España México
-
Upload
julio-cardenas -
Category
Documents
-
view
212 -
download
0
description
Transcript of España México
LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN EL FRANQUISMO
Se ha llegado a calificar de destrucción de la ciencia en España el resultado
conjunto de la guerra civil, el exilio de científicos (una gran mayoría
identificados con el bando republicano) y la represión que las autoridades
franquistas ejercieron sobre los que permanecieron en España. Esta se
expresó en una concienzuda depuración de funcionarios públicos y en
particular de la Universidad y la enseñanza media y primaria
(véase Depuración franquista del magisterio español) y de la Junta de
Ampliación de Estudios, que se optó por refundar en una nueva planta
como Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, 1939), controlado
por políticos de formación intelectual (José Ibáñez Martín, que también era
Ministro de Educación y Ciencia) y científicos (José María Albareda Herrera),
en ambos casos fuertemente identificados con el nacionalcatolicismo.
La actividad científico-tecnológica durante el franquismo dependió
estrechamente de la peculiar posición internacional de España. Durante
la Segunda Guerra Mundial osciló entre la fidelidad a las potencias del Eje y la
neutralidad, dando paso a un duro aislamiento internacional acentuado con una
opción consciente por una política de autarquía. Los años cincuenta
significaron el acercamiento a los Estados Unidos (por ejemplo, la producción
de penicilina en Aranjuez desde 1951) y una cada vez mayor apertura con
criterios desarrollistas y tecnocráticos, sobre todo tras el Plan de Estabilización
de 1959. La política científica, de muy escaso peso presupuestario, permitió
reconstruir un débil tejido investigador, en el que destacaban meritorias
individualidades (algunas de ellas recuperadas del exilio) y un selecto grupo de
instituciones: El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA, 1942;
el INTASAT, primer satélite español, se lanzó en 1974), la Junta de Energía
Nuclear(1951, dirigida de 1958 a 1974 por José María Otero de Navascués; el
primer reactor nuclear para obtención de energía eléctrica se abrió en 1968 —
Central nuclear José Cabrera—, incluso se especuló con la posibilidad de
desarrollar un arma nuclear), la Comisión Asesora de Investigación Científica y
Técnica (CAICYT, 1958), o el Fondo Nacional para el Desarrollo de la
Investigación Científica (FNDIC, 1964).
Una prestigiosa institución de iniciativa personal, el Instituto Técnico de la
Construcción y la Edificación, creado en 1934 por Eduardo Torroja, pasó a
integrarse en el CSIC (actualmente es denominado Instituto de Ciencias de la
Construcción Eduardo Torroja). También en el CSIC se integró el Centro de
Investigaciones Biológicas, creado en 1953 a iniciativa de Gregorio Marañón.
En cambio, instituciones de gran proyección con anterioridad a la guerra (y que
durante esta siguieron funcionando en condiciones heroicas) quedaron
desmanteladas por el ostracismo al que se sometió a sus equipos, como el
laboratorio de genética del Museo de Ciencias Naturales que no se recuperó
hasta los años ochenta.
La vinculación de los científicos e instituciones españoles con sus homólogos
internacionales no pasó en la mayor parte de las disciplinas de lo que se puede
denominar seguimiento: el Año Geofísico Internacional (1957-1958), momento
crucial que significó el cambio de paradigma o revolución wegeneriana contó
con un modesta participación española. La alianza militar con los Estados
Unidos propició que el programa espacial estadounidense abriera instalaciones
en España el Madrid Deep Space Communications Complex (MDSCC), en
Robledo de Chavela y en Fresnedillas de la Oliva, donde realizó su
actividad Luis Ruiz de Gopegui; mientras que la actividad de la Estación
Sismológica de Sonseca, vinculada a la detección de pruebas nucleares, fue
mucho más discreta y sin prácticamente ninguna participación española hasta
los años setenta.
Científicos de alto nivel de muy distintas especialidades desarrollaron su
actividad en la España del franquismo: Pedro Puig Adam y Sixto
Ríos (matemáticas), Juan José López Ibor y Juan Antonio Vallejo-
Nágera (psiquiatría),Ignacio Barraquer y José Barraquer (oftalmología),
Salvador Gil Vernet y Antonio Puigvert (urología), Francisco Bonilla
Martí (obstetricia y ginecología), etc.
En 1943 se creó la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la
Universidad Complutense de Madrid (Manuel de Torres, Valentín Andrés
Álvarez,José Castañeda Chornet, Heinrich von Stackelberg), y entre 1957 y
1968 la Facultad de Ciencias Económicas de Barcelona (Joan Sardá, Fabián
Estapé).
La tecnología automovilística tuvo un lento desarrollo tras la posguerra a través
de empresas privadas como la de Eduardo Barreiros (Barreiros (automoción),
1954-1978), y sobre todo mediante la iniciativa estatal del Instituto Nacional de
Industria (INI): SEAT (1950, con inicial apoyo tecnológico de la italiana Grupo
Fiat y ENASA-Pegaso (automóviles) (Wifredo Ricart, 1946).
La llegada a España del primer microscopio electrónico fue al Instituto de
Óptica del CSIC (1948), la fundación Juan March dotó de otro a la Escuela de
Ingenieros Industriales de Barcelona (1961) y el Banco de España y otras
instituciones financieras públicas al Centro de Investigaciones Biológicas en
1962. Luis Bru había fundado la Sociedad Española de Microscopía
Electrónica (1956) y el Centro Nacional de Microscopía Electrónica (1957), que
dispuso de otro aparato desde 1965. La Escuela de Ingenieros Industriales de
Madrid obtuvo otro del Ministerio de Educación proporcionado por la Ayuda
Americana (programa de compensación por el uso de las bases militares de
Estados Unidos en España).
LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA EN LA DEMOCRACIA
Los diferentes gobiernos de la democracia, desde la transición (1975-1978)
hasta la actualidad, se encontraron con la necesidad de potenciar las
instituciones científicas, y sobre todo la coordinación de las instituciones
públicas (universidades, centros de investigación, nuevas instituciones creadas
por las Comunidades Autónomas) con las empresas privadas, cuya
participación en el esfuerzo investigador era muy inferior al de los países
desarrollados a los que la economía española estaba convergiendo (OCDE).
La planificación científica se pretendía hacer de forma acorde con los nuevos
planteamientos de integración I+D o I+D+I (investigación y
desarrollo o investigación, desarrollo e innovación), especialmente con
el proceso de integración en las Comunidades Europeas (1986, año de
la Técnico Ley de la Ciencia, que ha dado nombre a una generación de
investigadores ).
La recepción de la actividad científica española, medida en términos de
impacto de las publicaciones y de cifras comparativas de las universidades,
sitúa a las instituciones y científicos españoles en un estadio intermedio dentro
de las naciones más avanzadas, a pesar de los sesgos usuales en ese tipo de
estudios: sesgos geográficos y lingüísticos (sobrerrepresentación de los países
anglosajones que tienden a minusvalorar la producción de países de la
«periferia científica», en los que se solía incluir a España) y temáticos
(infrarrepresentación de las ciencias sociales y humanas, lo que perjudica una
parte sustancial de la producción científica española). Aunque, en ocasiones, la
presencia española en comunicaciones de alto nivel es anormalmente alta en
algunos sectores científicos. Para la primera década del siglo XXI, se ha
llegado a hablar de la nueva edad de plata de España, sostenida en un
incremento de las inversiones cuya dudosa continuidad a partir de la crisis de
2008 ha generado un debate político con participación de la élite científica.
Las distintas modalidades de los Premios Príncipe de Asturias (gestionado por
una fundación nacional) y delPremio Rey Jaime I (gestionado por la Comunidad
Valenciana), se han situado entre los más prestigiosos en la órbita científica
internacional. Ya en el siglo XXI, desde el año 2001 se viene concediendo
el Premio Nacional de Investigación en diez categorías disciplinares.
La explotación del excepcional yacimiento de Atapuerca ha convertido a
España en el centro mundial de lapaleoantropología, y a sus investigadores
(dirigidos desde 1976 por Emiliano Aguirre y desde 1990 por Juan Luis
Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell) en autoridades
de máximo reconocimiento internacional.
En muchas ramas de las ciencias físico-naturales los investigadores españoles
han realizado contribuciones importantes; particularmente en las ciencias
médicas, destacando las múltiples derivaciones de la biología
molecular: Santiago Grisolía (bioquímica; en el equipo de Severo Ochoa desde
1944, en las últimas décadas del siglo XX ha pasado a dirigir instituciones
científicas en España y otros países), Federico Mayor Zaragoza(cofundador y
director del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), presidente del
CSIC, Ministro de Educación —de 1981 a 1982— y director general de
la UNESCO —de 1987 a 1999—), Mariano Barbacid y Joan
Massagué (oncología), Antonio García-Bellido, Ginés Morata, Xavier
Estivill (genética), Eladio Viñuela (virología),Bernat Soria (investigador
con células madre, que llegó a Ministro de Sanidad —de 2007 a 2009—), Juan
José Badiola (priones y enfermedades emergentes). Otros campos destacados
son el de la obstetricia y fertilidadhumana (Fernando Bonilla —Hospital Clínico
de Valencia—, Antonio Pellicer —IVI Instituto Valenciano de Infertilidad—
y Santiago Dexeus —en la Clínica Dexeus se realizó la primera fecundación in
vitro de España, 12 de julio de 1984, por el ginecólogo Pedro Barri y la
bióloga Anna Veiga ) y el de los trasplantes: Josep Maria Caralps (primer
trasplante de corazón efectivo (1983, tras el cuestionable intento
del tardofranquismo), Enrique Moreno González (trasplantes
abdominales), Pedro Cavadas (trasplante de cara). El sistema español, basado
en la Organización Nacional de Trasplantes (1989) se ha convertido en líder
mundial, y ha sido considerado modelo a implantar en el resto de la Unión
Europea.
En otras disciplinas, pueden citarse a Miguel Delibes de Castro (director de
la Estación Biológica de Doñana), Fernando González
Bernáldez (ecología),Francisco Anguita (planetología), Federico García
Moliner (física del estado sólido), Rolf Tarrach Siegel (física teórica), Javier
Tejada Palacios(magnetismo cuántico), Juan Ignacio Cirac (teoría cuántica de
la información) Miguel de Guzmán (matemáticas), etc.
Se diseñó un relativamente modesto programa espacial que consiguió poner en
órbita el primer satélite de tecnología íntegramente española en 1997
(MINISAT 1); aunque lo característico de la investigación en este campo, así
como en el aeronáutico, es la integración en los programas europeos (Agencia
Espacial Europea, Airbus). El hasta ahora único astronauta español, Pedro
Duque, efectuó su primera misión espacial con la NASA en 1998 (el
madrileño Miguel López-Alegría, de nacionalidad estadounidense, lo había
hecho en 1995). En astronomía, el Instituto de Astrofísica de Canarias(fundado
en 1975 sobre la base del Observatorio del Teide) se convirtió en una
institución puntera a nivel mundial, gracias a la participación internacional
atraída por las inmejorables condiciones naturales del archipiélago para la
observación astronómica. Otra gran instalación científica, en construcción
desde 2004 y que se prevé terminar en 2011 es el sincrotrón ALBA.
La Junta de Energía Nuclear se transformó en 1986 en el CIEMAT (Centro de
Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) abierto a otras
fuentes de energía, al tiempo que se producía la moratoria nuclear que
interrumpió la construcción de nuevas centrales (se llegaron a construir diez).
Con el tiempo, España se convirtió en un país líder en el desarrollo de
las energías alternativas, sobre todo la eólica y la solar.
Con inicial tecnología francesa y alemana complementada por tecnología
propia de TALGO, se creó en 1992 la primera línea ferroviaria de Alta
Velocidad (AVE) entre Madrid y Sevilla, que celebraba una Exposición
Universal. La ampliación del trazado hubo de esperar a los primeros años del
siglo XXI (no llegó a Barcelona hasta 2008), y para el 2010 se prevén 2230 km,
que la convertirán en la mayor del mundo.
Algunos sectores, como el automóvil, que habían dejado de ser punteros,
encontraron en la España de los años setenta y ochenta una localización
idónea por su cercanía al mercado europeo y la ventaja competitiva de los
salarios.
Ausente de las dos primeras convocatorias del Año Polar Internacional (1882 y
1932), por primera vez España participó en el de 2008-2009, con base en los
veinte años de experiencia de los buques de investigación oceanográfica Las
Palmas (A-52) y Hespérides (A-33), y las bases antárticas de España (Base
Antártica Juan Carlos I en la Isla Livingston, 1988; Base Antártica Gabriel de
Castilla, Isla Decepción, 1989) y tras adherirse al Tratado Antártico en 1982. La
primera expedición científica española a la Antártida había respondido a una
iniciativa asociativa (España en la Antártida, 1982, que fletó la goleta Idus de
Marzo desde Candás, con la colaboración del Instituto Español de
Oceanografía y del Centro Regional de Investigaciones Acuáticas de Asturias),
a partir de la cual se realizaron los contactos que permitieron colaborar con las
campañas australes de Chile (1984-1985) y Alemania (buque Polastern, 1986).
La expedición científico-pesquera de 1987, que incluía dos arrastreros, permitió
a España ingresar como miembro consultivo en la Convención para la
Conservación de Recursos Vivos Antárticos.223 La modernización de la flota
pesquera española, una de las mayores del mundo, su reconversión,
redimensionamiento y adaptación a las cambiantes condiciones (biológicas,
jurídicas y de competencia) de la pesca mundial fue una de las cuestiones
tecnológico-económicas más significativas de las últimas décadas del siglo XX.
Bibliografía
Sánchez Ron, José Manuel: Cincel, martillo y piedra. Historia de la ciencia en España. Madrid, Taurus, 1999.
López Ocón, Leoncio. Breve Historia de la ciencia española. Madrid: Alianza, 2003. ISBN 84-206-5626-7.