ERASMUS 2013.

Más de 600 kilómetros en coche para aterrizar en un pequeño pueblo de Portugal llamado Pinhal Novo. En realidad, es una ciudad dormitorio, donde la mayoría de las personas madrugan para coger el tren que les lleve a Lisboa para allí trabajar.

Somos 4 estudiantes españoles (2 de Integración Social y 2 de Animación Sociocultural), que, en principio, hemos alquilado un apartamento, que luego derivó a sede de reunión de jóvenes de Pinhal Novo y después a Hostal, porque después de una buena salida nocturna, las personas que deseaban quedarse a dormir eran bienvenidas.

Llegados a este punto, resaltamos este aspecto importante del Erasmus, que es saber relacionarse con los demás. La verdad es que nosotros hemos tenido suerte, a nivel general, los portugueses son gente muy humilde y servicial, pero cuando consigues conocerles mejor, son increíblemente asombrosos, capaces de hacer cualquier cosa para que te sientas como en tu propia casa, ya sea desde dejarte la clave del internet para que puedas conectarte, hasta pedirle a un amigo un coche para ir todos a la playa sin tener que coger el transporte público. Por eso, independientemente de lo beneficiosas que puedan ser las prácticas, lo mejor que me llevo son las personas, que durante 3 meses se convierten en tu familia. Por ello, cuando te vas de España, a tus amigos de toda la vida, quizás, no les echas tanto de menos que cuando vuelves del lugar de destino. Se estrechan lazos muy fuertes en muy poco tiempo.

En cuanto al lugar de las prácticas he sido afortunado, ya que tardamos 5 minutos andando desde nuestra casa, o en caso de desplazamiento, nos llevan en coche. Es lo que tiene realizar las prácticas con un organismo público, la Câmara Municipal de Palmela (Ayuntamiento). La Câmara tiene diversas áreas de intervención, pero en las que hemos tenido la oportunidad de participar ha sido en la de juventud, en un proyecto llamado “Março a Partir” y con personas mayores. Con este último colectivo, intervenimos activamente en el proyecto “Clique Sem Idade” y me otorgaron, junto con mi compañera, la libertad para diseñar un proyecto, “Viaje por Tierras de España” en el que se debía mostrar la cultura española y enseñar algunas palabras en español.

Resumiendo los proyectos, el “Março a Partir” tiene como objetivo, realizar durante un mes, actividades de ocio y culturales por y para los jóvenes. En cuanto al “Clique Sem Idade”, se pretendía proporcionar acceso a los ordenadores a las personas mayores de 55 años, con el fin de cumplir las expectativas de los usuarios: manejo de internet para buscar empleo, comunicación por correo electrónico con la familia y utilización del Facebook como herramienta para ampliar su círculo de amistades, entre otros.

Tanto el trato con los tutores como con los usuarios ha sido espléndido. Los tutores son muy comprensivos y muy flexibles, y han sido agentes facilitadores a la adaptación del nuevo país. Siempre pendientes de todo, incluso el día de los cumpleaños, preparaban una pequeña sorpresa con otros trabajadores del área de intervención a los que sería injusto no nombrar. La verdad es que han sido tantas las personas que nos han facilitado la estancia, que seguro que a alguno estoy olvidando.

Los participantes del “Clique Sem Idade”y del “Viaje por Tierras de España”, que solían ser los mismos son muy agradecidos. Al finalizar cada sesión, traían una especialidad gastronómica casera, como por ejemplo, arroz con leche.

La convivencia. Uno no sabe lo que es capaz de tolerar hasta que no lo experimenta. Personalmente, partía con una idea de muchos problemas de convivencia, ya que cada uno tiene sus costumbres que para nada concuerdan con la de los demás. Pero, sin preestablecer nada, surgió como una especie de anarquía en la que nadie mandaba, nadie organizaba y todo se realizaba por voluntad propia. El resultado fue bastante positivo. Aunque es cierto que siempre algún pequeño roce se tiene, a nivel general, quiero decir que me llevo más que amigos, hermanos. Cada uno en su papel, pero cada uno con su importancia. Y es que 3 meses dan para mucho: risas, llantos, bajones y subidas de ánimo, nostalgia, compartir experiencias, secretos, intimidades, situaciones que nunca contarías a nadie, sorpresas, cuidados cuando estás enfermo, regañinas, besos y abrazos, por eso, cuando hablo de hermanos, no exagero, ya que conviviendo 24 horas una semana, te permite conocer más a una persona que durante todo el curso pasado.

Por todo esto, y mucho más que no se puede describir, recomiendo a cada alumno que tenga la posibilidad de beneficiarse de la Beca Erasmus, que la solicite, que tiene mucho que ganar y nada que perder, que si algún miedo se lo impide, ya sea por el idioma, por pasar una temporada sin su familia, que eso le hará madurar, crecer como persona y valorar lo que tiene día a día y ni siquiera uno se da cuenta.