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    Entrevista con Hans Robert Jauss

    El importante terico y crtico literario alemn naci en 1921. Tras el largoparntesis de la segunda guerra mundial, Jauss realizar sus estudios superiores,a partir de 1948, en Heidelberg, licencindose en filologa romnica. Se doctorapronto con una tesis, publicada en 1955, sobre el tiempo y el recuerdo en la obracapital de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido, y se habilita en 1957 conun trabajo sobre la epopeya animal en la Edad Media. A continuacin, escribe unconjunto de estudios sobre la alegora, y codirige con el gran especialista ErichKohler una monumental historia de la literatura medieval, campo al que ha dedi-cado otros artculos, a la par que prosegua sus investigaciones iniciales.

    Ya por entonces, Jauss se interesa activamente por la voluntad de cambioradical en la intelectualidad alemana, de la que es testimonio la revista DieWandlung, y se integra en diversos empellas colectivos: por un lado en la refor-ma de la universidad alemana de posguerra; por otro, en el grupo de investiga-cin Potica y Hermenutica, empresa interdisciplinar que la que fue fundador.Inicialmente profesor en Mnster y Giessen, Jauss permanecer en la Universidadde Constanza a partir de 1967: en su leccin inaugural se enfrent con la crisisde las disciplinas filolgicas, entonces muy palpable. Miembro activo de variasacademias, alemanas y extranjeras, se jubil oficialmente en 1987, arlo en el querecibe el premio Alexander von Humboldt.

    Jauss sigue siendo, sin duda. principal animador de la corriente denominadaesttica de la recepcin, campo de investigaciones promovido por la escuela deConstanza que l encabeza. Si este grupo de investigaciones (al que se vinculanWo(lgang Iser y otros destacados estudiosos) analiza tanto lafuncin comunicati-va como de transformacin social propio,\' de la literatura, en Hans Robert Jauss.concretamente, se oyen ecos fenomenolgicos y gadamerianos, aunque tambinotros proveniente,)' de la socioliteratura marxista, del formalismo checo y del es-tructuralisrno francs. Su e.\jiterzo ha sido por ello integrado en las posiciones desu grupo, pero toda su crtica tiene lUZ sello l1ZUY personal, como se percibe en susescritos, densos. muy precisos, llenos de recorridos y asociaciones mltiples.

    Preocupado por los signos de la modernidad en su campo, Jauss hiz.o unaimportante edicin de libro de Charles Perrault sobre la querella entre antiguos ymodernos de finales del siglo XVII: y alcanz ya gran resonancia con La literatu-ra como provocacin, 1967, pronto publicado al castellano. Su obrafimdamental,de 1977, es Experiencia esttica y hermenutica literaria. Muy recientemente,entreg a la imprenta un libro sobre los caminos de la comprensin (Wege desVerstehens). Sus trabajos han sido traducidos a mltiples idiomas (incluyendo el

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    japons .v el serbio-croata), y varios de sus libros son hoy accesibles en Espaiia(donde ha dado diversas conferencias, tanto en Madrid como en Barcelona), siendo el ltimo de ellos: Las transformaciones de lo moderno, publicado en J995 porVisor. Al abordar pocas y figuras de la moderniz.acin europea, especialmente dela literatura francesa, l destaca a menudo a autores como Diderot, Rousseau,Baudelaire, Flaubert o Valry. La crtica literaria y el mundo la interpretacin engeneral son hoy deudores del trabajo riguroso de Hans Rohert Jauss.

    Se le asocia a grandesfillogos como Spitz.er y Auerbach, pero no con Gadam e / ~ pese al eco hermenutico que se aprecia en su obra. Quines fueron sus primeros maestros?

    Gerhard Hess, el director de mi tesis sobre Proust en Heidelberg, me dejentera libertad tanto para escoger el tema de mi trabajo como para seguir mi camino. Eleg entonces a mis maestros entre los emigrados, a los dos grandes fillogosalemanes que han citado, Leo Spitzer y Erich Auerbach. Para m y para mi generacin, estos valiosos profesores de origen judo fueron nuestra referencia fundamentaL pues no haban sido reemplazados intelectualmente por quienes habanpermanecido en Alemania.

    No he sido discpulo directo de Hans-Georg Gadamer, quien lleg justamente despus de la defensa de mi tesis, aunque se encarg de editarla. Pero fue param, como para mis amigos, el maestro filosfico que nos abri los ojos a la experiencia hermenutica. Sin la crtica al historicismo realizada por Gadamer, sin suprincipio de la historia de las influencias (Wirkung5igeschichte), sin su tesis acercadel dialogismo de toda comprensin y, en fin, sin su renovacin de la trada hermenutica -la formada por comprensin, explicacin y aplicacin-, hubiese sidoinconcebible la tarea que me haba impuesto. Concedido esto, debo recordar lasdivergencias entre l, platonizante, y yo. antiplatnico declarado. Siempre hesubrayado la determinacin activa de la comprensin esttica cuando sta exiga,en su obra, una determinacin pasiva como historia del ser (Seinsgesclzichte).Adems, en la situacin de pregunta y respuesta, atribuyo al receptor la prerrogativa de preguntar, mientras que Gadamer pretende conceder al texto clsico elpoder de interrogarnos. As que, por contraste con su hermenutica filosfica, quedesemboca en una fusin de horizontes, mi hermenutica literaria exige unapuesta en contraste de los horizontes del pasado y del presente'>'>, que he sometido a prueba metdicamente en mis interpretaciones.

    Usted Iza reconocido, sobre todo, su deuda con Lbwith.Karl Lbwith, que estuvo exiliado en Estambul, Japn y Estados Unidos, re

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    Entrevista con Hans Rohert Jauss 315(119)SALUD MENTAL Y CULTURA

    gres a Heidelberg en 1952: y escribi poco despus un comentario muy interesante de sus experiencias filosficas con Heidegger (Heidegger, pensador de untiempo indigenteJ. Precisamente tuve la fortuna de que, por entonces, fuese miprofesor de filosofa; incluso l mismo me examin sobre el tema del tiempo a travs de la historia, en el que me centr para mi tesis. Acabo de redactar un artcu-lo sobre l, y releyendo su primer libro, de 1928, sobre la fundamentacin antro-polgica de los problemas ticos, Das Individuum in der Rolle des Mitmenschen(El individuo como prjimo J, encuentro ya su crtica a Heidegger. Pues l se basa-ba en la relacin del hombre con el hombre, y giraba en torno a la presencia delprjimo (Mitmensch) en cada subjetividad, en cada hombre (MenschJ. En esaspginas, precisamente Lwith interpretaba el Cosl e (se vi pareJ -As( es (si as( ospareceJ- de Pirandello, aparecido slo diez aos antes, resaltando cmo el juegode cada individuo se da en funcin del otro.

    Su obra, por ello, ha sido muy interesante para la hermenutica filosfica ytambin, en consecuencia, para la hermenutica psicoanaltica. Incluso mi expe-riencia con En busca del tiempo perdido supuso un reconocimiento de la alteridaddel mundo del otro y de una cultura extranjera: la francesa. Mi encuentro con elmundo de Proust, pese a su solipsismo, me incit a elaborar una teora de la comu-nicacin: y, ante su obra, percibo asimismo una alteridad temporaL pues nuestromundo actual est mucho ms instrumentalizado que el suyo.

    Entre sus referencias personales estada Friedrich. estudioso de la moder-nidad cultural. desde Montaigne hasta la poes(a contempornea?

    Sin duda, he conocido (y citado) a Hugo Friedrich, un fillogo muy interesante, sobre todo en el dominio de la lrica, aunque tambin en los campos en losque yo he trabajado. Pero, para m, un maestro decisivo fue Werner Krauss. marxista heterodoxo y gran humanista. En su juventud, Krauss fue lector en laUniversidad de Salamanca: particip en la guerra espaola con los republicanos yen la resistencia alemana contra Hitler. De hecho, fue condenado a muerte, perologr salvarse: y ha sido, sin duda, uno de los marxistas alemanes ms atractivosde la posguerra. Me impresion mucho, aunque yo no fuese marxista, reencontraren sus pginas un acceso a la realidad social de la literatura: leyendo pronto losManuscritos de juventud de Marx llegu a la conviccin de que la teora de la historia literaria slo puede concebirse en su relacin con la praxis histrica y la actividad social. Krauss hizo, adems. unos magnficos trabajos de literatura compa-rada sobre la poca de la ilustracin (Studien z,ur deutschen und franzsischenAufkldrung) que no he olvidado en mis estudios posteriores.

    Adems est la cdtica en lengua francesa. En su tesis. cita los Estudios sobre

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    el tiempo humano de Poulet, y recientemente ha escrito un largo artculo sobreStarobinski.

    He conocido bien a Georges Poulet e incluso he tenido el honor de reemplazarle en una ctedra, pero su modo de interpretar la literatura no se encuentra enla misma lnea que yo he seguido, y de hecho escrib una crtica radical de sumtodo. En mi opinin, en cambio, lean Starobinski es quien ha sido verdaderamente importante de entre los crticos literarios franceses, adems de ser el msactual en sus perspectivas. Es una persona de mi edad, con quien mantengo buenos lazos de amistad, y que ha servido de puente entre el desarrollo de la crticafrancesa y el de la alemana superando con su misma exposicin la tradicional historia de las ideas. En mi artculo, La arqueologa de la modernidad de leanStarobinski, recuerdo su planteamiento psicohistrico -sus historias de las formas de vida, de la psique, de las palabras y los conceptos, as como su crtica dela ideologa-, que le permite huir de una historia idealista de la cultura. Segncreo, Starobinski logra de verdad entrecruzar los puntos de vista diacrnico y sincrnico, y es uno de los pocos que lo ha conseguido. Ejemplo de ello son sus librosLa invencin de la libertad y su complementario 1979, los emblemas de la razn.Su reconstruccin del drama de la Ilustracin puede parangonarse a las de Adornoy Horkheimer o Benjamin y, desde luego, nos concierne de pleno: nos enfrenta lavez con el proyecto ilustrado y con su envs, angustioso y oscuro.

    Para un viejo crtico como Curtius, moderno sera un tpico literario, porlo que tratara de mostrar la supervivencia de la Antigedad en nuestra cultura.En cambio, usted subraya el cambio histrico de la conciencia de la modernidady, como dice, analiza la alteridad de un pasado mediante la autocomprensin his-trica de una nueva actualidad.

    El libro de Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, tuvo gran xitoen los aos posteriores a la guerra. Sin embargo, para m y para los amigos de migeneracin es el representante no solamente del tradicionalismo (incluyendo suposicin poltica) sino, ms bien incluso, de la metaJfsica de la tradicin. Lo quecuenta para l es la necesidad de mantener la autoridad de la literatura antigua atravs del tiempo, independientemente del sujeto que interviniese, del escritor queprodujera un texto y de su receptor en un tiempo dado. La tradicin continuaba,pues, por s misma... Mi postura es la opuesta. La tradicin no se transmite pors misma, sino que la clave reside en las actividades de los que escriben y leen encada momento: esa es la idea bsica de mi teora de la recepcin. Al rehabilitaral lector, y considerar siempre que todo autor antes ha sido tambin lector, estoydando precisamente respuesta al tradicionalismo de Curtius.

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    Entrevista con Hans Robert Jauss 317 (121)SALUD MENTAL Y CULTURA

    Ha escrito que la historia de las mentalidades supone, en parte, una teo-ra de la recepcin, lo que le aproximara a las investigaciones de la escuela deAnnales, por ejemplo en historia de la Edad Media. La nueva historia., inclui-ra tambin el aumento del campo social propia de sus estudios sobre literaturamedieval?

    Mi inters por la literatura de la Edad Media estaba motivado, de antemano,por un proyecto cientfico comn con los medievalistas alemanes de la posguerra,que se haban quedado fuera de la investigacin internacional. Tratamos de hacerun gran manual de literatura romnica medieval donde colaboraban tambin misconocidos en ltalia y Francia e incluso, por cierto, colabor al principio Martn deRiquer, quien se retir muy pronto. Queramos reescribir la literatura medieval ala vez que proponamos una teora de los gneros literarios siguiendo los princi-pios de la llamada escuela de la historia de la forma alemana, intentando recrearla posicin vital en que se produca cada texto o cada gnero literario.De este modo, seguamos tal vez una anloga concepcin a la de la histo-ria de las mentalidades francesa. Quiz trabajbamos en paralelo -pues ningntexto, para unos y otros, es una especie de ens causa sui-, pero introdujimos, esos, como novedad frente a esa corriente historiogrfica, la reedificacin del hori-zonte de espera de cada obra, que, con10 saben, caracteriza mi propia ap0l1a-cin... Otros trabajos, como los que luego hizo Duby (Guillermo el Mariscal, Eldomingo de Bouvines J, me han interesado mucho, y estimo, desde luego, su capa-cidad de reconstruccin, pero son muy posteriores a aquella poca a la que acabode referirme.

    Pasemos a tratar, si le parece, posiciones ms actuales.No olviden, por situarme en un polo distinto, que he sido uno de los prime-

    ros en rescatar a Walter Benjamin, quien haba sido olvidado. Pero las ideas ben-jaminianas de aura y de huella se encuentran en una extraa relacin entre esca-tologa y poltica, que se alejan algo de m (no soy ni apocalptico ni integrado,usando el giro de Eco), aunque la experiencia esttica s tiene una funcin polti-ca: la de una moral no prescriptiva. Ahora bien, mucho ms importante, para m,siendo ya profesor en Giessen, y para la nueva escuela de anlisis literarios queformamos, ha sido Hans Blumenberg, filsofo alemn de mi generacin que hacomenzado a traducirse al castellano por sus ensayos sobre las metforas en la his-toria del pensamiento. Blumenberg es el gran renovador de la historia de la filo-sofa, a mi juicio, con su trabajo sobre el inicio de la autocomprensin de la pocamoderna (Kopernikus im Selbstverstiindnis der NeuzeitJ y con un libro muy inte-resante sobre la legibilidad del mundo (Die Lesbarkeit der Welt J. De l proviene

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    la concepcin del horizonte de espera, as como el inters por el vnculo entrepregunta y respuesta que se rehace en cada relacin con el pasado justamentecuando se reconstruye, en lo posible, la cuestin a la que un texto quera respon-der en su tiempo. Esta dialctica estara en la base de una historia de la ciencia,segn Blumenberg.

    Sus pocas preferentes de estudio serfan la Edad Media y la que se iniciacon la crftica a la Ilustracin, en la /{nea de Adorno:

    He seguido, en principio, el mtodo de mis maestros alemanes, de los roma-nistas y de los estudiosos de la literatura de mi poca que eran generalistas. Tenaque dominar la tradicin, tanto de la Antigedad como de la que precede de laBiblia, y en ese sentido, soy uno de los ltimos que corresponden a esa concep-cin generalista. Es verdad que he estudiado de cerca la Edad Media y laModernidad en cuya base est el Siglo de las Luces; pero, ms tarde, me he refe-rido a menudo a los orgenes antiguos de ciertas problemas, pues la historia y elesclarecimiento de ciertas nociones ha sido mi preocupacin constante. No renun-cio a la Begr(flsgeschichte alemana, a esa historia de las nociones y conceptos queno es slo una historia de los ideas sino ms bien la de los problemas que estnligados a ciertos conceptos: hay una serie de estudios y de diccionarios en estalnea, como el Historisches W(jrterbuch der Philosophie o los GeschichtlicheG r u n d b e g r ~ f l e (editados, respectivamente por]. Ritter y R. Koselleck), que sinte-tizo en mi historia de la experiencia esttica ...

    Me siento en la tradicin ilustrada. Y he estudiado, ms que los autores, lasexperiencias de la literatura o del arte a travs de la historia, por ello he tenido queir desde la potica aristotlica y desde los vnculos del cristianismo con la escri-tura hasta la poca moderna, para estudiar las relaciones comerciales del pblicolector con la literatura.

    En su trabc{jo Le neveu de Rameau. Dialogique el dialectique , que se pu-blic en Francia en 1984, distingu(a entre la polUn(a de las.formas dialogadas yla h o m ( ~ f n ( a del discurso nico; y mostraba que los ensayos dialogados de Dide-rot luchaban contra el monologismo de los tratados convencionales restituyendo elconcepto de una verdad dialgica, propia en principio de la tradicin socrtica,pero sohrepasndola. Es un art(culo clave sohre su visin de la modernidad?

    Mijail Bajtin fue quien resalt el papel subversivo del dilogo: para l, lapolijon(a de la prosa literaria tiene un valor nuevo, antidogmtico, pues acoge eldiscurso del otro, del extrao (por contraste con la poesa o la expresin filosfi-ca): ello lo puso en evidencia en sus estudios sobre Rabelais y Dostoyevski. Pero

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    Entrevista con Hans Robert Jauss 319 (123)SALUD MENTAL Y CULTURA

    los escritos de Diderot fueron un verdadero sntoma de este cambio, de esa polifona excntrica de la literatura moderna; y de ah quiz la fascinacin que experimentaron Goethe, Marx o Freud por El sobrino de Rameau.En general, el esfuerzo emancipador propio de la llustracin fue mucho msall de la inicial recuperacin del dilogo platnico en el Renacimiento, que leshaba servido a los humanistas para oponerse al discurso escolstico. Pues los ilustrados lucharon contra la autoridad lejana de los antiguos. rompiendo con el valornormativo que se apoya en la tradicin. De esta forma. la nocin de verdad de laontologa clsica. que se vea garantizada por el a priori de la anmnesis platnica, resulta desbordada: los philosophes tienen que renunciar ahora a ese viejoapoyo en una verdad latente, garantizada por un tercero que es la tradicin; por elcontrario, deben estudiar las contradicciones de su tiempo -desde mediados delsiglo XVIlJ-, sin disponer de ese fundamento, experimentando psicolgicamentesu situacin en sus

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    pues no todas las preguntas son posibles en cualquier momento concreto de la historia. As que la pregunta esencial de la teora de la recepcin es: por qu tal cuestin ha sido formulada en cierto momento, y no antes o despus. En sntesis, steera el contexto de mi artculo sobre Diderot, en donde analic las aporas quenacen de la moderna contradiccin entre moral y esttica.

    Foucauit escriba en la Historia de la locura que el sobrino de Rameau es unafigura secreta an para sus contemporneos, aunque decisiva para nuestra mira-da retrospectiva. Ha manifestado usted sus diferencias frente a l.

    S, es cierto. Visto en conjunto, he admirado desigualmente el trabajo deFoucault. Su evolucin ha pasado por tres fases diferentes, la epistemolgica primero, cuando abordaba las diferentes formaciones del saber; a continuacin, suanaltica de los discursos de ciertas fuerzas annimas que oprimen a los hombres;y, una tercera fase, en la cual reintrodujo l mismo un sujeto que haba vaciadoantes. En particular, aprecio algunos aspectos de Las palabras y las cosas, aunquele falte una concepcin filosfica de la historia -porque cada episteme parececada del cielo, al no plantear las transiciones evidentes entre las diversas pocastratadas-, y, por aadidura, carezca de una hermenutica bien reconocible.Foucault despreciaba, por lo dems, la hermenutica, pero realmente no podaescribir sin ella. Ni l ni nadie: siempre se aplica alguna hermenutica, sin saberlo, aunque se la desprecie.

    Usted ha escrito que la modernidad presupone lo subjetivo, incluso cuandoel sujeto parece borrado. Habria una historia de la subjetividad? La recepcinmisma de lo subjetivo se ha modificado tras la Ilustracin? Qu lugar ocupa esteproblema en su teoria?

    Ese problema ha sido el tema de una investigacin de mi grupo Potica yHermenutica que ha sido publicado ya bajo el rtulo lndit'idualidad (lndividua-itl). All podrn encontrar opiniones muy pertinentes sobre la cuestin de la historia de la subjetividad. Yo particip en ese trabajo estudiando la historia de lanocin de carcter, defendiendo la idea de que inicialmente el carcter es pluralsi bien va singularizndose posteriormente, hasta concluir en el concepto de individuo, slo al llegar el siglo XVIII. Podra decirse, y es una paradoja, que el hombre -que ha sido siempre un individuo-, no se ha comprendido a s mismo comotal hasta el triunfo de la individualidad en el XVIII.

    Cmo ve el problema de la transparencia, tan discutido en el siglo XX, porSartre, Starobinski, Habermas?

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    Entrevista con Hans Robert Jauss 321 (125)SALUD MENTAL Y CULTURA

    Han citado las grandes autoridades sobre la materia, de las que necesaria-mente he tenido que aprender al abordar la cuestin de la intersubjetividad, situa-da en la base de la teora de la recepcin. Habermas resalt que la relacin entreautenticidad y transparencia corresponde especialmente al moderno individuo.Pues, segn creo, el problema de la transparencia es, sobre todo, el de la relacinde uno mismo con el otro; porque no podemos conocemos a nosotros mismos sinla intervencin del otro o sin el rodeo a travs del otro. Es algo que Sartre analizatambin, aun cuando, a veces, se pierda en sus anlisis al acentuar el acceso per-verso al otro, sdico o masoquista.A m me interesan, en cambio, las relaciones logradas, no slo las frus-tradas; aunque siempre se les asocie a un problema tico. Pues, por una parte, apa-rece el t privilegiado de las relaciones de amistad, pero, adems, tambin estpresente la contingencia del otro en el sentido del amor cristiano al prjimo. Existeun conflicto muy interesante, entonces, entre la idealidad de la amistad, por unlado, y las exigencias de ese amor al prjimo, por otro. Se observa claramente yadurante el Medievo, en la cOlTespondencia entre Abelardo y Elosa; o, por citar untexto de este siglo, en El zapato de raso de Claudel. Este conflicto entre amicitiay agape ha adquirido diversas formas en el tiempo.

    Qu relacin ha tenido con el anlisis freudiano?Pertenezco a una generacin que no ha conocido ni a Freud ni a Marx duran-

    te sus aos de formacin. Son autores que yo he estudiado ms tarde, y Freud enparticular me interesa ms bien como amateur. Al comienzo de mi trabajo he ana-lizado la reaccin ante los modelos, es decir el juego de identificaciones que seproduce, por ejemplo, con los hroes, un tema que no se discute con amplitud enel psicoanlisis freudiano, ya que ste se centra en las identificaciones familiares.Lo que siempre me ha impresionado de Freud -y nunca de Jung, con el queno tengo nada que ver- son sus anlisis culturales, puesto que estn en la base detoda hermenutica. En la segunda seccin de Experiencia esttica y hermenuticaliteraria me centro en la historia de la pregunta; es una parte, no traducida alcastellano, que est dedicada por tanto al problema de las preguntas y las res-puestas como instrumento hermenutico, que de forma muy natural puede intere-sar al psicoanlisis, dada la naturaleza de su prctica... Por otra parte, la crtica ala primaca del yo realizada por Freud aparece ya en los comienzos de la estticamoderna: Baudelaire capt en la economa anmica una verdadera lucha mental,una psicomaquia, adelantndose, por decirlo as, a su formulacin. En todo caso,Freud abord el placer esttico viendo cmo se produca una conciliacin entre laautosatisfaccin y la satisfaccin ajena, de modo que logr actualizar a fondo,renovadoramente, el viejo problema de la catarsis -problema que he tratado tam-

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    bin en ese libro-, al poner en evidencia que existe en la lectura, en la escucha oen la visin de una obra una liberacin especial de placer, procedente de nuestroestrato ms profundo.

    Usted ha renovado con nuevos instrumentos -semiticos, hermenuticos,sociolgicos-, las nociones clsicas de la esttica, abordando las actividadescreadora o productiva (poiesis), receptiva (aisthesis) y mediadora o comunicativa(catharsis). Recientemente, ha escrito sobre el problema moral desde la esttica dela recepcin, cmo se conjugan norma tica y libertad creadora?

    Desde hace tiempo, en algunos dominios como el esttico se habla de la supresin de cualquier exigencia moral. Pero esta despedida, a mi juicio, es absurda, pues la moral no es slo prescriptiva -una disciplina que da normas de carctergeneral-, sino que existe otra, personal y antidogmtica, una moral de naturalezaexploratoria, que se muestra tanto en la historia como en el arte, pues tiene un especial inters para el individuo en cuanto que decide (el juicio esttico es modelode decisin). Desde luego, la moral prescriptiva corresponde sobre todo al lugar delos preceptos religiosos, pero en el Nuevo Testamento tambin hay testimonios dela moral exploratoria, como el Sermn de la Montaa, que pueden ser confrontadoscon abundantes ejemplos que aparecen en el Antiguo Testamento. Como se ve, enla relgin tambin existe esa polarizacin moral entre lo universal y lo particular.

    La comprensin esttica del sentido apela a la libertad de la reflexin. Lacomprensin esttica se caracteriza por su voluntariedad y espontaneidad, pues nopuede imponerse, ni exigirse ni negociarse. La voluntariedad no equivale, en estecaso, a la pura libertad o a la exencin de cualquier moral y de la responsabilidadtico-poltica, sino que se trata de la libertad conseguida en el trato con el arte,libertad para valorar lo moral en la convivencia humana y para defenderlo. Estaexigencia moral de la esttica se anuncia ya en el arte pre-autnomo, lo que diolugar a grandes escndalos e, incluso, a persecuciones judiciales en ciertos casoscomo con el Tartufo, la Nueva Eloa, Los sufrimientos del joven Werther, MadameBovary o Las flores del mal. En lo que afecta a la obra de arte autnoma, la cualquiere hoy en da volver a ofrecerse como una estetizacin ilimitada de la vida,hay que recordar que, al mismo tiempo que se preconiza la liberacin de todos losvnculos sociales y religiosos, se exige que el ciudadano responsable se forme unjuicio sobre el objeto y que transmita a los dems este juicio.

    El c 0 1 ~ f l i c t o entre las morales prescriptiva y exploratoria, que usted analiza, no deja de ser un conflicto psquico?

    Ms bien les ofrecera yo esa pregunta como un problema para ustedes. Pues

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    Entrevista con Hans Rober! Jauss 323 (127)SALUD MENTAL Y CULTURA

    lo que llamo moral exploratoria podra quiz introducirse tal vez en el anlisis,como algo que se confronta con la moral dominante -la moral prescriptiva, autoritaria-, y que suscita el problema de cmo liberar al hombre de sus dependencias.

    Desde su perspectiva, la figura del destinatario est inscrita en parte en lapropia obra esttica. de modo que parece haber una percepcin guiada ms queuna captacin psicolgica. Su nocin de horizonte de espera, con todo, noroza tambin la mirada psicoanaltica?

    La nocin de horizonte de espera concierne tambin, y les doy la razn, alas experiencias psicoanalticas, porque nunca somos conscientes del horizontede espera en el que nos encontramos. La literatura precisamente nos hace consciente ese horizonte en el que vivimos sin s a b e r l o ~ esto es, la literatura nos proporciona una interpretacin de lo que est oculto en el inconsciente. Los poetasnos hacen conscientes de las presuposiciones del mundo en que vivimos, puestenemos que reconstruir esa experiencia nuestra, que sin duda desconocemos, parapoder leerlos.

    Ello se acenta, segn creo, porque comprender al otro en su contingenciapresupone siempre una determinada espera. Captar la perspectiva del otro exige,por nuestra parte, una asimilacin de su horizonte al nuestro, lo que supone cierta resistencia. As que no puedo comprender inmediatamente al otro: necesito unaespera, con todo lo que significa, para poder pasar desde el prejuicio hasta la captacin de los rasgos de una individualidad. Esto es, debo aportar siempre una precomprensin previa, para acceder al otro como individualidad, pero al mismotiempo debo estar dispuesto a retirar mi precomprensin a fin de reconocer, en ladiferencia entre mi preconcepcin y la posible realidad, cada eventualidad singular.

    Cmo resume el conflicto entre comprender y perdonar que aborda en sultimo libro?He investigado la historia del dictum comprender todo es perdonarlo todo,

    y he constatado que slo llega a formularse plenamente en el siglo XVIII. Puesjustamente la tradicin de la confesin eclesistica declina en ese momento, y elsujeto se hace consciente de que no precisa ninguna autoridad para confesar su y o de modo que, desde entonces, el problema del comprender y del perdonar necesita otra puesta al da. El problema es la situacin lmite: esa comprensin que lareligin cristiana haba reservado al saber de Dios, con Rousseau se transforma enla pretensin orgullosa de autotransparencia, lo que le conduca lgicamente a servctima de sentimientos persecutorios...

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    Ahora bien, desde el siglo XIX, con Schleiermacher, se ha venido sealandoque toda verdadera comprensin comienza con una incomprensin (Missvers-tehen) -previamente hay que situarse ah donde uno no se comprende-, por 10 queno puede llegarse nunca a un comprensin total en las relaciones intersubjetivas.No sucede as en los aspectos ms banales, pero entre sujeto y sujeto, debido a lalibertad de interpretacin y a la resistencia del otro, es imposible la intercomprensin completa. Por otra parte, hay cosas o acontecimientos que uno puede expli-car mediante causas histricas o psicolgicas, sin por ello comprenderlas. jPensemos en la tortura, el la inquisicin, en el holocausto! Es el punto lmite, en el queuno rehsa comprender porque se trata de asuntos imperdonables.

    No le interesan los valores atemporales, deca de usted Starobinski, sino elefecto (Wirkung) concreto de una experiencia esttica en la historia, capaz dereordenar la tradicin, gracias a determinadas elecciones o a ciertas interpreta-ciones. Al escribir sobre los mitos del comienzo, en Las transformaciones de lomoderno, seala que un grupo de pensadores como Benveniste, Piaget, Lvi-Strauss, Foucault o Derrida, tan distintos, se hermanan paradjicamente por suinters hacia el problema del origen. Cmo ve este problema?

    Yo me reconozco siempre como h i s t o r i a d o r ~ por ello, cuando me enfrentocon un problema, 10 abordo sistemticamente desde la historia. De hecho, suelorecordarles a menudo a mis alumnos que, sea cual sea su capacidad de fantasear,acudan a la h i s t o r i a ~ pues, sin duda, la experiencia histrica es ms rica que nuestra fantasa (aunque haya tambin que usar la fantasa) ...

    Para renovar nuestras perpectivas sobre la historia y para comprender la alteridad de cierta poca del pasado, la mejor aproximacin consiste a menudo enencontrar una cuestin hasta ahora no planteada. En el caso de Los mitos delcomienzo, mis predecesores haban visto bien el problema epistemolgico delcomienzo de la historia y denunciado las ilusiones de los orgenes. Pero nohaban percibido, o haban ignorado, la cuestin que se planteaban los pensadoresdel Siglo de las Luces: la cuestin de si y cmo era posible recomenzar la historia. Su inters traspona desde Vico el fin o la meta de la historia de la humanidada sus inicios hipotticos, de donde resurgieron los mitos modernos, hasta la invencin del calendario revolucionario. Una empresa imaginaria, eso es evidente, perotambin no dejaba de ser el testimonio de una confianza en la fuerza racional delcomienzo, algo que falta, por desgracia, en ciertos pensadores influyentes de nuestro fin de siglo.

    Usted ha estudiado, especialmente, los tipos de participacin y de identi-ficacin requeridos por las obras literarias. Y ha defendido el placer esttico en

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    Entrevista con Hans Rober! Jauss 325 (129)SALUD MENTAL Y CULTURA

    su Pequea apologa de la experiencia esttica, justo un mIo antes de queBarthes escribiese El placer del texto.Me result muy divertido constatar que, en el momento en que yo decidhacer mi apologa del placer esttico, Roland Barthes segua un curso paralelo.Poco antes, ese placer resultaba rechazable: as suceda ya con Adorno, quiendefenda un arte severo dado su desdn hacia la cultura industrializada. En cambio, yo trat de oponerme a un arte de la negatividad, asctico y acusador, quehaba proliferado, por entonces, en cierta literatura o en cierta pintura contemporneas, acentuando lo ms solitario y pattico. Para m, en la base de cualquiercomprensin esttica existe tambin el placer esttico, como para Barthes. Pero

    me importa en particular la funcin cognoscitiva y comunicativa del placer esttico, del mismo modo que me interesa el proceso dinmico entre produccin yrecepcin de una obra. Barthes no se inclinaba hacia la hermenutica, que pareceser una preocupacin especficamente alemana -dada nuestra tradicin interpretativa, en la filosofa y en el psicoanlisis-, y tenda ms bien a buscar una autosatisfaccin esttica, a defender la insularidad de esa experiencia en vez de plantearse una teora de la comprensin.Un fantasma recorre Europa, el fantasma de la postmodernidad, escribeen Las transformaciones de lo moderno. Y seala que, aunque no bien identifica-

    do an, ese paradigm,a postmoderno tiene los siguientes rasgos: afirmacin delgozo comprensivo y del exceso satrico, reafirmacin del sujeto, apertura de lasartes a los nuevos medios industriales, manejo y mezcla de las culturas pasadascon la mayor libertad, as como una extensin del inters esttico a la recepciny el efecto. La propia teora de la recepcin sera parte de ese giro?

    La crisis actual ha tenido muchas interpretaciones, muchas de las cuales seincluyen en un fantasma de la posmodernidad que agrupa muy diversos fenmenos estticos. Al principio se hizo burla de la nocin de postmodemidad, peropoco a poco fue hacindose evidente que exista un giro real en las manifestaciones artsticas ms recientes que justificaba la introduccin de esa idea. Quiz fuerauna posicin esttica inconsciente, pero lleg a revelarse retroactivamente. Entodo caso, supone un comps de espera inseguro, lleno de lamentos y de titubeos,aunque no sabemos si corresponde al umbral de una nueva etapa.En el artculo que dedico en ese libro a Italo Calvino, he explicado lo quepodra definir como inters esttico por el postmodernismo. En mi opinin,Calvino hace una novela sobre la novela de tipo postmodemo con Si una nochede invierno un viajero: juega con todas las teoras sobre la lectura, que l ademsconoce especialmente bien; mezcla la alta cultura y la cultura de masas en su cons

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    (130) 326 Entrevista con Hans Rohat HaussSALUD MENTAL Y CULTURA

    truccin; e incluye al lector en todos los pasos de su narracin, de su autoconversacin: sus expectativas estn insertadas de un modo radical... Si se acepta estainterpretacin de la teora implcita en la obra de Calvino, ella corresponde perfectamente a la intencin de la teora de la recepcin.

    No hay tambin una idea apocalfptica en esa idea de poshistoria?En el ltimo volumen de la serie Potica y hermenutica, nuestro proyecto

    interdisciplinario alemn, hemos abordado las figuras propias de las formas delpensamiento sobre el final (

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    Entrevista con Hans Rohert Jauss 327 (131)SALUD MENTAL Y CULTURA

    Destaquemos. de entre los trabajos de Jauss. los libros siguientes: Zeit Llnd Erinnerung inMareel Proust A la recherche du temps perdu: ein Reitrafi ::.ur Theorie des Romans. Heidelberg.Winter. 1955 (corregida en 1970): Untersuchungen zur mittelaltcrlichen Tierdichtung. Tubinga.Beihefte zur Z. r. romo Phi!.. 1959: Crundiss da romanischen Literaturen des Mittelalters.Heidelberg. Winter. 1962 y ss. (director con E. Khler): Asthetische Nor11len und geschichtlichcReflexion in der Querelle des a n c i e n ~ et des 11lodernes. Munich. 1964: La literatura como provo-cacin. Barcelona. Pennsula. 1976 (or. 1970): Kleine Apologie des asthetischen Eljhrung.Constanza. Universitat Konstanz. 1972: Alteritat und Modernitat der mittelalterliehen Literatur.Ces. A l ~ f ~ a t z e /956-/976. Munich. Fink. 1977: Experiencia esttica y hermenutica literaria.Madrid. Taurus, 1986 (tr. parcial del oro 1977): Las transformaciones de lo moderno. Estudio sobrelas etapas de la modernidad esttica. Madrid. Visor, 1995 (or. 1989). Su ltimo escrito largo aparecido es: Wege des Verstehens. Munich, Fink, 1994.

    Para comprender su posicin debe consultarse el trabajo de conjunto: R. Warning (ed.).Esttica de la recepcin. Madrid. Visor. 1989 (or. 1975) con diversos artculos de lngarden. Vodicka.Gadamer. Riffaterre. Fisch. Iser y del propio Jauss (pp. 209-275). El prlogo de su compaero dedicha escuela de Constanza, el responsable de esa compilacin Rainer Warning (