EPISTEMOLOGÍAS DISCONTINUISTAS

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EPISTEMOLOGÍAS DISCONTINUISTAS Estas epistemologías no continúan con los modelos de la epistemología clásica, conformada por el modelo positivista (Carnap y Reichenbach) y el modelo falsacionista o “concepción heredada” (Popper). Hacking señala nueve puntos de la concepción que comparten los modelos tradicionales de la ciencia: 1. Realismo: La ciencia es un intento por descubrir un mundo real, descriptible de manera supuestamente objetiva y veraz. Las verdades acerca del mundo son verdades sin que importe lo que la gente piense, por lo que se niega al sujeto, quedando de lado toda postura relativista o que incluya subjetividades. Hay una única descripción mejor de cualquier aspecto elegido del mundo, una descripción universal. Según Kant, el “neumeno” (la realidad en sí) es imposible de conocer, la realidad no se conoce. También el psicoanálisis niega que sea posible conocer el inconsciente en sí mismo. Las ciencias humanas se basan en la inclusión del sujeto en sus metodologías, ai que la eliminación de la subjetividad les imposibilita el trabajo. Además, lo que ellos hacen es dar una visión una lectura de la sociedad. 2. Demarcación: Existe una distinción bastante aguda entre las teorías científicas y otros tipos de creencias. Es un problema epistemológico importante porque consiste en poner límites entre lo que es ciencia y lo que no. Para el positivismo, lo que no es traducible en un lenguaje matemático no es ciencia, sino metafísica o mística. Feyerabend critica este punto y se pregunta por qué determinados tipos de saberes y otros no. Para los clásicos tienen que existir ciertos criterios que marquen qué es ciencia, como la verificabilidad, la repetición y la predicción. Sin embargo, algunos de estos criterios no son aplicables para toda la ciencias, por lo que son criterios muy limitantes. 3. La ciencia es acumulativa: Aunque son bastante comunes las partidas en falso, la ciencia en general edifica sobre lo que ya se conoce. El propio Einstein es una generalización de Newton. La forma de acumular puede ser de dos maneras: a. A partir de observaciones: acumulación en masa que permite confirmar, contrastar (probar para algunos casos) y verificar (probar para todos los casos). Es un progreso acumulativo. [Carnap] b. Por eliminación, el método falsacionista: es acumular mediante la falsación. “Probar que a no es, que b no es…”. Es un progreso falseando. [Popper]

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EPISTEMOLOGÍAS DISCONTINUISTAS

Estas epistemologías no continúan con los modelos de la epistemología clásica, conformada por el modelo positivista (Carnap y Reichenbach) y el modelo falsacionista o “concepción heredada” (Popper).

Hacking señala nueve puntos de la concepción que comparten los modelos tradicionales de la ciencia:

1. Realismo: La ciencia es un intento por descubrir un mundo real, descriptible de manera supuestamente objetiva y veraz. Las verdades acerca del mundo son verdades sin que importe lo que la gente piense, por lo que se niega al sujeto, quedando de lado toda postura relativista o que incluya subjetividades. Hay una única descripción mejor de cualquier aspecto elegido del mundo, una descripción universal.

Según Kant, el “neumeno” (la realidad en sí) es imposible de conocer, la realidad no se conoce. También el psicoanálisis niega que sea posible conocer el inconsciente en sí mismo.

Las ciencias humanas se basan en la inclusión del sujeto en sus metodologías, ai que la eliminación de la subjetividad les imposibilita el trabajo. Además, lo que ellos hacen es dar una visión una lectura de la sociedad.

2. Demarcación: Existe una distinción bastante aguda entre las teorías científicas y otros tipos de creencias. Es un problema epistemológico importante porque consiste en poner límites entre lo que es ciencia y lo que no. Para el positivismo, lo que no es traducible en un lenguaje matemático no es ciencia, sino metafísica o mística. Feyerabend critica este punto y se pregunta por qué determinados tipos de saberes y otros no.

Para los clásicos tienen que existir ciertos criterios que marquen qué es ciencia, como la verificabilidad, la repetición y la predicción. Sin embargo, algunos de estos criterios no son aplicables para toda la ciencias, por lo que son criterios muy limitantes.

3. La ciencia es acumulativa: Aunque son bastante comunes las partidas en falso, la ciencia en general edifica sobre lo que ya se conoce. El propio Einstein es una generalización de Newton. La forma de acumular puede ser de dos maneras:

a. A partir de observaciones: acumulación en masa que permite confirmar, contrastar (probar para algunos casos) y verificar (probar para todos los casos). Es un progreso acumulativo. [Carnap]

b. Por eliminación, el método falsacionista: es acumular mediante la falsación. “Probar que a no es, que b no es…”. Es un progreso falseando. [Popper]

Los epistemólogos discontinuistas plantean una tercera forma:

c. Existe un período acumulativo, uno no acumulativo, uno acumulativo… O sea, la ciencia no siempre se atiene a uno solo de los modelos.

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4. Distinción entre observación y teoría: Existe un contraste bastante agudo entre los informes de las observaciones y los planteamientos de la teoría. El esquema básico de la ciencia es el “método hipotético deductivo”, según el cual parto de las observaciones, a partir de las que se hacen enunciados observacionales o protocolares. De esas observaciones elaboro hipótesis. De confirmarse las hipótesis puedo armar una teoría.

Este proceso se hace por razonamiento inductivo (de lo particular a lo general) y tiene un carácter probable, no necesario. Todo esto es el mecanismo de construcción.

Si quiero hacer una predicción según este método, voy a la teoría y para atrás. Es un razonamiento deductivo (de lo general a lo particular), que tiene más grado de certeza que la inducción.

5. Fundamentos: La observación y el experimento aportan los fundamentos y la justificación de hipótesis y teorías de las ciencias fácticas. Consiste en comprobar y demostrar.

Ciencias fácticasCiencias formales

Ciencias humanas y de la naturaleza

Matemática y lógica

Método Comprobar Demostrar

Verdad si…

Correspondencia Coherencia

En las ciencias formales (matemática y lógica) se habla de demostrar, mientras que en las fácticas (ciencias humanas y de la naturaleza.

6. Estructura deductiva y pruebas: Las teorías tienen una estructura deductiva y las pruebas de las teorías proceden deduciendo informes de observación partiendo de los postulados teóricos.

7. Conceptos precisos: Los conceptos científicos son bastante precisos y los términos empleados en ciencia tienen significados fijos. La ciencia pretende un lenguaje fisicalista (que permita traducir la naturaleza en términos matemáticos para que sea universal. EJ: H2O=agua). El problema es que el lenguaje humano es complejo y una palabra tiene distintas acepciones.

8. Contexto de justificación y descubrimientos: Existe un contexto de justificación y un contexto de descubrimiento. Debemos distinguir…

a. C. de D: Las circunstancias psicológicas o sociales en que se hace un descubrimiento. Tiene que ver con el contexto donde surge la investigación.

b. C. de J: La base biológica para justificar la creencia en los hechos que se han descubierto.

Los discontinuistas aspirarán a no separar estos dos contextos. Por ello hay distintas formas de hacer epistemologías:

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a. Epistemología internalista, tradicional. No tiene en cuenta el contexto de descubrimiento.

b. Epistemología externalista, discontinuista. Tiene en cuenta el contexto de descubrimiento.

También hay otros dos puntos de vista de la epistemología:

a. Epistemología diacrónica: se hace “una historia” que sigue una base lineal. Se tiene en cuenta lo continuo.

b. Epistemología sincrónica: No tiene en cuenta la historia, es un corte en el momento.

9. Unidad de la ciencia: Debe haber una sola ciencia acerca dl mundo real. Las ciencias menos profundas son reductibles a otras más profundas. La sociología es reducible a la psicología, la psicología a la biología, la biología a la química y la química a la física. La matemática, con su lenguaje formal, preciso y fijo unificaría a todas las ciencias. Se le da mayor jerarquía a las ciencias formales. Esto está muy relacionado con el lenguaje y los conceptos precisos.

Estos nueve puntos forman la concepción popular más difundida de la ciencia, y está especialmente presente en la filosofía de la ciencia anterior a 1960, en la que destacan tres filósofos de gran influencia que concuerdan con estas normas: Karl Popper, Rudolf Carnap y Hans Reichenbach.

Los discontinuistas rompen con esta visión, siendo los más influyentes Kuhn (“La estructura de las revoluciones científicas”) y Feyerabend (“Tratado contra el método”).

Kuhn es catalogable en distintas categorías:

- Estructuralista: entiende las teorías como estructuras. Toma de la Gestalt las ideas de estructura.

- Realista: habla de la “realidad”.

- Externalista y diacrónico.

Feyerabend es parte de la corriente del anarquismo epistemológico, el cual va contra El Método y la ciencia unida al Estado. No hay un método que unifique, sino varios.

KUHN

La publicación en 1962 de la obra de Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, marcó una nueva etapa en la filosofía de la ciencia del siglo XX. No concordando con la visión tradicional, Kuhn presenta otro cuadro de la ciencia, algunas de cuyas tesis se pueden resumir en unos cuantos puntos.

Kuhn distingue diferentes etapas en la configuración de una ciencia:

Preciencia: está caracterizada por cierta desorganización por parte de los científicos. No hay un paradigma vigente, sino que existen diferentes teorías para un problema que no es aceptada por todos igual. Los hechos son

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recopilados de manera fortuita por carecer de un criterio que permita seleccionarlos, juntado así hechos relevantes, sin relevancia o demasiado complejos. La observación y la experimentación casual, así como unas primeras reglas para operar con instrumentos, van formando una primera amalgama de conocimientos sobre una materia, a la que todavía no puede llamársele ciencia.

Ciencia normal: el triunfo de un paradigma marca que determinada rama del saber pase a ser una disciplina científica. El paradigma se asienta progresivamente, comienza a obtener resultados que retroalimentan la investigación y acaba convirtiéndose en ciencia vigente.

La “ciencia normal” es, básicamente, una actividad de resolver enigmas (Kuhn habla de puzles, donde las piezas ya están dadas, y es sólo ordenarlas de acuerdo a los criterios del paradigma), en que los investigadores intentan a la vez extender unas técnicas triunfales y suprimir los problemas que existen en un cuerpo establecido de conocimientos. Es conservadora y se premia a los investigadores cuando hacen más de lo mismo. El científico no es crítico ni intenta refutar las teorías científicas, y la instauración del paradigma hace que la investigación comience a ser dirigida, reduciendo el campo. Parece ser que intentan obligar a la naturaleza a que encaje dentro de los límites preestablecidos y relativamente inflexibles que proporciona el paradigma.

Este período se caracteriza por ser acumulativo. No se buscan nuevas teorías, ni nuevos fenómenos, sino que se investigan más exhaustivamente los de siempre; pueden ser cuestiones menores, pero se les dedica mucha atención.

La comunidad científica correspondiente selecciona los hechos que le interesan, que Kuhn clasifica en tres grupos: los que el paradigma ya ha demostrado que son particularmente reveladores, las predicciones derivadas del paradigma que todavía no han sido ratificadas empíricamente y, por último, los experimentos que permiten articular mejor el paradigma e ir resolviendo sus dificultades residuales. Este último permite justificar la idea de progreso científicos ligado al paradigma. Enunciar leyes específicas, formular los principios en términos cuantitativos y matematizar las leyes y los razonamientos son otras actividades típicas de una etapa de la ciencia normal.

En esta etapa hay vigente un único paradigma compartido por toda la comunidad científica (nuevo concepto).

Los paradigmas: Una ciencia normal se caracteriza por un “paradigma”, un “modelo o patrón aceptado” por los científicos de una época. Se pueden distinguir 21 sentidos del término paradigma, pero son agrupable en tres grandes grupos:

El aspecto filosófico (o metafísico) del paradigma, que daría la imagen del mundo y las creencias básicas de los científicos sobre lo que sea la realidad.

El aspecto sociológico del paradigma, asociado a la estructura y a las relaciones internas y externas de la comunidad de científicos que detentan un mismo paradigma. Un paradigma tiene cierto aspecto institucional que lo distingue de los paradigmas rivales (sociedades

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científicas, apoyo a determinadas líneas de investigación, publicaciones periódicas, manuales usados, etc.)

El aspecto propiamente científico del paradigma, ligado a los problemas ya resueltos y a los principales ejemplos que explica. Mastermann llama a esto los paradigmas construidos.

Además, hay dos usos del término.

Paradigma como realización. Esta es la forma acertada para resolver un problema que entonces sirve como modelo para futuros investigadores.

Paradigma como conjunto de valores compartidos. Es toda la constelación de creencias, valores y técnicas que comportan los miembros de una comunidad científica. Esto significa los métodos, las normas y las generalizaciones compartidas por quienes fueron preparados para llevar adelante un trabajo que se modela a sí mismo de acuerdo con el paradigma como realización.

Kuhn sustituye la noción de paradigma, demasiado asociada únicamente a las teorías, por el concepto de matriz disciplinaria, que posee tres tipos de componentes infaltables:

Generalizaciones simbólicas: características distintivas del lenguaje usado por cada comunidad científica, y en particular, las componentes formales o fácilmente formalizables de dicho lenguaje. Cada paradigma posee, si se ha desarrollado como tal, su propio utillaje conceptual y operatorio.

Los modelos: la matriz disciplinaria retoma en buena medida los aspectos filosóficos y ontológicos ya distinguidos anteriormente en un paradigma. Por supuesto, al adscribir un fenómeno a uno u otro modelo ontológico-científico, los problemas por resolver se modifican radicalmente.

Los ejemplares: son soluciones de problemas concretos, a partir de los cuales se puede explicar científicamente un fenómeno y convencer a los neófitos de la importancia del paradigma.

Entre los científicos adscritos a un mismo paradigma existe un compromiso de aceptación de estos componentes. Hablan el mismo lenguaje, usan los mismos instrumentos de laboratorio e interpretan los fenómenos en el mismo marco ontológico. Tienen una formación similar como científicos y luego reproducen esa formación.

La unidad social que transmite ambos tipos de paradigmas puede ser un pequeño grupo, tal vez de científicos, que comparte los conocimientos y discriminan entre problemas planteados para su solución.

En un paradigma siempre existen anomalías, es decir, problemas que no son explicables en el marco conceptual del paradigma reinante, y que incluso lo contradicen. Estas pueden ser conocidas durante mucho tiempo sin que por ellos caiga el paradigma. Este empieza a ser cuestionado cuando estas anomalías no tienen resolución inmediata, son muchas o afectan a un problema social acuciante. Conforme esto va sucediendo, el paradigma va entrando en crisis.

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Crisis: Está precedido por una pérdida de seguridad profesional e inseguridad generada por fracasos persistentes. La crisis es el preludio a la búsqueda de nuevos paradigmas, cuando los científicos, enfrentados a una dificultad irreductible, “inventarán numerosas articulaciones y modificaciones ad hoc de su teoría para eliminar cualquier conflicto aparente”. El paradigma reinante no podrá ser rechazado mientras no exista otro rival, ya que una vez que un ámbito de saber comienza a funcionar científicamente (por paradigmas), ya no puede dejar de hacerlo. Por eso, durante la crisis se da la etapa de la proliferación de teorías. La transición de un paradigma en crisis a uno nuevo no es un procedimiento de acumulación; es más bien una reconstrucción del campo a partir de nuevos fundamentos, reconstrucción que cambia algunas de las generalizaciones teóricas más elementales del campo, así como también muchos de los métodos y aplicaciones del paradigma.

Revolución: El cambio de un paradigma a otro por miedo de una revolución no ocurre porque el nuevo paradigma responda mejor a antiguas preguntas; tampoco ocurre porque haya mejores pruebas de las teorías asociadas al nuevo paradigma que de las teorías encontradas en el antiguo paradigma. Ocurre porque la antigua disciplina es cada vez más incapaz de resolver anomalías urgentes. Tan sólo bastará un completo replanteamiento y esto produce una revolución.

Las diferencias entre paradigmas sucesivos son necesarias e irreconciliables, y pueden ser ontológicas, epistemológicas (definiciones de la ciencia, reglas heurísticas, métodos aceptables, etc.) y perceptuales (ante una misma referencia no se observa lo mismo).

La revolución implica entonces, un cambio de paradigma. Este nuevo paradigma es una nueva estructuración, una nueva forma de ver el mundo (aunque se usen los mismos instrumentos para mirarlo). Esto, a su vez, crea nuevos problemas para que la gente resuelva. A menudo, los antiguos problemas quedan archivados u olvidados.

Kuhn compara la revolución científica con la revolución política por el sentimiento de descontento y por los modos usados, ya que el poder se toma, en general, por medios que el paradigma vigente no aceptaría.

Ciencia normal: cuando ese nuevo paradigma se asienta nuevamente y es reconocido por la mayoría, vuelva a comenzar el ciclo. La incompatibilidad entre el paradigma A abandonado y el B nuevo, es denominada inconmensurabilidad.

La inconmensurabilidad: Kuhn distingue tres tipos de diferencias entre dos paradigmas rivales:

Diferentes problemas por resolver e, incluso, diferentes concepciones y definiciones de la ciencia de la que se ocupan.

Diferencias conceptuales entre ambos paradigmas, ligadas al diferente lenguaje teórico y a la distinta interpretación ontológica de los datos analizados.

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Diferente visión del mundo: dos defensores de distintos paradigmas no perciben lo mismo.

Los sucesivos cuerpos de conocimientos, con paradigmas diferentes, pueden ser muy difíciles de comparar. Quienes trabajan en un período posrevolucionario de una nueva ciencia normal pueden ser incapaces hasta de expresar que qué trataba la antigua ciencia. Las sucesivas etapas de una ciencia pueden enfocar problemas distintos sin que haya una medida común de su éxito: pueden volverse inconmensurables.

Kuhn hablaba en 1962 de una inconmensurabilidad total, pero lo cambia por una inconmensurabilidad parcial hacia 1983, cuando pasa a hablar de la inconmensurabilidad en términos de intraducibilidad entre lenguajes científicos, ya que la ausencia de un lenguaje común impide traducir ambas teorías por completo para compararlas. Kuhn llamó inconmensurabilidad local a esta nueva concepción, que remitía el problema de la inconmensurabilidad al problema de la traducción. No hay, ni puede haber, un lenguaje universal para la ciencia, porque los sucesivos paradigmas van modificando el lenguaje científico, por tener cada cual una generalización simbólica diferente. Kuhn es un relativista lingüístico.

La relevancia de esta idea es que ataca el principal dogma del positivismo: la existencia de una base empírica (observacional, sensorial) común a todos los científicos. Kuhn, por el contrario, compara una revolución científica con un cambio en la visión del mundo.

La ciencia no acumulativa ni falsacionista: Kuhn criticó la concepción acumulativa del progreso científico, proponiendo una visión discontinuista de la historia de la ciencia, y también al falsacionismo popperiano. La ciencia no es estrictamente acumulativa porque los paradigmas (en ambos sentidos de la palabra) determinan qué tipos de preguntas y de respuestas proceden. Con un nuevo paradigma, las antiguas respuestas pueden dejar de ser importantes y hasta pueden volverse ininteligibles.

Basándose en estudios empíricos sobre cómo se ha producido el cambio científico a lo largo de la historia, Kuhn afirmó que el progreso científico no es acumulativo y que una teoría no es dejada de lado por refutación empírica o por algún experimento crucial, sino únicamente cuando frente a ella surge un nuevo paradigma que está en condiciones de sustituirlo como nueva ciencia normal. Además, dice que la historia muestra que muchísimos científicos jamás han intentado falsar experimentalmente sus teorías para probarlas ciertas. El científico de la etapa de ciencia normal es muy distinto al científico crítico de Popper.

El cambio de Gestalt: “Transbordar” a un nuevo paradigma es una transición posiblemente súbita a un nuevo modo de observar algún aspecto del mundo. Un paradigma y su teoría asociada ofrecen diferentes maneras de “ver el mundo”. Cuando la tradición científica normal cambia, la percepción que el científico tiene de su medio ambiente debe ser reeducada; en algunas situaciones en las que se ha familiarizado debe aprender a ver una forma nueva.

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El problema principal de los procesos de cambio científico es el de la incompatibilidad entre las respectivas concepciones, así como la inexistencia de una experiencia neutra y objetiva que decidiera imparcialmente entre las teorías rivales, dando la razón a la que más la tuviese. Todo ello ha dado lugar a que sobre Kuhn hayan caído acusaciones de relativismo e irracionalismo a la hora de explicar. Sin embargo, él no es un relativista ontológico, sino epistemológico (“aunque el mundo no cambia con un cambio de paradigma, el científico después trabaja en un mundo diferente”)-

En contraste con la antigua imagen ahistórica que empleaba la historia de la ciencia sólo para ofrecer ejemplos de puntos lógicos, Kuhn y muchos autores piensan que el contenido de una ciencia y sus métodos de razonamiento e investigación están integralmente conectados con su desarrollo histórico. Kuhn está en oposición con todos los puntos tradicionales.

Niega que la ciencia sea acumulativa.

Rechaza una clara distinción entre teoría y observación porque las coas que notamos y las formas en que las vemos, en gran parte están determinadas por nuestros modelos y problemas. No hay un modo “atemporal” en que las observaciones apoyen o den fundamentos a las teorías.

Por tanto, no hay una pura lógica de evidencia o siquiera de las hipótesis de prueba, pues cada paradigma en su propio momento ayuda a fijar lo que cuenta como evidencia o prueba. Y las teorías empleadas en la investigación tampoco tienen limpias estructuras deductivas. Sus conceptos habitualmente son más flexibles que precisos. El paradigma como realización suele enseñarse, no presentando axiomas ni haciendo deducciones sino dando ejemplos de problemas resueltos y luego empleando ejercicios en el libro de texto para que el aprendiz “transborde” al método de solución de problemas.

Por cuanto a la unidad de la ciencia, punto 9, Kuhn convendrá en que ha habido una estrategia triunfal para unir ramas de la ciencia o reducirlas unas a otras. Sin embargo, el espíritu del enfoque de Kuhn va contra la unidad de la ciencia. Hay una pluralidad, que no una unidad, en las representaciones del mundo, y las representaciones triunfales enfocan distintos problemas que no necesitan tener mucho en común.

La unidad de la ciencia da por sentado el realismo científico. Gran parte de lo que Kuhn escribe es congruente con la idea de una realidad a la que construimos diferentes representaciones. Aun si nuestras teorías fueran plurales e inconmensurables, podemos seguir pensando que tienden a diferentes aspectos de una totalidad. Sin embargo, algunas de las palabras de Kuhn van mucho más lejos que a negar simplemente la unidad de la ciencia. Sugiere una doctrina mucho más poderosa, que al desplegar paradigmas sucesivos, casi literalmente llegamos a habitar diferentes mundos.

Kuhn insiste en la importancia de los estudios histótricos minuciosos como etapa previa a la elaboración de teorías generales sobre la ciencia o sobre una disciplina científica. Retoma la distinción hecha por Lakatos, que diferencia la historia “interna” de la ciencia, que estudia el desarrollo del contenido de

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una ciencia (conceptos, métodos, experimentos e investigaciones), de la historia “externa” que trataría las actividades de los científicos en tanto grupo social dentro de una cultura determinada (medio económico, político, social, educativo y de comunicaciones en el que se encuentran). Para comprender el paradigma como realizaciones debemos comprender lo que se ha realizado, y tomar ambos aspectos en consideración, aunque aún aceptando el interés de la historia externa, Kuhn cree que puede hacerse una historia de la ciencia exclusivamente interna.

FEYERABEND

El “todo vale”. La ciencia no presenta una estructura, no existen elementos que se presenten en cada desarrollo científico y contribuyan a su éxito que no desempeñen una función similar en otros sistemas. En definitiva, no hay una “racionalidad científica” que pueda considerarse como guía para cada investigación, no existe el método científico general.

Por lo tanto, como la razón científica no puede separarse de la práctica de la ciencia y es inmanente a la investigación, tampoco puede ser formulada ni entendida fuera de situaciones específicas a la investigación. Para comprender la razón científica uno tiene que convertirse en parte de la propia ciencia, y eso solo conduce a elitismo y visiones limitadas. La ciencia, igual que todas las disciplinas, son dirigidas por quienes las ejercen, haciendo uso de sus instituciones. No es la “verdad” quien evalúa los resultados, sino estos dirigentes.

“La idea de que la ciencia puede y debe actuar con reglas universales y fijas es poco realista, perniciosa y perjudicial”. Lo primer porque el sujeto es un ser complejo y no es verdad que al estudiar al sujeto sea posible generalizar para todos los casos. En la psicología en especial, lo de universal y dijo es poco realista. Es también perniciosa porque el intento de aplicar técnicas universales busca acrecentar la profesionalidad, y se pierde la humanidad, la distinción entre las personas. Por último, es perjudicial porque reprime el progreso. “Además, se pasarían por alto las condiciones físicas e históricas”.

Para avanzar, la clase revolucionaria debe ser capaz de entender y aplicar, no sólo una metodología particular, sino cualquier metodología y poder alternarlas, incluso siendo contrarias. Cerrarse a un solo método implica simplificar el medio en el que trabaja un científico, simplificando a sus principales actores. Dice Eistein “las condiciones externas que se manifiestan por medio de los hechos experimentales no le permiten al científico ser demasiado estricto en la construcción de su mundo conceptual mediante la adhesión a un sistema epistemológico.

La ciencia no conoce “hechos desnudos”, sino que los hechos que registra nuestro conocimiento están ya interpretados de alguna forma y son, por tanto, esencialmente teóricos. Por tanto, la historia de la ciencia será resultado de las mentes de quienes la creen. Un lavado de cerebro conseguirá convertir la

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historia de la ciencia en algo simple, más “objetivo” y más fácilmente accesible a un planteamiento por reglas estrictas e incambiables.

La educación científica de hoy apunta a simplificar la “ciencia”, simplificando a sus participantes. Primero, se define un dominio de investigación, que se separa del resto de la historia y recibe una “lógica” propia. Después se entrena en esa lógica condicionada a quienes trabajan en dicho dominio. Así se consigue que sus acciones sean uniformes. Surgen hechos estables y se mantienen a pesar de las vicisitudes de la historia. Una parte esencial del entrenamiento consiste en inhibir las intuiciones que pudieran hacer borrosas las fronteras, lo mismo que su imaginación, su sentido del humor y demás. Incluso su lenguaje deja de ser el suyo propia. Esto se refleja en el carácter de los hechos científicos, experimentados como independientes de la opinión, creencia y del trasfondo cultural. Resulta así posible crear una tradición que se sostenga por medio de reglas estrictas.

Todo esto es erróneo. Según este muchacho, hay que mantener las opciones abiertas, porque ¿quién asegura que estas prescripciones epistemológicas sean las adecuadas para estudiar la naturaleza? La “voz de la razón” no es sino un post efecto causal del entrenamiento recibido. Ese tipo de educación descrita no puede reconciliarse con una actitud humanista. Está en conflicto con el cultivo de la individualidad, que es lo único que produce seres humanos bien desarrollados.

El intento de aumentar la libertad, de procurar una vida plena y gratificadora, y el correspondiente intento de descubrir los secretos de la naturaleza y del hombre implican, por tanto, el rechazo de criterios universales y de todas las tradiciones rígidas.

Por todo esto, Feyerabend propone que el único principio que no inhibe el progreso es “todo vale”, no porque no haya método, sino porque hay muchos distintos. Sostiene que la ciencia es una empresa esencialmente anarquista: el anarquismo teórico es más humanista y adecuado para el progreso que las alternativas basadas en la ley y el orden.

Prueba de esto es que no hay una sola regla, por más firmemente basada en la epistemología que esté, que no sea infringida en alguna ocasión. Estas infracciones, reflejo de una práctica liberal, son necesarias para el progreso. Hay incluso ocasiones en las que la argumentación se convierte en un obstáculo para el progreso. Son los eventos, no los argumentos, la causa de que adoptemos nuevos criterios, incluyendo formas nuevas y más complejas de argumentación. Hay ocasiones en que más vale recurrir a medios más fuertes y más irracionales.

La enseñanza de criterios y su defensa nunca consiste en su mera colocación ante la mente y en exponerlos tan claros como sea posible. A menudo se da por supuesto que una comprensión clara y distinta de las ideas procede a su formulación y a su expresión institucional. Primero tenernos una idea o un problema; después actuamos. Sin embargo, la creación de una cosa, y la

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creación más la comprensión completa de una idea correcta de la cosa, constituye muy a menudo partes de uno y el mismo proceso indivisible y no pueden separarse sin provocar la detención del proceso. Las teorías devienen claras y razonables sólo después de que las partes incoherentes de ellas han sido usadas durante largo tiempo. Así, este prólogo irrazonable, amétodico y sin sentido, resulta ser un prerrequisito inevitable de claridad y éxito empírico.

Al intentar describir y comprender de modo general desarrollo de esta clase, estamos obligados a recurrir a formas de hablar existentes que no tienen en cuenta esos desarrollos y que han de ser deformadas, mal empleadas y forzadas a entrar en nuevos esquemas, con el fin de ajustarlos a situaciones impuestas (sin un mal uso constante del lenguaje no puede haber ni descubrimiento ni progreso).

En definitiva, la idea de un método fijo o de una teoría fija de la racionalidad, descansa sobre una concepción excesivamente ingenua del hombre y de su contorno social. Quienes respalden el principio de “todo sirve” podrán evitar la simplificación de la historia y sortear su deseo de seguridad intelectual con el pretexto de claridad, precisión, “objetividad”, “verdad”.

Feyerabend compara entre estos dos tipos de científicos: el extravagante y el respetable. El primero se contenta con defender su punto de vista original, y no lo desarrolla ni revisa. El científico respetable es aquel capaz de criticar sus propias teorías y ver la complejidad. Feyerabend es también externalista porque tiene en cuenta el contexto. Por eso dice que la libertad del individuo es un elemento principal para el desarrollo de la ciencia. El individuo debe poder optar, y esa libertad debe ser provista por el Estado.

La ciencia es más semejante al mito de lo que muchos admiten. Constituye una de las muchas formas de pensamiento desarrolladas por el hombre, pero no necesariamente la mejor. Solo es intrínsecamente superior a las demás para aquellos que ya han decidido a favor de cierta ideología o que la han aceptado sin haber examinado sus ventajas y sus límites. Y puesto que la aceptación y rechazo de ideologías debería dejarse en manos del individuo, se hace necesario separar el estado de la ciencia (la institución religiosa más reciente, más agresiva y más dogmática).

En relación a la inconmensurabilidad… Feyerabend es mucho más radical.

o Existen sistemas de pensamiento (acción, percepción) que son inconmensurables.

o El desarrollo de la percepción y del pensamiento en el individuo pasa por etapas que son inconmensurables entre sí.

o Existen teorías científicas que son mutuamente inconmensurables aunque en apariencia se ocupen del “mismo objeto”. No todas las teorías rivales tienen esa propiedad y auqellas que tienen la propiedad sólo la

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tienen mientras sean interpretadas de una forma especial, por ejemplo, sin hacer referencia a un “lenguaje de observación independiente”.

Entonces, no existe un lenguaje observacional estable y pre-existente. Cada paradigma y cada teoría seleccionan qué hechos son relevantes y cuáles ni siquiera son científicamente pertinentes. Puesto que las respectivas selecciones son heterogéneas en el caso de paradigmas opuestos, la experiencia sirve para resolver la contraposición entre teorías.

K y F – Ambos externalistas.

K y F – En ambos interviene el sujeto; K porque su visión incide y F porque ha de ser libre.