Escuelitas de futbol

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1 Trabajo de investigación Escuelitas de fútbol en Bahía Blanca Por Juan Ignacio Zelaya

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Trabajo de investigación

Escuelitas de fútbol en Bahía Blanca

Por Juan Ignacio Zelaya

Índice

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I ¿Qué es una escuelita? Pág 4II Dos grupos, dos objetivos Pág 4III Motivos que alejan a los chicos de un club Pág 4 y 5IV La trascendencia de los recursos materiales y humanos Pág 5V Organización de torneos Pág 6VI Encuentro de escuelitas Pág 7VII Interiorización en distintos establecimientos Pág 8 a 11VIII Espacio para chicos con capacidades diferentes Pág 12 y 13IX La psicología en los mas chicos Pág 13 y 14X Ella también juega Pág 14XI Historias de vidaI Los González Pág 15 y 16II Enzo Coacci Pág 17 y 18Conclusión Pág 19 y 20Bibliografía Pág 21

Las herramientas metodológicas seleccionadas para este informe son cualitativas, y serán las historias de vida y las entrevistas. Se las cree convenientes para abordar el

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tema analizado, ya que, si nos referimos estrictamente a las últimas, son importantes para conocer detalles de cada una de las escuelitas, buscando revelar un dato inédito, inesperado, conocer una parte desconocida de cada una de ellas. Para ello, escogí a dirigentes de las distintas entidades para que se expresen: Alejandro Mañay (Cooperación II), Patricio Fernandez (Efuba), Javier Slulmeister (Espora), Marcelo Cela(Tiro Federal), El Cometa, Dario Edelman (San Francisco), Felicidad Ugarte(Vista Alegre), Jorge Moschetti (Libertad) y Walter Uranga (Sixto Laspiur) Si bien todas compartes muchas características y objetivos, tienen rasgos particulares que suelen ser trascendentes a la hora de diferenciarse de las restantes. Por otra parte, a la hora de hablar de casos similares, sirve como prueba para demostrar que, por ejemplo, poseen las mismas problemáticas. A partir de allí, las formas de actuar para compensar o solucionar las dificultades pueden ser similares o no, y eso dependerá de los recursos humanos y materiales que cada una tenga. En ésta pluralidad de voces, también elegí entrevistas con gente vinculada, pero desde otros aspectos. Por ejemplo: Adrián Macre, presidente de La Armonia, creador de la idea de la escuelita para chicos con capacidades diferentes, Lucia Colamante, Psicóloga, Román Igartua, organizador de Liga Municipal, y Sofía Slulmeister, jugadora de Espora. Por el lado de las historias de vida, hay que decir que busca descubrir la relación dialéctica, la negociación cotidiana entre aspiración y posibilidad, entre utopía y realidad, entre creación y aceptación, donde sus datos provienen de la vida cotidiana, del sentido común, de las explicaciones y reconstrucciones que el individuo efectúa para vivir y sobrevivir diariamente. Para eso, seleccioné a dos hermanos que comenzaron a jugar desde la edad de escuelita, en su pueblo Lamarque, donde nunca les faltó nada, y que llegaron a Bahía Blanca con la idea de triunfar, y en cierto punto lo pudieron hacer, cada uno desde su lugar. Como otra historia, utilicé, para entender la contrapartida, a un chico que juega desde escuelita en un club de barrio, pero que con mucho esfuerzo se posicionó entre los 15 mejores establecimientos de la ciudad. Sirve para que, a partir de sus formas de vivir y de la explicación del motivo por el que se acercó, se pueda entender cuales son las pautas que hay que cumplir para poder triunfar, como le está sucediendo a él hasta ahora.

I. ¿Qué es una escuelita? Primero hay que entender una cuestión fundamental. Se le llama escuelita a

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dos cosas del mismo ámbito: Una categoría, previa a infantiles, para chicos sub 11, que todavía no pueden competir, y también a aquellos establecimientos que tampoco compiten, o que lo hacen contra otras escuelitas de su misma jerarquía. Allí no importa la edad, pueden ser, por lo general de 4 a 16, dividiéndose en grupos de trabajo con compañeros de edades similares. Los equipos que compiten tienen escuelita hasta los 11. En caso de recibir chicos más grandes, casi siempre son sometidos a una prueba con la categoría del año que le corresponda. Es decir, que si un chico dice, por ejemplo, “Quiero jugar en Villa Mitre porque soy hincha”, no es seguro que pueda hacerlo. Es que en estos clubes se prioriza el semillero, lo que le pueden aportar las categorías divisionales para poder, el día de mañana, subir a jugadores capacitados a la primera división. Puede ser tomado como marginación, es algo discutible.

II. Dos grupos, dos objetivos.

Las escuelitas de futbol en nuestra ciudad, según sus recursos, se posicionan en distintas jerarquías que, en definitiva, terminan dictaminando los objetivos que tienen cada una de ellas. Hay dos grandes grupos: las que ponen por encima de todo el bienestar o crecimiento social, y las que pretenden obtener frutos deportivos en un corto, mediano o largo plazo.Esta gran esfera de alta jerarquía está compuesta por aquellos clubes que compiten a nivel local, regional, o nacional, y que tienen un equipo de elite, mientras tanto, las otras son instituciones que utilizan el futbol como “red” o soporte de chicos de una realidad económica distinta, donde abunda lo precario y se busca sacarlos de la calle e intentan ayudar en la formación, sobre todo en el aspecto educativo, a todo aquel que quiera el deporte y lo quiera practicar. Allí aparece el primer problema, ya que si bien, por una cuestión de curiosidad, o de prueba pueden acercarse muchos, lo complicado es retenerlos. III. Motivos que alejan a los chicos de un club

En un porcentaje global, hay un mayor registro de jugadores en clubes precarios o de la periferia que terminan abandonando, puede ser porque, por lo general, no existe nadie en sus casas que pueda ponerles límites, o por algún motivo ajeno a los chicos. En las de mayor de mayor jerarquía, los padres los envían para que realicen alguna actividad física, y así no malgasten todo el día enfrente de una computadora, a veces con el consentimientos de los propios chicos, porque les gusta el deporte, o a veces no. La pregunta es por que las familias con cierto sustento económico prefieren pagar una cuota elevada y llevarlos a clubes de mayor distancia, antes que llevarlos a alguna cercana, económica y humilde ¿ Hay discriminación? ¿Hay marginación?. Tal vez sea algo similar a lo que nos sucede como sociedad.

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En algunos casos, en clubes importantes, no se aceptan pequeños de escasos recursos, argumentando o sosteniendo motivos que suelen no ser muy convincentes. Quizás, se resuma en saber que en determinado momento no podrán pagar la cuota, y prefieren evitar eso desde un comienzo.

IV. La trascendencia de los recursos materiales y humanos

El crecimiento a nivel general va de la mano con la cantidad de gente que trabaja dentro de la institución, y allí se puede marcar otra diferencia: Quienes están en los de baja escala, van por solidaridad, por pasión, adquiriendo sueldos muy bajos o nulos, aunque a ellos poco les importa. El esfuerzo más grande es a la hora de crecer en el marco de la infraestructura: Padres, vecinos, o los mismos dirigentes y técnicos se acercan a colaborar en cada una de las obras, con lo que sea. Desde revocar una pared hasta cebar un mate. De más está decir que en el otro extremo sucede todo lo contrario. Los recursos humanos ocupan su rol a rajatabla, la disponibilidad económica permite contratar gente y crecer a pasos agigantados. Un ejemplo para graficar el caso puede ser el contraste entre Villa Mitre y San Francisco. El tricolor, en apenas un año y medio de trabajo, inauguró su sede en Méjico y Thompson, con tres canchas de fútbol 11, una de hockey, y tres de futbol 5 que se utilizan para el autoabastecimiento en las distintas categorías, así como también para alquilarle a terceros y sumar otro ingreso. Mientras, el Santo, después de un arduo trabajo de todos aquellos que se acercaron a ayudar, pudo remodelar los vestuarios de su cancha auxiliar, donde juegan los chicos de escuelita, menores e infantiles. Los elementos utilizados fueron donados, o adquiridos a través de un esfuerzo económico muy grande. Se contrarrestan en los fondos que poseen: Uno de cuotas elevadas que cobran por chicos (En los mejores clubes siempre abunda en demasía la cantidad), los sponsors, los empresario que aportan por diferentes motivos (por ser hinchas, por ejemplo). De las canchas anteriormente mencionadas que son alquiladas, de otras subcomisiones del club (otros deportes), etc. Del otro lado, publicidades mucho más baratas, cuotas económicas o nulas y prácticamente nada más.

V. Organización de torneos

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En nuestra ciudad, hay infinidad de escuelitas que quizás ni siquiera conozcamos. Se las rebuscan para poder competir a pesar de que no sea ese el eje principal de la creación de cada una, pero nunca está de más poder hacer que sus chicos jueguen contra otra camiseta, y vean otras caras, que no sean las de todos los días. Román Igartúa es el coordinador de la denominada Liga Municipal, que está ambientada a lo anteriormente dicho, y contaba que “Una posibilidad que se le da a los mas chiquitos de competir, ya que por razones de infraestructura o de cantidad de chicos no pueden competir en la liga del sur”. Como el nombre lo indica, tienen el apoyo de la municipalidad, lo cual es un alivio muy grande, sobre todo para conseguir lugares en donde se realizan los encuentros: “Contamos con 3 canchas de basket: Alem, Argentino y Velocidad, así como también las de Bella Vista de fútbol en el predio”. En cuanto a la forma de disputa, contaba que “: Solamente los mas grandes juegan por puntos, los chiquitos de escuelita lo minimizamos, el comportamiento es lo primordial”. Participan, entre otros, El nacional, cooperación, 31 de marzo, vista alegre, estrella de oro, Villa Esperanza, Villa Muñiz, El Progreso, Centenario, Villa Mitre. La inclusión de éste último es para aportarle algo de “jerarquía” al torneo, y porque la gente de el club villero siempre tiene “la mejor predisposición para dar una mano”, según contaba Igartua.

La contracara en organización de torneos interbarriales, es la del Barrio Spurr: La sociedad de fomento, conformada por gente que se arrima a colaborar, con el autosustento, sin ayuda de nadie, intentan realizar jornadas integrales con gente de la periferia. Francisco Oliva, una de las caras visibles en la organización, aseguraba que “La idea es que los chicos puedan venir acá con los equipos de sus respectivos barrios para sentir esa sensación de competencia, pero siempre inculcándoles el respeto por sobre todas las cosas.” Refiriéndose a los recursos humanos, se enorgulleció al contar que “Hay un grupo muy grande trabajando detrás de algo tan pequeño. Padres que hacen de árbitros, profes de escuelitas dando una mano, madres cocineras, gente de la organización de salud brindándonos protección, de todo un poco”. “Nuestras jornadas no se quedan solo en lo futbolístico en si, sino que luego hay comida y distintos shows para que los chicos puedan compartir toda una jornada juntos”. Agregó Oliva para finalizar. Un esfuerzo que, sin lugar a dudas, vale la pena.

VI. ENCUENTROS DE ESCUELITA

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Hay que saber diferenciar entre encuentros y torneos. Los primeros son jornadas que se organizan para un día en especial, y no tienen la obligación de hacerlo todas las semanas. El ganador se define ahí, aunque poco importa quien sea. Las reglas y las formas de disputa se estipulan para ese día en especial, por lo general, dependiendo de la cantidad de equipos que participen. En un torneo, como los mencionados en el capítulo anterior, el cronograma se impone antes de comenzar, e intentan jugar todos los fines de semana. Al no ser oficial, puede variar, pero buscan una continuidad para no perder la esencia. Villa Mitre es una institución que suele organizar varios encuentros. Los motivos son varios, pero principalmente porque tienen los recursos materiales y físicos para poder invitar a otros clubes, y también porque la dirigencia y coordinación, a lo largo de todos estos años, logró obtener un abanico de amistades y contactos con los distintos clubes. Por lo general, se invita a clubes de la misma jerarquía: Bella Vista, Tiro Federal, Libertad, Sansinena, Rosario, Liniers, etc. Esteban Fernández, coordinador de encuentros en la entidad Villera, contaba un poco los motivos de su accionar: “: “Nosotros intentamos realizar encuentros, invitamos y vienen porque cuando nos invitan, nosotros también vamos. No solamente para que los chicos vean distintas caras y otras camisetas, sino para fomentar el hecho del respeto hacia el otro, desde saludarse cuando termina el partido, hasta no pelearse dentro de la cancha, no hablar con el arbitro y demás”

Buscando el otro extremo, tenemos el caso de El Cometa. Organizan encuentros con escuelitas bien barriales y muy precarias, como Proyecto 22, Loma Paraguaya, Argentinos del Norte, Arica, Zona norte, Suterhy , 9 de noviembre, Sixto Laspiur, etc. El coordinador Daniel Rivera, contaba que “ Es la manera mas sana de que los chicos que no pueden jugar rentados en menores o infantiles, lo hagan en encuentros de distintas escuelitas que abarcan edades de 4 a 16 años. La competencia con equipos grandes e importantes se hace difícil por cuestiones obvias, entonces nosotros nos tenemos que arreglar con aquellos que estén a nuestro alcance o en la misma situación”.

VII. Interiorización en distintos establecimientos

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Para hablar del trabajo en las distintas escuelitas, también se buscaron distintos casos:

Escuelita Cooperación II –no compite y hacen encuentros, pero no muy frecuentemente.

“Nos cuesta mucho mantener la escuelita. Los chicos salen de la escuela y van a la canchita hasta que cae el sol. Con los más chiquitos hacemos ejercicios aparte, pero los asociamos. Viene gente de otros barrios cercanos. Tenemos muchísimas complicaciones: Los recursos, la movilidad cuando jugamos amistosos. La municipalidad nos da una manito cuando jugamos la liga municipal solamente. Somos más de 40 chicos y nos viene muy bien. A ellos les encanta jugar contra otros. Teníamos un juego de camisetas y las usamos para competir, a veces nos faltan. Competimos desde el año pasado”, aseguraba Alejandro Mañay, uno de los técnicos.

Efuba –Formadora de chicos para que luego puedan probar suerte en el club que quieran cuando lleguen a la edad de infantiles-

“Somos una institución Educadora y formadora de futbolistas. Chicos que concurren aquí luego van a competir a otros clubes, nosotros no lo hacemos. Los tenemos de 5 a 12 años. Con esa edad podemos hacer encuentros sin competencia, después ya nos cuesta juntar gente por razones lógicas. Somos una mínima parte del camino por el que transitan los jugadores, después depende mas de ellos que de nadie”, explicó Patricio Fernandez, coordinador.

Espora- No compite ni realizan jornadas, pero abarcan una gran cantidad de barrios.

Javier Slulmeister

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“Contamos solo 3 entrenadores. La escuelita es de 3 a 7 años. Tenemos infantiles y menores también. El que quiere jugar, va a tener que entrenar, no hago diferencias. El predio nos lo presta la base naval, practicamos adentro, enfrente del avión. Es una edad complicada, los barrios a los que llegamos son difíciles: Villa Elena, 17 de mayo, villa aeropuerto, Grumbein, Portal del Este, entre otros.” Palabras de Javier Slulmeister, entrenador y coordinador.

Tiro Federal –compiten en todas las categorías- ,

“En edades de escuelita no se valora ni se le da importancia al resultado, sino a la disciplina. Hay que recordar que el salto desde escuelita hacia infantiles ya significa competitividad, y para eso se necesita ser educado y respetuoso. A partir de eso, podremos pensar en lo futbolístico. Se prepara a los chicos para que el día de mañana puedan ser jugadores del semillero que integren el plantel profesional. Gracias a Dios tenemos todos los recursos, no nos podemos quejar. Elementos y lugares para entrenar, hay”. Marcelo Cela, entrenador de Infantiles.

El Cometa: Solo participan en infantiles. Tienen escuelita de 4 a 11 y de 14 a 16

“Es la manera mas sana de que los chicos que no pueden jugar rentados en menores o infantiles, lo hagan en encuentros de distintas escuelitas. Antes, abarcábamos edades de 4 a 16 años, pero desde que entramos a infantiles porque en las edades que correspondían las 4 categorías que se debían presentar, teníamos un muy buen número de chicos. Ahora, ya transcurrido medio año, ya no podemos presentar la Novena (clase 2002), porque esa cantidad fue disminuyendo por distintas razones ajenas a nosotros. Mientras tanto, en lo que respecta a escuelita seguimos haciendo encuentros. La competencia con equipos grandes e importantes se hace difícil por cuestiones obvias, entonces nosotros nos tenemos que arreglar con aquellos que estén a nuestro alcance o en la misma situación” sentenció Daniel Rivera, presidente.

San Francisco: Compite en todas las divisionales, pero con una realidad económica y social muy distinta.

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Darío Edelman

Dario Edelman, coordinador de escuelita: “ Por suerte tocamos contactos en los distintos clubes como para que, a pesar de no competir en escuelita porque no hay un torneo en la Liga Del Sur para esas edades, poder jugar todos los fines de semana, una vez de local y otra de visitante. Confió en que sirve económicamente hablando “cobrando una entradita, poniendo un kiosco. Todo suma. Tomamos todo con mucha seriedad. Hacemos lo posible para sacarle todo lo competitivo posible. Hacemos trabajar a los chicos de infantiles en conjunto con los nenes, los mechamos. Buscamos frutos en un futuro a pesar de ser un club humilde”. Con respecto a la parte geográfica que abarcan, contó: “ La barriada se hizo muy grande, tenemos muchos barrios aledaños y hay una franja grande de chicos que buscan otras oportunidades. Los clubes grandes se tornan muy estrictos y a veces algunos quedan afuera, esos son los que buscan venir a clubes que ven organizados y con trabajo”. Admitió que en el anterior mandato “las cosas se hacían mal, en esos momentos nadie nos miraba como una opción”. Por último, agregó un párrafo para los padres: “ellos también tienen su lugar, por eso apoyan y ayudan. Tienen las puertas abiertas siempre, se le cumplen algunas cosas, tanto a ellos como a los chicos, para darles un dulce e incentivarlos a quedarse”

Vista Alegre: Compite en infantiles. 24 años de vida.

Felicidad Ugarte, coordinadora general de Infantiles y escuelita: “Hay más de 90 chicos. Se necesita un respaldo económico muy grande. Contamos con jugadores del barrio Noroeste, Villa Nocito, Vista Alegre 1 y 2”. “Aspiramos a crear valores. Nosotros les

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damos la opción de estar acá antes que en la calle, con los peligros convivimos todos, pero ellos con el apoyo de su familia sabrán que decisión tomar. Habíamos entrado en una meseta pero desde que los padres empezaron a dar una mano, volvimos a crecer. Cobramos una cuota muy accesible, y otros no las pagan, según las circunstancias de cada uno”

Sixto Laspiur: No compite.

Walter Uranga. “Retomamos el proyecto en 2004, hubo un parate muy grande. En 8 años pudimos hacer una primer base cerrando el predio, mejoramos las canchas, hicimos un fogón” comenzaba rememorando. “Vinieron muchos chicos nuevos, son muy buena gente por suerte. Para jugar acá tenés que tener cierta conducta, ellos saben lo que tienen que hacer y lo que no, por el momento a grandes rasgos se viene cumpliendo”, manifestó. En cuando a la idea de ingresar a la competencia liguista, decía que “Entrar a competir es muy difícil por un tema monetario y de infraestructura. Queríamos empezar un proyecto de una divisional C para poder competir con equipos de nuestra misma talla, y que podamos jugar entre nosotros por puntos, aunque no sea lo importante para nosotros, pero obvio que es distinto. Eso quedo en la nada, así que seguimos armando eventos”, se lamentó Uranga.

Libertad: compite en todas las categorías, con una realidad social difícil en los chicos por los barrios y las situaciones de las que provienen.

Jorge Moschetti, coordinador de escuelita e infantiles: “Queremos que sean mas personas que jugadores. No queremos que sea una guardería, que los chicos vengan sin su consentimiento solo porque los padres lo necesitan. Lo vamos charlando con ellos. Están rodeados de vicios que los acosan, los queremos alejar. Es complicado, aquí están tan solo un rato. No sabemos que hacen después, pero nosotros tenemos la mentalidad tranquila de que buscamos concientizarlos y hacemos lo posible para que mantengan una línea.”

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VIII. Espacio para chicos con capacidades diferentes

La iniciativa de La Armonía de crear una escuelita para chicos de capacidades diferentes fue bien vista en todo el entorno de la Liga Del Sur. Hacía falta algo así, quizás era lo que faltaba. Cuando hablamos de inclusión, también nos referimos a casos como estos. Todos tenemos el derecho a poder realizar un deporte, a poder identificarnos con un club, a crecer, aprender, entablar vínculos. A partir de este proyecto, muchos chicos pudieron arrimarse a la entidad “Velezana” Adrian Macre, presidente de La Armonía, aseguraba que el motivo de la creación fue porque estos chicos “Merecen un lugar y compartir los mismos valores que aquellos que compiten en deportes, ser felices a través de eso. Arrancamos con 20 chicos y se siguen sumando. Algunos se van por un tema de distancia. Todos viven la misma realidad, nosotros nos interiorizamos en cada uno de los casos e intentamos dar una mano. Queremos que ellos se sientan identificados con este club. Armamos encuentros recreativos permanentemente. Mucha gente nos da una mano por el motivo en el cual se basó este proyecto. Los medios difunden, otros clubes dan una mano”. La parte psicológica cumple un papel preponderante. La gente que trabaja allí les sirve de sostén, y también como una mano muy grande para los padres, en lo que concierne a la contención. El resto de los clubes dan una mano, no solo por el objetivo, sino también por la buena relación que tienen con el presidente, uno de los más queridos en el ámbito. La Armonía ingresó al listado en juveniles, y este es un bosquejo de los equipos que participan en las distintas categorías:

MenoresEscuela Nº 510 AEscuela Nº 510 BEscuela Nº 505Escuela Nº 504

CadetesEscuela Nº 505Escuela Nº 510Escuela 504

Juvenil BCentro de Formación Laboral Nº 2 ACentro de Formación Laboral Nº 1 B

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Centro de Formación Laboral Nº2 BCentro de Formación Laboral Nº1 A

Juvenil DGeniosCentro de Educación Física Nº 47 BCentro de Formación Laboral Nº2Centro de Educación Física Nº 47 A Escuela 514Centro de Formación Laboral Nº1 Club La Armonía

IX. La Psicología en los más chicos

Lucía Colamante

En edades tempranas, la parte psicológica cumple un rol fundamental, sobre todo para todos aquellos chicos que viven una realidad complicada. Algunos creen que todo pasa por lo futbolístico, y que cuando el chico no anda bien, es porque se levantó con el pie izquierdo como nos puede suceder a cualquiera. En esos casos, no se tiene en cuenta que los chicos pueden estar atravesando alguna situación que los aqueja y los saca de foco. Por eso, Villa Mitre decidió recurrir a una psicóloga para chicos de todas las divisionales. Todo aquel que se quiere acercar para contar un problema, y buscar soluciones, saben que tienen a Lucía Colamante en el quincho de la cancha auxiliar. “Me llamaron porque notaron que habían muchos chicos que estaban atravesando momentos complicados en sus vidas: Con la familia, escuela, o lo que sea, que afectaba de manera proporcional en el aspecto deportivo. Sirvo de contención, hablo con ellos,

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saben que yo estoy ahí y que cuando quieren vienen y hablan, tanto ellos como los padres”, contaba Colamante.También advirtió que “Tuve casos de chicos que le dicen a los padres que se van a entrenar y no van, se van a deambular con los amigos a la calle, justamente lo que todos los clubes queremos evitar. Necesito el apoyo de los padres permanentemente para lograr el objetivo. Son edades de rebeldía permanente, y hay que saber sobrellevarlo”, finalizaba la psicóloga.

X. Ella también juega

Javier y Sofía Slulmeister, padre e hija.

Si hablamos de inclusión, no podíamos saltearnos la situación por demás particular que se da en la escuelita “Espora”. Sofía, la hija del entrenador, entrena y juega a la par de sus compañeritos varones. Con 15 años, heredó la pasión que su padre le transmitió por el fútbol. Por una cuestión de distancias, no se puede entrenar en alguna de las escuelitas femeninas, por eso prefiere adaptarse a las circunstancias. “Sé que físicamente corro con desventajas. Igual, noto que los chicos, por respeto o lo que sea, muchas veces levantan la pierna, me dejan pasar. Tienen miedo de lastimarme, me cuidan”, contaba la rubia pelilarga. Su padre, por su parte, asegura que no hace “ningún tipo de diferencias. El que está para jugar, va a jugar. Dejo el corazón de lado”. Una de las tantas circunstancias o perlitas que nos deja el fútbol doméstico.

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XI. Historias de vida:

I. Los González

Sergio y Héctor González, hermanos y amigos.

Lamarque es una ciudad del departamento Avellaneda, en la provincia de Río Negro. Se encuentra al sudeste de la isla Grande de Choele Choel dentro del denominado Valle Medio y cuenta con casi 8 mil habitantes. Allí los González son los abanderados a la hora de ubicar a la ciudad en el mapa deportivo de nuestro país. De chicos, jugaban arco a arco frente a su casa y a metros del colegio. Las profesoras siempre los retaban porque los pelotazos pegaban en las ventanas. Incluso, venía el portero y les pedía que no jueguen más. Entre risas, cuentan que mucho caso no les hacían. Jugaban en la escuelita de su barrio, no competían, solo compartían un momento y una pasión. Se trata de Héctor y Sergio, hoy con 22 y 19 años. Llegaron a Bahía Blanca hace 5 años con la intención de buscar nuevos rumbos en sus vidas, con la idea clara de buscar vivir del fútbol. Se probaron en Villa Mitre, y los propios veedores se enfocaron en ambos, dándose cuenta en ese mismo momento de las condiciones que tenían y lo que le podían aportar al club. Héctor, más conocido como “El Loro”, se desempeña en prácticamente todos los lugares de la cancha en la faz defensiva. Jugó en todas las posiciones de la última línea, e incluso también lo hizo en la mitad de la cancha. En cambio, Pampu (así le dicen a Sergio), juega de delantero. Vivían en un lugar casi periférico, donde sucedía lo mismo que aquí o cualquier lugar: Amistades, vicios. Ellos decidieron cambiar el chip en el momento justo, y mal no les fue. Jugaron en menores, y el mayor de los hermanos ya con 18 años pudo debutar en la primera división local, y solo unos meses después, en la primera del equipo que por

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aquel entonces competía en el argentino A, tercera división del futbol Argentino. Para Pampu fue todo mas complicado, porque se esmeró mucho para llegar a jugar junto a su hermano, pero la exigencia de un club con la grandeza del tricolor por historia, no se lo permitió: En su puesto siempre llegaban jugadores de afuera, con experiencia. En menores la rompió, se cansó de hacer goles, jugó algunos partidos sobre el final del 2013 en el torneo local, y en diciembre le llegó la mejor noticia de su vida hasta el momento. Una comunicación telefónica desde Lanús lo sacudió desde muchos puntos de vista. Pasó la prueba y se instaló en la pensión del granate. Ya no tenía edad para jugar en menores, por lo tanto empezó a ganar terreno en la reserva, y allí fue el goleador de la temporada en su equipo. A fuerza de goles y de otros grandes méritos en cuanto a la perseverancia, le llegó la oportunidad de ser convocado por primera vez en el banco de la primera. Si bien después termino quedando fuera del banco, ese momento marcaba un antes y un después. Apenas pasando unos días, el director técnico Guillermo Barros Schelotto lo llamó para hacer la pretemporada con el plantel profesional. Debutó el 22 de Febrero de este 2015, ingresando desde el banco a falta de 35 minutos de que termine el partido en el enfrentamiento con Quilmes, de visitante. El pasado sábado 11 de Julio, convirtió su primer gol, frente a Atlético Rafaela, en la victoria 3 a 0.

Pampú González, en su debut jugando de local para Lanús.

Todo parece indicar que su hermano Héctor seguirá el mismo camino, el de emigrar. Con distintos tiempos, un poco después, pero también sirve para afrontarlo con mayor madurez. Ya tuvo sus chances de irse, pero agradecido por todo lo que le dio Villa Mitre, siempre busca revancha. Es que desde que llegó, las cosas fueron empeorando. Quiere dar una mano para revertir esta situación que tiene al “tricolor” hundido en la cuarta división del futbol argentino, siendo uno de 146 equipos participantes. Una relación estrecha que trasciende y se potencia a pesar de la distancia. Dos hermanos que parecen amigos, y quieren lo mejor para el otro.

II. Enzo Coacci

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“Tímido e introvertido hasta que entro en confianza”. Así se define Enzo Coacci como persona. ¿Cómo jugador? Un extremo al que le gusta correr, no le gusta marcar, y cada vez que le queda el espacio, prueba al arco. Quiere ser como Messi, le gustan Agüero, Higuain y Trezeguet. A los 11 tuvo una prueba en Boca Juniors. Con 14 años, ya fue al banco de la primera de Pacífico, club del que es hincha desde chiquito. Mérito de convertir más de 40 goles en una temporada. A los 5 años ya deambulaba por los pasillos de la cancha de primera del Verde, y a esa edad empezó a entrenar. Hoy, con casi 17 años, vive una realidad inmejorable jugando en las menores AFA de Olimpo, siendo uno de los frutos más esperanzadores que puede arrojar la Liga Del Sur a mediano plazo. Tiene la chance de jugar contra grandes equipos de la Argentina, conocer canchas, lugares. Sabe que si sigue por éste camino, va a llegar lejos. Promete no perder la humildad y seguir apoyándose en la familia y los amigos, que le “permitieron llegar hasta acá”.

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Coacci (7) enfrentando a Nueva Chicago.

Pero la realidad de Enzo cambió cuando se mentalizó. Si quería triunfar, o vivir del fútbol, primero debería creérselo él, cambiar hábitos, y asumir lo que venía con mucha más responsabilidad. ¿Se le puede pedir eso a un chico? Es difícil, seguro. Y más cuando la realidad social que los rodea no es la adecuada. Donde se presentan situaciones a las que hay que saber ahuyentar, hay que poder huir. Un jugador puede formarse futbolísticamente en un club, le pueden enseñar técnicas, darle consejos, pero no le van a enseñar a ser persona. A lo sumo te imponen normas a las que te tenés que adaptar, pero puertas para adentro. De ahí en más queda en cada uno. Las drogas, la violencia, la calle en sí, son una tentación para chicos de barrio en esa edad, atraídos por otros que no tienen un rumbo en su vida, que no piensan en el porvenir. Coacci formaba parte de la Barra brava de Pacífico, con todo lo que eso conlleva. Aquí encontramos un ejemplo fehaciente de que quien quiere puede. Enzo, por pensar en el y su futuro, probablemente acompañado, aconsejado y apañado por mucha gente, se alejó de todo eso, y es lo que le permite disfrutar de este gran presente, y un más que prometedor futuro, que lo ilusiona como desde el primer día.

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Conclusión

Para entender el fruto que se obtuvo de este trabajo, hay que dividir las conclusiones en varias partes. En primer lugar, la frase de Moschetti, coordinador de Libertad, resume mucho uno de los problemas planteados a priori. ¿Se puede contener a los chicos de manera tal de que se alejen de todo el mal de las calles? Es muy complicado. En proporción, la cantidad de horas que pueden pasar dentro del club no es la suficiente para asegurarlo. Los miembros de una institución pueden aportar muchas cosas puertas para adentro, cuando tienen a los jóvenes con ellos, incluso hasta haciendo alguna excepción en el afuera. Un ejemplo simple de esto sería que el técnico los lleve en su auto particular por no tener como ir a jugar un encuentro. Pero el gran problema es que hay una cantidad de tiempo que no se abastece, en el que tampoco se puede asegurar que los chicos estarán exentos de las calles, sobretodo, por supuesto, en barrios carenciados y de la periferia. Allí empieza a correr el rol protagónico del propio joven. Dependerá de él, de su esfuerzo, de su dedicación, de poder resistirle a las tentaciones que lo pueden perjudicar. Por lo tanto, si bien tienen importancia las acciones que se puedan realizar desde las instituciones, no son definitivas. Y todo esto va de la mano con otro tema planteado: ¿Puede un chico de barrio vivir del fútbol? Evidentemente si, siempre y cuando se cumpla todo eso anteriormente dicho, como en el caso de Enzo Coacci. Con respecto a si hay marginación o inclusión en el futbol menor doméstico, estamos en condiciones de decir que hay mas de lo segundo que de lo primero. Por supuesto que se pueden citar casos puntuales de las dos. No hay blanco ni negro, sino muchas escalas de grises. Hemos podido hablar acerca de chicas que entrenan con varones, la inclusión de chicos discapacitados en el ámbito futbolero, de torneos organizados por el propio municipio para que escuelitas carenciadas puedan “competir”. Quizá no sea marginación, sino dos extremos completamente opuestos entre los equipos que compiten en la liga, ya sea con mas o menos esfuerzo, a aquellos que no pueden hacerlo por cuestiones económicas, humanas y de infraestructura inalcanzables. Estos últimos se complementan entre ellos, para poder hacer lo mismo que los otros, pero en otra escala. Aunque también es verdad, que el hecho de que chicos de edad de menores o infantiles (de 11 a 18), en caso de querer probarse en clubes de competitividad liguista, tengan que probarse, y no tengan un lugar asegurado a pesar de que estén en condiciones de poder pagar la cuota. Eso puede ser tomado como marginación, sin necesidad de tener que hablar de la parte económica También, pudimos dictaminar que si bien se habla de dos grandes grupos(fines económicos o competitivos, y fines sociales y de inclusión), en el medio aparece otro más: aquellos equipos que compiten, pero que no tienen facilidades, que hacen todo a pulmón, nadie les regala nada y les cuesta todo el doble(entiéndase Libertad, San

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Francisco, Pacífico, La Armonía, entre otros). Por ende, podríamos llamar a estas tres esferas: Profesional, semi profesional, y no profesional.Por último, si hablamos de las historias de vida utilizada, podemos llegar a la conclusión de que no importa situación económica ni social del chico. Solo se necesita predisposición y mucho trabajo.

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Bibliografía

- Material teórico obtenido en clase- http://revistagriot.uprrp.edu/archivos/2012050104.pdf- Programa “Bahía directo”, con Rivera, presidente de El Cometa, como invitado.- Entrevistas realizadas por mi en Jugando por un Sueño, canal 7.