Escrito el lunes 22 de abril

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22 de Abril del 2013 La apatía y El conformismo. En la Actualidad nuestro país vive unos momentos de cambios significativos, que nos han llevado a someternos a grandes problemas, entre ellos el rezago y conformismo. México pierde oportunidades que repercuten en todos los ciudadanos. Todos nos preguntamos a diario ¿Por qué no podemos desarrollarnos?, ¿Por qué cada día existen menos oportunidades? ¿Por qué el costo de nuestros problemas es tan alto? La respuesta es muy sencilla, estamos inmersos en un estado de confort donde la falta de interés por el bien, la búsqueda de progreso de la sociedad y la ausencia de compromiso ciudadano, son la premisas principales en nuestras vidas; podemos visualizar que cada día buscamos adoptar menos responsabilidades y compromisos. La apatía en especial, es el antecedente para no comprometernos con lo que hacemos, la mediocridad radica en la falta de compromiso propio. Y creo que todos hemos adoptado esa actitud, al no querer participar en una actividad de integración, al no ayudar a los más necesitados llevándoles un poco de alegría, no ir a alguna actividad escolar enriquecedora, a la falta de opinión en deficiencias tanto escolares, familiares y/o nacionales. Es claro, que atentamos todos los días, en esa falta de compromiso con lo que nos rodea, sin tomar conciencia, de cómo nos afecta a nivel personal y social. A pesar de todos nuestros problemas, tenemos una ventaja para comenzar a cambiar, ya que es muy común para nosotros quejarnos y detectar deficiencias, (que en la mayoría, lo hacemos sin comunicarlas expresamente de una forma verbal, pero el hecho es que lo hacemos) a través de un proceso, me quejo cuando algo me incomoda, y surge la necesidad de cambio. Posteriormente decides, ¿modifico la deficiencia o me quedo con mi

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22 de Abril del 2013

La apatía y El conformismo.

En la Actualidad nuestro país vive unos momentos de cambios significativos, que nos han llevado a someternos a grandes problemas, entre ellos el rezago y conformismo. México pierde oportunidades que repercuten en todos los ciudadanos. Todos nos preguntamos a diario ¿Por qué no podemos desarrollarnos?, ¿Por qué cada día existen menos oportunidades? ¿Por qué el costo de nuestros problemas es tan alto? La respuesta es muy sencilla, estamos inmersos en un estado de confort donde la falta de interés por el bien, la búsqueda de progreso de la sociedad y la ausencia de compromiso ciudadano, son la premisas principales en nuestras vidas; podemos visualizar que cada día buscamos adoptar menos responsabilidades y compromisos. La apatía en especial, es el antecedente para no comprometernos con lo que hacemos, la mediocridad radica en la falta de compromiso propio. Y creo que todos hemos adoptado esa actitud, al no querer participar en una actividad de integración, al no ayudar a los más necesitados llevándoles un poco de alegría, no ir a alguna actividad escolar enriquecedora, a la falta de opinión en deficiencias tanto escolares, familiares y/o nacionales. Es claro, que atentamos todos los días, en esa falta de compromiso con lo que nos rodea, sin tomar conciencia, de cómo nos afecta a nivel personal y social. A pesar de todos nuestros problemas, tenemos una ventaja para comenzar a cambiar, ya que es muy común para nosotros quejarnos y detectar deficiencias, (que en la mayoría, lo hacemos sin comunicarlas expresamente de una forma verbal, pero el hecho es que lo hacemos) a través de un proceso, me quejo cuando algo me incomoda, y surge la necesidad de cambio. Posteriormente decides, ¿modifico la deficiencia o me quedo con mi

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incomodidad?, en dicho caso que busques cambiarlo, viene el famoso ¿cómo? Y de manera casi automática surge la autovaloración de nuestros actos, es decir, ¿lo estaré haciendo bien? o ¿valdrá la pena lo que estoy haciendo? Para esto quiero citar lo siguiente: hace algunos días me encantaba en la escuela donde laboro, platicando con un grupo de jóvenes que se quejaban acerca de las colegiaturas que la escuela cobraba, y lo difícil que les eran a sus padres conseguir para pagarlas, puesto que al igual que en todas las escuelas particulares se pagan los doce meses del año, y sus respectivos intereses si no se paga en tiempo, les interrumpí con esta pregunta ¿Qué han hecho ustedes para cambiar esto?, se hiso un gran silencio hasta que uno de ellos replico “¿Que podemos hacer? Nosotros no trabajamos”, “además yo solo me dedico a estudiar”, enseguida pregunte ¿Y lo haces?, ¿A caso alguno de ustedes en estas vacaciones pasadas, obtuvo ganancias de lo que hasta ahora ha aprendido?, esto provocó una seria de quejas y contestaciones malhumoradas, antes de que se saliera la situación de mi control, comente, hasta cuando dejaran de ser simples espectadores... me atrevería a decir, sólo unos pocos lo han dejado de hacer, les es más fácil solo esperar a recibir todo, a cambio de muy poco y en algunos casos de nada.., mediten en la forma en que están participando en su formación,…….agregue, es por eso que la inseguridad, la corrupción, la falta de transparencia e ineficiencia siguen desarrollándose y se está tornando en un situación que parece no tener fin, finalmente termine diciéndoles esta frase dura pero cierta “Pobre cito mi país que le espera en el futuro”. Pero vuelve a aparecer la pregunta de hace un rato ¿cómo?, ¿cómo erradicar la mediocridad?, creo que la respuesta es muy fácil, empezando por uno mismo. Como las personas que considera sus estudios una fuente de superación, el deportista que ve en el deporte una fuente de desarrollo e incluso la madre de familia que busca mantener a su familia de la mejor manera; es más que visible que existen demasiadas maneras de erradicar nuestra mediocridad generacional, nuestra falta de hambre por salir a delante.

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Me gustaría compartir con ustedes una frase de Carlos Kasuga que simplifica todo lo mencionado “El que cumple con su obligaciones y da más de lo que debe, convierte su mundo en un paraíso, el que sólo pide convierte su mundo en un infierno". La falta de ambición de cambio, que hemos mantenido los últimos años, me hace pensar que necesitamos problemas sociales y políticos tan fuertes que nos lleven al verdadero cambio; y que no sea como está escrito en la Independencia y la Revolución. Lo cual me resulta absurdo y retrogrado, tal como lo promulgan algunos insensatos, eso sería como no haber aprendido de la historia y lo cual nos condenara a repetirla. Ahora la propuesta es, que desarrollemos un conjunto de virtudes tales como: iniciativa, idealismo, disciplina, solidaridad (simplemente en nuestras familias, y círculos sociales), participación, la costumbre de la retroalimentación, el nacionalismo y un poco de reflexión de que mi crecimiento se multiplica con el crecimiento de mi sociedad. Es necesario comprometernos en alcanzar todas las oportunidades que hemos dejado escapar, explotando especialmente el entusiasmo de los jóvenes que tienen hambre de progreso y superación. Es por eso que yo los invito a que pensemos, planeemos y esto lo convirtamos en acciones, pues recuerden que la palabra convence pero, el ejemplo, ese sí que arrastra, estas acciones deben de llevarse a todo lo que podemos cambiar, para crear una sociedad libre de mediocridad y apatía. Fortalezcamos líderes formadores de líderes, modelos de ejemplo a seguir, que sean agentes de cambio en beneficio del municipio, el Estado, la Patria y que estos jóvenes sean hombres libres y de buenas costumbres ciudadanos del mundo. RLS63.