Estudios Biblicos de Cash Luna
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Elementos que hacen crecer nuestra fe
Para obtener lo que deseamos necesitamos tener certeza de lo que queremos, proclamar con nuestra boca que lo recibiremos, además de tener virtud, conocimiento y certeza.
La medida de fe que Dios te dio puede crecer si la cuidas. Es como la semilla de mostaza que llega a ser un árbol frondoso porque sabe que tiene la capacidad de lograrlo a pesar de estar diseñada para ser un arbusto. Lo mismo sucede con nosotros cuando aprendemos de la fe a través de la Palabra. Hay elementos que nos ayudan a incrementar nuestra fe. Son como ingredientes para cocinar la receta perfecta.
Debes conocerlos para buscarlos y además, poder explicar a quien te pregunte en qué cosiste la fe y cómo se puede obtener.Valiente, esforzado y con certeza
El primer elemento es ser valiente y esforzado. Hebreos 11 nos recuerda que la fe es certeza de lo que se espera y convicción de lo que no se ve. Además, está marcado como el testimonio de quienes creyeron y demostraron que se puede recibir un milagro. Moisés, Abraham, Josué y David recibieron el consejo de ser valientes y esforzados. En su concepto original, el hombre valiente es “el justo que cree”, no es el impulsivo que pelea sin razón.
Sólo quien espera algo puede buscar certeza. ¿Qué quieres específicamente de Dios? ¿Una casa, un carro, un viaje, una boda? El que no espera nada, no obtiene nada porque es imposible tener convicción y certeza de que se cumplirá un deseo que no existe. Asegúrate de saber claramente lo que anhelas y decírselo al Señor. La palabra “certeza” significa: “plena posesión de la verdad correspondiente al conocimiento perfecto”. Para obtener por fe debes saber perfectamente lo que esperas y tener plena certeza de lo que quieres.
La fe provoca que el conocimiento nos alimente, por eso es importante conocer las promesas del Señor. Los que quieren una casa, deben buscar una foto y ponerla frente a su cama para verla y desearla todos los días al levantarse y acostarse. Si deseas ir de viaje a ver a tu familia, pon frente a tu cama una foto de ellos y del
lugar donde están con la convicción de que pronto los verás.
Certeza que viene de la sabiduría del Señor
1 Corintios 2:3-5 dice que nuestra fe debe estar fundada en la sabiduría y poder de Dios. Si deseas tener certeza de tu fe debes convencerte de que no obtendrás bendiciones por tu profesión, dones o capacidad sino por la bondad del Señor. Solamente la sabiduría que viene del conocimiento de la Palabra da certeza.
Al organizar la cruzada en New York, visitamos a los pastores anfitriones que nos llevaron a un auditorio con capacidad para unas 3,000 personas. Yo les dije que deberían creer por más y con cierto temor nos llevaron a conocer un lugar con capacidad para 20,000. Finalmente ejercitamos nuestra fe y juntos la hicimos crecer hasta tener la capacidad de ver ese auditorio abarrotado de gente bendecida por el poder de Dios. Tenemos un reto y lucha que implica valentía, esfuerzo y certeza.
Certeza que provoca hablar bendición
2 Corintios 4:13 nos de otra clave al decir que debemos hablar lo que creemos. Cuando se trata de hablar bendición, tenemos derechos a ser bocones llenos de fe. Si le crees a Dios y estás fundamentado en la sabiduría y el conocimiento de las Escrituras, habla, siente y ve con ojos de fe el carro, el viaje y la casa que ya tienes en el futuro. Deja de ya las quejas y maldiciones porque las palabras de temor no agregan conocimiento ni valentía.
Conoce las promesas de Dios para tener de qué hablar. Si no sabemos que por Jesucristo que murió y resucitó al tercer día somos salvos, no podemos ejercer la promesa de la salvación. Si no sabemos que Él se hizo pobre para hacernos ricos, no podemos ser bendecidos de forma sobrenatural. Lee la Palabra y créela para tener el conocimiento de la fe.Virtud que hace crecer la fe
2 Pedro 1: 5 aclara que debemos añadir virtud y conocimiento a nuestra fe para superar la adversidad. Virtud es poder interior que permite al hombre llevar a término las decisiones correctas en las situaciones más adversas para cambiarlas a su favor.
Pídele al Señor que incremente tu fe y te lleve a una dimensión
sobrenatural. Sé valiente y esforzado para confesar al mundo y al mismo Satanás lo que obtendrás de Dios. Él no envía pruebas para reforzar tu fe. Las dificultades simplemente son tu oportunidad para creer y demostrar que estás listo para recibir. Nuestro Padre Celestial nunca desea mal para Sus hijos. Él te desea lo bueno, ¡ejercita tu fe para ver Sus maravillas!
La integridad más valiosa que el oroLa fidelidad al Señor y tu buen nombre son como joyas preciosas que debes guardar. Recuerda que todo lo puedes en Cristo Jesús.
Por: Pastor Cash Luna, julio 26, 2009
Hay cosas mejores que el oro. La fe y la
sangre de Jesús son dos de ellas. Si estás
pasando por alguna dificultad financiera,
concéntrate en lo que tienes y deja de
lamentarte por lo que perdiste. Cuando el
bienestar económico peligra, sólo la
confianza en Dios y Su gracia incorruptible
pueden ayudarte.
Eclesiastés dice que el dinero es escudo, por
eso cuando lo perdemos nos sentimos
desprotegidos, pero recuerda que el Salmo
144:2 dice que Dios es nuestro escudo y
definitivamente es más poderoso que todo el
dinero del mundo. Así que no temas porque la promesa es que no hay justo
desamparado ni su simiente que mendigue el pan.
Buen nombre
Proverbios 22:1 dice: De más estima es el buen nombre que las muchas
riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro.
Proverbios 22:1 (Biblia al Día) dice: Si tienes que elegir, prefiere el buen
nombre a las muchas riquezas; porque ser tenido en buena estima es mejor
que la plata y el oro.
Tu nombre vale más que el dinero y es lo único que te identifica, incluso
cuando mueras. Los nombres Nerón, Hitler, Bin Laden o Sadam Hussein no
inspiran porque son sinónimos de maldad y nadie quisiera llamar a sus hijos
así. Muchos utilizan los nombres bíblicos para su descendencia como
amuletos de buena suerte. Esto tampoco es bueno pero nos indica que el
nombre tiene un valor que debemos cuidar. Tal vez tu hija se llama Ester
pero ya ha tenido varios novios durante el año, también hay muchos
hombre llamados Jesús en la cárcel. Un nombre se construye con las
acciones de quien lo posee. No te confundas.
Mi madre me puso Carlos porque es el nombre de rey pero eso no me hizo
quien soy. A pesar de mi nombre tan bien escogido, terminé con varios
apodos. Me llaman Cash porque así pronunciaba mi propio nombre cuando
era niño. También me llamaban gato porque en un trabajo que tenía era
muy servicial. Sin importar de qué forma me llamen, tengo una imagen
sólida respaldada en mi comportamiento íntegro. Todos los nombres tienen
un significado que debemos construir con obras. La oración del padre
nuestro dice: “santificado sea Tu nombre” porque es importante honrar a
Dios a través de nuestra vida santa y entregada a Él.
No arriesgues tu nombre comprometiéndolo en negocios poco honorables.
Si fracasas y además manchas tu imagen, tendrás que irte y empezar de
nuevo en otro lugar donde no te conozcan. Busca que tu nombre sea
sinónimo de puntualidad, honradez y buena conducta. De esta forma serás
respetado y aunque pierdas todo, podrás levantarte. Un banco asume el
riesgo de dar crédito solamente a quienes tengan buen récord y
demuestren la integridad de su nombre.
Construye el nombre de tu empresa y familia, fortalécelos con valores y
principios. Esa es la mejor herencia y capital que puedes dar a tus hijos.
Nunca te asocies con alguien que tenga mal nombre. Acércate a esas
personas solamente para compartirles la Palabra. Si has manchado tu
nombre, recuerda que Dios puede restaurarte con Su sangre que vale más
que el oro. Como miembro de Casa de Dios o seguidor de este ministerio
puedes caminar con la frente en alto porque aunque nos critiquen por la
prosperidad, nunca podrán acusarnos de robar o deberle a alguien. Nuestro
nombre es sinónimo de integridad y honradez.
Prosperidad en el Señor
Proverbios 22:4 recuerda: Riquezas, honra y vida son la remuneración de la
humildad y del temor de Jehová.
Proverbios 22:4 (Biblia al Día) recuerda: La humildad y el respeto hacia el
Señor llevan al hombre a la riqueza, a la honra y a una larga vida.
La voluntad de Dios es que seamos económicamente prósperos y que lo
logremos de forma honrada y saludable. El Señor quiere sacarte de la
escases, pero prefiere que no tengas dinero si para conseguirlo tienes que
caer en tentación.
Para saber si estamos generando nuestra riqueza según Sus designios,
asegúrate que lo haces trabajando honradamente, sin arriesgar tu bienestar
físico y espiritual. El Señor no quiere que estés enfermo y cansado porque te
matas trabajando. Él desea que le dediques tiempo y que además tengas
vida familiar. Procede según Su voluntad y búscale para que dirija tus
esfuerzos.
Integridad a toda prueba
En Proverbios 19:1-3 leemos: Mejor es el pobre que camina en integridad,
Que el de perversos labios y fatuo. El alma sin ciencia no es buena, Y aquel
que se apresura con los pies, peca. La insensatez del hombre tuerce su
camino, Y luego contra Jehová se irrita su corazón.
El insensato nunca acepta sus errores, inclusive es capaz de culpar a Dios
por lo malo que pueda sucederle. Nunca lo olvides, la integridad es más
valiosa que el dinero y siempre debe ser tu elección. Niégate a cualquier
propuesta ilícita que arriesgue tu buen nombre. Es mejor ser pobre íntegro
que adinerado pecador. El límite lo pones tú. Conozco el caso de una
empresa farmacéutica que prefirió arriesgar millones de dólares antes que
poner en riesgo su buen nombre dejando en el mercado unas pastillas que
podían matar a muchas personas. Ellos pudieron guardar el secreto porque
el porcentaje de producto contaminado era poco, pero sus valores
prevalecieron y ahora son una empresa líder en analgésicos porque se
ganaron la confianza de los consumidores.
Los problemas económicos hacen que la gente blasfeme porque
condicionan su vida al dinero y no a las promesas del Señor. No te
comportes de acuerdo a la riqueza que tengas y bendice Su nombre sin
importar tu situación financiera. Hay mucha tentación en la adversidad y
siempre habrá quien cuestione tu fe ante las crisis. Especialmente en los
momentos difíciles, créele y recuerda que la integridad es más valiosa que
el oro.
Fidelidad en cualquier situación
Proverbios 30:1-2 cuenta: Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que
dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal. Ciertamente más rudo soy yo que
ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.
La Biblia nos presenta a un hombre malo, que se identifica a sí mismo como
una persona poco inteligente y agresiva. Él continúa diciendo: Dos cosas te
he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra
mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan
necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O
que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios. (Proverbios 30:
7-9)
Este hombre condiciona su amor a Dios a su situación económica y lo peor
es que advierte que le negará de cualquier forma, en la abundancia y en la
pobreza. Muchas personas mal interpretan esta escritura y piensan que el
mensaje es pedir sólo lo necesario sin tener más ambición. Pero no es así
porque blasfemar contra el Señor nunca será una buena acción. Menos si
nuestra adoración depende del bienestar económico que tengamos.
Filipenses 4:11-13 dice: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido
a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé
tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado
como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer
necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Por el contrario, Pablo nos enseña a bendecir a Dios en todo tiempo y
circunstancia. Esa es la actitud correcta y justa. Mantén tu integridad y
alaba al Señor en cualquier situación. Como pastor me sucede, recibo
críticas tanto en la escases como en la abundancia, pero yo bendigo a mi
Padre en todo momento porque Él es mi tranquilidad.
Hay cosas mejores que el dinero. No te afanes porque con fe e integridad
saldrás adelante. Acepta a Jesús como tu Señor y Salvador. Pídele perdón
por tus pecados y agradécele la oportunidad de nacer de nuevo. Imita a
Pablo y busca al Señor en todo momento, bendice Su nombre para que te
ayude a edificar el tuyo. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece para
mantener tu integridad.
¿Qué es ser una mujer confiable?Para ser confiable, en cada papel que desempeñas en tu vida hay cualidades de mayor importancia dependiendo de la relación y deben estar presentes todas para que alguien pueda confiar en ti.
julio 01, 2009
Cuando alguien deposita en ti una posesión,
un secreto, el cuidado de un ser querido, o
cualquier otra cosa, sin más garantía que su
buena fe y la buena opinión que pueda tener
de ti, significa que tu eres una mujer
confiable para esa persona.
Además de ser una persona temerosa de
Dios, hay otras cualidades que intervienen
para poder describir a una persona como
alguien confiable, siendo estas: la
prudencia, responsabilidad, honestidad,
sabiduría y fidelidad.
Confiable es alguien en quien se pueda confiar, y según el diccionario,
confiar significa: encargar, o poner al cuidado algún negocio o alguna
persona.
Para ser confiable, en cada papel que desempeñas en tu vida hay
cualidades, de las anteriormente mencionadas, de mayor importancia
dependiendo de la relación, pero eso no significa que no deban estar
presentes todas para que alguien pueda confiar en ti.
Como esposa
Proverbios 31:11 “Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de
ganancias mal adquiridas.31:12 Ella le es fuente de bien, no de mal, todos
los días de su vida. 31:15 Se levanta de madrugada, da de comer a su
familia y asigna tareas a sus criadas”.
El esposo que ha encontrado a la mujer descrita en este versículo sabe que
es capaz de administrar correctamente la casa, que sabe actuar con
sabiduría, honestidad y prudencia, que cuida y educa sus hijos en el temor
de Dios y que procura lo mejor para su hogar. Además, la mujer confiable
siempre será fiel a su esposo y le honrará “todos los días de su vida”. Así,
ella estará satisfaciendo los requerimientos primarios de su esposo para ser
una mujer confiable.
Como madre
Para ser una madre confiable, sobre todo cuando los hijos están pequeños,
es imprescindible que sepan que su madre cumple su palabra; si ofrece
algo, ya sea un premio o un castigo, ella hará todo lo posible por cumplir lo
ofrecido. Para ellos siempre va a ser importante saber que pueden contar
contigo y que reciben tus enseñanzas y cuidados.
Como amiga
Para una amiga es de suma importancia saber que puede contar contigo
como confidente teniendo la seguridad de que no comentarás con nadie lo
que ella te haya confiado, además de poder recibir de ti un consejo sabio y
desinteresado.
En tu trabajo
La honestidad y la responsabilidad, cumpliendo con tu trabajo de acuerdo a
tus obligaciones y compromisos adquiridos con integridad y prudencia (sin
chismes ni murmuraciones) te harán una mujer confiable en tu desempeño
profesional.
En todas las áreas de tu vida deben de encontrarte como una mujer
confiable, en cuanto a la prudencia ya que también es importante que tu
esposo sepa que puede confiarte un comentario, o tus hijos alguna
intimidad, o tus amigos de trabajo puedan desahogarse contigo sin que tú
cometas una indiscreción y destruyas su imagen o sus sentimientos
comentándolo con otras personas. Debes de ser integra en todo lo que
hagas y digas, que quienes te rodean sepan “tu si es si y tu no es no”.
En Proverbios 31:26-29 “Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia
está en su lengua. Considera los caminos de su casa, Y no come pan de
balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido
también la alaba (diciendo): «Muchas mujeres han realizado proezas, pero
tú las superas a todas.»
La mujer que vive según los principios de Dios y tiene comunión con El, será
una mujer confiable, sabia, prudente, y aún más. Pero no te sientas
frustrada si en estos momentos piensas que no tienes todas estas virtudes.
Recuerda que mientras más te mires a ti misma, más verás tus debilidades
y más difícil te parecerá, pero si pones tu vista en el Señor y te esfuerzas en
mejorar día a día tu relación con El, ésta será la clave para llegar a ser la
mujer que Dios quiere que seas.
Empieza hoy a cambiar tu vida y a tener cuidado de las personas que tienes
cerca, procurando guardarlos y ser confiable para con ellos. Se una mujer
que cumple sus promesas, que enseña con la verdad, que tiene un buen
testimonio y vive en integridad moral.
La parábola del bonsái Las limitaciones están en nuestra mente. Cree en el Señor y toma el compromiso de ser un cristiano que de frutos de fe.
Por: Pastor José Putzu, agosto 21, 2009
Cuando le entregamos nuestra vida a Jesús
experimentamos cambios. Él espera que nos
desarrollemos, que avancemos y demos
fruto, sin embargo, muchos cristianos que
tienen tiempo de caminar junto al Señor, se
acomodan y no evolucionan. Busca siempre
reflejar tu crecimiento en obras. La Palabra
nos relata que cuando Jesús visitó a un
hombre llamado Nicodemo le dijo que para
entrar en el reino de Dios debía volver a
nacer del agua y el Espíritu. Por eso hay
muchas personas cronológicamente mayores
pero inmaduros en su vida de fe. Casa de
Dios es una iglesia que nos renueva y reta a
dar más de cada uno. Recuerda que eres carne y espíritu, debes
alimentarlos por igual para crecer integralmente. Sáciate de la Palabra así
como del alimento para tu cuerpo.
Crecer duele y es difícil. Los adolescentes a partir de los 12 años sufren la
ansiada transformación física y emocional. Las articulaciones y huesos
duelen porque se están estirando. Lo mismo sucede con las plantas cuando
germinan, la vida dentro de ellas lucha por liberarse. Hay una fuerza
interna en cada semilla llamada totipotencia que impulsa la vida desde su
interior. Entonces crecen hacia abajo afianzando sus raíces para iniciar un
crecimiento hacia arriba que las haga fructificar. Los cristianos somos
parecidos, debemos afianzar nuestras raíces para poder llegar muy alto.
Limitaciones para crecer
Juan 14:12 dice: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras
que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al
Padre.
Todo va bien cuando caminamos en el Señor, pero hay situaciones que
vienen sobre nosotros y nos impiden completar buenas obras. Somos como
plantas que no progresan si están sembradas en una tierra sin nutrientes.
La primera razón para no crecer es la calidad de nuestro fundamento en el
Señor. Tu fe debe ser raíz fuerte que te sostenga y alimente.
La segunda circunstancia desfavorable son los factores externos que nos
acechan. Debemos protegernos de parásitos, depredadores y otras plantas
nocivas que limiten nuestro crecimiento. El pecado es como un hongo que
nos enferma y debilita.
La tercera razón que evita nuestro crecimiento es el ambiente adverso. Las
plantas necesitan la cantidad de luz, calor y humedad exacta para
desarrollarse. Eres una planta de luz que se morirá si te quedas en la
sombra. El lugar ideal para crecer es junto al Señor y la congregación que te
desafiarán a ser cada vez mejor.
La cuarta situación contraproducente son las influencias negativas. La
envidia y actitudes mezquinas nos detienen. Rodéate de personas que te
impulsen hacia adelante. Un gerente de ventas siempre motivará a sus
empleados para que vendan no para que dejen ir a los clientes. Yo viví una
experiencia frustrante durante mi niñez. Era inquieto pero buen estudiante.
Cierto día un maestro me perjudicó y tuve que irme del colegio. También
me sucedió con un tío que siempre me asignaba las tareas más difíciles e
incómodas en la finca. Me gustan las vacas pero no precisamente
dedicarme a limpiar sus excrementos. Él me decía que era necesario
empezar desde abajo y aprender a valorar el trabajo por difícil que fuera.
Hay una gran diferencia entre enseñar a una persona y pretender
humillarla. Fue difícil pero logré superarlo y realmente maduré en el
Espíritu. Jesús hizo cosas maravillosas y permitió que sus discípulos
crecieran para que pudieran seguir su ejemplo y fueran dignos alumnos
suyos. Nunca se sintió amenazado o los limitó para evitar que lo superaran.
Todos creceríamos más si fuéramos generosos y nos apoyáramos
mutuamente. Confía en quién eres y no humilles a otros para destacar,
tampoco permitas que terceras personas limiten tu potencial.
Bonsái espiritual
El diablo quiere que no crezcas. Esa es su pasión y propósito. Para él está
bien que conozcas al Señor y asistas a la iglesia siempre y cuando no te
comprometas a dar frutos de fe. Es como ser un bonsái al que no se le
permite crecer más de lo debido. La naturaleza de estos árboles en
miniatura es ser pequeños y quienes se dedican a cultivarlos tienen ese
gran objetivo de impedir su crecimiento. Para lograrlo cortan
cuidadosamente la raíz que los sostiene sin lastimar las raíces que los
alimenta. Además, los transplantan a una maceta que ponga límite al
avance de la raíz. Hay muchos cristianos bonsái que no crecen y permiten
que los dejen en la misma maceta limitante.
Éxodo 1: 6-11 narra: Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella
generación. Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron
aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y
dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más
fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se
multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros
enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra. Entonces pusieron
sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y
edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.
Satanás buscará esclavizarte y hacerte pequeño porque sabe que eres
peligroso cuando desarrollas tu potencial y das fruto. No le des gusto,
rompe la maceta y crece sin límites.
Semilla que multiplica la simiente
Éxodo 1:16-22 cuenta: Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis
el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva. Pero las parteras
temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que
preservaron la vida a los niños. Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras
y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los
niños? Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no
son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera
venga a ellas. Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se
fortaleció en gran manera. Y por haber las parteras temido a Dios, él
prosperó sus familias. Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo:
Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida.
El faraón mataba a los varones para evitar la descendencia del pueblo de
Israel. Las mujeres podían engendrar pero no producir la semilla que
aseguraba el linaje. El diablo quiere matar tu potencial y evitar que te
multipliques. Promueve el desarrollo de toda tu familia. No limites a tu
esposa e hijos, dales oportunidad de crecer. El sueño de mi esposa es ser
cantante y alabar al Señor con su voz, yo la apoyo para que lo logre porque
ambos merecemos desarrollarnos.
Las naciones necesitan ciudadanos comprometidos con el crecimiento
personal y comunitario. El Señor desea que te fortalezcas y vayas más allá
de cualquier límite para que todos vean tus frutos. Debes ser como esos
árboles que incluso rompen el pavimento con sus raíces ansiosas por crecer.
Nuestra actitud debe ser productiva y enfocada en alcanzar lo que
anhelamos. Desarrollemos todo nuestro potencial. Un país se desperdicia si
sus habitantes temen salir de la maceta y no aprovechan los recursos que
Dios les regaló. No te sientas pequeño, habla y actúa en grande porque en
verdad lo eres para la gloria de Dios.
Tienes el compromiso de dar frutos, Él quebrantará lo que te limita, romperá
las ataduras, limpiará tus raíces, derramará el agua del Espíritu sobre ti para
que extiendas tus ramas, crezcas y te levantes.
Entrégale tu vida y corazón, pide perdón para poder crecer y fortalecerte. El
Señor dice que serás como árbol plantado junto a las aguas y echarás raíces
al lado de la corriente, no verás cuando venga el calor, tus hojas estarán
verdes y el año de sequía no te fatigará ni dejarás de dar fruto. Créele y
esfuérzate por avanzar. De esa forma demostrarás que realmente eres
semilla capaz de dar frutos y recibir Su bendición.
La bendición de darCuando hablamos de dar, en lo que pensamos es en recursos financieros, pero eso no es lo único que se puede dar. Tú
determinas la medida con la que te van a medir. La medida que usas para dar, es la misma que usarán contigo.
Por: Pastor Cash Luna, noviembre 20, 2006
Proverbios 21:5 Los pensamientos del diligente
ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el
que se apresura alocadamente, de cierto va a la
pobreza.
Todo aquel que es diligente tiende hacia la
abundancia, hacia la excelencia. Si tú eres una
persona que aprende a planificar, seguramente
alcanzarás un grado de excelencia de parte de
Dios.
Cuando tú vas a dar, debes aprender a ser
diligente en ofrendarle al Señor, no de una
manera negligente u olvidadiza. Debes aprender
a planificar debidamente el diezmo que presentas al Señor.
Algunas personas dicen: “Es que yo no diezmo, porque no me alcanza”; cuando
realmente no te alcanza porque no diezmas. Cuando tú diezmas, Dios hace que no
solamente venga sobre tu vida abundancia, sino tengas una mejor noción de lo que
es administrar el dinero, y El comienza a darte la sabiduría para ello.
Cuando recibes los bienes, lo primero que debes hacer es apartar la décima parte
para el Señor. Si eso es lo primero que está en tu presupuesto, nunca te va a faltar
para diezmar. Pero si se convierte en aquello que dejas de último, lo más seguro es
que siempre te va a faltar para dar. Debes añadir diligencia a la generosidad que ya
tienes, y al hacerlo de una manera ordenada, Dios te va a bendecir de la misma
manera.
Lucas 6:37 – 38 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma
medida con que medís, os volverán a medir.
Con la medida que tú mides, te medirán; la medida que juzgues, te van a juzgar;
con la medida que condenes, te van a condenar; con la medida que perdones, te
van a perdonar; con la medida que des, te van a dar.
Hay algunos que por un lado se dedican a juzgar, y otros que dedican su vida a dar.
Si yo tuviera que escoger de qué lado estar, prefiero ser de las personas que se
dedican a dar. La gente que se dedica a juzgar, está pensando siempre en cuánto
otros les deben dar a ellos. Si yo juzgo a mis padres, es porque yo creo que ellos
deberían darme ciertas cosas; si yo juzgo a mi jefe, es porque me creo merecedor
de otras cosas.
Pero en cambio, la gente que se dedica a dar, es gente que está contenta con lo
que tiene y agradecida, y esa gratitud les hace ver que tienen cosas para alguien
más y las reparten, son dos actitudes muy distintas. La actitud de la persona que
demanda de los demás, y la actitud de la persona que demanda de sí mismo para
darles a los demás.
Aquí hay de esos dos tipos de personas. Hay algunos de ustedes que están aquí
demandando; vas a tu casa y demandas de tu familia, de lo que tú te crees
merecedor. Otros, por el contrario, llegan a casa con el deseo de dar u ofrecer a los
de su casa lo que ellos necesitan. Hay personas que esperan que otros hagan lo que
les gustaría a ellos; otros, siguen el mandato del Señor Jesús y les hacen a los
demás lo que les gustaría que les hicieran a ellos.
Hay gente que demanda y hay gente que ofrece. Los que se dedican a demandar,
son personas que están pensando en sí mismos, creen que la vida es injusta con
ellos y que no les han dado lo que se merecen. Pero a los que se dedican a dar, no
les importa si la vida es justa o injusta; ellos están agradecidos con lo que tienen
sea mucho o poco. Pero ellos están dispuestos a pensar en otros por encima de sí
mismos, encuentran la verdadera alegría porque dar es mejor que recibir.
Jesús dijo: “Es más bienaventurado dar que recibir”. Tú puedes recibir lindos regalos
y claro que recibirlos es alegre, pero cuando generas el carácter de dar, eso
produce una felicidad mayor en tu vida.
Dar es mejor que recibir. Cuando hablamos de dar, en lo que pensamos es en
recursos financieros, pero eso no es lo único que se puede dar. Tú determinas la
medida con la que te van a medir. La medida que usas para dar, es la misma que
usarán contigo. Todo lo que des, es lo que se te va a devolver. Lo que tendrás
mañana es lo que des hoy. Quiero que pienses en la gran cantidad de cosas que
podrías dar.
Para empezar, puedes dar tu tiempo, nada sustituye eso. Tú puedes darles a tus
hijos todo lo que ellos quieran, pero si no te das a ti mismo, ellos siempre van a
tener un vacío en su corazón. Los niños no esperan solamente grandes regalos de
su padre, esperan un padre.
Puedes dar atención también; no sólo tiempo, sino calidad de tiempo. Cuando estás
con alguien, lo importante no es cuánto tiempo le das, sino qué calidad de tiempo.
Por ejemplo, yo podría decir: “Yo le doy tiempo a mi esposa”, pero llego temprano a
la casa a ver mis partidos de fútbol o de béisbol; allí no le estoy dando tiempo a
ella, sino que le estoy pidiendo a ella que sea compañía en algo que a mí me gusta.
Otra cosa que puedes dar son sus fuerzas, tu servicio. Hay personas muy
serviciales, dan de sus fuerzas para bendecir a alguien más. Por supuesto, los
recursos que tienes es algo que puedes dar también. Pero, ¿qué tal dar las ideas
que tienes? Tú puedes dar de la sabiduría que Dios te ha dado y compartirla con
otros. Puedes dar ideas a tus amigos empresarios o a la gente que conoces. Puedes
dar de ti mismo a alguien más.
Quiero compartirles parte de la historia de Elizabeth Eliot, ella vivió hace más de
cincuenta años. Era una mujer con un futuro brillante, buena apariencia, una vida
profesional, pero decidió ser misionera a aquellas tribus que no habían sido
alcanzadas aún por el Evangelio, y entregó su vida. Fue a un viaje misionero a
Ecuador, a la tribu de los indios Huaorani. Esta tribu había recibido el Evangelio en
el año 1600, pero desde esa fecha, mataban a toda persona que llegaba a
compartirles de Jesús. Ella fue con un grupo de jóvenes, y en el camino, conoció a
Jim, quien se convirtió más adelante en su esposo. Ambos testificaban ahí,
comenzaron a tirar regalos con la foto de ellos, para que cuando llegaran, los
reconocieran y no les hicieran daño. En una ocasión, los hombres del grupo
decidieron acercarse por primera vez y, en poco tiempo, llegaron a tener una
relación de respeto. Pasaron los meses, pero una de esas noches, ellos ya no
regresaron. Las mujeres comenzaron a buscarlos, y cuál fue la sorpresa de
Elizabeth que encontró a su marido en el río, le habían dado muerte. Cualquier
mujer se hubiera llenado de amargura y regresado a su país. Pero ella tomó la
decisión de ir a esa tribu, llegó a conocerlos a todos y a identificar a los siete
hombres que habían dado muerte a su esposo, y los llamó para Cristo. Ella regresó
para evangelizar, y la tribu entera se convirtió a Jesús. Esta mujer es un ejemplo de
lo que es la generosidad de dar.
Dios siempre ha querido que seamos generosos al momento de dar, pero no sólo en
el momento de la ofrenda con dinero, sino con tiempo, esfuerzo, atención y amor.
¡Tienes tanto que puedes dar a alguien más!
Quiero hoy enseñarles las tres “r”, que son el resultado de dar lo que tienes a
alguien más.
Primera: Recibes recompensa.
Segunda: Cultivas relaciones.
Tercera: Encuentras la realización de tu vida.
Recompensa, relaciones, realización.
Quiero comenzar con la recompensa. Cada vez que usted da se le recompensa.
Gálatas 6:9 Todo lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará.
Gálatas 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará.
Cada cosa que damos, cosechamos. Camina por la calle y da sonrisas, cosecharás
sonrisas. Da enojos y mal modos, y eso cosecharás.
Dice la Biblia: “Dios no puede ser burlado”. Hay personas que van con Dios a
reclamarle las cosechas que tienen, y la Biblia dice que no puedes burlar a Dios. Tú
puedes tratar de engañarme a mí, contarme la historia de tu vida de tal manera
que suene como la víctima, pero a Dios no, El conoce cada detalle.
La cosecha que tienes es el resultado de la siembra que has hecho. Tienes hoy lo
que sembraste ayer, y tendrás mañana lo que siembres hoy. Si no te gusta lo que
cosechaste, empieza a sembrar mejor. Pero dices: “Pastor, me va a tomar mucho
tiempo si comienzo a cambiar mi vida”. Te va a tomar un día más si comienzas
mañana, así que hazlo hoy y te tardarás un día menos.
Hay gente que está pensando en cuanto más los demás deberían darle a él; ya le
hablé acerca de ese espíritu demandante. “Mi papá me abandonó, mi papá me
dejó, mi papá no me amó, mi mamá me hizo, mi jefe ha sido así…” Están sólo
demandando.
Proverbios 11:24 Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes
retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
Hay personas que pasan su vida repartiendo y siempre tienen más. Pero hay
quienes retienen más de lo que es justo, y les viene pobreza. Porque si retienes lo
que es de Dios, El retiene lo que es suyo. En cambio, si das lo que es de Dios, El te
da lo que es suyo. En otras palabras, si eres fiel en lo poco, Dios te pondrá sobre
mucho.
Debes sembrar el bien, para el Espíritu, para así cosechar de Dios la bendición y la
vida eterna.
Un presidente de Estados Unidos dijo: “Nadie recibe honra por lo que recibe; la
honra es la recompensa para el que da”.
Alguien dijo: “Cuando se trata de dinero, no se puede ganar. Si tu meta es hacer
dinero, eres un materialista; si lo intentas y no lo logras, eres un fracasado; si ganas
mucho y lo guardas, eres un miserable; si lo gastas todo, eres un derrochador; si no
te preocupas por tenerlo, no tienes ambiciones; si tienes mucho, llegas a viejo y no
te lo has gastado, eres un tonto, porque no te lo puedes llevar”.
Llegará el día que lo que tengas será aquello que hayas dado. La única manera de
no perderlo, es dándolo. Cuando llegues al cielo, lo que tendrás es lo que le habrás
dado a Dios, a tus padres en honra, a las autoridades que te instruyen y al
necesitado. Dando es la única manera en que se recibe. Anote esto que le voy a
decir “todo lo que usted no da, lo pierde un día”
El día más triste de muchos será el día que lleguen al cielo y se den cuenta de todo
lo que perdieron en la tierra por nunca darlo. Dando es como se recibe.
Cultivas relaciones
Cuando el hombre se hace más sabio es cuando está soltero y enamorado, porque
se dedica a dar todo lo que tienen con tal de ganar el amor de la otra persona.
Los jóvenes saben cómo se gana a una jovencita: dando. Ellos se transforman,
empiezan a rasurarse, a bañarse, van al gimnasio, se ponen a dieta, toman
prestado el carro del papá y hasta se lo enceran, empiezan a hacer poemas, etc.
Están dando todo el tiempo, porque saben que así empiezan a ganar el corazón de
esa jovencita. Enamoran a la otra persona dando. Cada vez que das, abres la
oportunidad de tener una relación con alguien más.
El problema de los casados es que se nos olvida cómo fue que ganamos a esa
persona. Después nos convertimos en demandantes. Aquella persona que llegaba:
“Mi primor, ¿qué me vas a dar de comer?”, ahora llega: “Mira vos vieja, dame la
cena”. Si tú quieres mantener la llama viva del amor, mantente dando. ¿Crees que
una docena de rosas en la vida de su esposa es suficiente? ¿O que lo sea el haberle
dicho a su mujer que la ama hace 20? Claro que ella lo sabe, pero le gusta oírlo y
todos los días.
¿Mujer, cuando fue la última vez que le cocinaste algo especial a tu marido? Ponle
una mesita, mantelito, una velita; manda a los niños a dormir a otra casa y así
ustedes no duermen. ¿Cuándo fue la última vez que le llevaste rosas a tu mujer?
¿La última vez que le hiciste un poema? ¿Que la abrazaste y le dijiste: “ven acá
conmigo”? Da, cada vez que lo haces, cultivas una relación.
Jesús dijo que hiciéramos a alguien más lo que a nosotros nos gustaría que nos
hicieran. El mandato bíblico nunca está enfocado en lo que vamos a recibir. El dijo:
“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente
y con todas tus fuerzas”. Luego dijo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Pero
nosotros venimos a la iglesia a exigir el amor de Dios, que nos den atención, un
abrazo, y se nos olvida que estamos aquí para dar. El verdadero carácter de un
cristiano se resume en todo lo que debe dar a alguien más.
Proverbios 19:6-7 Muchos buscan el favor del generoso, Y cada uno es amigo del
hombre que da. Todos los hermanos del pobre le aborrecen; ¡Cuánto más sus
amigos se alejarán de él! Buscará la palabra, y no la hallará.
Aquí cuando habla del pobre, habla del pobre de generosidad. Si eres una persona
que siempre da de sí misma, la gente va a buscar tu amistad. El hombre que tiene
amigos, ha de mostrarse. Cuando tú das amistad, alguien te la devuelve. La
persona que da tiene amigos y no porque sea una amistar interesada sino porque
nos gusta estar con una persona que esta dispuesta a dar todo por usted, que esta
dispuesto a darle tiempo y a cultivar esa relación con usted.
Proverbios 18:24 El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay
mas unido que un hermano.
Proverbios 18:16 La dádiva del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de
los grandes.
Dando es como se llega a la grandeza. El egoísmo es el precio que se paga por la
ruina. La generosidad le abre las puertas de la grandeza. Cada vez que usted da,
alguien que tiene mas que usted le abre las puertas.
Proverbios 21:14 La dádiva en secreto calma el furor, Y el don en el seno, la fuerte
ira.
Tú has tenido gente que ha estado muy enojada contigo, que no importa lo que
hagas, sigue molesta. Pero una forma para que se calme ese enojo es dejarle un
regalito. Eso fue lo que hizo Jacob con Esaú; cuando iba camino a su casa, le
empezó a enviar regalos, el hombre estaba asombrado y maravillado y ya no lo
quiso matar porque dijo “No vale la pena matarlo me conviene que este vivo”. Le
perdono la vida. De la misma forma, muchos maridos cuando su esposa está
enojada, le mandan rosas. Déjaselo en secreto, eso calma la ira. Cuando das, el
enojo se aparta; cuando dejas de dar, el enojo se acerca. Da para que se quite el
enojo y para evitarlo.
Por eso es que la única vez que los esposos les dan rosas a sus mujeres es cuando
le cerraron la puerta de sus casas y ya no los dejan entrar. En ese momento, sí
llegan con rosas, pero si lo hubieran hecho antes, no estarían en esa situación.
Lo mejor que como padre le puedes dar a tus hijos no es el dinero, sino el tiempo.
En este tiempo, los hijos están clamando por padres, por su tiempo. Tú eres el
héroe de tus hijos cuando ellos están pequeños, pero si desperdicias eso, tus hijos
encontrarán otros héroes. Si tú les dedicas tiempo y los escuchas, cuando lleguen a
la adolescencia, te escucharán. Pero cuando como padre te endureces y comienzas
a juzgar a tu hijo por el peinado que tiene, por la música que escucha, por la ropa
que usa; si cada vez que su hijo tiene uno de esos gustos extraños o exóticos tú lo
juzgas y lo haces a un lado, tu hijo hará lo mismo porque con la misma medida que
mides a tu hijo, él te medirá a ti. En vez de escuchar tus consejos que son sabios,
escuchará los de un amigo que no es sabio, sino necio y que no tiene experiencia
ni conocimiento. Se van a ir a las maras, el crimen, a acostarse con la primera
persona que los escuche. Pero cuando tú los escuchas, aunque sean cosas en las
que no estés de acuerdo y logras conectarte con ellos, vas a lograr una
comunicación abierta y podrás compartir tu sabiduría.
No te cierres a tus hijos y no te olvides que también fuiste adolescente un día, y que
también tuviste cosas que no fueron bonitas para tus padres.
Date por aquellas personas que tú más valoras.
Realización
Juan 12:24-26 De cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere,
queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el
que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me
sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me
sirviere, mi Padre le honrará.
Si tú estás tratando de conservar tu vida, nunca la vas a retener. Pero si estás
dispuesto a dar tu vida, a perderla, la vas a encontrar. Hasta que tú no tengas algo
por lo cual morir, nunca tendrás algo por lo cual vivir. Cuando usted dedica su vida
a algo que es mayor que usted, usted va a encontrar una realización para su vida.
Pero cuando usted trata de conservarse a si mismo, e intenta no perder o dar su
vida para algo, realmente la va a terminar perdiendo. Así que como todos la vamos
a perder ya sea por conservarla o por alcanzar un sueño, piérdala por alcanzar un
sueño; de lo mejor por alcanzar lo mejor, eso es lo que Jesús nos enseña.
Quiero que te pongas a pensar en esto: ¿tiene tu vida un propósito en estos
momentos? ¿Tienes un sueño más grande? ¿Hay algo que te hace palpitar y pensar
que estarías dispuesto a dar todo lo que tienes con tal de ver eso alcanzado?
Porque hasta que no tengas ese sueño, nunca vas a encontrar la realización de
haber vivido.
Necesitas una pasión que te conmueva, que te lleve a dar todo. Si no la tienes,
todavía tu vida no ha adquirido el valor que debería. A la gente no le interesan los
logros que has tenido, sino los aportes; lo mismo a tus hijos. Los adolescentes
cierran sus oídos a sus padres porque ellos antes se los cerraron a ellos. Los padres
están más interesados en la música que ellos escuchan, que en el porqué la
escuchan. Los grandes hombres son recordados hoy por aquello para lo cual
dedicaron su vida. Tú recuerdas a Moisés porque él se dedicó a formar una nación;
recuerdas hoy a Josué, porque fue un hombre que entregó su vida para repartir la
tierra prometida; a Elías, porque dedicó su vida a traer la Palabra de Dios; a
grandes hombres como Daniel, Eliseo, Isaías, Jeremías, David, porque todas esas
personas tuvieron algo más grande por lo cual vivir.
Cada vez que leas la historia, sólo recuerda a las personas que tuvieron sueños más
grandes que ellos mismos; los grandes conquistadores, los grandes gobernantes,
los grandes escritores, los grandes artistas, los grandes filósofos. Su nombre será
recordado hasta el día que muera y tal vez por la siguiente generación, pero si tú
quieres que en el cielo retumbe tu nombre, dedica tu vida a ver el Reino de Dios
establecido en esta tierra; porque eso es algo más grande que tú mismo. Cuando
hagas esto, habrás sido socio de Jesucristo en la mayor obra de la humanidad.
Las jovencitas que de niñas no reciben el abrazo de un padre son más propensas a
caer en el pecado sexual. Están tan poco acostumbradas a recibir, que lo abaratan.
Sus trabajadores hacen lo mismo, están tan poco acostumbrados a recibir de ti
como jefe, que al primero que le ofrece 50 quetzales más, se cambian de trabajo. Si
una empresa les ofreciera el doble de lo que ganan contigo, ¿se cambiarían de
trabajo? Todas las personas que trabajan a mi cargo vinieron ganando a esta oficina
mucho menos de lo que ganaban en la anterior, pero ninguno se ha ido, porque la
mejor paga para ellos no es lo económico, sino que hay formación, afecto.
La mejor paga que les puedes dar a tus trabajadores, es la personal. Cuando das
de ti mismo, encuentras la alegría de la gente. Es más bienaventurado dar que
recibir. Tú puedes llegar a ser millonario que si no das, nunca encontrarás la alegría
de la vida. La Biblia dice que es mejor un plato de legumbres que una gran vianda
con pleitos. Tus hijos prefieren tu compañía a tener una gran casa. Cuando no das,
el mayor peligro es que te conviertes en una persona propensa a la amargura. Sólo
puedes ser generoso si primero estás agradecido. Si crees que mereces más, en vez
de estar agradecido, estarás amargado. Cuando estás agradecido, puedes dar a
alguien más. Debes estar contento con lo que tienes y todo lo demás es ganancia.
Cuando no das, no lo haces porque te crees merecedor de algo mejor, y eso abre la
puerta para la amargura. El hijo pródigo regresó a casa, pero el hermano mayor se
enojó por la fiesta que le dieron. Cuando estás dispuesto a dar, hay gente que se
enoja.
Cuando no das, hay consecuencias también. La primera es que en tu corazón no
hay agradecimiento; sólo la gente agradecida es generosa. La falta de gratitud
acompaña a la gente que no quiere dar, pero cuando aprendes a ser agradecido, las
quejas se van de tu vida. La queja es hermana de la demanda; cuando tienes una
mentalidad demandante, la queja siempre te va a acompañar. ¿Eres una persona
que se vive quejando y hablando mal? Si eres así, primero, no eres agradecido, y
segundo, no está buscando darle a alguien algo más.
Lo segundo que pasa cuando no das, es que tu corazón se endurece; te llegas a
enojar e incluso a juzgar a los demás. Es el caso en la parábola del hijo pródigo,
cuando regresó a casa, el padre le regaló un anillo, zapatos nuevos, vestido nuevo y
le hizo una fiesta; pero el hermano mayor se enojó porque su padre le estaba dando
eso a su hermano, en vez de estar agradecido que había vuelto.
La gente que no da se enoja con los que sí damos. Cuando das tus diezmos, la
gente se molesta. Entrega todo lo que tienes a Dios, no sólo lo económico. Cuando
tu mayor enfoque está en lo que debieras recibir, entonces te llenas de amargura.
Cuando empiezas a demandar amor, comienza la amargura. Ponte a pensar en los
pleitos que has tenido, siempre vas a encontrar un común denominador: demandar
algo. En el matrimonio, decimos: “Si tú cambias, vamos a ser felices”. En vez de
decir: “Cuando yo cambie, te haré feliz a ti”. Dale a otro, lo que te gustaría que te
dieran a ti.
Puedes ponerte a demandar que alguien te dé, eso te hará un dictador o un
amargado. O puedes empezar a dar y al hacerlo, vas a cosechar.
Hay una oración que dice así:
“Señor, hazme un instrumento de tu paz; donde haya odio, siembre yo amor; donde
haya ofensa, perdón; donde discordia, unión; duda, fe; desesperación, esperanza;
tinieblas, luz; tristeza, gozo. Concede que no busquemos ser consolados, sino
consolar; que no busque se amado, sino amar, porque dando es como recibimos;
perdonando somos perdonados, muriendo, nacemos a la vida eterna”.
Ese es el carácter que como cristianos debemos tener. La vida del cristiano es
completamente de dar. Piensa qué est&a
La comunicación en el matrimonioLa relación conyugal debe fundamentarse en la confianza que brinda el amor a Dios y la buena comunicación en pareja.
Por: Pastor Raúl Marroquín, noviembre 05, 2009
El crecimiento dentro del matrimonio es un
proceso evolutivo. Los recién casados son
muy sensibles y se pelean por situaciones
sencillas, a medida que los años pasan
dejamos de molestarnos por cosas
superficiales que continúan sucediendo y nos
concentramos en cuestiones más
importantes. Descubrimos que es mejor
dejar pasar ciertas cosas por la paz. Los que
tienen más de 10 años de casados pueden
confirmar esta situación.
El matrimonio tiene etapas que debemos
superar. La comunicación, relaciones
sexuales y finanzas afectan directamente la relación de pareja y pueden
convertirse en un problema o ser la solución a otros conflictos si se
ministran bien.
La comunicación eficaz con tu pareja te garantiza la tercera parte del éxito
en tu relación. Para las mujeres es muy fácil comunicarse pero a los
hombres nos cuesta mucho. Dios nos hizo diferentes. Nuestra pareja nos
complementa, es ayuda idónea, como si encontráramos a la otra mitad que
nos hace un todo. La Palabra dice que quien encuentra mujer, encuentra el
bien, o sea, que hay que buscarla y cuidarla.
Como sabemos, ellas son más sentimentales y detallistas, los hombres
somos más parcos y rudos. Hombres y mujeres tenemos diferente forma de
pensar y expresarnos. Los varones muchas veces decimos lo que no
queremos y callamos lo que quisiéramos gritar. Otras veces se mal
interpreta lo que decimos y empiezan los problemas. Saber comunicar es
todo un arte que te conduce por el rumbo de una vida exitosa. Hay curso de
cómo hablar en público y también debería haber alguno para aprender a
hablar en casa, con nuestra esposa e hijos.
Consejos de comunicación en el matrimonio
Génesis 3:8-10 dice: Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el
huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la
presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios
llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el
huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Lo primero es ser transparente. Si eres auténtico te garantizas que la
verdad fundamenta tu relación. He visto jóvenes que fingen lo que no son
porque desean conquistar a la persona que les atrae. Son como Adán y
Eva, escondiéndose detrás de los árboles y tapando con hojas sus
vergüenzas luego de abrir sus ojos al bien y el mal.
Cuando hay algún inconveniente, lo mejor es afrontarlo y hablar sobre ello.
Esconderse y evitar la cuestión no es recomendable. La transparencia da
seguridad y favorece la comunicación. Hablar sobre algo incómodo no es
agradable pero es conveniente. Evitar y posponer el diálogo debilita la
relación.
1ra. de Pedro 3:7 aconseja: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas
sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a
coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan
estorbo.
El segundo consejo es buscar sabiduría para guiar a la familia, ser el
sacerdote del hogar y cuidar de la esposa. Pidámosla al Señor en nuestra
oración. Recuerda que cosecharás lo que siembres, así que siembra un
trato amable, palabras y gestos cariñosos que te hagan merecedor de
recibir lo mismo. Esto aplica especialmente para los hombres que tenemos
la responsabilidad y mandato de tratar a la mujer como un vaso más que
frágil. Debes tratarla con delicadeza, piensa siempre antes de hablar,
conecta tu cerebro a tu lengua para no decir cosas que de las que luego
puedas arrepentirte.
El versículo termina con una frase contundente. La buena relación que
tengas con tu esposa determina tu relación con Dios. Ni el pecado ni el
diablo pueden interferir en ella. El pecado es perdonado y ha sido lavado
por la sangre del Cordero; el diablo no puede alejarnos del Señor porque
podemos utilizar el escudo, espada y yelmo de justicia. Entonces lo único
que puede impedir tu comunicación con Dios es el trato hacia tu esposa.
Un problema con la esposa es como gota perenne sobre la cabeza que no
nos deja en paz. Sales de tu casa, llegas al trabajo, regresas a tu casa y
continúas pensando en la dificultad que has tenido con tu esposa. Si pierdes
la comunicación con ella, pones en riesgo tu comunicación con Dios y sin Él
estamos perdidos, como aviones sin radar. Entonces, convéncete de que la
comunicación en el hogar es vital, no solo para tu matrimonio sino también
para tu liderazgo y éxito en la vida.
1ra. De Pedro 3:6 dice: como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor;
de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer
ninguna amenaza.
Las mujeres también tienen su mandato. Deben ser obedientes, tal como
Sara lo era. En la Biblia también dice que la mujer debe estar sujeta al
marido, como el marido está sujeto a Jesucristo. Cada uno tiene un mandato
que cumplir. Si tratas bien a tu esposa y por lo tanto, tienes buena
comunicación con Dios, puedes pedirle que tu esposa sea obediente para
que juntos hagan lo que Él manda. Testifícalo en tu vida y lleva a casa
obras de fe para ganarte la sujeción de tu mujer.
Las damas le deben obediencia a los esposos que viven en santidad, siguen
a Dios y obran con justicia. Cada quien debe aportar lo mejor que tenga
para que la relación funcione. Ambos tienen una responsabilidad que se
consolida con la comunicación. Los hombres deberán tratar a sus mujeres
como vaso frágil para que ellas les deban obediencia.
Libre de enojo
Proverbios 14:17 explica: El que fácilmente se enoja hará locuras; Y el
hombre perverso será aborrecido.
El que se enoja pierde. Reflexiona sobre tu matrimonio. Nunca es tarde
para empezar de nuevo y pedir perdón por si no has tratado bien a tu
esposa, si has hecho locuras y te has dejado dominar por el enojo. Ambos
deben revisar su conducta y evaluar en qué medida han escuchado y
obedecido la voz del Señor. Valoren a su cónyuge y agradezcan la
oportunidad que Dios les ha dado de compartir con esa persona que te ha
dado como complemento.
Evalúen la comunicación que tienen bajo estos parámetros, encuentren un
balance y no permitan que pase más tiempo sin resolver los asuntos
pendientes.
La verdad sobre todo
Efesios 4:25-26 advierte: Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad
cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.
No mientas, si tu matrimonio se rige por un código de integridad y
transparencia, la confianza será el faro que los ilumine. Tu canal de
comunicación estará limpio porque tendrás la certeza de que siempre
escucharás la verdad.
Haz un pacto con Dios, afronta las dificultades con tu pareja y resuelvan los
conflictos ahora. No esperes porque nada nos garantiza que habrá un
mañana. Sigue el consejo del pastor Cash y compra una cama pequeña para
tener cerca a tu pareja y sentir la necesidad de arreglar todo lo necesario.
Entrégale al Señor tu vida conyugal para que la fortalezca y edifique.