Espiritualidad y Terapia

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  • Portada

    Artculos

    Editorial

    Conoces a

    Nuevas Aportaciones

    Mi Experiencia

    La Psicoterapia y

    Crianza con Apego

    Testigos de su Superacin

    Msica

    Libros Recomendados

    por Stuart McNicholls | February 2013

    Espiritualidad y TerapiaEste trabajo explora diferentes preguntas relacionadas con el encuentroentre la espiritualidad y la terapia: qu es la espiritualidad?, cmo laspsicoterapias se sitan ante la dimensin espiritual? Tambin se exploracules son los ejes fundamentales del camino psicoespiritual, y cul esla relacin de la espiritualidad con el encuadre terapu co.

    1. Introduccin: Un cuento, unas preguntas yun koanEn la leyenda del Rey Pescador, se cuenta como un rey herido languideceen su castillo, demasiado enfermo para vivir, pero no lo suficiente comopara morir, a la espera de que llegue un hombre inocente que podrsalvarle a l y a su reinado, liberando el poder sanador del Santo Grial. Sepresentan dos oportunidades a Perceval, uno de los caballeros de la MesaRedonda, para entrar en el Castillo del Grial. En la primera, cuando

    todava es un joven ingenuo, no acierta a expresar una pregunta clave y sale del castillo con las manos vacas.Pasa 20 aos como caballero andante, rescatando a doncellas y luchando contra dragones, antes de que se lepresente otra oportunidad. Esta vez ya ha madurado y logrado una inocencia consciente. Acierta lapregunta A quin sirve el Grial?, y recibe la respuesta, El Grial sirve al Rey del Grial. El Rey Pescadory su reinado se sanan y a los pocos das, Perceval se convierte en Rey al morirse el Rey Pescador (deJohnson, 1993).

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  • La historia del Rey Pescador contiene elementos que remiten tanto al proceso teraputico como al aspectoespiritual de la vida. La herida del rey y su condicin de incapacitado nos sugieren el sufrimiento no slofsico sino tambin emocional y existencial por el que todos los seres humanos pasamos en algn momentode nuestras vidas. Y el smbolo del Grial representa la posibilidad de la trascendencia del sufrimiento queofrece una va espiritual. El argumento de esta tesina ser que lo espiritual y lo teraputico pueden entendersecomo dos aspectos de un mismo proceso de auto-realizacin y de auto-trascendencia. Entendida as laherida o las heridas que a cada uno le tocan en la vida, aunque implican a veces un sufrimiento difcil desoportar, sin embargo pueden verse tambin como el desencadenante de la bsqueda del tesoro de latrascendencia y de la realizacin.

    El presente trabajo pretende emplear la leyenda del Rey Pescador como hilo conductor mientras exploradiferentes preguntas relacionadas con el encuentro entre la espiritualidad y la terapia. Empezaremosexaminando qu es la espiritualidad? antes de pasar a mirar cmo las psicoterapias se sitan ante ladimensin espiritual? Tambin exploraremos cules son los ejes fundamentales del camino psicoespiritual, ycul es la relacin de la espiritualidad con el encuadre teraputico. Finalmente abordaremos la pregunta porqu la terapia y la espiritualidad se necesitan mutuamente? y expondremos la experiencia personal y clnicadel autor. En su conjunto este trabajo pretende insinuar una respuesta a un koan psicoespiritual que queremosplantear. Pasamos entonces a explorar qu es un koan?

    En el budismo zen rinzai, existe una tradicin de aprendizaje mediante los koans - dilemas y paradojas queun maestro presenta a un discpulo para que los resuelva. Un ejemplo famoso es: Cmo suena el aplauso deuna sola mano? La idea es que la misma dificultad del koan lleva al alumno a una realizacin de otro orden,lo que hoy llamaramos un producto de pensamiento lateral, en vez de lineal. El maestro zen y psicoterapeuta,David Brazier (Dharmavidya), autor deTerapia Zen, sostiene que, en la consulta, terapeuta y cliente trabajanjuntos el koan que cada cliente trae. La resolucin del koan no le corresponde al terapeuta sino al cliente: unavez que se haya dado cuenta de la naturaleza profunda de su dificultad, puede que se produzca un cambiointerno, un darse cuenta (Brazier, 1995, ps.46-7). La leyenda enigmtica del Rey Pescador sugiere tambin lamisma naturaleza de koan, de un problema cuya resolucin implica no slo una sanacin sino tambin unatransformacin. En este caso un koan que podra servir como punto de partida para el trabajo psicoespiritualsera: cmo se puede transformar la herida en tesoro?

    2. Qu es la espiritualidad?En el mbito de la terapia, no es difcil ver como las heridas del Rey y de Perceval se pueden interpretar entrminos de los problemas que los clientes traen consigo a nuestras consultas: mientras el adolescentePerceval sufre en relacin con su padre ausente y aparece al principio del relato como un Nio sumiso,incapacitado para actuar debido a la sobreproteccin de su madre, el Rey Pescador manifiesta heridas dehombre de mediana edad, relacionadas con su sexualidad pero tambin con su sentido de poder personal, suauto-estima y su generatividad en el mundo. Quizs tampoco nos cuesta imaginarnos como terapeutas en elpapel de un viejo ermitao que, en un momento dado del viaje del hroe ya maduro pero tambin cansado,surge en su camino y le orienta de nuevo hacia el castillo: Baja un poco por este camino, gira a la izquierday cruza el puente levadizo (Johnson, 1993, p.45).

    No obstante, puede que no resulte tan obvia la importancia o la naturaleza de la dimensin espiritual en elproceso de sanacin de las personas jvenes, maduras o mayores que acuden a nuestra consulta. Esto noslleva a plantear una pregunta difcil: A qu nos referimos cuando hablamos de espiritualidad? Laespiritualidad ha sido definida como aquello que abarca las necesidades ms profundas del ser, necesidadescuya realizacin acercan al individuo a un estado de propsito y significado (Ingersoll y Zeitler, 2010, p.269).

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  • Meichenbaum coincide en describir la espiritualidad como un anhelo de buscar significado, propsito ydireccin vital en relacin con una fuerza superior, espritu universal o Dios (Meichenbaum, 2008, p.5).

    Para Powell & Mackenna, la perspectiva transpersonal es una que le otorga a cada vida un valor duraderoque trasciende la muerte. Para los que tienen hijos, est la esperanza de que el amor que se les ha mostrado dsus frutos en la plenitud de sus vidas y en generaciones venideras. Para algunos, se trata del valor del serviciohacia la comunidad y tambin de las amistades, mientras que para otros es la esperanza de que su laborprofesional haga una aportacin, por pequea que sea, al progreso de la humanidad. Todas estas seranexpresiones de la espiritualidad humanista (mis cursivas, Powell y Mackenna, 2009, p.11). De maneraparecida, desde el enfoque del Anlisis Transaccional (AT), los Kandathils ofrecen una definicin integrativade la espiritualidad como proceso mediante el que los seres humanos se trascienden a s mismos, para losque creen en Dios, la espiritualidad es la experiencia de esta relacin con Dios. Para un humanista, laespiritualidad es una experiencia auto-trascendente con otra persona. Para algunos puede ser la experiencia dearmona o unidad con el universo o la naturaleza (Kandathil y Kandathil, 1997, p.28). Ellos y otros muchosautores citan a William James al hablar de la posibilidad de experimentar una unin con algo mucho msgrande que nosotros, y en esa unin encontrar nuestra mayor paz (James, 1960, p.395, citado en dem).

    Otra aportacin interesante, de nuevo desde el AT, es la de Muriel James quien afirma que el ncleo interior[es] parte del ser personal total y tambin un ser universal porque es comn a todos los pueblos [] es elhogar del ser espiritual [y] est en el centro del ser de cada persona, sea la persona consciente de ello o no,abierto a su poder o no (James, 1981, p.60). Esta visin est en consonancia con la que ofrecen lastradiciones contemplativas orientales, por ejemplo, cuando Aurobindo habla del jagad-guru, el Guainterno [] secreto en nuestro interior, la chispa divina que reside en todos nosotros y que es instrumentalen cualquier experiencia de despertar (Sri Aurobindo, The Synthesis of Yoga, citado en Merlo, 1997, p.92).

    3. Cmo se sitan las psicoterapias ante la espiritualidad?Haremos referencia principalmente a las visiones de terapia y de espiritualidad ofrecidas desde laPsicoterapia Humanista Integrativa (PHI) por un lado y desde el budismo mahayana y theravada por otro,por ser los campos que ms familiares nos resultan. Como afirman Powell y Mackenna, dentro de lapsicoterapia hay una tendencia reciente a abrirse a la dimensin espiritual. Citan estudios de la ltima dcadade mltiples autores de diversos campos, incluyendo enfoques tan diversos como la cognitiva-conductista, elanlisis jungiano pero tambin el freudiano y las terapias propiamente transpersonales (Powell y Mackenna,2009, p.3). No slo los terapeutas se estn mostrando ms proclives a integrar aspectos espirituales en suprctica sino que lo espiritual se est mostrando como elemento cada vez ms importante para los clientes.Mark Forman cita un estudio meta-analtico que sugiere que entre un 30 y un 50% de adultos afirman haberexperimentado estados alterados espirituales mientras un 4.5% hicieron referencia explcita a experienciasmsticas en la interaccin teraputica (Forman, 2010, p.4).

    Por su parte, Meichenbaum cita varios estudios meta-analticos que sugieren que las personas que usanestrategias religiosas y espirituales para hacer frente a dificultades y traumas demuestran un mayorbienestar fsico y emocional (Meichenbaum, 2008, p.7). El mismo autor cita otros estudios independientesque demuestran como las personas formadas en la prctica (en su origen budista) de mindfulness (atencinplena) estn mejor sintonizados con sus emociones, tienen mayor capacidad de auto-regulacin y un mayorsentido de bienestar (dem, p.24). Kavar cita investigaciones sobre la actividad neurolgica y la prcticaespiritual que demuestran que la prctica meditativa ralentiza el proceso de envejecimiento del cerebro,ayuda a regular los neurotransmisores y apoya la recuperacin del trauma, llegando a cambiarpermanentemente las redes neuronales. Se ha mostrado como la combinacin de tales cambios neurolgicos

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  • con una fe en un Ser amoroso contribuye a una percepcin ms positiva de la realidad, reduciendo laansiedad, la depresin y el estrs a la vez que aumentando sentimientos de seguridad, compasin y amor(Kavar, 2011, ps.9-10).

    En cuanto a las terapias propiamente humanistas que abarca la PHI, se ve en diversos grados unaimportante predisposicin hacia lo espiritual. La terapia Gestalt de Fritz Perls muestra claras y significativasinfluencias de las visiones orientales espirituales. Su nfasis en conceptos tan claramente relacionados con lasfilosofas zen y taoista como el aqu y ahora, el vaci frtil, el darse cuenta y el ascenso fenomenolgico, launidad entre forma y fondo y su visin del universo como flujo perpetuo (Zurita et al, 2011a, ps.13-17) loatestigua sobradamente. Claudio Naranjo tambin subraya la vertiente espiritual de la terapia gestltica que:es comnmente considerada un enfoque humanista [] Menos aparente, y sin embargo, ms significativo,es que las caractersticas ms distintivas de la terapia gestltica son, en estricto rigor, transpersonales(Naranjo, 1990, p.197). Resalta que la base de toda terapia transpersonal es la capacidad de percatarse en smisma (dem). Adems del darse cuenta, otros aspectos espirituales que Naranjo enfatiza son laespontaneidad (dem, p.221) y ver la terapia gestltica como meditacin en un contexto interpersonal(dem, p.209).

    En este nfasis se ve como la Gestalt coincide con lo que ms se acerca a una visin espiritual del fundadordel AT, Eric Berne. En el breve texto con el que finaliza Juegos en que participamos, Berne habla de: algoque trasciende todas las clasificaciones de comportamiento, [que] es la conciencia de las cosas; algo que seeleva por encima de la programacin del pasado, que es la espontaneidad; y algo que es [una] mayorrecompensa que los juegos, que es la intimidad (Berne, 1966, p.196). Para Berne: conciencia de las cosasrequiere vivir en el aqu y el ahora, no en otra parte, el pasado o e futuro; espontaneidad significa libertadde escoger y expresar los propios sentimientos de entre todo el surtido que tenemos a nuestra disposicin [y]liberacin del apremio de jugar, mientras la intimidad interpersonal surge cuando las otras dos propiedadesse manifiestan en la relacin: significa la espontaneidad, la franqueza libre de juegos de una personaconsciente, la liberacin del incorrupto Nio, [] viviendo el aqu y ahora (dem, ps.190-3). De acuerdo conlos Kandathils en su artculo La autonoma: puerta abierta hacia la espiritualidad, estas tres cualidades - laconciencia de las cosas, la espontaneidad y la intimidad - tienen que ver con una dimensin espiritual que laobra de Berne insina sin llegar a tratar (Kandathil y Kandathil, 1997). A su entender, a partir de la relacinentre la autonoma y la intimidad surge una dimensin trascendental en las personas y sus relaciones: Elamor humano es la semilla a partir de la cual surge la espiritualidad, y es el fruto de la espiritualidadtambin (dem, p.29).

    Otra terapeuta del mbito del AT y de la PHI, Rebecca Trautmann, ha tratado el tema de la espiritualidaddesde los estados del yo: Dios puede ser entendido como una figura que da miedo, severa, juzgadora yremota, que no es ni ms ni menos que la proyeccin de su Yo Padre. O Dios puede ser una figura cuidadora,compasiva o maternal. Afirma que al menos algunas personas se relacionan con Dios muy primariamentedesde el Yo Nio, viendo a Dios como alguien que les conceder lo que necesiten, o se lo negar, o lescastigar. Asimismo el concepto de karma se puede usar de esta misma manera reduccionista, viendorecompensas por ser bueno y experiencias negativas como resultado de ser malo. La autora contrasta esteabordaje espiritual desde el Nio con un enfoque ms Adulto de la espiritualidad que que permita a laspersonas ser ms responsables de su vida y de cmo viven, de una forma mucho ms plena (Trautmann,2003, p.34). En contraste con la tesis de Trautmann se encuentra la afirmacin de la ya mencionada MurielJames, quien lleg a afirmar que el Ser espiritual [] no encaja con el paradigma de los tres crculosapilados (que representan las estructuras de personalidad) (James, 1981, p.56). Citando a Thomas Kuhn y sulibro La Estructura de las Revoluciones Cientficas, James argumenta que hacen falta nuevos paradigmasque den mejor cabida a la espiritualidad. Esta es una llamada que se puede hacer extensiva a la PHI y al

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  • enfoque humanista en general y que ha ido encontrando respuesta en las dcadas transcurridas desde queJames escribi.

    4. Dos ejes de la dimensin psicoespiritualHacia el final de su vida Abraham Maslow se interesaba por the farther reaches of human nature (algo ascomo las zonas liminales de la naturaleza humana) y sugera otro nivel en su conocida pirmide denecesidades, ms all de la auto-actualizacin, que conceba como la necesidad de auto-trascendencia y en laque vea un impulso hacia niveles "transpersonales" del ser (Maslow, 1971). As, mientras Muriel Jamesplanteaba la dimensin espiritual de manera horizontal como un estado del yo que englobaba los conocidosestados del yo del AT, Maslow la conceba en trminos verticales como un nivel de desarrollo ms all de laauto-actualizacin. Ms recientemente, Ken Wilber, uno de los mayores exponentes de la integracin de laespiritualidad con la psicologa y la psicoterapia durante los ltimos 30 aos, ha desarrollado un enfoque quedescribe la espiritualidad en trminos de (al menos) dos vertientes, que para simplificar llamaremos aqu lahorizontal y la vertical (ver Wilber, 2006, p.90).

    4.1 El eje verticalAunque Richard Erskine reconoce la influencia de la psicologa del desarrollo de Piaget y de Erickson en losorgenes del AT de Berne (Erskine, 1991, p.66), no se enfatiza ni en el AT ni en la PHI el aspecto evolutivo,mediante estadios de desarrollo, de la persona. Sin embargo, numerosos autores y terapeutas enfatizan laimportancia de los estadios de desarrollo del ego, incluido el ego adulto, para poder entender y apoyar laevolucin saludable de la persona (ver Erickson, 1959; Kegan, 1994; Wade, 1996; Torbert et al, 2004;Wilber, 2006; Cook-Greuter y Soulen, 2007; Forman, 2010). Lo que estos enfoques tienen en comn es latesis de mltiples estadios de desarrollo a lo largo de la vida, desplegados de manera diferente segn cadaindividuo y sus circunstancias, pero que pueden clasificarse entre estadios prepersonales, personales y, enalgunos casos, transpersonales.

    Esta perspectiva es equiparable con la idea del desarrollo tal y como se presenta en la PHI. Por ejemplocuando se afirma que es importante considerar cada estructura de la personalidad como un continuo que vadesde un extremo sano hasta un extremo patolgico, con infinitos grados intermedios (Zurita et al, 2011b,p.3) se entiende que hay un desarrollo subyacente desde una existencia condicionada y limitada hacia unavida cada vez ms autnoma. De manera parecida, cuando se dice que por nuestras consultas pueden pasarpacientes con patologas arraigadas y limitantes o tambin pacientes que requieren trabajar aspectos de supersonalidad o historia vital donde lo patolgico no tiene un peso importante, ya que vienen buscandomejorar sus potencialidades, desarrollar un mayor conocimiento de s mismo o realizarse como personas(Zurita et al, 2011c, p.10), en realidad se est refiriendo a personas situadas en diferentes puntos del ejevertical de desarrollo que estamos describiendo aqu. Se podra entender como hacen los estudiosos delEneagrama (p.e. Riso y Hudson, 1999, ps.28-9) - que el extremo sano de cada tipo implica tambin un polosagrado, una expresin transpersonal de una virtud que actuara como un punto omega o imn sobre eldesarrollo de la persona. La tarea del terapeuta sera ayudar al cliente para que se alinease con este desarrollohacia la mejor expresin de su personalidad en el mundo.

    La psicologa positiva de Martin Seligman tambin distingue entre distintos niveles de bienestar equiparablescon esta dimensin de desarrollo vertical, que van desde la vida placentera, pasando por la vida buena haciala vida significativa. Afirma Seligman que el bienestar y la felicidad surgen cuando sabemos disfrutar de losplaceres (la vida placentera) pero incidimos tambin en nuestras fortalezas y virtudes personales parafomentar la gratificacin en las reas principales de nuestra vida (la vida buena), todo ello en servicio de algoms grande que nosotros mismos (la vida significativa) (Seligman, 2002, ps.262-3). Desde el punto de vista

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  • clnico, se puede afirmar con Kavar que, al considerar la espiritualidad desde una perspectiva fenomenolgicay basada en fortalezas, los terapeutas pueden identificar mejor el lugar de la espiritualidad en la vida de susclientes y apoyar un proceso teraputico hacia una cada vez mayor integracin (Kavar, 2011, p.12).

    En este contexto, otro terapeuta integral, Mark Forman, habla de la espiritualidad ascendente y ladescendente (Forman, 2010, ps.207-31). Estas dos formas se pueden equiparar con dos expresiones del amor,Eros y gape. El aspecto positivo de la espiritualidad ascendente sera la fuerza universal que nos lleva atrascender nuestras limitaciones fsicas, sensuales y animales, animndonos hacia un cada vez mayor gradode autonoma y libertad. Para el terapeuta se tratara de canalizar este amor en forma de Eros del PadreConstructivo que anima al cliente a que se realice. El aspecto positivo de la espiritualidad descendenteincluira la incorporacin, el servicio y la compasin: se puede entender como el amor teraputico en formade gape de la Madre Nutritiva que abraza y acepta todo lo que el cliente es y ha sido, incondicionalmente.

    Si volvemos un momento a la leyenda con la que iniciamos este trabajo, podemos verla como una versinms del viaje del hroe (ver Campbell, 1959), en s una metfora del desarrollo psicolgico a lo largo de lavida. Asimismo se pueden ver representadas distintas etapas de las que describe Erikson, cada una con sucrisis normativa: Perceval en la adolescencia, luchando para formar su identidad o ms tarde como adultojoven, como caballero andante falto de intimidad. Por su parte el Rey estara a caballo entre la etapa deadulto medio, con su crisis de generatividad, como ya hemos comentado, y la del adulto viejo, debatindoseentre integridad y desesperacin. Tambin podramos ver aqu un ejemplo de lo que Forman refiere comouna patologa de tipo transpersonal, la noche oscura del alma, en la que una persona que ha experimentadouna conexin con la ltima realidad, es luego dolorosamente incapaz de recobrarla (Forman, 2010, p.159).

    4.2 El eje horizontalSi el papel de la espiritualidad se redujese a lo que acabamos de describir como el eje vertical, constituirauna aportacin interesante pero que al fin y al cabo slo cobrara importancia a medida que la persona seacercara al nivel transpersonal de desarrollo, nivel en el que la gran mayora de nuestros clientes no seencuentran. Sin embargo y como afirm William James al principio del siglo pasado: nuestra conciencianormal cuando estamos despiertos no es ms que un tipo especial de conciencia, separada por una finsimapelcula de otras formas potenciales de conciencia completamente distintas. Podemos pasarnos toda la vidasin sospechar siquiera su existencia, pero apliquemos el estmulo necesario y se manifestarn en toda suamplitud (James, 1960, citado en Powell y Mckenna, 2009, p.10). La tesis de Wilber afirma que hay unadimensin espiritual presente en todos los estadios de desarrollo de la persona. Esto se debe a que cualquierpersona, independientemente de su nivel de desarrollo puede acceder a diferentes estados de conciencia. Tresde los estados que Wilber describe - burdo, sutil y causal equivalen a los tres estados de conciencia por lasque pasamos todos los seres humanos en cada ciclo de 24 horas es decir, vigilia, sueo (con sueos) ysueo profundo (sin sueos) (Wilber, 2006, p.74).

    Lo interesante desde la perspectiva teraputica es que mientras mucho trabajo teraputico puede ocurrir en elestado normal de vigilia (dilogo, expresin de emociones, anlisis de transacciones, exploracin demandatos etc), tambin ya es prctica habitual en la terapia humanista invocar y trabajar con otros estados,especialmente el estado sutil, que es lo que asociamos con el trabajo con los sueos, las visualizaciones, lahipnosis, los cuentos y la arteterapia. Nuestros clientes pueden incluso llegar a emplear prcticasmeditativas, como la prctica de mindfulness (atencin plena) que les llevan a experimentar estados de paz yapertura. Ni siquiera es necesario que mediten. La sensacin de calma y liberacin que se experimenta alfinal de un proceso de duelo o de un proceso teraputico puede tener la misma fuerza que una experienciacumbre o de un estado causal de conciencia. Trautmann habla de un momento de este tipo que experimentun cliente suyo: Cerca del final de varios aos de terapia, un paciente reflejaba cmo estaba experimentando

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  • una sensacin de tranquila alegra en su vida. Reconoca que haba conseguido su sueo de vivirsencillamente, cercano a la naturaleza, y al calor de su familia. Y aadi despus de un momento de silencioque Es una sensacin prcticamente espiritual. Y as es. Trascender de nosotros mismos resolviendonuestro guin, estando en pleno contacto con nosotros y con toda la creacin, viviendo ntegra yautnticamente, y abrazando el misterio del ms all del yo es lo que en terapia se puede hacer, cualesquieraque sean las palabras que usemos para describirlo o cualquiera sea la aproximacin que hagamos (miscursivas, Trautmann, 2003, p.36).

    Antes nos referimos al ermitao que da indicaciones a Perceval: Baja un poco por este camino, gira a laizquierda y cruza el puente levadizo (Johnson, 1993, p.45). Los recursos teraputicos que hemos comentadoarriba pueden entenderse como el puente levadizo, pasando por encima del vaco frtil y causal, por el que elterapeuta invita al cliente a cruzar para acceder al dominio sutil en el que surgir la transformacin. Cuandousamos cuentos o leyendas como el del Rey Pescador con nuestros clientes, estamos posibilitando elsurgimiento de este espacio sutil para el cliente el cuento en s es el puente levadizo, las frases rituales,erase una vez y colorn colorado marcan los lmites de este espacio-tiempo especial. En lasvisualizaciones, el paso por el puente levadizo lo posibilita la atencin en el cuerpo y en la respiracin, queayudan al cliente a entrar en el nuevo estado de conciencia. Claramente el trabajo con los sueos (ver Zuritaet al, 2011d, ps.27-30) ofrece el mismo tipo de posibilidad de conectar con el potencial sanador del dominiosutil. Vichitr Dhiravamsa, maestro de meditacin vipassana, autor, y mentor psicoespiritual, propone otrotrabajo de esta ndole al emplear la tcnica de imaginacin activa (de origen jungiano) en combinacin conla meditacin. Se trata de una herramienta meditativa que nos permite iniciar un dilogo entre nuestro serconsciente y el inconsciente, algo as como un interfaz entre, por un lado, la conciencia pasiva de materialinconsciente y, por otro, una respuesta activa a ese material (Dhiravamsa, 2004, ps.283-90).

    5. La espiritualidad y el encuadre teraputicoUn punto importante de encuentro entre la PHI y la espiritualidad es el tema del amor en la relacinteraputica: Basndonos en una estructura fuerte y protectora que permite una relacin segura, podremosestablecer un flujo afectivo en la relacin teraputica, que paulatinamente vaya creciendo hasta convertirse enAMOR profundo, autntico y sanador, que llegar al paciente a travs de una posicin parental, permitiendoas ser incorporado (Zurita et al, 2011e, p.19). Esto podramos relacionarlo con el aspecto descendiente de laespiritualidad, gape, que hemos nombrado arriba corresponde a lo que Carl Rogers llamaba laconsideracin positiva incondicional y Lambert la actitud agapeista del terapeuta (Lambert, 1981, citadoen Powell y Mackenna, 2009, p.5).

    Como nos recuerda Welwood, el correlato budista de este concepto es mett, la amabilidad amorosaincondicional. Se refiere a una prctica que implica aceptarnos y amarnos a nosotros mismos y luego irextendiendo esta amabilidad amorosa incondicional hacia las personas cercanas y luego ms lejanas hastasentir que estamos compartindola con todos los seres. Es una prctica importante para cualquier personapero todava ms para un terapeuta que va a necesitar primero aceptarse incondicionalmente a s mismo, si esque quiere llegar a aceptar a sus clientes. Otra aportacin de Welwood es la afirmacin de que no es necesarioamar incondicionalmente a la personalidad condicionada sino a lo que hay detrs, el Ser (Welwood, 2001,p.225). Esta afirmacin nos recuerda otra de Berne: Cuando las personas llegan a conocerse bien, penetranms all del guin hacia las profundidades donde el Ser autntico reside, y esa es la parte de la persona querespetan y aman (mis cursivs, Berne, 1975, ps.310-1). Otro concepto del budismo pertinente al encuadreteraputico es el camino del bodhisatva. Como dice David Brazier, en trminos budistas un bodhisatva esuna persona en el camino del despertar cuyo esfuerzo se dirige a ayudar a los dems (Brazier, 1995, p.52).De hecho, el voto del bodhisatva le compromete a no hacer el mal, a hacer el bien y a trabajar para el bien

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  • de todos los seres (de nuevo, es importante recordar que el terapeuta mismo se incluye entre todos losseres!).

    Aunque el terapeuta no fuera budista ni tuviera inclinacin hacia la espiritualidad, sigue habiendo laposibilidad de que personas que s tienen inquietudes espirituales acudan a su consulta. Teniendo en cuenta loque hemos visto sobre la frecuencia de experiencias espirituales entre la poblacin adulta (Forman, 2010,p.4), es importante recibir a las personas tal y como son, con una apertura hacia su experiencia espiritualaunque no se comparta. Como dice Trautmann: Para las personas que son conscientes de tener un almainquieta, es esencial encontrar un terapeuta abierto y comprensivo y que quiz comparta esa mismainquietud (Trautmann, 2003, p.2). La misma autora tambin seala un tema al que volveremos ms abajo, loque podramos llamar la sombra de lo espiritual. Se refiere a momentos cuando personas sufren dificultadessurgidas en el seno de las comunidades espirituales a las que pertenecen y necesitan ayuda: Para personasdecepcionadas con las instituciones religiosas formales, o para las personas necesitadas de recuperarse dealguna mala experiencia con su entorno religioso, el psicoterapeuta puede ser la nica persona (o al menos laprimera) capaz de escuchar y responder a las necesidades espirituales del paciente (dem).

    6. Por qu se necesitan terapia y espiritualidad mutuamente?Desde la perspectiva de las tradiciones contemplativas orientales, el ego es una ilusin, otro mecanismo dedefensa ms que nos impide ver la realidad del Ser en el budismo Zen hasta se llega a veces a afirmar quehay que matar al yo para trascenderlo. Por lo contrario desde el punto de vista de la psicoterapiaoccidental, la tarea principal es la sanacin del yo y la realizacin de la autonoma personal sin necesidad derecurrir a ningn ms all. Entendemos sin embargo que tanto un extremo como otro no llegan a cubrir lasnecesidades integrativas de cuerpo, corazn, mente y espritu nuestras y de nuestros clientes en lostiempos que vivimos.

    El trabajo teraputico y el espiritual tocan reas diferentes de la experiencia humana: la terapia se ocupa de laverdad relativa, los significados personales, y las relaciones interpersonales del cliente mientras el caminoespiritual tiene que ver con la aspiracin de trascender lo personal, individual, condicionado, para abrirnos ala vacuidad, al vaco frtil, y al misterio. Pero aun as, estas dos reas pueden entenderse como los dos ladosde una misma moneda, diferentes pero indivisibles. Como dice Kavar, la espiritualidad es trascendente entanto que abre al individuo la posibilidad de experimentar algo ms de lo que es tangiblemente presente enuna situacin particular. De forma simultnea, la espiritualidad es inmanente en la medida en que tambintrae al individuo de vuelta a su experiencia sentida [] la espiritualidad funciona como dialctica entreconceptos intangibles y construcciones ms all del yo, a la vez que permite un sentido mejorado deintegracin en el interior del yo (Kavar, 2011, p.8).

    A nuestro entender, una juiciosa integracin de las aportaciones de la psicoterapia y de la espiritualidadtambin sirve para ayudar a sortear dos obstculos con los que podemos tropezar en nuestra bsqueda desanacin y realizacin, a saber, el cortocircuito teraputico y el bypass espiritual.

    6.1 El cortocircuito teraputicoCon esta expresin nos referimos a la posibilidad de que una persona quede atrapada en una dependenciateraputica, dando vueltas eternamente a sus problemas emocionales y a los traumas del pasado sin llegar aintegrar y trascender sus problemas. En trminos de los ejes al que nos referimos antes, en cuanto al ejehorizontal, se tratara del peligro de quedarse siempre en la fase de la expresin de emociones sin llegar a uncierre sanador, que permite ir ms all de las emociones destructivas. De ah la importancia como seala laterapia gestltica - de pasar por momentos de vaco frtil, de soltar. Estos momentos se dan en la meditacin

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  • pero tambin se dan al final de un proceso teraputico (como en el caso del cliente que cita Trautmann, verp.12) o durante las fases de aceptacin, perdn, gratitud y empezar de nuevo al acabar un duelo (ver Zurita yChas, 2009, ps.47-53). En cuanto al eje vertical, est el peligro de acabar siendo el eterno cliente, siempre decompras en el mercado psicoespiritual. Aunque en el desarrollo personal se trate de seguir un proceso y no dellegar a ningn final feliz, tambin es importante que vayamos sanando y realizndonos, cada uno lo mejorque pueda. As entendemos que un sentido de la espiritualidad o de la auto-trascendencia ofrece unaposibilidad de escaparnos del bucle auto-perpetuante de obsesin con las heridas del pasado y deauto-examen teraputico.

    6.2 El bypass espiritualEl bypass espiritual se refiere a una tendencia a usar la espiritualidad para escaparse de la realidad o evitaraspectos dolorosos de la vida personal. Robert Augustus Masters en su libro Spiritual Bypassing da ejemplosde cmo a veces los practicantes espirituales se dejan llevar por un sentido inapropiado de compasin o bienreprimen la ira, entendiendo que es una emocin no suficientemente elevada o espiritual (Masters, 2010).En una lnea parecida, Mark Forman habla de dos patologas asociadas a la prctica espiritual, laespiritualidad defensiva y la ofensiva. La espiritualidad defensiva se refiere a las aplicaciones negativas deun enfoque espiritual ascendente, a travs de las que un cliente emplea la vida espiritual conscientemente ono de manera masoquista para negar el dolor y disociarse de la falibilidad humana y el deseo. Por otrolado, la espiritualidad ofensiva se referira a un uso no masoquista sino narcisista, para aumentar e inflar elyo del cliente, protegindole al hacerle sentir que es especial. Una versin alternativa de esto seraproyectando estas cualidades especiales en un gur o maestro espiritual para apuntalar una auto-imagen frgil(Forman, 2010, p.221).

    En este apartado tambin podemos citar casos en el mundo espiritual de abusos por parte de gurs omaestros, ellos mismos tan susceptibles como los dems de equivocarse. Abundan historias, como las quecomenta Jack Kornfield en su libro Despus del xtasis, la colada, de maestros, gurs y sus comunidades quehan cado en abusos de poder, del dinero, de la sexualidad o del alcohol y de las drogas (Kornfield, 2001,ps.175-195). Una comunidad espiritual, como cualquier otro grupo o comunidad crea su propia cosmovisin,escribe su propia historia y naturalmente quiere editarla de modo que la ropa sucia no se vea. Pero esotambin puede llevar a brechas entre lo que se cuenta y lo que se hace, dolorosas para quienes tienenconstancia de ellas. En estos casos, se acusa una falta de trabajo teraputico en el contexto espiritual y - comohemos visto en la cita de Trautmann (ver p.14) alguien afectado por este tipo de circunstancia muyposiblemente acudira a un terapeuta. Por estos motivos parece que una terapia integrativa puede ofrecer unaoportunidad importante para reconocer y trabajar con la sombra de lo espiritual, y para ayudar a evitar lospeligros del bypass espiritual.

    7. Experiencia personal y clnicaEl tema del presente trabajo nace de mi propia bsqueda de auto-sanacin y auto-trascendencia a lo largo delos ltimos 15 aos. Coincidi que en el ao 1997 yo estaba pasando por momentos turbulentos en mi vidapersonal, estaba recien separado de mi ex-mujer, madre de mi hijo, me encontraba una vez ms con que sufrauna depresin nunca tratada hasta entonces, y por primera vez estaba empezando a leer sobre el budismoadems de emprender una terapia personal muy necesitada. Durante varios aos pertenec a una comunidadbudista zen, tomando los votos de bodhisatva. Desde entonces he practicado meditacin zen y luegovipassana con regularidad y he participado en y organizado numerosos talleres y retiros pertenecientes alcampo psicoespiritual. Adems he seguido con mi propia terapia y con distintas formaciones como psiclogoy como terapeuta con vocacin integradora de estos elementos claves en mi vida.

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  • He podido atestiguar y experimentar dolorosamente en mi propia vida los obstculos del cortocircuitoteraputico, del bypass espiritual y de las sombras del camino psicoespiritual. Tuve la suerte de recibir elapoyo de un terapeuta que estaba l mismo implicado en la prctica meditativa en un momento en el que yoestaba teniendo grandes dificultades en la relacin con un maestro y una comunidad espiritual. Creo que estasmismas experiencias y aprendizajes me han valido para servir mejor a las personas que acuden a mi consulta.Habiendo dedicado los ltimos aos junto con mi pareja a crear un espacio para el crecimiento personal yprctica meditativa, resulta que muchos de los clientes que han acudido a verme en este tiempo han tenidoinquietudes espirituales como las mas, siendo bastante ms del 4.5% que segn Forman suele comentarexperiencias espirituales en las consultas (ver ps.5-6). [En los casos que comentar a continuacin, hecambiado nombres y algunos datos biogrficos para proteger la intimidad de mis clientes.]

    Alicia es una clienta que tiene una prctica meditativa de muchos aos y que ha hecho tambin mucha terapiaadems de trabajar como counsellor ella misma. De joven perdi a una de sus hermanas y hace poco viviuna situacin prolongada de miedo en relacin con su hijo recin nacido, cuya salud corra serio peligro. Sinduda se despertaron para Alicia miedos arcaicos con la enfermedad de su hijo, el recuerdo subyacente de suhermana y sus temores como madre. Al mismo tiempo su experiencia tambin tena un elemento importante(y congruente con el estadio de desarrollo en el que yo le vea) de noche oscura del alma como mnimoeste concepto del camino espiritual budista le ayudaba a enmarcar y entender su experiencia, posibilitandotambin su superacin.

    Juan acudi a terapia hace un ao aquejado de una falta de confianza y de una tendencia a caer endistanciamientos dolorosos de su pareja, por cuestin de celos y falta de confianza en ella. Trabajamosespecialmente con la figura de su madre en terapia pero tambin sali en consulta que su fe cristiana y suprctica de tai-chi eran muy importantes para l. Aunque mi propio camino espiritual hoy da poco tiene quever con el cristianismo, he visto como su espiritualidad ofreca una oportunidad de incorporar en su vida unaprctica de mindfulness, de atencin plena en la sensacin sentida y en las dinmicas emocionales que lesurgan en momentos de tensin con su pareja, que a lo largo ha servido para que se haga ms dueo de suvida.

    Otra clienta, Leticia, acudi a verme - sabiendo que yo practicaba meditacin en busca de una salidaespiritual a su ansiedad y depresin. Era gran lectora de libros de tipo new age y auto-ayuda y mostraba unagran capacidad de comprensin de sus problemas aunque los segua sufriendo. Mi trabajo con ella fue derespetar e incorporar aspectos de su bsqueda espiritual y prctica meditativa a la vez que ir invitndolesuavemente a entrar en aspectos ms profundos y emocionales de las races de su Padre Criticn feroz, racesrelacionadas con el padre depresivo del que Leticia tuvo que cuidar de joven. Con el tiempo ha podido iraprendiendo a amarse ms a si misma, a estar ms presente con sus sensaciones sentidas momento trasmomento y ha acabado efectuando una sutil transformacin interior preciosa de atestiguar desde fuera.

    8. Conclusin: Un cierre abierto al infinitoHay una cita del autor alemn, Eckhart Tolle que me gusta especialmente: No puedes transformarte a timismo y, ciertamente, no puedes transformar a tu pareja ni a ninguna otra persona. Lo nico que puedeshacer es crear un espacio para que ocurra la transformacin, para que entren la gracia y el amor en tu vida(Tolle, 2007, p.179).El terapeuta tampoco puede transformar a su cliente: en la PHI se insiste en que slo sepuede ofrecer a acompaarle, hacer de tabla de resonancia, y modelar el amor de Padre Constructivo yNutritivo que el Nio herido del cliente tal vez necesita ms que nada.

    En este sentido, los terapeutas somos como los ngeles silenciosos pero siempre presentes y compasivos,situados detrs del hombro de los personajes en la bella pelcula de Wim Wenders, Cielo sobre Berln.

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  • Reconocemos la inevitabilidad del sufrimiento, seguimos con nuestro propio proceso de sanacin y nosprestamos a recordar a nuestros clientes que tambin hay maneras de ir ms all del sufrimiento. Noefectuamos ninguna cura mgica pero s, a veces, ayudamos a crear las condiciones para que se efecte unatransformacin alqumica en el espacio teraputico y ms all, al ver como nuestros clientes descubren comotraspasar el dolor para abrirse a nuevos horizontes, como transformar sus heridas en tesoros.

    En la leyenda del Rey Pescador con la que iniciamos este trabajo, durante muchos aos la nica manera en laque el Rey lograba encontrar alivio de su sufrimiento era a travs de su prctica de la pesca. El significadosimblico de pescar es hacer trabajo de reflexin, un trabajo meditativo consigo mismo, sondeando lasprofundidades. Visualizo al Rey sentado en su barca en el atardecer de su vida, escrutando las aguas y viendoel reflejo de la luna en su superficie. Me gusta imaginar que, en esos ltimos das, cuando por fin estabasanado y no mucho antes de morir, una noche se le ocurri alzar la vista hacia el cielo estrellado e iluminadopor la luz de una resplandeciente luna

    9. Bibliografa

    Aurobindo, Sri (1972) The Synthesis of Yoga, Pondicherry: Sri Aurobindo Ashram.Berne, E. (1966) Juegos en que participamos, Mxico: Editorial Diana.Berne, E. (1975) What do you say after you say hello?, London: Random House.Brazier, D. (1995) Zen Therapy, London: Robinson.Campbell, J. (1959) El hroe de las mil caras, Nueva York: Bollingen.Cook-Greuter, S. y Soulen, J. (2007) The Developmental Perspective in Integral Counselling,Counselling and Values, 51, ps.180-192.Dhiravamsa, V. (2004) El gran rio de la conciencia, Barcelona: Liebre de Marzo.Erikson, E. H. (1959) Identity and the Life Cycle, New York: International Universities Press.Erskine, R. (1991) Transference and Transactions: Critique from an Intrapsychic and IntegrativePerspective, Transactional Analysis Journal, 21,ps.63-76.Forman, M. (2010) A Guide to Integral Psychotherapy, New York: SUNY.Ingersoll R, E. y Zeitler, D.M. (2010) Integral Psychotherapy, New York: SUNY.James, W. (1960) The Varieties of Religious Experience, a Study in Human Nature, London: CollinsFontana Library.James, M. (1981) TA in the 1980s: The inner core and the human spirit, Transactional Analysis Journal,11, ps.54-65.Johnson, R. (1993). The fisher king and the handless maiden. New York:HarperCollins.Kandathil G. y Kandathil, C. (1997) Autonomy: Open door to spirituality, Transactional AnalysisJournal, 27, ps.24-9.Kavar, L.F. (2011) The Integrated Self, Alresford: John Hunt Publishing.Kegan, R. (1994) In Over Our Heads: the mental demands of modern life, Massachusetts: HarvardUniversity Press.Kornfield, J. (2001) Despus del xtasis, la colada, Barcelona: Liebre de Marzo.Lambert, K. (1981) Analysis, Repair and Individuation, London: AcademicPress.Maslow, A. (1971) La amplitud potencial de la naturaleza humana, Mxico: Trillas.Masters, R.A. (2010) Spiritual Bypassing, Berkeley: North Atlantic Books.Meichenbaum, D. (2008) Trauma, Spirituality and Recvery: Toward a spritually-integratedpsychotherapy, [en lnea]:

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  • http://www.melissainstitute.org/documents/spirituality_psychotherapy.pdf [Consulta: 16 mayo 2012].Merlo, V. (1997) Las enseanzas de Sri Aurobindo, Barcelona: Editorial Kairs.Naranjo, C. (1990) La vieja y novsima Gestalt, Santaigo de Chile: Cuatro Vientos Editorial.Powell, A. y Mackenna, C. (2009) Spirituality and Psychotherapy en Spirituality and Psychiatry, Cook,C., Powell, A. y Sims, A. (eds), London: RCPsych Publications.Riso, D.R. y Hudson, R. (1999) The Wisdom of the Enneagram, New York: Bantam.Seligman, M. (2002) Authentic Happiness, London: Nicholas Brealey.Tolle, E. (2007) El Poder del Ahora, Madrid: Gaia.Torbert, B and Associates (2004) Action Enquiry, San Francisco: Berret-Koehler.Trautmann, (2003) Psychotherapy and Spirituality, Transactional Analysis Journal, 33, ps. 32-36.Wade, J. (1996) Changes of Mind, New York: SUNY.Welwood, J. (2001) La Psicologa del Despertar, Barcelona: Kairs.Wilber, K. (2006) Integral Spirituality: A startling new role for spirituality in the modern andpostmodern world, Boston: Shambhala.Zurita, J. y Chias, M. (2009) El Duelo Teraputico, Madrid: Ediciones Galene.Zurita, J., Chias, M. y Pimpollo, C. eds (2011a) Mdulo 8: Introduccin a la Gestalt (Manuscrito nopublicado) Madrid: Instituto Galene.Zurita, J., Chias, M. y Pimpollo, C. eds (2011b) Mdulo 18: Psicopatologa y psicodiagnstico general(Manuscrito no publicado) Madrid: Instituto Galene.Zurita, J., Chias, M. y Pimpollo, C. eds (2011c) Mdulo 22: Adaptaciones de la Personalidad(Manuscrito no publicado) Madrid: Instituto Galene.Zurita, J., Chias, M. y Pimpollo, C. eds (2011d) Mdulo 10: Diagnstico Gestltico (Manuscrito nopublicado) Madrid: Instituto Galene.Zurita, J., Chias, M. y Pimpollo, C. eds (2011e) Mdulo 1: Introduccin a la Psicoterapia HumanistaIntegrativa (Manuscrito no publicado) Madrid: Instituto Galene.

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