubinato de Prigione y Alma Zamora, por lo que las religiosas decidieron retirarse del servicio personal del Nuncio.

Y así se lo hicieron saber. Pero Prigione, aferrado, no las quiso dejar ir y las amenazó con disolverles la congregación, que entonces contaba con 300 religiosas y tenía presencia sobre todo en el norte del país". Prigione logró incluso que se les hiciera una visita apostólica, dirigida por el Obispo Emilio Berlié Belaunzarán, para inspeccionar si la espiritualidad y ortodoxia de las monjas se apegaba a los lineamientos vaticanos. Así, las monjas fueron sometidas a "interrogatorios inquisitoriales", por lo que algunas sufrieron crisis nerviosas y fueron hospitalizadas. El Vaticano, a través de la Congregación para Institutos Religiosos y de Vida Consagrada, también intervino y, en 1995, dio un fallo fulminante: mientras Prigione estuviera en funciones en México, las Hijas de la Pureza de la Virgen María deberían servirle sin chistar.

"De este modo, las monjas tuvieron que acatar las órdenes del Vaticano y seguir sometidas a los caprichos del nuncio", comenta Erdely, doctor en filosofía y teología por la Universidad de Oxford.

—¿Y qué pasó con la hermana Alma Zamora? —¡Qué iba a pasar! Contra su voluntad, siguió siendo la concubina de Prigione hasta que dejó de ser nuncio. El Vaticano, prácticamente, le había concedido derecho de pernada. Este caso ejemplifica a la perfección lo que es el abuso de poder que aplasta a las religiosas.

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El Complot del Silencio

Pilar Sánchez pone su propio caso como ejemplo: "Yo sé lo que es el poder de una sotana. A los siete años de edad, cuando estudiaba en una escuela de religiosas, fui abusada por un diácono". Cuenta que, pese a esta experiencia traumática, decidió ser franciscana misionera de María. Estudió en Roma. Fue misionera en Perú, donde participó en la reforma educativa. Regresó a México para dirigir el Instituto Tepeyac, de León, Guanajuato. Finalmente decidió colgar los hábitos por parecerle "castrante" la vida religiosa.

Actualmente imparte talleres, diplomados y conferencias en varios países, colabora con algunas organizaciones de derechos humanos, como Católicas por el Derecho a Decidir, donde es consultora externa. A sus 58 años, mantiene constante comunicación con monjas de todo el mundo.

—¿Qué clase de abuso padecen más frecuentemente las religiosas? —¡El abuso de autoridad! Esa centralización de la verdad absoluta, de la infalibilidad, de la iluminación y el considerar a la deidad dentro del género masculino les ha dado el poder a los hombres, erosionando la autoestima de las mujeres. Todo eso se llama abuso. La única defensa que tenemos es nuestra voz interna, nuestra conciencia. Queremos desmontar esa fuerza negativa e ir creando una reforma en la Iglesia. Un documento revelador —indica— precipitó la organización y las protestas de las religiosas a nivel mundial: en 1994, la monja Maureen O'Donohue, integrante de Médicas Misioneras de María, inició una investigación en la que descubrió que el hostigamiento sexual y la violación de religiosas era una práctica común realizada por sacerdotes. Y envió un informe al Vaticano para que castigara a los violadores.

Al año siguiente, en el 95, concluyó la investigación. Los resultados del informe O'Donohue eran alarmantes. Los abusos contra religiosas se extendían a 23 países. Salió a relucir la gran cantidad de monjas embarazadas que, por lo mismo, eran expulsadas de sus congregaciones. Las hubo infectadas de sida u obligadas a abortar. Incluso se documentó el caso de un sacerdote que embarazó a una monja y la llevó a abortar, ahí perdió la vida y el sacerdote todavía ofició la misa en su funeral.

Dice Pilar Sánchez: "El informe recogió testimonios y pruebas médicas, datos verificables. No fue una fantasía".

—¿Y el Vaticano castigó a los culpables?

El Papa Benedicto XVI, cuando era el Cardenal Joseph Ratzinger encargado de la Doctrina de la Fe, reconoció recibir el ReporteO'Donohue de 1.998 del acoso sexual y la violación de religiosas y completamente lo ignoró públicamente siguiendo una vieja práctica de la Iglesia Católica desde la Edad Media de mantener secrecía estricta al tratar con el clero sexualmente abusivo. ¿Es él el representante de Dios en la Tierra como proclama la Iglesia Católica?

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—No, hasta el momento no ha hecho nada, sólo ha cambiado geográficamente a sus delincuentes, por lo que los abusos continúan. Ante nuestras denuncias, el Vaticano instauró el complot del silencio.

Después del 94, volvió a entregársele el informe en 1998, a través de Joaquín Navarro Valls, vocero del Vaticano, y del Cardenal Joseph Ratzinger, a cargo de la congregación para la Doctrina de la Fe. Ellos dieron el acuse de recibo. —¿Qué medidas están tomando ante el silencio del Vaticano? —El año pasado presentamos el expediente formal ante la ONU, ojalá y este organismo internacional pueda hacer algo. Pedimos, entre otras cosas, que las monjas expulsadas sean reinstaladas en sus comunidades religiosas, atención médica para las infectadas de sida, apoyo legal y económico para los hijos de quienes sufrieron la maternidad impuesta. Inclusive, ya comienza a surgir la propuesta de que se instale un ombudsman religioso.

La Red de Sobrevivientes de Aquéllos Abusados por los Sacerdotes [The Survivors’ Network of Those Abused by Priests] Víctimas Femeninas del Abuso Clerical Historias Recientes de Interés Las Monjas Como Víctimas Sexuales Se Han Hecho Notar Un Poco Por Bill Smith, San Louis Post-Dispatch 4 de Enero del 2.003

Título original en Inglés: "Female Victims of Clergy Abuse". Original en Inglés, traducción al Español por Luis Prada, Editor y Publicista de Brother Veritus' Website. Tomado de: http://www.snapnetwork.org/female_victims/nuns_as_victims.htm , La Red de Sobrevivientes de Aquéllos Abusados por los Sacerdotes [Survivors' Network of Those Abused by Priests], www.snapnetwork.org

Ya sacudida por un escándalo de todo un año de abuso sexual que involucra sacerdotes y menores, la Iglesia Católica tiene todavía que enfrentarse a otro desafío crítico—cómo ayudar a miles de monjas quienes dicen que han sido victimizadas sexualmente.

Una encuesta nacional, completada en 1.996 pero intencionalmente nunca publicada, estima que un “mínimo” de 34.000 monjas católicas, o cerca del 40 por ciento de todas las monjas en los Estados Unidos, han sufrido alguna forma de trauma sexual. Algo de ese abuso sexual, explotación o acoso ha venido de manos de sacerdotes u otras monjas en la iglesia, dice el reporte. La investigación fue conducida por investigadores en la Universidad de San Louis y fue pagado, en parte, por varias órdenes de monjas católicas.

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El estudio, recientemente obtenido por el periódico Post-Dispatch, indica que la victimización a menudo ha tenido efectos psicológicamente devastadores sobre las mujeres. Muchas de las monjas dijeron que ellos las dejaron con sentimientos de rabia, vergüenza, ansiedad y depresión Algunas dijeron que las hizo a ellas considerar dejar la vida religiosa, y unas pocas dijeron que habían intentado el suicidio.

"Estas mujeres han sido las incondicionales de la iglesia por siglos, y un porcentaje significativo de ellas han sido victimizadas como resultado de la misma institución a las cual ellas han dedicado sus vidas." Dijo el co-autor del estudio John T. Chibnall, un psicólogo investigador y profesor asociado en la Universidad de San Louis.

Otro de los investigadores, Ann Wolf, dijo que ella cree que es vital que la Iglesia Católica reconozca el problema. “Los obispos parecen estar sólo mirando el asunto del abuso sexual de la niñez, pero el problema es más grande que eso," dijo Wolf. "Las hermanas Católicas están siendo violadas, en sus ministerios, en el trabajo, en la consejería pastoral."

Una vocera para la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos dijo que el grupo no estaba consciente del estudio de la Universidad de San Louis sobre las monjas y sus miembros no han tratado el asunto. Los funcionarios con sus órdenes locales de las monjas quienes participaron en el estudio dicen que ellos permanecen preocupados pero no han hecho cambios como resultado del reporte.

La encuesta es el único estudio científico nacional que trata con la victimización sexual de las monjas de la Iglesia Católica de acuerdo con los investigadores. A pesar del alcance de sus conclusiones de hace varios años, ningunos estudios adicionales han sido hechos, dijeron. La encuesta también solicitó comentarios —muchos de ellos patéticos— de las monjas que fueron entrevistadas.

De más de 1.100 encuestas regresadas a la Universidad, varias incluían breves historias personales de mujeres quienes dijeron que han sido hechas un blanco. Una mujer escribió que después de que el sacerdote acarició uno de sus senos durante la confesión, ella permaneció tan disgustada que no regresó a la confesión por los siguientes 18 años.

Otra escribió que cuando muchacha joven, su tío, quien era también un sacerdote, insistió en tocar con santos óleos su área genital "para mantenerla segura mientras estaba saliendo con chicos." Más tarde sus superioras la forzaron a asistir a retiros religiosos con el mismo tío, dijo ella.

Aún otra escribió que un sacerdote terapista tratándola por severa depresión la alentó a llegar a involucrarse en "experimentación sexual." La mujer dijo que ella más tarde empezó un relación con otra monja.

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Varias de las mujeres dijeron que tal investigación debería haberse hecho hace mucho. “Gracias por tomarse el tiempo de admitir que hay un problema en esta área”, escribió una. "Los mejore deseos. Dios los bendiga."

El Estudio Es Mantenido en Silencio

Cultura de Secrecía

No obstante que la iglesia por largo tiempo ha reconocido y lidiado con el problema del abuso sexual por el clero, raramente lo ha hecho así abiertamente.

Los archivos del Vaticano albergan un número de documentos relacionados con la mala conducta sexual clerical a lo largo de los siglos pero la mayoría de estos materiales no están disponibles ni aún para los eruditos e historiadores de la iglesia. La ley canónica requiere que la provincia de cada diócesis y orden religiosa mantenga lo que se intitula un “archivo secreto” para todo el material relacionado con la mala conducta clerical y otras materias sensibles.

Amplia evidencia existe, sin embargo, de que las autoridades de la iglesia desde por lo menos la Edad Media reconocieron la seriedad del problema. La mala conducta sexual de los sacerdotes, especialmente con niños y menores, fue considerada una ofensa particularmente grave que requería de acción punitiva rápida y canónica, también como un grado extraordinario de secreto en su manejo.

La secrecía era típicamente justificada para “prevenir el escándalo” y diseñada para proteger la integridad pública y la autoridad de enseñanza de la iglesia.

Un documento del Vaticano de 1.963 recientemente descubierto firmado por el Papa Juan XXIII suministra instrucciones extensas para mantener la secrecía estricta al tratar con el clero abusivo sexualmente. Las directivas prescriben la excomunión de todas las partes, incluyendo a la víctima, si los incidentes son revelados afuera de los trámites judiciales canónigos conducidos por los clérigos compañeros del ofensor.

De: El Abuso Sexual de los Niños en la Arquidiócesis de Milwaukee [The Sexual Abuse of Children in the Archdiocese of Milwaukee], enviado el 10 de Febrero del 2.004 por Peter Isely y Jim Smith, véase el reporte completo [en Inglés] en:http://terrenceberres.com/ise-sex.html . Traducción de este segmento por Luis Prada.

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Las conclusiones del estudio fueron publicadas en dos bitácoras religiosas de investigación en la primavera e invierno de 1.998 pero nunca han sido reportados en la prensa de los medios masivos. En Reseña para las Religiosas, publicada en la Universidad de San Louis, en la tirada de Mayo-Junio de 1.998 fue impreso un resumen de los resultados de la encuesta. En Reseña de la Investigación Religiosa, una revista académica por la Asociación de Investigación Religiosa [Religious Research Association], en Diciembre de ese año fueron impresos los resultados completos. Ambas son revistas respetables con circulaciones limitadas.

Chibnall dijo que los investigadores están de acuerdo en no preparar una nota de prensa sobre las conclusiones porque un grupo católico nacional de mujeres, la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas [Leadership Conference of Women Religious], cree que la información sería sensacionalizada. "Fue así: 'No lavamos nuestra ropa sucia en público; nos ocuparemos de ella nosotras mismas' ", dijo

Chibnall.

Paul N. Duckro, el profesor de la Universidad de San Louis quien dirigiera el equipo investigativo, dijo que los investigadores le “garantizan” a las comunidades religiosas “que no manejaríamos esto de ninguna forma que buscara publicidad."

Las dos publicaciones escogidas para reportar los resultados, dijo Duckro, fueron escogidas cuidadosamente para llevar la información a la gente que la necesitaba pero “no afuera enfrente de los ojos de todos.” Pero un antiguo sacerdote católico quien ha dicho que él fue abusado sexualmente cuando era un chico por tres diferentes sacerdotes dijo la semana pasada que cree que es crucial dar a conocer al público los resultados de la encuesta de la Universidad de San Louis.

Christopher Dixon, quien dejó el sacerdocio en 1.996 y ahora vive en San Louis, dijo que espera que la publicidad de la investigación generara la misma "oleada" de acción que resultó de los recientes reportajes del abuso sexual a menores por parte de los sacerdotes. El Obispo Anthony J. O'Connell de Palm Beach, Florida, EE.UU, renunció en marzo después de admitir que él sexualmente abusó de Dixon hace más de 25 años. Las líderes femeninas de la iglesia pueden ser “tanta parte de este ambiente tóxico” de encubrimiento y negación como lo son los líderes masculinos de la iglesia, dijo Dixon.

El estudio de la Universidad de San Louis es el resultado de una encuesta de 15 páginas regresada por 1.164 monjas que representa a 123 órdenes religiosas a través de todos los Estados Unidos. La gran mayoría de monjas investigada fue altamente educada, más de 9 de 10 quienes regresaron los cuestionarios habían obtenido al menos educación universitaria básica.

La investigación trató con tres tipos de victimización.

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1. El primero, el abuso sexual infantil, fue definido como cualquier contacto de orientación sexual con una persona del mismo o el sexo opuesto en donde el objetivo era jóvenes menores de 18.

2. 2. El segundo, la explotación sexual, fue definida como cualquier avance sexual, pedido de favores sexuales, u otra conducta sexual verbal o no verbal que ocurra cuando una mujer confía su propiedad, cuerpo, mente o espíritu a otra persona que actúa en el rol profesional.

3. 3. El tercero, el acoso sexual, fue definido como cualquier avance sexual no bienvenido que afecta las decisiones de empleo, interfiere con el trabajo, o crea un ambiente de trabajo hostil o de intimidación.

Entre las Conclusiones Claves

Cerca de una de cinco monjas dijo que ella había sido sexualmente abusada de niña. Mientras que la mayoría del abuso vino de manos de un miembro varón de la familia cerca del 9 por ciento de los casos fueron atribuidos al abuso por parte de sacerdotes, monjas u otra gente religiosa.

Una de cada ocho monjas dijo que ella había sido sexualmente explotada. De aquéllas, cerca de tres de cada cuatro mantuvieron que fueron victimizadas por un sacerdote, monja u otra persona religiosa. La explotación incluía todo desde la presión para las “citas” a los pedidos de favores sexuales hasta relaciones sexuales. Dos de cada cinco monjas quienes dijeron que ellas habían sido sexualmente explotadas dijeron que la explotación involucraba alguna forma de contacto genital.

Ligeramente menos que una en 10 monjas dijo que era el foco del acoso sexual por lo menos una vez durante su vida religiosa. Casi la mitad de aquéllas fueron reportadas haber sido de las manos de los sacerdotes, las monjas u otra gente religiosa. Más de la mitad de todos los casos de acoso involucró algún tipo de contacto físico de acuerdo con la encuesta.

En su reporte, los investigadores anotaron que ellos creían que las cifras son más probablemente un subestimado en vez de ser un sobreestimado de la verdadera prevalencia de la victimización sexual entre las hermanas. "El miedo y el dolor de la revelación sería suficiente para desalentar la respuesta en algunas hermanas," dijo el reporte.

Los resultados de la encuesta de las monjas sobre el abuso parecen estar en línea con muchas otras encuestas de mujeres. Las encuestas nacionales indican que cerca de un 20 a un 27 por ciento de todas las mujeres han sido abusadas

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sexualmente de niñas. La cifra del acoso de las monjas parecería ser más bajo. En una encuesta de 1.994 de Louis Harris y Asociados, el 31 por ciento de las mujeres alegan haber sido acosadas en el trabajo.

Mientras que el estudio de la Universidad de San Louis de las monjas estadounidenses ha recibido poca atención dentro de la Iglesia Católica, la iglesia ha tratado internacionalmente el asunto del abuso de las monjas. En marzo del 2.001, dos grupos principales católicos presionaron a la acción al Vaticano después de los reportes en las noticias de las monjas abusadas. Aquellas historias primeramente concernían el abuso sexual de las monjas por los sacerdotes en el África.

En una declaración conjunta, la Conferencia de Principales Superiores de los Hombres [Conference of Major Superiors of Men] y la Conferencia de Liderazgo de las Religiosas [Leadership Conference of Women Religious] dijo que ellos estaban “profundamente preocupados" por los reportes primero publicados en el Reportero Católico Nacional [National Catholic Reporter], un semanario independiente basado en la ciudad de Kansas.

Las Monjas Locales Son Encuestadas

La idea de entrevistar a las monjas católicas acerca de la victimización sexual vino de Wolf, entonces una estudiante graduada en la Universidad de San Louis. A comienzos de los 1.990, Wolf estaba investigando el trabajo previamente publicado sobre la victimización sexual y el clero cuando se encontró con dos diferentes estudios sobre acoso sexual. Uno involucraba una encuesta de rabinas judías, la otra involucraba una encuesta de mujeres en la Iglesia Metodista Unificada.

De las mujeres rabinas, el 73 por ciento dijo que ellas habían sido víctimas del acoso sexual. De la mujeres encuestadas de la Iglesia Metodista Unificada, el 77 por ciento dijo que habían sido sexualmente acosadas. Wolf, una católica de toda la vida no podía encontrar encuestas similares de monjas católicas y sugirió el proyecto.

El primer paso fue un estudio piloto sin intención de publicación. El estudio piloto fue hecho a través del Programa de Psicología y Religión del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de San Louis. Duckro, director del programa de psicología y religión, condujo el esfuerzo de investigación. Chibnall fue responsable de las porciones conceptuales, metodológicas y estadísticas del proyecto. El equipo de investigación primero contactó el liderazgo provincial de tres órdenes de monjas católicas en el área de San Louis y les pidió encuestar a sus miembros para un estudio piloto.

Al final de enero de 1.995, las encuestas fueron enviadas por correo a 855 hermanas en 37 estados y cuatro países extranjeros. Más de la mitad de las encuestas fueron enviadas por correo a las monjas que viven en Missouri. Finalmente, 578 monjas

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retornaron la encuesta completa. Los investigadores declinaron entregar los nombres de las tres órdenes encuestadas para el estudio piloto.

El estudio piloto —el cual muestra incidencias de la explotación sexual y el acoso sexual similar a la encuesta nacional posterior— concluye que los “datos” sugieren que la historia sexual y la sexualidad son áreas críticas para traerse al frente en la formación y formación en curso de las religiosas."

"Muchas mujeres han tenido experiencias de victimización sexual y muchas no han tenido el coraje de discutirlas," encontró el estudio piloto. "Las comunidades religiosas pueden llegar a resultar más invitantes con respecto a discusiones sobre la sexualidad, pero requerirá educación y estructura. Las mujeres necesitan saber que ellas no están solas en sus experiencias."

La encuesta piloto también encontró que cerca de la mitad de todas las monjas habían estado involucradas en alguna forma de sexo consensual durante sus vidas religiosas, a menudo con otras monjas o con sacerdotes. Muchas de aquellas relaciones duraron varios meses o años y fueron descritas por varias de las mujeres como “amorosas, respetuosas y comprensivas." Otras describieron las relaciones como “inapropiadas, humillantes o dañinas."

La encuesta piloto advirtió de fuertes "inhibiciones emocionales" contra la denuncia de la victimización sexual. "Hay temor de desatar poderosas fuerzas que conducirían a más problemas que beneficio." El reporte de la encuesta piloto también dijo que se tenía la esperanza de que la información de la encuesta pudiera ser diseminada más ampliamente “sin atraer un interés indebido de los medios noticiosos públicos."

El Estudio Nacional

Los investigadores de la USL empezaron a trabajar en la encuesta nacional en junio de 1.995. En esa encuesta, los investigadores debatieron si incluían preguntas con relación al sexo consensual y, al final, decidieron contra ello. Duckro dijo que creía que la sección que trata con el sexo consensual era una parte “distractora” del estudio. "No pensé que fuera un gran asunto," dijo Duckro. "Lo que quería realmente saber era acerca del abuso, la explotación y el acoso."

Para la encuesta nacional, los investigadores fueron a la Conferencia de Liderazgo de las Religiosas basada en Maryland y pidieron información de contacto a las 538 órdenes en el grupo de liderazgo. De aquellas órdenes, 123 estuvieron de acuerdo en tomar parte de la encuesta y le suministraron a los investigadores los nombres y direcciones de sus miembros.

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De los 29.000 nombres suministrados, los investigadores usaron muestras al azar para mondar la lista a 2.500 monjas a quienes se les enviaron cuestionarios. De esas mujeres, 1.164 regresaron las encuestas completas. La edad promedia de las monjas entrevistadas era de 62; el tiempo promedio en la vida religiosa era de 42 años.

Los investigadores dijeron que pocos de los resultados de la encuesta eran sorprendentes, pero admitieron que la información era inquietante. "Las mujeres sufren, todas las mujeres," Duckro dijo. "Bajo la superficie, la gente es gente. Las historias de toda la gente pueden ser tan tristes."

Chibnall llamó a las monjas "mujeres fuertes, brillantes, altamente educadas" quienes estuvieron "dispuestas a admitir que había un abuso sucediéndose y que deseaban mejorar."

Wolf dijo que su trabajo en la encuesta fue tan doloroso que ella decidió no hacerlo el foco de su tesis doctoral. "No quería dedicar mi vida a algo que pudiera haber sido muy deprimente."

Poca Acción desde el Estudio

El estudio nacional fue pagado en parte por varias órdenes de monjas católicas. Entre ellas estaban las Hermanas Franciscanas de María con base en San Louis, con 165 miembros, la mayoría en Missouri. La hermana Sherri Coleman, quien sirve en el equipo de liderazgo de la orden, dijo que su orden sintió que el trabajo era importante. "Siempre nos hemos dado apoyo las unas a las otras," dijo ella, adicionando que los resultados de la encuesta pueden haber creado un "conciencia incrementada" de la victimización de las mujeres en la iglesia. "Optimistamente, nos ha hecho entre nosotras más sensibles," dijo ella. Dijo que era consciente de que las Hermanas de María no han implementado nuevos programas como resultado directo de la encuesta.

Otras patrocinadoras de la encuesta nacional fueron las Hermanas de San José de Carondelet con base en San Louis, con 518 hermanas en el área de San Louis. La hermana K. Liston, una de tres miembros del grupo de liderazgo de la orden, dijo que ella no estuvo involucrada en la decisión de ayudar a financiar la encuesta nacional. Pero dijo que su orden sintió que la encuesta era una forma de "educar y trabajar hacia la curación compasiva de nuestras mujeres si ellas han experimentado el abuso." Dijo que los resultados mostraron que "no somos de ninguna forma diferentes del resto de la población."

La Conferencia de Liderazgo de Religiosas, quien le suministró a los investigadores las direcciones para que contactara órdenes afiliadas, no tomó acción después del estudio. La presente directora ejecutiva dijo que no cree que la conferencia distribuyó los resultados de la encuesta o buscó hacer cualesquiera cambios en la política.

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La directora, Carole Shinnick, dijo que "no está dentro de la misión de la LCWR el responder directamente a las necesidades de las mujeres que fueron victimizadas. Es la responsabilidad de sus propias congregaciones." Shinnick, una Terapista quien trabajó casi exclusivamente con las monjas católicas por 12 años, dijo que sabe de primera mano el cuidado dado a las monjas abusadas. "Mi experiencia de las congregaciones de la LCWR en responder a sus miembros es que ellas son pastorales, generosas y pacientes con la persona en recuperación," dijo Shinnick.

La hermana Mary Ann Walsh, una vocera de la Conferencia Estadounidense de los Obispos Católicos, dijo que el grupo no era conocedor de la encuesta de las monjas y no había considerado el asunto. Ese grupo, encabezado por el Obispo Wilton Gregory de Belleville, ha tomado un papel de liderazgo en el debate sobre las nuevas políticas en el despertar del escándalo de abuso sexual por los sacerdotes.

La investigadora Wolf, quien trabaja ahora en la educación católica, dijo que pocas monjas han salido al frente a hablar en público de sus experiencias. Dijo que eso no es una sorpresa. Muchas pueden sentir vergüenza o culpabilidad y reconocen que ellas pueden tener mucho que perder si salen al frente. "Estas mujeres tienen que preguntarse a sí mismas cuáles son los beneficios y cuáles los costos," dijo. "La iglesia es la única corporación en el pueblo."

Reportero Bill Smith, E-mail: [email protected], Phone: 314-340-8125.

Actos Inmodestos. La Vida de una Monja Lesbiana en la Italia del Renacimiento.

En el siglo XVI, las cipotas iban a los conventos por decisión de sus padres, no por

designio propio. En el convento se juntaban

mujeres de todas las clases y todas las creencias.

Obligadas a vivir juntas en un espacio

sumamente reducido, el resultado era que se

terminaban matando y vivian en un infierno

constante de odio, intrigas, y enemistades.

Para satisfacer las necesidades del sexo, algunas

se metian con los frailes y los confesores. Otras,

como los presos en las cárceles de hoy,

terminaban metiéndose unas con otras sin

necesariamente ser lesbianas.

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La Madre Superiora, Sor Benedetta, fue acusada por su propia querida, Sor

Bartolomea, de haberla "forzado" al lesbianismo. Como resultado, la Sor Benedetta

fué condenada a pasar el resto de su vida encarlelada en el convento, y se voló los

últimos 35 años de su vida encerrada en una celda, saliendo sólo para ir a misa y

comulgar. La querida no recibió ningún castigo.

Lo que en realidad golpea de este libro, no son los escándalos como cuando las

autoridades del pueblo agarraron a dos frailes infraganti chequeándose con las

monjas. No fué el escándalo cuando se destapó la olla de nacatamales de que la

madre superiora del convento era cochona, y [supuestamente] usaba su posición de

autoridad para presionar a las monjas a acostarse con ella. Es el sufrimiento

intenso que la Iglesia Católica le causaba a decenas de miles de pobres mujeres que,

por estupidez o ignorancia de sus padres, eran condenadas a pasar toda su vida

encerradas contra su voluntad en el infierno de los conventos.

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Yo crecí con el catecismo, i yendo a misa y confesándome y comulgando dos

veces a la semana. Hasta ya muy adulto me desayuné, leyendo en las

bibliotecas de los Yankees, que la Religión Católica es una gran mentira

inventada por los Romanos. La Iglesia Católica fué inventada por el Emperador

Constantino II como una herramienta de control político, y no tiene casi nada

que ver con Jesús ni su movimiento original. La virgen, los santos, la comunión,

la confesión, la misa, el purgatorio, el limbo, el sacerdocio, la absolución, la

penitencia, el escapulario, el agua bendita, la confirmación, casi todo lo que nos

enseñaron de chiquitos, es una sarta de inventos y mentiras de los obispos

Romanos.

Antes que existiera el Internet, tenia sentido que la gente viviera engañada por

la Iglesia Romana, pero no ahora, especialmente con la Wikipedia.

Me queda para el resto de mi vida el mal recuerdo de la embobada que me

metieron los curas. La cantidad interminable de horas que pasé soplándome

misas aburridísimas. Las malditas misas cantadas. La resada del Rosario. Las

madrugadas que pasé con temor de morirme y irme al infierno. Todos los reales

que me jalaron los curas. Reales para los niños pobres. Reales para la

Kermesse. Reales para reparar la Iglesia. Reales que en realidad eran para la

querida (o el querido) del cura.

La ingratitud mas grande que pueden hacer los padres es meterle la basura del

catolicismo en la cabeza a sus hijos. En el mejor de los casos, en un mal

recuerdo que nos queda para toda la vida. En el peor de los casos, la gente se

muere de vieja creyendo en esta mierda. Y rejo de también a sus hijos.

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La GRAN MENTIRA de los Romanos:

La inmensa mayoria de los habitantes del Imperio Romano eran ciudadanos no de

Roma, sino de los territorios conquistados, y sentian un odio intenso contra sus

opresores que los explotaban con tributos sin compasión.

En este contexto, les llegó la noticia de una nueva religión que les ofrecia un cielo

para los justos y explotados (ellos) y un infierno para los perversos y explotadores (los

romanos), y como si esto no fuera suficiente, además les ofrecia la esperanza de un

Redentor, Rey de los Judios, que iba a bajar del cielo en Gloria y Majestad, a

redimirlos de la esclavitud desesperante en que se encontraban sumidos.

La nueva religión, a como era de esperarse, se esparció rápidamente entre los

territorios conquistados hasta llegar a ser la religión predominante del Imperio.

Sin que los romanos se opusieran, porque para Roma resultaba sumamente

conveniente que los conquistados, en vez de dedicarse a tramar rebeliones, se

dedicaran a orar y a esperar la llegada del Redentor.

En la antiguedad no existia separación entre religión y estado, y los profetas/líderes

religiosos eran también líderes políticos y vise-versa. (Como Moisés, por ejemplo, que

era profeta/líder religioso del pueblo Judio, y líder político también.) Esto no dejaba de

causar inquietud entre los gobernantes romanos; la posibilidad de que un político-

obispo de la gigantesca nueva religión decidiera y lograra desatar una [posiblemente

gigantesca] rebelión armada.

En el siglo IV, el Emperador romano Constantino II, decidió acabar con esta

posibilidad de una vez por todas, inventando la Iglesia Universal Romana (en latin,

“católico” quiere decir “universal”) bajo el control directo del Emperador, y sacando de

circulación a todos los políticos-obispos de los pueblos subyugados, reemplazándolos

con políticos-obispos romanos leales al Emperador.

Asi comenzó LA GRAN MENTIRA de la Iglesia Católica. Los políticos-obispos

romanos falsificaron lasEpístolas Pastorales del apostol Pablo, para hacer creer que

en el ficticio Concilio de Jerusalén de la decada de los 50, los Judios habian aceptado

que los ciudadanos romanos pudieran ser miembros de la Iglesia Cristiana primitiva

(la Iglesia independiente de Roma que existia antes del Consejo de Nicea).

Falsificaron el Liber Pontificalis; una lista de papas inventados que nunca existieron,

para hacer creer que el amigo del Emperador, Silvestre I no era el primer papa de la

nueva iglesia, sino que era el sucesor de una linea ininterrumpida de papas que venia

desde el apóstol Pedro, y legítimo representante de Dios en la tierra. [1] [2]

En el Concilio de Nicea, inventaron todos los dogmas de la nueva religión, resumidos

en el “Credo” de los Católicos. Seleccionaron cuatro evangelios como “canónicos” y

declararon “apócrifos” a todos losdemás.

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Y comenzaron las matanzas y las hogueras. Los políticos-obispos romanos

“Quemaron montañas de libros conteniendo la sabiduria espiritual y el conocimiento

científico de la época. Sometieron a terrible tortura y muerte a filósofos, sacerdotisas,

científicos – a todo el que se atrevia a no estar de acuerdo. No se detuvieron hasta

haber decapitado a la cultura occidental, dejándola ambulando como un amnésico en

estupor ignorante. No se detuvieron hasta haberle arrancado el corazón a la

espiritualidad occidental, desangrándola de su vitalidad mística. El cadáver de la

religión que quedó, no ofrecia nada más que la esperanza de otra vida a cambio

de una creencia ciega en opiniones irracionales y una submisión incondicional

a papas enloquecidos de poder.”

El resto de la negra historia de la Iglesia Católica es bastante conocida. Y si no, una

tarde en el Internet es suficiente para hacerse una clara idea de la clase de institución

infernal que era la Iglesia Católica “Apostólica” y Romana.

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[1] Si hay alguna duda de que las Epístolas Pastorales y el Liber Pontificales sean

falsificaciones, vease en la Wikipedia en inglés, “Authorship of the Pauline Epistles”

(“muchos eruditos aseguran que no fueron escritas por el apóstol Pablo”) , y “Liber

Pontificalis”. (“...un instrumento extraoficial de propaganda ... usado por el papado

medieval para representarse a si mismo ... como vestido de autoridad perpetua y

absoluta.”)

[2] Las falsificaciones de la Iglesia Católica son en realidad mucho más extensas.

Mírese en el Internet y/o en la Wikipedia en inglés:

The Forged "Donation of Constantine"

The Forged “Apostolic Constitutions”

The Forged "Apostolic Canons"

The Forged “Deeds of Empire”

The Forged “Letter of St Peter”

The Pope Sylvester Forgeries

The "Symmachian Forgeries"

The Forged “Decretum of Gratian“

Referencias:

“Jesus and the Lost Goddess” (Jesús y la Diosa Perdida). Por Timothy Freke y Peter

Gandy. Dos escritores con credenciales universitarias impecables.

Forgery In Christianity (Falsificaciones en la Cristiandad) por Joseph Wheless.

Enlaces en español:

La Religión de la Mentira (Largo, pero contiene una cantidad inverosímil de

información).

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Mentiras Fundamentales de la Iglesia Católica En español. Buenísimo!

YouTube ~ The Greatest Lie Ever Told (En inglés, con subtítulos en español).

En inglés:

Exposing Christianity (Las atrocidades de la Iglesia Católica).

The Criminal History of the Christian Church (Masacres y ladronismos).

Papal Impropriety (Papas homosexuales, pederastas, sadomasoquistas).

Beatrice Cenci (El Papa le niega clemencia a una niña para robársele sus bienes).

(hace 27 meses)

hola.. la primera parte de la historia que relatas (las monjas) en la actualidad y del

mismo modo se vive aun aqui en Perú... sobretodo en pueblos alejados de la capital...

las señoritas son llevadas a la fuerza, con engaños y mentiras a un convento... las lavan

el cerebro ... y quien sabe que otras cosas ocurrirá dentro...

Me he dado cuenta que siempre los conventos de las monjas esta a pocas decenas de

metros del conventos de los "curas" porque motivo??...

En Cajamarca (departamento y ciudad de perú) hace poco se a descubierto que un

convento de monjas (Santa Rita de Casia) y la iglesia principal estan unidos por medio

de un tunnel.. razon?; y tambien hace pocos años en dicho convento se han encontrado

centenares de fetos en putrefaccion y descompuestos...

Porque los medios no lo publican? ojala que con el paso de los años estas grandes

MENTIRAS de la iglesia dejen de influenciar en la gente humilde..

Adios

Escándalo lésbico sacude Iglesia

católica chilena

La Iglesia católica chilena amaneció hoy sacudida por las denuncias de

abusos lésbicos contra una monja que dirigía uno de los colegios de niñas

más elitistas del país.

Las acusaciones contra la madre superiora Isabel Lagos, que la jerarquía católica envió a recluirse a Alemania semanas atrás, fueron hechas por una

ex alumna de Las Ursulinas, hoy profesora de ese establecimiento.

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"Una vez (a los 12 años) ella me dio un beso en la boca y ella a eso lo

llamó regalos de Dios y (me dijo) que eso en realidad era algo sólo de nosotras dos porque nadie más lo iba a entender", dijo Mónica Salinas a la

televisión estatal.

El relato, en el que la mujer no dejó de expresar su cariño por la religiosa,

es parte de una serie de denuncias contra Sor Paula, pero que hasta ahora

sólo referían a maltratos.

"Yo sentía que iba creciendo en mi encuentro con Dios (...) y que no podía

venir nada malo de ella si me mostraba a Dios, no podía caber ningún cuestionamiento", agregó Salinas.

La profesora, quien dijo que no denunciará los hechos formalmente a la

Justicia, agregó que la relación concluyó cuando ella cumplió 15 años,

aunque siguió teniendo amistad con la religiosa.

"Cuando a mí me dieron mi primer beso, ella encontró que eso había sido

super malo. Me hizo sentir super culpable por mi primer beso y dijo que en el fondo ya los regalos de Dios no podían ser porque yo había manchado

eso con el beso a un hombre", evocó.

"Hoy me siento casi siendo traidora al hablar", confesó luego Salinas.

La denuncia, la primera de su tipo en Chile encuentra a la Iglesia católica de este país en su peor crisis en décadas, después de que surgieran

también denuncias por abusos sexuales y negligencias que enlodan a

obispos y cardenales.

Un reciente fallo de El Vaticano contra el sacerdote Fernando Karadima,

formador de cinco obispos, destapó historias y críticas que revelan la existencia de abusos por décadas, como en Boston.

La condena contra Karadima, acusado de abusar de menores y adultos además de imputado de violar la confesión, sembró la duda de si hay más

religiosos implicados en las denuncias que datan de 1984.

El caso de Sor Paula abrió las dudas hacia las religiosas, hasta ahora lejos

de los escándalos que incluyen incluso el caso de un sacerdote que tenía

una hija y la violaba.

En el trasfondo del problema está la duda de si había o no una red de

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protección e incluso complicidad en torno a Karadima y otros religiosos.

Consciente de todo ello, el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati admitió

que la crisis "ha dañado a toda la Iglesia", añadiendo que en ella no hay

espacio para los abusadores.