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ESTUDIOS DIGITAL 10 - AÑO 4, NÚMERO 10, NOVIEMBRE 2016 El Terremoto de 1976: la USAC y el estado de emergencia Luis Ricardo Contreras González 1 El Terremoto de 1976: la USAC y el estado de emergencia Luis Ricardo Contreras González 1 Resumen La presente investigación aborda la movilización de la Universidad de San Carlos de Guatemala para ayudar a la población guatemalteca, víctima de una de las catástrofes naturales de mayor envergadura que ha azotado al país: el terremoto de 1976. Para tal efecto se analiza el contexto político y económico de la época y se analizan aspectos de la ayuda brindada por los sancarlistas. Aspectos como la represión estatal, la colaboración de la universidad y el ejército, y el papel desempeñado por la Escuela de Historia, también son abordados Palabras Clave Terremoto, 1976, Guatemala, Universidad, represión Abstract This research approaches to the University of San Carlos de Guatemala’s mobilization to bring help to the victims of one of the biggest natural catastrophes in Guatemala: the earthquake of 1976. For that the political and economic context are analyzed to understand the aid provided by the students. Aspects such as state repression, the collaboration of the university and the army, and the role played by the Escuela de Historia are also addressed Keywords Earthquake, Guatemala, repression, Universidad de San Carlos de Guatemala Introducción El terremoto ocurrido en Guatemala el 4 de febrero de 1976, ha sido uno de los eventos naturales y sociales que mayor impacto han tenido en la historia reciente del país. Debido a este desastre, se configuraron toda una serie de dinámicas de migración y reconfiguración de los espacios humanos dentro del territorio guatemalteco. Las secuelas de dicho desastre, aún permanecen visibles en la geografía física y humana, treinta y nueve años después de sucedido; además, los efectos psicológicos derivados de vivir la catástrofe perduran entre los que se vieron afectados y vivieron tan extrema situación. 1 Pensum cerrado de la Licenciatura en Historia por la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Auxiliar de Investigación adscrito a la línea de Historia Visual bajo la dirección del Msc. Edgar Barillas, en el Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas (IIHAA) de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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El Terremoto de 1976: la USAC y el estado de emergencia

Luis Ricardo Contreras González1

Resumen

La presente investigación aborda la movilización de la Universidad de San Carlos de Guatemala para ayudar a la población guatemalteca, víctima de una de las catástrofes naturales de mayor envergadura que ha azotado al país: el terremoto de 1976. Para tal efecto se analiza el contexto político y económico de la época y se analizan aspectos de la ayuda brindada por los sancarlistas. Aspectos como la represión estatal, la colaboración de la universidad y el ejército, y el papel desempeñado por la Escuela de Historia, también son abordados

Palabras Clave

Terremoto, 1976, Guatemala, Universidad, represión

Abstract

This research approaches to the University of San Carlos de Guatemala’s mobilization to bring help to the victims of one of the biggest natural catastrophes in Guatemala: the earthquake of 1976. For that the political and economic context are analyzed to understand the aid provided by the students. Aspects such as state repression, the collaboration of the university and the army, and the role played by the Escuela de Historia are also addressed

Keywords

Earthquake, Guatemala, repression, Universidad de San Carlos de Guatemala

Introducción

El terremoto ocurrido en Guatemala el 4 de febrero de 1976, ha sido uno de los eventos naturales y sociales que mayor impacto han tenido en la historia reciente del país. Debido a este desastre, se configuraron toda una serie de dinámicas de migración y reconfiguración de los espacios humanos dentro del territorio guatemalteco. Las secuelas de dicho desastre, aún permanecen visibles en la geografía física y humana, treinta y nueve años después de sucedido; además, los efectos psicológicos derivados de vivir la catástrofe perduran entre los que se vieron afectados y vivieron tan extrema situación.

1 Pensum cerrado de la Licenciatura en Historia por la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Auxiliar de Investigación adscrito a la línea de Historia Visual bajo la dirección del Msc. Edgar Barillas, en el Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas (IIHAA) de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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La investigación se centra en la situación de emergencia producida por el terremoto y el papel que la Universidad de San Carlos de Guatemala desempeñó en la reconstrucción del país. Los estudiantes, catedráticos y trabajadores administrativos sancarlistas de la época se movilizaron ante la situación y fueron desplegados con el afán de ayudar a los sectores más necesitados, que ante la situación de emergencia fueron los mayormente afectados. (Seminario Multidisciplinario de Readecuación Académica 1976: 46-54)

Estudiar este hecho resulta de vital importancia para dignificar la memoria de quienes, en un contexto de desastre y emergencia, sumado al de represión estatal que se vivía durante los años de la guerra civil, salieron en ayuda, no solamente de los sectores sociales más necesitados, sino también de instituciones estatales.

Contexto

El terremoto de 1976 sucedió en un momento histórico en el que se destaca el ambiente de conflicto, producto de la guerra civil que durante treinta y seis años desgarró Guatemala, situación no ajena al contexto de confrontación internacional entre las principales potencias del globo, Estados Unidos de América (EUA) y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Al respecto de la situación política que se vivía en Guatemala para la época:

La palabra “confrontación” describe perfectamente el ambiente de la década de 1970 y primera mitad de la de 1980. Un período que muestra un campo de fuerza político, económico y social en el que se enfrentaron grupos sociales de diverso tipo que buscaban dar giros estratégicos a la sociedad guatemalteca frente a aquéllos [sic] que pretendían mantener el control de las reformas o de introducir obvias modificaciones al statu quo (Figueroa et al 2012: 201).

El ex ministro de la defensa de Carlos Arana Osorio, Kjell Eugenio Laugerud García, asumió la presidencia del país en 1974, en una táctica política en la cual el ministro de defensa del que fungía como presidente renunciaba y buscaba la presidencia, para así seguir manteniendo el control del Estado en manos del ejército.

Las elecciones que llevaron en 1974 a Kjell Laugerud García a la presidencia no estuvieron exentas de controversia provocada por el fraude electoral, práctica recurrente utilizada por los militares desde la caída de Árbenz, en 1954. El triunfo en 1974 le correspondía a Efraín Ríos Montt, candidato por la Democracia Cristiana, pero mediante el fraude, el ganador resultó ser el ex ministro de defensa y Ríos Montt fue alejado de la política guatemalteca al ser nombrado embajador en España.

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Una vez en el poder Laugerud García inició su gobierno buscando la legitimidad perdida a causa del fraude electoral, emprendiendo una serie de reformas que buscaban minar el apoyo que la oposición a su gobierno tenía, llegando a permitir “un grado de organización sindical y popular, no visto desde antes de ‘la liberación’ de 1954” (Ball, Kobrak y Spirer 1999: 23). La relativa calma en las persecuciones políticas y la violencia estatal que se vivió desde el inicio del nuevo gobierno hasta que sucedió el terremoto, propició que en la ciudad se fuera reconstruyendo poco a poco la oposición al gobierno, siendo ejemplo de esto que el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) siguiera operando en la clandestinidad, cabe mencionar, y dentro del seno del mismo se empezara a plantear la legalización del partido y la democracia como la vía de conquista del poder (Ball, Kobrak y Spirer 1999: 23).

Imagen 1

Asesinatos y desapariciones por año, década de 1970

Fuente: Patrick Ball, Paul Kobrak, Herbert Spirer, Violencia Institucional en Guatemala, 1960 a 1996: una reflexión cuantitativa, página 22.

En un contexto de reagrupamiento de las organizaciones sociales civiles es que sucede el terremoto de 1976. El esfuerzo por la reconstrucción del país y ayuda a los sectores que resultaron ser los más afectados, hizo que grupos de estudiantes universitarios entraran en contacto con la realidad guatemalteca y le dieran un nuevo impulso al conflicto, iniciándose lo que en la obra Historia General de Guatemala se menciona como “Tercera Fase” de la guerra civil:

El terremoto de 1976 causó grandes pérdidas humanas y materiales en el país. El esfuerzo de reconstrucción abrió espacios para la organización de la

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sociedad civil, especialmente por medio de sindicatos urbanos y rurales y de entidades indígenas. Ello restableció la beligerancia de los movimientos sociales que habían sido desmantelados en los años precedentes. […] Igualmente, se movilizaron organizaciones de estudiantes de secundaria y universitarios, en especial la Asociación de Estudiantes Universitarios, los habitantes de barrios marginales en el Movimiento Nacional de Pobladores, grupos de mujeres, etcétera. En poco tiempo, el espacio social se llenó con nuevos y beligerantes actores que planteaban luchas económicas y políticas contra el autoritarismo (Luján Muñoz 1997: 143).

Al momento del terremoto, se evidenció la profunda pobreza en la cual se veía sumido el país. El devastador efecto de la catástrofe fue evidente principalmente en los sectores pobres urbanos y rurales. Sin embargo, las élites exportadoras, en la primera mitad de la década de 1970, vivían cómodamente en una bonanza económica producto de “una serie de conmociones externas a Centroamérica, no todas las cuales fueron desfavorables; subieron los precios mundiales de productos básicos, lo que aumentó la rentabilidad de la agricultura de exportación” (Bulmer-Thomas 2011: 321).

Tabla 1

PIB per cápita, década 1970

AñoPIB per cápita (miles de

dólares)1970 416.71971 427.81972 4461973 4631974 467.31975 456.41976 478.91977 498.71978 507.61979 515.7

Fuente: Victor Bulmer-Thomas, La economía política de Centroamérica desde 1920, página 478.

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El terremoto dejó en evidencia la profunda desigualdad económica que se vivía en Guatemala, ya que los beneficios de la exportación de materias primas solamente favorecían a un pequeño sector conformado en su mayoría por la oligarquía agroexportadora, viéndose excluida el grueso de la población de los beneficios de la actividad económica. Al respecto, señala Carlos Navarrete (2008: 150): “Si la tierra mostró cruelmente la fuerza de su energía interior, también hizo aflorar la basura de la corrupción gubernamental, las extremas diferencias sociales y la miseria en que se debatía la mayoría de guatemaltecos.”.

El panorama económico que vivía la mayoría de la población para 1976 era el de crisis. La USAC señalaba que una minoría del 5 por ciento de la población percibía ingresos superiores a los Q12,000 anuales, mientras que el ingreso medio familiar era de Q300 anuales; el PIB per cápita de 1975 había sido inferior al de 1974 (ver tabla 1); la tasa de inflación entre 1973 y 1975 había subido un 60 por ciento, reduciéndose a la mitad el poder adquisitivo de la población, además de que para el momento del terremoto, los salarios mínimos llevaban 10 años sin sufrir cambios, mientras los precios de los productos básicos subían (Alero 21 1976: 34-35).

El Terremoto

Pongan atención señores

lo que les voy a contar

el día cuatro de febrero

en Guate empezó a temblar.

Las tres de la madrugada

marcó la hora fatal,

mi nación fue derrumbada

desde’l pelo al carcañal (Navarrete 1987: 129).2

Guatemala es un país altamente sísmico, la confluencia de tres placas tectónicas principales (Placa de Norteamérica, Placa del Caribe y Placa de Cocos), aunada a multitud de placas de menor importancia pero muy activas, favorecen la alta actividad telúrica. A través de la

2 Corrido del Terremoto de 1976 publicado por Wilfrido Valenzuela (ver anexo 1).

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historia son varios los ejemplos de terremotos devastadores; el terremoto de 1773 conocido como el de Santa Marta que obligó al traslado de la capital del antiguo Reino de Guatemala, o los terremotos de 1917-1918 que destruyeron mucha de la infraestructura del país, son solamente dos ejemplos de los muchos fenómenos geológicos que han azotado al país (terremotos, huracanes, erupciones volcánicas).

Imagen 2

Placas tectónicas que atraviesan Guatemala

Fuente: http://www.insivumeh.gob.gt/geofisica/indice%20sismo.htm (Consultado 4 de mayo de 2015).

El terremoto de 1976 sucedió el 4 de febrero a las tres de la madrugada mientras la mayoría de la población dormía. Tuvo una magnitud de 7.5 grados en la escala de Richter y una duración aproximada de 49 segundos, el epicentro fue localizado cerca de Los Amates, en el departamento de Izabal, siendo provocado por la Falla del Motagua, una de las fallas secundarias que se localizan en Guatemala y que corre a lo largo del río del mismo nombre.

La catástrofe natural aunada a la pobreza en la que vivía la mayoría de la población, provocó una calamidad social de grandes proporciones, sobre todo en los sectores tradicionalmente excluidos de Guatemala: los campesinos y los indígenas. Las áreas rurales, fueron las más afectadas, siendo Chimaltenango uno de los departamentos más duramente castigados por el embate de la naturaleza (Alero 21 1976: 10).

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Antigua, Patzún, Sumpango,

fueron realmente destruidos,

lo mismo Chimaltenango,

tierra de desposeídos (Navarrete 1987: 129-130).

Ante la magnitud de lo ocurrido, diversos sectores se vieron envueltos en la ayuda destinada a la reconstrucción, el Estado, la ayuda extranjera, iglesias y clubes, y para el caso del presente estudio, la Universidad de San Carlos de Guatemala. La participación de la USAC evidenció otra arista de la catástrofe, la social. A partir de los comunicados de prensa y de las revistas de la universidad, se aprecia una constante denuncia de las paupérrimas condiciones de vida de la mayoría de los guatemaltecos.

La respuesta de la USAC ante la emergencia

En las casas derrumbadas

hubo mucha soledad

hasta llegar las brigadas

de nuestra Universidad.

La gente por un momento

tuvo el corazón deshecho,

pero les llegó de aliento

la brigada de Derecho (Navarrete 1987: 130).

La magnitud de un desastre natural, tal y como lo es un terremoto, se puede percibir con toda su fuerza en la catástrofe social y humanitaria que provoca, al respecto de las diferentes dimensiones de los desastres Edgar Mendoza (2013) apunta que:

El mundo es cada vez más una sociedad en riesgo tanto para sus habitantes como para su entorno ambiental, social y cultural. Sin embargo, también existen riesgos que no tienen propiamente relación con los desastres ambientales, aunque a veces sí. Me refiero a los riesgos sociales y culturales

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que afectan a los diversos grupos sociales a nivel mundial que poseen tradiciones culturales, prácticas sociales, imaginarios colectivos, socialización de nuevos elementos, patrimonios arqueológicos, leyendas, mitos, rituales, historias etc. que pueden estar en peligro de desaparecer, sea por conflictos políticos, desastres naturales, genocidio, industria o la globalización.

Tal y como se ha venido analizando, la sociedad guatemalteca profundamente desigual y empobrecida sufrió el terremoto en una manera totalmente disímil, los sectores pobres y excluidos cargaron con todo el peso de la furia natural, mientras la pequeña elite económica pudo seguir con normalidad el desarrollo de sus actividades.

La Universidad de San Carlos de Guatemala, única universidad estatal, se volcó en ayuda de los sectores más golpeados por el desastre, el mismo 4 de febrero. Se llevaban a cabo las primeras movilizaciones de la USAC en los departamentos de Guatemala, Sacatepéquez y Chimaltenango, teniendo como tarea prestar primeros auxilios a los más necesitados de los poblados (Alero 21 1976: 55).

Ese mismo día se constituía el “Comité de Emergencia de la Universidad de San Carlos”, siendo coordinado por el rector Roberto Valdeavellano. Las comisiones que constituyeron el comité fueron las siguientes: organización, asistencia médica, transporte, servicios de descombramiento, ayuda en servicios a la población, víveres ropa y medicinas, atención a los damnificados de la universidad, servicios de secretaría y mensajería del Comité y la comisión de información (Alero 21 1976: 55).

Un día después del terremoto, la universidad contaba con brigadas en los municipios de San Juan Sacatepéquez, San Pedro Sacatepéquez, Palencia, San José del Golfo, San Lucas, Santa María, Santa Lucía, San Bartolomé, Patzún, Patzicía, Tecpán, Santa Cruz Balanyá, San José Poaquil, San Juan Comalapa, San Martín Jilotepeque, Zaragoza, Parramos, Chimaltenango, Sumpango, El Tejar, Joyabaj y el Jícaro (Alero 21 1976: 55), lo que muestra la amplitud del espacio geográfico que las brigadas humanitarias cubrieron en poco tiempo; siendo su misión la de descombrar, enterrar a los muertos, evacuar heridos y tratamiento médico de primeros auxilios, además de abastecer con víveres y ropa a los necesitados. Las brigadas estaban compuestas por “prácticamente estudiantes de todas las Facultades” (Alero 21 1976: 55). Así mismo la universidad comunicaba que para llevar a cabo la descomunal tarea de ayuda humanitaria “ha provisto a sus brigadas de la alimentación individual, transporte y gasolina.”(Alero 21 1976: 56)

Si bien es cierto que mucha de la ayuda prestada por la universidad se llevó a cabo en las áreas rurales, las más afectadas, también se priorizaron sectores de la ciudad capital que de igual manera fueron duramente golpeados por el sismo. En el informe del Comité de Emergencia de la Universidad de San Carlos de Guatemala se refiere que el servicio de las brigadas en la

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capital se empezó a prestar el día 5 de febrero, considerando de vital importancia detectar los lugares donde no había agua, y para tal efecto se abastecieron las brigadas de “toneles, tambos y bolsas de polietileno y utilizando los depósitos de agua que se pusieron a la disposición de la Universidad la repartieron en las zonas afectadas, con todos los vehículos de que se pudo hacer uso” (Alero 21 1976: 55). El reparto de agua fue realizado por los universitarios hasta que se normalizó el servicio del vital líquido en la capital.

Hacia el 18 de febrero la Universidad había repartido 180,000 libras de granos básicos, 15,000 libras de cal, 2,400 libras de carne, 9 cajas de tomate, 5,000 naranjas y 1,200 bolsas de alimentos para una familia por 3 días; en cuanto a ropa se habían repartido 4,000 frazadas, 300 sábanas y lonas, 18 carpas para 6 personas, 22 catres, 20 lámparas de gas, 15 hamacas y 700 bolsas de capacidad de un quintal de ropa equivalentes a 10,000 prendas (Alero 21 1976: 56).

Imagen 3

Publicación de prensa donde se destaca la labor de los universitarios

Fuente: La Nación, 26 de febrero de 1976, páginas 14-15.

Ya dentro del marco de reconstrucción del país, fue importante la participación de la Facultad de Ingeniería en la experimentación y luego elaboración de un material de construcción conocido como “Terracreto” para cuya elaboración se utilizaban diez partes de tierra y una de

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cemento, dando como resultado un material de construcción del tamaño de un “ladrillo de barro cocido o tayuyo”, similar al adobe, pero mucho más resistente a los sismos (Alero 21 1976: 65). La utilización de este material para la reconstrucción de poblados está documentada tanto en la Revista Alero de la Universidad de San Carlos, como en la Revista Cultural del Ejército, en el artículo “La Universidad y El Ejército” (1976: 55), en la cual se hace alusión al trabajo en conjunto de estudiantes de la Universidad de San Carlos y miembros del Ejército de Guatemala. Para el caso específico de Santo Tomás Milpas Altas se señalaba que:

En el pueblo se ha puesto a funcionar una fábrica de “terracreto” que es un nuevo material de construcción, al parecer descubierto en el Perú, y compuesto de tierra, con cemento, el cual se fabrica en pequeñas máquinas movidas por la fuerza del hombre. Con ese material se han empezado a construir las 199 casas que se destruyeron en el pueblo durante el terremoto.

Otro de los aspectos en los cuales la universidad centró esfuerzos fue en velar porque se respetaran las condiciones mínimas de vida de los guatemaltecos, específicamente en lo que a alimentación se refiere, ya que la casa de estudios presentó un anteproyecto de ley con el cual se buscaba controlar los precios de los “alimentos básicos”, evitando la especulación que ante la situación de emergencia se preveía por parte de comerciantes inescrupulosos. Los alimentos considerados eran: el maíz, el frijol, el arroz, el azúcar, las legumbres, los huevos, la carne y el aceite, entre otros. El anteproyecto proponía que quienes transgredieran la ley que se presentaba, fueran sancionados con Q10,000 y arresto de 15 días inconmutables(Control de precios básicos propone la Universidad 1976: 2).

La Escuela de Historia y el Patrimonio Cultural

Cabe destacar que los esfuerzos de la USAC no se vieron encaminados únicamente a la atención de los guatemaltecos que sufrían, sino también se dedicó a recuperar y a salvaguardar el patrimonio histórico del país. El 21 de febrero se hacía eco en los medios de comunicación escrita de que “36 iglesias y otros monumentos quedaron dañados en Antigua”, y la universidad contestaba que proponía que la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), participara en la planificación técnica que salvaría los monumentos dañados. Así mismo señalaba que “la Universidad está presta a colaborar, través de su Escuela de Historia y de las facultades de Arquitectura e Ingeniería” (36 iglesias y otros monumentos quedaron dañados en Antigua 1976: 5).

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Lo anterior es importante de señalar ya que la joven Escuela de Historia, con solo dos años como unidad académica separada de la Facultad de Humanidades, al momento de suceder el terremoto, fue clave en la protección y restauración del patrimonio cultural dentro del mandato que le corresponde a la Universidad de San Carlos de Guatemala (Alero 21 1976: 72). El desempeño de la Escuela de Historia le valió tener una amplia sección en la Revista Alero No. 21, edición de la revista de la universidad dedicado completamente a divulgar el trabajo realizado por esta institución en los procesos de reconstrucción. Los programas de recuperación del patrimonio que se crearon en la Escuela de Historia, a partir del Seminario para la Reconstrucción Nacional, fueron: Programa de Arqueología, Programa de Antropología y Ciencias Sociales, Programa de Educación, Programa de Archivos y Bibliotecas, y el Programa de Monumentos Coloniales y Bienes Artísticos de la Nación (Alero 21 1976: 73).

Imagen 4

Estado del Archivo General de Centro América luego del terremoto. Estudiantes de la Escuela de Historia se dieron a la tarea de recuperar y

reordenar el archivo

Fuente: Revista Alero No. 21, página 84.

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Reflexión Final

El terremoto fue un fenómeno natural que evidenció la profunda desigualdad de la sociedad guatemalteca. La universidad lo denunció reiteradas veces a lo largo de la campaña de ayuda que emprendió en beneficio de la población más afectada. Esta desigualdad está evidenciada sobre todo en las áreas rurales, las más afectadas por el sismo, y en las consecuencias mortales que dejó la catástrofe en los departamentos del interior de Guatemala.

La universidad movilizó prácticamente a todas las facultades y escuelas para el beneficio de la población. La activa ayuda universitaria dejó una profunda huella en las personas a las que auxilió, además de que puede ser estudiada a partir de las múltiples menciones que en los periódicos de la época se hace de la valiosa contribución sancarlista.

La ayuda prestada por la universidad hizo que muchos de los estudiantes involucrados tomaran una mayor conciencia de la sociedad a la que pertenecían, y al estar en contacto con la extrema situación de pobreza evidenciada por el desastre, tomaran una posición política, muchas veces radical. Esto alimentó a los movimientos guerrilleros que para la época estaban en franca reconformación, evidenciándose lo anterior en el repunte de la violencia que a partir del terremoto se demuestra en el actuar del Estado represivo imperante para la época.

Este estudio abre nuevas preguntas de investigación que se pueden profundizar con mayor detalle en el actuar de una de las instituciones que más se ha identificado con el oprimido pueblo guatemalteco.

Referencias bibliográficas

“36 iglesias y otros monumentos quedaron dañados en Antigua” La Nación, Guatemala, 21 de febrero de 1976, pp. 5.

“Control de precios basicos propone la Universidad” La Nación, Guatemala, 23 de febrero de 1976, pp. 2.

“La Universidad y El Ejército” (1976). Revista Cultural del Ejército, Volúmenes 4–5, Enero, Marzo y Abril, Junio, Año II, 1976, Guatemala: Editorial del Ejército.

“Seminario Multidisciplinario de Readecuación Académica” (1976). Revista Alero, Tercera Época, No. 21, Noviembre – Diciembre 1976, Guatemala: Editorial Universitaria.

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Ball, Patrick; Kobrak, Paul; Spirer, Herbert (1999) Violencia Institucional en Guatemala, 1960 a 1996: una reflexión cuantitativa, EEUU: AAAS.

Bulmer-Thomas, Victor (2011) La economía política de Centroamérica desde 1920, Guatemala: Serviprensa.

Figueroa Ibarra, Carlos; Tischler Visquerra, Sergio; Taracena Arriola, Arturo; Álvarez Aragón, Virgilio y Urrutia Edmundo Editores (2012). Guatemala: Historia Reciente (1954 -1996) Tomo I Proceso político y antagonismo social, Guatemala: FLACSO.

Luján Muñoz, Jorge (Dir. Gral.) (1997) Historia General de Guatemala, Tomo VI, Época Contemporánea: De 1945 a la actualidad, Guatemala: Asociación Amigos del País.

Mendoza, Edgar S. G. (2013). “Los riesgos sociales-culturales y los imaginarios sociales”, Revista Estudios Digital, No. 1, Octubre, Guatemala: Instituto de Investigaciones Históricas, Arqueológicas y Antropológicas. (http://sitios.usac.edu.gt/revistahistoria/index.php?id=47 (Consultado 10 de mayo de 2015)

Navarrete, Carlos (2008). “El Terremoto de 1976 y la Escuela de Historia (USAC)”, Revista Estudios, Guatemala: Instituto de Investigaciones Históricas Antropológicas y Arqueológicas, Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.

______________ (1987) El romance tradicional y el corrido en Guatemala, México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Autónoma de México.

Revista Alero (1976) Tercera Época, No. 21, Noviembre – Diciembre 1976, Guatemala: Editorial Universitaria.

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Anexos

Anexo 1

CORRIDO DEL TERREMOTO DE 1976

Pongan atención señores

lo que les voy a contar

el día cuatro de febrero

en Guate empezó a temblar.

Las tres de la madrugada

marcó la hora fatal,

mi nación fue derrumbada

desde’l pelo al carcañal.

Muchos salieron corriendo

para la vida salvar,

otros quedaron durmiendo

para jamás despertar.

Muchos gritaron en coro:

¡Ay, Santo Dios, Santo Fuerte!

pero el señor sin desdoro

no los salvó de la muerte.

Cayó la ciudad en piezas

con el temblor malhadado,

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cayeron también iglesias

sin dejar santo parado.

Del interior van llegando

noticias en tanatón

pues la sierpe fue regando

a su paso destrucción.

De Quiriguá a Mixco Viejo

quedó mi patria partida,

yo me he quedado perplejo

con el alma adolorida.

Antigua, Patzún, Sumpango,

fueron realmente destruidos,

lo mismo Chimaltenango,

tierra de desposeídos.

Zacapa, Gualán, El Rancho,

y El Progreso cabecera

cayeron a todo el ancho:

Oriente no es lo que era.

En las casas derrumbadas

hubo mucha soledad

hasta llegar las brigadas

de nuestra Universidad.

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La gente por un momento

tuvo el corazón deshecho,

pero les llegó de aliento

la brigada de Derecho.

Hambre, llantos y dolor

nuestra gente está sufriendo;

pero es grande ya el clamor

de un pueblo que está surgiendo.

Calmándose el temblorón

hubo ladrón avispado

que se robó hasta el balcón

del capitán Maldonado.

Muchos se murieron juntos

a las tres de la mañana,

pero hubieron más difuntos

en el gobierno de Arana.

Allí estaba el presidente

con los del’Anacafé

baboseándose a la gente

con “¡Guatemala está de pie!”

¡En pie será mi sombrero!

el hombre ha sido explotado

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por criollo y por extranjero,

ya de eso está muy cansado.

Ajena a la situación

la iniciativa privada

no dio colaboración

ni dio pura rebanada.

El Comité Nacional

ayudas acaparó

y partiéndose el tamal

todito se lo robó.

Por adinerarse más

entre ricos hay disputa

y no nos dejemos más

de tanto hijo’e la gran puta.

Aprovechando el momento

creció más la represión

y boinas verdes sin cuento

matan a la población.

Con grande preocupación

y ante situación tan grave

se vio a la Liberación

que asesinó al Chino Andrade.

ESTUDIOS DIGITAL 10 - AÑO 4, NÚMERO 10, NOVIEMBRE 2016El Terremoto de 1976: la USAC y el estado de emergenciaLuis Ricardo Contreras González

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Hay mucho hogar enlutado,

hambre, miserias y llanto,

pero el pueblo ha levantado

de la libertad el canto.

Anexo 2

Imágenes de periódicos de la época en las que se evidencia la participación de la Universidad de San Carlos de Guatemala en el momento de emergencia.

El Imparcial 13 de febrero de 1976

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El Imparcial 16 de febrero de 1976

El Imparcial 27 de febrero de 1976