Epistememología Para Principiantes

88
Epistemología para Principiantes? © de los textos, Denise Najmanovich © de las ilustraciones, Mariano Lucano © de la presente edición, Era Naciente SRL Director de la serie: Juan Carlos Kreimer Corrección: Olga Beatriz Agoglia Diseño: TXT Ediciones Para Principiantes® es una colección de libros de Era Naciente SRL Fax: (5411)4775-5018 Buenos Aires, Argentina E-mail: [email protected] www.paraprincipiantes.com Denise Najmanovich Epistemología para principiantes : pensamiento científico, conocimiento del conocimiento / Denise Najmanovich ; ilustrado por Mariano Lucano. - 1a ed. - Buenos Aires : Era Naciente, 2008. 176 p. : II. ; 20x14 cm. - (Para principíente» / Juan Cario« Augusto Krelmer) ISBN 978-987-555-047-6 ' 1 . Epistemologle. I. Lucano, Marieno. Hub . II. Titulo CDD 121 ISBN: 978-987-555-047-6 Queda hecho el depósito que prevé la Ley 11.723 Ninguna flgdie de este libro puede ser reproducida, almacerfeda o-tra psmitida de manera alguna por ningjpn mediM^a sea electrónico, químico o de fotacania, sin permiso previo escrito del editor. Esta ediciúmte'3000 ejemplares se terminó de imprimir en la planta impresora de Sevagraf S.A., Buenos Aires, República Argentina, en febrero de 2008. I pistemología es una palabra que suena a difícil y erudita, culta. Los que se dedican a esta actividad suelen pasar por intelectuales, estudiosos, «gente difícil de entender». Sin embargo, Heinz von Foerster (1911-2002), un gran pensador contemporáneo, físico, pionero de la cibernética, teóri- co de la organización, epistemólogo, sostenía-que «todos tenemos una epistemología pero no sabemos que la tenemos».

Transcript of Epistememología Para Principiantes

Page 1: Epistememología Para Principiantes

Epistemología para Principiantes?© de los textos, Denise Najmanovich © de las ilustraciones, Mariano Lucano © de la presente edición, Era Naciente SRL

Director de la serie: Juan Carlos Kreimer Corrección: Olga Beatriz Agoglia Diseño: TXT Ediciones

Para Principiantes® es una colección de libros de Era Naciente SRLFax: (5411)4775-5018 Buenos Aires, Argentina E-mail: [email protected] www.paraprincipiantes.com

Denise NajmanovichEpistemología para principiantes : pensamiento científico, conocimiento del

conocimiento / Denise Najmanovich ; ilustrado por Mariano Lucano. - 1a ed. - Buenos Aires : Era Naciente, 2008.

176 p. : II. ; 20x14 cm. - (Para principíente» / Juan Cario« Augusto Krelmer)

ISBN 978-987-555-047-6

' 1 . Epistemologle. I. Lucano, Marieno. Hu b . II. Titulo CDD 121

ISBN: 978-987-555-047-6

Queda hecho el depósito que prevé la Ley 11.723

Ninguna flgdie de este libro puede ser reproducida, almacerfeda o-tra psmitida de manera alguna por ningjpn mediM^a sea electrónico, químicoo de fotacania, sin permiso previo escrito del editor.

Esta ediciúmte'3000 ejemplares se terminó de imprimir en la planta impresora de Sevagraf S.A., Buenos Aires, República Argentina, en febrero de 2008.

I pistemología es una palabra que suena a difícil y erudita, culta. Los que se dedican a esta actividad suelen pasar por intelectuales, estudiosos, «gente difícil de entender». Sin embargo, Heinz von Foerster (1911-2002), un gran pensador contemporáneo, físico, pionero de la cibernética, teóri­co de la organización, epistemólogo, sostenía-que «todos tenemos una epistemología pero no sabemos que la tenemos».

Page 2: Epistememología Para Principiantes

S r Wo ttf i. Lo P^eCioMUKl LoSe. PERfECTAHeMTfe. PeKo St He. Lfi ^ e C o H W K» Lo Sa PARA

E^PL'CAKLO

El camino del conocimiento no es una autopista que parte de la igno­rancia para arribar al saber. Es un amplio jardin de senderos que se bifurcan en múltiples dimensiones generando un paisaje caleidoscòpi­co en el que los saberes se enredan, entrecruzan, atraviesan, distin­guen y confunden con las creencias, la sabiduría, la información, la comprensión, las explicaciones, la ciencia, las opiniones...

s - L M ì& H T ò I

Todos los seres humanos tenemos conocimientos pero... ¿sabemos qué es conocer? Cuando le pedían que definiera el tiempo, San Agustín (354-430) daba una respuesta que vale perfectamente para el conoci­miento y, por extensión, para muchos grandes temas que admiten dife­rentes perspectivas.

4

U S & la*K«S ESTA*k i oCp S j c.Re h ' í ^ C-gM la c a b e z a .

r v s m fím . )f fRoSP^PA«. üSof?PAR,:\ ( TALES U 3AB;DuR.'a

A P E - P oP E -R . ” _______r Coxrn ( lV *8 - iw *")

RübboFb FRAWCéS

t l - L T i f ü C 'P A P S >£-

En distintas culturas existen diferentes concepciones sobre el conocimiento:

En distintos países y en diferentes momentos, incluso en cada institución, . las competencias y fronteras de cada una de estas miradas han sido dife­rentes y han variado a través del tiempo.

5

Page 3: Epistememología Para Principiantes

El poeta y filósofo libanés Khalil Gibran (1883-1931) y el filósofo, psicólo­go y pedagogo estadounidense John Dewey (1859-1952), como muchos otros pensadores, concibieron perspectivas valiosas para intentar com­prender el conocimiento.

No sólo en distintas épocas, sino en un mismo tiempo y en un mismo país también coexisten diferentes concepciones respecto al conocimiento. Por lo general una misma persona participa de múltiples formas de conocer y de legitimar su saber. Estos conocimientos tienen mucha importancia en nuestra forma de vivir, de enseñar y aprender, de comunicamos, de relacio­namos, de resolver nuestros conflictos y compartir nuestras experiencias. La teoría del conocimiento, la filosofía de la ciencia, la epistemología, las ciencias cognitivas, la gnoseología son disciplinas que se ocupan de la am­plia, diversa y ardua tarea de conocer el conocimiento. No sin riesgos...

6

PECokioOrt^ToCoHo$íL«s SíE^KtJHü&iE&H ENítfUTApo f¿osh. ^ s rnTs*fc><¡A<4TéS y

| fefteotL ¿A-ji E.PíST«inoíjs<ii(AS ' pe«©«*«k w p«$;pvár/&óoe Hau 5tt)c> tiÁ& pifí)Kip;p45 EK ec Si(iU}XX, T U sw e ti A PENSAR ESrAÍ ú>e3r¡©*4C. S ew NbVCQÁac ,DE5t!>TiHwl5í) ¿o Coijtato Hóro'ttiCP. t~—

% * VE IA & ffc A Í-C i¿ n

No existe un único problema del conocimiento. Cada cultura ha pensado de distintos modos la actividad cognitiva. La importancia relativa de las preguntas se modifica en cada época, nuevos interrogantes aparecen y otros se desvanecen. Aunque heredaron saberes e interrogantes de los antiguos griegos o de los hombres del renacimiento, las preocupaciones centrales y las formas en que los epistemólogos académicos del siglo XX han planteado el problema del conocimiento son diferentes. Esta diversi­dad de problemáticas nos ha llevado a elegir una forma de presentar los problemas respetando, hasta donde es posible, la perspectiva de las dis­tintas épocas y lugares.

El camino del conocimiento del conocimiento que vamos a recorrer co­mienza en la antigua Grecia y finaliza en el Occidente contemporáneo. En su transcurso se despliegan los interrogantes de cada época en su con­texto histórico y en relación a su forma de ver el mundo. De este modo, evitaremos la arrogancia de suponer que la mirada de nuestra cultura es necesariamente superior a otras. Seguir el itinerario de los distintos capí­tulos, concentrarse en la integridad de cada período y prestar atención a la forma específica de construir y entender los problemas inherentes a ca­da época permiten hacer una lectura que también da cuenta de los cam­bios y las permanencias en la evolución histórica.

7

Page 4: Epistememología Para Principiantes

El conocimiento ha sido concebido por algunas corrientes de pensamien­to modernas como una «capacidad humana natural» y, como tal, ahistóri- ca e independiente del contexto sociocultural. Sin embargo, ésta es ape­nas una entre muchas otras concepciones. Cada vez más estudiosos del «conocimiento del conocimiento» en sus diversas formas tienden a consi­derar que éste no existe independientemente de los otros aspectos de la vida humana y que para conocerlo es imprescindible comprender las rela­ciones entre el saber, el poder, el hacer y el sentir, así como los modos en que las distintas instituciones sociales llevaron adelante estas tareas.

Al intentar comprender el conocimiento en su contexto histórico social he­mos destacado las relaciones de la epistemología con los demás saberes. Nuestra concepción del conocimiento no es independiente de lo que pen­samos sobre el mundo y nuestro lugar en él. La ciencia y la epistemología han estado siempre entrelazadas (aun cuando su conexión haya sido ne­gada). Esta mirada integradora no pretende ser exhaustiva: no supone que el camino recorrido es el único posible ni que puede exponerse com­pletamente. Lejos de presentar una historia lineal, el itinerario propuesto muestra saltos, lagunas, retrocesos, caminos sin salida, retornos inespe­rados, transformaciones...

JoWtfO

Como es imposible recorrer todos los senderos del conocimiento, partir de la Grecia Antigua, cuyo legado ha sido fundamental para la construcción de nuestra cultura y por lo tanto de nuestra epistemología, puede mostrar­nos un camino.

Kn los lejanos tiempos en que nació la cultura griega exístían ya muchas otras como la egipcia, la china o la hindú con saberes muy diferentes a los ■ i< 10 forjaron Sócrates, Platón o Aristóteles. El privilegio de la palabra divi- nn, que hablaba sólo por la boca de los sacerdotes o los reyes, era la nor­ma en ciertas sociedades donde el ritual era el organizador de la práctica •locial.

( M C A K t M o t H T R E t ~ V C r t * S C A K i N o S )

Page 5: Epistememología Para Principiantes

lA fA U B i^ 9 iv iK \

ÍA K * T eS ¿ a C K a p a e-

f y l t i t y f i : K \ ( E H L \ / % { e l

La polis, término que solemos traducir como Ciudad-Estado, nació alrede­dor de los siglos VIII y VII a.C. En el caso de Atenas, transformó radical­mente la vida social y las relaciones entre los hombres gracias a una in­vención: la democracia. Esta creación política implicó, ante todo, un extraordinario privilegio de la palabra sobre todos los instrumentos de po­der. En la polis la palabra cobró un nuevo sentido en un estilo de relación diferente entre hombres iguales reunidos en la asamblea de ciudadanos.

Estamos tan acostumbrados a comenzar cualquier narración histórica buscando los antecedentes griegos que raramente nos preguntamos por qué iniciar allí nuestra tradición cultural. Una de las respuestas más acep­tadas es que en Grecia se gestó un modo de organización social diferen­te: la polis. Éste fue un acontecimiento decisivo por muchos y diversos mo­tivos, entre los que se destaca el hecho de que en Atenas cambió el valor y la forma de compartir nuestra experiencia a través de la palabra.

10

En una república, una de las exigencias fundamentales del arte político, es tener un lúcido y potente dominio del lenguaje. En el ágora, centro de reu­nión o plaza pública, ya no hay una palabra indiscutible, un saber garanti­zado. Se establece el debate contradictorio, la discusión, la argumenta­ción. El hombre adquiere conciencia del «logos». Ese término griego, que proviene del verbo «legein», originariamente significaba hablar, decir, na­rrar, dar sentido, recoger o reunir. Entre la política y el logos se establece una relación estrecha, una trabazón recíproca.

n o cstzo Ouoe. ojea e c (Aovacaj^o

«Logos» se traduce habitualmente como razón, palabra, discurso, expre­sión, pensamiento, habla, verbo, inteligencia, concepto, etc. En cualquier caso, como afirma el Diccionario de Filosofía de J. Ferrater Mora (1912- 1991), el logos ha sido un vocablo central en la filosofía griega, y luego se incorporó a otros idiomas en expresiones como ‘lógica’ y en el final de tér­minos como filología, geología, y muchísimos otros, para designar estudioo conocimiento.

I I

Page 6: Epistememología Para Principiantes

f e f t l A & f o W f e L A Q g M |

I a polis griega estableció un modelo de ciudadanía basado en una demo­cracia directa en el que el debate reemplazó (a veces) a la espada Los < <>mbates fueron menos sangrientos pero no menos intensos y no todos podían participar de ellos: ni las mujeres, ni los niños, ni los esclavos, ni los extranjeros eran considerados ciudadanos. El inestable equilibrio entre guerra y política es expresado por el general prusiano Von Clausewitz (1780-1831) en el siglo XIX con una sentencia famosa. En el siglo XX, el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) realiza una célebre inversión:

La democracia instituyó la igualdad entre los ciudadanos en relación a sus posibilidades de participar en la vida pública, pero no pudo instituir la iden­tidad de aptitudes, ni abolir las pujas de poder. Platón, por ejemplo, inven­tó una peculiar concepción de la verdad porque quería diferenciar drásti­camente a su maestro (y con ello a sí mismo) de los demás. Utilizó todas las armas de la polémica para lograrlo y en gran medida lo consiguió (es bueno recordar que Potemos era el Dios de la guerra). Platón y sus segui­dores consiguieron desacreditar a sus adversarios de tal forma que los tér­minos «sofisma» y «sofista» tuvieron hasta hace muy poco tiempo una connotación totalmente peyorativa.

13

P E Í

El movimiento de democratización y divulgación tuvo consecuencias deci­sivas en el plano intelectual. La palabra entre iguales (Homoioi/isoi) ya no tiene garantías, no obliga, no puede exigir obediencia. Debe seducir, con­vencer, vencer. Y-los hombres deben adiestrarse en este nuevo arte dis­cursivo. Comienza así a desarrollarse una nueva habilidad, saber, técnica, y con ella una nueva profesión: el maestro de retórica o sofista.

Históricamente la retórica y la sofística, mediante el análisis que ambas lle­van a cabo de las formas del discurso como instrumento de victoria en las luchas en la asamblea y en el tribunal, abrieron el camino para la reflexión filosófica. Sin embargo, no todos los pensadores dieron una cálida recep­ción a esta nueva actividad. Entre los que le declararon abiertamente la guerra, Platón (427-348 a.C.), y su discípulo Aristóteles (384-322 a.C.) construyeron una imagen degradada de los sofistas (término cuya etimo­logía indica que eran «intelectuales que saben hablar»).

Page 7: Epistememología Para Principiantes

5 oCPATES>£SEL Ho >a&re- m a S SAe>\o

■QKAWLO]

¿ A o e A o < e R x J> e .(jK ,e E P íoS ? I\Vo HoTe^Go skrtoOU m; Poca [ \ >

C oM C iEM O Ar PESER^ SA&ÍpT l f S í ^ e £ * > < PcSi &LE_ . / /

Gi^E- E l. cmA coLo rKeKJTA, \ \O .0^R e_ p e a K . ENTONCES >

~Cü AJ^^O AFi|2rt\ OüE. S o y SAfi>iO?

3 ó ú f ^ S ^ S ° M * í E

Es famosa la anécdota que narra el dictamen del oráculo de Delfos cuan­do sostiene que Sócrates (470-399 a.C.) es el más sabio entre los atenien­se. Sorprendido al saberlo, el supuestamente humilde filósofo, manifestó: «Sólo sé que no sé nada». A partir de ese momento decidió consagrar su vida a comprender el porqué de las palabras del oráculo (considerado in­falible). Se impuso la tarea de interrogar a sus conciudadanos respecto de su saber y, a partir de sus respuestas, juzgó que éstos suponían saber aun cuando no era el caso.

La postura de Sócrates generalmente ha sido interpretada como de una suprema humildad. Sin embargo, cada vez más estudiosos se in­clinan por una lectura diametralmente opuesta y sostienen que su dis­curso deja traslucir una inmensa soberbia. Muchos hoy plantean que la famosa frase «Sólo sé que no sé nada» sugería claramente que: ...los demás ni siquiera saben eso.

CONSTE. USkBUwRÍA,?¿auE H*,CE£- OU OOtAPAtiOf - __ _ l E s r e . s e - \

\5 A 0 > ií3 <

Y M A P A 3ávBE-

¿ a o e <Si.o-ER.es, (1 0 4 TOt> PO& H A 5 ?

O T e l a R -T S -S ^ c Y"o E-t_ f oE-TA

Ejecor^Kj r 3 o OFtOO y e s o

Les H-vpe c k e r . M a .O E_Txneu^ , ‘ ASoM SA0 iCSEM■ ¡ fU) CMCS o re& S

He.PARE.Ct /rtE^AEUPi-EAjo EMUCiüWP, PA«A a o e . DE-SfiERTE.; L PEUSOAPA K RE.fRPCH& AC^DA OUO de: M<5 OoMC.op\p-\w5¿■UCEiAS. EL JVA f NTEHo. iSlCú.EX&DLOS Po T oI^K

Pa c t e s .

E L K B A H o J ) E ^ T E H / V )

Sócrates se dedicó a indagar a sus conciudadanos en la búsqueda de al­guno que fuera más sabio que él, para poner a prueba al oráculo. Exami­nó a los políticos y a los poetas, a los trabajadores manuales y a los mili- l;ires, confirmando una y otra vez el vaticinio del Oráculo (al menos según ■;u opinión y la de Platón). En cada conversación, Sócrates se convencía cada vez más que los demás creían saber algo, aun cuando no sabían, mientras que él estaba convencido de no saber.

¿Qué buscaba Sócrates con este «acoso intelectual»? Según su parecer, el Dios le había asignado la misión de sacudir la modorra de sus conciu­dadanos. Para ello debía pincharlos como si fuera una especie de tábano. En buena parte de la población de Atenas lo que despertaron estos inte­rrogatorios fue el odio hacia aquel que los estaba aguijoneando.

15

Page 8: Epistememología Para Principiantes

¿Buscaba algo Sócrates además de poner a prueba al Oráculo? A través de esas conversaciones (que Platón llamó diálogos), pretendía hallar la «¡dea», entendida como aquello que definía la naturaleza de la cosa en cuestión. Si aceptamos esta perspectiva, se impone inmediatamente otra pregunta: ¿no han acompañado las ideas al hombre desde que arribó a la condición de Homo Sapiens'? Y si así fuera, ¿qué quiere decir que Sócra­tes y su discípulo Platón inventaron o crearon las ideas?

\ 51 H W l \ £ J M § Vé_ J oSt ;G \ CSÍA>ST¡crt{• HAV' Ai-Gc.EM CkTI

r ' T o d o s L © Í a c t o s Jo S fo S ?Lo h¡SMo ocokKE T I

/ C o n ¿a & U M C .ZA , Y, ,

T oPa S ZAS pE.$ e l l e z \ y - p E - f o B J - r - 2

P K oP .E fá j?

CoHÓK] ? _____l V W

En la actualidad usamos el término «idea» de muy distintas formas equipa­rándolo con «noción», «concepto», «pensamiento», e incluso con «signifi­cado». La filosofía griega antigua lo utilizaba de un modo peculiar. Sócra­tes en sus diálogos (o más bien interrogatorios) buscaba encontrar lo que caracteriza a una determinada entidad, independientemente de las situa­ciones particulares. Quería hallar una respuesta universal y por lo tanto in­dependiente de las distintas situaciones particulares a las preguntas: ¿qué es la Valentía? ¿qué es la Justicia? ¿qué es el Bien? ¿qué es la Belleza?

16

cLA

l ;i búsqueda de Sócrates estaba guiada por la suposición de que hay una i iracterística definitoria, un único elemento común a la diversidad de ac- ins valientes, o justos, o buenos o bellos. Su tarea consistía en buscar una unidad real que se suponía que existía bajo la diversidad aparente. Sócra- iits y su descendencia filosófica han gestado una noción del concepto co­mo un universal que define o determina la naturaleza de una entidad, pro­ci ¡so o suceso.

m W '

Sócrates evaluaba el saber de los demás comparándolo con el suyo y con- ideraba que los otros sabían menos que él porque tenían un saber prácti­

co; lo que él valoraba, en cambio, era un conocimiento universal. Ese pro­ceso de abstracción y universalidad del saber tuvo como antecedente y modelo al pensamiento geométrico que Pitágoras (575-500 a.C. aprox.) y su escuela habían desarrollado con exquisitez. Los geómetras abstraen de las complejísimas formas del universo sensible sólo un conjunto muy redu­cido de ellas: algunas figuras regulares y simples como los triángulos, polí­gonos, círculos y elipses... Sócrates aplicó esa metodología a las cuestio­nes morales y Platón la extendió a todas las áreas del conocimiento.

17

Page 9: Epistememología Para Principiantes

j J u$ C A N P

¿ a o e G5 E L i C

PERO a ü £ p íC É 5 p e <30 «aÚ C h o ,c .® h e * r e . C o n t r a ,¡ L « s e M t M > 6 o S ?

z t z = ^ c = ^ z l 1 - - ^ = ^ .f Ho>\e-Ro Z.Í.O&K! A ENEA5 P IG E M P C G.o<E-E-K.A " O S l

[ j í í l S 3 0 “¿A. P U ^ A „1

^ A P,'5püE5U- A L o s E M E M . . ^

> e ..i> O K I y /A L lE - M t E .

í > d c o ^ o H u f E K lP o\ L ^ r r i Ar ---------------------- 1 1-----1-------------- ——

La c a b a l l e r í a O ^ C j a t e .1 PE ESE-fAO^O, P6.Ro LA

I MEANTE Ría D E ¿.OS GRiCófí, LO W->íE Cono lo <o\ ,\o

Y o 6-uERÍA áABER K . 5.0L0 ACEKCA DE. L°S VALIENTES P E ¿A UifAUTe KM I

K.HO T*,t\e»ew ACE.R.CV P E ToDO )G¿UE<tO PE C A T A T E S ¿<WAfRfc*W

„ L O j - t - E - P g .fc _ Q O > 4 T C ? __________ 3

i í o ^ t A jñ e .^ o Sa,&C-R, t í c ^ t Ttek*«.V Eisi CoMÓM ¿ o s < a o e ,-3ok/ C u e n t e s ,

, Topo T i Po PF- G o rtftA tt T a n to e n la I¿uE_efo, t)o a 5 FR.e^TE- A tAS eNjRrRr'EtK'DES?)A ^ r e m p = > 5 R e ^ o e n lo s A s u ^ rc *, - d

?C g>C«¿$ ^ _________ P ymm m^ g

e i r ¡■Afeo.- Co.-io s > j t i^ ^ RAPItJE Z.j v ioe . .S C tA r N ¿II

c t e x . t o c a r . ¿a c ít a « * , e k c l haoMa « - - » - =■r t j E L Oo.APi-'-W N.Pser, 7 E.s. QTRA^_ , _ — • a C AR ,'

ICoKo u capaces PE ReaL \2A ^f 7 k\ P o fA "t”: F=l-4 £> 14..Su a c /”>. — ¿A ^.r/v^vny ye kea¿\ 2<fe. /e ^ V o c o T iE H P o H achas C-osa,«,, ___ ,Tamto r e s p e c t o 4 o ,v o z , c¿>ho lA LA C A R R C R A X A T O D o L o P E M ¿S v——------ ----------—11— -------------

¿ ^ c k a x e ^ c^ o , “ Ke r m e s e s o OúE T ví

l l a m a r " e * , f ¡D E :e ^ T o 1 > 5 L C S

C A. SOS?

i .i obra de Platón inaugura una forma de pensar y de exponer el conoci­miento que constituye un notable monumento pedagógico. En su tratado político La República, que fue el primero de Occidente, expuso sus críticas ■ i la educación tradicional griega, es decir: al legado de Homero.

I ’latón dedicó una inmensa cantidad de páginas a criticar a los poetas. Desde nuestra perspectiva actual no es fácil ver qué relación podían tener los poetas con la política o con la educación. El inglés Eric Haveloc (1903- I988), uno de lo más reconocidos estudiosos de la antigüedad griega, ad­virtió que: «mientras la poesía ejerciera su reinado absoluto, se alzaba co­mo un obstáculo para el logro de una prosa eficaz».¿Quién era el principal interesado en el triunfo de la prosa sobre la poe­sía, de la geometría sobre la acción dramática? Precisamente Platón, el fundador de la Academia, el máximo exponente de una nueva actitud de conocimiento: la contemplación teórica.

\ . . . B oT ó A t rUrt. OWA MAVE £.*EfiA, , E5<QiO ' PA«A EUA VEWTfc R.EHER.OS, p iS fW .0 U HEKATOM6E fA tlA E L / DWÓ E faSTAU) A B o-U toA O tcffW ,

l d e . H C ^ o s a s M fc j i iw s , y e tn * t s t o i' i f o t frftA 0P1SE0 . E í. Vé HOCMü

\ E-Kií O • -. >»—- —

Page 10: Epistememología Para Principiantes

F iE S F * ? * & T ¡ C jíH W *L.K G s W M P M Q o 'H T e - ® ' C A ;

El sistema educativo que prevaleció en Grecia antes de la extensión del hábito de la escritura y la lectura (que nunca fue demasiado amplia en la Antigüedad) se basaba en la poesía homérica que era un compendio de la tradición oral. En aquel tiempo la actividad poética, lejos de ser un modo de expresión individual, era un compendio del saber social. Constituía la columna vertebral de la formación cultural y, por tanto, de la política, pues la educación tenía como objetivo central la formación de ciudadanos. Pla­tón combatió duramente ese sistema.

Los ataques platónicos iban dirigidos contra un procedimiento educado^ nal; más aun, se dirigían contra una manera de vivir. Platón desplegó to- do su saber retórico para oponerse a la mentalidad poética. Ésa era la ba­se de la enseñanza en la Grecia Arcaica, pues el saber no se impartía en instituciones especializadas: era parte de la vida cotidiana. Los encuentros comunitarios de alta pertenencia y profundamente conmovedores eran un modo de compartir el conocimiento. Por eso algo totalmente opuesto a la contemplación y el estilo argumental platónico, y constituían el principal obstáculo para al empleo del análisis distanciado y la clasificación en lar­gas secuencias causa-efecto que proponía el fundador de la Academia.

20

W oCort,pe.EHpo.T® Pc5 >-°5

J VERAS 6EUER.OS oS HAN ÍC omewzAüo P°R.4aof, vHAOEUT)o (SOamOC-S, S N COSAS PE -e<IER K A r» K\ . v V L^ i a

■i P

Sócrates le.£o»ie n t * p>aHüchaS ocasiones Pa<&C£.

Ningún héroe homérico salía de una situación difícil teorizando. El lengua­je de la poesía épica era el de la acción y nadie podía sustraerse a ella, cre­erse independiente ni asumir un rol presuntamente pasivo. En contraste, la concepción platónica del mundo, de la que es deudora la filosofía occiden­tal, privilegia la posición teórica, la mirada alejada, la universalidad. Quizá por eso Sócrates se haya negado a escribir: el maestro de Platón descon­fiaba de un saber separado de la persona viva en conversación con sus pa­res. Su enseñanza era un modo de problematizar que, si bien buscaba una definición, lo hacía siempre en el contexto vital que le daba sentido.

«Teóricos»: tal el nombre que recibían los hombres que miraban los jue- dos olímpicos, para ser diferenciados de los que participaban. Desde .n|uel tiempo y aquel escenario hasta la actualidad, la teoría ha implicado nlempre una actitud de distanciamiento, de menoscabo de la conexión .ilectiva y de privilegio de la lógica.

21

Page 11: Epistememología Para Principiantes

[ P¡veRMS AdoASI ?AfA tosaoE S e B m 3\« r - ) Ersi JY TAMfetóJ La s A, OWbì

S E EKPoITaAJe m ¿«¿ A é u A s ^ P r ;

Pm, Htexc.uTo.iA 5?tAHpAf> ES T»DA«/iA JPiVgg.Sft' V Òkn&AMTE... > -

' - t $ l i [ Ì l ^ E R ^ Ì ì MoSe<C Mo È5 I 5 E ^ e. Ó»¿\CO, 7

ETEftNO, ¡UvNnuW *«.« V m n o t / i L . r

fAeAUEW.Pfó SoSTuVO ¡¿lOE exiSTE üNKüAJiO, j RE-ALìDaD , W u T A 6 l£

: J P e Z ., aI ' ~ \ 0 ^ n j

A medida que se fue imponiendo el tipo de discurso teórico, el estilo fue transformándose: se pasó de un lenguaje de acciones (verbos) y cualida­des (adjetivos) propio de los poetas y los profetas a un tipo de discurso abstracto, centrado en los sustantivos que no admiten grados, ni tiempos. La retórica del teórico (generalmente negada como tal) es la de las afirma­ciones universales y eternas.

Ulises, el gran héroe homérico, era un artista

del disfraz, un creador de apariencias, un

ejemplo extraordinario de una razón astuta que

no temía la transformación ni

adoraba la estabilidad. El pensamiento de

Heráclito (544 - 480 a. C aprox.) conservaba aún esa vitalidad y potencia

aunque se deslizaba peligrosamente hacia el

lenguaje de la abstracción.

Parménides, que tuvo gran influencia sobre

Platón, concibió como única realidad a un

«Ser» (con mayúsculas), eterno e inmutable. Ante la evidente variabilidad ^

diversidad de la experiencia, Parménides de Elea (nació 540 a.C.

aprox.) y sus seguidores no tuvieron otra

posibilidad que la de escindir el universo en

dos: el mundo aparente y el mundo real.

A pa r íe n *

C W O

IM h \ü ( Á 6 iL \ p A p

E tE R N U P A D

Aunque de modos muy distintos, tanto Platón como Aristóteles admitieron In distinción parmenídea y fundaron, a partir de ella, una manera de pen- nar que separa radicalmente la sensibilidad y la inteligencia. Platón desva­lorizó la experiencia sensorial, despreció la transformación y la diversidad, y exaltó la actividad intelectual, las formas definidas y regulares, la estabi­lidad y la unidad. Aristóteles construyó una filosofía más matizada que hi­zo lugar a la sensibilidad en el proceso de conocimiento.A partir de esa operación conceptual de abstracción, purificación y separa­ción pudo nacer la idea de una Episteme, es decir de un conocimiento ga- mntizado, absoluto, verdadero, opuesto a otro que es mera Doxa (opinión).

insamiento filosófico se fue separando del mito y su multiplicidad bus-o una realidad única, subyacente, que diera cuenta de toda la expe-

,Ja, a la que considera sólo aparente. Primero Parménides y luego Pia­se escandalizaron ante la dificultad que representaban para el icimiento la inmensa diversidad y las múltiples transformaciones que

entramos en el mundo. Concibieron esa situación como absurda y sen-....m las bases de una lógica que Aristóteles terminaría de desarrollar yque llevaba a una concepción dicotòmica, a todos los niveles.

23

Page 12: Epistememología Para Principiantes

_ -l_l_ — I *

j> ^T 0'! 'í j fe Ib C t t íh ;

«... una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están unos hombres con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derre­dor las cabezas. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que bri­lla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un tabique cons­truido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos ha­blan y otros callan.(...) los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados»

—Platón, La República, VII, 514

V t X v i ' C\ :

l ’latón advierte a sus lectores que el camino es arduo. No promete una ilu­minación instantánea, pues habiendo salido también él de la oscuridad sa­be que la luz es siempre cegadora. Pero nos dice que ese camino de sa­crificios tiene la más valiosa recompensa: el acceso a la verdad.

i* — ~ . v m rm'• Mote PtftCfc (J.OE OW Hort&«£ \ CoAjUJoEKtoSA/AUTES VoL<iEft. ASEfc-ÜM ESOAtfo

I>E ¿A CAl/EfcAJA- Y TE htQ . £SA ÚM\CA FortMÁ© p w m * . * V i v i g e ________ ________ __________ _______________

fypM qt ¡M M & ¡ O T ^ ’

j ¿ a o e P a sa ría 5 ; omo v t <-&> esuavcz fo& eA l \qe.iz a v cy Fo(2.2APC A I-\í(2aM¿ALoZ ? ¿ H P P.EM5AS ¿Lóese.SentíRA-em

^r.'cuLT A tte, KAoE C o ^ P E R * .^ QOE. ¿AS OÍAS A 0£. veiA KO AtJ M aS ¿ W E ./A S A .O E5E .Í£H 0ESC C aJ^ A H C & A f--------------------------------

Page 13: Epistememología Para Principiantes

1^0 P feESTAi A T E M C ió M ,

FREWTE. A ESE Ptí>¡»STB.R»eS P t ¿ A L IC L E 3 , £ L F? I c S o R d UA A lie. H XS A O A ' p £ A f e 3 S a o E P A p E L

J S ¡« A fl.e A S E K T iH 'iE K T D P e _ ¿ c ¿ PfcE5CK\TES Y VK A AFÍ2haR_ QüfLXU. PiSco K.SO <3üJE- ¿ L .

3 0 S T lE t ^ E - E S £ ¿ . I> S ¿ 0 R .SO A l t . . C.O^.^E¿StoNS&- A ¿o E je a L . r -

Muchos autores presentan el nacimiento de la filosofía como una libera­ción o un claro signo de progreso que va desde la superstición y el mito hasta la razón y la episteme (conocimiento verdadero y garantizadle). Pla­tón fue el padre de esa idea y su caverna es, paradójicamente, el mito fun­dacional y el lugar de captura donde quedamos atrapados creyendo que buscamos la libertad. Según su enseñanza sólo los filósofos, que siguen el camino del conocimiento y logran el acceso a la verdadera realidad, al saber y a la luz, son quienes deben gobernar.

A ESTE. CALiOES No le i W Efc&S* L& iM ¡ Ma e s t r o , ¿ ó t o r -------- :--------- - — -**— 1—-a a i —• __J

En tiempos de Platón no existía distinción alguna entre filosofía y ciencia/ A nivel del conocimiento sólo una división tenia sentido: la que distinguía entre episteme (conocimiento verdadero) y doxa (opinión). Sócrates fue uno de los que iniciaron el proceso para establecer esta distinción, pero se negó a escribir y a establecer doctrina manteniéndose siempre en el cam­po de la interrogación. Platón, en cambio, estableció un dogma, sostuvo que era posible arribar a un saber definitivo, seguro, absoluto: inventó la Verdad en la filosofía. Francois Chátelet, (1925-1985), filósofo e historia­dor de la filosofía francés, puso de relieve la importancia del recurso a la «verdad» como modo de garantizar el sometimiento de los interlocutores.

26

m w - — -------- -— -___m e . P a r e c e .< 1 o e . p ¿ a T ¿ m

2 § 5 ÍTL pS d | e W £ S P M * o UW5>— -------------- "I ■!— T------

I n la Antigua Grecia era inconcebible una separación entre el conocimien­to y la política. Platón sostenía que el gobierno debía estar a cargo de los filósofos, precisamente por su saber. La palabra «verdad» existía desde mucho antes de que naciera el fundador de la Academia, pero no con el sig- i iillcado y la importancia que adoptó en su filosofía. A partir de las enseñan­zas platónicas y de los aportes y modifica­ciones de su discípulo Aristóteles ladistinción entre episteme y doxa se estableció firmemente en la cultu- iii Occidental.

Los Sofistas fueron bastante más humildes en sus pretensiones (tal vez a oso se deba, en parte, su derrota). No eran aristócratas y su labor como maestros debía ser recompensada económicamente. Sus reflexiones siempre estaban abiertas a nuevas posibilidades y su objetivo era explíci­tamente el de seducir, convencer, o ganarle a los adversarios. Tampoco pretendían tener un acceso privilegiado a la realidad, ni pensaban que la verdad pudiera tener dueño; su saber estaba al alcance de todos quienes quisieran cultivarlo (y pudieran pagarlo).

Page 14: Epistememología Para Principiantes

Para Platón el conocimiento verdadero sólo se logra a través de un proce­dimiento que denominó anamnesis: el recuerdo. Según esa concepción nuestro mundo sensible es una mera copia, una versión degradada, borro­sa (como las figuras de sombra de la caverna) del mundo de las Ideas. An­tes de nacer, el alma habita en el mundo ideal pero al venir a este mundo olvida lo que sabía. Por lo tanto, para conocer es preciso recordar, a tra­vés de la contemplación intelectual, lo que el alma conoció en el mundo de las Ideas.

La idea de un acceso privilegiado a la realidad sólo puede sostenerse una vez que se ha aceptado la distinción radical entre realidad y apariencia. La discriminación se fue estableciendo a partir del reconocimiento de las con­tradicciones en el proceso de conocer, conjuntamente con la suposición de que había algún método para acceder directamente a la realidad. Nuestro mundo de experiencia, el mundo que percibimos a través de los sentidos era para Platón mera apariencia, una versión degradada y fallida del ver­dadero mundo: el mundo de las Ideas.

; \ ¿ c5no f^ is cT ^D i(2 A ' ~ T í D£ lK S oS ífc& U j

■ i jpE ./A 'fcoJfez, a® 05C m tkD ,' k ¿A Z A S ftlH S ?

L 6 $ e Kue.vA U ■f.kl 0W&, f<¡í?HAt 'TX(* ¡KifDECüAJVV P°c? fe.ou> Y eéjbomte

S: Son ASTROS peRftCxoSf ,

> SDel inmenso legado de la Antigüedad griega, la cultura rena­centista y luego la moderna absorbieron dos concepciones muy diferentes: la platónica y la aristotélica. Hasta el día de hoy, aunque de modo diferente, ambas concepciones tienen una fuerte presencia en nuestras vidas. El legado de Platón destaca la importancia de las matemáticas y sus seguidores buscan, ante todo y sobre todo, encontrar un modelo matemá­tico satisfactorio para comprender los fenómenos. Los aristoté­licos, en cambio, pretenden dar explicaciones causales y no se conforman sólo con modelos abstractos: buscan mecanismos productivos.

La diferencia entre las dos con­cepciones radica en que la pers­pectiva aristotélica reconoce y valora la observación y la experimen­tación. No en vano Aristóteles era el hijo de un médico cuyo arte no puede reducirse jamás a la contemplación y la abstracción matemá­tica. A pesar de las grandes diferencias entre los sistemas ambos coinciden en que la ciencia es un saber de lo universal, lo inmutable, lo eterno y necesario. Si consideramos sus concepciones cosmológi­cas, de la que derivan nuestras teorías actuales, veremos que ambos se inspiraron, aunque con estilos diferentes, en consideraciones geo­métricas y de armonía debidas a la influencia pitagórica.

29

Page 15: Epistememología Para Principiantes

'y ^ L % i> g |M WTan acostumbrados estamos a tener problemas que raramente pensamos qué es un problema o por qué tal o cual cosa resulta problemática. Los chi­nos no consideraban que las estrellas tenían que moverse de una mane­ra determinada o que existieran formas más perfectas que otras y por lo tanto nunca creyeron que la forma de moverse que tenían los planetas era problemática. Platón, en cambio, guiado por su noción de perfección, y ba­jo el influjo de la geometría y de su especial atracción por la simetría, con­sideró absurdo que los planetas (en griego significa «astro errante») no se movieran en conjunto con los otros astros siguiendo órbitas circulares. A partir de esta disonancia entre su experiencia y su expectativa nació su problema y con él la astronomía como la conocemos.

E x f ü a o E £ 5 t 4 o S s e & ^ O Í o M

0 T , ¿ ; Z a M $ 0 n , MPVÍMi EKiToS

La demanda de Platón fue satisfecha por Eudoxo (408-355 a.C.) quien propuso un modelo matemático que en principio podía «salvar las apariencias». Su esquema permitía dar cuenta de las observaciones que mostraban el avance y retroceso de los planetas, como si estuvieran producidos por una combinación de movimientos circulares.

1

H ¡ H o9 e ¿¿> Sa l v a b a ' Za s -

I o único que Platón quería, y lo que Eudoxo le dio, era un modelo intelec- lnal que permitiera incluir las observaciones planetarias en un esquema limerai basado solamente en el movimiento circular. La expectativa plató­nica se satisfizo plenamente con la construcción matemática, pero no su- 1 odió lo mismo con las aspiraciones de Aristóteles. Éste no se conformó 1 011 un esqueleto parcial ni con la posibilidad de «salvar las apariencias» da forma verosímil: él deseaba (y lo construyó) un modelo cosmológico que explicara causalmente el funcionamiento del universo.

I udoxo no buscaba (y por tanto no encontró) explicaciones físicas de su modelo de esferas. No estaba interesado en su realidad física sino en la co- hnrencia matemática. Sus conglomerados de esferas no eran más que fór­mulas geométricas, meros expedientes de cómputo. Fueron Aristóteles y luego Ptolomeo (85-165 d.C. aprox.) quienes se hicieron cargo de buscar las explicaciones causales y construir un sistema astronómico funcional.

31

Page 16: Epistememología Para Principiantes

[ ' P A C ^ A íi5 T o 'T e ¿ _ H S D M A f'C iE M O A T "ü M 1 >a íA £ N T A L . O .UE. f t j & m g A v- ExPR-esAR. Lk esekící*c ■peLc* - r e a l m¡s4ESTRUCTURA ?^O Tük 1<5A. Njo EÍ2A-MÍ5 r <SivJE.^UUAGiEMaA AÍiSTÉACTA, aue-pAfU, j j / a F Í S íca, E É A MAS 4.0 E UM AüXtZoAR^.T

¿ \ X^'S T^TeZ'C AAristóteles trabajó afanosamente para construir una visión de conjunto que no fuera sólo un esquema verosímil en el que ubicar las observaciones si­no también que permitiera comprender y explicar las causas de su funcio­namiento. Para hacerlo tuvo en cuenta tanto los aspectos lógicos como los físicos, sin olvidarse de los estéticos. Su cosmovisión, además de estar construida a partir de argumentos empíricos sólidos que la sostuvieron alo largo de varios siglos, ha sido central en el armazón intelectual de la cul­tura occidental y es de una belleza cautivante. Esa cosmovisión fue des­preciada por los positivistas modernos y recién comenzó a ser revaloriza- da hacia mediados del siglo XX gracias a la labor de nuevas corrientes de investigación histórica, entre cuyos trabajos se destacan los del historiador francés Alexandre Koyré (1892-1964) y del norteamericano Tomás Kuhn (1922-1996).

O . ÓMiCo CoMoGMtEMTO C e r t e r o es e l c o ^ o c M iÉ m ^ P ^ M A ^ ^ C ^ S P B T O ^ K u N P o S o W 'P d D E H C S t E > , ¿

^ o p e L c b m S T R u f lE

W o eSTof pe A a ^ D o ^^E S P < 6 ¡S ¿ £ - O&TEUER ÓH

CERTERO > 7 p E ¿AS (La,u$A& Poic rtEPiC

' PE LA EXPeRíEnícwV y ' h t ó F ¿ - E _ x ; c ^ L d & r c A j_

Platón consideraba que un número infinito de teorías podía explicar cual­quier observación y que a partir de estudios empíricos nunca podríamos determinar exactamente cuál de ellas era la verdadera. Su postura funda una concepción instrumentalista del conocimiento: las teorías son herra­mientas útiles, no descripciones de la verdadera realidad.

32

/ l a u í5t<>?.>a h © S '» m x e=- -1 V A e u u u e A . K e C T Á P É -

Adela n t c . j

i historia que nos han enseñado sigue una cronología lineal. Sin embar- . hombres de distintos lugares o culturas (a veces aun cuando com­

an el mismo territorio) tienen problemáticas distintas y ritmos diferen- A pesar de ello, en la escuela y muchas veces también en la

versidad se sigue enseñando y pensando linealmente.

I n la segunda mitad del siglo XX empezaron a alzarse múltiples voces contra esta versión lineal de la historia que se autoproclama universal pe­ro está construida exclusivamente desde la perspectiva europea. Hecha «sta advertencia, podemos saltar en el espacio tiempo desde la polis grie­ga hasta la ciudad imperial de Alejandría.

33

Page 17: Epistememología Para Principiantes

?<>£>$ AL Itffe fis oLa gran gesta de Alejandro Magno (353-323 a.C.), que fue educado por Aristóteles, cambió radicalmente el contexto político de la Antigüedad grie­ga. Atenas, ciudad-estado (polis) relativamente independiente, quedó ba­jo la tutela imperial. Como las ideas nunca han existido en el vacío sino en el contexto de un modo de vida, una sensibilidad, un tipo de instituciones y prácticas, esa transformación afectó tanto las formas de conocer como la valoración del conocimiento. El hombre griego pasó de ser partícipe de una asamblea de ciudadanos iguales a ser súbdito de un inmenso impe­rio, lo que trajo aparejado un cambio muy importante en los temas privile­giados, en las metodologías y en los estilos de conocimiento.

En nuestro sistema educativo, fruto de un estilo moderno de especializa- ción en disciplinas separadas, aún hoy se dicta la historia de las ideas to­talmente divorciada de la historia política e incluso se la considera un área independiente de la historia de las ciencias. En nuestro itinerario a saltos en el tiempo veremos hasta qué niveljpfsubyacentes todas las historias se entrelazan y retroalimentan. ™

34

j J)e-L Ai- f\T°I I período de la cultura griega liderado por la polis ateniense es conocido i mi ol nombre de «cultura helénica». Con el triunfo de Alejandro Magno <nn el 323 a.C.) el centro cultural se desplazó a la ciudad de Alejandría y un inició el «período helenístico» que llegó aproximadamente hasta el s¡-

Slo II d.C. El museo y la biblioteca fueron las instituciones características | ose período. Su forma de producción de saber era muy diferente a la

do la Academia platónica y el Liceo aristotélico que se basaban en la reu­nión del maestro en conversación abierta con sus discípulos.Allrod North Whitehead (1861 -1947), matemático y filósofo inglés que in­vestigó sobre los distintos estilos del conocimiento, planteó que el filóso- lii ateniense cedió el paso al erudito y al experto de cultura helenística i|iii) tendía hacia la especialización y, al mismo tiempo, el ciudadano de­pila súbdito.

Para LeS E^oX>.To<>,L<6T*rtA6 PE Mü«ÍOKr*>ifHCA.5U.£ADe5 REGiONEJ) á,\5UV*£> E KÍTRE S', TÁto CukL.I 3EPARAM, V EL C^SCieUTE $£. CX

AUTE- IK ESPECüiXaóW <3LoE. <SUEt?£- C.OHECTAR. ¿a ffcoPi* ¿OHK0 0 * 0 - .M rE tA T o S ¿a I t So VRCtSC."

11 cambio institucional implicó un cambio de-figuras y modos de ejercer el «nber. El filósofo interesado por múltiples cuestiones y creador de siste­mas ya no es el faro del conocimiento. Al menos, no es el único. Junto a él, y muchas veces por delante de él, aparece el erudito o experto. En re­lación a la preocupación por el conocimiento, esta época se caracterizó i x x el abandono de las preguntas más generales y por la expansión del •Bcepticismo, forma filosófica formulada por Pirrón de Elis (365-275 a.C.), uno de los máximos exponentes de esta corriente.

Page 18: Epistememología Para Principiantes

Luego de varios siglos de elaboración de distintos sistemas cosmológicos que van de los pitagóricos hasta Aristóteles, se hace cada vez más eviden­te la dificultad (sino la imposibilidad) de llegar a una verdad absoluta e in­conmovible respecto a los fenómenos naturales. La falta de garantías del saber lleva a Pirrón a desplazar el eje de atención de la cosmología al pro­blema del conocimiento. El término «escepticismo» deriva de sképtomai: «miro alrededor», «indago» y ésa es la propuesta de esta corriente: exa­minar las posibilidades y límites, las formas y el valor del conocimiento.

Las diferencias entre Protágoras (485-410 a.C.) y Pirrón son enormes. El primero vivió durante el Siglo de Pericles, la época de Oro de la Grecia An­tigua, enseñó y fue estimado (y odiado) por ello. Su concepción de la po­sibilidad de conocer se caracteriza por un escepticismo débil que, ertfre otras virtudes, abrió la puerta a la comprensión de las relaciones entre co­nocimiento y lenguaje. La vida en la polis, la participación en la Asamblea y el ejercicio de la ciudadanía hacían prácticamente imposible el surgi­miento de un escepticismo como el de Pirrón, que lo llevó a retirarse de la sociedad. Este aislamiento es más fácil que se produzca en un súbdito im­perial que elige una actitud individualista extrema que en un ciudadano cu­ya vida, y por lo tanto el conocimiento, sólo tiene sentido en la relación con los otros.

36

Si encasillamos a Protágoras y Pirrón en la categoría escépticos sin hacer distinciones entre ellos, estamos condenándonos a ver un mundo sin ma­ncos ni sutileza.

El «escepticismo extremo» niega toda posibilidad de conocimiento, y es por lo general una postura estéril, ya que nos conduce al silencio, a la in- ncción y al ostracismo. El «dogmatismo sin fisuras» afirma que el ser hu­mano puede conocer con absoluta certeza y suele conducir a la intransi­gencia y al despotismo. Cuando el dogmático une la afirmación de lo propio con la negación de lo ajeno, suele pasar de la afirmación al fanatis­mo. Todo creador de doctrina, todo teórico o pensador productivo es simul­táneamente un escéptico y un dogmático débil (en distintas proporciones): llene que dudar de lo establecido para proponer otra mirada y tiene que •firmar algo nuevo para poder producirla.

Page 19: Epistememología Para Principiantes

pAp, E Z ^ Ó Ó H , O I T oRa

El pensamiento que divide tajantemente al mundo en polaridades absolu­tas separadas y opuestas tiende a construir un espacio conceptual en blanco y negro. De este modo entenderemos a los especialistas eruditos como totalmente faltos de imaginación y creatividad o incapaces de salir­se de los casilleros profesionales. Sin embargo, importa distinguir las ten­dencias generales o las características comunes de una época, sin caer en el absurdo de suponer que se aplican sin más a cada una de las per­sonas en un momento dado. Entre los eruditos famosos de la cultura he­lenística están nada menos que Arquímedes (287-212 a.C.) uno de los fi­lósofos de la naturaleza e inventores más importantes de la historia occidental, y Euclides (vivió hacia el 300 a.C.), autor de los “Elementos de Geometría" y gran sistematizador de los conocimientos geométricos de los griegos. Si bien este último no aportó muchos hallazgos matemáticos nue­vos en su obra, fue absolutamente original en la forma de organizados y

El ámbito de la polis, del debate pluralista, de la igualdad ciudadana, es particularmente adecuado para el desarrollo de un escepticismo débil y creativo. Bajo un régimen imperial, la producción del conocimiento ya no es incumbencia de todos los ciudadanos sino que se ha especializado, es- colarizado y refugiado en la erudición, haciéndose más proclive a la orto­doxia que a la creatividad. Las diferentes facetas y aspectos de la activi­dad cognitiva nos muestran que la erudiqjjfn es necesaria para toda actividad creativa y que la creatividad también» acompaña y potencia a la erudición. ■•»w,

38

El hopfip A^rdtELtií) se ScSCo ve IW 2000 AfíoS SoL? poR.¿A f

A ü foR ;M > OjuE X s X f a So C í£ A j» R . . \I I - I*«!«

SEWTE LoC\, 3i HoetE-KAKl ¿XiPC j HíS ES tR ífo '} C_oHoceJw3 L°$ EXE'^SJre^ j m unEiMrc^ a u tP K o p o ie fAKA a v a ia ^ u i id e a 'DE.&O&IaTíE.&JíA [MHO'/vL e l V b l.

M i k L í pe- 1*5

¡ r -JnCase ' ' ' I I m I \unENS* EXlEMSáC&J,leruna ^ 1(completamente LoC.<ca S;kí ttfOARécpírica (algo a lo EL NuciEo PftnMfc»•ocl,ve Platón). » « t U A o W f Kexplicar las eí^C íPA- P» R,mecanismos de (A^ST&TetES RC-Si P6.’menos que íg /0 aue sa©T4, expresarses lo inclinaban ^ v'lla investigación ¡ 'c ^ M s a ü e M T e riuc«^s ir jamás la J, Fc.Rvcep<y©>je?> íwhepíatAí

i p e L . ü + iW t K ^ o S jw js . í& í - E . . .

Anstóteles fue el pensador que logró imponer ni sistema geocéntrico mayoritariamente (ceptado por todas las elites cultas

i Ni Antigüedad y de la Edad Media i idental. La versión más popular i la historia, difundida por los sltivistas, sostiene que su ilelo se impuso únicamente su autoridad y que su

r.idor no podía esgrimir ; que argumentos

stractos y metafísicos i favor.

uno bien mostraron Alexandre >yré y Tomás Kuhn, entre uchos otros historiadores del Jo XX, Aristóteles nunca se iracterizó por mantener una ipeculación apartada completamente la investigación empírica (algo a lo

|ue fue mucho más proclive Platón). :staba interesado en explicar las

causas y conocer los mecanismos de producción de los fenómenos que

f ostudiaba. Esos intereses lo inclinaban hacia la indagación y la investigación empírica sin despreciar jamás la lógica y la deducción.

Page 20: Epistememología Para Principiantes

<4Sf .ES V W CoiMC«t>E- GjOM ^ r muestras oSSEKWa©«^’

P E A tú H K V PEL S flL < M S E - V fM aP X O O R E S f ' P E . U SoH8RXpE-&<b

, E C U fS E S < 3 .06 - \ S i E t l f í - C . ES <2ofcJ4— .1

Mr la esfe^A:^p E S /A F id o £ f v > ' rUS PERfeCT* Y PoK. Lo T a W o LK CiJE. L£ C o ^ E S P ^ H . A ¿-OS

p . . . V tsJO P¿*J-JA^CotAo SE VE(?iA

/<l)K)Qoe ¿B a A ¿ éOM.\C, VgfEC.

8>;¿AT.eK.<2jfv 'y-TuSRA fZAMA /

J U \ T f e . R j \ ^ e S T & f ^ X £ -

£ H t L C e > V D V ? J )g

A la mayoría de los antiguos (y aún hoy a la mayoría de las personas no alfabetizadas o pertenecientes a culturas diferentes de la nuestra) la idea de una Tierra girando le parecía demasiado extraña y sin ningún funda­mento en la experiencia. Hoy como ayer, el movimiento de la Tierra es im­perceptible. Para creer en él es preciso que nos convenzan... y la tarea no es en absoluto sencilla.

Colón no fue el primero en proponer ni en demostrar la esfericidad de la Tierra. Ya en la época de Aristóteles se pensaba que la tierra era redonda y esta teoría se mantuvo firme entre los eruditos a lo largo del tiempo. No sólo los astros se ven circulares sino que Aristóteles observó que la som­bra de los eclipses era curva y dedujo que debían ser esféricos y no pla­nos pues en ese caso al menos algunos eclipses tendrían que producir una sombra lineal.

40

¿ C Ó M O pdpfc(A ¿ A T . e m P e S P íA Z A ÍlS E V K oTa .R. S rü

áwe tLKoiAHxtKao A W é Ve-NiOESTfccS p ¡e V E L \A m r© e n Ma estr o CoeMO?

J S iíA T .& m aT R J Í-rtE ^A , NO 3»BER.UHcS A * r \ j j g m f Va«. PASAR. L o s PM1ARjC&T o p o s E N E L K iS M O 5EKW 10O ( . ((© ESTt - ESTE) VAA06. J f e í i í

f4 ;^ ü M O ?at96_ U H W L>ti fhI J>¿S.f¿XZ*.R5£. GdM OWAr- fcAPipEZ. W'5\cfv efí^

CE^CAWA X ZAPe.m (2oT<vCío k ) -Te. PAQUEA?

i M i í i % n 5 ^

en los tiempos de Aristóteles los filósofos sabían que la tierra era mu- i lio más grande que los territorios conocidos, pero recién con Eratóstenes (276 -194 a. C.) se obtuvo un cálculo bastante exacto de su tamaño.

Un objeto del tamaño de la tierra tiene que atravesar girando una distan­cia inmensa en menos de 24 horas, para lo que es preciso una velocidad altísima Si se puede sentir el efecto del viento al correr o cabalgar... ¡cuán­to más habría de sentirse la velocidad de la tierra surcando el espacio co­mo un bólido! Estos son apenas algunos de los argumentos en contra del movimiento de la tierra que planteaban los portavoces de la concepción de una tierra inmóvil que era la hipótesis observacionalmente mejor funda­mentada, la más simple y la más racional en su tiempo.

41

Page 21: Epistememología Para Principiantes

¡ v ^ S (M < to iA t¡p < D |

_p£ ¿A -pERKV f«R>L^ J

a) El argumento del paralaje: SI b) El argumento de la torre: Si se la Tierra se moviera debería arroja un objeto desde lo alto de observarse el «paralaje este- una torre, mientras éste cae, si la lar», que es el desplazamiento tierra estuviera en movimiento aparente de un objeto cuando tendría que haberse desplazado se lo observa desde dos posi- muchos metros. No obstante el dones distintas. objeto no cae lejos del pie de la to­

rre, sino justo allí. Esto muestra que la tierra no se ha movido^

42

PA(U Cot\P(lENÍ>Ef e i- FoKGÁOMísí-V'eMtO Peí Cxsncs no a lcam Z4 Co*j 01) M odelo m T tH A 'nco i

Parménides había escindido el mundo en Aparente y Real, siendo el pri­mero imperfecto, cambiante, diverso (el que todos conocemos) y el segun- (lo inmóvil, eterno y perfecto. Platón exigió que las observaciones del mo­vimiento de las estrellas y planetas fueran explicadas sólo con movimientos circulares perfectos. Eudoxo (390-338 a.C) fue el primero en lograr un modelo que satisficiera esta exigencia. Sin embargo, Aristóteles no quedó satisfecho con el modelo propuesto por Eudoxo pues le parecía una solución abstracta.

£L C?5^¡°6I .i cosmología aristotélica se edificó sobre los cimientos elaborados por los pitagóricos, Parménides y Platón. De los primeros tomó la noción de nrmonía, a la que se le sumó la concepción de Parménides sobre la per- locción de la esfera y el pensamiento platónico que privilegiaba el movi­miento circular. Aristóteles respetó algunos elementos de sus predeceso­res y otros los cambió totalmente, de modo tal que podemos pensar que liie a la vez conservador y revolucionario o, mejor aun, podemos abando­nar estas polaridades extremas incapaces de hacer inteligibles procesos i oinplejos con múltiples facetas.

Page 22: Epistememología Para Principiantes

« I E$. EU EL HoOEU) At&dXUiCo1>S P '.tóeC tiO M E S JXL £ S e *C ÍG F ~

¡I MO Son GpMl/£MC4QAjA/£$ l

) p l n t x ' i g . e n r o ? q e 3)e S e fc. h k x ü <z a l o v c & - _____

) ASCae^3>e akro cA o A ’E A T e . J r —r ------— ~r ~ - —. - p ^ r r r z q i r ~ - - — \ <-; yíb¿. ^oc/¡m >'e h

Pe_j> a^ c a e r . okaTpve-p t a ^('S íHPLEMESVTE U S o L T ^ K O ^ .^ C A M ftio T - " ^ — ^ * —'-----*

P A R * lA K TM U LA . H G ^ Z o m A L H E K T E - ^ Z s S k ^ ^ ’ '. H E C E S iT -A K O ^ 7 ---------- ^ ' . ■

jA A C E . iZ .o s j ~ 5 ' j € M k A ' E r o r ' f f v ' • ’ ^ S f b E ^ e o w ^ ^ w \ •

cü/Soo k ¿ma* ¡O^m e t^ jh p 4 |M t# jw > ¿a/La concepción del cosmos aristotélico dividió al universo en dos: Universo Sublunar y Supralunar. Esta distinción le permitió dar cuenta del cambio y la transformación y, al mismo tiempo, explicar el comportamiento regular e inmutable que para los griegos debían tener los astros. Para comprender los fenómenos del movimiento Aristóteles estudió primero el problema ge­neral a nivel terrestre, y luego utilizó los resultados obtenidos para sacar conclusiones acerca de los cielos.

I h explicación física del movimiento le permitió a Aristóteles construir una Imagen del mundo, donde cada parte mantenía una relación orgánica con I«r demás. Partiendo de la ¡dea (aceptada en su época) de un universo es­férico, consideró que si las sustancias graves (pesadas) como la Tierra tien­den a caer, se ubicarán naturalmente en el centro de la esfera (en este ca­no el «centro» define el «abajo»). Y es por ello que la Tierra ocupa ese lugar nn el modelo geocéntrico.

l'&OE Cü&> ES ESTE KODE¿0 tCAPiE. PoEPE <2aE£S£ Vr.Ur TíERRAr A ükM ü fL E S ré p £ ¿ . c m - i LAVO, ?üE5 Á6AÍ0 £5 7 SIEMfiíjE. ÍA‘Tifcg.^4.-

Aristóteles planteaba que hay muchas propiedades de las cosas que no se pueden comprender en términos geométricos o numéricos, ya que los cambios que podían ser expresados numéricamente eran sólo unos pocos frente a todos los tipos posibles. «¿Cómo puede darse una expli­cación completa del crecimiento y maduración de una manzana sola­mente en términos de números y formas?», preguntaba con lucidez a sus opositores. Para explicar el cambio en general y el desplazamiento (concebidp como un tipo de cambio) utilizó una analogía con la biología, que lo llevó a concebir dos tipos de cambio fundamentales: el “natural” y el “forzado”.

44

De esta manera elegante y económica, Aristóteles podía explicar pérfec- Imnente por qué los habitantes del otro lado de la esfera no se caían, ya • lúe en ese universo la Tierra central está ubicada abajo y cuando estamos «n su superficie no habría hacia dónde caer.

Page 23: Epistememología Para Principiantes

u**:* finm.

EN EL I1APA PoEpeü o&5Em£$& rt&PÁ'EXAKck H PAPAí-ELcS , ASÍ CoHo EL tRÓEH'oSo Ke'TfcDo De. fj^o'tfecaái fb*Ji fTOtorifeC PAíK TrtANSFEÍUfc.’ ¿A ñSfB-KA AL fcx^O J

Aunque no ha llegado a nosotros ninguno de sus mapas, sin embargo, la famosa Geografía (aprox150 d.C.) de Ptolomeo (85-165 d.C.) nos ha lega­do una información fundamental para reconstruir posteriormente todos los lugares conocidos en aquel tiempo y trazar los mapas utilizando sus re­glas. Su obra demarcó tanto el apogeo de la cartografía antigua como el final del gran impulso investigador de los alejandrinos en ese campo.

L \ U k

Ptolomeo ha sido uno de esos extraordinarios estudiosos de Alejandría, donde, si bien el saber tendía hacia la especialización, nunca llegó a pen­sarse en disciplinas separadas o independientes entre sí, ni a separar la ciencia de la filosofía (como lo hacemos hoy). Ptolomeo es un buen ejem­plo de la amplitud de ese saber que si bien era más especializado que en tiempos de Aristóteles, lo era muy poco si lo comparamos con el actual. Además de la geografía, se ocupó extensamente de temas astrológicos y astronómicos (que tampoco se consideraban independientes), fue un gran matemático e inventor de instrumentos. Su cosmología es considerada la base a partir de la Cual se estructuraron las creencias cosmológicas en la Europa medieval después del siglo XII.

46

L o S A fcA S E S HA.U S íD o L<6 M A je S T M

’»"ejDuCÁjtoK.es p£¿ ¿aT»mo

ARCHIVOS v

Los árabes no se limitaron a resguardar el legado griego —que ya en su origen recibió múltiples influencias orientales—: lo enriquecieron de muy diversas maneras, particularmente en todo ló que hace al desarrollo de la . u itmética y del estilo cuantificador. Comentaron y tradujeron a los grandes maestros clásicos y presentaron investigaciones completamente diferen- Ins del saber griego, como el cálculo con numeración decimal, la trigono­

metría y una multitud de procedimientos algebraicos.

He S o b a j o t w s r n b v k v ox 'K g S ó L o Y . 5 - ,K f IE H e NiTE , TAL

£ Ha, P íO t o K o y A: HEWJfc» \ l \ ---------- '

Para comprender el nacimiento de la ciencia moderna es imprescindible mconocer el aporte árabe también en relación al modelo experimental: aportaron Instrumentos de todo tipo, metodologías y miberes desconocidos en Occidente.Sin ellos, la ciencia como la conocemos hoy sería impensable. A pesar de esto, hasta hace unas décadas la historia oficial de la ciencia solía obviar sus aportes o limitar su contribución al cuidado de la herencia griega y a su traducción.

Page 24: Epistememología Para Principiantes

\ N u e s t ra CoLXoiA SEHfttE- I h \ r*M «s<H po c - í c r t í í I |T ¡W €.R AR .ío$ o¿v¡PAEC HASTA <Xot' ?oMtp S e - j C R O ^W ¿PS OArtiWoS. VI S E E ^ O O E C E W (fiü fTO A H E U T E — (

f i t í f c R tc f ■ eoMWJo iO C C I P fc U %

p.fc <s# £'

ne»¡tíii»jR»w6o

M fER .iO £,°Ha *A° ])e o C C vP e iv itE ^ /A ^T ^ K ^ S ^ o ^ P A -

Antes de proseguir el camino que lleva de los árabes al Renacimiento ita­liano, a través de Al-Andaluz y de la España cristiana, es necesario volver hacia atrás para poder conocer otra de las rutas que confluyeron para la construcción de la cultura occidental: la del Imperio Romano de Occiden­te y la cultura cristiana. Este camino de la historia ha sido (y aún es) mu­cho más reconocido y valorado por las historias oficiales.

5TR.C6 rwr££est$ SoM Jp K A 'e n o q j. fS W i p U A ü c n k V e & Q c ü i w / /A CúNSTRutriO^ pee ¡nfftfcio S5\\\\W'

ÍA fg g ü A r ta S B L A^TE

S T ¿ v5 ¿ESTíc.'JeS ¿5 ga£> V Las 1Vx Ü kG c KAnI C¿>K I x C o ^ f A - i

HoPEeenos o l \}\va^ Ia S ^ ü K £ $ f o ^ p ^ e ^ T A L . f x ~ -

La mayoría de los autores coincide en concebir los inicios del Imperio Ro­mano en el reinado de Augusto (63 a.C. al 14. d.C.). En el año 168 a.C. la conquista de Macedonia puso a los romanos en contacto inmediato con Grecia y provocó un rápido incremento en sus relaciones con la cultura he­lénica. Los conservadores, como Catón (243-149 a.C.), se dieron cuenta de los peligros que podía entrañar la llegada de la cultura griega, con su estilo polémico, en la disciplinada sociedad romana y opusieron una dura resistencia. A pesar de esa resistencia y de que en pocas décadas la pe­netración del saber griego fue inmensa, sería erróneo considerar que Gre­cia hubiera logrado efectivamente imponer a Roma su cultura.

¿AS C ju e .S t . 'o n i¿ P ^ A c n c A S SoM ir \ f t t f . rA N f lE S , ? t k o ( _ _ _> Q c ^ í\fL k O Ó t i f« T E ¿ E C IÜ A L 3 £ Z a 5 VEftDATÜÉT?

ETEIÍWAS SO'vj S iEfltKE: MEJORES . nflB— gr-— — ~~—7A <seoH E rR «% E S ¿a R £ . ^ a P & c S*,6e ^ 7 L

Si bien al rechazo inicial le siguió una fase de aceptación, esto no implica un interés homogéneo respecto de la cultura griega. En el campo lingüísti­co, la resistencia de Catón fue sumamente fructífera y la lengua de la cul­tura del imperio pasó a ser el latín, al menos en los dominios occidentales. Respecto de la filosofía y de la ciencia, los romanos tuvieron una indiferen­cia casi total. Su interés se concentró casi exclusivamente en problemas ju­rídicos, dado su evidente interés en la construcción de un estado eficiente,

49

Page 25: Epistememología Para Principiantes

Los filósofos griegos detestaban todo lo híbrido, sólo consideraban perfec­to a lo puro, lo definido, lo homogéneo. En cambio los romanos, no tuvie­ron problema alguno en mezclar todo aquello que les resultara útil. Cice­rón (106-43 a.C.), uno de sus líderes más apreciados, fue un pensador ecléctico orgulloso de serlo.

Se lks 7E S T A D O S P £ X t " S ° S . j

Los pensadores romanos, que ya no vivían en una polis sino que pertene­cían a un imperio, no tenían ningún prejuicio que les impidiera recurrir a to­do lo que les fuera útil. El eclecticismo expresaba mucho mejor las com­plejidades con las que tenían que lidiar y el espíritu práctico que exigía la gestión política de una multiplicidad de pueblos.

fiLtfeoF.A DESPEO WJ A LOS EOJECTtaS?¿ X \

" ~ \ K r 7 C f o o e s FÁCil u6i<Afi.U6 EAJ S^S t^ 3 C A <*L ± E .R c£ A O & B m e o ^

>EU A6STKACT© VMO Despe. U G oK Pi.ej^AO P e. u . V.TWf siE.KfR.e_ fce<ai>eft.e.HÓ¿-Tif¿ES PAítA- OMK W ^ i a S Í a |fe

-7 X . ejLUsCMGOS SokIl ffefco HoCMoS KVo LoSoH V io \ UCoU SíSTH ATES _BI ó u e . P>e .R í >e m e n Ctexei le Ca UK-k En. pdofo *^í>.t>A^j^KES Si Sarde Z*. / j

--

b f é t o K ? # k a

Alexandre Koyré calificó la filosofía de Cicerón como «ensayos de un lite­rato aficionado». Su desprecio no es una excepción entre los estudiosos contemporáneos de la Antigüedad. Bertrand Russell, filósofo, matemático y pacifista inglés (1872-1970), desde una corriente filosófica completamente diferente, sostiene que «fuera de algunos hombres excepcionales, Roma actuó como un esterilizador sobre la zona de habla griega del imperio».

!-;i desprecio de muchos los historiadores de la filosofía actuales respecto del pensamiento romano no debe extrañarnos: si filosofía es sólo aquello que se enseña actualmente, podría aceptarse una cierta declinación en el Imperio Romano, sobre todo en Occidente. Pero si utilizamos una concep­ción más amplia e incluimos la filosofía política y la filosofía del derecho, así como el pensamiento reflexivo en su actitud más amplia que no siem­pre admite categorías a-priori, Cicerón aparece como un pensador de gran importancia y valor.

Page 26: Epistememología Para Principiantes

TetA GM#Jo AL CoPi^ fSC T&cro, & > e z $ ¿ a óW \dk C o M & ú e S e r - fca m 0 c * \S e £ /A $ O . « r V

M f e f o J * O c c íp ^ T it -

Aunque el Imperio Romano fue uno de los más estables y duraderos, en el año 285 el emperador Diocleciano comprendió que la autoridad imperial ya no podía mantenerse como hasta entonces y dividió el Imperio en dos partes. Una, la de Oriente, la liderada por él, se extendió hasta 1453. La otra, conducida por Maximiliano en Occidente, cayó en el año 476. Pero antes de que esto suceda, en el año 324 d.C. ocurrió un acontecimiento fundamental en la historia: Constantino I, el Grande, impuso al cristianis­mo como religión oficial.

Al caer el Imperio Romano de Occidente gran parte de nuestra herencia cultural se conservó en el Imperio Oriental. El saber griego quedó por mu­chos siglos al cuidado casi exclusivo de los árabes y recién a partir del si­glo X, pero fundamentalmente en los siglos XI y XII, los europeos se reen­contraron con muchas de las grandes obras de la cultura helénica y helenística. En los territorios occidentales que hoy llamamos Europa sólo la Iglesia se ocupó de preservar una pequeña parte del legado clásico. El saber se refugió primero en las abadías y los conventos, luego en las uni­versidades medievales al cuidado de estudiosos llamados escolásticos. Éstos fueron eruditos cuyo mundo era un universo de textos, de referen­cias bibliográficas, de citas de maestros, de polémicas interminables en los que el saber no tenía una gran conexión con la observación de la na­turaleza -aunque ésta nunca estuvo totalmente ausente-.

52

U ? Ñ tfv S r .C Á :

Mientras el legado griego era preservado en el Imperio Oriental, en Occidente comenzó a desarrollarse la teología cristiana. San Agustín (354-430 d.C) tuvo una importancia fundamental en la conformación del modo peculiar en que el cristianismo concibió el conocimiento. Este padre de la Iglesia afirmó que «un cristiano debe estar interesado en conocer a Dios y al alma y absolutamente nada más». El conocimiento ya no se centraba en la naturaleza, ni en la política, ni en la jurisprudencia: se había desplazado hacia la teología (teo: Dios; logia: estudio). Para los cristianos buscar las causas naturales de los fenómenos naturales es limitarse a «causas segundas», detenerse a mitad de camino en la explicación y renunciar al conocimiento de la

Este desinterés por las cuestiones naturales no debe entenderse como un re­pudio al saber sino como un cambio de foco de interés, de preocupaciones y de estilo. San Agustín, influido por el pensamiento platónico, estuvo mucho más interesado en el alma que en la «physis» (naturaleza) y valorizó a las matemáticas por sobre las demás formas de conocimiento de la naturaleza.

53

Page 27: Epistememología Para Principiantes

Lo5 iCaK' I>eí. CoMOC*flí¿NTo N©SoN RcCr*>S w: ESUKl EXENTOS pe. FfeL'<¡fc°S> A v a n z a ^ c s r 'R m . o c e . p E . H o ^ N io S E’kJCO^TRaIíoS 4 «te- BifóROClOME^$lt4 SABER. C u*L E¿£óiR.. SEGunc^L.: SFlsiPcRííi S*NI SAL.PA Y’ ^ú C M ^ h VECES Q d A h o b C R e - / 6 N $ o 4 lA N Z * g ^

i C o a M T a S 6>54S M ^ e i //vSJ x E S tA .r t° S K tC v 6 > B n V ü 'i

í'Sot^ HOY PiFeKENKESC (.PE. US aoe. Cb^ocÍAKoS!

R tU & o M M ^ E5To5 5 ^ 6 b R e s Clom

Los kJoest^oS í

Hasta el siglo XII la actitud teológica predominante era agustiniana. Res­pecto de la cosmología no existía ningún tipo de unanimidad entre los cris­tianos. En Occidente, la atención prestada a estas cuestiones fue crecien­do entre 1200 y 1225 a medida que se recuperaron y tradujeron al latín gran parte de las obras de Aristóteles que habían sido salvaguardadas por los árabes y desde Bizancio fueron llegando paulatinamente a Occidente.

Se recuperaron el Almagesto de Ptolomeo y otras obras destacadas de la sa­biduría antigua, lo que produjo una profunda conmoción y una gran avidez por conocer los tesoros de la cultura clásica. Esa avalancha de conocimien­tos generó un movimiento intelectual de amplio alcance, que primero influyó en la Iglesia y, con el tiempo, llevó a un cambio de orientación caracterizado por una preponderancia cada vez mayor de las posiciones aristotélicas y un creciente interés en las investigaciones naturales y la cosmología.

54

i t o l ^ a l•" ... .

El movimiento hacia una nueva versión de la doctrina cristiana no fue in­cruento ni lineal. Aristóteles no sólo no había reinado durante 2000 años, como suelen contar los manuales escolares: también había estado parcial­mente «ausente» durante casi 1500 años. En Europa sólo se conocían y aceptaban algunas de sus obras de lógica y otras pocas más, pero la ma­yor parte de su extraordinario legado había quedado en el Imperio Roma­no de Oriente y, por lo tanto, se había desvanecido para los estudiosos oc­hentales.

La recepción a las obras de Aristóteles no resultó precisamente cálida: en 1210 un concilio prohibió la enseñanza de cualquier doctrina aristotélica; en 1215 se autorizó la enseñanza del Organon, pero se confirmó la prohi­bición de la Física y la Metafísica. Aunque las prohibiciones pronto perdie­ron su eficacia, el camino hacia una unificación doctrinaria que incluyera a Aristóteles llevaría aún mucho tiempo.

55

Page 28: Epistememología Para Principiantes

¡ n m t c tro a am xu»

E.L uM;v'tKSo «sVAL. Se$»rt p E .$ 0 ^ ;p Ció M P e ÍJ )M 0 íIE { t í # ' ^ a /

^ E M ¿ ¿ p iV iM A v C o H £ ^ _ ^

^ | T 5 k A 5 S S S I 3La incorporación del pensamiento de Aristóteles que se produjo en la doc­trina cristiana en el siglo XIII tiene como figura central a Santo Tomás de Aquino (1225-1274) quien realizó una síntesis magistral entre la doctrina cristiana y la cosmovisión aristotélica. Para este sabio de la iglesia el co­nocimiento abrevaba en dos fuentes: la fe y la razón, pero éstas no pue­den contradecirse. La magna obra de Santo Tomás fue el fruto de esta vi­sión y en su Summa Theologica integró una visión bíblica del hombre y de la salvación con una concepción aristotélica del mundo material.

Lk CoKiCéPcioM PE- . "1 La Tíe&Ka enJ e l ¡

Ct^T^o PeLuu;vJE^.So | O K u U C«£Lo A p . f r 6 * ,

¿AS ALhaS> YoKj:tiF;£&*° PA A L»5 PeCaPc-ReS P ’E- P ab jc . p e¿A Fo C m . ^Ovoe. ¿a Ce í jTe Peí.

H£P¿oet/o Cp Gel&ía So EkóTeuga, y f4o So!A ita¿)

A partir del siglo XIII, la extraordinaria síntesis aristotélico-tomista (de San­to Tomás) pasó a ser la concepción del universo más extendida y acepta­da entre las elites cultas de la cristiandad. Escritos alegóricos, como los de Dante, aportaron mucho a su difusión y a que el universo de las esferas comenzara a formar parte del «sentido común» de la época.

56

Para comprender la importancia de la concepción tomista del mundo es preciso ubicarla en el contexto de lo que los historiadores actuales han de­nominado el «Renacimiento del Siglo XII». Hacia mediados del siglo XI Eu­ropa se encontraba en un período de transformaciones desconocido hasta entonces. La época de las grandes invasiones había llegado a su fin, nue­vamente se comenzaba a desarrollar la vida urbana, se expandió el comer­cio y comenzó a crecer una nueva clase social, la burguesía. También hizo su aparición un actor social hasta entonces desconocido: el intelectual.

Jacques Le Goff (1924), uno de los medievalistas más reconocidos de la actualidad, sostiene que con el término «intelectual» los hombres de la Edad Media no aludían tanto a una categoría profesional, que se designa­ba con multitud de vocablos (litteratus, magister, professor, etc.), sino a una cualidad de tipo más general. El intelectual era un individuo que culti­vaba y vendía el producto de su saber. Aunque comúnmente estaban al servicio de la Iglesia, y por más que en su mayoría fueran jurídicamente clérigos, no eran por ello fácilmente clasificables. Su ámbito natural se centraba en las ciudades pues éstas oficiaban como centro para todas las inquietudes de renovación de la época y como el lugar de asentamiento de las nuevas instituciones culturales.

57

Page 29: Epistememología Para Principiantes

jÉ f^ tL S J f’oeSro oüe Lo c$ •v> i t i R .tS d L T A t i M - F /tá L - 1,

lìiooHf/ieMpetts Jil '• ì f C c*i f¿>*iTc5 PE.Vv5.T4

ESTE E5>.0U?a.ot>ieMV PE H e rcDo. /T I f “ ’

•U /A ó M M S - ^ ! ^ ‘P A P ¿VfM tSLo/XSTiCs ^ E P ir i^ L 1

La Universidad devino el medio natural en el que el intelectual del Medioe­vo alcanzó su madurez. En ese contexto la concepción aristotélico-tomís- tica logró un consenso mayoritario y estructuró el saber culto hasta el Re­nacimiento. En sus claustros, los debates escolásticos no se reducían a averiguar cuántos ángeles entraban en la punta de un alfiler, como han pretendido algunas versiones poco matizadas de la historia. Para com­prender la importancia y el valor de la producción escolástica de conoci­mientos es preciso entender el contexto en que tuvieron que trabajar y pensar. Éste se caracterizó por la llegada a la Europa cristiana de una cre­ciente cantidad de traducciones del árabe y del griego que contenían una inmensa variedad de nuevos conocimientos que no podía asimilarse sin antes atravesar un profundo debate sobre métodos y fundamentos.

Tanto los nuevos «maestros» como sus «alumnos» carecían de una orga­nización y tenían una vida prácticamente nómade. Con el fin de proteger sus intereses, y al igual que el resto de los grupos profesionales de las ciu­dades, se organizaron en un gremio y crearon una institución para que los albergara. Así nació la Universidad. Las primeras en aparecer-y en alcan­zar mayor relevancia fueron la universidades de París, Oxford y Bolonia creadas a partir de la experiencia de escuelas episcopales que ya tenían un cierto nivel de importancia en el siglo XII. Estas nuevas instituciones al­teraron la jerarquía de las prácticas educativas y entraron además en con­flicto con la organización política.

58

\ ES. C.E6.TO, H e K tó

Í H u C H o D e - S jSSTXne.eN Hemo5 „ (

C oP vK eG iK o P e -S o ^ 'Ef<aO»VOCAG¡ON E J ■ J7 rm m q ||iy'

Í-°S iKÍr>eX£S CeUíCíN B.E*i A* I*SXR<ST¿T E L Lo «¿M ■ ESTo D.A'fcO^ G o K E K T A .D o ; t e R o -EU. H ocm oíj

LO K/\.\| p.STcR.S,oMWb Y , Ha MAM SAJ&.OO >4?6o\E-CKaR^

CM S e Ñ A M Z A í j . . .

A eSg S10'^ pe Za l/e-KP\P~ íJna de las ironías de la cultura moderna en Occidente es el considerar al tundo islámico como algo extraño, cuando representa una de las fuentes jndamentales en la que abrevó nuestra cultura. Cuando los europeos oc­

cidentales redescubrieron a Aristóteles mediante el contacto con discípu- s islámicos y judíos, sobre todo en España, también recibieron elabora- ds comentarios realizados por escritores musulmanes. Los más nportantes de estos comentaristas fueron los filósofos Al-Kindi (789-873

d.C.) y Ibn Rusd (Averroes) (1126 - 1198) y el físico y científico Ibn Sina(Avicena) (985- 1036).

Al concebir a la teología como una ciencia, Santo Tomás tenía entre sus objetivos el de discutir (y por supuesto vencer) a las interpretaciones pa­ganas; en especial combatió las versiones del aristotelismo defendidas por los árabes, pero aprendió mucho de ellos.

Page 30: Epistememología Para Principiantes

w m m

V ìV ìR e H E i . R f N*t<H>£WTO 1 D&Be. H^Be R. 5.Do 0*ì», i

M * c & C io M ,$ , 1 5 O dho \P.CE La AvX '^K H^LOoÓkì 7 CrtttJA.' Qac. v.i/tó Er4 «MIA, , } f e PoCA_H<J'f •nl-me.es&KiTg..

f Mo Lo CfeHAS, LoS Oaaè.O^)] ?RoDOCEM 4U6dST.A, ^ I

EWToS.ASKo AL H¿KO T<EHPo

<y'a<U(he'¡r¿

El Renacimiento fue una época turbulenta en todas las áreas de la vida hu­mana. Una profunda crisis religiosa llevó al cisma a la Iglesia, y la dividió en católicos y protestantes, dando lugar a los procesos de Reforma y Con­trarreforma. Merced a los viajes y conquistas que incluyeron tanto un nue­vo continente físico (América en 1492) como la creación de un nuevo es­pacio intelectual, a partir del reencuentro con la sabiduría antigua que aportaron los árabes, en Europa comenzó un proceso de expansión des­comunal del espacio vital. . ■ . • —- árfr* 3“—

i-T o jo s E l t b S <ÍAH&iC5- te A E P A M -

La vida cotidiana en las ciudades estaba en continuo crecimiento y trans­formación: el ascenso de la burguesía y el desarrollo del comercio trajeron aparejados un gran cambio en la arquitectura y en el arte, en las formas en que los hombres y mujeres debían de concebirse a sí mismos y rela­cionarse entre sí. Fue un tiempo de incertidumbre y creación que afectó profundamente creencias, prácticas y valores en boga.

60

adv&fJ ?°W*k « tee. àoe. wkcenxu Sato0MA.S DéCA5>ò VWÍA.KOS CJí M CMúb f

-----—r-—r-r---- * i i rum

CRtEM a o t OU foco' De. v~*< p£.RFbne. l ©S TcAüSfoftnv etf Pr mcíPcs'

I a formulación clásica de lo que es el Renacimiento se debe sobre todo a la obra del historiador suizo Jacob Burckhardt (1818-1897) quien publicó / <■/ cultura del renacimiento en Italia (1860). Aunque sus concepciones han •.ido discutidas en muchos aspectos, todos reconocen la importancia de oste período de grandes cambios. El desarrollo del movimiento humanis­ta y el nacimiento de la ciencia moderna resultan centrales para la historia de nuestros modos de conocimiento.

La ciencia y la filosofía modernas nacieron gracias al cambio global de actitud y sensibilidad que se fue dando en y a partir del Renacimien­to. Este cambio se expresó en importantes transformaciones artísticas -en la música, la pintura y la arquitectura-. También se modificaron radical­mente las relaciones económicas, basadas en la expansión del comercio y se adoptaron nuevas técnicas contables que impulsaron el desarrollo de las matemáticas prácticas. Las necesidades de la vida ciudadana propul­saron la actividad inventiva, la producción de máquinas y la valoración cre­ciente de la precisión.

61

Page 31: Epistememología Para Principiantes

- X«^> PoS>enoi> VerT aC" |” U OOKO OVVWe.fcSALE "REM/VCEKlTÍSrA, C o f \o Lo O oN ci& .cS ¿.EcMMIPO Sw. ViHG E L G E - Iu A L , P rU V o C , rM6EMttLR£57 Co&ue-Ro, F.¿-óSofo S. MfE»Vro«.

Gmje.^Wíí> e > k ^ e . H s 2 y i s t ^ j - ^

I fez. fW ^S rV » W \C ^ r .S T y j|En Florencia, Ferrara, Milán, Venecia y otras de las principales ciudades italianas, el siglo XV comenzó con una nueva manera de percibir y con­cebir la naturaleza. La arquitectura, la pintura y la literatura adquirieron un papel y un brillo desconocido en la sociedad medieval. El humanismo fue ante todo un movimiento relacionado con el arte y, a través de él, con la imagen que el hombre tenía de sí mismo, de su potencia y de su lu­gar en el mundo. ■ . j o í t ■. . • - ' í - ' * . q j h v . ,

El humanismo supuso una ruptura cultural con la tradición medieval. Su característica central fue la de conceder una gran importancia al estudio de la Antigüedad y considerarla el modelo a seguir en toda la actividad cultural. Se estudiaron los textos clásicos griegos y romanos y se los valoró por sí mismos sin necesidad de referirlos al dogma cristiano. El estudio de la literatura antigua, de la historia y de la filosofía moral, contribuyó decisivamente a forjar una nueva concepción del hombre como un ser libre y civilizado, dotado de gusto y juicio. Los nuevos modos de vida en las ciudades fueron gestando las condiciones que permitirían pensar al hombre como un ciudadano, no sólo como criatura de Dios.

62

Lo SuCeS'i/oj E x P e ^ D o X / a S “ ^ 1

ICoUf'ADAS /LESP^Oi I|Ho T&Ko A. K>ViGoMA* »

a, £e_ C zssxa l: o p e . i/ipR .fox W tá

H C E K vD o E L C A E L o I S y t i E - R E - ^ o i A T o f M l

ALr " . -''."“VIa- 'Ix .*.JLi i

Época marcada por la exploración de mares y tierras, por la revolución en los cielos iniciada por Galileo (1564-1642) y Giordano Bruno (1548-1600) y la expansión de nuevas creencias y formas de vivir tanto religiosas co­mo seculares, el Renacimiento no le dio siempre la bienvenida a los nue­vos modos de pensar. Como en todos los tiempos de grandes cambios se vivió una gran tensión entre cerrazón y apertura a la novedad que se fue expresando de muchas formas: como una puja entre el espacio finito e in­finito, entre las fronteras de ias colectividades locales y los nacientes es­tados nacionales, entre antiguas prácticas comunitarias y la aparición del individuo-ciudadano. Algunas novedades fueron bien recibidas, otras re­chazadas hasta el punto de llevar a la hoguera a quienes las promovían como a Giordano Bruno (1548-1600) que se atrevió a cuestionar la cos­mología arístotélico-tomista.

En el Renacimiento surgió una mentalidad que supo pensar el espacio in­finito pero que también contribuyó a domesticarlo. Estalló el universo aris­totélico de las esferas y el espacio devino inmensidad sin fin. Los límites de ia tierra se ampliaron para albergar nuevos territorios. Gracias a la im­prenta el saber se propagó velozmente en todas las direcciones.

Page 32: Epistememología Para Principiantes

t e ^ M o S T ° K T c ) « Á & , U ) ; t Á m M G < U 6 .ÍA .V’EKÍ>Aj),

EL fKPETO ES ?oT£MC.'A (N a a d * D E ¿ _ K ^ c K > e ^ T o ; Y

T t A K m ; t ; p f t , p é i_ íaóToR-, a l

J W v i L « J J_______ I f i

AL6u.Vi.D5 • TuEtófJ PH^Seáoip^

É* "£*TEfctt;K¿AO»S Y om¿>s I¿O ZM oK J>E. RE.SPETO i

VADMi A^CícjM . ____ /

Muchos historiadores, construyeron y difundieron una versión muy acha­tada de ese proceso multidimensional y heterogéneo que sirvió de nexo entre el medioevo y la modernidad. Se suele presentar a este período co­mo el enfrentamiento entre la «luz» (aportada por el humanismo y la cien­cia naciente) y la «oscuridad» (atribuida a la iglesia en su totalidad). Sin embargo el propio Papa alojó y estimuló la obra de Leonardo, y éste tuvo más de una diferencia con los humanistas, que en muchos casos eran crí­ticos a todo pensamiento nuevo, particularmente al científico.

Al mismo tiempo que los artistas renovaban sus técnicas, los filósofos na­turales desarrollaban nuevas teorías, los médicos comenzaban a estudiar la anatomía disecando cadáveres y los inventores producían máquinas de toda clase, se expandió la Inquisición, tribunal eclesiástico que se dedica­ba a perseguir a todos los que se oponían o pensaban diferente acusán­dolos de brujería o de impiedad. Entre tanto, sucesivas guerras y enfren­tamientos diezmaban a Europa.

64

A £ 5 lA H U A 'P E - ¿A £ x P e R.OE A.

J A •• ó * )

Los hombres del Renacimiento, al igual que los griegos del período helé­nico (Platón, Aristóteles,etc.) no fueron «especialistas». Su curiosidad era amplia y diversa, su formación múltiple, sus intereses variados. Leonardo se impone como un ejemplo exquisito de esta nueva sensibilidad renacen­tista: fue pintor, inventor, mago-alquimista, anatomista, geómetra, físico, cartógrafo, inventor, ingeniero y un extraordinario cocinero.

Para Leonardo la ciencia y el arte no estaban separados. Tampoco lo es­taban la práctica y la teoría. Su obra como ingeniero se enriqueció con su saber sobre física, su pintura con sus conocimientos de óptica y alquimia, su cocina con su saber botánico y sus dotes estéticas, su cartografía con sus habilidades extraordinarias para el dibujo y la observación, sus estu­dios anatómicos con su capacidad experimental...

Page 33: Epistememología Para Principiantes

C5 iH?C*.VAHTfc, <ioe.TEfm.ttee» EL CARxo&ía'F'GO lo a n te s PoS'BíJE-, LEoNAfCPO .■fefcgtAQV .‘¿oR'Pft'£Ht>£fc. A hü&SHlóS P> At£S Pe. P. 5a. ]

‘ Lo HA,R¿ Lo has A PC.>SA 4o£. fOEDA, P e to Za <2-¡f NCSk T iE N£L T T £ M fto 5 P'feREKT E-5 A Lk fW T*A /AuñúoE ¿KfrAS £ 5 T E ^ Í-KTR£¿a2¡vPAS .

p T ^ , ^ K T < M Í . - A , g W t f t f t a w S

No es extraño que las relaciones entre la geografía, los modos de repre­sentación y la política se intensificaran en un mundo en expansión comer­cial y territorial. Leonardo trabajó incansablemente durante varios años en la confección de mapas de la zona del Río Arno, colaborando en el pro­yecto de Maquiavelo (1469-1527) para desviar este río que, de haberse lo­grado, le hubiera dado a Florencia una ventaja geopolítica fundamental en contra de los intereses de la ciudad de Pisa, su rival.

Muchos artistas-científicos renacentistas, prosiguieron la tarea de lograr presentaciones adecuadas del mundo sobre el papel. Partieron del legado de Ptolomeo, lo enriquecieron y actualizaron. En 1400 una copia de la Ge­ografía de Ptolomeo había llegado a Florencia proveniente de Bizancio. Muy pronto fue traducida y adquirió una gran influencia en los ámbitos más diversos. Las concepciones ptolemaicas, eran llamativamente afines a las desarrolladas por los artistas en relación con la técnica de la perspectiva y facilitaron el uso sistemático del «enrejado» para dividir, medir y repre­sentar el espacio.

EM EL At<íE_ ?£S«PE. JEM j«W>¡EN } I PoECW, •«xrruefcUO i>£ EUA, Lo P-0.5EE, T___Á■ a fe --------

tL iR F ;^ t© T > \T A »^o o QyjfL -kie l '^tceSAR,vO ESTA6LECEJ^ OKi He'TOÍO p e .CtjASÁkxújiAQCÚ fAÜA CoKi-TF^EL^LO

La metodología de la «cuadriculación» se instauró como una metáfora fun­dante y central de todo el espíritu moderno. La obra de Durero (1471- 1528) De varietate figurarum muestra cómo las técnicas de proyección y cuadriculación -en este caso de rostros y cuerpos humanos- forman par­ten de la misma trama conceptual que une a los pintores con los matemá­ticos y los cartógrafos. Todos ellos suponían que eran capaces de arran­car los secretos a la naturaleza y representarlos en sus obras.'1 - ***•<

Más importante que el aporte de Leonardo en la construcción de un pen­samiento que sobrepasó los límites impuestos por la Iglesia y el saber me­dieval, fue su elaboración de una nueva «grilla conceptual»: la perspecti­va lineal en la pintura y la cuadriculación del espacio en la cartografía. Los «libre pensadores» del renacimiento y los inicios de la modernidad se libe­raron de las ataduras de la escolástica pero crearon otras nuevas. Los mandamientos divinos fueron sustituidos por otros nuevos: las exigencias cuadriculadoras del naciente método científico.

67

Page 34: Epistememología Para Principiantes

i *U s Ò.ÙE Se fka,moíajJ]§Q ¿ V & ÍA V<UI<2X<0* 3 ¡ 'w

Z a t E o g . r / v s o a j U S pí¡L¿tc.s S ¡m t m c u ú> ;

; B ^ó io íA , ¿b>e " S A fc e d . A P d N X VAU T

lA ^T?T“J) « P e fin etÍtA LDurante el período renacentista fue creciendo paulatina y sostenidamente una actitud de exploración y de investigación en múltiples campos de la vi­da ciudadana. Los libros antiguos, traducidos, leídos, valorados y recono­cidos, no fueron sólo objeto de devoción (aunque algunos humanistas así lo hubieran preferido): muchos se inspiraron en ellos, tomando más su es­píritu que su letra.

Para Leonardo, al igual que para Galileo, no se trataba de estimular una experiencia espontánea, sino de desarrollar un trabajo cuidadosamente preparado y analizado. Su estilo fue experimental y no meramente empí­rico. La diferencia estriba en que en el experimento hay una hibridación: se trata de una experiencia elaborada, sofisticada y sutilmente entrelaza­da con la teoría. > t - -

68

¿A$ n/féMA'T.(A$,£.L Ni----------- ----------------------- • ------------------------L ¿ j ►

Una de las grandes transformaciones que comenzaron en el Renacimien­to y llegaron a su punto máximo en la Modernidad se relaciona con el des­plazamiento de la noción de experiencia hacia la de experimento controla­do. Experiencias tenemos todos los seres humanos, experimentos sólo realizan algunos. Una forma de diferenciarlos es que el «experimento» exi­ge planificación y control. Pero no sólo los científicos realizan experimen­tos en este sentido, también lo hacen los pintores o los cocineros. La dife­rencia clave es que en la ciencia moderna se privilegió un lenguaje específico: la matemática lineal.

HL.oSoF'% tSTA ESCRiTÍlzM ESE.£¿ÁatyOSO L¡SRO &0E í ESTfc' CoHTív^/sMtNiTB- AfcfEXTo 4I0TE-N0F¿T Tt-eS o jo s ,I (LoOAfVO ONÌVER.SO ) . tfo SE. PüECfc- PESCUFP^ STj ANTEEMOSE "EL Y 5 t) LxS Gají»,c.Tek.ES Co í 55T/C- ESc*¡fO. ESTÁ e.kJ

Sí€*>T»o Sj S Tr;<*JG</U>5,C-ÍRcuLdS V h e t 'íÚ *? . EsTo& hE W05ts, HortW^tttuTC:. írtPoSi&«L Off* PALA&rt*. S.'AJ S

Galileo, al igual que Leonardo, no fue un hombre de intereses restringidos. A lo largo de su vida no distinguió ni separó su labor como Astrónomo, As­trólogo, Filósofo Natural o Matemático, aunque consideraba que la mate­mática era el lenguaje clave para comprender la creación.

69

Page 35: Epistememología Para Principiantes

H: $*&€£. No S*. o?a4fc-Al**=e. S>hl F0nPA Ehi U PAZjóM àiie-J eST^Kfe.eiw ouxe*) P.vìmo •

‘SviS At.c»iKEK\roS> n o 7 4lCam2Au ?aaa VEnosrilM iì

’ & x .La T>b z x a H JeoE f

>S.M E^SaR^O, s. Mo roE.0*.i ?e®.. So Fe. £ n E Í- f-< S & T ert* W tR ^ 'C X M M ypIno^ ca Hj B.ejsa,

¿A, E M fe ^ A ) *S uIPa ìa oPo k e .R£E~ÀLa [6l e S>A. \jg S k

ACASo U S .Aceita E.,V'S )S ;les Ae.(wtteurcs \f$B8Á*S «.ÍE6AJ1¿U5?:

En nuestra cultura la observación y la fe pertenecen a dominios de expe­riencia separados, el arte y la ciencia no se mezclan, la astronomía nada tiene que ver con la astrologia, la filosofía y el experimento no suelen te­ner relación alguna. Solemos creer que la verdad es una sola -la que pue­de ser demostrada científicamente-; los otros saberes quedarían devalua­dos al rango de meras creencias.

, . . . . . . . . - -------- ------------ i _ "" ............ ' A

ü ¡> i j> ° s v f e 's jA p t s <

------------------------------- — ■r ~ — -----------------------En nuestra época, que suele separar en compartimentos estancos el arte, la religión, la filosofía y la ciencia, puede resultarnos extraña la forma en que estas actividades eran consideradas en la Antigüedad y el Renaci­miento, así como a los antiguos les resultaría absurda o inaceptable nues­tra concepción. Copérnico (1473-1543), Kepler (1571-1630), Galileo y Newton (1642-1727) denominaban «Filosofía Natural» a su labor porque en su tiempo nadie distinguía entre ciencia y filosofía. Galileo recurrió a to­dos los argumentos posibles para intentar hacer un lugar a sus nuevas ciencias: a veces se apoyó en la razón, otras apeló a la experiencia, inclu­so llegó a apoyarse en San Agustín contra Santo Tomás.

70

[ J P o é , 'V .fc 't t iV p R S A Ko < a o t a / ' /EM OH IH5JTÍ¿<JHCKT0 . ‘ /

<i.oe_ <ao Conozco ojAK'Qn DESOe. [H *C £ S.¿.LOS ToTtos, UaS S A f t io S S o S T ie ^E M Q trtA O fffA ? J ¡ \ /

1 Yo He OTvLi 'Oo ESE AkT^oioTA.né.EM, feCoM.S ^’c>'.£XüS>©t-i£S 'Som hoy ■prFtüFKneS A /a s Tüya.^, GALiLto. S'.mt’ii.e. ESCA^ob $E£>o£tfb io<a^€.\/Enc£>. HOV (vjvjEdb yi r ~ ------ '— —-------1----- ——------------- ---------- ----------------------- y_EÍkRo¿£S

¿ as &3 ^ K ^ S " 1

En el Renacimiento las verdades tradicionales ya no tenían la misma fir­meza que antes y el saber científico aún distaba mucho de poder imponer su propia verdad como la única verdad. Las instituciones tradicionalmente encargadas de legitimar el conocimiento estaban en crisis; en particular la Iglesia, pero no había otras nuevas que las reemplazaran. Las Universida­des estaban bajo el control eclesiástico y las Academias Científicas recién comenzaban a formarse; faltaban siglos para que tuvieran e^poder de «garantizar la verdad».

[coNtSTe. Anre.coo a« e. H€_\>wet.TAVx>7 P->epo ver. aot Au c.pe.co J . Pite.R, (SnBaií Y P«>ü.I°T'vmto Ucpoe.De. ?Hk&ER. UMA ESfefcA CR,STA¿|UA- f^ÍA-OOC E ÍT t '6 tJ<SAR.?AJ)0; fües ¿AS Í.O/JA.S Ai. é.ftA*. ¿A D6SrCOvR.\'A,Kj...

t 7 * y > r

La historia oficial de la polémica entre Galileo y la Iglesia dice que se en­frentó la «fe» de los religiosos y la «razón» del científico. Sin embargo, en la actualidad muchos estudiosos sostienen que también se opuso la fe de Galileo en el sistema copernicano a la razón de los jesuítas que sostenían que no había pruebas contundentes a favor del nuevo sistema. Un nuevo saber siempre tiene dificultades para hacerse un lugar. Francis Bacon (1561-1626), filósofo inglés contemporáneo de Galileo, fue el mayor de­fensor de su tiempo de la observación como fuente de conocimiento y tam­poco se interesó por los hallazgos astronómicos del pensador italiano.

71

Page 36: Epistememología Para Principiantes

! tSXO t s tCJrALHE^E. \tiCfcE '&LE . U H<jtr¡ P¿iOí>Dk JfeU>S ¡e s ^S 'B íx. f e t o ¿a P f ¿aS £5TREUa¿ * £ PAeíXt- ABSoW A.

En el caso particular de la negativa de los sabios aristotélicos a aceptar las observaciones del telescopio, no debemos olvidar que Galileo está pidien­do que se acepte una observación realizada por un «instrumentó» total­mente nuevo y que nadie sabía bien cómo operaba éste, pues se acaba­ba de inventar. Además, en su época, nadie podía tener certeza respecto a cuáles eran las situaciones en que el telescopio brindaba una informa­ción fidedigna y cuando podía ser engañoso.

--------------------------------------------------------------------------------- - - / - . . . ¿ nl K V -

:• • t > r f eS r e A ^ |

Galileo sabía perfectamente que para demostrar el movimiento terrestre tenía que superar muchísimos obstáculos de diversa índole. En primer lu­gar, la base de la educación tradicional era la palabra de los autores-auto­ridades y Galileo pedía, exhortaba, incluso exigía cambiar de tribunal: de la autoridad de los textos sagrados y la palabra de los maestros al impe­rio de los sentidos o de la razón. En su intento por convencer a sus con­temporáneos osciló permanentemente entre posiciones empiristas o racio­nalistas según qué le resultara más ventajoso. Además de científico lúcido era un hábil polemista que muchas veces pecaba de soberbia y de exce­so de ironía, lo que intensificó sus problemas con la Inquisición.

OSfiteA/Aj) ¿AS ESTRE¿MS, f M KiSÍADAS, QüE.-MONO, HA&í/u'si:© i/¡stas; r<aoe ^ e s a jí^ ekj s * T>*rZ'c.L MOMERO DE ESTitELÍAS .

72

9 : Z A ¿ oW jvloeV o t A t T o ?

La forma en que mu­chos historiadores trata­ron el juicio que le hizo la Iglesia Católica a Ga­lileo por sus investiga­ciones puede conside­rarse paradigmática de un modo de simplifica­ción distorsionada. Con la excusa de la claridad pedagógica se constru­yó un mito propagandis­ta sin relieve ni matices que aplastó la compleji­dad de un proceso mul- tifacético.

| e l K o P o m a Ü f c L ' l a c í ík c ía , HakIa&Ra^o e l Cas o S ab leo ■ . rtuESnuy, i?txX»ELH SE-g. 1x6- ’feACiQNÁ.t.fSTAS

v .rP o R á L d E S d T f a , \ ¿A LES M CEÓADo F R E N T E a ' h ü ^ ?

| EViPf NoaS aoE KoST^AftANl UCüHfct.StAD Pn-f«oCESol- L — t FA-¿TA- TaUxq £ r CN'-S CoMq PE J

En el siglo XX comenzó una revisión crítica de las «historias oficiales» de la ciencia y el caso Galileo fue estudiado exhaustivamente. Comenzaron a escucharse otras voces: Alexandre Koyré (1892-1964), Arthur Koestler (1905-1983), Thomas Kuhn (1922-1996), entre otros estudiosos de gran prestigio, difundieron una versión muy diferente de las investigaciones de Galileo y del juicio que se llevó a cabo en su contra. En la época en que Galileo presentó el telescopio ante el Senado de Venecia (1609), las ob­servaciones que éste permitía realizar estaban más cerca del milagro y la magia que de la ciencia. Él era consciente que estaba pidiendo a sus con­temporáneos que consideraran cosas sorprendentes y maravillosas pero, por la misma razón, poco creíbles y difíciles de admitir.

73

Page 37: Epistememología Para Principiantes

^ 1- > i |l - - I - - - — r ------------ r - . - . . ■. • - •- - - - - - r —-

y ni tíeh?« v (a*t,o >Para comprender la polémica entre Galileo y la Iglesia, y las dificultades que tenían los pensadores «revolucionarios» como Francis Bacon para re­conocer y distinguir entre diversos modos de conocer y validar el conoci­miento, conviene tener en cuenta la sensación de incertidumbre y caos que se vivió en este período. Tal vez la literatura, y especialmente la poe­sía, sean las que mejor nos muestren cómo se afrontaba el hecho de vivir en un mundo en mutación. El poeta Inglés John Donne (1572-1631) en su Anatomía del mundo escrita en 1611 nos lo presenta con suma claridad:

La sensibilidad artística no podía ser ajena a los cambios que se vivían, a las nuevas visiones y versiones del mundo. Como en todo tiempo de cam­bio, los valores también entraron en crisis. En este caso, el nacimiento y desarrollo del espíritu moderno trajo aparejado una desvalorización siste­mática de la sensibilidad poética y una valoración creciente del número, la cantidad, el cálculo y la medida.

74

PaKa k>$ SeíjR.eTt>$Y cm Zas ñ K n añas Pe. la ( N W u ^ a íe ^ a , es fteeoso Oíje

IaKÍTo ZaS K<sCioKéS <-dHo Lo S / ?(2.iM(yPiOS,S£A^ AmKUCKX)Ob

Á lA U - A L U A X ) H ^ T o D oMas CübRTo t ' Haó S-e.£o V á o t e l eSPíR.to elhpleee. e n

I Tapo ílE.JoRE'S I f ¿ o c e .p ,K > E N \T o S .

■ ¥ « « » » . * * « * * * » » í ? ! ! ! ! ■ ! ! ! l í i i

Bacon proponía la observación rigurosa como la llave maestra de un nue­vo método de conocimiento que debía imponerse al saber tradicional. Ex­puso estas ideas en su obra cumbre a la que llamó “Novum Organum“ (1620) para dejar en claro que estaba intentando superar la propuesta que Aristóteles expuso en su célebre Organon (nombre con el que se conocen los tratados lógicos de Aristóteles).

El Novum Organum tuvo un gran impacto en su tiempo y sobre todo en el siglo siguiente, influyendo enormemente en la aceptación de la idea de que el conocimiento debía basarse en una observación y experimentación precisas (aun cuando su propio autor tendió a desconocer, criticar o recha­zar los avances científicos más importantes de su época).

75

Page 38: Epistememología Para Principiantes

\ La S N O E V A S ^ e N C j^ T A te í^I In STR.0rt E-NToS (/AltoS.'Si n o s | í3,0E- t^ o S P A R A rt O UA VEtiTASk |> Co/oSAL e-N ¿A «SOERCA *

faze.ce. aoE US Papáes Pe ¿a m < j & - e f f S k díE Ñ C th ho ?R£.T<bAJT)/AKl Ori Cb*Jo¿(H«CMTo £ES’</^e%s*j>0

Bacon les reprochaba a los filósofos «el haber vivido alejados de los ne­gocios, ya que no es la meta de un pensador escribir en el ocio cosas pa­ra leer en el ocio sino proporcionar las armas para la vida activa». También fue uno de los primeros pensadores que tuvo claro el poder que otorga el conocimiento, acuñando un famoso lema que se expandió a los cuatro vientos durante generaciones:

r e l E s tü ^ io ^jpEL rto/iMvEMTo( ¿ES M Y úTíL. Í P A R . A LA

p fL o D o c c ic S u J»E. <XMCUE-S H A ,'S f<2 ,ec ¡S 0 S

Como el telescopio de Galileo tenía un aumento de nueve veces, permitía que se vieran velas y naves situadas tan lejos que transcurrían dos horas antes de que pudieran ser divisadas a simple vísta. Aunque la información brindada por instrumentos nuevos no resultaba confiable inmediatamente, los militares le dieron la bienvenida por su utilidad práctica. Ellos no esta­ban interesados en la teoría sino en las ventajas del instrumento y comen­zaron a aprovecharlo rápidamente con grandes beneficios.

76

oS t i 6e.R6iS.Pe- Ia E S ü A ''1 Pe-Tal.oOiac

Los historiadores que gustan de divulgar estas palabras del gran sabio elu­den el hecho de que sólo algunos - ni siquiera la mayoría de los opositores a Galileo- se negaron a mirar por el telescopio. Más aun, algunos de sus más acérrimos enemigos fueron precisamente aquellos que habían acogido con mayor beneplácito sus primeras observaciones telescópicas, entre ellos varios de los astrónomos más destacados del Colegio Romano. También Ur­bano VIII, el Papa reinante en el momento de su condena en 1633, había in­tervenido a favor de Galileo en 1616 antes de ser coronado, llegando inclu­so a escribir una oda en su honor: «Adulatio Perniciosa » (1620).

Una cosa era utilizar un instrumento como el telescopio por su valor prác­tico y otra, muy diferente, aceptarlo como «fuente probatoria», o en el te­rreno cosmológico. Las resistencias resultan comprensibles y razonables si consideramos que su utilización con el fin de escrutar los cielos implicó una transformación total de lo observado hasta ese momento en la dilata­da historia de la astronomía (por más de 20 siglos, desde las observacio­nes babilónicas hasta el Renacimiento, se habían observado los astros só­lo a simple vista).

ES PREGSo £tü£ _¡■PÉXeAK«UAx>o AoT?> &.0E SocreiS EL TkeHo A V-jeSTRo ■pA^oM.vKiEWTo Y S*?K.iWiS La TeWA.qp*Jj Y Ó£5TiHAC/d*l 2>el \Á)E.STR.oS Se UT-stó, <2.0£ tA>e.CAK. A es¿j¿kar. A. Vtanes

tAuuCA oíDAS-'" •máxiíy'oe> £ii.Ve<w*s ^

77

Page 39: Epistememología Para Principiantes

£ 5 ¡HM€_SáMP<£>LE- E S d L ^ . t i . Ü M f tó U »60 & 0E- <SA»¿AMTice. ¿A f o 6 L ¿ 0 £ jo M J ) £ ¿ X O f r C A Y y

> IA\A?A 3>é¿ / d r o f t .

0 0 . a f t » é £

K ^ í S S i í

En la cultura occidental actual la astronomía es un saber técnico que na­da tiene que ver con la vida humana, sus pesares y sus anhelos, sus bús­quedas espirituales o su destino. Sin embargo, durante el Renacimiento la transformación de la cosmología produjo una herida en el corazón del sis­tema que organizaba al mundo y la experiencia humana. La primer gran conmoción se produjo al publicarse la obra de Copérnico De Revolutioni- bus Orbium Coelestium (1543 -Sobre el movimiento de las esferas celes­tiales), en la que se exponía su concepción del sistema heliocéntrico, que cuestionaba a la vez la verdad expresada en el texto bíblico y la autoridad de Aristóteles, el más sagrado de los clásicos.

V

(¿Ai-I¿ec> ESTA LcCO. CKEE QuE- PuEJ>£ A^'S>¿Áfc¿éV A PZA^TtAfe. Qoe. £L S¡STTE/X ftei.ioCtXTR.tGD l4p E!b VE.tf,oSf.%L , SiDo Qü£ £< U£KDAjieR.O ’ "'}

/A uk1en(T'\vJj)í, A A f^ S T A

La obra de Copérnico había circulado libremente en toda la cristiandad du­rante más de medio siglo. Su influencia fue importante y se había discuti­do ampliamente acerca de sus planteos, pero siempre considerándolos como un «modelo matemático»; es decir, como un sistema de «hipótesis que permitían salvar las apariencias» y no como una descripción verdade­ra del mundo físico. Pero Galileo pretendía que se aceptara el modelo he­liocéntrico como una descripción verdadera del mundo y no como mera hi­pótesis privada de toda realidad.

3 - La \A*P4J¡ ía E>£>LA!OPonc- A ¿A l /e w x j) fScRiTA j'p.RecTnMe^TE. t*c6 eMlA HVTúRaLea. £.$ e s t a ÓlTiMa /aaoc-Tebe-? R.Í'JvL é Ó iA ^.^E .

rS f aoE- ES P£¿i6ft.oSO fE.ft.0P fk So O'-e. e l Papa he_ i

A P °V W ; ,Vlo E Kl VAWO O ^ I E x r r o S jf^ M e .v lT E £ to £ « e ! ^

_3qs&£. H¡ T íU 5 ^ 0 . . .

El modelo astronómico de Ptolomeo había sido adoptado, porque coinci­día mejor con la experiencia y con los más finos razonamientos, y no so­lamente por la «autoridad» de sus patrocinadores (aunque ésta importa­ba en aquel tiempo como en todos los tiempos). Galileo logró erosionar la certeza respecto del modelo geocéntrico, pudo llamar la atención con su telescopio sobre muchas cosas nuevas y sorprendentes (entre ellas algu­nos indicios fuertes a favor de la movilidad de la tierra), pero no mostrar el paralaje estelar ni muchas otras pruebas empíricas que le exigían sus oponentes.

79

Page 40: Epistememología Para Principiantes

i W U T e

Si reflexionamos sobre las enormes dificultades que hay que atravesar pa­ra hacer confiable un nuevo instrumento, y le añadimos a ello el hecho de que en la época de Galileo ni siquiera se valoraba un saber instrumental, no podemos seguir sosteniendo que los teólogos se negaban a «ver la evi­dencia», puesto que, sencillamente, no había tal cosa. Había indicios pro­metedores, conjeturas interesantes, pero no demostraciones convincentes.

LoS MAPAS « S t b U a "PE. <2^ülbo EfUM tam ^m bkactos J OOE ,ew EUX>S, EL <S<2jú?ó 3>E. ¿A£ íiEYÁECS ISoiO '

0©^ !Dir«CüLTAl>, £ .L < S Z ¿ ? o De. © R -íó a j tAo ' fúEDE fc£CoN>OCe£<>e. EN A bS oLoTO , V ¿A E.«ort>tE- H A , CSCAjfU £AAo EL £00ADoft.¿üM ^, PoDEA.tb j^ o tiT A K U s , s)<J£q

3E>va¿.¿A/HEtJrE- Mo £x¿STE.i

Arthur Koestler (1905-1983) fue un extraordinario historiador de la ciencia que dedicó buena parte de su labor a estudiar la tradición astronómica y en particular las peripecias del juicio a Galileo. Sus trabajos dejan en cla­ro que lo que estaba en juego era la posibilidad de construir un nuevo mo­do de experimentar, valorar, y relacionarse con el mundo y que el extraor­dinario padre de la ciencia moderna sólo estaba en condiciones de presentar indicios, de proponer hipótesis más o menos verosímiles, pero nada que pudiera llamarse «evidencia» o «hechos incontrovertibles».

80

TS;>¿

La Revolución Copernicana fue un largo proceso de transformación con­ceptual que llevó varios siglos. De manera algo arbitraria, como ocurre siempre que se Intentan establecer periodizaciones históricas, podemos ubicarla en el lapso que media entre la publicación de la obra copernica­na De Revolutionibus (1543) y la aparición del Tratado de Mecánica Ce­leste del matemático y astrónomo Pierre Simón Laplace (1799-1825) en 1805; con un pico de gloria en 1687, cuando Newton dio a conocer su gran obra: Principia Mathematica Philosophiae Naturalis.

La Revolución Copernicana no sólo fue un largo proceso sino que involucró a hombres muy diferentes, provenientes de toda Europa y de tradiciones intelectuales heterogéneas. Copérnico fue canónigo de la catedral de Frauenburg, Laplace fue un claro exponente del nuevo espíritu de la Ilustración francesa, Newton fue bautizado por el brillante economista británico Lord Keynes (1883-1946) como «el último de los magos». El triunfo del modelo heliocéntrico y de la física newtoniana no fue el resultado de un debate racional, sino una ardua conquista en un juego de poder-saber-hacer de altísima complejidad que incluyó múltiples prácticas e instituciones y se extendió varios siglos, construyendo un nuevo mundo.

S.Do 6ÁL.IEO 1 fiTEXECTDALMEMTE- E2> ittáflSiML «Síftrm sk. &0E_

<2we- SE-ExTeH&o Mtó ““ 1M Ae^fLCcf (LAErttoS ye. /

LÉxPekEMOÁb V oMA V Q|M CWTODA.D DE. UtóSTlMKEMTo

~,¡MTELECtOkLES. . — 1 Y

CoMT¡nüA( íjjM s iY 'tímasFctiMA, o o m . /• « H A --------- ------------------1

% Hace e>j jm p ¡x (l lM ilf f11"1 * ' ...... "Ul ''•ll*'**l,PW>*>h|liji1,*T",*‘ J ----Tfciiiwin__ — I ni,... ...

Page 41: Epistememología Para Principiantes

El estallido de las esferas que contenían al Universo aristotélico-tomista implicó tanto un cambio de la configuración del Cosmos como de la arqui­tectura del pensamiento humano. Al estallar esta concepción del espacio, al hombre se le hizo imprescindible encontrar nuevamente su lugar en el mundo. Es por esto que una «revolución astronómica» provocó tanto ma­lestar y enfrentamientos tan enconados que llegaron hasta la hoguera co­mo el caso de Giordano Bruno o al juicio, condena y confinamiento orde­nado por la Inquisición como le sucedió a Galileo.

82

La filosofía y la historia de la ciencia positivistas han presentado el enfren­tamiento entre Galileo y la Iglesia como un debate asimétrico en el que la luz de la razón venció a la oscuridad de la fe. Sin embargo, fue un proce­so mucho más complejo pues el cambio de la cosmovisión no era una me­ra cuestión técnica: de él dependían la ubicación del infierno y el paraíso y con ellos la condena o la salvación de los seres humanos.

” JtelYTR.0 ^ fa-BLAlü1>EL LpS ÍUMüME|2A£>LES ASTRx-S La S>

C,eNTiF¡<b5 y KLáSofoS D e l S ¿ L c X m ,- ¿A U&Gw^ÓM J e L ?A(ÜA«So EL.C/.ELo H' 1>£L ih ir .e a ^ o G A jo I a Q jpcrs-a te K R E s T ftf S e

c o h ^ r tíc t u neRA m tA'rofíA ,ECo hoR.iG)Ot03>Q I5E. OKI

/S.VtesoLiS^o <3.0E KaB'iA T ír^ p o lUKfi, (SeoSRftTar

QjNCRfrrA?RETE K vTAS . v. '

C La tuc&n Co p e f ^ O r u J

JtaA íí?Dec.ve.^ íe<cst«io t\coo es HeceSA^oo § É K ¡M feM C oaT R A i^sE qom o n e c e , p is P o E s r r o s a La, AVENT OBAr, tA'S Con?AM EROi "Pt- U AccaPEMí a PEÍs? LifiCti í Hfc. ACOHPAÚAM *K U SáSátMtgA spJ3e ^ üE.I/C3 «OR.\Z(a.'iTÍS

Soto cs^ Í Z e S¿SteYje&. UWA rt-.eAD^ V¡£om*Ra Í ^-Sí OTROS ACEfTA^i fK QUK H S m p,C»CC^«>Íi

(J N *. 7» R Mi f t r 1-----------— — ------------------- ----------- - --------------------------------------- - -------- ■— ~s

Para sostener, difundir y validar nuevas ideas siempre fue preciso crear nuevas instituciones. Como las universidades estaban completamente ba­jo el control de la Iglesia, los partidarios de las nuevas ciencias se vieron obligados a fundar las Academias. Sostenidas en su mayoría por el poder Real obtuvieron cierta independencia respecto a la Iglesia...la suficiente para que los pensadores pudieran proteger los nuevos saberes, expandir su influencia y ganar adeptos.

Algunos historiadores prefieren pasar por alto la «Accademia dei Segreti» (Academia del Secreto, 1560 aprox.) y considerar como la primera acade­mia «realmente científica» a la que se constituyó en Roma en 1603 bajo el nombre de “Accademia dei Lincei" (Academia de los Linces) de la que fue miembro Galileo. En cualquier caso, a partir del siglo XVII la nueva ins­titución fue extendiéndose y se fundaron academias en los principales pa­íses de Europa destacándose la fundación, en 1666, de la “Académie des Sciences” en Francia. Al disponer de espacios propios y de publicaciones para el intercambio, las instituciones fueron ganando poder para instituir un «nuevo tribunal» capaz de establecer qué conocimientos habrían de considerarse legítimos.

Page 42: Epistememología Para Principiantes

f V t e N < ESGalileo fue condenado, ^3 cierto, pero no es tan sencillo comprender có­mo y mucho menos por qué. La historia que puede condensarse en una frase no merece ni siquiera el nombre de tal. Todo proceso interesante tie­ne múltiples idas y vueltas y el enfrentamiento de Galileo con el Santo Ofi­cio no es una excepción. La fe -tanto la científica como la religiosa- no le era en absoluto ajena. SI volvemos sobre nuestros pasos para mirar con más detalle la controversia, podremos ver que la razón no era propiedad exclusiva del filósofo sino un terreno compartido con sus adversarios -que en muchos casos hicieron mejor uso de la misma que este gran Académi­co Linceo-, Para comprender la polémica y la condena a Galileo es preci­so ahondar no sólo en los detalles del debate conceptual sino en el con­texto en el que se realizó: el de la crisis eclesiástica y la Contrarreforma.

W A # A LA M T O Q a L ^ Z a J G j .2a ' hA£, A K ^ < *jo <3oe.E¿J|H o / . K . e i ^ r o

E s e ^ ' t o S F iU & iF b S t SoBR-E. ESre. T ema P o ú a S SV f

o &sta^t e . HeDE¿ajfeicC o/ A . L M k b V & o P - 'E D k 'b & b

P .é N K S D e .

AdE. VKSTA A MoÚA KVo «AnJ , S iito OBSEfc.</AÍ>>\S ^

D E H D & m Í A 5 ’> f

Como todos los investigadores, Galileo comenzó su trabajo inspirándose en la labor de sus antecesores. Aun cuando su mirada fuera crítica o dife­rente, no es posible obviar ese legado cultural. En este caso, ya había un estado de opinión «rebelde» a las doctrinas aristotélicas creado por Nico­lás de Oresme (1320-1382) y otros críticos escolásticos de las concepcio­nes aristotélicas del movimiento que habían convertido a la cuestión en un tema fundamental de controversia en las universidades.

84

El movimiento fue uno de los temas de mayor interés de la filosofía grie­ga, recuperado y radicalmente transformado por los estudiosos del Rena­cimiento y la Modernidad que desarrollaron una «nueva ciencia» a partir de un tema antiguo. Las nuevas ideas incluían necesariamente una nue­va forma de experimentar el mundo. El estudio del movimiento (que en la época de Aristóteles incluía el crecimiento y la maduración) se limitó sólo al desplazamiento en el espacio, dejando de lado la transformación cuali­tativa y reduciendo el foco de interés sólo a aquello que entrara en la gri­lla de la metodología cuantificadora.

r----------------- ------------ — _ __________ _____________

bS CqSaS doH CM$*J) VPiSTiiiGoil,eS V£*4 , Top¿a5> Gd&as aoE <S¿>n o ^ e to Deuj

Geometría, eSPe^TWA Realhemte ew U£> J

La ciencia moderna eliminó de su mundo las transformaciones que fue­ron consideradas meras apariencias de una realidad esencial inmutable. Su descripción se redujo sólo a los átomos desplazándose en el vacío siguiendo unas trayectorias predecibles y reversibles, chocando entre sí sin sufrir modificaciones, en una danza regida por leyes matemáticas in­diferentes al destino humano y sus necesidades. Nada menos que la gestación, la corrupción, el cambio y el crecimiento, la transformación, fueron condenados a ser meras apariencias de una realidad esencial­mente mecánica.

85

Page 43: Epistememología Para Principiantes

Johannes Kepler, uno jle los más grandes astrónomos y matemáticos de su época, trabajó junto a Tycho Brahe (1546-1601), el más importante observador de los cielos e inventor de nuevos instrumentos astronómi­cos que le permitieron medir con una precisión muy superior a la cono­cida hasta entonces las posiciones de las estrellas y los planetas. Con ellos, Kepler obtuvo los datos más confiables y actualizados de su tiem­po. Tras largos años de investigación logró organizados y darles forma. Las órbitas propuestas por Kepler ya no seguían el camino circular de Platón: trazaban un recorrido elíptico. Ni siquiera Galileo se atrevió a se­mejante ruptura.

Kepler estaba fascinado por la geometría de Euclides y valoraba mucho la tradición pitagórica. Esto lo llevó a concebir el Universo como la obra de un creador divino: el Geómetra Perfecto. En su afán de descubrir esa ge­ometría, pasó gran parte de su vida intentando asociar los 5 sólidos pita­góricos a las órbitas de los planetas alrededor del Sol, en lo que llamó el “misterio cosmográfico" (1596). Entusiasmado con su propia obra le envió un ejemplar a Galileo, quien no fue muy receptivo: nunca le contestó.

86

Í É T f t i M C J w T A S ESTM C OWES S*J<LE S.L.

Kepler le había pedido a Galileo un telescopio para poder reproducir y ve­rificar sus observaciones pero el tempestuoso pensador nunca se lo envió. Finalmente, en agosto de 1610, el arzobispo Ernesto de Colonia le regaló uno. Kepler lo estudió cuidadosamente y, por primera vez, pudo dar una explicación satisfactoria de su funcionamiento en un libro monumental de óptica geométrica llamado Dioptrice (1611). Las «observaciones» no son un acto simple y, menos aun, lo es su significado. Si a ello le agregamos la dificultad que implica utilizar ciertos instrumentos, veremos cómo la ba­talla por el establecimiento de una nueva ciencia no es una cuestión de que unos quieran ver y los otros se nieguen a hacerlo.

La nueva mirada no era sólo óptica y matemática sino también de criterio, y los que la promovieron tuvieron fuertes diferencias entre sí. En muchos casos, al igual que los creyentes en el sistema geocéntrico, los unos se negaron a reconocer las observaciones y razonamientos de los otros. Tan estéticamente edificante y empíricamente sustentable era la concepción de las órbitas circulares que, a pesar de los muchos desafíos que Galileo se atrevió a interponer contra el geocentrismo, nunca concibió la ¡dea de que el dogma de la perfección esférica y el movimiento circular pudiera no ser verdadero.

87

Page 44: Epistememología Para Principiantes

' ¿ A C i^ U C \ \ E $

Una vez establecida una frontera conceptual y creadas instituciones dis­tintas para la Astronomía y la Astrología, las prácticas y los saberes se dis­tanciaron tanto que a muchos les cuesta creer que algunas vez estuvieron unidas. Del mismo modo, tenemos que comprender que en la época de Galileo fuera imposible concebirlas de modo independiente.

lh CXEHC4A -Se- fA.tkE.CE.>K jC H o A C<JAMDo) NoS £>E-C |A*J j^ E - A - L o S '*. ¡A .

La ciencia moderna no brotó de un solo hombre, ni fue el producto de la concepción inmaculada de un método universal. Fue una criatura engendrada por una multiplicidad de progenitores. Para darle vida se fertilizaron mutuamente: religiosos; magos; artesanos; filósofos; ingenieros; comerciantes; matemáticos; experimentadores; aristotélicos; neoplatónicos; místicos; racionalistas, entre muchos otros, en una verdadera orgía de pensamiento-acción- percepción-creación.

Galileo sabía perfectamente que la evidencia de los sentidos parecía contraria al movimiento de la tierra, pues nadie siente que ésta se mueva. Expresó claramente este punto de vista cuando dijo: “Los argumentos contrarios a la rotación de la tierra que hemos examinado son muy plausibles». Al mismo tiempo, el genial pensador no dejaba de asombrarse al pensar «que Aristarco y Copémico pudieron hacer de la razón la conquistadora de los sentidos, al punto que, a despecho de los segundos, la primera se erigió en oa ñ n r a ríe» s u s creencias “

La mera observación parecía contraria al movimiento de la tierra, la expe­riencia no estaba precisamente a su favor.

89

Page 45: Epistememología Para Principiantes

Viendd que las observaciones solas no eran favorables a su tesis, Galileo recurrió a otra estrategia: no se trataba ya de seguir la autoridad de los textos, pero tampoco la de la observación pura. Era preciso gestar un modo de experiencia nuevo: «el experimento» u observación razonada y controlada.

A partir de los razonamientos de Galileo, lo que antes era un argumento en contra del movimiento de |a Tierra se convierte en una razón a su favor. Para convencer a sus oponentes planteaba que al tener sujeta la piedra en lo alto de la torre ésta comparte el movimiento de la Tierra. Al soltarla se dirige hacia abajo pero conservando aún el movimiento de rotación terrestre, al igual que la torre.Al verlo de este modo el movimiento de caída de la piedra resulta ser un movimiento compuesto en el que se combinan el movimiento lineal que conocían sus contemporáneos y uno circular que hace que la piedra acompañe a la torre (y a la Tierra) en su caída.

90

«Lo áoE.V'ofWTBNDo ES IDEHoSm^ Aotí* c e le s te £>e-&e a Ser. ume-ah-e.S>E_ C A R / C T E « tW NiO, SiU o A Oki APARATO D t ?oR.<2ioE_ CA.ST T e lb S S o S HovAH«EhToS T .E nE kí H eR C eD . A UW* SIMPLE ^ AGkíhTíCA, DEL MíSMCKoí>o cI oe. ÜK) .?£ JL o j T o D o 'O E P eK JE . -pg ÜM $.' PESo»)

A partir de los trabajos de Copémico, Galileo y Kepler, de la transforma­ción de las formas de vida en las ciudades, y la creación de nuevos instru­mentos y maquinarias, el cosmos aristotélico, concebido como un gran or­ganismo, cuyas partes estaban relacionadas con el todo, comenzó a derrumbarse. Las crisis religiosas y la expansión de nuevas instituciones permitieron que lenta pero inexorablemente fuera creciendo la idea de un Universo análogo a una gran máquina automática.

La concepción aristotélico-tomista no fue abandonada en un día, y falta­ba aún mucho tiempo para que el nuevo modelo fuera aceptado extendi- damente. Sin embargo, era evidente que las nuevas formas de pensar, valorar, producir, enseñar y compartir el conocimiento estaban tomando una fuerza cada vez mayor. Es en ese contexto, y en el del ardor de la Iglesia Católica en su lucha contra la Reforma, que se inscribe el juicio de Galileo, como un esfuerzo desesperado para frenar el impulso del nuevo pensamiento y de las instituciones que lo encarnaban. No se trató nunca de una disputa meramente técnica o científica entre monjes oscuros y científicos iluminados sino de la puja entre modos de vivir, de pensar y de actuar.

91

Page 46: Epistememología Para Principiantes

¥ pe a riLoSoF.'K V.VJB SóU> (• Ha&íBMSWa CoLTÍt/ApO, Z«S J^S SBLBCToS

e s p a t o s ao>t Exrsr.po /a KA°sS'GL? S , Ko V*^ VW N iKU* pv*fto (k>t- Vi« S e \. P.SCoTxPo, YX.oMVCütEVi'lcrtENiTL, 0« . V*0 .. |

ì ò a ’k T k s

i — r _ _ C V f V T Ü L 5 f v ^ J = j

¿-L ^ A G frV E ^ T o pslA F 'L -óo ZA ^ ° P £ RSAPara comprender por qué suele señalarse por unanimidad a Descartes (1596-1650) como el padre de la filosofía moderna es necesario pensar su producción intelectual en relación a su época y a la que la precedió. Des­cartes inició el camino de la duda conmovido profundamente por las crisis del universo arístotélico-tomista y de la Iglesia. Toda la cristiandad estaba en plena convulsión pero, a diferencia de lo que había ocurrido en el Re­nacimiento, ya se empezaba a hacer evidente que el deterioro no se limi­taba sólo a algunas áreas peculiares de esa grandiosa construcción inte­lectual, sino también que era el edificio completo del poder eclesiástico que se estaba derrumbando y era imposible apuntalarlo o modificarlo.

Descartes nació en 1596, un buen tiempo después del surgimiento del humanismo y del comienzo del Renacimiento. Sabía de los traba­jos de Kepler y Galileo en apoyo de las concepciones copernicanas, así como del destino que les espe­raba a los disidentes imprudentes. Hacía más de un siglo que la im­prenta estaba en plena actividad productiva en Europa. La expan­sión de las publicaciones había ad­quirido un ritmo importante... del mismo modo que iba creciendo el

«Index» de libros prohibidos. Las luchas entre el poder eclesiástico y la no­bleza estaban en pleno auge. Había una gran efervescencia intelectual pe­ro también una conciencia clara de que era preciso ser cauto.

92

KoUAY HWiA 'KeS’AKXíQo HoÍoMaS EQo;T\T'Vo En EL ZÍ.'PATídKi:toDo EL/füMOo EST\'C o H v je N C x 'P o T E H E R . . . . J

. Í ■ f¿A (fioAtpAt) W V '

'Aio BASTA TENE& &M5N m'GEM iO , Ld f¡2.\KÍ$fAL ES •ÁfiiOkfc.Lc EmEN" J

S a b e r ,

La producción de ingenios y autómatas estaba en plena expansión y la metáfora mecánica recorría a toda velocidad el imaginario social. El mun­do cambiaba y era preciso crear nuevas formas de pensar que pudieran ayudar a entenderlo y colaborar en su producción. La búsqueda de Des­cartes, su anhelo por encontrar ¡deas «claras y distintas», cobra un signi­ficado especial cuando la vemos sobre el telón de fondo de la metamorfo­sis global de la sociedad de su tiempo. Un cambio que abarcó la política, la religión, la concepción del mundo, el estatus del saber, las relaciones sociales, el gusto estético, la arquitectura, la organización del hábitat y hasta los modales en la mesa.

Todos estos cambios fueron configurando una nueva mentalidad: «la civi­lidad». La sociedad medieval fue una sociedad formada por estamentos de nobles, clérigos y sectores populares en la que el conocimiento no era un valor particularmente apreciado, salvo entre algunos religiosos. En esa sociedad, fundamentalmente rural y feudal, el honor o el coraje resultaban mucho más valiosos que el conocimiento. El desarrollo de las ciudades, con nuevos actores sociales y nuevos modos de producción económica entre los que se destaca el comercio, hizo que se fuera apreciando cada vez más el saber. Un saber que no era propiedad de la Iglesia ni de la no­bleza y que si hemos de creer a Descartes, fue concebido, al menos en principio, como una propiedad «democráticamente» distribuida.

93

Page 47: Epistememología Para Principiantes

\ ¿ T f í ~ E fs 'R T

El campo social en que Descartes habría de sembrar sus ideas estaba preparado para recibirlas. El gran filósofo francés dio forma «clara y distin­ta» a una concepción que ya impregnaba la imaginación de muchos de sus contemporáneos. Frente a una sociedad en plena transformación, em­bebido en un paisaje en que la diversidad crecía y se expandía, angustia­do frente a la caída de los saberes que hasta hace poco tiempo se habí­an juzgado eternos, Descartes emprendió la búsqueda de una verdad incontrovertible, garantizada y única. En sus propias palabras:

]( ! - .) CoMS<DERAMT)0 CüXmTAS OPiMioNES 1>NER.$AS P EDEM SeI^‘ S©ST£*4iS>A£> PoR GeÑítS J>oCTAS, «OF. M© ?0EJ>E_ „

HA6 E-R. MAS CiOE ’UMA, SoLK; LA l/ER-PADERA YoCASr P¿>«- fX¿So"ToT>o UXÜJE- e O ft.

r w

Descartes consideraba que la pluralidad de opiniones era sinónimo de cri­sis del pensamiento que dejaba entrever la falta de fuerza y de claridad del saber de su tiempo. No valoraba el conocimiento de los viejos maestros ni reconocía su autoridad. Teniendo en cuenta las dificultades que atravesa­ban las instituciones tradicionales, especialmente la Iglesia, Descartes se preguntó: ¿Quién será capaz de garantizar el conocimiento? Él no se pos­tuló como nuevo juez del saber, ni pretendió para sí el dudoso rol de por­tavoz o Intérprete de Dios; a su juicio, ningún hombre podía ocupar ese lu­gar. Su propuesta fue del todo diferente: la nueva fuente de legitimidad había de ser el Método.

94

"YSi€SCR.ve,0 BA GtOE.ES U ¿EM<¡oA DE.H* fAíS,V u o ta i ¿A 3>E. Vl.SftecEProR£S,E3áWe_E S f E t o <Sio£_ cüvEMfcS SE. SifcvtN DEL .so RahcMN*ToR.AL K >ÜL JoZÉA^A'H HE^o^e-S M¡5QlñMlOMg.s A.O*. <3.o\en^s Solo A&Ros

Descartes no inventó una nueva filosofía en la nada, sino en la historia. Para que pudiera imponerse era preciso suplantar a la vieja autoridad que, por más que estuviera deteriorada, tenía aún enormes cuotas de poder. La estrategia utilizada fue de un exquisito refinamiento que vale la pena ana­lizar con cierto detalle. El «Discurso del Método» comienza con la decla­ración absolutamente revolucionaria de que el buen sentido es la cosa me­jor repartida del mundo. Afirma que la razón no tiene dueño privilegiado, nos pertenece a todos por igual, y que es la única cosa que nos hace hom­bres y nos distingue de los animales. Esta democratización de la razón iguala al siervo y al señor, al noble y al campesino, aí rico y al pobre.

{GWfe UQm&ií Ekí i/£ 2 DE Q^OENiCEK. A LoS C¿>LToEES i (Pe. ¿ a ViE-Vc Fi lo S o ft k Sq$ca, Ko^vioS)

El proyecto de Descartes era cambiar de raíz toda la forma de concebir el mundo, y a nosotros en él. Esta es la diferencia que hace la diferencia en­tre el pensador francés y sus predecesores. El triunfo de su filosofía impli­caba no sólo una nueva imagen del mundo sino una nueva forma de pro­ducir y juzgar el conocimiento. Descartes ya no intentaba convencer a los sabios de la Iglesia sino desplazarlos del tribunal que juzgaba la validez del conocimiento. Quería una sola verdad pero no la impuesta por la tra­dición. Ésta es una operación mayúscula con amplias consecuencias en la historia de Occidente.

95

Page 48: Epistememología Para Principiantes

«La Razón» no nació con Descartes. Él concibió un modo específico de racionalidad diferente a la razón de la tradición occidental y de muchísimas otras culturas, en las que los hombres han gestado sus propios modos de ser racionales. Una de las diferencias cruciales es que esta razón carte­siana se cree la única y no admite la posibilidad de otras formas de racio­nalidad. Esa es la diferencia entre el «tengo razón» que puede admitir otras razones y «existe una razón única» (es la que yo tengo y no puede haber ninguna otra).

¿ < M \ ¿ H t C A . ]La razón cartesiana no podía tener preeminencia alguna en la sociedad me­dieval, puesto que fue un invento moderno. Esto no quiere decir que los pen­sadores medievales no fueran racionales, simplemente que no concebían a la razón de la misma manera en que fue pensada por Descartes y sus se­guidores. Los pensadores medievales tenían una larga y exquisita historia de pensamiento racional legitimado por sus instituciones y ligado a sus prác­ticas, a su historia, a su sistema de validación y de percepción del mundo.

96

5 eüoe.,Tó /£ L £ K'TE.'HDiM.'EMTo j

ALA F e , pAHE. A ( j E ^TE W pE R ,TA K To '}£ CoMo CbUSi D&Í2JES j* &0'E^O?aufcTü JE&ESÍ í GortO vUREEfAGS f j V - L o <a.úEOz££M cS

El pensamiento cartesiano fue el resultado del inmenso temor al caos que se produjo en su tiempo. El filósofo no se enfrentaba al mundo con ojos llenos de asombro como sus predecesores griegos. Entre el mundo y él se interponía el dolor y la frustración de ver evaporarse la certeza del saber instituido.

, ?H.ov6M g tfcaCüU&Afco iMStRv¿\(mE( VlAfeE^. 'PESCO 8>lE1?TO MC) ’6 «oVANOVA- Y, E " ’' “y Yo eK OWA DE ÍASESCoEíAS A-H5 (C fc ie fc ftE S J>E EOJJCPA. E ti ¿A.aotse."joPosúA. aoF EXiSTÚW SA6iOi>. S i ES GlOE LOS Haó.'A AL£*l>4K

? E L U 'T \E R g A /; j -------- -------------«

La actitud de Descartes es la de aquel que ya no puede confiar en el lega­do cultural, pues siente que está siendo tragado por las arenas movedizas de la incertidumbre. Se propone entonces construir un nuevo edificio des­de los cimientos, sin confiar en nada que no sea su « buen sentido » o ra­zón. Supone que de esta manera su construcción no tendrá el mismo ca­lamitoso destino que la grandiosa obra de Santo Tomás. Al enfrentarse a la falibilidad del saber, comienza a investigar las fuentes de error y del co­nocimiento, hasta que la duda lo lleva a encontrarse frente a frente consi­go mismo. El hallazgo lo sorprende.

97

Page 49: Epistememología Para Principiantes

La conciencia y el temor a equivocarse empujan a Descartes a emprender el viaje de la duda metódica. Sin embargo, a diferencia de los Escépticos que pusieron todo en duda y suspendieron el juicio, Descartes dudó con el objetivo claro de buscar la certeza y el fundamenta firme sobre el que construir un nuevo saber.

Fue el camino de la duda el que lo llevó a hacer una afirmación fundamen­tal: la de su existencia como sujeto del pensamiento.. Pero ¿qué clase de cosa es para Descartes «esa cosa que piensa»? No es un ser humano corporal, inserto en una cultura y parte de la historia sino una sustancia pensante, una razón desencarnada y a-histórica. A esta afirmación clave de la nueva cultura moderna llega el filósofo a partir de la duda.

98

Resulta llamativo que la filosofía que «¿inventó» ál Sujeto fuera tambjén la que mas eñer^'as ütijiZóipbr anillar «-minimizar su-subjetividad. Déscár- tes, 'qii’e hizo,grandes esfuerzos para parirlo, se encargó1 de aplastarlo; apenas -nacido.. Qná vez que llegó'a la afirmación fundamental “pienso, luego existo»; el filósofo no se interesó más por explorar.la naturaleza.de éáe. pertsár,n¡'de su suj^o: se dedicó can'ahínco a restituir la realidad al

p rmndo:------------ r-— ----------— — • ■------——-------—— — ---------- -—

e^ás, est« r P?'fesfeC .ro "De. ¿ j b t á j ? É 4 r G p -m ro .•tE íie R ,

P e - ^ Z o La 3>£ H A S ? r _r~

3L J r b é s c w tte .S . t& r K .

W l ' O l M \ lK CEJ T&Za"W w m fk [, ' . S ■. ^ i/£«3>áp.

Descartes no era un'escéptico, al contrario, lo .. que pretendía era volver a fundar el mundo pero sobre unas bases más firmes que las de aquel que se-hundfa bajos sus pies. La duda fue sólo un camino que recorrió metódicamente con el de­seo de arribar a la certeza. Buscándola, imaginó que un «genio maligno» podría estar engañándo­lo respecto a cualquier cosa que pensara, excep­to del hecho dé que estaba pensando. Su exís1 tencia como Sujeto pensante era- una certeza

. inconmovible. A-partir de ese momento, su princi- •pal ocupación fue conseguir una certidumbre se- mejante respecto a l' conocimiento, del mundo (que, desde entonces', sería considerado un mundo extérnó e independiente del sujeto).

ükM ez. <aü$.S£Pro CdEtfTfc 3>&-

e /

PeC OKi So e -To , Tuvo

R£CoUoC£(^ O .0E1 B L p f c X c R .

W (K

YCcf\TnA£A.dWE.|

Page 50: Epistememología Para Principiantes

5¿Lo rie QoEPA ?<*. tXA,H.WM2. S: HAH Q)S*S AÍAtE R.i A(jE$ 1 S £ Que. ?ÚEPE- HAe.eE.US. X l HEMOS £.*) CuAjSXo S e Las CoMS>-Df £A OoKo 05\pTcS MCTeHs'r. Crt> PoRcS, yA <3U£ 4

R e s to s y^5 -pe o c e k ^ u »; cia iz* v &gT^vKne>ATfe 7________

^ S ¡ 2 ^ ^ 7 ^ v v . . . r ' 2 ~ v i / f « "

Así nació el mundo cartesiano de entidades o idealizaciones matemáticas. De la enorme sensualidad que, del mundo, disfrutan los seres humanos, sólo se tomaron en cuenta las cualidades mensurables de los objetos, ya que eran las únicas expresables en el lenguaje matemático de la época. Eliminada la subjetividad del sujeto, se perdió también la sensualidad del objeto, que fue reemplazado por una representación abstracta.

A la pregunta de cómo podía estar seguro de no ser engañado Descartes respondió que si Dios había creado un ser inteligente, no sería para enga­ñarlo siempre. Al menos algunas cosas tenían que ser necesariamente verdaderas. El problema radicaba entonces en saber cuáles serían. Des­cartes juzgó que aquellas cosas de las que podía hacerse una ¡dea «cla­ra y distinta» tenían necesariamente que existir. ¿Cuáles eran esas co­sas? Los objetos matemáticos, los únicos de los que él (ysjiuchos de sus contemporáneos y sucesores) no podía dudar.

_ *W;- M 1

h , \ & • ' ' i J Pr 1

H v . - m" j WHX: •

FL HvtiVb e*£TeS¡AAto Se.CA Ho y cX£>í:U^{>o/,Hú'( ClA^o v H'l V j>i.sTr^To Gofio é u i3.0ER.fA.: R SaL Es ?a£A bL /JaíAMas a Or Ovi a^p-oLo. e s im k re><u* i* - ve *. e l 'S c l Pe«oP e . &s ¡= Hoao p.Eft3>e- ToSq so emca/ue)._____________

LA P.ÜToEAv K.EMACEUVÍSTA ?Lo\JEE- OkJA B oem a H e t^ T o ía X£- ¿a CoMceftoioú 3>£¿- CtoMoeiMiE K\TO . As í Cono e l P;MTo<2. i f2.EPrt£$¿VA E L MomDo ELW¿aTHZA; E-¿_ S o iE T b 5E Lo <2.£pí2eSemA eM ¿A ^E^ T t-

Ü S z \T u y t - ¡ h K e H T *

Las meditaciones cartesianas dieron origen al sujeto. Descartes no mira directamente al mundo sino que se ve a sí mismo observando el mundo. Esta situación lo llevó a hacer una distinción entre mundo externo y mun­do interno (teatro de la mente). Su reflexión dividió al universo en dos sus­tancias completamente diferentes la «res extensa» (sustancia material) y la «res cogitans» (sustancia pensante). En adelante el conocimiento fue concebido como la imagen de una naturaleza externa «objetiva» (total­mente independiente) que se refleja en el interior del sujeto.

Page 51: Epistememología Para Principiantes

E l S uje to QoE K>(ú, ALMdtóX>o je s te . A fU E-IX , V' e l tfüW O Cotltf AaüEÜÜO MíA .t>0 t)E-Sl>E OMA VENTAMAc S>oN U S POSOLAS PEtA 0qH¿eP¿4CÍM Re.? AGENTA, Cip aj a. ¿.,'SrÁ.

El representacionalismo supone la objetividad, es decir, la pretensión de que la mente puede funcionar como un espejo o que el pintor es capaz de plasmar la «realidad» sobre la tela. En ambos casos, la magia represen­tativa, para producirse, necesita de varios trucos: a) eludir la presencia y actividad del sujeto/pintor (seleccionando, priorizando, eliminando, organi­zando, recibiendo a través de su sensibilidad y buscando en su actividad); b) escamotear la materialidad de la tela y de la técnica ( se pretende que supongamos que el medio es inerte, que sus características propias no participan en la configuración de la imagen) y c) olvidar que en cada caso se ha tenido que elegir un punto de vista y por lo tanto se han descartado una Infinidad de otras perspectivas posibles.

La noción de sujeto es a la vez fuente de certeza y de ¡ncertidumbre, pues el filósofo ha llegado a ella cuando se dio cuenta que no podía dudar de que estaba dudando pero, más allá de este punto, el error siempre estaba acechando. Para Descartes, no se trata sólo de conocer sino de ser capaz de fundamentar y garantizar el saber para lograr una «representación» verdadera del mundo. Así, la tensión principal pasó a ser la relación entre realidad externa y la imagen que nos hacemos de ella. La preocupación fundamental asociada a esta perspectiva conocida como representacioná- lismo es la de evitar el error.

6‘itì Bibbio EL ÉSTA POSESO DE \A E ttS E W a í> E 5 ü 3 ' ' i DE ¿AS oPiNiíNB DEJüS CbfJtHROZNEOS,

(¿05 A^Me^ToS S » kñ IÁ UiO '

P í M R ' S T V d v i JEl siglo XVII vio gestarse una de las mayores escení co: la que enfrentó a los empiristas y a los racionalis filosofía tradicionales solían hacer énfasis en las po de los contendientes; recién hacia fines del siglo X) se ate'nción al terreno común a esos enfrentamiento na de acuerdos que ha hecho posible el desacuerdo sentacionalista, común a ambas posiciones.

as de pugilato filosófi- tas. Los manuales de sicíones de cada uno < comenzó a prestar­si es decir, a esa zo- la concepción repre-

A u tá M o M ^e w T E qúe.L a fozóM S e Puede A fu c x K D ire c ta He&TE a M5 Pto<^Au;T<a¿ s .n / j/u . ma5‘& j e a s í h > s h *

Descartes, como todos los modernos, pretendió romper absolutamente con la tradición. Ser moderno es, entre otras cosas, pretender comenzar desde cero, y anular el pasado. Sin embargo, el legado cultural no es op­tativo. Entre muchas otras cosas, porque seguimos utilizando un idioma que no nace con nosotros, aunque podamos incorporar nuevos términos y transformar viejos significados.

Page 52: Epistememología Para Principiantes

i r J KvjCHoS pe Lo5 Textos SE. 2¡F/0LViQAkJ PE IKifoOMA^ So6£E-

A í rt Po RrA M Tr SiH A -<CT<V<DAT) m PoUtiC* <%<& 3>ESX*$U>ULA0AW iA

HAYc>e.r*v de es^cs v>e aí>c><íe-S r^j o ¿o cone ktam cono aa&o ^C O K fLE TA flE N iTE \W9E.P6KiP¡ENT£ . ( DE. So AcTiviCKD F.LOScfRas

Desde la Antigüedad muchos filósofos han mantenido la tesis de que el co­nocimiento se adquiere y se justifica mediante la experiencia. Sin embar­go, fue durante el siglo XVII cuando se desarrolló una potente corriente fi­losófica empirista que hizo de las fuentes del conocimiento el centro de su reflexión. Su pensamiento no puede entenderse si rto^s en contraste con el de sus adversarios racionalistas. El empirismo se desarrolló fundamen­talmente en Inglaterra. Francis Bacon (1561-1626) lanzó el puntapié inicial y su postura fue tomada, transformada y enriquecida por Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1632-1704) y luego, en el siglo XVIII, por Geor- ge Berkeley (1685-1753).

Q o e EXTKAKJó & oE MdMCA K t HavX S>ApO C-OENiT* Pe.¿>0& REfctSEKSTA£i¿/U S E OSAc PALA ¿AS lítA S fN Ü, MEMTE. Y T * t \ Paca Ia S>e ¿as Aot0 r,vDaDes ¿ o e w¿>sRe.PR.eSEKir^)o Política

i ' ■ y

Las concepciones de Locke no se limitan en absoluto a la epistemología, sino que, al igual que Hobbes, se ocupó ampliamente de problemas de filosofía po­lítica. Ninguno de ellos consideró que ambas disciplinas estaban separadas. Sólo cuando la división entre mundo objetivo y mundo subjetivo triunfó, se ins­tituyó la creencia que sostiene la separación entre ciencia y política.

104

y f ° L - T T C \ . J lEn su primer libro, Ensayo acerca del entendimiento humano (1690), Loc­ke se ocupó de demostrar que todo conocimiento proviene de la experien­cia y que no existen ideas ni principios innatos, como sostenían los racio­nalistas. Sin embargo, para él no toda experiencia tiene el mismo valor sino que privilegia un modo específico de relación con el mundo. Un famo­so lema de los empiristas afirma que la mente de cada hombre al nacer es como una «tabla rasa» o «papel en blanco» que sólo se va llenando de contenido a través de las experiencias vividas.

Las prácticas pictóricas de la perspectiva renacentista, las teorías óptico- geométricas que fueron desarrollándose en el campo de la filosofía natu­ral y la aparición y difusión de una gran variedad de ingenios mecánicos, entre los que se destaca la imprenta, abonaron el terreno para que se des­arrollase la noción de «representación» que permitió suponer que el cono­cimiento es un proceso por el cual se imprime en la mente una copia idén­tica de la realidad. La referencia de Locke a la observación visual, a la impresión de la ideas y a que éstas son reflejadas como en un espejo, lo muestran con gran claridad.

r,SO?ori64KVC6>(3L'it.UrtEt^EES,OaKOK\oSoTf!£6 D EC noS, OM Fa PEL- E li foiANOO, VACíO DE. CAftACTERES, SiK) iDEAS.¿OáM©

S e . LltKlk? (•••) 4 ESTO Ke S'PomDo CoH imPACAfcrtA: DE.ÉA E.)tf£R<E.M G ¡A. EA ELLKSE FiMPA~toT>o GortaeiH.emtÜ

Y DE. e u a s e DE-Ríva. T odo ifcT iho T e R k ;n o C- - ) /

CüAMDo ¿AS (DEAS i •S'E <OfRc.CE W A ¿A I

MEWTe-^EL EtiTE.w9\K;ewTo ' Tbepe. ■KeHoSAR, I TeU E ÍU aS Wj A¿.TEGA£.fj£>CoANtO ESTAM lK ?í,tSA S/

\ , ksR.CMLAS PA#A WAC€£, ÓxñAS ^ÚEl/AS, T>£ La

M A M E f lA < á .ü £ - O K j

£S?E¿o íU ED e_ R e K u S A ^ A l t e . c a r , o

PEZTflo irt (MAfeENSS O Í5EAS <4o£ ¿os ? 0 ESTOS 1>E¿AMTE J E £¿_

p to o d c e w i ------- - — r~ J

L \ “ U f r t A F a S a

105

Page 53: Epistememología Para Principiantes

“( —) EtOTRcl MS CoMSWOí S frsí'.MiU'R, /aoe¿uS á-'JC.So^'T^Ta^C-KTE ¡MS£PA(U,6(£5 De £>w coELfo X ¿AS <wt ¿¿/MO

I Tkh ar íAS ,Y Locáo o tras CokbVfiteS fcpAZ/iertTE MoSdM MMX EM ¿oS oB(eT«6 MsHoS. ÓoIAoSoW LcS Gd oGjES, S o ^ D ^ S , éJS ro s, e t c . , X ¿a 3 <slüe . l l a h o C ^ a l íP a ^ s e g j m > « ^

I ¿ Y Cj5r\a PoEPe. ORÍ SAee(LU3; S, 'UmDy> ÜH«6 Cono ¿>s ( JoffiA5 Zas Conoce, j \A TfiAUE'5 p e SdI fERCEPCtOKi Y kWO \f pütpe. C ote& Q jjd fe$E ^vKvéJkí ot» f MODO <=* /

Así como Descartes sólo reconoce como verdaderas aquellas ideas que se le presentan de manera «clara y distinta» privilegiando las entidades matemáticas por sobre todas las demás, Locke distingue en las cosas dos cualidades totalmente diferentes a las que llama primarias y secundarias. Para él, las primeras corresponden a los cuerpos mismos y las segundas serían el fruto de nuestra peculiar percepción. De este modo, Locke se in­serta rápidamente en la tradición de vituperación de la experiencia sensi­ble, para gestar una distinción sumamente cuestionable (y cuestionada) entre las propiedades de los objetos.

Según Locke las cualidades primarias -solidez, extensión, figura, forma, movimiento o reposo y número- existen en las cosas mismas, mientras que las secundarias -gusto, color, sabor, sonido, calor, etc - existen sólo en el sujeto. Berkeley no aceptaba esa distinción porque le parecía absur­da la idea de que es posible comparar nuestras experiencias con un mun­do exterior independiente, es decir, aquel que, por definición, no es expe­rimentado. Para él sólo podemos comparar una experiencia con otra experiencia, pero nunca una experiencia con un mundo que no podemos experimentar.

106

| ESToV GohPí£TAHEMtE ) 3>EA¿i>tPDo C oO Téo. S.ertPflE- tíc. <2ü£

ES» S E * f’cG.oiexDo'.

| Lo ooe He EWT.enUo esco'm o Poej * 5 A ^ U ñ , ^ CoAL<DApeS ' <50t So»1 PAoñ'Aj, x>EL ©&vj=To F

tnQ B P E tivEA'.TCS De tA0EST<2A ExPE^Em oa- Esta- 3>¡STiN£i¿M 8,650¿rA PaíIaDoJi¿4 0M c h P í^ S T ^ .

¡ & ' ( 6 * m »

Las tensiones que enfrentaron a los racionalistas con los empiristas no fueron menores que las que surgieron en el interior de esta corriente en­tre Berkeley y Locke. Las dicotomías tienden a reproducirse creando en­frentamientos a todos los niveles, de modo tal que muchas veces encon­tramos que antiguos enemigos se alian contra nuevos adversarios y las clasificaciones que en un principio parecían claras y distintas comienzan a complicarse extraordinariamente.

^¡¿(Oé.ÓKi Como¿Th>E^T£? Homamo"PoepE. ÚLM¿5 ALIA pe S<-)

Berkeley y Locke estaban de acuerdo en que el conocimiento se adquiere a partir de la experiencia. Sin embargo sus diferencias en lo demás eran tan grandes como la de cada uno de ellos con Descartes. Locke, partien­do de una concepción empirista terminó realizando un giro hacia el realis­mo al postular la diferencia entre cualidades primarias y secundarias, que Berkeley demolió. Por otra parte, los tres coincidían en que en el teatro del conocimiento había un nuevo protagonista ineludible: el Sujeto.

107

Page 54: Epistememología Para Principiantes

El modelo representacional supone un abismo infranqueable entre el ob­jeto y el sujeto. Descartes ponía el acento en que se trataba de dos sus­tancias distintas: la «res extensa» (que corresponde al mundo físico) y la «res cogitans» (que se refiere al pensamiento humano). Locke, ubica la separación a otro nivel, aunque el cisma entre su noción de cualidades pri­marias y secundarias también es total.

La filosofía griega privilegió la pregunta por la consistencia de la realidad; la filosofía moderna, en cambio, puso en primer plano el “Problema del Co­nocimiento” o «Problema Epistemológico». Cuando el Sujeto hizo su apa­rición, llegó de la mano de la duda e instaló el problema de la certeza y las garantías del saber. En la modernidad las cuestiones del origen, funda­mento y forma de validación del conocimiento se convierten en el proble­ma central de la nueva filosofía.

108

£5 ?os<<bl£- GoKOCCft, e t HdMDo

S oLo TevjehoS Oonocthj.eMVQ'Pe. M o esm «, ?i <Icepcáo^ > Y pe ¿AS i PE QO£

Co^EOAS,

Y:-LaEl pensamiento dicotòmico que divide al mundo en categorías excluyentes y opuestas suele ubicar a Hume (1711-1766) entre los filósofos empiristas, y en cierto sentido lo es, sin lugar a duda. Sin embargo, su filosofía es muy diferente a la de Locke y Berkeley. Se puede decir que Hume fue un ade­lantado a su tiempo: sus reflexiones eran demasiado audaces y, en mu­chos casos, sus conclusiones resultaban insoportables para aquellos que estaban buscando a toda costa certezas y garantías.

En la Modernidad ya no hay una mirada fresca llena de asombro como en la Antigüedad. El temor al error supera la admiración ante el mundo. Fren­te a esta situación los tres adalides del empirismo tomaron distintos cami­nos. Hume reaccionó de un modo diferente a Locke y Berkeley pues no creía que fuera posible obtener un conocimiento cierto, garantizado y ab­soluto del mundo. Fue capaz de sostener la incertidumbre de todo conoci­miento humano sin renunciar al saber, que aunque sea falible puede aun ser potente y productivo.

109

Page 55: Epistememología Para Principiantes

jfx ik Pop&R. C o ^ ú ü fL ÜOESTVK (/©A '¿A tA ^D U , T E H E K o S <2 .0e. tE K E « ^ ÜtikC£Z.T£Z\ Ms^toTA 2E¿AtfEK.PAÍ» Dfc MOBSTfco

EL Pfo&LEMA E$£WE £L HOJK0«£KO Actúa S'á.^ieKPo RaZcTm SMo ¿A OoytoHfe'g.g. ..... ........«un-

í a I- S ^ er , 9 * « W a n ít ía ' )

David Hume en su encuentro con el sujeto no miró hacia otro lado sino que se dedicó a indagar la naturaleza humana. Investigó a fondo las caracte­rísticas y los modos de la experiencia humana en los que se gesta el co­nocimiento. Sus investigaciones fueron estrictas y rigurosas tanto desde el punto de vista empírico como respecto a la elaboración lógica.

Las conclusiones de la investigación de Hume resultaron totalmente per­turbadoras aunque no tanto para sus contemporáneos (que no le presta­ron mucha atención) sino para los positivistas y empiristas lógicos del si­glo XX que no podían continuar esa línea de investigación sin encontrar una solución al problema de las garantías que ofrecía el conocimiento em­pírico para nuestro conocimiento del mundo. Hume, al igual que Demo- cles, dejó un banquete de saber a disposición de sus seguidores y tam­bién la espada de la incertidumbre pendiendo del techo.

110

Va Nío hecesvTaw

IS A A C H E .**’

j B F ü P . HA LSCfi-ito ONi rVú(LTA(ATE LnB&3 SoGflE / 4 J j M p l keLSiSTEHA- U £L MúMDO

H t k L 2>ÍH het4CkDklA<L MiAL AoToH. 3>e T)i<^o j U ' j p g l p g s

1. ,' ,r*—— ... 1 i"i*r'...---------------------- ---------- —rtE PAft£ó¡© ÜKlA

Contemporáneo de Locke, Isaac Newton contribuyó de modo fundamental a la estructuración y consolidación de la Filosofía Natural que Impactó fuertemente en la reflexión empirista. Este múltiple pensador inglés, que además de filósofo natural fue alquimista, se interesó en la teología y en el diseño de instrumentos, retomó los trabajos de Copérnico, Kepler y Ga- llleo para construir una síntesis poderosa. A partir del siglo XVIII, su mode­lo fue considerado la imagen objetiva del mundo. La obra de Newton cul­minó el proceso iniciado varios siglos antes proporcionando una concepción global de universo adecuada a los nuevos tiempos.

Kepler suponía qué existía una música celestial, creencia que había hereda­do de los pitagóricos. Sus sucesores consideraron que Newton había sido capaz de descifrar la partitura. Newton puso orden y concierto a ese univer­so que los renacentistas sentían que se fragmentaba en miles de pedazos. En 1802 cuando Pierre Simón de Laplace (1749-1827) publicó su Tratado de Mecánica Celeste, la nueva cosmovisión llegó a su madurez creando una imagen del universo que ya no precisaba de la tutela divina pues estaba fé­rreamente regido por las leyes naturales propuestas por Newton.

111

Page 56: Epistememología Para Principiantes

Antes de la gran transformación que dio surgimiento a la ciencia moder­na, el universo era concebido como un todo orgánico, cuya característi­ca fundamental era la interdependencia de los fenómenos materiales y espirituales. El hombre formaba parte de la naturaleza armónicamente con las otras criaturas. La actitud científica, en cambio, produjo un uni­verso donde el hombre: "... ¿se da cuenta de que, como un gitano, vive en la frontera de un mundo extraño? Un mundo sordo a su música, tan indiferente a sus esperanzas como a su sufrimiento así lo describió, de una manera trágica y bella, el premio Nóbel de Medicina Jaques Monod (1910-1976) en el “El azar y la necesidad”, uno de sus textos más famo­sos y valorados.

tfc C ^ 'C 0

El nuevo orden del mundo gestado se organizó a partir de la noción de «Leyes de la naturaleza». Estas leyes estaban escritas en las cosas mis­mas y no necesariamente por Dios. El lenguaje era el de las matemáti­cas y éstas configuraron una imagen del mundo en el que todo lo que existe resulta de la composición de átomos que se mueven en el vacío siguiendo las leyes que formuló Newton. Según Laplace y todo el cienti­ficismo moderno que lo siguió, el conocimiento total del mundo sólo We- ne una restricción: nuestra limitada potencia de cáleute^Desder ésta perspectiva conceptual el hombre resulta capaz “en principio “ -aunque no de hecho- de conocerlo todo: el pasado, el presente y el futuro del universo.

112

■ GRacíAS A Ke V 5o SI L-EVcS; PoPc KcS

£L PA'xkTO , EL PüíSE^TE y l EL FoToe© feL dN'VER.So

PoRjàuE. TotoPeí DETE u s ¿£yés

ÍCoVTTaPl^CE. í L VZShSS-ÜJM TfcUM>CdLToRA «ioe. Ha P*UM-E<£;aí>o Ub vW-oREs PE EMACTiTcV f Pe.£.CiSC(ÓM y' f’R.EDii'Oic-N,

Para el t>í s ^krollo o b í a S ocaïpaD Tze^ottúiZiCK a o e s tL <t o AmÊÊÊÊi'Æm

V V5L HoDELo M E ^ x c 'o Í>CL MoM

¿ M P ° ^ íe5T ’G<Po í

La idea de un mundo mecánico está estrechamente ligada a la concep­ción analítica del conocimiento, que busca una unidad elemental para explicar el comportamiento de un todo mayor a partir de las propiedades de sus unidades componentes. Como si fuera un reloj, el mecanismo puede ser desmontado y estudiado pieza por pieza. Según esta concep­ción, es posible manipularlo, dominarlo, explotarlo y hacerlo rendir. Con el triunfo del modelo newtoniano el hombre pasó a ser considerado un observador separado en un universo que le es ajeno. Siguiendo las nor­mativas de Francis Bacon, debía "torturara la naturaleza hasta arrancar­le sus secretos”.

Newton era un creyente devoto. Dios era el amo y señor del universo mecánico para él. Sin embargo, ya no era imprescindible, de modo que quedó abierto el camino para que los filósofos de la Ilustración primero, y luego la cultura científica y laica que fue estableciéndose a lo largo del siglo XVIII y XIX, se desembarazan de los dictados divinos. Ilya Prigo- gine (1917-2003), Premio Nóbel de Química 1977, ha planteado que es­te proceso ha llevado «a una transformación irreversible de la relación con la naturaleza (...) que se comporta como un autómata, que una vez programada funciona eternamente siguiendo las reglas escritas en su programa

113

Page 57: Epistememología Para Principiantes

NoS KüCMoS A*i»5 i 5o*csI)F .' t)» f e G3h* H e¿ P\íS£.S . P£«o , T E N ^ tA o S OKI lE M a o A ¿ e -A / T y

CoMj||¡ h V ff .H A fr iC A l ' ^ A

,ASi ES; pJ-M fe íH ¡TE ?tóO0OR.( ÓÚ Cc^oCnH.icMTo CJaRd V ^sTiNTO

eS C-í e r t Oj w$Ley£ s tA<re.m'tiuOS>ou R i6d^oS\S V'SOS ?<t>racME$( S e co K P ir^ S iem pre, k1 4 PEWitfc»! S a b e r , c á rto Afecta, ¿a ¿(UvJeoD ) A ü£. <?or RP°S . . . tef^o kJq / AlcanzaW Paita sa& egl,

<a.c&' e s

La descripción cuantitativa del mundo requirió que se llevara adelante una depuración drástica y radical de las entidades que lo pueblan para dejarlo reducido a extensión y desplazamiento. Galileo ya habla comenzado con la purga de cualidades cuando afirmó que: «Si las orejas, lenguas y nari­ces se suprimieran, soy de la opinión de que la forma, cantidad (tamaño) y movimiento permanecerían, pero se terminarían los olores, sabores y so­nidos, los cuales, abstraídos de la criatura viviente, sólo son palabras». Descartes aportó lo suyo y clamó: «Dadme extensión y movimiento y construiré el universo». Galileo, y sus discípulos simplificaron mil fenóme­nos y cualidades para concentrarse en la extensión y el movimiento, que tienen en común la característica de ser pasibles de un tratamiento cuan­titativo y una descripción en términos matemáticos.

A pesar de que la contribución newtoniana fue fundamental pa­ra el triunfo del modelo mecánico y la expresión matemática de las leyes, él no estaba conforme con esa perspectiva: le resultaba in­suficiente. Es deliciosamente pa­radójico saber que Newton, uno de los mayores genios matemá­ticos de todos los tiempos, no creyó que el mundo fuera desci­frable plenamente con métodos matemáticos. Él valoraba y utili­zaba la matemática como medio de conocimiento pero no creía que fuera el lenguaje mismo del universo, ni pretendía expulsar a Dios del mismo.

■ i l f r y Id »ü

L \

La gran obra newtoniana sobre el movimiento se titula Principios Matemá­ticos de Filosofía Natural. Durante mucho tiempo los estudiosos de histo­ria de la ciencia consideraron que el título hacía hincapié en que se trata­ba de una explicación matemática como un modo de fortalecer y realzar la filosofía. En el siglo XX, esa concepción ha sido matizada, cuando no di­rectamente invertida. Muchos autores sostienen que Newton tuvo que agregar el término «Matemático» porque no podía ofrecer más que una descripción de cómo operaban las leyes universales y no era capaz de ex­plicar las causas de la gravedad, (no sabía el porqué).

Descartes había postulado un modelo mecánico del universo puramente especulativo, sus hipótesis no tenían ninguna relación con experimentos ni observaciones astronómicas. Newton, en cambio, había construido su sistema a partir de los datos observacionales de Kepler, pero no por ello dejó de inventar hipótesis, aunque lo negara. Los empiristas han utilizado esta afirmación contraria a la formulación de hipótesis, así como otras se­mejantes de Galileo, para sostener sus posturas de que la ciencia se ba­sa únicamente en la observación y en la experimentación. Sin embargo, todas las corrientes actuales reconocen que sin la invención de hipótesis la ciencia es imposible. '

i

Page 58: Epistememología Para Principiantes

No fue hasta después de Newton, que nació cuando murió Galileo, y fun­damentalmente con la aceptación generalizada de la teoría newtoniana y su difusión merced a los filósofos de la Ilustración, que la teoría heliocén­trica se impuso como cosmovisión dominante. La aceptación de un cos­mos mecánico con un sol central y los planetas girando en derredor en ór­bitas inerciales regidas por leyes matemáticas inexorables fue posible gracias a la labor de varias generaciones de pensadores, a la transforma­ción del sistema social de legitimación de conocimiento y al desarrollo de un nuevo modo de valoración de la «evidencia» en una sociedad profun­damente distinta a la del sabio renacentista condenado por la Iglesia. Pa­ra comprender la fuerza con que sedujo la nueva perspectiva newtoniana a sus contemporáneos basta con conocer el proyecto de epitafio que com­puso Alexander Pope (1688-1744), considerado como uno de los mejores poetas ingleses del siglo XVIII. \

¿A N4J0KALE& V' SoS Lñ Í£S /AÓA.M EKS ¿A NOOtt-.

( PtoS T>¡¿© * t‘&°E WEwstOU SEAÍFOEL

APe HAS „ ¿as Gc£AS 1F¡JK£$pNEM Gf<Í.Yo T'írUt’o ¡ (í^c. i'nftoií.TA, Si l*C*eNCiA.I lio T ' tw e CAZmv.'bS,1. A lcan^M

GoM Mo:> AVo&E. 4 f*£>TX¿u< ¿A3 MX&o;MAS V oT '^x, iMéf MvéSCSjO» |<\EC-FS.'.'TAHc6

Volviendo a Hume, éste dividió todo el conocimiento en dos clases: el co­nocimiento de la relación de las ideas -e l conocimiento hallado en las ma­temáticas y la lógica, que es exacto y certero pero no aporta información sobre el mundo externo- y el conocimiento de la realidad que se deriva de la percepción. También consideró que el conocimiento de la realidad des­cansa en la relación causa-efecto, pero como no existe ninguna conexión necesaria entre una causa dada y su efecto, no se puede esperar conocer ninguna realidad futura con certeza.

En relación a las cuestiones de hecho, Hume consideró que no hay posibilidad de ningún conocimiento demostrativo respecto del mundo pues todo cuanto conocemos lo sabemos por observación directa o por inferencia inductiva. El conocimiento obtenido no es demostrable sino tan sólo probable. La inferencia inductiva es la que nos permite pasar de las observaciones singulares a las leyes generales. El sol salió hoy por la mañana, también salió ayer, y antes de ayer, y el día anterior, por lo tanto podemos creer que es correcto pensar: «El sol siempre sale por las mañanas». Este razonamiento es de tipo inductivo, surge de la experiencia pero para Hume no tiene garantías de ningún tipo.

117

Page 59: Epistememología Para Principiantes

La causalidad, según Hume, es el fruto de la asociación de ideas debida a la costumbre o hábito de observar que «siempre que A, entonces B», y que «no se produce B, si no existe previamente A». Tenemos por costum­bre asociar lo que hemos observado que se produce repetidamente, y tra­ducimos la asociación como una conexión necesaria. La «necesidad» es puramente mental, no está en las cosas, ni en la naturaleza. Este princi­pio sin garantías lo usamos también para predecir el comportamiento futu­ro aunque no puede brindar seguridad alguna.

*r- ■- ------« - 7 --------- T - —Hume planteó que todo razonamiento sobre la experiencia se basa en la suposición de que la naturaleza transcurre de un modo uniforme. Pero ese supuesto no se funda en una demostración sino que es fruto de la costumbre y las creencias. La aceptación de los principios de inducción y causalidad se debe a la observación de una conjunción constante de los hechos en la experiencia. La idea de «causa» que tiene la forma: «A es causa de B», no se corresponde con ninguna impresión sensible.Efectivamente, no observamos que «S es causado por A», sino que vemos la presencia contigua en el espacio y sucesiva en el tiempo de A (la causa) y B (elefecto). En nuestra experiencia ~ = v i ­sólo podemos observar la M'RAK° 15 ,conexión constante entre ^fenómenos. Suponer a partir de Y Lk t eesto aue «4 « L m Jp fi» C^uSAS, SoMOSOaPa^S 1esto que «A es causa de B» okj*CbUEx¡¿Himplica un salto conceptual. a ría ,, Mo o& S S W aM oS ¡

— ---- ----------—.------Co»a ¿j DAD Cioè. UCOE.I# E L E F e C T O A ¿A CAO&W HA6a A Gi^o O aU sseocsA lC ^ I i^ i> E F e c rt G>l£- se Lk OTÜA. So L o i?KgC^WAr1C& Q u £ ,p !¿ H e m e , E F e r r o s< eoe. R e a ^ e-Mt e a ¿a c a u seo - ,}"

1 4 :

118

¿ coa ' l F u e U CA.U3A

A pesar de que muchas veces estemos convencidos de que hemos «vis­to» la causa de un fenómeno, ésta no es observable, sólo vemos secuen­cias de acontecimientos que nosotros relacionamos de un modo causal pero que perfectamente pueden haber ocurrido de otro modo.

119

Page 60: Epistememología Para Principiantes

LA H y'oR. PAfVre. DECoSgjoe. Kah ESefiJTo ActR<A De ¿os AFtctaS ^ÍA CoSJfcocrA *lúMA.UA. PA.R.CCE <üüt C-o^OfiejJ EL f<oHP)(5_e. JíEM'vK-O pe LA KÍ*vToRA1 .E'Z!,¿^HoA.üU \HP£R,iO lEM-vOo £>£ «CfrUo 'i K^E^A0 ]___" lililí II I.MII.IIIII—..iiTi f ....... T - ■■*- ........... III------ ---------------------- ------------------ ----------------- -------— k _________ — ------’------ —— "— —■—r

UD.Nío ?AR>ece estaR. a&AaieftPo, O o m e s tx ^ h óm cftc fL ^ k S Z ^ rü

Poe.Sü PüESTo<SÓE.WO: E¿.MoH&«-E. "ES PA«XE- r-HgTi MSePARA6i£leíAK(CTo(?At£-2i,. e s A&£*>«>o p£fneNO£i<-ÜOE S ea ToTALHEíOE A¿Ek» OES1E EKFR^nTaJ>o A E?Oa . U=s3S¿_ JEL GOE R.Po tlü^MO f s r ( OoHBjESTü Xe.MoCJHÍS¡M4S ?M*Jes <S0E. ?g,&císajo Se om aumejko CoKstChüq y1 v/ARiADo, a r«M £e que. éí- CuEG.'Po RESocTE. A?To ¿A <AD4-, ^ P o( ^ OoKVS»\é>ú;Et^£_

pA(iA<ao£. e¿ AíXA SEA TAti& 'E^ (GdALUEfAtE. OdHPETEUTE , fAítA doMCE É>\<£. H'jOKAS CtoSAS 'PiSTfK'TA , _ _ _ _ _ J

Baruch Spinoza (1632-1677) suele ser presentado como miembro conspi­cuo del «bando» racionalista. Sin embargo, muchos autores coinciden en que su postura es más bien inclasificable por su originalidad y por el mo­do en que concibe la razón, las pasiones y el conocimiento humano en to­das sus dimensiones. Su concepción de la naturaleza, de los afectos, del razonamiento y la intuición se asemejan mucho más a los planteos actua­les del pensamiento complejo que han roto con la tradición representacio- nalista moderna. ,

Spinoza no pensaba en el hombre como una razón abstracta sino como un ser humano capaz de ser afectado de múltiples formas. La razón no era, para él, una aptitud independiente de la sensibilidad o de los deseos. Su concepción del entendimiento humano es mucho más compleja que la de sus contemporáneos, pues no pretende establecer una epistemología independientemente de las demás acciones humanas, sino comprender nuestra actividad cognitiva en el contexto de nuestra vida como seres pa- alonales y sociales, inmersos en ia naturaleza.

130

. P'¿E- £ S o , f&ofee^a.

=r^TK Tf^A G ¿k\ tftTEücCTOAL- foEj ICottfr.E.TArtEW£ KAaoWAüSTAj

| S LoS PZaMteos P £ Home /te. "m I r A & ^ E lQ Ú L oS oSoS PAtóA Ak ¡É | l| PoS>eR- TEHEÍL Ük\K ntfLtfA j?|¡ ¡ ¡ ) m asaba , y AoMaoe. wo ^S # : HE Cfc*iUÉNCiel2¿>t4 T TAtMCMtE fe . HiC.efcoí'í ÍÍ0£ HE A&OCA1LK A 'vJ

j ¿AÍMEST¡6A<C¡©U p e bs> '■*CoWiCioWEc, áOE f(KEM P¿6'<61£-

{LA ES-P£ H \e ^ K V ¿L ConaciHZWR S¡Ki R.eSTKift«>«flnÉ

>£Í Lx95 ¿ÍM itES ó>0£ H'5 hABSVCS KAfcíAM t¡SrA&í&C¡DÓ' -

E L M TImmanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo alemán cuya obra es conside­rada como una de las que mayor influencia ha tenido en la historia del pen­samiento. Se formó en la tradición racionalista pero sintió un tremendo im­pacto al conocer la física newtoniana, por una parte, y la filosofía de Hume, por otra. Estas influencias lo llevaron a reconsiderar las ideas racionalis­tas con las que se había formado.

HoHe h e p -e s ftR x o p e h > s ¿ehq poém C ttco

A diferencia de Hume, Kant quedó «hechizado» por la ciencia newtoniana a la que consideraba verdadera. Al mismo tiempo, aceptaba la posición de Hume que distinguía entre las ciencias experimentales y las formales. El problema es que las dos posiciones resultaban contradictorias pues la ciencia newtoniana era experimental y, por lo tanto, para Hume no tenía garantía de verdad alguna, idea que le resultaba completamente absurda a Kant. Frente a este dilema, el filósofo alemán se propuso investigar có­mo era posible un saber empírico que pudiera considerarse necesario y no meramente posible. De este modo Kant construyó un nuevo problema más que responder a las viejas preguntas que enfrentaban a los empiristas y los racionalistas.

12I

Page 61: Epistememología Para Principiantes

La SOLoOoKi E s esropíAI?. ¿ lA G>oe' e s ¿KE-X<PF R\£ A- | i üMAMAv y' QoE'ZA Mee PoSí&LE.

MJiW \ P f^P án/AKant se dedicó con perseverancia a buscar una salida a la afirmación de Hume de que no es posible un conocimiento universal y necesario de los hechos de la naturaleza, pues sin ellas la ciencia no tiene garantía alguna. La salida del atolladero planteado por Hume comenzó a entreverse cuando Kant se preguntó de dónde podían provenir la necesidad y la universalidad si no era de la experiencia. Responder a esta pregunta era crucial pues no podía, ni quería, renunciar a la idea de que la ciencia provee un conocimiento verdadero, objetivo y universal. Es por ello que se dedicó a investigar con tesón qué es lo que hace posible la experiencia humana, cuáles son los límites de la razón y qué es posible conocer. Su filosofía no tenía la pretensión de establecer un sistema de conocimiento, sino más bien la de constituir la critica del mismo.

¿C>no füETo ¡WyfieíL Í M l A ! P£M<dST*A(1. áloe. E¿.dotvx,Hf ATc ¡ "D x-LM ú^Vo & s dUvVEKSAi-Y' j NECESARjo STeKií» &.OE. 1

Í W i E M E . P E ¿A E xfE R T E K X ó T A , Como-pEMOSTfcO WvWjE,

IES S.EKPRjE. Sof30.e CaSc ,P K^X\C i¿LK(*Jc& X l^o \

fa o u E S . "£>E )

La forma de responder de Kant a estas preguntas sobre las condiciones de posibilidad del saber recibe el nombre general de «criticismo» o «filo­sofía crítica» y sus tesis centrales aparecieron expuestas principalmente en Crítica de la razón pura (1781), la primera de sus tres obras fundamen­tales. Las otras dos son: Crítica de la razón práctica (1788) y, luego, Críti­ca del juicio (1790).

122

Kant consideraba que la experiencia humana sería caótica si no .tuviéra­mos alguna forma de ordenar la infinidad de impresiones que recibimos del mundo exterior. A partir de esta idea, pensó que debían existir condi­ciones anteriores a la experiencia que la hicieran posible y se preguntó cuáles serían. Su respuesta fue que el encargado de organizar el caos de sensaciones y darle una forma era el sujeto trascendental. Este sujeto no es un yo psicológico, es un sujeto formal, una especie de estructura uni­versal que contiene las condiciones de posibilidad del conocimiento.

Según Kant no percibimos impresiones -como aseguraban los empiristas- sino objetos organizados por las categorías a-priori del sujeto trascenden­tal. De este modo el pensamiento de este filósofo fue capaz de conjugar el empirismo y el racionalismo creando una configuración nueva. En ella, el sujeto no es mero espectador, es constructor del objeto del conocimien­to pues les impone sus categorías a-priori; tampoco se desentiende del mundo: las categorías configuran lo que registró la sensibilidad a partir de la interacción. Esta respuesta al problema del origen del conocimiento pro­dujo un cambio tan radical que suele hablarse de ella como de un «giro co- pernicano» en la filosofía. , » .o

Page 62: Epistememología Para Principiantes

M °H .J)° í r5 -Nlo í^( eí\/ì C °

Para Kant, el objeto de conocimiento ya no es el mundo «en sí» reflejado en la mente como si fuera un espejo, sino el mundo configurado en la ex­periencia humana por el sujeto trascendental. El conocimiento objetivo es el fruto de la actividad del sujeto y no un mero reflejo. Esta concepción es­tá tan lejos de la «tabla rasa» empirista como de la racionalidad cartesia­na. En Kant encontramos un sujeto activo, capaz de darle forma al mundo y conocerlo... pero al precio de reconocer que es imposible un conoci­miento independiente de nuestra forma de conocer.

fvKM éúuo S eR 'A fa s * ® » , U h fü A S A íiiF w e ó .sm S=*.i \¡ku'c£,l a s t mtu) o o mc s ^ oo^cg p ro >som c e ó a s J

La objetividad de Kant difiere de la de sus predecesores. Nuestro cono­cimiento es objetivo pero no describe ni refleja el mundo en sí, sino el mundo como se nos representa gracias a la actividad del sujeto trascen­dental: el mundo fenoménico. El fenómeno, para Kant, no es una ilusióno un engaño de los sentidos, sino todo cuanto podemos conocer por la experiencia y, por lo tanto, aquello a lo que se aplica el conocimiento científico. El mundo fenoménico es el fruto de la actividad del sujeto tras­cendental que organiza la experiencia mediante formas a-priori. Como estas formas a-priori de la sensibilidad (espacio y tiempo) y del entendi­miento (entre ellas la de causa) son comunes a todos, la objetividad que­daría garantizada.

124

LoS H0 M.5 R.eS DE.U iuSTRAOON IHO w E . ¿ A ^ © t ' A |

' \ ¡ J j l “V>KS/M2X.O T o p o P e R X » LS> Ct.'áE—ifUeieR-oü fóe. $ o HonVa

A 3 LA e iA<3.oe ftA.fi> ¡X ¡-uz. •

Se ha dado en liamar Ilustración al conjunto de ideas filosóficas y políticas predominantes en . Europa -sobre todo en Inglaterra, Francia y Alemania desde mediados del s. XVII al XVIII-. El período también es conocido como «Siglo de las luces», «Siglo de la razón», o «lluminismo». Se caracterizó fundamentalmente por una confianza ilimitada en la razón para mejorar la vida humana y por una visión optimista de la historia definida por la confianza en el progreso.En esa época, todo cuanto se opusiera a la iluminación racional era rechazado tajantemente como irracional e indigno del hombre ilustrado, y despreciado m n el m otft de « o s c u ra n t is m o » ......

El movimiento generado por las ideas de la Ilustración no se limitó a la filosofía: se extendió a todas las áreas de conocimiento y a las prácticas sociales más amplias. Entre sus líderes destacan, en Fran­cia, los redactores de la Enciclopedia (diecisiete volúmenes de 1751 a 1765): Denis Diderot (1713-1784) y Jean d'Alembert (1717-1783), Voltai- re (1694-1778) y Jean Jaques Rousseau (1712-1778); en Inglaterra, Loc- ke y Hume; en Alemania, Christian Wolf (1679-1754) y Kant. Se conside­raban a sí mismos la elite de la sociedad y pensaban conducirla por la senda del progreso y la buenaventura dejando atrás toda superstición, irracionalidad y tiranía. Para ellos, la razón sólo podía conducir hacia la li­bertad y el bien. Como en todos los tiempos, los temas del saber y los del poder también estuvieron ligados en las concepciones iluministas.

125

Page 63: Epistememología Para Principiantes

... Cada oma, dh moestka5fR.iHCiP(VLE5 ESPeCúIaCíOMES 0VP4. ÍA m DE KM&SrK.o'S Co WO Ci Mí&NT06. , PASA $>0(jsSivM\£ÚVE- Po(LTQ£¡> ESTADOS Te<5Wos>

t> ¡PeRE MTfcS *.EL ESTOPO TEOLÓ&CC o PiCTlCÍQ, EL ESTACO HET^FfSiCoO A<í>STí2AcTo, E .&T^t>o CuehiTÍFfGo

| O 9o^»it-íVo v

tL P°SW6h°>El filósofo francés Auguste Comte (1798 -1857) fue el fundador de la co­rriente positivista. Sus obras fundamentales son: Curso de filosofía positi­va y Sistema de política positiva. En estas dos obras expuso los linca­mientos generales de lo que se ha denominado positivismo y que él llamó también «filosofía positiva» o «espíritu positivo». Según su concepción, la humanidad evolucionó desde estadios en que estuvo dominada por la ima­ginación y la superstición hasta llegar a su madurez en la era de la razón en la que sólo admite explicaciones «positivas» (no sobrenaturales).

Como parte del movimiento ilustrado, Comte comparte los valores de ra­cionalidad y progreso aplicándolos tanto al individuo como a la especie hu­mana en su conjunto. Paradójicamente, su labor culminó en la exposición de una nueva religión, aunque se trataba de una concepción «positiva» que no recurría a entidades sobrenaturales. Al igual que Bacon, descono­ció o rechazó muchos de los desarrollos de Ja ciencia de su época porque no coincidían con su concepción de lo que debía entenderse por hechos positivos. En este sentido, es particularmente notable su rechazo a las ob­servaciones microscópicas y a las teorías que se derivaron de ellas. Su obra muestra cuán difícil es (sino imposible), separar las explicaciones su­poniendo que unas son «positivas» (objetivas o verdaderas) porque se apoyan en hechos y otras no lo son.

126

ES EVAT>£KiTe QOE ¿ACencía ES OWT'Po p e CbttOáKiEWttDS J

OBViAHEUTE., KlOES>TG<Q ioA&er?., ES tmsá L /e r j> 4 D & £o y ' WBm f a r u/vjD4 n m r A H o T T ]

r fx lv b 'c Paca A l&gmoSsza,"ei/^ n T e "> p £ ñ o é C .ó r\o p ocííb I

"J^MC&TTZaALC * f ¿ £bA¿. ES Lh 3>>FE^eKiC;A SUJETOS f£CHHE_$ jS T < U 6 d iK S-kí Lü&aéL A r^ T ^ E i Lh CrF^CfA Y OTICOS I He’To P0 3 DE. G okíoó nv&KvTO f 1

El siglo XX comenzó con un fuerte ascenso de la concepciones empiristas y positivistas, sobre todo en el mundo anglosajón y su esfera de influen­cia. El inmenso desarrollo de la investigación científica, su prestigio cre­ciente y la potencia de sus producciones propulsaron la creencia de que existe un único modo de conocimiento certero y veraz: el conocimiento científico. Para muchos filósofos, el problema central de la epistemología pasó a ser la demarcación entre ciencia y «pseudociencia».

Las corrientes más activas en esta tarea de encontrar un método definiti­vo para distinguir entre el «saber garantizado» (o científico) y la mera opi­nión fueron las de los empiristas y positivistas lógicos. Éstos heredaron de Bacon, Locke y Hume un conjunto de ideas claves: la importancia de la ex­periencia en la creación y fundamentación de conocimiento y la valoración del método. Sin embargo, los padres fundadores también les dejaron se­rios problemas sin resolver.

S*<¡L©

127

Page 64: Epistememología Para Principiantes

¿GlÆ. î ifE .& E fi PÍAS RAY ENT&.E- EL. E H ftft'S /ld

c l k s m vA c t u e l ? C fc d ':W fí&

o\

La incorporación de nuevas herramientas lógicas no produjo una amplia­ción de los métodos y del campo de preguntas sino que, paradójicamen­te, provocó una drástica reducción en una amplia variedad de temas pro­pios de la epistemología que en muchos casos se redujo a una filosofía de la ciencia y, más aun, el interés por la ciencia se limitó casi con exclusivi­dad a la lógica de la investigación. La inmensa variedad y riqueza de la ex­periencia humana se limitó prácticamente a la noción de observación ex­perimental, que fue, a su vez, drásticamente depurada para que pudiera encajar en la fina maquinaria de la lógica.

Desde la antigua Grecia existió una férrea oposición entre las corrientes de pensamiento influidas principalmente por las matemáticas y la lógica y aquellas que pretendían fundamentar la validez del conocimiento en pro­cedimientos empíricos. Los empiristas y positivistas lógicos del siglo XX buscaron una forma de compatibilizar ambas perspectivas. Esta tarea exi­gía tanto una revisión de los fundamentos de la matemática como de los métodos de las ciencias de la naturaleza. Bertrand Russell (1872-1970), matemático y filósofo inglés, fue uno de los líderes de esta corriente que tuvo una gran influencia en la primera mitad del siglo pasado.

vEL r\os>e.fu\© L á v ic o )t t fm e .il 3>el pe. Locke., ?E.RJ etjE<<r lí' Hone PoR. la

¡ iKjCúvtfo lu c rá ^ j>£ LA ’ f-Krem'Tta V OUA. PoDElLúSA:

T E 'm ;o v uó&íck. esP£iUncÇ> ¿tOE ESTAS tvWEu )

^ to lA H iE m A S fV S ?EhMíTAm;u>aop s e s m o s ,

^TE?ASaÍ>QS Ho Le?£tlWAt\:\: OU K -TomPaKE AT/VOcm ESTR.<ct/^

I F¡ Ce Y So ti£X0t>0L0b\k i

128

Lo Pe Sj SoEUO\ ; ?E P o I íW TI EtASE6ú'p¿y SE- \¡oüJ\Ó A

I A b e r t r a u p fe s e u - l z ?a& ¿

¡ToDo Los ?«ÚÉ>¿£/1^5l(3.oe.fK6,rA ?iA tíieA io Hume Molo,)P£^AjáyK\ U3 . Jp c.p iCo S o V;tA bóscmseíx "pe. oWAx

f .»¿oRo'iA^PE-LK ./ufa| Ex (L\CK.CiOÚ | V D E ¿A, i AÍW<Tí7aœ Eyíaw h€| A ü .G ft.T A S

De l fA ú V tc ro l. j t /S

Hume había establecido una separación tajante entre las ciencias mate­máticas y las empíricas. Su postura filosófica llevaba a la conclusión de que era imposible que pudiera haber una certeza objetiva a partir de los datos que aportan los sentidos. El empirismo del siglo XX debía encontrar un modo de refutar esta «sentencia» que pendía sobre el conocimiento científico. Para lograrlo, se puso en marcha un programa de investigación centrado en los nuevos desarrollos de la lógica formal que ligaba de una manera nueva la verdad y el significado.

Hume había mostrado que la ciencia es un tipo de conocimiento construi­do a partir de Leyes Universales, válidas en todo tiempo y lugar, pero la experiencia humana es particular y está necesariamente enraizada en el tiempo y el espacio. ¿Cómo es posible, entonces, arribar a las «Leyes Universales» de la ciencia a partir de los datos de la experiencia que son necesariamente singulares? ¿Cómo podemos estar seguros de su vali­dez? Sobre estas preguntas claves trabajaron los filósofos de la ciencia en la primera mitad del siglo XX.

129

Page 65: Epistememología Para Principiantes

¿acaew o ía esuóH KA roem pe ¿bwociH>mtdCAW.r t)C ^EHjoSTRAR, Süi>A*-'n-HAC<OfiE5 YAauE.I S e . &AS* eü oe,£eg>/^oMES YexP&mHc-Kvro^.■ ----- -c * \\ ——«gTrrr - ^mítnfjgL ■ n10 s e. LLE_¿\ D E - ^ p e ^ ^ p ^ ^ S ]¿AS OB s B ^ 1 0 wESjK"-------—7_A[A¿ ¿E vfe^yp-^ ^ H HH... He.parece, goe-

| A T í2AVÉ5PE-[Ü« T ftA ftA jO fR \¿ 0RoSO

rto'Cè.éM, Petto

Ss)S f. / PE«0 .-¿EK l í jlo e ’CoMs;sTE i E s e . rßA & A io I L R.C<£oßosofJ

Hacia 1900, los espectaculares desarrollos de la ciencia, la confianza en el progreso y la expansión de la cultura técnica hicieron que «científico» y «verdadero» se volvieran casi sinónimos. La mayoría de las personas cul­tas creían, y en muchos casos aún siguen creyendo, que la ciencia es una actividad puramente racional basada en la observación sistemática de la naturaleza a partir de la cual se descubren leyes que pueden ser verifica­das rigurosamente. Sin embargo, desde hacía tiempo los filósofos pensa­ban que esta afirmación no era precisa y que, examinada en detalle, pre­sentaba muchas dificultades.

Analizando el proceso de producción del conocimiento científico, los filó­sofos encontraron múltiples dificultades. En primer lugar, el hecho de que las observaciones son «actos privados» y la ciencia es «conocimiento pú­blico» y, por lo tanto es preciso traducir la imagen observada a un enun­ciado lingüístico. En segundo término: las observaciones y los experimen­tos sólo permiten gestar «enunciados singulares», pues se basán en lo que un observador puede ver o experimentar en un determinado tiempo y lugar, mientras que la ciencia trata de enunciados universales y necesa­rios, como había planteado Hume.

130

El problema de la traducción de las observaciones a los «enunciados ob- servacionales» prácticamente no fue tratado por los filósofos positivistas y empiristas. Éstos daban por sentada la concepción representacionalista, que supone que nuestras imágenes del mundo se corresponden punto a punto con lo que el mundo es (como la imagen especular) y que esta co­rrespondencia puede transmitirse sin pérdida al lenguaje hablado.

J— .

pdo+oá l . r¿ Se.r¿ SíAMfceÁ 7 e&t*. ts W>r±áíJ

dame.r j* J

W>YV*» OcOiräo \

tìo f Orinan í+réícJo U r Comida a (« '

y con> S a\ Síe^frenníL -frèmei siimwo a - r *yhs*ta.

Siempre *Ht. 'I f! Coosi¿«ro ¿¿utoadOí ) Cor>cJ j i r y !

h«. á®- Qo^er \a i*», <4 este PWvaA

W aq ftrtfc*« i, fl

£L T k -5 L e K O E4

Page 66: Epistememología Para Principiantes

•K

a';

jLES'Ev'iDEMTE&oE EüftAZoUAIT.EMTO ittÖOCUl/Ü HO THEKE.G.a ra kít(Á¿ d e . c & R te-ZA ASl <äoe_ Debem o s r e c o m e n z ía .y40£STKo ftoVec-T© V Qo-bCA.d QTZa CKt-itUö 'Vgl

m rn m m m á ll../ ' .»'tíjHo PoEDo fc,E KsOMC AÄ. AiA iDEA PE-ÖOEU .feS OM SA 6Eí^ P ifert.EM Té ^ öU)E S os tiré ' f f iq V . 4 .

^ c-e g-T^-za ,s Es-re'^ ¿ost'R öM XS. jF ^ T S ? ^

CoNiCüERCo, CoCE6A/ J # iMfe|í VTAHPoco ReM Acio A¿ASSLv f / IDE», "DE. <Soe Se. ö a s a a w ^

' lExcu>stv'AKEH*te. en Ur« a t e s * .------- —7 E^feR-vEMO'A I fÍ®lsÉÉ_ /S ljä -------1 IA Lo'&ic.j\.

<fYs; EN Lü^i^peA&AVJD^JAft. £LC^MMoJttoPiffCArtOS OM PoöO C.¿. fA iSAjE. f \

L\fAR\P- JA y i K ^(S \\]6x \______—______________________________ -I-------------------------

El proceso que permite pasar de los enunciados singulares («Hoy he co­mido a las 9 hs.) a las leyes universales («Siempre como a las 9 hs») se denomina inducción. El gran problema de los empiristas -que pretendían que la ciencia proviene exclusivamente de la experiencia- era el de con­seguir una demostración de la validez del razonamiento inductivo. La le­yenda del «Pavo Inductivista» inventada por Bertrand Russell muestra a las claras que este planteo no resistía los embates del análisis. Este duro golpe no desanimó a los pensadores que buscaron caminos alternativos para salvar al menos algunos restos de la demolición de sus pretensiones de fundamentar la ciencia en las observaciones.

El razonamiento inductivo, aunque no tenga garantías, es muy adecuado para muchísimas circunstancias de la vida. No resulta fácil abandonarlo ni tampoco es posible aceptarlo sin más como la metodología capaz de ga­rantizar el conocimiento científico.

HoV' Me S.ÍWTO HaCftO ^EioR^ G^E AVtR.,¿A VEßJMD ES o o e *4 0 P oD i A d w e . E ß A fß e C iS o R E *^ u N C t« A . AL.T A fAZO M AH ® ^X> i MPOCTÍVO

eso 5Eß.(A Afe)R-P-O .¿C áloe H o ^ ^ <^03 ?¿ETEMit«- ES«SK¿ So.A LköaSB 5E la cíe^ a , p íto *ÜW ASÍ SE6oi*í4,' svewuo

[PUA fotl/MA HAfe'1 L Y M£.cE.SA<^vA IffcNSA^.

t f l S a H w l P v LÁ i^Pocoíó^ "Recdmooíp cioe

46>So¿-oTA^Ewre_ JfcadE^-TELRA , ¿A

Wm J V /M x S S S ^ W m m í j m e x p e ^ m ^ a M03 ST* v ( / / • y / W H m o ^ s t^ a ca oe. £-S>

Z ■:wmBES^A smGSm / ^ l ¡ i ¡ f vah mu a¿os « \ v / c a s o s

\ \ T A mto -£>y V, J ^-JSsSlLf^f . ■'X$\ \ __P( D<2,A<i>¿£KÍ=KnE:

T M A \- \ \ ( O E a TK . | f¿AMe^To V^OA-T. V_£S LK F íEsta

f &(Lo k e pA«_ece d o iT A n ft? ¿ a ' \ £So es> figs.e?¿E . ______ )

^e.JíKap^ ^ A f ^ e ¿ r p / \ p |

Dado que la lógica no admitía el razonamiento inductivo como un tipo de saber que pudiera garantizar la verdad de sus afirmaciones, los empiristas se refugiaron en su lugar favorito: la experiencia. Plantearon que era evi­dente que el razonamiento inductivo se mostraba sumamente adecuado en muchas circunstancias y que, tanto en el pasado como en el presente, era una herramienta fundamental para poder desarrollar el conocimiento y, por lo tanto, si bien no podía garantizar el saber con certeza absoluta, sí podía al menos hacerlo con una gran probabilidad, c ^ - o

La retirada a la Probabilidad dio apenas un leve respiro a los investigadores porque casi inmediatamente se hizo evidente que sus supuestos no eran vá­lidos. Por un lado, todos los investigadores sabían perfectamente que las le­yes científicas pretendían ser universales, lo que implica que son válidas en todo tiempo y lugar. La experiencia podía convalidar algunos casos, incluso muchísimos casos, pero comparados con el infinito número que supone una ley universal siempre darían una probabilidad nula de certeza.

133

Page 67: Epistememología Para Principiantes

sus leyes sin verlos.

VAKos S>H. MAL EK> teofjj S i' , e St a « o fe s ^c ió ii 3>e . Oioe. ¿a s ¿EVfeS t 4 ° ]neCAS <£e^eea¿.¡'2ac^omes, 's> (ao /

1SMKJC. M>oS áwe. He SB E£PE«,EN a íe ^ 'P M > F 5 ofcSERMA~e>ueS ESHO-| foe<?t£.

¿Ho V E H p C jiÁ ií.t ] LoS S o tß o i.5E |

LoS '(Av/eSTi<SA.TXߣSfLos filósofos positivis­tas y empiristas tuvie­ron que soportar un trago amargo otra vez, pero no por ello cejaron en sus inten­tos. Con renovados bríos, adoptaron una propuesta que inicial­mente les pareció un chiste de mal gusto y admitieron que las le­yes científicas no na­cen de forma directa y lineal de las observa­ciones, que es preci­so un trabajo de crea­ción de hipótesis que puede obtener mate­riales e ideas de otras múltiples facetas de la experiencia humana, incluidos los sueños.

134

Dice el dicho popular que los problemas nunca vienen solos. Los filósofos inductivistas tienen gran experiencia en ese sentido. Poco después de re­nunciar a la idea de que la observación podía garantizar el saber surgió otro inconveniente serio: las leyes de la ciencia contienen muchos térmi­nos que refieren a entidades que no han sido observadas. John Dalton (1766-1844) desarrolló la teoría atómica sin haber observado jamás un átomo, así como Gregor Mendel (1822-1884) postuló los genes y propuso

!üU

l'EHCo^Vt'RE. (ASoLoCiOKii <8AKoRA Va Cono ES IX ^ESTP-o Cxo h a ü c c fce ncem o

F 4 Te5

Con gran dolor, los filósofos de la ciencia aceptaron que las leyes no podían provenir de la mera observación y que era necesario aceptar el pa­pel de la imaginación en la formulación de las leyes. Es­ta postura daba por tierra con sus pretensiones de un saber puramente objetivo. Sin em­bargo, la creatividad humana que les estaba dando una es­tocada, también les tendió una mano, y encontraron un modo de evitar la debacle final de su programa de investigación.

Para salvar su proyecto de fundamentar la ciencia en la experiencia, los fi­lósofos positivistas siguieron la propuesta de Reichenbach de dividir la ac­tividad científica en dos momentos completamente separados e indepen­dientes: el «contexto de descubrimiento» y el «contexto de justificación». En el primero, todo está permitido. Puede admitirse, por ejemplo, que el gran químico alemán, Friedrich Kekulé (1829-1896), encontrara en un sue­ño la respuesta que lo guió para proponer la estructura del Benceno. En esta etapa, aún no puede hablarse de «leyes», sino tan sólo de hipótesis que deben ser luego verificadas empíricamente. Los procesos de inven­ción, si bien eran fundamentales, no pertenecían ya al campo de la verda­dera ciencia y desaparecieron del foco de interés de los filósofos empiris­tas y positivistas.

135

Page 68: Epistememología Para Principiantes

5$f H'PóTeSiS *S \M ffc c tttftima w 4¿^ K*> HA fASADO ffcU Lfitjttow l , — — 3>e¿A v&^KOsa¿5 ]---------

-----

> ES N£ceSAR\0 3>ei)0c¡(V. de. q_¿a ¿03 Exffcfcj eUTqs, Oje. ha S>e. í\ ia a.------- ---------------------------- ^ fR.oe.fcA...

H L \ E t ^ A , f ° ^ L \

A partir de esa distinción entre diferentes contextos propuesta por el filó­sofo alemán Hans Reichenbach (1891-1953), el proyecto empirista cobró nuevas fuerzas y modificó sus propuestas. La ciencia podía comenzar de muchas maneras diferentes y sus fuentes ser de lo más diversas, pero to­das ellas convergían en la formulación de hipótesis que, si salían airosas de un riguroso proceso de verificación empírica, recién entonces serían admitidas legítimamente como leyes. La lógica deductiva entró en escena y comenzaron a desarrollarse las ideas que desembocaron en la formula­ción del «Método Hipotético-Deductivo»

La expectativa creada por la nueva propuesta fue enorme, pero rápida­mente comenzó a mostrar serias fisuras. Las pruebas empíricas, ya se tra­te de observaciones directas o de experimentos, son siempre «singulares» y por lo tanto no pueden «verificar» hipótesis universales. El problema de la inducción que los filósofos creían haber sorteado volvió a presentarse cuando menos lo esperaban. Como veremos, los experimentos no pueden demostrar deductivamente la verdad de la hipótesis, aunque pueden au­mentar nuestra confianza y sustentar su credibilidad.

136

r^ /n P lo E te ir fA W ^ E W A S m i J Ota íe piifóioaes pe « I <2.0C:£ti LA tíV ÍA .

KiE.OE.STro ALáüMtó MóTESx'S.

Cari Hempel (1905-1997), otro de los más destacados exponentes del po­sitivismo lógico del siglo XX, desarrolló detalladamente la concepción del «Método Hipotético-Deductivo» en un libro de gran difusión: La filosofía de la ciencia natural. Su exposición comienza por el proceso de contrasta- ción de la hipótesis, pues, al igual que todos los autores de esta corriente, se limitó a estudiar solamente el proceso de prueba de las hipótesis y se desentendió completamente de cómo éstas se producen. Veamos lo que le ocurrió al médico húngaro Ignaz Semmelweis (1818-1865):

■ e .

Page 69: Epistememología Para Principiantes

tVfPtM'YBttmte. e s íAiMfloe^cíA S*C H;e-Po tbejSWE aók) r

OoAKiSo Kio?A¿(N Ei_) S a c e r d o t e , e l . V | ÍM t>;cej6 .f1oexAUTV)»7 E&HW'ofc.S-NlA -g»,

PR'HeftA t>.vrs¡c>M'ÍPr£L HAüHAWENTO TAhftaco foet>e se«, jtee^tfE et> / y

IA P rV>v^Y*.<5>

HAyrtEMcg,/W^ffl[MoettEs. LflÉy

¿A E^Pe RÍEUCÍA HOESTray^E.i ¿AS «MfZoEWO AS £PíX>e1í2/vcA5 r— 3>*5fceR /A *J AFECTAD '\6.uajl a LAS P¿>5 P iv/csvo^eS.ASí' ¿Ü1£W,A PüEPE. .S£ÍL HlSTA. tKPoTESiS l a m e^ocZ'g.e.cTAj— ■

A partir de la formulación de hipótesis, comienza la puesta a prueba de la misma desarrollando consecuencias empíricas que deben contrastarse experimentalmente. Estamos ahora en el «contexto de justificación» en el que, según Hempel y sus seguidores, se desarrolla la «verdadera» activi­dad científica que consiste en la verificación de las hipótesis. Para saber si una hipótesis es verdadera o no, es preciso deducir de ella consecuen­cias experimentales y proceder a su contrastación.

Ninguna de las hipótesis logró pasar la prueba experimental. La investiga­ción de Semmelweis estaba empantanada, cuando la «casualidad» vino en su ayuda: un colega se cortó con un escalpelo que había sido utilizado para una autopsia y murió después de una agonía muy semejante a la que mostraban las mujeres que tenían fiebre puerperal.

U C p K i x a ü w & h

138

¿_as H ifó re S '« S Y T E o^U fj

G 'E^TÍfíCAS Kb SE- - r " jPEmVAKi 3>E-¿0S f(E£Hí6l OfcSn-RV/APOS ®>\NO QOE. 2>£ P*<ZA

^Afc. ¿ujemta d e . e l l o s .

QfiUfcrf A ^ ^ E S m ^

> f . :

¿ A

En la historia de la ciencia estas «casualidades» han ocurrido con frecuen­cia, y resultaron fructíferas tan solo cuando «aterrizaron» en alguien capaz de tomarlas en cuenta y darles significado. Este proceso clave de produc­ción de sentido y actividad inventiva no le interesaba a Hempel, ni a los po­sitivistas en general, pues no pertenecían al «contexto de justificación» donde podían utilizar sus instrumentos lógicos. Para gran desgracia de los investigadores, fue su propia herramienta la que le dio el mazazo final a su proyecto.

Limitando su foco al «contexto de justificación» Hempel y sus colegas em­prendieron la ardua tarea de dilucidar la estructura lógica de este proceso. Sólo así quedarían salvaguardadas la objetividad y la garantía del conoci­miento científico. Lo que encontraron en su investigación fue para ellos profundamente perturbador: la forma del razonamiento que llevaba a aceptar o rechazar una hipótesis no permitía garantizar la verdad de los enunciados. Fue allí donde su proyecto recibió el golpe de gracia dado que la lógica deductiva no sólo no les daba la razón sino que se las negaba ro­tundamente. .ííS:ks>‘

139

Page 70: Epistememología Para Principiantes

P s i- PEt>'\RcE. Ooe. HA6A ovi PoDeo1 J ffljjm m eNi s ° RtCcR^ í>C>; S f E KV ESAS

ffilJ 'Is H k ^ K v .! ; <—o^P' c>' onví S La fftaPoU.cjók) M á e K H ^ n*EJfcres wo3elkoTxrg4j

^ i O @ ® E Í l ^ ' V , < T O r ® ^ ÍAVUfÓTBSIS ESTXCSA,.1 Vís- ^ — - : — J-------

Semmelweis le pide al sacerdote que modifique su camino y las muertes no cambian de proporción, por lo cual rechaza esa hipótesis. Luego de en­terarse de la muerte de su colega con síntomas semejantes a la fiebre puerperal, propone una nueva hipótesis: «Las muertes se deben a conta­minación con el material cadavérico» y decide ponerla a prueba.

P e s Pues De ¿as - v h ^ s a s v i W M M íIM M M M IIIM B AKlvrS X>r. Las Partas DPfrekj I !//////////M frW , Jmla va«, se . ¿As w n os Goto qnl ¡

CLoRo Ea TW, :. »/////»

y ° W i& v jP o i T * - > e V j ¿ t í f t ¡ T * x ¿ y j |

Cuando una hipótesis como «Las muertes por fiebre puerperal se deben a la contaminación con material cadavérico» se pone a prueba experimen­talmente, es preciso deducir de ella ciertas condiciones que permitan re­chazarla o validarla. En general se puede decir que la forma de este razo­namiento es: «S/ se dan las condiciones C entonces se producirá un acontecimiento E»._______

LA MifoTESíS .SELSACERScrE Ho Pa«ecE HOY 'rA '£¿£, ?£&© E$ MECESAftiO ESTAR S E ^cXJo.

<¿CD*1o PoEíoPoWE-Río /( ftúK-GA f

r’oí~ P.w AS>oW.tó’PESlS/¿AS MÜEC.TES Poß r*e-6>/íE- *•>£*. Pe. ru¿. f npiwrt>vo»Ji 1 t>;sh<mo¡co

a t E __ y

El alivio de Semmelweis dura poco: la exigencia de lavarse las manos con cal clorurada resulta intolerable para sus colegas, muchos de eDos se re­sisten a ponerla en práctica y ejercen tal presión que, finalmente, el Dr. Semmelweis debe abandonar su puesto.

140

He. PaR£££- < 16. 0T<2a- \I¿ Z ESta^oS ?to£LrMA|-

' S , Kio Ke. E áoT vo co ^ ¡1 | E S E\ T ' ^ E - lA ^ Í^ H V S e . í \ 1 ll QMA« f a ¿a q ~4 • r ^ \ y - ^

-trata T>£ ¿a ''FALA.O^g®'pÉ-AF^A^oAO ^ L jp g p *

H e . t e +vd áoe_ 7 ¡ Í | j4 *ESCAHOS AÚM Jtf

^ o ^ J ^ í o m ^ l f í W ^ sNdKiOV £<*£ÍAHC6¿LJe_fäPrAHoS l l P f e

EsvA/2.... {SSSftTT':

A medida que el programa de investigación del positivismo y el empirismo lógico avanzaba fue encontrando cada vez más dificultades para lograr su objetivo: mostrar que la ciencia tenía un único método y que éste permitía arribar a un conocimiento verdadero y universal. Por un lado, hipótesis bien establecidas que han pasado la prueba experimental con gran éxito resultan rechazadas por la comunidad científica y, a su vez, hipótesis que se muestran endebles y cuyos resultados en la contrastación experimen­tal son dudosos pueden ser aceptadas. Sin embargo, esta estocada no hi­rió el corazón del proyecto, pues se trataba de cuestiones de la práctica profesional y no de problemas lógicos, que son los que estaban en el fo­co de interés de los epistemólogos.

La forma deductiva correspondiente al proceso de confirmación de una hipótesis, conocida como la «Falacia de la afirmación del consecuen­te», no es lógicamente válida. Esto no quiere decir que la conclusión sea necesariamente falsa, sino que no hay garantía alguna de la verdad de la hipótesis aún cuando el experimento resulte favorable; tan solo podemos tener una mayor esperanza que si la prueba hubiera resulta­do sido negativa. - ¿v •/. ite'.v'e ' rra,¿¡

141

Page 71: Epistememología Para Principiantes

PaRAÜOE Gc*\Pfc.EMDAtf :‘t s .g| H A t^ '-T ó S PEL I)E.SAT¿.eJ|S AMAí.;24«e,M,o^ Lo&oe_ « |g *SiéM;FÍ¿A ¿a 'F'^AáA X>EJ^ /\F¡RMAC.¡oM D6L GomSEA)Cí^3 CoM uM E^EKfLO CoT<P>X«¿> jr f

y' S E K ciao . , iB A a sM i i

3*N EH&Afe.éo, Noí>DTÍí©íS SA,e>Ef\OS QOE Lo C iE. PASÓ E.5 ^ e l PeR»R.o H izo bos weces¡pm>e.s / <aoe e¿ d /a f p a

E5P¿_e n I>;1)o . ¿a vfe.KPAb D e ^ c^ k ís s c o e m t e . Cc£_ Pa t io e s t a ' Ko^DO ) Ko <SAftAAiT»Z\ a. V£(?ACaI>AÍ> Pfcl 4l\Te0eX>irKT£. (üjiev¿J

Se trata de una falacia porque en lógica la exigencia es que tengamos certeza de la conclusión y no meramente que podamos tener confianza o esperanza en ella. Sin embargo, el hecho de que en lógica se considere a este razonamiento una falacia no indica que la conclusión sea falsa, si­no solamente que no tenemos garantías de ello: si el patio está mojado es posible que haya llovido, pero también puede haber otros motivos: un vecino ha regado las plantas en exceso, el perro hizo de las suyas, los ni­ños jugaron al carnaval, etc. Con este tipo de razonamientos, aun cuan­do el experimento o la observación sean favorables (el patio está efecti­vamente mojado), no podemos estar jamás seguros de la verdad de la hipótesis, j j r j f r f n f t v n i j é í i i ' ■ • r í iss-^, ; .?, .h u«;-. ttt

La estructura lógica de los razonamientos que llevan a la contrastación de hipótesis permite rechazarlas cuando salen derrotadas pero no garantiza su verdad cuando el experimento es favorable.o U rtr i-4 I ' *• £■•' f . . ' ■/■■■ ..

142

1U5 H¡WtTe.S'.S G;n«íRarS hioPoo>ti4 I i VefoPrjvflst EKPERiMewTA^ieme, p e to 1 ÍTopmoS PoMEWAS A ífoBÉA Y A1.HEM0J) 1 ( jo m & O ^ U S o C o ^ 'í^ tA S - DEESTeJicCo

fop£^<6 Mfi.litEWE.RlAS HEtVTWS fe$t)LTBl|

EXiToSAS V R£0 <AaR(AS C « * fi^ ü&/oS PAT<6 o exP£ C h o to s R<c$oaeAlJ

SoffaftrrEM LÁ i C^MTru.srACídÁ e /pe iíheN tAC %&s h o ~>.w <3ko6- PlcéA6 (£HEfr^e SoM VfeR m pEM Si

Las pretensiones iniciales de encontrar una metodología que garantizara la objetividad y la verdad del saber científico se desmoronaban. Esto, desde luego, no implicaba que la ciencia fuera un tipo de saber despreciable o inco­rrecto: simplemente no daba lugar a las pretensiones de certeza que anhela­ba el positivismo. El refugio frente a esta dificultad fue la probabilidad...al me­nos provisoriamente, aunque esta vez parecía que habían llegado a un callejón sin salida dado que la propia lógica les negaba su apoyo.

Los sueños de un conocimiento claro y distinto, totalmente fundamentado y capaz de ofrecer garantías absolutas, se esfumaban nuevamente: la pro­babilidad de un resultado favorable frente a infinitos casos posibles (que es lo que propone una ley universal) es nula. La retirada a la probabilidad traía otra vez el problema de la inducción y mostraba cómo la confianza en las hipótesis es mác bien un hábito (en muchos casos una costumbre lúcida y necesaria) como había planteado Hume. Al programa positivista sólo le quedaba la esperanza de poder abordar el problema desde otra perspectiva ya que cada día se sumaban nuevos inconvenientes.

143

Page 72: Epistememología Para Principiantes

!ES iNCA£.'>6l& Peto IA SoLoüÓU AL. ?<LdbL&MA P£ ÍA iv^ocodn esva&a, S

¡TtíDo E L T veK fo 3)EtAWT!Sí>E.Hoe£T«A.s\ HKfisVCES Y, Sm Er\6A «>0, M K W U f' I HA6*\ ST*>HaSTA AfoftA. _ ^ - r ¡

¿CoHO ?«3&T>€. OOrtSReSO?

F-..—!>e s <üü b ;V\r\<2>ÍA Oiüe. WACeR^ j | P i

OMAv ?*JQs>oMTAr | | ¡ | p D lF & d e M T E ^ m 4 r S K

d o & &osc\c^ o r a r \ f ¿j H^&í/Ar (^ E 5 f0 e s m 4 m i

% : ■ -■ k ^ l t w ,: tu. ' ,*•*.•?■•................... .-......... ..... .... . fl ------ ---- -----------

El cambio de óptica propuesto por Popper consistió en «invertir» la pers­pectiva tradicional. En lugar de interrogarse sobre cómo se verificaban las hipótesis se preguntó cómo se podían «falsar» (demostrar que una hipó­tesis es falsa), de allí que su posición se conozca como «Falsacionismo». Popper aprovechó una asimetría lógica que aparece en la contrastación de hipótesis universales: para verificarlas es preciso infinitos casos (lo que trae al primer plano el problema de la inducción); para falsaria, en cambio, es necesario sólo uno. Si planteamos la hipótesis de que «Todos los me­tales se derriten a más de 100 grados» y luego la contrastamos y en los primeros experimentos encontramos que efectivamente es así, no tene­mos derecho alguno a decir que la hipótesis es verdadera, aunque tenga­mos buenos motivos para confiar en ella. En cambio cuando en el vigési­mo intento resulta que un metal se derrite a los 80°, según Popper, sabemos con certeza que la hipótesis es falsa y podemos rechazarla.

El vienés Karl Popper (1902-1994), uno de los más importantes filósofos del siglo XX que desarrolló gran parte de su trabajo en Inglaterra (donde la reina le concedió el título de Sir) fue el encargado de traer el respiro ne­cesario cuando todo hacía pensar que la propuesta positivista había fraca­sado. Su posición exigía un giro importante en relación a muchos aspec­tos de la lógica de la investigación pero daba una solución original y lúcida al problema de la inducción.

144

H e /Lo&eASo Vk<L iíh P*So ’R ftn e AL E n c & u tT ía g , A S ¡H aT «.ÍL ^ ‘aISa.cíqÍA V </eR¿F«AC»©& A.ÓM ES P*MCÁ£>o

A P a rtíc , £he. so s ?lk k v e íos & ££aLT A 1n«o¡LSA 6e.iiJü Cjd K o PCo&C.ecA/A O itu a x , füE S MOMC*. Sa b e m o s r^ fí- i hiOtSTtAS -t£ o < L ító &o*4 . Jl ^ r x / ^ U T>. I:x j x~ r> ^T3

( ¿AChEUCÍA P taS tóS A EL P(2cx£SO tE C L iM i WAO'Ort € M tAS ] TE O R ÍA S RfcFoTAPAS ,?£.<IC> ÜOUOk feP eM C fc, L.LE<£a<£A

A t-C A W Z ^ lA*' • •

H fh ¡ l PAR Fce-áoEesS E ^v< 5 C o M o O fiiie c í< ^ i

\ ñ P y PMWTrAG.(S>oe., H 's r« T ^ < c ^ e w itl/v ?!?* m i e M U ? < *& & * p e ingerWfc*«ó^:v- \.£& W r ':T : X% 2F' C & A L , LeS, Ci£NTffTccf~> r -U- ¿ r ' l v v u k w a s . v e c e s W £ .m U>

a C A« Co a u &íe jíLP<Wk* o I f e i■ ‘ m 'S &v>t- A-i-eóM E X P E ^ e m o — ' //V 'V /-?

W J á tS r- ReSoLTE. 'p& S fA K o^A & Í.E .e k ow v \ o > a e ________ ______ M m í f1

El alivio duró muy poco tiempo: la propuesta falsacionista (si bien tenía un punto fuerte a favor dado que el argumento de la asimetría lógica era re­almente contundente) distaba mucho de haber resuelto el problema. En primer lugar, debido a que la lógica tiene un espacio importante en la ac­tividad científica, pero de ningún modo privilegiado. En segundo término, porque el proceso de contrastación de las hipótesis en el laboratorio es muy diferente al que ocurre en los modelos ideales de los filósofos.

Las hipótesis no pueden ser contrastadas de una en una como requiere un modelo puro. Siempre hay hipótesis auxiliares que acompañan a la que se está poniendo a prueba. Conjuntamente con la hipótesis a comprobar, en todo experimento, se ponen siempre a prueba suposiciones respecto del modo de observación, del funcionamiento de los instrumentos a utilizar, sobre las herramientas matemáticas con las que se ha de recabar los re­sultados, sobre el grado de error tolerable y otras hipótesis específicas re­lacionadas con el campo de estudio.

145

Page 73: Epistememología Para Principiantes

LA &(b$>B P E P e ^ D E - P E iA T E O R .0 t...................... . nriW * ” *l,'~"“,,1!3cmTtT,lw ^ 1 fii'mijlf ¿ Q ó Y \O fo e p E . fe e <2, e S c ? ¿ ^ C e s L A ^ I L_ 0&seRV>kC ífiíW fo R A LA 6a.SE I > t ü M 1 S Í C o N | Q ft .<■ t= -T Í \/0 ? __

H ^ H O S t^ P £ R < H E K T o 7 M É I L e s ?¡d o a o s t e o e s ¿i o e - m H B l H H S IE

o g s E .R .v 'g M C—

aoe. e.S ¿jotaoe. t e m e m o s «Soe. o & s e f^ A f tJ j l

Mo o&SE-R.vamos e>* e l Vacío í;n o £¿oe_ &^SCAM<ce V 3QLeCC¿OtJV\©S <3üE' i OfeSE-C-VArZ. <S»j;AüC6, po» . 4 ¿ j£JN /\| T E cH íA AoMdOe. SBB8ga>»newaSggSs e a p e .6 A lo ^« i/eu

Popper se atrevió a contradecir algunos de los presupuestos más venera­dos del empirismo de todos los tiempos. En particular, se opuso tenazmen­te y con argumentos contundentes a la idea de que la ciencia comienza con la observación. Pero, a diferencia de los filósofos que tomaron la vía de escape de la distinción de contextos, Popper fue muy audaz para su tiempo y se atrevió a plantear que la ciencia no podía comenzar con ob­servaciones porque toda observación, para tener un sentido, depende de una teoría (en una amplia acepción del término).

La gran mayoría de los filósofos positivistas y empiristas del siglo XX es­taban de acuerdo en el papel fundamental de la observación como fun­damento de la actividad científica. Sin embargo, a pesar de la importan­cia que le asignaban y de que su concepción del mundo valoraba la indagación experimental, le dedicaron muy poca atención, por no decir ninguna, a la investigación del fenómeno observacional. Para ellos, el modelo representacionalista que supone que la visión es un tipo de fe­nómeno meramente especular, no era una teoría a ser comprobada sino una verdad evidente por sí misma. El mismo esquema, aunque en una versión un poco más sofisticada, les servía para suponer que la cons­trucción de los «enunciados observacionales» era una tarea simple y prácticamente mecánica.

146

ÜUK TEORÍA P£ Aííóóm Tvfo ?«.ecepe. A "t*® © NCi AD© O ftS e Y, í f c R L o T ¡

't*oX>o'E^OtsJ<-¡A£>0 O&SE-'fc.vACioMAi- ££>TAkJ , . U &¿£. GcMO La &0E. V&JESú ftaNE. ]

Lh- f ’- ' - II ¥• V-ia -ta jl^c ío 'a , on ¿aso, r e s g /s e •pe¿_ L>%r ■»

'P^tSüí.TADo oee.&R.vA,CAoMAt_ P e Las QpMSE eMcM¿dOfc pElíoCthOS P E 0/JA"reoR.\A OtWtoTESs;P e ft jO , poR. vXKa, ¿A <oQ£,E.RVAA<S^ > K

(¿oiAPA ESA H :< & H A -te o « .\A ,¿ C ^ o E 'S j f\ ? o s¿g>ie- b a l s a r T e o R C a ?

i> y \ t t ( 5 S * fír< A J > ‘

Para Popper, la ciencia no comienza con observaciones sino con proble­mas. Sólo en relación a ciertas conjeturas, expectativas y supuestos (teó­ricos) es que nuestra atención destaca ciertos elementos del fondo de ex­periencia y las observaciones cobran sentido. De este modo el filósofo rompe con la tradición empirista que supone que todo lo que está en el in­telecto proviene exclusivamente de la experiencia. Sin embargo, esta po­sición no implica una ruptura radical sino una reformulación de la concep­ción clásica, de manera tal que sea posible dar lugar a la complejidad de la práctica científica.

Para Popper y todos sus seguidores, los falsacionistas, las teorías se construyen como conjeturas provisionales, siempre sujetas al control experimental.La falsabilidad de sus teorías es la característica diferencial de la ciencia respecto de otros modos de conocimiento que se presentan como infalibles. Éste parecía ser un principio «claro y distinto» que permitía trazar una frontera absoluta entre la ciencia y las otras formas de conocimiento... hasta que la historia metió la cola.

147

Page 74: Epistememología Para Principiantes

r £>L©&>CKK© II I IPü£9€_ ///

C?0¡AK*i0S EH H/l LA ACE.P x\ci6^{JJ) o teCVKZoÜN E.MOMCÍAXX) eKft'RÁCO^SóUGíaexpe -R.;ewca PUEPE-, fWERljO, pEltoESTA Wo 1 t íe n e CAftwKfAS A6>Soun\s,SE- < TÍ2ATA

I rftnií 5>EÜ(JÁt , fftfl l I pec(SioN.. y ¡¡¡I,

EnT i.^ .cts ¡aoé e s to a . cHoS LLéVa a A C e fT A R .^ -—<S fi£.OIA 2ARjX>5 ^-JÜt

Q uí ÜW (Lí fisdLC 'JiCi OSO

Popper dejó bien en claro que todos los enunciados científicos son conje­turas sujetas al proceso de contrastación experimental. Al mismo tiempo planteó que las observaciones sólo tienen significado en el contexto de un problema y que todas están inevitablemente «cargadas de teoría». Esta postura lo llevó a proponer que ninguna teoría podría ser falsada en la práctica, dado que siempre habría una forma posible de rechazar el resul­tado experimental negativo.

Para Popper las teorías científicas son rechazadas o aceptadas como par­te de un proceso racional de toma de decisiones. Sin embargo, su confian­za inicial en trazar una línea demarcatoria definitiva entre la ciencia y las demás formas de conocimiento se vieron defraudadas por el hecho de que la pureza racional de este proceso estaba aún por demostrarse y su pro­pio trabajo ponía seriamente en duda que así fuera. A partir de sus hallaz­gos se abrió una compuerta que llevó las aguas de la investigación a ale­jarse cada vez más del purismo logicista y el empirismo estricto, y a considerar a la ciencia como una compleja actividad social humana que debía estudiarse en su contexto de producción.

148

\(

I

Imre Lakatos (1922-1974), filósofo y matemático húngaro que pasó los últimos años de su vida trabajando en Londres, introdujo la complejidad en la filosofía de la ciencia anglosajona al plantear que el proceso de contrastación experimental no podía considerarse aisladamente y que era preciso comprender la actividad científica teniendo en cuenta un con­texto más amplio. Su epistemología tomó un punto de partida muy dife­rente al de la tradición (que analizaba los procesos de justificación de las teorías considerando experimentos o situaciones aisladas). Lakatos planteó que la actividad científica no consistía en contrastar hipótesis aisladas sino en elaborar y poner a prueba teorías que eran estructuras organizadas de hipótesis que no tenían sentido en sí mismas sino en re­lación al lugar que ocupaban en un amplio «programa de investigación científica» v

ja o lT p ;re ¿c& P ü w e cs De.¿A w vroS!. £ N SoS ¡ j fe GoS KúfiSflU.Cl'HL

JÍA ACtiVip^ CiEüffífídk £5Sü HMteWífcI|Q oH P Lek. ¿ 4 \M E S T (6 A ^ ¿ ^

ExfERiMeiWDS k 'te o r ía s [Lt*eaL faoEiA n=_

O FA¿3a¿L 0 MATEOS a I 1 p ’E.PBHPE. PE. HüLTÍ Pi.es FAC*c£.eM

UúhQa í.tp<ia«.SE alv

í^ e s o m *D c D e . o» ExfewnfcKTO.

íe s cuefcroL Pavos,j^AceW JoTES 4SuSt^Sq«.£¿. £m S¿S UfeOjOS

VUe>£A PE (¿AI-ÍLEO, J>& 0oPe'(^l(G0,3>fi.fi€Vk)TOU, VE E¡W Sr£¡hi P^&tE^'AS&Ot'TO'K&íiMliGüEl EtWfcEüVAR { <í£SaLVE R ..

Lakatos desarrolló su filosofía de la ciencia como un intento de ampliación y reformulación del falsacionismo de Popper. Su concepción del desarro­llo de| conocimiento científico implicaba un gran desafio a la tradición em- pirista y positivista aunque aún puede ubicarse dentro de ella, abandonó la pretensión de que la ciencia brinde certeza y verdad. Sus aspiraciones fueron mucho más modestas: afirmó la racionalidad de la ciencia y la exis­tencia del progreso científico.

149

Page 75: Epistememología Para Principiantes

)El?&sai.ir*a)o j>g|_ E-x PERxMEUto Sg-Ayte<^ F a O E ^ s r ^

EU ESE. CA^O Lo-oLv/tD^aeMOS V S£6 úvftfcrto£> ! l&aScyvKCo poQ. a t^ o s . CaM< i^OS> .

H e - R ^ t -Ca , K ^ t v v ^

Lakatos denominó a estos procedimientos tendientes a salvar el núcleo central de un programa «Heurística Negativa» y planteó que su utilización no sólo era evidente en la historia de la ciencia sino también necesaria. La «Heurística positiva», es la denominación que le dio a las líneas maestras que guían la investigación y que son las responsables de los nuevos ha­llazgos. El desarrollo del conocimiento depende de ambas estrategias, pe­ro un programa es considerado «progresista» por Lakatos cuando predo­mina la producción de nuevo conocimiento más que el mantenimiento de lo ya obtenido.

Las pretensiones iniciales del programa de investigación positivista fueron disminuyendo pero su corazón parecía incólume a cualquier golpe. Esto es precisamente lo que la epistemología de Lakatos permitía considerar: que, en las prácticas reales de investigación, existe un núcleo central que se mantiene a toda costa y que resulta infalsable. En el caso de la filoso­fía positivista, son las nociones de racionalidad y del progreso de la cien­cia las que no son negociables, dado que eran ellas las que estructuraban todas las preguntas y organizaban las respuestas.

ISO

H íT A P^ECE <SoE sólo EH Lh eol-WcA «Af XEf^T\r rír p ^ T | r r r -

[ La CUewa'A TAtA&'EKi A-TCMKÍsA feRÍOttefr ÍDE-T^ j j í J - l - j Q ¡íSRA Mpe-S TRAUSR>RtfA£¿OMES SÓLO JXm N0&MKESPoESTAS \ Vi£JAS P(2£ 6 0 wn<SSM0 O üE S bU E R a ií o T f t tó l

Y ESTA&LEdtH fPioR,'vi>ADéS I>(Pé<Et ES )T ? y

M FoR,ix>Vi‘STo; EL W> ?oEI>ESee,í \ y ° MO ÜMA ErAUEfiT?* P.FERefVTE A¿-

fC- L ^ iTO 5>£ ¿as Ptoí>ocooMES.■•fe.. « » ■ "■¡¡asraf'j^sss íe t^

/<e*'£S. No%¿Lo Wóe^wa'co &£¿AC*é«^A lV¿_yC3TA’ s áÍAtSiXS CKHfcioS «S;»o ~TAMR>fe«l «1.—r La TetfbM t u <3boe £L Pasase Y eacfc&yice, ^iA HíSTo iA ESrA.'A'T'fo.K^fl1*0 0*A fcgv&iidfeAt io

La y& U j (qQNo sólo en el campo político sino también en la epistemología se vivió la década del sesenta como un tiempo tumultuoso, productivo y renovador. En 1962, Thomas Kuhn (1922-1996) publicó La estructura de las revolu­ciones científicas, libro que produjo una gran conmoción en el mundo aca­démico y fuera de él. En ese texto, el filósofo e historiador de la ciencia es­tadounidense, planteó que el desarrollo de la ciencia no era un perpetuo ascenso desde la ignorancia al saber siguiendo la guia de un método úni­co, sino una producción humana sujeta a revoluciones.

Thomas Kuhn se doctoró en física en la Universidad de Harvard. Allí tuvo a su cargo un curso académico sobre Historia de la Ciencia a partir del cual comenzó a cuestionarse la concepción positivista heredada. Sus in­vestigaciones históricas le mostraban una actividad muy diferente a la que la filosofía logicista pregonaba en sus manuales y la difusión periodística repetía sin cuestionar. En particular, le resultó sospechoso cómo presen­taban los manuales de historia de la física la figura de Aristóteles.

151

Page 76: Epistememología Para Principiantes

IC» OH' * Mo—mr»—rf /T ff»~ ~ ^ é . O Ni TALENTO Kio'TA.Si.E. CoKO EL De. AR.?ST©TC.U5S I

b'.ír-y Sf i ¿«Loe. ILoHímo T AwA,<^* &<iA£ DELG>AoeJH\Eí-!CiÓ ttA vA íI D I P F^C V S AO o?AM ^K P Le fA H E A L ^ P < M y E t/W iM j

Aok|,G¿MO ES ft&'.é>Lt e.XfL'CA«.dOEOKlATBc>«.rí~ C fi^K e K te T ] -t-AM AfcSdRPA ÜOHO¿aP:^ca A«.«TOTE'í.í(XzJHAfA SiDo TOMA&aT5w\ c ú s e l o , líO'CAj^'re- ta u to t ^ n f ó V * * . ta w to s c,<2aw\£s, f>&t-Aí>A'DO*-eí>- t5¿_AG.fcoKEKrTO P E ¿A . A0TO«.<OaJ> *£>£•(_ «L& íÍD L -a |^ m m rJ c .& S .O ^ T A Koy poco C'C.EÍe; L E -. _ — J

Siguiendo en muchos aspectos los análisis del gran historiador de la ciencia francés Alexandre Koyré, las investigaciones de Kuhn sobre la historia de la física tuvieron por objeto comprender la concepción aris- totélica-ptolemaica del mundo en el contexto de su época sin juzgarla desde el saber contemporáneo. Cuando publicó en 1957 La Revolución Copemicana produjo un gran cimbronazo en el mundo académico. Su obra demolió la visión ortodoxa positivista de la ciencia. Los trabajos pioneros de Koyré y Kuhn dieron inicio a una gran actividad de investi­gación histórica a lo largo del siglo XX que condujo a una concepción completamente diferente del pasado, reconociendo la belleza, la racio­nalidad y la potencia de la cosmovisión aristotélica y considerando la complejidad del proceso revolucionario que llevó a la aceptación del pa­radigma newtoniano.

Gran parte de la tradición histórica, especialmente la anglosajona, plante­aba que Aristóteles había sido responsable de un «retraso» del desarrollo de la física durante dos mil años. Según ese punto de vista, la aceptación del modelo geocéntrico fue el fruto de la autoridad de Aristóteles, que re­posaba exclusivamente en su reconocimiento como filósofo pero que na­da tenia que aportar a la física puesto que sus concepciones eran meras especulaciones sin ninguna base empírica.

152

1AJ 0Pe?ac,oues KrtEPiOcwfcS átJE RE4Í.I» ON üEUTifiGO Eaí E¿ÍAeofiM O ^o Mo Son "Lo TXDO pofc LA exPtR,£M c<x;' ¿ ;uo

"LA O&SEgvAúOM YIa fo&PEN VPE&ENJ>KA&t;camemT£. ¿A<Sa^ p e ¿ a s u B CPeE(^ci4£> oeMtíft'os Aphís>&(£S o j m ^ e ii5 co n t(2aRío7 u g 'AAbfc.íK Qe m a ,.

? E R o , s í SoLA& , i pE T C .^ ífiA .R , ow Q jB R .fo

i> e _ T A LES C j& z r tc 'A tS , . " ___

i - , L S “I o p w f :

En La revolución copemicana Kuhn describe la complejidad de la lucha entre teorías rivales. Sus trabajos coinciden con los de Lakatos en propo­ner que una nueva teoría nunca triunfa sobre otra ya establecida sólo por­que “concuerda mejor con los hechos”, ya que esta concordancia está me­diada por procedimientos experimentales, decisiones metodológicas y compromisos que pueden ir desde aspectos metafísicos hasta posibles aplicaciones tecnológicas.

Su exposición del modelo geocéntrico aristotélico-ptolemalco mostró que éste poseía una gran coherencia lógica y un sólido respaldo empírico. Es por eso que resultó tan difícil su reemplazo por la concepción heliocéntri­ca. Kuhn osó interrogar a fondo la historia da la ciencia para tratar de comprendería. Se embebió en el espíritu de loa autores que estudiaba, permitió que la belleza de sus teorías lo cautivara, Intentó restituirles la coherencia que la historiografía positivista les habla negado. Asi, desarro­lló un modelo de historia viva, plena de sentido, totalmente diferente de la versión anacrónica tradicional, que consistía en medir los conocimientos del pasado con la vara de los del presente, despedazando para ello los universos de sentido que daban coherencia y significado a los sucesos y a las teorías. ' 1 ' .w

153

Page 77: Epistememología Para Principiantes

- C-O^ies los '/éiorps {Jf 'M le r d o s .^ u íc k s e ¿Kttwcie>M<k>ñ3iátfíAx) ^ow¿M>

J oe SW*\fc¿(<eo Ser^ <9<WVcá0 ^ 0,0

ELfAEADiéM3) t f t N E ¿ j

ffe fe S o i M w , ustep ’Px&QasA ?M\ «5<tíU<Aík CiHo OKI* TEoR'A\P&P íaZa a r & f o S ñ f t q uOij Ñú£</o" foKftc Pe i/.sn? bsN £ c e .$ A & o T E U m £M

1 L)M GoM^MTo AUtüo tey P&cBPcMiemZ \

L\«40ce> & kLE . S í . /

La relación hechos-teoría que era lineal y directa para los inductivistas, al­go más compleja para los partidarios del método hipotético-deductivo y que comenzó a ser considerada altamente problemática por Lakatos, fue radicalmente transformada por Kuhn y todos los filósofos posteriores a los que suele llamarse genéricamente «post-positivistas». Para los nuevos fi­lósofos de la ciencia, considerar un fenómeno determinado como un he­cho y explicarlo teóricamente implica decisiones metafísicas, metodológi­cas y técnicas de gran complejidad.

en-Maáe-S p oeW aA monée ( ty ■ f y d ^ 0 5e n»U¿i©«a* e r^V así f __ c^ue <3éf’ecícfy d«( OOon so Pdafeffles.

rilE&SAMEHTE €SESrRoc*ofcc5 E L Co-N.oaHEN’SO. S í ELüSTAÍto i>fe£_

vefc<4i CdHo <¡W Ptf*®i6rfV e*U>AM¡a,¿A f£(^C£fcJoMELQowCHniElKtTO YlAfcXPteSfeOM StiE- £fe&d¿T*&QS

Para dar cuenta de los hallazgos de su investigación histórica, Kuhn nece­sitó desarrollar un nuevo concepto y acuñó la palabra «paradigma» para expresarlo. Paradigma, en sentido restringido, es una teoría ejemplar aceptada por una comunidad científica como guía de investigación (Ej. La dinámica newtoniana). En una acepción más amplia, engloba los métodos, los presupuestos, ios estilos de investigación de una disciplina.

? A ^ 4 P ’ £ n ' \ ) , H íC h » 5 ( ' t m .h

154 V

C-SoS f¡

I i ) M e w T o M iW o Y j/FARE.OS OM S>\KLC>6o } | H ñ I | | | | | | / f

-s>g. s o ^ - - \ ít

( EW R É.)OoKQ

M G u T s a S T e s I^ m o s ; .V ív * e f tu l( e m m o n d o s T>jfeRjeMTES c

Frente al esquema de desarrollo continuo y progresivo, que elaboraron los positivistas lógicos, Kuhn propone su concepción de los paradigmas, co­mo modelos ejemplares que guían la investigación en un área determina­da del conocimiento y que son sustituidos por otros nuevos mediante ver­daderas revoluciones científicas.

El modelo de desarrollo científico de Kuhn procede en etapas. Primero un estadio pre-paradigmático, caracterizado por la proliferación de teorí­as rivales, sin que ninguna logre un consenso mayorítarlo de la comuni­dad. Luego, el establecimiento del paradigma que define el campo de In­vestigación, los conceptos fundamentales, los modelos teóricos y las metodologías que se utilizarán. En un principio, nos dice Kuhn, un para­digma no es más que una promesa de éxito, nos provee de un fuerte marco conceptual y de herramientas adecuadas para llevar a cabo la ta­rea de investigación. Luego, la ciencia va madurando y los Investigado­res desarrollan las tareas correspondientes a la "ciencia normal": Inten­tan resolver los enigmas que inevitablemente deja abierta la primera formulación del paradigma.

155

Page 78: Epistememología Para Principiantes

EfcyroKCES ¿C dH © S e . R s£Soei\M>J / ^ S M ^ L f ^ K X Í

% M | 'M I ... ■ ' " " ■ ' - -------------m ;:~W7K. ----------- - ,.• . . f .... „ . . .

ES fflE C íS o 0M /\ REVOLÜCJOA C iE H T ffrc v IE ^ U ?ARA PoI)E-^ <SE.KErtAfc. ¿ASN0PI/A5 ?ieBSc«tt £«¥ V Paga •^sPoME.e. d e ^ M B tt& o lo é M S ^ r«oCEP)(iiEw'Vos> n a \ ¡E V d ^ L \ X^OHAi-fA FN> ÜM Dfet^tRjO 1>€.¿. M u£.|/0 ------------------------------------------------------; pAi2AT?<gMA .,--------

En las épocas críticas todo se pone en duda, las certezas se disuelven y reaparecen los debates sobre los “fundamentos” de las disciplinas que en las épocas normales se daban por sentados y se consideraban verdades evidentes. Los términos fundamentales utilizados ya no son indudables, se discuten las decisiones metodológicas, y en muchos casos el debate llega hasta el cuestionamiento de la concepción del mundo que está implicada por la teoría. Finalmente, las revoluciones científicas son aquellos episo­dios de desarrollo no acumulativo en que un antiguo paradigma es reem­plazado por otro nuevo e incompatible.

! ¿ & o e J>¡FE.R£ ►«A O ^A ^O H A L{\ ? 1— 7 = z = = r z-^L C =z - . . . . . — — ... .L

¿A P ifE R tK iaA ES &0E. CortSJ$>E.AAI1C£ <&0£. A ¿¿o S OKJ E^vfeMA CoAUDo TEM'EMqS ¿ASe6dR.S>At> DE PoDfel ReSoW&<?.¿£ . OWA AUofWLfA «o fdeíJE RtSbLUeeSE, ES ONA fkl±K P e R s ¡s ^ T 6 aoe. e c .

=rz A É ' H É Ü ' " ....... É

La ciencia normal consiste en resolver enigmas dentro del marco concep­tual que provee el paradigma. Algunos pueden persistir sin poder ser re­sueltos satisfactoriamente hasta convertirse en verdaderas anomalías que lleven a una crisis. En los períodos de crisis, para explicar estas anomalí­as surgen nuevos candidatos a paradigma; es decir, teorías alternativas, que en general subvierten todo el edificio conceptual sobre el que estaba montado el viejo paradigma.

J )E .Z -S E H ¡í/-fA $ 4

LA ^ ! ^ - í>-a o '*t ^ KoHM P ( ^ u F ^ T \. ^ t A e f t s t e k o a

4oe.»aq ® ¿ Jo ew n e j y iÁí lm M íM M fgACTicAHems. k» k € í n o t>*. l o s 1

AS¡ ES ? So G>nCepaoM p/rT)

3>EL Qohoohiem to fae-TE U sio\i ¿ loe^ü .e /uo 'A - £ S r 1 m ACTi^pAJ) ft>^KEUTeu£ACiO>U¿..

Los aspectos centrales de la ruptura de Kuhn con “la concepción here­dada» (léase la epistemología positivista) abarcan tres cuestiones funda­mentales. En primer lugar, Kuhn asigna un rol fundamental a la historia de la ciencia, es decir a las condiciones efectivas en que las teorías cien­tíficas se producen. En segundo lugar, la ciencia deja de ser considera­da un conjunto de teorías objetivas, neutrales y verdaderas, para conver­tirse en un producto de la actividad humana en el seno de una cultura determinada. Por último, Kuhn cuestiona la concepción positivista de “progreso científico”.

Kuhn propuso analizar el marco de producción, validación y aplicación de las teorías científicas como un sistema complejo con múltiples interaccio­nes y retroalimentaciones. Desde esta perspectiva es imprescindible la re­visión de los criterios de verificación (o de falsación) de las teorías. Tam­bién se hizo necesario reconsiderar la división del proceso de producción de teorías en contextos estancos de invención, validación y aplicación, que la epistemología positivista había impuesto.

157

Page 79: Epistememología Para Principiantes

ntfciUSA HEMTE. ^ Acn'ToT) S OUA f/üfótKA De.¿» <ttví£ kuWM I ^ ^ E A ; OSTEPES SoU Lob ?4RttW ¡Jta fcE* 3m«.y>UtoW6#H, ^ £ ^ 0 EStXM SiQOlERX Di5 pJE^T0S AJE-ScyGkAR. OTR*. pES^pñCnvA Q oe TACWAki, s¡M Pe GMtscBñ. DeSeMTOo,

■ggS^^ftECiSAhCH^gLSglWBO LoPifcEL PAgAPteHV. |

El debate que se establece entre defensores de distintos paradigmas pue­de resultar a menudo estéril, a tal punto que Kuhn, sostiene que «un pa­radigma no triunfa porque consiga convencer a sus oponentes, sino por­que los representantes del paradigma más antiguo van falleciendo» (tomando una idea de Max Plank, (1858-1947) físico alemán, reconocido como uno de los fundadores de la física cuántica).

De acuerdo con Kuhn, el cambio de un paradigma por otro, a través de una revolución, no ocurre debido a que el nuevo paradigma responde me­jor las preguntas que el viejo. Ocurre más bien, debido a que la teoría an­tigua se muestra cada vez más incapaz de resolver las anomalías que se le presentan, y la comunidad de científicos la abandona por otra a través de un cambio global de la percepción y de la concepción del mundo, que Kuhn ha planteado como una especie de «conversión». No es un proceso puramente individual que pueda ocurrir a partir de un debate racional sino una transformación que afecta a los miembros de una comunidad científi­ca y que se extiende por períodos largos de tiempo como muestra la his­toria de la revolución copernicana.

158

E5 AQ-OELLO &oe L©S MEHB1C0 S I £>£. ÜM OoMOM'PAP CjEKSrf F'<A QoH

m ¿ W & k dJj P A ^ teM ^j » | üfefAKi ZAS KjrLkCío n e S J>E_ fj

ü tAOnHt>M»PAl> r . gZXPUCA portaos

Í-AS. SienfríE- U*> ápfc. W B f A %-rPfioftofiU i OKi hoi-\lc .. dHAM S. iDo HOX J o o 6J.es ohAQ-.G>)KkL£& " Jf, 1PCcfe& '.eM W -, o ft^rcos«m m \ íeu tes 3>e<cmwb MHoHfeteS á>0£, A¿. Uo £SrA X jS ) 'É GoHfrlQMfKÍbS Qd^ias ^E^dAS -fKíA Píoo ns m-Es í> e- ¿a c¿ e a k j a, Z Jm rnoft/ML, f<l£t>EM W '£>ot>4 h e n © S <P< p.¿*k t a Eu J K P S u í í

En la epistemología de Kuhn, y en todas las corrientes post-positivistas que le sucedieron, la actividad científica ya no es concebida como el pro­ducto de un sujeto racional aislado que observa una naturaleza comple­tamente independiente de él. La actividad científica ha comenzado a pen­sarse como una tarea comunitaria guiada por un paradigma. Se trata de una producción humana compleja que incluye múltiples dimensiones en­tre las que se destacan: la percepción, el razonamiento, la imaginación, la comunicación, y la experimentación. Todas ellas se afectan y condicio­nan mutuamente y sólo pueden adquirir sentido en el intercambio de la comunidad científica en el contexto más amplio de la sociedad en que es­tá inserta.

Kuhn planteó que “No hay ninguna norma más elevada que la aceptación de la comunidad pertinente. Para descubrir cómo se llevan a cabo las re­voluciones científicas, tendremos, por consiguiente, que examinar no sólo el efecto de la naturaleza y la lógica, sino también las técnicas de argu­mentación persuasiva efectivas dentro de los grupos muy especiales que constituyen la comunidad de científicos». El estudio histórico de la revolu­ción copernicana muestra claramente que la elección de paradigma no puede resolverse nunca de manera inequívoca sólo medíante la lógica y la experimentación.

r . '

I L _ — — — ------------------------ 1 - ------------------------------------ I-------------- - 4

-

Page 80: Epistememología Para Principiantes

f ¿ ¿ Aa-th— „ — . ............... .......— ......... ...... -■.. ■■ j gf c -

Diferentes paradigmas enfocan diferentes aspectos del mundo y tienen problemas y presupuestos disímiles, por eso no existe una medida común de su éxito o fracaso que permita evaluarlos. A esta característica de los paradigmas, Kuhn la llama “inconmensurabilidad”, término que significa “sin medida común”. Éste es uno de los motivos por los que el pasaje de un paradigma a otro exige una transformación global de la percepción y de la producción de significado, de modo tal que no puede pensarse como puramente racional dado que el proceso excede largamente el ámbito de la lógica aunque obviamente la incluye. Además, esta característica impli­ca que no puede pensarse la evolución de la ciencia como un proceso li­neal y acumulativo ya que no hay forma de establecer una escala común entre paradigmas.

En los últimos años de su vida, Kuhn ha suavizado algunos de sus planteos pero manteniéndose firme en el núcleo central de sus concepciones originales: que la investigación científica está guiada por “paradigmas” y que evoluciona a través de “revoluciones científicas”. Otros filósofos de la ciencia, particularmente Paul Feyerabend (1924-1994), defendieron más firmemente que Kuhn la ^S| inconmensurabilidad teórica y, profundizaron sus críticas a la concepción positivista.

160

Paul Feyerabend, nacido en Viena se nacionalizó estadounidense. En los años 60’ comenzó a escribir artículos en los que hacia una revisión crítica de la tradición epistemológica anglosajona generando en sus tres décadas de investigación una postura altamente crítica (y criticada) que abogaba por el pluralismo teórico y metodológico. En 1970 publicó Contra el méto­do uno de los libros más importantes en el que expone su teoría anarquis­ta del conocimiento.

....—* ...... — ...... - ■■■■ ■

"¿4 H y ¿a -x . us tevozjaooMES C ie trtr<as£jJ ES Más <b*JTENiOq, Aló v'ÁJbMH,

HüLTi LKTERA¿_ , HÍS 1/iVA * SoTt L, VE ¿o <ZM E Jo R \-{BXOVÓLO&0 PóFÍK/^ C— J ,

d 'o A a s o a C ts £ < á.ú£ íjm n mfeoju/g,[ SEA O A ^ Z D e . T»VL g-£PS>E -------

Su postura «anarquista» (que más tarde prefirió llamar «dadaísta» inspirándose en ese movimiento artístico que se burlaba de las convenciones) se centraba en que, para él, no existía, ni podía existir un método general y único válido para todas las ciencias en todos los tiempos. Esa postura es lo que en definitiva defendía el positivismo (aunque cada uno de sus cultores suponía que «él único verdadero método» era el que él mismo proponía).Para Feyerabend, el científico no sólo podía utilizar cualquier metodología que le resultara conveniente para resolver los problemas que se estaba planteando, sino inventar otros nuevos sobre la marcha o tomarlos prestados de otros saberes o prácticas si le resultaba conveniente.

161

Page 81: Epistememología Para Principiantes

*PD » ¿Í3 > - e5 K o/U -

Las posiciones pluralistas efe Feyerabend resultaron más intolerables aun que las concepciones revolucionarias de Kuhn. La idea de «un paradig­ma» podía llegar a asimilarse pero la pluralidad teórica y metodológica era lisa y llanamente insoportable. Los detractores del «anarquismo metodo­lógico» acusaron al pensador de «relativista» y de plantear que «todo es igual» y que, por lo tanto, no había forma de diferenciar la ciencia de otros modos de saber, lo que Feyerabend negó puesto que la ciencia es una actividad específica de nuestra cultura con rasgos diferenciales e institu­ciones propias. Lo que él sostuvo toda su vida es que no era posible de­mostrar que la ciencia era capaz de acceder a una verdad universal y de producir un conocimiento totalmente garantizado.

í Ka BastamtE-temía.KOS Cí>w KoHM Y A«ort\ EHPazá A TfoMA^l1 C .S T A P e s r u iH 6A l*.fcE . VtE Ü U P ü m a s ¿A- | 9c\O ti g¿Q~iOMA¿_ 1>BL 3 A fcgfe- CdS-MTf fíco . ____ „

p£L SABER. C^EN-riflGO, £S WfCESARiO gfCuKWíLA UV + * - IM A ^ ÍN A C io /^ TÍPKAít. E H T f¡-£H A H . ¿a&o&cxri. vaoooíp pe. fte-(CSüA.c<<ó .

£SE. P ia p í a e s )1 Ittfo S iB tg. •pi'STtKléu.R. O &ÜF<&ÍIZ... -'fmmM j y . .... i ' i j i i ------------

DE. Kono^lp4oe.¿ l PoaE Pe. es>awG_ "eu pTZ.mafro * fsJíMÉüM pdoc£D«rt¡Ei^Ej £STAr £x<OuCDo ' ____Y" rAKPocb P<jet>e . pr.e f e iu r S £ a - uaja aí m D e . P E H 'u e . N T t v>e.¿A e x p e le . -<A tó T tu ¿ ro " to O o y A te " Pec.o E k u -->mACiow CoMc&m^ !C>e.¿AÍKveSTt6 Acjo ^ T>r¿ tfMTQ^ p¿ocgJ>imeNros

\ /A I£ m Lo H ( s > y ’ b Í e ^ P e r d k ^ S i t u A C í o X ,

üsrex> A c e / c á ^ o S A tíe r to s c o A k

©M o KiO ha Y Ww4> o a MEvotio GMi'.eXS^íXEj-TTE 3oPE(¿,*o í¿. A o t« jd , kío H\v ro<tMA. T>e. ?ec,iOo &ai <ae me.ca¿_ e s fo c a d o

í i_K}Te.( R.O<£>Af íx S iW íia o fi WfSt fl-icA, Í/PJ^IAS AlSeuiKAM\'A^> feextMENTe_ p ^p 0Wi6 ¿£-s j / „ uíl A&r, pü£De. ^ M é e * . o ^ ¿

\ Acoe-í-Po (JEmE-Sa u --------------------—..... ” ><---------- "

O S $ lfy \tJ j)e A¿_

Desde el nacimiento de la ciencia moderna hasta finales del siglo XX rei­nó el paradigma newtoniano. El conocimiento científico buscaba en cada área del saber las unidades fundamentales que lo componían para luego construir un modelo mecánico capaz de explicar y predecir el comporta­miento del conjunto con la ayuda de leyes que determinaban completa­mente su funcionamiento. Según esta concepción, el destino de todos los seres que pueblan el universo estaba prefijado de antemano, no habla lu­gar para el azar ni para la transformación, sólo el eterno funcionamiento de un mecanismo inexorable. Esta perspectiva fue muy exitosa y potente: permitió construir máquinas de todo tipo y comprender una gran variedad de fenómenos. Sin embargo, su universalidad dejaba afuera la vida, el cambio, la novedad y la sorpresa.

r * ’A tó « . á ü £ ¿A R $ ¡a p £ L

S\CpLo xx WoSoií t L SAfte** CjÉWfRCo S ¡ m o ta r e '« ¿AS Q o n jtifc to u e E fiS ^ E M o L D é iC ^ s .

., jes, k Tajde «EA/teMCHD e l o & s e M A ío iL Y l¿

06SE£iM&> U No fc)EÍE 3 <PSTEMErt¿£ fchO A K U Ñ o

y . ^ l R 1? .......A principios del siglo XX se produjo una explosión de nuevas concepcio­nes: primero la relatividad y luego la teoría cuántica en la física despla­zaron al paradigma newtoniano. Desde la propia física aparecieron cues- tionamientos muy serios a la concepción positivista de la clendn que suponía la independencia del observador respecto del mumln Wnmm Heisenberg (1901-1976), uno de los padres de la ouéntlca, enunoló en 1927 el «Principio de indeterminación» que supone un Mmblo funda mental en nuestra forma de concebir el conocimiento I o i|ue él «nuon tró fue que era imposible determinar slmultáneammil» non llltiil la posición y velocidad de un electrón, debido a qua «I en|>arlmentadQf al realizar la medida modifica los datos, DeapuAn ile Halaaiiliary ya no pu­do sostenerse la idea de un obeeivadof paalvo fianla a ........... ..independiente.

Page 82: Epistememología Para Principiantes

■ ■ ‘ ■— ............ '■ ■■ i» .............— " .................. ......... .

La ciencia moderna ha dado grandes cosas a la humanidad, pero nos ha separado en dos culturas que raramente intercambian entre si: la cultura científica y la cultura humanista. Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química en 1977, señaló con claridad el peligro que entraña este divorcio entre las dos culturas: “Se encuentra así acentuada una tendencia al enclaustra- miento general que, en particular, corta a la filosofía de una de sus fuen­tes tradicionales de reflexión, y a la ciencia de los medios de reflexionar sobre su práctica". El trabajo científico que desarrolló Prigogine ha sido un aporte fundamental para la construcción de una nueva concepción evolu­tiva de la naturaleza compatible con las humanidades. Las teorías de Pri­gogine nos abren las puertas a un Universo abierto que no está absoluta­mente determinado, en donde el azar y la necesidad se conjugan para darnos estabilidad pero también creatividad.

¿AC.eNCiAtHope.fiNA- Ce v e to 4LHcnfertj=_ oma ua,toraí£ ta Hoc-R-ta") /P A S iV A ,u n a NAToRAUE-ZA Se CoMO dw A<ÍXÓHi\TA, /Qoe. OMa UE^. P£xxóftAJ"\AT>A fÜKtfjOUA £T£y?-MAf-AEnTE Su&uieNEoJ ¿AS Refc¿AS

¿ V ¿a <^eN c. A ,rEw ías>óLt;pjas> D£Ca.Oaí VELV><¿a>*rx _

(C oH EM A D£SARR£¿ÍA*¿>e PACA^ióHAb|c ie n t ; f ¡ c 6 » a o e . /A m o P ícm sa íj a l H c h w e Cs>na c J u s & r

ím w v & e W H y f fe 3 > e m N ^« a (.e z<'f’AtL.rfCtfE- 3>£ P&>CESo j);wA‘ MtT<i3 _

YeREATtVO (JM ÜWtVE«.Sí> £*)Pe/WMEMTB 'TrUHsÑDrW.agftJ.

€m este ¿)M(uen&a HA Y ¿OÍA/t fAfU £¿ A Z t f i I Y' TAti&EÁ/ P ítU U f I

^MEce^iPAD &0£.-ífc£j/W ¿OM t fE K fto <Wl£ (/Erí-S.V

M o S T O A M ^o O M HOMOo ,(?.€« MCA MTAÍX)

E UPAOCiO M AS* 6-gXA..,

En este universo reencantado se abren nuevas posibilidades de encuentro entre las ciencias y las humanidades, el hombre deja de ser un espectador pasivo de las leyes eternas e inmutables, y del destino que está escrito en ellas. Muchos científicos han seguido el camino que abrieron Prigogine y otros pioneros creando nuevas perspectivas que son conocidas como Enfo­ques de la Complejidad o Ciencias de la Complejidad que promueven el diá­logo entre diferentes disciplinas y saberes. El mundo que nos presentan en sus trabajos ya no es un mecanismo determinado por leyes sino un univer­so de creatividad y complejidad creciente, en permanente transformación.

164

Los trabajos de Kuhn y Feyerabend abrieron una compuerta por la que rá­pidamente comenzó a fluir una potente corriente de investigación que des-

- de muy diversas disciplinas y perspectivas aportó nuevos aires, proble­mas, metodologías, conceptos y teorías sobre el conocimiento y la ciencia. En las últimas décadas del siglo XX comenzaron a crearse departamentos de «Ciencias Cognitivas» en las universidades, en los que participan pro­fesionales provenientes de muy diversas disciplinas, entre los que se des­atacan los neurofisiólogos, los investigadores en inteligencia artificial, los psicólogos cognitivos, filósofos del lenguaje y de la mente, epistemólogos y, antropólogos.

ES ÜfJA í « l’ " i i ¡ « i j j fe m n n g — ;

a

| n^CSoEfiQ...TA¿. 0E7 1IHÍy£Poej>,u) A fo G W i 4¿60...—— i i i

•V --------------------'V í K AJj

No todos los investigadores que trabajan en la actualidad i ma del conocimiento aceptan gustosos el término «CplaH nombrar su labor, pues consideran que, en el mundo |0fl4 nominación ha quedado demasiado asociada a la autlvIÉ estudiosos que todavía están interesados en la domitmai’l y otros saberes mientras que, en las nuavM pa>M|iMP< considerablemente más amplio.

Page 83: Epistememología Para Principiantes

sets \/oI.omxaRioS;¿jes í\E s v < v/<S¡¿ e s TS2j*.v6CE-z> H e ^ < H E A ¡ W ^ OACAore (tfstfcl SE “ W 6 f c « « .l A

! \/iV>ÓN'' ES PECK. áU tl/A U A l/B L : d B 8 ^ ^ y ^ S S ? i f c . j -V o D tí^ T A S PA/2A AfcJUfcA • y y t iM ^ P íB ® Í^ S P m B i3r íS fe

<3 li. Semana 5^oierfte...

E^ffS /'MCf?EVfeí.e' Veo \ peií.PfcCTA.ME-mE Osrto \

^.MLoStüKK&rU fO&'teS.1'

■ f ó O & < .1RU*><£. U£- SELoS c^'tE.

(5106 «b(0 u>Rt AHoíU i/6eToDo iM E -fc r.D © CuamSo N o<THM&>

L o S A tílE o S o S p o e S T t^ ._ v

A muchos estudiosos contemporáneos les ha llamado poderosamente la atención que, aunque los filósofos empiristas y positivistas lógicos sean furiosos defensores de la ciencia, hayan prestado poca o nula atención a las investigaciones empíricas que se estaban desarrollando sobre la per­cepción y particularmente sobre la visión. Muchos psicólogos de la ges- talt (forma), psicólogos cognitivos, biólogos y neurofisiólogos, también los antropólogos e, incluso, lingüistas desarrollaron importantísimas investi­gaciones que hasta Kuhn no habían sido tomadas seriamente en cuenta por los filósofos positivistas, salvo honrosas excepciones.

En la elaboración del concepto de paradigma, además del estu­dio de la historia de la ciencia, Kuhn tomó en cuenta los traba­jos de investigación científica so­bre la percepción. Sus hallazgos fueron importantísimos y mostra­ron que, lejos de ser un proceso «especular» como supone el re- presentacionalismo, la percep­ción es un proceso complejo que incluye las expectativas y sabe­res. A partir de ese puntapié ini­cial, comenzaron a tenerse en cuenta cada vez más extensa­mente los resultados provenien­tes de las distintas disciplinas que estudiaban el fenómeno. f

166

f¿ fSí&H W cS ¿A

E sW ío S PmSÁ. (ipo Co HeSilA W ü1 &ÚKL Q o & QttMÜA- F o tc & rU 'P c A . n A v J

fá V S t \ le ( lU \K

...El biólogo chileno Humberto Maturana (1928-) obtuvo su doctorado en Harvard trabajando sobre la fisiología de la visión de la rana. En un mo­mento de la investigación Maturana comprendió que algo debía estar mal en su investigación porque, a pesar de trabajar rigurosamente, no podía organizar los datos obtenidos. Sabía que no era un problema del modelo experimental que había diseñado cuidadosamente, sino de la forma en que estaba interrogando a la naturaleza. Fue asi que se le ocu­rrió que la pregunta que estaba haciendo tenía como supuesto subya­cente la idea de que la rana tenía que ver lo que hay en el mundo como si fuera un espejo, es decir, que le estaba imponiendo al mundo un es­quema representacional.’

W í í r ^ v c m n v s \ i \ m m 9 ?/ t d A 6 AÍo

V^OKAM f loto De m i £ ios A Les í?£$cta5)os

Las investigaciones de Maturana han tenido una gran influencia en la his­toria de la fisiología de la percepción porque rompieron con la Idea trai< li cional existente que trataba al sistema nervioso como un analizador pasi­vo de las dimensiones físicas del estímulo. Si la visión da la rana no <>s pasiva ni puede asimilarse a la óptica especular, mucho manoe lo aa al fe nómeno de observación humana que incluye muchas más dlmenslonae cognitivas. Maturana y otro biólogo chileno, Francisco Varela (1940 2001), ampliaron el foco de sus investigaciones que, desda entonce',, Implicaron el desarrollo de una concepción dinámica de la vida y del conocimionto. El impacto de sus trabajos en la reflexión epistemológica y en laa ciencias cognitivas contemporáneas ha sido muy im portln it«^^ < «

167.

Page 84: Epistememología Para Principiantes

| • Los experimentos de Maturana y otros neurofisiólogos llamaron la aten­ción de muchos investigadores de otras disciplinas. En particular, de Heinz von Foerster, uno de los principales exponentes de la naciente «Ciberné­tica que estaba interesado en un fenómeno propio de los seres humanos conocido como el «punto ciego visual». Si hacemos el experimento que solicita la figura siguiente notaremos que en un momento el círculo «des­aparece» de nuestro campo visual. Este fenómeno es conocido como el «punto ciego» y muestra que en todo momento hay cierta parte de nues­tro campo visual que nos resulta invisible.

Sostpwsh tL L iiiftoCoM Ur M w oP eJteO íA .da itfce . eí_o¿g \ z ^ e x o c , * STA" ^ BL ^STEX'SOJ. HOEV* ElCíQ&c [E M H H E U T t.

Hac,aA»eZa«te v «ACÍA A1RXS, ALc¿a íL&ü T>e¿A ¿ÍMÉA ^■! & Í Í 2 5 Í ° K0 ÍAm^OlA. T«SAM«eOE.(AOUA

PAÍEL de 2>S£*s J . HAmCMSA m ctesr*Fi>fk EfoEi. ASTE^ÍSCo, A ¿ * H.SftV D&TAMCÍAc QÍo-foí>e¿. V H o6l/A ¿¡£>&0 ¿EMT4.MEMTE. EN . ¿A

Sin embargo, nadie anda por el mundo con un “agujero” en su campo vi­sual, ya que el cerebro “reorganiza” y «configura» la información de mane­ra tal que se obtenga una imagen completa. La fisiología explicaba perfec­tamente bien esta característica de nuestro sistema visual: no puede verse nada de lo que se proyecta sobre la parte de la retina en la que sale el ner­vio óptico dado que en esa zona no hay ni conos ni bastoncillos, que son los receptores visuales.Lo que los fisiólogos no se habían preguntado era por qué, si todos tenemos una zona ciega, no nos damos cuenta de ello. Nadie tiene una experiencia visual con un agujero negro.

168

El cerebro «completa» por su cuenta el campo visual de tal modo que nun­ca notamos el «punto ciego». Lo que Von Foerster encontró en esta expe­riencia y que los fisiólogos no «observaron» fue que somos ciegos a nues­tra ceguera. La explicación fisiológica es valiosa y necesaria para comprender el fenómeno, pero si nos quedamos sólo con ella, actúa de tal modo que obtura la reflexión más amplia, aplastando con el peso de la res­puesta científica la profunda turbación que se desencadena cuando nos damos cuenta de que somos incapaces de ver que no vemos.

|Ooe' 6<lACitó o ESTE. #>«4 foE&STE«1. «PlCE- Coa t*> fas':r-~" -----------------------------JL'ñíZc>úi¿ s & fc e P e ftE ^ )T ~M ese Pe Los Vu-recfrásj S --------I / . t . ■íHvieft.Sortes'’, aweeírA &>«*]. pa<za • j0 s!£«3La -.-VeM VoE (¡s\£ !<, i£> <aoe octiC.«.£ £5.¿loe e¿. Ce^eeKo,v /a tHASEM \/CSti4t_

(LA. (AS EX’PER.í&KCíASVeso a t e s cas ■J)eMAs Sew <oes ESPecíAO^CJOM A<M££¿AS <MED e la. ex t & í2.í m a'k ¿AM» na

Von Foerster habla participado del alumbramiento de la primera cibernéti­ca (de los sistemas observados) en un destacado segundo plano, poro puede considerarse el principal motor de la cibernética de segundo orden (de los sistemas observadores). Ésta se caracteriza por realizar una vunl- ta reflexiva de la cibernética sobre sí misma, que nació da la constata< lón de que no sólo no vemos en el punto ciego, sino que "no vamos i|ue no vemos”. Este último es un problema de «segundo orden», porque Hurgo <i<> esa reflexión del sistema sobre sí mismo, pasando dal dominio de la flslo logia al dominio del conocimiento. El desarrollo de las consecuanclas epis­temológicas de la segunda cibernética dio origen al «Constructivismo Ra­dical», una corriente sumamenta activa an las últimas décadas tanto en el mundo académico como fuera del mismo.

169

Page 85: Epistememología Para Principiantes

El SALMCE-PE. ¿A en? flíSA 'fiae. M HAt»tDc OWAP & m & £ ^ ( c^ - M T e m I q,^ E ~ T

L o m ^ z fe¡*>T V í L l ES Qo£ ¿A&GVWW« * » * 50

¿ N© TE VA& CoEfí&.£S> U * p >/ ^ ^ B m £ M o « Í5 PELQ^fE¿SQ>^'i 'i-toTAtMewiE e i/ iP E m E .L o b /r-— ^ ■¿— ¿ ...¿ w ig y,PATOS K4&4N a MS ^ M ^AS-] (Vb akm E ^ o y g & c ( ^ ^ A y \ !

^ , á ^ y í H o Seas Ñec¡© , £sos ^ W ¿ ¡¡1 l|á u

^ w f'^¿eTAt1ftn£

7 ^ 3 ¿ dSNÍHe RaS , V¡J PiCfjJ RAÍ* P E & ^ S ltó W .L J ^■Hah « ehtos p e íNm e.frt£ttao$$V fo>5¡&<©, £A2&MA6¡£5 £ í^ £ 5 ^ T E S | pe. EScs MISMOS 1A10S. 3,‘M Qflímd í Qu^ASfeMiíS, fbeí€M o6tEKsEft¿P^| w a /o $ c m s &Haceho*> L & W - í m p ie & ó M ó A P E O J A M S .f l^

¿A t>í))¿p/i[)M> ( j l\o |¿|Í (lé il j £ 0 & M I £ j / (

Humberto Maturana puso especial énfasis en las consecuencias éticas y políticas de la epistemología positivista planteando que todo aquel que ha­bla desde «la objetividad» pretende tener un acceso privilegiado al mun­do, y por otro lado, esta actitud implicaba una total falta de responsabili­dad por el propio discurso ya que el que habla supone ser vocero del mundo y no de sí mismo. El filósofo francés, Jacques Derrida (1930-2004) denominó afabulación a este proceder característico del discurso que pre­tende no ser enunciado por nadie.

En las últimas décadas del siglo pasado cobró fuerza una nueva perspec­tiva epistemológica conocida como «Construccionismo Social». Entre los integrantes de esta corriente, que tuvo un enorme impacto en la cultura más allá de los muros académicos, se destacan Peter Berger (1929-), Thomas Luckmann (1927), Keneth Gergen (1936). Sus trabajos estuvie­ron influidos también por las investigaciones de Derrida y otros «Decons- tructivistas». Todos ellos trabajaron la relación entre el conocimiento y el lenguaje.

La publicación en 1966 del libro La construcción social de la realidad de Peter L. Berger y Thomas Luckmann abrió un camino de exploración a fon­do de las complejas relaciones que conectan el pensamiento, la realidad y el lenguaje. Los construccionistas sociales pusieron un énfasis particular sobre el aspecto colectivo del conocimiento y el papel del lenguaje como mediador de este proceso. Sus trabajos contribuyeron a crear una nueva corriente de pensamiento «post-positivista» que reconfiguró la problemáti­ca epistemológica planteando nuevos problemas respecto del saber, sus límites, características y posibilidades. Las preocupaciones de estos estu­diosos del conocimiento ya no son las mismas que las de los epistemólo- gos clásicos, destacándose la creciente preocupación por las relaciones entre la ciencia, la sociedad y la tecnología.

El naciente movimiento conocido como «feminismo teórico» ss Intemsó vi­vamente por estos planteos. Evelyn Fox Keller (1936-), física, eplatentólo- ga y feminista teórica, fue una de las principales propulsoras da una nuo va epistemología feminista que cuestiona las concepciones positivistas desde la perspectiva de género. Sus trabajos han contribuido como pocol a cuestionar el mito de la «Mirada Objetiva» que presenta al científico co­mo una máquina registradora de datos provenientes de una naturaleza ra­dicalmente ajena e independiente da él. Esta oonoapclón entraña el peli­gro de no reconocer que la objetividad as al mito fundante HÉpw i modernidad que hace invisibles las conexiones existentes entre la activi­dad científica, la gestión política y la vida sociocultural.

171

Page 86: Epistememología Para Principiantes

S í e l G\m;u© DEiCouociHiE-Mro no S i6oe_ o m L íke* ASCfcMEüTg. y f i í tm e s m .¿ Q f^ o fa v e t i¿£ fm S A ^A ?

uhvB o& ^a HtTAfofu,es 1 a MAKPfAJ $£ lo5 QiM<’tt6 <3ü£.S£ M B zá ( E*fò R-CM1. LoS 46oRJ>ajes X>e¿. Conocí n i E tilo VV\6 ¿AAíe.owAl fcES)Je m ?ew ha measte CRjECTMíeMro- fi

-7 A asrc jüL j^aob / Re.co^éd<y¿tdft. í

En los últimos años del siglo XX, asistimos a (y participamos de) cambios notables en la epistemología que han acompañado y se han nutrido del cambio paradigmático en las ciencias. Nuevas metáforas han ido dando forma a nuestra experiencia del mundo, entre las que se destaca la de «red» que hoy ocupa un lugar central en la producción de sentido tanto en las ciencias naturales como en las sociales. Pensar «en red» implica, an­te todo, la posibilidad de tener en cuenta el alto grado de interconexión de los fenómenos y establecer itinerarios de conocimiento tomando en cuen­ta las diversas formas de experiencia humana y sus múltiples articulacio­nes. El sujeto es, a la vez, tejedor y parte de la trama, configura el mundo y lo da sentido y, al mismo tiempo, él mismo va adquiriendo forma y cam­biando en las interacciones.......,s >, < -

Kant había planteado que el sujeto trascendental era eT que le daba la forma a la experiencia humana del mundo. Los constructivistas, d^cons- truccionistas y construccionistas sociales van más allá: no son las cate­gorías innatas las que organizan la percepción y posibilitan el conoci­miento. Nuestra experiencia del mundo está modelada por la actividad del sujeto, pero ya no por un sujeto trascendental sino por un ser huma­no dotado de un cuerpo, una sensibilidad, un lenguaje, una historia, un modo de interacción en el mundo en el que no está solo sino en comu­nidad con otros. 50 - .. .... ,

173

Púepe. QcMfznXAW,oS AL&0HA& 3>£<aoe ¿ g m " cu>Hfi£.y -

fa ü A ¿ A

El siglo XXI ha comenzado bajo el signo de la complejidad, tanto en la cien­cia como en la epistemología. Así como la ciencia clásica se caracterizó por privilegiar la linealidad, la predicción y la conservación mecanicista; los nue­vos paradigmas pusieron él acento en los procesos dinámicos y no lineales. En el campo de la epistemología, que hoy muchos prefieren llamar «conoci­miento del conocimiento», la fábula que hacía de la historia humana un ca­mino recto de la ignorancia al saber ha dado paso a itinerarios en red. Mu­chos de los grandes pensadores actuales, ya sean filósofos o científicos, reconocen que la simplicidad de las teorías no es correlativa a la del mundo en que vivimos. Especialmente destacables en este sentido han sido los aportes de Edgar Morin (1921-), un hombre con intereses y actividad multi- disciplinaria o, mejor aun, transdisciplinaria que ha recorrido los caminos del saber como historiador, antropólogo, filósofo y teórico de la complejidad.

l u ftfiS A H ie rvo \■— .‘/{MvMAO© poft o » !* - '« « * * fí*iMANE*Vre. &W1ÉJE.6*rAS?i<tj,Ucn Auto V

P ((tíD iVo, {»P aQ ttaH auV fL-<z.e¿c>NoC4M¡tKiro D e . I

l o .'MAOk&KOo ÌUOtfuCtC1 , TQ¡>o cptioci

j¿A Dfcí-|3> íMfte. ’Pe. ÜoiJTt'ÍO LAd'iVdomìMaiSL. l o ( I b a l. s a |T /w rA t>£yCMOM i6 M&A.K' £• MTO p iOa^/vz 'De. X>íA6ú6 (2»,|

G o t* Lo .A L .

EsME¡ceSAR.>c> tortPetLooM ¿AAja-L1E S AfeSo^Co , PA(¿a PASa&Aüh fiiÓfet P e ¿A E L i LAOe>SBfí\¡AQÓ^,^L£<^^° Y 10 L A ^ BCXMS,XE.MÍ, XXz^XlAc P«=c £<ML f

, c.e&wcoKiTrtArtjjcs S.rtHfd.'E <2c>M eí~43k«. e& M K IA ,! o Pfc MT«¿ «£■ U fL H \ f u

3 mai,nocir

Morin, al igual que Prigogine, pero profundizando epistemológicos, desarrolla una concepción dal C ve las barreras impuestas por la tradición y pro|; diálogo con la naturaleza.

Page 87: Epistememología Para Principiantes

muchos han comenzado a llamar “conocimiento del conocimiento”, la fá­bula que hacfa dé la historia humada un camino recto de la ignorancia al saber ha dado pgso a itinerarios en red. Este transitar por \á complejidad requiere de algunos principios-guías. • •

ei_ f«.»ne.R ffc.m aP;o Es e¿. <a»e Ldvno P-'A ió & ica . o j>es<*u>ewC a c ito s ca.sos C eu ,6o íu« y »oCemca

5 k * U > & X o M o s P E R H W m /H M T tM E « . íA »dA .L (D A ,t> e u eLSe*40peUüH)Ovt.ASe«U.I>eST¿n«;UOB AiA.V'EZ.CoMftíMetWk«.»«, y

eswskd; <iw fRoces» <te?otswo£s A Ció t i . e.M Eí. coa¿. ¿OS PecBotXos y L o iE Fecros So Ai. T<£«fo,CAUCAS V fíoOüCTíXfS De - ®o6íXc OlE¿£>S ?<2qMC£ . ¿A SoCiEOAP es pfioDúCiOA fio€. £AS iHTeClkOaotAES EMTR£ vUSMW'tMoS, PEtólAVQ 'EtK i) , OUAl/EZ VftoDOCÁCA, RETRo AflTü'A So£fl£ i.« , \HPlvKPOoS VUS fíoOtiCEj, ¿A RecoRstViDAP í2o^P £ Qj^za ¿v'W£Aí-iPao r/0T«.e. Q w ¡> K /f£ & a o / píouocro/ pkoíwcto^ o E&Ti?.ocrjm/sjpe«.e£>TR<Jc^i^ ifWbweTbOoi ¿ o íiu e e s ffccüüaco P^-tvjoaowá' S o f e ^ A<5oe¿£o «tot Lo fí<,P£©E>OCjDo EKi ümQcXo G/i<3»r H i'SAVI X^To-OíAí ST! t(¿TWo^ ,’

A ovo ft¿>AK^2ADor _ y __ \

ET¿_ TErt.cefi_ PAíMctfío £S f-L fto¿oétílIH(CTi’£«3. EWcJW-tblo6 <U/M 1 £íg V & kü, a . M enoti. fúHTo i>e. íA«Hi>fiEMi>ei. (íoLd&*u <i>/v«QueL

¿A Cas,; -toTAUOAX) "De ¿a íA FofiH v^cT^ i>eco£¿ej?z> fc&flwSfcAws^ sk> SpíAtieviTE ¿A e s f A' EA £¿TOuD. <,¡Ao doa£í*T«2)C)/5p£»ta' m iA í'A .rt.T e . ¿a ip e A Tís l ^ cx-o b fa b * . T tusoeA i^E . ac R»e<P<>¿'CJOKj¡S/-f-o dt)£. tvJCjtfe rvO '-*•'"• ,A " ** ¿"rf=r W >/ i

¿loe Kvg i;e , h a s <a.Qf- e¿-~to'po

'á l ¡ ¡Z' — - "¿fc* ■■

L yr :.r,:i.*^ 1 ' .*'• r j¿ £ §

¡SW '; - vw jgrl i' VI

§ m

rf(2j?Fe$í»g¿.| tíSTEJ HA PZA^EAJíO OüE" r¿ I^Sd PF¿4 'tedtftexWk. MOPERAJ& AL p£ASSAHi6WTO OoHPüEiO OoM -É^^£¿eSrPA3> PE Roe/A5 C ^ é M f^ S^fU jT o to . *w as be o.e^ tfA ffA < g . y W fflm ímí m ¿. <aoie¿.£ 3>£Q^ C M ctA m iT E ?^

5¡g>tOT<<A <t oe. f i ^€tor t ^r tÉM' wÉÍ \— T \M r" dl^MoMSo D E GkHftioS UER.TW*k6¿£J/ f V \ \ J ? T ,.'.

Cono ELMUE&tfeO tio ALC¿/i3tJTj71: ■ I & P ■■" ■ - ’(2o^1TheR.W£W3S o 1 ,-■• J ¡ jR \ iH E J O R E Se s {(iwescíApíe-LE. v .> \;EK'tEMDe^JPeo'^'zc : ‘¿ : ^ ¡ N y ) l , V. JKríOPO £/L <2¿)MocíMiEMT0 ^ s < aJiI I ' fcWrí&MCsRetonocEil&U I g .W S &m a & & ¿.06A&. Moestn, ñ . .. *•„

Papbls>e peoPüCTort.gs Z n R l Actúes H R£SP<3^SA6t&S J *>>' mi.1 i.»ac

Desde los enfoques que hacen honor a la complejidad, el §nboi i i i iubi cibe como una representación o producto de la mente da un i do, sino como una actividad configuradora en la qu« partía res humanos junto con nuestras producciones y intercambio abierto con el medio ambiente. El cono<:lml»nlO I ducto sino una producción siempre abierta que tmr nosotros mismos en él. Hoy, como ayer y maften«, val» Ib | las palabras de Marcel Proust (1871-1922); «Bl SOtO tM l d ( ( to no consiste en encontrar nuevas tierral Bino en V»l con

Las concepciones representacionalistas y positivistas, que han reinado desde los inicios de la modernidad hasta mediados del siglo XX hoy es­tán en franca declinación. El mundo estable al que aspiraron y que, con relativo éxito pudieron construir, ha entrado en una fase de transformacio­nes que ha tomado proporciones imposibles de soslayar. El universo me­cánico, lineal y predecible se está desmoronando. Cada dia son más los científicos y estudiosos interesados en el conocimiento del conocimiento que están dispuestos a abandonar la idea del conocimiento como la des­cripción de un mundo completamente independiente del observador. El pensamiento complejo no admite las separaciones absolutas, ni los siste­mas aislados de la ciencia clásica. Por eso, exige un cambio en el trata­miento global del conocimiento tanto a nivel conceptual como de las prác­ticas institucionales.

Page 88: Epistememología Para Principiantes

rara iviarna, que estuvo uesue ei principio y me acompaña siempre”

DENISE NAJMANOVICHEpistemóloga. Doctorada en la PUC-San Pablo. Master en Metodología de la Investigación Científica. Bioquímica.Profesora del Doctorado Interdisciplinario de Ciencias So­ciales de la UNER y del Doctorado de la Facultad de Arqui­tectura de la Universidad de Buenos Aires. Titular de “Epis­temología de las Ciencias Sociales” y de “Epistemología de la Psicología Social”, Universidad CAECE, Argentina. Profesora in­vitada por PUC - San Pablo (Brasil), por la Universidad de Nuevo León (Monterrey, México), por la Universidad de la República (Montevideo, Uru­guay), por la Universidad Católica de Santiago de Chile, entre otras. Autora de numerosas publicaciones en la argentina y en el exterior. Trabaja en temáticas relacionadas con el enfoque de la complejidad, los nuevos paradigmas, la sub­jetividad contemporánea y las redes sociales.Página web: www.denisenajmanovich.com.ar e-mail: [email protected] Blog: episteparaprincipiantesAgradece: A Carlos, Laura y Natalia Kravetz: por las correcciones a los sucesi­vos borradores, la paciencia que me tienen día tras día, y la tranquilidad que significa saber que siempre cuento con ellos y, sobre todo, por la felicidad que me causa vivir con ellos.A Silvia Labayru por su compañía lúcida, sus comentarios imprescindibles y por su estímulo para este y tantos otros proyectos.A Mariano Lucano por sus dibujos maravillosos, su compenetración con el tra­bajo y su sentido del humor.A Juan Carlos Kreimer por el placer y la tranquilidad que da tener un editor que me acompañó con sus propuestas y correcciones respetuosas de las que he aprendido un montón (o eso espero).A mis alumnos que a lo largo de muchos años me han Acompañado en la facul­tad o en los grupos de estudio privados con sus preguntas, cuestionamientos, propuestas y aportes enriqueciendo mi pensamiento y puliendo mi expresión.

MARIANO LUCANOIlustrador, plástico y diseñador gráfico (UBA). Nació En 1968 en

Buenos Aires, Argentina. Es codirector de la revista Barcelona, autor de Penas de Muerte, y coautor de Puto el que Lee (ed. Barcelona). Colabora como dibujante en varias revistas y editoriales de Argentina y de Mexico.Quiere agradecer a Juan Carlos Kreimer y a Denise Najma- novich por la paciencia y comprensión. A Carlos Kravetz por los 'consejos. A Martha Gaiada y Horacio Lucano. A la redac­ción en pleno de Barcelona, por estar en el paramundo, y

muy especialmente a Lucía Harari, sin cuyos lápices, este li­bro no sería el que es.

Página web: www.marianolucano.com.ar

[Trotskyj

iLeninl

B IB L IO T E C A D E

BDS0002023''

i:r? ;T r

150501Semiotica

I grafici l

m m FT'"fucili

m m