ERMANITAS DE LOS POBRES · 2016-01-07 · ERMANITAS DE LOS POBRES Septiembre-Diciembre 2015 Núm....

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ano «El Señor nos llama cada día a seguirlo con valentía y fidelidad;

nos ha concedido el gran don de elegirnos como discípulos suyos. Nos invita a proclamarlo con gozo como el Resucitado. Pero nos pide que lo hagamos con la palabra y el testimonio de nuestra vida en lo cotidiano...»

Papa Francisco, 14 abril de 2013

E R M A N I TA S D E L O S P O B R E S

Septiembre-Diciembre 2015 Núm. 217

Hacia la VidaBOLETÍN CUATRIMESTRAL DE LASHERMANITAS DE LOS POBRESwww.hermanitasdelospobres.esColaboraciones Ctra. Virgen del Espino, 1 - T. 91 855 16 8028460 Los Molinos (Madrid)[email protected] provincialesZurbarán, 4. 28010 MadridLuis Montoto, 43. 41018 SevillaPlaza Tetuán, 45-49. 08010 Barcelona

Dep. legal: B. 5.687-1960Producción: Impresión Offset Derra. Joan d’Àustria, 66. 08005 Barcelona

CRÉDITOS DE IMÁGENES:Portada y pág. 16: © L’Osservatore Romano;

pág. 3: Lawerence op .cc; pág. 4: Asociación Internacional de caminería; pág. 6: Mazur-Catholic News.org cc; contraportada: Miguel Pilastra cc

EDITORIALCaminos de fidelidad .............................. 1IGLESIAAvanza el Año Jubilar Teresiano ......... 2Oración V Centenario de Sta. Teresa de Jesús ............................. 5LA FAMILIASínodo de la Familia ................................. 6Testimonio. La fe, fundamento de mi vida familiar ........................................ 7

Oración a la Sagrada Familia ............... 12¿La familia de Juana Jugan? .................. 13VIDA CONSAGRADA¡Un bello homenaje a la fidelidad! ........ 16El lema ........................................................ 18Testimonios .............................................. 20CONGREGACIÓNÁngel Acosta, tus manos me hicieron y me formaron ............... 27¡Gracias Antequera! ............................... 30

SUMARIO

San Miguel Arcángel, defi éndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad yasechanzas del demonio.Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tupríncipe de la milicia celestial arroja al infi erno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén

León XIII, Papa

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, 29 de septiembre

Núm. 217Septiembre-Diciembre 2015

HACIA LA VIDA Septiembre-Diciembre 2015 1

Caminos de FIDELIDAD

C on el mes de septiembre, el vera-no ya casi terminó. Seguramente han sido días de descanso, días

diferentes, días de encuentro, de un ver-dadero encuentro con el Señor de nues-tra vida... Ahora es el momento del rit-mo de la vida normal, con sus prisas y vaivenes. Un nuevo año lectivo, nuevo colegio, nuevo curso, nuevos compañe-ros, nuevos destinos, nuevos proyectos, etc. Al fi n y al cabo, una nueva oportu-nidad que se nos presenta para reem-prender el camino con más fuerza, más entusiasmo, más alegría, más fi delidad, más radicalidad, más amor.

Como diría la Santa, corren tiempos fuertes que nos invitan a una acrecentada fi delidad a aquello que somos, a Aquel en quien creemos. Dentro de unos días el Sínodo de los Obispos sobre la fami-lia comenzará en Roma. ¿Acaso alguien duda de la necesidad de fi delidad que tiene esta institución, tan amenazada?

Por otro lado, continuamos viviendo el Año de la Vida Consagrada. ¿Se podría hablar de Vida Consagrada sin fi deli-dad? Es lo mismo que preguntarnos: ¿es posible la Vida Consagrada sin alegría? El Santo Padre respondió a esta pregunta en la carta que escribió a todos los Con-sagrados con motivo de este año jubilar: «Donde hay religiosos hay alegría».

Esta fi delidad y esta alegría tan urgentes sa-bemos de dónde vienen, percibimos quién puede ser el único que nos las proporcione: la Miseri-cordia del Señor.

Que este Año Jubilar de la Misericordia que comenzaremos el 8 de diciembre, nos introduz-ca de una vez por todas en este camino de con-versión al que todos es-tamos llamados. Porque ¡ya es tiempo de cami-nar!

E D I T O R I A L

I G L E S I A

2 Septiembre-Diciembre 2015 HACIA LA VIDA

Todas las diócesis de España han tenido la gracia extraordinaria de este Jubileo para poder así celebrar el 5º centenario del nacimiento de la Santa. Comenzaba con toda solemnidad el 15 de octubre del año pasado y será clausurado el próximo 15 de octubre.

Ha pasado cerca de un año desde que en Ávila tuvo lugar la solemne apertu-

ra de este Año Jubilar Teresiano. Desde aquella clara mañana oto-ñal han sido numerosos los pe-regrinos que se han acercado a Teresa para ser guiados por ella hasta el Señor.

Debido a que la Santa Sede concedió a todas las diócesis de España la celebración de este Año Jubilar, muchos feligreses de la geografía española han pe-regrinado junto a su obispo o de modo particular a los diferentes

templos jubilares. Numerosos han sido los grupos, familias, comunidades religiosas y mu-chos más que han podido ganar la Indulgencia Plenaria.

La familia de santa Juana Jugan no ha sido menos. Un buen gru-po de miembros pertenecientes a la Asociación Juana Jugan (AJJ) de diversas casas, peregrinaron hasta Ávila para prepararse así a la renovación de sus promesas al servicio de los ancianos, que tuvo lugar el pasado 1 de mayo. De igual modo lo han ido haciendo a lo largo de estos meses residentes y comunidades de otras casas de

España. Hacemos aquí mención gráfi ca.

Avanza el Año Jubilar Teresiano

RONDA

ARAVACA

I G L E S I A


En el transcurso de este año jubilar teresiano, hemos queri-do en esta sección, ir recorrien-do los cuatro caminos indicados por el papa Francisco en su men-saje con motivo de la apertura de este año de gracia.

Ahí el Obispo de Roma indica-ba: «Ella entendió su vida como camino de perfección por el que Dios conduce al hombre, mo-rada tras morada, hasta Él y, al mismo tiempo, lo pone en mar-cha hacia los hombres.»

LA VÍA DE LA FRATERNIDAD«Esta fue su respuesta provi-

dencial, nacida de la inspiración divina y de su intuición femeni-na, a los problemas de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo: fundar pequeñas comunidades de mujeres que, a imitación del “colegio apostólico”, siguieran a Cristo viviendo sencillamente el Evangelio y sosteniendo a toda la Iglesia con una vida hecha ple-garia. Para esto os juntó Él aquí, hermanas y tal fue la promesa: que Cristo andaría con nosotras. ¡Qué linda defi nición de la fraterni-dad en la Iglesia: andar juntos con Cristo como hermanos! Para

ello no recomien-da Teresa de Je-sús muchas cosas, sim-plemente tres: amarse mucho unos a otros, de-s a s i r s e de todo y ver dadera humildad, que aunque la digo a la pos-tre es la base principal y las abraza todas.

¡Cómo de-searía, en es-tos tiempos, unas comuni-dades cristia-nas más fra-ternas donde se haga este camino: andar en la verdad de la humildad que nos libera de no-sotros mismos para amar más y mejor a los demás, especialmen-te a los más pobres!

¡Nada hay más hermoso que vivir y morir como hijos de esta Iglesia madre!»

Porque ya es tiempo de caminar...ello no recomien-

Je-

tos tiempos, unas comuni-dades cristia-

I G L E S I A


EL CAMINO DEL TIEMPO VIVIDO COMO GRACIA

«La santa escritora y maestra de oración fue al mismo tiempo fundadora y misionera por los caminos de España. Su experien-cia mística no la separó del mun-do ni de las preocupaciones de la gente. Al contrario, le dio nuevo impulso y coraje para la acción y los deberes de cada día, porque también entre los pucheros anda el Señor.

Ella vivió las difi cultades de su tiempo —tan complicado— sin ceder a la tentación del la-mento amargo, sino más bien aceptándolas en la fe como una oportunidad para dar un paso más en el camino. Y es que, para hacer Dios grandes mercedes

a quien de veras le sirve, siempre es tiempo.

Hoy Teresa nos dice: Reza más para comprender bien lo que pasa a tu alrededor y así actuar mejor. La oración vence el pesi-mismo y genera buenas inicia-tivas. ¡Éste es el realismo tere-siano, que exige obras en lugar de emociones, y amor en vez de ensueños, el realismo del amor humilde frente a un ascetismo afanoso!

Algunas veces la Santa abrevia sus sabrosas cartas diciendo: Es-tamos de camino, como expresión de la urgencia por continuar has-ta el fi n con la tarea comenzada. Cuando arde el mundo, no se puede perder el tiempo en nego-cios de poca importancia.

¡Ojalá contagie a todos esta Santa prisa por salir a re-correr los caminos de nuestro pro-pio tiempo, con el Evangelio en la mano y el Espíritu en el corazón!»

Fundaciones realizadas por santa Teresa

de Jesús


ORACIÓN 5º CENTENARIO

DE SANTA TEREsa de jesús

ESPÍRITU SANTO,AYÚDANOS A AVANZAR, «CON LIM-PIA CONCIENCIA Y HUMILDAD», EN EL CAMINO DE LA VIDA INTERIOR, CIMENTADOS EN LA VERDAD, CON RENOVADO DESPRENDIMIENTO, Y AMOR FRATERNO INCONDICIONAL.

COMO TERESA DE JESÚS, MAESTRA DE ESPIRITUALIDAD, EN-SÉÑANOS A ORAR DE TODO CORA-ZÓN: «VUESTRA SOY, SEÑOR, PARA VOS NACÍ ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?»

AMÉN.

DIOS, PADRE NUESTRO,TE ALABAMOS Y TE BENDECIMOS, PORQUE NOS CONCEDES LA GRACIA DE CELEBRAR EL V CENTENARIO DEL NACIMIENTODE SANTA TERESA DE JESÚS.

SEÑOR JESUCRISTO, «AMIGO VERDADERO», AYÚDANOS A CRECER EN TU AMISTAD, PARA QUE, COMO TERESA, HIJA DE LA IGLESIA, DEMOS TESTIMONIO DE TU ALEGRÍA ANTE EL MUNDO, ATENTOS A LAS NECESIDADES DE LA HUMANIDAD.

L A F A M I L I A


El próximo Sínodo Ordinario de los Obispos tendrá lugar en Roma del 4 al 25 de octubre

bajo el lema: «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mun-do contemporáneo».

Nos encontramos ante un aconteci-miento único en la historia de la Igle-sia, ya que como preparación, ha sido precedido por un Sínodo Extraordina-rio que tuvo lugar en Roma del 5 al 19 de octubre del pasado año. Este perio-do sinodal que se vive entre los dos sínodos ha permitido a toda la Iglesia refl exionar sobre esta realidad tan im-portante y tan amenazada en nuestros días.

Han sido una gran ayuda en este sen-tido las numerosas catequesis que el papa Francisco ha dedicado a la familia los miércoles de cada semana. Ahí ha tratado el papel de la madre, del padre, de los hijos, la enfermedad, la riqueza de los abuelos, el duelo en las familias, las heridas de la familia, etc...

En Filadelfi a se ultiman los prepa-rativos para el VIII Encuentro Mun-dial de las Familias, que tendrá lugar del 22 al 27 de septiembre, y al que acudirá el Santo Padre Francisco.

Como indicaba él mismo en su re-ciente viaje a Ecuador, la oración de todos por la familia es muy necesaria.

«Poco antes de comenzar el Año Jubilar de la Mise-ricordia, la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario dedi-ca do a las familias, para madurar un verdadero dis-cernimiento espiritual y en-contrar soluciones y ayudas concretas a las muchas difi cultades e importantes desafíos que la familia hoy debe afrontar. Les invito a intensifi car su oración por esta intención...»

Francisco

Sínodo de la Familia

L A F A M I L I A


El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob; de Moisés, Elías y de Isaías; de Jesús, Pedro y Pa-

blo, es también el Dios de Miguel, Elena, Tomás y muchos otros.

Entiendo que en este testimo-nio no debo aventurarme exce-sivamente en pormenores de la historia de mi vida, pero me gustaría de todas las formas in-tentar transmitir por qué la afi r-mación de la primera frase me sale tan natural como respirar.

Nací y crecí en ambiente «cris-tiano, practicante y devoto», y está claro que fui hecho «cristia-no, practicante y devoto», por lo menos hasta aquella edad en que todos somos lo que vemos ser a los mayores. Gracias a Dios la cosa no se quedó por ahí; por-que, si hubiera sido así, hoy no

sería seguramente nada de lo que es, y sobre todo, esta fe no hubiera llegado a ser un pilar fuerte en mi vida.

Pasé por la fl ojera de la adoles-cencia, siempre «cristiano, prac-ticante y devoto», pero pasando aquella transición en que la fe se despega de la de los mayores y no tiene todavía un núcleo pro-pio y sólido en torno del cual crecer. Es como quien dice: «Soy así porque siempre me conocí así y no tengo razones para no ser». Hoy, mirando en retrospectiva, veo en este argumento aparen-temente débil, una contribución importante de la fe recibida, por lo que estoy agradecido: una identidad que me precede, aco-ge, atraviesa y encamina. No me predestina, pero me encuadra y

La fe, fundamento

de mi vida familiar«O Miguel», como es conocido por todos en la casa de las Hermanitas de los Pobres de Lisboa, es un colaborador asiduo desde hace una década; ingeniero de profesión y, sobre todo, un joven padre de familia. A través de este testimonio-meditación que él nos ofrece, deja ver claramente cómo la fe forma parte fundamental de su existencia y de su vida de familia.

L A F A M I L I A


me da un punto de partida, un apellido, un código genético, un sentido de pertenencia que me fortalece y construye.

Pasan los años, la gente se mete en la vida y la vida se mete con nosotros. Muchos sabores dulces y amargos, alegrías y tris-tezas, negocios y oportunidades, perplejidades e interrogaciones y, el Dios lejano de los queridos antepasados «cristianos, prac-ticantes y devotos» no siempre es lo sufi cientemente seductor, milagrero y ruidoso para con-seguir nuestra atención. Pasé por una larga etapa de lucha, aquello que san Pablo llama «el buen combate» ante la aparente ausencia de Dios; porque no hay cómo negar lo que los ojos ven y el corazón siente y, en la lógica implícita de la fe infantil, el si-lencio equivale a una ausencia. Valió la pena, una vez más, la

fe envolvente, ya no solamente la de los antepasados, omnipre-sente y sin duda todavía impor-tante, sino también la compañía de un movimiento de jóvenes católicos al que pertenecí, a sa-ber, los Equipos de Nuestra Se-ñora de Jóvenes (ENSJ). Es en comunidad en donde la fe crece, siempre lo han dicho los ances-tros y mi experiencia lo demues-tra, como si se tratase de una hoguera, en la que cada uno de los troncos en llama se mantiene con la ayuda del calor emanado por los demás.

Con el pasar de los años y de las luchas entre el testimonio de la Iglesia y el cansancio en la fe, la respuesta de Dios a la pregunta de Job fue simiente de purifi cación y disolvente, permí-tanme la expresión, que desma-terializó mi fe y la liberó de los presupuestos de la infancia y de los criterios de la ingeniería. Poco a poco descubrí su Miste-rio de Amor por mí. Día a día mi fe se iba purifi cando y creciendo como un don tangible. Esto me hizo reconocer y agradecer los mimos de DIOS PADRE.

Miguel durante su infancia junto a sus abuelos maternos,

su madre y hermana.

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Hoy siento la fe como una de-liciosa y encantadora colección de aparentes contradicciones: es don y es conquista; es misterio pero da luz; es ágil pero fi rme; tiene que ver con todo, pero no está sujeta a nada; me compro-mete pero me liberta; me estruc-tura pero me destruye; me da paz pero me descoloca; y, fi nalmente, me pone los pies en la tierra, la cabeza y el corazón en el cielo.

Este don recibido de Dios por medio de las familias que Él me dio, primero de sangre y después la grande familia que es la Igle-sia, me liberta para el amor. Sí, me liberta para el amor. El amor es el deseo último de todo el co-razón humano, pero, ¡cuántas ve-ces encontramos el corazón lleno de otras ocupaciones y preocu-paciones! Veo que la fe en la Pro-videncia de Dios, la certeza de que Cristo venció la muerte por mí, es fermento de libertad in-terior que gra-dualmente va entrañándose en mis hue-sos. Esta li-bertad, muy i m p e r f e c t a todavía pero cada vez más deseada, es el

instrumento de Dios para darme nuevas familias en las que Él se infi ltra para enseñarme más so-bre el amor.

Una de mis familias, que es un buen ejemplo de todo esto, es la Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres en Lisboa. Fui por primera vez hace unos 10 años, con el ya ci-tado grupo de Jóvenes al que pertenecía, a dejar una cesta de chocolates de Pascua para los ancianos. A la salida, una de las hermanitas, me preguntó: «¿Es sólo hoy, o continuarás vinien-do?» Me cogió de sorpresa, no tenía pensado volver... Respondí con otra pregunta: «pero ¿soy necesario?» «Sí, —me respon-de ella. ¿Podemos contar con-tigo?» Desde aquel día voy allí todos los domingos a la hora de cenar, formo parte de la familia y gané decenas de abuelos, mu-chos años después de que todos

mis abuelos hayan falle-cido. Algu-nas veces me cuesta bastan-te conseguir llegar a este compromiso semanal, y eso me obli-

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ga a abdicar o abreviar otras cosas que me apetecerían. La libertad, aprendí, es una cosa que a veces parece contradic-toria: para hacer lo que quiero, no puedo hacer todo lo que me apetece. Todas las madres del mundo entienden esto muy bien. Lo que quiero es ayudar en lo que pueda a las personas que viven allí, hacerles compa-ñía, compartir un poco de ju-ventud y transmitirles alegría; mismo cuando eso implique sa-lir de casa con lluvia, de la pla-ya cuando todavía hay sol o de una fi esta cuando todavía no ha terminado.

Cuando empecé a salir con Elena, mi esposa, ya hacía mu-chos años que visitaba esta casa. Pasado algún tiempo algunas veces íbamos juntos, y este fue uno de los aspectos que mate-rializó nuestro deseo de tener un noviazgo cristiano y aprender a amar más y mejor. Sí, porque el amor no se mide sólo en cantidad, también en calidad. Amar con la cabeza, poner la inteligencia y la voluntad al servicio del corazón, buscar la ocasión y la manera de alegrar y edifi car al otro. De esta y de otras maneras Dios se fue haciendo presente en nuestro noviazgo, con sus propuestas y

El día de la boda, residentes y hermanitas felicitan a Miguel y Elena.

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desafíos, con su pedagogía y su misterio, con su alegría y su gracia, y así se hizo una casa de piedra y cal.

Nos casamos hace dos años, rodeados de nuestras familias: las que lo son por lazos de sangre y por las otras, las de los amigos que hemos ido haciendo a lo largo de la vida. Entre estas se encontraba un grupo de hermanitas y ancia-nos, que aparecieron en la Iglesia para darnos una sorpresa y, lo que nos dieron fue una gran alegría.

Y, porque el amor es fecundo y genera siempre vida, vida nue-va surgió de nuestra unión, su nombre es Tomás. Nació el 29 de septiembre del año pasado y fue bautizado el 1 de noviembre. To-

más es a h o r a nuestro p r o f e -sor más exigen-te res-pecto al

amor. Él nos hace apreciar con otra visión y admiración a nues-tros propios padres y abuelos, pero sobre todo, la gratifi cación y paciencia de Dios nuestro Pa-dre. Tomás nos da también una nueva perspectiva sobre la línea del tiempo, de la sucesión de generaciones. Dejamos de ser la punta y pasamos a ser un enlace de conexión.

El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, Moisés, Elías e Isaías, Je-sús, Pedro y Pablo, de nuestros padres y abuelos, nuestro Dios y Señor, quiere y tendrá nues-tra colaboración para que Él sea conocido y amado por Tomás, y así prolongar hasta el fi n de los tiempos la fe que nos une a Él y a todos los hombres.

Tomás, «el profesor», diez días después de su nacimiento.

Todos juntos en los Alpes disfrutando de la nieve.

amor. Él nos hace apreciar con

Miguel Caldeira Coelho


Jesús, María y Joséen vosotros contemplamos

el esplendor del verdadero amor,a vosotros, confiados,

nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,haz también de nuestras familias

lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas

escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,que nunca más haya en las

familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya

sido herido o escandalizadosea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,que el próximo Sínodo de los

Obispos haga tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviola-ble de la familia, de su belleza en el

proyecto de Dios.

Jesús, María y José,escuchad, acoged nuestra súplica.

Oración extraída del documento «Instrumentum Laboris» para el Sínodo de los Obispos sobre la Familia, octubre 2015.

Oración a la SAGRADA FAMILIA

L A F A M I L I A


La doble Asamblea del Sínodo de Obispos convocada por el papa Francisco se hará céle-

bre por la atención prestada a los confl ictos que se plantean en la vida familiar. Algunos problemas de hoy encuentran su preceden-te en los del pasado. La biografía de santa Juana Jugan nos ayuda a descubrir algunas de las difi culta-des por las que pasó su familia.

Juana Jugan nació la noche del 24 al 25 de octubre de 1792. Todavía hoy nos impresiona ver la pobreza de su casa natal, que la familia ocupaba en alquiler. Estaba situada en el barrio alto de Petites Croix, perteneciente a Cancale, en la costa de Bretaña (Francia).

La techumbre de la casa era de bálago. El suelo de tierra apiso-nada en la sala de la planta baja, presidida por el hogar y su chi-menea. Allí se encuen-tran unos pocos mue-bles de la época. Todo ello evoca una vida de sencillez y de pobreza.

Allí se había instalado el ma-trimonio de Joseph Joucan y Marie Horel. El mismo día de su nacimiento, y en presencia de muchas personas, aquella niñita fue bautizada con el nombre de Jeanne en la iglesia parroquial de Saint Méen. Así lo atestigua el cura párroco Godefroy.

Pero entre los numerosos asis-tentes al bautizo de esta niña faltaba su propio padre. Se ha-bía embarcado el día 27 de abril para la pesca del bacalao frente a las costas de Terranova. Re-gresaría a su pueblo el 12 de no-viembre. Entonces pudo conocer a su hija de tres semanas.

¿La familia de Juana Jugan?

L A F A M I L I A


Sin embargo, Juana apenas po-dría recordar a su padre. A pesar de sus problemas de salud, el buen marinero se embarcó en al-gunas otras ocasiones, hasta que no regresó más a casa. De 1796 es una nota de reclutamiento que afi rma de él: «No se ha presenta-do en la ofi cina de reclutamiento. Se dice que se ahogó yendo en un barco de Cancale». Por entonces Juana tenía tan sólo tres años y medio. Siguieron esperándole durante mucho tiempo.

De soltera, la madre había tra-bajado como sirvienta en una granja. De viuda trabajó como asistente de hogar para poder sacar adelante a los cuatro hijos que quedaban en aquel humilde hogar: Juana, sus dos hermanas y un hermano. Otros cuatro ha-bían ya muerto en temprana

edad, como ocurría con frecuen-cia en aquellos tiempos.

En Cancale, el mar era la fuen-te de vida, pero era una fre-cuente causa de muerte. El mar de Terranova se llevó también a los dos cuñados de Juana: a Guillaume Portier, esposo de Marie Joseph, y a Joseph Emery, esposo de Therère-Charlotte. Su hermano, también marinero, se casó en segundas nupcias con la viuda de otro marino muerto en las aguas de Terranova.

Pero la muerte llegaba tam-bién por los caminos de tierra adentro. Durante los primeros años de la vida de Juana fueron muchas las vidas tronchadas por la revolución y por la guerra. Si las autoridades de la república prohibían el culto cristiano y la enseñanza religiosa, esta se reci-bía en el seno del hogar.

EL MAR

L A F A M I L I A


Cuando Juana contaba siete años (1799) la tensión política co-menzó a suavizarse. Poco después la Iglesia pudo volver a abrirse al culto. Todavía niña, Juana salía al campo para apacentar unas va-cas que poseía su familia. Desde la altura de la Punta de Le Hoch, podía ver allá abajo la entrada del puerto de Cancale, al que ya no regresaría su padre y meditar en la necesidad de promover la vida y el servicio a los demás.

Cuando contaba 16 ó 17 años, sin alejarse demasiado de su ho-gar de Cancale, Juana Jugan entró al servicio de la Vizcondesa de la Chouë de la Mettrie, en Saint Cou-lomb. En principio, su tarea era la de asistir en la cocina. Pero, desde ese puesto, tendría que atender a los mendigos que se acercaban al palacete. Con frecuencia acom-pañó a la señora en su visita a las familias pobres de la zona. Con

ellos iba abriendo su corazón a otro servicio más amplio.

El cambio de situación llegaría en 1817, cuando dejó su casa na-tal de Cancale para instalarse en Saint-Servan. Como si fuera un símbolo, su apellido original fue cambiado ligeramente por el de Jugan. Ahí comenzó a atender a los enfermos del hospital. Tenía 23 años. Andando el tiempo, su fami-lia de origen sería sustituida por la gran familia de los pobres y los ancianos. Ahí la esperaba el Señor.

Ni la pobreza, ni la muerte, ni el rigor impuesto por la revolu-ción pudieron apagar la fe de la familia de Juana Jugan ni doble-gar la fortaleza de aquella mujer, a la que estaba reservada la vo-cación profética de atender a los ancianos más pobres. Su espíri-tu estaba guiado por la luz del Evangelio.

José Román Flecha, presbítero

EL SERVICIO

V I D A C O N S A G R A D A


¡Un bello homenaje a la fi delidad!¡Un bello homenaje a la fi delidad!El obispo de Roma reunido con los consagrados de su diócesis, quiso rendir un sencillo y precioso homenaje a la perseverancia

en la Vida Consagrada.

En el marco del Año de la Vida Consagrada, los miembros de esta realidad eclesial de

Roma, tuvieron en la sala Pablo VI un caluroso y festivo encuentro con su obispo durante la mañana del sábado 16 de mayo, un encuentro sin discursos y con mucho diálogo.

El sucesor de Pedro respondió con sencillez y profundidad a algunas preguntas, refl exio-nando sobre algunos aspectos de la vida de oración, comu-nitaria y apostólica. Abordó temas tan importantes como la tensión entre contemplación y acción; la fi delidad; la comunión entre diversos carismas; la obediencia, la dirección espiritual y el papel de la mujer en la Iglesia. Francisco exhortó a todos los consagra-dos a vivir siempre ocultos en el Señor pero, al mismo tiempo, buscándole constantemente para así poder ser un signo, profetas en este mundo. Para ofrecer este testimonio tan nece-sario, indicó de un modo especial a los monas-terios, la necesidad de dar siempre un tiempo para escuchar a quienes lo necesiten, para des-pués, en la oración, «llamar al corazón del Se-ñor en favor de esa ciudad».

El Papa fue muy realista en sus respuestas ani-mando a todos a «ofrecer todo al Señor buscan-do siempre la senda de la paz» cuando aparecen los problemas, las luchas, los celos... Del mismo modo, recalcó la importancia de mantener siem-pre bien fresca «la memoria de la vocación, del primer encuentro con Dios». Recordó también la importancia del apostolado de la sonrisa, y la necesidad de la fi esta, «que no es lo mismo que hacer ruido, bullicio», dejó claro que «la fi esta es una categoría teológica de la vida».



¡Un bello homenaje a la fi delidad!¡Un bello homenaje a la fi delidad!¡Un bello homenaje a la fi delidad!El obispo de Roma reunido con los consagrados de su diócesis, quiso rendir un sencillo y precioso homenaje a la perseverancia

en la Vida Consagrada.

«Y a propósito de genio femenino, he hablado de sonrisa, he hablado de paciencia en la vida de

comunidad, y quisiera decir una palabra a esta hermana que he saludado de 97 años: tiene 97

años... Está allí, la veo bien. Levante la mano, para que todos la vean... He intercambiado con ella dos o tres palabras, me miraba con ojos transparentes, me miraba con esa sonri-sa de hermana, de mamá y de abuela. En ella quiero rendir homenaje a la perseverancia en la vida consagrada. Algunos creen que la vida consagrada es el paraíso en la tierra. ¡No! Tal vez el Purgatorio... Pero no el Pa-raíso. No es fácil seguir adelante. Y cuando veo a una persona que ha entregado su vida, doy gracias al Señor. A través de usted, her-mana, doy las gracias a todas, y a todos los consagrados. ¡Muchas gracias!»

Allí se encontraban algunas her-manitas de la casa de Roma, que tuvieron la dicha de estar en prime-ra fi la, ya que dos de ellas eran de edad muy avanzada y estaban en silla de ruedas, al igual que otros muchos religiosos y religiosas ma-yores e inválidos. El Santo Padre los saludó a todos personalmente

y, al llegar a nuestras hermanitas, se detuvo para escuchar con mu-cha atención lo que le decían: asegurarle la oración de todas las her-manitas y los residentes del mundo entero. Saludó detenidamente a Sor Candide, de 97 años. La madre superiora, que se encontraba a su lado, informó al Papa que Sor Candide aportaba siempre mucha alegría a la comunidad. El santo Padre la miraba intensamente y, al fi nal del encuentro, aludiendo a nuestra hermanita casi centenaria, quiso hacer un bello homenaje a la perseverancia en la Vida Consa-

grada con las siguientes palabras:



AÑO DE LA VIDA CONSAGRADADel 30 noviembre 2014 al 2 febrero 2016

El lema de este año jubilar, da un ulterior relieve a la identidad y horizontes, experiencia e ideales, gracia y camino que la vida consagrada ha vivido y sigue viviendo en la Iglesia como pueblo

de Dios, en el peregrinar de las gentes y de las culturas, hacia el futuro.

Indica la norma fundamental de la vida con-sagrada que es la «sequela Christi tal y como la

propone el Evangelio». Primero como «memoria viviente del modo de actuar y de existir de Jesús», después como sabiduría de vida en la luz de los múltiples consejos que el Maestro propone a los discí-pulos. El Evangelio da sabiduría orientadora y gozo.

Indica el carácter profético de la vida consagra-da que se confi gura «como una forma de especial

participación en la función profética de Cristo, comunicada por el Espíritu Santo a todo el Pueblo de Dios». Es posible hablar de un au-téntico ministerio profético, que nace de la Palabra y se alimenta de la Palabra de Dios, acogida y vivida en las diversas circunstancias de la vida. La función se explicita en la denuncia valiente, en el anuncio de nuevas visitas de Dios y «en el escudriñar nuevos caminos de ac-tuación del Evangelio para la construcción del Reino de Dios».

Recuerda el cumplimiento último del miste-rio cristiano. Vivimos en tiempos de extendi-

das incertidumbres y de escasez de proyectos de amplio horizonte: la esperanza muestra su fragilidad cultural y social, el horizonte es oscuro porque «parece haberse perdido el rastro de Dios». La vida consagrada tiene una permanente proyección escatológica: testimo-nia en la historia que toda esperanza tendrá la acogida defi nitiva y convierte la espera «en misión para que el Reino se haga presente ya ahora». Signo de esperanza, la vida consagrada se hace cercanía y misericordia, parábola de futuro y libertad de toda idolatría.




Estas tres palabras recordadas por el papa Francisco en Brasil durante la Jor-nada Mundial de la Juventud de 2013,

pueden defi nir muy bien el itinerario de los consagrados a lo largo de sus vidas. El tiem-po del verbo, pretérito, quiere indicar que la acción está acabada. No es el caso en aquellos que han decidido responder «Sí» a la llama-da de Cristo, ya que dicha acción nunca está terminada durante el peregrinar en esta tierra.

Quienes han decidido seguir más de cerca al Maestro, cada día se encuentran con Jesús, se dejan alcanzar por Él y en medio del com-bate espiritual, poco a poco se van transfor-mando en Aquel a quien siguen.

Las páginas que se encuentran a continua-ción, quieren evocar esta misma realidad. Algunas Hermanitas de los Pobres dan a co-nocer a todos los lectores de Hacia la Vida, en este año dedicado especialmente a la Vida Consagrada, cómo ellas han sido ENCON-TRADAS por Jesús, ALCANZADAS por Él y están continuamente siendo TRANSFOR-MADAS gracias a Su Misericordia.

Por todo ello acojamos cada uno de estos testimonios como una carta de Dios, escrita mediante el Espíritu de la Verdad, que es el que guía a la Iglesia en medio de las tempes-tades de este mundo tan turbado.

Encontrados

AlcanzadosTransformados

«Ser servidores de la comunión y de la cultura del encuen-tro. Los quisiera casi obsesionados en este sentido. Y hacerlo sin ser presuntuosos, imponiendo “nuestra verdad”, más bien guiados por la certe-za humilde y feliz de quien ha sido encon-trado, alcanzado y transformado por la Verdad que es Cristo, y no puede dejar de proclamarla.»

Francisco en la JMJ Rio 2013,27 julio 2013

T E S T I M O N I O S


«Tenía siete años cuando hice la Primera Co-munión. Recuerdo haber vivido ese mo-

mento con una intensa alegría por recibir a Jesús en mi corazón; fue entonces cuando me dijo que ¡me quería para Él! Este fue el principio de una fuerte amistad. Después llegó la adolescencia, los amigos, la diversión, etc... Parecía que sólo había quedado un vago recuerdo de aquellos años de mi niñez, pero en realidad no era así.

Mi fe poco a poco se iba despertando. A los dieciséis años participé en una misión parroquial. Comencé a ser atraída por Jesús Crucifi cado. En

medio de mucha confusión me iba dando cuenta de la necesidad de co-nocerlo mejor, y para ello comencé a frecuentar una parroquia y me in-serí plenamente en aquella comunidad parroquial. Ahí viví el proceso de discernimiento de mi vocación acompañada por un sacerdote, Paúl, que en ese momento era confesor de las Hermanitas de los Pobres.

Al comunicar mi vocación a mi familia se opusieron; de modo que comprendí que sólo me quedaba como solución orar y esperar. Esta espera fue fructífera para madurar en mi vida y me ayudó a afi an-zarme aún más en la llamada recibida.

¡Por fi n llegó la tan esperada mayoría de edad!, que en aquel entonces era a los veintiún años. La oposición en casa continuaba... Un día dejé una carta a mis padres, explicándoles que el Señor me llamaba y que después de tanto tiempo ya no podía hacerle esperar más... Cogí lo más imprescin-dible y salí de casa rumbo a la de las Hermanitas de los Pobres de Sevilla.

A partir de entonces comencé la etapa de la formación a la Vida Religiosa junto a otras muchas hermanitas jóvenes. Lo recuerdo como un verdadero tiempo de gracia, ayudándome a avanzar en el conocimiento de Jesús con la ayuda de la Santísima Virgen, profun-dizando al mismo tiempo el carisma de santa Juana Jugan. Descubrí que Dios me quería Hermanita de los Pobres y Misionera. A partir de entonces me interesé mucho por la expansión misionera de la Congregación, las nuevas fundaciones, etc. En el año 1971, junto a

Sor Mª de los Ángeles



otras hermanitas, pronunciaba mis votos de castidad, pobreza, obe-diencia y hospitalidad, daba un SÍ QUIERO, a Jesús PARA SIEM-PRE, algo que sabemos hoy en día no está muy de moda.

«Jesús tiene buena memoria», decía nuestra Madre fundadora, y así lo pude verifi car. Después de pasar más de 25 años en España, mis superioras me enviaron a Colombia, ¡hasta bailé de alegría el día que recibí la noticia! En Sudamérica o Europa, siempre he vivido el gozo de la misión, la alegría de anunciar el Evangelio a los pobres, los pequeños. Ver cómo sus ojos brillan al verse cobijados por la Mi-sericordia del Señor es una de las cosas más bellas de la vida.

Puede parecer este un camino de rosas, puedo asegurar que las espinas han estado presentes. Las difi cultades no han faltado, pero siempre he recurrido a la oración, los sacramentos, los consejos de mis superiores, la ayuda de mi comunidad. A veces parece que el mundo se va a hundir, pero no es así. He ido aprendiendo que es importante vivir la aceptación de las difi cultades que no tienen arre-glo confi gurándonos ahí con Cristo.

Pido a Jesús y a María en este Año de la Vida Consagrada la gracia de apreciar cada día más el regalo de la Vocación, de ser sólo de Él, de su perdón incondicional, de su Misericordia. Que mis ojos irra-dien a todos la luz de Cristo.

Me gustaría fi nalizar este testimonio con las palabras de Jesús: «Ve-nid y lo veréis». En este año de la Vida Consagrada, invito a todos a acercarse y ver, experimentar que no somos personas raras, sino al contrario, somos muy felices, hemos encontrado al Señor y nos llama cada día a ser sus manos y sus pies. Nos llama a ser vida para los her-manos que necesitan su ayuda. Personalmente puedo decir que soy feliz de servir humildemente a las personas mayores. Es un carisma muy actual, ya que cada vez más la vida se prolonga, y urge que el Evangelio llegue a todos. Ayudar a todos, en especial a los ancianos po-bres, a hacer descubrir el amor de Dios por cada uno; esto defi ne mi vocación.»



«Estoy segura que ya han adivinado que mi origen no es español... En realidad nací y

crecí en Singapur, en la República de Singapur, un país asiático formado por ¡63 islas!

Conocí a las Hermanitas de los Pobres cuando estaba en el colegio. Junto a otras amigas, for-maba parte de la Legión de María, y cada dos semanas íbamos a su casa para ayudar a los an-cianos. Ahí descubrí que era feliz cuando estaba a su lado, asistiéndoles, sirviéndoles... el Señor estaba llamándome.

El primer fi n de semana que me quedé en la casa de las hermanitas leí la biografía de Sta. Juana Jugan. Puedo decir que me sentí totalmente atraída por su persona, su espiritua-lidad.

Jesús me decía con insistencia: Sígueme, pero yo me preguntaba si realmente estaba dispuesta a renunciar a todo para seguirle. Ahí co-menzó mi proceso de discernimiento ayudada por sacerdotes fran-ciscanos y alguna hermana. Después de algún tiempo me di cuenta de que realmente estaba recibiendo una llamada del Maestro para ser Hermanita de los Pobres.

En 1975 comencé mi formación religiosa en Singapur, después Hong Kong, y Francia. Esta etapa es realmente necesaria para crecer en la unión y confi guración con Cristo, la humildad, la obediencia, etc... Terminada dicha formación, mi vida ha transcurrido en va-rios países como Malasia, Taiwán, Hong Kong, Francia y desde hace unos meses en España.

El aprendizaje de la lengua no ha sido fácil, pero ahora veo como una bendición el hecho de haber sido enviada aquí, y por ello doy gracias a Dios. En nuestras casas el espíritu de familia está muy vivo, y hay que mantenerlo. En ellas la vida se respeta hasta el fi nal porque sabemos que tiene un valor único e inviolable en cada una de sus etapas, la vida es un don de Dios. El AMOR es lo que da sen-tido a cada vida, y como decía san Juan de la Cruz: a donde no hay amor por amor y sacarás amor.»

Sor Anne Paul



«No es fácil expresar con palabras la vo-cación; no porque sea complica-

da la llamada de Dios, sino porque es algo muy personal, íntimo y muchas veces incomprensible y por lo tanto difícil de explicar. Lo más importante en esta historia es que con catorce años Dios me llamó y me habló al corazón a través de personas y acontecimientos. Me llenó de alegría desde el principio la idea de consagrarme totalmente a Él siendo Hermanita de los Pobres.

Recuerdo con gozo dos aconteci-mientos: la visita de las hermanitas a mi casa paterna y los años pasados en el aspirantado de Salamanca, antes de entrar defi nitivamente en la senda de la vida religiosa. El Señor puso en mí desde muy pronto el deseo de consa-grarme a Él en esta Congregación fun-dada por una pobre para atender a los más pobres.

No todo en mi vida ha sido de co-lor de rosa, «el discípulo no puede ser más que su Señor», Dios ha permitido difi cultades en el camino, propias y ajenas a mí, para probar mi decisión de ser sólo de Él. De todas he salido ade-lante porque, por su gracia, siempre he confi ado en la misericordia de Dios y en el ejemplo de nuestra madre Juana Jugan que, a pesar de pasar por muchas difi cultades e ingratitudes, siempre salió vencedora porque puso su confi anza en Él. Con san Pablo puedo afi rmar: “Sé de quién me he fi ado”.»

Sor Esperanza Mª de San Vicente

Sor Esperanza en el Santuario de Nuestra

Señora de Fátima en junio 2013.



«Tuve la dicha de nacer en una familia muy cristiana. Desde muy pequeña he

visto cómo mi madre enseñaba a todos sus hijos el amor a la Virgen. En casa y cuando viajábamos, siempre rezábamos todos juntos el Rosario. Recuerdo que, al prepararme para mi Primera Comunión, entraba en el cuarto de baño y al quitarme el uniforme me ponía el jersey de cuello alto como si fuera un velo y me decía: “yo de mayor monjita”.

A los veinte años, un día mientras rezaba ante la imagen de Nuestra Señora de los Remedios (patrona de Colmenar Viejo, Ma-drid) sentí una voz que me decía: “tú me servirás en los pobres” y ¿por qué los ancianos? Tal vez al recordar el cariño y el respeto que nuestros padres nos enseñaron a manifestar a las personas mayores. Yo quería mucho a mis abuelos y a dos tías abuelas muy mayores, a quienes me gustaba ir a visitar a su casa para rezar y hablar.

La Virgen seguía a mi lado y fue el día de Nuestra Señora de Lour-des cuando conocí la Congregación de las Hermanitas de los Pobres en Ferrol. Siendo ya hermanita pude rezar en su santuario, Francia.

En aquel 11 de febrero, ¡qué impacto más bonito, tantas caras son-rientes y felices; hermanitas y residentes irradiaban felicidad! Des-pués de este primer encuentro, confi é a mi madre que había encon-trado lo que buscaba. Al año siguiente, el 13 de mayo, otra fi esta mariana, comencé mi formación como religiosa.

Han pasado 25 años desde mi Profesión Religiosa, del Sí al Se-ñor. Reconozco que Él me ha mimado dándome la gracia de vivir mi vocación de hermanita en varios países. He conocido la religión musulmana al vivir 10 años en Argelia y puedo testimoniar que allí la Providencia es igual de sorprendente que en Europa, pero ahí te impacta más. Ellos tienen un concepto muy grande de la solidari-dad con el pobre; allí no podíamos hablar de Jesús, pero esto mismo te obligaba a agarrarte a lo esencial: JESUCRISTO. El humilde testi-monio, el ejemplo en la vida ordinaria, es lo que veían con sus ojos.

Sor María Elena de la Cruz



Ellos nos decían: “las apreciamos por lo que hacen, pero no por lo que son”. También he estado en Malta y Numea; allí hay un gran porcentaje de cristianos, todos ellos con un gran espíritu para com-partir con los más pobres. Me admiraba mucho ver en esas queridas gentes el gran respeto en su manera de vestir cuando van a una Iglesia y el ver a los padres con sus hijos a la celebración dominical. Los residentes de nuestras casas viven su religión con la sencillez de los preferidos de Jesús.

En estos momentos el Señor me quiere aquí en España y, al es-tar encargada de hacer “la colecta”, tengo la oportunidad de visitar a nuestros bienhechores. Esto me ayuda a descubrir el amor que tienen por nuestros ancianos, al mismo tiempo que admiro cómo comprenden nuestro apostolado y carisma cerca de las personas mayores; cada día me impresiona más su generosidad, cuando se desprenden de sus bienes por el bienestar de ellos. Desde aquí mi más sincero ¡GRACIAS!

Sí, nuestra vocación es muy bella, pues las personas que acogemos en nuestras casas saben que ¡de ahí al cielo! Nuestra tarea, siguiendo las huellas de santa Juana Jugan, es ayudarles a este encuentro con Nuestro Señor, respetando siempre la religión de cada uno.

Me gustaría que en el Año de la Vida Consagrada, todos los lla-mados pudiéramos testimoniar la felicidad de pertenecer a Cristo y a su Iglesia. Que la alegría que experimentamos en el día a día lo puedan descubrir quienes nos ven, nos visitan y nos contemplan.»

La comunidad de Numea con el Obispo de la diócesis (arriba).Sor Elena en Orán junto a su mamá y la comunidad (dcha.).



«A los siete años, era la edad que tenía cuando hice mi primera comunión,

comencé a pensar en ser religiosa. No sabía apenas nada, pero mi padre (en la foto), un cristiano sencillo y fi el, me dijo haber pedido ese día al Señor la vocación religiosa para al-guno de sus hijos. Todo transcurría normal, pero con una gran inquietud de entregarme al Señor, hasta que un día del mes de octubre de 1954, las hermanitas vinieron a mi pueblo. Se llegaron a mi casa dirigidas por una vecina, le expresé el deseo de irme con ellas, ¡qué ilusión! El mes de sep-tiembre de 1955 mi padre y una hermana me llevaron a la casa de Pamplona. Unos meses más tarde, me condujeron al aspirantado de Salamanca, tenía en ese momento 12 años. Ahí permanecí durante 5 años de formación: estudios, formación humana y cristiana, vida de piedad, etc. De ahí pasé al postulantado y noviciado, que decidí hacerlo en la casa madre de la Congregación, Francia.

Así transcurrieron los años de formación, donde descubrí la gran-deza y la ternura de Dios, la belleza de nuestra misión hospitalaria con los más necesitados, los ancianos pobres.

El 14 de enero de 1964, el mismo día que cumplía 21 años, llena de gozo y paz hice mi Profesión Religiosa. Doy gracias al Señor de todo corazón por el don de la vocación, y no quiero olvidar a mis padres por su generosidad, pues siendo la mayor de siete hermanos, no pusieron ningún obstáculo.

La vida de nuestra fundadora Sta. Juana Jugan, me parecía her-mosísima, sencilla, pobre, entregada a los más necesitados con gran cariño y fortaleza. A pesar de mis fl aquezas, puedo decir que siem-pre he sido muy feliz en mi vida de hermanita, fi ándome siempre de Dios, mi Padre bueno y de la Stma. Virgen mi madre, a quien desde pequeñita me enseñaron mis padres a acudir y confi ar.

Vale la pena entregar la vida al amor misericordioso de Dios y hacerlo extensivo a todos los hermanos que encontremos en nuestro camino y muy especial a los pobres que Él nos ha confi ado.»

Sor Inés María de Saint Martin

C O N G R E G A C I Ó N


Así expresa el salmista su ala-banza al Dios creador, según leemos en el Salmo 119, «Tus

manos me hicieron y me formaron». El escultor Ángel Acosta, el pasado

12 de abril, Domingo de la Misericor-dia, dejó este mundo para ir a la casa del Padre. Podemos imaginar que fue recibido con mucho agradecimiento por santa Juana Jugan con la misma expresión que da título a este artículo: «Ángel Acosta, tus manos me hicieron y me formaron».

Nacido en Puerto de la Cruz, Teneri-fe, después de cursar sus estudios de Bellas Artes, se trasladó en su juven-tud a Tortosa. Vecino de la residencia de las hermanitas en esa ciudad, al son de la campana matinal y, gracias a su sensibilidad de artista, confraternizó rápidamente con la espiritua-lidad de Juana Jugan y cultivó el trato cercano con ancianos y her-manitas. En su labor artesana y artística siempre estuvo al servicio generoso de la casa, especialmente para remarcar acontecimientos históricos. Sus expresiones artísticas han sido en bronce, madera y piedra. Pintó, dibujó, esculpió y proyectó elementos de arquitectura y ornamentación, especialmente de tema religioso.

ÁNGEL ACOSTA, tus manos me hicieron y me formaron

Las manos que modelaron esta estatua de Juana Jugan, esparcida por los cinco

continentes, pararon su actividad en este mundo a sus 93 años de edad.

El escultor junto a su obra maestra en el jardín de la casa de las Hermanitas de

los Pobres en Tortosa.



Fundada en 1879, justamente el año de la muerte de santa Juana Jugan, la casa de las Hermanitas de los Pobres en Tortosa, ha estado siempre marcada por un amor especial a nuestra fundadora. Por diversas circunstancias, entre las que pesaba la falta de vocaciones, las hermanitas tuvieron que dejar la casa en 1985. Desde ese mo-mento pasó a ser una fundación del Obispado de Tortosa dirigida por un patronato, que contó con la impagable colaboración de las

Hermanas de la Consolación hasta el año 2006. A la ac-tual Residencia Diocesana de Ancianos San Miguel, po-

pularmente todavía se la conoce en Tortosa como Las Hermanitas.Para la celebración del centenario de la casa, en 1979, Ángel Acosta realizó en bronce, como re-cuerdo sensible, la imagen-monumento de Jua-na Jugan para el jardín de la casa.El carisma de acogida al Pobre y del sublime empleo de pedir limosna para repartirla a sus

hermanos los ancianos, fue preciosamente capta-do por el corazón y el arte de Ángel Acosta en la

expresión sobria y serena del rostro y el gesto de las manos de la santa bretona ofreciendo el pan.

Con gran generosidad de su parte, el artista regaló la obra origi-nal a la Congregación para que se pudieran hacer copias. A lo largo de estos 36 años transcurridos desde la creación de la primera esta-tua, se han ido multiplicando paulatinamente por España, Francia, Portugal, Inglaterra, etc... En Australia, Perth, han recibido última-mente esta obra tortosina, y, en estos momentos, se está realizando

una que tiene como destino la casa de Nai-robi, en Kenia. ¡Cuántas per-sonas confían d i a r i a m e n t e sus intenciones a san ta Juana

tual pularmente todavía se la conoce en Tortosa como Las Hermanitas

do por el corazón y el arte de Ángel Acosta en la expresión sobria y serena del rostro y el gesto de las



Jugan delante de su estatua gracias a Ángel Acosta!

Este gran admirador de la persona de santa Juana Jugan y de su obra, tuvo la alegría y el acierto de plasmar la grandeza de su alma en otras obras que queremos recordar aquí a título de agradecimiento y homenaje bien merecidos.

Después de su obra en bronce esparcida hoy un poco por todo el mundo, allí donde se en-cuentran las hijas de Juana Jugan, siguieron al-gunas pinturas y dibujos entre las que destaca la que realizó en 1991 para el retablo del altar de San José de la parroquia de Cintorres, en Cas-tellón. Aquí representa a Juana recorriendo los caminos de Bretaña pidiendo para los pobres.

El acontecimiento de la canonización de Juana Jugan fue una gran alegría para el escultor Acosta. De hecho, el 30 de enero de 2010, la diócesis de Tortosa realizó un acto conmemorativo dando gracias por la entonces reciente canonización. Para esta ocasión D. Ángel ofreció este hermoso cuadro que él mismo pintó donde supo plasmar con gran acierto la serenidad y la dulzura del rostro de nuestra Madre. En él santa Juana Jugan tiene en cada una de

sus manos un pan para sus pobres como símbolo del dar a manos llenas todo lo que se tiene, no sólo el pan, sino también el mismo Amor que recibe de Dios. Con el rostro sonriente, su mirada profun-da, viva y muy expresiva, se pierde al infi nito hacia la luz de Dios que la envuelve en un halo de santidad.

Ángel Acosta hablaba con profunda emoción de sus sentimientos ante la canonización de Juana Jugan y bromeaba gustoso imaginan-do su posible encuentro en el cielo con su santa, como le gustaba llamarla, diciendo con una sonrisa en los labios: «si llego, saldrá a recibirme»; estamos seguros que así ha ocurrido.



¡gracias antequera!El 6 de mayo tuvo lugar en la que hasta entonces fue la casa de las

Hermanitas de los Pobres, una doble celebración: el 150 aniversario de su presencia en esta tierra y, otra más triste, su despedida de esta ciudad.

Vista exterior de la antigua casa de las hermanitas en Antequera.

Barcelona, Manresa, Grana-da, Lérida, Lorca, Málaga y Antequera... Hasta aquí

las ciudades que acogieron la obra de las Hermanitas de los Pobres entre los años 1863 y 1865 en nuestro país.

21 de junio de 1865. Anteque-ra, el corazón de Andalucía, abría sus puertas a esta obra que prosperaba poco a poco gracias a la Divina Providencia en la pe-nínsula ibérica en favor de los ancianos pobres. La crónica his-tórica nos cuenta con el tono pe-culiar de la época: «el 21 de junio de 1865, por iniciativa del canó-nigo D. José Gutiérrez, se fundó

la casa de Antequera. Como el patrono era el Sagrado Corazón de Jesús, cuya fi esta se celebraba al día siguiente, se apresuraron a recibir el primer anciano. La misa que se dijo aquel día en la capilla fue la señal de la apertura del asilo, y durante ella el pobre anciano ocupó el sitio de honor, como personaje que representa-ba a los que después habían de venir...»

A lo largo de 150 años muchos ancianos le siguieron, y esta rea-lidad ha sido posible día a día gracias a la generosidad de mu-chas personas que han ayudado a las hermanitas en su labor.

Los Hermanos de San Juan de Dios, esta obra Hospitalaria tan unida a la de las Hermanitas de los Pobres, han tomado el rele-vo haciéndose así cargo de esta obra en Antequera.



La comunidad de hermanitas junto a los

Hermanos Hospitalarios.

Ellos fundaron en esta ciudad malagueña el antiguo Hospital de San Juan de Dios el año 1667. Ahí se dedicaron generosamen-te a enfermos de todo tipo hasta la desamortización de Mendizá-bal (1835), que les obligó a aban-donarlo todo y salir. Treinta años más tarde las Hermanitas de los Pobres llegaban a Antequera. Esta presencia de las continua-doras de santa Juana Jugan se ha prolongado durante siglo y medio gracias, en primer lugar, al Señor de la mies, por las vidas de tantas hermanitas que ahí se han gastado y desgastado; gra-cias también a la generosidad que a lo largo de los años han demostrado todos los habitantes de la región, ofreciendo su tiem-po y sus bienes en favor de los ancianos pobres.

El obispo de la Diócesis Mons. Catalá, presidió la Eucaristía,

junto a otros muchos sacerdotes. También se hicieron presentes el señor Alcalde y demás miembros del Ayunta-miento, los residentes de la casa, familiares,

amigos y bienhechores.Finalizada la Misa tuvo lugar

el acto de entrega de la máxima distinción a la Congregación, la Medalla de la Jarra de Azucenas en su categoría de oro, de la ciu-dad de Antequera, por parte del alcalde don Manuel Barón Ríos. Dicha distinción había sido soli-citada por la Comunidad de pro-pietarios del Polígono al Ayun-tamiento de la ciudad.

La jornada concluyó, ya al atardecer, con el adiós a todas las hermanitas que dejaron defi -nitivamente la casa.

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«Cantaré eternamente las misericordias del Señor.»

Salmo 88

AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA

8 de diciembre 2015 - 20 de noviembre 2016

Misericordiosos como el Padre

«Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano re� exione durante el Jubileo sobre las obras de miseri-cordia corporales y espirituales. [...] La predicación de Jesús nos presenta estas obras de miseri-cordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como dis-cípulos suyos.»

Papa Francisco

1. Dar de comer al hambriento. 2. Dar de beber al sediento. 3. Vestir al desnudo.4. Acoger al forastero.5. Asistir a los enfermos.6. Visitar a los presos.7. Enterrar a los muertos.

1. Dar consejo al que lo necesita. 2. Enseñar al que no sabe.3. Corregir al que yerra.4. Consolar al triste. 5. Perdonar las ofensas.6. Soportar con paciencia las personas molestas.7. Rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.

OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES:

OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES:

¡ALABADO SEAS MI SEÑOR!

«El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza.»

Papa Francisco Laudato Si, nº 12

ERMANITAS DE LOS POBRES · 2016-01-07 · ERMANITAS DE LOS POBRES Septiembre-Diciembre 2015 Núm....

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