Esclavo John F Macarthur

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esclavo La verdad escondida sobre tu identidad en Cristo Por John F. Macarthur (resumen) Después de más de cincuenta años de traducción, estudio, enseñanza, predicación y escritura a través del Nuevo Testamento, pensé que tenía sus verdades muy bien identificadas y comprendidas, especialmente en el ámbito de la teología del evangelio del Nuevo Testamento. De hecho, clarificar el evangelio fue el énfasis más importante y constante de mis escritos, desde el Evangelio según Jesucristo, Avergonzados del evangelio, Difícil de creer y Verdad en guerra, hasta incontables sermones y artículos a través de los años. No obstante, a través de todos esos esfuerzos, una perspectiva profunda y abarcadora, algo que domina el Nuevo Testamento y es crucial para el evangelio, se me escapó y creo que a casi todos los demás. No fue sino hasta la primavera del 2007, durante toda una noche de vuelo a Londres mientras leía Slave of Christ [Esclavo de Cristo], de Murray J. Harris, que me di cuenta de que había ocurrido un encubrimiento largo, de siglos, por los traductores del Nuevo Testamento al inglés que había ensombrecido una revelación clarificadora, previa y poderosa del Espíritu Santo. Sin dudas el encubrimiento no fue intencional, al menos no inicialmente. A pesar de eso, sus resultados han sido dramáticamente serios. ¿Un encubrimiento en las traducciones del Nuevo Testamento al español? ¿Era eso verdad? ¿Por qué? ¿Con que consecuencia? ¿Nadie se había dado cuenta de esto antes que Harris en 1999?. También descubrí en mis viajes alrededor del mundo que hay muchos otros traductores importantes de idiomas que han seguido el ejemplo de las Esclavo: John F. Macarthur (resumen) Página 1

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En el Nuevo Testamento se emplea la palabra cristiano 3 veces, la palabra doulos (esclavo) se usa mas de 120 veces. Esclavo es la palabra que describe a Cristiano.

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esclavoLa verdad escondida sobre tu identidad en Cristo

Por John F. Macarthur (resumen)

Después de más de cincuenta años de traducción, estudio, enseñanza, predicación y escritura a través del Nuevo Testamento, pensé que tenía sus verdades muy bien identificadas y comprendidas, especialmente en el ámbito de la teología del evangelio del Nuevo Testamento. De hecho, clarificar el evangelio fue el énfasis más importante y constante de mis escritos, desde el Evangelio según Jesucristo, Avergonzados del evangelio, Difícil de creer y Verdad en guerra, hasta incontables sermones y artículos a través de los años. No obstante, a través de todos esos esfuerzos, una perspectiva profunda y abarcadora, algo que domina el Nuevo Testamento y es crucial para el evangelio, se me escapó y creo que a casi todos los demás.

No fue sino hasta la primavera del 2007, durante toda una noche de vuelo a Londres mientras leía Slave of Christ [Esclavo de Cristo], de Murray J. Harris, que me di cuenta de que había ocurrido un encubrimiento largo, de siglos, por los traductores del Nuevo Testamento al inglés que había ensombrecido una revelación clarificadora, previa y poderosa del Espíritu Santo. Sin dudas el encubrimiento no fue intencional, al menos no inicialmente. A pesar de eso, sus resultados han sido dramáticamente serios. ¿Un encubrimiento en las traducciones del Nuevo Testamento al español? ¿Era eso verdad? ¿Por qué? ¿Con que consecuencia? ¿Nadie se había dado cuenta de esto antes que Harris en 1999?.

También descubrí en mis viajes alrededor del mundo que hay muchos otros traductores importantes de idiomas que han seguido el ejemplo de las versiones al inglés y han mantenido el encubrimiento: en español, Rusia, Rumanía, Indonesia y las Filipinas.

CAPITULO 1.-UNA PALABRA OCULTA

¿Qué significa ser cristiano?

Los primeros mártires tenían muy claro lo que significaba ser cristiano. Sin embargo, pregunte hoy lo que significa y probablemente va a recibir una variedad de respuestas, aun de aquellos que se identifican con este sello. Para algunos ser cristiano es principalmente cultural, tradicional, titulo nominal heredado de una generación previa, el efecto.

Durante el imperio Romano, en griego Christianoi= Cristiano, era el que se identificaba como discípulo de Jesucristo, a diferencia de los Kaisarianoi= aquellos que eran del César. Cristiano es un seguidor incondicional de Cristo.

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Una palabra que cambia todo.

No obstante la Biblia utiliza una metáfora con más frecuencia que cualquiera de estas. Es una descripción verbal que quizá usted no espera, pero es absolutamente crucial para entender lo que significa seguir a Jesús. Es la imagen de un ESCLAVO. Una y otra vez, a través de las páginas de Escritura, se hace referencia a los creyentes como esclavos de Cristo. Hoy las iglesias no oímos mucho acerca de este concepto. Se habla del éxito, de la salud, de la riqueza, de la prosperidad y de la búsqueda de la felicidad.

Perdido en la traducción

La palabra para designarnos como seguidores de Jesucristo es CRISTIANOS, sin embargo en la biblia solo esta anotada esta palabra tres veces dos en el libro de los Hechos de los Apóstoles y una en 1ª epístola de Pedro. En

cambio la palabra esclavo (doulos, en griego) aparece 124 veces. En vez de traducirse como esclavo, se uso el término más suave, siervo. Pero un siervo se contrata (y escoge o cambia a su señor), en cambio el esclavo es comprado por precio y no puede cambiar de señor.

¿Por qué no se tradujo como Esclavo la palabra doulos? Primero los estigmas conectados a la esclavitud en la sociedad occidental de la era colonial. Y segundo por una perspectiva histórica a finales de la época medieval en que era común traducir la palabra doulos del griego con la palabra servus del latín.

Redescubriendo la palabra

Aunque oculto en nuestras traducciones modernas, para los apóstoles y las primeras generaciones de creyentes después de ellos, estaba muy claro: Pablo lo usa en todas sus epístolas, esclavo (doulos) de Jesucristo. Ignacio (110 d.C), Policarpo (69-155 d.C.), Agustín (354-430 d.C.), en sus escritos se mencionaban a sí mismos y a sus destinatarios como esclavos.

Como lo hicieron claro estas voces de la historia, nuestra esclavitud a Cristo tiene implicaciones radicales por cómo pensamos y vivimos. Se nos ha comprado por precio, Pertenecemos a Cristo. Somos parte de un pueblo para su posesión propia. El cristianismo verdadero no es sumar a Jesucristo a mi vida, sino lo contrario, sumar nuestra vida a la de Cristo, sometiéndome enteramente a su voluntad y procurando agradarlo por encima de todo.

CAPITULO 2.- HISTORIA ANTIGUA, VERDAD ETERNA.

La esclavitud era una estructura social dominante en el imperio romano del primer siglo. Era tan común que nunca nadie la cuestionó seriamente como institución. Aproximadamente un quinto de la población del imperio eran esclavos. Los esclavos llegaban por las conquistas militares. Para los esclavos que trabajaban en las minas y granjas la vida era muy dura. Su calidad de vida dependía del carácter de sus amos. Los esclavos de la casa recibían más honra que otros, pues trabajaban más cerca de sus amos. Ser esclavo era estar en la posesión de otra persona, totalmente subyugado. Se consideraba como un objeto de propiedad.

Fuera de Egipto

La palabra hebrea para esclavo es ‘ebed, aparece en el Antiguo Testamento 799 veces como sustantivo. Tambien en el Antiguo testamento sucede lo mismo la palabra esclavo (‘ebed) se traduce como siervo o criado. Sin embargo la septuaginta (traducción al griego) usa el vocablo doulos o esclavo.

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Cuando los israelitas clamaron a Dios por ayuda estando esclavizados en Egipto, Dios los liberó de una manera tan espectacular como sobrenatural. La liberación de Egipto no le dio autonomía al pueblo de Israel, en lugar de ello, esto los envió a un cautiverio diferente, los que habían sido propiedad de faraón, ahora fueron propiedad de Dios, esclavos de Dios.

Porque mis siervos (‘ebed) son los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios. Levítico 25:55

Los Hombres del Amo

Cuando los apóstoles utilizaron las imágenes de la esclavitud tanto para sus predicaciones como para escribir el Nuevo Testamento, eran plenamente conscientes de lo que eso significaba en términos de la historia judía así como de la cultura romana.

Desde el punto de vista de la cultura del primer siglo, la esclavitud sirvió como una ilustración apropiada de la relación del creyente con Cristo, relación de sumisión completa y subyugación al amo. Pablo, Pedro, Judas, Santiago, Juan, en sus escritos del Nuevo Testamento se hacen llamar doulos (esclavos) de Jesucristo.

CAPITULO 3.- EL ESCLAVO BUENO Y FIEL

No hay un concepto más ofensivo en la actualidad que el que alguien sea esclavo. Por lo tanto presentar las buenas nuevas en términos de la relación esclavo-amo, va en contra de todo lo que nuestra cultura aprecia.

La esclavitud en la enseñanza de Jesús

Nuestro Señor ni apoyo ni denunció la institución de la esclavitud tal y como existió en sus días . Sin embargo, la consideró una analogía para ilustrar ciertas verdades acerca del evangelio y el reino de Dios: Los esclavos deberían estar trabajando, el esclavo no es mayor que su amo, todo esclavo es responsable de cómo trata a sus compañeros, se espera que el esclavo honre y obedezca a su amo. El discipulado al igual que la esclavitud implica una vida de auto negación, una disposición humilde respecto a su señor y sus compañeros, una devoción incondicional a su amo. Una ansía por servirle incluso en su ausencia, una motivación de que su amo está satisfecho; etc.

Aunque sus seguidores de Cristo fueron una vez esclavos del pecado, ahora reciben libertad espiritual y descanso para sus almas a través de la relación con El.

En lo personal

En todo el Nuevo Testamento se llama reiteradamente a los creyentes a abrazar la perspectiva de aquellos que pertenecen a Cristo y, por tanto amorosamente se someten a Él como amo. Este tipo de perspectiva tiene implicaciones serias con cómo nosotros, como creyentes pensamos y actuamos. Considere, por ejemplo, los siguientes cinco paralelos entre el cristianismo bíblico y la esclavitud del primer siglo:

1) Propiedad Exclusiva del amo sobre el esclavo2) Sumisión Completa del esclavo al amo3) Devoción Singular del esclavo al amo4) Dependencia Absoluta del esclavo hacia su amo

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5) Responsabilidad Personal. Los esclavos tienen que rendir cuentas a su señor.

CAPITULO 4.- EL SEÑOR Y AMO (PARTE 1)

¿Qué es lo que la Biblia quiere decir cuando llama a Jesús nuestro SEÑOR Y AMO (kirios en griego)?

Jesucristo: Señor de su Iglesia.

Los reformadores protestantes del siglo XVI, cuando rompieron con la iglesia Católico Romana, adoptaron dos principios Solus Christus (Solo Cristo) y Sola Scriptura (la Escritura sola. Estos hombres fueron: Juan Hus, Lutero, Calvino, Knox, y otros héroes de la reforma protestante: negaron el “señorío” del Papa romano, condenándolo como un usurpador y se sometieron al Señorío de Jesucristo.

CAPITULO 5.- EL SEÑOR Y AMO (PARTE 2)

Cristo es cabeza de la iglesia (Ef.5:23, 4:15; Col 1:18, 2:19), después de su humillación y muerte, Dios lo exalto a lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre (Fil 2:19). Es aplastante el testimonio de las escrituras de que Jesucristo es Señor de todos la palabra griega para cabeza “kephalé” designa rango primero o superior, algo supremo, principal o prominente. Su significado se superpone con la palabra “kirios” (Señor). El es la cabeza y la iglesia (aquellos que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, 1Cor:1:2). Los falsos maestros rechazan su señorío, pero los ministros fieles gustosamente se someten ellos mismos a la autoridad de Cristo y su palabra.

Las corrientes actuales promueven una fe fácil, abogan por negar francamente la necesidad de arrepentimiento del pecador y de confesar a Jesús como Señor y Amo en el sentido bíblico de total sumisión. Se interesan por lo que entretiene a las multitudes y no por lo que dice la Biblia, apelan a la carne sin redimir. Los predicadores de la prosperidad convierten al hombre en amo y a Cristo en el genio de la botella obligado a garantizar salud, bienes, y felicidad a aquellos que les envían dinero suficiente a sus “ministerios”. Han incluido humor burdo, lenguaje grosero, adaptaciones de la peor música mundana, buscan la popularidad, no la fidelidad a Cristo y a su Palabra.

El Señor lo es de la iglesia, pero individualmente lo es de cada creyente. En los tiempos de Jesús, un señor le podía encargar cualquier cosa a su esclavo. Si lo realizaba bien, el señor podía recompensarlo, o simplemente no hacer nada ya que había hecho lo que se esperaba que hiciera; si fallaba, lo castigaba.

CAPITULO 6.- NUESTRO SEÑOR Y NUESTRO DIOS

Los apóstoles entendieron que Jesucristo, cual Dios en carne humana, es mucho más que cualquier kirios terrenal, lo entendieron como el señor de señores, con todo el principado y potestad (Col 2:9-10)

¿Porque me llaman Señor, Señor?

Cristo con su trabajo de redención nos ha hecho su posesión suya. Los esclavos de Cristo deben creciendo en su obra, comprobando lo que es agradable a su Señor, siempre buscando la voluntad de su Señor, un pueblo celoso de buenas obras (1Cor 15:58, Ef 5:10, 17; Tito 2:14)

Si me amáis guardad mis mandamientos. El que me ama, mi palabra guardara (Juan 14:15, 23; 1 Juan 5:3)

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No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad Mat 7:21-23

En compañía del Rey

En los tiempos romanos ser esclavo de alguien con mucho poder o prestigio era algo honroso que los esclavos usaban en su nombre: esclavo de y señor. Derivaban su propio status de la posición social de de sus amos.

La diferencia contra los señores de esclavos de este mundo de todas las épocas, es que ser esclavo de Jesucristo es la bendición más grande imaginable. Es un Señor bondadoso, amable, el Dios del universo, carácter perfecto, amor infinito, poder incomparable, sabiduría ininvestigable, su bondad mas allá de toda comparación. Como miembros de la familia de Dios, nos distinguimos simplemente por nuestra conexión a Él. Ser su doulos es un honor incomparable.

CAPITULO 7.- EL MERCADO DE ESCLAVOS DEL PECADO

John Newton nació en 1725, en Londres. El fue hijo de un capitán de barcos. En 1744 contra sus deseos lo reclutan en la Marina de Guerra Real Británica, rumbo a la India, ese tiempo le pareció insoportable, por lo cual en la primera oportunidad se pasó, aprovechando las órdenes superiores a un barco mercante. Ese barco fue adquiriendo esclavos durante su viaje por las costas de África, uno de los pasajeros había hecho una fortuna con el tráfico de esclavos, lo que a Newton le llevo a tomar la decisión de quedarse en África y trabajar con él. No fue como lo imaginó. A sus 19 años de edad quedo esclavizado y vivió los peores momentos de su vida con su amo; durante 15 meses permaneció en cautiverio. Su padre, por la búsqueda a través de sus amigos marineros dio con John, lo rescató y lo retornó a Inglaterra. Aun a sabiendas de los horrores del tráfico de esclavos, nuevamente se dio de alta en barcos de esta categoría con ruta en America. Después de algunos años, sufriendo una tormenta terrible en la que clamó a Dios que lo salve, el procuro retirarse del negocio de esclavos, así quedo como cobrador de impuestos en Liverpool, poco después se convirtió en un predicador, posición desde la cual siempre confeso que él fue cómplice del mercado de esclavos, mencionando su arrepentimiento. Pero además el junto con otros personajes lucho porque el tráfico de esclavos se declarara ilegal en el imperio británico. Al final de su vida lo logro, en el año de 1807, 10 meses antes de su muerte. Newton, como predicador compuso también mas de 300 himnos, uno de los cuales es el famoso “amazing grace”, conocido en español como “Sublime Gracia”:

Sublime gracia del SeñorQue un infeliz salvo,Fui ciego mas hoy miro yo,Perdido y él me hayo.

Dios tenía un plan para su vida, que conociera lo que un esclavo siente para compadecerse de ellos y entonces lucho por la prohibición del tráfico de esclavos.

CAPITULO 8.- ATADO, CIEGO Y MUERTO

Como vimos existen grandes diferencias entre el esclavismo del siglo primero y de la época colonial. Pero los esclavos en el imperio romano es que no se no se distinguían de los hombres libres, ni por su apariencia física ni por su forma de vestir, tampoco estaba basada en su raza. Los esclavos romanos con frecuencia tenían la oportunidad de ganar su libertad, convertirse en ciudadanos y hasta en amos. Sin embargo también se practicaba

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la crueldad por parte de algunos amos, al grado de que existieron muchas leyes para defender a los esclavos. Es con ese fondo cultural, que el Nuevo Testamento habla de la esclavitud al pecado, y del pecado reinante en el corazón humano. El pecado es el amo más vil y más atroz, como lo represento el faraón cuando esclavizo a los hebreos. Es un tirano cruel, aflige a la raza humana, daña a la persona completa, infecta el alma, corrompe la mente, profana la conciencia, contamina los afectos y envenena la voluntad. Es el cáncer destructor de la vida y condenador del alma que supura y crece en cada corazón humano no redimido como una gangrena incurable. Jesús lo dijo: “De cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” Juan 8:34.

La doctrina de la depravación total, es la que describe este hecho de que el pecado esclaviza a la raza humana. Esta doctrina es atacada por incrédulos y hasta por creyentes, lo cual ha llevado a negarlo y esto ha resultado en todo tipo de errores de los que diluyen el evangelio.

Como esclavos del pecado, todos los incrédulos son hostiles a Dios e incapaces de agradarlo en cualquier sentido. Su incapacidad se acentúa por el hecho de que no solo están atados al pecado; sino que también están cegados por el pecado y muertos en él. Teniendo el entendimiento entenebrecido no pueden comprender la verdad espiritual por que el dios de este siglo cegó los entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz de Cristo (2 Cor 4:4). La realidad cruda es que aunque el pecador pudiera cambiar la condición de su corazón, lo cual la Escritura enseña es imposible (Jeremias 13:23), ningún incrédulo deseará hacer tal cosa. Dejando a su razón y voluntad natural propias, el pecador no redimido siempre elegirá la esclavitud al pecado por encima de la obediencia a Dios. Solo hasta que el Señor interviene, el pecador no tiene capacidad ni voluntad para abandonar el pecado y servir a Dios en justicia.

CAPITULO 9.- SALVO DEL PECADO, ESCLAVIZADO POR LA GRACIA

Es de la esclavitud al pecado que Dios salva a sus elegidos, rescatándoles del dominio de la oscuridad y transfiriéndoles como sus propios esclavos al reino de su Hijo (Colosenses 1:13). Cuando amábamos solo a nuestro pecado y a nosotros mismos, Dios nos amó primero, al punto que respondimos a Él en fe. Como dice el apóstol San Juan, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados… Nosotros le amamos a él por que él nos amó primero (1 Juan 4:10, 19), de no ser por que Dios intervino, todavía estaríamos impotentes bajo el cautiverio del pecado.

En la salvación, el Dios trino actúa soberanamente en aquellos que quiere rescatar, impartiendo vida a los corazones muertos y visión a las mentes ensombrecidas. Nos eligió, nos redimió y nos santificó.

Comprados por precio

El Nuevo Testamento responde a la pregunta con la doctrina de la redención, un concepto que toma prestado de las imágenes del mercado romano de esclavos y del éxodo de Israel de la esclavitud de Egipto. La escritura usa un término griego, agorazó, y sus compuestos, significan comprar o adquirir: la palabra significaba ágora, o mercado. El otro término es litroó, que se refiere específicamente a “el dinero del rescate (pagado) por la emancipación de esclavos”. Nuestra redención en Cristo resulta en libertad y perdón del pecado. No solo se nos libera del cautiverio de nuestro anterior amo, sino que se nos exime de las consecuencias mortales del pecado, es decir de la ira eterna de Dios. Como dice en Romanos 8:1-2, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

Salvos del pecado, esclavizados por su gracia

Una de las clásicas paradojas cristianas es que la libertad lleva a la esclavitud y la esclavitud a la libertad. A diferencia del pecado, Cristo es un amo perfecto, amoroso y misericordioso. La carga del pecado es pesada y

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abominable; Cristo dice Mi yugo es fácil y ligera mi carga (Mat. 11:30). El pecado atrapa a sus esclavos en la oscuridad y la muerte; Cristo brinda luz y vida a todos aquellos a quienes dio vida juntamente con él (Colosenses 2:13). El pecado desvía, engaña y destruye; Cristo es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6)La libertad entonces no es para pecar, sino para vivir como Dios quiere, en verdad y en santidad (1Ped 1:16)

CAPITULO 10.- DE ESCLAVOS A HIJOS (PARTE 1)

La doctrina de la elección soberana enseña que Dios en su misericordia infinita, decide salvar a esos pecadores a quienes dio su amor desde la eternidad. Nos rescato del pecado, transformó nuestros corazones y nos transfirió al reino de su Hijo. Aunque una vez fuimos esclavos del pecado, ahora lo somos de Cristo y esclavos de justicia. En los tiempos romanos, el esclavo no elegía a su amo; todo lo contrario. Sin embargo eso no termina ahí. En la salvación, los redimidos se convierten no solo en sus esclavos sino también en sus amigos (Juan 15:14-15) y en ciudadanos de su reino; más notable aún, llegan a ser hijos adoptivos en su familia. (Juan 1:12).

Se habla de George Müller, un ministro de Dios quien junto con su esposa ejerció un ministerio de adopción de niños huérfanos, en Bristol Inglaterra un poco después de 1832; hizo un trabajo inmenso, el cual tiene mucha similitud con lo que Dios, rescata a los pecadores de la opresión y miseria del pecado. Intercambia sus harapos sucios por túnicas de justicia, los acoge en su casa, los invita a sentarse a su mesa y les promete un futuro glorioso.

La extraordinaria naturaleza de la práctica hace del amor adoptivo de Dios por nosotros lo más notable de todo, en esto Él ha hecho lo más inesperado al adoptar a todos sus esclavos como hijos propios y nombrarlos sus herederos (Romanos 8:17).

El proceso romano de adopción de esclavos consistía en dos pasos: primero, ponía fin por completo a las relaciones sociales y a la conexión legal del hijo adoptado con su familia natural. El segundo paso consistía en convertirlo en un miembro permanente de su nueva familia. Una vez completada la adopción, el nuevo hijo o hija, estaba entonces totalmente bajo el cuidado y control del nuevo padre. El padre anterior no tenía ya ninguna autoridad sobre su antiguo hijo. Pablo estaba bien enterado de este proceso por ello lo escribió (Gálatas 4:4-7: …ya no eres más esclavo -doulos-)

CAPITULO 11.- DE ESCLAVOS A HIJOS (PARTE 2)

En los últimos años, en los E.U. se han escrito cada vez más libros sobre casos de adopción infantil, en los que se mencionan casos en los que los pequeños que estaban en camino a un futuro desastroso, ahora con sus nuevos padres, gozan de bienestar y futuros promisorios.

Así también en el Nuevo Testamento se presenta el gozo y la maravilla de la adopción humana por Dios. Hijos de ira, de desobediencia, esclavos del pecado, seguidores e hijos del diablo. (Efesios 2:3, 2:2, 5:6; Romanos 6:17; Juan 8:44) Con Dios esto es revertido.

La adopción y el Antiguo Testamento

Hay varios ejemplos: Moisés adoptado por la hija del faraón; Esther adoptada por su tío Mardoqueo; La mas asombrosa es la que hizo David con Mefi-Boset; lisiado, hijo de Jonatán, único descendiente del rey Saul que quedo con vida, David le dio la heredad que le correspondía a su abuelo Saúl, incluso David lo llevo hasta su propia mesa. Hasta el nombre de Mefi-Boset significaba “cosa vergonzosa”. Obsérvese la misericordia que

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David hizo con este personaje, puesto que Saúl era el mayor perseguidor contra David. David es un modelo a escala muy pequeña de lo que Dios hace con nosotros.

Pablo uso las imágenes de la adopción romana de su tiempo, sin embargo Pablo hubiera fácilmente utilizado pasajes del Viejo Testamento para ilustrar esta relación de esclavo-Señor. Exodo 4:22, Deut 14:1-2; 32:5-6; Oseas 1:10; 11:1.

En la familia para siempre

Uno de los aspectos de la doctrina de la adopción es que habla de una relación permanente. En este sentido, es análoga con la escena de una corte moderna, en la cual un esposo y una esposa se convierten en padres adoptivos de niños que no son su descendencia natural.

La relación esclavo-amo es temporal, pero la relación hijo-padre no lo es (Juan 8:35),

Hijos y esclavos al mismo tiempo

La maravillosa doctrina de la adopción nos asegura que como creyentes en Jesucristo, somos ahora y para siempre miembros de la familia de Dios con todas las de la ley. El unigénito hijo de Dios tomo forma de esclavo para que los esclavos del pecado puedan convertirse en hijos de Dios. (Filipenses 2:7). Seremos parte de su familia por siempre. Estaremos en su servidumbre gloriosa para siempre (Apocalipsis 22:3)

CAPITULO 12.- LISTOS PARA RECIBIR AL AMO

En Mateo 25, Jesús ilustró una descripción similar. Mientras que el Amo está afuera, espera que los esclavos supervisen su propiedad y favorezcan sus intereses. La imagen es clara. El amo representa a Cristo y su ausencia prolongada ilustra el tiempo entre su ascensión y su segunda venida. Los esclavos son creyentes profesos a quienes se les ha comisionado como mayordomos con varios recursos, habilidades, bendiciones y oportunidades. Un día a todos llamar a dar cuenta de su mayordomía.Un esclavo solo teme el regreso de su amo si ha sido desleal, pero para los esclavos de Cristo que han trabajado duro y han servido bien, la llegada del Amo es un momento de gran celebración. Para ellos representa la entrada a su gozo y el inicio de una gran recompensa.Los que creyentes que dedican sus vidas a actividades temporales y sin valor deben esperar de Cristo una recompensa mínima, sus obras son poco más que madera, heno y hojarasca.

Aunque no hemos estado allí, somos ciudadanos del cielo. Una vez caminamos de acuerdo al príncipe de este mundo, pero la conversión nos transfirió al reino de Cristo. Bajo la ley romana la liberación formal por parte de un amo ciudadano romano otorgaba la ciudadanía al ex-esclavo. Por tanto los esclavos de ciudadanos romanos, una vez libres, llegaban a ser ciudadanos romanos: Si era por muerte del Amo, era por testamenta (testamento); si su amo estaba vivo, se hacia la emancipación por vindicta (vara, se le tocaba con una vara en el juicio).

Para los romanos, ser ciudadano era, en un sentido muy real, ser parte de una familia extendida. Aunque no tenemos más obligaciones con nuestro antiguo amo (el pecado), tenemos la obligación de servir a Aquel que nos libertó, es decir a Jesucristo, quien es simultáneamente nuestro Amo, Patrón, nuestro Padre y nuestro Príncipe soberano. La ley del cielo es nuestra ley, los intereses del cielo son nuestros intereses y los ciudadanos del cielo son nuestros compatriotas.

Ya sea que vayamos a Él al morir o que venga por nosotros en el rapto, pronto estaremos con Él para siempre.

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CAPITULO 13.- LAS RIQUEZAS DE LA PARADOJA

En la Biblia hay muchas paradojas, tales como : La salvación es gratis, pero costosa Para ser realmente ricos, debemos ser pobres en espíritu Para encontrar la vida, hay que perderla Para ser sabio, hay que abrazar la locura del evangelio A quienes lloran, se les consolará Quienes dan, recibirán Los menores, serán los mayores Los humildes, se les exaltará Los postreros, serán los primeros De todo lo malo que sucede a los Cristianos, Dios lo transforma en bien Que Dios es uno en tres personas Jesucristo es completamente Dios y completamente hombre A esas paradojas se agrega la siguiente que si queremos dejar de ser esclavos del pecado, debemos ser

esclavos de Cristo. La verdadera libertas solo puede encontrarse mediante la esclavitud de Cristo.

Una vez fuimos esclavos desgraciados del amo más cruel que se pueda imaginar: el pecado. Pero Dios intervino, siendo rico en misericordia, nos escogió, nos dio su amor y nos rescató del control de nuestro dueño anterior. Los esclavos de Cristo son su posesión, El es su Dueño y Amo, merecedor de la lealtad incuestionable de ellos y su obediencia absoluta. No solo nos hizo esclavos de justicia sino también ciudadanos de su reino, amigos de su mesa y hasta hijos adoptivos de su familia. En respuesta alabaremos su nombre glorioso por siempre y para siempre. Aunque los cristianos ciertamente –y por sus propias decisiones—caen en pecado de vez en cuando, nunca más son esclavos del pecado como lo fueron antes de ser rescatados y libertados por Cristo. El pecado no tiene ya poder para controlarlos.

Cuatro paradojas convincentes:

1. La esclavitud en Cristo trae verdadera libertad, nos libra de la excesiva libertad o libertinaje que teníamos cuando éramos esclavos del pecado. En la esclavitud de Cristo hay amor. Esto impide que la libertad se convierta en licencia desenfrenada y previene a la esclavitud de convertirse en cautiverio servil. Su yugo es fácil y ligera su carga.

2. La esclavitud pone fin al prejuicio: de la raza, de la condición económica, de la condición política, de la condición de edades; todos somos consiervos unos de los otros y tenemos un solo Amo, Jesucristo.

3. La esclavitud magnifica la gracia: porque siendo esclavos de pecado y perdidos en todos los sentidos, el nos llama a la vida eterna, distinguiéndose esta por la calidad y no por la cantidad.

4. La esclavitud ilustra la salvación: En la eternidad pasada el eligió a aquellos a quienes salvaría. En nuestra vida actual Él nos rescató de la esclavitud del pecado y nos envío al reino de su Amado Hijo, el trabajo expiatorio de Cristo en la cruz nos redimió de modo que nos adquirió y habiéndonos comprado por un precio, ahora somos su posesión.

Presentar a Cristo como Salvador, pero no como Señor, es un evangelio incompleto.Ser Cristiano es ser ESCLAVO (doulos) de Cristo.

Si somos esclavos de Cristo, Dios nos adopta y nos hace co-herederos con Cristo !!!!!!

FIN DE RESUMEN

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