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D'ETNOClltAFlA DE CATALUNYA 1992-93, 9:141-IS4 NUEVAS APARICIONES O LA BETERODOXIA DENTRO DE LA HETERODOXJA Josefina Roma UNIVERSITAT DE BARCELONA Parece como si las beterodoxias tuvieran que estar mejor preparada$ para la crítica intt:ma y prevenidas contra el poder abusivo sobre las conciencias y el pensamiento de sus miembros, pero no es así. De hecho aceptan la compañía de otras heterodoJitias mientras su estabilidad no esti asegurada en ninglln campo pero cuando existe el nW núnirno punto de apoyo, la nueva ortodoxia parcial utiliza todo su poder coercitivo y de disuasión para expulsar de su seno cualquier amago de disidencia. Este hecho, de etemo retorno en la rueda de la ortodoxia, podemos observarlo en çan cantidad de campos del poder. Especialmeate interesante me parece en el terrena de las luchas entre la jerarquia eclesiútica y los movimientos aparicionistas de estos \lltimos ai\os. Voy a reflexionar sobre dos a.pariciones c:oncre:tas que tuvieroo grandes problemas con el obispado y que a su vez genera.ron cismas en su interior. Las relaciones entre la nueva ortodoxia y su heterodoxia correspondiente pueden servimos de modelo para un prototipo de relaciones de poder. La primera aparición corresponde a la ermita del Remei en St. Vicenç dels Horts en el Baix Llobregat y la segunda. a un desarrollo posterior de Can Cerdà, en Cerdanyola, Vallb Occidental . Vamos a repasa.r a vuelapluma los rasgos mis importantes de ambos centros. El Remei era una ermita tradicional enclavada en una propiedad privada y a la que acudian en romeria los pueblos de alrededor: Cervelló, Sta. Coloma de Cervelló, La Palma de Cervelló, Torrelles, etc. St. Vicenç dels Horts, como le habCa ocurrido a la vecina población de l' Ordal hace oús de dos siglos, tuvo sus en!rentamientos rel i giosos. En esta segunda, los enfrentamientos fueron debidos a la existencia de focos jansenistas . Así mismo, a futales de los a.i\os ambas poblaciones participaron en una oleada de integrismo religiosa centrada en el grupo de El Palmar de Troya. De hecho, Clemente (el •papa• del Palmar), estuvo al comienzo de su actividad en St . Vicenç e hizo proselltismo entre varias familias importantes de la zona, que se arruinaron debido a las cuantiosa.s donaciones que hicieron a El Palmar. Con este dinero, joyas e inversiones, cree la gente de St. Vicenç que se empez.ó a financiar FJ Palmar. Ha perdurado hasta nuestros dfas un grupo de seguidores de FJ Palmar, pero a finales de los 60 y principios de los 70 gozaban de una influencia popular que les permitía organizar viajes colectivos allugar del Lentisco o Palmar. En uno de estos viajes, cuenta que un poco para divertirse, habfa ido Jost Casa.sa.mpere, el vidente de St. Vicenç. Era un joven tnctorista, juerguista y alegre, pero volvió de su \iaje cambiado y poco apoco empezó a sentirse Uamado por las apariciones de la Virgen. Por otra parte, un vídente andaluz, Antoni o Ruiz, también procedente de las primeras apariciones de El Palmar, a las que había acudido también en broma , vino a Barcelona con una misión concreta, b de encontrar un Jugar donde la Virgen querla encontrarse con su.s tietes. Ambos videntes estuvieron buscando el lugar en que la Vtrgen iba a manifestme, 148 Arxiu d'Etnografia de Catalunya, nº 9, 1992-93, 148-154 ISSN: 0212-0372. EISSN: 2014-3885 http://antropologia.urv.cat/revistarxiu

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~ D'ETNOClltAFlA DE CATALUNYA 1992-93, 9: 141-IS4

NUEVAS APARICIONES O LA BETERODOXIA DENTRO DE LA HETERODOXJA

Josefina Roma UNIVERSITAT DE BARCELONA

Parece como si las beterodoxias tuvieran que estar mejor preparada$ para la crítica intt:ma y prevenidas contra el poder abusivo sobre las conciencias y el pensamiento de sus miembros, pero no es así. De hecho aceptan la compañía de otras heterodoJitias mientras su estabilidad no esti asegurada en ninglln campo pero cuando existe el nW núnirno punto de apoyo, la nueva ortodoxia parcial utiliza todo su poder coercitivo y de disuasión para expulsar de su seno cualquier amago de disidencia.

Este hecho, de etemo retorno en la rueda de la ortodoxia, podemos observarlo en çan cantidad de campos del poder. Especialmeate interesante me parece en el terrena de las luchas entre la jerarquia eclesiútica y los movimientos aparicionistas de estos \lltimos ai\os.

Voy a reflexionar sobre dos a.pariciones c:oncre:tas que tuvieroo grandes problemas con el obispado y que a su vez genera.ron cismas en su interior. Las relaciones entre la nueva ortodoxia y su heterodoxia correspondiente pueden servimos de modelo para un prototipo de relaciones de poder.

La primera aparición corresponde a la ermita del Remei en St. Vicenç dels Horts en el Baix Llobregat y la segunda. a un desarrollo posterior de Can Cerdà, en Cerdanyola, Vallb Occidental.

Vamos a repasa.r a vuelapluma los rasgos mis importantes de ambos centros. El Remei era una ermita tradicional enclavada en una propiedad privada y a la que acudian

en romeria los pueblos de alrededor: Cervelló, Sta. Coloma de Cervelló, La Palma de Cervelló, Torrelles, etc.

St. Vicenç dels Horts, como le habCa ocurrido a la vecina población de l'Ordal hace oús de dos siglos, tuvo sus en!rentamientos religiosos. En esta segunda, los enfrentamientos fueron debidos a la existencia de focos jansenistas. Así mismo, a futales de los a.i\os sez~ta, ambas poblaciones participaron en una oleada de integrismo religiosa centrada en el grupo de El Palmar de Troya. De hecho, Clemente (el •papa• del Palmar), estuvo al comienzo de su actividad en St. Vicenç e hizo proselltismo entre varias familias importantes de la zona, que se arruinaron debido a las cuantiosa.s donaciones que hicieron a El Palmar. Con este dinero, joyas e inversiones, cree la gente de St. Vicenç que se empez.ó a financiar FJ Palmar.

Ha perdurado hasta nuestros dfas un grupo de seguidores de FJ Palmar, pero a finales de los 60 y principios de los 70 gozaban de una influencia popular que les permitía organizar viajes colectivos allugar del Lentisco o Palmar.

En uno de estos viajes, cuenta que un poco para divertirse, habfa ido Jost Casa.sa.mpere, el vidente de St. Vicenç. Era un joven tnctorista, juerguista y alegre, pero volvió de su \iaje cambiado y poco apoco empezó a sentirse Uamado por las apariciones de la Virgen. Por otra parte, un vídente andaluz, Antonio Ruiz, también procedente de las primeras apariciones de El Palmar, a las que había acudido también en broma, vino a Barcelona con una misión concreta, b de encontrar un Jugar donde la Virgen querla encontrarse con su.s tietes.

Ambos videntes estuvieron buscando el lugar en que la Vtrgen iba a manifestme,

148 Arxiu d'Etnografia de Catalunya, nº 9, 1992-93, 148-154

ISSN: 0212-0372. EISSN: 2014-3885 http://antropologia.urv.cat/revistarxiu

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procediendo siempre del mismo modo, es decir, yendo a emplazamientos de ermitas tradicionales de los alrededores. Por fin, en el monte donde estaba la ermita del Remei, recibieron la visión de que habían Uegado al lugar señalado. ·

En esta tpoca empezaron los problemas de instalación del Santuario. De hecho, ya existía una ermita, pero las autoridades diocesanas privàron a los nuevos devotos de utilizarla. La ermita permanecía cerrada en s us pereg.rinaciones mensual es del dia 5, y en su puerta fijaron estam pas o grabados de la Santa Faz (clara influencia palmarista}. de San José, del P.Pío de Pietrelcina, e incluso de Fray Leopoldo, un capuchino granadina muerto en olor de santidad cuya veneración se había extendido a partir de la difusión de las apariciones andaluzas.

Aquellos fue.ron tiempos de investigacióo del obispado que tenia motivos para estar intranquilo por las quejC(S de los ~ locales, que sufrían en sus propias demarcaciones la influencia de los fieles de FJ Palmar. HabCa tenido lupr la gira de un sacerdote de procedeocia incierta que celebraba la misa en casas particulares y que había tenido serios enfrentamientos con los púrocos. Incluso subió a Montserrat con un grupo de seguidores inte:rfiriendo las celebraciones del monasterio con otras paralelas en d ca.marín de la Virgen.

FJ obispado en aquellos momentos pasaba por una etapa intermedia entre la descalificación total de los grupos aparicionistas, con un recuerdo muy claro de la ayuda que deb!a presta.de el poder civil para atajar estos •cismas• religiosos, y la actitud posterior de ignorar todo movimiento de este tipo para dejarle morir por sí mismo.

A finales de los años 60 y principio de los 70 estos grupos aparicionistas presentaban una cierta beligerancia, que después perdieron en estos Jugares concretos pero que se consemS o renació en otros Jugares, como Sarral en Catalunya. o Alcira en el Pais ValenciA, por ejempJo.

Por Jo tan to, las autoridades religiosas deb!an tomar partido ante los requerimientos de sus púrocos que ve!an a aquellos grupos como elementos desestabiblizadores, en forma ett:cientt, de sus comunidades a las que dirig!an por la senda marcada por d Concilio Vaticana n.

En esta etapa postconciliar se sentían impotentes y deoepcionados frente a una reac:ción integrista de manifestación popular. Sin embargo, segu&.n actuando administrativarnente como en etapas anteriores, llarnando a declarar a los protagonistas o pidiendo informes.

El Remei echó mano enseguida del consejo y dirección de dos teólogos jesuitas especializados en el tema de las apariciones por haber participada en la observación de otra muy importante, Ja de Pepita Pugb de Can Cerdl, en Cerdanyola. ElJos fueron los encargados de establecer un puente entre el obispado y el grupo de la aparición, no solamente aclarando la situación y tranquilizando a la jerarquia sino tambibl, purificando ta devoción que se estiba formando. Retiruon las estampas de Fray leopoldo, puesto que al no estar canonizado no se podCa rendirle cuito públicamente. Algunas de las preces fueron suprimidas, como la parte de la Jetanía en la que se decía: •san Jost asunto al Cido•, dando un cariz cada vez mis ortodoxo, al menos en apariencia, a toda la devoción. Este camino emprendido traería oonsecuencias muy importantes en la cohesi6n del g,rupo.

Antonio Ruiz, siguió en FJ Remei con Jost Casasampere hasta 1973. Los mensajes que recib!an eran bisicamente los mismos y los seguidores de estas apariéiones coocretas les consideraban por un igual. Sin embargo, con el tiempo se fueron viendo ciertas diferencias entre eUos. Frente a Jost Casasampere que siguió la tendencia de concentruse en el lugar sagndo, Antonio Ruiz seguía teniendo ~:xtasis en cualquier Jugar. en lo alto de una escalera, conducieodo, etc. Los mensajes iniciales mandaban a los videntes a diversos Jugares de apa.riciones, a conectar con todas elias y sobretodo a EJ Palmar. Antonio Ruiz siguió estas oonexiones, yendo de un Jugar a otro, Monte Umbe, Ladeira, Garabandal, El Palmar. Jost se reduciña mis tarde a El Remei, y sus peregrinaciones serían Jugares ortodoxos, como Roma.

Frente al gran dinamismo presentado por estos grupos que contactaban con todos los videntes y enlazaban, en su justificacióo, a una serie determinada de apariciones, la influencia de la dirección de los dos jesuitas fue alejando cada vez mis estas pr.icticas para evil2r la

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procediendo siempre del mismo modo, es decir, yendo a emplazamientos de ennitas tradicionales de los alrededores. Por fin, en el monte donde estaba la ermita del Remei, recibieron la visión de que habían llegado al Jugar señalado. ·

En esta tpoca empezaron los problemas de instalación del Santuario. De hecho, ya existía una ermita, pero las autoridades diocesanas privan>n a los nuevos devotos de utilizarla. La ermita permanecía cerrada en sus peregrin.aciones mensuales del día S, y en su puerta fijaron estampas o grabados de la Santa Faz (clara influencia palmarista), de San José, del P.Pío de Piettelcina, e incluso de F ray Leopoldo, un capuchino grana.dino muerto en olor de santidad cuya veneracióo se había extendido a partir de la difusi6n de las apariclones andaluza.s.

AqueUos fueron tiempos de investigaci6n del obispado que tenía motivos para estar

intranquilo por las quejéiS de los pMroc:os locales, que sufrfan en sus propias demarcaciones la influencia de los fieles de El Palmar. Habf.a tenido Jugar la gira de un sacerdote de proc:edencia incierta que celebraba la misa en casas particulares y que babfa tenido serios enfrentamientos con los pmocos. Incluso subió a Montserrat oon un grupo de seguidoT'e$ intcrfiriendo las celebraciones del monasterio con otras paralelas en el camarln de la Vir¡en.

El obispado en aquellos momentos pasaba por una etapa intermedia en~ La de:scalificación total de los grupos aparicionistas, con un recuetdo muy claro de la ayuda que debfa prestarle el poder civil para atajar estos •cismas• religiosos, y la actitud posterior de ignorar todo movimiento de este tipo para dejarle morir por sí mismo.

A finales de los años 60 y principio de los 70 estos grupos aparicionistas presentaban una cierta beligerancia, que despub perdieron eu estos Jugares concretos pe.ro que se conservó o renaci6 en otros Jugares, como Sarral en Catalunya, o Alcira en el País Valenc~. por ejempJo.

Por Jo tan to, las autoridades religiosas debfan tomar partido ante los requerimientos de sus púrocos que vdan a aquellos grupos como elementos desestabiblizadores, en forma crecientt, de sus comunidades a las que dirigía.n por La senda marcada por el Concilio Vaticano n.

En esta etapa postconciliar se sentían impotentes y decepcionados frente a una reacción integrista de manifestaci6n popular. Sin embargo, segufan actuando administrativarnente como en etapas anteriores, llamando a declarar a los protagonistas o pidiendo informes.

El Remei ech6 mano enseguida del constJo y dirección de dos teólogos jesuitas especializados en el tema de las apariciones por haber participada en la observaci6n de otra muy importante, la de Pepita Pug~ de Can Cerdà, en Cerdanyola. Ellos fueron los encargados de estabJecer un puente entre el obispado y el grupo de la aparici6o, no solamente aclatando La situación y tranquilizando a la jerarquia sino tambi~. purificando la devoción que se estaba formando. Retiraron las estam pas de F ray Leopoldo, puesto que al no estar canonizado no se pod{a rendirle cullO públicamente. Algunas de las preces fueron suprimidas, como La pane de La ldanía en la que se decía: •san Jo~ asunto al Cielo•, dando un cariz cada vez mas ortodoxo, al menos en apariencia, a toda la devoción. Este camino emprendido traerfa consecuencias muy imponantes en la cohesión del grupo.

Antonio Ruiz, siguió en El Remei con J~ Casasampere basta 1973. Los mensajes que recibfan eran Wsicamente los mismos y los seguidores de estas aparictones concretas Les consideraban por un igual. Sin embargo, con el tiempo se fueron viendo ciertas diferencias entre ellos. Frente a Jo~ Casasampere que slguió la tendencia de conceotrarse en el lugar aagndo, Antonio Ruiz seguía teniendo ~xtasis en cualquier lugar. en lo alto de una escalera, conducieodo, etc. Los mensajes iniciales mandaban a los videntes a diversos lugares de apariciones, a conectar con todas elias y sobretodo a El Palmar. Antonio Ruiz sigui6 estas conexiones, yendo de un !agar a otro, Monte Umbe, Ladei.ra, Oarabandal, El PaJmar. J~ se reduciría mas tarde a Fl Remei, y sus peregrinaciones senan lugares ortodoxos, como Roma.

Frente al gran dinamismo presentado por estos grupos que contactaban con todos los videntes y enlazaban, en su justificaci6o, a una serie determinada de apariciones, la influencia de la direcci6n de los dos jesuitas fue alejando cada vez mas estas p~cas para evitar la

149 Arxiu d'Etnografia de Catalunya, nº 9, 1992-93, 148-154 ISSN: 0212-0372. EISSN: 2014-3885 http://antropologia.urv.cat/revistarxiu

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contaminación de los videntes, puesto que con este contacto surgía una competitividad que enturbiaba la credibilidad y pureza del vidente.

En este momento, los mensajès de Antonio Ruiz empezaron a insistir sobre la unidad y sobre el descontento de la Virgen ante las críticas intemas y las desconfianzas mutuas. Se hace referencia a la caridad con los hermanos y abundan frases como: •no juzguéis y no seréis juzgados•.

Pronto surgir.i una cuestión que separar.t. a ambos videntes y que de hecho no es llW que un pretexto que subraya una fisura que se había hecho definitiva.

De este modo se hacen patentes varias intervenciones atribuidas al deroonio y que 50ll

justificadas, en principio, por la universalidad de sus intervenciones en Jugares santos y con personas santas. José Casasampere sufre una agresión del demonio que intenta ahogarle, y también se le aparece una figura de Cristo, convenciéndole para que se sacara el escapulario, pero al pedicle que tire el crucifijo José le reconoce y acaba aquí su intervención.

Antonio Ruiz sufre una aparición del demonio en forma de la Virgen María. Fl demonio es reconocido al cabo de un rato. Pero las narraciones y justificaciones que se hacen de los hedlos enfatizan la confusión e inseguridad que a partir de entonces empezó a sentir Antonio, siendo esta la causa de que la gente se alejara de él según las fuentes •ortodoxas• del Remei. Se sabe que bubo una pelea entre ambos videntes y se separaron.

Pero el verdadero cisma venía ges~dose ante la diferente pe.rsonalidad de sus apariciooes. En el Remei se siguió con José Ca.sasampere como único vidente, cuando en su primera época había tenido una justificación de la video te andaluza Mana Martín, es decir cuando había contado con la intervención y apoyo de otros videntes y lugares de aparición.

Por otra parte, los sacerdotes directores recondujeron el fenómeno hacia contextos IIW ortodoxos y los separaron completamente de El Palmar e incluso pidieron a sus seguidores que no se acercaran al Santuario. Todo esto respondía al descrédito que iba cobrando El Palmar y al rechazo que inspiraba en el Obispado.

El Remei no ha llegado a reutiliz.ar la ennita que ha quedado desbordada por los nuevos Jugares de la Aparición y los dictados de la misma. Asf, el grupo de fieles o Apóstoles, se ha encargado de la construcción de unas gradas detras de una fuente, por ahora seca, puesto que Ja Virgen ha prometido que ma.nar:i agua. Han hecho varias capillitas a S. Francisco, al Nacimiento .. . Han plantado una cruz de tamaño natural, que la gen te besa duran te el ritual mensual, debido a estar enclavado en un Jugar significativo de aparición. Han puesto una imagen de S. Miguel a la entrada y han ajardinado gran parte del camino. Alrededor de la explanada donde antes se reunían los romeros delante de la ermita, han dispuesto bancos. Tambiéo han construido un Via Crucis cuyas estaciones han sido marcadas personalmente por la Virgen y por ·último, ellapr sagrado ba pasado de estar dentro de la ermita (hoy convertida en almacén del material de Jas peregrinaciones) a estar a un lado, un poco mas en la cima del monte, en un Jugar donde la Vir¡en se posó, y que han cubierto con un cristal que se besa de rodillas.

Detnis, a modo de nichos de cementerio, hay ahora una construcción con una reproduccióo de la Virgen de El Remei, titular de la ermita, la Santa Faz, Sta. María de Cervelló, que habla vivido en una casa cercana hoy en el recinto del Santuario, y S. José. Mcisabajo hay un reclinaiDrio de piedra, donde se impone el velo de la Vtrgen a los enfermos.

La reconversión del paisaje se ha efectuado, junto con la Uegada del camino basta d Santuario, por un Jugar donde antes sólo se podl'a ir a pie.

La nueva devoción y romeria mensual del día S, ampliada para el círculo de fieles de cada miércoles por la noche, ha sustituido a las antiguas romerías comarcales. Hoy día suelen tletme varios autocares que llegan de las comarcas del Barcelonès y del Segrià.

Uno de los padres jesuitas ha seguido con la dirección de los rituales y con la interpretadda y divulgación de los mensajes. También se ha constitluido en Barcelona, bajo su dirección, una asociación de Hijas de María del Remei, que se reúnen para celebrar los primeros scibado$.

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Por otra pacte, el vidente J~ Casasampere, por encargo de la Virgen, ha fundado en St. Vicenç una residencia de ancianos desvalidos a los que cuida personalmente.

La impresión de buroctatizaci<5n es evidente en todos los campos y las plegarias se anotan en un papel impreso haciendo constar nombre y dirección de quien formula la petición.

Las apariciones públicas, aunque sedan, se ban ido espaciando y cada vez se bace ITW rara la presencia del vidente en las romerfa.s del día S. FJ texto de los mensajes no es asequible al gran pllblico y sólo circula entre los •apóstotes•.

Esta es, g.rosso modo, la evotucióo del sector que se ha constituido en ortodoxia, con la cual aleja a quien no sigue sus directrices. La estratificaci6n de los círculos de creyentes se bace evidente por las tareas, atribuciooes e informaciones quecomparten. FJlo ha redundado últimamente en la disminución de público en las romerías del dia S en relacióo a otras qx,cas en las que el contacto era directo y no se había formado esta barrera entre el poder de la información y los creyentes en general que, en la mayorla de las veces, sólo reciben versiones de segunda maoo.

En el otro extremo, el cisma de Antonio Ruiz se lleva tras de sí a un grupo de fictes y establece su Jugar sagrado en otra ermita, bastante deterio:rada, situada en Sta. María de Montcada. La ermita es la de Nuestra Señora del Turó, situada en una partida que aparece en los mensajes como •de los Pinos•. La ermita data del s. XII y fue reconstruïda en el s.xvm gracias a la intervención de una religiosa de la Orden de las Dominicas de la Anunciata, aunque cuando fue reutilizada por el grupo de Antonio Ortiz estaba en bastante mal estado.

La actividad en este nuevo Jugar sagrado dura. por lo menos, hasta 1976 y los mensajes de La Virgen insisten en que ha abandonado su presencia el Jugar de El Remei y que se ha trasladado all!, porque en el antiguo centro han dejado su pureza, se han separado del verdadero camino. lncluso llega a decir que all{ ftngen tener apariciones y ¡r.rolúbe a Los ñeles cismiticos vol ver a El Remei. También Cristo declara que los Pinos es el \1nico Jugar de Cataluña donde se apanc:e. En alguno de los mensajes se especifica que todavía no ha levantado la prohibición de subir a El Remei.

En Los Pinos tienen Jugar contactos directos, como la aparición de Cristo que te administra la Sagrada Forma a Antonio Ortiz de fonna visible a todos. Es decir, sigue con todo el contacto directo posible, sin trabas ni alejamiento entre el vidente y los fieles .

Perola búsqueda de la legaUdad se haoe evidente, pidiendo la Aparición que se restaure la capilla y se celebren rnisas en et recinto. Mientras, el ¡ru:po sigue viajando a Jugares tradiciooales en la devoción aceptada, como MontserraL Esto es, intentando de algún modo, participar de La ortodoxa de cultos consolidados, ace:randose a ellos con visiones y mensajes que verifican y aprueban esta identidad.

El esfueno de legitimación es coostante aunque se mantiene la oposición al grupo origioario al que despoja de todo contacto con la Aparición.

Finalmente, Antonio Ortiz, que había sido novicio en una orden religiosa, que posteriormente se había casado, que había recibido una gran influencia de Clemente de El Palmar (al que trata de justificar en sus visiones que declaran que ha sido calumniado e injustamcnte tratado) acaba por volver a El Palmar, desapareciendo de la escena de Montcada y de El Remei.

Los seguidores de El Remei no le recuerdan ya. excepto los del primer momento, que aseguran que se casó y que luego se fue a El Palmar, peco no he Uegado a saber si confunden su anterior matrimonio o se trata de uno posterior.

En et segundo Jugar de nuestra consideración, Can Cerdà, nos encontramos con una vidente única, Pepita Pug~. que tiene visiones desde su infancia, en cua1quier Jugar, pero que en algdn momento situado a finales de los &aos 60, la Virgen le insta a ir a un Jugar que bendecini particutarmente. Esto es, pasa de sus visiones privadas a otras públicas en un Jugar sagrado.

Ayudada por una familia protectora, esta vidente, de gran humildad de cancter, encueotra en el terreno de Can CerdA ellugar indicado por La VJ.Tgen. Sobre un Vbol caldo, cerca de una fuente y frente a una explanada que linda con un restaurante, Pepita Pugès tiene sus visiones de La

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Virgen, lo que reunió desde el principio a gran cantidad de geote que pudo ver el fenómeno del sol girando y cambiando de colores.

El obispado nombro una comisión que examinó el caso e incluso Uamó a la vidente para pregunta.rle sobre los puntos que podían hacet decidir a la jerarquía sobre la posibilidad del fenómeno. Como consecuencia de ello le prohibió volver al lugar de Can Cerdà, orden que Pcpita cumplió pues era una persona sencilla y obediente que quería seguir dentro de la Iglesia.

Ya antes de su muerte aparecieron por ellugar videntes y curanderas intentando arrimarse al prestigio de las apariciones, pero fueron rechazadas por el grupo de fieles m1s inmediatos e inlluyentes, entre ellos, los que se encootraban como observadores de los jesuita.s menci<mdos anteriormente. No se quería que las apariciones de Pepita perdieran credibilidad por la mezda y participación de quienes podrían desprestigiarlas.

Después de su muerte, se fundó un patronato con un servicio de onlen y con una organízación de actividades tales como la publicación de un boletín mensual con todas las noticias referentes al santuario. Se fundó una casa para retiros y reuniones de seguidores y de jóvenc:s de Can Cerdà. En este campo se evolucionó mucho puesto que existe toda una organización con reuniones periódicas con una aoción social para la formación de jóvenes, etc.

Por otra parte, las romerfas mensuales, que se oelebran cada dla 11 coogregan unos dos autocares de Barcelona y del barrio de Horta, mis un número indeterminado de velúaJlos particulares que proceden de toda la provincia.

Sin embargo, la construcción de una capilla ha sido vetada por el obispado hasta hacc dos años en que dio su consentimiento siempre que no coincidiera con el lugar exacto de las apariciones, pero la Administracióo Civil ha retrasado la ejecución del proyecto. El grupo de fieles responsables del santuario han edificado bien poco en todo este tiempo. Han rodeado con una a:rca m~ica todo el recinto, han construido una caseta cubierta para las velas y otra como depósiiD de material. Se colocó una imagen de piedra artificial de la Virgen de Lourdes, puesto que se apatecía con esta a.dvocación , y la protegieron con una vitrina. El úbol sobre el que se aparecfa, fue r.ipidarnente convertido en reliquias que arrancaban los tietes y hoy subsiste sólo el tronco muerto.

El recinto y la romería mensual han atra!do y producido gran cantidad de videntes de diversa importancia. Uno de estos casos es el de una mujer que obtuvo su curación en una de estas romer!as y que fue entrando progresivamente en un proceso de videncia, primero en locuciooes y mis tarde, debido a una visita ordenada por La Virgen a El Escorial, en visiones que, en ciertos perfodos, han Uegado a ser diarias.

Esta vidente ha organizado gran cantidad de cedculos de oración y acude con sus amigas y fieles a las romerfas del día 11 .

Su actitud para con otros videntes de otras partes suele ser abierta, visiW\doles con frecuencia y recibiendo cartas de unos y otros. Tambi6n da conferencias por toda Espai\a aa:rca de los mensajes que ha recibido de la Virgen.

Si nos interesa citar est.e ejemplo es porque ha sido considerado como ortodoxo per la organización de Can Cerdà. De hecho, sus visiones no tienen luga.r en el Santuario. En carnbio se ha originado una confrontación con otro grupo creado alrededor de otra vidente de Vila.decans que proclama ser la continuadora de Pepita Pugb de la que a veces recibe mensajes.

Su curriculum venla avalado por un 4lbum de fotograffas que recogían algunos fenómenos considerados extraordinarios que bab!an dejado constancia fotografica, sistema tste ya comenz:ado por mí en otra ocasión.

Esta oueva vidente intentó ser aceptada por la •ortodoxia• del Santuario pero no lo consiguió y se la echó con cierta violencia. En alguna ocasión se intentó incluso recurrir a la Guardia Civil para que la hiciera marchar, parece ser que en pleno ~xtasis .

Cuando se la echó, sus seguidores y otros que :se separaron del antiguo grupo siguieroo celebrando sus romerías en otro momento de los d!as 11, por la mañana y fuera del recinto valUdo. De hecho han tenido problemas por estar siempre vigilados de modo que a veces deben ca.rr:Diar

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el dia de sus encuentros. Esta vidente ofrece una vida de visiones desde la infancia, de modo parecido a Pepita Pugès,

de la que había sido amiga personal, y $e presenta con un trato directo. Los mensajes que transmite son de La Virgen y a veces de Pepita Pugès y los oyen directamente los devotos porque esthl junto a ella.

Sus mensajes insisten en presentaria no solo como continuadora de Pepita sino como la culminación de un proceso que La Virgen bubiera preparada.

Los seguidores de este orden nuevo atacan la ortodoxia de Can Cerdà culP'f\doles de haber utilizado mal los fondos de las aportaciones y tambitn crten que otros videotes nW •ortodoxos" estan perdiendo su carisma porque no obedecen la voz de La Virgeo, lo cual puede acarrearles grandes desgracias. En consecueocia exhortan a los demis a que reccn por ellos porque se cstin alejando del camino.

Esta acusación de púdida de fidelidad y pureza es rechaz.ada con la violencia y la expulsión. Como vemos, en ambos casos estudiados se produce una división similar. Grupos que ban

sido consolidados por su perduración, aunque no por su aprobación total de lajerarquía eclesi~. pero sí con una cierta condescendencia, son celosos de sus privilegios y alejan de sí cualquier gNpO nuevo o antiguo que se oponga a su imagen adquirida con tanto esfuen:.o.

Por esto se alejan palmaristas y curanderos pero tambitn cualquier nuevo intento de reconducir lo maravilloso en el Santuario.

Las normas establecidas rechazan a los disidentes con las mismas acusaciones, superchería, intervención del demonio, que en sus tiempos padecieron la clase de las heterodo~ primeru. FJ orgullo y la falta de obediencia a la jerarquia es substituido aquí por la falta de docilidad al proceso establecido por el poder del propio Santuario. No se admiten espontaneos que traten de apropi.arse del prestigio adquirido.

Los disidentes enarbolan el arma del contacto directo y de la perversión y esclerosamicnto de la antigua fuente, y aún de la posible desaparición del wisma otorgado por su infidelidad y contaminación. De esta manera, el grupo de fieles se desorienta, puesto que esli tvido de maravillas y el distanciamiento progresivo de los videntes, ya sea por guardaespa.Jdas, como en el caso de El Escorial, ya sea por su rara aparición , como en El Remei, desilusiona y enfría la relación.

Pero las armas de la "ortodoxia" no son menos certeras: el peligro de ta intervención demoníaca llevaria a los fieles al punto diametralmente opuesto de donde quieren ir.

Si esto no es bastante convincente queda el recurso al poder •temporal" al que sc reclama, como en el caso de las fundaciones de Magdalena Aulina de Banyoles, al hacetse la siguiente pregunta apenas terminada ta Guerra Civil: • ¿Tuvo conexiones el Bañolisrno con et movimiento Rojo-Separatista'l". Esta sola sospecha podia desencadenar una investigación por parte de las autoridades civiles de la época, y puestas en boca de los contrariosa la figura de Magdalena Aulina tenía casi el valor de una denuncia pública.

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