Equilibrios 48 febrero 2011

8
Equilibrios Año 2 - Número 48 - Domingo 13 de febrero de 2011 Espacio de publicidad Prohibida su venta por separado DAMIAN BARBAROSCH Vivienda. Un techo para el país Los Riganti. El descanso de los quintillizos Cómo manejar la convivencia tras un año de intensa rutina Vacaciones y familia

Transcript of Equilibrios 48 febrero 2011

Page 1: Equilibrios 48   febrero 2011

EquilibriosAño 2 - Número 48 - Domingo 13 de febrero de 2011

Espacio de publicidad

Prohibida su venta por separado

DAmiAN bArbArosch

Vivienda. Un techo para el país

Los Riganti. El descanso de los quintillizos

Cómo manejar la convivencia tras un año de intensa rutina

Vacaciones y familia

Page 2: Equilibrios 48   febrero 2011

2 - EQUILIBRIOS Domingo 13 de febrero de 2011 - PERfIL

Diversas son las definiciones sobre la lengua materna: len-gua nativa, la adquirida de la madre, la que mejor se cono-ce, la que se obtiene de forma

natural. En la última celebración del Día Internacional de la Lengua Materna, Irina Bokova, Directora General de la Unesco, la definió como “la de las primeras palabras y la expresión del pensamiento individual, constituye el cimiento biográfico y cultural de cada persona”.

La lengua materna “es aquella en la cual uno se cría, la que conoce mejor y se comunica con menor esfuerzo. Es la lengua que se prefiere utilizar en situaciones complejas”, afirma Gloria Gitaroff, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Un individuo puede emigrar a otro país, puede adaptarse perfectamente a la comida de ese lugar, sus paisajes, su cultura y, sobre todo, a su idioma, pero hay situaciones que inconscientemente, más allá de haberse habituado al nuevo sitio, se resuelven utilizando la lengua materna. Un argentino que hace años que vive en Israel y ha aprendido perfectamente hebreo, a la hora de realizar una simple suma matemática, seguramente recurra a su lengua materna para hacer el cálculo mental, debido a que es la que mejor conoce, con la que se siente más cómodo. Simplificando, en palabras de la

SUBE y Baja

Día Internacional de la Lengua

Materna

ExPrESIon. LA LEnGUA MAtErnA ES EL cIMIEnto cULtUrAL DE cADA PErSonA.

damian BarBarosch

profesional, es “la lengua en la que uno piensa”.

con el tiempo, el idioma va sufriendo modificaciones, se enriquece con nuevos términos, expresiones y palabras, todas ellas producto de la situación coyuntural y, principalmente, del intercambio cultural. Son pequeñas modificaciones de las que se va nutriendo, modismos que pasan a ser distintivos y a formar parte de la identidad del grupo.

A esta altura, está más que claro que la lengua materna no es sólo un conjunto de elementos que, articulados con reglas gramaticales, permiten la comunicación; sino que es el reflejo de una personalidad, de una cultura compleja, una forma de ver y pensar al mundo.

La Unesco decidió declarar al 21 de febrero como el Día Internacional de la Lengua Materna. La fecha representa el día que en 1952, varios estudiantes fueron asesinados por la policía durante una manifestación que realizaban en Pakistán, por el reconocimiento de su lengua, el Bangla, como uno de los idiomas nacionales.

Hace un año, Bokova afirmó que “el respeto de todos los idiomas es un factor decisivo para garantizar la coexistencia pacífica, sin exclusión, de todas las sociedades y, dentro de ellas, de todos sus miembros”.

que ver si en la práctica no causará un efecto de aislamiento, entre otros motivos, porque el español es un idioma mundialmente conocido, a diferencia del guaraní.

Por el momento, si bien más del 80% de la población paraguaya habla ese idioma –además de ser la lengua materna de la mayoría–, el gobierno de ese país tendrá que hacer frente a algunos contratiempos. Los docentes no quieren enseñar guaraní porque no hay información didáctica ni libros en ese idioma, ya que es una tradición oral que se aprende en la casa o en la calle. A ello se le suma que, actualmente, hay sectores del Estado paraguayo cuyos miembros no hablan guaraní.

[email protected]

La lengua materna es aquella que forma parte de la identidad de cada uno de los hombres. Es un componente más del patrimonio cultural de la humanidad y es por ello que es sustancial crear conciencia de lo impor tante que es preservar y fomentar el desarrollo del plurilingüismo.

Paraguay. Este año el guaraní se convirtió, junto al castellano, en el idioma oficial del Paraguay. La nueva Ley de Lenguas, que convierte al país vecino en bilingüe, fue definida por el gobierno como “uno de los instrumentos de reivindicación cultural más significativos de las últimas décadas”.

El proclamar a esta lengua de origen indígena como idioma of icial es un excelente ejemplo de revalorización cultural y respeto a la diversidad. Pero, más allá de lo bueno que resulte en la teoría, habrá

Page 3: Equilibrios 48   febrero 2011

EQUILIBRIOS - 3PERfIL - Domingo 13 de febrero de 2011

Lazos familiares: cómo repercuten las vacaciones

Al fin vacaciones. tengo el espacio que necesito para poner en or-den los pensamientos, para des-enchufarme de todo y de todos, para dejar volar la imaginación y

entregarme al ocio creativo, que tiene mala fama pero es tan necesario para recargar las baterías. Voy a leer los libros y a escuchar la música que descansan en la biblioteca, en la mesa de luz y en el reproductor de mp3 por falta de tiempo. Porque eso es lo que no tengo, tiempo. Entonces, en estos quince días me voy a poner en onda con todo lo que no hice en el año. Es mas, quizás empiece alguna actividad física que voy a continuar durante el crudo invierno, porque adhiero a eso de que somos lo que comemos, lo que pensamos, y lo que proyectamos. Sí. Esta vez lo voy a cumplir. Este pensamiento recurrente que suena a perogrullada, esta obviedad repetida hasta el cansancio y que resuena en la cabeza de todo veraneante, no es más que la falsa ilusión de pensar que quince días o una semana (tal vez un mes, los afortunados), nos van a dar otra vida de la que tenemos, otro modo de pensar y sentir, y de pararnos frente al mundo y a los otros (esos que demandan todo a cambio de nada). tironeados por la rutina, por la nece-sidad de cumplir con las obligaciones y ser siempre “un muy bien diez, felicitado”, de correr tras la zanahoria virtual, la ilusión de tener una vida distinta dura lo que tardamos en desarmar el bolso apenas llegamos al lugar soñado, elegido o resignado por voto mayoritario. Las peleas afloran ante un va-so fuera de lugar, los horarios cambiados, la malla mojada en la pileta del lavadero, la palita del nene que se llevó el mar “porque estabas vos a cargo, yo estoy todo el año atrás de los chicos. Bien podrías ocuparte un poco, ¿no?”.

reproches, momentos tensos, y la ilusión de la pareja feliz, de la familia Ingalls, se des-vanece. no es casual que el mayor índice de separaciones y crisis severas en las parejas se den después de unas vacaciones. Es que el otro, muchas veces idealizado, otras (las más de las veces) obviado, no visto ni escuchado, se revela en toda su dimensión en esos días en los cuales desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, ten-dremos que ver, escuchar, y convivir. ¿Por qué se desatan estos conflictos en un mo-mento donde justamente todo debería estar dispuesto para el disfrute y la consolidación de los lazos? “Eso es, precisamente, porque estamos juntos durante todo el día”, señala Beatriz Goldberg, psicóloga y escritora, au-tora de libros como Parejas tóxicas o Cómo superar los miedos para ser feliz. Y es que para muchos, en el transcurso del año las obligaciones escolares y laborales dismi-nuyen el tiempo compartido con la pareja y los hijos. “Durante ese lapso, cuando uno quiere un poquito de aire en las relaciones familiares, se aparta, utilizando excusas del tipo: me voy a dar una vuelta; tengo que abrir los mails que lo necesito urgente para ma-ñana en el trabajo; me voy a chatear; me voy a dormir. Pero esos momentos de soledad se reducen drásticamente con el cambio de hábitos y de hábitat durante las vacaciones. otra casa, otros horarios, otras comodida-des. Las excusas que ponemos para generar espacios propios ya no nos sirven”, aporta Goldberg, y añade: “Es porque empezamos a pasar mucho más tiempo juntos y eso implica la necesidad de negociar, poner en común las expectativas que tenemos y sacar a relucir muchas veces lo que se posterga para más adelante. Si la esposa o la novia piensa que va a estar todo el tiempo con su pareja, y no es así, o si un hijo adolescente tiene en mente levantarse todos los días a las cuatro de la tarde y no lo charla con sus padres primero, va a desatarse el conflicto.

SER SanO

negociar las expectativas antes de irse de vacaciones es muy importante porque cuan-do uno llega al lugar todos están de acuerdo y no hay que adivinar las intenciones o de-seos de los otros.” Esto además, sostiene Goldberg, nos va a hacer más felices porque podremos pasar algún tiempo juntos y nego-ciar aquellos espacios privados que también necesitamos.

¿Por qué todo estalla en vacaciones? ¿Desconocimiento del otro, o porque tapa-mos la verdad de lo que nos sucede? “Es porque hay muchas cuestiones que se diri-men y aparecen en este momento. Desde la actitud de no querer esperar el turno para ducharse, o negarse a prestar algo al otro (un conflicto común entre los hermanos), hasta cuestiones como el manejo del dinero, más propio de la pareja, cuando un miembro de la familia gasta mucho o en cosas que el otro no considera importante”, manifiesta Gold-berg. también se ve en los berrinches de los pequeños que se tapan con las compras compulsivas de los grandes. “Son nimieda-des, pero ahí se pone en juego la escala de valores, y puede aparecer en una discusión tonta (¿por qué compraste dos kilos de pan si con uno era suficiente?) y hacer aflorar una cantidad de preguntas tales como: ¿por qué el otro es importante para mí?, ¿por qué pone en primer lugar a su persona, o a sus hijos, en vez de a mi o a mis hijos? (en el caso de las familias ensambladas), o ¿qué lugar me da el otro en su vida?” El espacio físico también contribuye al caos ya que, por una cuestión de costos, es de dimensiones menores a las que estamos acostumbrados.

Y puede pasar que la casa sea grande, como el corazón, e invitemos a otros familiares o amigos, lo cual hace que muchas personas tengan que convivir en un espacio que termi-na resultando chico. Lo que, sin duda, es una aventura ideal para el universo adolescen-te, pero cuando se trata de familias resulta una pesadilla si antes no se ponen en claro algunas pautas de convivencia y uso del es-pacio. “Muchas veces sucede que uno no cuenta con la ayuda extra que tiene en casa durante el año para las tareas domesticas, entonces empieza el conflicto por quién hace las cosas, quién merece descansar más. Aparecen cuestionamientos como: vos no sabés lo que es trabajar; descansás todo el día, estudiás y no hacés otra cosa; o yo trabajo y merezco mis vacaciones.”

Para la profesional, son negociaciones en torno al espacio, a quién le toca y quién lo merece. Detrás de todo esto hay que espiri-tualizar un poco la relación de la familia, y la relación de los espacios y el dinero. Durante el año tenemos bastante tiempo para hablar, pero no se habla, y a veces al estar más tiem-po juntos surgen estos temas espinosos. La elección del lugar de vacaciones, cuando se trata de familias, suele ser un tema álgido ya que siempre hay que contemplar el sitio donde todos los miembros tengan algo que hacer que los entretenga y les dé placer. Si se trata de adolescentes, la cuota extra la da “la onda” los boliches disponibles y el acceso a la tecnología: un adolescente sin computadora con acceso a Internet (y no pocos adultos a decir verdad), difícilmente recuerde sus vacaciones como algo desta-

cable. Goldberg apunta que es necesario fijar los límites, pero también contemplar que un lugar desolado no es atractivo para niños y jóvenes, por más que para una pa-reja puede resultar irresistible: “Lo impor-tante es ir a un lugar donde todos puedan sentirse bien; es más fácil adaptarse a un sitio donde pululan los adolescentes, que al revés. ¿Podríamos pensar que en reali-dad lo que sucede es que no conocemos o no aguantamos al otro, y que esto aflora de repente en vacaciones? La psicóloga rememora los casos que llegan a su con-sultorio, y admite que esto se da muchas veces en parejas con hijos ya grandes, con el famoso síndrome del nido vacío. “Pue-de ser que cuando pasamos más tiempo con el otro descubrimos cosas que quizás en medio de la vorágine y el ruido, o del refugio que brinda el trabajo y la rutina no queremos ver. Estamos encontrándonos cara a cara con una persona que no cono-cemos tanto como pensábamos, o con el cual nos llevamos bien pero, viniendo a las 8 o 9 de la noche del trabajo, pasando el día con otras personas. Hay parejas que funcionan en triángulos, no digo que esté bien, pero es así –advierte-, y en el estar a solas aparecen las sensaciones de vacío a las que no están acostumbrados.”

¿triangulo con otros, o con los hijos? Es buena pregunta, dice Goldberg, y se ríe. “A veces es con los hijos; otra, con un aman-te. Pero los hijos también tapan agujeros. Los hijos juegan un papel fundamental en las parejas tóxicas, porque salvaguardan a la madre o al padre para que el otro no le diga nada malo. Si esos hijos son ado-lescentes suelen salir más en vacaciones y al no estar tanto tiempo en medio de sus padres, los deja frente a frente. Algunas parejas plantean el tema de las vacacio-nes como la posibilidad de reconstituir su lazo. En Parejas tóxicas hablo de ese tema, de los celos, de los vínculos y los problemas que afloran. Del mismo modo que hay quienes creen que tener un hijo afianza la pareja, irse de vacaciones, para reconquistarse, hace que uno compare la relación con lo que fue al principio de los tiempos, y es muy distinta.”

De fondo se escucha la voz de alguien que llama a la profesional. Se le pregunta cómo obtener más datos y nombra su pá-gina web, www.beatrizgoldberg.com.ar. Y recuerda la importancia prestar atención a estos temas que acucian a todos y son el disparador en vacaciones y a comien-zos de cada año. Que hay que empezar con bríos pero poniendo las crisis en el lugar que corresponde, y no debajo de la alfombra, porque aun así aparecen igual. Y que es mejor estar atentos, darles una solución a estas crisis y aprovecharlas para crecer. Última pregunta: ¿dónde está Beatriz Goldberg? “De vacaciones, y poniendo en práctica todo esto que les digo.”

[email protected]

DEStAPE. AL coMPArtIr MAS tIEMPo, PUEDEn AfLorAr ProBLEMAS QUE DUrAntE EL Año SE MAntIEnEn ocULtoS.

damian BarBarosch

Page 4: Equilibrios 48   febrero 2011

4 - EQUILIBRIOS Domingo 13 de febrero de 2011 - PERfIL

accIOnES

Uno de los indicadores más visibles de la exclusión social que existe actualmente en el país es el

volumen de asentamientos y comunidades marginadas que crecen masivamente en condiciones de extrema pobreza. La precariedad los aleja aun más de un trabajo digno que los ayude a salir adelante, y pocos son los que brindan ese empujón inicial, necesario para que desde el fomento productivo puedan convertirse en protagonistas de su propia integración.

Algunos, como la organización Un Techo para Mi País (Utpmp), pretenden erradicar la pobreza promoviendo y posibilitando la capacitación laboral, el valor de lo hecho por uno mismo y del esfuerzo en conjunto, como la superación personal y comunitaria para una mejor calidad de vida. La institución trabaja a la par con familias carenciadas para construir juntos viviendas de emergencia, y luego desarrollar planes integrales de habilitación social, llevados a cabo por los mismos vecinos. Las iniciativas varían según las necesidades planteadas desde cada uno de los barrios, como educación, infraestructura y salud.

Desde 2003 has t a hoy, U tpmp Argent ina l leva construidas 2.232 viviendas. En 2010 hizo 1.040 casas y este año pretende realizar 2.500 más. En Buenos Aires, el año pasado participaron 2.850 voluntarios en dos construcciones masivas y llegó a 29 barrios, entre los que se encuentran el asentamiento El Fortín y Los Sapitos de La Matanza, La Hoya de Malvinas Argentinas y Villa Hidalgo, en el partido de San Martín.

Un techo para Liliana. Liliana Luna es madre soltera y vive con sus cinco hijos en el pequeño barrio El Triunfo, ubicado en la localidad de Virrey del Pino, partido de La Matanza. Llegó al asentamiento hace algunos años, cuando se quedó sin trabajo y el puesto en la feria, que ocupaba su hijo mayor, no alcanzó para mantener los colegios y un alquiler. “No teníamos dónde vivir, así que nos animamos, compramos unas maderas y construimos la pieza, que era de tres por tres. Ahí vivíamos los cinco, hasta que conocimos a los chicos de Un Techo”, explicó.

Su situación antes de recibir el apoyo de Utpmp era igual a la de otros habitantes de El Triunfo, donde las inclemencias climáticas pueden ser sinónimo del mismísimo caos. “Antes no teníamos piso de material, había humedad, entraba el frío y nos inundábamos”, aseguró Liliana y recordó: “Cuando llovía, teníamos que

Construir un techo para nuestro país

mover nuestras cosas de acá para allá. No era fácil vivir así, porque veía cómo mis hijos sufrían por estar bajo el agua y porque todo lo que conseguía se echaba a perder con la lluvia”.

La vecina de La Matanza, al igual que otros sesenta habitantes del mismo lugar, construyó la vivienda prefabricada de Un Techo, de seis metros por tres, con paneles de madera, levantada por pilotes para estar aislada de la inundación y que tiene techos aislados con fibra de vidrio y chapas de zinc. Liliana también enseña costura en los cursos de Un Techo y participa de la mesa de trabajo, implementada por la ONG para realizar proyectos y mejoras en el barrio. Uno de sus logros fue haber conseguido luz y que prepararan la instalación para el agua potable. En otros asentamientos se realizaron, por ejemplo, juegotecas y espacios educativos. Se trata de vecinos unidos que trabajan por un sueño comunitario.

Ma lena Teme r l i n , d i r e c to r a de Construcción de Un Techo para Mi País, explicó que se busca, especialmente, “plantear requisitos para que la casa no sea un regalo, sino fruto de su esfuerzo”;

damian BarBarosch

incluso, “los pobladores del asentamiento no sólo trabajan por su casa, también pagan por ella. La familia tiene que pagar el 10% antes de la construcción, tiene que estar presente y preparar la comida para comer junto a los voluntarios”. Las viviendas cuestan $ 7.500, de los cuales el propietario paga $ 750 y el resto es costeado por la organización y las empresas colaboradoras.

Esta diferencia con las polí t icas asistencialistas es un orgullo para quienes son favorecidos. A tal punto que una de las primeras frases que soltó Liliana durante la entrevista fue: “Ellos no trabajaron solos”, por el contrario, aseguró que ella participó de la construcción tanto como sus hijos y los voluntarios.

Codo a codo. Durante tres días, cerca de diez voluntarios trabajan con una de las familias involucradas, viven con ella mientras dura la construcción y duermen en escuelas de la zona. María Gerones, de 24 años, voluntaria de la ONG, aseguró: “No creo que entendamos la pobreza por sólo ir al barrio y compartir –sus vivencias–, pero sí entendemos que todo es mucho más fuerte que de costumbre, algo tan común

como bañarse o lavarse las manos en el asentamiento es todo un tema”.

Para ella, el proyecto vincula a sectores de la sociedad que de otra forma no se involucrarían; y destacó: “Lo positivo para los jóvenes que nos estamos formando es que incluimos el problema de la pobreza como parte de nuestra vida, la detección de la problemática y la búsqueda de solución”.

El programa tiene varias modalidades, una con voluntarios de entre 18 y 30 años, otra corporativa, donde cada empresa dona dinero y se involucra a nivel personal en la construcción, una realizada por familias y la última, hecha por alumnos de secundario, contenidos por la escuela. Temerlin señaló que “hubo colegios que en vez de hacer la fiesta de egresados juntaron plata para construir viviendas”.

La integración se busca a través de diversos ámbitos, incluso desde otros sectores de la sociedad. No obstante, todavía es un paso pendiente la participación estatal, puesta bajo la lupa con los últimos acontecimientos de diciembre. En definitiva, hay mucho por hacer.

[email protected]

Todos. En la ConsTruCCion ayudan quiEnEs dEspuEs van a vivir En las Casas.

Page 5: Equilibrios 48   febrero 2011

EQUILIBRIOS - 5PERfIL - Domingo 13 de febrero de 2011

cIUdadanOS

Guardería, jardín maternal, jar-dín de infantes, escuela infan-til o espacio recreativo. Bajo estos rótulos se agrupan las instituciones, públicas o pri-

vadas, que brindan un servicio requerido casi en su totalidad por padres y madres trabajadores que necesitan dejar a sus hijos a cuidado de personal idóneo bajo el paraguas de una propuesta recreativa y educativa acorde a la edad del niño o niña. La salita de 3, como primer encuen-tro con el mundo de la educación, quedó atrás, y hoy es cada vez más temprana la escolarización de los hijos. En la elección del lugar inciden primordialmente el dinero (en un servicio privado), la vacante (cuan-do se trata de uno público), la cercanía con el domicilio o lugar de trabajo de los adultos encargados de llevar y traer al ni-ño o niña, horarios flexibles y aquello que en una primera visita llame la atención: si el lugar está acondicionado de modo adecuado, si parece “limpio”, si está bien ventilado, si es soleado, si tiene espacios descubiertos para pasar tiempo al aire li-bre, y la cantidad de docentes y auxiliares por grupo. Más allá de lo lindo que puede lucir un jardín, su mobiliario, juguetes, es-pacios o la propuesta que se hace a los padres, hay otros aspectos quizás des-conocidos, o no tenidos en cuenta, que deben gravitar con mayor fuerza a la hora de elegir la institución adecuada. Se trata de la seguridad, de las normas mínimas y los controles requeridos para habilitar un lugar, las responsabilidades que les caben a los que brindan el servicio, y de nuestra tarea como adultos responsables de supervisar y hacer cumplir la normativa vigente.

Un llamado a la Dgegp (Dirección General de Educación de Gestión Privada de la Ciudad de Buenos Aires) orienta en este tema. Las instituciones se rigen por la Ley 621, sancionada en 2001 “con el propósito de regular la habilitación, el funcionamiento y la supervisión de todas las instituciones privadas de carácter educativo asistencial, no incorporadas a la enseñanza oficial, destinadas a la atención integral de la población infantil desde los 45 días hasta los 4 años inclusive”. Aquellas que cuenten con sala de 5 deberán gestionar

Tapa de los diarios de estos días: las re-vueltas en Egipto y países vecinos. Corri-das, muertos, gobernantes que se alertan, más corridas, más muertos.

Dentro de las múltiples explicaciones que se le buscan a los hechos, puede de-cirse que, siempre que en diversos países se han producido sucesos trágicos, es por que hay instituciones que no han funciona-do o, simplemente, no existieron.

Cuando los gobernantes se perpetúan, tienden a ir eliminando aquellas organiza-ciones que dificultan su accionar, sin repa-rar los pueblos que van permitiendo estos avasallamientos, ni que, de algún modo, esas organizaciones estaban pensadas para dar equilibrio entre los que ejecutan el poder de una nación y los habitantes de ese mismo lugar.

Si nos venimos de Egipto a la Argentina, podemos ver cómo las distintas crisis que hemos sufrido a lo largo de la historia (eco-nómicas, políticas, sanitarias, sociales y demás) ocurren por que no hubo institu-ciones que, ante los hechos, intercedieran entre las necesidades de la población y los actos de los gobernantes de turno.

Este 2011 es un año electoral que nos exige, mas allá del acto de votar, pensar qué instituciones hoy están ausentes o debilitadas en nuestro país, por que allí vendrán los problemas futuros.

Es necesario repensar el Estado desde el funcionamiento de sus tres poderes, pero también es menester redefinir qué or-ganizaciones requiere nuestro presente.

Un Estado inequitativo y desequilibrado pone a la sociedad en estado de aban-dono.

OPInIOn

Estado de abandono

saber elegir un lugar para los chicos

Dr. HUGO B. QUINTANA,PRESIDENTE FUNDACION EFORO

En rEgla. la lEy quE rigE

damian BarBarosch

En rEgla. la lEy quE rigE En la Ciudad dE BuEnos airEs Es la 621, sanCionada En 2001.

y obtener la incorporación a la enseñanza oficial, ya que a partir del preescolar es obligatoria. Por aquellos años las guarderías y jardines maternales privados florecían ante una cada vez mayor inserción de la mujer en el mercado laboral, y la necesidad de poner orden dio origen a la norma donde se destacan aspectos relacionados a la función y objetivos, reglas que deben cumplir para que se respeten los derechos de niños y niñas en su individualidad, y la seguridad, las obligaciones y responsabilidades de quienes están a cargo de esos menores. Áreas de control de planificación e infraestructura entran en juego para obtener la habilitación, para lo cual deberán contar con equipamiento acorde, espacios delimitados y planos que demuestren que el lugar es apto para que allí funcione una institución educativa. Las sanciones por incumplimiento van desde la suspensión del servicio hasta que se regularice la situación, hasta la clausura.

Jardín maternal es aquel que brinda orientación educativa asistencial a niños/as cuya edad se encuentra entre los 45 días y los 2 años. Jardín de infantes es el que brinda el servicio a chicos de 3 a 5 años inclusive, y Escuela infantil es la que abarca a todo el espectro etario (45 días a 5 años inclusive). El grupo de niños por persona a cargo no debe exceder en la sala lactario los 5, la de deambuladores los 9, la sala de 2 los 15 niños/as, la de 3 los 20 y la de 4 los 25. Las instituciones deben estar inscriptas en un registro de consulta pública y gratuita, y sometidas a controles que verifiquen el cumplimiento de los artículos de esta ley. Mediante un cartel ubicado en lugar visible, identificarse con la denominación, nombre, numero de inscripción en el registro y la leyenda “no incorporado a la enseñanza oficial”. El personal deberá contar con título docente habilitante o supletorio, o terciario afín a la tarea que desempeña.

Marcela Goenaga, directora del Area de Educación Inicial del Ministerio de Educación porteño, explica que, en el ámbito estatal, para cada institución educativa que se abre se dicta un decreto específico donde quedan establecidos, entre otros puntos, los horarios y la cantidad de docentes por grupo según la matricula, y que a su vez se articula con diferentes áreas del gobierno, como la de Infraestructura, que determina

el metraje mínimo y los espacios cubiertos y descubiertos, ya que –según aclara– no todo edificio o construcción puede albergar un jardín o guardería. Para conocer las necesidades de la población se llevan a cabo relevamientos que tienen como finalidad conocer cuantitativamente la matrícula que podría tener esa zona, y en base a ello se decide crear una institución de estas características para recibir a niños y niñas en su etapa inicial de educación, y ayudar a padres y madres que precisan dejarlos a cuidado para salir a trabajar. En un lugar seguro, lo más parecido a su propia casa.

[email protected]

Page 6: Equilibrios 48   febrero 2011

6 - EQUILIBRIOS Domingo 13 de febrero de 2011 - PERfIL

cas porciones triangulares, o bien se corta en rectángulos cuando se pide pizza por metro. Si el sapo en la barriga no deja convidar, puede optarse por las pizzas de tamaño individual.

Por el mundo. Como resultado de las corrien-tes migratorias, las costumbres culinarias italia-nas se han extendido. En España es común la pizza con bordes rellenos y los puestos calleje-ros que ofrecen mitades de pizzas enrolladas, al paso. El “estilo Chicago”, en Estados Unidos, es una especie de plato logrado con los bordes de la base del pan donde se colocan los in-gredientes de modo inverso: primero el queso, luego la salsa. La ciudad de San Pablo es reco-nocida como la ciudad que más pizza consume en el mundo, los sabores son de lo más diver-sos, desde “pollo con choclo” hasta pizza de “chocolate”. En Rosario, Argentina, se inventó la “pizza a la parrilla” y es común acompañar

las porciones con fainá.El contenido nutricional de la pizza

también varía según sus ingredien-tes. Las caseras son más recomen-dables que las industriales, que se elaboran con un mayor contenido en grasas y con conservantes. Es rica en carbohidratos (25,8 gramos /100 gramos), grasa (11,5 gramos /100 gramos) y proteína (8,8 gra-mos / 100 gramos). El aporte caló-rico es alto, cerca de 300 calorías por porción.

Pizza en casa. Ingredientes: 1 kilo de harina leudante, 1 pocillo de aceite, 2 cucharadas de sal, agua en cantidad necesaria, 1 lata de salsa de tomate, mozzarella a gusto.

Preparación: esparcir la harina sobre una su-perficie plana y ahuecar el medio. Agregar sal y agua. Amasar con la mano hasta que se integre la harina, si fuera necesario, incorporar agua a chorritos. Añadir el aceite. Dejar levar la prepa-ración en un bol, tapado, durante 30 minutos. Cortar la masa en cuatro partes iguales. Con ellas, hacer bollos y dejar reposar nuevamente. Luego, estirar y extenderlos en pizzeras previa-mente aceitadas. Hornear la masa durante 15 minutos, retirar del horno, añadir salsa y volver a hornear. Repetir la operación anterior con el queso mozzarella.

Si no queda perfecta, no se preocupe. Mar-que el número telefónico correspondiente y, a la brevedad, llegará a su puerta el chico del reparto con una pizza humeante en brazos.

[email protected]

aLImEntOS

Por su incomparable sabor, sus disímiles in-gredientes y su sencilla elaboración, es la protagonista en las reuniones de amigos,

la primera opción de las madres que no saben qué cocinar y el orden del día de los sábados por la noche. Pero este exponente de la comida rápida ¿es saludable?

La pizza es un pan plano horneado sobre el que se desliza una capa de pulpa de tomate y se ubica por encima queso mozzarella en gene-rosa cantidad. De acuerdo a los gustos y a la localidad en la que se elabora, los ingredientes que acompañan a los “clásicos” varían, motivo por el que, probable-mente, su popularidad proliferó a nivel internacional.

Es común asociar este alimento con la cultura italiana, mas los anti-guos griegos ya habían descubier-to la combinación del pan plano con aceite, hierbas aromáticas y queso. También se alega que los persas colaboraron con la exten-sión de esta costumbre y que los romanos horneaban sobre piedras la “placenta”, una masa redonda aderezada con aceite de oliva, hierbas y miel. No obstante, la época de esplendor de la pizza se sitúa hacia el siglo XVII, en Nápoles, lugar donde existen las primeras documentaciones sobre el origen de una especie de tarta con tomate.

Vos, ¿qué preferís?Varios son los estilos de elaboración: masa

fina y crocante, más conocida como a la piedra, media masa o gruesa. Diverso es también el tipo de cocción que puede emplearse: al horno, a leña, a la parrilla. En cuanto a los ingredien-tes, son infinitas las combinaciones posibles y dependen de la creatividad y los gustos de los comensales. Tomate fresco y ajo, rúcula y jamón crudo, champiñones y provolone, jamón y morro-nes, son algunos de los sabores escogidos por paladares exigentes. La vorágine de nuestros días ha impulsado como variante de la comida casera las pizzas o pre pizzas congeladas.

Comer con la mano no es de mala educación.Es uno de los pocos alimentos que permiten esta rudimentaria pero placentera práctica. Si se comparte, se parte en las seis u ocho típi-

Clásico de solteros, amigos y apurados

damian BarBarosch

RIncOnES

Me encargaron que escribiera sobre Claromecó. ¿Cómo contar una ciu-dad? Martín Caparrós dice que la

ciudad (cualquier ciudad) es un objeto impo-sible de contar. Cada lugar que uno descu-bre deja afuera muchos otros seguramente igual de interesantes. Por cada historia que se cuenta, existe otra que se omite.

Sé que estoy iniciando una tarea, desde el vamos, destinada al fracaso. Sin embar-go, no me importa; cuántas cosas sabe-mos (racionalmente) que no tienen senti-do o que no son útiles desde un punto de vista instrumental y de cualquier modo las emprendemos. Justamente en ese punto nos reconocemos plenamente humanos: la propia vida es un lento (o apurado) camino hacia la muerte y, sin embargo, lo encara-mos como si no tuviéramos conciencia de ese dato fatal.

Ahora que decidí contar Claromecó, me queda por elegir un estilo. Puedo adoptar una modalidad más cercana al folleto turís-tico y explicar que está a 560 kilómetros de la Capital Federal (referencia obligada), ubi-cada justo en la “panza” de la provincia de Buenos Aires. Pertenece al partido de Tres Arroyos, de cuya ciudad cabecera la sepa-ran 69 kilómetros. Debe su nombre al arro-yo que la atravie-sa y que significa en mapuche “tres cursos de agua”. Prec isamente dicho curso de agua separa la Claromecó pro-piamente dicha del ¿barrio? de Dunamar, zona boscosa y de as-pecto muy similar a la Villa Gesell de los años 70. Justamente uno de los hermanos Gesell (Ernesto) forestó esas tierras a fines de los años 40. Claromecó tiene un faro de casi sesenta metros de altura, que es el más alto de Argentina, y un moderno molino eólico que provee un porcentaje significativo de la electricidad que consume la villa.

Releo lo que escribí y no me convence. Encaro otro camino: voy a contar Claro-mecó desde alguno de sus (mis) lugares: la plaza del centro –Luis Piedrabuena se llama–, donde se concentran por la noche los espectáculos de artistas callejeros que, haciendo foco en los niños, nos entretienen más a los adultos. Sigo en la plaza: sobre una cuadra se concentra la feria de arte-sanos que recorro cada tardecita, y cada tardecita descubro un nuevo objeto que de-searía poseer.

En una de las esquinas frente a la plaza se encuentra la confitería donde cada maña-na desayuné leyendo el diario local. Según el momento del día, he notado perfiles muy diferentes de parroquianos: a la mañana muy temprano (yo estuve ahí a las siete) se llena de adolescentes que desayunan des-pués “del boliche”. ¿Es su desayuno o es su cena? Porque después de esa comida se van a dormir; su jornada terminó en ese momento, justo cuando empieza mi día. A media mañana ocupan las mesas padres apurados para ir a la playa junto a sus hijos pequeños malhumorados por el sueño. En ese horario empiezan a aparecer también las notebooks y las netbooks, que fueron vedettes esta temporada. Sin embargo, el reino de las conexiones digitales reluce a partir de las seis de la tarde. Casi no hay mesa donde no haya uno de estos aparatos. Una tarde presencié un momento de pánico colectivo porque en el bar habían cambiado

Claromecó, donde hay lugar para todos

la contraseña para la conexión wi-fi.Sigo contando Claromecó desde sus (mis)

lugares: ahora es la (mi) playa. La que elijo es la del único “parador” (balneario le decía mi abuela) que hay en Dunamar. Es muy amplia, hay lugar para todos (me gusta esa frase). El viento… en general aparece por las tardes

—¿Es mucho? ¿Es como en Necochea? –me preguntan.

—Qué sé yo, es como cualquiera de las pla-yas argentinas que visité.

Un momento único (que se repite todos los días) es el de la puesta del sol sobre el mar (justamente por la ubicación geográfica de esta ciudad). Mirarla en silencio desde los enormes médanos que anteceden a la playa es una experiencia altamente recomendable para cualquiera y, sobre todo, para quienes llevamos en el cuerpo una sobrecarga de rui-dos urbanos.

No voy a hablar de las “aguas vivas” ni de la temperatura del agua. Pero sí voy a repetir eso de que “hay lugar para todos”, para la carpa y para la sombrilla, para el que lee y para el que juega a la paleta, para los castillos y para los mates, para la bikini impecable y para la otra no tanto, para la bermuda y para la sunga importada.

Debo confesar que me aburrió esto de describir lugares. Voy a probar con definiciones que me aportaron algunos habitantes de aque-lla zona:

—A Claromecó tenés que venir en invierno, a una casa con un buen fuego, porque hace mucho frío, tenés que cabal-gar por la playa –me dijo Marcos–. Tenés que venir con tiempo para escuchar los re-latos de holandeses

y dinamarqueses que llegaron en cantidad a este lugar. Para conocer la historia del Salto de Christian, que Eduardo Galeano recogió en su Libro Días y noches de amor y de guerra.

—Esta es la última playa peronista –me dijo Gerardo una noche en la plaza, mientras espe-rábamos que empezara la elección de la Reina de las playas y escuchábamos a un cantante hacer una versión bien afinada de La chica de la boutique. Por si no lo saben, un hit melódico nacional de los años 70, de un tal Heleno.

—¿Peronista oficialista o disidente? –res-pondí a modo de chicana y comiendo un “cho-ripán” preparado por los boy scouts.

—Peronista de Perón, de Perón del ’45 –me contestó–. Acá está la mezcla que quería el General –siguió con su argumentación–, están los “pudientes” (palabra que también usaba mi abuela), que bajan con sus camionetas a la playa, y al lado el que no tiene dónde caerse muerto. No vas a encontrar un barrio especial-mente ostentoso, todo el tiempo se cruzan casas caras y sofisticadas con otras muy hu-mildes. Acá nadie se muere de hambre, quien más quien menos tiene lo suyo. Además, no matan al turista con precios de otros países.

—Ya entendí, Gerardo. Empieza la elección. Después seguimos conversando.

Nunca retomamos la charla, a mí se me acaba el tiempo y no tomé una decisión acer-ca de cómo contar Claromecó. Tiene razón Caparrós: “Una ciudad es imposible de con-tar”.

Ah, me olvidaba, vayan a Claromecó que hay lugar para todos.

Fabián MendezDe nuestra redacción

[email protected]

PanoramiCa. asi se ve ¿la ultima Playa Peronista?

gentileza municipio tres arroyos

Page 7: Equilibrios 48   febrero 2011

EQUILIBRIOS - 7PERfIL - Domingo 13 de febrero de 2011

maRca PaIS

el asiento del verano

afInES

No está confirmado, pero parece que las reposeras, o algo pareci-do a lo que hoy se conoce como

eso, aparecieron entre los Siglos XIV y XV en Francia, durante un período en que la decoración del hogar se basaba en el estilo gótico. Esta forma de ambientar casas –y tal vez espacios públicos– tenía influencias islámicas, sobre todo porque los muebles pretendían imitar edificios religiosos, y un toque germánico, por la robustez de elementos domésticos como mesas y sillas (se le advirtió al editor que una nota sobre la reposera sería lo más parecido a un pelotazo al vacío).

Los muebles de la época eran vertica-les, demasiado, si se toma en cuenta las versiones actuales de los enseres ante-dichos. Es más, esas sillas bajitas, que dejan las rodillas del que se sienta a la altura del esternón, con asientos que, en realidad, son tapas que al levantarse des-nudan un pequeño baúl del tamaño justo para una revista, con respaldos muy altos (aquí serviría acentuar o repetir muchas veces la “u”, pero el corrector del suple-mento es implacable), con arcos conopia-les (no hay que asustarse, son los que tienen una punta hacia arriba); en fin, sin tantas vueltas, como las que están en las casa de muchas abuelas o en negocios dedicados a la venta de objetos antiguos (comúnmente llamados “de pulgas”, gra-cias a una dudosa estrategia comercial); esas, decíamos, provienen de aquellos días. La redactora de la página 4 dice que eso, que tanto costó definir, se llama sillón-trono con caja. Qué oportuna.

Algunas fuentes históricas señalan que, a riesgo de exagerar, la vedette de la época fue la silla tijera (hablando de muebles, está claro). Es decir, podían te-ner el arco conopial –de hecho lo tenían–, mas no el baúl, pero ya entonces venían asientos plegables. Lo que no se sabe, lamentablemente –tal vez porque esa información no le importa a nadie–, es si el modelo obedecía a la búsqueda de una economía del espacio físico. Pero –y atesore este dato, amigo–, en definitiva,

mirar vidrierasMirar vidrieras es una actividad, como lo es salir a correr o armar avioncitos.

Algunos dirán que es una práctica preferen-temente femenina y puede que tengan razón, pero, aún a desgano o a los tirones, en algún momento de nuestra existencia hemos salido a mirar vidrieras.

Se lo puede hacer solo o acompañado, por calles, avenidas, centros comerciales, galerías.

Hay zonas de vidrieras temáticas, barrios que concentran una actividad comercial a los que se va a ver vidrieras específicas (ropa, bazares, electrodomésticos, camperas).

También hay circuitos con vidrieras alterna-tivas, sin orden de rubros, donde el negocio de embutidos es vecino de la zapatería más paqueta.

Están los que salen a mirar vidrieras por que están buscando algo específico, pero el profesional es el que sólo sale a mirar vidrie-ras sin ninguna otra intención. Hay personas que tienen una gran capacidad para mirar vidrieras, fruto de horas de entrenamiento, y los que a la tercera o cuarta quieren aban-donar.

Las vidrieras, del lado de adentro, han ido cambiando su atractivo, conscientes de los que salen a mirarlas.

Hay que saber mirar vidrieras, detectar lo que nadie observa, tal vez, si prestamos atención, como Discépolo, en alguna vidriera irrespetuosa veamos llorar la Biblia contra un calefón.

Ricardo Federici

ese sería el antecedente de las reposeras que se conocen en la actualidad. El tema es que cerrar la nota aquí acarrearía un problema (no tanto para el lector, que im-plora hace un par de párrafos el fin de es-te calvario prosódico), porque el espacio de la página aún no está colmado.

Indicativos. La que cerró una reposera y tuvo un problema fue una amiga de un amigo de quien esto escribe, amigo. Era chiquita –la nena–; se subió a la reposera rápida y bruscamente, y ésta –la repose-ra– se cerró, rápida y bruscamente, im-pactando su travesaño sobre el tabique nasal de aquella –la nena–. El saldo: ésta –la nena– terminó embolsada dentro de aquella –la reposera–, y sufrió la rotura de aquél –el tabique–. Ah, por si nadie se lo dijo nunca, felicitaciones por leer Equilibrios, querido lector.

Trabajo de campo. Desde lo metodológi-co, hubiese sido óptimo que el trabajo de campo para esta nota fuera desarrollado en una playa, aunque sea de esas –raras por cierto– que hay en la Ciudad de Bue-nos Aires. Pero no fue posible.

Vaya usted a saber por qué, pero en el baúl del desvencijado auto del ídem edi-tor responsable siempre hay un par de reposeras ( junto a una paleta de playa –sí, una sola–, una pelota y un diario de hace tres años, todo matizado con un de-licado aroma a mercado de pulgas). Así que este redactor trajo una de esas –las reposeras– a la mismísima redacción pa-ra que el staff busque y encuentre pros y contras de estas.

“Salí, salame, no ves que estoy traba-jando”, respondió la bella aunque esqui-va redactora de la página 2 al convite de sentarse en la reposera. Tal vez no haya

sido buena idea emprender una com-pulsa de este tipo justo el día del cierre de la edición. Lo concreto es que tuvo que ser Angela, la señora que ayuda a que el lugar sea habitable, la única que accedió a probar las virtudes del asien-to. “Lo malo es que son muy bajitas”, sentenció, al tiempo que pedía ayuda para levantarse. Lamentablemente, el redactor quiso auxiliarla al tiempo que registraba las palabras de la entrevista-da en su anotador, y, como no se puede hacer todo al mismo tiempo, el resulta-do fue inevitable: redactor sobre Angela, ambos sobre la reposera y todos al piso, al tiempo que la redacción festejaba la humorada. Unos locos bárbaros, igual que los de la ambulancia. Perdón Angela, nunca la olvidaremos.

[email protected]

damian BarBarosch

Bajas. son las ChanCes de no lastimarse si se maniPula una rePosera sin Cuidado.

- Melanie Paterson, de Manhattan, EE.UU., es la persona que más vi-drieras ha mirado: 1.123.204. Ella salía todos los días a las 7.45 de la mañana por la Quinta Avenida y regresaba a su hogar a las 16.30, recorriendo cada vidriera a su al-cance.- Aimaruk Piupik, esquimal de Groenlandia, nunca vio una vidriera en su vida, a pesar de que su mujer Keewat le insistía hacerlo, harta de estar siempre limpiando el iglú.- La vidriera más grande del mundo se encuentra en Hong Kong. Mirarla lleva 32 minutos. Aunque algunos dicen que la vidriera más grande es la TV y otros, la PC.

números imaginarios

Page 8: Equilibrios 48   febrero 2011

8 - equilibrios / personas Domingo 13 de febrero de 2011 - perfil

Staff Equilibrios

Producción integral: Intratopía SRL. Dirección: Ricardo Federici. Editor responsable: Sebastián Delfino. Subeditor: Ricardo Saidman. Colaboran en este número: Mariela Bosqui / Julieta Beldi / María Paz Míguez / Lucía Genovesi / Victoria Gallarza / Fernanda Shweinheim / Eric Cucit / Fabián Méndez. Fotos: Damián Barbarosch. Publicidad: 5219-2420/21. Contacto: [email protected] / [email protected].

Si bien el verano pasado estuvieron unos días con amigos en Pinamar, éste fue el primer año en que los quintillizos Riganti vacacionaron cada uno por su lado durante to-

do un mes. Rocío, la mamá, cuenta cómo fue esta experiencia y recuerda aquellos años en los que cada viaje se asemejaba demasiado a una mudanza.—¿Son las primeras vacaciones en la que

los chicos se van por su cuenta?—No, ellos ya experimentaron el año pasado

alquilar una casa e irse con amigos a Pinamar. Pero esta vez fue más intenso porque, en lugar de irse quince días, todos se fueron un mes.—¿Qué hicieron?—Catalina estuvo en Europa, con tres ami-

gas. Franco se fue con amigos del colegio a Praia do Rosa y Florianópolis (Brasil). En la pri-mera quincena de enero, Martina estuvo en La Pedrera (Uruguay); Camila en Camboriú, tomando clases de hip hop desde las 5 de la tarde en adelante y, hasta esa hora, playa; y Sofía se quedó conmigo. Ya en la segunda quincena, las tres se fueron a Chile con mi mamá, a la casa de mi hermana. Fueron muy variadas sus vacaciones.—¿Y usted?—Me quedé para los arreglos de la casa. El

tema es que nos queremos mudar, entonces estoy tratando de ponerla en condiciones para venderla, así que trabajé a full con eso. Sí me fui unos días con dos amigas a José Ignacio, la pasé bomba, es un lugar soñado.—¿Cómo vivió su descanso separada de los

chicos?—¿Queda mal si digo que la pasé espectacu-

lar? Ellos son grandes ya, y están educados para la autonomía. Soy mamá full time, pero también pretendo que mis hijos sean seres independientes y no de esos que no se van nunca de la casa. Cuando mis hijas me dicen que quieren vivir solas, me parece espléndido, que consigan un laburo y se mantengan. Esto fue una constancia en nuestra vida, desarrollar la autonomía de los chicos, la capacidad de sentirse individuos respecto de sus padres y también de sus hermanos, no criarse en masa por el hecho de ser quintillizos. Nunca permi-timos que coman todos lo mismo o se vistan iguales, por simplificar. Los educamos para la libertad bien entendida. La premisa en casa siempre fue: ustedes tienen toda la libertad del mundo, sepan manejarla; en cuanto no lo hagan, se baja línea vertical. Si la manejan, bárbaro, una se queda tranquila. Y los chicos supieron responder, se manejaron dentro de los cánones de la educación que les dimos; no se drogan, toman alcohol en forma medida, no han sido chicos que hayan tenido problemas en el secundario, lo normal, se llevaron algu-na que otra materia en los últimos años, pero nada que nos complicara la vida, terminaron su colegio en tiempo y forma, responden a la expectativa que tenemos como padres, y esto se extiende al tema vacaciones: en la medida en que ellos demostraron este buen manejo de su libertad, pudieron irse con amigos y, la verdad, les fue bárbaro. —¿Pudo mantener contacto con todos?—Sí. Me mandaban mensajes desde Pan-

guipulli, el lago que queda en el sur de Chi-le, mientras yo estaba en José Ignacio, en la playa, y podía saber cómo estaban. Es un monitoreo constante. Con la que estuvo en Europa (Catalina) me comuniqué por skype, y es impresionante porque tuve el minuto a mi-nuto de lo que les pasaba. Fue un extrañarlos lindo, ellos la estaban pasando sensacional y se lo merecían, porque han hecho todo el esfuerzo como para que esto pase; tres de los chicos trabajaron durante el año, además de estudiar, eso les permitió ahorrar para

sin nosotros. Habrán pasado diez minutos, o 15, que parecieron eternos. Yo corría como una loca en la playa y el chico estuvo siempre solo: fue hasta una punta, no nos encontró y volvió, nunca se angustió y venía con un pececito en su mano, que había encontrado en el camino, llegó hasta el morro y se volvió caminando por el borde de la playa lo más tranquilo. Yo estaba loca, y a él nunca se le pasó por la cabeza que se perdió, sabía que nos iba a encontrar. Igual, fue un susto tremendo.

Fotos. La que están los cinco con el padre fue en Florianópolis, cuando tenían 2 años, y la saqué yo, por eso no aparezco. Lo siento como un logro de mi vida, porque no sé sacar fotos, pero en esta miraron todos al mismo tiempo, le falta nitidez, resolución, todo, pero en el instan-te en que los seis miraron a la cámara, apreté. La otra fue en Pinamar, cuando cumplieron 16 y cada uno invitó un amigo a veranear. Yo me preguntaba cómo iba a hacer con diez adoles-centes. Y, la verdad, fueron excelentes: todos colaboraban para limpiar la casa, les gustaban las comidas que les preparaba. Les decía a los chicos que, así, yo quiero tener cinco hijos más. Para mí no fue trabajo y rescato esto lin-do de que, aunque sean un montón, todo se puede, hay que tener buena voluntad.

Babero para la mami.—¿Cómo cree que se ven ellos a sí mismos

y el fenómeno que generaron?—Ellos vivieron de una manera muy natural,

no como si fuera algo negativo. Sienten que tienen un lugar de preferencia en la sociedad, la situación por la cual trascendieron fue muy linda, porque salió bien. Cuando lo pienso, podría no haber sido así y tener chicos con problemas, pero no es el caso, todos son sanos y encima son sociables, carismáticos, por eso nos llaman como referentes de fami-lia numerosa. Lo viven bárbaro, se ven bien a sí mismos, al natural, no se sienten como fenómenos o cosa rara. Lo que sí me dicen continuamente es que con el tiempo han to-mado conciencia de lo que implicó criarlos, me preguntan: “Mamá, ¿cómo pudiste?”. El darse cuenta forma parte de la adultez, del tremendo esfuerzo que implica cada cosa. Por ejemplo, en el hecho de haber elegido carre-ras, empezado a trabajar, muy de base. Cata-lina, la que se fue a Europa, estuvo haciendo delivery a pie por San Isidro al mediodía, de 12 a 2 de la tarde, se ha sacado ampollas en los pies y me parece tan bueno que comprendan lo que es ganar su propia plata, valorar todo lo que tienen, lo que pueden, lo que son. Todo lo que tenemos es gracias al esfuerzo y que puedan valorarlo, mirar para atrás y pensar que pudimos llegar hasta acá habiendo pa-sado tantas cosas en la vida a esta altura lo llamo una devolución.

[email protected]

cedoc perfil

Las vacaciones de los quintillizos RigantiEntREvista con Rocio andRE, La mama dE Los chicos, quE La sEmana pasada cumpLiERon 19 años

las vacaciones.—Que los quintillizos ya estén grandes,

¿simplifica, por ejemplo, la organización de los cumpleaños?—Cumplieron 19 años el 6 de febrero. El

tema del festejo es que siempre se hacen en dos, tres o cuatro días seguidos. Pero les encanta, siempre se van de picnic al río con los amigos.—Ya terminaron la secundaria, ¿qué están

haciendo de sus vidas?—Camila estudia Nutrición; Martina, Traduc-

torado Público de Inglés; Franco y Catalina, Re-laciones Públicas; y Sofía, Hotelería. Además, hacen actividad física, danza, Franco juega al fútbol. Es decir, son chicos normales que tienen una vida social linda y muy buenos ami-gos. Este es un momento de mucho disfrute, porque con los chicos crecidos podés delegar: me reemplazan con el manejo, ya no estoy al pie del cañón, llevando, buscando, trayendo, como fue hasta hace poco. —¿Cómo eran aquellas vacaciones cuando

los cinco eran chiquitos?—Nos íbamos mucho a Brasil. Las primeras

veces, yo viajaba con ellos en avión y tenía que llevar una niñera, por ejemplo mi hermana o mínimo tres adultos para poder ir con los cin-co, y el padre viajaba por tierra, en una camio-neta que teníamos, llevando todo el equipaje, que era un montón. Parecía una mudanza: llevábamos televisor, videocasetera, porque, si llovía, les poníamos todas las películas de

Disney, juegos para la arena, para adentro de la casa. Y los cumpleaños se festejaban en la playa, hacíamos asados a la noche, bajo las estrellas, jugábamos a buscar tesoros.—¿Qué anécdota recuerda de esos viajes?—Cuando tenían cuatro años, un día se me

perdió Franco en Florianópolis. Lo dejé en la sombrilla con una amiga y me fui a buscar un bote inflable. Me demoré un ratito en la casa, que estaba sobre la playa, porque había que inflarlo. Era ir, inflar y volver. Cuando vuelvo, mi amiga me dice: “¿No fue con vos Franco?, porque subió detrás tuyo a la casa”. Pero en la casa no estaba, se me paralizó el corazón, no lo puedo explicar, se te enfría la sangre. Tam-poco estaba en la sombrilla. Fue en Lagoinha (Brasil), que es una bahía, hay morros en las dos puntas, o sea que no podía pasar, no es como la extensión de nuestras playas, que si se pierde en Miramar, puede aparecer des-pués en Pinamar, esto era más acotado. Con el padre nos pusimos de acuerdo, él se fue pa-ra la izquierda y yo para la derecha, sabíamos que al mar no se iba a ir, porque eran cautos, nunca fueron kamikazes, no se metían al agua

ARR: LoS CHICoS EN CASA. IzQ: EN BRASIL CUANDo TENíAN 2 AñoS. DER: EN PINAMAR, A LoS 16.

fotos: gentileza familia riganti