Etica Eladio Paper2

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Carrizosa Bocanegra David Arturo Problemas de Ética “-¿Y cuando naciste? Momo pensó un rato y dijo, por fin: -Por lo que puedo recordar, siempre he existido.” Michael Ende, Momo La conciencia fenomenológica del tiempo como una posible interpretación de la modernidad Desde que nacemos hasta el momento en que llega nuestra muerte, nuestra existencia se ve configurada por experiencias, o para ser más específicos, por vivencias. Las vemos pasar ante nosotros, ellas nos brindan, ya sea buenas o malas experiencias, que quedan registradas en nuestra mente, y gracias a ello, podemos afirmar que tenemos una historia. Al hablar de historia, de manera necesaria hacemos referencia al tiempo. En el presente ensayo se abordará el análisis de la conciencia del tiempo en Husserl como una posibilidad de interpretación para el mundo moderno en el que vivimos. Para 1

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Carrizosa Bocanegra David Arturo

Problemas de Ética

“-¿Y cuando naciste?Momo pensó un rato y dijo, por fin:

-Por lo que puedo recordar, siempre he existido.”Michael Ende, Momo

La conciencia fenomenológica del tiempo como una posible interpretación de la

modernidad

Desde que nacemos hasta el momento en que llega nuestra muerte, nuestra existencia se ve

configurada por experiencias, o para ser más específicos, por vivencias. Las vemos pasar

ante nosotros, ellas nos brindan, ya sea buenas o malas experiencias, que quedan registradas

en nuestra mente, y gracias a ello, podemos afirmar que tenemos una historia.

Al hablar de historia, de manera necesaria hacemos referencia al tiempo. En el presente

ensayo se abordará el análisis de la conciencia del tiempo en Husserl como una posibilidad

de interpretación para el mundo moderno en el que vivimos. Para ello se reconstruirá el

argumento de dicho autor en el texto de Lecciones fenomenológicas de la conciencia

interna del tiempo.

El tiempo ha jugado un papel relevante a lo largo de la historia, aunque pocos han sido los

autores que se han dedicado a indagar sobre aquel concepto. Platón, Aristóteles, San

Agustín y Kant indagaron sobre el tiempo. Para hacer una pequeña vinculación más directa,

sólo me remitiré al modo en que Kant trata al tiempo.

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Kant consideró relevante la noción del tiempo para la elaboración de juicios. Como bien se

sabe, el pensador de Königsberg, denominó a este como una intuición pura del

entendimiento. El tiempo, debe interpretarse como una condición para la aprehensión de

objetos externos e internos. El tiempo posee realidad empírica (validez objetiva) en relación

con los fenómenos, esto es porque se les considera como objetos de nuestros sentidos. Por

el hecho de que es sensible la intuición, ningún objeto podría darse fuera del tiempo, los

objetos están condicionados por el tiempo. La idealidad trascendental del tiempo, es decir

que él no es algo si se le quitaran las condiciones subjetivas de la intuición sensible, además

no se le puede atribuir a los objetos en sí mismos, ni de manera inherente y subsistente.1A

pesar de que hay ciertos pasajes de la obra de Husserl que remiten al sentido en que Kant

pensó el tiempo, aunque este último se quedó sólo en la constitución de objetos.

Debe partirse del supuesto que el tiempo aparece, y en ese tiempo se dan objetos

temporales, de los cuáles puede tenerse una vivencia por medio de la experiencia o

percepción. Dichas vivencias otorgan contenidos primarios. La objetividad de estos es dada

por la aprehensión, ya que ésta hace consciente como dado en persona un objeto o rasgo

objetivo.2

Para indagar acerca del tiempo, de manera necesaria, como se dice líneas arriba, debemos

recurrir a nuestras percepciones de los objetos que nos brinda el mundo sensible. Nuestra

conciencia recopila todo lo percibido como representaciones, todas ellas son unificadas

bajo un mismo acto y de manera atemporal. En palabras de Husserl:

1 Kant, I. Crítica de la razón pura, Traducción de Pedro Ribas, Taurus 2006, A31-352 Husserl, E. Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo. Traducción de Agustín Serrano de Haro, Madrid, Trotta 2002, p. 29

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Toda representación de una trayectoria, un tránsito, un alejamiento, en suma, todas

las representaciones que suponen un cotejo de diversos elementos y que expresan la

relación entre ellos, sólo pueden pensarse como el resultado de un saber que las

reúne sin tiempo.3

Este único acto, o mejor dicho, esta intuición momentánea, es a donde la conciencia dirige

su mirar, es un acto unitario de aprehensión de lo percibido. Como bien se menciona, esta

unificación de representaciones es atemporal, ya que sin tuviese una temporalidad, no

habría cohesión entre los objetos que se dan en el mundo, sería imposible poder captarlos.

… ya que se dan varios objetos en el tiempo, pero que de manera necesaria deben

captarse bajo una sola representación para que tengan una coherencia, también debe

suponerse que esos objetos son unidades en sí mismas, tienen su propia identidad en

el fluir del tiempo y en el espacio. A estos se les denomina objetos temporales, ya

que además de ser unidades en el tiempo, tiene en sí la extensión de tiempo.4

Dichos objetos temporales, al ser captados, de primera instancia quedan “presentes” en la

conciencia, y poco a poco se van sedimentando en la conciencia como un tiempo pasado,

para así captar otro objeto que le sigue, por decirlo de otro modo, ese suceso se le mantiene

en una retención, y mientras esta retención perviva, el objeto percibido mantiene una

temporalidad.5

De esto puede decirse que el objeto se contrae sobre sí mismo, al momento de hundirse en

el pasado, y esto hace que cada vez se vuelva más obscuro, que se pierda la nitidez con la 3 Ibíd. p. 43 4 Ibíd. p. 455 Ibíd. p. 46

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cual se percibió. Esto muestra que todo suceder, aparece como decursivo.6 Estos fenómenos

decursivos (o para ser más específicos, son modos de orientación temporal), tienen un

inicio, un punto-fuente, el cual permite que el objeto empiece a ser. El modo en que se

caracteriza es como ahora.7

El origen o punto-fuente, se le denomina la impresión originaria, ya que inaugura el

producirse del objeto que dura. Cabe mencionar que dicho objeto sufre una constante

modificación. Como se había mencionado, el objeto es retenido en la conciencia, y dicha

retención se da de manera incesante.8 Cada retención queda como base a la que le sigue, en

cierto modo, a la retención “primaria” se le adhieren otros sucesos con sus respectivas

modificaciones retencionales. Otro punto que surge en este dato primario, es la expectativa

de que habrá otro que le siga, a esto se le denomina como la protención.

Los objetos que quedan retenidos en la conciencia, en cierto sentido, ya han “muerto”, han

pasado. Pero no se “muere” del todo aquel objeto percibido, la retención brinda a la

conciencia de que algo acaba de ser, esto se vuelve una conciencia retencional, a su vez ésta

permite la posibilidad de sacar del pasado lo que se ha vivido. La retención abre la

posibilidad del recuerdo.9 La captación de lo recientemente pasado por la conciencia

retencional o memoria inmediata, además, permite dar cuenta como algo que ha durado,

entrega de manera directa lo pasado.

6 Ibíd. p. 497 Ibíd. p. 508 Ibíd. p. 519 Ibíd. p.54

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Como bien se dice, la retención hace posible el recuerdo, éste es una rememoración de lo

que ya ha sucedido y que ha quedado guardado en la conciencia retencional. Cabe

mencionar que este acto rememorativo remite a un presente ya pasado, ya sucedido. En

otras palabras, la rememoración se constituye sobre los datos primarios o protodatos y las

retenciones de éstos.

Es pertinente hacer una aclaración que distingue entre la retención y la rememoración. La

primera sólo se enfoca a sostener lo producido y darle la connotación de que acaba de

pasar, no produce objetividad duradera alguna. Mientras que la segunda (apoyada en los

protodatos y las retenciones) constituye o re-constituye una objetividad duradera.10

Con estos elementos (protodatos y el recuerdo de ellos), le sigue el acto de la reproducción.

Husserl lo menciona de la siguiente manera:

Cabe que llevemos a cabo el recuerdo que vuelve realmente a producir, que repite lo

recordado al construir de nuevo por completo el objeto temporal en un continuo de

evocaciones, de re-presentaciones; es como si percibiéramos de nuevo el objeto,

pero sólo <<como sí>>.11

Un aspecto que se agreda a la reproducción es la fantasía, ya que al momento en que se

percibe el objeto temporal, pasan por desapercibidos algunos rasgos, en cierto sentido, no

se capta de manera plena el objeto. Para “rellenar” estos datos faltantes al momento de

reproducir lo vivido, por medio de la fantasía se reconstruye lo que hace falta.

10 Ibíd. p. 5811 Ibíd. p.59

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Todos los elementos mencionados (percepción, retención y protención, rememoración y

reproducción), se dan en un único límite ideal, este es el ahora. En palabras de Husserl:

Las aprehensiones están desembocando unas en otras, y terminan en una

aprehensión que constituye el ahora pero que es sólo un límite ideal. Se trata de un

continuo que asciende hacia un límite ideal.12

Al analizar el ahora, o mejor dicho, al dividirlo sale a relucir que el ahora que se ha partido,

está compuesto por otro ahora más fino, y así sucesivamente. Por así decirlo, la experiencia

está compuesta por una multiplicidad de “ahoras”.

Como bien se decía, puede rememorarse lo que ha ocurrido, que puede traerse de nuevo a la

presencia gracias a la reproducción. En este punto Husserl hace la siguiente distinción: de

primera instancia se nos da el aparecer del objeto en un continuo fluir, al cual sólo se puede

contemplar. Pero si no nos quedamos en el simple acto de mirar y se hace una

reproducción, una evocación el suceso, es un acto de libertad por parte de la conciencia, ya

que ésta decide como habrá de volverse a recordar lo sucedido.13

Recapitulando estos aspectos, quedaría del siguiente modo: percibos objetos que se dan en

un ahora, son retenidos en la conciencia, después que han sido catalogados como “ya sido”,

y por último son rememorados, por así decirlo, en esto consiste un recuerdo. Cabe

mencionar que todo recuerdo tiene intenciones de expectativa cuyo cumplimiento

desemboca en el presente.14

12 Ibíd. p.6113 Ibíd. p.6914 Ibíd. p.73

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Es menester aclarar que la rememoración no es una expectativa, aunque sí tiene un

horizonte que se dirige al futuro, a lo por venir.15 Este horizonte de futuro, por así decirlo,

anticipa algo, alguna modificación en lo que se ha percibido.16 Dicha anticipación pre-

figura lo que podría encontrarse en el futuro que está por venir, de acuerdo con los datos

retenidos con anterioridad. Por así decirlo, la conciencia espera que suceda B si A, ya que

se ha visto “condicionada” por lo ya acontecido, y cuando ello ocurre, la expectativa deja

de ser al momento en lo por venir se vuelve presente y éste se va diluyendo en el pasado.17

Dicho en pocas palabras: hay una expectativa de que vendrá algo, es una anticipación

protencional, anticipamos el cumplimiento de aquello que esperamos, pero dicho

cumplimiento sólo consistirá en la marcha continua de la vida estructurada como

retencional y protencional.

Por así decirlo, al horizonte de pasado corresponden todas las vivencias que han sido

retenidas, se van hundiendo conforme fluye el tiempo. Mientras que al horizonte de futuro

corresponden los sucesos que habrán de venir, que tendrán su lugar en el fluir del tiempo. Y

estos dos horizontes se ven reunidos en el ahora presente.

Este análisis de la conciencia del tiempo, podría ayudar a comprender de mejor manera el

momento histórico en el que vivimos. Esto lo menciono porque al ver el mundo en el cual

nos ha tocado vivir, es muy evidente que nos hallamos en una cultura de desconexión,

discontinuidad y olvido.18

15 Ibíd. p.7416 Ibíd. p.7717 Ibíd. p.7818 Bauman, Z. Mundo-consumo: ética del individuo en la aldea global. Barcelona, España 2010 Paidós. p.267

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En ella se busca vivir el instante, la novedad que ofrece el mercado, dejando de lado el

pasado que nos constituye19. La identidad (si es que aún se le puede llamar así) se lleva

puesta como una prenda que puede ser sustituida en cualquier momento, de acuerdo con lo

que dicte la moda. Todo se ha vuelto desechable, a todo se le ha puesto una fecha de

caducidad.20

Parte de esta pérdida se debe al desarrollo de la tecnología, ya que ésta nos ha

acostumbrado a vivir sin un soporte del pasado, propiciando una desorientación, la cual

tiene su causa en la velocidad teniendo por efecto la desarticulación de la estructura

temporal de nuestro ser. Además provoca que nuestras experiencias se vean borradas con la

misma velocidad con la que aparecen las novedades de ayer por ello lo que está por venir,

ha dejado de ser nuestro porvenir.21

Esto hace pensar a los individuos que no hay a donde aferrarse, que no hay algo que dure

para siempre, ¿cuáles son, entonces, sus posibilidades para que no “pierdan” su identidad?

En este mundo donde todo parece diluirse en el pasado y quedar para siempre como

perdido. El análisis de la conciencia del tiempo podría ayudar a revertir esta constante

decantación de la identidad, ya que si se retoma el supuesto de que la conciencia tiene una

actividad rememorativa, una memoria; dicha actividad podríamos interpretarla como el

intento por recuperar y mantener lo pasado, la memoria como una lucha constante contra el

19 Ibíd. p.26720 Ibíd. p.26321 Constante, A. Los monstruos de la razón (tiempo de saberes fragmentados). Coedición UNAM, Tecnológico de Monterrey, 2006 p.124

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olvido, contra lo efímero.22 En cierto sentido, podría el acto de la rememoración es un acto

contra la soledad de la cual se ve envuelto el individuo en esta época moderna.23

La memoria puede ayudarnos a identificarnos como individuos pertenecientes a un lugar,

un espacio, nos brinda sentido; ya que al momento de rememorar, vemos quienes fueron los

que nos sucedieron, como se conformó nuestra historia. La memoria nos permite reconocer

un pasado que siempre ha estado ahí, que sólo busca estimulación adecuada para volver a

brotar como presente.

La apertura de un horizonte de futuro, permite a memoria en conjunción con el pasado, la

posibilidad de ser otra, de no cometer los mismos errores que le precedieron y que de una u

otra forma, se intentaron ocultar creyendo que el hundimiento de los mismos en el pasado,

bastaría para que no volvieran a ver la luz.

Se recupera el tiempo que había sido sepultado por la cotidianidad misma del estilo de vida

que ahora predomina. Cabe decir que al momento hacer memoria, nos estamos

comprendiendo lo que somos, en cierto sentido esto nos lleva a contar esa historia que no

había sido expresada.24

Podría preguntarse ¿dónde se comenzaría a rastrear ese pasado, esa historia no contada? La

respuesta es sencilla, en el presente mismo, ya que éste tiene el pasado que el presente

mismo mantiene “vivo”, tal vez no de manera presencial pero sí como una retención, como

un dato que se ha sedimentado en el pasado, que ha quedado prisionero en la configuración

22 Matamoros Franco, N. Fenomenología: ¿Ontológica interpretación del mundo o límites de la metafísica?, UAEM 2000 p.1123 Ibíd. p.1224 Ibíd. p.14

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de la identidad como un individuo que se modifica de manera constante en un devenir.

Ese pasado que sólo aguarda el estímulo preciso para volver a la conciencia.

En pocas palabras, es necesario interpretar el presente para dar a conocer lo que se ha

olvidado, lo que ha acontecido para así volver a “vivirlo”, y de acuerdo a lo que ese pasado

nos muestre, nos traiga a la presencia, evitar cometer los errores que hayan acontecido y

crear una expectativa de un nuevo futuro, de un nuevo por venir.

Referencias bibliográficas

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1) Bauman, Z. (2010). Mundo-consumo: ética del individuo en la aldea global.

Barcelona, España: Paidós.

2) Constante, A. Los monstruos de la razón (tiempo de saberes fragmentados).

Coedición UNAM, Tecnológico de Monterrey, 2006

3) Husserl, E. Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo.

Traducción de Agustín Serrano de Haro, Madrid, Trotta 2002

4) Kant, I. Crítica de la razón pura, Traducción de Pedro Ribas, Taurus 2006

5) Matamoros Franco, N. Fenomenología: ¿Ontológica interpretación del mundo o

límites de la metafísica?, UAEM 2000

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