Esquema Oracion Mental

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LA ORACIÓN MENTAL Esquema de los pasos a dar en la oración mental: 1. Preparación para entrar en oración: - Considerar a Dios presente, que me está mirando. - Lo adoro, me humillo: Dios y yo. - Oración preparatoria: ofrezco todo mi ser y obrar para su gloria. Primeros pasos: - Imaginarme en el mismo lugar de la escena que medito. - Pedir la gracia que deseo alcanzar en esta meditación. 2. Meditación: - Recordar el tema que he leído, los puntos concretos (memoria). - Reflexionar. Advertir su verdad, su utilidad, su necesidad... ¿Qué significó esto para mí, hasta ahora...? (entendimiento). - Excitar en mí afectos, sentimientos, resoluciones, según lo que voy entendiendo (voluntad). 3. Coloquio final: - Hablar con Dios, o la Virgen, como un amigo con su amigo, como un siervo con su señor. UNAS PALABRAS MÁS SOBRE LA ORACIÓN MENTAL SAN FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota, l.2, cc.2-9 1. Preparación. Ponerse en presencia de Dios. Es decir tomar conciencia, poner atención en ver que Dios está presente en el cielo, en la tierra y en todo lugar, de modo que no existe lugar ni cosa en el mundo donde no esté presente. Ahora bien, como no lo vemos con nuestros ojos, fácilmente nos olvidamos de esta presencia. De allí que es necesario un acto de fe para advertir esta presencia, Sl 138,8: si escalo el cielo, allí estás Tú, si bajo al abismo, allí te encuentro. Conviene entonces, antes de la oración, esforzarse por considerar atentamente esta presencia. Dios está verdaderamente aquí. Pero existe también otro modo de presencia: su presencia por la gracia en el corazón del hombre. Allí no está sólo como

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SEQ CHAPTER \h \r 1LA ORACIN MENTALEsquema de los pasos a dar en la oracin mental:1. Preparacin para entrar en oracin:

- Considerar a Dios presente, que me est mirando.

- Lo adoro, me humillo: Dios y yo.

- Oracin preparatoria: ofrezco todo mi ser y obrar para su gloria.

Primeros pasos:

- Imaginarme en el mismo lugar de la escena que medito.

- Pedir la gracia que deseo alcanzar en esta meditacin.

2. Meditacin:

- Recordar el tema que he ledo, los puntos concretos (memoria).

- Reflexionar. Advertir su verdad, su utilidad, su necesidad... Qu signific esto para m, hasta ahora...? (entendimiento).

- Excitar en m afectos, sentimientos, resoluciones, segn lo que voy entendiendo (voluntad).

3. Coloquio final:

- Hablar con Dios, o la Virgen, como un amigo con su amigo, como un siervo con su seor.

UNAS PALABRAS MS SOBRE LA ORACIN MENTALSan Francisco de Sales, Introduccin a la vida devota, l.2, cc.2-9

1. Preparacin.

Ponerse en presencia de Dios. Es decir tomar conciencia, poner atencin en ver que Dios est presente en el cielo, en la tierra y en todo lugar, de modo que no existe lugar ni cosa en el mundo donde no est presente. Ahora bien, como no lo vemos con nuestros ojos, fcilmente nos olvidamos de esta presencia. De all que es necesario un acto de fe para advertir esta presencia, Sl 138,8: si escalo el cielo, all ests T, si bajo al abismo, all te encuentro. Conviene entonces, antes de la oracin, esforzarse por considerar atentamente esta presencia. Dios est verdaderamente aqu.

Pero existe tambin otro modo de presencia: su presencia por la gracia en el corazn del hombre. All no est slo como Creador de todas las cosas, dando el ser, sino tambin como Padre y Amigo, haciendo participar al hombre de su naturaleza divina (hacindolo su hijo adoptivo). Lo dijo claramente Jess, Jn 14,23: si alguno me ama, guardar mi palabra, y mi Padre lo amar, y vendremos a l, y en l haremos morada. Dios Padre habita en lo ms ntimo de tu ser.

Puede ayudarte a tomar conciencia de esta presencia de Dios, pensar cmo Cristo te est viendo desde el cielo. Esto no es una imaginacin, sino una realidad. El cielo es ver a Dios tal cual es, y Cristo vea el rostro de su Padre, desde el primer instante de su concepcin. En su Padre tambin nos ve a nosotros, como en el ms fiel y limpio espejo se ve reflejada la imagen. As lo vio Esteban en el momento de su martirio, He 7,55-56: (Esteban) mir fijamente el cielo y vio la gloria de Dios y a Jess que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que est de pie a la diestra de Dios.

Finalmente puedes usar tu imaginacin, de modo que te hagas presente junto a tu Redentor, as como solemos recordar los rostros de nuestros seres queridos. Pero si ests orando frente al Santsimo Sacramento, no es una mera imaginacin sino que Cristo est all, verdadera, real y sustancialmente presente, tal como l mismo lo ense, Mt 26,26: este es mi cuerpo.

La invocacin. Percibida esta presencia de Dios, reconoce ahora su infinita Majestad y perfeccin, de lo cual surgir en ti una gran reverencia; pero sin olvidar su infinita Bondad y misericordia por lo cual le pedirs con confianza la gracia que necesitas para servirlo y adorarlo en esta meditacin.

Composicin de lugar. Consiste en proponer a la imaginacin el misterio que quieres meditar, como si real y verdaderamente sucediera en nuestra presencia. As, si quieres meditar en la pasin de Cristo imaginar que ests en el monte Calvario... Pero cuando medites otros misterios: la grandeza de Dios, la hermosura de las virtudes, etc. al no tratarse de cosas sensibles, no es necesario que uses esas imaginaciones. S te puede ser til una semejanza o comparacin (lo usaba Jess con sus parbolas, para dar a entender las realidades puramente espirituales del Reino de Dios). De todos modos no cargues tu espritu de imaginaciones, pues lo importante es que trates de concentrarte en el misterio y no dejes divagar la mente.

2. Meditacin.

El siguiente paso es activar tu inteligencia, de modo que con una o muchas consideraciones vayas levantado tu corazn a Dios y las realidades de su Reino. Y aqu est la diferencia entre estudio y meditacin, pues sta se usa para adquirir la virtud o el amor de Dios, y no para adquirir la ciencia. Si encuentras gusto, luz, o fruto en alguna de las consideraciones, te debes detener en eso, sin pasar a otra, al modo como la abeja intenta sacar todo el nctar de la flor antes de pasar a otra. Pero si no hallas luz, gusto o fruto en una de las consideraciones, despus de detenerte un poco ms en ellas, pasa a otra, sin preocuparte ni turbarte.

La meditacin causa buenos sentimientos en la voluntad: el amor de Dios y del prjimo, el deseo de la vida eterna, el celo por la salvacin de los dems, la imitacin de Cristo, la compasin, la admiracin, la alegra, confianza en la bondad y misericordia de Dios, el arrepentimiento de tus pecados... En esto hay que extenderse lo ms que sea posible... Pero hay que tratar que esos sentimientos y afectos, se vayan concretando en propsitos y resoluciones. As por ejemplo la primera palabra de Cristo en la cruz te animar a perdonar a tus enemigos, a amarlos, etc. De este modo te puedes ir corrigiendo rpidamente. Pero si slo te contentas con los sentimientos y afectos, sin resolverte a practicarlos, no podrs corregirte, sino con gran dificultad y despus de muchsimo tiempo.

3. Coloquio.

La meditacin hay que concluirla en primer lugar dando gracias a Dios por las luces, fruto o buenos afectos y resoluciones que en ella hayas experimentado. Todo proviene de su bondad y misericordia.

Despus hay que ofrecer a Dios la muerte, las virtudes de su Hijo, y unidos a esta ofrenda, nuestros afectos y resoluciones...

Finalmente le suplicamos a Dios la gracia que necesitamos, de acuerdo a la meditacin que hicimos (dolor y arrepentimiento del pecado, amor de Dios, etc.) para llevar a la prctica nuestros afectos y decisiones... Rogamos tambin por la Iglesia, nuestros parientes y amigos, etc... Y despus el Padre nuestro, Ave Mara...

DIFICULTADES EN LA

ORACIN MENTAL

Las distracciones son muy frecuentes e inevitables. Forman parte de nuestras miserias, que slo podremos superar cuando veamos a Dios cara a cara. La distracciones no quitan el fruto de la oracin, a menos que sean voluntarias. Cuando suceden las distracciones, despus de darnos cuenta de ello, debemos volver suavemente al tema que estbamos meditando. Y esto cuantas veces ocurran las distracciones. Para vencer las distracciones ayuda mucho seguir los consejos dados para preparar la meditacin, un poco de penitencia, etc.

Recuerda tambin que hay perodos de arideces o sequedades en los cuales parece que Dios no nos oye, no sentimos devocin, parece que hemos retrocedido... No hay que afligirse. Revisa si no hay pecados graves, o leves reiterados que llevan a esto. Tambin el afecto desordenado que tengas a alguna cosa, actividad o persona puede ser la causa que experimentes esta ausencia de Dios. Pero si no hay nada de eso, ests en un momento muy propicio para crecer en tu unin y amistad con Dios, para buscarlo directa y solamente a l, y no sus consuelos...