Escritos de Cecymar
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![Page 1: Escritos de Cecymar](https://reader036.fdocuments.ec/reader036/viewer/2022081809/568bd5741a28ab20349884e3/html5/thumbnails/1.jpg)
Hasta que los que los años, borren mi memoria
Autor: Brilyamar
El título de una canción que me inspira a relatar lo acontecido.
Cuando cae la tarde en esa gélida oficina y que no es por falta de
calefacción, sino porque según dicen, los espíritus anidan en aquellos
recovecos de muebles antiguos, intentando decir algo o buscando la paz,
pero que al mismo tiempo atemorizan, comenzaron a ocurrir una serie de
acontecimientos.
Un frío intenso, caló los huesos de quien estaba allí, ambientándose al
nuevo espacio, pensando en qué hacer, cómo llevar a cabo tal desafío
impuesto y que de noche a la mañana le cambió la existencia. Sí, la
existencia, porque acostumbrada a estar acompañada de niños que
había visto crecer, que les había enseñado a escribir, a las niñas a bordar y
pintar sus sueños y a los adultos a cambiar el cucharón por el mouse;
entonces cuando ocurrió el cambio fue una partida dolorosa, donde las
lágrimas afloraban por sí solas, viendo esos ojitos de niños tan tristes,
escuchando sus vocecitas al entonar sus cantos infantiles y con sus
manitas, despidiéndose y diciéndole un hasta pronto tía.
El frío, siguió sintiéndose, una cascada de hielo desde la nuca recorría su
ser, preguntándose qué pasaba, si la calefacción estaba encendida,
hasta que ocurrió algo inesperado, “algo” o “alguien” estaba allí,
observando a la intrusa que había llegado, lo sentía, sabía que estaba ahí.
Siguió interiorizándose del trabajo, de lo que había que hacer, conociendo
a las personas y pensando en que ése sería su espacio por un buen
tiempo.
Comenzó una vorágine de situaciones, que iban haciendo que no se
sintiera tan sola, tan abandonada y pensando que allí también era posible
que hubiera magia y encanto, pero esa presencia estaba allí, se sentía, el
frío lo delataba. Cuando recibió la vista de su amiga Jackie, ella le
dijo…”hay alguien más aquí, lo presiento” y recorrió la sala sintiendo un
extraño escalofrío y mirándola le expresó su preocupación y prometiéndole
una visita, pero acompañada de algunos sahumerios. Ella no estaba
acostumbrada a ese tipo de cosas, pero también pensaba que así como
existe lo bueno, también está el mal, aunque “eso” no era malo, estaba
allí, era su espacio que la intrusa estaba ocupando, entonces se lo estaba
manifestando. Y comenzó a decírselo muy levemente, haciendo sonar
unos libros a sus espaldas, tirando una y otra vez sus cabellos, moviendo la
silla…nada era normal, estaba empezando a caer en la paranoia, pero no
se lo permitiría, ambos podían convivir en ese espacio y aprender uno del
otro,¿ por qué no? Saber porque está ahí, qué quiere decir; los demás
también lo habían sentido, pero no tan a menudo como ahora. Cuando
llegó Jackie con sus velas e inciensos, ambas elevaron una oración y
recorrieron la habitación, luego el silencio. Cada tres día repite esto le dijo
y se fue y allí quedó ella y se dio cuenta de que el extraño ritual, había
molestado a quien quiera que estuviese allí y lo que sucedía cada tarde,
evidenciaba su malestar, pero no se daría por vencida y cada mañana al
llegar lo saludaba y por la tarde le decía…hasta mañana Otto!
![Page 2: Escritos de Cecymar](https://reader036.fdocuments.ec/reader036/viewer/2022081809/568bd5741a28ab20349884e3/html5/thumbnails/2.jpg)
¡Tenía nombre!, se llamaba Otto según le contaron los antiguos habitantes
de esa casa y que ahora son unos respetables señores, posiblemente era
su abuelo y que esa oficina había su dormitorio; por lo tanto le
recomendaron que le hablara y que no le tuviera temor, pues en vida
había sido muy travieso y así es como mañana lo saludaba y le hablaba.
Ha pasado el tiempo y ella ya no está ahí, como si fuera ayer, recuerda el
día en que guardaba sus pertenencias; sus discos, libros, recuerdos y
entonces violenta y estrepitosamente cayó la bolsa al suelo y se quedó
esperando algo más y por primera vez sintió miedo. Recogió sus cosas y le
habló como para disipar sus miedos…”ahora estarás tranquilo, la intrusa se
va”. Dio una última miraba y cerró la puerta con llave, bajó las escaleras
raudamente y se despidió de sus compañeros, uno de ellos exclamó ¡no te
vas sola! Alguien pasó tras de ti!
El caso es que cada vez que ella se sentaba frente al computador a
escribir su historia, sabe que la está observando y se lo hace notar de una u
otra forma, como ahora, cuando está terminando de escribir este relato y
siente en su oído como un susurro una brisa suave, aún cuando las
ventanas están cerradas y sabe que… ¡es él!