Estado democrático, educación popular y creación colectiva

32
mapas ESTADO DEMOCRÁTICO EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA Aportes desde Brasil y Argentina para una PEDAGOGÍA de la acción pública y la construción política estatal VALÉRIA REZENDE

Transcript of Estado democrático, educación popular y creación colectiva

Page 1: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

mapas

ESTADO DEMOCRÁTICO EDUCACIÓN POPULAR

Y CREACIÓN COLECTIVA

Aportes desdeBrasil y Argentina para una

PEDAGOGÍA de la acción públicay la construción política estatal

VALÉRIA REZENDE

Page 2: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 3

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Presentación

Aprender de América Latina:pedagogía de lo real

Vivimos momentos de cierres y aperturas en América Latina. Visto en el ciclo de los últimos años, un tramo más en la construcción de una etapa inacabada y entusiasmante. Es un signo de estos tiempos la experiencia real –y confl ictiva– de recomposición de estados democráticos permeables en distinto grado y con distinto talante a los intereses de los sectores populares.

El momento histórico de Argentina y su correlato en los procesos socio-políticos que se están gestando en toda Latinoamérica nos ubica –como actores políticos– frente a dos desafíos fundamentales:

// Asumir el cambio de escala (y de exigencia), de la calidad y características de los esfuerzos y los “insumos de fuerza” necesarios en una etapa donde es posible, es deseable y exigible –otros nos lo exigirán si no lo hacemos nosotros mismos– construir con mayor amplitud desde el poder estatal. Las condiciones y las tareas son cualitativamente diferentes a las que se ejercían desde la perspectiva de las organizaciones sociales, desde la resistencia o desde la oposición política.

// Reconocer como propia una tarea que también ha sido construida por otros. En el modo de sentir y de comprenderse de quienes vienen de años, décadas de resistencia, lo “propio”, el “protagonismo” y la “identidad” son centrales para dar sentido al gran esfuerzo que resistir supone. Pero esas cosas, aparecen como inviables a la hora de construir desde un lugar propositivo y de mayor poder, de más peso político

Page 3: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

4 /

VALÉRIA REZENDE

relativo o desde la gestión estatal-gubernamental (siendo parte de coaliciones de gobierno).

En momentos de cierre y balance del periodo de gestión presidencial Luiz Inácio Lula Da Silva (uno de los más grandes estadistas del mundo), la experiencia brasilera es por proximidad, pero también por su diferencia, por su riqueza y complejidad, una referencia para ver de cerca, interrogar y pasar en limpio. Es por eso que recuperamos la trascripción de los aportes realizados por Valéria Rezende en el encentro nacional del Colectivo Ciudadanía (www.colectivociudadania.org.ar) realizado en Embalse, Córdoba, en octubre de 2008, en donde el eje de debate fue el vínculo entre el proyecto de país y la acción colectiva.

Las palabras de Valéria abordan las preguntas y lecturas que acompañan el vínculo “desde adentro” movimientos sociales y populares brasileros con la gestión pública estatal en los tiempos de Lula Da Silva. Este “detrás de escena” rompe con las miradas románticas de los procesos populares para ubicarlos en un momento concreto, un aquí y ahora ineludibles en el que hay que tomar decisiones y accionar.

Traducir este relato gaucho a nuestra realidad, trazar los paralelos, coincidencias y distancias con nuestra experiencia y nuestras exigencias, no sólo es un desafío necesario, se trata de una condición fundamental par un análisis político y pedagógico conducente.

Hay un conjunto de características que queremos rescatar y recalcar de los aportes de Valéria: La consistencia de una opción de vida, que no se traduce en una rígida militancia sino en una experiencia vital rica y variada, abierta justamente a lo vital y a los encuentros. La trayectoria y continuidad de las experiencias que comparte, en donde se pregunta con franqueza por el tipo de pedagogía que hay que construir desde las ofi cinas estatales

Page 4: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 5

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

y la política pública en territorio. Para habitar esos espacios pero también para aceptar sus límites y lograr cada vez apuestas más fecundas. Asumiendo también la necesidad de comprender y convertir en agenda la ineludible dimensión pedagógica de la irrupción de la acción estatal y las políticas públicas en el día a día de las personas, los ciudadanos. Todo esto con una mirada que contrasta con tanto “experimento rápido” y acción dispersa que bajo el rótulo de educación popular revolotea sobre la experiencia de los sectores populares como golondrinas que nunca hacen verano.

Así, Valéria Rezende abre el dilema: “para llegar fuimos sufi cientes, pero ahora, con los que somos no alcanza”, y “pocas personas pueden provocar grandes cambios, pero hacen falta muchas para sostenerlos e implementarlos”. Paginas antes, Néstor Borri (coordinador del Centro Mapas y Director de Formación del Centro Nueva Tierra) desarrolla un aporte, también suscitado el calor del debate con actores de distintos lugares del país, para pensar las preguntas centrales que se desprenden de las discusiones en tonro a los planteos de Valéria.

Con el candor de los relatos y la impetuosidad de quien tiene la pregunta como vocación, Valéria Rezende comparte unos nudos de experiencias y refl exiones que tienen el valor de volverse a ubicar, después de muchos años, en el lugar donde preguntándonos por el Estado, nos preguntamos también por la felicidad de nuestras sociedades y el caminar de toda una región. Leídos a trasluz y en perspectiva, sugieren claves para darnos paso en la ardua labor de imaginar y concretar una pedagogía popular que recupere para si la cuestión del estado y las políticas públicas. Un hacer y unos saberes con el ritmo y el sabor de lo real. Una mirada abierta a la creación democrática y la aventura de la política.

Equipo MAPAS

Page 5: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

6 /

VALÉRIA REZENDE

Valeria Rezende – Educadora popular de Brasil

Empezó a militar a los 15 años en la Juventude Evangélica Congregacional do Brasil (JEC), y fue dirigente nacional del movimiento desde 1962 hasta fi nales de 1964. Participó de la planifi cación y entrenamiento de los estudiantes para el Plan Nacional de Alfabetización, dirigido por Paulo Freire, que fue abortado por el golpe de militar brasileño. Es religiosa desde 1965 y desde entonces se ha ocupado casi exclusivamente de educación popular, en comunidades de la periferia de São Paulo y con la oposición sindical clandestina de obreros metalúrgicos.

A partir de su exilio en 1971, trabajó en Europa, Argelia, EEUU y México. Regresó a fi nes de 1972 y se radicó en la zona rural del Nordeste de Brasil, haciendo educación sindical y formación político-social de comunidades eclesiales de base. En 1981 creó el Servicio de Educación Popular de la Diócesis de Guarabira (SEDUIP), hoy autónomo y todavía muy activo. En 1987, la Escuela de Formación Quilombo dos Palmares (EQUIP), para dirigentes y educadores populares de los 9 estados del Nordeste brasileño.

También ha realizado formación de educadores populares y seminarios de sistematización de experiencias y refl exión sobre educación popular en Cuba, Haití, Nicaragua, Honduras, México, Italia, USA, Francia, Timor, África del Sur, Canadá y Guatemala, entre otros.

Paralela y complementariamente a sus actividades como educadora, ha escrito mucho para el medio popular en leguaje “democrático” (pedagogía, historia, sociología, economía) y también fi cción (cuentos y novelas). Su libro de cuentos “Vasto Mundo” y su novela “O vôo da guará vermelha” la han instalado como una referencia en la literatura de todo Brasil. Este último ya ha sido editado en español por Alfaguara bajo el título de: “El vuelo de la Ibis escarlata”.

Page 6: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 7

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Néstor Borri

Construcción de actores yampliación de la democracia:

pistas para una tareapedagógica y política

Protagonismo en lo real

Ser protagonistas, en una etapa de mayores niveles de politicidad, de mayor densidad política, es necesariamente una construcción que está mediada por la representación y la delegación. Términos “mal vistos” en el mundo de las organizaciones sociales y de los movimientos, de las ONG y de los procesos hechos “desde el llano”. La cuestión pasa a ser entonces, no cómo se es más protagonista y se delega menos, sino qué clase de protagonismo se construye y con cuáles estrategias de representación. Una economía del compartir, del hacer circular el poder y las capacidades, y unas maneras de re-dibujar las formas de construir la identidad de las acciones y de los actores mismos.

Se pone en cuestión entonces algo muy central, muy hondo, algo que determina no sólo la acción sino las mismas “ganas de actuar”. Se trata de la identidad propia. Al actuar realmente en política, no sólo se “transforma la realidad”. Cuando se acciona de manera efectiva en términos políticos, lo que se trasforma, con sus costos y tironeos, es el mismo “actor que actúa”. La etapa actual exige cambiar el relato que se tiene de uno mismo, de por qué actuar y desde dónde; las prácticas

Page 7: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

8 /

VALÉRIA REZENDE

concretas de organización y relación con otros; y –sobre todo– los deseos invertidos en la acción y las expectativas que se apuestan al “jugarse”, al entrar al ruedo. Si se entra a construir políticas con ánimo de “organización social” pueden suceder dos cosas: se frustrará la responsabilidad y la oportunidad de hacer realmente política pública o –autoengaño mediante–, lo que se frustra es el propio actor.

Contra el formateo neoliberal

Existen dos fuerzas que se confabulan frenando y “combatiendo” la posibilidad abierta de asumir un rol diferente, de creación política, de acción desde el Estado. Por un lado, el talante resistencial. Por otro, la idea de “acción (autonomía, disputa, incidencia) desde la sociedad civil”. Estas dos lógicas son lugares ideológicos y “gramáticas” para comprender la acción que la funcionalizan y que –cuando se actúa desde lo que llamamos “organizaciones sociales”– se vuelven concurrentes.

Algo de las estrategias políticas de los sectores dominantes en las décadas pasadas ha hecho que se identifi que a las organizaciones sociales con la sociedad civil –una sociedad civil que tiene la forma de la sociedad funcionalizada en relación al mercado–. Entonces, la “resistencia” (las demandas de autonomía, la disputa de recursos, las criticas a la corporación política y las exigencias o reclamos al estado) que viene desde las organizaciones sociales “se transforman”, se homologan, toman el colorido y suman a la fuerza de los grupos concentrados del capital, las empresas, las usinas materiales y culturales que promueven una “sociedad sin estado”, o donde el estado debe ser mínimo e hipercontrolado.

Y en este mismo movimiento aparece otro nivel de borramiento y confusión: la operación ideológica neoliberal exitosa sobre

Page 8: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 9

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

las organizaciones sociales les ha hecho pensar a éstas que ellas representan a la sociedad, en desmedro de todo otro tipo de representación. Entonces se borran las otras instituciones intermedias, se cubre con un manto de piedad representativa a las corporaciones que se mimetizan de organizaciones sociales y se elimina, critica o se pone en la picota a toda la representación efectiva que pueden tener los partidos políticos, el Estado y los órganos de gobiernos y otras “organizaciones sociales inconvenientes”, como por ejemplo y sobre todo los sindicatos.

En esta identifi cación entre resistencia popular y rechazo o subordinación mercantil del estado y la política, hay un nudo central, persistente, por desgracia todavía fecundo que es indispensable desentrañar.

El primer paso para hacerlo es asumirlo como tal, y reconocerse, desde el propio lugar de actor, como reproduciendo algo de la hegemonía neoliberal. Asumir que los neoliberales somos también nosotros y no es sólo un mal venido de afuera. Lo reproducimos, lo hemos incorporado.

El segundo paso es necesariamente afrontar el costo de ese reconocimiento y crear la manera de compensarlo con la energía que supone incorporar otro discurso, que nos “desdiga”. La creación de un relato de estatalidad popular, reaprendizaje de la lógica de otros modos y mediaciones de organización colectiva, más vinculada al Estado, la representación, el gobierno, los partidos políticos. Y construir esto no sólo como algo legítimo, sino también deseable y encantador. Sabiendo que los limites, los alcances parciales de esta posición son muchos, pero que, justamente, es con ellos y desde ellos que se pueden legitimar cambios efectivos y disfrutar ética y prácticamente logros de transformación ciertos. Es otra épica: tiene el costo de lo real, de lo incompleto y estará además siempre expuesta a

Page 9: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

10 /

VALÉRIA REZENDE

la crítica y la ambigüedad. Eso es constitutivo de un modo de hacer, de concebirse y de festejar para este tiempo.

Recordar de nuevo: traducción y traición

Por lo tanto, hace falta recrear, replantear otra vez la historia de la propia acción, los procesos, las etapas, los hitos. A la epopeya de décadas anteriores hay que re-contarla. Recapitular es una tarea política central. El autorrelato que tenemos de los procesos sociales colectivos y de las biografías individuales no es ni apropiado ni sufi ciente para sostener el camino siguiente. ¿Traicionaremos la memoria si lo replanteamos? Probablemente, pero ese tensionamiento que puede parecer una traición, es el costo necesario de poder asumir un presente en un escenario diferente. No se trata de tergiversar los procesos: se trata de asumir que la historia que se fue transcurriendo no era necesaria, teleológica, autoconciente, y que sostener la acción política supone “recordar de nuevo”. Revisar el propio pasado y elegir una tradición y unas rupturas de las que dar cuenta para sostener una historia real, en dos sentidos: como relato del tiempo transcurrido y lo ya hecho y como espacio abierto a la decisión –no a la fatalidad, al destino ni a la “coherencia dura” de lo que se proyecto en otros tiempos–.

El banquete del presente supone deshacer compromisos con el pasado y hacer unos nuevos. ¿Traiciona esto la verdad y la coherencia? En todo caso, hace un trabajo de traducción, indispensable para la vida y la acción efectiva. La verdadera “distorsión” será la de no reconocer que siempre nos hacemos, conciente o inconcientemente, un pasado a la altura de nuestras responsabilidades y desafíos. Con una versión unilateral e intacta de nuestro pasado resistencial, probablemente no podamos hacer mucho más que “palotes de sociedad civil fragmentada” en el cuaderno de la acción estatal democrática, la política popular y el ancho campo público de las mayorías.

Page 10: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 11

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Asumir la identidad, la práctica y los modos de desear y festejar desde un lugar popular estatal es una tarea militante, cultural, de construcción de subjetividad, de modos de ser y hacer, de encontrarse con otros y de fusionarse, central para este tiempo. Un Estado popular, una democracia real sin fantasías de transparencia absoluta ni nostalgias de comunidad orgánica y homogénea. Crear los nombres, los planteos, las categorías, los símbolos, plantear los entusiasmos, los diseños, las banderas de esto es algo fundamental para sostener una acción política que trascienda las oportunidades inmediatas y que sea capaz de desplegarse en el tiempo. La idea de “ser pueblo en el Estado”, de que se puede ser pueblo en el Estado o la reafi rmación de que el poder ejercido desde el ámbito estatal puede ser ampliamente como ha sido en otras épocas: poder popular, choca con las intenciones e intereses de un gran conglomerado de actores grandes, medianos y pequeños. Una red capilar muy potente que sostiene –y necesita– la idea de que los sectores populares y los intereses de las mayorías deben ser concebidos como ajenos a la herramienta estatal.

Aun cuando varias etapas de la historia argentina desmienten ampliamente este divorcio, es cierto que no faltan los ejemplos por la contraria. Pero sobre todo lo que actúa acá no es la empírica, sino un planteo ideológico “a priori” que incomoda a cualquiera que desde el ámbito estatal y de la política representativa quiera representar los intereses populares… e intenta una y otra vez devolverlo al llano y a la denuncia… lejos de los lugares de decisión.

Gobierno de los intereses populares, intereses populares planteados en términos gubernamentales, somos gobernantes, como plantea Valéria Rezende: sostener estos planteos en la palabra, en el deseo, en el argumento, en la práctica y en la organización son tareas fundamentales de articulación política para hoy y para mañana.

Page 11: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

12 /

VALÉRIA REZENDE

Sujetos de decisión y reencuentro

Sentirse parte de una organización social o de un sector no es sufi ciente para constituirse en articuladores de un poder popular amplio.

Recuperar la mirada pero también las mediaciones para sentirse más ampliamente parte de los sectores populares supone no sólo –y no tanto– reafi rmar las identidades de origen, sino salirse de ellas. Sentirse parte de unas mayorías que son más que la suma de los sectores, más que el conjunto de las organizaciones, y más incluso que aquello que en cada momento podemos defi nir como las mayorías o como el pueblo. Porque sentirse, reconocerse como parte de un pueblo en términos políticos y de creación política –sentirse con ánimos de “estadistas”, si se quiere– supone sentirse parte de algo que no se tiene bajo control y que al mismo tiempo hay que ir creando en el nombrar y en las decisiones, algo que esta ahí pero que no tiene una identidad completa y dada.

Esto constituye una nota ineludible –difícil pero gustosa de disfrutar– de la economía de la pertenencia y la identidad política: una identifi cación abierta e incompleta, que hay que crear cada vez y reconocer en términos dinámicos. Una identidad con sus centros y sus estrategias, sus puntos de referencia y sus hitos y coordenadas, pero, sobre todo una identidad-pertenencia que son no-identidad, no-pertenencia, sino elección y reencuentro, cada vez.

Es una subjetividad y una forma de sentirse parte y de ser parte no tan fácil de llevar adelante, pero que se puede y se debe experimentar, proponer y multiplicar. La tarea política de creación de las partes y el todo, de la articulación, pasa en gran medida por este “fi jarse” y “pertenecer” desde lo que no se fi ja acabadamente y desde lo que no nos pertenece del todo.

Page 12: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 13

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

La respiración de las preguntas

En el esfuerzo y la aventura de plantear claves pedagógicas –con acento latinoamericano– para la recomposición del estado democrático y la intervención en políticas públicas, la educación popular (y su valiosa tradición en nuestro continente) aparece como una referencia y un punto de partida a considerar.

La vocación por la pregunta que constituye el criterio nuclear, primario, de la educación popular, nos invita también a cuestionarnos los posibles signifi cados de ésta última en el contexto argentino actual. En los últimos años, muchos momentos y grupos han retomado la inquietud y el discurso de la educación popular. En muchos casos con una energía e inquietud que siempre son bienvenidas. En otros, desgraciadamente con alguna liviandad; y, en otros tantos, incluso como ropaje nuevo para un dogmatismo ideológico ya conocido.

En este sentido, en Argentina, nuestra cultura política nos desafía a pensar cómo procesar este largo camino de la educación popular, que tiene uno de sus orígenes en la necesidad de dar respuesta y alternativas a las rigideces y descalifi caciones de la razón ilustrada y de la izquierda dogmática. Sabiendo esto, nos encontramos en nuestro país con una cultura política y una experiencia histórica: un populismo sui generis como es el peronismo, cuya matriz tiene una infl uencia central hoy día en la vida política de los sectores populares. Aquí, “populismo” no está dicho con ningún tono valorativo, sino señalando una cultura política que le hizo y le hace lugar efectivo al pueblo, reconociéndolo y constituyéndolo, más allá de los devenires de ese reconocimiento y los usos de esa cultura. La experiencia histórica de conquistas sociales, la manera en que se plasmó en el imaginario y en el repertorio de luchas de los sectores populares, que es la contracara de esta manera de comprender la política (o, también, de esta “política de compresión”), asimismo aparece como memoria y

Page 13: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

14 /

VALÉRIA REZENDE

horizonte, como caja de herramientas de las maneras populares de comprender la vida, la historia. Y como matriz y condición para cualquier proceso de aprendizaje. Esta es una de las claves de escucha e interrogación que consideramos necesarias para activar los aportes de la educación popular –y los de Valéria– en nuestro contexto.

Page 14: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 15

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Valéria Rezende

Gestión estatal popular ycreación colectiva:

logros, exigencias y utopías

Tanto los argentinos como los brasileros –y probablemente toda América Latina–, atravesamos un mismo proceso. Durante décadas hemos hecho esfuerzos enormes en educación popular, construcción colectiva, articulación, lucha política. Venimos de un largo trayecto de construcción con trabajos muy pequeños; deseando cosas fantásticas porque queríamos cambiar el mundo.

Tareas gigantes desde lugares minúsculos, como si fuéramos hormigas. Después descubrimos que no estábamos solos, nos encontramos con otro montón de compañeros y vimos que podíamos construir un gran hormiguero. Así, lo que hemos

Aos predadores da utopia Dentro de mim morreram muitos tigres os que fi caram no en tanto são livres

A los predadores de utopías

Dentro de mímurieron muchos tigres

los que han quedado sin embargo son libres

Poema de Lau Siquiera

Page 15: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

16 /

VALÉRIA REZENDE

construido durante todo este tiempo fue capaz de impactar y dar resultado en algunas cosas (en el marco de otros procesos mayores).

Hemos echado abajo dictaduras, hemos contribuido a poner en cuestión oligarquías, personas que se conservaban en el poder por encima de los regímenes. Hemos empezado a elegir gobernantes con cierto grado de compromiso por los intereses populares y hemos logrado que el Estado abriera muchas instancias para poner una palabra en la gestión pública. Hemos tomado herramientas del Estado para realizar políticas, servicios, cambios. Logramos incluso crear nuevos órganos institucionales, nuevas interfases entre el gobierno y el pueblo.

Nos llevó mucho tiempo de discusiones, trabajos, formación, esfuerzo, pero hemos llegado, logramos estar adentro de las estructuras del Estado. Aquí pasa una cosa: fuimos muchos para llegar, pero ahora, para seguir somos pocos, resulta que no alcanza. Somos los mismos que antes nos dedicábamos a concientizar, educar, organizar, articular, acumular fuerza popular. Fuimos muchos tratando de construir poder popular desde abajo. Pero hay una parte grande del pueblo que no vivenció ese proceso. Entonces, cuando llegamos al Estado y tomamos la palabra, lo que digamos o hagamos tiene que ser en una escala que alcance a todo el país. Porque ahora, como parte de ese Estado, también somos gobernantes.

Cuando sólo éramos parte de la organización social, llegábamos hasta donde nos alcanzaban las piernas y la voz. Si no teníamos capacitadores para trabajar en 20 áreas lo hacíamos en cinco, tres o una y nos articulábamos con compañeros que trabajaban en otros dos barrios. Pero desde la gestión estatal, no podemos ir sólo hasta donde alcanzan nuestras piernas. Porque las políticas del Estado tienen que llegar a todo el territorio y a todos los ciudadanos. Estos son los desafíos más grandes que tenemos hoy.

Page 16: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 17

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

El desafío de lo propositivo complejo

A los cambios políticos los hacen los militantes, porque necesitamos menos gente para provocar grandes cambios políticos que para ejecutar las políticas públicas por las cuales hemos impulsado esos cambios. Se trata de una etapa nueva para la que no nos preparamos y en la que no somos sufi cientes ni siquiera para hacer lo que ya está propuesto. Entonces, el primer desafío es seguir formando cuadros, además de avanzar con la toma de posesión de las herramientas del Estado en la implementación de las políticas públicas.

El segundo es hacer propuestas. Lo propuesto todavía es muy poco. En todo el proceso de lucha tuvimos que trabajar durante un largo tiempo en clave de reivindicación. Luego comprendimos que había espacio para proponer y esas propuestas de políticas públicas nos han servido para fortalecer la movilización popular, la organización, la articulación para la lucha política. Pero aun cuando avanzábamos en la implementación de algunas políticas, nunca tuvimos una propuesta compleja y articulada como proyecto que involucre a todas las líneas de política pública. Esa es una cuenta pendiente que tenemos que saldar todavía.

Luchamos por abrir espacios de participación en la defi nición de las políticas públicas, pero cuando esos espacios verdaderamente se abren, no nos alcanzan las fuerzas para asumirlos de un modo más completo. Pero resulta que ya no se puede volver hacia atrás, hay que encarar este nuevo desafío. Hay gente que está casi arrepentida del camino recorrido y dicen: “estábamos mejor cuando éramos oposición”.

Así ha ocurrido en Brasil con un caso paradigmático de actores que con esa consigna se han colocado a la izquierda del grupo masivo del Partido de los Trabajadores (PT). Rompieron con el gobierno de Lula y crearon el P SOL (Partido Socialismo y

Page 17: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

18 /

VALÉRIA REZENDE

Liberación) una oposición que surgió del propio PT, pero que no tiene ninguna repercusión popular.

Este tipo de salidas son sumamente negativas porque se termina llevando agua para el molino de las posiciones más antipopulares. No se puede diferenciar una oposición de la otra porque en la práctica sólo existen gobierno y oposición. En el congreso, en las acciones del ejecutivo o en cada decisión, las cosas se defi nen por voto a favor o en contra. Entonces, estos críticos que reclaman profundizar el modelo popular terminan constituyéndose en actores de una nueva oposición, pero esta vez alejados de las bases y los intereses populares, incluso opuestos a ellos.

Esto habla también de la fragilidad con la que muchas veces se plantean las oposiciones. Durante las dictaduras, los lugares a ocupar estaban bien claros, y aunque la resistencia y la oposición tenían un precio alto, por lo menos estaban bien defi nidos. Hoy, tenemos que pensar muy bien qué lugares y posiciones vamos a asumir. El problema es que el Estado no puede detenerse para que nosotros discutamos nuevamente dónde nos paramos y desde dónde pensamos las políticas públicas a aplicar. El sistema educativo, el de salud y el económico siguen funcionando.

Los límites de la voluntad

Antes de lograr que Lula llegara a la presidencia, explicábamos las falencias del gobierno y la ausencia de políticas públicas como falta de voluntad política. Entonces, como pensábamos que esa era la respuesta a todo, luchamos por lograr que los compañeros que tenían voluntad política llegaran a ocupar lugares en el Estado. Pero, cuando llegaron ahí, se encontraron con una máquina heredada que no está construida ni preparada para responder a las necesidades populares. Un aparato que

Page 18: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 19

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

no está pensado para articular con organizaciones de base ni tiene formas para construir de abajo hacia arriba.

Algo importante como práctica de construcción fue la reforma de la constitución donde se dio un profundo proceso de participación y discusión de los dirigentes de movimientos sociales con compañeros que estaban trabajando en el gobierno. Más de 120 enmiendas populares se presentaron con alrededor de 33 millones de fi rmas. Fue una experiencia impresionante de participación, de trabajo y de organización.

También comprendimos luego que el país no funciona según la constitución. Que ese enorme aparato se pone en funcionamiento desde los reglamentos donde cada gobernante acomoda en sus términos la forma de país que impulsa.

Entonces aparece la corrupción. Y el único modo que encontramos para combatir la corrupción es aumentar las instancias de control, lo que vuelve mucho más engorroso el sistema, los proyectos dan más vueltas, tienen que pasar más miradas. Hemos logrado cambiar más cosas a nivel decisorio –ahí donde creíamos que no podíamos entrar– que en las instancias de ejecución de esas mismas políticas. Surge así, un nuevo desafío en el que no habíamos pensado porque creíamos que estos cambios dependían de la voluntad política.

La tarea es, entonces, reformular la tecnología de gestión del Estado en todos los sectores de aplicación de políticas públicas. En necesario poner imaginación y creatividad para formular el cómo. ¿Quién tiene que hacerlo? Nosotros, ¿quién más? Pero tiene que ser un nosotros muy amplio. Tenemos que ayudar al compañero que está dentro del Estado.

Muy rápidamente aparecen los que promueven la idea del “espíritu de compra”. Ese que no hace otra cosa que desalentarnos: “Fulanito ya se corrompió”; “ya no es el mismo,

Page 19: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

20 /

VALÉRIA REZENDE

¿quién lo diría?”. Le damos una interpretación moral o ética a algo que tiene una causa técnica y que no conocemos ni logramos comprender.

Los compañeros que están en la gestión estatal en Brasil se encuentran con que la estructura está toda destruida, desvencijada, abandonada y saben que para poder impulsar las políticas tiene que trabajar con las organizaciones en su implementación. Como contraparte, las organizaciones no queremos dejar de existir y sabemos que para eso tenemos que obtener recursos, por eso nos resistimos a dejar que todos los espacios sean cubiertos por el Estado. Pensamos que es muy justo lo que quiere hacer el compañero al transmitir recursos a las organizaciones para que lo ayuden en la implementación de las políticas.

Esa es la parte conciente. La parte inconciente es que todos necesitamos empleo y así se producen las rivalidades en la obtención de recursos. Entonces, en lugar de buscar una articulación entre las organizaciones y el Estado se pasa a la disputa de organizaciones por esos recursos y allí se rompen articulaciones importantísimas. Esto también se convierte en un arma de doble fi lo, porque no hay razón para oponerse a esto: qué mejor control y utilización de los recursos destinados a políticas públicas que el impulsar que las propias organizaciones populares, de base, sean las responsables junto al Estado de su implementación. Pero en la práctica ocurren otras cosas: aparecen rivalidades, disputas que rompen lo que existía de articulación.

Invención de la historia que viene

Frente a la crisis fi nanciera mundial actual, salen presidentes y economistas a postular que debemos reformular el capitalismo. ¿Y nosotros qué propuesta tenemos para este momento? Nada

Page 20: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 21

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

más que una idea vaga del socialismo y algunas intuiciones respecto del Estado, pero no tenemos nada en concreto, en la práctica. Desde las fuerzas populares, las izquierdas democráticas, los movimientos sociales: ¿cómo vamos a aprovechar esta crisis, cómo vamos a capitalizar este momento de reacomodamiento?

Esto nos añade un desafío más, no basta con tener una serie de propuestas inmediatas para la aplicación de políticas públicas. Tenemos que empezar a construir una narrativa del futuro. Tenemos que empezar a contar la historia de lo que va a ser. Una historia que tenga armonía, que pueda encantarnos como pueblo. Esa es la otra cuestión. En la medida en que no podamos tomar desde el Estado medidas más radicales, políticas más fuertes hacia la modifi cación de las desigualdades, hacia la reformulación en la distribución de la riqueza y contraponiéndonos a los intereses antipopulares no vamos a romper con los confl ictos de clases, no vamos a lograr una homogeneización social, una masa formada que pueda discutir, disputar e impulsar un nuevo proyecto de país.

Es un proceso que tenemos que realizar colectivamente, en un diálogo fuerte y sincero frente a frente entre las organizaciones populares. El desafío es reinventar el modo. Hay que sumar a más gente. Es claro que el pueblo no es tonto; cuando se aplican de hecho políticas públicas que cambian concretamente la vida del pueblo y realmente se redistribuye, el pueblo se da cuenta de que eso es mejor y con solo vivir esas políticas puede discutir, refl exionar, convencerse y se suma en este nuevo proyecto de país. No podemos contar con el crecimiento y razonamiento espontáneo del pueblo.

Tenemos que construir una forma de unidad y sabemos que una forma que tenemos hoy es la concreción de redes, aunque éstas también tienen sus problemas. Las redes suelen articularse sobre temas específi cos en los que se consolidan por

Page 21: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

22 /

VALÉRIA REZENDE

solidaridad o como resistencia, donde lo máximo que se alcanza es el intercambio de experiencia. Las acciones e incidencia de estas redes son muy puntuales, particulares.

Necesitamos construir articulaciones, pero esas articulaciones tienen que involucrarnos en un proyecto y una identidad que nos permita convocar e incluir a más gente. Para eso tenemos que formarnos y formar a más personas. ¿Cómo hacerlo? No hay una respuesta cierta, pero no podemos volver atrás. Debemos enfrentar los desafíos presentes hoy, aquí. No podemos dejarnos achicar por los formularios y las reglas de la gestión pública. Pero, además, hay que inventar la historia que viene, una historia que nos enamore, que nos encante. Como las estrellas que seguían los navegantes para volver a su tierra: su hogar no quedaba en las estrellas, pero les servían para guiarse y llegar al lugar que añoraban.

Nos dicen que ya no hay utopías porque éstas no se han realizado. ¡Qué tontería pensar que las utopías son un plan para realizarse! Las utopías son para guiarse, una estrella que nos permite llegar a algún puerto. Nos sirven para saber en qué rumbo vamos, para corregir la dirección cuando nos desviamos. Si los marineros que se guiaban por medio de las estrellas hubieran intentado llegar a esas estrellas, se hubieran vuelto locos y hubieran quedado dando vueltas en falso en el mar.

Tenemos que construir sueños, darles el más alto grado de concreción y realismo posible, pero siempre sabiendo que son sueños. Ahora bien, saber que son sueños no es decir que no sirva para nada, que sea algo que se desvanece. Algo que se va a ir reformulando mientras caminamos.

Page 22: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 23

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Imaginación, concreción y deseo

Lo que estamos viviendo en América latina y en este tiempo, no lo ha vivido nadie tal cual está ocurriendo. Quizás existieron procesos similares en los que uno puede buscar guías, acercamientos, pero nunca un proceso es exactamente igual a otro porque se da en otras condiciones, en otros momentos históricos. Por eso es un desafío que tenemos que enfrentar nosotros mismos y buscar las opciones, tenemos que inventar. Tenemos que ser capaces de pensar lo que no se ha pensado antes, ni por nosotros ni por nadie. Y tenemos que hacerlo articuladamente; no basta con ser cinco loquitos en un bar, tomando cerveza o una botella de vino, eso se queda ahí y no cambia nada.

Tenemos que desarrollar dos tipos de intervenciones: una, que trate de responder a las demandas inmediatas, eso nos da conocimiento de cómo funciona el Estado, de cómo ponemos en funcionamiento las cosas. La otra, construir los espacios con los compañeros y el tiempo necesario para generar sueños compartidos. Y, poco a poco, transformar los sueños en proyecto.

No se trata sólo de decir: “Ahora vamos a sentarnos a imaginar”. Hay que desarrollar la imaginación. Porque es como un músculo que debemos ejercitar todo el tiempo. Me espanto de que la mayoría de los compañeros no leen fi cción ni poesía, leen ciencias políticas, periodismo, investigaciones, ciencias y ensayos. Pero la ciencia sólo puede hablar de lo que ya existe, lo que está inventado. ¿Cómo y de dónde vamos a sacar las palabras que no fueron dichas todavía? Los seres humanos no actúan sin antes decir, por lo menos a sí mismos lo que van a hacer. Para levantarse y lavarse los dientes, antes hay que nombrarlo. Todo el tiempo estamos contándonos lo que va a pasar en nuestro futuro.

Page 23: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

24 /

VALÉRIA REZENDE

Contaminarnos de fi cción, juntarnos con las personas que tienen la imaginación fértil, contagiarnos de la posibilidad de inventar cosas nuevas. Animarnos a decir “y si… tal cosa ocurriera”. El impulso primero tiene que ser del orden del deseo, aun cuando sea lo más absurdo que se nos ocurra, no podemos empezar con realismo porque nos quedaríamos cortos, no iríamos a ninguna parte. Seguramente lo primero que salga va a ser increíble, imposible de lograr. Pero ahí es donde podemos preguntarnos “¿y si…?” Entonces nos iremos acercando a lo realmente posible. Siempre tenemos que comenzar lejos, para luego ir acercándonos hasta lo posible. Si comenzamos por lo posible, entonces no vamos a avanzar nada.

Muchas veces ocurren cosas como las que relata Ray Bradbury en uno de sus cuentos. Es una historia de 1970, y ocurre en un día muy especial porque se festeja el centésimo aniversario de un viaje al futuro que hizo un fulano 100 años antes. Resulta que este hombre había logrado viajar al futuro y a su regreso contó y mostró (porque tenía pruebas, películas y pruebas de análisis del agua y documentos) lo que allí había visto: “En el futuro –explicaba– vamos a resolver los problemas de energía. No habrá más problemas de polución. No he visto ninguna señal de guerra”.

Luego, pasados los 100 años de dicho viaje la gente se junta a celebrar con alegría el cumplimiento de lo que el viajero había visto y comprobado. En el momento de la celebración esperan ver la llegada de su nave, pero nunca aparece.

Entonces el hombre confi esa que nunca había viajado a ningún lado. Que cuando tenía 20 años estaba cansado de los malos augurios que se pronosticaban para el futuro, cansado de vivir en un tiempo donde la gente se regocijaba por las catástrofes repitiendo que ya lo habían anticipado. Y que por esa razón pasó muchos años buscando objetos y documentos que parecieran pruebas del futuro y con eso comunicar lo que sólo era su deseo

Page 24: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 25

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

de futuro. Como le creyeron, lo único que había ocurrido era que todos se pusieron a trabajar para la realización de eso que creyeron posible. Esa es la fuerza que tienen los deseos, los sueños. Porque algo que produce realidad (un sueño que se cree y quiere verdadero) es realmente posible.

Page 25: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 27

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Valéria Rezende

Cuestiones reales y replanteos centrales (en tiempos de maduración democrática)

La experiencia peronista y memoria del estado

Para los brasileros hay dos cuestiones respecto de Argentina que nos dejan totalmente perplejos y que nos cuesta mucho entender. Una es: ¿por qué los argentinos piensan que son mejores que nosotros en fútbol (no sé de dónde han sacado esa conclusión, pero no me importa demasiado). La otra cosa de difícil comprensión es: ¿qué es el peronismo?. Pero también me doy cuenta de que no se trata sólo de una incógnita que nos desafía a los brasileros, sino que también los argentinos se ven confl ictuados permanentemente por esta pregunta. Porque las palabras se van vaciando con el tiempo, los conceptos se van desajustando con el uso y con el paso del tiempo. Porque la realidad cambia y avanza y no podemos nombrarla del mismo modo.

Entonces, hay que redefi nir y recuperar esas palabras, descubrir qué es el peronismo, pero qué es hoy, qué hace que hoy mucha gente siga diciendo que es peronista, para entender qué es lo perenne y qué es lo pasajero.

Otro concepto a retomar es el de Estado, que se ha mencionado mucho y siempre se escribe en singular y con mayúscula. La forma en la que se trae la palabra ya contempla una rigidez, una mayúscula dura que recuerda y referencia a un estado ajeno, fantasmal de experiencias absolutitas y estados represores. Los mismos que leemos en los clásicos cuando estudiamos teoría

Page 26: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

28 /

VALÉRIA REZENDE

política, los que contemplan al Estado como el monopolio de la violencia donde nace el poder.

Pero en los procesos que estamos transitando hoy en América latina y en las experiencias que estamos protagonizando en los diferentes espacios, esta palabra, tal cual la cargamos de todos esos fantasmas, ya no nos dice de qué estamos hablando. Incluso muchas veces, la forma en la que concebimos y nos referimos al Estado tiene más que ver con esos miedos y fantasmas que con la realidad, porque no deja lugar ni refi ere a procesos democráticos. Tenemos que enfrentarla y reconstruirla para convertirla en una herramienta que nos sirva para describir y entender nuestra situación actual.

Partidos políticos: herramientas en la práctica

Es importante repensar y discutir la palabra partidos. Muchas veces, los partidos políticos han tenido su origen en el grupo de intelectuales o la oligarquía que decide su propuesta, escribe un programa y va a buscar la adhesión en los ciudadanos. Pero tienen un programa previo que sale de algunos iluminados, o en otros casos, de oscuros personajes que se esconden detrás de esas consignas.

Cuando fundamos el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil no había programa. Los demás políticos, los medios y la prensa se burlaban de nosotros porque nuestra meta era aglutinar a todas las fuerzas posibles (con una característica clara que era la de ser trabajador) para que luego esos miembros, ciudadanos, los integrantes del PT fueran los que produjeran el programa. Entonces, ahí lo importante era la constitución de ese partido. No bastaba con el programa, porque se estaba construyendo de una manera diferente. No sirve la forma tradicional de constitución de los partidos políticos. Por eso tenemos que darnos el desafío de repensar a los partidos, sus formas y

Page 27: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 29

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

sus prácticas. No es cierto eso de que la teoría construye las prácticas; es la práctica, la realidad, lo que cambia la cabeza de la gente.

Otra palabra para refl exionar es red, porque en muchos espacios se ha puesto de moda y a veces lo utilizamos como una especie de panacea del trabajo colectivo. Mientras que si nos asomamos un poco más a los espacios que se auto consideran redes, nos damos cuenta que son apenas un par de hilos enredados que no retienen nada.

La verdadera red retiene lo importante, lo que vale la pena, deja pasar los peces pequeños que no están listos ni maduros y atrapa a los grandes que sirven de alimento. La red de fútbol atrapa la pelota para que no queden dudas de que fue gol (…de Brasil).

El sentido básico de una red no está en su forma sino en su función. También la red de circo que ofrece seguridad en los intentos más arriesgados para que cuando salen mal no sea el último salto y se pueda seguir intentando. No basta con que nos juntemos varias organizaciones y le pongamos el nombre de red. Las redes tienen que ser una trama permanente que agarra las cosas que valen la pena. Y esas cosas que van atrapando también refuerzan su solidez, su razón de ser.

Hay unas artesanías hechas con ramas en círculos que tienen una pequeña red en el centro y plumas como colgantes, las llaman “atrapa sueños”, eso es lo que tienen que lograr nuestras redes. Pero los sueños son muy volátiles, etéreos, lo que nos toca es convertirlos en programas y en proyectos para que puedan ser atrapados fi rmemente por estas redes y la red. Ahí volvemos a la noción de los partidos políticos y los programas para la constitución de estos partidos.

Page 28: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

30 /

VALÉRIA REZENDE

Hacemos redes de redes de redes, pero si no construimos programas o pedazos de programas que puedan concretar y esclarecer las intenciones que tenemos para darle forma concreta al proyecto que vamos a aplicar o impulsar o disputar en el gobierno, entonces no nos sirve para nada.

Pasión por los líderes

Escucho muchas veces la palabra caudillo y eso me genera un poco de ruido. Para mí, esa palabra se asocia más bien a Mussollinni, una fi gura carismática que manda solo y que puede hacer lo que quiere porque tiene un vínculo sentimental, afectivo con sus masas o ciudadanos que, por lo mismo, no son muy críticos. Porque cuando las masas no están organizadas y no tienen conciencia crítica demandan que la satisfacción de sus necesidades venga de arriba. Y el caudillo sabe que con pocas cosas que les dé para alimentar ese vínculo ya tiene garantizada su posición. Entonces tiende a que el Estado –que maneja sólo él– se convierta en un Estado total.

Esto es muy peligroso. Es cierto que necesitamos tener líderes, porque somos seres de pasión, no sólo de razón. No podemos adherir con pasión a una ley, necesitamos líderes, conductores, modelos a quienes podamos sumarnos desde la pasión, por ella es que decidimos arriesgarnos, jugarnos, pelear todos los días.

No veo ninguna difi cultad en que tengamos líderes y si son simpáticos como Lula, o bellos como Cristina, o graciosos como Chávez, o imponentes como Evo, porque de todo eso se hace un líder. Pero cómo hacemos para que no se desvíe hacia el demagogismo totalitario que nos puede llevar al abismo del fascismo. La respuesta está en las discusiones y debates que estamos protagonizando como organizaciones, para que no exista un vacío entre el caudillo y la masa.

Page 29: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

/ 31

ESTADO DEMOCRÁTICO, EDUCACIÓN POPULAR Y CREACIÓN COLECTIVA

Las articulaciones, la articulación de organizaciones sociales, a las cuales hay que integrar cada vez más cuadros, más ciudadanos que se conviertan en militantes, son las que nos salvan de caer en ese abismo. Esto es trabajo de todos, no hay discurso de ningún líder que pueda lograr esto, se trata de artesanía militante. Luego, debemos impulsar que vaya creciendo la capacidad crítica de las organizaciones y la fuerza para ocupar espacios y proponer programas, proyectos.

Ahí está la función de la educación popular, porque no se trata de formar a un puñado de dirigentes ni a líderes, sino de formar y permitir que todo el pueblo vaya creciendo en esta capacidad crítica. Los políticos populares tenemos que ser el fermento de la masa, lograr que todos vayamos armándonos para esa disputa de proyectos de país que se ponen en juego en cada política pública, en cada ley, en cada acción de gobierno.

Aquí hay algo para revisar de la etapa en la que fi nalmente tenemos oportunidades de ocupar espacios dentro del Estado, para que esta presión que ejerce el aparato sobre nosotros obligándonos a encorsetar nuestras prácticas a sus módulos prefabricados, no nos desvíe de la necesidad de seguir produciendo poesía, metáfora y sueños para impulsar la maduración política y pensamiento crítico. Algo que utilizamos tanto durante las dictaduras y que no es una etapa superada, sino que debe ser el motor permanente de nuestra práctica política.

Esa es la fuente de creatividad y de vuelo que permite el cambio. Estamos cambiando cosas, hay que mirar todos los días el mapa de América del Sur. Para fortalecernos tenemos que reconocer nuestra fuerza y nuestro poder. Lo que hemos logrado es impresionante. Nadie hubiera podido siquiera imaginar hace 10

Page 30: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

32 /

VALÉRIA REZENDE

años atrás, todos los cambios que estamos protagonizando en nuestros países Latinoamericanos.

Actores con capacidad técnica y alcance político

Muchas veces, las organizaciones apuestan a la creatividad en sus prácticas y logran espacios importantísimos, pero a la hora de resolver cuestiones concretas como un plan de desarrollo urbano, deben recurrir a técnicos de otros ámbitos (como universidades) y eso suele presentar más inconvenientes que soluciones.

Aquí aparece un desafío fundamental, los políticos populares tenemos poca afi nidad con lo técnico, con la tecnología. Pensamos que sólo con la voluntad política alcanza y vamos a disputar lugares dentro del gobierno sin la formación técnica para manejar las herramientas que tendríamos que utilizar en esos espacios. Y muchas veces nos atrapan por allí. También ocurre que muchos militantes tienen esa formación, la separan de su trabajo político, o nosotros mismos los dejamos de lado en cuanto técnicos.

Así esperamos que venga un tipo que hizo su tesis en EEUU y queremos que nos haga un plan y nos explique cómo poner la informática al servicio de la transparencia o de la democratización de la información.

Hemos dejado esto de lado por temor a los tecnócratas, pero tenemos que estudiar e investigar para buscar nuestras propias herramientas, no las podemos dejar libradas a las miradas de los técnicos. Debemos escuchar más a los compañeros que están en los espacios del Estado para que nos cuenten cómo es la movida, para que nos expliquen cómo se trabaja en ese caldero y podamos cocinar nuestro propio guiso.

Page 31: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

Es fundamental que podamos meter en nuestras cabezas que el proyecto de futuro, de vida mejor, de democracia para nuestros pueblos, tiene que incluir la capacidad popular de asumir elecciones y dar soluciones técnicas. Porque las tecnologías no son neutrales y por lo mismo no se las podemos dejar libradas a otros actores.

Page 32: Estado democrático, educación popular y creación colectiva

ww

w.m

apas

.org

.ar

Con el candor de los relatos y la impetuosidad de quien tiene la pregunta como vocación, Valéria Rezende comparte unos nudos de experiencias y refl exiones que tienen el valor de volverse a ubicar, después de muchos años, en el lugar donde preguntándonos por el Estado, nos preguntamos también por la felicidad de nuestras sociedades y el caminar de toda una región. Leídos a trasluz y en perspectiva, sugieren claves para darnos paso en la ardua labor de imaginar y concretar una pedagogía popular que recupere para si la cuestión del estado y las políticas públicas. Un hacer y unos saberes con el ritmo y el sabor de lo real. Una mirada abierta a la creación democrática y la aventura de la política.