Europa EnsayoFinal
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Pontificia Universidad Javeriana
Seminario de Historia de Europa del siglo XX
Presentado a: Juan Carlos Eastman
Presentado por: Juan Camilo Parrado
Ensayo Final
España en el cambio y la continuidad
El régimen de Franco y la transición a la
democracia
1 de diciembre de 2013, Bogotá D.C.
1
Introducción
Este ensayo da cuenta en primer lugar de la experiencia fructífera que supuso cierta recopilación de
fuentes secundarias y la lectura de éstas. Fue de gran ayuda la colección de Historia de España de la
Biblioteca General de la Pontificia Universidad Javeriana, Alfonso Borrero, en la cual pude
encontrar diversos títulos, sobre todo en inglés y español, que fueron de gran utilidad para resolver
este ensayo. Por otra parte, la biblioteca de recursos electrónicos sobre la península ibérica, LIBRO1,
fue de gran utilidad para encontrar los libros electrónicos en inglés que fueron utilizados en este
ensayo. Tal vez una de las mayores dificultades de esta experiencia fue el tiempo reducido que me
tomé para hacerla y la selección de fuentes que tuve que hacer en el interior de la Biblioteca Alfonso
Borrero.
Dicha experiencia de investigación y selección de fuentes se hizo con el propósito de responder una
pregunta: ¿qué supuso para España la muerte de Franco? Sin embargo, para responder esta pregunta
tuve que responder mis dudas en esta cuestión: ¿qué supuso para España el régimen de Franco? Así,
este ensayo se divide en dos partes: El régimen de Franco, enfocado a los cambios que tuvo en su
interior el régimen y los cambios que supuso su implantación para España; y La muerte de Franco,
enfocado principalmente en la continuidad de esos cambios después de que el régimen hubo
finalizado. Así, en este ensayo propongo que la muerte de Franco, si bien supuso el hecho factual de
la caída del régimen, no significó que la transición hacia la democracia se haya dado en función de
este acontecimiento; se dio, más que todo, como producto de los cambios sociales ocurridos en el
mismo tiempo del régimen.
Así , podemos dar cuenta de la nueva identificación y cambio sociales que supuso la disolución de
un régimen de más de treinta años; importante en tanto que evidencia las dinámicas que en Europa
se estaban dando con respecto a la democratización y, anteriormente, con respecto a los
autoritarismos y las relaciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial.
1 The Library of Iberian Resources Online, cuya página web es: http://libro.uca.edu/2
El Régimen de Franco
Para el primero de Abril de 1939, los rebeldes nacionalistas se habían declarado vencedores de la
Guerra Civil y Franco se había posicionado como dictador, acabando así la Segunda República
Española en una de las guerras más crueles y desastrosas2. La guerra civil que se dio entre 1936 y
1939 supuso, en muchos aspectos, el no retorno al orden político de España del siglo XIX; el
nacimiento y la caída de la Segunda República, y el alzamiento de una dictadura como la de Franco,
fueron evidencia de que el pueblo español estaba cambiando para no volver atrás3. Con esto, Franco
y muchos líderes nacionalistas creyeron estar ante el nacimiento de una Nueva España: pensaron
que la economía podría restablecerse en los próximos cinco años, que España podría renovar su
influencia internacional; en definitiva, pensaron que era el momento para regresarle a España la
grandeza del Imperio4.
Franco, una vez en el poder, puso en claro su objetivo de implantar un estado totalitario,
proponiendo que la Falange -cuya ideología se integró sin problemas a la del nuevo régimen- podría
reunir a todos los españoles dentro de dicho estado. 5 La organización política de la Nueva España
de Franco estaba decidida: la Falange Española Tradicionalista se constituyó como el partido único
que, con el decreto del 31 de julio de 1939, funda un Estado dentro del Estado, siguiendo el ejemplo
de los sistemas totalitarios6. Así, establecida como partido único, la Falange sirvió como
herramienta organizativa y de control durante los primeros años de la dictadura de Franco.
De este modo, alejada de los altos cargos que ocupaban monarquistas, militares y conservadores, la
Falange se dedicó a cubrir todos los puestos a nivel local o provincial; así “[L]a identificación entre
el partido y la administración del Estado fue, en este nivel, casi absoluta”7. Por otra parte, sirvió
como instrumento para organizar al proletariado español en los nuevos sindicatos nacionales,
2 Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942, pp.671-6913 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, p. 2104 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, p.684 [Disponible en Web]5 Payne, Stanley G., Falange. Historia del fascismo español, SARPE, Madrid, 1985, p.1796 Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942, p.6997 Payne, Stanley G., Falange. Historia del fascismo español, SARPE, Madrid, 1985, p.204
3
propios del programa ideológico de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, JONS, ya
fusionadas al falangismo desde 1934; así, según los estatutos de la Falange, el partido asumiría la
dirección y la administración de los sindicatos, sindicatos que, a fin de cuentas, serían un fraude8. La
Falange también sirvió como medio de adoctrinamiento, por lo que se valió de organizaciones como
el SEU y la Sección Femenina.
El SEU (Sindicato estudiantil de la Falange) sirvió como una organización estudiantil controlada por
el estado, en tanto que era obligatorio que todos los estudiantes universitarios y de escuelas
especiales estuvieran afiliados a éste. Por tanto, también “constituyó asimismo […] un instrumento
para adoctrinar a los espíritus ás sensibles de la nación y también los más propensos a rebelarse
algún día contra el régimen”. 9
A través de la Sección Femenina de la Falange (creada en 1936 y dirigida por la hermana menor de
José Antonio Primo de Rivera) el partido controló todos los servicios sociales. Era también
obligatorio que todas las mujeres solteras y útiles que no estuvieran empleadas en otro servicio se
incluyeran en esta sección. Así, se crearon servicios culturales y se ampliaron los servicios sociales.
“[P]uede afirmarse que la acción de la Sección Femenina resultó mucho más beneficiosa para el país
que toda la actuación del resto del partido”10. Siendo impuesta una ideología falangista y nacional-
sindicalista a través de la Falange, estas reformas de índole totalitaria también supusieron medidas
represoras:
Sin ser Franco un devoto incondicional de la Iglesia11, en el régimen se intentó restablecer la
situación que ésta tenía antes de la república. Así, el crucifijo volvió a colocarse en oficinas,
escuelas y tribunales, los Jesuitas recuperaron sus propiedades y su posición y se abolió el
divorcio.12 Por otra parte, dada la disonancia del franquismo con el federalismo y las autonomías,
Cataluña y el País Vasco perdieron su condición de gobierno autónomo y, posteriormente, se
prohibió el uso del catalán y del euskera en las escuelas, la prensa y en los actos públicos. 13
También promulgó un decreto, en 1939, sobre culpables políticos en que se penaba a las personas
8 Ibíd. p. 2039 Ibíd.10 Ibíd.11 Ibíd. p.20112 Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942, p. 70113 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, p.217
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culpables “de actividades subversivas” o que se opusieran “al movimiento nacional de hecho o por
pasividad grave”. Esto se aplicaba a toda la izquierda14.
Así, en los primeros años del régimen, la mayoría de militantes de izquierda encarcelados fueron
llevados a juicio y muchos de ellos fueron ejecutados: esta eliminación estuvo dirigida, sobre todo, a
quienes habían tenido posiciones liderazgo, iniciativa, o cualquier tipo de responsabilidad en el
bando republicano durante la Guerra Civil15. Así, se estima que un millón de personas fueron a
prisión y que se dieron unas doscientas mil ejecuciones; por lo demás, muchos de los presos que
pudieron salir se vieron imposibilitados para conseguir un trabajo, llevar una vida estable e, incluso,
ejercer sus derechos legales dentro del régimen16.
No hay duda de que el régimen franquista, en los años siguientes a la Guerra Civil, tuvo una
inspiración decididamente fascista; sin embargo, debido a las grandes presiones que se dieron en
materia internacional durante la Segunda Guerra Mundial y en los primeros años de la posguerra,
Franco se vio obligado a alejarse de cualquier rastro de fascismo en su gobierno personal e, incluso,
tuvo que “suavizar” el papel de la Falange dentro del régimen. Por otra parte, los acontecimientos
que se dieron al principio de la guerra (el tratado entre la Unión Soviética y Alemania y la posterior
invasión conjunta de la católica Polonia) y el giro decisivo de ésta en 1942 y 1943 supusieron años
de ansiedad en materia internacional.
Así, en un principio, suponiendo que su régimen no era visto con buenos ojos por los aliados,
Franco esperaba la victoria alemana, no obstante con mucha precaución. Con la ocupación de
Francia en 1940 y el ataque a la Unión Soviética al año siguiente, el régimen se mostró más cercano
al Eje, creyendo que la victoria de la Alemania Nazi era casi inevitable; con este supuesto, Franco
enviaría a la División Azul al frente oriental para pelear contra los rusos17.
Sin embargo, España se mantuvo neutral durante todo el conflicto, teniendo en cuenta el estado de
debilitamiento en que se encontraba el país y los cambios que se daban a lo largo de la guerra. Por
14 Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942, p. 70215 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, p.684 [Disponible en Web]16 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, p.21217 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, pp.685 y 686 [Disponible en Web]
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esto mismo, Franco se mantuvo en buenas relaciones con las potencias aliadas y, si bien tenían
instalaciones de inteligencia alemanas y centros de abastecimiento de submarinos en su territorio,
trató de mostrar su independencia y su no filiación a ningún bando18.
En 1942 y en 1943, cuando los aliados tomaron la contraofensiva y la victoria del Eje se veía
entonces incierta, el régimen empezó a quitar toda filiación con “comprometedoras ideologías
extranjeras”19. En estos esfuerzos, la Falange se vio sacrificada. Franco declaró que la Falange no
era un verdadero partido estatal, sino un “instrumento al servicio de la unidad nacional”. La
propaganda del partido cesó. Así, a medida que el tiempo pasaba, la fascista apariencia exterior del
régimen iba desapareciendo, “[L]a influencia de la Falange- más teórica que real- disminuía a
medida que el régimen iba levantando poco a poco su nueva fachada liberal”20.
Estos esfuerzos, ya iniciados antes de que se acabara la guerra, no fueron lo suficiente para que el
régimen se desprendiera totalmente de su apariencia fascista, por lo que “[L]a amistad de Franco
con el nacionalsocialismo en tiempos de guerra convirtió a España en la nación paria de Europa y su
régimen fue excluido del mundo occidental”21. Entre tanto, la economía no se recuperó de la Guerra
Civil como se esperaba y sin embargo, para finales de la década de 1940, el ostracismo que España
tuvo por parte de los aliados ayudó, paradójicamente, a afianzar el régimen de Franco; esto se dio en
tanto que el régimen ya se había institucionalizado y dio a este rechazo un matiz nacionalista: las
fuerzas anti-españolas estaban produciendo una nueva leyenda negra22.
Así, pues, la economía de España, parada en los primeros años del régimen, en parte por el miedo
del régimen a que los españoles se asociaran libremente, la falta de trabajadores calificados y las
malas cosechas23, se vio beneficiada en los años 50 en tanto que Estados Unidos vio a España como
un lugar estratégico para la defensa de Occidente durante la Guerra Fría y, en consecuencia, se firmó
un pacto en 1953 que permitía la construcción de tres bases estadounidenses en territorio español. Si
bien este pacto nunca fue popular en medio de los españoles, Estados Unidos dio el apoyo
18 Ibíd. p. 68619 Payne, Stanley G., Falange. Historia del fascismo español, SARPE, Madrid, 1985, p.23320 Ibíd, p.23421 Ibíd, p.23522 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, pp. 687 y 688 [Disponible en Web]23 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, pp. 233 y 234
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económico que España necesitaba para recuperarse de su situación24. Así, la situación de España
bajo el régimen de Franco comenzaría a cambiar: estas nuevas circunstancias hicieron que Franco
hiciera algunas reformas (seguidas a la promulgación del Fuero de los Españoles al final de la
Segunda Guerra Mundial) que daban ciertas garantías a los ciudadanos, pero que en la práctica
muchas veces no se daban.
“Aunque las reformas “liberales” no eran más que puras concesiones “de fachada” para aplacar las críticas exteriores e interiores, lo cierto es que la intensidad de la represión política empezó a decrecer, debido en parte a que la resistencia interna contra el régimen […] comenzó a desmoronarse”25
Se puede considerar que esta resistencia se vio frustrada al ver el apogeo de Franco en el régimen y
el posterior apoyo que Estados Unidos le dio, visto la indudable posición anti-comunista del
dictador26. Así, el gobierno puso menores esfuerzos en combatir grupos de resistencia y se volvió
más permisivo. Sin embargo, no se puede afirmar que la resistencia hubiera dejado de existir ni que
el régimen hubiera dejado de temer una subversión: la España de Franco se constituyó también
como un estado policial, con una estricta censura en los medios, una imposición ideológica, y una
persecución política, incluso después de que dicho régimen se haya empezado a “liberalizar”27. Las
concesiones liberales y la suavización de la represión en estos años del régimen estuvieron en
sintonía, sobre todo, con su nueva situación económica y con el cambio de apariencia en el que,
como ya mencionamos, se estaban poniendo sus esfuerzos.
Así, las décadas de 1950 y 1960 vieron una transformación en las estructuras económicas de
España: al contrario de lo que se pensaba en los primeros años del régimen, a España le tomó más
de diez años en restaurar su economía28. En los primeros años del régimen, sus políticas económicas
iban dirigidas hacia la autosuficiencia y los únicos modos de asociación económica eran los
sindicatos controlados por falangistas29. Para el año 1957, el estado se encontraba cerca a la
bancarrota y la economía se veía en peligro, por lo que Franco se dio cuenta de que estas políticas
24 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, p.688 [Disponible en Web]25 Payne, Stanley G., Falange. Historia del fascismo español, SARPE, Madrid, 1985,p.23526 Ibíd. pp.235 y 23627 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, p. 23628 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, p.689-700 [Disponible en Web]29 Ibíd. p.688
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económicas necesitaban un cambio; así, para su nuevo gabinete, eligió economistas y
administradores, muchos pertenecientes al Opus Dei, quienes redujeron significativamente los
estrictos controles económicos e hicieron un plan de estabilización en 1959 para dar un paro a la
inflación. Estos planes económicos, muchas veces imitando los de sus vecinos Europeos, fueron
exitosos30.
Por otra parte, el poder bancario se vio altamente concentrado pues los ocho bancos más grandes
controlaban casi dos tercios del negocio bancario; con lo que el capital privado se vio incrementado
de manera importante durante esta década, pues el capital, desde los 50, empezó a trasladarse desde
los sectores públicos a los sectores privados31. Con esto, la economía de España, ahora una
economía europeizada, durante la década de 1960 precisó una expansión considerable, abriendo así
una “próspera época de consumo masivo y un estilo de vida mejorado para la mayoría de los
españoles32”.
Para finales de la década de 1960, grupos de nacionalistas hicieron actos de sabotaje, robos y
asesinatos, por lo que el gobierno, en estas regiones, puso en estado de excepción al Fuero de los
Españoles. Jóvenes universitarios y mujeres protestando por prisioneros políticos tratarían de
mostrar “la hipocresía de un gobierno que pretendía liberalizar […] pero que mantenía un estado
policial”33. Estos fueron unos de los últimos retos del régimen: treinta años después de la Guerra
Civil, Franco, al ver que su dictadura no podría extenderse más y al correrse los rumores sobre su
mala salud, tuvo que escoger un sucesor. En 1969 anunció ante las Cortes que el nieto de Alfonso
XIII, Juan Carlos de Borbón, sería coronado rey de España cuando él muriera o quedara
incapacitado para gobernar34.
Para la década de 1970, el crecimiento económico siguió presentando condiciones favorables y
España se había convertido en un país más moderno y, en medio de la represión y una relativa
liberalización, se había también despolitizado en contraste con la España de la Segunda República.
Sin embargo, las restricciones a la libertad política y de representación no se habían solventado35.
30 Ibíd. p. 69231 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, pp.245 y 24632 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, p.693 [Disponible en Web]33 Herr, Richard, An Historical Essay on Modern Spain, University of California Press, Los Angeles, 1971, p.28534 Ibíd. pp.286 y 287
8
La muerte de Franco
El 20 de noviembre de 1975 el “Caudillo”36, el General Francisco Franco Bahamonde, murió
después de que su salud se hubiera empeorado a lo largo de los últimos años: hemorragias
estomacales y problemas cardiacos consecutivos acabaron con su vida37. Los medios tanto
nacionales como locales tuvieron un papel primordial en la reacción inmediata de los españoles:
“[En España,] A la relevancia mediática objetiva del fallecimiento de Franco se le sumaba un fluido sistema de propaganda engrasado durante 40 años y la avidez del público por información sobre la nueva coyuntura”38.
“la enfermedad y consiguiente fallecimiento de Francisco Franco Bahamonde, ocupó en 1975 en España noticiarios enteros tanto a nivel nacional como regional o incluso loca. Y ello siempre desde un enfoque patriótico, de profundo respeto hacia el General en un intento de ensalzar su imagen en sus últimos días de vida por encima de cualquier otro propósito”39.
Esto era también evidencia del régimen que había dejado atrás: un régimen que había presenciado la
represión así como el desarrollo económico, uno que habría supuesto la despolitización de la
sociedad así como un cambio profundo en las nuevas generaciones de españoles, marcadas por el
consumo masivo y el nuevo estilo de vida: ya la televisión “publicaba un meritorio No-Do
monográfico sobre Franco de algo más de 20 minutos en el que se repasan sus distintas facetas
personales y se da cuenta del momento "en que dejó de latir el corazón de Francisco Franco
Bahamonde"”40.
35 Payne, Stanley G., “Spain in the Franco Era”, en A History of Spain and Portugal, Vol.2, The library of Iberian Resources Online, p.697 [Disponible en Web]36 Acerca del título de caudillo: <<Caudillo es traducción, aunque mala por cierto, de Führer o Duce. Dispuesto a “guiar” el Caudillo se aventuró a afirmar a sus secuaces que las tribulaciones de España se debían al liberalismo que había llegado a Espala a caballo de la Enciclopedia; así como a francmasones y judíos, sal y pimienta nazi-fascista para condimentar tan desabrido condumio mental. Todo ello culminó en que el Caudillo, como autor del régimen histórico que permitía a España realizar sus destinos, asumía autoridad absoluta y se declaraba responsable sólo ante Dios y ante la Historia” >> en Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942, p. 69737 Viguera Ruiz, Rebecca, “¿Punto y seguido? ¿Punto y aparte? La muerte de Franco a través de la prensa inglesa”, en HAOL, núm. 21, Universidad de la Rioja, Invierno de 2010, pp. 26 y 2738 Chaparro, Nacho, “Así contaron los medios la muerte de Francisco Franco”, en Ecoteuve, 20 de noviembre de 2013, [Disponible en Web]39 Viguera Ruiz, Rebecca, “¿Punto y seguido? ¿Punto y aparte? La muerte de Franco a través de la prensa inglesa”, en HAOL, núm. 21, Universidad de la Rioja, Invierno de 2010, pp. 25 y 26 40 Chaparro, Nacho, “Así contaron los medios la muerte de Francisco Franco”, en Ecoteuve, 20 de noviembre de 2013, [Disponible en Web]
9
De esta manera, la sociedad española, bajo el régimen de Franco, vivió en sí misma diversos
cambios en su interior; el desarrollo industrial y económico sucedido en los años 1950 y 1960 nutrió
de nuevas perspectivas políticas a las nuevas generaciones de españoles que, a la muerte de Franco,
pensaron que el futuro político que España debía seguir a la muerte de Franco era uno democrático,
como el de sus vecinos Europeos. Así, los españoles buscaban una transición pacífica hacia la
democracia, una transición que no llevara al pluralismo y al desorden que desembocó en la Guerra
Civil41.
Dos días después de haber muerto Franco, y con él haber desaparecido una dictadura de casi
cuarenta años, el 22 de noviembre de 1975 Juan Carlos I inició su reinado. Éste era, pues, un nuevo
gobierno que buscaba legitimidad después de cuatro décadas de un gobierno ilegítimo; búsqueda
que se dio en tres pasos consecutivos: el referendo del 15 de diciembre de 1976, en donde los
españoles aprobaron mayoritariamente la transformación política; la cesión de los derechos
dinásticos y su reconocimiento como Rey; y, por último, las elecciones democráticas del 15 de junio
de 197742. El 22 de Julio el Rey dio un discurso ante las Cortes en que proclamaba la legitimidad
jurídica y social de esta nueva etapa:
“La Institución monárquica proclama el reconocimiento sincero de cuantos puntos de vista se simbolizan en estas Cortes. Las diferentes ideologías aquí presentes no son otra cosa que distintos modos de entender la paz, la justicia, la libertad y la realidad histórica de España. […] Para la Corona y para los demás órganos del Estado, todas las aspiraciones son legítimas, y todas deben, en beneficio de la comunidad, limitarse recíprocamente. La tolerancia […] es la única vía hacia el futuro de progreso y prosperidad que buscamos y merecemos”43
Así, se confirmaba la finalización de la dictadura y de la falange como partido único y, más
importante, el Rey afirmaba la transición democrática de España después del régimen. En un muy
corto periodo de tiempo y de manera pacífica, para sorpresa del mundo y de los mismos españoles,
el país pudo desmantelar las instituciones de la dictadura de Franco y las reemplazó por instituciones
democráticas44. 41 Juliá, Santos, “History, politics, and culture, 1975-1996” en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, pp.105 y 10642 Marías, Julián, “España: Una reconquista de la libertad”, en Cinco años de España, Eusapa-Calpe, Madrid, 1981, pp. 280, 281 y 28243 Citado por Julián Marías, Ibíd. p. 28044 Juliá, Santos, “History, politics, and culture, 1975-1996” en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p. 104
10
Sin embargo, es importante dar cuenta de que después de la muerte de Franco ni se derrocó ni se
rompió con el régimen, tampoco se dio una reforma dentro de éste45: no se continuó una dictadura ni
se continuó desde un nuevo orden; sí se continuó una España después de cuarenta años de un
gobierno dictatorial. La transición democrática no surgió de un país recién liberado por la muerte de
su dictador ni de una sociedad que se mantuvo inerte durante cuarenta años.
La transición se dio en una sociedad que había cambiado dentro del mismo régimen, que a través de
las mismas circunstancias en que se vio envuelta pudo dilucidar el futuro de su nación: la
despolitización de la sociedad española no se dio sólo por la tediosa represión del General Franco,
sino también por la misma experiencia y memoria de la Guerra Civil, donde el país se había
desangrado desde dos los dos extremos de la política.
También se dio un proceso de transformación social a partir de los progresos económicos del país
durante la segunda década del régimen: las clases trabajadoras al entrar en las fábricas y en el
desarrollo industrial devinieron en una gran transformación y las clases medias se hicieron
profesionales, se volvieron técnicos y administradores en la economía de mercado en la cual el país
se había enmarcado en la segunda mitad del siglo XX46. Así, los españoles que no participaron de la
guerra, que habían tenido la oportunidad de salir del país y/o que habían podido ir a la universidad y
trabajar en otros países concebían que la estabilidad significaba democracia; estas nuevas
generaciones no podían concebir un futuro de España que no fuera democrático47.
En las elecciones de Junio de 1977 se pudieron evidenciar estos cambios en los valores y las
actitudes políticas de los españoles: estas elecciones vieron el triunfo de partidos políticos de centro,
de izquierda y de derecha, y los grupos de extrema derecha y de extrema izquierda, a los que se
culpa del desangramiento de España en la Guerra Civil48, prácticamente desaparecieron del mapa
45 Marías, Julián, “España: Una reconquista de la libertad”, en Cinco años de España, Eusapa-Calpe, Madrid, 1981, pp.273-27546 Juliá, Santos, “History, politics, and culture, 1975-1996” en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p.10547 Ibíd. p.10648 Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942
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político49. En la actualidad, aquellos nostálgicos por los días del régimen de Franco o por alguna
forma de gobierno autoritario conforman una minoría pequeña e insignificante50.
Otro cambio importante, aparte de la democratización de los valores políticos de los españoles, fue
la, esta vez, definitiva liberalización de la sociedad española. El liberalismo, entendido como la
forma en que esta nueva democracia se forma y se limita, significó un cambio esencial en la
sociedad y en la cultura española. Durante el régimen, todo tipo de expresiones y opiniones eran
privadas (es decir inoperantes a nivel político)51. Después de la muerte de Franco, todas estas
expresiones pudieron volverse públicas:
“[D]esde fines de 1975, y con intensidad y resolución desde junio del año siguiente, se llevó a cabo en España un amplísimo proceso de liberalización. Libertad de expresión, de Prensa, de asociación, de formación de partidos políticos, de discusión y crítica, de entrada en el país para los emigrados, de uso de símbolos políticos y regionales, de todas las lenguas de España, sin restricción.”52
En este nuevo ambiente, que contrastaba con la relativa “liberalización” en el régimen de Franco,
parecían abrirse infinidad de posibilidades para todas las personas: “desde la producción y la
exhibición de películas pornográficas hasta el lanzamiento de un periódico de la cualidad de El País 53.
Con la muerte de Franco, la prensa estaba mejor posicionada para responder a esta nueva época,
época determinada por las dinámicas del mercado. Así, para 1984 el gobierno se había despojado de
todos los periódicos que antes eran de su propiedad, vendiéndolos a diversas empresas, las cuales los
relanzaron a nivel regional54. Por su parte, las editoriales pasaron también a estar determinadas por
el mercado internacional, estando así la escena literaria también determinada por estas nuevas
49 Juliá, Santos, “History, politics, and culture, 1975-1996” en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p.11150 Ibíd. 51 Marías, Julián, “España: Una reconquista de la libertad”, en Cinco años de España, Eusapa-Calpe, Madrid, 1981, p52 Ibíd. 53 Juliá, Santos, “History, politics, and culture, 1975-1996” en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p.11154 Deacon, Philip, “The media in modern Spanish culture” en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p. 313 y 314
12
circunstancias55. Por otro lado, los años posteriores a la muerte de Franco fueron de especial
productividad para la poesía, así como para las artes escénicas y la narrativa56.
Con esto, después del régimen, los españoles, a pesar de lo sorpresivo y precipitado del cambio,
habían ya cambiado la experiencia política en España y, en general, habían vivido en una España
diferente. Sin embargo, la muerte de Franco cambió el concepto que tenían los españoles de su país
y el que el mundo tenía de España: “El fenómeno histórico y político conocido como “la
Transición” distanció a España de su imagen como un país retrógrado y ligeramente torpe hacia una
imagen nueva como un centro moderno, democrático, elegante y vigoroso"57.
Conclusiones
A partir de lo analizado en este ensayo, pude dar cuenta de que el régimen de Francisco Franco
supuso un cambio profundo en la sociedad española durante el siglo XX, confirmando así lo dicho
por Richard Herr: la guerra civil y el régimen significaron un no retorno a la organización política
española del siglo XIX. Así, puedo decir que el proceso de transición a la democracia confirma este
no retorno y, además, supone que la mentalidad “caótica”58 de los españoles no impidió que se diera
un acuerdo y una tolerancia en el camino hacia el gobierno democrático.
Por otra parte, pude concluir que España, dentro de las tediosas y represoras políticas del régimen
impuesto por Franco, pudo seguir resistiendo; pudo, si se quiere a partir de opiniones privadas, darse
cuenta de que lo que merecían los españoles era una democracia, una sociedad que restaurara sus
libertades básicas. Sin embargo, esta realización democrática no se dio de la nada ni a partir de la
muerte de Franco; se dio más bien a partir de la experiencia histórica que los españoles tuvieron del
siglo XX, experiencia dolorosa donde las haya: una división y una diversidad conflictiva y una
unidad impuesta a la fuerza.
Bibliografía
55 Labanyi, Jo, “Narrative in culture, 1975-1996”, en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p.14756 Gies, David T., The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003,57 Gies, David T., “An Introduction”, en The Cambridge Companion to Modern Spanish Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p.158 Como afirma Madariaga en su prefacio: Madariaga, Salvador de, España. Ensayo de historia contemporánea, Libro segundo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1942
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Fuentes impresas:
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