Eso que escribes, solo eso puedes ser

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Aproximación a los conceptos fundamentales de la Teoría Lacaniana Docente: Dra. Mariana Gómez Alumno: Ambrosio, Matías Ezequiel Córdoba, 01 de Octubre de 2014

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Una mirada psicoanalítica a la obra de Leopoldo Marechal

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Eso que se escribe, solo eso puedes ser

Aproximacin a los conceptosfundamentales

de la Teora Lacaniana

Docente: Dra. Mariana GmezAlumno: Ambrosio, Matas EzequielCrdoba, 01 de Octubre de 2014Eso que se escribe, solo eso puedes ser

Ms que tomar la palabra,habra preferido verme envuelto por ellay transportado ms all de todo posible inicioM. Foucault (1970)

El presente ensayo tiene como objetivo realizar un recorrido por las conceptualizaciones del sntoma en Lacan para articularlas con el concepto de sinthome. Se rescatarn algunos elementos que trabaja desde la obra de Joyce para luego analizar, resumidamente, desde esa perspectiva la creacin artstica del escritor argentino Leopoldo Marechal.El sujeto es hablado por el Otro. El Otro habla y, como poseedor de lo simblico, pone a disposicin del sujeto los significantes de los cuales l se apropiar: antes de toda formacin del sujeto (...) algo cuenta, es contado, y en ese contado ya est el contador. Solo despus el sujeto ha de reconocerse en l, y ha de reconocerse como contador (Lacan, 2011, p. 28). La esencia de esta cita del Seminario 11 (1964) la podemos rastrear algunos aos antes, en lo que Lacan expres en el 53: me identifico en el lenguaje, pero solo perdindome en l como un objeto (2010, p. 288).Por tanto, podramos decir que el anhelo de Foucault expresado en el epgrafe del ttulo de este trabajo es, ciertamente, una descripcin de lo que empricamente le est ocurriendo. Precisamente, ms adelante en el desarrollo de la conferencia de la que ha sido extrada esta cita, se expondr de este modo: (...) en el momento de ponerme a hablar ya me preceda una voz sin nombre desde haca mucho tiempo siendo l mismo ms bien una pequea laguna en el azar (Foucault, 1996, p.11) del suceder de esta voz.Estas conceptualizaciones son propias de un perodo de la enseanza de Lacan donde lo fundamental de sus desarrollos estaba orientado por el registro de lo simblico. El alcance y fundamento de estas posturas se evidencia claramente en lo expuesto en el mencionado Informe de Roma de 1953. All definir a los psicoanalistas como practicantes de la funcin simblica, advirtiendo que es asombroso que nos desviemos de profundizar en ella, hasta el punto de desconocer que es ella la que nos coloca en el corazn del movimiento que instaura un nuevo orden de las ciencias (Lacan, 2010, p. 274). Esta definicin es consecuencia de su retorno a Freud, de advertir en esos desarrollos que el psicoanlisis no tiene otra herramienta que la palabra del paciente (Lacan, 2010, p. 240).

Esta voluntad de Lacan de realizar una lectura de los textos freudianos est originada en lo que l reconoce como una deterioracin del discurso analtico donde el desconocimiento del origen de los trminos engendra el problema de hacerlos concordar, y donde el esfuerzo de resolverlo refuerza este desconocimiento (Lacan, 2010, p. 238). Este inters no es solo reivindicativo, est orientado por la clnica, por la complejidad de los fenmenos clnicos que exigen un conocimiento terico que devenga en una aplicacin adecuada de la tcnica.

En este momento de su obra, entonces, el inconciente es una operacin eminentemente simblica, y el sntoma el significante de un significado reprimido de la conciencia del sujeto (Lacan, 2010, p. 271). As, todos los esfuerzos del analista deben estar destinados prioritariamente a suscitar el advenimiento de la palabra apresada en el sntoma. Esta bsqueda est explicitada sin matices en la siguiente aseveracin: queda ya del todo claro que el sntoma se resuelve por entero en un anlisis del lenguaje, porque l mismo est estructurado como un lenguaje, porque es lenguaje cuya palabra debe ser librada (Lacan, 2010, p. 260).De este modo, el inconciente funciona como un querer decir. Mnica Torres (2001) indica que esto es muy claro en el grafo del deseo donde el che voui? puede traducirse por qu quiere decir? cuya respuesta es quiere decir el deseo (p. 3). En el Seminario 11 esta posicin eminentemente simblica comenzar a cambiar. Lacan (2011) explicitar all que su bsqueda terica tiene como objetivo generar la posibilidad de tratar a lo real mediante lo simblico (p. 14). Como apoyo conceptual, desarrollar dos operaciones novedosas: la alienacin y la separacin. Con esto, van modificndose algunas de sus posiciones anteriores: si antes la bsqueda era el sentido del sntoma, ahora el objetivo de la interpretacin no es tanto el sentido sino la reduccin de los significantes a su sin-sentido (p. 219).La alienacin, operacin puramente significante, se traduce en divisin subjetiva; mientas que la separacin, permitiendo la aparicin del producto, hace necesario salir del significante: es el surgimiento del pequeo objeto a. Esto implica de algn modo salir del inconciente e introducir el cuerpo, el organismo y la pulsin (Torres, 2001, p. 3).El esfuerzo estar orientado, en consecuencia, en unir el significante con la pulsin. Un primer intento est esbozado con la frmula del fantasma: lo real es soporte del fantasma, el fantasma protege a lo real (Lacan, 2011, p. 49). El fantasma presenta al sujeto (dimensin significante) relacionado de alguna manera con el objeto (dimensin real) que causa su deseo (a). En estos trminos, el fantasma tiene la funcin de velo, de pantalla que disimula algo absolutamente primero (p. 68). Encontrar los determinantes de esta pantalla y atravesarla constitua, en estos momentos de la enseanza, el objetivo del anlisis y el indicio de su final.El siguiente paso de orientar esta bsqueda de unin significante-pulsin, estar dado ms adelante por la construccin de los Cuatro Discursos presentados en el Seminario 17. Lo esencial de estos cuadrpodos giratorios es que pondrn a trabajar los trminos significantes ($, S1, S2) y el a. Lacan (2009) conceptualizar al discurso como una estructura necesaria que va ms all de la palabra, a la que caracteriza de ocasional. Estas estructuras se sostienen por ciertas relaciones fundamentales, basadas en el instrumento del lenguaje pero que subsisten sin necesidad de palabras. Esta posibilidad de existencia ms all de las palabras permite la inscripcin de algo que excede al campo del significante: lo real, representado por el objeto a, objeto de goce.

El esquema de funcionamiento de estos discursos se puede vislumbrar en la siguiente aseveracin: "el significante se articula representando un sujeto ante otro significante (...) esa repeticin inaugural (...) es repeticin que apunta al goce" (Lacan, 2009, p. 50). As, la cadena significante trabajar para producir un plus de goce, un ms de gozar.Ms adelante en sus desarrollos, dice Torres (2001), Lacan intentar pensar la conexin entre inconciente y pulsin mediante el sntoma, ya que es algo que rene a la vez una parte significante, descifrable, y una finalidad de goce (p. 3). Al igual que lo identificado a travs de la clnica de los discursos, el sntoma funciona como un aparato significante destinado a producir goce, esto lo hace insistir ms all de la interpretacin ya que implica un placer desconocido para el sujeto: hay una parte del sntoma que es real y que sirve al goce y hay otra parte, la parte alienacin del sntoma, que es mensaje, que habla, que se descifra (Torres, 2001, p. 3).

Esta evidencia clnica ser el caldo de cultivo para arribar al concepto de sinthome, al final de su enseanza: Lacan llama el sinthome, digmoslo exactamente, a esta incidencia de goce sobre el cuerpo que tiene el significante. Y crea el concepto de sinthome precisamente porque est ms all del fantasma (...) el sinthome se refiere al cuerpo vivificado por el significante, el cuerpo en tanto goza intensamente por el hecho del significante. (Miller, 2001, p. 12).Si Freud defini a la pulsin como un concepto lindante entre lo anmico y lo fsico, en ese lugar Lacan ubicar al sntoma teorizado como sinthome: la frmula de Lacan que el sntoma es del orden de lo real slo toma su verdadero sentido si hacemos surgir la frmula freudiana a la cual responde, a saber las pulsiones (Miller, 2001, p. 12). El sntoma, entonces, se plantea como la frmula que une el cuerpo con el significante.La particularidad de este real que resiste a la interpretacin por la va de la palabra har vincular a Lacan al concepto de letra, puesto que lo que resiste no es el significado sino el goce, el goce cifrado: la letra es el significante considerado, justamente, por fuera de su funcin de producir significaciones (Torres, 2001, p. 3).La letra, a la vez, se distingue del significante porque este ltimo no posee identidad: siempre es otro, distinto a s mismo. As, por la va de lo simblico el sujeto siempre se identifica a algn rasgo del otro (Torres, 2001). Ejemplifica claramente esta vertiente significante lo elucubrado por Lacan en el grafo del deseo donde el sujeto se inscribe en el Otro para obtener los significantes de su identificacin.La letra, en cambio, responde a una identidad consigo misma sin estar afectada por los efectos de sentido, permitiendo pasar as de lo simblico a lo real, lo real no tiene sentido (Torres, 2001). En este movimiento, Lacan se acercar a Joyce ya que el goce es lo nico que podemos atrapar de su texto (Lacan, 2012, p. 164).Joyce, cuya escritura es especialmente intraducible, ser el modo en que Lacan expondr que lo escrito es ciertamente intraducible: el verdadero real es en ausencia de ley (Lacan, 2012, p. 135). Precisamente, en relacin a la letra, Joyce se identifica a lo individual, al sinthome que es lo que hay de singular en cada individuo (Lacan, 2012, p. 165).Lacan arriba al concepto de sinthome a partir de sus teorizaciones sobre la produccin artstica de un sujeto de estructura psictica: James Joyce. Aqu ser fundamental recordar que con la forclusin del Nombre del Padre (...) haba esclarecido la gnesis de la estructura y el lugar del sntoma psictico (Perez, 2009, p. 4). En Joyce, Lacan ubicar el carcter del sntoma como invencin, como forma en que un psictico se las arregla con lo que determina su estructura (Perez, 2009, p. 4) haciendo de su sntoma el garante de su falo (Lacan, 2012, p. 16). Joyce hizo de su arte ese garante, tuvo el privilegio de haber llegado al extremo de encarnar en l el sntoma (Lacan, 2012, p. 165).En el seminario 23, Lacan indica que la hiptesis del inconciente freudiano solo se sostiene si se supone el Nombre del Padre. Pero aqu estar el paso que dar sirvindose de Joyce: el propio Joyce ya seala y muestra que toda la realidad psquica, es decir el sntoma, depende, en ltima instancia, de una estructura donde el Nombre del Padre es un elemento incondicionado (Lacan, 2012, p. 165). As, precisamente, Lacan recubrir lo que atae al Nombre del Padre con lo que, segn l, conviene llamar sinthome.Joyce prescinde del Nombre del Padre, este significante est forcluido en su estructura, pero se sirve del padre a condicin de utilizarlo ya que l, como dice Prez (2009), careca de un verdadero garante de su falo: lo que podemos llamar un padre indigno, un padre carente (Lacan, 2012, p. 67).As, Joyce trasciende al padre dir Lacan, y profundizar: Ulysses es el testimonio de lo que mantiene a Joyce arraigado al padre mientras reniega de l. Ese es justamente su sntoma (Lacan, 2012, p. 68). Este sntoma, permite su anudamiento: anuda al cuerpo, es decir a lo imaginario, se anuda a lo real y al inconciente (Lacan, 2012). Es claro que lo que Lacan busca mostrar, en lo que concierne especficamente a Joyce, es que si hay una carencia fundamental en ste, lo sera en lo relativo a la del funcin paterna (Perez, 2009, p. 8). Si su sntoma, entonces es estar arraigado a su padre mientras reniega de l, con su arte construy su sinthome: su arte supli su revestimiento flico.Joyce se construye un nombre propio que, en concordancia con su escritura, es intraducible: el nombre propio es aquello que de lo escrito no se traduce haciendo el sntoma el nombre propio, el nombre de goce, () porque recoge los intereses de goce del sujeto (Torres, 2001, p. 7). Prez (2009) aclara an ms: la funcin del sinthome en Joyce es la de suplir la funcin de un semblante flico algo cobarde como el de l. Por tanto eso que escribe, esa letra intraducible, l es.Y no haba lgrimas en nuestros ojos ni pesadumbre alguna en nuestros corazones; porque dentro de aquel atad sencillo (cuatro tablitas frgiles) nos pareca llevar no la pesada carne de un hombre muerto, sino la materia leve de un poema concluido.

(L. Marechal, 1948)Leopoldo Marechal, autor adepto a una efusin anarcosentimental de ribetes literarios (Marechal, 1965, p. 32), presenta caractersticas y particularidades en su creacin artstica que bien podramos intentar analizar con algunos de los elementos que Lacan sita en Joyce.

Este poeta, ensayista, dramaturgo y novelista naci en Capital Federal en 1900 y desde muy temprano se consider a s mismo un hombre que busca en los libros, en las cosas y en la meditacin una respuesta vital a sus problemas interiores (Barracchini, 1995, p. 42). Es en funcin de su obra cumbre, el autobiogrfico Adn Buenosayres (1948), que puede entenderse esta ltima aseveracin y advertir, tras ella y en las dos novelas que le siguen, que sus escritos son su modo de dar testimonio de lo que lo mantiene arraigado al padre mientras reniega de l. Este padre que, en su escritura, podemos localizar como la patria.En llamativa concordancia con lo que indica Lacan sobre Joyce, el significante arraigo aparecer en la creacin de Marechal, pero en la veta del desarraigo. As describe Cortzar (1995) el devenir del personaje Adn Buenosayres: una gran angustia signa el andar () que viene de los orgenes y mira a los destinos. Contina: Arraigado a fondo en esta Buenos Aires, despus de su Maip de infancia y su Europa de hombre joven, Adn es desde siempre el desarraigado. Se ajusta a la realidad concreta, pero solo por el lado de afuera (p. 14).Es necesario realizar aqu una brevsima descripcin del ncleo central del verso y prosa de este autor, sin olvidar las palabras de Ernesto Sbato (1995): sera una ofensa hacer aqu, en tan pocos minutos, el examen y el elogio de la obra de Leopoldo Marechal (p. 145). Sus tres novelas plantean, bajo la forma del viaje o la gesta trascendental, una verdadera proeza del espritu. Cada una de ellas presenta al personaje desde un despertar metafsico (Marechal, 2010, p. 10), consecuente con la identificacin de una causa de orden personal-patritico y la ejecucin de una gesta nacional para intentar dar respuesta a la causa. En ese mosaico () aparecen puntualmente: la esttica o el debate de ideas (); el elogio al guerrero; la idealizacin mstica de la belleza; el enfrentamiento con los monstruos y la mitologizacin de la historia; el banquete dionisaco; la catarsis a travs de la stira ms desbordante y la redencin desesperada (Editorial Seix Barral, 2010, nota de contratapa).La semejanza de Marechal con Joyce, la sita en trminos literarios No Jitrik (1995): El Joyce que pudo haber inspirado a Marechal no es el anecdtico, no es el de ciertos temas particulares, sino el de una posicin distinta frente a su material (p. 84). Asimismo, Joyce en el uso de un lenguaje que ya no existe (el galico) es similar a Marechal segn Jitrik: para Marechal, el lenguaje debe cambiar. Ya no tiene sentido expresarse con limitaciones o de acuerdo a conveniencias. (p. 85).En Los puntos fundamentales de mi vida escrito para el periodista Diego Baracchini (1995), Marechal se expide como miembro de dos familias, llamativamente similar a lo que dice Lacan de Joyce: yo soy de origen francs por la rama paterna y vasco-espaol por la materna, y como mis abuelos al venir a Amrica lo haban hecho en virtud de un desgarramiento () mi preocupacin durante mi primer viaje a Europa fue la de lograr reatar los hilos rotos, para establecer una suerte de continuidad vital (p. 43).

Ese es el sntoma de Marechal: arraigado a su padre/patria, intentar brindar continuidad a esa historia signada por el desgarramiento, que lo sita a l en el desarraigamiento de su Buenos Aires contemporneo. Mediante su escritura intentar dar inicio y establecer los lmites de ese sufrimiento desgarrado: la patria es un dolor que an no tiene bautismo (Marechal, 1974, p. 59). Justamente es ese inicio, enunciado como bautismo, que Marechal intentar crear mediante su obra literaria para restablecer los hilos rotos de su historia.

Precisamente, rehusar de la lnea clsica europea para escribir en una prosa totalmente autctona, portea. Con Marechal, dir Cortzar (1995), estamos haciendo un idioma (p. 16) y su arte se afincar claramente en lo popular, patritico, para establecer una continuidad, su continuidad vital. Ir ms all de esos orgenes europeos, pero valindose de ellos: siempre fiel, como l mismo admiti, a la epopeya clsica, los relatos tienen su basamento en Alighieri y sus infiernos, en la Odisea y la Eneida, las discusiones cientficas y filosficas propias de la Europa de su tiempo, las consideraciones sobre el marxismo; todo ello protagonizado y encarnado por personajes autctonos: domadores, payadores, malevos de barrio y empleados de germinales fundiciones de Avellaneda.Precisamente, las primeras pginas de Adn Buenosayres fueron escritas en Pars en 1930, como relatar en su Prlogo Indispensable. Luego de ello, tras una honda crisis espiritual que lo alej de cualquier linaje de accin, prosigui su escritura en Buenos Aires con el nimo de quien cumple un gesto penitencial (Marechal, 2010, p. 10). As, esta novela es la expresin figurada o simblica de una realizacin espiritual, efectuada por su protagonista segn el simbolismo del viaje (Baracchini, 1995, p. 44).Esta realizacin espiritual, este viaje simblico con el que podra compararse el proceso analtico, deja como resto el producto de la escritura. As lo dice Cortzar (1995): por un mecanismo frecuente en la literatura, nace sta de un rechazo o una nostalgia (p.17). Ese rechazo, esa nostalgia enfrenta a Marechal con lo que l mismo es: un desarraigado hijo de un desgarramiento patritico que busca restablecer los hilos rotos de su historia. A ese encuentro, a esa denominacin de su sntoma como gesto penitencial, le adviene una sorpresa. La penitencia trae a veces frutos inesperados (2010, p. 10), ese fruto es la maravillosa letra del Adn y su identificacin a lo que de ella surgi: haba advertido que Adn Buenosayres era yo (Baracchini, 1995, p. 44).De este modo, Marechal se enfrenta e identifica al sntoma, lo encarna l mismo: no afirmar yo hipcritamente que se trata de un parecido casual, sino que afrontar las consecuencias (Marechal, 2010, p. 11). Estas consecuencias, precisamente, darn lugar a la creacin de otro autor con vida propia, de otra persona, ficticia, pero que tiene existencia propia (Eidelberg, 2013, p. 1). Precisamente, Marechal se identifica a eso: no es ya la pesada carne de un hombre, sino un argentino escritor de cuya vida un poema concluido es su testimonio. Precisamente, dir que el mayor elogio que ha recibido en su vida es que su obra solo podra haber sido escrita por un argentino (Granata, 1995, p. 77).Marechal tuvo vocacin de anlisis: quisiera tener de las cosas no la valoracin, sino la esencia, la nocin, y por eso las invoca (Jitrik, 1995, p.85). Ese deseo de analizante lo sostendr como un autntico paciente: hay smbolos que nos rechazan con sus barreras de espinas, y que nos rinden al fin su higo maduro si uno se resuelve a lastimarse la mano (Marechal, 1965, p. 258). Es decir, Marechal trasciende al smbolo, su sntoma anula el smbolo (Lacan, 2012, p. 162) y puede dar cuenta de ello identificado a eso que cae, a ese resto que queda de su viaje espiritual.

Es precisamente en esta trascendencia del smbolo donde debe efectuar un nuevo uso del lenguaje. Aqu echar mano de lo popular, lo que encuentra como argentino en ese desarraigo. Utilizar entonces, a lo largo de su obra, y particularmente en sus novelas/autobiografas, lenguaje coprolgico, modismos, giros lingsticos campestres teidos de discusin intelectual con un permanente uso del vos. Precisamente, describir su escritura y sus efectos de este modo: los eruditos que se calan antiparras de seriedad frente a un libro y que suelen desmayarse ante la incorrecta posicin de una coma, tratan con desvo toda manifestacin del arte popular, les indigna su estilo desvergonzado (Soler Caas, 1995, p. 24).

Tal vez no pudisemos decir de Marechal lo mismo que de la estructura subjetiva de Joyce, pero s estamos autorizados a enunciar que ambos tienen en privilegio de encarnar el sntoma. Trascienden lo simblico y su sinthome-escritura es el cuarto elemento sin el cual nada es posible en el nudo de lo simblico, lo imaginario y lo real (Lacan, 2012, p. 165). Es la escritura lo que los mantiene arraigados al padre, pero les permite trascender.

En el caso de Marechal, esta creacin que hace nudo los hilos rotos de su historia produjo un movimiento que evidencia el buen saber hacer con su sntoma:

Despus que se realiza la soldadura todo es armonioso y el pas entero y nosotros mismos nos sentimos dentro de una continuidad histrica, que es muy fecunda (Baracchini, 1995, p. 43).Bibiliografa Baracchini, D. Los puntos fundamentales de mi vida en Bajarla, J. (comp.). (1995).Leopoldo Marechal. Homenaje. Buenos Aires: Corregidor.

Cortzar, J. Leopoldo Marechal: Adn Buenosayres en Bajarla, J. (comp.). (1995).Leopoldo Marechal. Homenaje. Buenos Aires: Corregidor.

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