Escuelas Nº 114 y 208 Lago Rosario Sierra Colorada …...Jonatan Martínez SIERRA COLORADA Leyenda...

8
Escuelas Nº 114 y 208 Lago Rosario Sierra Colorada La leyenda del Chepeitoro

Transcript of Escuelas Nº 114 y 208 Lago Rosario Sierra Colorada …...Jonatan Martínez SIERRA COLORADA Leyenda...

Escuelas Nº 114 y 208Lago Rosario

Sierra Colorada

La leyenda del Chepeitoro

Autoridades:

LUIS ZAFFARONIMinistro de Educación

ALEJANDRO RAÚL HIAYES Subsecretario de Coordinación Técnica Operativa del Sistema Educativo

SAIDA INÉS PAREDESSubsecretaria de Planeamiento para la Promoción de la Igualdad y la Calidad Educativa

DIEGO JAVIER PUNTA Subsecretario de Recursos, Apoyo y Servicios Auxiliares

Equipo de realización:

MODALIDAD EDUCACIÓN INTERCULTURAL Y BILINGÜE (EIB)Ministerio de Educación Provincia del Chubut

Coordinadora Provincial de EducaciónIntercultural y Bilingüe (EIB)Mst. Isabel María Álvarez

Consultora en Lengua y Cultura MapucheLuciana Martha Jaramillo

Diseñadora GráficaMariana Lorena Villamea

El presente material reúne las voces de distintas generaciones del Pueblo Mapuche-Tehuelche de Chubut.

En cada fascículo, los alumnos de la escuela autora ponen en acto intercultural la solidaridad en sus diversas dimensiones:

familiar (compartiendo con los abuelos), social (trabajando con la comunidad), pedagógica (parti-cipando de una obra colectiva), cultural (difundiendo el patri-monio regional intangible).

A modo de prólogo...

2

Don Albarino Cheuquehualatocando la trutruca que él mismo fabricó Fotografías estenopeicas

Nos contaba mi papá antes de su muerte cuando yo tenía muy pocos años de edad todavía, que nuestro lago, donde actualmente vivimos, no era grande ni largo como es hoy día. Más bien era una pequeña laguna donde se encuentra hoy una isla.

A él le contó una ancianita de muchos años de edad que esa parte donde se encuentra esta isla, era un valle grande y de muy buena pastura donde existían muchos animales ariscos o baguales -como les llamaban- y, donde grupos de mapuches de distintos lugares venían a “bagualiar” antes que empezara el invierno para proveerse de abundante carne que preparaban como charqui para que aguante hasta la primavera. Para esto siempre venían en el grupo mujeres y jóvenes muy gauchos, para enlazar caballos, correr y bolear a los baguales.

Por lo general, se quedaban durante un mes o más en este lugar en donde hacían su descanso y, el día antes de hacer la cacería, tenían por costumbre hacer una rogativa o ngillatun. En el lugar, tenían una piedra -que hoy no se ve- en la que, luego de hacer la rogativa, recibían señales, si les iba a ir bien o mal. Fue esta vez donde no obtuvieron señal alguna en esta piedra. Muchas veces que habían venido siempre tuvieron suerte, les daba mostración de sangre o grasa, color del pelaje o algo así. En el grupo venía un tehuelchito joven de veintitrés o veinticuatro años, con nombre desconocido, muy gaucho, muy hábil jinete para enlazar y bolear y muy bien montado. Y salieron nomás si bien con pocas esperanzas pero decididos que tenían que encontrar algo pero fue imposible.

Leyenda del Chepeitoro

Transcripción del cuaderno de Don Albarino Cheuquehuala – Año 1998 – LAGO ROSARIO

Escuelas Nº 114 y 208

Lago RosarioSierra Colorada

2012

n°3

Don AlbarinoArtesano cultor de instrumentos musicales mapuche

3

El primer día no encontraron nada, el se-gundo tampoco y, ya un poco decaídos por la mala suerte, volvieron a salir por tercera vez -muy temprano como de cos-tumbre- y entonces sí encontraron rastros o rastrilladas que llegaban a la laguna ya referida y se perdían allí. Sin tener idea de qué había pasado siguieron su búsqueda andando y andando por los chepelales, montes y pantanos que rodeaban la lagu-na. De tanto andar buscando encontraron un rastro grande, de un sólo animal pero que iba en sentido contrario a la laguna, más bien hacia la cordillera pero no lle-gaba a subir y, de tanto y tanto “campiar” y “rastriar” ayudados por los perros pu-dieron encontrarlo muy escondido bajo los chepelales. Se avisaron entre ellos pa-ra poder atraparlo pero, el animal, al ser encontrado trató de disparar. Lo vieron correr. Era un animal grandote. Un toro de un color muy raro con sus buenas “astaduras”; ligero al disparar pero ellos,

buenos jinetes con buenos “pingos”, no lo perdían de vista hasta que, de tanto perseguirlo uno logró enlazarlo; pero su lazo no pudo aguantar los tirones y como ya estaban todos rodeándole no faltó otro que lo enlace de vuelta pero el animal con mucha fuerza lo arrastraba, caballo y jinete a la vez. Hubo que poner otro lazo pero no podían. Con la fuerza que tenía, no lo podían detener. Fue ahí cuando hizo su aparición el Tehuelchito, demostrando su habilidad, su “pingo”, su lazo y su coraje. Pero el toro, al verse más enlazado, se embraveció mucho más y, entre disparadas y embestidas pa-ra todos lados, logra voltear al caballo del Tehuelchito dándole muerte a los dos mientras los demás seguían en su lucha desesperados para que aquel animal no se llegue a ir y así, poder tener carne para comer. Y lograron su objetivo: mataron al toro, lo carnearon y acarrearon la carne a los campamentos. Es ahí cuando vino lo dramático: los asados no se cocinaban por

más vueltas y vueltas que les daban. Resultó ser que este animal no era un animal común sino que era un animal del agua, el famoso “Chepeitoro” nombre que desconoce mucha de nuestra gente.Hoy día la laguna no existe. Con el correr de los años fue creciendo lo que es hoy un hermoso lago. También ha quedado para el recuerdo la pequeña isla y, quizás, a mil metros, mirando al sur y hacia la izquierda estará la piedra escondida bajo el agua, tal

vez por orden de nuestro Dios poderoso. Pe-ro se pueden ver las altas cordilleras alrede-dor del lago y una parte de aquel hermoso valle hoy con muchos pantanos y “ñirenta-les” e imaginar dónde estará sepultado el valiente Tehuelchito junto a sus prendas osu caballo. Termina aquí esta historia ma-puche que contaba mi viejito padre Don Domingo Cheuquehuala Ñanco, historia queno se puede calcular por años, relatos re-feridos a nuestro Lago Rosario, Chubut.

Mi abuelo, Constancio Quilaqueo (Külakew), tenía unas cincuenta vacas y unas treinta yeguas que las veraneaba. Él iba todos los días a verlas. En abril, jun-taba todas las vacas y las yeguas para marcar. Primero, juntaba las vacas en un corral que tenía cerca de las Lagunas Mellizas. Demoraba todo un día para juntary encerrar las vacas. Y, al otro día iba a juntar las yeguas. ¡Esto sí que le costaba más!

Recopiladore ilustrador: Jonatan MartínezSIERRA COLORADA

Leyenda del toro de agua, cuernos de oro

Jacinta Catrimil.- 2007 5

Un día, cuando llegó al corral, las vacas estaban todas asustadas mirando hacia las Lagunas Mellizas. Él miró y vio que en el medio de una de las lagunas había un toro con pelo muy brilloso y con cuernos que brillaban como oro que, lentamente, fue desapareciendo en la laguna. Se quedó mirando para ver si aparecía nuevamente, pero no apareció más.

Mi abuelo abrió el corral de las vacas, las sacó para bajarlas porque la marcación era en la sierra donde está mi abuela ahora y, cuando llegó, le contó a mi abuela que había visto en el medio de las Lagunas Mellizas un toro con un pelo muy brilloso y con cuernos que eran brillantes como oro. Mi abuela no le creyó.

Cuando terminó la marcación, mis abuelos llevaron sus animales de vuelta a la vera-nada y cuando llegaron a las Lagunas Me-llizas, los caballos se empezaron a asustar. El toro estaba en la orilla de una de las lagunas. Mi abuela estaba sorprendida por el brillo del pelo que tenía y por los cuernos brillosos como oro.

Leyenda del toro de agua, cuernos de oro

Doña Elia Namuncurá – 2011 Recopiladora: Élida Namuncurá - LAGO ROSARIO

Llegó a estos lugares un forastero llamado Antonio Paillama. Tenía más o menos unos 45 años. Él fue un antiguo policía que solía contar que había recorrido todos los lugares de la zona porque era militar; un hombre con mucho conocimiento.

Un día llegó a la casa de la familia Cheuquehuala porque eran conocidos del sur y se quedó a vivir acá en el lago y, como había sido militar sabía hacer notas de cualquier motivo y pedido y, cuando alguien necesitaba hacer un reclamo todo lo que pedía tenía pronta solución Por ejemplo, elevó una nota para sacar a los gendarmes de la escuela en donde se habían ubicado. Solía decir que la escuela no era lugar para ellos y que no tenían que estar ahí..

Solicitó tierras para Don Comolay que quería lugar para sus animales y atendió el reclamo de unas madres que, llorando, le pedían que liberaran a sus hijos presos porque estaban sentenciados.

Se ocupó de pedidos que la gente necesi-taba como ropas, frenos y estribos de hierros, cabezadas de sogas que pedía por catálogo a la “Casa Arias” de Buenos Aires. Pidió máquinas de coser a la seño-ra Eva Duarte de Perón y así muchas cosas más. Don Paillama vivió muchos años por acá. Se había hecho una casita de pura piedra para él sólo en donde es ahora “Los corrales”. Sabía contar queera de Junín de los Andes. Ya grande se fue a Sierra Colorada a trabajar en el carbón y a sacar leña. Después, se le dio por irse a Trevelin en donde vivió hasta el final de su vida.

Elia NamuncuráKimche de Lago Rosario

Foto: Sergio Caviglia

HISTORIADE DON PAILLAMARelatos

7

Del álbum “Retratos de nuestros abuelos”Fotografías estenopeicas

Lago Rosario

Don Albarino Cheuquehualamostrando un vellón de lana

recién esquilada

Doña Elia Namuncurá

Don Mariano Comolay

Contacto:E-mail: [email protected]

Cel: (0280) 154412190Tel - Fax: (0280) 448-3138 / Interno 31Av. 9 de Julio Nº 24 - CPA U9103CRN

Rawson - Chubut - República Argentina