Ernesto Che Guevara - Ensayos - Centrodeestudioscheguevara

8/7/2019 Ernesto Che Guevara - Ensayos - Centrodeestudioscheguevara

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ERNESTO CHE GUEVARA

E N S A Y O S



El socialismo yel hombre en Cuba



Carta enviada al periodista uruguayo Carlos Quijano, director del semanario Marcha. Fue

publicada el 12 de marzo de 1965.

Estimadocompañero:

Acabo estas notas en viaje por África, animado del deseo de

cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo

tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante

para los lectores uruua!os.

Es com"n escuchar de boca de los voceros capitalistas, como

un arumento en la lucha ideol#ica contra el socialismo, la

afirmaci#n de que este sistema social o el período de

construcci#n del socialismo al que estamos nosotros

abocados, se caracteri$a por la abolici#n del individuo en

aras del Estado. %o pretender& refutar esta afirmaci#n sobre

una base meramente te#rica, sino establecer los hechos tal

cual se viven en Cuba ! arear comentarios de índole

eneral. 'rimero esbo$ar& a randes rasos la historia denuestra lucha revolucionaria antes ! despu&s de la toma del

poder.



Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las

acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero

de ()*), fue el + de julio de ()*-. n rupo de hombresdiriidos por /idel Castro atac# la madruada de ese día el

cuartel 0oncada, en la provincia de 1riente. El ataque fue

un fracaso, el fracaso se transform# en desastre ! los

sobrevivientes fueron a parar a la c2rcel, para reiniciar, lueo

de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.

3urante este proceso, en el cual solamente e4istían &rmenes

de socialismo, el hombre era un factor fundamental. En &l se

confiaba, individuali$ado, específico, con nombre ! apellido,

! de su capacidad de acci#n dependía el triunfo o el fracasodel hecho encomendado.

5le# la etapa de la lucha uerrillera. Esta se desarroll# en

dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a

quien había que movili$ar ! su vanuardia, la uerrilla,motor impulsor de la movili$aci#n, enerador de conciencia

revolucionaria ! de entusiasmo combativo. /ue esta

vanuardia el aente catali$ador, el que cre# las condiciones



subjetivas necesarias para la victoria. 6ambi&n en ella, en el

marco del proceso de proletari$aci#n de nuestro

pensamiento, de la revoluci#n que se operaba en nuestrosh2bitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor

fundamental. Cada uno de los combatientes de la 7ierra

0aestra que alcan$ara al"n rado superior en las fuer$as

revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su

haber. En base a estos loraba sus rados.

/ue la primera &poca heroica, en la cual se disputaban por

lorar un caro de ma!or responsabilidad, de ma!or peliro,

sin otra satisfacci#n que el cumplimiento del deber. En

nuestro trabajo de educaci#n revolucionaria, volvemos amenudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de

nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.

En otras oportunidades de nuestra historia se repiti# el hecho

de la entrea total a la causa revolucionaria. 3urante laCrisis de 1ctubre o en los días del cicl#n /lora, vimos actos

de valor ! sacrificio e4cepcionales reali$ados por todo un

pueblo. Encontrar la f#rmula para perpetuar en la vida



cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas

fundamentales desde el punto de vista ideol#ico.

En enero de ()*) se estableci# el obierno revolucionario

con la participaci#n en &l de varios miembros de la buruesía

entreuista. 5a presencia del Ej&rcito 8ebelde constituía la

arantía de poder, como factor fundamental de fuer$a. 7e

produjeron enseuida contradicciones serias, resueltas, en primera instancia, en febrero del *), cuando /idel Castro

asumi# la jefatura de obierno con el caro de primer

ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al

renunciar el presidente rrutia ante la presi#n de las masas.

Aparecía en la historia de la 8evoluci#n Cubana, ahora con

caracteres nítidos, un personaje que se repetir2

sistem2ticamente: la masa.

Este ente multifac&tico no es, como se pretende, la suma deelementos de la misma cateoría 9reducidos a la misma

cateoría, adem2s, por el sistema impuesto, que act"a como

un manso rebaño. Es verdad que siue sin vacilar a sus



dirientes, fundamentalmente a /idel Castro, pero el rado

en que &l ha anado esa confian$a responde precisamente a

la interpretaci#n cabal de los deseos del pueblo, de susaspiraciones, ! a la lucha sincera por el cumplimiento de las

promesas hechas.

5a masa particip# en la reforma araria ! en el difícil

empeño de la administraci#n de las empresas estatales; pas# por la e4periencia heroica de 'la!a <ir#n; se forj# en las

luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la

C=A; vivi# una de las definiciones m2s importantes de los

tiempos modernos en la Crisis de 1ctubre ! siue ho!

trabajando en la construcci#n del socialismo.

>istas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera

parecer que tienen ra$#n aquellos que hablan de supeditaci#n

del individuo al Estado, la masa reali$a con entusiasmo !

disciplina sin iuales las tareas que el obierno fija, !a seande índole econ#mica, cultural, de defensa, deportiva,

etc&tera. 5a iniciativa parte en eneral de /idel o del alto

mando de la revoluci#n ! es e4plicada al pueblo que la toma



como su!a. 1tras veces, e4periencias locales se toman por el

partido ! el obierno para hacerlas enerales, siuiendo el

mismo procedimiento.

7in embaro, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de

esas equivocaciones se produce, se nota una disminuci#n del

entusiasmo colectivo por efectos de una disminuci#n

cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, ! eltrabajo se parali$a hasta quedar reducido a manitudes

insinificantes; es el instante de rectificar. Así sucedi# en

mar$o de ()+ ante una política sectaria impuesta al partido

por Aníbal Escalante.

Es evidente que el mecanismo no basta para aseurar una

sucesi#n de medidas sensatas ! que falta una cone4i#n m2s

estructurada con las masas. 3ebemos mejorarla durante el

curso de los pr#4imos años pero, en el caso de las iniciativas

suridas de estratos superiores del obierno utili$amos por ahora el m&todo casi intuitivo de auscultar las reacciones

enerales frente a los problemas planteados.



0aestro en ello es /idel, cu!o particular modo de

interaci#n con el pueblo solo puede apreciarse vi&ndolo

actuar. En las randes concentraciones p"blicas se observaalo así como el di2loo de dos diapasones cu!as

vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. /idel !

la masa comien$an a vibrar en un di2loo de intensidad

creciente hasta alcan$ar el clíma4 en un final abrupto,

coronado por nuestro rito de lucha ! victoria.

5o difícil de entender, para quien no viva la e4periencia de la

revoluci#n, es esa estrecha unidad dial&ctica e4istente entre

el individuo ! la masa, donde ambos se interrelacionan !, a

su ve$, la masa, como conjunto de individuos, seinterrelaciona con los dirientes.

En el capitalismo se pueden ver alunos fen#menos de este

tipo cuando aparecen políticos capaces de lorar la

movili$aci#n popular, pero si no se trata de un aut&nticomovimiento social, en cu!o caso no es plenamente lícito

hablar de capitalismo, el movimiento vivir2 lo que la vida de

quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares,



impuesto por el rior de la sociedad capitalista. En esta, el

hombre est2 diriido por un frío ordenamiento que,

habitualmente, escapa al dominio de la comprensi#n. Elejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cord#n

umbilical que le lia a la sociedad en su conjunto: la le! del

valor. Ella act"a en todos los aspectos de la vida, va

modelando su camino ! su destino.

5as le!es del capitalismo, invisibles para el com"n de las

entes ! cieas, act"an sobre el individuo sin que este se

percate. 7olo ve la amplitud de un hori$onte que aparece

infinito. Así lo presenta la propaanda capitalista que

pretende e4traer del caso 8oc?efeller @verídico o no@, unalecci#n sobre las posibilidades de &4ito. 5a miseria que es

necesario acumular para que surja un ejemplo así ! la suma

de ruindades que conlleva una fortuna de esa manitud, no

aparecen en el cuadro ! no siempre es posible a las fuer$as

populares aclarar estos conceptos. 9Cabría aquí ladisquisici#n sobre c#mo en los países imperialistas los

obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al

influjo de una cierta complicidad en la e4plotaci#n de los



países dependientes ! c#mo este hecho, al mismo tiempo,

lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero

ese es un tema que sale de la intenci#n de estas notas.

3e todos modos, se muestra el camino con escollos que

aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias

puede superar para llear a la meta. El premio se avi$ora en

la lejanía; el camino es solitario. Adem2s, es una carrera delobos: solamente se puede llear sobre el fracaso de otros.

=ntentar&, ahora, definir al individuo, actor de ese e4traño !

apasionante drama que es la construcci#n del socialismo, en

su doble e4istencia de ser "nico ! miembro de la comunidad.

Creo que lo m2s sencillo es reconocer su cualidad de no

hecho, de producto no acabado. 5as taras del pasado se

trasladan al presente en la conciencia individual ! ha! que

hacer un trabajo continuo para erradicarlas.

El proceso es doble, por un lado act"a la sociedad con su

educaci#n directa e indirecta, por otro, el individuo se



somete a un proceso consciente de autoeducaci#n.

5a nueva sociedad en formaci#n tiene que competir mu!duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la

conciencia individual en la que pesan los residuos de una

educaci#n sistem2ticamente orientada al aislamiento del

individuo, sino tambi&n por el car2cter mismo de este

período de transici#n con persistencia de las relacionesmercantiles. 5a mercancía es la c&lula econ#mica de la

sociedad capitalista; mientras e4ista, sus efectos se har2n

sentir en la orani$aci#n de la producci#n !, por ende, en la

conciencia.

En el esquema de 0ar4 se concebía el período de transici#n

como resultado de la transformaci#n e4plosiva del sistema

capitalista destro$ado por sus contradicciones; en la realidad

posterior se ha visto c#mo se desajan del 2rbol imperialista

alunos países que constitu!en ramas d&biles, fen#meno previsto por 5enin. En estos, el capitalismo se ha

desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos,

de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias



contradicciones las que, aotadas todas las posibilidades,

hacen saltar el sistema.

5a lucha de liberaci#n contra un opresor e4terno, la miseria

provocada por accidentes e4traños, como la uerra, cu!as

consecuencias hacen recaer las clases privileiadas sobre los

e4plotados, los movimientos de liberaci#n destinados a

derrocar reímenes neocoloniales, son los factores habitualesde desencadenamiento. 5a acci#n consciente hace el resto.

En estos países no se ha producido todavía una educaci#n

completa para el trabajo social ! la rique$a dista de estar al

alcance de las masas mediante el simple proceso deapropiaci#n. El subdesarrollo por un lado ! la habitual fua

de capitales hacia países civili$adosB por otro, hacen

imposible un cambio r2pido ! sin sacrificios. 8esta un ran

tramo a recorrer en la construcci#n de la base econ#mica ! la

tentaci#n de seuir los caminos trillados del inter&s material,como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es mu!

rande.



7e corre el peliro de que los 2rboles impidan ver el bosque.

'ersiuiendo la quimera de reali$ar el socialismo con la

a!uda de las armas melladas que nos leara el capitalismo 9lamercancía como c&lula econ#mica, la rentabilidad, el inter&s

material individual como palanca, etc&tera, se puede llear a

un callej#n sin salida. se arriba allí tras de recorrer una

lara distancia en la que los caminos se entrecru$an muchas

veces ! donde es difícil percibir el momento en que seequivoc# la ruta. Entre tanto, la base econ#mica adaptada ha

hecho su trabajo de $apa sobre el desarrollo de la conciencia.

'ara construir el comunismo, simult2neamente con la base

material ha! que hacer al hombre nuevo.

3e allí que sea tan importante eleir correctamente el

instrumento de movili$aci#n de las masas. Este instrumento

debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una

correcta utili$aci#n del estímulo material, sobre todo de

naturale$a social.

Como !a dije, en momentos de peliro e4tremo es f2cil

potenciar los estímulos morales; para mantener su viencia,



es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los

valores adquieran cateorías nuevas. 5a sociedad en su

conjunto debe convertirse en una iantesca escuela.

5as randes líneas del fen#meno son similares al proceso de

formaci#n de la conciencia capitalista en su primera &poca.

El capitalismo recurre a la fuer$a, pero, adem2s, educa a la

ente en el sistema. 5a propaanda directa se reali$a por losencarados de e4plicar la ineluctabilidad de un r&imen de

clase, !a sea de orien divino o por imposici#n de la

naturale$a como ente mec2nico. Esto aplaca a las masas que

se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la

lucha.

A continuaci#n viene la esperan$a, ! en esto se diferencia de

los anteriores reímenes de casta que no daban salida

posible.

'ara alunos continuar2 viente todavía la f#rmula de casta:

el premio a los obedientes consiste en el arribo, despu&s de la

muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son



los premiados, con lo que se siue la vieja tradici#n. 'ara

otros, la innovaci#n; la separaci#n en clases es fatal, pero los

individuos pueden salir de aquella a que pertenecen medianteel trabajo, la iniciativa, etc&tera. Este proceso, ! el de

autoeducaci#n para el triunfo, deben ser profundamente

hip#critas: es la demostraci#n interesada de que una mentira

es verdad.

En nuestro caso, la educaci#n directa adquiere una

importancia mucho ma!or. 5a e4plicaci#n es convincente

porque es verdadera; no precisa de subterfuios. 7e ejerce a

trav&s del aparato educativo del Estado en funci#n de la

cultura eneral, t&cnica e ideol#ica, por medio deoranismos tales como el 0inisterio de Educaci#n ! el

aparto de divulaci#n del partido. 5a educaci#n prende en

las masas ! la nueva actitud preconi$ada tiende a convertirse

en h2bito; la masa la va haciendo su!a ! presiona a quienes

no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta deeducar a las masas, tan poderosa como aquella otra.

'ero el proceso es consciente; el individuo recibe



continuamente el impacto del nuevo poder social ! percibe

que no est2 completamente adecuado a &l. Dajo el influjo de

la presi#n que supone la educaci#n indirecta, trata deacomodarse a una situaci#n que siente justa ! cu!a propia

falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. 7e

autoeduca.

En este período de construcci#n del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. 7u imaen no est2 todavía

acabada; no podría estarlo nunca !a que el proceso marcha

paralelo al desarrollo de formas econ#micas nuevas.

3escontando aquellos cu!a falta de educaci#n los hacetender al camino solitario, a la autosatisfacci#n de sus

ambiciones, los ha! que aun dentro de este nuevo panorama

de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de

la masa que acompañan. 5o importante es que los hombres

van adquiriendo cada día m2s conciencia de la necesidad desu incorporaci#n a la sociedad !, al mismo tiempo, de su

importancia como motores de la misma.



a no marchan completamente solos, por veredas

e4traviadas, hacia lejanos anhelos. 7iuen a su vanuardia,

constituida por el partido, por los obreros de avan$ada, por los hombres de avan$ada que caminan liados a las masas !

en estrecha comuni#n con ellas. 5as vanuardias tienen su

vista puesta en el futuro ! en su recompensa, pero esta no se

vislumbra como alo individual; el premio es la nueva

sociedad donde los hombres tendr2n características distintas:la sociedad del hombre comunista.

El camino es laro ! lleno de dificultades. A veces, por

e4traviar la ruta, ha! que retroceder; otras, por caminar

demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los

que nos pisan los talones. En nuestra ambici#n de

revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea

posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que

nutrirnos de la masa ! que &sta solo podr2 avan$ar m2sr2pido si la alentamos con nuestro ejemplo.

A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el



hecho de que e4ista la divisi#n en dos rupos principales

9e4clu!endo, claro est2, a la fracci#n minoritaria de los que

no participan, por una ra$#n u otra en la construcci#n delsocialismo, indica la relativa falta de desarrollo de la

conciencia social. El rupo de vanuardia es

ideol#icamente m2s avan$ado que la masa; esta conoce los

valores nuevos, pero insuficientemente. 0ientras en los

primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su funci#n de avan$ada, los seundos s#lo

ven a medias ! deben ser sometidos a estímulos ! presiones

de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado

ejerci&ndose no s#lo sobre la clase derrotada, sino tambi&n

individualmente, sobre la clase vencedora.

6odo esto entraña, para su &4ito total, la necesidad de una

serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias.

En la imaen de las multitudes marchando hacia el futuro,encaja el concepto de institucionali$aci#n como el de un

conjunto arm#nico de canales, escalones, represas, aparatos

bien aceitados que permitan esa marcha, que permitan la



selecci#n natural de los destinados a caminar en la

vanuardia ! que adjudiquen el premio ! el castio a los que

cumplen o atenten contra la sociedad en construcci#n.

Esta institucionalidad de la 8evoluci#n todavía no se ha

lorado. Duscamos alo nuevo que permita la perfecta

identificaci#n entre el <obierno ! la comunidad en su

conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de laconstrucci#n del socialismo ! hu!endo al m24imo de los

luares comunes de la democracia buruesa, trasplantados a

la sociedad en formaci#n 9como las c2maras leislativas, por

ejemplo. 7e han hecho alunas e4periencias dedicadas a

crear paulatinamente la institucionali$aci#n de la8evoluci#n, pero sin demasiada prisa. El freno ma!or que

hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto

formal nos separe de las masas ! del individuo, nos haa

perder de vista la "ltima ! m2s importante ambici#n

revolucionaria que es ver al hombre liberado de suenajenaci#n.

%o obstante la carencia de instituciones, lo que debe



'ara que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir

una condici#n nueva; la mercancía@hombre cesa de e4istir !

se instala un sistema que otora una cuota por elcumplimiento del deber social. 5os medios de producci#n

pertenecen a la sociedad ! la m2quina es s#lo la trinchera

donde se cumple el deber. El hombre comien$a a liberar su

pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de

satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo.Empie$a a verse retratado en su obra ! a comprender su

manitud humana a trav&s del objeto creado, del trabajo

reali$ado. Esto !a no entraña dejar una parte de su ser en

forma de fuer$a de trabajo vendida, que no le pertenece m2s,

sino que sinifica una emanaci#n de sí mismo, un aporte a lavida com"n en que se refleja; el cumplimiento de su deber

social.

acemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva

cateoría de deber social ! unirlo al desarrollo de la t&cnica, por un lado, lo que dar2 condiciones para una ma!or libertad,

! al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciaci#n

mar4ista de que el hombre realmente alcan$a su plena



condici#n humana cuando produce sin la compulsi#n de la

necesidad física de venderse como mercancía.

Claro que todavía ha! aspectos coactivos en el trabajo, a"n

cuando sea necesario; el hombre no ha transformado toda la

coerci#n que lo rodea en reflejo condicionado de naturale$a

social ! todavía produce, en muchos casos, bajo la presi#n

del medio 9compulsi#n moral, la llama /idel. 6odavía lefalta el lorar la completa recreaci#n espiritual ante su propia

obra, sin la presi#n directa del medio social, pero liado a &l

por los nuevos h2bitos. Esto ser2 el comunismo.

El cambio no se produce autom2ticamente en la conciencia,como no se produce tampoco en la economía. 5as

variaciones son lentas ! no son rítmicas; ha! períodos de

aceleraci#n, otros pausados e incluso, de retroceso.

3ebemos considerar, adem2s como apunt2ramos antes, queno estamos frente al período de transici#n puro, tal como lo

viera 0ar4 en la Crítica del 'rorama de <otha, sino de una

nueva fase no prevista por &l; primer período de transici#n



del comunismo o de la construcci#n del socialismo. Este

transcurre en medio de violentas luchas de clase ! con

elementos de capitalismo en su seno que oscurecen lacomprensi#n cabal de su esencia.

7i a esto se area el escolasticismo que ha frenado el

desarrollo de la filosofía mar4ista e impedido el tratamiento

sistem2tico del período, cu!a economía política no se hadesarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en

pañales ! es preciso dedicarse a investiar todas las

características primordiales del mismo antes de elaborar una

teoría econ#mica ! política de ma!or alcance.

5a teoría que resulte dar2 indefectiblemente preeminencia a

los dos pilares de la construcci#n: la formaci#n del hombre

nuevo ! el desarrollo de la t&cnica. En ambos aspectos nos

falta mucho por hacer, pero es menos e4cusable el atraso en

cuanto a la concepci#n de la t&cnica como base fundamental,!a que aquí no se trata de avan$ar a cieas sino de seuir

durante un buen tramo el camino abierto por los países m2s

adelantados del mundo. 'or ello /idel machaca con tanta



insistencia sobre la necesidad de la formaci#n tecnol#ica !

científica de todo nuestro pueblo ! m2s a"n, de su

vanuardia.

En el campo de las ideas que conducen a actividades no

productivas, es m2s f2cil ver la divisi#n entre la necesidad

material ! espiritual. 3esde hace mucho tiempo el hombre

trata de liberarse de la enajenaci#n mediante la cultura ! elarte. 0uere diariamente las ocho ! m2s horas en que act"a

como mercancía para resucitar en su creaci#n espiritual. 'ero

este remedio porta los &rmenes de la misma enfermedad: es

un ser solitario el que busca comuni#n con la naturale$a.

3efiende su individualidad oprimida por el medio !reacciona ante las ideas est&ticas como un ser "nico cu!a

aspiraci#n es permanecer inmaculado.

7e trata s#lo de un intento de fua. 5a le! del valor no es !a

un mero reflejo de las relaciones de producci#n; loscapitalistas monopolistas la rodean de un complicado

andamiaje que la convierte en una sierva d#cil, a"n cuando

los m&todos que emplean sean puramente empíricos. 5a



superestructura impone un tipo de arte en el cual ha! que

educar a los artistas. 5os rebeldes son dominados por la

maquinaria ! s#lo los talentos e4cepcionales podr2n crear su propia obra. 5os restantes devienen asalariados veron$antes

o son triturados.

7e inventa la investiaci#n artística a la que se da como

definitoria de la libertad, pero esta investiaci#nB tiene suslímites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos,

vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre !

su enajenaci#n. 5a anustia sin sentido o el pasatiempo

vular constitu!en v2lvulas c#modas a la inquietud humana;

se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.

7i se respetan las le!es del jueo se consiuen todos los

honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas.

5a condici#n es no tratar de escapar de la jaula invisible.

Cuando la 8evoluci#n tom# el poder se produjo el &4odo de

los domesticados totales; los dem2s, revolucionarios o no,

vieron un camino nuevo. 5a investiaci#n artística cobr#



nuevo impulso. 7in embaro, las rutas estaban m2s o menos

tra$adas ! el sentido del concepto fua se escondi# tras la

palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvomuchas veces esta actitud, reflejo del idealismo buru&s en

la conciencia.

En países que pasaron por un proceso similar se pretendi#

combatir estas tendencias con un domatismo e4aerado. 5acultura eneral se convirti# casi en un tab" ! se proclam# el

summum de la aspiraci#n cultural, una representaci#n

formalmente e4acta de la naturale$a, convirti&ndose &sta,

lueo, en una representaci#n mec2nica de la realidad social

que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictosni contradicciones, que se buscaba crear.

El socialismo es joven ! tiene errores. 5os revolucionarios

carecemos, muchas veces, de los conocimientos ! la audacia

intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo deun hombre nuevo por m&todos distintos a los convencionales

! los m&todos convencionales sufren de la influencia de la

sociedad que los cre#. 91tra ve$ se plantea el tema de la



relaci#n entre forma ! contenido. 5a desorientaci#n es

rande ! los problemas de la construcci#n material nos

absorben. %o ha! artistas de ran autoridad que, a su ve$,tenan ran autoridad revolucionaria. 5os hombres del

'artido deben tomar esa tarea entre las manos ! buscar el

loro del objetivo principal: educar al pueblo.

7e busca entonces la simplificaci#n, lo que entiende todo elmundo, que es lo que entienden los funcionarios. 7e anula la

aut&ntica investiaci#n artística ! se reduce al problema de la

cultura eneral a una apropiaci#n del presente socialista !

del pasado muerto 9por tanto, no peliroso. Así nace el

realismo socialista sobre las bases del arte del silo pasado.

'ero el arte realista del silo F=F, tambi&n es de clase, m2s

puramente capitalista, qui$2s, que este arte decadente del

silo FF, donde se transparenta la anustia del hombre

enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí ! noqueda de &l sino el anuncio de un cad2ver maloliente en arte,

su decadencia de ho!. 'ero, Gpor qu& pretender buscar en las

formas coneladas del realismo socialista la "nica receta



v2lidaH %o se puede oponer al realismo socialista la

libertadB, porque &sta no e4iste todavía, no e4istir2 hasta el

completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas las formas de arte posteriores a la

primer mitad del silo F=F desde el trono pontificio del

realismo a ultran$a, pues se caería en un error proudhoniano

de retorno al pasado, poni&ndole camisa de fuer$a a la

e4presi#n artística del hombre que nace ! se constru!e ho!.

/alta el desarrollo de un mecanismo ideol#ico cultural que

permita la investiaci#n ! desbroce la mala hierba, tan

f2cilmente multiplicable en el terreno abonado de la

subvenci#n estatal.

En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha

dado, pero sí otro sino de contrario. ha sido por no

comprender la necesidad de la creaci#n del hombre nuevo,

que no sea el que represente las ideas del silo F=F, perotampoco las de nuestro silo decadente ! morboso. El

hombre del silo FF= es el que debemos crear, aunque

todavía es una aspiraci#n subjetiva ! no sistemati$ada.



'recisamente &ste es uno de los puntos fundamentales de

nuestro estudio ! de nuestro trabajo ! en la medida en que

loremos &4itos concretos sobre una base te#rica o,viceversa, e4traiamos conclusiones te#ricas de car2cter

amplio sobre la base de nuestra investiaci#n concreta,

habremos hecho un aporte valioso al mar4ismo@leninismo, a

la causa de la humanidad.

5a reacci#n contra el hombre del silo F=F nos ha traído la

reincidencia en el decadentismo del silo FF; no es un error

demasiado rave, pero debemos superarlo, so pena de abrir

un ancho cauce al revisionismo.

5as randes multitudes se van desarrollando, las nuevas

ideas van alcan$ando adecuado ímpetu en el seno de la

sociedad, las posibilidades materiales de desarrollo interal

de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho m2s

fructífera la labor. El presente es de lucha, el futuro esnuestro.

8esumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros



Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. 7u

educaci#n es cada ve$ m2s completa ! no olvidamos su

interaci#n al trabajo desde los primeros instantes. %uestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o

simult2neamente con el estudio. El trabajo es un premio en

ciertos casos, un instrumento de educaci#n, en otros, jam2s

un castio. na nueva eneraci#n nace.

El 'artido es una orani$aci#n de vanuardia. 5os mejores

trabajadores son propuestos por sus compañeros para

interarlo. Este es minoritario pero de ran autoridad por la

calidad de sus cuadros. %uestra aspiraci#n es que el 'artido

sea de masas, pero cuando las masas ha!an alcan$ado elnivel de desarrollo de la vanuardia, es decir, cuando est&n

educados para el comunismo. a esa educaci#n va

encaminado el trabajo. El 'artido es el ejemplo vivo; sus

cuadros deben dictar c2tedras de laboriosidad ! sacrificio,

deben llevar, con su acci#n, a las masas, al fin de la tarearevolucionaria, lo que entraña años de duro brear contra las

dificultades de la construcci#n, los enemios de clase, las

lacras del pasado, el imperialismoI



Quisiera e4plicar ahora el papel que juea la personalidad, el

hombre como individuo de las masas que hacen la historia.Es nuestra e4periencia. no una receta.

/idel dio a la 8evoluci#n el impulso en los primeros años, la

direcci#n, la t#nica siempre, pero ha! un buen rupo de

revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido queel diriente m24imo ! una ran masa que siue a sus

dirientes porque les tiene fe; ! les tiene fe, porque ellos han

sabido interpretar sus anhelos.

%o se trata de cu2ntos ?iloramos de carne se come o decu2ntas veces por año se pueda ir aluien a pasearse en la

pla!a, ni de cu2ntas belle$as que vienen del e4terior puedan

comprarse con los salarios actuales. 7e trata, precisamente,

de que el individuo se sienta m2s pleno, con mucha m2s

rique$a interior ! con mucha m2s responsabilidad.

El individuo de nuestro país sabe que la &poca loriosa que

le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. 5os



primeros lo conocieron en la 7ierra 0aestra ! dondequiera

que se luch#; despu&s lo hemos conocido en toda Cuba.

Cuba es la vanuardia de Am&rica ! debe hacer sacrificios porque ocupa el luar de avan$ada, porque indica a las

masas de Am&rica 5atina el camino de la libertad plena.

3entro del país, los dirientes tienen que cumplir su papel de

vanuardia; !, ha! que decirlo con toda sinceridad, en unarevoluci#n verdadera a la que se le da todo, de la cual no se

espera ninuna retribuci#n material, la tarea del

revolucionario de vanuardia es a la ve$ manífica !

anustiosa.

3&jeme decirle, a rieso de parecer ridículo, que el

revolucionario verdadero est2 uiado por randes

sentimientos de amor. Es imposible pensar en un

revolucionario aut&ntico sin esta cualidad. Qui$2s sea uno de

los randes dramas del diriente; &ste debe unir a un espírituapasionado una mente fría ! tomar decisiones dolorosas sin

que se contraia un m"sculo. %uestros revolucionarios de

vanuardia tienen que ideali$ar ese amor a los pueblos, a las



que no tiene m2s fin que la muerte, a menos que la

construcci#n se lore en escala mundial. 7i su af2n de

revolucionario se embota cuando las tareas m2s apremiantesse ven reali$adas a escala local ! se olvida el

internacionalismo proletario, la revoluci#n que dirie deja de

ser una fuer$a impulsora ! se sume en una c#moda modorra,

aprovechada por nuestros enemios irreconciliables, el

imperialismo, que ana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero tambi&n es una necesidad

revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.

Claro que ha! peliros presentes en las actuales

circunstancias. %o s#lo el del domatismo, no s#lo el deconelar las relaciones con las masas en medio de la ran

tarea; tambi&n e4iste el peliro de las debilidades en que se

puede caer. 7i un hombre piensa que, para dedicar su vida

entera a la revoluci#n, no puede distraer su mente por la

preocupaci#n de que a un hijo le falte determinado producto,que los $apatos de los niños est&n rotos, que su familia

care$ca de determinado bien necesario, bajo este

ra$onamiento deja infiltrarse los &rmenes de la futura



corrupci#n.

En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos debentener ! carecer de lo que tienen ! de lo que carecen los hijos

del hombre com"n; ! nuestra familia debe comprenderlo !

luchar por ello. 5a revoluci#n se hace a trav&s del hombre,

pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu

revolucionario.

Así vamos marchando. A la cabe$a de la inmensa columna

@no nos averJen$a ni nos intimida decirlo@ va /idel,

despu&s, los mejores cuadros del 'artido, e inmediatamente,

tan cerca que se siente su enorme fuer$a, va el pueblo en suconjunto; s#lida arma$#n de individualidades que caminan

hacia un fin com"n; individuos que han alcan$ado la

conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan

por salir del reino de la necesidad ! entrar al de la libertad.

Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la

conciencia de la necesidad del mismo !a no es fuer$a

dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al



espacio como framentos de ranada, tratando de alcan$ar

por cualquier medio, en lucha reñida con sus iuales, una

posici#n, alo que permita apo!o frente al futuro incierto.

7abemos que ha! sacrificios delante nuestro ! que debemos

paar un precio por el hecho heroico de constituir una

vanuardia como naci#n. %osotros, dirientes, sabemos que

tenemos que paar un precio por tener derecho a decir queestamos a la cabe$a del pueblo que est2 a la cabe$a de

Am&rica. 6odos ! cada uno de nosotros paa puntualmente

su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la

satisfacci#n del deber cumplido, conscientes de avan$ar con

todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en elhori$onte.

'ermítame intentar unas conclusiones:

%osotros, socialistas, somos m2s libres porque somos m2s plenos; somos m2s plenos por ser m2s libres.

El esqueleto de nuestra libertad completa est2 formado, falta



la sustancia proteica ! el ropaje; los crearemos.

%uestra libertad ! su sost&n cotidiano tienen color de sanre! est2n henchidos de sacrificio.

%uestro sacrificio es consciente; cuota para paar la libertad

que construimos.El camino es laro ! desconocido en parte;

conocemos nuestras limitaciones. aremos el hombre delsilo FF=: nosotros mismos.

%os forjaremos en la acci#n cotidiana, creando un hombre

nuevo con una nueva t&cnica.

5a personalidad juea el papel de movili$aci#n ! direcci#n

en cuanto que encarna las m2s altas virtudes ! aspiraciones

del pueblo ! no se separa de la ruta.

Quien abre el camino es el rupo de vanuardia, los mejoresentre los buenos, el 'artido.

5a arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella



depositamos nuestra esperan$a ! la preparamos para tomar

de nuestras manos la bandera.

7i esta carta balbuceante aclara alo, ha cumplido el objetivo

con que la mando.

8eciba nuestro saludo ritual, como un apret#n de manos o un

Ave 0aría 'urísima.B 'atria o muerte.



Guerra de guerrillas: un

m!odo



de su utili$aci#n es materia de pol&micas encontradas.

Estas notas tratar2n de e4presar nuestras ideas sobre lauerra de uerrillas ! cu2l sería su utili$aci#n correcta.

Ante todo ha! que precisar que esta modalidad de lucha es

un m&todo; un m&todo para lorar un fin. Ese fin,

indispensable, ineludible para todo revolucionario, es laconquista del poder político. 'or tanto, en los an2lisis de las

situaciones específicas de los distintos países de Am&rica,

debe emplearse el concepto de uerrilla reducido a la simple

cateoría de m&todo de lucha para lorar aquel fin, casi

inmediatamente sure la preunta: GEl m&todo de la uerrade uerrillas es la f#rmula "nica para la toma del poder en la

Am&rica entera; o ser2, en todo caso, la forma

predominanteH; o, simplemente, Gser2 una f#rmula m2s entre

todas las usadas para la luchaH !, en "ltimo e4tremo, se

preuntan, Gser2 aplicable a otras realidades continentales elejemplo de CubaH 'or el camino de la pol&mica, suele

criticarse a aquellos que quieren hacer la uerra de uerrillas,

aduciendo que se olvidan de la lucha de masas, casi como si



fueran m&todos contrapuestos. %osotros recha$amos el

concepto que encierra esa posici#n; la uerra de uerrillas es

una uerra de pueblo, es una lucha de masas. 'retender reali$ar este tipo de uerra sin el apo!o de la poblaci#n, es el

preludio de un desastre inevitable.

5a uerrilla es la vanuardia combativa del pueblo, situada

en un luar determinado de al"n territorio dado, armada,dispuesta a desarrollar una serie de acciones b&licas

tendientes al "nico fin estrat&ico posible: la toma del poder.

Est2 apo!ada por las masas campesinas ! obreras de la $ona

! de todo el territorio de que se trate. 7in esas premisas no se

puede admitir la uerra de uerrillas.

En nuestra situaci#n americana, consideramos que tres

aportaciones fundamentales hi$o la 8evoluci#n Cubana a la

mec2nica de los movimientos revolucionarios en Am&rica;

7on ellas: 'rimero: las fuer$as populares pueden anar unauerra contra el ejercito. 7eundo: no siempre ha! que

esperar a que se den todas las condiciones para la revoluci#n;

el foco insurreccional puede crearlas. 6ercero: en la Am&rica



subdesarrollada, el terreno de la lucha armada debe ser

fundamentalmente el campoB.

6ales son las aportaciones para el desarrollo de la lucha

revolucionaria en Am&rica, ! pueden aplicarse a cualquiera

de los países de nuestro Continente en los cuales se va!a a

desarrollar una uerra de uerrillas.

5a 7eunda 3eclaraci#n de 5a abana señala: En nuestros

países se juntan las circunstancias de una industria

subdesarrollada con un régimen agrario de carácter feudal.

Es por eso que, con todo lo duras que son las condiciones devida de los obreros urbanos, la población rural vive aún en

las más horribles condiciones de opresión y eplotación!

pero es también, salvo ecepciones, el sector absolutamente

mayoritario, en proporciones que a veces sobrepasan el

setenta por ciento de las poblaciones latinoamericanas.

"escontando los terratenientes, que muchas veces residen

en las ciudades, el resto de esa gran masa libra su sustento



comien&a a desatarse, el viejo orden se resquebraja poco a

poco en mil peda&os, y es entonces el momento en que la

clase obrera y las masas urbanas deciden la batalla.

'(ué es lo que desde el comien&o mismo de la lucha de esos

primeros núcleos los hace invencibles, independientemente

del número, el poder y los recursos de sus enemigos) El

apoyo del pueblo, y con ese apoyo de las masas contarán en grado cada ve& mayor.

*ero el campesino es una clase que, por el estado de

incultura en que lo mantienen y el aislamiento en que vive,

necesita la dirección revolucionaria y política de la claseobrera y los intelectuales revolucionarios, sin la cual no

podría por sí sola lan&arse a la lucha y conquistar la

victoria.

En las actuales condiciones históricas de $mérica %atina, la

burguesía nacional no puede encabe&ar la lucha antifeudal

y antimperialista. %a eperiencia demuestra que en nuestras

naciones esa clase, aun cuando sus intereses son



contradictorios con los del imperialismo yanqui, ha sido

incapa& de enfrentarse a este, parali&ada por el miedo a la

revolución social y asustada por el clamor de las masaseplotadas.

Completando el alcance de estas afirmaciones que

constitu!en el nudo de la declaraci#n revolucionaria de

Am&rica, la 7eunda 3eclaraci#n de 5a abana e4presa enotros p2rrafos lo siuiente:

%as condiciones subjetivas de cada país, es decir, el factor

conciencia, organi&ación, dirección, puede acelerar o

retrasar la revolución, según su mayor o menor grado dedesarrollo! pero tarde o temprano en cada época histórica,

cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia se

adquiere, la organi&ación se logra, la dirección surge y la

revolución se produce. (ue ésta tenga lugar por cauces

pacíficos o na&ca al mundo después de un parto doloroso,

no depende de los revolucionarios! depende de las fuer&as

reaccionarias de la vieja sociedad, que se resisten a dejar

nacer la sociedad nueva, que es engendrada por las



lorar la conquista del poder de otra manera que por la lucha

armada, aquí en Am&rica.

5a lucha pacífica puede llevarse a cabo mediante

movimientos de masas ! obliar @en situaciones especiales

de crisis@ ceder a los obiernos, ocupando eventualmente el

poder las fuer$as populares que establecerían la dictadura

proletaria. Correcto te#ricamente. Al anali$ar lo anterior enel panorama de Am&rica tenemos que llear a las siuientes

conclusiones: En este Continente e4isten en eneral

condiciones objetivas que impulsan a las masas a acciones

violentas contra los obiernos burueses ! terratenientes,

e4isten crisis de poder en muchos otros países ! alunascondiciones subjetivas tambi&n. Claro est2 que, en los países

en que todas las condiciones est&n dadas, sería hasta criminal

no actuar para la toma del poder. En aquellos otros en que

esto no ocurre es lícito que apare$can distintas alternativas !

que de la discusi#n te#rica surja la decisi#n aplicable a cada país. 5o "nico que la historia no admite es que los analistas !

ejecutores de la política del proletariado se equivoquen.

%adie puede solicitar el caro de partido de vanuardia



como un diploma oficial dado por la niversidad. 7er

partido de vanuardia es estar al frente de la clase obrera en

la lucha por la toma del poder, saber uiarla a su captura,conducirla por los atajos, incluso. Esa es la misi#n de

nuestros partidos revolucionarios ! el an2lisis debe ser

profundo ! e4haustivo para que no ha!a equivocaci#n.

o! por ho!, se ve en Am&rica un estado de equilibrioinestable entre la dictadura oli2rquica ! la presi#n popular.

5a denominamos con la palabra oli2rquica pretendiendo

definir la alian$a reaccionaria entre las buruesías de cada

país ! sus clases de terratenientes, con ma!or o menor

preponderancia de las estructuras feudales. Estas dictadurastranscurren dentro de ciertos marcos de lealidad que se

adjudicaron ellas mismas para su mejor trabajo durante todo

el período irrestricto de dominaci#n de clase, pero pasamos

por una etapa en que las presiones populares son mu!

fuertes; est2n llamando a las puertas de la lealidad buruesa! &sta debe ser violada por sus propios autores para detener

el impulso de las masas. 7#lo que las violaciones descaradas,

contrarias a toda leislaci#n preestablecida @ o leislaci#n



establecida a posteriori para santificar el hecho @ ponen en

ma!or tensi#n a las fuer$as del pueblo. 'or ello, la dictadura

oli2rquica trata de utili$ar los viejos ordenamientos leales para cambiar la constitucionalidad ! ahoar m2s al

proletariado, sin que el choque sea frontal. %o obstante, aquí

es donde se produce la contradicci#n. El pueblo !a no

soporta las antiuas !, menos a"n, las nuevas medidas

coercitivas establecidas por la dictadura, ! trata deromperlas. %o debemos de olvidar nunca el car2cter clasista,

autoritario ! restrictivo del Estado buru&s. 5enin se refiere a

&l así: El Estado es producto y manifestación del carácter

irreconciliable de las contradicciones de clase. El Estado

surge en el sitio en el momento y en el grado en que lascontradicciones de clase no pueden, objetivamente,

conciliarse. viceversa- la eistencia del Estado demuestra

que las contradicciones de clase son irreconciliables.

Es decir, no debemos admitir que la palabra democracia,utili$ada en forma apolo&tica para representar la dictadura

de las clases e4plotadoras, pierda su profundidad de

concepto ! adquiera el de ciertas libertades m2s o menos



#ptimas dadas al ciudadano.

5uchar solamente por conseuir la restauraci#n de ciertalealidad buruesa sin plantearse, en cambio, el problema

del poder revolucionario, es luchar por retornar a cierto

orden dictatorial preestablecido por las clases sociales

dominantes; es, en todo caso, luchar por el establecimiento

de unos rilletes que tenan en su punta una bola menos pesada para el presidiario.

En estas condiciones de conflicto, la oliarquía rompe sus

propios contratos, su propia apariencia de democraciaB !

ataca al pueblo, aunque siempre trate de utili$ar los m&todosde la superestructura, que ha formado para la opresi#n. 7e

vuelve a plantear en ese momento el dilema: GQu& hacerH

%osotros contestamos: 5a violencia no es patrimonio de los

e4plotadores, la pueden usar los e4plotados ! m2s aun la

deben usar en su momento. 0artí decía: Es criminal quien

promueve en un país la guerra que se le puede evitar! y

quien deja de promover la guerra inevitable.



5enin, por otra parte, e4presaba: %a socialdemocracia no

ha mirado nunca ni mira la guerra desde un punto de vista

sentimental. /ondena en absoluto la guerra como recurso fero& para dilucidar las diferencias entre los hombres, pero

sabe que las guerras son inevitables mientras la sociedad

esté dividida en clases, mientras eista la eplotación del

hombre por el hombre. para acabar con esa eplotación

no podemos prescindir de la guerra que empie&an siempre yen todos los sitios las mismas clases eplotadoras,

dominantes y opresoras.

Esto lo decía en el año ()L*; despu&s, en El programa

militar de la revolución proletaria, anali$ando profundamente el car2cter de la lucha de clases, afirmaba:

(uien admita la lucha de clases no puede menos que admitir

las guerras civiles, que en toda sociedad de clase

representan la continuación, el desarrollo y el

recrudecimiento naturales y en determinadas

circunstancias inevitables de la lucha de clases. 0odas las

grandes revoluciones lo confirman. +egar las guerras

civiles u olvidarlas sería caer en un oportunismo etremo y



renegar de la revolución socialista.

Es decir, no debemos temer a la violencia, la partera lassociedades nuevas; solo que esa violencia debe desatarse

e4actamente en el momento preciso en que los conductores

del pueblo ha!an encontrado las circunstancias m2s

favorables.

GCuales ser2n &stasH 3ependen, en lo subjetivo de dos

factores que se complementan ! que a su ve$ se van

profundi$ando en el transcurso de la lucha: la conciencia de

la necesidad del cambio ! la certe$a de la posibilidad de este

cambio revolucionario; los que, unidos a las condicionesobjetivas @que son randemente favorables en casi toda

Am&rica para el desarrollo de la lucha@, a la firme$a en la

voluntad de lorarlo ! a las nuevas correlaciones de fuer$as

en el mundo, condicionan un modo de actuar.

'or lejanos que est&n los países socialistas, siempre se har2

sentir su influencia bienhechora sobre los pueblos en lucha, !

su ejemplo educador les dar2 m2s fuer$a. /idel Castro decía



el "ltimo + de julio: el deber de los revolucionarios,

sobre todo en este instante, es saber percibir, saber captar

los cambios de correlación de fuer&as que han tenido lugar en el mundo, y comprender que ese cambio facilita la lucha

de los pueblos. El deber de los revolucionarios, de los

revolucionarios latinoamericanos, no est2 en esperar que el

cambio de correlaci#n de fuer$as produ$ca el milaro de las

revoluciones sociales en Am&rica 5atina, sino aprovechar cabalmente todo lo que favorece al movimiento

revolucionario ese cambio de correlaci#n de fuer$as M! hacer

las revolucionesN

a! quienes dicen admitamos la uerra revolucionariacomo el medio adecuado, en ciertos casos específicos, para

llear a la toma del poder político; Gde d#nde sacamos los

randes conductores, los /idel Castro que nos llevan al

triunfoHB /idel Castro, como todo ser humano, es un

producto de la historia. 5os jefes militares ! políticos, quedirijan las luchas insurreccionales en Am&rica, unidos, si

fuera posible, en una sola persona, aprender2n el arte de la

uerra en el ejercicio de la uerra misma. %o ha! oficio ni



profesi#n que se pueda aprender solamente en libros de

te4to. 5a lucha, en este caso, es la ran maestra. Claro que

no ser2 sencilla la tarea ni e4enta de raves amena$as entodo su transcurso.

3urante el desarrollo de la lucha armada aparecen dos

momentos de e4tremo peliro para el futuro de la revoluci#n.

El primero de ellos sure en la etapa preparatoria ! la forma

en que se resuelva da la medida de la decisi#n de lucha !

claridad de fines que tenan las fuer$as populares.

Cuando el Estado buru&s avan$a contra las posiciones del pueblo, evidentemente tiene que producirse un proceso de

defensa contra el enemio que, en ese momento de

superioridad, ataca. 7i !a se han desarrollado las condiciones

objetivas ! subjetivas mínimas, la defensa debe ser armada,

pero de tal tipo que no se conviertan las fuer$as populares enmeros receptores de los olpes del enemio; no dejar

tampoco que el escenario de la defensa armada simplemente

se transforme en un refuio e4tremo de los perseuidos.



5a uerrilla, movimiento defensivo del pueblo en un

momento dado, lleva en sí, ! constantemente debedesarrollarla, su capacidad de ataque sobre el enemio. Esta

capacidad es la que va determinando con el tiempo su

car2cter de catali$ador de las fuer$as populares. >ale decir, la

uerrilla no es autodefensa pasiva, es defensa con ataque !,

desde el momento en que se plantea como tal, tiene como perspectiva final la conquista del poder político.

Este momento es importante. En los procesos sociales la

diferencia entre violencia ! no violencia no puede medirse

por las cantidades de tiros intercambiados; responde asituaciones concretas ! fluctuantes ! ha! que saber ver el

instante en que las fuer$as populares, conscientes de su

debilidad relativa, pero al mismo tiempo de su fuer$a

estrat&ica, deben obliar al enemio a que d& los pasos

necesarios para que la situaci#n no retroceda. a! queviolentar el equilibrio dictadura oli2rquica@ presi#n popular.

5a dictadura trata constantemente de ejercerse sin el uso



aparatoso de la fuer$a; el obliar a presentarse sin disfra$, es

decir, en su aspecto verdadero de dictadura violenta de las

clases reaccionarias, contribuir2 a su desenmascaramiento, loque profundi$ar2 la lucha hasta e4tremos tales que !a no se

pueda reresar. 3e c#mo cumplan su funci#n las fuer$as del

pueblo abocadas a la tarea de obliar a definiciones a la

dictadura @retroceder o desencadenar la lucha@, depende el

comien$o firme de una acci#n armada de laro alcance.

7ortear el otro momento peliroso depende del poder del

desarrollo ascendente que tenan las fuer$as populares.

0ar4 recomendaba siempre que, una ve$ comen$ado el proceso revolucionario, el proletariado tenía que olpear !

olpear sin descanso. 8evoluci#n que no se profundice

constantemente es revoluci#n que reresa. 5os combatientes,

cansados, empie$an a perder la fe ! puede fructificar

entonces aluna de las maniobras a que la buruesía nostiene tan acostumbrados. Estas pueden ser elecciones con la

entrea del poder a otro señor de vo$ m2s meliflua ! cara

m2s anelical que el dictador de turno, o un olpe dado por



individuales, separados del medio social en que han actuado

!, de hecho, rebelados contra &l. esta utili$aci#n debe

hacerse en el marco de la direcci#n revolucionaria a la que pertenecer2n como luchadores ! no como representantes de

una casta.

En tiempos !a lejanos, en el prefacio de la tercera edici#n de

La Guerra Civil en Francia, Enels decía: %os obreros,después de cada revolución, estaban armados! por eso el

desarme de los obreros era el primer mandamiento de los

burgueses que se hallaban al frente del Estado. "e ahí que,

después de cada revolución ganada por los obreros se

llevara a cabo una nueva lucha que acababa con la derrotade estos...

Este jueo de luchas continuas en que se lora un cambio

formal de cualquier tipo ! se retrocede estrat&icamente, se

ha repetido durante decenas de años en el mundo capitalista.'ero a"n, el enaño permanente al proletariado en este

aspecto lleva m2s de un silo de producirse peri#dicamente.



Es peliroso tambi&n que, llevados por el deseo de mantener

durante al"n tiempo condiciones m2s favorables para la

acci#n revolucionaria mediante el uso de ciertos aspectos dela lealidad buruesa, los dirientes de los partidos

proresistas confundan los t&rminos, cosa que es mu! com"n

en el curso de la acci#n, ! se olviden del objetivo estrat&ico

definitivo: la toma del poder.

Estos dos momentos difíciles de la revoluci#n, que hemos

anali$ado someramente, se obvian cuando los partidos

dirientes mar4istas@leninistas son capaces de ver claro las

implicaciones del momento ! de movili$ar las masas al

m24imo, llev2ndolas por el camino justo de la resoluci#n delas contradicciones fundamentales.

En el desarrollo del tema hemos supuesto que eventualmente

se aceptara la idea de la lucha armada ! tambi&n la f#rmula

de la uerra de uerrillas como m&todo de combate. G'or qu&estimamos que, en las condiciones actuales de Am&rica, la

uerra de uerrillas es la vía correctaH a! arumentos

fundamentales que, en nuestro concepto, determinan la



orani$ando nuevas fuer$as para otras batallas.

Adem2s, en esta $ona comien$a la estructuraci#n del futuroaparato estatal encarado de diriir eficientemente la

dictadura de clase durante todo el periodo de transici#n.

Cuanto m2s lara sea la lucha, m2s randes ! complejos

ser2n los problemas administrativos ! en su soluci#n seentrenar2n los cuadros para la difícil tarea de la

consolidaci#n del poder ! el desarrollo econ#mico, en una

etapa futura.

7eundo: 5a situaci#n eneral del campesinadolatinoamericano ! el car2cter cada ve$ m2s e4plosivo de su

lucha contra las estructuras feudales, en el marco de una

situaci#n social de alian$a entre e4plotadores locales

e4tranjeros.

>olviendo a la 7eunda 3eclaraci#n de 5a abana: %os

pueblos de $mérica se liberaron del coloniaje espa1ol a

principios del siglo pasado, pero no se liberaron de la



desaprovechada, en nuestros campesinos ! la necesidad de

utili$arla para la liberaci#n de Am&rica.

6ercero: El car2cter continental de la lucha. G'odría

concebirse esta nueva etapa de la emancipaci#n de Am&rica

como el cotejo de dos fuer$as locales luchando por el poder

en un territorio dadoH 3ifícilmente. 5a lucha ser2 a muerte

entre todas las fuer$as populares ! todas las fuer$as derepresi#n. 5os p2rrafos arriba citados tambi&n lo predicen.

5os !anquis intervendr2n por solidaridad de intereses !

porque la lucha en Am&rica es decisiva. 3e hecho, !a

intervienen en la preparaci#n de las fuer$as represivas ! laorani$aci#n de un aparato continental de lucha. 'ero, de

ahora en adelante, lo har2n con todas sus enerías; castiar2n

a las fuer$as populares con todas las armas de destrucci#n a

su alcance; no dejar2n consolidarse al poder revolucionario

!, si aluno lleara a hacerlo, volver2n a atacar, no loreconocer2n, tratar2n de dividir las fuer$as revolucionarias,

introducir2n saboteadores de todo tipo, crear2n problemas

fronteri$os, lan$ar2n a otros Estados reaccionarios en su



contra, intentar2n ahoar econ#micamente al nuevo Estado,

aniquilarlo, en una palabra.

3ado este panorama americano, se hace difícil que la

victoria se lore ! consolide en un país aislado. A la uni#n de

las fuer$as represivas debe contestarse con la uni#n de las

fuer$as populares. En todos los países en que la opresi#n

lleue a niveles insostenibles, debe alarse la bandera de larebeli#n, ! esta bandera tendr2, por necesidad hist#rica,

caracteres continentales. 5a Cordillera de los Andes esta

llamada a ser la 7ierra 0aestra de Am&rica, como dijera

/idel, ! todos los inmensos territorios que abarca este

Continente est2n llamados a ser escenarios de la lucha amuerte contra el poder imperialista.

%o podemos decir cu2ndo alcan$ar2 estas características

continentales, ni cu2nto tiempo durara la lucha; pero

podemos predecir su advenimiento ! su triunfo, porque esresultado de circunstancias hist#ricas, econ#micas ! políticas

inevitables ! su rumbo no se puede torcer. =niciarla cuando

las condiciones est&n dadas, independientemente de la



situaci#n de otros países, es la tarea de la fuer$a

revolucionaria en cada país. El desarrollo de la lucha ir2

condicionando la estrateia eneral; la predicci#n sobre elcar2cter continental es fruto del an2lisis de las fuer$as de

cada contendiente, pero esto no e4clu!e, ni mucho menos, el

estallido independiente Así como la iniciaci#n de la lucha en

un punto de un país est2 destinada a desarrollarla en todo su

2mbito, la iniciaci#n de la uerra revolucionaria contribu!e adesarrollar nuevas condiciones en los países vecinos.

El desarrollo de las revoluciones se ha producido

normalmente por flujos ! reflujos inversamente

proporcionales; al flujo revolucionario corresponde el reflujocontrarrevolucionario !, viceversa, en los momentos de

descenso revolucionario ha! un ascenso

contrarrevolucionario. En estos instantes, la situaci#n de las

fuer$as populares se torna difícil ! deben recurrir a los

mejores medios de defensa para sufrir los daños menores. Elenemio es e4tremadamente fuerte, continental. 'or ello no

se pueden anali$ar las debilidades relativas de las buruesías

locales con vistas a tomar decisiones de 2mbitos restrinidos.



no menos delicada ser2 la política; ! si un solo error militar

puede liquidar la uerrilla, un error político puede frenar su

desarrollo durante randes períodos.

'olítico@militar es la lucha, así ha! que desarrollarla ! por lo

tanto, entenderla.

5a uerrilla, en su proceso de crecimiento, llea a un instanteen que su capacidad de acci#n cubre una determinada rei#n

para cu!as medidas sobran hombres ! ha! demasiada

concentraci#n en la $ona. Allí comien$a el efecto de

colmena, en el cual uno de los jefes, uerrillero distinuido,

salta a otra rei#n ! va repitiendo la cadena de desarrollo dela uerra de uerrillas, sujeto, eso sí, a un mando central.

Ahora bien, es preciso apuntar que no se puede aspirar a la

victoria sin la formaci#n de un ej&rcito popular. 5as fuer$as

uerrilleras podr2n e4tenderse hasta determinada manitud;las fuer$as populares, en las ciudades ! en otras $onas

permeables del enemio, podr2n causarle estraos, pero el

potencial militar de la reacci#n todavía estaría intacto. a!



que tener siempre presente que el resultado final debe ser el

aniquilamiento del adversario. 'ara ello, todas estas $onas

nuevas que se crean, m2s las $onas de perforaci#n delenemio detr2s de sus líneas, m2s las fuer$as que operan en

las ciudades principales, deben tener una relaci#n de

dependencia en el mando. %o se podr2 pretender que e4ista

la cerrada ordenaci#n jer2rquica que caracteri$a a un

ej&rcito, pero sí una ordenaci#n estrat&ica. 3entro dedeterminadas condiciones de libertad de acci#n, las uerrillas

deben de cumplir todas las #rdenes estrat&icas del mando

central, instalado en aluna de las $onas, la m2s seura, la

m2s fuerte, preparando las condiciones para la uni#n de las

fuer$as en un momento dado.

Gabr2 otras posibilidades menos cruentasH

5a uerra de uerrillas o uerra de liberaci#n tendr2 en

eneral tres momentos: el primero, de la defensivaestrat&ica, donde la pequeña fuer$a que, hu!e muerde al

enemio; no est2 refuiada para hacer una defensa pasiva en

un círculo pequeño, sino que su defensa consiste en los



ataques limitados que pueda reali$ar. 'asado esto, se llea a

un punto de equilibrio en que se estabili$an las posibilidades

de acci#n del enemio ! de la uerrilla !, lueo, el momentofinal de desbordamiento del ej&rcito represivo que llevar2 a

la toma de las randes ciudades, a los randes encuentros

decisivos, al aniquilamiento total del adversario.

3espu&s de lorado el punto de equilibrio, donde ambasfuer$as se respetan entre sí, al seuir su desarrollo, la uerra

de uerrillas adquiere características nuevas. Empie$a a

introducirse el concepto de la maniobra; columnas randes

que atacan puntos fuertes; uerra de movimientos con

traslaci#n de fuer$as ! medios de ataque de relativa potencia.'ero, debido a la capacidad de resistencia ! contraataque que

todavía conserva el enemio, esta uerra de maniobra no

sustitu!e definitivamente a las uerrillas; es solamente una

forma de actuar de las mismas; una manitud superior de las

fuer$as uerrilleras, hasta que, por fin, cristali$a en unej&rcito popular con cuerpos de ej&rcitos. A"n en este

instante, marchando delante de las acciones de las fuer$as

principales, ir2n las uerrillas en su estado de pure$aB,



liquidando las comunicaciones, saboteando todo el aparato

defensivo del enemio.

abíamos predicho que la uerra sería continental. Esto

sinifica tambi&n que ser2 prolonada; habr2 muchos frentes,

costar2 mucha sanre, inn"meras vidas durante laro tiempo.

'ero, alo m2s, los fen#menos de dolari$aci#n de fuer$as

que est2n ocurriendo en Am&rica, la clara divisi#n entree4plotadores ! e4plotados que e4istir2 en las uerras

revolucionarias futuras, sinifican que al producirse la toma

del poder por la vanuardia armada del pueblo, el país, o los

países, que lo consian, habr2n liquidado simult2neamente,

en el opresor, a los imperialistas ! a los e4plotadoresnacionales. abr2 cristali$ado la primera etapa de la

revoluci#n socialista; estar2n listos los pueblos para restañar

sus heridas e iniciar la construcci#n del socialismo.

Gabr2 otras posibilidades menos cruentasH

ace tiempo que se reali$# el "ltimo reparto del mundo en el

cual a los Estados nidos le toc# la parte del le#n de nuestro



secreto al enemio de clase, so pena de perderlo todo.

3e hecho, la eclosi#n de la lucha americana se ha producido.GEstar2 su v#rtice en >ene$uela, <uatemala, Colombia, 'er",

EcuadorH G7er2n estas escaramu$as actuales solo

manifestaciones de una inquietud que no ha fructificadoH %o

importa cu2l sea el resultado de las luchas de ho!. %o

importa, para el resultado final, que uno u otro movimientosea transitoriamente derrotado. 5o definitivo es la decisi#n

de lucha que madura día a día; la conciencia de la necesidad

del cambio revolucionario, la certe$a de su posibilidad.

Es una predicci#n. 5a hacemos con el convencimiento deque la historia nos dar2 la ra$#n. El an2lisis de los factores

objetivos ! subjetivos de Am&rica ! del mundo imperialista,

nos indica la certe$a de estas aseveraciones basadas en la

7eunda 3eclaraci#n de 5a abana.

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