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    2.1. Las interferencias continuas del "eje imaginario".En principio hemos de

    decir que nos hallamos ante dos ejes que se entrecruzan: el "imaginario" (vector aa') y

    el "simblico" (vector A)! entre los que se producen constantes intererencias# $e

    hecho! la inalidad primordial de este diagrama consiste en mostrar que la relacin

    simblica se halla siempre bloqueada por el "eje imaginario" que! como ya sabemos! se

    encuentra ormado por el "yo" y su imagen especular#

    En eecto! el "yo" propone un discurso de apariencias que enmascara la verdad del

    "sujeto" y de su deseo! conduci%ndolo a una alienacin undamental# $e esta suerte!

    no es posible sustraerse a esa captura imaginaria y ah& es donde tiene lugar el

    desconocimiento ms absoluto#

    Este uncionamiento! que la cl&nica pone de maniiesto en incontables ocasiones! es

    comparado por acan con una vlvula trioda! un arteacto electrnico que ue

    inventado en #*+, por ee de -orest# A este &sico se le ocurri introducir un ilamento

    en la vlvula dioda! de manera tal que %sta pasaba a componerse de: los polos positivo

    (nodo) y negativo (ctodo) y un tercer elemento en orma de rejilla que pod&apositivizarse! permitiendo entonces el paso de los electrones! o negativizarse!

    deteniendo ese transcurso# a rejilla es la que acilita o detiene el lujo! del mismo

    modo que lo imaginario interrumpe o corta los movimientos dentro del circuito

    (ver igura .)#

    /omo consecuencia de lo anterior! al tener que atravesar el "muro del lenguaje"! el

    mensaje del "0tro" llega al sujeto de una orma interrumpida# 1uiere decir que! los

    rotamientos imaginarios obstaculizan el luir de los pensamientos inconscientes

    provocando la aparicin de: cortocircuitos de la palabra! relaciones privilegiadas!

    relaciones prohibidas! vocablos que no se pueden pronunciar! otros que se repiten de

    modo continuo y que impiden la aparicin de los nuevos! etc (nota )# /iertos reto2os

    de palabras que traspasan el imaginario! son productos de lo que -reud llam el

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    "retorno de lo reprimido"! compa2ero inseparable de la "represin"! y que muestra

    cmo algo puede pasar desde (A) hasta ()! al tiempo que resulta vetado su trnsito#

    A veces! este luir puede producirse masivamente en los llamados "enmenos de

    despersonalizacin"! donde qui%n lo padece no se siente el que es habitualmente!

    como un paciente nuestro que e3presaba gricamente: "me toco varias veces para

    saber si soy yo"4 este e3tremo se debe a la masiva aluencia de mensajes que rompen

    (temporalmente) la supuesta "unidad" imaginaria (nota .)#

    2.2. La coagulacin del sujeto en una imagen.os m5ltiples representantes en los

    que el sujeto se pierde tienden a condensarse en una representacin imaginaria que

    ser! en adelante! la 5nica que el sujeto podr darse de s& mismo! la 5nica a trav%s de

    la cul podr captarse#

    Esta objetivacin imaginaria del sujeto con respecto a s& mismo es el "yo" y decir que

    "el yo se cree yo" es mostrar la e3actitud de esta captacin a la que el ser hablante se

    encuentra cada vez ms atado# 6or consiguiente! el ego es la orma en la que el sujetose representa a s& mismo coagulado en una representacin7imagen directriz que le

    atrapa y de la cul no puede zaarse# Airmamos entonces que el sujeto queda alienado

    en el ego! se ve orzosamente en el "yo" y cree de modo irme que el "yo" es %l# En

    consecuencia! cuando habla no sabe lo que dice# a relacin que el sujeto mantiene

    consigo mismo se halla siempre mediatizada por la l&nea de iccin (a7a')! donde queda

    eclipsado# El lenguaje acilita este eecto pues! al poner al "yo" como sujeto de la

    oracin! se crea la ilusin de que el "yo" es el "sujeto" y que toma sus decisiones

    voluntariamente# /uando el paciente que presentamos antes airma "yo soy un buen

    estudiante"! esa orma de e3presarse con el "yo" como sujeto oracional! le crea la

    iccin de que la decisin de ser buen estudiante parte enteramente de %l! olvidando (o

    dejando uera del discurso) la determinacin sobre s& del mensaje del 0tro ("85 eres elinteligente de la amilia"! "85 iras a la 9niversidad"! etc)#

    Al tomarse el "yo" por el "sujeto"! este 5ltimo aparece e3cluido en mayor o menor

    grado4 a este enmeno acan lo denomina "orclusin del sujeto"# Esto es llevado a un

    e3tremo en los discursos racionales! lgicos! matemticos o cient&icos () (nota ;)#

    El "sujeto" se percibe a s& mismo bajo la orma de "yo"! que constituye su identidad

    seg5n venimos admitiendo! pero a2adimos algo nuevo ahora: la relacin del "sujeto"

    con su "yo" va a depender necesariamente del "otro" especular e! inversamente! la

    relacin que mantiene con el "otro" siempre depende del "yo"# Esto puede verse en

    la igura ! en el vector (a')#

    2.3. La incomunicacin sustancial del hombre./uando un sujeto () trata de

    comunicarse con otro sujeto (A)! nunca alcanza a su destinatario en su autenticidad y

    siempre encuentra en su camino! desde el primer momento! al peque2o otro (7< a')!

    que lo remite al momento a su propio "yo" (a'7< a) de acuerdo con el eje de

    construcciones imaginarias de los ego y los alter7ego (ver igura )# El intento de

    comunicarse directamente con el gran "0tro" es imposible y solo se consigue hacerlo

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    con un peque2o "otro"! lo que quiere decir que en la comunicacin el sujeto queda

    prisionero de la iccin en la que lo introdujo su propia alienacin subjetiva#

    En las relaciones convencionales el sujeto est separado de los verdaderos 0tros por el

    "muro del lenguaje" y as&! intentando apuntar a sujetos verdaderos ha de conormarse

    con sombras# Anlogamente! si alguien encarna un "0tro" no alcanzar jams al

    "sujeto"! que queda e3cluido como hemos visto de las relaciones comunes! conectando

    bsicamente con el "yo" (vector a)# =o obstante! como ya indicamos previamente! es

    el "0tro" qui%n otorga al sujeto su lugar en la dial%ctica intersubjetiva! aunque no lo

    alcance en la comunicacin#

    8odo ello imposibilita absolutamente una aut%ntica relacin de sujeto7sujeto!

    transormndose los contactos sociales en puras mascaradas#

    2.4. El sujeto y su deseo.i dividimos el "esquema " seg5n una l&nea vertical se

    obtienen dos partes: ) la del lado izquierdo que es la del sujeto! que contiene a su vez

    al "sujeto del inconsciente" () y al "yo" (a) y b) la del lado derecho! el campo del otro!que agrupa al "otro" como semejante (a') y al "0tro" como "alteridad radical" (A)#

    a separacin lacaniana e3puesta pulveriza la "teor&a de las relaciones objetales"! tan

    ajenas al pensamiento reudiano! puesto que cada uno de los lados de la divisin es

    doble (yo>sujeto y otro>0tro)! mientras que en aquella teor&a hay solo dos partes: el

    "sujeto" y el "objeto"# Aqu& no se trata de algo simplemente dual pues! como indica

    acan! no puede haber anlisis aut%ntico si se conunden e3tremos tan heterog%neos

    (nota )#

    e observa que desde el sujeto () solamente sale una lecha (a')! que ahora puede

    entenderse como el vector del deseo# ale de () porque el deseo torna activo alhombre4 "est en la uente de toda animacin"! dice acan# Es la dimensin reudiana

    del deseo! que hace de (a') su destinatario y lo convierte en "objeto" (nota ?)# e

    observa que nos hallamos aqu& ante una articulacin entre lo "simblico" y lo

    "imaginario"#

    2.5. El Otro nodeterminado.e observa que desde (A) solo salen vectores y no

    llega ninguno! lo que nos indica que es un lugar determinante y no determinado# 9no

    de estos vectores camina desde (A) hasta (a) (vector Aa) que e3presa cmo lo

    simblico determina a lo imaginario# Esto se demuestra observando cmo es posible

    operar! en el trabajo anal&tico! sobre lo imaginario desde lo simblico! precisamente por

    ser este 5ltimo determinante#

    A2dase! que el mensaje que parte de (A) no es captado por ()! a pesar de hallarse

    all&! sino que lo recibe el "yo" (a)! dado que la linea queda cortada (por a7a') y no le

    queda ms remedio que seguir otro camino: (Aa)#

    a direccin que sigue el vector (A 7< ) indica que si bien entre ambos t%rminos hay

    una relacin de interdependencia! no implica reversibilidad# Esto se debe a que es

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    siempre el "0tro" qui%n determina al "sujeto" y no a la inversa! de ah& la orientacin

    del vector# @a dijimos algo al respecto (v%ase primera parte)! cuando indicbamos que

    el lenguaje siempre pree3iste al sujeto y proviene del "0tro"! determinando al primero

    de ellos#

    Aqu& acan dierencia otra orma de deseo! el "deseo hegeliano"! que podr&amos

    denominar "hegeliano7lacaniano"! y que se inscribe en el vector (A 7< )# e trata del

    deseo como "deseo del 0tro" y es lo que hemos e3presado as&: "85 sers quien vaya a

    la universidad"# El enunciado es tomado al pie de la letra por su receptor! pero al

    hacerlo cambia el sujeto oracional! de manera tal que se convierte en este otro: "@o

    quiero ir a la universidad"# Eso provoca que el "yo" se crea en todo momento el due2o

    de su destino! tratndose de una de las mayores ilusiones que dominan a las personas#

    4. !onclusiones.

    acan comienza a utilizar gricos en su ense2anza con el propsito de e3poner ante su

    audiencia elementos claves y! a la vez! problemticos de la teor&a psicoanal&tica# El

    carcter conlictivo de tales conceptos se deb&a! espec&icamente! a las errneas

    lecturas que hicieron los "postreudianos" de los te3tos originales e intentaron

    apro3imar esta disciplina a la 6sicolog&a eneral! centrada en la conciencia# e olvidaba

    as& todo el esp&ritu innovador contenido en el legado reudiano! de ah& que acan

    plantee la necesidad de un "retorno a -reud" (*)#

    El "esquema "! al que su inventor gusta llamar "nuestro cuadrado mgico"! es uno deestos gricos con el que pretende ijar algunas ideas undamentales! deshaciendo los

    muchos equ&vocos e3istentes por aquel entonces# 6ara tal menester! usa ciertos

    s&mbolos que parecen conormar una especie de lgebra! a los que denomina

    "matemas"#

    El esquema que estudiamos muestra cmo la e3periencia humana en general! y la

    psicoanal&tica en particular! son imposibles de pensar si no es en el conte3to de la

    intersubjetividad y en una relacin particular con el lenguaje# Ambos componentes se

    hallan asociados aqu& de orma original y! una inteleccin correcta de esa articulacin!

    resuelve muchos interrogantes sobre aspectos diversos del tratamiento con nuestros

    pacientes! como son: resistencia! transerencia! interpretacin! lugar del analista! etc#

    9n nodo del "esquema " es el representado por el "yo"! pues en la %poca del egundo

    eminario esta instancia ten&a un estatuto controvertido debido a las importantes

    disidencias que se produjeron (*)# acan se empe2a en otorgarle una posicin

    correcta! pues dependiendo de la idea que se tenga de esta instancia se trabajar en

    un sentido u otro dierente (+)# /onsiste el "yo" en el lugar en el que el sujeto

    adquiere una representacin de s& mismo como "unidad" y sin isuras# Asumir la mejor

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    representacin propia posible es un mecanismo consustancial a la arquitectura y

    uncionamiento de la subjetividad! que culmina en una pretensin narcisista casi

    imposible y asociada al campo del "ideal"# Ahora bien! que as& sea no signiica que la

    accin anal&tica tenga que restaurarlo en la unidad a la que tiende! ahora "racturada"

    por el s&ntoma (nota +)# $e hecho! -reud trataba por todos los medios de dirigir la

    atencin del cl&nico hacia otro lado! concretamente en direccin al "inconsciente"! una

    accin elogiosa que supon&a una verdadera revolucin en el conocimiento de la vida

    mental# El "yo" se organiza y mediatiza en la relacin con el semejante y ambos

    conorman el "eje imaginario"! tratndose del espacio de las ilusiones y los se2uelos

    ms poderosos# En contraste con %ste e ignorado por el "yo"! se muestra con gran

    claridad el "eje simblico" ormado por el "sujeto" y el "0tro"! que es el portador de la

    "palabra undamental"# Es evidente que esta 5ltima se halla en declive debido al

    poderoso inlujo de las imgenes! que dominan la vida del ser humano! al que intentan

    elevar a su grado superlativo y a las que! por id%nticas razones! no se quiere renunciar#

    6odemos ver el mundo actual completamente sumido en este dilogo imaginario del

    que no hay salida ni inal y que se presenta como repetitivo! estereotipado! que eleva

    la banalidad a su m3imo esplendor y al que un artista de la talla de Andy Barhol! consu 6op Art! intent desarticular en orma burlesca#

    Cs all del "yo" se encuentra un "sujeto"! desconocido por el primero y que recibe las

    palabras undantes de un "0tro"! las cules le hacen ser lo que es# En eecto! el

    "sujeto" se constituye sobre la base de los mensajes del "0tro"! de ah& que la palabra

    escape al control consciente# acan nos presenta la palabra inscrita en la

    intersubjetividad! lo que hace que el inconsciente adquiera una dimensin

    transindividual in%dita hasta ese preciso instante del seminario! que debi dejar sin

    aliento a ms de uno#

    Da quedado e3puesto que el "eje imaginario" act5a interponi%ndose entre los mensajesdel "0tro" y el "sujeto"! dndose una curiosa paradoja resuelta de manera brillante!

    pues es el propio lenguaje el que produce esta separacin ("muro del lenguaje")! al

    tiempo que es constituyente del sujeto# os caprichos imaginarios hacen que el

    mensaje del "0tro" lleguen de orma interrumpida! o incluso distorsionada! provocando

    recuentes cortocircuitos en su propio luir# A2dase que el lenguaje! con sus modos de

    e3presarse y sus trampas! acilita el enga2o del "sujeto" de creerse un "yo"! que puede

    llegar hasta pensarse como el autor pleno de los destinos de su propia vida4 una

    ilusin en la que cayeron personajes de la talla de oeenstein! Fris! Dartmann y otros

    allegados intelectualmente#

    =o es di&cil percatarse de que la incomunicacin es lo habitual y que la interaccin"sujeto7sujeto" no puede realizarse como cabr&a esperar ya que! cuando un "sujeto"

    intenta comunicarse con otro! encuentra en su camino al "alter7ego" que remite

    necesariamente al propio "ego"# El "esquema " e3pone que este 5ltimo es el

    componente ms determinado del sistema! lo que contrasta vivamente con las

    posiciones tericas annareudianas (,) y de la Ego 6sychology (G! H)! aunque %l mismo

    se cree determinante4 he ah& el ms prodigioso de los autoenga2os#

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    1ui%n ejecute y promueva el trabajo anal&tico debe tener muy claras las cosas! sobre

    todo que no debe colocarse en el plano imaginario! respondiendo en la misma sinton&a

    en la que emite el consultante# 6or contra! ha de salirse de la tontez cotidiana! para

    buscar los ms poderosos eectos sobre el sujeto# Este procedimiento dierencia

    claramente lo que se eect5a en las sesiones de lo que el paciente puede hacer cuando

    se desahoga con los ms cercanos# En este orden! las resistencias las ponemos del

    lado del imaginario y tambi%n se hallan encastradas en la intersubjetividad! en la que

    el analista no debe entrar4 he ah& el gran peligro que corre! pues si no tiene en cuenta

    las indicaciones lacanianas cilmente puede caer en: intentar ir ms aprisa de lo que

    se puede! tratar de convencer al que tiene delante! imponer sus propias ideas! etc#

    9na vez ms encontramos al "yo" como una roca en el camino del avance#

    El analista debe ubicarse en el lugar del "0tro" para as& lograr zaarse de toda la

    imaginer&a yoica y de las relaciones cotidianas! pero sus mensajes van a chocar de

    lleno con la p%trea organizacin del ego! de carcter inamovible# 9n trabajo necesario

    de realizar que tiene por delante consiste en intentar lograr una "positivizacin" de las

    unciones yoicas! de modo tal que estas permitan el luir de la palabra y que %stapueda llegar al "sujeto"! entrando entonces en una e3periencia novedosa! capaz de

    "rerescar" con nuevas ideas un aparato mental ya viejo#

    e observa que la postura del psicoanlisis choca rontalmente con los presupuestos de

    la sociedad actual! en la que "todo vale" y la gente cree ser "plenamente conscientes"

    de lo que hacen# 6ero! recogemos en nuestras consultas el eecto delet%reo de estas

    ideas: mientras ms son asumidos estos postulados! ms mediatizado se est por los

    mensajes procedentes de anuncios y medios de comunicacin alienndose! inalmente!

    en el consumo y actividades parecidas! sin apenas pensar en lo que se hace#

    $esbancar al "yo" de su propia morada y descentrar la e3periencia! se transorman en

    una poderosa arenta para qui%nes creen decidir "todo" por s& mismos y ser"totalmente libres" en sus actuaciones o pensamientos#

    8ras lo e3puesto! tiene poco sentido hablar del "yo uerte" como sinnimo de "yo

    normal" o "adaptado"! rente al "yo d%bil"! "enermo" o "desadaptado"! porque si

    pensamos as& rpidamente se concluye que nuestra uncin consistir&a en ortalecerlo

    para que la gente se adapte mejor y sea eliz# Demos visto que el "yo" es el lugar de la

    ilusoriedad! cuya tendencia es hacia el desconocimiento ms absoluto4 de ah& que

    qui%nes trabajamos en el ascinante campo del anlisis preiramos el "yo d%bil" al

    "uerte" pues este 5ltimo! tal como se2al acan! tiene una estructura paranoica!

    debido a la inercia tan enorme que posee a cualquier movilizacin y por la alta tasa de

    certeza que tiene sobre irrealidades! uncionando casi como un delirio#

    6ese a las diicultades e3istentes! quien trabaje con pacientes en esta l&nea no debe

    desallecer en su empe2o! y ha de buscar sutilmente el modo de abrir el camino al

    conocimiento! saliendo de aquello que eonardo da Iinci sabiamente se2alaba: "El

    hombre es capaz de un gran discurso cuya mayor parte es vac&o