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    ETNOGRAFAS COMO LIBROSRevisando tres productos (exitosos)

    Daniel Velandia Daz

    Tesis para optar al Ttulo de Magster en Sociologa

    Directora, Doctora Olga Restrepo Forero

    DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGAFACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIAAgosto de 2007, Bogot D.C.

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    Agradecimientos

    Este trabajo fue posible gracias al apoyo de muchas personas e instituciones.Agradezco en primer lugar a Olga Restrepo, mi directora, por ayudarme adisear esta propuesta y especialmente por la confianza que deposit en esteproyecto, incluso desde antes de su desarrollo. A la Vicerrectora Acadmica dela Universidad Nacional de Colombia que durante el ao 2005 subvencion estainvestigacin a travs del programa de becas para Estudiantes Sobresalientes dePosgrado. Al Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia, la Tecnologa y laMedicina, de la Universidad Nacional de Colombia, que propici el escenario paradesarrollar muchas inquietudes de importancia. Debo decir a quienes escribieronlos documentos que eleg como objeto de trabajo, que he reconocido su valiosoaporte a la produccin acadmica nacional y que espero seguir aunandoesfuerzos para fortalecer las Ciencias Sociales en nuestro pas, desde luego, conmi modesto aporte. Por la paciencia que mostraron aquellos autores con quienes

    convers personalmente sobre este proyecto, tengo una inmensa deuda y miofrecimiento para continuar el intercambio de reflexiones.

    Agradezco a Jaime Arocha su tiempo y entrega para contextualizar una historiabien compleja, por tocar puntos lgidos dentro del proceso de investigacin yayudarme a precisar incertidumbres sobre el papel de las Ciencias Sociales. AGabriel Cabrera por la precisin de sus comentarios que siempre bien fundados,fueron un desafo intelectual para analizar. A Misael Aranda, debo unreconocimiento especial por la hospitalidad que me prest junto con el PuebloGuambiano, l siempre atento y sencillo, se propuso el reto de mostrarme unpanorama de la historia colectiva, espero ser fiel a sus aportes. Igualmente, en

    deuda me encuentro con las familias de Mara Helena y Antonia que meacogieron en mi estada en Silvia, Cauca. A Luis Guillermo Vasco debo agradecerla disposicin que tuvo para atender mis inquietudes y el respeto que mostrpara con mis preocupaciones intelectuales. A Carlos Eduardo Franky, la atencinque me prest y los detalles que me hizo conocer, a pesar de la coyuntura en lacual nos dimos cita. A Dora Perilla de Editorial Universidad Nacional pormostrarme detalles de la produccin de los libros que no estn referenciados enninguna otra memoria. A Roberto Pineda agradezco el apoyo que siempre prestpara dar a conocer los resultados y avances de este proyecto; sin esto,sostenerse en el terreno sinuoso de la crtica a personalidades de la

    antropologa, hubiera sido poco llevadero.Por ltimo a mis amigos y amigas, y a mi familia, que han apoyado en diferentesmomentos esta iniciativa. Especialmente a Carlos Zambrano, Eddier Martnez,

    Valentina Villegas, Edgar Prez, Hernando Pulido, Daniel Borrero, Eliana Castilla,Kjorge Tovar, Carlos Cuervo, Catalina Ariza, Mayra Melo, Francisco Santamara y

    Ana Mara Zapata Muoz.

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    ndice de Figuras

    Figura 1. Portada de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. ..................40

    Figura 2. Portada de Los Nukak: nmadas de la Amazonia colombiana.......40Figura 3. Portada de Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales y

    modernos en el Pacfico colombiano. .........................................41

    Figura 4. Contraportada de Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales ymodernos en el Pacfico colombiano. .........................................44

    Figura 5. Contraportada de Los Nukak: nmadas de la Amazoniacolombiana..............................................................................45

    Figura 6. Contraportada de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua..........46

    Figura 7. Pgina legal de Los Nukak: nmadas de la Amazoniacolombiana. Pgina 6. En la parte superior se dispone la fichabibliogrfica del libro. ...............................................................48

    Figura 8. Esquema de la primera pgina capitular de Los Nukak:nmadas de la Amazonia colombiana. .......................................52

    Figura 9. Esquema de la primera pgina capitular de Guambianos. Hijosdel aroiris y del agua................................................................52

    Figura 10. Pgina primera de Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales y

    modernos en el Pacfico colombiano. .........................................56Figura 11. Pgina primera de Los Nukak: nmadas de la Amazonia

    colombiana..............................................................................56

    Figura 12. Pgina primera de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. .......57

    Figura 13. ndice de Los Nukak: nmadas de la Amazonia colombiana.Pgina 9..................................................................................60

    Figura 14. ndice de Los Nukak: nmadas de la Amazonia colombiana.Pgina 10................................................................................60

    Figura 15. ndice de Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales ymodernos en el Pacfico colombiano. Pgina 9............................61

    Figura 16. ndice de Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales ymodernos en el Pacfico colombiano. Pgina 10..........................62

    Figura 17. ndice de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. Pgina 5. ......63

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    Figura 18. ndice de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. Pgina 6. ......63

    Figura 19. ndice de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. Pgina 7. ......64

    Figura 20. ndice de Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. Pginas 8-11, continuacin de Fotos y Grficos..........................................64

    Figura 21. Relacin de Trabajos de Campo en Los Nukak: nmadas de laAmazonia colombiana. p. 19. ....................................................92

    Figura 22. El agua en movimiento, Guambianos. Hijos del aroiris y delagua. p. 27..............................................................................93

    Figura 23. Los niveles del mundo nukak, Los Nukak: nmadas de laAmazonia colombiana. p. 98. ....................................................93

    Figura 24. La ensenada de Tumaco, Ombligados de Ananse. Hilosancestrales y modernos en el Pacfico colombiano. p. 64.............94

    Figura 25. Grfico comparativo de los ciclos de los productos agrcolasen Guamba, Guambianos. Hijos del aroiris y del agua. p. 133. ....95

    Figura 26. Ciclo estacional, Los Nukak: nmadas de la Amazoniacolombiana. p. 243. .................................................................96

    Figura 27. Control de produccin, Ombligados de Ananse. Hilosancestrales y modernos en el Pacfico colombiano. p. 101. ..........96

    Figura 28. Bud y buadi durante un intercambio con el grupo local B, LosNukak: nmadas de la Amazonia colombiana. p. 332. ...............101

    Figura 29. Adalides baudoseos y atrateos en Istmina, Ombligados deAnanse. Hilos ancestrales y modernos en el Pacficocolombiano. p. 111. ...............................................................102

    Figura 30. Minga conjunta de guambianos y paeces para arreglo de unpuente en Juananb, Guambianos. Hijos del aroiris y delagua. p. 201..........................................................................102

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    espera; esta contribucin nutre tanto a la sociologa como a los estudios de laciencia, y las lneas de trabajo y escuelas a las que sea til.

    De otro lado, etnografa es una nocin multifactica, de la cual se pueden extraersignificados precisos que sirven de punto de partida pero que no dan cuenta de

    ella completamente, por ejemplo: rama de la antropologa cultural que se ocupadel estudio descriptivo de las culturas particulares, singularmente de los pueblosprimitivos o prealfabetos (Pratt 2004:115), en donde se enfatizan unos elementospero se desestiman otros. Por ello, consideramos que la significacin de laetnografa, est en las conexiones sociales que se establecen para que se produzcade una determinada forma. Fundamentalmente, reflexionaremos sobre unaprctica social, y nos distanciaremos de la aproximacin a los cdigos y las normasque delimitan y rectifican el quehacer, en este sentido, este trabajo no es unmanual.

    Entonces, consideramos la etnografa como un fenmeno social, y damos inicio a

    los problemas propios que deben resolverse en las ciencias sociales cuando seaproximan al mundo social. Estos problemas tienen que ver con una gran cantidadde asuntos, que en orden expositivo tocar desde la nocin de reflexividad.

    La nocin de reflexividad est relacionada con la idea de reflexin, idea que en suorigen latino significa vuelta hacia atrs (Martnez y Martnez 1999:485), y quepone de presente la intencionalidad de revisar lo que ha sido hasta aqu, es decir,mirar cmo se consolidan las ciencias sociales, cmo se hacen. Esta nocin ponenfasis en la posicin de la investigacin2frente a su objeto de anlisis, posicincompleja a la que ataen varias observaciones. De una forma general puededecirse que la reflexividad define la dimensin en la cual, ser agente de

    investigacin implica formar parte del objeto de investigacin: ser una parte de l;igualmente, el objeto se refleja en la investigacin, se constituye all. Es lapropiedad del lenguaje segn la cual las descripciones y afirmaciones de larealidad no solamente informan sobre ella sino que la constituyen (Coulon 1988;Garfinkel 1996; Guber 2001). Al describir o al hacer apreciaciones sobre larealidad, se hace existir lo descrito, se hace existir algo de una forma especfica yen esa interaccin es que se completan la accin y el lenguaje mutuamente.

    En este sentido no se trata slo de dar cuenta de la construccin racional delobjeto, sino de ver lo que est implicado en esa construccin. Principalmente, el

    hecho poco evidente, de que la investigacin social no puede entenderse antes opor fuera de los productos que desarrolla, tampoco exenta de los objetos queanaliza; y simultneamente, que los objetos de investigacin existen a propsitode sta. Vale la pena sealar que lo concreto de la vida social existe de hecho, y

    2 La idea del investigador o investigadora, es realmente la que se utiliza cuando se habla sobre lareflexividad. No obstante, es importante aclarar que el sujeto que investiga no est solo junto con susrepresentaciones, sino que es la investigacin, con sujetos relacionados y asociados, la que en conjunto serelaciona con fenmenos sociales de inters.

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    cobra significacin, las ms de las veces, en un marco de sentido diferente al de lainvestigacin social, involucrado en lenguaje corriente.

    En trminos reflexivos, la generacin recproca de la investigacin en cuanto tal yde los objetos de conocimiento, establece el primer escenario en consideracin que

    es el de admitir la participacin del sujeto investigador dentro del mundo de loinvestigado. El reconocimiento de un marco de sentido compartido es el insumoque sirve de base a las formas de comprensin en ciencias sociales. Habermasseala que:

    [Las] estructuras de entendimiento posible en las que los directamenteimplicados ejecutan sus acciones comunicativas. [] [Son las] estructuras,ms generales de la comunicacin, que los sujetos capaces de lenguaje y deaccin han aprendido a dominar, [y] no solamente permiten acceder adeterminados contextos que, como parecera a primera vista, encierran a losparticipantes en el crculo mgico de lo meramente particular. Estas mismas

    estructuras suministran simultneamente los medios crticos para penetraren un contexto dado, para hacerlo saltar desde dentro y trascenderlo, paraabrirnos paso en caso necesario a travs de un consenso fctico a quepodemos estar habituados, y revisar errores, corregir malentendidos, etc.(Habermas 1999:170).

    De tal suerte, la reflexividad nos lleva a la dimensin constitutiva de lo real y, a suvez, al reconocimiento de una potencialidad crtica para la comprensin misma delo real. De otra parte, igualmente importante, el hecho de que el agente deinvestigacin interviene, no slo por el rol de investigador sino, adems, en tantosujeto social, pone de presente que las condiciones de comprensin abarcan

    niveles de acercamiento relacionados con demandas del mundo de la vida, queexceden las pretensiones de la investigacin: como el cientfico social no tieneningn aqu en el mundo social, tampoco ordena ese mundo en capas en torno as. No puede entrar nunca en una relacin-nosotros con otros agentes del mundosocial sin abandonar, a lo menos transitoriamente, su actitud cientfica (Schtz1967, en Habermas 1999:172). En este trabajo, que analiza la etnografa desde lasociologa, hay una relacin cercana entre el mundo investigado y quien escribe,puesto que soy antroplogo. La diferencia radica en el hecho de que laspretensiones de cientificidad no estn en este nosotros reconocido en el campo delo etnogrfico; se trata de llegar a lo etnogrfico desde la sociologa, punto de

    partida relativamente alejado.En trminos epistemolgicos, y para referirnos a la importancia de la etnografapara nuestro trabajo, podramos decir que el carcter reflexivo de la investigacinobedece en cierta forma, al desafo de examinar un fundamento fuertementearraigado en nuestras categoras de pensamiento como analistas sociales: larelacin, oposicin y dicotoma, entre el objeto y la representacin. Para Woolgarhay dos formas de reflexividad que tienen entre s un trayecto continuo, estas son

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    la reflexividad constitutiva y la introspeccin benigna (cf. Woolgar 1996). Laprimera afirma la similitud entre representacin y objeto: la apariencia superficial yla realidad subyacente constituyen los actos de representacin3. La segunda, serefiere al pensar sobre lo que estamos haciendo, es un medio que si bien generadiferencias entre lo que hacemos y los objetos sobre lo que hacemos algo, permite

    adecuar los enunciados del analista a los objetos de estos enunciados (cf.1996:23s)4.

    De este planteamiento sobre una reflexividad dual, se desencadena la posibilidadde entender las relaciones de similitud y diferencia entre el objeto y larepresentacin, que se presentan como problemticas para las ciencias sociales.Para Woolgar las ciencias sociales se sitan torpemente entre la reflexividadconstitutiva y la introspeccin benigna, dado que admiten ciertas relaciones desimilitud entre objeto/representacin - objeto/sujeto, y adems pretenden alcanzarel ideal del mtodo cientfico: lograr representaciones adecuadas de la realidad (cf.1996:23s). Aqu no diremos que se presenta una torpeza, mejor bien,

    consideramos que en la etnografa est presente esta situacin intermedia deforma evidente. La reflexividad entonces opera como la nocin primera paracomprender la etnografa dado que toca el lugar medio en el que se encuentra: entanto las descripciones sobre las que opera suponen identidad de los objetos y lasrepresentaciones, y en cuanto se busca que el rigor del mtodo permita unconocimiento acertado.

    Se busca entonces, enfocar los procesos que configuran lo real, en tanto seajustan las representaciones que se producen en las ciencias sociales. Ashmore,por su parte, propone tres variaciones para entender la reflexividad. La primeracomo auto-referencia, que considera que el discurso de las ciencias sociales serefiere a humanos y justamente por ello puede producir conocimiento sobre loshumanos. La segunda como autoconciencia, que se refiere a pensarprofundamente en lo que hacemos, sin implicar que esto dirija siempre nuestrasapreciaciones a problemas o direcciones ms interesantes. Y la tercera, comocircularidad constitutiva de las explicaciones, que tienen lugar en la naturalezamutuamente constitutiva de las explicaciones y de la realidad (cf. Ashmore1989:32). Para Ashmore estas tres interpretaciones del fenmeno no sonexclusivas para comprender completamente la reflexividad, incluso insta a loslectores a concluir de acuerdo con su propio criterio; este hecho demuestra queincluso las apreciaciones que tenemos como analistas de las ciencias estn en

    3Una observacin cercana estaba ya presente en Marx: Lo concreto es concreto porque es la sntesis demltiples determinaciones, por lo tanto unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso desntesis, como resultado, no como punto de partida, aunque sea el verdadero punto de partida, y, enconsecuencia, el punto de partida tambin de la intuicin y de la representacin (Marx en Bourdieu, et.al.2002:206)

    4En un sentido similar, Bourdieu reflexiona sobre este punto y propone la idea de vigilancia epistemolgica,como aquel principio que radica menos en el perfeccionamiento metodolgico formal, y ms en lascondiciones de produccin de un conocimiento rectificado (cf. Bourdieu, et.al. 2002:20ss).

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    proceso de construccin. Lo que no quiere decir que debamos renunciar a laformulacin de algunos parmetros sobre la reflexividad; sino que, justamente enesta dimensin que problematiza el quehacer de las ciencias sociales en sufundamento, falta an mucho que decir.

    En rigor, el analista que se compromete con problematizar la representacin y larealidad, debera atender el problema de su propia representacin y las categorascon las cuales est organizando el mundo, as se deduce de los planteamientos de

    Ashmore (1989) y Woolgar (1996), asunto que tambin ha sido preocupacin deBourdieu (1970) y de Habermas (1999). En un principio, este trabajo se plantemostrar una reflexin sobre el proceso mismo de construccin interna y,simultneamente, dar cuenta de la lgica de explicacin a la que se llega. Se creyposible y necesario hacer una pelcula y simultneamente el detrs de cmaras.En etnografa siempre se ha sido consciente de esta dificultad y por ello sepresentan aquellas introducciones cargadas de experiencias cotidianas einterculturales antes del desarrollo del trabajo riguroso. Efectivamente, es

    improcedente, o por lo menos complicado, publicar el proceso y simultneamenteacertar en las ideas que se busca desarrollar, es algo as como enviar el carruajeantes que a los caballos.

    En consecuencia, tocar algunas particularidades de la investigacin que sesucedieron simultneamente al levantamiento de los datos. No fue posible datarlasde acuerdo a la evolucin de la escritura de los argumentos expuestos. En elmomento embrionario de esta tesis yo quera mostrar cmo se iban tejiendo lasideas y argumentos, cmo yo haba tenido que negociar conmigo y con otros elhecho de que fueran esas y no otras las palabras y las nociones, cmo no habapodido hacer algunas cosas ms inslitas y cmo haba cosas que era imposibleconcebir para hacer una investigacin seria en el campo de las Ciencias Sociales,de la Antropologa, e incluso, de la Sociologa del Conocimiento. En definitiva,cmo habra una similitud, incluso un isomorfismo, entre los fenmenos analizadosy este proceso de investigacin.

    Todo esto, slo en principio, signific hacer un anlisis casi etnogrfico aetngrafos, empresa fcil de abandonar y difcil de defender por limitaciones dediversos rdenes. No obstante empec a establecer mis primeras entrevistas y aarreglrmelas para sostener que s, iba a ingresar a un terreno muy delicado. Yohaba dado un paso extrao casi en falso, antroplogo de profesin me inclin por

    analizar el ndulo de toda la investigacin antropolgica (como dira Leach1982:26), desde la sociologa. Esta entraable hermana con la cual siempre se hanpresentado controversias, acercamientos importantes, y por sobre todo, con la cualse tiene una historia comn5.

    5De entre los muchos escenarios compartidos est el de [l]a situacin ocupacional de los profesionales de laantropologa, comparada con los de sociologa, [que] nos muestra similitud en la concentracin del empleo

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    De otro lado, somos conscientes de aquello que se ha denominado antropologasdel Sur, y aunque pueda ser cierto que nuestra escuela es resultado de unproceso de difusin desde el Norte, y que conserva ciertas particularidades por lasdiferencias en este proceso a nivel global (Krotz 1996:30s)6; consideramos que enel pas hay un escenario lo suficientemente robusto para que se desarrolle un

    anlisis independiente de acuerdo a su realidad.La historia de la antropologa en Colombia reseada por Pineda nos muestra elpapel que jugaron los pioneros en la consolidacin de la disciplina, as como loscambios institucionales que se han dado hasta hoy da. La creacin del InstitutoEtnolgico Nacional en 1941 bajo la direccin de Francisco Socarrs y con lainfluencia acadmica de Pal Rivet, dio paso al establecimiento de InstitutoColombiano de Antropologa, que en principio tuvo actividades de formacin(Pineda 2005, 2004). Durante este periodo la antropologa tuvo influencia delcurrculo del Museo del Hombre en Pars (cf. Pineda 2004:62s). En la dcada delsesenta se fundan cuatro departamentos de antropologa dedicados a la formacin

    profesional en la Universidad de los Andes, la Universidad Nacional, la Universidadde Antioquia y la Universidad del Cauca; as como un departamento en laUniversidad Javeriana que no incluy la formacin profesional de antroplogos (cf.Pineda 2004:69). A principios de los setenta se generan cambios sustanciales en laperspectiva de la antropologa colombiana, en lo que Pineda llama la revolucinllega a los claustros, que tiene que ver principalmente con la reevaluacin de losprogramas de estudio y con asuntos como la utilidad del concepto de cultura o laenseanza de Marx (cf. 2004:74). De acuerdo con Pineda los Departamentos de

    Antropologa han contribuido de forma notable a la consolidacin de laantropologa, dada la gran cantidad de profesionales que han formado hasta hoy,

    cifra que sigue en aumento (cf. 2004:79)

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    .La historia de la antropologa en Colombia ha presentado, adems, rupturasgeneracionales que hacen difcil seguir la pista a las transformaciones en losprocesos de formacin e investigacin, ya que no se acostumbra hacer memoriasobre los antecedentes y tambin porque la contribucin de nacionales yextranjeros no ha sido suficientemente ponderada (cf. Correa 2003). A pesar deello, s se pueden mostrar algunas tendencias importantes. Jimeno nos presentaen el artculo La vocacin crtica de la antropologa latinoamericana, retomando elconcepto de investigador ciudadano propuesto por ella previamente, la estrecharelacin que se establece en los pases latinoamericanos entre el ejercicio del

    investigador y el ejercicio de la ciudadana (2004:40). Este es uno de los

    en dependencias oficiales y docencia universitaria, con predominio de esta ltima en los socilogos. Paraambas profesiones, el trabajo en la empresa privada es escaso (Jimeno 1984:21).

    6Referentes amplios de la historia de la antropologa son los de Peirano (1991), Stocking (1982) y Gerholm yUlf (1982), otros sobre la reflexividad en Salzman (2002) y Jacobs-Huey (2002).

    7779 antroplogos estima un estudio de 1991 (Jimeno et al 1991, en Pineda 2004:78), para 1993 se consideraque son mil individuos aproximadamente (Ulloa 1993:11). Pineda expone que en el 2002 no se conoce unestudio que registre las tendencias actuales (2004:79).

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    departamentos de antropologa en nuevos centros de enseanza y los retos queeste fenmeno impone para el ejercicio de la profesin.

    Por todo lo anterior, en este trabajo se eligi estudiar la produccin etnogrfica ytomar como centro de la observacin, etnografas desarrolladas en el marco de la

    Universidad Nacional, con la idea de generar inquietudes sobre el escenarioantropolgico nacional y avizorar prximos anlisis y comparaciones; valga decirque la mayor parte de la produccin se concentra en las tesis de pregrado (Correa2003:2), empero nos centraremos en etnografas publicadas en el marco deinvestigaciones ms amplias porque son desarrolladas por profesores o porque hansido galardonadas. No se trata de dar crdito a algunos trabajos en especial, sinode detallar mecanismos de construccin de conocimiento que se dan en medio deuna gran cantidad de variables, a las que se suma innegablemente un crecientedesarrollo editorial y la consiguiente circulacin del conocimiento, como esbozaKrotz (cf. 1996).

    En consecuencia, eleg revisar etnografas colombianas, escritas por personas mso menos cercanas, todas reconocidas, crticas y criticadas, y por sobre todo,respetadas por sectores que practican las Ciencias Sociales y por sectores de supblico. Me interes la produccin etnogrfica por cuanto puede ser rastreada conmayor facilidad que investigaciones en desarrollo, porque la produccin finalrecoge muchos procesos sociales en los que intervienen transformaciones de losconocimientos mismos y, porque el hecho de que existan hace posible un anlisisde los mecanismos de su conformacin en tanto producto.

    Eleg tres libros. La razn central de trabajar sobre los libros, es que revisar laetnografa como producto y fuente de acciones comunicativas nos permite

    distanciarnos inicialmente de la distincin entre hecho y ficcin (cf. Harvey 1993),la realidad de la etnografas no est totalmente determinada por su materialidadimpresa, pero referir su materialidad es imprescindible. De all que nuestrareflexin no es sobre tres trabajos de campo y tampoco sobre tres investigaciones,en estricto sentido. Se trata de ver cmo los enunciados de un texto dan

    presencia a lo que describen (Edmondson 1993:38), y de reportar aquellapresencia de lo etnogrfico a partir de los medios ms determinados y establesque la soportan. Quise conversar de los libros con sus autores para comprendermejor cmo se construye la etnografa. Cmo llega a ser una publicacin y saberqu la hace especial. Mir los textos de importancia (los que tienen mayor

    publicidad bibliogrfica) y me qued con los que cumplan ms caractersticaspara mi trabajo. Pero todas estas cosas eran difciles de organizar.

    La encrucijada fue tratar de hacer una tesis especficamente reflexiva. Reflexiva enel sentido de constitutiva. Lograr que al momento de avanzar en el textoimagense diera cuenta de cmo avanzaban asimismo los documentos analizados. Tareanada fcil que espero sugiera prximos proyectos. En algn momento pens queesta dificultad se vea incrementada por la falta de produccin, de historia en

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    campos de anlisis como este. Despus not que esto requiere de un esfuerzoenorme para lo cual la metodologa est por generar, sobre todo porque no haygaranta de que el conocimiento se construya de una forma unvoca.

    En el camino de ir armando y desarmando esta intencin reflexiva, hubo

    circunstancias paradjicas. Mis interlocuciones con los autores tenan mltipleslecturas, podan ser percibidas como un reconocimiento pero tambin como unaevaluacin, en todo caso como una intromisin que pocos etngrafos querrantener que sortear. Era adems la facultad misma de la etnografa, la deinvolucrarse en lo que los otros hacen, y en este caso lo que unas personas hanhecho como parte de su trabajo e identidad acadmica. Mi nfasis est puesto enlos documentos publicados, en aquello que no puede cambiarse ya. La existenciafctica de un producto terminado que es proceso de escritura, de trabajo encampo, de discusin acadmica, etc., y que en el presente tiene una vinculacincompleja con la sociedad. Existencia definitiva que resulta de aquellos procesos yque se muestra como el marco amplio de la produccin de conocimiento.

    Hoy en da, los libros elegidos existen como objetos ntegros y son ledos. Noobstante, no centramos nuestro anlisis en las lecturas y en el escenario dedifusin del conocimiento8, sino en algo previo, en el proceso de construccin deesos objetos, justamente en el proceso de hacerlos reales. En donde lainstitucionalidad, como realidad marco y como enfoque terico, va a serinterpelada por la perspectiva emprica de allegar una comprensin que hace ecode la formulacin de Berger y Luckmann: La sociologa del conocimiento entiendela realidad humana como realidad construida socialmente (1968:232). Entonces,se trata de revisar cmo se produce esta construccin y para ello recurrimos a unanlisis menos estructural y ms comprensivo, hermenutico.

    En el ejercicio de llevar a cabo una pequea exgesis de los documentos, fuerelevante la participacin de los autores. Empero, conciliar mi lectura con laperspectiva de los autores fue las ms de las veces conflictivo. Las visiones de misinterlocutores en tanto autores fueron ms bien ortodoxas, en algunas ocasionesdirigidas a aclarar el sentido preciso que tienen o desearon tener los libros;incluso, muchas de sus observaciones hacan nfasis en el sentido necesario paracomprenderlos en el contexto determinado en el que se desarrollaron. Justamentecuando se construyen ideas a partir de un anlisis, lo que uno menos piensa yquiere, es ser ortodoxo.

    Una lectura formal y disciplinada nos lleva al aprendizaje y a la adquisicin deconocimientos, por lo contrario, menos evidente, una lectura indisciplinada implicala constitucin misma del pensamiento, una crtica. Para Olga Restrepo la lectura

    8Una de las dimensiones ms necesarias para abordar este asunto se relaciona con la comprensin de lalectura. Para ello puede revisarse Una historia de la lectura de Manguel (1999), un texto clave parainiciarse en este mundo y avizorar una sociologa de la difusin del conocimiento reconociendo laimportancia que los textos tienen en nuestro mundo.

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    obediente sigue los textos de principio a fin, en todas sus secuencias9 (2003:9),pero esta lectura puede estar acompaada simultneamente de una lectura difcil odscola que no sigue esta secuencia (cf. Restrepo 2003). Lectura dscola que tieneunas demandas especficas: alternar(se) con una lectura obediente, asumirtemporalmente un extraamiento hacia los textos, prestar ms atencin a los

    aspectos que menos llaman la atencin, a la vez que nos permite intentar buscarcoincidencias, afinidades y hacer una reconstruccin de los eventos: encontrarconvergencias (cf. Restrepo 2003:20ss), en un terreno donde los documentospueden fcilmente percibirse como singulares, diferentes e independientes.

    De all que la lectura de los libros no hubiera sido convencional y buscara mejor,encontrar referentes de semejanza que no son reconocidos corrientemente; estalectura dscola nos lleva a hacer nfasis en algunos asuntos desatendidos en losanlisis de los documentos etnogrficos, y en esa direccin se distancia delproyecto de armar la historia de los trabajos de investigacin, su trayectoria y suxito final en tanto publicaciones. Igualmente, este tipo de lectura implica que el

    acercamiento fidedigno a las intenciones de los autores no es lo principal, si biense parte de una serie de lecturas ortodoxas para comprender los libros, luego setoma distancia de la voz de los autores10para establecer las similitudes entre losdocumentos.

    La idea transversal, es que la autora de los libros implica un trabajo que sedescompone en procesos puntuales, asociados a colectivos ms o menosdelimitados. Idea que argumentamos desde la aproximacin a los libros en tantotales, ubicando los enunciados que arrojan referencias a tales procesos ycolectivos. En ese sentido no se pretende hacer un anlisis discursivo o unaaproximacin a las formas retricas empleadas por los autores para hacer evidentela autenticidad de su contribucin o su estilo. Mejor bien, se trata de entenderprocesos implicados al hacer etnografa y presentarla en los libros.

    Este trabajo obedece a algunos posicionamientos especficos dentro del escenarioetnogrfico y dentro del escenario de la teora posible sobre la etnografa. Buscaformular y poner en experimentacin algunos procedimientos metodolgicos quetrasciendan la idea prxima de hacer etnografa de la etnografa. Cuestin queno buscamos aqu, puesto que no fue mi inters estar all en el lugar en dondeocurri la observacin de los hechos sociales, y tampoco dnde se dieron cita losprocesos de realizacin de los documentos y libros. Esto hace que mi trabajo, si

    9Para este documento se hace una traduccin libre por parte del autor.10El papel del escritor no es el mismo cuando su escrito se transforma en una lectura dirigida hacia el pblico:

    lo que buscaba el pblico de Dickens, y lo que empuja al pblico de hoy a las lecturas: ver actuar alescritor, pero no como actor sino como escritor; or la voz que el escritor tena en la cabeza al crear alpersonaje; comparar la voz del escritor con lo escrito. Algunos lectores acuden por motivos supersticiosos.Quieren saber qu aspecto tiene el escritor porque creen que escribir es un acto de magia; quieren ver elrostro de alguien capaz de crear una novela o un poema del mismo modo que querran ver el rostro de undios menor, creador de un pequeo universo (Manguel 1999:336s).

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    puede catalogarse de etnogrfico, no sea en todo caso, ortodoxo. Se sigue deesto, que no haya una familiaridad o intimidad con los sujetos de los hechos, soydecididamente, un lector. El centro de inters est en los productos etnogrficos,que abordaremos fundamentalmente desde los procesos que los hacen posibles.Es por ello que se privilegia el anlisis de casos puntuales y significativos en el

    contexto acadmico etnogrfico colombiano. Casos que son tomados conpropsitos de comparacin ms que de cualificacin o calificacin: no se hantocado la totalidad de las dimensiones relevantes de estos casos, sino algunascentrales para nuestro argumento.

    Desde un principio la investigacin reconoci que era inevitable alterar de algunamanera la situacin de los etngrafos convocados. Esta es una preocupacinmayor en etnografa que en sociologa del conocimiento cientfico, no obstante,interpela nuestra forma de ser reflexivos o no. Para avanzar en la investigacin fuenecesario anunciar, en diferentes momentos, que en este trabajo no se trata deprescribir o definir una forma de hacer etnografa. De ninguna forma se busca

    emitir juicios acerca de las aptitudes, capacidades, posibles intereses, actitudes ypersonalidad de los agentes, ni de las calidades, innovacin, relevancia, de sutrabajo dentro del contexto de la etnografa colombiana. Esta es una salvedadhecha explcita en diferentes momentos por las caractersticas de interlocucin conlos agentes que colaboraron en el desarrollo de esta investigacin, y por sobretodo, porque las actuales relaciones que sostienen dentro del escenario de ladisciplina y dentro de las carreras profesionales, no busca ser afectadonegativamente por causa de este trabajo. (Paradjicamente, este ltimo, es unode los presupuestos etnogrficos ms generalizados).

    El primer captulo centra la discusin y muestra el camino que tomamos paraabordar los productos etnogrficos desde la sociologa. El segundo, hace nfasis enlas dimensiones que se deben conjugar para que la etnografa tenga lugar comoun producto terminado y pblico; se hace una disertacin y una aplicacin de lanocin de reflexividad para comprender la etnografa como un proceso social. Eltercero, hace nfasis en el manejo que dan los etngrafos a ciertos recursos quegeneran autora; se consideran las etnografas como documentos y sus postuladoscomo relatos de accin, en donde miramos los enunciados desde la nocin deindexicalidad.

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    IEtnografa y sociologa del

    conocimiento

    Por qu analizar la etnografa desde una perspectiva sociolgica?. La etnografase ha relacionado principalmente con la etnologa y con la antropologa, noobstante, hoy da (aunque tambin desde un pasado fundacional) son muchas lasaplicaciones y significados que tiene en diversas investigaciones sociales, inclusoen la sociologa; como antecedente tenemos a la Escuela de Chicago que dedicbuena parte de sus captulos a la etnografa. Park propone estudiar la vida ycostumbre de los centros urbanos, se hace uso del trabajo de antroplogos comoBoas y Lowie, y en la escuela se llega a fomentar la multinstrumentalidad queincluye el uso de varias fuentes de datos (cf. Tezanos 1998:24s). De tal suerte, lapertinencia de estudiarla excede un vnculo disciplinar rgido, para relacionarse con

    todo el escenario, ms amplio, de las ciencias sociales. Creo, junto con Bloor, quepodemos avanzar en el estudio del contenido y la naturaleza del conocimiento (cf.1994), y es por ello que se puede tratar a la etnografa como un materialsusceptible de investigar. Se har una lectura a la etnografa desde uno de loscampos de la sociologa que hoy da puede darnos luces sobre las implicacionessociales y epistemolgicas de la produccin de conocimiento.

    En realidad hay bastantes, y ms o menos diversas, definiciones de la etnografapor parte de quienes se han acercado a la etnografa; no ser este el lugar paraponer de presente los modos de significarla y cotejar [pro]posiciones; justamenteel trabajo que se adelanta aqu tiene como meta establecer unos marcos

    sugerentes para comprender los procesos sociales implicados en la produccin deetnografas. Ahora bien, la etnografa ha sido tema de reflexin especial de laantropologa, desde Malinowski, pasando por Geertz, hasta nuestras reflexionescolombianas como las de Friedemann y Arocha, Jimeno, Pineda, Vasco, entreotros. Aqu tomamos nota de algunos de los aportes que los mismos/asantroplogos/as han hecho sobre la etnografa (las ms de las veces sobre supropio proceso etnogrfico), dejando claro, no obstante que nuestro propsito eshacer una sociologa de la etnografa.

    La etnografa, con todos los elementos que sobre la marcha conjuga, no puedeconcebirse sin ser definida, en reiteradas ocasiones, como actividad cientfica. Este

    asunto por el momento, nos lleva al punto de partida. Consideraremos laetnografa desde marcos conceptuales que se han producido para analizar elconocimiento cientfico. En tal propsito es de recalcar que aproximarse a laetnografa para investigarla no implica necesariamente ingresar y profesar elmarco de pensamiento antropolgico que la produce, la etnografa bien puede seranalizada, junto con y a pesar de la antropologa, y quiz sea esto necesario y

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    deseable para intentar comprender aquellos marcos sociales en donde se inscribey se presenta.

    Metafricamente, la etnografa aqu puede entenderse como nuestra ciencia y alos/as etngrafos/as como nuestros/as cientficos/as, de otro lado, nuestra

    actividad ser la opuesta, la aproximacin sociolgica a tal ciencia. El conocimientocientfico es susceptible de ser abordado por no cientficos, no para discutir entorno a la veracidad de stos o de aquel: Quin puede creer ms en laobjetividad de la ciencia que aquellos que proclaman que puede convertirse enobjeto de investigacin? (Latour 2001:15), sino para trascender los marcos enmedio de los cuales pensamos el mundo desde nuestro quehacer acadmico. Nose trata de mostrar (o de demostrar) cules son los indicios de cientificidad que sepresentan dentro de la produccin acadmica de la antropologa, sino de vercules son los sentidos y prcticas que circulan en el interior de la produccinlograda. No obstante, una referencia importante que puede hacer las veces degua bsica, son las pistas que Falomir nos presenta para orientar la discusin

    sobre la cientificidad de la antropologa:

    a) La discusin sobre la cientificidad de nuestra disciplina slo es posible apartir del reconocimiento de su especificidad y no de arquetipos nicos deciencia b) El problema ms delicado por abordar es el de las relacionesentre la interpretacin que remite a la singularidad del fenmeno y la teoraque remite a su generalidad La interpretacin hermenutica, a pesar deque siempre juega con la polisemia del smbolo, debe entenderse como labsqueda del sentido que debe ser descubierto, y no del sentido que debeser creado c) la interpretacin de lo singular slo tiene propsito en elcontexto de una explicacin ms general [No se trata de] la imposibilidadde llegar a construcciones tericas de corte general, sino [de] la dificultadde lograr una articulacin apropiada entre interpretacin y teora. d) Ladistincin entre contexto de descubrimiento y contexto de validacinparece apropiada para dar cuenta de la doble naturaleza de nuestraespecificidad epistemolgica. La primera es una tarea hermenutica quebusca interpretar, la segunda una tarea analtica que busca explicar.Cualquier intento de privilegiar una dimensin sobre la otra sloempobrecera a nuestra disciplina (1991:39).

    En atrevida sntesis: la especificidad; la interpretacin y el descubrimiento; la

    interpretacin y la teora, y la dualidad de contextos; nos presentan aquellosescenarios amplios en donde flucta el trabajo de la antropologa y por extensinel de la etnografa. A pesar de ello, esta reflexin nos deja muy cerca de lasdiscusiones sobre el deber hacer, el deber ser, y las condiciones que se esperatengan en cuenta los cientficos. Asunto sobre el cual no estamos interesados enser proponentes, y del cual no echamos mano como centro del anlisis, pero queavizoramos como una posible continuacin de nuestra sociologa de la etnografa.

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    En tal sentido, la etnografa ser nuestra ciencia a estudiar en tanto puede serindependizada de otras actividades, en tanto en ella se presentan intenciones decientificidad, en tanto produce conocimiento de presunta validez, en tanto conjugamltiples determinaciones que se relacionan con lo real. Simultneamente,(aprovecho para presentar algunas ideas de quien ser clave en el presente

    trabajo en mltiples momentos) junto con Ludwik Fleck11

    concebimos la etnografacomo un estilo de pensamiento, de una parte condicionador, y de otra,posibilitador; es decir, como una forma de ver el mundo, orientada y aprendida,que ordena un tipo de observacin desarrollada.

    La etnografa, es entonces, una disposicin que procura producir conocimientovlido (vg. amparado en la creencia en la ciencia). La relacin entre validez ycientificidad toma cuerpo en formas apropiadas, y/o correctas, para desarrollarinvestigacin en ciencias sociales y en los procedimientos que se deben seguir paragenerar conocimiento nuevo. As, la etnografa puede ser analizada como untrabajo cientfico por cuanto se desarrolla en el marco del uso de un conjunto de

    recursos regulares y aceptados por un colectivo de personas e institucionesidentificadas en el propsito de generar conocimiento. Conjunto de recursos quese dirige en muchas ocasiones hacia la construccin de una imagen pblicafavorable sobre tales conocimientos, sus intereses o sus objetivos (cf. Prelli1997:90s).

    La presuncin de cientificidad, aparece en lneas generales, como adecuacin de loreal por medio de un trabajo tcnico y racional ordenado, que se separa de loscontenidos del sentido comn. Se trata de ver cules son los sentidos que se unena la capacidad de producir conocimiento, y cmo se ponen de presente talessentidos y tal produccin.

    La observacin y anlisis del trabajo cientfico desde los estudios de la ciencia hamostrado cmo la bsqueda por encontrar un orden a la realidad (que serepresenta como natural) es un esfuerzo de los cientficos por construir nuevoshechos a partir de los hechos previamente construidos y aceptados como tales, tales la perspectiva de Latour y Woolgar (1995). Es en este lugar en donde laetnografa puede entenderse como una produccin acadmica (anloga acientfica) que pretende ordenar las diferencias, propiedades y/o procesosculturales bajo sistemas tericos consolidados, vg. estructuralismo, y/o bajo lapretensin de producir nuevos hechos desde las evidencias sociales a travs de las

    descripciones; o, siguiendo a Renato Rosaldo, como en medio de la relacin tensaentre producir generalidades que usualmente le otorgan autoridad, y producirnarrativas e historias particulares (1987).

    11El texto de Fleck que nos sirve de referencia a partir de este momento es: La gnesis y el desarrollo de unhecho cientfico (1986).

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    Frente a esta dimensin lgica, hay un escenario histricopuntual. Actualmente sepresenta una emergencia y quiz un completo auge en el desarrollo deinvestigaciones sociales cualitativas y de campo como la etnografa, que serelacionan con ella, o que la utilizan. A guisa de ejemplo, est la produccin y eluso cada vez mayor de programas informticos que son herramienta para

    robustecer el trabajo de anlisis a partir de informacin cualitativa de campo ydatos de diferentes fuentes y formatos. Entonces, qu est pasando con esteestilo de pensamiento?. Notamos que la utilizacin preferente de la etnografatiene que ver fundamentalmente con la expectativa (por cierto, bien fundada) enque los asuntos tericos se conectarn idneamente con la realidad concreta, peroadems con la posibilidad de una conjugacin progresiva de aspectos tericos,metodolgicos y prcticos en la investigacin social (cf. Hammersley y Atkinson1994). Este auge lleva a que sea relevante problematizar de qu se trata laetnografa, cules las particularidades que hacen que se funde esta expectativa ycmo se resuelve en ltimas con trabajo concreto dentro de investigaciones.

    Estas inquietudes dan continuidad a algunos anlisis y problemas formulados porautores que alientan la sociologa del conocimiento cientfico y la discusin sobrelas formas en que se produce conocimiento, y trazan algunas lneas deobservacin para las ciencias sociales en su conjunto. Buscamos indicios de loslugares en los cuales se genera la legitimacin del conocimiento, en estoBerkenkotter y Huckin han presentado la importancia de la revisin de pares, y enella, de las estrategias discursivas y las tensiones de poder que se presentan en elproceso de revisin (cf. 1995). Empero, no se trata de registrar las luchas por elmonopolio de la competencia cientfica a la manera en que Bourdieu abordara elasunto (cf. 2003). Mejor bien, se trata de incorporar en el anlisis las dimensiones

    que hacen social a la etnografa, valga decir, escenarios que estn ms all dequienes fungen de etngrafos/as y de quienes admitimos como nativos.

    Igualmente, buscamos allanar un camino para debatir los lmites de la etnografa,en tanto actividad ligada a la produccin de conocimiento, en cuanto profesin deantroplogos que [estn/estamos] obsesionados con mundos en alguna otraparte y con hacerlos comprensibles, primero a nosotros mismos y despus anuestros lectores, utilizando para ello estrategias conceptuales no demasiadodistintas a las de los historiadores y estrategias literarias tampoco demasiadodiferentes a las de los novelistas (Geertz 1996:86). Debate que surge en parte porla necesidad de comprender (acaso proponer una reestructuracin de) la relacin

    entre el objeto y el sujeto, y de mirar las relaciones entre disciplinas; mejor dicho,de colocar nfasis en que el conocer no es un proceso individual de una tericaconciencia general, sino ms bien como el resultado de una actividad social, yaque el estado del conocimiento de cada momento excede la capacidad decualquier individuo (Fleck 1986:86), en donde por social se entiende no slo elmarco regulado por la experimentacin y por alguna presunta comunidadetnogrfica o antropolgica, sino el marco amplio de la experiencia. Y, en parte,

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    por la situacin histrica de la antropologa colombiana, que nos hace pensar enun momento de cambio gradual, no menos evidente.

    Hay una importante produccin de trabajos que tratan sobre las caractersticas dela etnografa y que se interesan por dimensiones especficas del trabajo

    antropolgico, entre otros, se destacan anlisis crticos, histricos y literarios.Muchos de estos trabajos buscan caracterizar la etnografa bajo ciertas condicionesdistinguibles. Se ha tratado la delimitacin del campo de la antropologa(Menndez 1991), sobre su estatuto cientfico (Falomir 1991), problemas sobrerealismo y ficcin (Garca 1991), sobre las cualidades de la descripcin y ladescripcin etnogrfica (Sperber 1991), sobre la produccin del discurso enantropologa (Iriarte y Rubio 1980), sobre las caractersticas del encuentro conpersonas desconocidas y la ingenuidad etnogrfica (Barley 1989). Adems de loanterior, son innumeras las reflexiones sobre la etnografa que se han desarrolladoal interior de trabajos etnogrficos completos que hacen las veces de resultadosfinales, ya incluidas como acpites independientes que muestran los contratiempos

    o ventajas de la experiencia de investigacin, ya como anotaciones al margen querealzan eventos necesarios, y muchas veces contingentes, para poder hacer eltrabajo. Todo lo cual muestra que, el estatuto cientfico en etnografa es uno de loscomponentes, acaso el ms relevante, y est inscrito en otras dimensiones.

    Otros autores hacen alusin directa al trabajo de campo. Nos muestran muchos delos procesos problemticos con los cuales la etnografa tiene encuentros.

    Visacovsky y Guber anotan que en las dos ltimas dcadas del siglo XX, el trabajode campo ha cobrado relevancia en el mundo acadmico, pero adems en el de laconsultora y la gestin (2002:9ss). Paralelamente, la antropologa estenteramente vinculada a las condiciones sociopolticas que se desarrollan enrelacin con las polticas para minoras especficas en determinados pases y serelaciona con el papel de los intelectuales en la emergencia y consolidacin delEstado-nacin (cf. Gerholm y Ulf 1982, Stocking 1982, Peirano 1991). Endefinitiva: el trabajo de campo etnogrfico conlleva un tipo de investigacinfuertemente comprometida con el mundo social y poltico (Visacovsky y Guber2002:13). Para el caso colombiano, siguiendo a Langebaek: las actividades delos antroplogos han cambiado significativamente Primero, el desarrollo de laactividad editorial ms madura y crtica. Segundo, el trabajo activo de personascuya formacin ya no obedece exclusivamente al impacto de sus maestros enColombia, sino de su entrenamiento en universidades extranjeras. Tercero, la

    posibilidad de un nuevo mercado el de la consultora para los trabajos de losantroplogos. Cuarto, el cambio en el contexto poltico del indigenismo en el pas.Y quinto, la influencia de trabajos reflexivos ya no slo sobre los aportes de laantropologa colombiana o extranjera en Colombia, sino incluso sobre la validez dela prctica como tal (2000:47).

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    Si conjugamos la idea inicial de etnografa como ciencia, como prcticaregularizada, junto con el hecho de encontrarse inmersa en una compleja trama derelaciones de diversos tipos, que la referencia a la ciencia acaso puede esbozar,sera necesario establecer una serie de conexiones que nos permitan entender talunin. Para ello propongo que hacer etnografa es develar un mundo. En la

    sencillez de esta nocin hay un criterio de fondo que hace necesaria su referencia.El concepto predominante utilizado en ciencias sociales para referir la forma enque se conceptualiza el mundo social ha sido el de representacin, concepto quehace nfasis en la diferencia que mantienen las ideas respecto de lo concretorepresentado. Nociones tales como: evocar y revelar, o develar, la utilizada aqu,ponen el nfasis en la accin, en la transformacin que operan los autores sobre loconocido y el acento que ponen en algunas esferas del mundo social.

    Esta develacin no es directa, se hace a travs de otro mundo. Aqu busco hacerreferencia al escenario de accin inmediato que rene personas, objetos,instituciones, iniciativas, etc., y que est determinado por el alcance o incidencia

    de los autores en un entorno colectivo, ms o menos amplio, para el propsito deinvestigar, escribir, publicar. En este sentido, la nocin de mundo es cercana a lapropuesta por Schtz de mundo de la vida. Aqu se hace necesario aclarar que entodo caso, la develacin se hace desde un mundo cercano y observable, que tienemucho que ver con Occidente, el escenario acadmico, el escenario poltico,escenario editorial, entre otros, pero que no puede homologarse a stos: nosreferimos a una escala de observacin y registro. En este ejercicio son los autoresquienes disponen la forma en que estos dos mundos pueden relacionarse.

    El mundo develado es aquel sobre el cual se tejen los argumentos y se adquiere opresume la autoridad sobre lo que se atribuye a unidades sociales concretas. Hacereferencia a las caractersticas sustantivas de las ideas, de lo escrito y porsupuesto se enmarca en el contexto de las discusiones sostenidas por el grupo depares especialmente. Este mundo develado, est lleno de debates previos sobrecules deberan ser los puntos relevantes para dar a conocer o discutir; muchos destos se han ido desarrollando con la participacin activa de los autores antes quesus productos escritos se publiquen, otros circulan simultneamente. Por logeneral, los esfuerzos acadmicos se cien al contenido de las ideas puestas depresente y se deja de lado el mundo que soporta esta intencin de develacin.

    Este mundo puesto de presente, no obstante, no es exactamente igual a la

    realidad de un colectivo social estudiado. En las etnografas se sealan sin evasivaslas ideas tericasque se busca fortalecer o refutar, y se hace de esta forma, unapresentacin simultnea de las propuestas de conocimiento que se defienden. Elmundo activo que busca develar, es aquel en el que se genera la intencin deproduccin. Tambin est manifiesto en las etnografas pero no se limita a laautoridad de los autores y tampoco es el centro de la escritura. Es el escenariosocial que est al lado de los autores y en el cual stos se inscriben para lograr su

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    intencin. Este otro mundo, en adelante el mundo de produccin12, est presentepor doquier pero no est sujeto a las leyes del mundo develado. En algunos casoses presentado bajo formas institucionalizadas de aceptacin general como lacodificacin del Nmero Serial de Libros; en otras, sencillamente por la utilizacinde unos recursos tcnicos que pueden llevarnos a reconocer la accesibilidad o

    dificultad para lograr el resultado esperado por lo autores, y por lo tanto laimplicacin de actores expertos en asuntos tcnicos. En algunos momentos sehace evidente por los reconocimientos explcitos a algunas personas, y en otros, sepuede deducir por la forma de presentacin de los datos. Todo esto es evidenteslo en un tipo de documentos, a los cuales podemos volver como lectores decuando en cuando, y con un alto grado de libertad: los libros. En lo que sigue, semostrarn los asuntos enunciados tratando de relacionar los tres libros analizados:1) Guambianos. Hijos del aroiris y del agua (Vasco, Aranda, Dagua 1998); 2)

    Los Nukak: nmadas de la Amazonia colombiana (Cabrera, Franky, Mahecha1999), y 3) Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales y modernos en el Pacficocolombiano (Arocha 1999).

    La seleccin se ha basado en el criterio de ser trabajos colombianos actuales quecompartan las siguientes caractersticas: que sean escritos por antroplogos/as,que se basen en trabajo de campo, que hablen sobre un colectivo social enparticular, que hablen sobre (todos) los aspectos culturales de dicho colectivo, quetengan pretensiones tericas diferentes entre s, que hablen sobre colectivosdiferentes entre s, que, en lo posible, sus autores puedan ser interpelados, enltima instancia que sean etnogrficos y que sea posible un cotejo. Nosinmiscuimos en etnografas publicadas, y vale aclarar que la calificacin deetnografas est presente en cada uno de los documentos analizados: encontramos

    en sus primeras y ms visibles pginas, alguna de las siguientes expresiones:observaciones etnogrficas, anlisis etnogrfico, escritura etnogrfica. Nosreferimos a trabajos concluidos en una labor de publicacin: a investigacionesfinalizadas y no a sus procesos de consolidacin en el acto. Y en tantopublicaciones, a trabajos que desde la mirada de lector, pueden ser ledos,comentados, diseccionados y por sobre todo, comparados para establecerrelaciones que desde las lecturas independientes, son pocas veces enunciadas.

    Asuntos como la forma de presentacin visual, el diseo, el uso de fotografas,mapas, tablas, un cierto uso del lenguaje, la interpelacin a un pblico esperado,etc., son hechos que, adems, generan entre ellos una identidad comn.

    Reconociendo que al interior de estas publicaciones se presentan reflexiones sobrelas circunstancias en que fueron producidas o el contexto social en que sepresentaron las ideas all expuestas, no podemos decir que se desconocen todaslas condiciones en las cuales han sido desarrolladas. No obstante, se consideran

    12 Esta nocin es cercana a las ideas de Marx. El trabajo es central en cualquier escenario en donde seproduzca lo social. La produccin es la expresin de la sociedad y a la vez le da su unidad en la historia. Ypor lo tanto, la produccin indica la objetivacin del trabajo implicado en todas las iniciativas.

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    produccin es propia o ajena, los detalles ocupan buena parte de los productosetnogrficos, ellos estn presentes, pero adems, deben estar presentes. Sepodra decir que para la etnografa los detalles generan unidad, ysimultneamente, que los detalles mismos permiten presentar la diversidad?.

    No por estos criterios de comparabilidad es posible agotar las formas de detallarrelaciones y la capacidad de descubrir lo que ocurre con lo etnogrfico. As comose puede [contra]argumentar los criterios expuestos, tambin es vlido partir delhecho de que esos documentos son etnografas, por asuntos tan elementalescomo que de alguna manera as estn catalogados en alguna librera o biblioteca.Lo relevante es estar al tanto de que cada texto cobra vida propia e independiente,y que si bien, entre ellos hay pocas conexiones directas (citas mutuas, porejemplo), hay similitudes latentes por revelar, con la idea de reflexionar sobre losgiros histricos, conceptuales y sociales que estn ocurriendo alrededor de laetnografa. Se trata de relacionar varios escenarios en los que se desenvuelve eltrabajo de los/as antroplogos/as y referir el cuerpo de actividades que desarrollan

    para llevar a efecto el trabajo que se constituye en publicaciones reconocidas yledas.

    Los productos que se analizan aqu son libros que gozan de independenciarespecto al presente trabajo pues fueron publicados entre 1998 y 1999; sinembargo, el momento de publicacin es solamente el punto de inicio para que sed comienzo a lecturas, comentarios, respuestas, desacuerdos etc., hacia losautores desde diferentes posiciones. Si bien los libros son objetos ms o menosindependientes de sus autores como del proceso por el cual se generaron, en otrosentido, los libros no son tan independientes, se encuentran en un marco designificado junto con otros textos. Forman parte del conjunto de la produccin deunautor (unaautora), de una obra, de un pensamiento. Son los autores quienesdeclaran y a quienes se atribuye autora y autoridad (cf. Velandia 2004); laposibilidad de descentrar la autora, por ejemplo ligndola a lo escrito sobre undeterminado pueblo indgena, no es un giro epistemolgico evidente aunque en laprctica pueda ser ms fcil de rastrear: las ms de las ideas ya estn en lasociedad y los autores retoman algunas dimensiones y las transforman. Decualquier forma, me interesa detallar cmo, adems de ser autores, son tambinagentes sociales activos en escenarios imprescindibles y distintos para que laautora tenga lugar.

    El grueso del trabajo se desarrolla en el anlisis de los libros en cuanto tales, estalectura es la ms de las veces dscola: referida, a partir de la lectura, a contextossociales que no son los que se evocan directamente en los textos. Adems, elanlisis busca abordar los sentidos colectivos y los colectivos sociales que seinterpelan en la produccin de los objetos de conocimiento, mas no, abonar unaposicin sobre la produccin de conocimiento en un determinado problema o uncolectivo social en particular.

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    Estos tres productos (libros) son el resultado de varias actividades desarrolladaspor los autores que han hecho ms cosas que ser autores, y que siendo autoreshan hecho ms cosas de las que habitualmente se reconocen en la autora detextos. Las personas que se relacionan en los ttulos de los libros como autoresson: Misael Aranda, Jaime Arocha Rodrguez, Gabriel Cabrera Becerra, Avelino

    Dagua Hurtado, Carlos Eduardo Franky Calvo, Danny Mahecha Rubio y LuisGuillermo Vasco Uribe. De conversaciones personales con los autores ha resultadola compilacin de algunos datos que contextualizan la estructura acadmica de lostextos finales hechos libro, y se han tenido en cuenta sus recomendaciones sobrelecturas o textos previos, que consideran ellos, fueron o son, insumos bsicos ydirectos para la elaboracin de los libros que se analizan13. Los libros sonproductos terminados que acogen, adems del logro de un cometido, una serie deactos y efectos de insercin dentro de la colectividad acadmica, y esto transformanecesariamente las percepciones que los autores tienen de sus textos, antes ydespus de que stos existan y se publiquen.

    En este sentido, considero que se retoman cuestiones que ellos considerancapitales para la confeccin de sus trabajos, para dar cuenta de su propia visinsobre la construccin de los textos. Los autores hacen observacionesretrospectivas y prospectivas sobre sus trabajos, de forma tal que se puedeestablecer una lnea de continuidad que sigue la (fuerza de) inercia de lasevaluaciones del autor respecto de su trabajo; en gran medida el autor continuaautorizando su trabajo, desarrollando lo que hizo.

    No quiere decir esto, que comprendamos la etnografa y la produccin etnogrficade los autores como desarrollo lineal, continuando una serie de temas yproposiciones para llegar a formar un pensamiento particular, o como la

    formulacin discontinua de un solo e inamovible punto de vista (Geertz 1989:42),que se retome y reafirme al cabo de todos los textos que escriben. As vea Geertzla posible comprensin de la obra de Lvi-Strauss antes de que aquel se centraren Tristes Trpicosy demostrara la centralidad y circularidad que conduce toda laproduccin del estructuralista al recogimiento o agrupamiento en este ltimo libro.Para nuestro caso, an falta profundizar en la idea de obra as como en la idea deautor, y no mediante un acercamiento formal, sino a travs del reconocimiento delo que se ha hecho en ese propsito y cmo ha sido recibido por los lectores de laetnografa.

    Sencillamente, esa parece ser la forma ms consecuente en que los autores serelacionan con sus textos. En principio auto-reconocindose, y luego

    13En adelante la referencia a las comunicaciones personales con los autores se citarn as: 1.Misael Aranda,Silvia: MA, 2005. 2.Jaime Arocha Rodrguez, Bogot: JAR, 2004. 3.Gabriel Cabrera Becerra. Bogot: GCB,2004. 4.Carlos Eduardo Franky. Bogot: CEF, 2005. 5.Dora Perilla (Jefe de Edicin de Unibiblios: Unidadde edicin, produccin y distribucin de publicaciones de la Universidad Nacional, particip de los procesoseditoriales durante la publicacin de Los nukak). Bogot: DP, 2005, y 6.Lus Guillermo Vasco. Bogot: LGV,2005.

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    posicionndose positivamente frente a su produccin. Hace veinte aos paraGeertz era central destacar la importancia equivalente entre observador yobservado, por una parte, y entre autor y texto, por otra (cf. 1989). En Elantroplogo como autor, se nos muestra cmo la retrica especial de cada uno delos etngrafos citados es primordial para comprenderlos; se nos muestran algunas

    de sus argucias textuales y se relativiza el peso de las observaciones de loconcreto. Aqu nos proponemos una tarea actualizada y diferente. Por un lado, nocreemos que tengan el mismo peso la relacin de investigacin y el proceso deescritura: estar all y estar aqu no son simplemente dos caras de la mismamoneda; de otro, nuestro inters se centra en una dimensin adicional norelacionada por Geertz en su destacable libro. Y que es de suma importancia paralas ciencias sociales en general, como para los estudios sociales de la ciencia enparticular, dimensin que contempla tres escenarios a lo menos: 1. la conexinentre los individuos y la sociedad (mutua interdependencia); 2. la conexin entreel conocimiento, la sociedad y el entorno de la produccin entre ellos, y porextensin, 3. la conexin del pblico con los cientficos y viceversa.

    De estas tres lneas de trabajo, me centrar principalmente en la segunda. Permiteun acercamiento a los autores y a las pretensiones de llegar al pblico, ysimultneamente se aleja un poco de las alternativas sobre cmo un individuo seapropia de un conocimiento colectivo o autorizado y de cmo el pblico participade la produccin del conocimiento. Estas ltimas tentativas oscilan entreaproximaciones a la audiencia y a la percepcin social del conocimiento as comosu difusin y apropiacin.

    De all que se busc conversar con el total de los autores, se logr tener una visinde conjunto con por lo menos dos de ellos, en el caso de los libros con tresautores, y del autor nico; con varios de ellos se tuvo la oportunidad de charlar enmltiples ocasiones. Igualmente, se pudo conversar con una persona encargada delos procesos de edicin y publicacin; con algunos crticos de los libros y/o susautores; con personas interesadas por la historia de la antropologa, y conestudiosos de la ciencia. Acercarme a estas personas es consecuente con la ideade comprender el trabajo de antroplogos/as como un trabajo que implica elaborarun producto y es elaborado colectivamente con diversos insumos, y nosencillamente como un producto que apareja una serie de particularidades queoptimizan la labor antropolgica y la fundamentacin acadmica. Considero quepresentar y analizar este mundo de produccin, es coherente con toda perspectiva

    constructivista de la realidad social.Ahora bien, en antropologa la percepcin de la diversidad cultural se ha ampliado,y nuestras etnografas actuales se dirigen hacia sujetos que no se reconocenprimordialmente por su diferencia tnica, se registra de hechoy quiz en la ltimadcada, lo que Geertz arga sobre el futuro de la antropologa: los antroplogosslo tendrn que aprender a sacar partido de las diferencias ms sutiles y puede

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    que lo que escriban sea as ms agudo, si bien menos espectacular (1996:68).Esto nos lleva a percibir las transformaciones propias que en el seno de laantropologa se presentan; pero tambin, a reafirmar que la legitimidad y laveracidad misma del trabajo etnogrfico no se pone en juicio por el hecho dedetenerse a analizarlo, ya que el cambio de los referentes de la diferencia no lo

    hace de mayor o menor calidad, no lo hace anticuado o vanguardista. De hecho,como lo nota Menndez, la particularidad de la antropologa social est dominadapor la convergencia e interaccin disciplinaria (1991), y esto genera unacercamiento mayor a las problemticas que al enfoque disciplinario (Menndez1991; Krotz 1996), se tiende a mirar las diferencias en conjuncin con lasproblemticas. Entonces lo que se tiene es una transformacin de lo que sea seentienda por antropologa y etnografa tradicional.

    Josep Llobera seala, en La identidad de la antropologa, que mi objetivo esdesacralizar el trabajo de campo y su producto la etnografa y restituirlo a unaposicin de igual con otras fuentes de informacin, a la vez que tratar de

    convertirlo en unode los momentos, si bien no necesariamente el ms importanteo definitivo, del proceso de construccin de la ciencia social. Mientras que elposmodernismo trata de autonomizar lo etnogrfico, mi objetivo es subordinarlo aldiscurso antropolgico como el momento necesario, pero ni suficiente ni decisivode l (1990:138s). En contraposicin, considero que la etnografa no pertenecealdiscurso antropolgico, no creo que sea una cuestin de propiedad en ese sentido.

    Analizar la etnografa no es igual a buscar una autonoma irreal, y adems, laetnografa no resulta exclusivamente del trabajo de campo (hay otrasdeterminaciones que la hacen posible). Claro est, el propsito de Llobera es el deabordar el asunto del ttulo de su libro, y para ello sus interlocutores sirven de

    punto de choque, sobre todo desde los nfasis en la textualidad; l sigue el caminode ubicar lo etnogrfico dentro del recinto del pensamiento.

    La etnografa no slo compete a la antropologa, tampoco nicamente a lasciencias sociales, y tampoco es algo que comprometa a toda la sociedad14; esdecir, tiene un radio de accin en el cual se genera y para el cual se genera. En talsentido no es slo textual, como tampoco es slo un asunto del lugar que ocupaen el proceso de produccin disciplinar, es menos una fuente de informacin queuna informacin-producto (incluido el trabajo de campo como hecho social queresulta de muchas determinaciones y de un proceso de formacin); valga sealarque la preocupacin insistente por los procesos de divulgacin: las publicaciones

    antropolgicas casi no circulan (Krotz 1996:33), coloca a la orden del da revisarqu es lo que producen nuestros cientficos de la etnografa, cules son sus mstangibles resultados. De all que sea insistente la idea de proponer una forma

    14Para las ciencias sociales en general, la etnografa goza de mltiples significados y es valorada o no, deacuerdo con posiciones epistemolgicas particulares. Y como estas posiciones constituyen la definicinmisma de etnografa, definicin anclada en la diferenciacin de las posiciones (parfrasis de Bourdieu1991), el esfuerzo que desarrollar aqu ser mostrar slo un sector de las objetivaciones de la etnografa.

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    capacidad para interesar y convencer a otros, as como de lainstitucionalizada rutina con que sea capaz de encauzar estos flujos(2001:118).

    La etnografa est ubicada en un contexto de interlocuciones colectivas en donde

    se hace relevante, en donde se demarca y se le da legtimo reconocimiento.Entonces, la etnografa (tanto como otras nociones) se hace presente no slo porla enunciacin (disposicin individual), sino tambin por la produccin deprogramas acadmicos, por la disertacin colectiva, porque los agentes seencargan de hacer posible la existencia, interaccin y reproduccin de estasentidades y de su lugar en la colectividad. Claro est, este proceso social se hacesobre la marcha y con los elementos que se ponen de presente para el escrutinio.

    Elementos como textos, investigaciones, teoras, perspectivas, posiciones etc., enlos cuales se ponen de presente los enunciados y sus emisores, siguen unatransformacin que se dirige desde conversaciones y propuestas hacia la caja

    negra. En trminos de Latour crear cajas negras es el modo en que el trabajocientfico y tcnico aparece visible como consecuencia de su propio xito cuantoms se agrandan y difunden los sectores de la ciencia y la tecnologa que alcanzanel xito, tanto ms opacos y oscuros se vuelven (2001:362). Creo que se puedeconsiderar a la etnografa como una prctica exitosa (ms an la consolidacin enformato de libros), por ello mismo, aludir etnografa implica sustraer una serieimportante de agentes, productos, entidades y procesos. De all que desde lasociologa de la ciencia no nos interesemos por La Etnografa, sino por los procesosque la hacen posible como caja negra. En tal sentido, se presentan dos tipos deentidades independientes dentro de mi aproximacin: los agentes productores ylos productos, donde los segundos dependen de los primeros. Pero en donde losproductos son la garanta de la existencia de los agentes, son los medios por loscuales se genera autoridad y se produce reconocimiento.

    Para entender la produccin continuada de objetos, Fleck propone desde unaorientacin metodolgica: dedicar[emos] nuestra atencin a investigar los dostipos del observar: 1) el observar como confuso ver inicialy 2) el observar comover formativo directo y desarrollado. Entre ambos existe, asimismo, una escala deformas de transicin (Fleck 1986:38); en donde el segundo tipo del observar estmediado por la formacin y la experimentacin dirigida, por la instruccin queconstruye una forma de ver. Entonces podemos adems, concebir las etnografas

    como consecuencia de ese ver desarrollado que ya incorpor y transform, en elpasado, un ver inicial confuso. Confuso ver inicialque se transforma y desarrollaen dos sentidos: primero, en una escala amplia de saber hacer etnografa, ysegundo, en una escala determinada, de haber hecho posible una etnografaespecfica.

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    importantes los aportes histricos y tericos de Visacovsky y Guber (2002), Guber(1991, 2001). La mayor parte de estos trabajos reflexionan sobre el procesoetnogrfico y las relaciones con la produccin terica. En general, el trabajo decampo puede ser concebido como la trastienda del trabajo antropolgico, pordebajo de los hallazgos y las teoras, como la parte menos sistematizada y rigurosa

    del trabajo de investigacin, como la ms comprometida con el mundo social ypoltico (cf. Visacovsky y Guber 2002:9ss). Es decir, la etnografa se genera en unespacio social distante de lo que podra llamarse cientfico, quiz muy cerca deconfundirse en la trama social que la hace posible desde el trabajo de campo.Frente a ello, presentamos el mundo de produccinque ser central para entendercul es el entorno social que genera la etnografa, en donde es necesario hacernfasis en la diferencia que mantiene con el espacio social del proceso deinvestigacin en el trabajo de campo.

    2. Las formas por las cuales se establecen los lmites de la etnografa, es decir, losprocesos de demarcacin que diferencian el quehacer de una determinada

    disciplina, son de varios tipos. Distintos criterios prescriben el trabajo etnogrfico yantropolgico como cientfico. Una mirada cannica es la de Bronislaw Malinowskiquien se preocup por el deber hacer del etngrafo de campo, como cientficoemprico17:

    El tratamiento cientfico se diferencia del que slo es de sentido comn,primero, en que el estudioso completar mucho ms el trabajo y extremarla minuciosidad con procedimientos sistemticos y metdicos; y segundo, enque la mentalidad cientficamente preparada dirigir la investigacin atravs de lneas relevantes y hacia objetivos que tengan importancia real.Desde luego, el objeto de la preparacin cientfica es proveer al investigadoremprico de una especie de mapa mental que le permita orientarse y seguirsu camino (Malinowski 1995:30).

    Boas, de otro lado (aunque se registra un pensamiento de poca), muestra cmoel trabajo etnogrfico se relaciona con el estado del conocimiento que laantropologa tiene de la humanidad:

    La antropologa, antes que propender a la formulacin de presuntas leyesdel desarrollo cultural, debera concentrarse en la reconstruccin minuciosadel material histrico, en las labores intensivas de campo, la aplicacin de

    estadstica exhaustiva, la focalizacin en reas restringidas, la abstencin dejuicios de valor etnocntrico y la distancia emocional y sobre todo en la

    17 Todo conocimiento, ya sea en las ciencias empricas e incluso en las matemticas, debe tratarse, deprincipio a fin, como material de investigacin (Bloor 1994:93), en otros trminos, el conocimientocientfico se basa en la factura de nuevos objetos a travs de experimentacin y no en la pretensin de darcuenta de la naturaleza tal cual es (cf. Latour 2001). De tal forma, ciencias como la qumica o la biologa yla antropologa comparten la disposicin por organizar y ordenar un escenario particular del mundo, algunosde sus problemas son anlogos y asimismo se pueden analizar similarmente.

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    Esto es lo que dota de coherencia a las ficciones etnogrficas; esto es loque las determina; ste es el principio que las rige (1991:32s).

    Esta referencia es representativa de lo que podra considerarse el estatusnormativo que los antroplogos buscan imprimir al trabajo disciplinar. Es una suma

    de los lugares a los que hace referencia la ficcin etnogrfica hecha texto. Laformulacin de esteprincipiocomo ejercicio acadmico es una cosa, otra cosa esque tenga repercusiones en las modalidades de hacer etnografa; esto ltimo esalgo que habra que poner en examen. En todo caso, este nuevo intento dedemarcacin, nos dice cmo en el estar aqu de Geertz, hay toda una forma desaber haceretnografa, y que es sustancialmente diferente de las preocupacionesde los fundadores. Por ltimo, y a sabiendas de la sntesis reducida, se puedesealar la reflexin de Rosaldo quien propone que el trabajo antropolgico puededirigirse a humanizar la vida de otras gentes porque puede ampliar nuestraimaginacin para ensearnos cmo otras culturas conciben el trabajo, el amor, lacooperacin, el conflicto, el juego, el nacimiento y la muerte, esta es la propuesta

    de una antropologa sobre las emociones de otros para comprender mejor nuestrapropia cultura (cf. 1987). Aqu la etnografa tiene un objetivo mayor dirigido haciala comprensin intercultural. Son muchas las aproximaciones que como lasanteriores buscan cualificar la etnografa, sus practicantes o colectividades concierto grado de unidad. La demarcacin de qu es la etnografa, o de cmo es,forma parte del objeto de nuestra sociologa, si los estudios de la ciencia analizanesta prctica ser desde esta perspectiva. Cienciaes una nocin que los estudiosde la ciencia buscan redimensionar, es una tarea propia a la sociologa de laciencia examinar cmo se distingue qu es ciencia y qu no lo es. Los parmetrosde demarcacin estn sujetos a nociones como originalidad, consenso,

    institucionalidad, error, realidad, etc. que son fenmenos sociales como cualquierotro.

    3. Acercarse a algunas condiciones de posibilidad de la etnografa es una tarea quebuscamos aqu declaradamente. Desde la sociologa se busca recomponer elestatuto social de este tipo de produccin en las ciencias sociales (dondeprobablemente se hagan notorias las situaciones de demarcacin como de losefectos de tal demarcacin en el entorno de lo social), resaltando, en todo caso,que lo que se hace al hacer etnografa, implica muchos ms asuntos que estarall, debatirse con pericia y holgura en lo escrito, intentar la comprensin del Otro,hacer ciencia, intentar llegar a sociedades diferentes, etc.

    Se trata de mostrar y comprender que la sociedad genera un espacio para que laetnografa tenga lugar, pero adems, que la sociedad trabaja para hacerla posible.Para llegar a consolidarse como producto, la etnografa requiere la culminacin devarios procesos de trabajo, ms o menos institucionalizados, ms o menosdirigidos, y adems, una disposicin para ser evaluado por sus propios productores(en cada uno de esos procesos), por pares y por el pblico. Algunos de estos

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    autor para hacer las adaptaciones a los medios de difusin; una etnografaconcreta es la que se puede propagar a pesar de la intervencin de su autor.

    De otra parte, son pocas las variaciones que, al parecer, se pueden hacer a undocumento etnogrfico por la intermediacin de un formato especial. Si ha de

    hacerse una presentacin frente a un auditorio, sencillamente se harn alusiones aalgunas partesdel documento de base, si ha de hacerse una presentacin en unmuseo se elegirn las mejores fotografas, eventualmente se harn crticas alpropio trabajo o se mostrarn sus limitaciones, etc. Estas posibilidades representana la etnografa en cuanto resultado positivo. Empero, intervenga o no el autor enestas selecciones, la etnografa espreexistentee independiente del medio. Comose advierte, es enorme el espacio para rastrear la etnografa; aqu consideramosque la etnografa no es independiente de sus medios de difusin, ambas cosas (sies que pueden separarse analticamente en una oposicin dual), se generanmutuamente, por ello miraremos el caso paradigmtico de la consolidacinetnogrfica.

    Es en los libros, en donde las etnografas son ms concretas, stas adquierenexistencia en ellos de forma unvoca. Han tomado independencia de sus autorespara ser dependientes de su materialidad, y no estn antes, en los careos coneditores o en las presentaciones que los promueven como productos etnogrficos,sino despus, en los usos que se les da como objetos que circulan, que semanipulan, que se recrean y reiteran en la lectura.

    El libro ofrece la idea bsica de unidad, de unidad establecida por su autor, que sediferencia de la unidad que presentan otros tipos de medios impresos de difusinde informacin. Un peridico por ejemplo, ofrece unidad respecto al ocurrir, diario

    o semanal, y a la opinin que ste merece; una revista, ofrece unidad en relacina un tema especfico, y ambos estn vinculados a un determinado pblico y a unainstitucin o colectividad que los hace permanecer. El libro tiene la particularidadde establecer una conexin directa entre quien lo escribi, el texto escrito y elobjeto que deja constancia de ello; se vinculan directamente el autor y sus lectoresmediante la palabra escrita sobre el papel. El artculo por su parte, y el artculocientfico en especial, est ms alejado de la conexin con el objeto en cuanto tal,su relacin es ms fuerte con la colectividad de personas que desarrollan un tema,una disciplina o un paradigma en particular, el pblico es especializado y a la vezlos lectores estn vinculados con formas de pensar y de estar en el espacio social

    de las instituciones acadmicas que promueven el progreso del pensamiento.Un lugar de anlisis importante, por la relevancia que puede tomar en nuestromundo acadmico, es el de las publicaciones electrnicas. El asunto es mirar cmointeractan con las publicaciones impresas, y cmo los usuarios son ahora lectoresespecializados con capacidades y medios para imprimir. Es un tema que ameritaun trabajo serio por desarrollar, por ahora, centremos la atencin en el libro.

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    El libro es continuidad de lo que en la antigedad fue el rollo o papiro [que]dispona de una superficie limitada, desventaja de la que somos muy conscientesen la actualidad, puesto que hemos vuelto a esa antigua forma de libro en laspantallas de nuestros ordenadores, que slo nos presentan una porcin del texto ala vez mientras lo enrollamos hacia arriba o hacia abajo. El cdice [lase el libro

    encuadernado], por otro lado, permita al lector pasar casi instantneamente aotras pginas, y retener por consiguiente la sensacin de totalidad, sensacinampliada por el hecho de que el texto ntegro se encontraba de ordinario en lasmanos del lector mientras lea (Manguel 1999:173). El cambio que la tecnologadel papel provoc tuvo repercusiones en la autonoma del lector y la posibilidad detransportar materiales de lectura, asimismo, en la idea de frontera que el libroestablece, pues puede dividirse en partes (captulos o tomos) y al mismo tiempocerrarse y limitarse (fin o conclusin), sin que esto dependa de la cantidad deltexto.

    De tal forma el libro es particular en cuanto es objeto. Esta es una dimensin que

    es valorada por editores y lectores, aunque en menor medida por los escritoresmismos, quienes para el caso de las ciencias sociales se relacionan ms con elcontenido del trabajo acadmico (trabajo central al cual se subordinan otros). Ladifusin que permite la constitucin de un texto como libro independiente accesiblepor intermedio de casas editoriales y distribuidoras, y ms an, el carcter queadquiere como pieza nica y completa para el lector, son escenarios que el autorest colocando en juego al momento de construir la obra. Este hecho hace que losautores sean a la vez confeccionistas de textos y de ttulos que armonizan varioselementos de presentacin y composicin textual, grfica y conceptualiconogrfica. La conexin entre el libro como un objeto, el trabajo y el nombre de

    su autor es clave, y ha sido subestimada, como nos lo presenta Roger Chartier,desde el siglo XIV, desconociendo justamente un proceso histrico en el cual loslibros de miscelnea eran la norma y el lector tena a su discrecin armar uncuerpo de fragmentos a su acomodo (cf. Chartier 2003:26). Es de sumaimportancia reconocer que la consolidacin de la autora, estuvo relacionada ensus orgenes y hoy seguramente tambin, al sistema de reproduccin y divulgacinde libros.

    Esto no quiere decir que hoy en da la autora de un documento etnogrficoradique en la hechura de un libro. La situacin es ms compleja como veremos alfinal del captulo. Por ahora es importante destacar que el libro es fundamental

    como dispositivo generador de lecturas y por esa va de difusin de conocimientos.Claro est, las lecturas no se hacen en el vaco, en una relacin aislada entre unobjeto y un lector. Mejor bien, adquiere sentido leer cuando se conoce latrayectoria de sus autores o se presentan inquietudes por los temas que tratan. Deall que las lecturas pasivas de los textos etnogrficos se siten en la continuidadque tienen respecto al estado del conocimiento en determinados temas y autores.

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    de trabajo digital y electrnico. El trabajo de adecuar notas, manuscritos,imgenes, tablas, dibujos, cuadros, esquemas, notas de campo etc., est mediadoy constituido por la relacin de los autores con computadores (equipos ysoftware). Algunos de estos procesos son desarrollados por los autores en su papelde escribas de s mismos, otros son desarrollados por tcnicos en el manejo de

    software20

    . En todo caso, ambas son labores que, cumplen un doble propsito:tanto laproduccindel trabajo acadmico como la del libro en tanto machote21; y,la reproduccin de las relaciones sociales e institucionales como la garanta deincorporacin de un producto al sistema de impresin de copias. Es decir, que alhacer un trabajo de edicin electrnica con el fin de publicar un libro, tenemos laconjugacin de trabajo en tanto proceso y producto, pero por sobre todo en tantogenerador de copias.

    Copias en el sentido bsico de hacer una edicin de, por ejemplo 500 ejemplares.Pero tambin, copias de los recursos que fueron en algn momento sloelementos potenciales para ser incluidos en un objeto definitivo. Nos referimos a

    las reproducciones de fotografas, entrevistas, observaciones, etc. Un libro es lareproduccin de otros medios de sustantivacin. Se disponen-colocan en l cosastales como la memoria, el pensamiento, la imagen, un lenguaje, y en laconjugacin de estos elementos es en dnde la etnografa es un producto especial.

    En las figuras 1, 2, y 3, presento digitalizaciones por scanner de las cubiertas delos tres libros. stas son el referente mayor de los libros y la primera imagen quese tiene de ellos al leerlos. Estas imgenes son reproducciones de las portadas. Asu vez, las portadas son composiciones de fotografas, enunciados, textos,conceptos, dibujos, estilizaciones, diseos, logotipos, etc. Son un conglomeradonico y distintivo a pesar de ser un conglomerado de rplicas.

    Estas figurasson, al igual que las portadas mismas, representaciones empricas delos objetos. No obstante estas representaciones slo estn completas con unacontextualizacin elemental. En el