Estudios Culturales

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Tanto en Williams como en Thompson se advierte una misma visión de la historia, construida a partir de las luchassociales y de la interacción entre cultura y economía y en la que la noción de resistencia a un orden impuesto por el «capitalismo como sistema» es fundamental. Pag 41 La puesta en marcha del CCCS se hará lentamente. Expresado por Hoggart en una conferencia de 1964, el proyecto del centro es claro. Reivindica explícitamente el legado de Leavis. Quiere utilizar métodos y herramientas de la crítica textual y literaria mediante el desplazamiento de la aplicación de las obras clásicas y legítimas hacia los productos de la culnura de masas, hacia el universo de las prácticas culturales populares. Aunque, pese a estar asociado a una universidad, el centro quedará marcado desde sus comienzos por la marginalidad institucional en que vivió la generación de los padres fundadores. Los recursos financieros del equipo son tan limitados que Hoggart tiene que solicitar el mecenazgo de la editorialPenguin para algunas inversiones y la contratación de Stuart Hall, que le sucederá en 1968 pag48 dentro de una problemática del poder, resulta necesario un conjunto de interrogantes teóricos y de conceptos. Cuatro de ellos ocupan un lugar estructurante. En primer lugar, la noción de ideología: forma parte del legado marxista en el que bebe la mayoría de los investigadores de esta corriente. Pensar en los contenidos ideológicos de una cultura no es más que comprender, en un contexto determinado, en qué medida los sistemas de valores, las representaciones que contienen, intervienen para estimular procesos de resistencia o de aceptación del statu quo, en qué medida discursos y símbolos le otorgan a los grupos populares una conciencia de su identidad y de su fuerza, o participan del registro «alienante» de la aquiescencia a las ideas dominantes. Pag61

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Tanto en Williams como en Thompson se advierte una misma visin de la historia, construida a partir de las luchassociales y de la interaccin entre cultura y economa y en la que la nocin de resistencia a un orden impuesto por el capitalismo como sistema es fundamental. Pag 41

La puesta en marcha del CCCS se har lentamente. Expresado por Hoggart en una conferencia de 1964, el proyecto del centro es claro. Reivindica explcitamente el legado de Leavis. Quiere utilizar mtodos y herramientas de la crtica textual y literaria mediante el desplazamiento de la aplicacin de las obras clsicas y legtimas hacia los productos de la culnura de masas, hacia el universo de las prcticas culturales populares. Aunque, pese a estar asociado a una universidad, el centro quedar marcado desde sus comienzos por la marginalidad institucional en que vivi la generacin de los padres fundadores. Los recursos financieros del equipo son tan limitados que Hoggart tiene que solicitar el mecenazgo de la editorialPenguin para algunas inversiones y la contratacin de Stuart Hall, que le suceder en 1968 pag48

dentro de una problemtica del poder, resulta necesario un conjunto de interrogantes tericos y de conceptos. Cuatro de ellos ocupan un lugar estructurante.En primer lugar, la nocin de ideologa: forma parte del legado marxista en el que bebe la mayora de los investigadores de esta corriente. Pensar en los contenidos ideolgicos de una cultura no es ms que comprender, en un contexto determinado, en qu medida los sistemas de valores, las representaciones que contienen, intervienen para estimular procesos de resistencia o de aceptacin del statu quo, en qu medida discursos y smbolos le otorgan a los grupos populares una conciencia de su identidad y de su fuerza, o participan del registro alienante de la aquiescencia a las ideas dominantes. Pag61

La referencia a la ideologa conduce a la temtica de la hegemona, formulada por el terico marxista italiano Antonio Gramsci en los aos treinta. Aunque comparte la idea de quelas ideas dominantes son las ideas de la clase dominante, Gramsci tambin se dirige a las mediaciones a travs de las que funcionan esta autoridad y esta jerarqua e incorpora el papel de las ideas y de las creencias como soporte de alianzas entre grupos sociales. La hegemona es fundamentalmente una construccin del poder a travs de la conformidad de los dominados con los valores del orden social, con la produccin de una voluntad general consensual. Se comprende entonces la atencin que la nocin gramsciana sugiere prestar a los medios de comunicacin pag61

La frecuente utilizacin del trmino resistencia conduce a una tercera referencia conceptual y pone en entredicho la especificidad del poder cultural que pueden ejercer las clases populares. La borrosa nocin de resistencia sugiere ms un espacio de debate que un concepto acotado. Por un lado, lejos de ser unas consumidoras pasivas, unas idiotas culturales, por utilizar la expresin del antroplogo Cliffcrd Geertz (1973), las clases populares ponen en juego un repertorio de obstculos a la dominacin. Se trata del conflicto social, pero tambin de esa indiferencia prctica ante el discurso, que Hoggart denominaba consumo indolente. Tambin podra tratarse de los efectos de la burla, de la mala conciencia, del acondicionamiento de microespacios autnomos o festivos (S. Cohen y Taylor, 1976). El problema que subyace en la nocin de resistencia es el que plantea, en el mbito de los movimientos sociales, la pregunta de las armas de los dbiles (Neveu, 2002a).Slo son dbiles armas? Atestiguan un potencial de accin autnomo. Pero acaso no estn condenadas a una postura meramente defensiva, a xitos parciales y provisionales, a oscilar entre el gol del honor o el corte de mangas, sin poder invertir las relaciones de fuerzas? Hebdige expresa' esta ambivalencia cuando advierte de que las subculturas no son ni simple afirmacin ni rechazo, ni "explotacin comercial",ni "autntica revuelta" [...l. Se trata, a la vez, de una declaracin de independencia, de alteridad, de intencin de cambio, de rechazo del anonimato y de estatus subordinado. Es una insubordinacin. Y se trata, al mismo tiempo, de la confirmacin del hecho mismo de la privacin de poder, de la celebracin de la impotencia (1988, pg. 35).Por ltimo, entre lneas, se perfila la problemtica de laidentidad. A medida que la dinmica de los trabajos superpone sobre las clases sociales variables tales como generacin, gnero, etnicidad o sexualidad, pasa a ocupar un lugar estratgico todo un cuestionamiento sobre el modo de constitucin de los colectivos, una creciente atencin a la forma en que los individuos estructuran subjetivamente su identidad

Fundamentalmente, el pecado original de los estudios culturales obedece a su dficit de inters por la historia y por la economa pag 69

Se esboza entonces una triple superacin. La de un estructuralismo que se limita a hermticos ejercicios de deseodificacin de textos. A travs de Gramsci, la de las versiones mecanicistas de la ideologa dentro del marxismo. La de la sociologa funcionalista norteamericana de los medios: frente al mecanismo del modelo estmulo-respuesta, se perfila un inters por las repercusiones ideolgicas de los medios, por las respuestas dinmicas de las audiencias. Alcanzar su plenitudDurante los aos ochenta, en un pagontexto poltico muy distinto. Pag77