Etnoteorias Parentales y fracaso educativo
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ETNOTEORÍAS PARENTALES Y REZAGO EDUCATIVO
EN UNA COMUNIDAD MAYAHABLANTE
Reyna Guadalupe Euán Ramírez
Tesis elaborada para obtener el grado de
Maestra en Investigación Educativa
Facultad de educación de la
Universidad Autónoma de Yucatán
Mérida Yucatán
Junio de 2008
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Declaro que esta tesis es
mi propio trabajo, con excepción de las
citas en las que he dado crédito a sus
autores; así mismo afirmo que
este trabajo no ha sido presentado
para la obtención de algún
título, grado académico o equivalente
Reyna Guadalupe Euán Ramírez
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Agradezco el apoyo brindado por el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnologia (CONACYT) para la realización de
mis estudios de maestría que concluyen con esta tesis,
como producto final de la Maestría en Investigación
Educativa de la Universidad Autónoma de Yucatán y por
haberme otorgado la beca No. 219710
durante el período de septiembre 2005 a julio 2007.
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Agradecimientos
A la Dra. Marìa Dolores Cervera Montejano, mi asesora y mentora, por su
inagotable paciencia y por enseñarme a cuestionar los discursos aprendidos, a no
temer al camino que me trazo y dirigirme en el. Mil gracias por hacerme
comprender que el cambio inicia en mi y ayudarme a creer que los sueños pueden
alcanzarse y acompañarme en el logro de los mismos.
Al Dr. Juan Carlos Mijangos: Por su permanente serenidad y entusiasmo, por
enseñarme a no temer a expresar mis ideas, aún cuando no coincidan con las ideas
de los demás.
Al Mtro. Carlos Alonzo Blanqueto: Por sus valiosos comentarios y el tiempo
dedicado a la revisión de este trabajo.
A mis amigos Los de siempre y los de ahora, los que veo cada día y los que
raramente encuentro, los de las horas difíciles y los de las horas alegres. Gracias a
todos por su presencia en mi vida, por todo su apoyo, por su constante aliento, por
acompañarme en mis desvelos, en las risas llantos y lamentos, sobre todo por lo
que de ustedes he aprendido agradezco a dios por haberles puesto en mi camino y
que sean piezas clave en todo lo vivido
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Dedicatoria
A Dios porque estás conmigo aunque el cielo pinte gris y permaneces cuando
todos ya se han ido. Todo lo puedo en ti que me fortaleces.
A mis padres: Por ser el motor que me impulsa a salir adelante, por disculpar mis
malos humores, mis ausencias y quebrantos, por enseñarme a volar y no limitarme
en mis anhelos, a no darme por vencida sin antes luchar por lo que quiero, por
dirigirme al esfuerzo constante de ser cada día la persona que quiero ser. Gracias
por ser mis padres, por todo su amor, paciencia y dedicación, mil gracias.
A mi hermano: Por sus locuras y su extraña sensatez, por sacarme del cuadrado de
mi cotidianeidad, por estar ahí.
A la comunidad: les agradezco todos los aprendizajes compartidos, por enseñarme
aún más de lo que aquí hay escrito, por permitirme entrar a sus hogares sin
conocerme y brindarme la confianza de hacerme partícipe de sus vidas y
permitirme adentrarme en ellas. Gracias a ustedes por esa confianza y calidez, por
brindarme la experiencia más gratificante de mi vida, esta tesis es por y para
ustedes.
Gracias a todos, los llevo en mi corazón y a donde voy van conmigo.
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Tabla de contenido
Hoja de advertencia/ iii
Agradecimientos a CONACYT/ iv
Agradecimientos/ v
Dedicatoria/ vi
Tabla de contenido/ vii
Índice de tablas/ ix
Sinopsis/ x
Introducción/ 1
Planteamiento del problema/ 3
Cuestiones críticas/ 8
Propósito del estudio/ 9
Importancia del estudio/ 9
Definiciones/ 10
Delimitaciones/ 10
Revisión de la literatura/ 11
Etnoteorías parentales/ 20
Metodología/ 27
Supuestos y fundamentación para el uso de un diseño cualitativo/ 29
Procedimiento de recolección de datos/ 29
Sitio de investigación y participantes/ 30
Procedimiento del análisis de datos/ 32
Aspectos éticos/ 32
8
Resultados/ 33
Características de las familias estudiadas/ 35
Experiencias educativas de las madres/ 38
Rezago/ 39
Etnoteorías sobre la educación/ 43
Ser educado/ 45
Ser abusado/ 46
Entregar/ 47
Cómo aprenden/ 51
Cómo les enseñan/ 52
Qué les enseñan/ 53
Discusión y conclusiones/ 55
Referencias/ 62
Apéndice A/ 68
Apéndice B/ 72
9
Índice de tablas
Tabla 1
Población de 15 años y más en rezago educativo, por municipio/ 12
Tabla 2
Escolaridad de los padres y madres estudiados / 37
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Sinopsis
El rezago educativo es un problema a nivel nacional que afecta
principalmente en zonas indígenas, donde se continúa con la enseñanza tradicional
que omite las características específicas de la cultura de la que provienen los niños
generando con ella la falta de relevancia de los contenidos.
Con el propósito de comprender los motivos de carácter cultural que
pueden incidir en el rezago educativo, en este trabajo se estudian las etnoteorías y
prácticas parentales en torno de la educación de los niños en una comunidad maya
al sur de Yucatán.
Los resultados obtenidos por medio de técnicas etnográficas facilitaron el
análisis de los mismos, permitiendo notar que mientras en el aula la intención
educativa se sigue enfocando en facilitar la construcción racional y sistemática de
explicaciones de la realidad, distante de la vivida por los estudiantes de zonas
indígenas. En este último contexto la educación es percibida por la comunidad
como una oportunidad de integración social, desarrollo de habilidades,
capacidades y actitudes y donde, la puesta en práctica de lo enseñado, logra que el
niño obtenga un aprendizaje significativo al darle un sentido útil al nuevo
conocimiento.
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CAPITULO I
Introducción
La educación es una práctica dirigida “hacia la consecución de la plenitud
(la autonomía y la socialización) del ser humano” (Mijangos y Romero, 2006:29)
es pues desde esta perspectiva un proceso enfocado en el desarrollo de
capacidades intelectuales, habilidades, destrezas y valores para la consecuente
integración social de un individuo. En este sentido hablar de educación sin
considerar los elementos culturales, es limitar la educación misma.
Mi experiencia en una comunidad maya donde la existencia es normada
por ideas y prácticas culturales que no necesariamente coinciden con las que
sustentan al país como nación, fue una invitación para profundizar en el
significado que la educación tiene, esta vez desde la perspectiva de los actores
principales en la educación de un niño, los padres.
Es así que en este estudio y desde el contexto maya, se toma como
referencia a la familia como base formadora, convirtiéndose el conocimiento de
qué piensan los padres de la educación de sus hijos, cómo aprenden los niños y
cómo les enseñan en la casa, en el punto central de análisis y discusión respecto a
las razones de la falta de relevancia de la práctica educativa para los niños.,
quienes viven y seguirán viviendo inequidades educativas de no considerarse e
incorporarse en el aula, de manera efectiva, la diversidad cultural de nuestro país.
Este documento está integrado por seis capítulos. En el primero presenta el
problema estudiado a partir de la descripción de los contrastes entre maestros y
madres de familia, con respecto a las percepciones de participación e
involucramiento en la educación, observados durante mi experiencia laboral y que
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dieron pauta para plantear el estudio. Se exponen las definiciones base del
problema estudiado, mismas que constituyen el eje de la exploración de las
concepciones paternas respecto a la educación del niño.
En el capítulo dos, la revisión de la literatura, se exponen los fundamentos
teóricos que permitieron aproximarme al problema de la inequidad y las
peculiares condiciones de la educación rural e indígena, que van más allá del
aspecto económico, frecuentemente asumido como razón del rezago educativo, y
se incorporan las etnoteorías parentales como un elemento que contribuye a la
comprensión del entramado cultural de la educación de un niño.
En el capítulo tres se exponen las bases y fundamentos teóricos para el
abordaje metodológico del estudio desde una perspectiva etnográfica, que
favorece con sus técnicas a identificar la naturaleza de las concepciones paternas
concernientes a educación desde su contexto. Así mismo, se hace una descripción
de la comunidad y la población participante, con quienes se estableció un acuerdo
de colaboración voluntaria.
El capítulo cuatro se enfoca a la descripción de los resultados obtenidos,
que abarca la caracterización de las familias estudiadas y la exposición de las
etnoteorías manifestadas por madres y padres participantes en el estudio,
analizando el significado que estos elementos propios de la cultura encierran. Para
finalmente en el capítulo cinco, aportar mi discusión y conclusiones.
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Planteamiento del problema
Mi primer contacto con Cholul, comisaría de Cantamayec, fue en octubre
de 2005 como parte del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en
Yucatán, representando el programa federal “Comunidad DIFerente” dirigido al
desarrollo comunitario sustentable. La misión era realizar un diagnóstico
observacional y participativo sobre la situación educativa, económica, alimentaria,
de salud y vivienda, de acuerdo con los lineamientos nacionales. A raíz de ello,
surgieron muchas interrogantes que dieron pauta a este estudio.
Como recién llegada me dirigí a las autoridades locales y mi naturaleza
formativa me guió a la escuela primaria. Al llegar los niños irrumpieron en el aula
y el director alzó la voz diciendo “hey, cuidado, tenemos visita, saluden y
compórtense” acto seguido, los niños saludaron con un animado “tardes” y se
quedaron fuera del aula jugando y platicando. Cuando salí del aula saludaban y
platicaban conmigo.
Durante esta entrevista con el director, me describió a la comunidad como
“difícil, muy cerrada, la gente está mal acostumbrada a pedir y que le den, a mí
me cuesta mucho trabajo. La gente aquí no entiende cuando le dices que es para
su provecho, es muy terca, a veces no mandan a sus hijos a la escuela porque los
mandan a la milpa o porque se van al Seguro y los grandes se tienen que quedar a
cuidar a sus hermanitos”.
En una siguiente visita, el director me presentó ante algunas madres de
familia y nuevamente los niños corrían y jugaban por la escuela; sin embargo,
algo llamó poderosamente mi atención, ya no me saludaban y ni siquiera se
acercaban. Hice el comentario a las madres presentes y la respuesta de una de
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ellas fue tajante, “es cosa de mayores, para qué se acercan”. Entonces pensé, que
cada madre educa a sus hijos de diferente manera.
Siguiendo los lineamientos del programa del DIF, se organizó una reunión
a la que se convocó a los interesados en convertirse en promotores del programa,
teniendo como requisitos saber leer, escribir y hablar español. Don Emilio,
hombre de aproximadamente 34 años que desde el primer contacto con la
comunidad se mostró entusiasmado y se ofreció a hacerlo, señaló que: “hacen
falta muchas cosas en la comunidad, la gente participa, a veces se pone difícil,
pero sí lo hace”. Su primera actividad, fue organizar una reunión para presentar el
programa y utilizando voladores, convocó a toda la población que, si bien es poca,
al llegar a la reunión no me lo pareció tanto. La gente reaccionó de manera
positiva y definió la siguiente semana como apropiada para iniciar el diagnóstico
participativo.
El entusiasmo de don Emilio, la reacción de los niños y lo acontecido en la
reunión convocada resultaron fuertemente contrastante con lo platicado con el
director de la primaria pues los asistentes no se mostraban “cerrados” a colaborar,
lo cual modificó mi percepción inicial de la población, dejándome claro que la
comunidad participaba si el asunto tratado era de su interés.
La primera reunión con toda la comunidad se dio por concluida y de
regreso a Mérida mis compañeros hacían comentarios de sus impresiones de las
primeras visitas y la reunión recién finalizada. Una de ellas, por ejemplo, al
referirse al director de la escuela señaló: “lo importante es que te va a ayudar a
hacer el diagnóstico, la gente es complicada, ya ves que no se callan y es difícil
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controlarlas”, observación en la que todos coincidieron al comentar sobre las
comunidades que atendían.
Mientras la plática seguía me quedé pensando en cómo mi acontecer
habitual en un medio urbano me obligaba a extrañarme de la situación de la
comunidad y me facilitó notar algunas semejanzas entre la opinión del maestro y
la de mis compañeros, quienes al parecer fundamentaban sus opiniones en “lo que
debe ser” de acuerdo a lo que la teoría dice, a lo que los parámetros nacionales de
desarrollo indican o simplemente, a lo que creen que es mejor para la comunidad.
Una semana después, durante la reunión para iniciar el diagnóstico
participativo, un punto tratado fue la biblioteca. Decía uno de los participantes:
“no hay biblioteca, los muchachos llegan a su casa y se van a Cantamayec, a veces
los traen tarde, casi no están en su casa”.1 Este comentario me llamó mucho la
atención y, al profundizar, resultó que el problema, visto desde el punto de los
padres, no era la biblioteca en sí misma, sino que a raíz de su carencia, los
muchachos no estaban en su casa y no ayudaban a la familia en la milpa o con los
quehaceres de la casa. Las señoras decían “qué tal si se quedan ahí vacilando su
punto y como no los vemos, no sabemos si están haciendo algo malo”, y
agregaban “además, la milpa no se levanta sola, si de verdad quieren aprender que
vayan a trabajar”.
El director, quien a solicitud mía había fungido como traductor, intervino
en el momento: “sus hijos tienen que estudiar, tienen que hacer su tarea, si ustedes
no les ayudan ellos tienen que buscar donde ayudarse, si quieren ver que sus hijos
mejoren, tienen que dejarlos que estudien y se preparen”. Acto seguido me
1 Cantamayec es la cabecera municipal y se localiza a 7 kilómetros de Cholul. Al no haber
biblioteca en la comunidad, el Presidente municipal dispuso que se proporcionara servicio de
transporte a la cabecera como un apoyo para la comunidad.
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comentó: “siempre hacen lo mismo, a veces no van a la escuela por la milpa,
muchos ya no terminan la escuela, con trabajo terminan la primaria y sólo porque
estamos detrás de ellos”.
Nuevamente de regreso a la ciudad, vino a mi mente lo vivido ese día,
principalmente una de las impresiones recolectadas en el diagnóstico donde la
gente mencionaba: “…ahora hay mucho vandalismo y libertinaje, los muchachos
están en el parque hasta a las 9 o 12”. A decir de la comunidad, hasta hacía diez
años esta situación no se observaba, por lo que se toma como una muestra de
rebeldía juvenil y “falta de educación”. Los muchachos ya no saludan y antes
todos daban las buenas noches, eran “más educados”, la gente estaba en su casa a
las ocho. Así noté que la comunidad define la falta de educación como la ausencia
de buenos modales y las buenas costumbres que ellas en su momento practicaban,
lo cual dejó de manifiesto un concepto de educación que no siempre será una
opinión compartida con los maestros y reconocida en la planeación del currículo
educativo.
Para dar inicio al proyecto bibliotecario, volví a la escuela de la
comunidad, en esta ocasión el director y sus colaboradores tenían una reunión y
durante la charla me dejaron ver algunas de sus percepciones: “a los niños les
cuesta trabajo aprender, van lento, es difícil para ellos” o bien, “no ponen
atención, no les interesa, no comprenden lo que se dice en clase; hay que bajarle al
nivel”, y agregaban que “muchas veces no hacen la tarea y en los exámenes no les
va tan bien, la última vez creí que no aprobaría carrera magisterial”. También dan
explicaciones sobre el pobre rendimiento de los niños “lo que pasa es que no
hacen su tarea porque los papás no les ayudan, aquí les marcas tarea, llegan a su
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casa, les preguntan a sus papás y como ellos no saben leer y escribir, los regañan
para que no les sigan preguntando. Llegan a la escuela, no hicieron la tarea y el
maestro los regaña, eso los desmotiva”. Esto, aunado a las ideas manifestadas por
la gente de la comunidad me hicieron notar que, sin duda, la educación para el
docente significa una cosa y para la comunidad otra.
Con esto como base, recordé las sesiones de la licenciatura, en las que nos
decían que la formación era básica para proveer de herramientas al individuo, sin
embargo, noté que el maestro teniendo mucho tiempo con esta labor en la
comunidad aún tenía una percepción negativa del entorno y los sujetos con
quienes trabaja. Esto me hizo cuestionar: ¿Por qué pese al tiempo que tenía
trabajando en la comunidad, el profesor parecía estar en constante lucha contra la
comunidad, si ambos manifiestan que la educación es importante? ¿Por qué la
organización de la educación en el aula no causa el efecto que se espera en los
estudiantes?
Es necesario buscar respuestas que ayuden a comprender mejor y desde
adentro el entramado sociocultural que envuelve la educación de los niños. Por
otra parte, reconozco, como profesional de la educación, que existe una práctica
arraigada de formar a los docentes, brindando información referente a teorías
educativas, estrategias y técnicas de enseñanza para mejorar la práctica en el aula.
Sin embargo, esto no es suficiente y la realidad lo indica claramente, se ha
enfatizado la necesidad de generar propuestas de cambio en el proceso de
enseñanza aprendizaje, como forma de mejorar la calidad de la educación,
dejando de lado aspectos relevantes tales como factores socioculturales, zona de
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residencia, idioma materno y, por supuesto, el papel de la familia como base
formadora.
Cuestiones críticas de investigación
En la actualidad, los programas educativos están enfocados a “mejorar la
calidad de la educación que se imparte en las escuelas públicas de educación
básica” según se plantea en la Reglas de Operación e Indicadores de Gestión y
Evaluación del Programa Escuelas de Calidad (2002). En especial con este
programa, se pretende involucrar a los padres en la educación de sus hijos de una
manera activa. Sin embargo, en las comunidades se continúa con la enseñanza
tradicional, “el programa (curricular) impone a través de los libros de texto, una
serie de contenidos que muy poco tienen que ver con el contexto real de los
alumnos” (Mijangos y Romero, 2006) Se omite la diversidad cultural, las
características específicas de la cultura de que provienen los niños, se pretende
integrar a un grupo de personas ignorando la forma y situación de vida de las
mismas, muestra de ello, son las clases impartidas en español pese a que los niños
son mayahablantes.
En este tenor, Rogoff (1993:34) afirma que “el desarrollo infantil implica la
apropiación de los instrumentos y habilidades intelectuales de la comunidad cultural
que rodea al niño. Por ello, es esencial considerar el papel de las instituciones
formales de la sociedad y las interacciones informales de sus miembros…”.
Al desconocer las expectativas, las creencias, ideas y prácticas de crianza
de los padres respecto a sus hijos, se generan limitantes para comprender las
razones de la ausencia del involucramiento paterno en la educación formal de sus
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hijos y, en caso de existir un involucramiento de los padres, se ignoran las razones
por las que no se generan los resultados esperados por la institución escolar,
fortaleciéndose así el rezago educativo que pese a los cambios y propuestas
gubernamentales sigue en aumento (INEGI, 2004).
Propósito del estudio
Por todo lo dicho, es necesario conocer, el sistema de conceptos e ideas
que dan lugar a las prácticas parentales asociadas con la educación de los hijos o
etnoteorías de los padres, lo que da lugar a prácticas asociadas con la educación de
los hijos con el objeto de identificar una posible relación con el rezago educativo.
De esta forma, por medio de esta investigación se intenta comprender, a
través del estudio de las etnoteorías de los padres, los motivos de carácter cultural
que pueden incidir en el rezago educativo. Se entiende que esto puede servir como
base para desarrollar métodos y estrategias que sean culturalmente relevantes en la
enseñanza y aprendizaje de los niños maya hablantes de las zonas rurales.
Importancia del estudio
La aportación que brindará este estudio estriba justamente en la
descripción y análisis de las etnoteorías parentales de la población rural maya-
hablante, como una estrategia para comprender al estudiante en su contexto
cultural y social y cómo aquellas, se pueden ver reflejadas en su proceso de
aprendizaje. De esa manera se podrán generar alternativas que resulten efectivas
para la enseñanza e integración del alumnado en el ámbito escolar.
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Definiciones
Para fines de esta investigación el concepto etnoteorías parentales está
basado en la definición de Harkness y Super (1996) y está enfocado hacia la
educación.
Así, las etnoteorías parentales refieren el conjunto de creencias o ideas que
los padres tienen sobre la naturaleza y características del niño, su desarrollo y
necesidades, así como el papel de los padres en su socialización, de acuerdo con
las expectativas de su cultura y la concepción que tienen de la educación y acerca
de cómo los niños aprenden.
El rezago educativo ha sido ampliamente estudiado y la definición del
concepto se refiere a todas aquellas personas que no logran concluir la educación
básica, lo que inevitablemente indica una situación de atraso e incumplimiento de
metas educativas. En el caso de nuestro país se considera que cualquier persona
mayor de 15 años que no haya concluido la escuela secundaria se encuentra en
situación de rezago (CONAPO, 2005).
Delimitaciones
El compromiso de esta investigación es proporcionar información acerca
de las etnoteorías de los padres, su concepción de la educación y cómo los niños
aprenden en casa, de manera que el análisis de las mismas permita comprender los
motivos de carácter cultural que pueden incidir en el rezago educativo. Esto
servirá como base para desarrollar métodos y estrategias que sean culturalmente
relevantes en la enseñanza y aprendizaje de los niños de las zonas rurales maya
hablantes.
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CAPITULO II
Revisión de la literatura
El rezago educativo se refiere a todas aquellas personas que no logran
concluir la educación básica, lo que inevitablemente indica una situación de atraso
e incumplimiento de metas educativas.
En México, cuando se habla de rezago educativo se hace referencia a la
población mayor de quince años que no ha culminado la educación secundaria,
que representa el límite mínimo considerado para la educación básica (Muñoz y
Suárez, 2002). En el 2005, el 43.9 % la población mexicana de 15 años y más se
encontraba en situación de rezago lo que involucraba a más de 30 millones de
hombres y mujeres (INEGI, 2006). Sin embargo, el rezago educativo no se da en
todos los estratos sociales, sino que afecta principalmente a las poblaciones de
estados con mayor grado de marginación y, en el interior de éstos, en las
comunidades que se encuentran en las áreas más marginadas.
En el mismo tenor, el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza,
afirma que los grupos afectados por situaciones de carencia presentan una mayor
proporción de niños que no asisten a la escuela, y menores niveles de escolaridad
en los jefes de hogar (Fondevila, 2005). Por su parte, la SEP indica que “cerca de
un millón y medio de niños y jóvenes no ingresan al sistema educativo por
razones económicas, por falta de escuelas en la zona o de alternativas de otro tipo
que faciliten su acceso”. (Gómez Morín cit. por Fondevila, 2005:114).
En Yucatán la situación no es alentadora, de acuerdo a los índices de
marginación emitidos por la CONAPO (2005) el estado ocupa la posición 11 en
cuestiones de marginación, en el 2005, el 42.18% de la población se encontraba
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en situación de rezago educativo (INEGI, 2006). Dentro del estado, los
municipios que presentan el mayor rezago educativo y niveles muy altos de
marginación son Tahdziú, Mayapán, Chemax y Cantamayec como puede
observarse en la Tabla 1.
Tabla 1
Población de 15 años y más en rezago educativo, por municipio
Población de 15 años
y más
En rezago %
Yucatán 1 252 562 654 497 52.25
Tahdziú 2 079 1980 95.23
Mayapán 1 714 1 616 94.28
Chemax 17 439 15 727 90.18
Cantamayec 1 402 1094 78.03
Fuente: INEGI, 20062
En efecto, la pobreza es un componente clave para explicar el rezago
educativo, pero de ningún modo es el único. Diversos investigadores han dirigido
su mirada a otros factores que también pueden incidir en el problema.
Además de la inequidad económica, la falta de transporte para acceder a
los centros educativos, el problema de la cobertura en las localidades, la
insuficiente difusión de la oferta educativa, tanto en cantidad como en condiciones
y modalidades, así como la relevancia de los contenidos de acuerdo con los
2 La CONAPO (2005) por su parte reporta datos que muestra ciertas discrepancias, debido a los
ajustes realizados por la misma organización, reflejando un 20% de incremento en los porcentajes
de rezago y a diferencia del INEGI, sin incluir a las personas que inician y no culminan la
secundaria
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intereses y necesidades de los adultos tanto en el medio laboral, como social y
familiar (Nuñez, 2005) generan resultados visiblemente inadecuados a las
necesidades de la sociedad actual.
Lo anterior se refleja en algunos de los resultados más importantes de la
Encuesta Nacional de la Juventud que Suárez (2005) presenta. En esta encuesta se
preguntó a jóvenes de 12 a 19 años en condición de rezago educativo el motivo
por el cual actualmente no estudiaban. De acuerdo con esta autora, los resultados
indican que el 40% de los jóvenes dejaron la escuela por falta de recursos
económicos. Sin embargo, un significativo 28% declaró “no me gusta estudiar”, lo
que indica la falta de significado que la educación tiene para muchos jóvenes que
encuentran la escuela aburrida o irrelevante. Esta idea de irrelevancia, se ve
reflejada cuando el 23.7% de estos jóvenes que abandonaron la educación formal
(Fondevila, 2005) inician la búsqueda de empleo sin éxito alguno, sin percatarse
que no cuentan con las herramientas básicas que provee la educación. En especial
Suárez (2005) señala que los niños y jóvenes de origen indígena y los de las
familias pobres no logran identificarse ni establecer vínculos morales con la
escuela que les permitan construirse como estudiantes. Por tanto, el rezago
educativo y sus causas tienen sus orígenes también en los actores y las
instituciones.
Un ejemplo claro de esto son los estudios y evaluaciones que comparan los
programas educativos de los ambientes urbanos con los de zonas rurales. Dichos
estudios reflejan niveles alarmantes de deserción, reprobación y extraedad, así
como bajos niveles de eficiencia terminal en las zonas indígenas, quienes se
enfrentan a problemas de acceso a los servicios educativos, limitaciones en la
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planta docente y la calidad educativa misma, lo que genera y seguirá generando, la
presencia de estos resultados si no se considera la clara urgencia de incorporar de
manera real, la dimensión de la diversidad cultural en la práctica educativa para
lograr aprendizajes significativos en los estudiantes (Schmelkes, 1996).
Considerando los resultados anteriores, no es posible seguir atribuyendo el
rezago educativo tan sólo a la situación económica, pero tampoco es posible
etiquetar a los jóvenes en rezago educativo como “desadaptados sociales” o
“fracasados” sino que es necesario mirar hacia los contextos social y escolar a los
que los educandos se resisten.
El problema no es nuevo, tras la revisión de la calidad educativa realizada
por Schmelkes (1994:21) reportó la importancia de “adaptar el servicio a las
características de la población” pese a que esto significa revertir las pautas de
planeación educativa donde los individuos y los grupos son los que deben
adaptarse al servicio ofrecido.
En este mismo tenor, Muñoz Izquierdo (Cruz, 2005) expresa que las
acciones desarrolladas en materia educativa no están dirigidas a la calidad de la
educación y menciona que la calidad es multifactorial:
…depende de varios factores que el menor termine el nivel
primaria y secundaria a una edad adecuada, porque al desfasarse es
más probable que abandone la escuela, así como analizar las
condiciones en las que recibe la instrucción, en qué condiciones
trabaja, pues de ello depende cómo pueda manejar y aceptar el
conocimiento (en Cruz, 2005: 2)
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Ciertamente la calidad educativa implica aspectos como el significado de
desempeño académico, la función social de la educación y las políticas educativas
(Flores, 2004) respecto a las que los gobiernos posteriores a la Revolución
mexicana han realizado esfuerzos que sin duda han tenido resultados importantes.
Mientras que a fines de la década de los cincuenta la escolaridad promedio de la
población de 15 años y más era de dos años y el 35% era analfabeta, en 1990 estos
indicadores registraron valores de 6.2 años y 12% respectivamente. A pesar de
estos cambios, lo cierto es que las metas educativas establecidas desde hace más
de setenta años no se han logrado (Muñoz y Suárez, 1993).
De acuerdo con un estudio realizado por Latapí (2004) durante 12 años,
cinco secretarios han mantenido sin cambios sustanciales las políticas adoptadas
por la Secretaría de Educación Pública (SEP), las cuales derivan del Acuerdo
Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal (ANMEB). En
materia de federalismo han alentado iniciativas como: reuniones periódicas de la
SEP con los secretarios estatales de Educación y delegados de la Secretaría en los
estados, la reforma de la enseñanza normal y actualización del profesorado y
renovación curricular. Sin embargo, todas estas modificaciones se han enfrentado
a una cultura anti-intelectual de los jóvenes y a la necesidad de formar maestros
con nuevas competencias didácticas, nuevos lenguajes y sensibilidad hacia los
alumnos.
En los últimos 10 años y teniendo como base la Ley General de
Educación, se ha promovido la equidad en la educación a través de programas
compensatorios como el Progresa (hoy Oportunidades) y el Programa para
Combatir el Rezago Educativo (PARE I y II). Estos programas, están dirigidos a
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los estados más pobres del país, en donde vive cerca del 40% de la población
indígena, y con ellos se pretende lograr la mejoría de la infraestructura escolar, la
distribución de materiales de enseñanza, capacitación e incentivos para maestros
(OCDE, 2004).
En el Programa Nacional de Educación 2001-2006 (PRONAE) se propone,
como uno de sus objetivos estratégicos, garantizar el derecho a la educación,
expresado como la igualdad de oportunidades para el acceso, la permanencia y el
logro educativo de todos los niños y jóvenes en la educación básica. Para lograrlo,
la educación básica cuenta con el programa, Escuelas de Calidad (PEC), el
Programa Nacional de Lectura, Enseñanza de la Ciencia y las Matemáticas con
Tecnología, Modelo Pedagógico para Telesecundaria, Modelo de Educación para
Escuelas Multigrado, el Nuevo Modelo Pedagógico para Telesecundaria, la
Reforma a la Educación Secundaria y la Reforma Educativa.
Estos programas y propuestas están dirigidos a hacer frente a los
problemas de cobertura y equidad que en materia de educación afronta el país, así
como a mejorar la calidad del Sistema Educativo Nacional y acercarla a los más
desfavorecidos (PRONAE, 2001-2006), por medio de la entrega de apoyos en
infraestructura, material didáctico y capacitación docente.
En Yucatán se llevan a cabo algunos programas de educación indígena
intercultural, por medio de la Subdirección de Educación Indígena, que brinda
atención educativa intercultural bilingüe a los niños y las niñas de los niveles
inicial, preescolar y primaria. Lo anterior se hace con la finalidad de favorecer el
fortalecimiento de la identidad local, regional y nacional, así como el desarrollo
27
de actitudes y prácticas que tiendan a la búsqueda de la libertad y justicia para
todos.
Así, se ofrecen programas de educación inicial y preescolar intercultural
bilingüe, educación primaria intercultural bilingüe y el programa Ko' one' ex
kanik maaya (Vamos a aprender maya), en el que participan de manera voluntaria
las escuelas. Además se instrumenta el programa de Educación física, de carácter
obligatorio, mediante el cual se apoya la labor educativa con el propósito de
propiciar en el alumno hábitos, valores, actitudes y conocimientos relacionados
con el cuidado de su cuerpo.
Las evaluaciones e informes de resultados de estos programas, reflejan un
impacto positivo en el acceso a la educación, la asistencia regular y la
permanencia de niños y particularmente de las niñas, pero no en la calidad de los
resultados educativos alcanzados por los estudiantes en cuestión (OCDE, 2004).
Así tenemos que, pese a los esfuerzos, los resultados no han sido
suficientes, lo que demuestra una vez más que el rezago
no puede ser evitado mediante la aplicación de políticas de carácter
general, sino que exige instrumentar un conjunto de políticas y de
programas enfocados precisamente al mejoramiento de la calidad de
la educación que se imparte, especialmente en las escuelas de las
localidades rurales y en las zonas urbano marginadas del país (Aziz et
al, 2000:1).
Queda claro que además del aspecto socioeconómico es necesario valorar
más los procesos educativos y considerar otros elementos que complementen la
educación recibida, mirar hacia otros ámbitos en los que también se desarrollan
28
procesos educativos y en este sentido, el aspecto cultural representa un elemento
educativo de capital importancia.
En efecto, el ámbito educativo entraña una gran complejidad, que involucra
a actores e instituciones y comprende tanto la transmisión de información como la
formación y ayuda para aprender. Esto requiere hacer un reconocimiento de los
alumnos: “cuáles son sus ideas previas, qué son capaces de aprender en un
momento determinado, su estilo de aprendizaje, los motivos intrínsecos y
extrínsecos que los animan o desalientan , sus hábitos de trabajo, las actitudes y
valores que manifiestan frente al estudio concreto de cada tema, etcétera”. (Díaz-
Barriga y Hernández, 2002).
Considerando lo anterior, las políticas y cambios requieren reconocer las
marcadas diferencias de la diversidad cultural en el país, la historia y tradiciones
que diferencian a una cultura de otra, las particulares condiciones lingüísticas,
culturales y especiales necesidades de aprendizaje que se derivan de ellas o están
relacionadas que si bien son reconocidas por el sistema educativo, aún no resulta
suficiente pues no ha sido posible establecer las condiciones necesarios para que
el hecho educativo tenga los resultados esperados.
De acuerdo a esto, la educación requiere de un enfoque integracionista
donde se valore la diversidad cultural, Schmelkes (2006) menciona al respecto
que la educación intercultural tiene entre sus objetivos “ofrecer una educación
cultural y lingüísticamente pertinente a los indígenas en todos los niveles
educativos” pues no es posible hacer educación intercultural verdadera si esa
educación no se propone y dirige a toda la población que vive en la inequidad.
29
Desde esta perspectiva, en México han surgido diferentes esfuerzos por
adaptar las estrategias educativas a las características y necesidades de la
población, mismas que van desde la escuela rural mexicana y las misiones
culturales, a la educación bilingüe bicultural que surgió en 1979, donde los niños
indígenas se alfabetizaban en su lengua materna (Schmelkes, 1996) y la educación
comunitaria, que se imparte en instituciones como el CONAFE y el INEA. Pese a
esto el resultado sigue siendo pobre.
Lo anterior puede ser debido a múltiples factores que impiden el adecuado
funcionamiento de las escuelas bilingües interculturales. Schmelkes (2005)
menciona como los más importantes el elevado ausentismo de los docentes, el
desperdicio del tiempo destinado a la enseñanza y al aprendizaje, así como la falta
de las condiciones mínimas de infraestructura y equipamiento. Aunada a esto, se
encuentra la falta de preparación de los docentes quienes no siempre dominan la
lengua del grupo indígena al que atienden y, sobre todo, la falta de participación
de las comunidades indígenas en su propia educación.
De este modo, la educación intercultural bilingüe destinada a poblaciones
indígenas “supone la incorporación de los contenidos propios de los grupos
indígenas al curriculum, lo que necesariamente implica la activa participación de
los pueblos indígenas en la definición de dichos contenidos, y que tampoco se ha
dado” (Schmelkes, 2005).
Es así que considero que el proyecto educativo debe estar centrado en el
alumno y su aprendizaje efectivo, y para lograrlo es necesario hacerlo desde
adentro, desde su contexto, conocerlo y considerarlo inseparable de sus acciones, no
sólo en situaciones de conocimiento, sino en otro tipo de actividades. Parte de la
30
naturaleza de un niño es buscar el significado de lo que pasa a su alrededor, para
incorporarse él mismo a la actividad, el niño toma como referencia lo que observa
y aprende de su contexto, integrando a su cotidianeidad los conocimientos,
costumbres e ideas de su comunidad al ponerlas en práctica. Por ello, es
indispensable considerar el papel de la escuela, familia y sociedad como centrales
en el proceso de desarrollo cognitivo de un niño.
Si se pretende comprender el desarrollo del niño, en el ámbito educativo en
este caso, es necesario reconocer sus destrezas y forma de interactuar con otras
personas, considerando que estas habilidades permiten llegar a las metas que son
valoradas en la comunidad.
Es por esto que propongo que una de las estrategias para comprender al
estudiante en su contexto cultural y social, es el estudio de las etnoteorías
parentales que a su vez, se pueden ver reflejadas en el proceso de aprendizaje y en
las percepciones o teorías en torno a su papel de alumno.
Etnoteorías parentales
Las etnoteorías parentales representan la paradoja básica de la mente y la
cultura y ofrecen una oportunidad para hacer preguntas que tienen implicaciones
más allá de la paternidad misma (Harkness y Super, 1996). Son el conjunto de
creencias o ideas que los padres tienen sobre la naturaleza y características del
niño, su desarrollo y necesidades así como el papel de los padres en su
socialización de acuerdo con las expectativas de su cultura.
Las etnoteorías constituyen uno de los tres componentes del nicho de
desarrollo del niño, marco conceptual desarrollado por Super y Harkness (1986) y
31
que introducen como una estructura teórica para entender la regulación cultural
del microambiente en que se desarrolla el niño.
El nicho de desarrollo es pues un sistema en donde se conjugan tres
componentes. El entorno físico y social cotidiano del niño. Mamá, papá,
hermanos, maestros, compañeros de la escuela, y en Yucatán la milpa, la hamaca
y el solar, son ejemplos de los elementos que forman parte de este subsistema. Las
costumbres de crianza y cuidado infantil que consisten en acciones que no
requieren de racionalización, por ser parte de lo normal, de lo que debe ser.
Ejemplos serían las prácticas de alimentación u organización del ciclo vigía-sueño
y, en Yucatán la forma de cargar a los niños a horcajadas sobre la cadera,
hetzmek’ y la ceremonia del mismo nombre. Por último la psicología de los
cuidadores, que se refiere a las ideas o etnoteorías de los padres sobre las
características y necesidades de los niños, el papel parental, las expectativas hacia
los hijos, los objetivos de socialización. Al igual que las prácticas no requieren
racionalización.
Los tres subsistemas se relacionan entre sí y actúan de manera coordinada,
además de que cada uno tiene relaciones con otros aspectos de la cultura general,
teniendo flexibilidad y capacidad de adaptación en respuesta a cambios en ésta y
variaciones en función del nivel de desarrollo y las características individuales de
los niños (edad, género). Se puede notar entonces la continuidad en las formas de
concebir al niño y actuar respecto a él, que son guiadas por la cultura y
proporcionan el material del cual el niño toma las reglas sociales, afectivas y
cognoscitivas de la cultura.
32
Harkness y Super (1992) han resaltado la importancia del papel de las
etnoteorías como el componente más importante del nicho de desarrollo,
haciéndolas destacar cómo organizadoras de este sistema por expresarse en los
otros dos componentes (entorno físico y social y prácticas de crianza) y, por tanto,
en el desarrollo del niño. Señalan que las etnoteorías son modelos construidos por
los padres a partir de la experiencia histórica de la comunidad y la experiencia
personal. En este sentido las etnoteorías forman parte de modelos culturales más
amplios sobre el significado del ser humano y su entorno y son la base de la que
derivan acciones de crianza y cuidado infantil, constituyendo asimismo, formas de
enseñanza y aprendizaje que no requieren de racionalización por ser de “sentido
común”, asumiéndose como respuestas naturales.
Como parte de un sistema cultural más amplio, las etnoteorías se
modifican, no son estáticas, la propia individualidad que imprimen tanto los
padres como los propios niños hace que cambien. Al respecto, Cervera (2008:8)
menciona “las etnoteorías guían el pensamiento y la acción de los padres hacia sus
hijos…ambos participan en su construcción cultural y no sólo crean culturas sino
también contribuyen a su continuidad y cambio”. Así, las etnoteorías parentales
forman parte de un sistema que liga ideas sobre el niño, sobre prácticas y los
resultados de esas prácticas y, aunque, por sí mismas no pueden predecir
resultados concretos del niño, sería difícil entender las diferencias culturales en el
desarrollo, sin la referencia de cómo los padres construyen culturalmente a los
niños en general, y a los propios en particular.
El desarrollo es un proceso biológico individual pero situado en un
contexto temporal y espacial específico. Por ello, sus características son producto
33
de la participación de cada individuo en su entorno y de las interacciones sociales
de la comunidad en que vive. Así, el desarrollo de un individuo es definido por el
contexto cultural en que se desenvuelve, pues en él se establecen prácticas
culturales, sistemas de actividad aprendidos basados en reglas establecidas para
adecuar la conducta a situaciones socialmente organizadas cuyo propósito es la
cooperación de los miembros de una cultura (Rogoff, 1993) y que en conjunto,
guían y apoyan este desarrollo a través del microambiente, en el cual las
etnoteorías parentales juegan un papel central. Ejemplo de esto es lo que yo
observé en Cholul, cuando una persona que asistió a una de las reuniones
mencionó “si de verdad quieren aprender tienen que ir a trabajar a la milpa” o “ya
le hice hetsmek’ para que aprenda a caminar”.
Esta ceremonia, expresión simbólica de las etnoteorías, es ampliamente
practicada en las zonas rurales, urbanas y entre migrantes, se realiza para que el
niño aprenda a caminar y en comunidades milperas de oriente para que sean más
abusados también (Cervera, 2008). Las circunstancias de vida cambiantes se
reflejan así mismo en la resignificación de algunas acciones que se realizan
durante la ceremonia. Fortuny (2004:232) menciona un ejemplo de este rito y
añade “el padrino se valió de un celular, para que su ahijado se pudiera comunicar
cuando sea mayor”.
Los padres y cuidadores sirven de guía a los niños en la adquisición de
destrezas específicas dentro del contexto en el que éstas se utilizan habitualmente y
los niños participan en las actividades culturales de sus mayores, ajustando su
responsabilidad de acuerdo a sus capacidades. Por ejemplo, en la India, los niños
aprenden desde muy pequeños a distinguir el uso de la mano derecha e izquierda: la
34
derecha es la mano limpia, que se usa para comer; la izquierda, es la mano «sucia»
que sirve para limpiarse después de la defecación (Rogoff, 1993).
Situaciones semejantes son las reportadas por Gaskins (1999) tras su
experiencia en Chemax, Yucatán donde observó como la niña vigilada por sus
hermanas, con una hoja remojada en agua imitaba a su madre que lavaba la ropa o
Cervera (2008) que en una comunidad mayahablante observó como los niños
tienen sus gustos, empiezan a obedecer e imitan lo que ven, entre otras cosas, en un
proceso que lleva a los niños al “entendimiento”.
Esta misma explicación puede aplicarse al rememorar una de las reuniones
de Cholul, en donde los niños pequeños pueden deambular y colgarse de sus
mamás durante las asambleas comunitarias, sin que esto sea objeto de molestia de
ninguna persona. En contraste los niños de edad escolar y adolescentes deben
mantenerse lejos porque se trata de asuntos de “los mayores” y ellos, aún cuando
ya tienen entendimiento, aún no están preparados para participar de ellos. El
concepto de entendimiento corresponde al de desarrollo y ha sido descrito como
un proceso gradual, básicamente de naturaleza innata mediante el cual los niños
van incrementando su capacidad para comprender su entorno e interactuar
(Cervera y Méndez ,2006; Gaskins, 1996).
En el caso de Cholul, este concepto se puede ejemplificar cuando en mi
primera visita a la escuela, los niños interactuaron conmigo, lo que no ocurrió
durante el diagnóstico participativo. La explicación de esta conducta me la dio
una madre de familia: “es que los niños no saben, los otros ya van a la escuela (en
este punto, señaló a los niños del parque, que curiosamente eran de edad escolar
básica y algunos adolescentes), yo siempre les digo que cuando estoy con los
35
mayores que no se acerquen, pero a ésta no (llevaba una niña pequeña de escasos
dos años), todavía le falta”.
El entendimiento es pues un importante indicador del desarrollo de un niño,
la agudeza mental tanto perceptiva como verbal, aunada al buen comportamiento,
el respeto y la responsabilidad, involucran de acuerdo a mis observaciones en la
comunidad, el sentido del concepto de educación de las participantes, quienes
procuran un constante acompañamiento al niño principalmente en sus primeros
años, siendo las características de las interacciones maternas “la atención de
necesidades del niño y la proximidad física” (Cervera 2008:17)
Es así, que el proceso educativo en el seno familiar inicia con la construcción de
puentes, que van desde comprender hasta que el niño muestra destreza lo que lleva
entonces a la participación infantil en determinadas actividades que incluyen
cambios en la responsabilidad que el niño asume a través del desarrollo (Rogoff,
1993)
Estos cambios son el reflejo del aprendizaje de los niños que al convertirse en
legítimos participantes, al igual que los demás, están aprendiendo como participar
apropiadamente, a diferencia de (Gaskins, 1999), las observaciones reportadas al
momento por Fortuny, Cervera y por mi, reflejan una participación infantil no
“tolerada”, sino promovida por los padres y cuidadores, al involucrar a los niños
en las actividades desde temprana edad logrando con ello una integración a su
contexto.
Queda claro que lo que el niño interioriza es lo que ha realizado en el contexto
social, las etnoteorías son ese marco que permite al individuo canalizar las destrezas de
cada generación de modo que el desarrollo individual está directamente relacionado
36
con el uso de los instrumentos culturales que padres y cuidadores proporcionan al
niño.
37
CAPITULO III
Metodología
Supuestos y fundamentación para el uso de un diseño cualitativo
La elección de procesos etnográficos para el presente estudio, responde a
la importancia de recuperar y reconstruir las dimensiones culturales y sociales
implicadas en el tema elegido.
La escuela forma parte de la historia y la sociedad occidental, es un centro
de iniciación y agregación social donde se relacionan grupos diferentes
(profesores, alumnos, padres) cuyo objetivo es la socialización formal de los
individuos y la formación en contenidos, pautas de conducta, valores, actitudes y
formas de ver el mundo que permitirán adaptarse y enfrentar los cambios
permanentes de la sociedad capitalista. Esta forma de concebir y organizar el
proceso enseñanza-aprendizaje, por tanto, no necesariamente es compartida por
las sociedades no occidentales, especialmente por aquellas comunidades donde el
trabajo adulto no está segregado del espacio familiar (Rogoff, 2003).Esta
diversidad cultural en las formas de concebir y organizar el proceso educativo se
expresa en las etnoteorías parentales, por ejemplo como se apuntó antes, para las
madres mayas el concepto de educación va más allá de la adquisición de
conocimientos. Su estudio requiere una metodología que permita recuperar y
analizar la voz de los actores desde su propia lógica cultural.
La etnografía, al igual que la educación, es también un proceso y producto
sociohistórico, que permite aproximarse y adentrarse en una comunidad, en un
grupo, aprender su lenguaje y costumbres y considerar todos los factores
culturales que los organizan. Se trata de profundizar, analizando los puntos de
38
vista de los participantes así como las condiciones históricas y sociales en que se
dan las relaciones y constructos socioculturales.
Desde este punto de vista, el trabajo etnográfico no se limita a relatar
detalles superficiales, el propósito es la construcción teórica y práctica de
conocimientos de una porción del mundo que permite desarrollar un cuerpo de
estudios descriptivos y analíticos, que en el caso de la investigación educativa
conducen a entender cómo el trabajo en la escuela funciona en diferentes sistemas
culturales, sobre todo al considerar la consistente discrepancia entre los objetivos
intencionados de los profesores y los resultados obtenidos, principalmente en
contextos culturales diferentes donde la gente que representa diferentes etnias,
tiene distintos estilos de pensamiento y lenguaje y por ende, distintos estilos
cognitivos y mentales (Spindler, 1971) como es el caso de la comunidad
estudiada.
Dado que el presente estudio se centra en las etnoteorías de los padres
sobre aprendizaje y educación como elementos que pueden incidir en el rezago
educativo, se recurrió a la metodología etnográfica. La observación participante y
las entrevistas, fueron la pauta para comprender cómo el ambiente de los niños es
organizado cotidianamente y entender las etnoteorías de los padres como modelos
culturales que guían su pensamiento y acción en torno a la educación en el hogar
y la escuela.
Es así, que los métodos etnográficos representaron una herramienta útil
para obtener información que puede proporcionar un punto de partida para
investigadores, padres y profesionales de la educación, propiciando estructuras de
razonamiento lógico que permitan no sólo hacer evidentes los patrones de
39
creencia y prácticas que son compartidos y culturalmente específicos y que
pueden escapar fácilmente a una perspectiva monocultural.
Asimismo, estas pautas pueden ser implementadas para que los
profesionales de la educación tengamos elementos que permitan conocer y
adentrarnos en la perspectiva educativa de la comunidad de manera más profunda
al facilitar el análisis y comprensión de cómo los padres representan en sus ideas,
conceptos y acciones de crianza y cuidado infantil, la cultura internalizada y más
específicamente, cómo conciben y valoran la educación y la enseñanza de los
niños, y sobre todo desentrañar los elementos del contexto o ambiente en que los
niños asisten a la escuela y que pueden incidir en el rezago educativo, para
incorporarlos en el currículo traduciéndolos en estrategias que permitan darles
credibilidad ideológica desde el aula, a los contenidos.
Procedimiento de recolección de datos
El conocimiento y relaciones desarrolladas en la comunidad seleccionada
permitieron describir, traducir, explicar e interpretar el contexto sociocultural
estudiado, recuperando la información por medio de encuestas, registros
narrativos de los fenómenos estudiados, observación participante y entrevistas a
profundidad.
El uso del proceso etnográfico en el estudio generó una fuente de dialogo y
mutuo aprendizaje, logrando con ello la oportunidad de conocer por experiencia
propia y desde una postura diferente a las ya vividas, la realidad educativa.
De este modo mi papel como investigadora fue ser una intérprete de la
realidad, buscar coincidencias mediante el análisis de los datos, de manera que,
40
mostrando éstas y cómo se dan desde el punto de vista de diversos actores, se
saque a la luz la objetividad del hecho cultural estudiado (Velasco y Díaz de Rada,
1997).
Como se ha mencionado antes, a lo largo de la investigación se estudiaron
las etnoteorías parentales, por medio de las creencias de madres y padres de
familia, y las percepciones y opiniones de las mismas respecto a lo que consideran
que es la educación, la importancia que le atribuyen y la forma en cómo enseñan a
sus hijos.
Sitio de investigación y participantes
Cholul de Cantamayec es una localidad que se encuentra a 76 Km al
sureste de la ciudad de Mérida. Colinda con Mayapán y Cantamayec siendo esta
última, su cabecera municipal. De acuerdo con el II Conteo de Población 2005
(INEGI, 2007) reporta un total de 395 habitantes (203 mujeres y 192 hombres) y
al menos hasta el 2000, era una de las localidades con índice de marginación muy
alto (CONAPO, 2000).
La naturaleza del estudio marcaba la necesidad de trabajar con madres de
familia con hijos en edad escolar. Para identificar a la población de estudio acudí a
los directores de las instituciones educativas de la comunidad, quienes me
proporcionaron las listas que necesitaba para iniciar. La totalidad de madres de
familia con hijos en edad preescolar y escolar fue 40, mismas que fueron invitadas
a participar en el estudio. De ellas, 35 aceptaron colaborar.
41
Para la realización del estudio se elaboraron dos encuestas, el pilotaje se
realizó con madres de familia de la comunidad.Durante la estancia de campo se
realizaron las encuestas socioeconómicas, con preguntas dirigidas a recabar
información sobre tamaño y composición familiar, características de la vivienda,
nivel de educación así como actividades económicas y productivas de los
miembros de 12 años y más (Ver apéndice A).
Se diseñó una encuesta general de etnoteorías con preguntas cerradas y
abiertas sobre ideas, creencias y prácticas relacionadas con educación y
aprendizaje de los niños (Ver apéndice B).
Durante el proceso de investigación, la empatía y clima de confianza
establecidas con las participantes, permitieron que lo que inicialmente eran
encuestas generales se convirtieran en entrevistas largas y profundas, y que cuatro
padres de familia, que en el momento de la entrevista se encontraban en sus casas,
se involucraran en las mismas, aportando datos de forma individual y numerosos
conceptos relativos a educación.
Asimismo, se realizó un grupo de enfoque, oportunidad que surgió durante
una reunión informal con cinco amas de casa que accedieron a participar en él y
donde los cuatro puntos principales que se trataron fueron: qué piensan (madre y
padre) de la educación, cuál es la utilidad de la escuela, qué acciones ejecutan
para la enseñanza y aprendizaje de sus hijos, y qué les enseñan, para finalmente,
conocer a qué razones atribuyen que los niños reprueben o dejen la escuela.
A manera de triangulación y con la finalidad de validar las respuestas se
realizó un grupo de enfoque al que asistieron 32 de las 35 madres de familia
participantes y 1 padre. La reunión permitió profundizar y retomar conceptos que
42
resultaron determinantes en el proceso de investigación y que fueron obtenidos
durante la recolección de datos.
Procedimientos de análisis de datos
Se obtuvieron frecuencias y medias y desviaciones estándar de la
información de la encuesta socioeconómica utilizando el programa Statistical
Package for the Social Sciences (SPSS), con el objeto de presentar una
caracterización de las familias estudiadas.
Las entrevistas y grupos de enfoque se registraron en audio y una video
grabación y en un diario de campo se realizó un recuento de las actividades
diarias, observación de acontecimientos, conversaciones casuales, comentarios a
lecturas, hipótesis e interpretaciones durante la investigación con la finalidad de
producir descripciones, interpretaciones y representaciones de la vida de los
participantes, sus familias y el entorno, así como puntos que resultan claves para
comprender el entramado sociocultural de la comunidad.
Aspectos éticos.
Es importante recalcar que se informó a los participantes sobre el estudio y
sus objetivos, que la participación no fue obligatoria sino voluntaria y tenían la
posibilidad de retirarse en el momento que lo desearan. Se aseguró la
confidencialidad de la información con la finalidad que los participantes tomaran
una decisión libre e informada.
43
CAPITULO IV
Resultados
La comunidad se distingue por ser un lugar tranquilo y apacible. A la
entrada de la carretera principal, lo primero que encontramos es la escuela
primaria, cuidada y arreglada por los padres de familia durante las ya
acostumbradas fajinas. Los árboles y las piedras pintados de colores variados y los
botes de basura cercanos y disponibles, dan a la escuela un aspecto limpio y
ordenado. Las casas de la comunidad lucen pintorescas y, pese a que la mayoría
de la población cuenta con una construcción de bloques, sobresalen las casas de
tipo tradicional, adornando el paso de la carretera principal.
En el actual centro de la comunidad destaca el colorido de las paredes de
la oficina del comisario municipal y la biblioteca comunitaria, que hace que la
tienda CONASUPO pase desapercibida a los ojos extraños, aunque no a los de los
habitantes, que se mantienen pendientes del horario por ser el centro de pago de
las cuentas de energía eléctrica y el único lugar donde los productos de la canasta
básica están en oferta frecuentemente. La biblioteca fue solicitada por los
habitantes e inaugurada conjuntamente por el Presidente municipal de
Cantamayec y el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia en
Yucatán en febrero de 2006.
Enfrente está el parque, tres grandes árboles dan sombra y cobijo a
hombres jóvenes y adultos que se reúnen ahí para disfrutar el fresco de la tarde y
una agradable charla de las últimas noticias del pueblo y los alrededores. De
acuerdo con varios habitantes, en el tiempo de la Guerra de Castas, el centro de la
44
comunidad se encontraba aproximadamente a dos kilómetros de su ubicación
actual. Ahí el pueblo se extendía alrededor del pozo Santa Rita. Cuando el agua se
agotó, la población se movió hacia el cenote que se encuentra al lado del parque.
Allí se reúnen niños y adolescentes varones a pescar, aún cuando el cenote se
encuentra en ruinas y el agua está visiblemente contaminada.
A mitad de la década de los 90, el DIF Yucatán instaló un centro
comunitario que actualmente funge como comedor del programa Espacios de
Alimentación, Encuentro y Desarrollo. Esta construcción se conecta con el
edificio de la comisaría municipal a través de dos baños de reciente construcción.
En el espacio participan 16 madres de familia, que se turnan diariamente en
equipos de cuatro para cocinar para niños, ancianos y personas de capacidades
diferentes. Ocho de las 16 señoras participaron en el estudio.
Una esquina después del comedor se encuentra la casa de salud,
proporcionada por el presidente municipal en el 2005 y mejorada en 2006 tras
realizar un acuerdo de colaboración con el DIF Yucatán, mediante el cual la
institución se comprometía a habilitar el recinto para que la comunidad tuviera
acceso a servicios médicos por lo menos una vez a la semana. Pese a que aún no
se cuenta con el servicio, la población se organiza para realizar su limpieza, en
espera de la llegada del médico que les brinde el servicio prometido. Mientras
tanto, los miércoles de cada semana, acude la enfermera de Mayapán para dar
avisos o cursos de capacitación a las madres de familia que forman parte del
programa Oportunidades.
45
Características de las familias estudiadas
De las 40 familias que tenían hijos en edad escolar básica, 35 aceptaron
participar en el estudio. Entre las familias participantes 29 (83%) eran nucleares y
el resto extensas. Su tamaño promedio fue de 11 +2.1 miembros. La edad
promedio de las madres era de 32.8 ±8.4 años y la de los padres de 36.4 ± 9.8. El
82.8% recibía apoyos gubernamentales (16 de Oportunidades, 11 de
Oportunidades y PROCAMPO y 2 solamente PROCAMPO).
El 11.4% de las viviendas era de tipo tradicional, el 51.4% de tipo
moderno y 37.2% combinaba ambos tipos de construcción. De acuerdo con los
habitantes, las de tipo moderno se deben al Fondo de Desastres Naturales
(FONDEN) que proporcionó los materiales para su construcción a raíz de los
estragos del huracán Isidoro en 2002, con excepción de tres que fueron
construidas con recursos propios, en dos casos provenientes de la venta de
cultivos y en uno de las remesas enviadas de Estados Unidos.
El 97.1% de las familias indicaron tener la cocina independiente al área
donde duermen; 77.1% cuenta con el servicio de energía eléctrica en sus viviendas
y 85.7% con servicio de agua entubada, la cual es clorada por los representantes
de la cabecera municipal. El 48.5% mencionó tener refrigerador, 18.2 % estufa,
78.8% aparato de televisión y 57.6% grabadora.
Los participantes mencionaron que una de las herramientas más útiles para
la comunidad es el triciclo o la bicicleta lo que se refleja en que 90.9% de las
familias estudiadas poseen una. Debido a que el transporte aún es un problema en
la comunidad, el triciclo y la bicicleta son el vehículo de traslado a las
comunidades aledañas, en donde los habitantes van en busca de trabajo, así como
46
para hacer llegar a sus casas el alimento para los animales o para transportar la
cosecha y venderla.
Entre las madres estudiadas, 48.6% realiza alguna actividad económica
remunerada como tejer, coser, urdir o participar como promotoras comunitarias de
programas del gobierno del estado. El 40 % dijo realizar estas actividades como
un medio para obtener un ingreso extra, mientras que el 8.6% elaboran artesanías
para uso personal. Las madres de familia restantes se dedican exclusivamente al
cuidado de sus hijos y su hogar.
Los padres de familia son los principales proveedores del ingreso y sus
actividades son básicamente agrícolas. De estos, 87. 1%, tienen tierra y la
trabajan; el 19.3 % de los participantes se dedica exclusivamente al trabajo
agrícola.
Así, la milpa es parte del acontecer cotidiano de los habitantes y el maíz es
el principal cultivo al representar el 34.8% de la producción agrícola de los
participantes. Las hortalizas, chile habanero y calabaza principalmente, son
frecuentemente usadas para el consumo familiar y son producidas por un 30.3%
de los participantes, y el frijol por un 19.7%. Los tubérculos son cultivados por el
9.1% de los padres y las frutas por un 6.1%. De estos productos, los últimos se
destinan a la comercialización.
Por su parte, el 67.7%, explicó que se dedica al cultivo y realizan
actividades complementarias, tales como el urdido de hamacas, el trabajo como
albañil, pescador o comisario de la comunidad. El 12.9% de los encuestados dijo
no dedicarse al trabajo de la tierra ni como actividad complementaria, tres de ellos
son albañiles y uno empleado municipal.
47
De las familias estudiadas, 57.1% sembraban hortalizas en el patio o solar.
De éstas, cuatro le dan un uso comercial además del uso familiar. Respecto a la
crianza de animales, gallinas y pavos en su mayoría, el 88.6% de las familias lo
hacía y su destino es en su totalidad para consumo familiar.
De las madres estudiadas, el 48.6% hablaba maya, 42.9% hablaba Español
y 8.6% era bilingüe Maya-Español. Entre los padres, 25% hablaba maya, 65.6%
hablaba Español y 9.4% era bilingüe Maya-Español. El nivel de escolaridad
promedio de las madres era de 3.11± 2.6 años, los padres tenían una escolaridad
de 3.7±3.8 años, lo que los ubica en situación de rezago. La Tabla 2 muestra el
nivel de escolaridad de los padres y madres del estudio.
Tabla 2
Escolaridad de los padres y madres estudiados
Padre Madre
Sin instrucción 11 10
Primaria incompleta 8 16
Primaria completa 7 7
Secundaria incompleta 1 1
Secundaria completa 2 0
Estudios técnicos 3 1
Total 32* 35
*La cifra es menor porque tres padres habían fallecido
La proporción de analfabetas entre las madres estudiadas (28.6%) fue
menor a la reportada para la población de 15 años y más (51.85%) en el II Conteo
48
de Población 2005 (INEGI, 2007). También entre los padres la proporción de
analfabetos (34.38%) resultó menor a la reportada por el Conteo para la población
masculina de ese grupo de edad (48.14 %). La escolaridad promedio de las
madres, 3.1± 2.7 años de estudio fue menor a la reportada en el Conteo para la
población femenina de 15 años y más (3.9), mientras que la de los padres, 10.1 ±
24.1 años es mayor a la de varones de ese grupo de edad (4.0). Estas diferencias
podrían ser resultado de la forma en que se hicieron las preguntas. La proporción
de rezago educativo entre las madres estudiadas fue muy alta, pues sólo una de
ellas finalizó la secundaria.
Experiencias educativas de las madres
Las madres de familia expresaron que al ser niñas, sus papás querían que
fueran a la escuela, la razón para asistir fue siempre la misma, aprender.
Asimismo, recuerdan que sus padres, quienes sólo hablaban maya, les pedían que
asistieran porque “como ellos no fueron y no sabían, nosotros teníamos que
saber”. Durante su infancia, lo importante era estudiar un poco para “aprender
más de hablar” y “aprender a estudiar” lo que es entendido y explicado por ellas
mismas como aprender español, leer, escribir, conocer los números y comportarse.
Pese a que las madres reconocen la importancia de estudiar y la utilidad de
aprender a leer y escribir, las respuestas son divididas cuando se cuestiona el
retorno a la escuela, la educación para adultos en este caso. De acuerdo a los
resultados 15 de 35 madres de familia regresarían a aprender.
De las madres sin instrucción el 50% mencionaron que regresarían a la
escuela a aprender a leer y escribir. Cuatro de ellas se inscribieron al Instituto de
Educación para Adultos del Estado de Yucatán (IEAEY); de éstas, una reconoció
49
que no aprende y una más que dejó de ir porque el instructor dejó de asistir. La
quinta señora mencionó que quiere por lo menos aprender a escribir su nombre,
ella es instruida por personas de la religión presbiteriana a la cual pertenece pero
reconoció que está aprendiendo poco. Las 5 madres restantes mencionaron que no
regresarían, dos por sus hijos pues están pequeños, otras dos porque están
enfermas y una porque no le gusta.
De las 16 personas con primaria incompleta, ocho afirmaron que
regresarían a estudiar, seis de ellas se inscribieron al IEAEY. Las ocho restantes
afirmaron que no regresarían, tres de ellas porque no les gusta, dos por los deberes
de la casa y los hijos, una porque tiene problemas de la espalda y además porque
dejaron de dar clases y la última porque no aprende.
Las siete señoras con primaria completa mencionaron que no regresarían,
tres por sus hijos, dos porque no les gusta, una porque está enferma y la última
porque ya acabó la escuela. La madre de familia que no concluyó la secundaria
mencionó que sí regresaría porque les dijeron que les darían “el papel” y la
persona con estudios técnicos mencionó que si pudiera estudiaría su bachillerato.
Las nueve participantes que tenían mayor nivel académico afirmaron que
lo que obtuvieron de la escuela lo aplican a la vida cotidiana, mencionando
aprender a hablar español, firmar y hacer cuentas como lo más útil para ellas.
Rezago.
Las madres estudiadas reconocen que no les gustaba ir a la escuela. Junto
con su nivel de escolaridad sugeriría la poca relevancia que, en su momento, tuvo
la escuela para ellas y concuerda con la afirmación de Suárez (2005) sobre el
50
problema entre los niños y jóvenes de orígen indígena y los de las familias pobres
que no logran identificarse ni establecer vínculos morales con la escuela.
Esto lo ejemplifica bien una de las madres de familia que planteó: “me
gustaba, empecé a ir pero me fastidié porque no lo aprendí, voy y hago mi tarea y
me dice el maestro ‘está mal’, nos dice cómo componerlo pero nos está
regañando”. Así, en la impartición de clases para gente mayahablante existía
temor a reprobar, a recibir regaños o castigos por parte de los maestros, porque
“no aprendían”.
Otras personas aunan a sus recuerdos, la dificultad de haber vivido en una
hacienda pues los maestros no llegaban hasta su zona de residencia, o la
inexistencia de todos los grados de primaria en la escuelas, “de antes solo llegaba
hasta quinto año”.
La situación ha cambiado poco en algunas personas. El cambio se da
principalmente en madres de familia jóvenes, muestra de ello es que al momento
de realizar el estudio, 10 entrevistadas habían tomado las clases impartidas por el
Instituto de Educación para Adultos, ya sea obligadas por el programa
Oportunidades o por iniciativa personal. Clases que abandonaron debido a la falta
de libros, la ausencia del instructor y a que, pese a sus intentos, no entendían lo
que les enseñaban. Este punto resulta especialmente importante pues las madres
de familia, reflejan en sus descripciones un vínculo inexistente con la escuela.
Está claro que no existe un modelo único de trabajo escolar que dirija a los
alumnos hacia la permanencia escolar, sin embargo cuando nos encontramos ante
la carencia de herramientas básicas para el desarrollo de un alumno, como lo son
51
la falta de libros, la ausencia de instructores y el desarrollo de las sesiones en
espacios prestados, resulta lógica la deserción como consecuencia.
Aunado a esto, el frecuente argumento “no lo entiendo” me lleva a pensar
que quizá no se trate sólo de la barrera del idioma. Los instructores comunitarios
de educación para adultos hablan maya, pues son gente que surge de la misma
comunidad, que cumple requisitos como nivel educativo básico concluido y
cursos de capacitación para el desempeño docente comunitario, formación que no
resulta suficiente para lograr que los contenidos ofrecidos respondan a los
intereses de los adultos, derivando en un problema de irrelevancia de la
información y la enseñanza, pues los contenidos se limitan las más de las veces, a
una mera reproducción de información sin reflexión y utilidad práctica (Mijangos
y Romero, 2006).
Pese a la experiencia poco exitosa que han tenido en ámbitos y tareas
escolares, el tema de rezago cambia cuando se refiere a los hijos. Las participantes
reconocieron que la escuela era importante porque sus hijos aprenden a leer y
firmar, lo que facilita el entendimiento o comprensión y, por tanto, les ayudará a
“defenderse en la vida”, así como también “hacer las cuentas, dar cambios y que
no te falte dinero”, “no perderse al salir del pueblo” y, lo más importante,
encontrar trabajo. Las razones que señalaron las madres muestran un cambio con
respecto a las que sus padres aducían. Aunque se comparte el aprendizaje de la
lecto-escritura y la aritmética, las madres estudiadas enfatizan la búsqueda de un
mejor el trabajo.
El comentario de un padre de familia refleja esta idea:
52
un niño necesita ir a la escuela porque cuando sea grande puede
conseguir trabajo fácil, no tan duro. Como nosotros no aprendimos nada
tenemos que ir a la milpa, es pesado tienes que ir a chapear a sembrar, a
tumbar en el monte para poder quemar, es duro. Con este tiempo que
estamos, es mucho el trabajo y no ganamos nada, si ganamos un poco es
hasta la cosecha. No compramos tortilla, ni frijol, cuando necesitamos
un poco de dinero vendemos un poco de maíz, pero no vendemos tanto
por que lo necesitamos para comer.
Y es que la escuela representa una expectativa que involucra la esperanza
de una mejoraría en la calidad de vida, pues permite obtener “papeles” que
comprueban y avalan que el individuo es apto para realizar un trabajo distinto al
de la milpa, lo que se espera redunde en un beneficio laboral y económico en los
hijos superior al de los padres, un sueldo que permita tener un dinero seguro y no
depender de la temporada de cosecha.
El ideal es la permanencia de los hijos en la escuela primaria. Una
participante, la única mujer que cursó estudios técnicos fuera de la comunidad, al
referirse a los niños que no asisten a la primaria o llegan tarde, afirmó: “influyen
los papás, si dicen que no van o que no hay clase y no te preocupas por investigar,
lo crees y no van. Y no, deben de seguir, si ellos dicen que no van a seguir,
debemos decirles que no, que les va a servir”. Sin embargo, cuando de la
secundaria se trata la decisión final es de los hijos. Al realizar el grupo de enfoque
final, el padre de familia que participó señaló que “en mi casa mi hija decidió, ella
tiene que decidir porque si la forzo yo, ¿donde va a acabar?”.
53
Los padres coinciden en la dificultad que reviste la continuación de los
estudios posteriores a la primaria. Una de las participantes en el estudio planteó:
“si no quiere seguir estudiando para que les vas a insistir, si no va a poder estudiar
la carrera”. Y es que, además de los gastos propios de la escuela, se requiere
dinero para transporte ya que la secundaria se ubica en Cantamayec y “el
bachillerato más cercano está en Teabo”, comunidad situada a aproximadamente
50 kilómetros de Cholul de Cantamayec.
Etnoteorías sobre la educación
En la actualidad las razones que se aducen para asistir a la escuela se han
modificado, reflejando la modificación cultural respecto a las metas educativas,
aprender a hablar español ya no es suficiente pues “cualquiera que salga de un
pueblo necesita saber leer y escribir, hablar español, hasta para llevar a los niños
al doctor, ellos solo hablan español”.
De una generación a otra las costumbres y expectativas cambiaron, pues
mientras que las madres de familia refieren que en su infancia ir a la escuela era
para aprender a leer y escribir o aprender un poco de español, al hablar de sus hijos
sus expectativas se dirigen a la obtención de un buen trabajo que genere una
remuneración económica más estable que la milpa. El comentario de una de las
participantes en el estudio lo ilustra: “yo no sé leer ni escribir, pero le pregunto a
mis hijos, los que saben, y me responden, ellos salen a trabajar y les va bien, los
otros sólo están en la milpa y a veces no tienen”.
Y es que la necesidad de adaptarse a las condiciones sociales y escolares
realmente existentes (Mijangos y Romero, 2006) es aún más notoria cuando las
madres de familia explican que para lograr esa mejoría es necesario demostrar que
54
se poseen los conocimientos. Además de aprender español, es necesario hacerlo
bien porque “a veces da miedo hablar en público”, saber escribir, principalmente
el nombre, porque “cualquier cosa te piden firma”; sumar y restar o “hacer
cuentas” son habilidades requeridas pero no suficientes pues “ahora piden
papeles” situación cada vez más difícil a decir de ellas mismas ya que “antes hasta
para barrer con la primaria, ahora te piden el bachillerato”.
El caso de Cholul representa un punto de reflexión, pues mientras la escuela
prepara al niño para su inserción en una sociedad capitalista, las etnoteorías de los
padres lo dirigen además a la participación en el contexto familiar y comunitario.
Las opiniones de las mamás y un padre de familia clarifican lo anterior al decir
que un niño debe saber “todo”, refiriéndose con ello a las labores domésticas y del
campo que son enseñadas a los niños desde pequeños y que realizan siempre bajo
supervisión adulta hasta que ya tienen la edad suficiente para hacerlas por solos,
finalmente y a decir de una madre “es cierto que va a hacer su trabajo pero lo que
aprendió en su casa siempre lo va a tener en su vida”.
Se puede decir que las ideas de las participantes con respecto a la escuela y
los conocimientos de sus hijos no sólo consideran el trabajo sino también la
preparación para la vida pues como señaló una de ellas “es cierto que va a hacer
su trabajo pero lo que aprendió en su casa siempre lo va a tener en su vida”. El
respeto y la responsabilidad fueron ideas centrales en este sentido y se
manifestaron cuando las participantes hablaron del comportamiento o “modos”,
como le llaman, pues “no sólo lo que está en el libro, también el comportamiento
importa”. Consejos como no pelear, obedecer y respetar a los mayores son
55
reforzados constantemente en la casa para que desde pequeños aprendan a
“respetar”.
La responsabilidad, por su parte, es fomentada con la supervisión de la
ejecución de actividades escolares y domésticas, considerando a un niño
responsable cuando es capaz de hacer las cosas que tiene que hacer sin que sea
necesario pedírselo o recordárselo, situación que se logra cuando el niño crece por
que “ya entiende”.
De este modo, lo reportado como entendimiento por Gaskins (1996) y
Cervera (2008), coincide con lo señalado por las madres de familia de Cholul,
pues el desarrollo de un niño se da de forma natural y gradual, a mayor edad
mayor complejidad de las actividades y mayor conciencia y responsabilidad del
niño en la realización de las mismas.
Así, los argumentos manifestados por los representantes de 35 familias de
Cholul, implícitamente expresan valores y creencias fuertemente arraigadas
respecto al concepto de educación, las ideas y creencias señaladas respecto a las
actividades cotidianas, indican que éstas tienen un significado para los miembros
de la comunidad, significado que contribuye a plasmar una identidad
culturalmente construida.
Ser educado.
Teniendo como marco de referencia la importancia del concepto de respeto y
las pautas obtenidas en la comunidad desde mis primeras visitas, pude asociar el
concepto con las metas locales del desarrollo (Rogoff, 1993) entendiendo que cada
comunidad estima como importantes destrezas y valores específicos que conforma las
56
metas de desarrollo. Entre los mayas de Yucatán, el respeto forma parte de las
características deseables en un ser humano, constituyéndose en una de las metas
parentales respecto a la educación de sus hijos.
La información obtenida al preguntar la diferencia entre ser un niño “educado”
y otro “mal educado” me permitió reforzar aún más la importancia del respeto
como concepto básico de las etnoteorías sobre la educación de los niños. Las
respuestas de las participantes fueron contundentes: un niño “mal educado” es
quien “no respeta a sus mayores, no saben si lo que hacen está bien o está mal”,
mientras que un niño educado es aquel que muestra respeto y obediencia hacia sus
mayores, no insulta y no pelea con sus hermanos o sus compañeros. Un niño será
mal educado si sus papás no pueden hacerle comprender desde “chicos”, en esta
etapa “él no sabe lo que hace y la mamá le tiene le decir que no haga maldades”.
Las madres reconocieron la importancia de los conocimientos que sus hijos
adquieren en la escuela: leer, escribir, dibujar, hacer cuentas y hablar español en la
casa, pero consideran igualmente relevantes otros aspectos como son mejorar su
comportamiento, respetar, no insultar, ser responsables y hacer solos las cosas, lo
que es reflejo de ser “abusado”.
Ser abusado
El término “abusado” está asociado con la rápida asimilación de
información, hablar con facilidad y sin temor, así como explicar y contestar
rápidamente. Este concepto frecuentemente usado por los participantes de Cholul
me fue explicado por un padre de familia, un niño abusado “es inteligente,
aprende lo que le digas”. Sin embargo, ser abusado no se refiere sólo al
57
aprendizaje de la escuela pues a decir de las madres participantes un niño
“abusado” lo es tanto en la escuela como en la casa, refiriéndose a que ayudaban
en las labores domésticas sin que este apoyo fuera solicitado.
Un niño abusado ayuda en la casa, cuida a sus hermanos y los ayuda, habla
sin tener pena, actúa de modo adecuado sin necesidad de indicarle en qué
momento tendrá que hacerlo pues lo sabe, es respetuoso y obediente.
Queda claro que ser un niño abusado, es sinónimo de inteligencia, pues
representa a un niño que no sólo aprende sino que ejecuta diferentes acciones por
sí mismo poniendo en práctica lo que sabe pero con responsabilidad.
Esta característica es por demás deseada para un hijo, pues significa que
está preparado para salir adelante. Desde la perspectiva de un padre de familia, la
inteligencia le permite al niño “amarrar o unir conocimientos, porque aprendes en
la escuela y aprendes en la casa”. De acuerdo a lo manifestado por las madres,
este concepto se puede interpretar como el resultado del proceso de aprendizaje
que se da en la infancia pues amarrar es “unir todos los conocimientos que tiene,
es lo que va a ejercer cuando sea grande”. Al profundizar en el significado de
amarrar, las participantes manifestaron que una persona que amarra sus
conocimientos es capaz de “cuidarse por sí solo” lo que se puede notar “cuando se
casan”, lo que involucra la formación de una nueva familia y por ende, el turno de
transmitir todo lo aprendido.
Entregar
El inicio de la etapa escolar marca un hito en el proceso de desarrollo de
un infante, pues esto indica el punto de partida para la adquisición de nuevos
58
conocimientos y el desarrollo de habilidades. En comunidades mayas el
significado de la experiencia escolar en sus diferentes etapas está vinculado con el
desarrollo del entendimiento (Gaskins, 1996, Cervera 2006,2008) y en Cholul, las
madres de familia manifestaron la idea de responsabilidad compartida con los
maestros cuando de los primeros años de la educación de los niños se trata.
La asistencia al nivel preescolar es vinculado a la responsabilidad materna
de “llevar” a sus hijos a la escuela, porque “van a practicar” a jugar, a pintar, a
aprender las vocales, las actividades de los niños se enfocan en prepararlos para lo
que enfrentarán en la primaria, empiezan a “acostumbrarse a ir” para cuando
estudien pierdan el miedo. Las actividades del preescolar son vistas como
sencillas pues los niños siguen instrucciones simples para hacer las tareas y poco a
poco empiezan a centrarse en una. En la casa la situación es semejante pues
empiezan a aprender las labores del hogar y la milpa, mismas que son vistas como
manifestaciones de entendimiento (Gaskins, 1996, Cervera, 2006, 2008).
En una clara diferenciación de los niveles educativos a los que sus hijos
asisten, la educación primaria reviste un papel trascendental para los padres, pues
el niño es “entregado”, es decir “lo inscribí en la escuela y va a ir para que lo
eduquen”. Las madres señalan que en este período comparten la responsabilidad
del niño con el maestro, ya que cuando pasan a la primaria los niños cambian,
“son más tercos, es más responsabilidad”. Así, el maestro tiene el derecho de
llamarle la atención para que estudie y le enseñe cómo debe comportarse. A
diferencia del nivel preescolar, la primaria ya no es un entrenamiento, el niño
inicia el proceso formal de su aprendizaje, las normas de conducta, los
conocimientos y la forma de valorar su aprovechamiento se modifican y empieza
59
a aprender para defenderse en la vida, pues es en este período cuando terminan de
tener entendimiento.
Padres y maestros participan de la responsabilidad de la educación
primaria asumiendo papeles diferenciados. El maestro tiene a su cargo enseñarle
nuevos conocimientos que le ayuden a su desarrollo cognitivo e integración social
y “dejarle tarea”. Cuando el niño está en la casa, son la madre, el padre y los
hermanos a quienes les corresponde vigilarlo y apoyarlo para que realice su tarea.
El niño tiene que estar consciente también de la tarea que le han dejado; sin
embargo, es a sus cuidadores a quienes asiste el derecho de llamarle la atención
para que aprenda. Para los padres, el proceso de enseñanza involucra desde
levantarse por la mañana para ir a la escuela pues “tenemos que enseñarlos” hasta
supervisar la ejecución de las tareas asignadas en el aula.
Respecto a su papel en el hogar, los niños hacen contribuciones cada vez
más importantes, involucrándose poco a poco en actividades más complejas y
haciéndose responsables de las consecuencias de cómo se comportan,
concordando con lo descrito por Gaskins (1996) y Cervera (2006, 2008) sobre las
etapas del desarrollo de entendimiento y que de acuerdo a las descripciones de las
madres participantes y observaciones personales, coincide también con el proceso
que se da en los diferentes niveles escolares
Esta concurrencia se refuerza cuando es el momento de ingresar a la
secundaria pues la responsabilidad del niño, en proceso de convertirse en
adolescente, es mayor. Es en este momento cuando por sí mismo “debe trazar su
camino, el que quiere” lo que involucra invariablemente una toma de decisión.
60
Gaskins (1996) y Cervera (2006, 2008) describen que entre los 10 y 12
años el niño es considerado responsable por que ya tiene entendimiento. En
Cholul esto se refleja en las afirmaciones de las madres y uno de los padres, al
señalar que la decisión de continuar hacia la secundaria es responsabilidad de los
hijos pues “a esa edad ya tienen entendimiento”. Dicha responsabilidad se hace
notar para los padres cuando los niños van a la escuela y cumplen con sus
obligaciones escolares sin estar “detrás de él” pues han asumido el compromiso de
“querer seguir aprendiendo”.
Es así que la continuidad en la escuela es definida básicamente por el niño,
compartiéndose de este modo “tres responsabilidades” en su formación escolar, la
de los padres que apoyan a su hijo proporcionándole los recursos para continuar
en la escuela, el maestro aquién le corresponde enseñarle y la suya, cuando decide
incluirse en el siguiente nivel académico. El joven empieza a asumir la
responsabilidad total de sus acciones lo que es reforzado con las actividades
propias del seno familiar, pues en esta etapa se considera que el niño ha terminado
de obtener el entendimiento, ya no necesita vigilancia de los padres, ha aprendido
a comportarse y a trabajar, las niñas se incluyen más en “el quehacer de la casa” y
en el cuidado de sus hermanitos y los varones acompañan a sus padres a las tareas
de la milpa, preparándolo de este modo para su transición a la adultez.
Concluyo este apartado con la certeza que la educación es una actividad
cultural, si bien la escuela es un medio para adquirir herramientas y desempeñarse
exitosamente en la sociedad capitalista, la educación es una preparación para la
vida, en la que se incluyen valores de trascendencia universal, lo que queda de
manifiesto al notar cómo para los padres la etnoteoría central de la educación de
61
un niño, el entendimiento está fuertemente vinculada a la adquisición de
responsabilidad, lo que indica que no basta saber hacer, es necesario adquirir un
compromiso con las propias acciones y decisiones y sobre todo con las
consecuencias que éstas puedan generar.
Cómo aprenden
Las participantes dijeron estar conscientes de la necesidad de corroborar el
aprendizaje de sus hijos, siendo las calificaciones la mejor prueba (el ocho fue
mencionado como una buena calificación), pero no la única. Por ejemplo, apuntan
también indicadores del grado de responsabilidad que asumen sus hijos cuando
“hacen su tarea sin que les digan nada” o “te dice o explica, ves que le pone
importancia”. Hacer la tarea escolar es una actividad importante en la que se
involucra casi toda la familia, inclusive el padre, quien funge como el principal
representante de la autoridad “vigilando” que se realice. La explicación está
usualmente a cargo de los hermanos que ya están avanzados, “ellos saben,
explican y revisan, si está mal, piden que lo vuelvan a hacer”.
Las madres también señalaron que otra prueba de que sus hijos aprenden
está en su comportamiento y su forma de comunicación pues “a veces hablan
español entre ellos” y son capaces de trabajar sin ayuda, sobre todo en las
labores del hogar y la milpa. Desde pequeños, los niños empiezan a hacer
labores como barrer, limpiar, leñar porque “lo ven y lo quieren hacer”. Para que
los niños aprendan, los padres les dicen qué hacer y los dejan hacer. Por ejemplo,
una padre refirió que cuando llevó a su hijo de 4 años al monte a buscar leña
tuvo que responder a sus preguntas constantes, ¿por qué se hace?, ¿para que
62
sirve? y el niño participó cargando un trozo de leña al regresar a la casa como
símbolo del trabajo realizado.
Es así que la participación activa y la puesta en práctica de las actividades
se convierten en las estrategias de aprendizaje más usadas por los padres para sus
hijos.
Cómo les enseñan
De acuerdo con Rogoff (1993), la enseñanza involucra un proceso
intersubjetivo. Es decir, los niños comparten intereses y objetivos con personas
más hábiles o experimentadas que los estimulan a explorar y mejorar, de modo que
van adquiriendo una destreza y comprensión cada vez mayores para hacer frente a
los problemas de su comunidad. Esto se observa en la forma de enseñanza que
usan los padres para realizar las actividades propias de la casa y las escolares, que
se centra en la explicación y demostración: “les muestro y les voy diciendo cómo
hacerlo”. Las participantes explicaron que los niños “empiezan a ver y quieren
empezar a hacerlo, cuando ven que su mamá lo haga ellos ya van imitando” e
inclusive mencionan que entre los 6 y 8 años, los niños ya son capaces de realizar
bien las actividades.
Existe también una división genérica de tareas respecto de lo que se
enseña. Las madres son las encargadas de enseñar labores domésticas, cuidado e
higiene personal y corregir el mal comportamiento. Los padres, además de
reforzar esta última tarea, se encargan de la enseñanza del trabajo en el campo. En
el caso de las actividades escolares, como ya se señaló, son los hermanos mayores
quienes generalmente se encargan de explicar y revisar las tareas. Se espera que,
63
poco a poco, los menores hagan su tarea sin que les digan nada. Esto deja claro que
para los padres es importante la educación; sin embargo, delegan en manos de
quienes consideran que saben más que ellos la labor de supervisión y ayuda para que
sus hijos “aprendan bien”.
Respecto a otros cuidadores, las participantes señalaron que la responsabilidad
y autoridad de supervisar la educación del niño en la casa se comparte cuando
cohabitan en la misma. Las madres de familia explicaron que cuando en la casa
habitan tíos o abuelos, tienen el derecho para preguntarles, corregirlos o llamarles la
atención tanto en lo que respecta a su comportamiento en el hogar como respecto a
sus tareas escolares porque “ellos se sienten responsables”. Un caso especial son los
abuelos, pues aunque estos no compartan el mismo domicilio, mantienen la autoridad
sobre el infante para llamarle la atención en caso de ser necesario.
Qué les enseñan
Las madres y dos de los padres entrevistados, consideran que un niño debe
“aprender de todo”, desde labores domésticas y agrícolas hasta “los modos”
porque todo sirve para “defenderse en la vida”. Las niñas aprenden desde
pequeñas a barrer y lavar el piso y cuando son mayores a cocinar y tortear pues
corre el riesgo de quemarse si es chica. Los niños son guiados a formar parte de
estas actividades, pero la enseñanza principal es adquirida en el campo al
acompañar a sus padres a la milpa para aprender.
También existen otras enseñanzas que dependen de las actividades
económicas de la familia y el género del infante e incluyen urdido de hamacas y
bordado en el caso de las niñas, y regar, “deshierbar la milpa”, “bajar”
64
(refiriéndose a la cosecha) y “leñar” entre los varones pues una niña “no puede
hacer eso, en la milpa es duro el trabajo, cuando tenga que cortar un arbolito no lo
va a poder hacer”.
En resumen, las ideas y creencias manifestadas por los participantes en
torno al proceso de enseñanza-aprendizaje dejan ver que, si bien hacen referencia
al entendimiento que los niños reflejan al realizar las tareas escolares y del hogar,
es el comportamiento la etnoteoría central de este proceso, misma que está
fuertemente vinculada con la puesta en práctica del respeto, saber conducirse en
un grupo y ante los demás. Nuevamente queda de manifiesto que la educación es
un concepto que la comunidad relaciona con una preparación para la vida, cuando
destacan formas de enseñanza que permiten poner en práctica de inmediato la
información adquirida, logrando con ello que el niño se apropie no sólo de la
información sino además, le de un sentido útil a la misma haciendo relevante y
significativo el aprendizaje.
65
CAPITULO V
Discusión y conclusiones
Si bien es cierto que las etnoteorías parentales por sí mismas no predicen
los resultados del niño, sí aportan una referencia de cómo los padres piensan de
ellos y de su educación, y permiten entender cómo el contexto cultural influye en
su desarrollo y proceso educativo.
Con el transcurrir del tiempo las necesidades educativas de las zonas
rurales se han incrementado. Sin embargo, el significado que la comunidad otorga
a la educación va más allá de la transmisión de conocimientos ya que, además,
supone la puesta en práctica de dichos conocimientos que van aunados a valores,
costumbres y formas de actuar.
Así, la idea de educación para los padres tiene un sentido que no es del
todo compartido con las instituciones educativas. El concepto de ser educado va
más allá de la acumulación de conocimientos, involucrando valores culturalmente
arraigados como el respeto y la responsabilidad. La responsabilidad que las
madres atribuyen a padres, hijos y maestros se relaciona con sus ideas sobre el
grado de entendimiento que alcanza el niño (Gaskins 1996; Cervera y Méndez,
2006; Cervera, 2008). La noción de “entregar” a los niños asociada a la educación
primaria, sugiere que para los padres, este nivel educativo es el más importante en
términos de la formación de sus hijos pues coincide con la etapa de desarrollo del
entendimiento en la que adquieren, poco a poco, responsabilidad, aprenden a
respetar y a corregir o modificar sus malos modos. Los niños deben aprender a ir
solos, responsabilizarse de sus tareas y aprender a comportarse. Los maestros son
el elemento clave en el proceso. La responsabilidad ya no sólo reside en hombros
66
de los padres sino también de los maestros. Son estos últimos los encargados de
adentrar al niño en un mundo de conocimientos, cuya función se espera que sea
mejorar el nivel de vida a través de la obtención de un trabajo menos duro que el
de la milpa y de la posibilidad de “hablar y defenderse”, pero también de
contribuir a que los niños aprendan “cómo deben de comportarse”.
En la etapa escolar destaca la presencia de la responsabilidad y el
desarrollo del entendimiento, tanto en los padres como en los niños y los
maestros. En preescolar, los padres “llevan “a sus hijos a la escuela, para que
empiecen a “acostumbrase a ir”, la responsabilidad de procurar esta educación en
el niño es básicamente de las madres por ser quienes se encuentran al cuidado de
los mismos. En esta etapa el niño empiezan a practicar la responsabilidad de
asistir a la escuela, además de que les ayuda a perder el miedo a la misma. Se trata
de una preparación que puede equipararse con la etapa de desarrollo del
entendimiento por la que atraviesa el menor. Es el momento en el que también
empieza a aprender y a darse cuenta de su comportamiento, aunque todavía no
entiende muy bien y, por tanto, pareciera como que se está preparando para lo que
sigue.
La etapa de la educación secundaria coincide con el momento en que el
niño ya entiende, es decir, ya tiene la capacidad de ser responsable, respetuoso y,
por tanto, puede y debe decidir de manera independiente. De ahí que la decisión
de ingresar y continuar la secundaria sea su responsabilidad, ya tienen
“entendimiento”, “van porque saben” que deben asistir y asisten porque quieren
continuar
67
Los cambios sociales con respecto al nivel educativo mínimo y las
exigencias del mercado laboral se ven reflejados en la incorporación de nuevas
expectativas de las madres. Aunque asistir a la escuela para aprender español, a
leer y escribir, a hacer cuentas siguen mencionándose como antaño, la
preocupación central se ha desplazado hacia una mejor preparación que permita
obtener un papel que certifique la capacidad del individuo para trabajar fuera de la
milpa y “defenderse”. El ideal es un trabajo que asegure un sueldo, un trabajo de
oficina, que no requiera tanto esfuerzo como el que exige la milpa. Sin embargo,
el trabajo no lo es todo, también los niños deben aprender a ser respetuosos y
responsables, además de las labores domésticas. En este sentido, lo que aprenden
en su casa, aunado al refuerzo que se espera de los maestros de primaria,
posibilitan unir los conocimientos adquiridos que les sean útiles para un
desempeño laboral y su integración a la comunidad.
El aprendizaje de las labores domésticas y agrícolas es igualmente
importante para la formación de los niños. Los padres aprovechan la curiosidad y
el interés propio de los niños, involucrándolos en las actividades cotidianas,
reforzando el proceso de aprendizaje mediante la demostración y explicación de
las actividades observadas e imitadas por los niños o las enseñadas. De esta
manera, los padres, pero también los hermanos mayores al supervisar las tareas
escolares, brindan herramientas útiles y claras a los niños. Durante mi estancia de
campo me fue fácil constatar este proceso, desde la vigilancia de los padres y
hermanos al momento de realizar actividades escolares hasta tomar la mano de un
niño para enseñarle a urdir y explicarles la edad y razones de ir a leñar y cómo se
debe hacer, así como las consecuencias que genera en la familia realizar esta
68
actividad. La mirada y actividad de los adolescentes de la familia se enfocaba ya
de manera autónoma pues “ya saben” cuáles son sus responsabilidades y no es
necesario repetirlas, ellos ahora vigilan que los menores no se lastimen y que
realicen bien las actividades propias de su edad.
La importancia otorgada tanto al aprendizaje en la escuela y en el hogar,
reflejados en la obtención de buenas calificaciones, la capacidad de los niños para
responsabilizarse de hacer la tarea y colaborar en las labores domésticas sin la
necesidad de recordárselos, para distinguir, corregir y modificar los malos modos,
se resumen en el concepto de ser educado y se relacionan con la inteligencia o ser
abusado a través del concepto de amarrar conocimientos. Ser educado, al igual
que entre comunidades culturales de origen latinoamericano en Estados Unidos
(Rogoff, 2003), significa no sólo adquirir conocimientos en la escuela sino ser
socialmente responsable y respetuoso, así como colaborar en las labores del
hogar. El aprendizaje de los conocimientos propios de cada espacio -escolar y
doméstico- para que sea útil y permita al niño llegar a ser un adulto independiente
y capaz, requiere de ser inteligente o abusado. La facilidad para comprender el
entorno y adecuarse a él, así como para resolver problemas es entendida como ser
abusado. Un niño abusado es capaz de escuchar y poner en práctica lo que sabe
sin que nadie le diga que lo haga, involucrando nuevamente la idea de
responsabilidad no sólo ligada a la asistencia a la escuela y al cumplimiento de los
deberes escolares sino a las actividades de la casa y de cuidado personal.
Por ello, un niño abusado es capaz de “amarrar”, unir conocimientos y
pensamientos pues si tiene las dos cosas pueden solucionar problemas. Se trata de
ser capaz de razonar y utilizar los conocimientos adquiridos en la casa y en la
69
escuela para resolver problemas, comprender ideas y además ser amable,
responsable y respetuoso con sus mayores. Se podría decir que, al menos las
madres con hijos que asisten a la escuela primaria de esta comunidad, y
seguramente los padres, han construido un amarre entre las dos comunidades
culturales en las que participan: la nacional representada por la escuela, a la que
han sido incorporados sin posibilidad real de participación plena, y la propia que
no ha sido plenamente comprendida sino más bien ignorada.
En un lugar donde el significado de ser educado se refleja en la etnoteorías
como comportamiento y entendimiento, fuertemente vinculadas a valores como,
responsabilidad y respeto al entorno familiar y las actividades comunitarias, llama
la atención la falta de internalización de los conocimientos obtenidos en la
escuela, formadora de valores y patrones de conducta. Mientras los contenidos
curriculares no consideren la diversidad étnica y cultural y, más específicamente,
las ideas o etnoteorías de los padres sobre desarrollo y educación y sigan siendo
poco prácticos respecto de la realidad que viven, la institución escolar seguirá
obteniendo resultados mínimos y, por ende, se fortalecerá el rezago educativo.
En el hogar, los niños son incorporados a la dinámica y responsabilidad
familiar con pequeñas tareas domésticas o al acompañar a los padres a observar
cómo se leña o se urde. Los padres aprovechan la curiosidad y el juego de los
niños para enseñarles, demostrarles lo enseñado y explicarles. Un principio tan
básico y sencillo como éste ha sido difícil de incluir en el aula. Las razones o
factores son muchos y considero como los principales el idioma pues pese a la
existencia de programas bilingües en la práctica la enseñanza sigue siendo
transmitida en español aunque el niño no domine el idioma. Los contenidos
70
curriculares definidos desde ideas diferentes al contexto sociocultural de los niños
mayahablantes, proponen contenidos que si bien reconocen la diversidad cultural
aun no se enfocan a la valoración de la misma, a esto se une que los propósitos
docentes no incluyen el conocimiento del medio familiar y comunitario del niño y
el uso de esta información para que exista congruencia entre las expectativas de la
conducta del niño y las destrezas que éste tenderá a adquirir, de este modo el
resultado sigue siendo el mismo: una enseñanza en la que los estudiantes
responden a discursos que para ellos carecen de significado o aplicación.
Asumir que enseñar, entendiendo por esto escribir en la pizarra, mostrar
gráficas o dibujos o abundar en explicaciones (cátedra de un tema) sin mostrar el
uso práctico o aplicación que tienen los conocimientos en la vida cotidiana de la
comunidad y fuera de ella no es suficiente para guiar a los estudiantes a aprender
de forma significativa. Se hace necesario también considerar que detrás de este
proceso está involucrado el concepto de la diversidad. En la comunidad, las
necesidades e intereses sociales manifestados hablan de una mejoría en la calidad
de vida que va más allá de lo económico, lo que se corrobora con la constante
mención e importancia que los valores como respeto y responsabilidad tienen para
las madres participantes, y de la posibilidad de que los hijos amarren lo aprendido
en la escuela y en el hogar (conocimientos y buen comportamiento).
La educación es entonces vista por la comunidad como una oportunidad de
integración social, de reconocimiento a las habilidades, capacidades y actitudes
del individuo, mientras que un docente es formado para enfocar la intención
educativa, en facilitar la construcción racional y sistemática de explicaciones de la
realidad, una realidad, las más de las veces, distante de la vivida.
71
En Cholul los padres de familia, hombres y mujeres, están involucrados y
comprometidos con la educación de sus hijos. Sin embargo, el significado de
educación va más allá de una preparación formal, incorporando aspectos de
preparación para el futuro, el trabajo fuerte y honesto, así como valores
universales; una educación integral que los prepare para su futura inclusión social
como adultos. El contraste se halla en las aspiraciones que los padres enuncian
para sus hijos y que son resultado de los cambios en el nivel educativo mínimo y
las exigencias del mercado laboral. Aún cuando otorgan gran importancia a la
enseñanza de labores domésticas y agrícolas, el deseo es que los niños se
desempeñen en una oficina, pues la gente que ahí trabaja tiene un sueldo seguro.
El campo requiere de mucho trabajo y esfuerzo que la mayoría de las
veces no es reconocido, ni remunerado. De este modo, para los padres estudiar
representa una base que permite tener alternativas y no reducir posibilidades.
Estudiar las etnoteorías y prácticas de los padres en torno de la educación
en el contexto cultural en que tiene lugar, contribuye a generar información para
elaborar alternativas que permitan una formación consciente y reflexiva, dar
sentido al conocimiento y satisfacer las necesidades del estudiante para la vida en
su entorno sociocultural, convirtiendo el aprendizaje en una aportación realmente
significativa. La incorporación de las etnoteorías parentales permitiría elaborar
contenidos curriculares apropiados, pues nadie mejor que los padres y miembros
de su grupo cultural puede definir los conocimientos y procesos productivos,
expresiones artísticas, tradiciones y costumbres, valores y visión del mundo de las
que surgen su cultura y sus necesidades.
72
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78
Apéndice A
Facultad de educación
Tesis: Etnoteorías parentales y rezago educativo
L. E. Reyna Guadalupe Euán Ramírez
ENCUESTA SOCIOECONÓMICA
NO. DE FOLIO________________FECHA DE LEVANTAMIENTO _________
D/M/A
NOMBRE DE LA MADRE:_________________________________________
Nombres/ Apellido paterno/ apellido materno
COMPOSICIÓN FAMILIAR ¿Cuántas personas viven en
casa?_______________________
Mencione, empezando por usted (ego) el nombre completo, edad y datos de las
personas que integran la familia en casa
NOMBRE COMPLETO
EDAD
Año/
mes
Sexo ESCOLARIDAD RECIBE ALGÚN APOYO
DE GOBIERNO
Sí No Cuál
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Tipo de familia
1. Nuclear (1) ________________ Extensa (2)____________________
2. Si es familia extensa, ¿Cuántas familias viven juntas?_______________
3. ¿Cuántos adultos viven en la casa?
4. ¿Cuántos niños menores viven?
Educación
79
5. ¿Habla usted español? Sí (2)__ NO (1)___
6. ¿Sabe leer y escribir? Sí (2)__ NO (1)___
7. ¿Estudió usted? Sí (2)__ NO (1)___
8. ¿Hasta que grado?: Primaria___ Secundaria____
Otro_________________________________
9. ¿Su esposo habla español? Sí (2)__ NO (1)___
10. ¿Su esposo sabe leer y escribir? Sí (2)__ NO (1)___
11. ¿Su esposo estudió? Sí (2)__ NO (1)___
12. ¿Hasta qué grado?: Primaria___ Secundaria____
Otro_________________________________
Vivienda
13. ¿Cuántos cuartos tiene la casa (sin contar la cocina)?
14. ¿Tiene cocina en un cuarto aparte? Sí (2)__ NO (1)___
15. ¿Qué tipo de casa es?
16. Tradicional (1) _______ Cemento o Mampostería (2)__________
17. ¿Cuenta con servicio de agua entubada? Sí (2)__ NO (1)___
18. ¿Cuenta con servicio de energía eléctrica? Sí (2)__ No (1)___
19. Su piso es de Ladrillos (2) __ Tierra (1) ___
20. Tiene:
Estufa Sí (2) __ No (1) ___ Refrigerador Sí (2) __ No (1)___
Máquina de coser Sí (2) __ No (1)__ Bicicleta o triciclo Sí (2)__No (1)___
Radiograbadora Sí (2) __ No (1)___ Televisión Sí (2) __ No (1)___
Solar
24. ¿Tiene hortalizas? Sí (2)__ NO (1)___
25. ¿Qué hace con ellas?
Uso familiar (1)____ Venta (2)_____ Ambos (3)_____
26. Animales de traspatio Sí (2)__ NO (1)___
27. ¿Qué hace con ellos?
Uso familiar (1)____ Venta (2)_____ Ambos (3)_____
Actividades económicas
80
30. ¿Hace alguna actividad por la que le paguen, en dinero o en especie? Sí (2)
__ No (1)__
31. ¿Cuál es?
a) Por cuenta propia en la comunidad
(tortear, leñar, lavar) Sí (2) __ No (1) __
b) Artesanías por cuenta propia Sí (2) __ No (1) ___
c) Artesanías por encargo de intermediarios Sí (2) __ No (1) ___
d) Empleada doméstica Sí (2)__ No (1)___
e) Otro (especificar)___________________
32. ¿Cuánto gana usted a la semana por esta (s) actividad (s)?
$____________
33. ¿Su esposo tiene tierra? Sí (2) __ No (1)___
34. Si tiene tierra ¿Qué tipo de propiedad es?
Ejidal_________ Propiedad (Parcela, milpa) _________
35. ¿Cuántas hectáreas tiene?
36. Si no tiene propiedad ¿renta usted tierra? Sí (2)__ No (1)___
37. ¿Qué cultiva?
a) Maíz Sí (2)__ No (1)___
b) Frijol Sí (2)__ No (1)___
c) Hortalizas y/o verduras Sí (2)__ No (1)___
d) Frutales Sí (2) __ No (1)___
e) Otros (especificar)
Empleo e ingreso del padre
38. ¿Realiza usted alguna actividad por la cual recibe una remuneración
además o en un lugar de trabajar la tierra? Sí (2) __ No (1) ___
39. ¿Cuál?
a) Peón o trabajador agrícola Sí (2) __ No (1) ___
b) Albañil, velador, jardinero Sí (2) __ No (1) ___
c) Otro________________________________
81
40. ¿Hace alguna actividad económica por cuenta propia? Sí (2)__ No
(1)___
41. ¿Cuál es?
42. ¿Cuánto gana a la semana por esta (s) actividad (es)? $___________
43. ¿Cuántos meses al año trabaja en esta actividad
(es)?_______________________
44. Si le pagan con productos (en especie) ¿Qué es y cuánto es?___________
45. ¿Cuál es su actividad primaria, es decir aquella que le genera la mayor
cantidad de ingresos, sea en especie o en dinero? Cultivo (1) ___ Peón
(2)____ Albañil (3)____ Cuenta propia____
Observaciones 1
NO
2 3
SÍ
Las respuestas de la madre
son confiables
La entrevista fue fácil
La madre se veía
interesada en las preguntas
Las respuestas del padre
son confiables
La entrevista fue fácil
Observaciones generales
82
Apéndice B
Facultad de educación
Tesis: Etnoteorías parentales y rezago educativo
L. E. Reyna Guadalupe Euán Ramírez
ENCUESTA GENERAL
NO. DE FOLIO_________________FECHA DE LEVANTAMIENTO ________
D/M/A
NOMBRE DE LA MADRE: _________________________________
Nombres/ Apellido paterno/ apellido materno
1. ¿Cuando usted era niña sus papás querían que fuera a la escuela?
Sí________ No______ Por qué
2. ¿Usted quería ir a la escuela?
Sí________ No______ Por qué
3. (Si fue a la escuela y no terminó), ¿Por qué dejó de asistir?
4. ¿Si pudiera regresar a la escuela, lo haría?
Sí________ No______ Por qué
5. ¿Le sirve lo que aprendió en la escuela?
Sí________ No______ Por qué
6. ¿Qué es lo que más le sirve?
7. ¿Por qué cree que es importante la escuela?
Sí________ No______ Por qué
83
8. ¿Usted cree que sus hijos aprenden en la escuela?
Sí________ No______ Por qué
9. ¿Cómo le sirve lo que aprenden en la escuela cuándo sean grandes?
10. ¿Han mejorado desde que están en la escuela?
Sí________ No______ Por qué
11. ¿Le gusta a sus hijos ir a la escuela?
Sí________ No______ Por qué
12. ¿Hacen la tarea los niños?
Sí________ No______ Por qué
13. ¿Quién les ayuda a los niños a hacer la tarea?
14. ¿Cómo les ayudan?
15. ¿Tienen buenas calificaciones?
Sí________ No______ Por qué
16. ¿Todos o es distinto?
17. ¿Quién es el más abusado?
84
18. ¿Es distinto ser abusado en la escuela que en la casa?
Sí________ No______ Por qué
19. ¿Qué aprenden en la casa?
20. ¿Cómo lo aprenden?
21. ¿Usted qué les enseña?
22. ¿Qué les enseña su esposo?
23. ¿Qué opina su esposo de que los niños vayan a la escuela?
24. ¿Qué significa que un niño es “mal educado”?
25. ¿Qué significa que un niño es “educado”?
26. ¿Qué es más importante lo que aprenden en la casa, en la escuela o los dos
son importantes?
Casa________ Escuela______ Por qué