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[haz espacio]

Hay muchos tipos de encuentros en la vida. Pero pocos transforman tanto a los hombres y mujeres como el encuentro con Dios. Lo sabemos por los diferentes momentos que vivieron Pedro, el pescador de Galilea, o María Magdalena, que tenía una vida que ocultar… o Zaqueo, corto de estatura, es verdad, pero que a la luz de Dios se convirtió en un grande de corazón. Encontrarnos con Él, esta tarde, nos pone en su misma senda, en el mismo camino que emprendieron tantos hombres y mujeres antes: el camino de la humildad y de la claridad. El camino del despojarse de todo y reconocer que nuestro corazón no tiene rincones para el verdadero Corazón, el de Jesús, que se hace presente en medio de nosotros. Te invitamos a dejarte hablar por Él, a dejarte descubrir por Él. Su Corazón hablará a tu corazón. Y de él nacerá un hombre, o una mujer, totalmente renovados.

Canto

Nada nos separará, nada nos separará,

nada nos separará del amor de Dios.

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[espacio de la Palabra]

Himno

(Intercalamos la antífona anterior con la lectura del himno libremente. El que lee la estrofa

enciende una de las velas de altar)

1. Danos un corazón grande Señor y Dios. Así podremos irradiar luz y calor.

2. Danos un corazón grande,

para poder compartir con los demás alegrías y penas.

3. Danos un corazón grande, para poder despertar confianza. Danos un corazón grande, para entregarse con amor sin esperar ser amados.

4. Danos un corazón grande, para poder aliviar necesidades. Danos un corazón grande. Así podremos luchar por la libertad de todos los hombres.

5. Danos un corazón grande, para poder conocer y responder a los signos de los tiempos .

6. Danos un corazón grande,

para buscar la verdad. Danos un corazón grande, para apoyarnos en el Evangelio y obrar en consecuencia.

7. Danos un corazón grande,

para estar abiertos a cada palabra y respetar la opinión de los demás.

8. Danos un corazón grande,

para poder glorificarte siempre, Jesucristo, manso y humilde de corazón. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

Vas a tener ahora un momento “más largo” de silencio… es el silencio del

que reconoce en Dios su fuerza… el que se reconoce necesitado. El silencio

del que quiere hacer “espacio” a Dios en su vida. Pídele a Dios, en el

silencio, que te abra el corazón a su Palabra. Como cuando preparamos

nuestra casa para la visita de alguien importante, deja que Él, en este

momento, prepare tu vida para recibirle. Él está aquí. Está a la puerta. Te

llama.

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[espacio de la escucha]

La Palabra: Lucas 19, 1-10

Jesús, habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado

Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no

podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y

se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a

aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que

hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo,

todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador».

Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los

pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo:

«Hoy ha llegado la salvación a esta casa»”

Para Zaqueo la vida se había vuelto oscuridad. Sí, oscuridad. Porque cuando uno está

abajo no se ve, no se siente, no se percibe lo que sucede alrededor. Pero el encuentro

con Jesús le cambia la vida… sus Palabras, sencillas, transforman lo que él pensaba de

Dios y de sí mismo. Empieza a ver la luz al final del túnel, esperanza al fondo del

camino. Empieza a ver la luz que proviene de Dios. En lo alto del árbol, la oscuridad se

empieza a volver claridad. Y sus tristezas, alegrías. Él empieza a vivir de fe…

¿Te has sentido como Zaqueo? ¿Te has parado a pensar en cómo Dios

ilumina tus oscuridades?

¿Te has dejado “hablar” por Dios, iluminar por su palabra? ¿Quieres

dejarte “descubrir” por Él?

Él es el Corazón que habla al corazón… ¿Qué te dice? Escribe tu

oración… pídele que hable a tu corazón…

Ain Karem “Palabras de vida”

Cuando se hace oscuro en torno a mí, cuando me hallo al borde del camino, cuando nada veo y nada siento, ayúdame a vivir de fe. SÓLO TÚ, SEÑOR, TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA, A DÓNDE IREMOS SIN TI. QUÉDATE JUNTO A NOSOTROS. QUÉDATE. Cuando tantos me preguntan: “¿dónde está tu Dios?”, cuando tantos me aseguran que estás muerto, que yo te recuerde, oh Dios de mi alegría, sostenme tú y viviré.

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[espacio del corazón]

Momento de silencio y de compartir.

Quien quiera puede compartir en voz alta una pequeña reflexión, un trozo de la Palabra de

Dios que le haya llamado la atención. Puede también pedir por algo o alguien, o dar gracias.

Canto: Ubi Caritas

Ubi caritas et amor, ubi caritas, Deus ibi est!

Padrenuestro

Oración de Bendición