Euripides - Hipolito (bilingue)

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EURÍPIDES HIPÓLITO

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EURPIDES

HIPLITO

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Hiplito

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EURPIDES

TRAGEDIASI EL CCLOPE ALCESTIS MEDEA LOS HERACLIDAS HIPLITO ANDRMACA HCUBAINTRODUCCIN GENERAL DE CARLOS GARCA GUAL

INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE ALBERTO MEDINA GONZLEZ Y JUAN ANTONIO LPEZ FREZ

Asesor para la seccin griega: CARLOS GARCA GUAL. Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por Luis ALBERTO DE CUENCA y CARLOS GARCA GUAL.

EDITORIAL GREDOS, S. A. Snchez Pacheco, 85, Madrid, 1999.

Alberto Medina Gonzlez ha traducido El Cclope, Alcestis, Medea e Hiplitto, y Juan Antonio Lpez Frez, Los Heraclidas, Andrmaca y Hcuba.

PRIMERA EDICIN, 1977. 3. REIMPRESIN. Depsito Legal: M. 33608-1999. ISBN 84-249-3504-7. Obra completa. ISBN 84-249-3484-9. Tomo I. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cndor, S. A. Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 1999.

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INTRODUCCIN

Segn nos informa el argumento, la tragedia Hiplito se represent durante el arcontado de Epaminn, el ao cuarto de la Olimpada ochenta y siete, es decir, el 428 a. C. Pericles acababa de morir, vctima de la peste, unos meses antes. La obra mereci los honores del primer premio, miel de la que el poeta gust en muy escasas ocasiones, al parecer slo en cuatro. La leyenda de HIPLITO. Con la leyenda relativa a Hiplito y Fedra nos hallamos ante un caso bastante extrao, debido a la circunstancia de que apenas tenemos a nuestra disposicin testimonios del tema en la literatura griega anterior al siglo V. En la Odisea (XI, 321-326) se hace una alusin episdica a Fedra, en el catlogo de mujeres ilustres que Odiseo describe en su bajada a los infiernos. La mayora de los crticos concuerdan, sin embargo, en considerar estos versos como una interpolacin tarda, probablemente del siglo VI En Los Cantos de Naupacto, atribuidos al poeta Carcino, se narraba que el hroe Hiplito haba sido resucitado por Asclepio, pero lo ms verosmil es que se trate de una referencia episdica encuadrada en la leyenda de Asclepio, que posea un santuario en la ciudad de Naupacto. Los fragmentos que conservamos de los poetas lricos la ignoran por completo y su representacin por medio de las artes plsticas fue tambin muy exigua, al menos hasta el siglo V. A pesar de la escasez de los testimonios, poseemos un dato innegable y es que la leyenda tuvo su origen en la ciudad de Trozn o Trecn, sin que existiese relacin alguna, en sus comienzos, ni con Atenas ni con Teseo. Toda Trozn estaba repleta de recuerdos de Hiplito y de los cultos que se instauraron en su honor. En templos y recintos sagrados el hroe reciba honores regulares y sacrificios anuales. El mismo drama nos indica que las doncellas de Trozn deban de consagrarle, antes de contraer matrimonio, un bucle de sus cabellos (1425-6). Pero la ciudad conservaba el recuerdo de Hiplito indisolublemente ligado a la figura de Fedra y su encuentro con el hroe, funesto para ella. Su tumba estaba muy cercana a la de Hiplito. En lo que se refiere a cmo el hroe termin su vida, existan dos tradiciones divergentes: una popular, que refera todas las peripecias de su muerte terrible con el carro y su posterior enterramiento; y otra culta, que se conservaba en el santuario en el que Hiplito era estimado un dios y no un mortal, que ignoraba por completo la existencia de su tumba en Trozn y no admita su muerte ignominiosa derribado bajo las ruedas del carro. Apuntemos, por ltimo, que el mito del cazador joven y casto era muy conocido en las literaturas orientales. No hay ms que pensar en la leyenda de Putifar. El problema de los dos Hiplitos. La tradicin es unnime en admitir la existencia de la representacin teatral de dos Hiplitos. El primero de ellos se conoce con el subttulo de velado. De la primera composicin slo se conservan unos cincuenta versos, pero de ellos y de una serie de fuentes indirectas podemos estar seguros del desagradable impacto que debi causar la primera versin entre el pblico ateniense, hasta el extremo de que Aristfanes lleg a aplicar a Fedra (Ranas 1043) el calificativo de prostituta. Parece fuera de duda que, en la representacin originaria, Fedra no era capaz de mantener en silencio su pasin y la declaraba abiertamente a Hiplito. Impulsada por su amoroso desenfreno, Fedra recurra a Hcate, divinidad de la hechicera, y a toda suerte de filtros amorosos para conseguir que el arisco joven la correspondiera. En sus dilogos con el Coro, con Teseo y con Hplito, la audacia y la desvergenza de la atormentada Fedra deban de ser increbles. En la escena de la declaracin amorosa, Hiplito, avergonzado, se cubra el rostro con un velo y de ah el subttulo con que la primera versin era conocida. Probablemente la reina acusaba en presencia de Teseo al muchacho, que pereca vctima de la maldicin lanzada contra l por su padre. Si bien no tenemos muchos elementos para restituir con detalle el primer Hiplito, lo

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que s es indudable es que el pblico ateniense saldra escandalizado de una versin tan atrevida, al ver, sobre todo, semejantes argumentos en labios de una mujer, expresados sin el menor pudor. Despus de la desafortunada puesta en escena del primer Hiplito, Sfocles present al pblico una tragedia titulada Fedra, en la que, con toda verosimilitud, se caracterizaba a Fedra de un modo ms comedido. De los veinticinco versos conservados puede intuirse que el nuevo tratamiento del tema ofreca una imagen de la herona que justificaba su pasin como consecuencia del poder irresistible de Eros, considerado como una fuerza csmica a la que ningn ser puede sustraerse. A pesar del tremendo fracaso sufrido y aprovechando la experiencia que debi procurarle el equilibrado drama de Sfocles, Eurpides present ante el pblico ateniense, probablemente con ansias de desquite, una segunda versin de Hiplito, en la cual la reina, aunque sufra el asalto de la misma pasin incestuosa, luchando consigo misma hasta el herosmo, se quitaba la vida para no perder su castidad siendo infiel a su esposo. Valoracin general de la obra. Como ya apuntamos a propsito de Medea, con su segundo Hiplito alcanz Eurpides la cumbre de su creacin artstica, desvelndonos, con rasgos seguros, la terrible pasin de una mujer enamorada y la firmeza casi enfermiza de un muchacho perfecto. El xito rotundo que obtuvo este drama entre los atenienses se debi, con toda probabilidad, a la circunstancia de que Eurpides compuso una obra que, representando quiz la quintaesencia de su teatro, encajaba a la perfeccin en los esquemas mentales y estticos del espectador griego de la poca. Aqu no hallamos, como en Alcestis y otras tragedias, la menor concesin al melodrama, y Fedra e Hiplito son los dos seres humanos de comportamiento ms heroico probablemente del teatro de Eurpides. El problema fundamental que se debate en esta tragedia es el conocido y tradicional de la hybris o insolencia del hombre ante el poder omnipotente de la divinidad. Fedra e Hiplito, cada uno en un aspecto diferente, carecen de moderacin y deshonran, por si fuera poco, a una divinidad, a Afrodita y a rtemis. Por ello han de sufrir y pagar sus respectivas culpas. El esquema de la obra encaja en los moldes de la tragedia griega ms ortodoxa, si, como se ha venido pensando tradicionalmente, y no sin razn, Esquilo y Sfocles representan el drama griego en toda su pureza. Ahora bien, el modo de tratar el conflicto y otros muchos aspectos son genuinamente euripideos. Tpica de Eurpides es la profundizacin en los caracteres de los protagonistas, con sus gestos nobles y heroicos mezclados con ciertos ribetes de la mezquindad que al ser humano es congnita. No perdamos de vista que ya no estamos en presencia de hroes firmes como el granito, sino de hombres y mujeres, firmes como rocas, en algunas ocasiones, lbiles como la arenisca, en otras. Tambin es estrictamente euripidea la crtica acerba del ideal heroico tradicional y el papel decisivo -jugado por personajes sencillos, tomados de la vida real, como sucede con la figura de la nodriza, tmido precedente de Celestina bienintencionada, fiel a su seora, aunque se equivoque, y deseosa de calmar la enfermedad de amor que le aqueja. Unas palabras slo, a modo de conclusin, sobre la funcin que cumplen las dos diosas, Afrodita y Artemis, en esta tragedia. Es claro que Eurpides, siendo un hombre ilustrado e imbuido del espritu sofstico, no crea en absoluto en ninguna de las divinidades tradicionales. A qu entonces, podramos preguntarnos, insertarlas en un drama en el que las pasiones humanas lo llenan todo? Intent el poeta ganarse el aplauso del pblico concediendo una importancia ficticia a ambas diosas? Pretendi, por el contrario, llevar a cabo una crtica despiadada de la arbitrariedad divina, que mueve a los hombres como a marionetas? Los interrogantes son arduos de contestar. Probablemente, como piensa Lesky1 Afrodita y rtemis son smbolos tomados de la creencia popular que llevan rpida y directamente a la comprensin de las fuerzas bsicas que mueven el drama. El pblico tico las comprendi y el creyente acaso las tomara por reales. Posiblemente contribuyeron al triunfo de la obra conservada, y puede suponerse que no estaban contenidas en la primera versin.

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Estructura esquemtica de la obra. PRLOGO (1-120). Monlogo de Afrodita. Entrada de Hiplito acompaado de los cazadores y dilogo entre Hiplito y su anciano siervo. PRODO (121-169). Entonada por un Coro de Mujeres de Trozn. EPISODIO 1. (176-524). Se inicia con un Kommos y un breve canto coral y se contina con el dilogo entre Fedra y su nodriza. ESTSIMO 1. (525-564). El Coro canta el gran poder que Eros ejerce sobre todos los seres dotados de vida. EPISODIO 2. (565-731). Dilogo tenso entre Fedra e Hiplito. ESTSIMO 2. (732-775). El Coro expresa el deseo de evadirse de los lugares en que acontecern los desdichados acontecimientos. Evocacin del abandono de Fedra de su casa paterna en pos de un destino funesto. EPISODIO 3. (776-1101). Muerte de Fedra revelada por el mensajero. Regreso de Teseo y descubrimiento de la terrible acusacin de Fedra contra Hiplito. Llegada del joven. Acusacin de su padre Teseo e intil defensa de Hiplito. ESTSIMO 3. (1102-1150). El Coro lamenta el destino que se abate sobre el puro muchacho. EPISODIO 4. (1153-1267). Un compaero de Hiplito se presenta en escena y narra de un modo pattico la muerte del hroe. ESTSIMO 4. (1268-1282). Nueva exaltacin del Coro del podero de Cipris y de Eros. XODO (1282-1466). Presentacin de rtemis en escena. Aparicin de Hiplito malherido en brazos de sus compaeros. Reconciliacin final entre el padre y el hijo, que se lamentan de su mutua desgracia.

NOTA BIBLIOGRFICA G. MURRAY, Euripidis Fabulae, Oxford, O. C. T., 1902, tomo I. L. MRIDIER, Euripide. Hippolyte, Andromaque, Hcube, Pars, Les Belles Lettres, 1927. W. S. BARRE-r, Euripides. Hippolytos. Edited with Introduction and Commentary, Oxford, Clarendon Press, 1964. G. PASCUCCI, Euripide. Ippolito, 3. ed., Miln, Mursia, 1969. C. DIANO, II teatro greco. Tutte le tragedie, 2. ed. Florencia, Sansoni, 1975.

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ARGUMENTO

I Teseo era hijo de Etra y de Posidn y rey de Atenas. Se cas con una de las Amazonas, Hiplita, y de ella engendr a Hiplito, que sobresala por su belleza y por su virtud. Cuando su compaera abandon la vida, se volvi a casar con una mujer cretense, con Fedra, hija de Minos, rey de Creta, y de Pasfae. Teseo, despus de haber asesinado a Palante, uno de sus parientes, fue en exilio a Trozn con su esposa, en donde Hiplito era educado junto a Piteo. Cuando Fedra contempl al muchacho, cay presa del deseo, no porque fuese intemperante, sino por cumplir el plan de Afrodita, que, habiendo decidido destruir a Hiplito por su virtud, impuls a Fedra a enamorarse de l y alcanz as lo que se propona. A pesar de que Fedra ocultaba su mal, con el tiempo se vio obligada a revelrselo a la nodriza, la- cual haba prometido ayudarla; ella, contra la voluntad de Fedra, se lo hizo saber al muchacho. Habindose enterado Fedra de que l se haba enfurecido, se lo ech en cara a la nodriza y se colg. Apareciendo Teseo en ese preciso momento y apresurndose a liberar a su esposa colgada, encontr unida a ella una tablilla, que acusaba a Hiplito de su muerte por haberla seducido. Dando crdito a lo que estaba escrito, orden a Hiplito marchar al exilio y l mismo dirigi a Posidn maldiciones que, oyndolas el dios, causaron la muerte a Hiplito. rtemis, revelando a Teseo cada uno de los hechos que haban acontecido, no lanz reproches sobre Fedra, sino que consol a Teseo, que se haba visto privado de su hijo y de su esposa, y anunci que en el propio pas seran establecidas honras a Hiplito.

II La escena del drama es en Atenas. La representacin tuvo lugar bajo el arcontado de Epaminn, el ao cuarto de la Olimpada ochenta y siete. Eurpides obtuvo el primer puesto, Iofn el segundo e In el tercero. Se trata del segundo Hiplito, llamado tambin Hiplito coronado. Es evidente que fue escrito despus, pues lo que haba de inconveniente y merecedor de censura ha sido corregido en este drama. La tragedia est entre las ms importantes.

Texto griego tomado de: http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.01.0105%3Acard%3D1

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PERSONAJES

AFRODITA. HIPLITO. CORO de cazadores. SIRVIENTE. CORO de mujeres de Trozn. NODRIZA. FEDRA. TESEO. MENSAJERO. RTEMIS.

: , , , 5 . : . : , , 10 , , : , , , 15 , , , . : ; 20

AFRODITA1. Soy una diosa poderosa y no exenta de fama, tanto entre los mortales como en el cielo, y mi nombre es Cipris. De cuantos habitan entre el Ponto y los confines del Atlas2 y ven la luz del sol 5 tengo en

consideracin a los que reverencian mi poder y derribo a cuantos se ensoberbecen contra m. En la raza de los dioses tambin sucede esto: se alegran con las honras de los hombres. Voy a mostrar muy pronto la verdad de estas palabras. 10 El hijo de Teseo y de la Amazona, alumno del santo Piteo3, es el nico de los ciudadanos de esta tierra de Trozn que dice que soy la ms insignificante de las divinidades, rechaza el lecho y no acepta el matrimonio. 15 En cambio, honra a la hermana de Febo, a rtemis, hija de Zeus, tenindola por la ms grande de las divinidades4. Por el verdoso bosque, siempre en compaa de la doncella, con rpidos perros extermina los animales salvajes de la tierra, habiendo encontrado una compaa que excede a los mortales5. 20 Yo no estoy

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celosa por ello. Por qu iba a estarlo? En cambio, por las faltas que ha cometido contra m, castigar a Hiplito hoy mismo; la mayor parte de mi plan lo tengo muy adelantado desde hace tiempo, no tengo que esforzarme mucho. En una ocasin en que iba desde la venerable mansin de Piteo a la tierra de Pandin 25 a participar en la iniciacin de los misterios6, al verle la noble esposa de su padre, Fedra, sinti su corazn arrebatado por un amor terrible, de acuerdo con mis planes. Y antes de que ella regresara a esta tierra de Trozn, 30 junto a la roca misma de Palas, visible desde esta tierra, fund un templo de Cipris, encendida de amor por el extranjero. Y, al erigirlo, le pona el nombre de la diosa en recuerdo de Hiplito7. Y cuando Teseo abandon la tierra de Ccrope, 35 huyendo de la mancha de sangre de los Palntidas8, hizo una travesa hasta este pas, resignndose a un ao de destierro. Desde entonces, entre gemidos y herida por el aguijn del amor, la desdichada se consume en silencio. 40 Ninguno de los de la casa conoce su mal. Pero este amor no debe acabar de este modo. Se lo revelar a Teseo y saldr a la luz. Y su padre matar a nuestro joven enemigo, 45 con una de las maldiciones que Posidn, seor del mar, concedi a Teseo como regalo9: que no en vano suplicara a la divinidad hasta tres veces. Aunque sea con gloria, Fedra tambin ha de morir, pues yo no tendr en tanta

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' . 50 ' , , , . ' ' , 55 : ' , .

consideracin su desgracia 50 hasta el punto de que mi enemigo no deba pagarme la satisfaccin que me parezca oportuna. Pero veo que se acerca el hijo de Teseo, que ha dejado ya el esfuerzo de la caza, Hiplito. Voy a alejarme de estos lugares. Una numerosa comitiva de servidores sigue sus pasos 55 y va entonando himnos en honor de la diosa rtemis. No sabe que estn abiertas las puertas de Hades y que est mirando esta luz por ltima vez.

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HIPLITO.

(A

sus

compaeros.)

Seguidme, seguidme cantando a la celestial hija de Zeus, 60 protege. a rtemis, la cual nos

CORO de cazadores. Soberana, soberana muy venerable, nacida de Zeus, te saludo, te saludo, 65 oh rtemis, hija de Leto y de Zeus, la ms hermosa con mucho de las doncellas, t que habitas en el extenso cielo el palacio de un ilustre padre, la urea morada de Zeus. 70 Te saludo, oh la ms hermosa de las diosas del Olimpo.

HIPLITO. A ti, oh diosa, te traigo, despus de haberla adornado, esta corona trenzada con flores de una pradera intacta, 75

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en la cual ni el pastor tiene por digno apacentar sus rebaos, ni nunca penetr el hierro10; slo la abeja primaveral recorre este prado virgen. La diosa del Pudor lo cultiva con roco de los ros. Cuantos nada han adquirido por aprendizaje, 80 sino que con el nacimiento les toc en suerte el don de ser sensatos en todo, pueden recoger sus frutos; a los malvados no les est permitido. Vamos, querida soberana, acepta esta diadema para tu ureo cabello ofrecida por mi mano piadosa. 85 Yo soy el nico de los mortales que poseo el privilegio de reunirme contigo e

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intercambiar palabras, oyendo tu voz, aunque no veo tu rostro. Ojal pueda doblar el lmite de mi vida como la he comenzado!11. SIRVIENTE. Seor pues slo a los dioses hay que llamar amos, aceptaras de m un consejo? 90 HIPLITO. Con gusto; de otro

modo no me mostrara sensato. SIRVIENTE. Conoces la costumbre establecida entre los mortales?

HIPLITO. La ignoro. A qu viene esta pregunta?

SIRVIENTE. De odiar la soberbia y lo que no agrada a todos.

HIPLITO. Con razn. Qu mortal soberbio no resultara odioso?

Eurpides ' ; 95

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10

SIRVIENTE. Hay algn encanto en

la amabilidad?

HIPLITO. Muchsimo, y ganancia con esfuerzo pequeo.

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SIRVIENTE. Crees que entre los dioses sucede lo mismo?

HIPLITO. S, si como mortales seguimos las leyes de los dioses.

SIRVIENTE. Cmo no invocas t a una diosa venerable?

100 HIPLITO. A cul? Ten cuidado no vaya a equivocarse tu lengua.

SIRVIENTE. A esta que est junto a tu puerta, a Cipris.

HIPLITO. Desde lejos la saludo, pues soy casto.

SIRVIENTE. Ella es venerable e ilustre entre los mortales.

HIPLITO.

Cada

uno

tiene

sus

preferencias entre los dioses y entre los hombres.

105 SIRVIENTE. Te deseo buena fortuna, teniendo la sensatez que debes.

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HIPLITO. Ninguno de los dioses venerados de noche me agrada.

. . 105 ', , 108 : 110 : , . ' .

SIRVIENTE. Hay que honrar a todos los dioses, hijo mo.

HIPLITO. (A sus compaeros.) Vamos, compaeros, entrad en casa y preocupaos de la comida: una mesa repleta es agradable al volver de la caza. 110 Hay que almohazar a los caballos, para que, despus de uncirlos al carro y saciarme yo de comida, los entrene en los ejercicios oportunos. (Dirigindose al mismo siervo y haciendo un gesto a la estatua de Afrodita.) En cuanto a tu Cipris, le mando mis mejores saludos12. (Entra en palacio acompaado de los sirvientes.)

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SIRVIENTE. (Habla solo, dirigindose a la estatua de Afrodita.) En lo que a m respecta a los jvenes con semejante arrogancia no se debe imitar, 115 con el lenguaje que cuadra a los esclavos te suplico ante tu imagen, soberana Cipris: debes perdonar que alguno, por su juventud, a impulsos de su vigoroso corazn, te dirija palabras insensatas. Haz como si no la oyeras, 120 pues los dioses deben ser ms sabios que los mortales.

"" , : 125

CORO. Estrofa 1.. Hay una roca que hace fluir, as se dice, el agua del Ocano, que hace brotar de sus paredes fuente viva que recogen nuestros

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vasos. 125 All una amiga ma lavaba los vestidos purpreos con roco del ro y en la espalda de una roca caliente y soleada los tenda. 130 All por primera vez tuve noticia de mi seora. Antstrofa 1.. De que, agobiada por la enfermedad, tiene su cuerpo en el lecho, dentro de la casa, y velos ligeros que dan sombra a su rubio cabello. 135 Oigo que lleva tres das sin acercar comida a su boca y mantiene su cuerpo puro del fruto de Demter13, deseando arrastrarse, 140 por causa de un dolor oculto, hacia el desgraciado fin de la muerte. Estrofa 2.. Acaso t, muchacha, poseda ya por Pan, ya por Hcate, o por los venerables Coribantes ests extraviada, o acaso por la madre de los montes?14 145 O acaso te consumes por haber

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cometido alguna falta contra la cazadora Dictina15, por no haberle ofrecido los sacrificios debidos? Pues ella va de un lado para otro 150 a travs del mar y la tierra firme entre hmedos torbellinos de espuma. Antstrofa 2.. O a tu esposo, el jefe de los Erecteidas16, el de noble linaje, algn amor lo cuida en palacio a escondidas de tu lecho? 155 O algn marino que zarp de Creta ha llegado a este puerto, el ms hospitalario para los navegantes, trayendo una mala noticia a la reina y, 160 por el dolor de la desgracia, su

Eurpides ; 160

Hiplitoalma est encadenada al lecho? Epodo.

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. ' ' 165 : ' , . -- ' 170 ' . ' . ' , . 175 . ' ; ; , ' , . 180 , ' . , ' , ' . 185 : , . ' . 190 '

La dura y desafortunada impotencia ante los dolores del parto y el delirio suele armonizar con la difcil condicin de las mujeres. 165 A travs de mi vientre se desencaden un da esta tormenta, pero invoqu a la celestial Artemis, protectora de los partos y que se cuida del arco, y favorable acude siempre a mis splicas. (Fedra aparece en escena.) 170 CORIFEO. Pero he aqu a la anciana nodriza delante de la puerta, que acompaa a Fedra fuera de palacio. Mi alma desea saber qu sucede, qu ha afeado 175 el cuerpo de mi seora y ha cambiado su color.

NODRIZA. Oh desgracias de los mortales y odiosas enfermedades! Qu debo hacer contigo? Qu no debo hacer? Aqu tienes la luz brillante y el aire puro, fuera de la casa est ya tu lecho de enferma. 180 No hacas ms que decir que deseabas venir aqu, pronto me instars a que te lleve a tu habitacin, pues en seguida te cansas y con nada te alegras. Lo que tienes a tu alcance te disgusta 185 y crees que es mejor lo que te falta en ese momento. Preferible es la enfermedad que tener que cuidar de ella. Lo primero es simple, en lo segundo se anan el dolor de la mente y el esfuerzo que han de hacer los brazos. La vida humana no es sino sufrimiento y no hay tregua en sus dolores. 190 Lo que es ms hermoso de la vida la

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oscuridad, envolvindolo, lo oculta con sus nubes. De lo que brilla en la tierra, sea lo que sea, nos mostramos ciegamente enamorados, 195 por desconocimiento de otra clase de vida y por carecer de la prueba evidente de lo que sucede en el mundo de abajo y, contra lo que deberamos hacer, nos dejamos llevar por mitos.

, : . ' , . 200 : ', . , , : ' 205 . . : ' , ' 210 ' ; , ; ' ;

FEDRA. (A las sirvientes.) Levantad mi cuerpo, enderezad mi cabeza. Se ha soltado la ligadura de mis queridos miembros. 200 Tomad mis hermosas manos, criadas. Pesado me resulta el velo sobre la cabeza, quitdmelo!, que mis trenzas vuelen sobre mi espalda! NODRIZA. Valor, hija! No agites tu cuerpo con tanta impaciencia. 205 Con

tranquilidad y voluntad noble soportars tu enfermedad ms fcilmente. El sufrimiento es necesario para los mortales.

FEDRA. Ay, ay! Cmo podra conseguir la bebida de aguas puras de una fuente de roco 210 y descansar bajo los lamos recostada en un prado frondoso?

NODRIZA. Nia! Qu gritas? No digas estas cosas delante de la gente, dejando escapar palabras inspiradas en la locura.

Eurpides ' : 215 , . , 220 ', ' . ', , ; ; ; 225 , ' . ' , , 230 . ' ; ' , ' ' . 235 , , .

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215 FEDRA. (Levantndose del lecho.) Llevadme al monte! Ir hacia el bosque y caminar entre los pinos, donde corren los perros matadores de animales, persiguiendo a los ciervos moteados. Por los dioses, deseo azuzar a los perros con mis gritos y lanzar, 220 situndola junto a mi rubia cabellera, la jabalina tesalia, sosteniendo en mi mano el puntiagudo dardo.

NODRIZA. Por qu, hija, agitas tu mente con estos pensamientos? A qu ese inters tuyo por la caza? 225 Por qu ese deseo del agua de las fuentes? Cerca de la muralla hay una ladera inclinada y rica en agua, en donde t podrs beber.

FEDRA. rtemis soberana del salado Mar17 y de los estadios que resuenan bajo los cascos de los caballos! 230 Ojal me encontrase en tu suelo, domando potros vnetos!18.

NODRIZA. A qu viene de nuevo lanzar estas palabras, presa del delirio? Hace un momento sentas el deseo de subir al monte a cazar y ahora, sobre las arenas, 235 al abrigo de las olas, te sientes atrada por los potros. Gran ciencia adivinatoria se necesita para saber qu dios te agita la brida19 y te extrava la mente, nia.

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240 FEDRA. Desdichada de m! Qu he hecho? Por dnde de la recta cordura me apart en mi desvaro? La locura se apoder de m, la ceguera enviada por un dios me derrib. Ay, ay, desgraciada! (A la Nodriza.) Mam20, 245 cbreme de nuevo la cabeza, me avergenzo de lo que acabo de decir. Cbreme: de mis ojos se derrama el llanto y ante mi vista no veo sino vergenza, pues enderezar la razn produce sufrimiento. La locura es un mal; pero es preferible perecer sin reparar en ella.

: ' , 245 ' . , : ' . : ' 250 ; ' : , 255 ' ' . ' , ' . 260 ' ' : : 265 .

250 NODRIZA. (Bajando el velo sobre su rostro.) Te cubro. Pero, cundo, cubrir mi cuerpo la muerte? Mis muchos aos me han enseado muchas cosas. Los mortales

deberan contraer entre s sentimientos amorosos moderados, 255 sin llegar hasta los tutanos del alma, y los afectos del corazn deberan ser fciles de desatar para

rechazarlos o apartarlos. Pero que un alma se consuma por dos, 260 como ahora sucede, es pesada carga. Dicen que, en la vida, una conducta estricta causa ms dolores que alegras y ataca ms a la salud. Por ello tengo en menor consideracin el exceso que la moderacin; 265 y los sabios compartirn mi opinin.

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CORIFEO. Anciana mujer, fiel nodriza de la reina Fedra, vemos su situacin

desgraciada, pero no sabemos cul es su enfermedad. 270 Desearamos saberlo y orlo de ti.

' ' . 270 ' ': . ' ; : . . ' , ' ' ; 275 ' ; ; ' . , ' . .

NODRIZA. No encuentro el modo de saberlo, pues no quiere responder.

CORIFEO. Ni siquiera conoces cul es la causa de estos males?

NODRIZA. Llegas al mismo punto, pues en todo guarda silencio.

CORIFEO. Qu dbil y consumido est su cuerpo!

275 NODRIZA. Y cmo no, si hace tres das que no prueba la comida?

CORIFEO. Lo hace por extravo o porque pretende morir?

NODRIZA. Morir, sin duda. No come para acabar con su vida.

CORIFEO. Es extrao lo que dices, si su esposo no hace nada.

NODRIZA. Ella oculta su mal y niega que est enferma.

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18

CORIFEO. Y l no acierta a

' ; 280 . ' , ; ' . ' , 285 . ', , ' , ' , 290 ' ' ' ' . , : ' , 295 ', . : ; , , ' ' , , . , ' . ' . 300 , , ' : ' ' . ' -- ' -- , 305

descubrirlo, al mirarla a la cara?

NODRIZA. Se encuentra de viaje fuera de esta tierra.

CORIFEO. Y no puedes obligarla, para intentar conocer su enfermedad y el desvaro de su mente?

NODRIZA. He recurrido a todo y no he conseguido nada. 285 Pero ni aun as cejar en mi empeo. As que, estando t presente, sers testigo de mi comportamiento ante la desgracia de mis seores. (A Fedra.) Vamos, nia querida, olvidemos las dos nuestras palabras de antes y mustrate ms agradable, 290 despejando el ceo fruncido y el camino de tu mente!21 Yo, abandonando el mal camino que he seguido contigo, recurrir a un lenguaje mejor22. Si ests enferma de algn mal que no se puede revelar, aqu tienes a unas mujeres para confortarte en l. 295 Pero si padeces una enfermedad que se puede dar a conocer a los hombres, dilo, para referir tu caso a los mdicos. (Se produce un silencio.) Vamos, por qu callas? No debes callar, nia, sino contradecirme, si no digo algo bien, o estar de acuerdo con mis palabras, si estn bien dichas. 300 Di algo, mira aqu, desdichada de m! (A las mujeres del Coro.) Mujeres, nos

esforzamos en vano. Estamos tan lejos de

Eurpides , , ,

Hiplito

19

nuestro propsito como antes, pues ni entonces se ablandaba con nuestras palabras, ni ahora cede a nuestra persuasin. (A Fedra.) Ten presente lo siguiente mustrate ms insensible que el mar ante lo que digo: 305 si mueres, traicionas a tus hijos, que no tendrn parte en la casa paterna, te lo juro por la soberana Amazona que combate a caballo, que a tus hijos dio por amo a un bastardo con pretensiones de ser hijo legtimo, sabes a quien me refiero, 310 a Hiplito.

', , . . . 310

. ; , , ' . ; , ' ' . ': ' . 315 , , ;

FEDRA. Ay de m!

NODRIZA. Te afecta esto?

FEDRA. Me has perdido, madre! Te suplico por los dioses que no hables de ese hombre!

NODRIZA. Lo ves? Ests en tu juicio y, a pesar de ello, no quieres ayudar a tus hijos y salvar tu vida.

315

FEDRA. Amo a mis hijos, pero

otra tormenta del destino es la que se abate sobre m.

NODRIZA. Tus manos estn puras de sangre, nia?

Eurpides , ' . ;

Hiplito

20

FEDRA. Mis manos estn puras, mi corazn es el que est contaminado.

NODRIZA. Por un maleficio obra de algn enemigo tuyo?

FEDRA. Un amigo me ha destruido, sin quererlo yo y sin quererlo l.

' ' . ' ' ; 320 ' ' . ' ' ; ' : ' . ' ', . ; ; 325 , . ' ', , .

320

NODRIZA. Ha cometido Teseo

alguna falta contra ti?

FEDRA. Que nunca se me vea hacindole un mal!

NODRIZA. Qu es eso tan terrible que te impulsa a morir?

FEDRA. Deja que me pierda, pues contra ti no va nada.

NODRIZA. (Arrodillndose y cogiendo la mano de Fedra.) No, mi voluntad no lo quiere, a tu responsabilidad lo dejo.

325 FEDRA. Qu haces? Me obligas aferrndote a mi mano? NODRIZA. (Abrazndose a las rodillas de Fedra.) Y tambin a tus rodillas, no las soltar nunca. FEDRA. Infeliz, slo te servir de mal, si llegas a enterarte.

Eurpides ; . ' .

Hiplito

21

NODRIZA. Qu mayor desgracia para m que perderte?

FEDRA. Morirs. Sin embargo, lo que sucede me proporciona gloria.

330

NODRIZA. Y, a pesar de mis

, ' ; 330 . ; ' . ', . : . 335 ' : . , , , . , , ;

splicas, pretendes ocultarme cosas en que quisiera ayudarte? FEDRA. S, porque intento hallar una salida decorosa de mi vergenza.

NODRIZA. Si hablas, te mostrars ms digna de gloria.

FEDRA. Aprtate, por los dioses, y suelta mi mano derecha.

NODRIZA. No, pues no me concedes el don que deberas.

335

FEDRA. Te lo conceder. Me causa

respeto tu mano venerable. ,

NODRIZA.

(A

una

seal

suya,

desaparecen las criadas que le acompaan.) Yo me callo ya. Ahora te toca a ti hablar. FEDRA. Oh madre desgraciada, qu amor te sedujo! NODRIZA. El que tuvo del toro23. A qu dices esto?

Eurpides ', ' , .

Hiplito

22

FEDRA. Y t, hermana infeliz, esposa de Dioniso!24.

340

NODRIZA. Hija, qu te ocurre?

, ; ; 340 ' . : ; , , . ' . : ; 345 . ' ; , , ' . .

Injurias a los tuyos?

FEDRA. Y yo soy la tercera, desdichada de m, cmo me consumo!

NODRIZA. Estoy aturdida. Dnde irn a parar tus palabras?

FEDRA. Desde entonces, no desde hace un momento, soy desafortunada.

NODRIZA. Sigo sin saber ms de aquello que deseo or.

345

FEDRA. Ay! Cmo podras

indicarme t lo que yo debo decir?

NODRIZA. No soy adivina para conocer con claridad lo oculto.

FEDRA. Qu es eso que los hombres llaman amor?

NODRIZA. Algo agradable y doloroso al mismo tiempo, nia.

FEDRA.

Podra

decir

que

yo

he

experimentado el lado doloroso.

Eurpides

Hiplito

23

; , ; ; 350 ' ', . . . ; ', . , , ; ' . , ', ': , . 355 ', : ', ' ' . , ' , . ' , ' , 360 .

350

NODRIZA. Qu dices? Ests

enamorada, hija ma? De quin?

FEDRA. Del hijo de la Amazona, quienquiera que sea.

NODRIZA. Te refieres a Hiplito?

FEDRA. De tus labios has odo su nombre, no de los mos.

NODRIZA. Ay de m! Qu dices, hija? Cmo me quitas la vida! (Al Coro.) 355 Mujeres, no lo soporto, no vivir para soportarlo. Odioso me resulta este da, odiosa la luz que contemplo. Arrojar mi cuerpo al abismo, me alejar de la vida dndome muerte. Adis! Ya no existo, pues los sensatos, aun sin quererlo, se enamoran del mal. 360 Cipris no era una diosa, sino ms poderosa que una diosa, si lo que sucede es posible25. Ella ha destruido a esta mujer, a m y a la casa. CORIFEO. Estrofa26. Has odo? Has escuchado a nuestra reina lamentando sus dolores y horribles

, , ; , , . , : 365 ' :

sufrimientos? Ojal muera, amiga, 365 antes de llegar yo a tu estado de nimo! Ay de m, ay, ay! Oh desdichada por tus dolores! Oh penas que constituyen el alimento de los

Eurpides . , . ; . 370 ' ' , . , ' ,

Hiplito

24

mortales! Ests perdida, has sacado a la luz tus desgracias. 370 Qu te deparara an lo que te queda de da? Algo nuevo se cumplir en la casa. Evidente es adnde nos empuja el destino de Cipris, desdichada nia cretense.

FEDRA. (Dirigindose a las mujeres del Coro.) Mujeres de Trozn, que habitis esta antesala del pas de Plope27. 375 Ya en otras circunstancias, en el largo espacio de la noche, he meditado cmo se destruye la vida de los mortales. Y me parece que no obran de la peor manera por la disposicin natural de su mente, pues muchos de ellos estn dotados de cordura. 380 No; hay que analizarlo de este modo. Sabemos y comprendemos lo que est bien, pero no lo ponemos en prctica28, unos por indolencia, otros por preferir cualquier clase de placer al bien. Y en la vida hay muchos placeres, la charla extensa y el ocio, dulce mal, y el pudor29, 385 del cual hay dos clases, uno bueno y otro azote de las casas. Pero si su lnea divisoria fuese clara30, dos conceptos distintos no tendran las mismas letras. Y puesto que sta es la opinin que tengo, no deba existir veneno alguno que pudiera destruirla 390 hasta el extremo de caer en un sentimiento contrario. Pero voy a comunicarte el camino que ha recorrido mi mente: cuando el amor me hiri, buscaba el modo de sobrellevarlo lo mejor posible. Comenc por callarlo y ocultar la enfermedad.

' 375 ' . : ' : ' : ' , 380 ', , ' '. ' , , , . ' , , 385 ' . ' , ' ' . ' ' , ' , . 390 . ' , ' ' . , . , 395 ' , ' ' .

Eurpides .

Hiplito

25

395 Es evidente que no hay que fiarse de la lengua, que si sabe muy bien criticar las ideas de los dems, por s misma se gana las mayores desgracias. En segundo lugar, me propuse soportar mi locura con dignidad, vencindola con la cordura. 400 En tercer lugar, como no consegu con estos medios vencer a Cipris, me pareci que la mejor decisin era morir nadie lo negar. Que no pase desapercibida, si realizo una accin hermosa, pero si la llevo a cabo vergonzosa, que no tenga muchos testigos! 405 Saba que mi accin y mi enfermedad se granjearan mala fama y, adems, me daba perfecta cuenta de que era una mujer, ser odioso para todos. Hubiera muerto de mala manera la primera que mancill su lecho, entregndose a hombres extraos! 410 Este mal tuvo para las mujeres su origen en las casas ilustres31, pues cuando a los nobles les parece bien lo vergonzoso, con mayor razn le parecer hermoso al vulgo. Siento desprecio tambin por las mujeres sensatas de palabra, pero que poseen a escondidas una audacia

', ' 400 , , -- -- . ' . ' , 405 ' ' , . ' . ' : 410 , ' . , : ', , 415 ' ; ' , , ' ' , 420 : ' , ' .

desvergonzada. 415 Cmo pueden ellas, oh Cipris, soberana del mar, mirar al rostro de sus esposos sin sentir un escalofro ante la idea de que la cmplice oscuridad y las paredes de la casa puedan cobrar voz? Esto, en verdad, es lo que me est matando, amigas, 420 el temor de que un da sea sorprendida deshonrando a mi esposo y a los hijos que di a luz. Ojal puedan ellos, libres para hablar,

Eurpides

Hiplito

26

, , . 425 ' , . ' , , : ' ' . 430

con franqueza y en la flor de la edad, habitar la ciudad ilustre de Atenas, gozando de buen nombre por causa de su madre! Sin duda esclaviza al hombre, 425 aunque sea de nimo resuelto, conocer los defectos de su madre o de su padre. Aseguran que slo una cosa puede competir en la vida: un espritu recto y noble para el que lo posee. A los malvados el tiempo los descubre, cuando se presenta la ocasin, ponindoles delante un espejo como a una jovencita. 430 Que nunca sea vista yo entre ellos!

, . ', : ' , 435 . ' , ' ' . : ; . ' ; 440 , ', . , ' , ' ' , 445 . ' ' ', ' , ' :

CORIFEO. Ay, ay! Qu bella es siempre la sabidura, donde quiera que se encuentre y cmo recoge entre los mortales el fruto de la buena fama! NODRIZA. Seora, tu desgracia me produjo de momento un terror terrible, 435 pero ahora me he dado cuenta de que yo era simple; entre los hombres las reflexiones segundas suelen ser ms sabias. No padeces nada extraordinario ni inexplicable: la clera de una diosa se ha lanzado sobre ti. Ests enamorada. Qu hay de extrao en esto? 440 Le sucede a muchos mortales. Y por este amor vas a perder tu vida? Menudo beneficio para los enamorados de ahora32 y los del futuro, si tienen que morir! Cipris es irresistible, si se lanza sobre nosotros con fuerza. Al que cede a su impulso se le presenta con dulzura, 445 pero al que encuentra altanero y soberbio, apoderndose de l puedes imaginrtelo? lo maltrata.

Eurpides ' ' ,

Hiplito

27

Ella camina por el ter y est en las olas del mar y todo nace de ella. Es la que siembra y concede el amor, 450 del cual nacemos todos los que habitamos en la tierra. Cuantos conocen los escritos de los antiguos y estn siempre en compaa de las Musas33 saben que Zeus una vez ardi en deseos de unirse con Smele34 455 y saben que la Aurora, de hermoso resplandor, rapt una vez a Cfalo a la morada de los dioses, y lo hizo por amor35. Y, sin embargo, habitan en el cielo y no tratan de huir de los dioses, sino que se resignan, as lo creo, a aceptar su destino. Y t no vas a aceptar el tuyo? 460 Tu padre debera haberte engendrado en unas condiciones especiales o bajo el dominio de otros dioses, si es que no aceptas estas leyes. Cuntos crees t que, estando en su sano juicio, al ver su lecho mancillado, han fingido no verlo? 465 Cuntos padres colaboran con sus hijos en los deslices del amor? Una de las cosas ms sensatas que pueden hacer los mortales es cerrar los ojos a lo que no es honroso. No merece la pena que ellos se esfuercen demasiado en su vida, cuando ni siquiera son capaces de ajustar con exactitud el techo que cubre su casa. 470 Y t, que has cado en una desgracia semejante, cmo pretendes salir a flote? Pero si, a pesar de que eres un ser humano, los bienes superan en ti a los males, ya puedes considerarte plenamente

' . 450 ' ' , ' 455 ': ' , ', , . ' ; ' , ' 460 , . ' ' ; ; 465 ' , . ' : : ' , ; 470 ' , ' .

afortunada.

Eurpides

Hiplito

28

', , , ' ': ' , , 475 ' : . ' . ' : . ' ' , 480 .

Vamos, hija querida, cesa en tus funestos pensamientos, pon fin a tu insolencia, pues no otra cosa que insolencia es esto: 475 querer ser superior a los dioses. Ten el valor de amar: una divinidad lo ha querido. Ya que ests enferma, vence de algn modo tu mal. Existen encantamientos y palabras mgicas.

Aparecer algn remedio para tu enfermedad. 480 En verdad que muy tarde lo encontraran los hombres, si las mujeres no disemos con los remedios.

, , . ' . 485 ' ' ' ', . , ' . ; 490 ', . , . ' , ' ' , ' ' 495 : ' , .

CORIFEO. Fedra, esta mujer dice palabras ms provechosas, dada la situacin en que ests, pero, aun as, te elogio. 485 Pero este elogio es ms duro que sus palabras y ms doloroso de or para ti.

FEDRA. Eso es lo que destruye las ciudades y las casas bien gobernadas de los mortales: las palabras demasiado hermosas, pues no hay que decir palabras agradables a los odos, sino aquello que permita adquirir buena fama. 490 NODRIZA. A qu viene este hablar tan serio? T no necesitas bellas palabras, sino ese hombre. Hay que referrselo lo antes posible, revelndole sin rodeos lo que te sucede. Pues si tu vida no estuviese presa de tales desgracias y te encontrases en un estado de sensatez, 495 nunca te conducira all para favorecer tu pasin amorosa, pero se trata de entablar un duro combate para salvar tu vida y esto no admite reproche.

Eurpides ', ;

Hiplito

29

FEDRA. Oh t que dices cosas terribles! No cerrars tu boca y dejars de decir palabras vergonzosas?

500

NODRIZA.

Vergonzosas,

pero

', ' ' : 500 , , ', . -- , - ': , ' , 505 ' . ' : ' , : , ' , ' , 510 ' ' ' ' ', . ' , ' , , ' . 515 ; ': , , , .

mejores para ti que las bellas. Preferible es la accin, si consigue salvarte, que tu buen nombre, por el cual morirs con orgullo.

FEDRA. No, te lo suplico por los dioses tus palabras son acertadas, pero infames, no sigas adelante. 505 El amor ha labrado profundamente la tierra de mi alma.36 y, si con tus palabras adornas la infamia, caer para mi ruina en el mal que ahora trato de evitar.

NODRIZA. Si pensabas as, no debas haber errado, pero, si ya lo has hecho, hazme caso, pues se trata de un favor sin

importancia. Yo tengo en mi casa filtros que alivian el amor, 510 acaba de venirme a la imaginacin, los cuales, sin causarte infamia y sin perjudicar tu mente, calmarn tu

enfermedad, con tal que no seas miedosa. Pero se precisa alguna prenda personal del amado, o tomar algn mechn de su pelo 515 o un fragmento de su vestido y de los dos hacer un nico objeto de amor37. FEDRA. La pcima es un ungento o una bebida?

NODRIZA.

No

lo

s.

Piensa

en

beneficiarte y no en saber, hija.

Eurpides ' . ' ' : ;

Hiplito

30

FEDRA. Temo que me vayas a resultar demasiado sabia.

NODRIZA. Ten por seguro que acabars por tener miedo de todo. Pero de qu te asustas?

. 520 , : ' . , , . ' ' . , ' 525 , , ' . ' , 530 . ' 535 ' , , 540

520 FEDRA. De que vayas a contar algo de esto al hijo de Teseo. NODRIZA. No te preocupes, hija, eso lo dispondr yo bien. (A Afrodita.) Slo te pido que me prestes tu ayuda, Cipris, soberana del mar. El resto de lo que proyecto me bastar con decirlo a los amigos de la casa. (La Nodriza entra en palacio.) CORO. Estrofa 1.. 525 Amor, amor, que por los ojos destilas el deseo, infundiendo un dulce placer en el alma de los que sometes a tu ataque, nunca te me muestres acompaado de la desgracia ni vengas discordante! 530 Ni el dardo del fuego ni el de las estrellas es ms poderoso que el que sale de las manos de Afrodita, de Eros, el hijo de Zeus38. Antstrofa 1.. 535 En vano, en vano junto al Alfeo39 y en el santuario Ptico de Febo, Grecia acumula sacrificio de toros, 540 si a Eros, tirano de los hombres, que tiene las llaves del amadsimo tlamo de Afrodita, no reverenciamos, al dios devastador que lanza al hombre por todos los caminos de la desgracia, cuando se presenta.

. 545 , , -

Eurpides ' ' ' - 550 , , : . 555 , , ' : - 560 . ' , ' . ', : . 565 ' , , ; ', . : . , :

HiplitoEstrofa 2..

31

545 A la potrilla de Ecalia40, no uncida al yugo del lecho, sin conocer antes varn ni tlamo nupcial, 550 desuncindola de la casa de rurito, como una Nyade fugitiva41 y una Bacante, entre sangre, entre humo e himnos de muerte42, Cipris se la entreg al hijo de Alcmena, desdichada por su boda! Antstrofa 2.. 555 Oh muro sagrado de Tebas, fuente de Dirce, sois testigos de cmo se present Cipris! Pues uniendo a la madre de Baco, nacido dos veces, 560 con el trueno rodeado de fuego, la durmi en el sueo fatal de la muerte. Pues terrible lanza su soplo por todas partes y revolotea cual una abeja43. 565 FEDRA. (Que est escuchando junto a la puerta del palacio.) Callad, mujeres! Estamos perdidas! CORIFEO. Qu cosa terrible sucede en palacio, Fedra?

FEDRA. Callad para que pueda or la voz de los de dentro!

CORIFEO. Me callo, pero este comienzo es malo.

570

FEDRA. Ay de m! Ay, ay!

Desdichada de m por mis sufrimientos!

. 570

Eurpides ; ; , , , ; 575 : ' ' . , : ' , ' ; 580

Hiplito

32

CORO. A qu voz te refieres? Qu significa tu grito? Habla. Qu palabras te aterran, mujer, abalanzndose sobre tu alma?

575 FEDRA. Estamos perdidas. Acercaos a esta puerta y escuchad qu clamor cae sobre la casa.

CORO. T ests junto a la puerta, t debes distinguir las voces, que salen de palacio. 580 Habla, dime, qu ha sucedido?

FEDRA. El hijo de la Amazona, amante de los caballos, Hiplito, grita injurias terribles contra mi sirviente.

, . , ' : 585 ' . , . 590 : , . ; , ' ,

585 CORO. Oigo sus gritos, pero no con claridad, pero es evidente por dnde te han llegado: a travs de las puertas te han llegado.

FEDRA. Oigo con claridad que la ha llamado alcahueta de desgracias, 590

traidora del lecho de su seor.

CORO. Ay de m, qu desgracia! Has sido traicionada, hija. Qu har para salvarte? Lo oculto sali a la luz, ests completamente perdida...

Eurpides , , . 595 ' , ' ' . ; , ' ; , ,

HiplitoFEDRA. Ay, ay! Oh, oh!

33

595 amigos.

CORO. Traicionada por tus

FEDRA. Me ha perdido revelando mis desdichas, pretendiendo con cario sanar mi enfermedad, pero sin xito.

CORIFEO. Y ahora? A qu vas a recurrir, t que te hallas entre males sin remedio?

600 FEDRA. No conozco ms que una salida: morir cuanto antes; es el nico remedio para mis sufrimientos de ahora. (Hiplito sale de palacio seguido de la nodriza.)

. 600

' , ' . , , ' . ' ' . , . 605 ' ;

HIPLITO. Oh tierra madre y rayos del sol, qu palabras he odo que ninguna voz se atrevera a pronunciar!

NODRIZA. Calla, hijo, antes de que nadie oiga tus gritos.

HIPLITO. No es posible callar, despus de haber odo cosas terribles.

605 NODRIZA. (Arrojndose suplicante a sus pies.) Calla, te lo suplico por tu bella diestra.

HIPLITO. No avances tu mano, ni toques

Eurpides

Hiplitomis vestidos.

34

, ' . ', , , ; , , . ' . 610 , . ' ', . , ; ; ': . ': , . 615 , ; , ,

NODRIZA. Te lo suplico por tus rodillas, no me hundas!

HIPLITO. A qu viene esto, si, como afirmas, nada malo has dicho?

NODRIZA. Mis palabras, hijo, no eran un acuerdo comn.

610 HIPLITO. Lo que est bien es ms hermoso decirlo delante de todos.

NODRIZA. Hijo mo, no deshonres tus juramentos!

HIPLITO. Mi lengua ha jurado, pero no mi corazn.

NODRIZA. Nio! Qu vas a hacer? Vas a perder a los tuyos? HIPLITO. He escupido44. Ningn injusto es amigo mo.

615 NODRIZA. Perdona. Natural es que los hombres yerren, hijo.

HIPLITO. Oh Zeus! Por qu llevaste a la luz del sol para los hombres ese metal de falsa ley, las mujeres? Si deseabas sembrar la raza humana, no debas haber recurrido a las mujeres para ello, sino que los mortales, 620

Eurpides

Hiplito

35

' 620 , , . [ ' 625 .] : ', . ' 630 , . [ ' : , 635 ' .] ' -- ' ' . : ' 640 ' . : ' . ' , 645 ' , ' ' .

depositando en los templos ofrendas de oro, hierro o cierto peso de bronce, deban haber comprado la simiente de los hijos, cada uno en proporcin a su ofrenda y vivir en casas libres de mujeres. 625 [Ahora, en cambio, para llevar una desgracia a nuestros hogares, empezamos por agotar la riqueza de nuestras casas.] He aqu la evidencia de que la mujer es un gran mal: el padre que las ha engendrado y criado les da una dote y las establece en otra casa, para librarse de un mal. 630 Sin embargo, el que recibe en su casa ese funesto fruto siente alegra en adornar con bellos adornos la estatua funestsima y se esfuerza por cubrirla de vestidos, desdichado de l, consumiendo los bienes de su casa. [No tiene otra alternativa: si, habiendo

emparentado con una buena familia, 635 se siente alegre, carga con una mujer odiosa; si da con una buena esposa, pero con parientes intiles, aferra el infortunio al mismo tiempo que el bien.] Mejor le va a aquel que coloca en su casa una mujer que es una nulidad, pero que es inofensiva por su simpleza.45 640 Odio a la mujer inteligente: que nunca haya en mi casa una mujer ms inteligente de lo que es preciso! Pues en ellas Cipris prefiere infundir la maldad; la mujer de cortos alcances, por el contrario, debido a su misma cortedad, es preservada del deseo insensato. 645 A una mujer nunca debera acercrsele una sirviente; fieras que muerden pero que no pueden hablar deberan habitar con ellas, para que no

Eurpides

Hiplito

36

' ', ' . 650 ' , , : , . , ' ' ; 655 ' , ' , : , ' ' . ' , ' , : ' . 660 . [ . . ' ' , ' ' : 665 . , ' ' .]

tuviesen ocasin de hablar con nadie ni recibir respuesta alguna. Pero la realidad es que las malvadas traman dentro de la casa proyectos perversos 650 y las sirvientes los llevan fuera de la misma. (A la Nodriza.) As tambin ahora t, oh cabeza funesta, has venido a proponerme a m relaciones en el inviolable lecho de mi padre. Yo me purificar de esta impureza con agua clara, lavando mis odos. 655 Cmo podra ser yo un malvado, yo que, por slo escuchar semejantes proposiciones, me considero

impuro? Sbelo bien, mi piedad es la que te salva, mujer. Si no hubiera sido cogido indefenso por juramentos hechos en nombre de los dioses, nada me hubiera impedido contrselo a mi padre. Y ahora me ir de palacio, 660 mientras Teseo est fuera de este pas. Mantendr mi boca en silencio, pero observar, cuando regrese con mi padre, de qu modo le miras t y tu seora; en ese momento conocer tu audacia por haberla degustado. 665 As muris! Nunca me hartar de odiar a las mujeres, aunque se me diga que siempre estoy con lo mismo, pues puede asegurarse que nunca dejan de hacer el mal. O que alguien las ensee a ser sensatas o que se me permita seguir insultndolas siempre!

(Hiplito abandona la escena.)

Eurpides . '

HiplitoFEDRA. Antstrofa.

37

Oh desgraciado e infortunado destino de las mujeres! 670 Qu palabras o recursos tenemos para, completamente abatidas como estamos, liberarnos del nudo de las

; 670 . : ' ; , ; 675 ; ' . .

acusaciones? Hemos encontrado el castigo, oh tierra y luz! Por dnde podr escapar a mi destino? Cmo ocultar mi desgracia, amigas? 675 Qu dios podra venir en mi ayuda o qu mortal podra ser cmplice o aliado de mis acciones injustas? El

sufrimiento que se abate sobre m me lleva por un camino infranqueable al lmite de la vida46. Soy la ms desgraciada de las mujeres.

, , , 680

680 CORIFEO. Ay, ay! Todo se ha consumado. Han fracasado, seora, las artes de tu sierva y la situacin es crtica.

, , ' . , ' . . -- ; -- 685 ' ; ' : ' '. . ' , 690 [ ,] . .

FEDRA. (A la Nodriza.) Oh cmulo de maldades y perdicin de tus amigos, qu me has hecho! Que Zeus, mi abuelo, te extirpe de raz bajo el golpe de su rayo! 685 No te dije no haba adivinado tu intencin? que callaras aquello que ahora me ha trado la deshonra? T no te contuviste y, por ello, no morir con gloria. Dejmoslo, ahora necesito nuevos proyectos. 690 l exasperado en su mente por la ira, referir a su padre tu error para perjudicarnos y dir al anciano Piteo mi desventura y llenar toda la tierra de las palabras ms infames. As murieras t y todo el que pone su celo en favorecer sin xito a

Eurpides

Hiplitolos amigos, sin que ellos lo quieran!

38

', , 695 : ', , . ' ' : ' . ' ' , ' : 700 .

695 NODRIZA. Seora, puedes reprochar mis errores, pues el resentimiento que te muerde vence tu capacidad de discernir, mas yo, si me lo permites, puedo responder a tus reproches. Yo te he criado y te quiero bien. He buscado remedio a tu enfermedad sin hallar lo que deseaba. 700 Si hubiera tenido xito, se me contara entre las muy hbiles, pues ganamos la reputacin en consonancia con los resultados.

, ; : . ' ' , . 705 : . ' ': . , , 710 ' , ' ' . , , .

FEDRA. Crees que es justo y que a m me basta que, despus de haber recibido la herida, t ahora de palabra te avengas conmigo?

705

NODRIZA. No hablemos ms; yo

no he sido prudente, pero an puedes salvarte de esta situacin, hija.

FEDRA. Deja de hablar! Es evidente que antes no me aconsejaste bien e intentaste una accin funesta. Vamos, aljate y preocpate de ti misma; yo sabr arreglar mis asuntos. (La Nodriza abandona la escena.) 710 (Al Coro.) Y vosotras, jvenes nobles de Trozn, concededme slo este favor que os pido: cubrid con vuestro silencio lo que aqu habis odo. CORIFEO. Lo juro por Artemis venerable, hija de Zeus: nunca mostrar a la luz ninguno de tus males.

Eurpides

Hiplito

39

715 FEDRA. Has hablado bien. Despus de haber recurrido a todo, slo hallo un remedio en mi desgracia para conceder a mis hijos una vida honorable y obtener yo misma un beneficio en mis actuales circunstancias. Nunca deshonrar, segura estoy de ello, a mi patria cretense, 720 ni me presentar ante los ojos de Teseo bajo el peso de mi vergonzosa accin, slo para salvar mi vida.

: ' 715 , ' ' . ' ' 720 ' . ; : , ' . . ' . , , 725 ' : ' . ', ' ' : 730 . , :

CORIFEO. Vas a cometer algn mal irremediable?

FEDRA. Morir; ya pensar de qu modo.

CORIFEO. No digas eso!

725 FEDRA. Y t, aconsjame bien. Dar satisfaccin a Cipris, que me consume, abandonando hoy la vida: un cruel amor me derrotar. Pero mi muerte causar mal a otro, para que aprenda a no enorgullecerse con mi desgracia. 730 Compartiendo la enfermedad que me aqueja, aprender a ser comedido. (Fedra entra en palacio.)

CORO Estrofa 1.. Deseara estar en las hendiduras de un alto acantilado, para que, pjaro alado, una divinidad me situase entre las bandadas que

Eurpides ' 735 ' , ' 740 . ' , ' ' , 745 , : ' , ' 750 . , '

Hiplito

40

revolotean 735 y pudiera elevarme sobre la ola marina de la costa del Adritico y las aguas del Erdano47, donde sobre el mar purpreo las desgraciadas vrgenes destilan, 740 en sus lamentos por su padre Faetonte, los resplandores de mbar de sus lgrimas! 48 Antstrofa 1.. Me gustara alcanzar en mi camino la costa que da entre sus frutos las manzanas de las Hesprides cantoras, 745 donde el soberano del purpreo mar ya no concede ruta a los marineros y fija el venerable lmite del cielo que Atlas sostiene! Las fuentes destilan ambrosa en la alcoba nupcial del palacio de Zeus, all donde una tierra maravillosa, dispensadora de vida, 750 alimenta la felicidad de los dioses49. Estrofa 2.. Oh nave cretense de cndidas alas que a travs de las olas del mar 755 que batan su casco trajiste a mi seora desde su prspera morada a obtener el provecho de un funesto matrimonio! Mal presagio tuvo al volar desde la tierra cretense a la ilustre Atenas, 760 cuando en las costas de Muniquia50 se enlazaron las puntas trenzadas de las amarras y tocaron tierra firme!

' 755 : ' ' - 760 , ' .

Eurpides ' , : 765

HiplitoAntstrofa 2..

41

Debido a ello, la enfermedad terrible de un amor impo enviado por Afrodita rompi su alma y, hundida por su dura desgracia, en el techo de su habitacin nupcial 770

' , 770 , ' , ' . 775 : : , . , : ' , . '; 780 , ' ; , ; ' ; -- '; ; . 785

suspender un lazo y lo ajustar a su blanco cuello, sintiendo vergenza ante su cruel destino, por preferir una fama gloriosa 775 y por liberar a su corazn del amor que la atormenta.

NODRIZA. (Desde dentro.) Ay, ay! Acudid en ayuda todos los que estis cerca de palacio! Se ha ahorcado nuestra seora, la esposa de Teseo.

CORIFEO. Ay, ay, todo ha terminado! La reina ya no existe, unida est a un lazo suspendido.

780 NODRIZA. (Desde dentro.) No os apresuris? Nadie va a traer una espada de doble filo, con la cual podremos cortar el nudo de su cuello?

CORIFEO. Amigas, qu hacemos? Debemos entrar en la casa y librar a la seora del frreo lazo? CORO. Por qu? No hay dentro jvenes servidores? 785 Demasiado celo no ofrece seguridad en la vida.

Eurpides ' : ' . , , : .

Hiplito

42

NODRIZA. (Desde dentro.) Enderezad y extended este infortunado cadver! Triste guardiana soy ahora para mis seores!

CORIFEO. Ha muerto la desdichada mujer, segn oigo. Ya la extienden como a un cadver.

Teseo aparece en escena, con su cabeza coronada de guirnaldas, como seal de su regreso de Delfos, y acompaado de su escolta.

, ' 790 ; ' . ; , ' ' 795 ' .

790 TESEO. (Al Coro.) Mujeres, sabis qu significan esos gritos en palacio? Me ha llegado un eco confuso de servidores. Es evidente que mi casa no estima digno acogerme con alegre familiaridad, abrindome sus puertas como a uno que viene de peregrinacin. Le ha sucedido algo al anciano Piteo? 795 Su edad es ya muy avanzada, pero, aun as, sera muy penoso para nosotros que abandonase este palacio.

, : . : ; , . 800

CORIFEO. El infortunio presente no ha alcanzado a un anciano, Teseo. Una persona joven ha muerto y te causar dolor.

TESEO. Ay de m! No habr perdido la vida alguno de mis hijos?

800 CORIFEO. Estn vivos. Su madre es la que ha muerto, qu dolor ms insoportable

Eurpides ; ; ; . ', ; : ,

Hiplitopara ti!

43

TESEO. Qu dices? Ha muerto mi esposa? De qu modo? CORIFEO. Anud a su cuello un lazo para ahorcarse.

TESEO. Helada por el dolor o por qu causa?

805 CORIFEO. No sabemos ms, pues acabo de llegar a palacio, Teseo, para llorar tus desgracias.

, . 805 : ' , ; , , , ' , 825 , ' . 810

TESEO. (Arrancndose la corona.) Por qu llevo la cabeza coronada con estas hojas entretejidas, si soy un infortunado peregrino? (A los esclavos de dentro.) Quitad las cerraduras de las puertas, criados, soltad los pasadores, para que pueda ver la amarga visin de mi esposa que, 810 con su muerte, me ha quitado la vida!

Se abren las puertas de palacio y aparece el cadver de Fedra sobre un lecho, rodeado de servidores. : , , , ' , . 815 , ', ; CORO51. Ay, ay, desdichada por tus terribles

desgracias! Has sufrido; tu accin ha llegado a hundir a esta casa: Ay, ay, por tu audacia, 815 t que has muerto violentamente y de un modo impo, abatida por tu lamentable mano! Quin ha privado de luz a tu vida, des-

Eurpides

Hiplitodichada?

44

: , , ' . , , : 820 . ', , ' ' . , , 826 , , ; , ' . , : 830 .

TESEO. Estrofa. Ay de m, qu sufrimientos! He padecido, ciudad, la mayor de mis desgracias! 820 Oh fortuna, cun pesadamente te has abalanzado sobre m y mi casa, mancilla desconocida de algn genio vengador! Es la ruina de mi vida, imposible ya de vivir! Contemplo,

desdichado de m, un mar de desgracias tal que nunca podr salir de l a flote ni franquear las olas de esta desventura! 825 Qu palabra justa hallar, mujer, para calificar tu riguroso destino? Como un pjaro te has escapado de mis manos, lanzndote con salto veloz a la morada de Hades. 830 Ay, ay, crueles, crueles sufrimientos! De atrs recojo la herencia del destino de la divinidad por las faltas de algn antepasado52.

', , , ' ' . 835 , , , : . , 840 , , , ; ,

CORIFEO. No slo a ti, seor, te lleg esta desgracia, 835 otros muchos tambin han perdido a su noble esposa.

TESEO. Antstrofa. Deseo habitar bajo la tierra, bajo la tierra oscura y morir, infeliz de m, ya que he sido privado de tu queridsima compaa, pues ms que morir t me has destruido! [...] 840 De dnde vino la desgracia mortal,

desventurada esposa, a tu corazn? Alguien

Eurpides ; < > , , , 845 . ' : , ' . , ' ' - 850 . , . : ' . 855 : ' ; ; ' , ;

Hiplito

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podra decirme lo ocurrido o el palacio real cobija en vano a la multitud de mis servidores? Ay de m [...] desdichado por tu causa! 845 Qu dolor he visto en mi casa, insoportable e indecible! Estoy perdido, la casa desierta y mis hijos hurfanos. Nos has abandonado, nos has abandonado, t la ms noble de cuantas mujeres ven el resplandor del sol 850 y el brillo estrellado de la noche!

CORO. Ay desdichado, oh desgraciado, cunto mal se ha apoderado de tu casa! Ante tu infortunio mis prpados se cubren

inundados de lgrimas. 855 Hace mucho que tiemblo ante la desgracia que vendr tras la presente. TESEO. Oh, oh! Qu significa esta tablilla53 que pende de su mano querida? Quiere revelar algo nuevo? Ser una carta que escribi la desdichada suplicando algo por ella y por nuestros hijos? 860 Valor, infeliz: ninguna otra mujer entrar en el lecho y en la morada de Teseo. S, la impronta del sello de la que ya no vive me acaricia. Vamos, desatemos las ligaduras del sello, 865 para que pueda ver qu quiere decirme esta tablilla. (Desata las ligaduras y hace saltar el sello.)

, : 860 ' . ' . ' . 865 , ' . [ ]

CORO54. Ay, ay! La divinidad enva una nueva desgracia a continuacin de la otra.

Deseara que mi vida no fuese vida, 870

Eurpides . , ' ,

Hiplito

46

despus de lo ocurrido!55. La casa de mis seores, ay, ay, est destruida, mejor dicho, ya no existe. Oh divinidad, si es posible, no arruines la casa, oye mis splicas, pues, como un adivino, veo el presagio de alguna desgracia.

, . 870 [ , , , : .] , ' , : . 875 ; , . . ; , . 880 , . : . 885 , ' . ', , , ', ', . 890

TESEO. Ay de m, qu mal se aade al mal presente, 875 insoportable, indecible! Oh, infeliz de m!

CORIFEO. Qu ocurre? Dilo, si puedo participar en lo que dice.

TESEO. La tablilla grita, grita cosas terribles! Por dnde escapar al peso de mis desgracias? Perezco, herido de muerte! Qu canto, qu canto he visto entonar por las lneas escritas, 880 infortunado de m!

CORIFEO. Ay, ay, nos muestras palabras que presagian males!

TESEO. No podr detener en las puertas de mi boca la infranqueable y mortal desgracia! Ay ciudad! 885 Hiplito se atrevi a violentar mi lecho, deshonrando la augusta mirada de Zeus!56. Oh padre Posidn57, de las tres maldiciones que en una ocasin me prometiste, mata con una de ellas a mi hijo y que no escape a este da, 890 si las maldiciones que me concediste eran claras!

Eurpides , , : .

Hiplito

47

CORIFEO. Seor, por los dioses, retira esta maldicin! Luego te dars cuenta de que has errado, hazme caso.

TESEO. Imposible. Y adems le expulsar de esta tierra y recibir el golpe de uno de estos dos destinos: 895 o Posidn le enviar muerto a las moradas de Hades, por consideracin a mis splicas, o expulsado de esta tierra, errante por un pas extranjero, soportar una vida miserable.

. ' , : 895 , ' . ' : ' , , . , , : ' , ' . , ; ' , , 905 : ' : , . ; ; , . : ' : [ ' .] , , , , . 915 910 900

CORIFEO. He aqu que viene tu hijo en el momento oportuno, 900 Hiplito. Cesa, soberano, en tu funesta ira, decide lo ms provechoso para la casa! (Entra Hiplito seguido de los cazadores.) HIPLITO. Al or tus gritos he venido, padre, con premura, pero no s por qu causa sollozas y me gustara orlo de tus labios. 905 Vamos, qu ocurre? Veo a tu esposa muerta, padre, y ello me causa gran extraeza. Hace un momento que la he dejado y no hace mucho sus ojos vean esta luz. Qu le ha ocurrido? De qu modo ha muerto? 910 Padre, quiero saberlo de tus labios. Callas? En las desgracias no es necesario el silencio. El corazn, deseoso de saberlo todo, incluso en las desventuras siente avidez. No es justo que ocultes a tus amigos, 915 y a los que son ms que amigos, tus desdichas, padre.

Eurpides ' , , ' ' ' ,

Hiplito

48

TESEO. Oh hombres que poseis muchos conocimientos en vano!, por qu enseis innumerables ciencias y de todo hallis salida y todo lo descubrs y, en cambio, una sola cosa no sabis y no la habis cazado an: 920 ensear la sensatez a los que no la poseen?

; 920 , ' . ' , , ' . , 925 , ' , , , ' , ' 930 , . ' , ' ; : . 935 -- ; -- . ; ' , '

HIPLITO. Muy hbil debe ser aquel que es capaz de obligar a ser sensatos a los que no lo son. Pero no es momento de sutilezas, padre, temo que tu lengua desvara a causa de tus desgracias.

925 TESEO. Ay, los mortales deberan tener una prueba clara de los amigos y un conocimiento exacto de los corazones, para distinguir el verdadero amigo del falso! Todos los hombres habran de tener dos voces: 930 una justa y la otra fuera como fuese, de modo que la que tiene pensamientos injustos pudiera ser refutada por la justa y as no nos engaaramos. HIPLITO. Acaso algn enemigo me ha calumniado ante tus odos y sufre mi estimacin, sin ser yo culpable de nada? 935 Estoy aterrorizado, pues me causan

conmocin las palabras extraviadas de tu mente. TESEO. Ay del corazn humano! A dnde llegar? Qu lmite habr de su audacia e imprudencia? Pues si aumenta de generacin en generacin y la posterior excede en mal a la anterior, 940 los dioses

Eurpides

Hiplito

49

, 940 , . ' ', . 945 ', ' ' , ' . ; ; 950 . ' ' ' ' : ' . 955 : , . : ' ; ' , : , 960 ' ' , ' ; , : ' , ' . 965 ' , ' ; ' , , : ' . 970 -- ;

tendrn que aadir otra tierra a la que ahora poseemos, la cual pueda dar cabida a los culpables y malvados. (Sealando a Hiplito con el dedo.) Mirad a ste que, nacido de mi sangre, ha deshonrado mi lecho 945 y es el hombre ms infame como evidencia a las claras el testimonio de la muerta! (A Hiplito que le mira horrorizado.) Mustralo, puesto que no has dudado en mancharte, muestra a tu padre tu rostro cara a cara! As que t eres el hombre sin par que vive en compaa de los dioses? T el casto y puro de todo mal? 950 Yo no podra creer en tus jactancias hasta el extremo de ser tan insensato de atribuir ignorancia a los dioses. Contina ufanndote ahora y vendiendo la mercanca de que no comes carne y, segn tu seor Orfeo, ponte fuera de ti, honrando el humo de innumerables libros58. 955 Ests atrapado! A todos aconsejo que huyan de hombres semejantes, pues van de caza con palabras venerables, aunque maquinan infamias.

(Sealando el cadver de Fedra.) Ella est muerta. Crees que eso te va a salvar? Es lo que ms te tiene en sus manos, oh t el ms vil de los hombres! 960 Qu juramentos, qu palabras podran ser ms fuertes que ella, para que t pudieras escapar a la acusacin? Dirs que la odiabas y que la naturaleza del bastardo es hostil a los hijos legtimos. Ella ha hecho un mal negocio de su vida, segn t, 965 si por odio hacia ti perdi lo ms querido. Dirs que la pasin amorosa no afecta a los

Eurpides ' , '

Hiplito

50

hombres, pero es innata en las mujeres? S yo de jvenes que no son ms fuertes que las mujeres, cuando Cipris turba su corazn en sazn, 970 pero la condicin de ser hombre les sirve de magnfico pretexto. Y bien, a qu argumentar contra tus palabras, en presencia de un cadver, testigo clarsimo? Vete de esta tierra desterrado lo ms pronto posible y no vayas hacia Atenas, fundada por los dioses, 975 ni a los lmites de la tierra que mi lanza domina! Pues si, despus de la ofensa que me has hecho, voy a quedar derrotado, Sinis el stmico59 nunca me servir de testigo de que yo lo mat, sino que me jacto en vano, ni las rocas Escironias60, que se baan en el mar, 980 podrn decir que he sido duro con los malvados.

' . 975 ' , ' , ' ' . 980

' ' : ' . , : ', , . 985 ' , : ': ' . ' , , 990 ' . '

CORIFEO. No s cmo podra llamar afortunado a algn mortal, pues los que estaban en una situacin de privilegio se han derrumbado por completo. HIPLITO. Padre, la clera y la ira de tu corazn son terribles. Es evidente que tu causa se presta a bellos argumentos, 985 pero, si alguno la examinara a fondo, no sera tan hermosa. Yo no estoy acostumbrado a hablar ante una multitud61; delante de unos pocos y de mi edad soy ms hbil. Pero esto tiene su explicacin: los mediocres a juicio de los entendidos ante la multitud son ms hbiles en sus discursos62. 990 Sin embargo, es

necesario, ante la situacin en que me

Eurpides ' '.

Hiplito

51

encuentro, que yo deje suelta mi lengua. Comenzar 995 a hablar por la primera

: ' ' , ' , . ' ' ' ,: , , 1000 ' . ' , : ' : : 1005 , . ': : . ' ; 1010 ; [ ' , . ' ; ', .] 1015

insinuacin que has lanzado contra m, pensando que ibas a destruirme sin que yo te replicara. 995 T ves la luz y esta tierra: en ellas no ha nacido hombre ms virtuoso que yo, aunque t no lo admitas. S que lo primero es honrar a los dioses y poseer amigos que no intentan cometer injusticia, sino que se avergenzan de pedir cosas infamantes a los que con ellos tienen trato a cambio de favores vergonzosos. 1000 No

tengo por costumbre ultrajar a mis amigos, padre, sino que mi amistad es igual, ya se encuentren cerca de m o lejos. Y estoy inmune de aquello en que crees haberme sorprendido: hasta el da de hoy estoy puro de los placeres carnales. De ellos no conozco prctica alguna, salvo por haberlos odo de palabra o haberlos visto en pintura, 1005 pues no ardo en deseos de indagar en ellos, ya que poseo un alma virgen. Es evidente que no te convence mi virtud, sea. T debes mostrar, por lo tanto, de qu modo me corromp. (Sealando a Fedra.) Acaso su cuerpo era el ms bello de todas las mujeres? 1010 O conceb la esperanza de ser el seor de tu casa, tomando a su heredera como esposa? Necio hubiera sido, mejor dicho, sin el menor sentido63. Pretendes argumentar que es agradable mandar? Para los cuerdos en modo alguno, 1015 si es un hecho que el poder personal ha destruido la razn de los hombres

Eurpides ' ' , :

Hiplito

52

que en l hallaban un placer. Mi deseo sera triunfar en los certmenes helnicos y, en un segundo plano, ser siempre feliz en la ciudad en compaa de amigos excelentes, pues, en tales circunstancias es posible actuar 1020 y la ausencia de peligro proporciona mayor goce que el poder64. Slo me queda una cosa que decir, el resto ya lo sabes. Si yo tuviera un testigo de cmo soy realmente y pudiera defenderme ante ella, porque an vea la luz del sol, con una exposicin detallada de los hechos, conoceras a los culpables. Pero ya que no es posible, 1025 te juro por Zeus y por el suelo de esta tierra que nunca he tocado a tu esposa, ni podra haberlo deseado ni

, ' . 1020 , ' ' : ' ' , : ' 1025 ' ' ' . ' [ , ,] 1030 , ' . ' ' ', : ' , ' . 1035

concebido la idea. Que perezca sin fama, sin nombre, sin patria, sin casa y vagando desterrado por la tierra, 1030 que ni la tierra ni el mar acojan mi cadver, si yo soy un hombre malvado! Ahora bien, si ella pereci por temor, no lo s, pues no me est permitido hablar ms65. Ella se comport con sensatez, 1035 aunque la haba perdido, y nosotros que

, , , . ' ' , , ' ; 1040

la poseemos no hacemos un buen uso de ella. CORIFEO. Has hablado lo suficiente para rechazar la acusacin, aduciendo juramentos por los dioses, garanta no pequea. TESEO. No es ste un charlatn y un impostor, 1040 que est convencido de que vencer a mi alma con su suavidad, a pesar de haber deshonrado a su padre?

Eurpides , : ', , ' , .

Hiplito

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HIPLITO. Voy a decirte lo que ms me extraa de tu actitud, padre: si t fueras mi hijo y yo tu padre, te hubiera matado y no te habra castigado con el destierro, si realmente estuviera convencido de que habas tocado a mi esposa. 1045 TESEO. Qu castigo ms digno de ti invocas! Pero no morirs as de fcil, de acuerdo con la ley que t te impones a ti mismo una muerte rpida es ms ligera para un impo, sino vagando, errante en el exilio, lejos de tu tierra patria, [soportars en tierra extranjera una vida dolorosa, 1050 pues sa es la paga que se merece un impo].

' : , 1045 : : ' ' . [ .] 1050 , ; ' , ' ; , , . ' 1055 ; : ' ' . , , 1060

HIPLITO. Ay de m! Qu vas a hacer? No vas a esperar que el tiempo me acuse, sino que vas a expulsarme de esta tierra?

TESEO. Ms all del mar y de los confines del Atlas, si me fuera posible. Tal es mi odio hacia ti!

1055 HIPLITO. Sin examinar la garanta de mi juramento ni las respuestas de los adivinos, vas a expulsarme de esta tierra sin juicio? TESEO. Esta tablilla que tengo en mis manos, que no admite interpretaciones

ambiguas, te acusa de un modo seguro; en cuanto a las aves que revolotean por encima de nuestras cabezas las mando a paseo66. 1060 HIPLITO. Oh dioses! Por qu no dejo hablar libremente a mi boca, ya que

Eurpides ' ' , , ; : ' , ' ' . , ' .

Hiplito

54

muero por vosotros a quienes reverencio? No lo har. Haga lo que haga, no podra convencer a quienes debiera y rompera en vano los juramentos que he jurado. 1065 TESEO. Ay de m, cmo me mata tu piedad! No te irs lo ms rpido posible de esta tierra patria?

; 1065 ' ; , ' ' ; . , : , 1070 . ' ' . ', ' ' . 1075 : ' .

HIPLITO. A dnde me dirigir, desdichado? En casa de qu husped hallar acogida, semejante? TESEO. En la de aquel que se goce acogiendo a seductores de mujeres como huspedes y colaboradores de sus infamias. desterrado por una acusacin

1070 HIPLITO. Ay, ay, me has alcanzado el corazn y estoy a punto de llorar, si tengo la apariencia de un malvado y t lo crees!

TESEO. Entonces deberas haber llorado y haberte dado cuenta, cuando te atreviste a violar a la esposa de tu padre. 1075 HIPLITO. Oh casa, si pudieras

cobrar voz y atestiguar si soy un hombre vil!

TESEO. Te refugias con habilidad en testigos mudos, pero los hechos sin palabras denuncian tu infamia.

Eurpides : ' ', ' .

Hiplito

55

HIPLITO. Ay, si pudiera mirarme cara a cara para llorar la desgracia que me abruma!

1080 TESEO. Te has ejercitado mucho ms en rendirte culto a ti mismo que en ser piadoso con tus padres, como era tu deber.

1080

. , : ' . ' , ; ; 1085 ' : ' , , . ', : ' . , : : 1090 ', ' . , , , . ' : , ' , 1095

HIPLITO. Oh madre desdichada, oh amargo nacimiento! Que ninguno de mis amigos sea un bastardo!

TESEO. (A su escolta.) No lo expulsis, servidores? 1085 No habis odo hace tiempo que yo he decretado su destierro?

HIPLITO. Si alguno de ellos me pone las manos encima, lo vas a sentir. Explsame t mismo del pas, si es tu deseo.

TESEO. Lo har, si no haces caso a mis palabras pues ninguna piedad me inspira tu destierro.

1090 HIPLITO. Est decidido, segn veo, desdichada de m! Conozco la verdad y no s cmo revelarla! (Dirigindose a la estatua de rtemis.) Oh la ms querida para m de las divinidades, hija de Leto, compaera de mi existencia y de mis caceras, soy desterrado de la ilustre Atenas! 1095 Adis, ciudad y tierra de Erecteo! Oh llanura de

Eurpides

Hiplito

56

': ' . ' , ' : ' 1100 , ' .

Trozn, cuntas alegras proporcionas a la juventud, adis! Es la ltima vez que te veo y que te dirijo mis palabras. (A sus compaeros.) Vamos, jvenes

compaeros de esta tierra, dadme vuestro adis y acompaadme fuera del pas! 1100 Nunca veris a un hombre ms virtuoso, aunque mi padre no lo crea! (Sale.)

', ,

CORO. Estrofa 1..67 Mucho alivia mis penas la providencia de los dioses, cuando mi razn piensa en ella, 1105 pero, aunque guardo dentro de m la esperanza de comprenderla, la pierdo al 1110 contemplar los avatares y las acciones de los mortales, pues experimentan cambios

: 1105 ;

, ' . , ' . ' ' , 1115

imprevisibles y la vida de los hombres, 1110 en perpetuo peregrinar, es siempre inestable. Antstrofa 1.. Que el destino procedente de los dioses se digne conceder a mis splicas fortuna con prosperidad y un corazn exento de dolores! 1115 Y que mis pensamientos no sean demasiado rgidos ni acuados con metal de mala ley!68. Pueda yo ser siempre feliz, adaptando con facilidad mi forma de ser al nuevo da que amanece! Estrofa 2.. Ya no tengo una mente serena, contemplando como estoy lo inesperado, desde que al astro de Atenas69, 1121 el ms resplandeciente de Grecia, lo hemos visto con nuestros propios ojos 1125 arrojado a una tierra extranjera

' . ' , ' ' , 1120 '

Eurpides ' . 1125 , ,

Hiplito

57

por la clera de su padre. Oh playas de la costa de mi patria y encinar del monte, donde l daba muerte a las fieras, persiguindolas con perros de patas veloces, 1130 en compaa de la augusta Dictina! Antistrofa 2.. Ya no montars en el carro de potros vnetos, ocupando el hipdromo de la costa con las pezuas de tus ejercitados caballos. 1135 Tu Musa, insomne70 bajo el caballete de la lira, cesar de sonar en la casa paterna. Sin coronas estarn los lugares en que reposa la hija de Leto entre la profunda verdura. 1140 Con tu destierro ha muerto la rivalidad de las doncellas [en porfa] de tu matrimonio. Epodo71. Y yo por tu desgracia soportar entre lgrimas un destino insufrible. 1145 Madre desdichada, concebiste sin provecho! Me indigno contra los dioses! Ay, ay, Gracias uncidas!72. Por qu enviis fuera de la tierra paterna y de su casa a este infeliz, 1150

1130 :

' ' 1135 : : ' 1140 . : , : : 1145 . : , ' ' ' ; -- ' . ' , ; ': ; 1155 ' . , ' 1150

inocente como es de esta calamidad? CORIFEO73. Veo a un compaero de Hiplito que, con la mirada sombra, se precipita veloz en palacio. MENSAJERO. Dnde podra encontrar a Teseo, rey de este pas, mujeres? 1155 Indicdmelo, si lo sabis. Est dentro de palacio? CORIFEO. Ah lo tienes en persona saliendo de la casa. MENSAJERO. Teseo, la noticia que te

Eurpides .

Hiplito

58

traigo es digna de preocupacin para ti y para los ciudadanos que habitan la ciudad de Atenas y los confines de la tierra de Trozn. 1160 TESEO. Qu ocurre? Alguna nueva desgracia se ha abatido sobre estas dos ciudades vecinas?

' ; 1160 ' ; ' , : . ; ' , ' ; 1165 ' , . . , ' ' , . 1170 '; , ' ; : 1175 ' ' , . ' ' , '

MENSAJERO. Hiplito ya no existe, por as decirlo. Ve an la luz, pero su vida est pendiente de un hilo74.

TESEO. Quin lo mat? Alguien llevado por el odio, 1165 por haber violado a su esposa, como a la de su padre?

MENSAJERO. Su propio carro lo ha matado y las maldiciones de tu boca que habas dirigido a tu padre, seor del mar, contra tu hijo.

TESEO. Oh dioses, oh Posidn, cun verdaderamente eres mi padre, 1170 ya que oste mis maldiciones! (Al mensajero.) Cmo muri? Habla. De qu modo le golpe el mazazo de la justicia, por haberme ultrajado?

MENSAJERO. Nosotros, junto a la costa, abrigo de las olas, peinbamos con cardas la crin de los caballos entre sollozos, 1175 pues alguien vino trayendo la noticia de que Hiplito ya no pondra ms el pie en esta tierra, castigado por ti a un doloroso destierro. Y l mismo lleg a la orilla, acompaando con su canto de lgrimas al nuestro.

Eurpides

Hiplito

59

' ' . 1180 ' ' : ' ; . ' , , ' . , 1185 ' . ' , . ' : 1190 , ' ' : ' . ' : ' ' 1195 . ' , . 1200 , : ' ' : ' ' ' . ' 1205

Innumerable compaa de jvenes de 1180 su edad le segua. Por fin, poco despus, cesando en sus sollozos, dijo: A qu continuar mis lamentos? Tengo que obedecer las palabras de mi padre. Enganchad a mi carro los caballos que se pliegan al yugo, servidores, pues esta ciudad ya no es la ma. 1185 Nada ms recibir la orden, todos nos apresurbamos y en menos tiempo de lo que cuesta decirlo llevamos los caballos

preparados junto a nuestro seor. Y l con la mano aferra las riendas, cogindolas del parapeto, ajustando l mismo los pies a los estribos 1190 y, extendiendo sus manos, comenzaba a suplicar a los dioses: Zeus, que muera, si soy un malvado, y que mi padre vea cmo me ha deshonrado, bien est muerto o contemple la luz del sol! Despus de esta splica, tomando en sus manos el aguijn, 1195 fustig a los caballos con un solo golpe y nosotros los servidores, al pie del carro, junto a las riendas, seguamos a nuestro seor por el camino que conduce derecho a Argos y Epidauro. Despus llegbamos a un paraje desierto, en donde, ms all de esta tierra, 1200 una costa escarpada, se extiende hacia el golfo Sarnico75. De all surgi un rumor de la tierra, cual rayo de Zeus, profundo bramido, espantoso de or. Los caballos enderezaron sus cabezas y sus orejas hacia el cielo y un fuerte temor 1205 se apoderaba de nosotros al buscar de dnde proceda el ruido. Y mirando a las costas azotadas por el mar, vimos una

Eurpides ' , ' ,

Hiplito

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ola enorme que se levantaba hacia el cielo, hasta el punto de impedir a mis ojos ver las costas de Escirn y ocultaba el Istmo y la roca de Asclepio76. 1210 Y luego, hinchndose y despidiendo en derredor espuma a borbotones por el hervor del mar77, llega hasta la costa en donde estaba la cuadriga. Y en el momento de romper con estruendo, la ola vomit un toro, monstruo salvaje. 1215 Y toda la tierra, al llenarse de su mugido, responda con un eco tremendo. A aquellos que la vean la aparicin resultaba insoportable a su mirada. Al punto un miedo terrible se abate sobre los caballos. Nuestro amo, muy prctico en la forma de 1220 comportarse de los mismos, 1220 agarra las riendas con ambas manos y tira de ellas, como un marinero tira hacia la empuadura del remo, echando todo el peso de su cuerpo hacia atrs al tirar de las correas. Y las yeguas, 1225 mordiendo el freno forjado a fuego con las quijadas, se lanzan con mpetu, sin 1210

' . ' . ' , : 1215 ', . . ' , , : ' , ' . , ' , ' , , : ' , 1230 , ' . ' : ' ' , ' , 1235

preocuparse de la mano del piloto, 1225 ni de las riendas ni del carro bien ajustado. Y si, dirigiendo el timn78 hacia la llanura,

consegua enderezar la carrera, el toro se pona delante hacindole dar la vuelta, enloqueciendo a la cuadriga 1230 de temor. Mas si, despavoridas en su nimo, se lanzaban hacia las rocas, acercndose en silencio segua al parapeto del carro, hasta que le hizo perder el equilibrio y volc, lanzando la rueda del carro contra una roca. Todo era un montn confuso: 1235 los cubos de las ruedas volaban

Eurpides

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, ' : ', , 1240 ' ': ' . ' ; . ' , : ' ' . , , ' , 1250 ' , ' : ' . 1245

hacia arriba y los pernos de los ejes, y el mismo desdichado, enredado entre las riendas, es arrastrado, encadenado a una cadena inextricable, golpendose en su propia cabeza contra las rocas y desgarrando sus carnes, entre gritos horribles de escuchar: 1240 Deteneos, yeguas criadas en mis cuadras, no me quitis la vida! Oh desdichada maldicin de mi padre!79. Quin quiere venir a salvar a este hombre excelente? A pesar de que muchos lo pretendamos, llegbamos con pie tardo. Pero l, liberndose de la atadura, de las riendas, 1245 hechas de recortes de cuero, no s de qu modo, cae al suelo, respirando an un dbil hlito de vida; los caballos y el monstruo desdichado del toro desaparecieron no s en qu lugar de las rocas. 1250 Yo soy un esclavo de tu palacio, seor, pero yo nunca podr creer que tu hijo es un malvado, ni aunque la raza entera de las mujeres se ahorcara, ni aunque alguien llenara de incisiones acusadoras todos los pinares del Ida80, pues s bien que es un hombre noble.

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1255 CORIFEO. Ay, ay, se han consumado nuevas desgracia