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Manual del EspiritistaPreparacin de la Bveda EspiritualLa preparacin de la bveda debe hacerse con el mximo esmero, en primer lugar deberemos buscar un lugar donde prepararla, debe ser un lugar espacioso y tranquilo.Para la preparacin de la Bveda se necesitaran los siguientes elementos, principalmente si vamos a celebrar una reunin espiritista o misa en ella:Una mesa.1 mantel Blanco.7 Vasos, tambin se pueden usar 3 vasos.1 copa.1 crucifijo1 Candelabro.1 vela, algunos ponen 2 o 3 velas.2 ramos de flores.Una pequea palangana.Agua.Agua Bendita.Colonia.Tabaco.Caa.Fotos de los familiares muertos.El montaje de la bveda espiritual es muy variable, ya que en ella pueden intervenir muchos factores y objetos. Cada bveda en si es la representacin espritu-artstica de cada individuo. Unos le ponen imgenes de Santos, personalmente suelo tener en la ma siete imgenes, un San Antonio de Lisboa (Eleggu), una virgen de la Merced (Obatal), una Santa Brbara (Shang), San Francisco de Ass (Orula), San Pedro (Oggn), Ntra. Sra. De Regla (Yemay) y, una imagen de de mi amada Caridad del Cobre (Oshn).A continuacin, en el croquis pongo mas o menos como es mi Bveda espiritual, los colores poco tienen que ver en el reparto, simplemente para que se vean he tenido que usar colores un poco fuertes, en el falta la palangana, la cual se pone al pie de la bveda para realizar una limpieza espiritual al pie de la Bveda antes de empezar el rito.La palangana que se pone al pie de la Bveda espiritual es para lo dicho, hacerse cada uno de los miembros que asistan a la reunin una limpieza espiritual tan pronto se haya rezado la primera Oracin y mientras se canta el cntico de la pagina 9.En la palangana se pondr Agua, colonia muy fresca, cascarilla, ptalos de flores y un poco de agua bendita.Las copas y los vasos se llenan de agua, pero yo tengo la costumbre de poner en cada uno de ellos unas gotas de agua bendita. Normalmente uso vela de parafina liquida. Tambin tengo la costumbre de encender las velas con cerilla de madera.Reuniones espiritistasPorque donde estn dos o tres congregados en mi nombre, all estoy en medio de ellos. (Mateo XVIII, v. 20)PREFACIOMientras se lee el prefacio, se distribuyen los puros.Estar reunidos en nombre de Jess, no quiere decir que basta estar reunidos materialmente, sino que es menester estarlo por la comunicacin e intencin de pensamientos para el bien; entonces Jess se encuentra en la reunin, o uno de los Espritus puros que le representan. El Espiritismo nos ensea de qu modo los Espritus pueden estar entre nosotros. Estn con su cuerpo fludico espiritual, y en la apariencia que nos lo haran reconocer si se hicieran visibles. Cuanto ms elevada es su jerarqua, tanto ms grande es su poder y radiacin; as es que poseen el don de ubicuidad, y pueden encontrarse en diferentes puntos simultneamente; basta para ello un destello de su pensamiento. Con estas palabras, Jess quiso manifestar el efecto de la unin y de la fraternidad; no es el mayor o menor nmero el que lo atrae, puesto que, en vez de dos o tres personas, hubiera podido decir diez o veinte, sino el sentimiento de caridad que anima a los unos ya los otros; pues para esto, basta que haya dos. Pero si estas dos personas ruegan cada una por su lado, aun cuando se dirijan a Jess, no hay entre ellas comunin de pensamientos sobre todo si no estn movidas por un sentimiento de benevolencia mutua, si se miran tambin con prevencin, con odio, envidia o celos, las corrientes fludicas de sus pensamientos se rechazan en lugar de unirse con mutua simpata, y entonces no estn unidas en nombre de Jess; slo es el pretexto de la reunin, y no el verdadero mvil. Si El nos dijo: vendr por cualquiera que me llamare, eso no implica el que sea sordo a la voz de una sola persona; es que exige ante todo el amor al prjimo, del que se pueden dar ms pruebas cuando son muchos, que estando en el aislamiento, y que todo sentimiento personal lo aleja. De todo esto se desprende, que si en una reunin numerosa, dos o tres personas solamente se unen de corazn por el sentimiento de una verdadera caridad, mientras que los otros se aslan y concentran en sus pensamientos egostas y mundanos, El estar con los primeros y no con los otros. No es, pues, la simultaneidad de palabras, de cantos o de actos exteriores los que constituyen la reunin en nombre de Jess, sino la comunin de pensamientos conformes al espritu de caridad personificado en Jess. Tal debe ser el carcter de las reuniones espiritistas for males, en las que se espera sinceramente el concurso de los buenos Espritus. Al empezar la reuninHacer la seal de la Santa Cruz y el rector que lea la siguiente Oracin:Rogamos al Seor Dios Todopoderoso, que nos enve buenos Espritus para asistirnos, aleje a los que pudieran inducirnos en el error, y que nos d la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura. Separad, tambin, a los espritus malvolos, encarnados o desencarnados, que podran intentar poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prjimo. Si alguno pretendiera introducirse aqu, haced que no encuentre acceso en ninguno de nosotros. Espritus buenos que os dignis venir a instruirnos, hacednos dciles a vuestros consejos, y desviad de nosotros el egosmo, el orgullo, la envidia y los celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de caridad, humildad y abnegacin de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable in- fluencia. A los mdium a quienes encarguis de transmitirnos vuestras enseanzas, dadles la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesarios. Si en esta reunin se encontrasen personas que fuesen atradas por otro sentimiento que no sea el del bien, abridles los ojos a la luz, y que Dios les perdone si vienen con malas intenciones. Rogamos muy particularmente al Espritu de N..., nuestro gua espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros. Aqu se reza el padrenuestro y se canta el canto de la pagina 5, mientras los miembros van hacindose uno a uno una limpieza y, se canta el cntico de la Pg. 6; tambin se sopla un poco de ron, de uno en uno al centro de la reunin. Terminada esta operacin, empieza la invocacin y la bajada de espritus.OTRADios omnipotente, excelso, misericordioso, que velas con incesante providencia por el bien de todas las criaturas; y te has dignado traernos por tan singulares caminos al conocimiento de tu grandeza y de tu sabidura; Las cuales vas poniendo al alcance de nuestro limitado entendimiento por conducto de tus inspirados servidores; Pagando con tan insigne favor el poco mrito de la fe que nos rene.Para que en vista de tanta maravilla, nuestros corazones se abran y ensanchen a la fe que tanto necesitamos; y para que se disipen las nieblas que ocultan a nuestros ojos la luz que puede mostrarnos el camino seguro de nuestro mejoramiento. Condicin precisa para llegar al perfecto conocimiento de tu Ser, aclarndonos o dejndonos entrever tantos misterios hasta ahora ocultos al entendimiento humano, an en aquellos que ms se han distinguido por su amor a la ciencia y por sus buenos deseos; T, Seor, que nos has dicho tantas veces, por conducto de tu enviado ms excelso, que busquemos para encontrar; que llamemos para que se nos responda; y que apliquemos todas nuestras facultades y potencias a la investigacin de vuestro reinado y de vuestra justicia, despus de lo cual, todo nos sera dado por aadidura; T, Seor, que prometiste, tambin, la asistencia de tu Santo Espritu a los que invocando con fervor tu nombre y creyendo tus palabras, se reunieran para buscar unidos la verdad y la ciencia de la salvacin y los dones todos de tu gracia. Mranos, Seor, en los caminos en que andamos; conforta nuestro corazn; afirma nuestra fe e ilumina nuestro entendimiento.Para que nos hagamos dignos de las admirables lecciones que pueden damos y las instrucciones que reverentes solicitamos de los venerables insignes siervos tuyos, nuestros instructores. A quienes diste y en quienes conservas los ms altos dones de tu gracia, y en particular, el de la sabidura, y el del celo por la instruccin de tus criaturas. Para que tu nombre sea ensalzado y bendecido; para que, puestos todos en el camino del bien, os sirvamos en santidad y en justicia en todos nuestros das.Mejorndonos, ilustrndonos y dirigindonos en el mejoramiento e ilustracin progresiva de todas tus criaturas, y en particular las de la especie humana.A todas las cuales nos has encomendado la grande y misteriosa obra de concurrir a la admirable armona que desde el principio estableciste;Y os diste, para conseguirlo, facultades, potencias y voluntad suficiente para desempear cumplidamente la parte que respectivamente nos corresponde en este sublime concierto de tu incesante creacin; Porque as, no slo conseguiremos nuestra paz, nuestra salud, nuestra bienaventuranza, an en medio de las aparentes tribulaciones inherentes a todo trabajo incompleto; Sino que tambin crecer y mejoramos incesantemente hasta elevamos a la posesin del sumo bien;El cual, por la virtud, intercesin y merecimientos de Jesucristo nuestro Redentor, est en la unin con El y con vos Padre, por los siglos de los siglos; Como nos lo ha ofrecido y cada da se nos recuerda por tus inspirados servidores, instructores nuestros. Aleja de nosotros, Seor, Dios de bondad y de misericordia, toda idea de satisfaccin propia; haz que en cuanto hagamos y se nos conceda, ni se mezclen, ni mucho menos prevalezcan, ideas ni sentimientos de vanidad ni inters alguno que no sea digno, sino que sirva para confortar nuestra fe, abrir nuestro corazn y ensanchar nuestro entendimiento, a fin de que seamos digno depsito de virtud y de doctrina; Con que ayudar a todos a creer y proclamar que eres prvido, santo, misericordioso, admirable y digno de toda veneracin y loa por los siglos, y conocido y glorificado por las criaturas todas que formaste, desde el sol de los soles, al insecto ms humilde y al tomo ms incomprensible. Dadnos, Seor, de tus dones, los que nos convengan, y que se haga siempre tu voluntad; lo que pedimos de corazn con las palabras que nos dict el Divino Maestro. Padre nuestro, etc.Cancin a Mama FranciscaSiento una voz que me llamade lo profundo del mary es la voz de una africanaque viene a elaborar;y yo llamo a mi madre y no viene,y yo llamo a mi padre y tampoco,yo llamo a mi seres guas,que vengan poquito a poco,Mama Francisca te estoy llamando, hay DiosMama Francisca en nombre de DiosMama Francisca, Reina AfricanaReina Africana del LucumiAL FIN DE LA REUNIONDamos gracias a los buenos Espritus que han querido venir a comunicarse con nosotros; les rogamos que nos ayuden a poner en prctica las instrucciones que nos han dado, y que hagan que en saliendo de aqu, cada uno de nosotros se sienta fortificado en la prctica del bien y del amor al prjimo. Deseamos igualmente que estas instrucciones sean provechosas a los Espritus que sufren, ignorantes o viciosos, que hayan asistido a esta reunin, y sobre los cuales imploramos la misericordia de Dios.Cancin al CongoVOZCongo de Guinea soyCOROSoyVOZBuenas noches criolloCOROBuenas noches criolloVOZYo dejo mi huesa allYo vengo hacer caridadCOROYo dejo mi huesa allYo vengo hacer caridadVOZCongo congito congo de verdadT vas a la tierrahacer caridadCOROCongo congito congo de verdadT vas a la tierra hacer caridadVOZYo dejo mi huesa allYo vengo hacer caridadCOROYo dejo mi huesa ayaYo vengo hacer caridadVOZPa que t me llamasPa que t me llamasSi t no me conocesCOROPa que t me llamasPa que t me llamasVOZSi t no me conocesPa que t me llamasCOROPa que t me llamasPa que t me llamasVOZSi t no me conocesYo soy un negro congoPa que t me llamasCOROPa que t me llamasPa que t me llamasVOZSi t no me conocesYo vengo piango, piangoPa que t me llamasCOROPa que t me llamasPa que t me llamasVOZSi t no me conocesYo vengo de los montesPa que t me llamasCOROPa que t me llamasPa que t me llamasVOZSi t no me conocesYo vengo derechitoPa que t me llamasCOROPa que t me llamasPa que t me llamasVOZSi t no me conocesYo vengo a elaborarPa que t me llamasCOROPa que t me llamasPa que t me llamasSanta Clara Oraciones a los 7 ArcngelesArcngel MiguelEl Arcngel Miguel incansable luchador contra el mal. Comanda huestes de ngeles celestiales para restablecer la paz y desterrar la maldad sobre la tierra.En su lucha contra Satans, ste haciendo alarde de su poder enfrent a San Miguel gritando Quien como yo? a lo que el Arcngel de la luz le respondi Quin como Dios? por eso su nombre: Miguel.Su celebracin es el 29 de Septiembre.OracinArcngel Miguel, defindenos en la lucha, s nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios humille su soberbia. Y t Prncipe de la Milicia Celeste arroja al infierno a Satans y dems espritus malignos que vagan por el mundo para perdicin de las almas. Amn.Arcngel RafaelEl Arcngel Rafael, es el protector de los enfermos, su auxilio esta en todo momento que haya enfermedad, dolor o afliccin. Protege a los matrimonios bendecidos y cuida de la felicidad en los hogares. Sus ngeles rodean los centros de salud. El ngel de la sancin.Su celebracin es el 24 de Octubre.OracinGlorioso Arcngel Rafael, medicina de Dios, que guiaste a . HYPERLINK "http://www.ciudadfutura.com/angel/tobias.htm" .Tobas. en su viaje para cobrar la deuda de Gabelo le preparaste un feliz matrimonio y devolviste la vista a su anciano padre, guanos en el camino de la salvacin, aydanos en las necesidades haz felices nuestros hogares y danos la visin de Dios en el Cielo. AmenArcngel GabrielGabriel, el ngel que anuncio a Maria su inmaculada concepcin, ayuda a las mujeres para que queden embarazadas y protege sus meses de estacin. Rene y pacifica a las personas distanciadas, torna apacible el hogar, interviene siempre que se lo invoque para apaciguar a las personas enojadas.Su celebracin es el 24 de MarzoORACIONOh. Dios, que entre todos los ngeles elegiste al Arcngel Gabriel para . HYPERLINK "http://www.ciudadfutura.com/angel/anuncios.htm" anunciar. el misterio de tu Encarnacin; concdenos benignamente que los que celebramos su festividad en la tierra, experimentemos su patrocinio en el cielo. Amn.(Aqu se pide la gracia que se desea)Arcngel UrielUriel, el Arcngel que cuida las tierras y los templos de Dios. Su misin es la de alcanzar favores a los seres humanos que pasan por etapas de duros aprendizajes en el destino. Cuida de su integridad y alivia a quienes se fatigan con el trabajo diario.OracinOh. Dios que con inefable providencia te dignas enviar a tus santos ngeles para nuestra guarda, accede a nuestros ruegos y haz que seamos siempre defendidos por su proteccin Seor, que nos confas a tus ngeles para que nos guarden en todos nuestros caminos, concede propicio que por interseccin de tu glorioso Arcngel San Uriel nos veamos libres de los peligros presentes y asegurados contra toda adversidad. Glorioso Arcngel San Uriel, poderoso en fortaleza imploro tu continua custodia para alcanzar la victoria sobre todo mal espiritual o temporal. Protector mo concdeme la gracia que te solicito (se pide la gracia deseada) si es conveniente para el bien de mi alma, acompame y gua todos mis pasos hasta alcanzar la vida eterna. Amn.Arcngel ShamuelEl Arcngel Shamuel brinda su apoyo hacia aquellas personas que se encuentran solas y con falta de amor y respeto. Lleva compasivamente a las personas al reencuentro y la paz. Protege contra la envidia y elimina toda sensacin de amargura.OracinAmado Arcngel Shamuel, te amo y te bendigo. Y te ruego que me mantengas sellado en un pilar de llama rosa de amor y adoracin a Dios hasta que se haga contagiosa a toda la vida que yo contacte hoy y siempre.Te doy las gracias! Amen.Arcngel ZadkielLa influencia de Zadkiel se hace sentir en el momento en que estamos transitando por situaciones penosas, ya que su misin es la de alcanzarnos el perdn y llevar nuestras cargas espirituales. Desata nuestros encadenamientos que impiden nuestra realizacin en el amor y la verdad.OracinOh! Seor, acudimos confiados a Tu Divina potestad para que en merito a Tu infinita muestra de amor de Padre y Protector dispongas que el Arcngel Zadkiel proteja como, ayer, hoy y siempre a la indefensa humanidad, especialmente a los nios.Que el espritu maligno sea definitivamente aniquilado y que el amor reine entre nosotros as como Tu amor se nos manifiesta pleno e inagotable. Amen.Arcngel JofielEl Arcngel Jofiel, uno de los siete arcngeles que estn en presencia de Dios desde la Creacin. Se invoca su proteccin en momentos en que necesitamos claridad mental, iluminacin y estabilidad.OracinOh! Sabio, radiante, esplendente, amado Arcngel Jofiel, nuestras mentes y corazones estn vidos de penetrar en los laberintos insondables, misteriosos de la sublime ciencia del conocimiento de la divinidad, de la potestad, del espritu del Seor Dios que nos cre, que nos gua y nos ama desde la cuna al atad. T, amadsimo Arcngel Jofiel, ilumina nuestra senda con la luz de la eterna sabidura, lbranos de la amenaza de la duda y la incomprensin, nutre nuestro espritu con la cuota indispensable de sabidura que nos conduzca seguros al edn prometido a los justos. Amen.ngel GuardinLa celebracin de los Santos ngeles Custodios es el 2 de Octubre.La iglesia los honra con un homenaje por tan digna tarea que llevan a cabo. Ellos son los encargados de velar y cuidar en todo momento de la persona a quien han sido designados como sus protectores. El ngel de la guarda es un ser inteligente dotado de gran pureza y oficia de puente entre Dios y su custodiado. Hnralo en su da!!! Dedcale una oracin de agradecimiento por cuidarte.OracinSanto ngel, mi gua celestial, a quien tantas veces he entristecido con mis pecados. No me abandones. Te lo ruego.En medio de los peligros, no me retires tu apoyo. No me pierdas de vista ni un solo instante, sino que tus amables inspiraciones dirijan y fortifiquen mi alma, reanimen mi corazn desfallecido y casi apagado, porque est sin amor: comuncale alguna chispa de las llamas suaves y puras que te abrasan, a fin de que cuando llegue el trmino de esta vida pueda en tu compaa y la de todos los ngeles obtener la vida eterna y ver sin cesara Jess, amarlo, alabarlo y bendecidlo. Amen.Oracin dominicalNota introductoria:En algunas ocasiones, por no decir casi en todas ellas, cuando uno se sienta al pide de la Bveda Espiritual, no sabe que rezar o que hacer, entonces recomiendo la lectura de la oracin dominical. Oracin que nos dio el Maestro Jess de Nazareth y que tanto y tanto nos ensea a todo, pues en ella se encuentra respuesta a casi todas las cosas y contrariedades de esta vida. La transcribo tal como la escribi Allan Kardec en su evangelio.Prefacio. Los espritus nos han recomendado que colocramos la oracin dominical al principio de esta coleccin, no slo como oracin, sino como smbolo de todas las oraciones, es la que colocan en primer lugar, sea porque viene del mismo Jess (San Mateo, Cp. VI, v. de 9 a 13), sea porque pueda suplirlas a todas, segn el pensamiento que se une a ellas. Es el ms perfecto modelo de concisin, verdadera obra maestra de sublimidad es su sencillez.En efecto, a pesar de su brevedad, resume todos los deberes del hombre para con Dios, para consigo mismo y para con el prjimo: encierra una profesin de fe, un acto de adoracin y de sumisin, la peticin de las cosas necesarias a la vida, y el principio de caridad.Decirla a la intencin de alguno, es pedir para l lo que pediramos para nosotros mismos. Sin embargo, en razn mismo de su brevedad, el sentido profundo encerrado en algunas palabras de las que se compone, pasa desapercibido para la mayor parte; generalmente se dice sin dirigir el pensamiento sobre las aplicaciones de cada una de sus partes; se dice como una frmula cuya eficacia es .proporcionada al nmero de veces que se repite; as es que casi siempre es el nmero cabalstico de "tres, siete, o nueve", sacados de la antigua creencia supersticiosa que atribua una virtud a los nmeros, y que se usaba en las operaciones de la magia. Para suplir el vaco que la concisin de esta oracin deja en el pensamiento, segn el consejo y con la asistencia de los buenos espritus, se ha aadido a cada proposicin un comentario que desarrolla su sentido y ensea sus aplicaciones. Segn las circunstancias y el tiempo disponible, se puede decir la oracin dominical "sencillamente o comentariada".OracinI. Padre nuestro que ests en los cielos, santificado sea el tu nombre!.Creemos en vos, Seor, porque todo revela vuestro poder y vuestra bondad. La armona del Universo atestigua una sabidura, una prudencia y una previsin tales, que sobrepujan a todas las facultades humanas, el nombre de un ser soberanamente grande y sabio est inscripto en todas las obras de la creacin, desde la hebra de la ms pequea planta y desde el ms pequeo insecto, hasta los astros que se mueven en el espacio; en todas partes vemos la prueba de una solicitud paternal, por eso es ciego el que no os reconoce en vuestras obras, orgulloso el que no os glorifica, e ingrato el que no os da las gracias.II. Venga a nos el tu reino!Seor, habis dado a los hombres leyes llenas de sabidura, que produciran su felicidad si las observasen; con esas leyes haran reinar entre ellos la paz y la justicia, se ayudaran mutuamente en vez de perjudicarse como lo hacen, el fuerte sostendra al dbil y no lo abatira, evitando los males que engendran los abusos y los excesos de todas clases. Todas las miserias de la tierra tienen su origen en la violacin de vuestras leyes, porque no hay una sola infraccin que no tenga fatales consecuencias. Habis dado al bruto el instinto que le traza el lmite de lo necesario y, maquinalmente se conforma a l; pero al hombre adems de su instinto, le habis dado la inteligencia y la razn; le habis dado tambin la libertad de observar o de infringir aquellas de vuestras leyes que le conciernen personalmente, esto es, de elegir entre el bien y el mal, a fin de que tenga el mrito y la responsabilidad de sus acciones.Nadie puede alegar que ignora vuestras leyes, porque en vuestro cario habis querido que estuviesen grabadas en la conciencia de cada uno, sin distincin de cultos ni de naciones; los que las violan es porque os desconocen.Vendr un da, segn vuestra promesa, en que todos las practicarn; entonces la incredulidad habr desaparecido; todos os reconocern como el Soberano Seor de todas las cosas, y el reino de vuestras leyes ser vuestro reino en la Tierra. Dignaos, Seor, activar su advenimiento dando a los hombres la luz necesaria para que se conduzcan por el camino de la verdad.III. Hgase tu voluntad as en la Tierra como en el Cielo! Si la sumisin es un deber del hijo para con su padre y del inferior para con su superior cunto ms grande debe ser la de la criatura para con su Criador! Hacer vuestra voluntad, Seor, es observar vuestras leyes y someterse sin murmurar a vuestros divinos decretos; el hombre se someter a ellos, cuando comprenda que sois origen de toda sabidura, y que sin vos nada puede; entonces realizar vuestra voluntad en la Tierra, como los elegidos en el Cielo.IV. El pan nuestro de cada da, ddnosle hoy. Dadnos el alimento para conservar las fuerzas del cuerpo; dadnos tambin el alimento espiritual para el desarrollo de nuestro espritu. El bruto encuentra su alimento; pero el hombre lo debe a su propia actividad y a los recursos de su inteligencia porque vos le habis creado libre. Vos le habis dicho: "Extraers tu alimento de la tierra con el sudor de tu frente"; por eso habis hecho una obligacin del trabajo a fin de que ejercitara su inteligencia buscando los medios de proveer a su necesidad y a su bienestar; los unos por el trabajo material, y los otros por el trabajo intelectual; sin trabajo quedara estacionado y no podra aspirar a la felicidad de los espritus superiores.Vos secundis al hombre de buena voluntad que confa en vos para lo necesario, pero no al hombre que se complace en la ociosidad, que todo quisiera obtenerlo sin pena, ni al que busca lo superfluo. (Cp. XXV).Cuntos hay que sucumben por su propia falta, por su injuria, por su imprevisin o por su ambicin, y por no haber querido contentarse con lo que les habis dado! Esos son los artfices de su propio infortunio, y no tienen derecho de quejarse, porque son castigados por donde han pecado. Pero ni an a esos abandonis porque sois infinitamente misericordiosos, sino que les tendis una mano caritativa desde el momento en que, como el hijo prdigo, vuelve sinceramente a vos. (Cp. V, nm. 4).Antes de quejamos de nuestra suerte, preguntmonos si es producto de nuestras propias acciones: a cada desgracia que nos sucede, preguntmonos si hubiese dependido de nosotros el evitarla: pero digamos tambin que Dios nos ha dado la inteligencia para salir del atolladero, y que de nosotros depende el hacer uso de ella. Puesto que la ley del trabajo es la condicin del hombre en la tierra, dadnos nimo y fuerza para cumplirla; dadnos tambin prudencia, previsin y moderacin, con el fin de no perder el fruto de este trabajo.Dadnos, pues, Seor, nuestro pan de cada da, es decir, los medios de adquirir con el trabajo las cosas necesarias a la vida, porque nadie tiene derecho de reclamar lo superfluo. Si nos es imposible trabajar, confiamos en vuestra Divina Providencia. Si entra en vuestros designios el probarnos por las ms duras privaciones, a pesar de nuestros esfuerzos, las aceptamos como justa expiacin de las faltas que hayamos podido cometer en esta vida o en una vida precedente, porque vos sois justo; sabemos que no hay penas inmerecidas, y que jams castigis sin causa.Preservadnos, Dios mo, de concebir la envidia contra los que poseen lo que nosotros no tenemos, ni contra aquellos que tienen lo superfluo cuando a nosotros nos hace falta lo necesario. Perdonadles si olvidan la ley de caridad y de amor al prjimo que les habis enseado. (Cp. XVI, nm. 8).Separad tambin de nuestro espritu el pensamiento de negar vuestra justicia, viendo prosperar al malo, y al hombre de bien sumergido algunas veces en la desgracia. Gracias a las nuevas luces que habis tenido a bien darnos, sabemos ahora que vuestra justicia se cumple siempre y no hace falta a nadie; que la prosperidad material del malo es efmera, como su existencia corporal, y que sufrir terribles contratiempos, mientras que la alegra reservada al que sufre con resignacin ser eterna. (Cp. V, nms. 7, 9, 12 y 18).V. Perdnanos nuestras deudas, as como nosotros perdonamos a nuestros deudores.- Perdnanos nuestras ofensas, as como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.Cada una de nuestras infracciones a vuestras leyes, Seor, es una ofensa hacia vos, y una deuda contrada que tarde o temprano tendr que pagarse. Solicitamos la remisin de ellas de vuestra infinita misericordia, y os prometemos hacer los debidos esfuerzos para no contraer nuevas deudas.Vos habis hecho una ley expresa de la caridad; pero la caridad no consiste slo en asistir a su semejante en la necesidad: consiste tambin en el olvido y en el perdn de las ofensas. Con qu derecho reclamaramos vuestra indulgencia, si nosotros mismos faltsemos a ella con respecto a aquellos contra quienes tenemos motivos de quejas?Dadnos! Dios mo! la fuerza para ahogar en nuestra alma todo sentimiento, todo odio y rencor; "haced que la muerte no nos sorprenda con un deseo de venganza en el corazn". Si hoy mismo os place el quitarnos la vida, haced que podamos presentarnos a vos puros de toda animosidad, a ejemplo de Cristo, cuyas ltimas palabras fueron de clemencia para sus verdugos. (Cp. X).Las persecuciones que nos hacen sufrir los malos, son parte de nuestras pruebas y debemos aceptarlas sin murmurar, como todas las otras pruebas, y no maldecir a aqullos que con sus maldades nos facilitan la senda de la felicidad eterna, pues vos nos habis dicho por boca de Jess: "Felices los que sufren por la justicia!". Bendigamos, pues, la mano que nos hiere y nos humilla, porque las heridas del cuerpo nos fortifican nuestra alma y seremos levantados de nuestra humildad. (Cp. XII, nm. 4).Bendito sea vuestro nombre, Seor, por habernos enseado que nuestra suerte no est irrevocablemente fijada despus de la muerte, y que encontraremos en otras existencias los medios de rescatar y de reparar nuestras faltas pasadas, cumpliendo en una nueva lo que no podemos hacer en sta para nuestro adelantamiento. (Cp. IV y V, nm. 5).Con esto se explican, en fin, todas las anomalas aparentes de la vida, pues es la luz derramada sobre nuestro pasado y nuestro porvenir, la seal resplandeciente de vuestra soberana justicia y de vuestra bondad infinita.VI. No nos dejes caer en la tentacin, ms lbranos de todo mal. Dadnos, Seor, fuerza para resistir a las sugestiones de los malos espritus que intentasen desviarnos del camino del bien, inspirndonos malos pensamientos. Pero nosotros mismos somos espritus imperfectos encarnados en la tierra para expiar y mejorarnos. La causa primera del mal reside en nosotros, y los malos espritus no hacen ms que aprovecharse de nuestras inclinaciones viciosas, en las cuales nos mantienen para tentarnos.Cada imperfeccin es una puerta abierta a su influencia, mientras que son impotentes y renuncian a toda tentativa contra los seres perfectos. Todo lo que nosotros podamos hacer para separarlos, es intil, si no les oponemos una voluntad inquebrantable en el bien, renunciando absolutamente al mal. Es, pues, necesario, dirigir nuestros esfuerzos contra nosotros mismos, y entonces los malos espritus se alejarn naturalmente, porque el mal es el que los atrae, mientras que el bien los rechaza.VII. Amn.Haced, Seor, que nuestros deseos se cumplan! Pero nos inclinamos ante vuestra sabidura infinita. Sobre todas las cosas que no nos es dado comprender, que se haga vuestra santa voluntad, y no la nuestra, porque Vos slo queris nuestro bien y sabis mejor que nosotros lo que nos conviene.Os dirigimos esta plegaria, Oh, Dios mo!, por nosotros mismos, por todas las almas que sufren, encarnadas o desencarnadas, por nuestros amigos y enemigos, que por todos aquellos que pidan nuestra asistencia, y en particular por N... Solicitamos, sobre todo, vuestra misericordia y vuestra bendicin.Nota. - Aqu se pueden formular las gracias a Dios por lo que nos haya concedido, y lo que cada uno quiera pedir para s o para otro. Oraciones para montar la Bveda Espiritual o para cuando se cambia el aguaCuando se monta una Bveda o se cambia el agua estas oraciones son indicadsimas. La persona que monte la Bveda, rezara la siguiente Evocacin a los buenos espritus, seguidamente se rezara un Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria. A Rengln seguido se proceder a la lectura de la Plegaria del Naufrago, que tambin se puede cantar. Seguidamente se leer la Contemplacin seguido de las Oraciones Fe, Esperanza y Caridad. Entre las oraciones y las lecturas se pueden cantar diversas canciones, si bien aconsejo la de Venid Protectores. Para terminar se rezara la Oracin Despus de la Muerte. La apertura o cambio de agua se da por terminada. Nota: Estas oraciones no son exclusivas de cuando se monta la bveda o de cuando se cambia el agua, se pueden emplear en cualquier reunin.Evocacin a los Espritus BuenosAlabados seis, Espritus puros del Seor. Yo, humilde y atrasada criatura, elevo a vosotros mi pensamiento y mi corazn, para rogaros me guiis por el camino de la verdad y me iluminis siempre en los divinos preceptos, para no faltar a ellos y hacerme digno de alcanzar pronto la bienaventuranza. Amn. Plegaria del Naufrago Torna tu vista, Dios mo, hacia esta infeliz criatura, no me des mi sepultura entre las olas del mar. Dame la fuerza y valorpara salvar el abismo,dame gracia, por lo mismoque es tan grande tu bondad.Si yo, cual frgil barquilla,por mi soberbia halagado,el mar humano he cruzadotan solo tras el placer;Djame, Seor, que vuelvaa pisar el continente,haciendo voto fervientede ser cristiano con fe.Si yo con mi torpe faltame he mecido entre la brumadesafiando la espumaque levanta el temporal;Te ofrezco que en adelanteno tendr el atrevimientode sordo ser al lamentode aquel que sufre en el mal.Y siguiendo mi rumbo, he tenido hasta el descarode burlarme de aquel farque puerto me design;Yo te prometo, Dios mo, no burlarme de esa luz que brilla sobre la cruz por el hijo de tu amor.iOh! T, padre de mi almaque escuchas al afligido,y me ves arrepentido de lo que mi vida fue;Slvame, Dios mo, slvame, y dame, antes que de cuenta,para que yo me arrepienta,el tiempo preciso: Amn.ContemplacinDios omnipotente, voluntad sublime y viviente que no hay palabras para expresarla que ninguna idea puede abrazar; podemos, sin embargo, elevar nuestro corazn hacia Ti porque a Ti estamos unidos. Tu voz se hace or dentro de nosotros; en Ti lo incomprensible, nuestra propia naturaleza y el mundo entero nos son inteligibles; cada enigma de nuestra existencia est resuelto y en nuestra alma reina una perfecta armona. T creaste en nosotros la conciencia de nuestro deber y la de nuestro destino en la serie de los seres razonables. Cmo? Lo ignoramos. Pero acaso tenemos necesidad de saberlo? Lo que sabemos es que T conoces nuestros pensamientos y aceptas nuestras buenas intenciones, y la contemplacin de tus relaciones con nuestra naturaleza finita, basta para tranquilizamos y hacemos felices. En cuanto a nosotros mismos, no sabemos bien lo que debemos hacer; por lo tanto, obraremos simplemente con serenidad y sin astucia, porque tu voz es la que ordena y la fuerza con que cumplimos nuestros deberes es la tuya propia. No tememos los acontecimientos de este mundo, porque este mundo es el tuyo y estos acontecimientos forman parte de tus designios; lo que dentro de estos designios es positiva- mente el bien o slo un medio de evitar el mal, lo ignoramos; pero sabemos que todo en el universo concluir bien y en esta fe estamos seguros. Qu importa que no conozcamos lo que es germen, flor o fruto perfecto? Lo que nos importa es el progreso de la razn y de la moralidad entre los seres razonables. Ah! Cuando nuestro corazn se cierre a todo deseo terrestre cun grande nos parecer el Universo bajo su aspecto glorioso! Las masas inertes y embarazosas que slo sirven para llenar el espacio, se desvanecen, y en su lugar, un eterno oleaje de vida, de fuerza y de accin, brota del grande manantial de la vida primordial, que es tu vida, Seor, que eres unidad eterna. La feSoy la hermana mayor de la Esperanza y de la Caridad, me llamo la Fe. Soy grande y fuerte; el que me posee no teme ni al hierro ni al fuego; es aprueba de todos los sufrimientos fsicos y morales. Resplandezco sobre vosotros como una antorcha, cuyos chispeantes rayos se reflejan en el fondo de vuestros corazones, y os comunico la fuerza y la vida. Entre vosotros se dice que yo levanto las montaas, y yo os digo: Vengo a conmover al mundo, porque el Espiritismo es el germen que debe ayudarme. Unos, pues, a m, yo os convido: soy la Fe. Soy la Fe! hbito con la Esperanza, la Caridad y el Amor, en el mundo de los Espritus puros. A menudo he bajado de las regiones areas y he venido sobre la tierra a regeneraros, dndoos la vida del espritu; pero a excepcin de los mrtires de los primeros tiempos del Cristianismo y algunos fervientes sacrificios hechos de tarde en tarde para el progreso de la ciencia, de las letras, de la industria y de la libertad, slo he encontrado entre los hombres indiferencia y frialdad, y he vuelto a remontar tristemente mi vuelo hacia el cielo; me creais entre vosotros, pero os engaabais, porque la Fe sin las obras, no es la Fe; la verdadera Fe es la vida y la accin. Antes de la revelacin del Espiritismo, la vida era estril; era un rbol seco por las refulgentes chispas del rayo que nada produca. Se me reconoce por mis actos; ilumino las inteligencias, caliento y reanimo los corazones en mi regazo; alejo de vosotros las influencias engaosas y os conduzco a Dios por la perfeccin del Espritu y del corazn. Venid y agrupaos bajo mi estandarte; soy poderosa y fuerte: soy la Fe. Soy la Fe, y mi reinado empieza entre los hombres, reinado pacfico que les har felices para el tiempo presente y para la eternidad. La aurora para mi advenimiento entre vosotros es pura, serena; su sol ser resplandeciente, y su ocaso vendr a mecer dulcemente a la humanidad en los brazos de eterna felicidad. Espiritismo! Derrama sobre los hombres tu bautismo regenerador; yo les hago un llamamiento supremo: yo soy la Fe. La EsperanzaMe llamo la Esperanza; os sonro cuando entris en la vida, en ella os sigo paso a paso y solo os dejo cuando llegis a los mundos en que se realizan, para vosotros, las promesas de felicidad que sin cesar os. Soy vuestra fiel amiga; no rechacis mis inspiraciones: soy la Esperanza. Yo soy la que canto por el camino con la voz del ruiseor, y la que en el eco de los bosques exhalo esas notas lastimeras y harmoniosas que os hacen entrever los cielos; yo soy la que inspiro a la golondrina el deseo de anidar sus amores al abrigo de vuestros techos; juego con la ligera brisa que acaricia vuestros cabellos; derramo a vuestros pies los perfumes suaves de las flores de vuestros jardines, y casi nunca ocupis vuestro pensamiento con esta amiga que tan sincera os es. No la rechacis; es la Esperanza. Tomo todas las formas para acercarme a vosotros: soy la estrella que brilla en el azul del cielo, el caliente rayo del sol que os vivifica; yo os entretengo por las noches con sueos festivos; alejo de vosotros el negro cuidado y los pensamientos sombros; guo vuestros pasos por el sendero de la virtud; os acompao en vuestras visitas a los pobres, a los afligidos, a los moribundos, y os inspiro las palabras afectuosas que les consuelan. No me rechacis; yo soy la Esperanza. Soy la Esperanza! Yo soy la que en el invierno hago crecer en la corteza de las encinas el musgo espeso en donde los pajarillos construyen su nido; soy la que en la primavera corona el manzano y el almendro de blancas y rosadas flores, y las esparzo sobre la tierra como alfombra celeste que hace aspirar a los mundos felices. Sobre todo, yo estoy con .vosotros cuando estis pobres y enfermos, mi voz suena sin cesar en vuestros odos, no me rechacis; yo soy la Esperanza. Me rechacis, porque el ngel del Desespero me hace una guerra encarnizada y agota sus esfuerzos para tomar mi puesto al lado de vosotros; no siempre soy la ms fuerte y, cuando consigue que me aleje, os rodea con sus fnebres alas, desva vuestros pensamientos de Dios y os conduce al suicidio; unos a m para alejar su funesta influencia y dejaos mecer dulcemente en mis brazos, porque yo soy la Esperanza. La CaridadSoy la Caridad; s, la verdadera Caridad; en nada me parezco a la caridad que vosotros practicis. La que ha usurpa- do mi nombre entre vosotros, es fantstica, caprichosa, exclusiva, orgullosa, y vengo a precaveros contra los defectos que empaan, a los ojos de Dios, el mrito y el resplandor de sus buenas acciones. Sed dciles a las lecciones que el Espritu de la verdad os da por mi voz; seguidme los que me sois fieles: yo soy la Caridad. Seguidme; yo conozco todos los infortunios, todos los dolores, todos los sufrimientos, todas las aflicciones que asedian a la humanidad. Soy la madre de los hurfanos, la hija de los ancianos, la protectora y el sostn de las viudas; curo las llagas infectadas; cuido todas las enfermedades; doy vestido, pan y abrigo a los que no lo tienen; subo hasta las ms miserables buhardillas; voy a la humilde pocilga; llamo ala puerta de los ricos y de los poderosos, porque, por donde quiera que viva una criatura humana, hay bajo el velo de la felicidad, amargos y punzantes dolores. Oh! Cun grande es mi tarea! no basto a llenarla sino vens en mi ayuda; venid a m; yo soy la Caridad. No guardo preferencia a nadie; jams digo a los que me necesitan: Tengo mis pobres; dirigos a otra parte. Oh falsa caridad, qu dao haces! Amigos, nos debemos a todos; creedme, no rehusis vuestra asistencia a nadie, socorred a los unos ya los otros con bastante desinters para no exigir ningn reconocimiento de parte de los que habris socorrido; la paz del corazn y de la conciencia es la dulce recompensa de mis obras: yo soy la verdadera Caridad. Nadie en la tierra conoce el nmero y la naturaleza del bien que yo hago; slo la falsa caridad hiere y humilla al que consuela. Guardaos de este funeste extravo: las acciones de esta clase no tienen ningn mrito delante de Dios, y llaman sobre vosotros su clera. Slo El debe conocer los generosos rasgos de vuestros corazones cuando os hacis los tributarios de sus beneficios. Guardaos, pues, amigos, de dar publicidad a la prctica de la asistencia mutua, no le deis tampoco el nombre de la limosna; creedme, yo soy la Caridad. Tengo que consolar a tantos desgraciados, que muy a menudo se me quedan los pechos y las manos vacas; vengo a deciros que espero de vosotros. El Espiritismo tiene por divisa: Amor y Caridad, y todos los verdaderos espiritistas querrn conformarse a este sublime precepto, predicado por Cristo hace ya dieciocho siglos. Seguidme, pues, hermanos; yo os conducir al reino de Dios nuestro Padre: yo soy la Caridad. Ahora vienen unas oraciones para diferentes cosas o peticiones y porque no, para diferentes ocasiones.Oraciones Varias Despus de la MuerteDios mo, T que eres grande, T que eres el todo, deja caer sobre m, pequeo, sobre m que no existo sino porque T lo has querido, un rayo de tu luz. Haz que penetrado de tu amor, encuentre el bien fcil, el mal odioso; que animado por el deseo de agradarte, mi espritu venza los obstculos que se oponen al triunfo de la verdad sobre el error, de la fraternidad sobre el egosmo; haz que en cada compaero de pruebas vea un hermano, como T ves un hijo en cada uno de los seres que emanan de Ti y deben volver a Ti. concdeme el amor al trabajo, que es el deber de todos en la tierra, y con el auxilio de la antorcha que has puesto a mi alcance, hazme ver las imperfecciones que retardan mi adelantamiento en esta vida y en la otra. (Oracin indita, dictada por medio de la mesa, por el espritu de Jernimo de Praga, a un grupo de obreros). Dios en la Naturaleza Nota: Esta oracin es una de las preferidas mas, junto con la anterior.Oh misterioso Desconocido! exclam: Ser grande! Ser inmenso! Qu somos nosotros? Supremo autor de la armona! Quin eres T, si tu obra es tan grande? Pobres mitas humanas que creen conocerte! Oh Dios! Oh Dios! tomos, nadas! Cun pequeos somos! Cun pequeos somosCun grande eres T! Quin, pues, se atrevi a nombrarte por la vez primera? Quin fue el oulloso insensato que por la primera vez pretendi definirte! Oh Dios! Oh mi Dios! Todo poder y todo ternura! inmensidad sublime e inconocible! Y qu nombre dar a los que os han negado, a los que no creen en Vos, a los que viven fuera de vuestro pensamiento, a los que nunca han sentido vuestra presencia; Oh Padre de la naturaleza! Oh! Te amo! Te amo! Causa soberana y desconocida. Ser que no puede nombrar ninguna palabra humana, yo os amo, Oh divino Principio! pero soy tan pequeo que no s si me escucharis... S! T me oyes, Oh Criador! T que das a la florecilla de los campos su belleza y su perfume! La voz del Ocano no cubre la ma, y mi pensamiento sube hasta Ti, Oh Dios mo! con la oracin de todos. Oracin para resistir una tentacin Dios Todopoderoso, no me dejis sucumbir a la tentacin que tengo de cometer una falta.Espritus buenos que me protegis, desviad de m este pensamiento malo y dadme fuerza para resistir a la sugestin del mal. Si sucumbo, habr merecido la expiacin de mi falta, tanto en esta vida como en la otra, porque soy libre de elegir.Oracin para corregirse de un defectoDios mo, vos me habis dado la inteligencia necesaria para distinguir el bien del mal; as, pues, desde el momento en que reconozco que una cosa es mala, soy culpable, porque no me esfuerzo en rechazarla.Preservadme del orgullo que podra impedirme el ver mis defectos, y de los malos espritus que podran excitarme a perseverar en ellos. Entre mis imperfecciones, reconozco que particularmente estoy inclinado a... y si no resisto a esta tentacin es por la costumbre que tengo de ceder a ella.Vos me habis creado culpable, porque sois justo; pero me habis creado con una aptitud igual tanto para el bien como para el mal. Si he seguido el mal camino es por efecto de mi libre albedro. Pero, por la misma razn que he tenido la libertad de hacer mal, tengo tambin la de hacer bien y cambiar de camino.Mis defectos actuales son un resto de las imperfecciones de mis precedentes existencias: este es mi pecado original, del que puedo despojarme por mi voluntad y con la asistencia de los buenos espritus.Espritus buenos que me protegis, y vos sobre todo, mi ngel guardin, dadme fuerza para resistir a las malas sugestiones y salir victorioso de la lucha.Los defectos son barreras que nos separan de Dios, y cada uno que se domina es un paso en cl camino del adelantamiento que debe acercarme a El.El Seor, en su infinita misericordia se ha dignado concederme esta existencia para que sirva a mi adelantamiento; espritus buenos, ayudadme para que la emplee bien, con el fin de que no sea una existencia perdida para m, y para que cuando Dios quiera quitrmela, salga mejor que cuando en ella entr. (Cp. V, nm. 5; Cp. XVII, nm. 3.)Accin de gracias por una victoria obtenida contra una tentacinEl que ha resistido a la tentacin, lo debe a la asistencia de los buenos espritus cuya voz ha escuchado. Debe dar gracias de ello a Dios y a su ngel guardin.Oracin.Dios mo, os doy gracias por haberme permitido salir victorioso de la lucha que acabo de sostener contra el mal; haced que esta victoria me d fuerza para resistir las nuevas tentaciones.Y a vos, mi ngel guardin, os doy las gracias por la asistencia que me habis dado. Que mi sumisin a vuestros consejos me haga digno de continuar en vuestra proteccin.Para pedir un consejoCuando estamos indecisos en hacer una cosa, ante todo, debemos hacernos estas preguntas:1 Lo que pretendo hacer, puede recaer en perjuicio de otro?2 Puede ser de utilidad para alguno?3 Si otro hiciera esto con respecto a m, quedara yo satisfecho?Si esta cosa slo interesa a s mismo, est permitido pesar las ventajas y los inconvenientes personales que de ella pueden resultar.Si interesa a otro, y haciendo bien para uno pueda resultar mal para otro, es menester igualmente pesar la suma del bien y del mal para obrar en consecuencia.En fin, aun para las cosas mejores, es menester considerar la oportunidad y las circunstancias accesorias, porque una cosa buena por s misma puede tener malos resultados en manos inhbiles y si no se hace con prudencia y circunspeccin. Antes de emprender una cosa conviene consultar las propias fuerzas y los medios de ejecucin. En todos los casos se puede siempre reclamar la asistencia de los espritus protectores recordando esta saba mxima: "En la duda, abstente". (Cp. XXVIII, nm. 38.)Oracin. En nombre de Dios Todopoderoso, espritus buenos que me protegis, inspiradme para que tome una buena resolucin en la incertidumbre en que me encuentro. Dirigid mi pensamiento hacia el bien y desviad la influencia de aquellos que intentasen separarme del buen camino.En las aflicciones de la vidaNosotros podemos pedir a Dios favores terrestres, y El puede concedrnoslos cuando tienen un objeto til y formal pero como nosotros juzgamos la utilidad de las cosas desde nuestro punto de vista, y nuestra vista est limitada al presente, no siempre vemos la parte mala de lo que deseamos. Dios, que ve ms que nosotros y slo quiere nuestro bien, puede, pues, negrnoslo, como un padre rehsa a su hijo lo que puede daarle. Si no se nos concede lo que pedimos, no debemos desanimarnos; por el contrario, es menester que pensemos que la privacin de lo que deseamos se nos ha impuesto como prueba o como expiacin, y que nuestra recompensa ser proporcionada a la designacin con que la sobrellevamos. (Cp. XXVII, nm. 6; Captulo II, nms. 5, 6 y 7.)Oracin. Dios Todopoderoso que veis mis mi-seras, dignaos escuchar favorablemente los votos que os dirijo en este momento. Si mi splica es inconsiderada, perdondmela; si es justa y til a vuestros ojos, que los buenos espritus que ejecutan vuestra voluntad, vengan en mi ayuda para su cumplimiento.Cualquiera cosa que suceda, Dios mo, que se haga vuestra voluntad. Si mis deseos no son escuchados, es porque entra en vuestros designios el probarme, y a ello me someto sin murmurar. Haced que no conciba por ello desconfianza, y que mi fe y mi resignacin no flaqueen.(Formlese la demanda.)Accin de gracias por un favor especial obtenidoNo deben considerarse slo como acontecimiento felices las cosas de grande importancia; las ms pequeas en apariencia, son, a menudo, las que influyen ms en nuestro destino. El hombre olvida fcilmente el bien y se acuerda mejor de lo que le aflige. Si notramos diariamente los beneficios de que somos objeto, sin haberlos solicitado, nos admiraramos muchas veces de haber recibido tantos que se han borrado de nuestra memoria, y nos humillaramos por nuestra ingratitud. Todas las noches, elevando nuestra alma a Dios, debemos acordarnos de los favores que nos ha concedido durante el da, y darle gracias. Sobre todo en el momento mismo en que experimentamos el efecto de su bondad y de su proteccin, debemos, por un movimiento espontneo, manifestarle nuestra gratitud; basta para esto dirigirle el pensamiento mencionando el beneficio, sin que haya necesidad de dejar el trabajo.Los beneficios de Dios no consisten slo en cosas materiales; es menester darle gracias por las buenas ideas y por las felices inspiraciones que nos ha sugerido. Mientras que el orgulloso se atribuye por ello un mrito y el incrdulo lo atribuye a la casualidad, el que tiene fe da por ello gracias a Dios y a los buenos espritus. Para eso las frases largas son intiles: Gracias Dios mo, por el buen pensamiento que me habis inspirado. Esto dice ms que muchas palabras. El impulso espontneo que no: hace atribuir a Dios el bien que recibimos, atestigua una costumbre de reconocimiento y humildad, que nos concilia la simpata de los buenos espritus.OracinDios infinitamente bueno, que vuestro nombre sea bendito por los bienes que me habis concedido; sera indigno si los atribua a la casualidad de los acontecimientos o a mi propio mrito. A vosotros, espritus buenos, que habis sido ejecutores de la voluntad de Dios, y a vos sobre todo, mi ngel guardin, os doy las gracias. Separad de m el pensamiento de enorgullecerme, y de hacer de ello un uso que no sea para el bien.Particularmente os doy las gracias por (Dgase el favor que se ha recibido.)Acto de sumisin y resignacinCuando tenemos un motivo de afliccin, si buscamos la causa encontraremos muchas veces que es consecuencia de nuestra imprudencia, de nuestra impresin, o de una accin anterior; en este caso, a nadie debemos culpar sino a nosotros mismos. Si la causa de una desgracia es independiente de toda participacin nuestra, es una prueba para esta vida o la expiacin de una existencia pasada, y en este ltimo caso, la naturaleza de la expiacin puede hacernos conocer la naturaleza de la falta, porque siempre somos castigados por donde hemos pecadoEn lo que nos aflige, en general, slo vemos el mal presente, y no las consecuencias ulteriores favorables que esto puede tener. El bien es muchas veces consecuencia del mal pasajero, como la curacin de un enfermo es resultado de los medios dolorosos que se han empleado para obtenerla. En todos los casos debemos someternos a la voluntad de Dios y soportar con valor las tribulaciones de la vida, si queremos que se nos tome en cuenta y que se nos apliquen estas palabras de Cristo: Bienaventurados los que sufren. Oracin.Dios mo, vos sois soberanamente justo; todo sufrimiento en la tierra, debe, pues, tener su causa y su utilidad. Yo acepto el motivo de afliccin que acabo de experimentar como una expiacin de mis faltas pasadas y como una prueba para el porvenir.Espritus buenos que me protegis, dadme fuerza para soportarla sin murmurar; haced que sea para m una advertencia saludable, que aumente mi experiencia y que combata en m el orgullo, la ambicin, la necia vanidad y el egosmo, y que todo Contribuya a mi adelantamiento.Otra OracinYo siento, Dios mo, la necesidad de rogaros para que me deis fuerza para sobrellevar las pruebas que habis tenido a bien enviarme. Permitid que la luz sea bastante viva para que mi espritu aprecie en todo su valor el amor que me aflige para salvarme. Me someto con resignacin, oh Dios mo, pero ay! la criatura es tan dbil, que si vos no me sostenis, Seor, temo sucumbir. No me abandonis, porque sin vos, nada puedo.Otra oracinHe levantado mis ojos haca ti, Oh Eterno, y me he sentido fortificado.T eres mi fuerza: no me abandones, Oh Dios! Estoy abatido bajo el peso de mis iniquidades! aydame. T conoces la debilidad de mi carne, y no apartas tus miradas de m!Estoy devorado por una sed ardiente: haz que brote un manantial de agua viva, y quedar aqulla apagada. Que no se abra mi boca sino para cantar tus alabanzas y no para murmurar en las aflicciones de mi vida. Soy dbil, pero tu amor me sostendr.Oh Eterno! T slo eres grande, t slo eres el fin y el objeto de mi vida. Si me hieres, que por ello sea tu nombre bendito, porque t eres el Seor y yo el servidor infiel, y doblar la cabeza sin quejarme, porque slo t eres grande.En un peligro inminenteEn los peligros a que estamos expuestos, Dios nos recuerda nuestra debilidad y la fragilidad de nuestra existencia. Nos ensea que nuestra vida est en sus manos y que pende de un hilo que puede romperse cuando menos lo esperamos. En cuanto a esto, no hay privilegio para nadie, porque tanto el grande como el pequeo estn sometidos a las mismas alternativas.Si se examinan la naturaleza y las consecuencias del peligro, se ver que muchas veces, si se hubiesen cumplido esas consecuencias, hubieran sido castigo de una falta cometida o de un "deber descuidado".OracinDios Todopoderoso, y vos, mi ngel de la guarda; socorredme! Si debo sucumbir, que se haga la voluntad de Dios. Si me salvo, que en el resto de mi vida repare el mal que he hecho y del que me arrepiento.Accin de gracias despus de haber salido del peligroPor el peligro que hemos corrido, Dios nos ensea que de un momento a otro podemos ser llamados a dar cuentas del empleo que hemos hecho de la vida; de este modo nos advierte para que nos reconcentremos y nos enmendemos.OracinA vos, Dios mo, y a vos, mi ngel de la guarda, os doy las gracias por el socorro que me habis enviado cuando el peligro me amenazaba. Que este riesgo sea para m un aviso que me ilumine sobre las faltas que han podido conducirme a l. Comprendo, Seor, que mi vida est en vuestras manos, y que podis quitrmela cuando bien os parezca. Inspiradme, por los buenos espritus que me asisten, el pensamiento de emplear tilmente el tiempo que me permitis estar an en este mundo. ngel custodio, sostenedme en la resolucin que tomo de reparar mis agravios y de hacer todo el bien que de m dependa, con el fin de llegar con menos imperfecciones al mundo de los espritus cuando quiera Dios llamarmeCuando se prev una muerte prximaLa fe en el porvenir, la elevacin del pensamiento, durante la vida, hacia los destinos futuros, ayudan al pronto desprendimiento del espritu debilitando los lazos que le retienen al cuerpo; y muchas veces no se ha concluido an la vida del cuerpo, cuando el alma impaciente ha remontado el vuelo hacia la inmensidad. Lo contrario sucede al hombre que concentra todos sus pensamientos en las cosas materiales, pues los lazos son tenaces, la separacin es penosa y dolorosa y el despertar de ultratumba est lleno de turbacin y de ansiedad. OracinDios mo, yo creo en vos y en vuestra bondad infinita; por esto no puedo creer que dierais la inteligencia al hombre para conoceros y la aspiracin al porvenir para sumergirle despus en la nada. Creo que mi cuerpo es slo la envoltura perecedera de mi alma, y que cuando haya cesado de vivir, me despertar en el mundo de los espritus. Dios todopoderoso, siento romperse los lazos que unen mi alma al cuerpo, y muy pronto voy a dar cuenta del empleo hecho de la vida que dejo.Voy a sufrir las consecuencias del bien o del mal que hice; all no hay ilusiones, no hay subterfugio posible; todo mi pasado va a desenvolverse delante de m, y ser juzgado segn mis obras.Nada me llevar conmigo de los bienes de la tierra: honores, riquezas, satisfacciones de vanidad y orgullo, todo lo que pertenece al cuerpo, en fin, va a quedar aqu en la tierra; ni el menor tomo me seguir y nada de todo esto me servir de socorro en el mundo de los espritus. Slo llevar conmigo lo que pertenece al alma, es decir, las buenas y las malas cualidades, que se pesarn en la balanza de una rigurosa justicia, y ser juzgado con tanta ms severidad cuantas ms ocasiones habr tenido de hacer el bien y no lo habr hecho. Dios de misericordia, que mi arrepentimiento llegue hasta vos! Dignaos extender sobre m vuestra indulgencia.Si os pluguiese prolongar mi existencia, que sea el resto para reparar, tanto como de m dependa, el mal que he podido hacer. Si mi hora ha llegado, llevo conmigo la idea consoladora que me ser permitido rescatarme por medio de nuevas pruebas a fin de merecer un da la felicidad de los elegidos. Si no me es permitido gozar inmediatamente de esta felicidad suprema, que slo pertenece al justo por excelencia, s que no me est negada eternamente la esperanza, y que con el trabajo, llegar al fin ms tarde o ms temprano, segn mis esfuerzos.S que buenos espritus y mi ngel guardin estn aqu, cerca de m, para recibirme, y que dentro de poco les ver como ellos me ven. S que volver a encontrar a los que he amado en la tierra, "si lo he merecido", y los que dejo vendrn a unirse conmigo para que un da estemos juntos para siempre, y que mientras tanto, podr venir a visitarles.S tambin que voy a encontrar a los que he ofendido; les ruego que me perdonen lo que puedan reprocharme mi orgullo, mi dureza, mis injusticias, y que no me confundan de vergenza con su presencia.Perdono a todos los que me han hecho o han querido hacerme mal en la tierra, no les conservo mala voluntad y ruego a Dios que les perdone.Seor, dadme fuerzas para dejar sin pesar los goces groseros de este mundo, que nada son al lado de los goces puros del mundo en que voy a entrar. All, para el justo, ya no hay tormentos, sufrimientos, ni miserias; slo sufre el culpable, pero le queda la esperanza.Buenos espritus, y vos, mi ngel de la guarda, haced que no flaquee en este momento supremo; haced que resplandezca a mis ojos la luz divina para que reanime mi fe, si llegase a vacilar.En el momento de dormirseEl sueo es el descanso del cuerpo, pero el espritu no tiene necesidad de este descanso. Mientras que los sentidos se adormecen, el alma se desprende en parte de la materia, y goza de las facultades de espritu. El sueo se le ha dado al hombre para reparar las fuerzas orgnicas y las fuerzas morales. Mientras el cuerpo recobra los elementos que ha perdido por la actividad de la vigilia, el espritu va a fortalecerse entre los otros espritus: con lo que ve, con lo que oye, y con los consejos que se le dan, adquiere ideas, que vuelve a encontrar al despertar en estado de intuicin; es el regreso temporal del desterrado a su verdadera patria; es como el preso a quien se pone en libertad momentneamente.Pero suele suceder, como con el preso, que el espritu no siempre saca provecho de este momento de libertad para su adelantamiento; si tiene malos instintos, en vez de buscar la compaa de los buenos espritus busca la de sus semejantes, y va a los lugares en donde puede dar curso a sus inclinaciones.El que est penetrado de esta verdad, que eleve su pensamiento en el momento que quiera dormirse; que recurra a los consejos de los buenos espritus y de aquellos cuya memoria le es grata, a fin de que vengan a reunirse a l en el corto intervalo que se le concede, y al despertarse se encontrar ms fuerte contra el mal y tendr ms valor contra la adversidad.OracinM alma va a encontrarse un instante con los otros espritus. Que vengan los buenos y me ayuden con sus consejos. ngel de la guarda, haced que al despertar conserve de ello una impresin saludable y duradera.Oraciones para otra personaPara los que estn en la afliccinSi est en el inters del afligido que su prueba siga su curso, no se abreviar por nuestra demanda; pero sera impiedad el desanimarse porque la splica no sea atendida; adems, en defecto de la cesacin de la prueba, se puede esperar obtener algn otro consuelo que atempere la amargura lo que es verdaderamente til para el que sufre, es el valor y la resignacin, sin lo cual lo que sufre es sin provecho para l, porque estar obligado a empezar de nuevo la prueba. Con este objeto, pues, es menester dirigir todos los esfuerzos sea llamando a los buenos espritus en su ayuda, sea aumentando uno mismo la moral del afligido por medio de consejos y animndole, sea, en fin, asistindole materialmente si se puede. La oracin en este caso, puede adems, tener un efecto directo, dirigiendo sobre la persona una corriente fludica con la mira de fortificar su moral. OracinDios mo, cuya bondad es infinita, dignaos aliviar la amarga posicin de N... si tal es vuestra voluntad. Espritus buenos, en nombre de Dios todopoderoso, os suplico que le asistis en sus aflicciones, si algo puede hacerse en inters suyo, hacindole comprender que son necesarias para su adelantamiento. Dadle confianza en Dios y en el porvenir, y se le harn menos duras. Dadle tambin fuerza para que no sucumba a la desesperacin; porque perdera el fruto y hara que su posicin futura fuera ms penosa. Conducid mi pensamiento hacia l y que le ayude a sostener su nimo.Accin de gracias por un favor concedido a otroEl que no est dominado por el egosmo se alegra del bien del prjimo, aun cuando no lo haya solicitado por la oracin.OracinDios mo, bendito seis por la felicidad que habis concedido a N... Espritus buenos, haced que vea en ella un efecto de la bondad de Dios. Si el bien que se le concede es una prueba, inspiradle el pensamiento de que haga de l un buen uso y no para que le sirva de vanidad, con el fin de que este bien no sea en perjuicio suyo en el porvenir. Vos, mi buen genio que me protegis y deseis mi felicidad, separad de mi pensamiento todo sentimiento de envidia y de celos.Para nuestros enemigos y para los que nos quieren malJess dijo: Amad tambin a vuestros enemigos. Esta mxima es lo sublime de la caridad cristiana; pero Jess no quiere decir con esto que debamos tener con nuestros enemigos la misma ternura que tenemos con nuestros amigos; nos quiso decir con estas palabras, que olvidemos sus ofensas, que les perdonemos el dao que nos han hecho, devolvindoles bien por mal. Adems el mrito que resulta de ello a los ojos de Dios, es manifestar a los ojos de los hombres la verdadera superioridad.OracinDios mo, yo perdono a N... el mal que me ha hecho y el que ha querido hacerme, as como deseo que vos me perdonis, y que l mismo me perdone lo que yo haya podido hacer contra l. Si lo habis colocado a mi paso como una prueba, que se cumpla vuestra voluntad. Desviad de m, Dios mo, la idea de maldecirle y todo deseo malvolo contra l. Haced que yo no experimente ninguna alegra por las desgracias que pueda tener, ni pena por los bienes que puedan concedrsele, con el fin de no manchar mi alma con pensamientos indignos de un cristiano.Seor, que vuestra bondad se extienda sobre l y le conduzca mejores sentimientos respecto a m. Espritus buenos, inspiradme el olvido del mal y el recuerdo del bien. Que ni el odio, ni el rencor, ni el deseo de volverle mal por mal, entren en mi corazn, porque el odio y la venganza slo pertenecen a los espritus malos, encarnados y desencarnados. Por el contrario, que est pronto a tenderle fraternalmente la mano a volverle bien por mal y a socorrerle si me es posible.Deseo, para probar la sinceridad de mis palabras, que se me ofrezca la ocasin de serle til; pero sobre todo, Dios mo, preservadme de hacer nada por orgullo u ostentacin confundindole con una generosidad humillante, lo que me hara perder el fruto de mi accin, porque entonces merecera que se me aplicasen aquellas palabras de Cristo: T recibiste ya la recompensa. Accin de gracias por el bien concedido a nuestros enemigosEl no desear mal a sus enemigos, es ser caritativo a medias; la verdadera caridad requiere que les deseemos el bien, y que nos alegremos por las gracias que Dios les concede. OracinDios mo, en vuestra justicia habis querido alegrar el corazn de N... os doy las gracias por l, a pesar del mal que me ha hecho o ha procurado hacerme.Si se aprovechase de ello para humillarme, lo aceptar como una prueba para m, ejerciendo la caridad.Espritus buenos que me protegis, no permitis que tenga por ello ningn pesar; desviad de m la envidia y los celos que degradan; inspiradme, por el contrario, la generosidad que eleva. La humillacin est en el mal y no en el bien, y sabemos que tarde o temprano se har a cada uno justicia segn sus obras.Oracin para un nio recin nacidoLos espritus no llegan a la perfeccin sino despus de haber pasado por las pruebas de la vida corporal: los que estn errantes esperan que Dios les permita volver a tomar otra existencia que debe proporcionarles un medio de adelantamiento, ya sea por la expiacin de sus faltas pasadas por medio de vicisitudes, a las que se han sometido, ya. sea tambin cumpliendo una misin til a la humanidad. Su adelantamiento y su felicidad futura sern proporcionados a la manera como habrn empleado el tiempo que deben pasar en la Tierra. El encargo de guiar sus primeros pasos y dirigirles hacia el bien est confiado a sus padres, que respondern ante Dios del modo como hayan cumplido su mandato. Para facilitar esta ejecucin, Dios ha hecho del amor paternal y del amor filial una ley de la naturaleza, ley que no se viola jams impunemente.Oracin. (Dichas por los padres)Espritu que te has encarnado en el cuerpo de nuestro hijo, bien venido seas entre nosotros; Dios Todopoderoso que lo habis enviado, bendito seis.Este es un depsito que nos ha sido confiado, del que debemos dar cuenta en su da. Si pertenece a la nueva generacin de los espritus que debe poblar la Tierra, gracias, Dios mo, por este favor! Si es un alma imperfecta, nuestro deber es ayudarla a progresar en el camino del bien, por nuestros consejos y buenos ejemplos; si cae en el mal por culpa nuestra, de ello responderemos ante vos, porque no habremos cumplido nuestra misin respecto a l.Seor, sostenednos en nuestro trabajo y dadnos fuerza y voluntad para cumplirlo. Si este nio debe ser objeto de nuestras pruebas, que se cumpla vuestra voluntad!Espritus buenos que habis venido a presidir su nacimiento y debis acompaarle durante su vida, no lo abandonis. Separad de l a los espritus imperfectos que pudieran inducirle al mal; dadle fuerza para resistir a sus sugestiones y el valor para sufrir con paciencia y resignacin las pruebas que le esperan en la Tierra.OtraDios mo, me habis confiado la suerte de uno de vuestros espritus; haced, Seor, que sea digno del deber que se me ha impuesto; concededme vuestra proteccin; iluminad mi inteligencia con el fin de que pueda discernir con tiempo las tendencias del que debo preparar para entrar en vuestra paz.OtraDios clementsimo, puesto que habis tenido a bien permitir al espritu de este nio que venga a sufrir las pruebas terrestres para hacerle progresar, dadle la luz a fin de que aprenda a conoceros, amaros y adoraros.Haced, por vuestro poder infinito, que esta alma se regenere eh el manantial de vuestras divinas instrucciones; que bajo el amparo de su ngel de la guarda, su inteligencia se aumente, se desarrolle y le ensee el camino que conduce a vos; que la ciencia del Espiritismo sea la luz brillante que le ilumine a travs de los escollos de la vida; que sepa, en fin, apreciar toda la inmensidad de vuestro amor, que nos prueba para fortificamos.Seor, echad una mirada paternal sobre la familia a que habis confiado esta alma; que pueda comprender la importancia de su misin y haced germinar en este nio las buenas semillas, hasta el da en que l mismo pueda, por sus propias aspiraciones, elevarse solo hacia vos.Dignaos, Oh Dios mo, escuchar esta humilde plegaria, en nombre y por los mritos del que dijo: Dejad venir a m los nios, porque el reino de los cielos es para los que se les parecen.Para un agonizanteLa agona es el preludio de la separacin del alma y del cuerpo; se puede decir que en este momento el hombre slo tiene un pie en este mundo y el otro fuera de l.Este trnsito es algunas veces penoso para los que estn muy ligados a la materia y han vivido ms para los bienes de este mundo que para los del otro, o cuya conciencia est agitada por los pesares y remordimientos: en aquellos, por el contrario, cuyos pensamientos se han elevado hacia el infinito y se han desprendido de la materia, los lazos se desatan con ms facilidad, y los ltimos momentos nada tienen de doloroso; el alma est entonces unida al cuerpo por un hilo, mientras que en la otra posicin est unida a l por profundas races; de todos modos la oracin ejerce una accin poderosa en el trabajo de la separacin. OracinDios Todopoderoso y misericordioso, aqu tenis un alma que deja su envoltura terrestre para volver al mundo de los espritus, su verdadera patria; que pueda entrar all en paz, y que vuestra misericordia se extienda sobre ella.Espritus buenos que la habis acompaado en la Tierra, no la abandonis en este momento supremo; dadle fuerza para soportar los ltimos sufrimientos que debe padecer en la tierra para su adelantamiento futuro; inspiradle para que consagre al arrepentimiento de sus faltas los ltimos destellos de inteligencia que le restan o que pueden volverle momentneamente.Dirigid mi pensamiento a fin de que su accin haga menos penosa la separacin, y que lleve en su alma, en el momento de dejar la Tierra, los consuelos de la esperanza.Oraciones para los que ya no estn en la tierraPara los recin fallecidosLas oraciones por los espritus que acaban de dejar la Tierra, no tienen slo por objeto el darles un testimonio de simpata, sino que tienen tambin por objeto ayudar a su desprendimiento, y por lo tanto, abreviar la turbacin que sigue siempre a la separacin, y darles ms calma al despertar. Pero tambin en sta, como en cualquier otra circunstancia, la eficacia est en la sinceridad del pensamiento y no en la abundancia de palabras dichas con ms o menos pompa, y en las cuales muchas veces el corazn no forma ninguna parte.Las oraciones que parten del corazn, resuenan alrededor del espritu, cuyas ideas estn an confusas, como las voces amigas que nos sacan del sueo. Oracin Dios Todopoderoso, que vuestra misericordia se extienda sobre esa alma que acabis de llamar a Vos! Que las pruebas que ha sufrido en esta vida le sean tomadas en cuenta, y nuestras oraciones puedan aliviar y abreviar las penas que tenga an que sufrir como espritu!Espritus buenos que habis venido a recibirle, y sobre todo vos, su ngel de la guardia, asistidle para ayudarle a despojarse de la materia; dadle la luz y la conciencia de si mismo con el fin de sacarle de la turbacin que acompaa al trnsito de la vida corporal a la vida espiritual. Inspiradle el arrepentimiento de las faltas que haya cometido y el deseo de que le sea permitido el repararlas para activar su adelantamiento hacia la vida de eterna bienaventuranza.N... acabas de entrar en el mundo de los espritus, y sin embargo ests presente entre nosotros; nos oyes y nos escuchas, porque no hay ms diferencia entre t y nosotros que el cuerpo perecedero que acabas de dejar y que muy pronto ser reducido a polvo.Has dejado la grosera envoltura sujeta a las vicisitudes y a la muerte y slo conservas la envoltura etrea, imperecedera e inaccesible a los sufrimientos. Si no vives ya por el cuerpo, vives de la vida de los espritus, y esta vida est exenta de las miserias que afligen a la humanidad.Tampoco tienes el velo que oculta a nuestros ojos los resplandores de la vida futura; de hoy en adelante podrs contemplar nuevas maravillas, mientras que nosotros estamos an sumergidos en las tinieblas.Vas a recorrer el espacio y visitar los mundos con toda libertad, mientras que nosotros nos arrastramos penosamente sobre la tierra, en la que nos retiene nuestro cuerpo material, semejante para nosotros a una carga muy pesada.El horizonte del infinito va a desarrollarse delante de ti, y en presencia de tanta grandeza comprenders la voluntad de nuestros deseos terrestres, de nuestras ambiciones mundanas y de nuestros goces ftiles de que los hombres hacen sus delicias.La muerte es slo para los hombres una separacin material de algunos instantes. Desde el lugar del destierro en donde nos retiene an la voluntad de Dios, as como los deberes que tenemos que cumplir en la tierra, te seguiremos con el pensamiento hasta el momento en que se nos permita reunirnos a ti, as como t te has reunido con los que te han precedido.Si nosotros no podemos ir a tu lado, t puedes venir al nuestro. Ven, pues, entre los que te aman y que has amado; sostenles en las pruebas de la vida, vela por los que te son queridos, protgeles segn tu poder y calma sus pesares con el pensamiento de que eres ms feliz ahora y con la consoladora certeza de estar reunidos un da en mundo mejor.En el mundo donde ests deben extinguirse todos los resentimientos terrestres. Que a ellos seas inaccesible para tu felicidad futura! Perdona, pues, a los que han podido hacerte algn agravio, como ellos te perdonan el que t puedes haberles hecho.Nota: Pueden aadirse a esta oracin, aplicable a todos, algunas palabras especiales, segn las circunstancias particulares de familia o de relacin y la posicin del difunto. Si se trata de un nio, el Espiritismo nos ensea que ste no es un espritu de creacin reciente, sino que ha vivido ya y puede ser tambin muy avanzado. Si su ltima existencia ha sido corta es porque no era ms que un complemento de la prueba, o deba ser una prueba para su padres. Otra oracinSeor Todopoderoso, que vuestra misericordia se extienda sobre nuestros hermanos que acaban de dejar la Tierra! que vuestra luz resplandezca a sus ojos! Sacadles de las tinieblas, abridles los ojos y los odos! que vuestros espritus les rodeen y les hagan or las palabras de paz y de esperanza!Seor, por indignos que seamos nos atrevemos a implorar vuestra misericordiosa indulgencia en favor de aqul de nuestros hermanos que acaba de ser llamado del destierro; haced que su regreso sea el del hijo prdigo. Olvidad, Oh Dios mo! las faltas que ha podido cometer, para acordaros del bien que hizo. Vuestra justicia es inmutable, lo sabemos, pero vuestro amor es inmenso; os suplicamos que aplaquis vuestra justicia por ese manantial de bondad que mana de vos.Que la luz se haga por ti, hermano mo, que acabas de dejar la Tierra! Que los buenos espritus del Seor desciendan hacia ti, rodendote y ayudndote a sacudir tus cadenas terrestres! Comprende y mira la grandeza de Nuestro Seor; somtete sin murmurar a su justicia, pero no desesperes jams de su misericordia. Hermano! que una formal mirada sobre tu pasado te abra las puertas del porvenir hacindote comprender las faltas que dejas detrs de ti y el trabajo que te queda para repararlas! Que Dios te perdone y que sus buenos espritus te sostengan y te animen! Tus hermanos de la tierra rogarn por ti y te piden que ruegues por ellos. Para las almas que sufren y piden oracionesPara comprender el alivio que la oracin puede procurar a los espritus que sufren, es menester referirse a su modo de accin, que se ha explicado ms arriba.El que est penetrado de esta verdad, ruega con ms fervor por la certeza de que no ruega en vano.OracinDios clemente y misericordioso, haced que vuestra bondad se extienda sobre todos los espritus que desean nuestras oraciones, y particularmente sobre el alma de N...Espritus buenos cuya nica ocupacin es el bien, interceded conmigo para su alivio. Haced que resplandezca a sus ojos un rayo de esperanza, y que la divina luz les ilumine y les haga ver las imperfecciones que les alejan de la morada de los bienaventurados. Abrid su corazn al arrepentimiento. Hacedles comprender que por su esfuerzo pueden abreviar el tiempo de sus pruebas.Que Dios con su bondad les d fuerza para perseverar en sus buenas resoluciones! Que estas palabras benvolas puedan mitigar sus penas demostrndoles que hay en la tierra quien toma parte en ellas y que desea su felicidad.Para los espritus arrepentidosSeria injusto colocar en la categora de los malos espritus a los que sufren y, arrepentidos, piden oraciones; stos han podido ser malos, pero ya no lo son, desde el momento que reconocen sus faltas y sienten haberlas cometido; slo son desgraciados y algunos empiezan a gozar de una felicidad relativa.Oracin. Dios de misericordia, que aceptis el arrepentimiento sincero del pecador, encarnado o desencarnado, aqu tenis un espritu que se ha complacido en el mal, pero que reconoce sus faltas y entra es el buen camino; dignaos, Dios mo, recibirle como a un hijo prdigo, y perdonadle.Espritus buenos cuya voz ha desconocido, de aqu en adelante quiere escucharos; permitid que pueda entrever la felicidad de los elegidos del Seor, con el fin de que persista en el deseo de purificarse para conseguirla; sostenedle en sus buenas resoluciones y dadle fuerza para resistir sus malos instintos.Espritu de N..., os felicitamos por vuestra conversin, y damos gracias a los buenos espritus que os han ayudado.Si antes os complacais en el mal es porque no comprendais cun dulce es el goce de hacer el bien; os considerabais tambin demasiado bajo para poder conseguirlo; pero desde el instante en que habis puesto el pe en el buen camino, una nueva luz ha brillado para vos; habis empezado a disfrutar de una felicidad desconocida, y la esperanza ha entrado en vuestro corazn. Es que Dios escucha siempre la oracin del pecador arrepentido y no rechaza a ninguno de los que vienen a El. Para volver a entrar completamente en la gracia del Seor, aplicaos, desde hoy en adelante, no slo a no hacer el mal, sino a hacer el bien, y sobre todo a reparar el mal que habis hecho; entonces habris satisfecho a la justicia de Dios; cada buena accin borrar una de vuestras faltas pasadas.El primer paso est dado; cuanto ms avanzareis, tanto ms fcil y agradable os ser el camino. Perseverad, pues, y un da tendris la dicha de contaros entre los espritus buenos y felices.Para los espritus endurecidosSeor, dignaos mirar bondadosamente a los espritus imperfectos que aun estn en las tinieblas de la ignorancia y os desconocen, y particularmente al de N....Espritus buenos, ayudadnos para que le hagamos comprender que induciendo a los hombres al mal, obcecndoles y atormentndoles, prolonga sus propios sufrimientos; haced que el ejemplo de la felicidad que vosotros gozis sea un estimulo para l.Espritu que an te complaces en el mal, acabas de or la oracin que hacemos por ti; esto debe probarte que deseamos hacerte bien aunque t hagas mal.Eres desgraciado porque es imposible ser feliz siendo malo Por qu, pues, te detienes en este estado, cuando de ti depende salir de l? Echa una mirada sobre los buenos espritus que te rodean; mira cun felices son, y si no sera mucho ms agradable para ti el gozar de la misma felicidad.Dirs que te es imposible, pero nada hay imposible para el que quiere, porque Dios te ha dado, como a todas sus criaturas, la libertad de elegir entre el bien y el mal, es decir, entre la felicidad y la desgracia; nadie est condenado al mal. Si tienes la voluntad de hacer este ltimo, podras tambin tener la de hacer el bien y ser feliz.Vuelve tus ojos hacia Dios, elvate un slo momento hacia El con el pensamiento, y un rayo de su luz divina te iluminar. Di con nosotros esas sencillas palabras: Dios mo, me arrepiento, perdname! Prueba arrepentirte y hacer bien en vez de hacer mal, y vers cmo al mismo tiempo se extender sobre ti, su misericordia, y un bienestar desconocido vendr a reemplazar las angustias que sufres.Una vez que hayas dado un paso en el buen camino, el resto te ser fcil. Entonces comprenders cunto tiempo has perdido por tu culpa para alcanzar tu felicidad; pero un porvenir radiante y lleno de esperanza se abrir delante de ti, y te har olvidar tu miserable pasado lleno de turbacin y de tormentos morales, que para ti seran el Infierno, si hubiesen de durar eternamente. Vendr da en que esos tormentos sern tales que quisieras a todo precio hacerlos cesar; pero cuanto ms esperares ms difcil te ser. No creas que permanezcas siempre en este estado; no, es imposible; tienes delante de ti dos perspectivas: la una es la de sufrir ms que no sufres ahora, y la otra la de ser feliz como los buenos espritus que te rodean; la primera es inevitable si persistes en tu obstinacin; un simple esfuerzo de tu voluntad basta para sacarte del mal paso en que estis. Date prisa, pues, porque cada da que retardas, es un da perdido para tu felicidad.Espritus buenos, haced que estas palabras encuentren acceso en esa alma aun atrasada, a fin de que la ayuden a acercarse a Dios. As os lo suplicamos en nombre de Jesucristo, que tan gran poder tuvo sobre los espritus malos.Para los enfermos y obcecadosPara los enfermosLas enfermedades son parte de las pruebas y de las vicisitudes terrestres; son inherentes a lo grosero de nuestra naturaleza material y a la inferioridad del mundo que habitamos. Las pasiones y los excesos de todas clases siembran en nosotros grmenes malsanos, muchas veces hereditarios. En mundos ms avanzados fsica y moralmente, el organismo humano, ms purificado y menos material, no est sujeto a las mismas dolencias, y el cuerpo no est minado sordamente por los estragos de las pasiones. Es menester, pues, resignarse a sufrir las consecuencias del centro en que nos coloca nuestra inferioridad, hasta que hayamos merecido cambiarlo. Entretanto no debe esto impedirnos hacer lo que dependa de nosotros para mejorar nuestra posicin actual; pero si a pesar de nuestros esfuerzos no podemos conseguirlo, el Espiritismo nos ensea a soportar con resignacin nuestros males pasajeros.Si Dios no hubiese querido que los sufrimientos corporales fueran disipados o aliviados en ciertos casos, no hubiese puesto medios curativos a nuestra disposicin; su previsora solicitud, con respecto a esto, acorde con el instinto de conservacin, indica que est en nuestro deber el buscarlos y aplicarlos.Al lado de la medicacin ordinaria elaborada por la ciencia, el magnetismo nos ha hecho conocer el poder de la oracin fludica; despus el Espiritismo ha venido a revelarnos otra fuerza en la mediumnidad curativa y la influencia de la oracin. Oracin. (Para que la diga el enfermo). Seor, vos sois la suma justicia; la enfermedad que habis querido enviarme debo merecerla, porque vos jams afligs sin causa.Para mi curacin me someto a vuestra infinita misericordia; si os place volverme la salud, que vuestro santo nombre sea bendito; si por el contrario debo sufrir an, que as mismo sea bendito; me someto sin murmurar a vuestros divinos decretos, porque todo lo que haris no puede tener otro objeto que el bien de vuestras criaturas.Haced, Dios mo, que esta enfermedad sea para m un aviso saludable y me haga poner sobre m mismo; la acepto como una expiacin del pasado y como una prueba para mi fe y sumisin a vuestra santa voluntad. Oracin. (Para el enfermo). Dios mo, vuestras miras son impenetrables y en vuestra sabidura habris credo deber afligir a N... con la enfermedad. Os suplico echis una mirada de compasin sobre sus sufrimientos y os dignis ponerles un trmino.Espritus buenos, ministros del Todopoderoso, os ruego que secundis mi deseo de aliviarle; haced que mi oracin vaya a derramar un blsamo saludable en su cuerpo y el consuelo en su alma.Inspiradle la paciencia y la sumisin a la voluntad de Dios, dadle fuerza para sobrellevar sus dolores con resignacin cristiana a fin de que no pierda er fruto de esta prueba. Oracin. (Para el mdium que cura). Dios mo, si os dignis serviros de m, aun cuando soy indigno puedo curar este sufrimiento si tal es vuestra voluntad, porque tengo fe en vos, mas sin Vos nada puedo. Permitid a los buenos espritus que me penetren con su fluido saludable con el fin de que yo lo transmita al enfermo, y desviad de m todo pensamiento de orgullo y de egosmo que pudiese alterar su pureza.Para los obsesadosLa obsesin es la accin persistente que un espritu malo ejerce sobre un individuo. Presenta caracteres muy diferentes, desde la simple influencia moral, sin seales exteriores sensibles, hasta la perturbacin completa del organismo y de las facultades mentales. Altera todas las facultades med- anmicas y, en la mediumnidad por la escritura, se conoce por la obstinacin de un espritu en manifestarse, con exclusin de todos los otros.Los espritus malos pululan alrededor de la Tierra a consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. Su accin malhechora forma parte de las plagas que la humanidad sufre en la tierra. La obsesin, como las enfermedades y todas las atribuciones de la vida, debe, pues, ser considerada como una prueba o una expiacin, aceptada como tal.De la misma manera que las enfermedades son resultado de las imperfecciones fsicas que hacen al cuerpo accesible a las influencias perniciosas exteriores, la obsesin lo es siempre de una imperfeccin moral que da acceso a uno o varios espritus malos. A una causa fsica, se opone otra fuerza fsica; a una causa moral, es preciso poner otra fuerza moral. Para precaver las enfermedades se fortifica el cuerpo; para precaverse de la obsesin, es preciso fortificar el alma. De esto se deduce que el obsesado debe trabajar por su propio mejoramiento, lo que muchas veces basta para desembarazarse del obsesor sin el socorro de personas extraas. Este socorro se hace necesario cuando la obsesin degenera en subyugacin y en posesin, porque entonces el paciente pierde a veces su voluntad y su libre albedro. La obsesin es casi siempre producto de una venganza ejercida por un espritu, y lo ms a menudo tiene su origen en las relaciones que el obsesado ha tenido con l en una existencia precedente. En los casos de obsesin grave, el obsesado est como envuelto e impregnado de un fluido pernicioso que neutraliza la accin de los fluidos saludables y los rechaza.De este fluido es preciso desembarazarle y, un mal fluido no puede ser rechazado por otro fluido malo.Por una accin idntica a la de un mdium curandero, en el caso de enfermedad, es menester expulsar el fluido malo con la ayuda de un fluido mejor, que en cierto modo produce el efecto de un reactivo. Esta es la accin mecnica, pero no basta: tambin, y sobre todo es necesario "obrar sobre el ser inteligente", al que es preciso tener el derecho de hablar con autoridad, y esta autoridad corresponde slo a la superioridad moral; cuanto ms grande es sta, tanto mayor es la autoridad.Es necesario hacer ms; para asegurar el libramiento, es preciso conducir al espritu perverso a renunciar a sus malos designios, es menester hacer nacer en l el arrepentimiento y deseo del bien, con ayuda de instrucciones hbilmente dirigidas en evocaciones particulares hechas con la mira de la educacin moral; entonces puede tenerse la doble satisfaccin de librar a un encarnado y de convertir a un espritu imperfecto.La tarea se hace ms fcil cuando el obsesado, comprendiendo su situacin, presta su concurso con la voluntad y la oracin; no sucede lo mismo cuando est seducido por el espritu engaador, cuando se hace ilusiones sobre las cualidades del que le domina, complacindose en el error en que le tiene este ltimo, porque entonces, lejos de secundar, rechaza toda asistencia. Es el caso de la fascinacin, siempre infinitamente ms rebelde que la subyugacin ms violenta.En todos los casos de obsesin, la oracin es un poderoso auxiliar para obrar contra el espritu obsesor.Oracin. (Para que la diga el obsesado). Dios mo, permitid a los buenos espritus que me libren del espritu malhechor que se ha unido a m. Si es una venganza que ejerce por los males que le hubiese hecho en otro tiempo, vos lo permits, Dios mo, para mi castigo, y sufro la consecuencia de mi falta. Que mi arrepentimiento merezca vuestro perdn y mi liberacin! Pero cualquiera que sea el motivo que tenga, solicito vuestra misericordia para l. Dignaos facilitarle el camino del progreso, que le desviar del pensamiento de hacer el mal. Que por mi parte, volvindole bien por mal, pueda conducirle a mejores sentimientos.Pero tambin s, Dios mo, que mis imperfecciones son las que me hacen accesible a las influencias de los malos espritus. Dadme la luz necesaria para conocerles y, sobre todo, combatid en m el orgullo que me ciega para que no vea mis efectos.Cul puede ser, pues, mi indignidad, puesto que un ser malhechor puede mortificarme?Haced, Dios mo, que esta desgracia que mi vanidad merece, me sirva de leccin para el porvenir, que me mortifique en la resolucin que tomo de purificarme con la prctica del bien, de la caridad y de la humanidad, con el fin de oponer para siempre una barrera a las malas influencias.Seor, dadme fuerza para soportar esta prueba con paciencia y resignacin: comprendo que, como todas las otras pruebas, debe ella ayudar mi adelantamiento si no pierdo su utilidad con mi murmuracin, puesto que me proporciona la ocasin de manifestar mi sumisin y de ejercer la caridad hacia un hermano desgraciado, perdonndole el mal que me hace. Oracin. (Para el obsesado). Dios Todopoderoso, dignaos darme poder para librar a N... del mal espritu que le obsesa; si entra en vuestros designios poner trmino a esta prueba, concededme la gracia de hablarle con autoridad.Espritus buenos que me asists, y vos, su ngel de la guarda, prestadme vuestro auxilio y ayudadme a desembarazarle del fluido impuro que le rodea.En nombre de Dios Todopoderoso, conjuro al espritu malhechor que le atormenta a que se retire.Oracin. (Para el espritu obsesor). Dios infinitamente bueno, imploro vuestra misericordia para el espritu que obsesa a N...; hacedle entrever la claridad divina, a fin de que vea el falso camino en que est. Espritus buenos, ayudadme para hacerle com