Etapas Del Discurso Ambiental en El Tema Del Desarrollo (1)

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  • 8/16/2019 Etapas Del Discurso Ambiental en El Tema Del Desarrollo (1)

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    Espacios. Vol. 18 (1) 1997http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html.15/02/2010. 10:28 am

    Etapas del discurso ambiental en el tema del desarrollo 

    Phases of the environmental discourse on the development subject

    José Miguel Cruces H. * 

    RESUMEN 

    La preocupación por los problemas delambiente ha venido creciendo

     paulatinamente, y en esa misma medida havenido permeando lo que pudiéramos llamarel "pensamiento del desarrollo". Ha habidomarchas y contramarchas, propuestas ycontrapropuestas; se ha dibujado todo unconjunto de etapas que en sí mismasexpresan el peso del pensamiento de losdistintos grupos en pugna, en tanto que al

     problema ambiental se lo ha barnizado de unindudable tinte político, aunqueexplícitamente no se reconozca así. Desdelos primeros momentos, cuando se globalizael problema de la contaminación como casique único fantasma ambiental, hasta hoycuando se promueve la sociedad sosteniblecomo salida al problema, el factor políticoha dominado la escena en la que sedesenvuelve. Este hecho, paradójicamente, ala vez que potencia -en lo teórico-soluciones concertadas, las impidemeridianamente tanto que se anteponenintereses de carácter económico bajo formasque se expresan políticamente.meridianamente en tanto que se anteponen 

    ABSTRACT 

    The concern by environmental problems has been steadily raising, and the same way, permeating that we could call the «developing thinking. It has been paths forward and

     back, proposals and contraproposals; it has been drawn a set of phases that express themeaning of the different groups in pugnacity, while the environmental problem hasacquired an indubitably political tint,although there is not explicitacknowledgement. From the begining, whenthe polution problem is globalizedas thealmost only environmental phantom, untilnow a days, when the sustainable society is

     proposed as a answer, political factor hasdominated the scenary. Paradoxically, thisfact, as long as potentiates theoreticallyagreeing solutions, impede them clearly

     because they go against economicalinterests, expressed under political forms. 

    Contenido

    Introducción Enfoque ambiental en el marco del desarrollo La "crisis ambiental" El Club de Roma y sus consecuencias El modelo Bariloche El Ecodesarrollo El nuevo punto de inflexión La sostenibilidad 

    Referencias 

    http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html.15/02/2010.%2010:28http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html.15/02/2010.%2010:28http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#*http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#*http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#*http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#introhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#introhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#enfoquehttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#enfoquehttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#crsisihttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#crsisihttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.htmlhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.htmlhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#modelohttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#modelohttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#ecodesahttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#ecodesahttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#puntohttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#puntohttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.htmlhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.htmlhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html#Referenciashttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html#Referenciashttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html#Referenciashttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.htmlhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#puntohttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#ecodesahttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.html#modelohttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/11971801.htmlhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#crsisihttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#enfoquehttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#introhttp://www.revistaespacios.com/a97v18n01/10971801.html#*http://www.revistaespacios.com/a97v18n01/12971801.html.15/02/2010.%2010:28

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    Introducción

    La preocupación por la cuestión ambiental en el tema del desarrollo es, relativamente,

    de reciente data; antes de 1960 no existían consideraciones políticas explícitas sobreestos aspectos (Urquidi, 1994). Esto se vincula directamente con el hecho de que siendoel desarrollo un tema hondamente sesgado hacia la disciplina económica, lo cualimplica que los economistas eran casi que los únicos autorizados para hablar de estetema, su discurso permaneciese naturalmente ajeno a disciplinas tan específicas como laecología, aunque buena parte de los insumos de la actividad económica fuesen en gran

     parte provenientes del ambiente natural. Esto fue así, pese a que siempre existieronideas conservacionistas en muchos países, y aunque uno que otro economista hubieraelaborado elementos de teoría aplicables al use de los recursos naturales.

    El llamado de atención mundial, antes de que se hiciera público a través de la

    Conferencia de Estocolmo, lo lanzaron hombres de ciencias vinculadosfundamentalmente a la ecología, a partir de finales de los años cincuenta, sesenta ycomienzos de los setenta. Entre otros es de nombrarse a Eugene Odum quien publicarasu obra Fundamentals of Ecology (1959); Edward Kormondy, quien publicó una suertede manual de ecología: Concepts of Ecology (1969), en el que se sintetizaba de modomás o menos sencillo la estructura y la función de los ecosistemas. Por su parte -y ya enuna onda más divulgativa pero de gran impacto- Barry Commoner publica, aparte desus rigurosos trabajos científicos, su notable libro The closing circle : nature, man &technology, (1972); asimismo, Paul Ehrlich publica su obra: The population bomb(1968), y posteriormente junto a Anne Ehrlich publicaría Population, Resourses andEnvironment(1970). De igual manera durante esos mismos años, y particularmente enlos setenta, aparecen otros autores quienes sobre el mismo tema alertan en torno a loreal y potencial del problema ambiental; una pequeña pero significativa muestra sería:Rachel Carson (Silent Spring,1969); James Ridgeway (The politics of ecology, 1971);Edward Goldsmith (A blueprint for survival, 1971); Phillipe Saint-Marc (Socialisatiónde la Nature, 1971); René Dumont (L'Utopie ou la mort, 1973), y tal vez la obra másdifundida para entonces, promovida por el conocido Club de Roma Los Límites alcrecimiento en 1972.

    En su momento (1972), Commoner -citado por Urquidi (1994)- decía: "... la crisisambiental, evidente ya en la ecosfera, proviene de las tensiones ecológicas que refleja

    las fallas de la tecnología productiva -y de sus antecedentes científicos-, y además de lasfuerzas económicas, sociales y políticas que nos han lanzado por este caminoautodestructivo; (...) para sobrevivir, las consideraciones ecológicas deberán guiar a laseconómicas y políticas".

    Empero, las fuerzas políticas y económicas del mundo, permeadas por fuertes maticesideológicos objetivados en bloques políticos (Este-Oeste) y económicos (Norte-Sur),

     prestó a estos aspectos la importancia que sus intereses les permitía. Tales condiciones político-ideológicas crearon un notorio "ruido" que impidió la interpretación yasimilación del problema que los científicos naturales estaban mostrando. De maneraque la consideración explícita del problema, necesariamente distinto y diverso para cada

     país y dependiente fundamentalmente de su grado de desarrollo, se viese frenada a losfines de disminuirlo o eliminarlo donde así se pudiera.

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    Lo que sí se despertó fue una suerte de "moda ecológica" o "ambiental" en la que palabras como contaminación, polución, biósfera, ecología, medio ambiente, etc., pasaron a formar parte del léxico de las personas medianamente informadas, aunque nosin la correspondiente confusión por tratarse de términos relativamente técnicos. Ensíntesis, un "nuevo fantasma" comenzó a recorrer el mundo -el del medio ambiente,

    centrado exclusivamente en la contaminación indistintamente del grado deindustrialización de los países, al punto que en muchos lo que realmente se dio fue una"contaminación ideológica", detrás de un problema que si bien se perfilaba como grave,no se distribuía homogéneamente en todo el planeta. Esta situación -aparentementeinteresada- creó la sensación de una "pesadilla" o "nuevo apocalipsis" en unos, y unareacción de escepticismo o descreimiento en muchos otros, hecho que desvirtuaba loreal o potencial del problema. Dario Paccino, decía que esta suerte de "moda ambiental"se introdujo en el mundo como una forma de ocultar o desviar la atención de problemasmás, o tan graves para el momento como lo era la Guerra de Vietnam; y en este sentidorelata parte de la alocución del Presidente Nixon -en la que introduce su supuesta

     preocupación por el problema ambiental- ante un cúmulo de estudiantes quienes en los

    años sesenta exigían la salida de EEUU de aquella zona: Creedme, no tengo menosdeseos que vosotros de terminar la guerra de Indochina, para poder pensar finalmente enun problema que hoy nos apasiona a todos, el problema del medio ambiente; dejadmehacer, dadme confianza y veréis que pronto llegará el día en que combatiremos todos

     juntos la batalla que nos une a todos, ricos y pobres, la batalla por la calidad de la vida,indisolublememte ligada a la recualificación ambiental (Tibaldi, 1980; pág. 18)

    Empero en 1971, ecólogos, o científicos muy cercanos a la ecología en representaciónde diferentes países, alertan a las Naciones Unidas acerca de los riesgos ambientales delestilo de desarrollo dominante (Olivier,1981, Urquidi 1994). Este organismo mundialconvoca, en 1972, la ya conocida Conferencia de Estocolmo, especie de "primer foromundial del ambiente" el cual permitió debatir con mayor propiedad lo que se veníaevidenciando a través de distintos medios; sirvió también de marco para mostrar lasdiferencias Norte-Sur, alrededor del tema del desarrollo, reflejadas más tarde por loscientíficos sociales latinoamericanos, entre otros medios a través de la teoría de ladependencia, y las diferencias Este-Oeste en términos de los bloques socialista ycapitalista. Uno de los logros más significativos de esta Conferencia fue la creación delPrograma de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA, organismo que

     promovió muchas de las actividades de carácter global que se realizaron luego de lareunión mundial. Entre otros, el Protocolo de Montreal sobre la capa de ozono; laConvención de Basilea sobre los desechos tóxicos, y la Declaración de Cocoyot, en

    torno a la economía del desarrollo; aparte de ello, se dio inicio a las negociaciones sobrecambio climático global, uno de los problemas más acuciantes de la actualidad (Urquidi,1994).

    Enfoque ambiental en el marco del desarrollo

    Seguramente la aparición del Informe Meadows (Los límites al crecimiento,), y lacelebración de la Conferencia de Estocolmo, -ambos en 1972- sean los hechos queconfiguran en su tiempo la preocupación por la cuestión ambiental en el marco del temadel desarrollo. Tales hechos marcan una especie de punto de inflexión que induce ahablar de un antes y un después de su realización.

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    A pesar de que los impactos de los procesos de industrialización y de crecimiento poblacional no habían sido tan intensos durante el siglo XIX, algunos intelectualesalertaron sobre lo que posteriormente fue. Por ejemplo Engels, haciendo gala de buenconocimiento de principios ecológicos básicos en su ensayo El papel del trabajo en latransformación del mono en hombre (Marx y Engels, 1952), refiere que : "...los

    hombres que en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones talaban los bosques para obtener tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse que, al eliminar con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las basesde la actual aridez de esas tierras. Los italianos de los Alpes, que talaron en las laderasmeridionales los bosques de pinos, conservados con tanto celo en las laderasseptentrionales, no tenían idea de que con ello destruían las bases de la industria lecheraen su región; y mucho menos podían prever que, al proceder así, dejaban la mayor partedel año sin agua sus fuentes de montaña, con lo que les permitían, al llegar el período delas lluvias, vomitar con tanto mayor furia sus torrentes sobre la planicie..."

    De igual manera, Marx también vislumbró los problemas del entorno: Las culturas que

    se desenvuelven desordenadamente y no son dirigidas conscientemente dejan desiertos asu paso (cita de Tamames,1983; p. 27). Aunque los legados de Marx y Engels habíanincidido claramente sobre Lenin, los soviéticos se dejaron llevar por crecimientosexpansivos como el de los capitalistas, atropellando mucho el ambiente natural(Tamames, op. cit. p. 49). Sin embargo, el impacto del proceso industrial sobre elambiente se deja sentir con mucha más fuerza a partir de la Segunda Postguerra, períodoen el que se concentra el 80% de la producción mundial de bienes y servicios de lo queva del siglo XX (Documento de la Internacional Socialista, 1989). Todo ello ocurre dela mano de un cambio tecnológico que aparte de inducir el ahorro mano de obra, y poresa vía crear conflictos sociales, crea además conflictos ambientales por generartecnologías no apropiadas al ambiente natural.

    "La "crisis ambiental"

    La reunión de Estocolmo retoma el incipiente proceso de defensa del entorno natural ylegitima un discurso ambientalista con base en la emergente ecología; el problema semundializa con un nuevo calificativo: la crisis ambiental. Aparte de la creación del yamencionado PNUMA, se promueven múltiples reuniones internacionales en torno a lareferida crisis, se retoma la inmensa prioridad que posee la educación ambiental, y losorganismos internacionales creados previamente a propósito de la Conservación de la

     Naturaleza (calificadas por León, -1981- como "...transnacionales de la conservación");

    entre otras: UICN, FUDENA, Sociedad Audubon, World Wildlife Fund, etc., oxigenansu presencia y adecuan sus planteamientos a la nueva realidad. Asimismo, el nuevoescenario que delimita el problema ambiental da cabida a un cada vez mayor número deorganizaciones ambientalistas, a incluso, algunos se plantean -caso de Francia yAlemania, principalmente- el acceso a la toma de decisiones por la vía de la creación demovimientos políticos.

    Gran parte de la discusión posterior se centra precisamente al1í, en el contenido políticoque a este movimiento se le da; prácticamente es a mediados de los años sesenta cuandose 'descubre' la vigencia y potencialidad de una crisis ambiental que ya en el siglo XIXtenía sus manifestaciones, las cuales se han venido agravando con el crecimiento

    industrial y demográfico. Estas manifestaciones han continuado sistemáticamente, ahora bajo el calificativo de "accidentes", entre los cuales figuran Chernobyl, Bhopal, Exxon

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    Valdez (Alaska), etc. Algunos autores han asomado que la consideración explícita del problema ambiental como conflicto propio de las sociedades modernas, surge en mediode la situación de rechazo que se manifestaba a propósito de la Guerra de Vietnam, enlos EEUU. Es decir, la legitimación del conflicto ambiental como problema de carácter

     planetario -en esta nueva etapa- viene de la mano de la admisión, por parte de la

     potencia norteamericana, de una nueva ideología sustitutiva o integrativa de otrasideologías ya desfasadas.

    La emergencia de eso que hemos considerado la "crisis ambiental", modifica ya no sólola estrategia que hasta ese momento traían los defensores de la Naturaleza(conservacionistas), sino además su discurso ideológico y político, confundiéndoseentre los movimientos políticos de las sociedades de algunos países, especialmente delos industrializados, en donde el problema se hacía más agudo. Este hecho produjo no

     pocas reacciones tanto contrarias como a favor, dependiendo de los intereses que sedefiendan. AI respecto, Vitale (1983) en una evidente posición autocrítica- afirmaba:"...los marxistas han descuidado el estudio del ambiente, reaccionando muchos de ellos

    a la defensiva, negando la trascendencia de la crisis ecológica o denunciando los gruposecologistas como que distraen la atención de las tareas dela lucha de clases". Marqués (1980), asume de igual manera- que la ausencia desensibilidad ecologista en los medios políticos y teóricos marxistas forma parte de unfenómeno más amplio, pero que existe compatiblidad entre la ecología y el mancismo;ello, porque ...en el nivel teórico el marxismo sigue ofreciendo el único esquema en quehombre, sociedad y naturaleza son tratados como sistema.

    Sin embargo, la realidad ha sido más que elocuente; un ejemplo de lo poco productivaque ha sido esta discusión es, sin duda, la consideración del tema ambiental en lasinstancias planificadoras de los distintos Estados. Para Vicente Sánchez (1984) -alreferirse a América Latina- la planificación del desarrollo, "...ha ido incorporando laconsideración de variables que al comienzo no incluía. Comenzó siendo simplemente

     planificación económica, para luego integrar sucesivamente los aspectos sociales,institucionales, demográficos y recientemente los relacionados con ciencia, tecnología ycon los energéticos. Los aspectos ambientales han ido quedando relegados, [...] lasciencias sociales han ido olvidando sistemáticamente a la naturaleza y sufuncionamiento al emprender análisis e interpretaciones de la realidad o incluir accionessobre ella". Es decir, para estas ciencias, la naturaleza simplemente ha estado a11í,inerte, "... se ha omitido la perspectiva ambiental del desarrollo".

    (') Biólogo (UCV); Maestría en Planificación del Desarrollo (CENDES-UCV), Candidato aDoctor en Estudios del Desarrollo (CENDES); Docente-Investigador del Centro de Estudios delDesarrollo Agroecológico Tropical (CEDAT USR).Apartado Postal 47-546, Caracas, 1041-A; E-mail:  [email protected] 

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]

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    El Club de Roma y sus consecuencias

    Es indudable que entre los organismos o individualidades que se aprestaron al análisisde la situación, tal vez el que mayor impacto produjo fue el llamado Club de Roma.Aparte del sesgo ideológico o de intereses de grupo que pudiera entrañar -lo cual le

    agenció no pocas críticas- es indudable que sus informes marcaron un hito en ladenuncia y en la búsqueda de alternativas de manejo de los factores del desarrollo.

    El Club de Roma buscaba en general definir las perspectivas de la humanidad, a largo plazo, y en base a ella evaluar las políticas alternativas; para esto decidió construir unmodelo mundial basado en las técnicas desarrolladas por el profesor J. Forrester (MIT),en función del estudio de los sistemas industriales complejos. Las conclusiones de estetrabajo apuntan a alertar sobre las posibles consecuencias de continuar las tendenciasactuales de crecimiento de la población mundial, de la industrialización y susconsecuencias, y de la producción de alimentos y agotamiento de los recursos. A lavuelta de cien años, de continuar esta tendencia -decían- el planeta alcanzaría los límites

    del crecimiento, por lo cual sería necesario establecer unas normas de estabilidadecológica y económica que pudieran ser mantenidas por mucho tiempo de cara al futuro(Tamames, 1983).

    En tal sentido les corresponde el primer lugar en eso de promover una crítica  – moderada-del modelo de desarrollo capitalista -como dice De La Cruz (1987)- desde elcapitalismo. En todo caso hay una gran sincronía entre este hecho (1968), las palabrasde Nixon (1970) y la reunión mundial que promueven las Naciones Unidas(Estocolmo,1972); o lo que es lo mismo, hubo una aparente confluencia de intereses

     para promover casi simultánea o diacrónicamente, una serie de eventos, con un finaparentemente común. Es allí donde se ubica la pregunta del por qué se denuncia

     precisamente en esa época y no en otra anterior, siendo que el problema ya era grave enfechas previas.

    Dada la repercusión mundial que este grupo y sus informes causaron, muchos fueron losautores que participaron de una intensa polémica en torno a los lineamientos básicosa11í propuestos. Algunos de estos críticos -incluso- a través de las flaquezas de la

     propuesta, justifican sus posiciones ideológicas, tanto desde la perspectiva socialistacomo capitalista. Un buen ejemplo lo constituye la opinión de un pensadorlatinoamericano de excepción, tal es el caso de Oscar Varsavsky para quien estos

     planteamientos no eran otra cosa que "... parte de la campaña de terrorismo mundial

    liderada por Estados Unidos (...); los grandes problemas de la humanidad actual sólo podrán resolverse transformando la sociedad a través del socialismo" (en: Furtado yVarsavsky, 1976). Empero, es inobjetable que esta iniciativa, auspiciada por interesesde las compañías transnacionales, propició el inicio de la consideración de la cuestiónambiental en el marco de la teoría del desarrollo, aspecto éste que hasta ese momentohabía sido muy poco previsto. En ese sentido es indudable que los planteamientos hantenido un innegable valor heurístico y seguramente a11í estuvo su verdaderaimportancia.

    El organismo internacional que prácticamente "tomó el guante" lanzado por el Club deRoma y que además se hizo por largo tiempo depositario -aún lo hace- de estas

    inquietudes ambientales, ha sido indudablemente el de las Naciones Unidas. Son varioslos organismos subsidiarios de la ONU y múltiples los programas, proyectos y eventos

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     promovidos desde su seno. Aún hoy existen expresiones muy serias de la preocupaciónque alberga en la búsqueda de básicamente- formas de mitigar los efectos nocivos quesobre el ambiente provoca el modelo vigente de desarrollo. Estas manifestaciones,unidas a las que otros grupos o individualidades han propuesto, conforman un verdadero"dossier" en torno a la problemática ambiental. Entre 1972 (Estocolmo) y 1992 (Río),

    han sido muchos los aportes que ha desplegado este organismo multilateral en pro delambiente, fundamentalmente a través de sus organismos FAO, PNUMA y PNUD.

    El modelo Bariloche

    Una de las críticas a los planteamientos del Club de Roma más cercanas a nuestrointerés regional, la hizo un notable equipo de intelectuales latinoamericanos, quienes -asugerencia de una reunión realizada en Río de Janeiro- diseñaron un modelo alternativoa dicha perspectiva. Entre los rasgos fundamentales de esta propuesta, se observaban: a)se persigue una sociedad mundial igualitaria (...); b) la producción estará regidaexclusivamente por las necesidades humanas y no por la ganancia; c) amplia capacidad

    de sustitución de capital por mano de obra; y d) se aspira a la construcción de unasociedad no consumista, o que el consumo no sea un valor per se (Herrera, 1976).

    Este modelo, cuyo valor intrínseco se ubica precisamente en ser una alternativa opuestaa la propuesta por el Club de Roma, entraña sin embargo fuertes críticas. Entre otras, alexagerado valor que se le asigna a los factores sociopolíticos; H. F. Mansilla (1987),desde una postura claramente ideológica, considera que este modelo quiere probar quelos límites del crecimiento están dados por factores políticos y socioeconómicos y deninguna manera por la finitud de los recursos naturales. Asimismo, afirma que alcontrario del Club de Roma, los autores del modelo Bariloche colocan normas políticasal comienzo mismo del trabajo analítico, proclamando que su postulado es: "unilateral,conscientemente político y consecuentemente socialista". Empero, Teitelbaum (1974),es de la opinión de que esto era de esperarse, por cuanto que la crítica principal que elgrupo latinoamericano hizo al modelo del MIT, fue precisamente que éste dejaba delado el factor sociopolítico, es decir, que estaba elaborado partiendo de la inmutabilidaddel orden social vigente, quedando así como constantes todas las variables sociales.

     No obstante, críticas aparte, la propuesta latinoamericana ha sido uno de los másvaliosos aportes a esta discusión en tanto que introduce, como actor principal, a unaspecto del cual se habían cuidado de tratar las anteriores propuestas. Para los

     proponentes del modelo Bariloche, no puede dejarse afuera la variable sociopolítica,

     precisamente una de las de mayor peso a la hora de diseccionar el problema ambiental.

    El Ecodesarrollo

    Entre los hechos concretos resultantes de la polémica suscitada por los planteamientosdel Club de Roma, surgió otra propuesta que, al decir de Enrique Leff (1978), era la

     bandera de una lucha contra las concepciones unilaterales de dicho Club y sus adeptos,"...batalla que se libra por la creación de un nuevo orden mundial en el campo de ladiplomacia internacional". Este planteamiento es el ecodesarrollo, cuyo vocablo resume-etimológicamente- su propósito, es decir, la incorporación de los principios ecológicosdel funcionamiento de la naturaleza, en los planes de desarrollo, o dicho en otros

    términos, la incorporación de la "dimensión ambiental" en la planificación deldesarrollo.

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    El término ecodesarrollo fue utilizado por primera vez por Maurice Strong, paraentonces director ejecutivo del PNUMA (1973), cuando se celebraba la primera reuniónde dicho Programa en Ginebra. La elaboración y difusión internacional de este

     planteamiento se le debe, no obstante, a Ignacy Sachs. Entre los elementos mássobresalientes que este autor precisa, están: 1) el esfuerzo -en cada ecoregión-- debe

    dirigirse al aprovechamiento de los recursos específicos para satisfacer las necesidadesfundamentales de la población en materia alimentaria, de alojamiento, salud yeducación, evitándose los nefastos efectos de demostración de las pautas de consumo delos países ricos; 2) como el hombre es el recurso más valioso, el ecodesarrollo debecontribuir ante todo a su realización; [...] 5) En las regiones tropicales y subtropicales en

     particular, pero también en otras partes, el ecodesarrollo se apoya en la capacidadnatural de la región para la fotosíntesis en todas sus formas; [...] 7) el cuadroinstitucional para el ecodesarrollo no podría definirse de una vez por todas sin tomar encuenta la especificidad de cada situación (Clinton, 1976).

    Como se observa, el discurso del ecodesarrollo parece promover un estilo de desarrollo

    distinto, alternativo al modelo vigente asimilado desde los países del centrohegemónico. Empero, su permeación al interior de los agentes dinámicos de lassociedades a las cuales iba supuestamente dirigido, los países del Tercer Mundo -por locual se asume que tenía un evidente contenido político- no se dio como se esperaba. Entodo caso surtió un efecto contrario, es decir, creó confusiones que se prestó asuspicacias por parte de varios científicos hacia las posibles "trampas" del ecodesarrollo(Leff, op. city. Las contradicciones se basaban precisamente en que por un lado se

     presentaba como una estrategia de adaptación del sistema capitalista a las condicionessocio-culturales y ecológicas de ese Tercer Mundo y por el otro, incorporaba, comohemos señalado, propuestas que implican una lucha frontal contra el sistema capitalista.

    La ambigüedad en el planteamiento, parece de otro lado, tener su base en la fuente proponente, las Naciones Unidas, organismo que no logra deshacerse totalmente de sumadeja de intereses para tomar una posición concreta ante este y tantos otros problemas.Aunque no es una propuesta totalmente agotada o en total desuso, ha sido silenciadarelativamente en el discurso ambientalista del desarrollo. Muchos de sus promotores y/odefensores se han plegado a otras tesis, a pesar de que suscribieron -en su tiempo- los

     planteamientos del ecodesarrollo con relativa intensidad.

    El nuevo punto de inflexión

    La preocupación por la cuestión ambiental en algunos de los medios promotores deldesarrollo económico, ha venido creciendo de un modo notable; de una posiciónaparentemente ajena, insensible y seguramente cómplice del enorme impacto sobre losecosistemas, se nota una explícita atención por los problemas ambientales. En ese ordende ideas, el BID proponía, en 1989 "...la creación de un fondo que pondría a disposiciónde América Latina y el Caribe nuevos recursos para proyectos de conservación delmedio ambiente (...) tanto de carácter preventivo como curativo" (BID, 1989). Ello, enesencia, era una muestra de una estrategia mundial de los países industrializados relativaal tema, en razón al crecimiento logarítmico del impacto ambiental a partir de la décadade los años ochenta.

    A juicio de Sunkel (1990), esta nueva prioridad de la temática ambiental tenía tresrazones básicas. De una parte la extrema gravedad de los problemas ambientales, a nivel

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    local, nacional, regional, continental y mundial, y la inusitada aceleración en intensidady magnitud con que se manifiestan esos problemas y sus consecuencias. De otra parte,la estrecha interrelación entre los fenómenos locales y globales, o lo que él llama, lainternacionalización de la problemática ambiental. La tercera razón, a la cual da muchaimportancia, la asocia a la extraordinaria reacción cultural, social y política ante los

    fenómenos ambientales, y su irradiación multinacional y a todas las capas sociales.Similar apreciación han tenido Viola y Leis (1990), lo cual los llevó a concluir que 1988fue un "...punto de inflexión en la percepción del desorden global de la biósfera"; valedecir, percibían -discursivamente, al menos- una mayor preocupación mundial por el

     problema ambiental.

    La discusión acerca del desarrollo se ha agudizado en los últimos años, no tan sólodebido a sus evidentes efectos sobre el ambiente natural y sobre el ambiente físicocreado por el hombre en su proceso civilizatorio, sino además, por la inducción dedesequilibrios en las relaciones sociales entre los distintos grupos humanos queconforman la sociedad. Es notable, en este sentido, la preocupación mostrada -por lo

    menos en el papel, y a pesar de los intereses que representan- por organismos como elBanco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Los Informes sobre elDesarrollo Mundial (publicación anual del Banco Mundial), de los años 1990, 1991 y1992, están dedicados a la pobreza y el desarrollo, la tarea acuciante del desarrollo, ydesarrollo y medio ambiente, respectivamente. De igual manera, el BID, en su ámbitoamericano y muy especialmente latinoamericano, constantemente está incidiendo en la

     preocupación por los desequilibrios sociales y ecológicos inducidos por el desarrollo.De otro lado, el PNUD, organismo dependiente de las Naciones Unidas que se ocupadel tema del desarrollo, introdujo, a finales de la década de los ochenta, el concepto deDesarrollo Humano, (PNUD, 1990), tras el cual intentó permear el enfoque tradicionaldel desarrollo en una dimensión más humana del mismo. Uno de los aportes mássignificativos de este nuevo enfoque es la creación del Índice de Desarrollo Humano(IDH), el cual representa una alternativa ante el indicador universal de desarrollo, elPNB, que considera las carencias de la sociedad antes que el crecimiento económico ensí mismo. Esta es una nueva versión del ya conocido indicador Bienestar Económico

     Neto (NEW, siglas en inglés), propuesto por Paul Samuelson a propósito de losdesequilibrios sociales y ecológicos observados en el enfoque economicista deldesarrollo (Tamames, 1983).

    La sostenibilidad

    La década de los ochenta, durante la cual ocurre lo que Viola y Leis (1990), Ilamaron el punto de inflexión hacia una nueva consideración del problema ambiental, es escenariotambién para la aparición de un nuevo concepto que ya no sólo encierra lo relativo al

     problema del medio ambiente, sino que además incluye otros problemas ligados aldesarrollo, tales como: lo social, lo político, lo económico, y lo ecológico. Se trata de lasostenibilidad, concepto paraguas que cubriría toda la gama de actividades que realiza elhombre en su dinámica de vida (Dovers & Handmer, 1994). La sostenibilidad seconceptualiza como una relación entre los sistemas económicos y los sistemasecológicos en la cual la vida humana puede continuar indefinidamente (Costanza et al.,

    1991)

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    La sostenibilidad pareciera ser una salida viable en medio de la marcada crisisambiental; no obstante, implícitamente tiene una serie de limitaciones que entraban undesempeño eficiente de sus posibles instrumentos de operacionalización. Para algunosautores sigue siendo un concepto ambiguo y contradictorio (Wagle, 1993; Spencer &Swift, 1992; Redclift, 1987). No obstante, para otros, la sostenibilidad no es un

    elemento de retórica sino que debe ser el principal criterio de juicio del desarrollo (Max- Neef, 1991; Munro, 1994).

    A juicio de Ruttan (1988), la sostenibilidad no es más que otro término para mostrar lacasi angustia que tienen muchos planificadores en torno a lo nocivo que ha resultado eldesarrollo de base científica y tecnológica. Sin embargo, a pesar del evidente esfuerzoque se ha venido haciendo, por parte de intelectuales, diseñadores de políticas,gobiernos, organismos multilaterales, etc, con el fin de instrumentar ese nuevo estilo dedesarrollo, son muchas las lagunas que van quedando, lagunas que parecen tener sufuente en la carencia de una voluntad política para asumir el cambio, cambio que es, sinduda, estructural. La respuesta de quienes han tenido una mayor responsabilidad en el

    deterioro ambiental (los países de mayor industrialización), no ha sido acorde a ese pesoespecífico y a la responsabilidad que ello supone; una muestra de este hecho pudoobservarse en la actitud intransigente que mostraron -particularmente EEUU- parafirmar los principales acuerdos de la Reunión de Río de Janeiro (Guimaraes, 1992).

    La dificultad del "modelo" para darle al ecosistema el justo valor dentro del proceso productivo -creemos- se basa en que siempre se le ha visto como un recurso libre ainfinito (que pertenece a todos y a nadie en particular). La asunción del problemaambiental, que básicamente se venía considerando por una cada vez mayor presión deopinión pública internacional, ha sido cada vez más un pesado fardo sobre el sistemaeconómico mundial y, bajo principios neoliberales la salida que se le está buscando estransferir los costos de preservación ambiental a los consumidores a través de los

     precios de las mercancías (Schmidheiny,1992); vale decir, según esta racionalidad, todo puede estar sujeto a las leyes del mercado. Hoy cuando recursos como el agua, la faunaictícola de los mares, y hasta el aire puro de la atmósfera están escaseando, no seríaextraño que se proponga ponerles precio a través de regulaciones internacionales. Es porello que existen opiniones en torno a que la ecología y la economía, tal como se enfocael crecimiento económico, no tiene formas de conciliación (Dovers y Handmer, 1994;Schutze, 1992), por lo cual el desarrollo sostenible tampoco sería posible.

    Pero es indudable que debe haber una salida; y gústenos o no esta debe considerar

    también a las fuerzas que hegemonizan y que hoy se oponen a un cambio estructural. Lamayor dificultad se presenta a la hora de elegir estratégicamente el camino coordinadocon estas fuerzas. Mármora (1992), por ejemplo, propone "...luchar dentro de losmárgenes que nos deja el sistema productivo actual" y que para ello es preciso que lasnaciones industrializadas emprendan "la reconversión ecológica" y faciliten a los paísesen desarrollo el acceso a las nuevas tecnologías. También Olson (1994), propone queeste cambio debe venir desde los países desarrollados, toda vez que son ellos los quetiene el potencial para hacer la mencionada reconversión ecológica.

    Entre los escollos a vencer, en lo inmediato, aparte de clarificar cada vez más losaspectos conceptuales que den bases sólidas a mecanismos de instrumentación, es

    necesario enfrentar por parte de los países en desarrollo, los manejos encubiertos deorganismos multilaterales como los nacidos en Bretton Woods. Es necesario estar

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    concientes de que con sus políticas están obligando, como bien lo afirma Wagle (1993),a una cooptación en torno a sus intereses económicos bajo supuestos intereses en

     preservar el ambiente, el cual utilizan (al ambiente) en realidad como chantaje paramanejar préstamos y líneas de créditos.

    El tránsito hacia la solución de la paradoja del desarrollo parece venir en la medida enque vayamos hacia el desarrollo sostenible y aún más allá, y esto a su vez supone uncambio en el propio modelo de civilización; es decir, la presión debe hacerse hacia loscambios estructurales que garanticen mayor equilibrio entre la sociedad y el ambiente.En ese sentido el desafío de la sostenibilidad es un desafío político en el que los grandessectores de la sociedad tienen la obligación de participar toda vez que la oposición noestá dispuesta a ceder en terrenos a menos que vea sus intereses muy amenazados.Siempre se corre el riesgo, y hay que estar atentos, de que las fuerzas hegemónicas de laeconomía utilicen lo atractivo de la sostenibilidad como una suerte de "discurso hueco"

     para justificarse.

    La política de globalización que se intenta con la intención de homogeneizar laeconomía mundial, detrás del cual se esconde un discurso identificado con la "ecologíaglobal" es, a juicio de Velasco (1995), una amenaza para el verdadero movimientoambiental, puesto que se está utilizando un conocimiento de oposición y resistencia (elecológico), al servicio de una "...casta ecotecnocrática que promueve el manejo de lanaturaleza y la regulación de las sociedades a lo largo y ancho del planeta".

    El desarrollo sostenible debe estar arraigado a la cultura, a los valores, los intereses y las prioridades de la gente afectada. Según Ruiz-Giménez (1993), la vida sosteniblerequiere de un marco más a11á del desarrollo sostenible; requiere un nuevo ordenecológico regulador de las relaciones de coexistencia y cooperación de la comunidadinternacional, lo cual implica un nuevo orden para el desarrollo humano. La lucha porun ambiente más sano, en síntesis, es, aparte de inevitable, cada vez más dura. Losintereses dominantes -particularmente los de la economía- se resisten al cambio yestarán luchando para sobrevivir, con la ventaja de que poseen la mayoría de losinstrumentos a su favor. El instrumento de la sostenibilidad, el único que hasta estemomento goza de un consenso mundial, tiene implícito los riesgos propios de laambigüedad, por lo cual habrá que tomarlo con los cuidados del caso.

    Referencias

    Clinton, Richard L. (1976); Hacia una teoría del ecodesarrollo: concepto clave paraubicar las políticas de población en el proceso de desarrollo; en: Comercio Exterior, pág. 68, México.

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    Eí BID, Vol. 16 N° 6, pág. 11, Junio de 1989, Washington.

    Furtado, Celso; Varsavsky Oscar y otros (1976); El club de Roma, anatomía de ungrupo de presión; Ediciones Síntesis, México.

    Guimaraes, Roberto (1992); El discreto encanto de la cumbre de la tierra; evaluaciónimpresionista de Río-92; Nueva Sociedad, N9 122, pp. 86-103

    Herrera, Amílcar (1976); Un proyecto latinoamericano de modelo mundial; en CelsoFurtado, O. Varsavsky y otros. El club de Roma, anatomía de un grupo de presión; ;

    Ediciones Síntesis, México. págs. 133-143.

    Internacional Socialista (1989); Seguridad para el medio ambiente y supervivencia; Nueva Sociedad NQ 104, pp. 63-73

    Leff, Enrique: (1978); Falacias y aciertos del ecodesarrollo; en: Comercio Exterior, vol.28 Ny 3, México; pág. 304.

    Mansilla, H.C.F. (1987); La percepción sociopolítica de problemas ecológicos yrecursos naturales en América Latina; en Nueva Sociedad, Nq 87, pág. 122, Caracas.

    Mármora, Leopoldo (1992); Del sur explotado al sur marginado; justicia económica y justicia ecológica a escala global; Nueva Sociedad N° 122, pp. 56-70

    Marqués, Josep Vicent (1980); Ecología y lucha de clases; Editorial Zero Zyx; SegundaEdición; Madrid.

    Marx, K. y F. Engels; Obras Escogidas, Tomo II, págs. 71-83, Ediciones en lenguasextranjeras, Moscú, 1952.

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    Olivier, Santiago; (1981); Ecología y subdesarrollo en América Latina, Siglo XXIEditores, México, pág. 12 y ss.

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     pp.

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    Viola, Eduardo y Hector Leis (1990); Desorden global de la biósfera y nuevo ordeninternacional: el papel organizador del ecologismo; Medio Ambiente y Urbanización,

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    Wagle, Subodh (1993); Sustainable development: some interpretations, implicationsand uses; Bull. Sci. Tech. Soc., Vol. 13, pp 314-323