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Estudios en Antropología Social CAS/IDES Vol. 2 N o 2 2012 ISSN: 16695186 4 CONFERENCIA ESTHER HERMITTE La invención de los gauchos judíos: etnografía, historia y memoria social Judith Freidenberg * Conferencia Hermitte impartida en Diciembre de 2010 en el Centro de Antropología Social del Instituto de Desarrollo Económi co y Social. La autora agradece a Rosana Guber por su amable presentación, y al Centro de Antropología Social por haberme brindado la oportunidad de honrar la memoria de Esther Hermitte. Espero esta contribución estimule la memoria de una de las principales promotoras de la antropología social en Argentina. Al promover el desarrollo de la antropología social en Argentina a través de la formación de equipos de trabajo, Hermitte contribuyó a que se enten diera el objeto de estudio de la disciplina más allá del estudio tradicional de las poblaciones indíge nas promoviendo una versión pluralista de la Ar gentina contemporánea. Sus aportes a la metodología etnográfica desde su trabajo de campo en Chiapas, Méjico (Fábregas Puig y Gu ber, 2007), al estudio antropológico de las estruc turas de poder en Latino América (en Strickon y Greenfield: 1972), y de paradigmas conceptuales como los procesos de articulación social (Hermit te y Bartolomé, 1977) lograron precisar el perfil del antropólogo social como un profesional capaz de contextualizar los conocimientos y prácticas de grupos culturales como procesos sociales vin culados a clase, etnia, región, nación y, por ende, como un profesional que puede abordar la co nectividad en la estructura social y comunicar los resultados de su aprendizaje a diversos grupos de interés (Krotz, 2012). La primera generación de antropólogos sociales en la Argentina se em peñó en cuestionar sistemáticamente los trabajos antropológicos que aislaban las poblaciones bajo estudio como entidades estáticas y las prácticas etnográficas ahistóricas lo que abrió la puerta a una nutrida producción antropológica sobre la so ciedad argentina. El énfasis en la relevancia de la historia y de la economía política en las conexio nes sociales en la antropología social argentina formaba parte de una nueva antropología de las sociedades contemporáneas (Wolf, 1984; Nash, 1981). La inmigración también puede ser con ceptualizada como un proceso de articulación so cial que, en esta presentación, ilustraré por medio de tres proyectos: en orden cronológico la inmi gración europea a Entre Ríos entre fines del siglo XIX y comienzos del XX; la inmigración a los Es tados Unidos desde los cincuenta; y la entrada de estadounidenses a Argentina durante la última década. Cualquier instancia de movilidad humana podría conceptualizarse como teniendo su origen en factores de expulsión, o sea que no es sólo instancia de desplazamiento geográfico sino tam bién de cambios a nivel económico, político, cul tural, social que afectan tanto a la entidad móvil –los inmigrantes como las que aparentemente permanecen estáticas—la sociedad donde se es tablecen así como a la de origen. Esto hace que el fenómeno migratorio pueda ser explicado a través de las articulaciones sociales en perpetuo cambio, lo que remite a estructuras de poder locales, regionales y globales, y a cambios en la economía política de un mundo interconectado. Estudiar la migración, por lo tanto, es indagar so bre procesos conectivos entre varios estadosna ción. Esta concepción teórica se refleja en la metodología de campo: si estudiamos algo que se mueve y que promueve movimiento, debemos entender el proceso desde dentro y desde fuera y seguir lo que se mueve. Mi metodología por lo tanto combina la historia—tanto la oficial como la basada en la memoria personal y la etnografía – tanto la convencional como la virtual. Al seguir a personas, objetos, y hasta metáforas – al decir de Marcus (1995) – necesito repensar modelos de espacio humano y no solo lugares geográficos; necesito repensar modelos de tiempo, y no solo diacronizaciones. Finalmente, no solo me interesa la pro ducción del conocimiento: considero que esta ta rea intelectual está profundamente retroalimentada por procesos de difusión y uso del producto antropológico. Indagar sobre la inte rrelación entre los problemas teóricos y prácticos

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Vol. 2 ­ No 2 ­ 2012ISSN: 1669­5­186

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CONFERENCIA ESTHER HERMITTE

La invención de los gauchos judíos: etnografía, historia y memoria socialJudith Freidenberg*

Conferencia Hermitte impartida en Diciembre de 2010 en el Centro de Antropología Social del Instituto de Desarrollo Económi­co y Social. La autora agradece a Rosana Guber por su amable presentación, y al Centro de Antropología Social por habermebrindado la oportunidad de honrar la memoria de Esther Hermitte. Espero esta contribución estimule la memoria de una de lasprincipales promotoras de la antropología social en Argentina.

Al promover el desarrollo de la antropología socialen Argentina a través de la formación de equiposde trabajo, Hermitte contribuyó a que se enten­diera el objeto de estudio de la disciplina más alládel estudio tradicional de las poblaciones indíge­nas promoviendo una versión pluralista de la Ar­gentina contemporánea. Sus aportes a lametodología etnográfica desde su trabajo decampo en Chiapas, Méjico (Fábregas Puig y Gu­ber, 2007), al estudio antropológico de las estruc­turas de poder en Latino América (en Strickon yGreenfield: 1972), y de paradigmas conceptualescomo los procesos de articulación social (Hermit­te y Bartolomé, 1977) lograron precisar el perfildel antropólogo social como un profesional capazde contextualizar los conocimientos y prácticas degrupos culturales como procesos sociales vin­culados a clase, etnia, región, nación y, por ende,como un profesional que puede abordar la co­nectividad en la estructura social y comunicar losresultados de su aprendizaje a diversos gruposde interés (Krotz, 2012). La primera generaciónde antropólogos sociales en la Argentina se em­peñó en cuestionar sistemáticamente los trabajosantropológicos que aislaban las poblaciones bajoestudio como entidades estáticas y las prácticasetnográficas a­históricas lo que abrió la puerta auna nutrida producción antropológica sobre la so­ciedad argentina. El énfasis en la relevancia de lahistoria y de la economía política en las conexio­nes sociales en la antropología social argentinaformaba parte de una nueva antropología de lassociedades contemporáneas (Wolf, 1984; Nash,1981).

La inmigración también puede ser con­ceptualizada como un proceso de articulación so­cial que, en esta presentación, ilustraré por mediode tres proyectos: en orden cronológico la inmi­gración europea a Entre Ríos entre fines del siglo

XIX y comienzos del XX; la inmigración a los Es­tados Unidos desde los cincuenta; y la entrada deestadounidenses a Argentina durante la últimadécada. Cualquier instancia de movilidad humanapodría conceptualizarse como teniendo su origenen factores de expulsión, o sea que no es sóloinstancia de desplazamiento geográfico sino tam­bién de cambios a nivel económico, político, cul­tural, social que afectan tanto a la entidad móvil–los inmigrantes ­como las que aparentementepermanecen estáticas—la sociedad donde se es­tablecen así como a la de origen. Esto hace queel fenómeno migratorio pueda ser explicado através de las articulaciones sociales en perpetuocambio, lo que remite a estructuras de poderlocales, regionales y globales, y a cambios en laeconomía política de un mundo interconectado.Estudiar la migración, por lo tanto, es indagar so­bre procesos conectivos entre varios estados­na­ción.

Esta concepción teórica se refleja en lametodología de campo: si estudiamos algo quese mueve y que promueve movimiento, debemosentender el proceso desde dentro y desde fuera yseguir lo que se mueve. Mi metodología por lotanto combina la historia—tanto la oficial como labasada en la memoria personal ­­ y la etnografía– tanto la convencional como la virtual. Al seguir apersonas, objetos, y hasta metáforas – al decir deMarcus (1995) – necesito re­pensar modelos deespacio humano y no solo lugares geográficos;necesito repensar modelos de tiempo, y no solodiacronizaciones.

Finalmente, no solo me interesa la pro­ducción del conocimiento: considero que esta ta­rea intelectual está profundamenteretroalimentada por procesos de difusión y usodel producto antropológico. Indagar sobre la inte­rrelación entre los problemas teóricos y prácticos

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constituye un reto para el antropólogo social con­temporáneo, ya que no trabajamos aisladamenteen la producción de conocimiento sino en relacióncon entidades financiadoras, el Estado, clientesfuera de la academia, usuarios de museos, etc.

Considero que un desafío importante paralos estudios de migración contemporánea es elpoder trascender el foco en las características delinmigrante y hacer hincapié en los mecanismosde su articulación con la sociedad de destino. Losprocesos de construcción de la alteridad (Boivin,Rosato, Arribas, 2004) obligan a repensar no soloa “los otros” sino también a un “nosotros”, lo cualabre importantes interrogantes sobre la sociedadreceptora: Somos tan homogéneos como deci­mos? Como pensamos que debieran comportarselos “otros”? Hay gradaciones entre los “otros”?Tanto las políticas sociales como el discurso po­pular contienen ideaciones sobre el proceso decambio que debiera transitar el extranjero paraser aceptado como un nativo. Utilizando concep­tos tales como integración, asimilación, acultura­ción, transculturación, para nombrar los másmentados, se le ofrece al inmigrante un caminopara cumplimentar la expectativa de la sociedadmayor: que minimice la diferencia y abrace la si­militud. Pero raramente escudriñamos las carac­terísticas del referente a quien pensamos quedeben parecerse. Se hace más hincapié sobre lanecesidad del cambio ­­parecerse a—que de de­finir el estadio social final. Y aquí es donde las es­tructuras de poder tienen tanta relevancia: porquela exigencia de convertir la alteridad en semejan­za es mayor respecto de poblaciones de escasosrecursos. Las ideologías y políticas públicas so­bre la incorporación inmigrante difieren según elmomento histórico en que el estado­nación recibeal inmigrante y según su origen socio­económico,étnico, ocupacional y educacional del inmigrante.En otras palabras, la ideología sobre la alteridad ylas prácticas de incorporación son desiguales pa­ra diversas categorías de extranjeros, cualquierasea su mecanismo de incorporación a la sociedadde destino. Me interesa entender los procesosque conectan estas dos entidades o sea entenderlos procesos de construcción de la identidad inmi­grante dentro del contexto de las políticas e ideo­logías de la sociedad mayor que formulaexpectativas sobre el ciclo de vida del extranjero.La construcción del “otro” como diferente es unsímbolo de la politización de las ideologías lo cual

contribuye a explicar por qué las expectativasrespecto de la conducta del inmigrante sean di­versas. Paso entonces a los casos ilustrativos.I. Articulación Social Híbrida: El Caso de losGauchos Judíos

Utilizo este caso para comprender los pro­cesos de articulación social inmigrante que resul­tan en la construcción de una identidad nacionalpero entiendo el término “gaucho judío” metafóri­camente, como una estrategia de integración queglorifica a los gauchos como argentinos auténti­cos. Cuando aparece el término, el gaucho ci­marrón estaba en proceso de desaparición comotipo humano, y el gaucho era más bien el eficien­te conocedor de la naturaleza que encontrabanlos recién llegados. La ideología gauchesca tradi­cionalista glorifica un gaucho mítico y no real,presentando una versión a histórica del pasado,donde se minimiza la discriminación de esta po­blación. Entendiendo al objeto de investigación deeste modo, consideré oportuno combinar una et­nografía sobre el pasado con una del presente.La primera me permitió acceder a la memoria, elpasado biográfico, para reconstruir la historia so­cial de un pueblo a través de su articulación conla región y los países de origen de los inmigran­tes. La etnografía del presente me permitió com­prender cómo diversas versiones del pasadojustificaban la organización social actual de esepueblo.

Me interesé en reconstruir la historia so­cial del pueblo de Villa Clara retrospectivamente,desde la perspectiva de sus residentes en el mo­mento del estudio para comprender el impactoque tuvo la inmigración europea del siglo dieci­nueve en la construcciónón de la identidad nacio­nal. Villa Clara se establece como el centroetnográfico, pero la diversidad étnica y de clasepermiten entender la historia social del pueblo co­mo la versión local de las políticas migratorias delgobierno argentino que equiparaban lo europeocon la civilización y el buen gobierno con el incre­mento de la población, especialmente la blanca,en áreas rurales en el siglo XIX. Esos eran lostiempos en que el campo estaba despoblado, enque se quería introducir la agricultura, en que elgaucho era el personaje despreciado, entendién­dose su nomadismo como barbarie y su ansia delibertad como negadora de la autoridad guberna­

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mental.Pero la historia de Villa Clara no podría

comprenderse totalmente sin la de Entre Ríos,donde muchos inmigrantes europeos se estable­cieron en colonias agrícolas resultado de la mi­gración organizada mucho antes de lafundaciónón del pueblo de Villa Clara. La provin­cia de Entre Ríos llevó la delantera en el recluta­miento activo de inmigrantes, usando estrategiastales como legislación favorecedora de la coloni­zación agrícola, transporte gratis desde BuenosAires al lugar de asentamiento y hasta enviandoemisarios a Europa para atraer mano de obra ex­perimentada en la industria agrícola. Ya en 1860Entre Ríos había aprobado su propia constituciónque promovía la colonización agrícola, gesta co­menzada por el Gobernador Urquiza para animara otros terratenientes a vender o arrendar tierra aaquellos que se comprometieran a practicar laagricultura.

Simultáneamente a la inmigración es­pontánea e independiente, las políticas migrato­rias estimulaban la inmigración de gruposfamiliares a través de colonizaciones agrícolasorganizadas. Entre 1853 y 1857, el GobernadorUrquiza fundaba las dos primeras con vascos yalpinos (que terminaron siendo italianos, suizos yfranceses, después de la formación de esos esta­dos­nación). Expulsados por la pobreza, las fami­lias numerosas, el desempleo, la confrontaciónentre protestantes y católicos, vascos y alpinosconsideraron la emigración como una alternativaatractiva.

La segunda ola de inmigración europea enEntre Ríos comenzó en 1876 y estaba conforma­da por alemanes conocidos como alemanes delVolga ya que sus antepasados efectuaron unadoble migración: a Rusia a finales del siglo 18 y alfinalizar cien años de privilegios, a la Argentina.La tercera ola estaba constituida por belgas quellegaron a Entre Ríos en 1881, compartiendo conlas inmigraciones anteriores su experiencia enagricultura y las barreras que encontraban en supaís de origen para practicar una agricultura sus­tentable. Recién la cuarta ­que terminó siendo laúltima­ ola de inmigración europea organizadacon fines de colonización agrícola llegó a EntreRíos a finales del siglo diecinueve con diversosgrupos nacionales de Europa Oriental que profe­saban la religión judía. Esta ola compartía tresmetas con las migraciones organizadas anterio­

res: el acceso a la tierra, la educación de los hijosy el derecho a practicar su religión libremente.También compartían con los alemanes del Volgauna historia de discriminación y expulsión duranteel reinado de los zares rusificadores.

A pesar de las semejanzas, los grupos na­cionales que profesaban la religión judía se dife­renciaban de las cohortes anteriores en cuanto laemigración era una estrategia de sobrevivencia,ya que la emigración automáticamente negaba elderecho de regresar al país de origen. Ello expli­ca porque, a pesar que la empresa filantrópica delBarón de Hirsh prefería traer solo agricultores,muchos de los aceptados no contaban con esaexperiencia en su haber.

La historia de Villa Clara comienza con lacolonización agrícola establecida por la JewishColonization Association en Entre Ríos. Comoocurre con la historia de otros pueblos en la Ar­gentina, existe una fecha de fundación (el 27 deenero de 1902, cuando el primer tren pasóó por larecién inaugurada Estación Clara). Desde enton­ces, la política económica y el desarrollo institu­cional local se entrelazan íntimamente con lahistoria del ferrocarril.

Las primeras calles del pueblo eran cami­nos barrosos cuyo recuerdo evocaban el atrasoen la mente de mis informantes—un ejemplo dela selectividad de la memoria que tiende a com­parar el pasado con el presente donde asfalto im­plica progreso. Contrastando con esta visiónretrospectiva de los problemas de infraestructuraque enfrentaba el pueblo, los informantes señala­ban a la fundación de instituciones (escuelas,cooperativas y asociaciones de crédito) como unindicio indiscutible del desarrollo de Villa Claraque termina constituyéndose como centro econó­mico y social del centro de Entre Ríos. La socia­bilidad y articulación de criollos con europeos sedaba tanto durante la producción como la comer­cialización de productos, durante los trámites ad­ministrativos y, porque no, también durante losentretenimientos como los bailes de campo.

Hasta mediados de la década de los cua­renta, la poblaciónón residente en Villa Clara es­taba constituída predominantemente porindividuos oriundos de Europa Oriental de religiónjudía, pero a partir de los años cincuenta la de­serción rural resultó en movimientos poblaciona­les que afectaron el desplazamiento depoblaciones rurales de manera inversa. Muchos

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de los colonos traídos por Hirsch se trasladaban acentros urbanos mientas que los colonos suizos,franceses, belgas, italianos y alemanes asenta­dos en la región lindante con Villa Clara se muda­ban al pueblo. Siguiendo a estos éxodos óbuscando mejores condiciones de vida, muchoscriollos también se asentaron en el pueblo que seconvirtió en un verdadero crisol de etnias y clasessociales. Con el correr del tiempo, las diferenciasétnicas y religiosas perdieron importancia encomparación con las de clase social que son evi­dentes en el trazado del pueblo. Así, el centrocontinúa siendo el espacio ocupado por hijos deinmigrantes de clase media y la periferia concen­tra ranchos (hoy remplazados casi en su totalidadpor proyectos públicos de vivienda). Las distin­ciones étnicas y sociales del pasado siguen exis­tiendo y se reflejan en conflictos yenfrentamientos acerca de la definición de patri­monio, tal como se presenta en el museo, o en lacelebración de los aniversarios del pueblo, espe­cialmente el centenario.

Pero volvamos a la frase Gaucho Judío,símbolo de la articulación social del nuevo inmi­grante con el tipo social en la zona de asenta­miento, los gauchos, una categoría reservada enese entonces para personas de escasos recursosy tradicionalmente marginalizada por la estructurade poder. Como otros inmigrantes, los reciénllegados de Europa Oriental no estaban solos enel campo, ni era la colonia un enclave injertado enel espacio. Más bien, los inmigrantes tenían queinteractuar con los criollos en el campo, con losempleados argentinos en los centros administrati­vos, con los dueños de las grandes estancias ycon los diversos inmigrantes asentados en la re­gión. Pero para los esta última migración organi­zada asentada en Entre Ríos, el grupo humanocon mayor relevancia cotidiana era criollo. Al de­cir de un informante:

Los criollos, los nativos, todos los que trabaja­ban los campos, ya sabían hacer el trabajo máspesado, puesto que así era como se ganaban lavida. Cuando la gente nueva llegó, los criollosles enseñaron a uncir el buey al arado y a enla­zar. Cuando la gente de aquí, los criollos, los na­tivos y los indios, vieron que los nuevos noentendían el idioma, muy espontáneamente congestos y signos les ayudaron a limpiar el terrenode árboles y maleza, para aprovechar lo mejorde la tierra.

Mientras que algunos criollos eran contra­tados individualmente, sea por temporada ó pordía, a menudo eran familias enteras las que seasentaban en la colonia para trabajar para losnuevos dueños de la tierra, los inmigrantesjudíos. Así, en el curso de la vida diaria, los tra­bajadores criollos se constituían en el referentesocial más inmediato de la cultura argentina paralos inmigrantes. A pesar de las diferencias cultu­rales, los criollos y los judíos se necesitaban unosa otros ­­ambos tipos sociales arrastraban vulne­rabilidades del pasado y enfrentaban marginali­dad en distintas dimensiones de la sociedadargentina del presente. Esto motivó la constitu­ción de una relación simbiótica extensiva a los hi­jos de los inmigrantes judíos, que adoptaronalgunas costumbres del gaucho, tales como ocu­pación, vestido y lenguaje. Aunque esta transcul­turación se aplica casi exclusivamente a loshombres, puesto que las mujeres se involucrabanmenos en la vida pública, la frase gaucho judío seconvirtió en una metáfora de adaptación rápida yexitosa a la sociedad nacional. Como tipo huma­no, el gaucho judío surgió de una combinación defactores: la necesidad estratégica de adaptacióna las nuevas condiciones de vida, el estar ex­puesto diariamente a la cultura del gaucho, y elprofundo deseo de los hijos del inmigrante de in­tegrarse y romper con las reglas estrictas im­puestas por sus antepasados. Un gaucho judíome lo explicó así:

Nuestros padres y abuelos inmigrantes respe­taban sus ritos de alimentación (kosher). Noso­tros nacimos en Argentina y socializábamos conlos criollos a quienes tratábamos de imitar en to­do y que eran excelentes para asar carne. Noso­tros comíamos la carne que ellos compartían connosotros.

La expresión gaucho judío entonces surgepara designar la identidad híbrida de la primerageneración de inmigrantes oriundos de EuropaOriental que, habiendo nacido en la Argentina,desarrolló un sentido de pertenencia a la nación.Fue Gerchunoff quien acuñó la frase como títulode una colección de viñetas sobre la vida rural enEntre Ríos publicada en 1910. La frase com­puesta inmortalizó la exitosa incorporación de losinmigrantes judíos a la sociedad política argenti­na, y si Gerchunoff hace alarde de la habilidad de

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los recién llegados para integrarse con los gau­chos, como sostiene la historiadora Bernasconi,la visión fue especialmente exitosa al dejar apa­reados para siempre dos conceptos que los na­cionalistas y los xenófobos considerabanmutuamente excluyentes – ó sea, era impensableser gaucho si uno era inmigrante. La frase tam­bién resulta particularmente efectiva para demos­trar que los judíos eran iguales a los otrosinmigrantes europeos a Entre Ríos en el siglo 19.Gerchunoff demostró una extraordinaria astuciapolítica al publicar “Los Gauchos Judíos” coinci­diendo con la celebración del primer centenariode la independencia nacional, cuando los cre­cientes movimientos nacionalistas intentaban po­pularizar una imagen de las colonias inmigrantescomo entidades social es aisladas culturalmentedel país.

Sugiero que la frase gaucho judío debeser entendida en dos sentidos: como declaraciónpolítica en 1910 y como metáfora de un tipo deincorporación inmigrante. Pasemos a revisar loscambios históricos experimentados tanto por losgauchos como por los judíos. Como tipo social, elgaucho experimentó cambios desde que la Ar­gentina se independizó de España ­el gaucho nó­made era considerado un bárbaro—entendidocomo incivilizado, que actuaba con independen­cia de todo poder político. Subyugado y expulsa­do de la tierra como las poblaciones indígenas, elgaucho había pasado a ser empleado de estan­cias y luego de las colonias inmigrantes. En 1910el gaucho era aclamado por los nacionalistas yxenófobos como el “auténtico” argentino, y el quefuera el errante primitivo de las pampas fue trans­formado en el representante de la “verdadera” Ar­gentina, en contraste con el extranjero, de quiense sospechaba era el que incitaba a la lucha porlos derechos de los trabajadores y la sindicaliza­ción obrera.

Los judíos, por otra parte, no aspirabanuna integración a un sector de la población ar­gentina considerado pobre, inculto, marginado.Todo lo contrario, como lo demuestra una fraseque se usaba para describir a los agricultoresjudíos de las colonias como “el que siembra trigoy cosecha doctores”. La mayoría de los recién lle­gados deseaban que sus hijos dejaran la agricul­tura y adquirieran educación para convertirse enprofesionales o comerciantes. Los judíos referen­tes de la frase “gaucho judío” eran agricultores

pacíficos bien adaptados a la nación y a su cultu­ra. Sin embargo, a pesar de compartir algunoselementos culturales, el “gaucho judío” estaba le­jos de ser un “gaucho criollo”, ó sea desposeído,marginalizado, pobre y empleado por los dueñosde la tierra de turno. Más bien, el gaucho judíoera un colono de la Jewish Colonization Associa­tion que vivía de trabajar la tierra que pagaba aduras penas mes a mes, aunque aspirara poseer­la alguna vez.

Así, por una parte, la metáfora “gauchojudío” es emblemática de un tipo de articulacióninmigrante a la sociedad mayor: la asimilación esuna estrategia de sobrevivencia que no necesa­riamente resulta en una aculturación completa.Pero, por la otra, la metáfora también simbolizalos cambios ideológicos en la Argentina respectodel extranjero y el proceso de argentinizacióndentro de las categorías de inclusión y exclusiónprevalentes. Pasemos ahora al Segundo caso dearticulación social.II. Articulación Social basada en IdeologíasAsimilacionistas: El Caso de los Barrios Inmi­grantes Marginales en los EEUU

Como otros antropólogos urbanos, utilizoel caso etnográfico para ahondar en la compren­sión de temas sociales en barrios con preponde­rancia de poblaciones inmigrantes de escasosrecursos en Nueva York y Washington – dos ciu­dades donde he vivido por largos períodos detiempo ­ que puedan contribuir a la formulacióny/ó implementación de políticas públicas. Paraeste caso, reconstruyo la historia de un espaciosocial utilizando fuentes históricas, tanto escritascomo orales, para entender la articulación de unbarrio con la ciudad entera y de alguna maneracon la nación. En Nueva York, por ejemplo, lahistoria de Harlem del Este se remonta a la de laspoblaciones indígenas (parte de los Delaware)anteriores a la llegada de los europeos conquista­dores y de la inmigración proveniente de Irlanda,Alemania, Europa Oriental e Italia. En los cin­cuenta llega a Nueva York una oleada masivadesde Puerto Rico. Además de la confluencia deidentidades de clase, lugar de origen y etnia, lospuertorriqueños se caracterizan por dos indicado­res adicionales de estratificación social: su asen­tamiento en un espacio marginal en una ciudadque concentra riqueza y la creciente pobreza ur­

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bana al disminuir las industrias que emplean ma­no de obra no calificada a partir de los setenta.

Ahora bien, los límites de los barrios – co­mo las personas que los habitan – cambian con eltiempo; el espacio social se contrae ó se expandede tal modo que frecuentemente parece no existiruna congruencia entre los límites trazados porinstituciones prestadoras de servicios ó por undistrito administrativo. Por eso, delimito el espa­cio de estudio a través de datos poblacionales einstitucionales y en segundo lugar a través de lainvestigación etnográfica que me permite contex­tualizar espacialmente la experiencia de los resi­dentes del barrio a través de la comprensiónin­situ del impacto que ejerce la estructura social,la economía política, la prestación de servicios(salud, educación, vivienda y organizaciones co­munitarias) en la vida diaria. Una vez delimitadoel espacio a estudiar institucional y experiencial­mente, la etapa de recolección de datos sobre te­mas sociales utiliza la etnografía que incluye elhacer campo utilizando el mapeo etnográfico, en­cuestas con validación etnográfica, historias devida, entrevistas usando fotografía y videos.

Durante el proyecto en Harlem, NuevaYork, surge la siguiente pregunta: Qué hacer contodo este material amén de publicarlo en mediosespecializados? En mi trabajo con inmigrantesen barrios marginales, he podido valorar la utili­dad de las metodologías visuales tanto para la re­colección de datos como también para la difusióny debate del producto antropológico con públicosmuy diversos. Tres metodologías visuales me hansido particularmente útiles: la fotografía, el video yla exhibición museológica. Descubrí el valoragregado de la fotografía a la entrevista etnográ­fica de manera puramente casual. Al llevar fotostomadas en espacios públicos ó en la privacidadde los hogares que visitaba, pude constatar quelos informantes proyectaban sus propias viven­cias mientras observaban las fotos. Era como siconversaran con las fotos, en vez de conmigo, ynotaba que se explayaban sobre sus vidas máslibremente que cuando establecíamos un contac­to cara a cara. Basada en esta observación, ela­boré una guía de entrevista compuestaexclusivamente por fotos, ó sea un instrumentode entrevista visual, y lo utilicé sistemáticamentepara entender el significado de la condición inmi­grante durante el ciclo de vida de individuos resi­dentes en un barrio marginal como tema

importante de gestión. Pude así comparar y con­trastar las necesidades de la población definidaspor la estructura institucional con las basadas enla experiencia personal.

Combiné fotos y videos con citas etnográ­ficas para preparar exhibiciones diseñadas paramuseos históricos, como el Museo de la Ciudadde Nueva York y la Institución Smithsonian enWashington, teniendo como objetivo que el infor­mante hable directamente con el público, sin miintermediación ó interpretación. Las fotos ayudana contar el producto antropológico desde las pa­redes y computadoras y se contextualizan con ci­tas de entrevistas. Esto me permite divulgar elconocimiento local basado en sus interpretacio­nes de mi representación visual de su espacio.Por ejemplo, debajo de una foto de un edificio conmuchas ventanas tapiadas, hay tres citas que sondiferentes lecturas de lo que los informantes in­terpretan:

El proyecto municipal ahora mismo está to­dos los meses subiendo. ¿Cuando tú has vistouna persona mayor en un proyecto de la ciudadpagando 500 pesos?

Estos son edificios vacíos…lo que quierenes que la gente se mude para ellos arreglarlos ypedir 500 para arriba.

No se sabe a dónde va a parar El BarrioLos videos permiten sumar el sonido a la

imagen. Cuentan con la ventaja de una mayorportabilidad que los paneles con fotos y citas ycontribuyen a aportar datos vivenciales a la insti­tución ó agencia donde se quiera dar una charla oarmar una consulta popular. Pensar el conoci­miento antropológico como producto visual ­­enfotos y videos­­ para su difusión en escuelas, mu­seos, organizaciones comunitarias, etc. –aportatres elementos que retroalimentan la investiga­ción antropológica: uno, difundir la investigaciónetnográfica en el contexto de otros saberes, comoel histórico y poblacional; dos, pensar “como lodigo” ó sea como cuento lo que aprendí como an­tropóloga en un lenguaje comprensible a públicosmás variados; y tres, cuestionar estereotipos so­bre los inmigrantes.

Trasladé este conocimiento a barrios cir­cundantes al campus universitario de la Universi­dad de Maryland donde en colaboración concolegas y estudiantes, intenté buscar maneras deutilizar el conocimiento etnográfico para contra­

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rrestar la visión propagada por medios periodísti­cos, que estereotipan al inmigrante como un lati­noamericano indocumentado y borracho.Preponderantemente originaria de Centro Améri­ca, especialmente de El Salvador, la población in­migrante del condado de Prince George’s cuentatambién con una gran diversidad de inmigrantesde Asia y África. En el 2011 inauguré una exhibi­ción titulada “Experiencias Migratorias en el Con­dado de Prince Georges” para proveer de datoshistóricos y etnográficos sobre la población inmi­grante, con el objetivo de crear debate sobre eltema, y contribuir a contrarrestar generalizacionesinadecuadas y simplistas del inmigrante. La exhi­bición cuenta con dos secciones: una, panelesque describen cronológicamente la historia de lainmigración a los Estados Unidos, al estado deMaryland y al condado de Prince Georges y dos,un video que ilustra las experiencias personalesde los inmigrantes provenientes de Latino Améri­ca, Asia y África. Se trata de una exhibición itine­rante destinada a difundir informacióndemográfica, histórica y etnográfica como dispa­rador para establecer diálogo sobre el tema inmi­gratorio, blanco contemporáneo de furiososdebates nacionalistas, utilizando espacios públi­cos, como agencias de gobierno, bibliotecas, ycentros comunitarios. Pasemos ahora al tercercaso.III. Articulación Social sin Expectativa de Asi­milación: El Caso de los “Expats” Estadouni­denses

Los movimientos migratorios pueden con­ceptualizarse como una metáfora de las conexio­nes entre Estados que, materializadas en lacirculación de bienes, servicios, ideas, y perso­nas, acusan diferencias de poder. El estudio dela movilidad humana, sin embargo, se ha con­centrado en una categoría poblacional ­ las mi­graciones laborales­, y en una direccionalidad ­las migraciones dirigidas hacia países centrales.En el caso que presento a continuación, intentorevertir este modelo de estudio centrándome enuna categoría de movilidad humana poco explo­rada tanto por investigadores como por el Estado:el flujo migratorio de elites originado en “paísescentrales”, como los Estados Unidos, con destinoa países como la Argentina.

La terminología utilizada usualmente para

designar a los estadounidenses en el extranjeroes “expat”, la versión abreviada de expatriados,en lugar de inmigrantes. Derivado del latín expa­triare­ vivir fuera de la madre patria ­, el términofue apropiado originalmente por los funcionariosdel gobierno colonial británico enviados al extran­jero, y en la actualidad el término se ha extendidoa los extranjeros de clase media, muchas vecesde habla inglesa con las siguientes característi­cas: uno, alto nivel de educación y entrenamien­to profesional que abandonan su país de origenpara mejorar su carrera ó su estilo de vida; dos,planificación de una estadía temporaria; y tres,certeza sobre el retorno, independiente del éxito ófracaso de la estadía. Quizás estas característi­cas expliquen porque el expat piensa en “irse”, noen inmigrar, como una alternativa, no como unpunto final. Si bien no todos los estadounidensesutilizan la categoría expat para autodenominarse,es el término utilizado en sitios virtuales para elintercambio de bienes y servicios y la convoca­ción a eventos.

El interés por los expat ha alcanzado a losmedios de difusión, aunque aún no a los investi­gadores. En una nota reciente en La Nación,leemos que “dentro de la jerga migratoria se haimpuesto la denominación ‘expat’ para nombrar aquien reside de manera temporal o permanenteen otro país, con la particularidad de que lo haceno por razones políticas o económicas, sino porpuro gusto”. El artículo, titulado “Argentina, tierrade inmigrantes VIP” los describe así: “Tienen di­nero, vienen de países centrales y eligen quedar­se acá. Aunque perciben una inseguridadcreciente, cada vez son más los inmigrantes debuen pasar que se radican en el país, alentadospor el tipo de cambio y un ambiente amigabledonde ven mucho por hacer” (La Nación,2010).

El Ministerio del Interior también confirmael notorio aumento de los estadounidenses en elpaís: las radicaciones permanentes, más eleva­das que las temporarias, se duplicaron durante elperíodo 2004­2009, colocando a los EEUU en eloctavo lugar dentro de una lista donde los únicospaíses no­limítrofes eran EEUU y China (Ministe­rio del Interior, 2009). Estas cifras, naturalmente,no incluyen aquellos que han permanecido en elpaís con visas expiradas que se estiman en va­rios miles de individuos.

Mi investigación con expats en Buenos Ai­res cruzó varias metodologías, incluyendo etno­

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grafía, encuesta, observación participante deeventos sociales y espacios donde concurren losexpats, análisis temático de los medios de difu­sión que cubren el fenómeno; análisis de datosestadísticos sobre los extranjeros en la Argentina;entrevistas con personal de la Embajada de losEstados Unidos en Buenos Aires, con líderes deorganizaciones de expats y con diversas cate­gorías de estadounidenses.

Veamos lo que cuentan algunas historiasde vida: Para Laura, las circunstancias condicio­nan la pertenencia a un país: nos cuenta “soy unapersona que de casualidad soy de los EstadosUnidos pero que elegí vivir en Argentina”. Mauri­cio se auto­identifica como “un ciudadano delmundo”, antes que un estadounidense. Annie,originaria de un país del Commonwealth estadou­nidense nos cuenta que se sentía como “una in­migrante cuando vivía en los Estados Unidos”pero en Argentina se siente estadounidense. YBettie nos asegura “no dejo de ser una estadou­nidense sólo por no vivir en los Estados Unidos”.

Cómo perciben los informantes a los Esta­dos Unidos mientras residen fuera de sus límitesgeográficos? Todos mis informantes expresaronestar insatisfechos con algunos aspectos de lacultura ó estilo de vida estadounidense. Porejemplo, Laura considera que la Argentina es unlugar “más amigable” para criar a los hijos y quelos Estados Unidos se volvió muy nacionalistadesde el 11 de Septiembre. Mauricio y Bettiepiensan que el trabajo les consume la vida a losestadounidenses, por lo cual pierden oportunida­des de hacer lo que realmente quieren hacer. An­nie usa su experiencia personal para manifestarsu preocupación sobre el racismo en los EstadosUnidos, particularmente hacia los Afroamericanosy los Latinoamericanos.

Estos datos llevan a reflexionar sobre dostemas relevantes al estudio de la migración: nospreguntamos si la conceptualización de la “otre­dad” y los procesos de articulación deberían re­pensarse en relación con la categoría demigrante. Pareciera ser que el expatriadoconstruye una identidad de extranjero antes dedejar los Estados Unidos ya que está más abiertoa experiencias fuera del país, lo que los hacesentirse diferentes de sus pares en los EstadosUnidos y a la vez disfrutar de esa diferencia. Sinembargo, es su vida cotidiana en el país de desti­no la que enmarca su identidad personal como

expatriados. Laura no se autodenomina expatria­da porque su empleador no la considera una ex­tranjera por estar casada con un argentino. Sinembargo, no se percibe como una argentina tam­poco, aunque su marido e hijos lo sean. Annieasocia la condición de expatriada con un mejornivel de vida ­ en Buenos Aires puede acceder aun departamento amplio, enviar a sus hijos a es­cuelas privadas y pagar una empleada domésti­ca. Para Mauricio y Bettie, la condición deexpatriados es una estrategia de marketing paralos negocios y el liderazgo organizacional. Sibien los informantes definen la condición de ex­patriado de diversas maneras, la sociedad mayorlos aglutina como estadounidenses y esto suavizalas diferencias étnicas y de clase que se les im­putan al vivir en los Estados Unidos ­ color de lapiel, origen nacional, clase social, etc. En resu­men, si los expats perciben diferencias socialesentre sí mismos cuando residen en los EstadosUnidos, cuando se desplazan al extranjero y lasociedad mayor los engloba como estadouniden­ses, ellos se identifican como miembros del mis­mo grupo. Es entonces cuando tienden areafirmar su condición de estadounidense co­nectándose entre sí, sea virtual o personalmente.

Cómo se relaciona la construcción de símismo que tiene el expatriado con su entendi­miento del “otro”? Cómo cambian las distintascategorías del “otro” cuando los estadounidensesestán residiendo en el extranjero? Y cómo im­pacta esta re­evaluación de sí mismos como“otro” en el imaginario de los expats dentro de losEstados Unidos? Dicho en otros términos: Quédiferencia existe entre un individuo originario deun país de acogida masiva al extranjero cuandoéste se muda a un país donde los flujos emigrato­rios resultan mayores que los inmigratorios? Có­mo se auto­percibe un individuo de un país“central”, como es usualmente caracterizado Es­tados Unidos, cuando reside en un país “no­cen­tral”, por decirlo de alguna manera? Cuáles sonlas semejanzas y diferencias entre un estadouni­dense y un boliviano en Argentina? Cómo juegala clase social y la etnicidad del individuo con losdiscursos políticos sobre la inmigración y la glo­balización? Habiendo crecido en los EstadosUnidos y experimentado la alteridad especial­mente a través de los grandes flujos inmigratorioshacia ese país, ¿cómo y en qué medida se perci­ben a sí mismos como "otros" cuando se encuen­

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tran en otras tierras? ¿Cómo se compara esaconstrucción del "yo­como­otro" con las experien­cias de la otredad que pudieran haber tenidomientras crecían en los Estados Unidos?

La motivación para dejar los Estados Uni­dos en una etapa específica del ciclo de vidatambién refleja la economía política global. Deeste modo, un joven profesional puede trasladar­se ya sea buscando un avance en su carrera ópara escapar a la recesión de los mercados detrabajo en países centrales, mientras que un tra­bajador de más edad podría decidir que los bene­ficios de su jubilación rinden más fuera quedentro de su país de origen. En cuanto la decisiónrefleja­ aunque sea en parte­ un cálculo económi­co, los estadounidenses en el extranjero son si­milares a los inmigrantes económicos en losEstados Unidos. Existen, sin embargo, dos dife­rencias importantes: los emigrantes estadouni­denses son predominantemente de clasemedia­alta y no se perciben como inmigrantes enel país de residencia.

Sugiero que el expatriado sólo cambia losprincipios básicos de la cultura de Estados Uni­dos para adaptarse a la vida cotidiana fuera delas fronteras territoriales del estado­nación sin in­tentar transformar su acervo cultural como condi­ción inherente a su incorporación a la sociedadmayor. Obviamente, el cambio mayor es vivir enuna cultura donde el castellano es el idioma ofi­cial de comunicación, lo que genera una preocu­pación por la educación bilingüe de los niños.Pero también los expats encuentran que puedendisfrutar de privilegios a los que no podrían acce­der en los Estados Unidos, como el poder adqui­sitivo necesario para contratar personaldoméstico. En cierto modo, el expatriado es unhíbrido entre turista, inmigrante y residente tem­porario. Consideremos las siguientes característi­cas: en primer lugar, hay un elemento de elecciónen la decisión de mudarse, es decir no existenfactores traumáticos de expulsión que provoquenla decisión de dejar el país de origen. Al contrario,la decisión parecería responder a la necesidad deexpandir horizontes trasladándose a otras geo­grafías como medio de auto­exploración. En se­gundo lugar, los expatriados parecen concebir suelección como transitoria­­ incluso cuando la es­tadía puede llegar a ser permanente, como ocurrecon el matrimonio y el tener hijos. La persistenciaen la utilización del término “expatriado” sugiere

un acomodamiento a las circunstancias de vidapresentes, a diferencia de la exigencia de la so­ciedad mayor a los inmigrantes, donde el mensa­je es que el compromiso a largo plazo predice elproceso de incorporación a la sociedad de desti­no. En otras palabras, no se concibe a un inmi­grante como un turista. Podrían ser “pájaros depaso”, como Piore (1979) conceptualiza a la po­blación migrante golondrina que cruza de Méjicoa los Estados Unidos durante las cosechas? Dehecho, en tanto residente temporario, tanto con­nacionales como anfitriones tienen expectativaslimitadas de integración, por ejemplo, con respec­to al dominio del idioma oficial en el país de desti­no o a la adopción de formas de vida locales.Reflexiones Comparativas

Sometamos estas características imputa­das a los expats a la comparación con otras cate­gorías de personas viviendo lejos de su país denacimiento. La primera similitud es con los inmi­grantes, en tanto muchos de ellos se aferran almito del retorno al país de origen a lo largo de suciclo de vida, independientemente de la duraciónreal de su estadía en el país de destino. Peroaquí es notable una diferencia ya que, si el inmi­grante concibe el retorno como una posibilidad afuturo, para los expatriados estadounidenses elretorno no es posibilidad sino certeza—ellos ha­blan de mudanzas, no de migraciones porque noimaginan que se les cierren las puertas en los Es­tados Unidos. A este respecto, los expatriadosparecerían parecerse más al personal profesionaly técnico de organizaciones internacionales óembajadas en los Estados Unidos, que constru­yen una idea de "hogar" como un lugar al que re­gresarán una vez que hayan terminado sucontrato de trabajo. A diferencia de la mayoría delos inmigrantes económicos en los Estados Uni­dos, el expatriado tiene una opción real de volvera su país de origen, incluso si ese regreso nuncase realizara; de hecho, en la medida en que elexpatriado no percibe su relocalización como unamigración, no puede entender la categoría de re­greso en la misma forma que la concebida por losinmigrantes.

Otro eje de comparación es con respectoa las expectativas sobre los modos de incorpora­ción a la sociedad de destino. El expatriado noes presionado por la sociedad de destino a con­

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cebir su propia cultura como una identidad a serdescartada, algo que les sucede a muchos inmi­grantes de clase obrera en los Estados Unidos yArgentina. Más bien, el expatriado considera ­­ yse le hace sentir ­­ que su cultura se asemeja a lacultura bonaerense de clase media y que es bien­venido. Los inmigrantes en los Estados Unidosson presionados a cumplir con las expectativasno­escritas de la sociedad mayor­­que su propiacultura es una carga, algo de lo que deben des­prenderse y remplazarla con la cultura del mains­tream, término que raramente es definidoclaramente. Debido a las diferencias señaladas,cuando el expatriado se muda al extranjero, sucultura de origen termina siendo una ventaja y nouna carga.

Estas consideraciones demuestran que eltema migratorio raramente indica una problemáti­ca individual sino que remite procesos de inter­cambio entre países receptores y emisores y, porende, a relaciones entre naciones interdepen­dientes aunque insertas en distintos momentoshistóricos, modelos de desarrollo, y desequilibriosde poder. El modelo tradicional en la investigaciónsobre la migración es el flujo laboral no calificadohacia países centrales. Para poder comprender ladinámica migratoria en toda su complejidad, de­bemos ampliar el modelo y estudiar inmigrantesen todos los espacios que ellos ocupen. El pro­yecto sobre los estadounidenses en la Argentinaque comparto aquí invita a repensar el campo delos estudios migratorios. Indagar sobre la com­posición y direccionalidad de los desplazamientosque estudiamos puede abrir nuevas formas depensar las teorías de incorporación a la sociedadmayor. Si los movimientos migratorios reflejan lasrelaciones entre Estados, tanto reales como ima­ginarios, la forma y expectativas de integracióndel migrante contribuyen al estudio del Estado,tanto emisor como receptor, ya que la inmigraciónen el país del destino equivale a emigración delpaís de origen.A Modo de conclusión

Me he explayado sobre tres casos de mi­gración internacional para ilustrar los procesos dearticulación social que entrelazan dimensioneslocales y globales de la movilidad humana. Laeconomía política y los marcos ideológicos queencuadran las políticas públicas condicionan las

formas de inserción posible de los nuevos inte­grantes a la población. En otras palabras, la es­tructura receptora delimita las alternativas deincorporación de los nuevos residentes, e influen­cia las construcciones de alteridad y afecta susentido de pertenencia. En cierta manera, sos­tengo que la incorporación del inmigrante a la so­ciedad mayor es en gran parte un tema político.

Aunque por supuesto existen variacionesal examinar cada caso especifico, podríamos es­grimir un modelo comparativo de incorporacióndel inmigrante basado en la articulación entre elestado­nación receptor y la población inmigrato­ria. El indicador central de ese modelo sería laideología política del estado­nación existente enel momento histórico de la llegada de la nuevapoblación. Cuáles son las expectativas de la so­ciedad mayor respecto de la incorporación de lasnuevas poblaciones? Esta pregunta está enmar­cada en consideraciones de espacio y tiempo, yremite a mecanismos de articulación social de ín­dole política: el inmigrante llega en un momentohistórico de un estado­nación, con una definiciónsituada de la alteridad reflejada en ideologías ypolíticas públicas que condicionaran los mecanis­mos de articulación posibles.

Si bien los tres casos son similares – sontodos inmigrantes internacionales—hay diferen­cias importantes en varios aspectos. Uno es laclase social: por ejemplo, no es un dato menorque los inmigrantes suizos, franceses, belgas yalemanes vienen como “farmers” mientras que losde Europa Oriental combinan alguna noción deagricultura con la de oficios manuales. Peroconsidero que la mayor diferencia entre los casoses la estructura social e ideología política respec­to de la alteridad en el momento histórico en quellega el extranjero. En el primer caso, los “gau­chos judíos” necesitaban hacer pública su arti­culación híbrida al gaucho, el referente de laargentinidad en 1910. Esta estrategia legitimabasu inserción como argentinos, elemento esencialpara su supervivencia: por un lado, las puertasdel retorno al lugar de partida estaban cerradaspara siempre y, por el otro, debían hacer frente anacionalismos xenofóbicos.

En el segundo caso, los inmigrantes aNueva York y Washington practican la transnacio­nalid“El proyecto municipal ahora mismo está to­dos los meses subiendo. ¿Cuando tú has vistouna persona mayor en un proyecto de la ciudad

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pagando 500 pesos?"“Estos son edificios vacíos…lo que quieren

es que la gente se mude para ellos arreglarlos ypedir 500 para arriba”.

“No se sabe a dónde va a parar El Barrioadestableciendo lazos simultáneamente con dos es­tados­nación, el de origen y destino. Pero el cre­cimiento de la inmigración latinoamericana nocalificada en los Estados Unidos se convierte enel blanco de presiones asimilacionistas por partede la sociedad mayor. Existen diferencias nota­bles, sin embargo, en cuanto la definición políticade los recién llegados: los puertorriqueños resi­dentes en Harlem, Nueva York son ciudadanosestadounidenses ­­aunque con restricciones im­puestas por el sistema del Commonwealth. Losinmigrantes provenientes de Latino América, Áfri­ca y Asia de los barrios marginales del área me­tropolitana de Washington, incluyen uncaleidoscopio de inclusión legal que incluye resi­dentes permanentes, refugiados e indocumenta­dos. A pesar de esta diversidad, la expectativa dela sociedad mayor es que utilicen mecanismoscomo la naturalización, el aprendizaje del idiomanacional y la participación electoral. Para los in­migrantes de mano de obra no calificada quecuentan con escasos recursos y residen en ba­rrios marginales, sin embargo, estos mecanismosno son fáciles de implementar dadas las estructu­ras de oportunidad vigentes (por ejemplo, losmercados de trabajo segmentados por ocupacióny etnicidad dejan poco tiempo para el estudio dellenguaje que les permitiría acceder a la ciuda­danía y por ende al voto).

Consideremos el tercer caso, los expats

estadounidenses. La sociedad mayor no tiene lasmismas expectativas de articulación social paraun quintero boliviano que alquila un puesto dentrode un supermercado coreano, que para un em­presario estadounidense que toma café en elStarbucks de Palermo Soho. Eso explica por quéalgunos segmentos de los estadounidenses resi­dentes en Buenos Aires son convocados por lasorganizaciones de expats, y otros se auto­definencomo “estadounidenses que viven en Argentina”aún después de años de permanencia en el país.Su nivel profesional coloca al expat en mejorescondiciones para competir en el mercado de tra­bajo. Pero es la percepción de tener todas laspuertas abiertas – tanto para regresar al país deorigen como para enraizarse en el de residenciaactual—y el no tener la presión de familiares en elpaís de origen que dependan del envío de reme­sas lo que contribuye a un mejor nivel de vida delexpat, no solo su poder adquisitivo y nivel deeducación formal. Sería interesante indagarmás profundamente en la clase social como indi­cador cultural.

En conclusión, hay tres factores que con­dicionan la articulación social del extranjero a lasociedad de destino al momento de llegada: suclase social en el lugar de origen; la política eideología sobre la alteridad en el lugar de destino;y las desiguales relaciones de poder entre lospaíses de origen y destino. Así, el fenómeno mi­gratorio, en toda su diversidad y complejidad,contribuye a la comprensión de los procesos dearticulación social del inmigrante pero es tambiénun mecanismo para comprender a la sociedad re­ceptora.

Notas* Profesora, Departamento de Antropología, University of Maryland , EEUU ([email protected])1 Alicia Bernasconi, Centro de Migraciones Latinoamericanas, Comunicación personal.BibliografíaBOIVIN, M., A, ROSATO, V. ARRIBAS 2004 Constructores de Otredad. Buenos Aires, Antropofagia.FABREGAS PUIG A. Y R.GUBER 2007 Chiapas en las notas de campo de Esther Hermitte. BuenosAires, Antropofagia.FREIDENBERG, J. 2000 Growing Old in El Barrio. New York, NYU Press._______ 2009 The Invention of the Jewish Gauchos: Villa Clara and the Construction of ArgentineIdentity. Austin, Texas University Press________2009 "Metodologías Etnográficas para el Estudio de los Expatriados Norteamericanos: UnaAproximación Exploratoria". Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos, vol. 6, pp. 219­234.

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