Estudio bíblico de Efesios 1_7.pdf

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30/1/2015 Estudio bíblico de Efesios 1:7 http://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=677 1/4 Estudio bíblico de Efesios 1:7 Efesios 1:7 Continuamos dentro la sección doctrinal de esta carta, que abarca los capítulos 1 al 3. El párrafo que hoy comenzamos se extiende desde el versículo 7 hasta el 12 y el énfasis recae en el hecho de la redención por la sangre de Cristo. Leamos entonces el versículo 7, de este primer capítulo de la epístola a los Efesios, que comienza el párrafo titulado Dios el Hijo pagó el precio por la Iglesia "En él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia" Estos versículos que tenemos ante nosotros son como las cumbres de diferentes montañas. Nosotros hemos estado saltando de una cumbre a otra cumbre. Y, seguimos pensando que vamos a llegar a una cumbre donde finalmente vamos a poder bajar y luego seguir adelante, pero no es así. Esto que tenemos aquí es muy importante y vital para nosotros en el presente. En el tiempo viajamos hacia la eternidad. En el pasado, Dios nos escogió, Dios predestinó, y Dios nos hizo aceptos en el Amado, y ahora salimos de esa eternidad y nos trasladamos a la esfera del tiempo, en el que el plan de Dios el Padre, es colocado en las manos de Cristo, quien se mueve en el espacio y el tiempo para edificar la Iglesia. Debemos señalar que es un hecho histórico el que Jesucristo nació en este mundo hace más de 2000 años. Dios se hizo presente en la humanidad entonces, y después de estar en esta tierra por 33 años, Él murió en la cruz; fue sepultado; resucitó nuevamente y ascendió a los cielos. Éstos son todos hechos históricos que la Palabra de Dios nos da. Mientras Él estuvo aquí, Él nos redimió, y esa redención se llevó a cabo por medio de Su sangre. Este aspecto no es muy popular en el presente. La mayoría de la gente prefiere una religión hermosa, una religión que apele a su naturaleza estética. Ahora, la cruz de Cristo no apela a la parte estética del ser humano, y tampoco apela al orgullo del hombre. Desafortunadamente, en el día de hoy existen ciertos sectores del cristianismo en los que se hace una apelación a la vieja naturaleza del hombre, y por tanto, no se pone un énfasis en la sangre de Cristo, lo cual es considerado repulsivo. Una persona se presentó ante un maestro de la Biblia y le dijo: "A mí no me gusta escuchar hablar acerca de la sangre, eso es algo repulsivo para mí. Ofende mi naturaleza estética". Y el predicador le respondió con toda calma, con todo aplomo: "Yo estoy de acuerdo con usted, señora, que en este tema hay un aspecto repulsivo pero lo único que resulta verdaderamente repulsivo es en realidad su pecado y el mío". Así que el pecado es el elemento repelente en el tema de la redención por la sangre. En otra ocasión otra persona se acercó a un pastor pidiéndole que, al predicar, no pusiera demasiado énfasis en la sangre de Cristo. Él la miró y le respondió: "Puedo asegurarle que yo no voy a enfatizar demasiado ese aspecto". Pero cuando esa persona ya se disponía a manifestarle su agradecimiento, él pastor continuó diciendo: "Espere usted un momento, usted quizás no se da cuenta que, en realidad, uno no podría enfatizar ese tema demasiado". Bueno, es que ese aspecto puede resultar repulsivo para algunos, pero es por medio la sangre de Cristo que tenemos redención. Después de que Dios preparó el proyecto, el Hijo vino a esta tierra para formar la Iglesia con Sus manos taladradas con los clavos de la cruz. Todo el contexto del Antiguo Testamento expone la expiación del pecado por la sangre de un animal ofrecido en un sacrificio; pero este medio no podía quitar los pecados, sólo Cristo podía hacerlo. El escritor de la epístola a los Hebreos, dijo lo siguiente, en el capítulo 10, de esa epístola, versículos 6 al 13: "6Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 7Entonces dije: He aquí, vengo, Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí". 8Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda, holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (cosas que se ofrecen según la ley), 9y diciendo luego: He aquí, vengo, Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero para establecer esto último. 10Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de

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    Estudio bblico de Efesios 1:7

    Efesios 1:7

    Continuamos dentro la seccin doctrinal de esta carta, que abarca los captulos 1 al 3. El prrafo que hoy comenzamos se

    extiende desde el versculo 7 hasta el 12 y el nfasis recae en el hecho de la redencin por la sangre de Cristo. Leamos

    entonces el versculo 7, de este primer captulo de la epstola a los Efesios, que comienza el prrafo titulado

    Dios el Hijo pag el precio por la Iglesia

    "En l tenemos redencin por su sangre, el perdn de pecados segn las riquezas de su gracia"

    Estos versculos que tenemos ante nosotros son como las cumbres de diferentes montaas. Nosotros hemos estado

    saltando de una cumbre a otra cumbre. Y, seguimos pensando que vamos a llegar a una cumbre donde finalmente vamos

    a poder bajar y luego seguir adelante, pero no es as. Esto que tenemos aqu es muy importante y vital para nosotros en

    el presente.

    En el tiempo viajamos hacia la eternidad. En el pasado, Dios nos escogi, Dios predestin, y Dios nos hizo aceptos en el

    Amado, y ahora salimos de esa eternidad y nos trasladamos a la esfera del tiempo, en el que el plan de Dios el Padre, es

    colocado en las manos de Cristo, quien se mueve en el espacio y el tiempo para edificar la Iglesia.

    Debemos sealar que es un hecho histrico el que Jesucristo naci en este mundo hace ms de 2000 aos. Dios se hizo

    presente en la humanidad entonces, y despus de estar en esta tierra por 33 aos, l muri en la cruz; fue sepultado;

    resucit nuevamente y ascendi a los cielos. stos son todos hechos histricos que la Palabra de Dios nos da. Mientras l

    estuvo aqu, l nos redimi, y esa redencin se llev a cabo por medio de Su sangre. Este aspecto no es muy popular en

    el presente. La mayora de la gente prefiere una religin hermosa, una religin que apele a su naturaleza esttica. Ahora,

    la cruz de Cristo no apela a la parte esttica del ser humano, y tampoco apela al orgullo del hombre. Desafortunadamente,

    en el da de hoy existen ciertos sectores del cristianismo en los que se hace una apelacin a la vieja naturaleza del hombre,

    y por tanto, no se pone un nfasis en la sangre de Cristo, lo cual es considerado repulsivo.

    Una persona se present ante un maestro de la Biblia y le dijo: "A m no me gusta escuchar hablar acerca de la sangre,

    eso es algo repulsivo para m. Ofende mi naturaleza esttica". Y el predicador le respondi con toda calma, con todo

    aplomo: "Yo estoy de acuerdo con usted, seora, que en este tema hay un aspecto repulsivo pero lo nico que resulta

    verdaderamente repulsivo es en realidad su pecado y el mo". As que el pecado es el elemento repelente en el tema de la

    redencin por la sangre.

    En otra ocasin otra persona se acerc a un pastor pidindole que, al predicar, no pusiera demasiado nfasis en la sangre

    de Cristo. l la mir y le respondi: "Puedo asegurarle que yo no voy a enfatizar demasiado ese aspecto". Pero cuando esa

    persona ya se dispona a manifestarle su agradecimiento, l pastor continu diciendo: "Espere usted un momento, usted

    quizs no se da cuenta que, en realidad, uno no podra enfatizar ese tema demasiado". Bueno, es que ese aspecto puede

    resultar repulsivo para algunos, pero es por medio la sangre de Cristo que tenemos redencin.

    Despus de que Dios prepar el proyecto, el Hijo vino a esta tierra para formar la Iglesia con Sus manos taladradas con

    los clavos de la cruz. Todo el contexto del Antiguo Testamento expone la expiacin del pecado por la sangre de un animal

    ofrecido en un sacrificio; pero este medio no poda quitar los pecados, slo Cristo poda hacerlo. El escritor de la epstola a

    los Hebreos, dijo lo siguiente, en el captulo 10, de esa epstola, versculos 6 al 13: "6Holocaustos y expiaciones por el

    pecado no te agradaron. 7Entonces dije: He aqu, vengo, Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro est

    escrito de m". 8Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda, holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te

    agradaron (cosas que se ofrecen segn la ley), 9y diciendo luego: He aqu, vengo, Dios, para hacer tu voluntad; quita lo

    primero para establecer esto ltimo. 10Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de

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    Jesucristo hecha una vez para siempre. 11Ciertamente todo sacerdote est da tras da ministrando y ofreciendo muchas

    veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre

    un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. 13 All estar esperando hasta que sus enemigos

    sean puestos por estrado de sus pies;"

    Aqu en el versculo 7 de Efesios 1, cuando dice en l tenemos redencin se refiere al Amado, que es Cristo. Nosotros

    hemos sido aceptados en el Amado.

    La redencin es la obra principal de Cristo. En realidad traducindolo literalmente, lo que dice aqu es, "la" redencin. O

    sea, "En quien tenemos la redencin". El artculo "la" le da una prominencia, y el hecho de que es mencionada primero, le

    da la ms alta prioridad. se fue el motivo por el cual l vino a este mundo. En el evangelio segn San Mateo, captulo 20,

    versculo 28, leemos: Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate,

    por muchos. l vino aqu para pagar el precio de su redencin y la ma, estimado oyente. Nosotros ramos esclavos del

    pecado, y l vino para liberarnos, a darnos libertad, pagando un precio por nosotros.

    Hay tres palabras en el Nuevo Testamento que son traducidas al castellano, con la palabra "redencin". Una palabra que es

    muy importante es la palabra "agorazo", que significa comprar en el mercado. Aqu tenemos la figura de una ama de casa

    por la maana haciendo la compra del da. Encuentra lo que estaba buscando, lo coloca en la cesta, paga el precio

    requerido al vendedor. A partir de ese momento, lo que ha comprado, por supuesto, le pertenece. As es que la nica idea

    de esta palabra "agorazo" es la de comprar y llevar. sa es la palabra que el apstol Pablo utiliz en su Primera Epstola a

    los Corintios, captulo 6, versculo 20, donde dice: "Pues habis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en

    vuestro cuerpo y en vuestro espritu, los cuales son de Dios".

    La palabra griega "exagorazo" significa "comprar y retirar del mercado" y contiene la idea de comprar algo para el uso

    personal. l fue y nos compr en el mercado de esclavos. Es que alguien podra ir al mercado y comprar alimentos, y

    despus dirigirse a otro lugar donde escasearan esos productos y ponerlos a la venta para obtener un beneficio. Sin

    embargo, esta palabra "exagorazo" significa retirar los productos comprados del mercado no para volverlos a vender, sino

    para destinarlos al uso personal. De paso digamos que sa fue la palabra que us el apstol Pablo en su carta a los

    Glatas, captulo 3, versculo 13, donde dijo: "Cristo nos redimi de la maldicin de la ley, hacindose maldicin por

    nosotros (pues est escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)". Eso quiere decir que Cristo nos redimi, para

    que nosotros no furamos expuestos a la venta otra vez. l ha pagado el precio y nos ha sacado del mercado. Y ahora le

    pertenecemos.

    La tercera palabra griega para redencin es "apolutrosis", que es la palabra usada en este captulo en el versculo 7.

    Significa "liberar pagando un rescate para liberar a una persona". Y tiene este mismo significado en Lucas captulo 21,

    versculo 28: "Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguos y levantad vuestra cabeza porque vuestra redencin est

    cerca". sta es una hermosa palabra. Quiere decir no slo que uno va al mercado y paga el precio; ni sacar del mercado

    para el propio uso personal, y no vender ese producto nunca ms, sino que tambin significa el ponerlo en libertad o

    liberarlo despus de pagar el precio. La ltima idea se aplica a la compra de un esclavo para rescatarlo de la esclavitud y

    ponerlo en libertad. Y sta es la palabra para redencin que tenemos en este versculo 7 de Efesios 1. Es que el hombre ha

    sido vendido bajo el pecado y se encuentra en la esclavitud del pecado. Todo lo que usted tiene que hacer es mirar a su

    alrededor para comprobar que esto es verdad. El hombre es un pecador corrompido, un pecador perdido y no puede

    hacer otra cosa que pecar. Es un esclavo del pecado. Ahora, Cristo vino a pagar el precio de la libertad del ser humano. Y

    eso es lo que el Seor Jesucristo quiso decir con estas palabras: "Si el Hijo os libertare, seris verdaderamente libres".

    (Juan 8:36).

    Esta redencin es por Su sangre. se fue el precio que l pag. El apstol Pedro habl de esa sangre en su primera

    epstola, captulo 1, versculos 18 y 19, y dijo: "Pues ya sabis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la

    cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro y plata, sino con la sangre preciosa de Cristo,

    como de un Cordero sin mancha y sin contaminacin". La sangre de Cristo tiene mucho ms valor que el oro y la plata. La

    sangre del Hijo santo de Dios puede salvar a cada pecador en cualquier parte de este mundo, si ese pecador deposita su

    confianza en el Salvador. Nosotros tenemos la redencin por medio de su sangre, y el motivo por el cual l nos salva de

    esa manera es que, segn dice Hebreos 9:22, "Sin el derramamiento de sangre no hay remisin de pecados". ste es un

    principio del Antiguo Testamento aplicable a toda la raza humana, desde Adn hasta el ltimo hombre. Nosotros hemos

    sido redimidos, no por la sangre de animales, sino por la preciosa sangre de Cristo.

    Y as es que tenemos, como dice este versculo 7, el perdn de nuestros pecados, de nuestras transgresiones. Nuestro

    perdn, por tanto, no es un acto de una deidad indulgente impulsada sentimentalmente y dejando de lado la justicia, la

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    rectitud y la santidad. El perdn depende del derramamiento de la sangre. Requiere y depende del pago del castigo por

    los pecados. La muerte de Cristo y el derramamiento de Su sangre constituyen el fundamento para el perdn y sin l, no

    podra haber perdn.

    Creemos que aqu deberamos aprender a hacer una diferencia entre el perdn humano y el perdn divino. No son lo

    mismo. El perdn humano siempre est basado en el hecho de que se merece un castigo y que ese castigo no es

    impuesto. Simplemente quiere decir que uno borra o salda la cuenta. Dios es santo y justo. Por lo tanto, el perdn divino

    est siempre basado en el hecho de que ha habido una ejecucin del castigo y que el precio ha sido pagado. En otras

    palabras, el perdn humano llega antes de que sea ejecutado el castigo. Y el perdn divino, por otra parte, depende de

    que el castigo sea ejecutado. Es que la justicia de la ley requiere que se pague el castigo, que se cumpla la pena. En cierta

    ocasin un juez dijo: "Bueno, si Dios puede perdonar, entonces yo puedo perdonar". Pero, amigo oyente, Dios pag el

    castigo. Estar ese juez dispuesto a pagar el castigo en lugar de aquel que ha quebrantado la ley?

    Un Dios justo perdona en base a que el castigo ya ha sido ejecutado. Ahora, cundo fue ejecutado? Cuando Cristo

    derram su sangre hace ms 2.000 aos. El espectculo de Cristo derramando Su sangre en la cruz no resulta esttico y

    no le agrada a la naturaleza refinada del hombre civilizado de la actualidad. Al ser humano el pecado no le parece tan

    malo. Trata de ser sofisticado y se considera progresista y muy inteligente. Pero, amigo oyente, tenemos que reconocer

    que somos pecadores perdidos, y Dios no puede perdonarnos hasta que el castigo haya sido ejecutado. Y la buena noticia

    es que ese castigo ya ha sido ejecutado. Es por esa razn que en la Palabra de Dios uno encontrar el perdn mencionado

    junto a la sangre de Jesucristo. Porque el perdn depende de la sangre de Jesucristo. Aqu nos podemos dar cuenta de

    cun valiosa es la sangre de Cristo. Lo hemos dicho anteriormente y lo repetiremos otra vez. Acrquese a Dios siendo

    nadie, y permita que l le convierta en alguien. l puede perdonarle sus pecados porque l ya pag el castigo por sus

    pecados, y sa es la nica forma en que usted y yo podemos obtener el perdn por nuestros pecados.

    El Seor Jesucristo les dijo a Sus discpulos en el evangelio segn San Lucas, captulo 24, versculos 46 y 47: "As est

    escrito, y as fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer da; y que se predicara en su

    nombre el arrepentimiento y el perdn de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusaln". Pablo dijo lo

    mismo en su carta a los Colosenses, captulo 1, versculo 14: "en quien tenemos redencin por su sangre, el perdn de

    pecados". Cuando Jess se encontr con Pablo en el camino de Damasco, le dijo que se dirigiera a los no judos, como

    dice el relato en los Hechos 26:18, "Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la

    potestad de Satans a Dios; para que reciban, por la fe que es en m, perdn de pecados y herencia entre los santificados".

    El derramamiento de la sangre de Cristo y Su muerte en la cruz es el fundamento del perdn, sin lo cual no lo hay. Dios

    no puede perdonar hasta que el castigo haya sido pagado.

    La palabra para "pecados" es "paraptoma", que significa un delito o cada. El apstol Pablo describi el primer pecado del

    hombre como una transgresin en Romanos 5:15. Y utiliz la misma palabra en Romanos, captulo 4, versculo 25: "El

    cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificacin". As es que la palabra pecados

    incluye la lista completa de todos los pecados imputable al ser humano. Agustn lo expres concisamente al decir: "Cristo

    compr a la iglesia impura para poder hacerla inmaculada". Cristo la compr con Su propia sangre y pag el castigo por

    nuestro pecado.

    Como contina diciendo el versculo 7, la redencin y el perdn son otorgados "segn las riquezas de su gracia". Esa es

    una expresin interesante. Observemos que l no dijo "de" las riquezas de su gracia, sino "segn" las riquezas de su

    gracia. Permtanos ilustrar la diferencia que existe aqu. Hace algunos aos un millonario estaba jugando en un campo de

    golf y siempre le daba al caddie, su ayudante, una moneda. Como usted puede ver, l no estaba dando aqu segn sus

    riquezas: estaba dando de sus riquezas. Si este hombre hubiera dado segn sus riquezas, entonces su ayudante hubiera

    llegado a ser rico. Pues bien, de la misma manera, Dios nos ha redimido segn las riquezas de Su gracia. Dios es rico en

    gracia, y l est dispuesto a dar de acuerdo con Sus riquezas de gracia. l ha tenido que concederme mucha gracia a m,

    pero an le queda suficiente para usted. Dios tiene lo suficiente como para darnos a todos nosotros. Dios puede salvarle,

    guardarle, y todo ello debido a Su gracia.

    Estamos tratando el tema de la obra de Dios el Hijo a favor de la iglesia. Esa obra es triple: (1) Cristo nos redimi por Su

    sangre; (2) l ha revelado el misterio de Su voluntad; y (3) l nos recompensa con una herencia.

    Hemos examinado las palabras griegas para la redencin y vimos que implicaban el pago de un precio que era la sangre

    de Cristo: podemos tener perdn porque l pag el precio. Sabemos que, figurativamente hablando Cristo fue al mercado

    donde estbamos en venta con el grupo de esclavos del pecado y nos compr a todos. Dios va a usarnos para S mismo y

    entonces establece una relacin personal. Tambin vimos que nos compr para ponernos en libertad. Y hay que destacar

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    que la palabra para redencin en el versculo 7 de este captulo 1 de Romanos, "apolutrosis", significa que Dios nunca le

    pregunta qu ha hecho usted por l. Y esto es precisamente lo maravilloso de la gracia de Dios; cuando Dios le salva por

    Su gracia, no le pone en deuda con l. Dios le compr para ponerle a usted en libertad.

    Alguien podra preguntar: pero no tenemos que servirle? Es verdad. Pero sobre una base diferente, es decir, en base a

    una nueva relacin; una relacin de amor. En Juan 14:15, lemos que el Seor Jess les dijo a Sus discpulos: "Si me

    amis, guardad mis mandamientos". No les dijo: "como he muerto por vosotros, tenis que cumplir mis mandamientos".

    Les dijo, si me amis. As que, si hoy usted le ama, l quiere que usted le sirva. Si usted no le ama, olvdese de este tema

    del servicio. Hoy omos hablar mucho de tener un compromiso con Cristo. Estimado oyente, usted y yo tenemos muy

    poco que comprometer ante l. Tenemos que responder con una actitud de amor hacia Dios y ello implica una base

    totalmente diferente. Nosotros le amamos porque el nos am primero.

    Hay una historia de la poca de la esclavitud que ilustra esta gran verdad. En la poca de la esclavitud, haba una hermosa

    joven que estaba a la venta en un grupo de esclavos. Entre los posibles compradores se encontraba un propietario de

    esclavos que era realmente brutal en el trato con ellos y ste comenz a pujar por ella. Cada vez que l haca una oferta, la

    joven se estremeca y una expresin de temor apareca en su rostro. Pero all se encontraba tambin el rico propietario de

    una plantacin que era muy bondadoso con sus esclavos: ste tambin comenz a pujar por la joven. Hizo una oferta

    mayor que el otro hombre y compr a la joven. Pag el precio acordado y comenz a alejarse. La joven, entonces, le

    sigui; pero l se dio vuelta dirigindose hacia ella y le dijo: "No me interpretes mal. Yo no te compr porque necesitaba

    una esclava. Te compr para ponerte en libertad". Ella simplemente se qued inmvil y aturdida slo por un instante. Y

    despus, cay sobre sus rodillas diciendo: "por qu? Yo te servir para siempre". Esta sencilla historia ilustra la base

    sobre la cual el Seor Jess quiere que le sirvamos. l le am, pag un precio por usted. Se entreg a S mismo y

    derram Su sangre para que usted pueda tener el perdn de sus pecados. Este perdn es totalmente suyo si usted est

    dispuesto a venir a l y aceptarle como su Salvador. Estimado oyente, nunca olvide que su redencin, su liberacin y el

    perdn le son otorgados por Dios conforme a las riquezas de Su gracia.

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