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CUADERNOS de pensamiento político

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ESPAÑA AL DESNUDO(1931-2007)MANUEL RAMÍREZ JIMÉNEZ Editorial Encuentro, Madrid, 2008

El libro España al desnudo (1931-2007) cons-tituye un excelente remate, provisional, de la fe-cunda obra del profesor Manuel Ramírez Jimé-nez, catedrático de Derecho Político en laUniversidad de Zaragoza que en los años se-tenta lo fue en Santiago de Compostela, des-pués de haber enseñado esa misma materia enlas Universidades de Granada y San Sebastián,así como en la Escuela Diplomática. La provi-sionalidad se debe a que el autor seguirá, porfortuna, trabajando y publicando tal como lo hahecho hasta ahora, con admirables continuidady calidad. Además de haber participado enotros muchos, nuestro autor lo es en exclusivade veinte libros, de los que seis se han dedi-cado al actual sistema constitucional español.Sabe de lo que habla, lo que se muestra, ade-más, en sus “terceras” en ABC, menos fre-cuentes de lo que los lectores desearían.

La obra de la que aquí nos ocupamos tiene,sobre otras, una doble ventaja: su relativabrevedad, porque condensa en 200 páginasuna compleja evolución de tres cuartos de si-glo, y la claridad de una prosa que sabe di-vulgar sin perder profundidad. En la buenahuella de su maestro preferido, Francisco Mu-rillo Ferrol, dedicó muchas de sus energíascomo joven profesor al trabajo de seminariosen los que gozaba de “supremacía” por laspreferencias de sus alumnos, como bien su-braya el prologuista de este libro, el tambiéncatedrático Andrés Ollero Tassara.

El autor traza un rápido cuadro de las etapasvividas por los españoles desde la Constituciónde 1812, a la que dedica muy justos y atina-dos elogios. Quizá habría podido reservar al-guno para la canovista de 1876, en la que hayque tener en cuenta el tiempo que la precedió,tiempo de las guerras carlistas, de varios pro-nunciamientos militares, de una efímera Re-pública cantonalista e incluso de un intento fe-deralizante que –en sus palabras– “se conviertepronto en cascada de disgregación”. Aquelcasi medio siglo en paz permitió algún creci-miento económico e introdujo el hábito de laalternancia en el poder, aunque aquellos dospartidos tuvieran escasa base rriverista, llególa II República sin sangre, aunque, dice el au-tor, “ya habría bastante después” con un pro-letariado virulento cuyo mantenimiento fuerade la vida pública había sido, sin duda, el ma-yor fallo del sistema canovista.

El análisis que el autor hace de la II Repúblicaes sencillamente modélico por su serena ob-jetividad, ya desde el juicio sobre la Constitu-ción de 1931. Recuerda sus no pocas virtudespero no olvida el desdichado tratamiento deltema religioso que condujo a “utilizar la mismavía constitucional para amparar la disoluciónde la Compañía de Jesús”, por ejemplo. El ca-pítulo cuarto del libro examina agudamenteaquella “Constitución no integradora” para unaRepublica en cuya fase final alumbraban ya lostristes resplandores de una violencia que llevó

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a la dimisión de Alcalá Zamora y Miguel Maura,padres indudables del nuevo régimen.

El autor dedica un muy interesante capítulo alo que llama “El franquismo y la mentalidad he-redada”, recordando que sólo la citada Res-tauración canovista superó por breve tiempo aaquel régimen al que el autor califica atinada-mente de “autoritario” y no de totalitario, loque argumenta de una manera impecable. Esparticularmente aguda su síntesis de las dosgrandes etapas del franquismo posterior al fi-nal de la II Guerra Mundial: la primera, en la queel Régimen fue “empírico-conservador”, que seextiende desde 1945 hasta 1960 aproxima-damente y en la que fueron aprobadas por lasCortes “orgánicas” algunas leyes que lleganhasta la de Principios Fundamentales de 1958;y aquella otra etapa que él bautiza como “fran-quismo tecno-pragmático” y que dura hasta elfinal del Régimen. El profesor Ramírez prolongaeste análisis con un interesante capítulo dedi-cado a analizar la Transición a la democracia,un período que se inició con un optimismo–“entusiasmo”, es su palabra– superior a la“desilusión” que lo cerró. Lo que, por cierto, esmuy habitual en los grandes procesos registra-dos en el libro de Clío... Es muy tajante su afir-mación de que “Franco nunca pensó en un fran-quismo sin Franco”, tesis que este modestoreseñador comparte plenamente.

El libro, breve y muy jugoso, del profesor Ra-mírez se cierra con dos textos que (recono-ciéndole sus legítimos derechos de autor)bien merecerían ser editados en un folleto yampliamente distribuidos, sobre todo entreesta juventud actual a la que a menudo ve-mos como carente de una brújula que leoriente en la vida pública. Es, el primero, elpárrafo VI y último del penúltimo capítuloque es también el VI. Se titula “Los factores dela desilusión” y los enumera sin amargurapero con claridad. El segundo es el capítuloséptimo y último que analiza “la sociedadque padecemos,” un periodo continuador enel tiempo del “franquismo sociológico” quemuy bien definió Amando de Miguel pen-sando sobre todo en “la nueva clase mediaburguesa que tan importante papel jugó enlos momentos de la Transición,” en acertadaexpresión del profesor Ramírez. Su resumen fi-nal de los valores que deberían ser asimila-dos como propios por esta generación esmuy acertado. Como lo es su lamento sobrela difusión entre los jóvenes de un hedo-nismo y un consumismo que sin duda no fa-vorecen el esfuerzo sobre el que ha de asen-tarse una sociedad realmente próspera. Enresumen: un texto de grata y muy deseablelectura.

Carlos ROBLES PIQUER




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¿Quién es John McCain?FERNANDO ALONSO BARAHONACiudadela Libros. Colección Ensayo. Madrid, 2008. 240 págs.

Las elecciones a la Presidencia de los EstadosUnidos de América se celebran el 4 de no-viembre. A partir de esa fecha, el Presidentenúmero cuarenta y cuatro de la democracianorteamericana se convertirá en el líder másimportante del mundo moderno, y la seguri-dad, la estabilidad y el desarrollo globales es-tarán, en buena medida, relacionados con sucapacidad de liderazgo.

En Europa y América Latina, creadores de opi-nión y medios de comunicación se han de-cantado desde hace tiempo a favor de BarackObama, al que han convertido en una estrellamediática que ganaría claramente unas elec-ciones en las que no se permitiera votar a losciudadanos norteamericanos. Mientras tanto,John McCain continúa siendo un casi com-pleto desconocido. Algo parecido ocurrió enlas dos elecciones precedentes, en las que uninternacionalmente ridiculizado George W.Bush se convirtió, derrotando a Al Gore y JohnKerry, en el Presidente norteamericano másvotado de la historia.

Desde Estados Unidos la contienda entre de-mócratas y republicanos se prevé mucho másajustada que desde el resto del mundo. Elnorteamericano medio suele votar en funciónde la personalidad y valores transmitidos porlos candidatos, lo que hace que muchos ciu-dadanos de la “América profunda” se sientanaún poco identificados con alguien tan in-cuestionablemente brillante como el joven se-

nador afroamericano licenciado en Harvard.Por el contrario, la personalidad y trayectoriade un héroe de guerra con hondas raíces su-reñas como John McCain pueden resultarmucho más atractivas para ese mismo con-tingente electoral.

¿Quién es John McCain? resulta, por tanto, unlibro muy oportuno. Además de su innegableinserción en la actualidad, la primera biogra-fía escrita en español sobre John McCain tieneel mérito de resultar entretenido, didáctico yfácil de leer, constituyendo un documentomuy interesante para quien quiera, ademásde conocer al personaje, hacer una primeraaproximación al sistema de elección presi-dencial norteamericano.

Fernando Alonso Barahona desgrana en casi240 páginas las líneas esenciales de la bio-grafía y personalidad del candidato para, pos-teriormente, apuntar los ejes estratégicos quepodrían llegar a definir su presidencia.

No es casual que un escritor cinéfilo como él,responsable de títulos como Charlton Heston,la épica de un héroe o John Wayne, el héroeamericano opte por presentarnos la vida deJohn McCain como la de un auténtico héroede nuestro tiempo. Gracias a la estructura do-cumental, al sentido cinematográfico y a suestilo sencillo, didáctico y ameno, el lector seconvierte en espectador de una biografía apa-


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sionante marcada por algunos de los aconte-cimientos más importantes del siglo XX, de-jando entrever también la influencia de dichoshechos en la personalidad del candidato. Así,la lealtad y el sentido del deber que hoy le re-conocen hasta sus enemigos y adversarios en-troncan con una tradición militar de la queJohn McCain se siente profundamente orgu-lloso; el instinto de supervivencia tiene su ori-gen en las torturas sufridas durante sucaut iverio en Vietnam y en varios accidentesque le pusieron al borde de la muerte; y su in-terés por la política y las relaciones interna-cionales están relacionados con el niño nacidoen una base militar en el extranjero (CocoSolo, Panamá) que desde muy joven se veobligado a viajar a lo largo de un mundo con-vulso marcado por los conflictos.

La narración arranca en torno a las raíces fa-miliares y a la tradición y experiencia militarde McCain. El arraigo de la familia al profundosur que sirve de escenario a la Guerra de Se-cesión, el bombardeo de Pearl Harbour, la par-ticipación en primera persona del abuelo Stewy del padre Jack en batallas históricas comolas de Normandía, Guadalcanal y Okinawa, ola rendición japonesa a bordo del USS Mis-souri, son algunos de los episodios esencia-les del siglo XX que se narran en el libro y queaparecen posteriormente vinculados a la per-sonalidad y carácter de John McCain.

Episodios menos conocidos de su experienciamilitar, pero igualmente interesantes, son sucondición de superviviente de varios acciden-tes aéreos y de la catástrofe más importantesufrida nunca por el ejército norteamericano, elincendio del portaaviones USS Forrestal. El re-lato de su pasado militar alcanza su apogeodramático con el muy conocido episodio sobreel cautiverio y las torturas sufridas en Vietnam.La fortaleza moral de The Maverick, su apegoa la vida y el no dar una batalla por perdidatienen sus más fuertes cimientos en estoscinco años y medio de reclusión y torturas.

Una vez liberado, McCain se convierte en unhéroe de guerra que ocupa las portadas deThe New York Times y The Washington Post, re-cibe condecoraciones y es recibido por el pre-sidente Nixon en la Casa Blanca. Además de lamuerte de algunos compañeros, y del sufri-miento y las secuelas físicas, el autor señalacomo la mayor herida de aquel periodo la se-paración de su primera mujer, Carol Shepp.

A partir de ese momento, la narración sufre,como la vida del protagonista, un tour deforce. Obligado a abandonar la vida militar,nace el McCain político. El héroe aprovechasu designación como enlace entre el Senadoy la Armada, y su matrimonio con la millona-ria Cindy Hensley, para empezar a construir unpoderoso mapa de relaciones personales queextiende su poderosa influencia hasta nues-tros días.

Es en esa segunda parte de la biografía dondese ponen de manifiesto otras característicasde su personalidad, como la independencia,la firmeza en la defensa de sus convicciones,su mal humor y la lealtad por encima de mili-tancias políticas hacia sus verdaderos amigos,especialmente cuando se encuentran en apu-ros. Tal es el caso, por ejemplo, de su apoyo aldemócrata Gary Hart frente a las acusacionesde infidelidad, o a la designación de JohnTower como Secretario de Defensa contra elcriterio de su propio partido.

Resulta también especialmente relevante –ytranquilizador, por lo que tiene de coherente–conocer que John McCain se ha mantenidosiempre firme en la defensa de un ideario po-lítico muy claro: fe en el individuo, escepti-cismo hacia el Gobierno, libre comercio,anticomunismo, vigoroso capitalismo, fe en lagrandeza de América y una política defensivafuerte y sin complejos. Desde el primer mo-mento, la vida del John McCain político parecepor tanto encaminada a la consecución de lameta más alta: la Presidencia de los Estados


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Unidos. Así se percibe en los capítulos que Fer-nando Alonso Barahona dedica a la primeracampaña electoral de McCain y su llegada alCongreso; su elección como Senador por Ari-zona, en sustitución del mítico Barry Goldwa-ter; su apoyo a George H.W. Bush en lacampaña presidencial; la crítica hacia su pro-pio partido por los errores que permitieron lostriunfos de Bill Clinton; el apoyo hacia el Con-trato por América propuesto por su compañerode filas, Newt Gingrich, y su definitivo “viaje alcentro” durante las presidencias demócratasde los años 90.

Hay episodios que se adivinan de especial in-tensidad, que están bien narrados y que quizásmerecían algo más de detalle, como el regreso,ya como congresista, a Vietnam; su intensa de-dicación a la política exterior, o las acusacionesde corrupción a las que se vio sometido, juntoa relevantes senadores del Partido Demócrata,durante el conocido como “escándalo Keating”.En cualquier caso, resulta suficiente lo contadopara comprender por qué resulta tremenda-mente coherente que John McCain tenga se-rias posibilidades de convertirse en Presidentede los Estados Unidos.

El tercer bloque biográfico abarca la lucha deJohn McCain por crearse un espacio presiden-cial propio dentro del Partido Republicano, yabarca desde su pugna en las primarias de2000 contra George W. Bush –que resultaríavencedor–, hasta el arranque de la actual cam-paña presidencial, momento en el que JohnMcCain, que había partido como perdedor delas primarias, consigue dejar atrás a oponen-tes tan poderosos como Giuliani, Huckabee oRomney. Paradójicamente, lo que no habíanconseguido la guerra y las confrontaciones conparlamentarios de otro partido, lo hacen posi-ble las rencillas entre compañeros de filas. Esla parte de la biografía en la que los senti-mientos más nobles se ocultan y ceden espa-cio a, en palabras de Alonso Barahona, lasvenganzas y los golpes bajos.

Una vez esbozado el personaje, el autor de¿Quién es John McCain? finaliza preguntán-dose cuáles pueden ser las líneas esencialesde su mandato. A ello dedica los capítulos 11y 12 del libro, en los que de manera sintéticase analizan las principales propuestas en ma-terias tan diversas como la política exterior yde seguridad, la política económica, las políti-cas sociales o la lucha contra la inmigraciónilegal. En materia económica, McCain ha re-conocido la necesidad de rodearse de unequipo potente que optaría por la rebaja deimpuestos y la reducción del tamaño del Es-tado como principales mecanismos para com-batir la amenaza de recesión. El lector puedeconocer también que la hipotética agenda delpresidente McCain incluiría asuntos como elapoyo a la intervención en Irak y la mejor ges-tión de la postguerra; la lucha contra la ame-naza del fundamentalismo, especialmente enIrán; la oposición contra el aborto y el matri-monio homosexual; el apoyo a la investigacióncon células madre; la independencia energé-tica mediante la construcción de nuevas ex-plotaciones petrolíferas y centrales nucleares;o la lucha contra una corrección política.

En definitiva, el único reproche que se puedehacer a este libro deriva de la dificultad de re-sumir una experiencia vital tan intensa como lade John McCain en pocas páginas, lo queobliga a reducir al mínimo la descripción desituaciones, escenarios y personajes. En clavecinematográfica, ¿Quién es John McCain?sería comparable con uno de esos entreteni-dos telefilmes para ver la tarde de sábado conun refresco y palomitas, sabiendo que va acumplir con su noble y poco pretenciosa mi-sión de contar una buena historia. Para aque-llos que se sientan más inclinados por lasgrandes producciones de Hollywood o por elcine de autor en versión original, sería más re-comendable acudir a los dos libros autobio-gráficos a los que Barahona alude repe-tidamente en su texto, Faith of my fathers yWorth the fighting for.


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En resumen, se trata de un libro muy oportunoque, en su propia oportunidad, se juega buenaparte de su fortuna. Nos encontramos anteuna historia de final abierto, y serán los norte-americanos quienes escribirán el final de lamisma. Llegado el caso, si los norteamerica-nos deciden que McCain se convierte en Pre-sidente de los Estados Unidos, mereceríaquizás la pena enriquecer una eventual nuevaedición con algún capítulo dedicado a la recta

final de la campaña –especialmente, en rela-ción a la incorporación de Sarah Palin y a la in-tervención en los debates presidenciales– ymejorando el capítulo de anexos con docu-mentos más relevantes que alguno de los in-cluidos, como el discurso de proclamación desu candidatura ante la Convención Republi-cana reunida en Minneapolis.

José HERRERA


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La realidad inventadaPercepciones y proceso de tomade decisiones en Política ExteriorRUBÉN HERRERO DE CASTROPlaza y Valdés Editores, Madrid, 2006

El proceso de toma de decisiones, tal y comoseñala Herrero al comienzo de La realidad in-ventada, es un ámbito de estudio que no gozaen Europa de la misma relevancia que en elmundo anglosajón. Paliar esta carencia es elobjetivo de este libro, que pretende dar a co-nocer la importancia de la variable psicoló-gica, de los mapas cognitivos y las per-cepciones erróneas no sólo durante la adop-ción de decisiones en la Política Exterior, sinoen el funcionamiento de las propias institu-ciones.

La elección de los candidatos a Presidente deEE.UU. sobre sus respectivos vicepresidentes,la inasistencia de diversos presidentes de de-mocracias liberales a la inauguración de los

Juegos Olímpicos de Pekín, o las hostilidadesemprendidas por Rusia contra Georgia son al-gunos de los escenarios actuales que ponende manifiesto la necesidad de conocer conprofundidad las diversas variables que puedencondicionar un proceso de toma de decisión.¿Qué sustenta esas decisiones? ¿La fría ra-cionalidad? ¿El sentido común? ¿Afinidadespersonales, ideológicas o políticas? La reali-dad inventada nos da los instrumentos nece-sarios para que podamos responder a estaspreguntas desde diversos ángulos, con mode-los distintos y exponiendo con rigor el estadoactual de este tipo de estudios.

De esta forma, el libro se divide en cinco ca-pítulos junto a unas conclusiones finales. He-



rrero aborda el proceso de toma de decisio-nes, la teoría racional de la decisión, el mo-delo normativo-afectivo de toma dedecisiones, los procesos de percepción y depercepción errónea así como la personalidaddel líder. Además, el prólogo, realizado por elcélebre politólogo Robert Jervis, esboza algu-nas de las cuestiones que serán desarrolladasposteriormente. Nadie actúa en el vacío, sinrelación alguna con el entorno. Toda decisiónes adoptada tras el condicionamiento de unaserie de estímulos, que son percibidos e inter-pretados. Los procesos de toma de decisionestienen lugar en relación con diversas interpre-taciones o paradigmas de la realidad. En úl-tima instancia, aseveran Herrero y Jervis, no sedecide amparándose en la realidad misma,sino sobre lo que podemos aprehender deésta. Aparecen entonces los problemas rela-cionados con percepciones erróneas de la re-alidad: los mapas cognitivos establecidos yconsolidados pueden impedir que se examineadecuadamente nueva información. Además,estos modelos, cuando están asentados,hacen difícil comprender por qué otras perso-nas con la misma información y en idéntica si-tuación, pueden percibir de forma distinta.

Herrero expone en el primer capítulo una tipo-logía de las decisiones, sus fases y niveles, conlas principales investigaciones realizadas en lamateria. Todo ello sirve como introducción paraun minucioso estudio de la variable psicoló-gica en el proceso de toma de decisiones. Seanaliza la teoría racional de la decisión, asícomo modelos que la completan o se centranen factores concretos de la misma: el modelogeoestratégico de toma de decisiones, la teo-ría de la disuasión, el modelo de la espiral olas estrategias de reaseguramiento, entreotras. La teoría racional de la decisión tambiénse encuentra sujeta a diversas críticas y a mo-delos como el incrementalismo, el modelo or-ganizacional de análisis y toma de decisioneso el modelo político de análisis y toma de de-cisiones. El autor presenta alternativas que ex-

plican el proceso de toma de decisiones, paraque podamos aplicar la adecuada en cadacontexto.

El segundo capítulo, relativo al modelo nor-mativo-afectivo de toma de decisiones, su-pone una crítica a la teoría clásica de laelección racional. El modelo normativo-afec-tivo parte de la sociabilidad y el afán transfor-mador del individuo como ejes vertebradoresde las percepciones. Como consecuencia de esto, el decisor actúa movido por compro-misos normativos y afectivos. A su vez, estemodelo se complementa con la teoría delcompromiso, cuyos postulados consisten enque el comportamiento está directamenteguiado por un mecanismo psicológico de in-centivos y recompensas.

Las percepciones de los actores en las Rela-ciones Internacionales no sólo se basan enuna cosmovisión ideologizada, sino en un sis-tema de índices y señales. Los primeros sonaquellas acciones que portan evidencias in-herentes sobre el hecho de que la imagen pro-yectada es correcta, porque está ligadaintrínsecamente a las intenciones del actoremisor. Las señales son las acciones cuyo sig-nificado está establecido por un entendi-miento tácito o explícito entre los actores. Lapercepción se compone de imágenes, la re-presentación mental del proceso que integra aéstas y que incide en la contextualización, laadopción de planes, la monitorización y las de-liberaciones. Más allá de este sistema de per-cepciones, que puede versar sobre preo cu-paciones inmediatas o sobre analogías histó-ricas, existe un problema esencial a juicio delautor: las percepciones erróneas.

Percibir la realidad de forma distorsionada esuno de los mayores riesgos durante la adop-ción de decisiones, especialmente en losasuntos exteriores. Si las imágenes están dis-torsionadas, se produce una interpretaciónerrónea de los índices y señales emitidos por


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los actores internacionales o políticos. Unapercepción errónea de las señales supone queaquellas acciones cuyo significado se esta-blece por un entendimiento tácito o explícitoentre los actores pueden simplemente des-aparecer, con lo que de anarquía, caos e im-predecibilidad supone tanto para los decisorescomo para la propia sociedad internacional.

Herrero expone las consecuencias de las per-cepciones erróneas: se incrementa de formaproporcional la ambigüedad de la información,se dificulta la disposición a alterar imágenesde otros actores o se produce el rechazo agrandes cantidades de información. Entreotros también pueden realizarse malas inter-pretaciones de mensajes sobre preocupacio-nes inmediatas o que el decisor asuma quesus mensajes son entendidos aun cuando estono ocurra así en la realidad. La actualidad po-lítica nos demuestra que nos encontramos conun catálogo completo sobre diversas patolo-gías que aquejan a las Relaciones Internacio-nales cotidianamente: determinados cursos deactuación se adoptan en función de análisisque consideran a otros actores como más hos-tiles, centralizados o disciplinados de lo queson en realidad. Del mismo modo, un actorpuede intentar proyectar una imagen más fa-vorable de la que es percibida por los demás.

Junto a las percepciones erróneas, existenotros factores que condicionan el proceso detoma de decisiones como las situaciones decrisis y estrés, cuyas consecuencias consistenen un radio de atención reducida, rigidez cog-nitiva o la distorsión en la perspectiva deltiempo. También centra nuestra atención elgroupthink, un fenómeno que lleva a los inte-grantes de un grupo a percibir una realidaddistorsionada. Los líderes de organizacionesterroristas, amparados en un acervo imagina-rio de agravios históricos, o las cúpulas direc-tivas de partidos políticos que no aceptannuevos puntos de vista, acaban tomando de-cisiones sustentadas sobre falsos sentimien-

tos de invulnerabilidad, cuando no aquejadosde una clara lejanía de la realidad, lo que de-bilita al Estado de Derecho.

El quinto capítulo de La realidad inventada in-serta la variable psicológica en la práctica,concretando este conjunto de teorías y mode-los, cuando se analiza al líder o al decisor demáximo nivel: los elementos que determinanel grado de implicación personal del líder en elproceso de toma de decisiones, su personali-dad, los factores personales, las dimensionespara la aceptación por parte de los seguidoreso la tipología, por mencionar sólo algunos. Elanálisis político-psicológico de la toma de de-cisiones asegura que en toda decisión dellíder, además de la razón influye un sistemapsicológico, ideológico y de creencias que enla mayoría de los casos resulta ajeno a una re-flexión meramente racional.

Formalmente, el libro se divide en capítuloscompensados y autocontenidos, que presen-tan de forma rigurosa y meticulosa el estadoactual de la cuestión. El estilo es sobrio y ele-gante, haciéndolo fácilmente comprensiblepara cualquier persona con interés por cono-cer cómo se toman las decisiones en política,no sólo para académicos e investigadores. Larealidad inventada permite una comprensiónclara de la Política Exterior, complementando alas ideologías con otros elementos que ayu-den en el análisis de la realidad, como son lassensopercepciones, la formación de concep-tos o la teoría de los constructos personales.La aceptación indiscutida de paradigmascomo el realismo, el idealismo, el constructi-vismo o el marxismo, así como una lectura delas Relaciones Internacionales y la Política Ex-terior completamente ideologizada sólo hanservido para conformar un análisis de la reali-dad empobrecido intelectualmente en España.

Corregir esta situación es el objetivo de La re-alidad inventada y los libros que, esperemos,puedan surgir tras este llamamiento a un de-


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bate honesto y solvente. Pero este libro noagota sus posibilidades con una mera aplica-ción en las Relaciones Internacionales. El aná-lisis de las organizaciones administrativas o laadopción y evaluación de políticas públicas sebenefician de un enfoque cuya finalidad escomplementarlas para lograr un estudio mi-nucioso y multidisciplinar, que redundará enel vigor de las democracias liberales y en unos

procesos de adopción de decisiones de mayorcalidad. Por tanto, el contenido de esta obranos introduce en una cuestión imprescindiblepara la política. Además, a lo largo del libro sepuede apreciar la aportación académica deHerrero, verdadero hilo conductor de La reali-dad inventada.

Mario RAMOS VERA


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Los grandes pensadoresde la políticaPHILIPPE CORCUFFAianza Editorial. Madrid, (2008). 200 págs.

Philippe Corcuff, profesor de Ciencia Políticaen el Instituto de Estudios Políticos de Lyon,ofrece un resumido panorama histórico de lasprincipales corrientes de pensamiento polí-tico, desde los griegos hasta nuestros días.Se trata de una obra divulgativa, sencilla deleer, que pretende sintetizar en apenas dos-cientas páginas las grandes concepciones dela política y del Estado; esto explica que, enocasiones, el autor haya tenido que simplificaren exceso y omitir algunas aportaciones im-portantes. Además, en la selección de los au-tores y en los problemas planteados sepercibe que Corcuff adopta una perspectivacrítica, tanto con relación al sistema capita-lista como a cualquier tipo de “dominación in-justa”, pero lo hace sin renunciar a los logrosde la democracia liberal. En cualquier caso,su posición ideológica, abiertamente mani-

festada, no desmerece el tono expositivo de laprimera parte del ensayo.

Resulta llamativo que, junto con el indispen-sable análisis de la filosofía política de Pla-tón y Aristóteles, de Maquiavelo, Hobbes oMontesquieu, aparezcan también pensadorescasi “olvidados” por los especialistas y losmanuales al uso. Nos referimos a La Boètie,en quien Corcuff ve un precursor de la filoso-fía política de corte crítico de la edad con-temporánea. Injustificada, a nuestro juicio, esla omisión de cualquier referencia al pensa-miento medieval o a sus instituciones polí-ticas. De hecho, Corcuff podría haberencontrado en el pactismo de la Edad Mediaun precedente práctico de ciertas teorías quesurgirán con posterioridad, sin confundirlas.Falta también la referencia al pensamiento


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político español, en particular a Francisco deVitoria, cuyas obras constituyen el punto deengarce entre el pensamiento clásico y la pro-blemática de la Modernidad y que, aun aestas alturas, se nos antoja sugerente. Ade-más se echa en falta la exposición de las te-orías políticas alternativas al positivismoreinante durante la Modernidad; por ejemplo,la mención de Vico no hubiera sido superfluani tampoco la referencia al pensamiento an-timoderno francés.

Asimismo, el tono de la exposición es más so-ciológico que filosófico, algo comprensible sise tienen en cuenta los intereses y la forma-ción intelectual del autor, y se advierte ciertadecantación positivista. De ahí que Corcuff nose introduzca en los problemas de funda-mentación, sino de comprobación. Lo que re-sulta injustificable es que se privilegie elconocimiento de los hechos sobre la especu-lación sin argumentos solventes. Para Corcuff,“las antropologías filosóficas se presentancon frecuencia como ficciones teóricas”. Cual-quier referencia a la naturaleza del hombre essospechosa, según Corcuff, de intolerancia.Salvando estas cuestiones, el mayor aciertodel libro tal vez sea la pormenorizada exposi-ción que realiza del pensamiento político y so-cial contemporáneo, con especial deteni- miento en la vertiente francesa. Y no nos refe-rimos a lo que constituye ya un lugar común:aparece, sí, Rawls y el debate entre liberalesy comunitaristas, la Escuela de Frankfurt y Ha-bermas; pero también se destacan las apor-taciones del pragmatismo americano, lapolítica del reconocimiento (Honneth o Frazer,por ejemplo) y las implicaciones prácticas dela filosofía de H. Jonas o E. Lèvinas, teoríasque en los manuales especializados ni si-quiera se nombran.

Debido tal vez a sus propias afinidades, el ca-pítulo dedicado a la posmodernidad y al pen-samiento político contemporáneo es uno delos más amplios e interesantes, pero también

el más discutible. En cualquier caso, no existenmuchos ensayos que se propongan analizar laconcepción política de Derrida, Lefort o Mer-leau-Ponty, entre otras, como hemos indicado.Corcuff establece una clara diferenciaciónentre lo que considera políticas sustancialis-tas o universalistas, a las que engloba dentrode un marco común llamado “fundamenta-lismo”, de aquellas otras perspectivas que, asu parecer, son más coherentes con los ac-tuales contextos sociales, a las que llama plu-ralistas y relativistas. No está de más señalarque con la calificación de “fundamentalistas”,Corcuff utiliza peyorativamente el lenguaje,pero resulta injustificado el calificativo si setiene en cuenta que se refiere con él al pen-samiento político que busca fundamentacio-nes últimas. Que esto resulte incompatible conla deriva posmoderna de la filosofía y la re-nuncia a basar la política en convicciones pro-fundas, no añade nada en contra de lasmismas. En lugar de plantear los términos deldebate, Corcuff decide pasar por alto las apor-taciones de grandes teóricos del siglo XX quehan reivindicado una vuelta a la concepciónclásica de la política frente a la destrucción dela racionalidad práctica y lo han hecho nodesde un mismo modelo conservador, sinodesde concepciones diametralmente distintas:L. Strauss, Voegelin, H. Arendt, pero también J.Habermas se pueden incluir en esa nómina deautores que han profundizado sobre la reha-bilitación de la filosofía práctica.

Las propuestas políticas de los posmodernosresultan, a fin de cuentas, volubles y poco só-lidas. Para muestra, basta leer el capítulo con-clusivo en el que Corcuff confiesa su propiomodelo político. En éste pretende recoger losaspectos positivos de teorías políticas disparesy en conjunto la construcción adolece decierto confusionismo. El resultado es atractivoal menos como apuesta teórica, pero profun-dizando en él deviene nebuloso, formal yaquejado de imprecisiones. En este sentido esposible detectar cómo las propuestas políticas


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de los que se autocalifican de “posmodernos”terminan concibiendo la praxis política comoun juego de poder entre cosmovisiones anta-gónicas, precisamente al destacar el plura-lismo y subrayar la divergencia de opiniones. Elhecho de que existan convicciones o basesque, a partir de la razón, puedan ser compar-tidas por todos no es una manifestación dedogmatismo; más bien, posibilita contar conun terreno común en el que debatir las dis-crepancias. Sólo así puede llegarse, en reali-dad, a un consenso comprometido en la vidapública. En caso contrario, es decir, partiendode una visión extremadamente relativista, sehace hincapié en lo que separa y enfrenta enlugar de buscar argumentos que afiancen lasolidaridad entre los miembros de una socie-dad; en definitiva, las propuestas de Corcuffno sirven para explicar el orden social ni paraproteger las bases en las que se asientan lassociedades democráticas.

Repetimos que Los grandes pensadores dela política como introducción es un buenpreámbulo para entender cuáles son los

principales problemas y desafíos a los quese ha enfrentado la teoría política en su his-toria. Además, incluye una buena y com-pleta lista bibliográfica que podrá servir deguía a quien desee profundizar en algunosautores o períodos históricos. Todo estoconstituye el mérito del libro. Las conclusio-nes y, en general, toda la última parte deltexto resultarán de interés para comprenderel camino que ha tomado el pensamientopolítico en nuestros días, un camino que, sibien es cierto no es el único, sí que es elque goza de mayor predicamento entre losprofesionales de los partidos y en los me-dios de comunicación. De ahí que tambiénsea un buen ejercicio el confrontar las de-bilidades y paradojas de una filosofía polí-tica que, por principio, renuncia a lasfundamentaciones en beneficio de cierto es-cepticismo. Si este libro de Corcuff sirviera,al menos, para darse cuenta de las defi-ciencias de estos planteamientos, su lecturasería provechosa.

José María CARABANTE


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El nacimiento delterrorismo en OccidenteAnarquía, nihilismo y violenciarevolucionariaJUAN AVILÉS Y ÁNGEL HERRERÍN (EDS.)Siglo XXI, Madrid, 2008, 268 páginas

El nacimiento del terrorismo en Occidente esuna tarea difícil de abordar y desarrollar. Enprimer lugar, porque ni siquiera disponemosde una definición unánime de lo que es el te-

rrorismo –como señala en su valiosa introduc-ción el profesor Juan Avilés–. En segundo lugar,porque su propia investigación requiere unanálisis rigurosamente objetivo si se pretende


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llegar al quid de la cuestión. Y, en tercer y úl-timo término, porque hay que saber discernir yconjugar Historia, Filosofía y Ciencia Política.

Los profesores Juan Avilés y Ángel Herrerín –ca-tedrático de Historia Contemporánea el pri-mero, y profesor de la misma el segundo– haneditado un magnífico libro, muy bien docu-mentado y escrito. Los distintos artículos quecomponen el libro son el resultado de las ri-gurosas investigaciones de carácter históricoque han realizado los distintos autores.

Sus páginas nos sumergen en la Europa y enlos Estados Unidos de América de finales delsiglo XIX. Una Europa que se sentía atraída porla democracia, pero que no se dejaba cauti-var por ella; y unos Estados Unidos que yacontaban con un sistema y unas institucionesdemocráticas asentadas.

El terrorismo local e internacional tiene sus ini-cios con el anarquismo. Sus ejecutores (“ase-sinos”) tenían y compartían la misma ideolo-gía, el mismo objetivo: la destrucción del Es-tado a través del terror y del nacimiento de lainsurrección.

Los distintos atentados terroristas fueron co-metidos tanto por italianos como españoles,rusos, alemanes, etc., no siempre en sus res-pectivos países, sino en aquellos considera-dos “represores” por los anarquistas.

En la mayoría de los casos el objetivo de estosatentados era la propaganda, porque “la ac-ción contra las instituciones más simples ha-blaba a las masas con más elocuencia quemiles de impresos y ríos de palabras” (pág. 7).Sin embargo, el resultado no siempre satisfa-cía el objetivo perseguido, que no era más queel apoyo y entendimiento de los ciudadanosde la causa anarquista, sino que en más deuna ocasión fueron los mismos ciudadanos losque colaboraron con la fuerzas de seguridad.

Los anarquistas que cometían atentados te-rroristas se veían y se presentaban a sí mis-mos como mártires de una causa suprema: laregeneración de la sociedad. Justificaban lamuerte e incluso la racionalizaban, y algunosde ellos con una excelente oratoria.

Del sacrificio de aquellos que habían dado suvida por la causa surgían nuevos fanáticos dis-puestos a dar la suya. Lo que trataban o per-seguían era “un llamamiento a la acción y nosólo a las palabras” (pág. 79). Es interesanterecordar hasta qué punto el siglo XIX estabatotalmente imbuido del simbolismo y cómo losanarquistas hicieron uso de éste para la per-secución de sus fines. Símbolos como lamuerte, el fuego, el sacrificio del individuo porla sociedad, y otros, fueron una fuente cons-tante de atracción de nuevos acólitos.

Sin embargo, y a pesar de los años que hantranscurrido, la actualidad del terrorismo esalgo tristemente presente en nuestra vidas ycon lo que Occidente está comenzando a acos-tumbrarse a convivir –no en vano Etienne de laBoëtie nos dejó escrito en su Discurso de laservidumbre voluntaria o el Contra uno que lacostumbre tiene mayor poder sobre el hombreque la naturaleza–. Los atentados terroristas yano son de índole anarquista, aunque compar-tan el mismo carácter romántico del que se va-lían los “asesinos” para justificar su barbarie.

Hoy nos despertamos con atentados terroris-tas que reivindican la pretendida independen-cia de un territorio (ETA) o que tienen como finla aplicación de la ley religiosa sobre nuestracivilización occidental (Al-Qaeda), pero cuáldebe ser la respuesta de un Gobierno ante se-mejantes atrocidades es algo que tanto en elpresente como en el pasado los propios go-biernos siguen sin tener claro.

El dilema que se nos plantea aquí es: ¿hastaqué punto podemos reducir nuestras liberta-


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des para garantizar nuestra seguridad? En elanarquismo alemán comprobamos cómo la fir-meza del canciller Otto von Bismarck arrinconóa los terroristas. Cierto es que éste sacó réditopolítico del terrorismo en detrimento del socia-lismo alemán, que abogaba por la legalidad;pero también lo es que muchos socialistas enEuropa optaron por el terrorismo como vía rá-pida para la propaganda de sus ideales.

Del caso alemán cabe preguntarse si la firmedemostración del Gobierno alemán de noceder ante los terroristas sirve para deducirque éstos incrementarán el número de aten-tados. Esta misma cuestión es la que ha es-tado en la mente del actual Gobierno deEspaña cuando en la anterior legislatura deci-dió realizar ciertas concesiones durante un malllamado “proceso de negociación” para queETA dejase de asesinar. Esta misma disposi-ción a la concesión (en este caso a la pirate-ría) estuvo presente en el Gobierno socialistadurante la crisis del pesquero español “Playade Bakio” (ver Papeles FAES nº 72). Las con-clusiones son evidentes: ceder ante el chan-taje de los que infringen la ley sólo supone una

demostración clara de debilidad por parte delEstado de Derecho e incentiva a otros delin-cuentes a que hagan lo mismo.

Lo que queda claro en este libro es que el te-rrorismo persigue un fin político y no hay, portanto, un terrorismo nihilista como han venidososteniendo algunos intelectuales franceses.Una cosa es que los sujetos (asesinos) queejecutan el terror sean nihilistas, y otra biendistinta es que el terrorismo sea nihilista. Ocomo muy acertadamente señala el profesorRafael Núñez Florencio: “El nihilismo confluyecon el anarquismo, podríamos decir, en su ver-tiente destructiva” (pág. 201).

Nos encontramos ante un libro muy recomen-dable no sólo para los estudiosos de la mate-ria, sino también para aquellos lectoresinquietos que se quieran aproximar a este fe-nómeno que desgraciadamente se ha im-puesto hoy en nuestras vidas y que no surgede la nada. Para comprender sus raíces, estelibro supone una gran aportación.

Jorge MARTÍN FRÍAS


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Nosotros, los españolesFERNANDO DÍAZ VILLANUEVAEd. Altera. Madrid, 2008, 318 páginas

Cualquier esfuerzo editorial por poner en valornuestro pasado común es hoy, seguramente,más necesario que nunca. La izquierda espa-ñola y sus aliados separatistas llevan variasdécadas intentando hacer pasar por Historiade España lo que no es más que una burdaconstrucción sociopolítica destinada a justifi-car sus fechorías presentes y futuras, esto es,que no somos una nación con un pasadocomún, unas veces heroico y otras discutible,sino un conjunto de pueblos históricamentemal avenidos que nunca hicieron nada esti-mable salvo esquilmar a quienes fueron so-metidos a su yugo. Recuérdese el papelónque nos hizo representar aquel personaje deprobada gafancia, directivo de la Comisiónpara la Celebración del Quinto Centenario (dela conquista y evangelización de América, datoéste que se hurtó cuidadosamente, pues parala izquierda progre nuestra gesta hispanoa-mericana es un motivo de vergüenza), que de-dicó todo un año a peregrinar por las univer-sidades y foros de la América española pi-diendo perdón a sus habitantes por habersido los españoles los responsables de incor-porar a la modernidad a sus bárbaros ante-pasados.

En los últimos años, y tras las sucesivas re-formas educativas, en lugar de manipular laHistoria de España directamente no se ex-plica, salvo algún suceso aislado interpretadocon los patrones del pensamiento contempo-

ráneo, que súbitamente aparece en algúnlugar de un temario dominado por referenciaslocales. Es el drama de una nación que niegaa sus ciudadanos más jóvenes el derecho asaber de dónde proceden.

El sello Áltera viene realizando una importantelabor con la publicación de algunos de losmejores libros de historia, fruto de la plumade una hornada de autores que suman a surigor científico su ausencia de complejos a lahora de poner en valor nuestro pasado tal ycomo fue. El libro de Fernando Díaz Villanuevasigue la estela de recuperación historiográficade otros autores como Moa o Esparza, cuyasobras tienen un gran éxito de público, aunquela crítica oficial del régimen les haya aplicadoel reglamentario expediente de silencio admi-nistrativo. Tal y como está el patio, éste es otromérito añadido que hay que reconocerle tantoa los propios autores como a los responsa-bles de la editorial.

Pero el libro que ahora reseñamos tiene unmérito adicional que lo convierte en una he-rramienta muy útil para familiarizar al lectorcon la Historia de nuestra nación. Se trata delestilo narrativo con que está redactado, lo queconvierte su lectura en un placer añadido.Todo lo contrario de los abruptos tomazos deHistoria elaborados en clave estructuralista,omnipresentes en los programas de estudiosde las universidades públicas y suplementos



literarios de los grandes medios, que inter-pretan los sucesos pasados en función deañejas categorías de origen marxista, en res-puesta a lo cual continúan acumulando polvoen las estanterías de las librerías de lance.

Los hechos históricos de una nación con unpasado tan rico como la nuestra no puedenser entendidos si se prescinde de que fueronprotagonizados por personas, con sus virtu-des y sus debilidades, sus errores y aciertos,su personalidad unas veces generosa, otramezquina, en definitiva, sin el componentehumano que es lo que da sentido a una su-cesión de eventos históricos que, de otraforma, resultarían incomprensibles, por másque se esfuercen los partidarios de la luchade clases como clave interpretativa de los fe-nómenos históricos.

El autor de este espléndido libro sabe muybien cómo comunicarse con sus lectores,sabe qué es lo que les interesa y conoce laforma de hacérselo llegar de manera atrac-tiva, no en vano ha desarrollado su carreraprofesional en el mundo de la comunicación.Pero es que además, Fernando Díaz Villa-nueva no tiene complejos a la hora de contarla Historia como fue, le pese a quien le pese.Sin adornos interesados, con cierta distancia,necesaria en toda obra científica, pero tam-bién sin concesiones a lo políticamente co-rrecto cuando se trata de exaltar nuestrasgestas, cuyo relato da lugar a algunas de laspáginas más bellas de este libro.

Raymond Carr, historiador escasamente sos-pechoso de “hispanofilia”, dijo en una oca-sión que lo más asombroso de España no esque hubiera perdido un imperio, el másgrande de la época, sino, por el contrario, que

una nación atrasada y escasamente pobladacomo la nuestra hubiera podido levantarlo porsí sola y convertirse en la primera potenciamundial.

Ningún país rechazaría la gloria de un pasadocomo el nuestro, ni siquiera para justificar lastropelías jurídico-políticas de un presente ba-sado en la insolidaridad y un futuro más quedudoso con aspiraciones totalitarias de ca-rácter localista.

Somos lo que somos, por más que le pese alos ingratos y a los ignorantes ideologizados.España no es un invento de Franco, sino unconjunto de pueblos que inicia su Historiacompartida tres mil años atrás, cuando arri-baron a nuestras costas los primeros visitan-tes mediterráneos y ya se referían a nosotroscon un término común. En estos tres mil añosha habido de todo, malo, bueno e incluso epi-sodios sublimes que llenan de orgullo a quie-nes no renunciamos a nuestro derecho dereconocernos herederos de esa tradición. Fui-mos (sí, fuimos) los primeros en circunvalar elplaneta y los primeros en ir a América paraconquistarla. Cualquiera que no se aver-güence de, por ejemplo, esos dos jalones denuestro pasado, disfrutará enormemente le-yendo este libro.

Después de tanta miseria contemporánea, re-conciliarse con nuestra Historia común es casiuna necesidad espiritual. Este libro de Díaz Vi-llanueva cumple sobradamente esta funciónde bálsamo. Es un libro no solamente brillantey extraordinariamente bien escrito, sino algomucho más importante en estos tiempos. Estambién necesario.

Pablo MOLINA


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Paul Collier dirige, en la actualidad, el Centrode Estudios Africanos de la Universidad de Ox-ford. Antes había sido también catedrático enla Universidad de Harvard, Director del Depar-tamento de Investigación del Banco Mundial,puesto al que le llevó Joseph Stiglitz, y asesorde la Comisión para África del Gobierno Blair.

Su último libro, El club de la miseria, recien-temente traducido al español, viene avaladopor excelentes críticas de la prensa especia-lizada y por destacados reconocimientos in-ternacionales, como el Arthur Ross BookAward 2008 (otorgado por el Council on Fo-reign Relations, de Estados Unidos) y el LionelGelber Prize 2008, de Canadá, en amboscasos como mejor libro mundial sobre temasinternacionales.

Sin duda, esta obra aparece en un momentoparticularmente interesante del debate mun-dial sobre el desarrollo y la eficacia de laayuda. De alguna forma, podría decirse queCollier propone una suerte de “tercera vía”entre las propuestas de la izquierda (JeffreySachs, El fin de la pobreza) y de la derecha(William Easterly, The White Man’s Burden, verreseña en Cuadernos de pensamiento político,número 14, abril/junio 2007, pp. 257-259).

Rompiendo moldes e ideas preconcebidas, laprimera parte del libro define con claridad el

problema al que pretende dar respuesta. Eldebate sobre el desafío del desarrollo estácambiando y, por tanto, tenemos que ir acos-tumbrándonos a invertir las cifras que hastaahora veníamos utilizando (“El Tercer Mundose ha reducido”). Durante los últimos cuarentaaños nos hemos referido constantemente alenfrentamiento entre un mundo rico de milmillones de personas y otro pobre de cincomil millones. Sin embargo, la realidad es queun 80 por ciento de las poblaciones más po-bres vive en países que están desarrollándosey, con frecuencia, a una velocidad muy nota-ble (es el caso de China y de la India). Portanto, el verdadero debate sobre el desarrolloes el de un conjunto de 58 países concentra-dos en África y Asia Central, que representancerca de mil millones de la población mun-dial, estancados en la miseria (más pobres alterminar el milenio que en 1970) y que for-man el club de la miseria (The Bottom Billion)al que hace referencia el título del libro.

Pese a las cifras, el autor se queja amarga-mente de que, hoy en día, de lo que se hablaes de reducción de la pobreza y de Objetivosde Desarrollo del Milenio, no de tasas de cre-cimiento. Sin embargo, Collier no se cansa deinsistir en que el crecimiento es bueno paralos pobres. “El fracaso del proceso de creci-miento en estas sociedades tiene que sernuestra principal preocupación, y su cura el

El club de la miseriaQué falla en los países más pobresdel mundoPAUL COLLIERTurner Madrid, 2008.




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verdadero desafío del desarrollo”. No es que,ni mucho menos, se desentienda de la cali-dad del crecimiento económico, sino quesalvo casos excepcionales (Guinea Ecuatorial)lo cierto es que el crecimiento suele beneficiaral ciudadano de a pie. Por tanto, el modelo aimitar no puede ser el del igualitarismo deuna economía estancada como Cuba. En ma-teria de desarrollo, de lo que se trata es de“infundir en la gente la esperanza de que sushijos van a vivir en una sociedad que se hapuesto al nivel del resto del mundo”.

A continuación, en la segunda parte de suobra, Collier analiza las cuatro trampas másimportantes en las que suelen caer los paí-ses del club de la miseria, que contribuyen aque sigan siendo pobres.

La trampa del conflicto. El 73 por ciento delas personas que viven en estas sociedadeshan pasado por una guerra civil o la padecentodavía. Entre los factores que provocan queun país sea más propenso a la guerra civildestacan el nivel de renta bajo, el crecimientolento y los recursos naturales (dependenciade materias primas de exportación).

La trampa de los recursos naturales. Para-dójicamente, muchos países que descubreny logran exportar sus recursos naturales, fa-llan a la hora de desarrollar otros sectores desus economías y tienden a experimentar ci-clos de expansión y contracción, conformefluctúan los precios de estas exportaciones,lo que acaba reduciendo su crecimiento. Asi-mismo, la “maldición de los recursos”, espe-cialmente en el caso del petróleo, dificulta lagobernabilidad de un país, fomentando elclientelismo y la corrupción e inflando artifi-cialmente el sector público.

La trampa de la falta de salida al mar y conmalos vecinos. Un país sin acceso directo almar se enfrenta a costes suplementarios deimportación y exportación. En consecuencia,

se convierte en rehén de sus vecinos, depen-diendo de cuánto hayan invertido en infraes-tructura de transportes los países limítrofescon salida al mar. Es un problema casi exclu-sivamente africano. Cerca del 30 por cientode su población vive en países sin litoral y sinriquezas naturales.

La trampa del mal gobierno en un país pe-queño. Un mal gobierno y una política eco-nómica errónea pueden destruir unaeconomía a una velocidad vertiginosa. Estasituación persiste porque, desgraciadamente,muchos políticos y altos funcionarios de lospaíses del club de la miseria se benefician deesta situación. De los mil millones más po-bres del mundo, más de setecientos cin-cuenta millones viven en países que han sido“Estados fallidos” en algún momento.

La tercera parte del libro la dedica Collier ala globalización y a la marginación del clubde la miseria en la economía mundial. Parael autor, la globalización ha impulsado haciala prosperidad a la mayoría de los países envías de desarrollo pero, sin embargo, difi-culta las cosas a los más rezagados. Lasconsecuencias de los tres aspectos más im-portantes de la globalización son diferentespara los países del club de la miseria. Desdeel punto de vista del comercio de mercan-cías, el hecho de que algunos países asiáti-cos hayan tomado la delantera, dificultamucho más el que las naciones más pobrespuedan emprender ahora la ruta de la diver-sificación exportadora. En cuanto a los flu-jos de capital, a pesar de sufrir una escasezcrónica de capital privado, los países delclub de la miseria están integrándose en laeconomía global, no a través de la entradade capital extranjero, sino de la fuga del ca-pital propio. Por último, en cuanto a la mi-gración de personas, la tendencia es a sufriruna pérdida mucho mayor de mano de obracualificada, que de personas sin formaciónacadémica.


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Por desgracia, no se trata solamente de hacerbuenos diagnósticos, lo difícil es plantear so-luciones. Por eso, el autor reserva las dos úl-timas partes de su libro a examinar losinstrumentos que pueden emplearse y a pro-poner un plan de acción. Desafortunada-mente, no se trata simplemente de darlesdinero. Si así fuera, la solución sería relativa-mente fácil. Sin embargo, en los países delclub de la miseria “el cambio hay que promo-verlo desde dentro, no se les puede imponerdesde fuera”. En el seno de estas sociedadesexisten individuos valientes que intentan cam-biar la situación y, por tanto, no podemos per-manecer al margen, como meros especta-dores, sino que nuestra obligación es identifi-car y apoyar a las fuerzas del cambio.

Pese a reconocer las evidentes limitacionesde la ayuda, tal y como ha sido utilizada hastaahora, Collier reivindica la necesidad de ser

más inteligentes en relación a su empleo. Através de un análisis detallado sobre la inci-dencia de la ayuda en cada una de las cua-tro trampas anteriormente identificadas, elautor propone algunas medidas novedosaspara asegurar que la ayuda sea provechosa.Sin embargo, no basta solamente con másayuda. Es indispensable complementarla conotra serie de instrumentos que no han for-mado parte del arsenal habitual en materiade desarrollo: políticas comerciales más co-herentes, estrategias de seguridad que nodescartan la intervención militar extranjera(restauración del orden, mantenimiento de lapaz y prevención de golpes de Estado) y cam-bios en nuestras leyes junto con la promulga-ción de nuevas normas internacionales. “Enresumidas cuentas, tenemos que reducir elobjetivo y ampliar los instrumentos”.

Javier SOTA RAMOS


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