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Número 1 Julio-Diciembre 2015 Los contenidos de la Revista UBUNTU están protegidos bajo la licencia de Creative Commons Reconocimiento- NoComercial 4.0 Internacional ISSN: 2444-8605 Año I - Número 1 Julio-Diciembre 2015 Jefe de redacción y maquetación: Jesús Romero Moñivas. Colaboran en este número : Cristina Trenado, Ga- briel Casalvázquez, Paula G. Antón, Leandro Sequeiros, Lucía Egido, Arantxa Manzano, Miriam Ro- delgo, Sara López, Jonay Martín. Diseño del logo: David Carrasco Hernández Revista Ubuntu es plural. Por ello, acepta las opiniones de lxs colaboradorxs sin que ni la revista ni los otrxs colaboradorxs tengan que estar de acuerdo con ellas. Edita: Asociación Interdisciplinar de Investigación Científica e Intervención social-UBUNTU ISSN: 2444-8605 - Año I - Número 1 - Año: 2015 - Ciudad: Madrid (España) Aunque oficialmente la Asociación interdiscipli- nar de investigación científica e intervención social-UBUNTU fue fundada el 24 de marzo de 2014, no ha sido hasta este año que han podi- do iniciarse algunas de las actividades inicial- mente proyectadas. UBUNTU nace como un intento de crear y mantener “micro espacios de felicidad” en los que las personas puedan gene- rar relaciones personales que fomenten, en los ámbitos cotidianos, una transformación de las personas implicadas en ellas. La actuación de UBUNTU se centra en dos ámbitos principales: la investigación y la intervención social, vinculan- do el conocimiento con su capacidad transforma- dora, y a la inversa: que la realidad humana y social penetre en los espacios de estudio y deba- te. Pero creemos que tanto la investigación como la intervención deberían estar acompañadas por el deporte y el contacto con la naturaleza, debido al papel activador y potenciador del ejercicio físico al aire libre. Si quieres asociarte con nosotros y pro- fundizar más en nuestras actividades, visita nues- tra página web . Entrevista a “Gente UBUNTU” Nace la Asociación UBUNTU José Manuel Martín: el padre que se hizo Ironman y comenzó a cambiar la vida de la gente con el deporte solidario Revista UBUNTU (RU): Hola José Manuel, en tu blog y otros lugares de In- ternet hablas mucho del fallecimiento de tu hijo Da- vid como el momento de transformación de tu vida. ¿Puedes explicarnos cómo ocurrió ese cambio? José Manuel (JM): Bueno, cuando eres joven tienes tu escala de valores, en general, es de una determinada forma, muchas veces no se da valor a lo que realmente importa, has- ta que un día la vida te pone una prueba y decides ir a por todas. Es en ese momento te das cuenta el tiempo que has “malgastado” haciendo horas y horas en el trabajo, el tiempo malgastado viendo televisión, y decides que tu vida debe cambiar. Cuando un hijo se muere una parte de ti se te va, la otra se queda tocada y cada uno busca una forma de recu- Este ingeniero, padre de familia, deportista y organizador de eventos deportivos benéfi- cos es ejemplo de superación, de esfuerzo, de humildad y solidaridad. Dos hechos cam- biaron su vida: su mala salud a los 20 años y la muerte de su hijo. Desde entonces José Manuel se ha convertido, sin saberlo, en un ser humano especial para los que le rodean. Entrevista José Manuel Martín MÁS Trata de personas MÁS Reflexiones en voz alta MÁS Ciencia breve: LA EVOLUCIÓN MÁS Micro ensayos MAS Relatos MÁS Micro espacios artísticos MÁS Rincón etnográfico: los silos de Villacañas MÁS

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Número 1 ∗ Julio-Diciembre 2015

Los contenidos de la Revista UBUNTU están protegidos bajo la licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional ISSN: 2444-8605

Año I - Número 1 Julio-Diciembre 2015

Jefe de redacción y maquetación: Jesús Romero Moñivas. Colaboran en este número : Cristina Trenado, Ga-briel Casalvázquez, Paula G. Antón, Leandro Sequeiros, Lucía Egido, Arantxa Manzano, Miriam Ro-delgo, Sara López, Jonay Martín. Diseño del logo: David Carrasco Hernández Revista Ubuntu es plural. Por ello, acepta las opiniones de lxs colaboradorxs sin que ni la revista ni los otrxs colaboradorxs tengan que estar de acuerdo con ellas. Edita: Asociación Interdisciplinar de Investigación Científica e Intervención social-UBUNTU ISSN: 2444-8605 - Año I - Número 1 - Año: 2015 - Ciudad: Madrid (España)

Aunque oficialmente la Asociación interdiscipli-nar de investigación científica e intervención social-UBUNTU fue fundada el 24 de marzo de 2014, no ha sido hasta este año que han podi-do iniciarse algunas de las actividades inicial-mente proyectadas. UBUNTU nace como un intento de crear y mantener “micro espacios de felicidad” en los que las personas puedan gene-rar relaciones personales que fomenten, en los ámbitos cotidianos, una transformación de las personas implicadas en ellas. La actuación de UBUNTU se centra en dos ámbitos principales:

la investigación y la intervención social, vinculan-do el conocimiento con su capacidad transforma-dora, y a la inversa: que la realidad humana y social penetre en los espacios de estudio y deba-te. Pero creemos que tanto la investigación como la intervención deberían estar acompañadas por el deporte y el contacto con la naturaleza, debido al papel activador y potenciador del ejercicio físico al aire libre. Si quieres asociarte con nosotros y pro-fundizar más en nuestras actividades, visita nues-tra página web.

Entrevista a “Gente UBUNTU”

Nace la Asociación UBUNTU

José Manuel Martín: el padre que se hizo Ironman y comenzó a cambiar la vida de la gente con el deporte solidario

Revista UBUNTU (RU): Hola José Manuel, en tu blog y otros lugares de In-ternet hablas mucho del fallecimiento de tu hijo Da-vid como el momento de transformación de tu vida. ¿Puedes explicarnos cómo ocurrió ese cambio?

José Manuel (JM): Bueno, cuando eres joven tienes tu escala de valores, en general, es de una determinada forma, muchas veces no se da valor a lo que realmente importa, has-ta que un día la vida te pone una prueba y decides ir a por todas. Es en ese momento te

das cuenta el tiempo que has “malgastado” haciendo horas y horas en el trabajo, el tiempo malgastado viendo televisión, y decides que tu vida debe cambiar. Cuando un hijo se muere una parte de ti se te va, la otra se queda tocada y cada uno busca una forma de recu-

Este ingeniero, padre de familia, deportista y organizador de eventos deportivos benéfi-cos es ejemplo de superación, de esfuerzo, de humildad y solidaridad. Dos hechos cam-biaron su vida: su mala salud a los 20 años y la muerte de su hijo. Desde entonces José Manuel se ha convertido, sin saberlo, en un ser humano especial para los que le rodean.

Entrevista José Manuel Martín MÁS Trata de personas MÁS

Reflexiones en voz alta MÁS Ciencia breve: LA EVOLUCIÓN MÁS

Micro ensayos MAS

Relatos MÁS

Micro espacios artísticos MÁS Rincón etnográfico: los silos de Villacañas MÁS

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perar esa parte. Digamos que yo me refugié en el deporte y en la organización de eventos solidarios. RU: ¿Tú habías hecho de-porte antes? JM: El día que cumplía 20 años me entregaron los resul-tados de unos análisis, tenía el ácido úrico por las nubes no, más allá. Fui al médico y fue muy claro: O te cuidas o tie-nes riesgo de infarto. Ese mis-mo día, con las zapatillas que tenía en ese momento salí a correr lo que pude, pesaba 110 kilos. Desde entonces hasta ahora: 22 maratones, 1

Ironman, 5 carreras de 100km.

RU: Y además decides cre-ar una empresa organizadora de eventos de-portivos llama-da Eventsthin-ker. ¿Cómo fue el proceso? ¿Todos los in-tegrantes del equipo organi-zador compartís la misma filosofía? JM: Todo empezó con una Asociación cuando se hizo la primera carrera porque no

pensaba en seguir haciendo más, pero gustó; hicimos lue-go el duatlón de Valdebebas, salió bien y otros nos empeza-ron a pedir hacer cosas para ellos. Entonces fue cuando se pensó en la Empresa porque lo vemos más transparente. Los dos socios tenemos la misma filosofía, cada uno por su razón concreta. RU: Al crear Eventsthinker estabas queriendo mostrar que no sólo querías orga-nizar una carrera solidaria y ya está, si no que creías que ese proyecto implica-ba mucho más. ¿Puedes explicarlo?, porque tú te dedicas profesionalmente a otras cosas. JM: Eventsthinker implica mu-cho más que una carrera, es como te decía, una válvula de escape enfocada a ayudar a otros. Hay proyectos que han salido, otros se han quedado en el camino y otros que se-guimos luchando para que salgan. En cada carrera solida-ria ponemos en juego nuestro dinero, habitualmente no te-nemos patrocinio y todo cae sobre nosotros, por lo cual tenemos que dedicar mucho tiempo. Ese tiempo, como di-ces, es fuera del horario labo-ral; yo trabajo en una multina-cional de las telecomunicacio-nes y cuando termina mi jor-nada es cuando busco los

huecos para es-to, habitualmen-te son huecos nocturnos: es fácil recibir co-rreos míos a las 2 de la madru-gada RU: ¿Cuantas

carreras habéis organizado y cuánto dinero habéis do-nado? JM: ¡Puff! La verdad es que no las he contado, pero hace-

“Hacemos entre 13 y 14

eventos anuales; lleva-

mos más de 160.000 € y

más de 8.000 kilos de

alimentos donados”

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mos entre 13 y 14 eventos anuales; llevamos más de 160.000 € y más de 8.000 kilos de alimentos donados. RU: Aunque también con tu reto del Ironman donas-te casi 3000€. Normalmen-te las asociaciones a los que donáis los fondos son relacionadas con los niños o también aportáis a otro tipo de organizacio-nes. JM: Casi todas son relaciona-das con niños; nos gusta ver las sonrisas de esos pequeños luchadores, pero también hemos colabora-do con otras organizaciones. RU: Para ti el deporte se ha convertido en una ma-nera de construir un mun-do mejor, no sólo como deportista sino como orga-nizador de eventos. ¿En

qué sentido el deporte puede favorecer cambios personales y sociales? JM: Para mi el deporte es el momento que tengo para pen-sar, para relajarme, para sen-tirme a mí mismo, es mi mo-mento; creo que personalmen-te, aparte de tener buena sa-lud, correr lo que te proporcio-

na son esos mo-mentos para pen-sar. Socialmente te hace mucho relacionarte con otros, en carreras, quedadas, entre-namientos. Yo intento hacer un poco de todo, en-

trenamientos solitarios y en grupo, cada uno tiene su parte buena. RU: Tú eres triatleta y co-rredor: ¿cuando eres tú el atleta los eventos deporti-vos tienen el mismo senti-do que cuando eres orga-nizador? JM: Se viven de forma dife-

rente: igual que organizas un evento por un determinado motivo, también lo corres por otros. Cuando corres vas más, creo, mirando temas de supe-ración personal u objetivos personales. La verdad es que tampoco participo en muchos eventos fuera de lo que es triatlón y maratón. RU: ¡Que no es poco! ¿Crees que de alguna for-ma el deporte se ha con-vertido en un modo de sublimar el dolor del vacío de tu hijo y de mostrar al mundo que el sufrimiento tiene más sentido cuando se pone al servicio de otros que también sufren? JM: Totalmente, es una des-cripción muy acorde a como yo lo veo RU: ¿Cuales son tus retos deportivos ya conseguidos y cuales los que planeas para el futuro? JM: Llevo 22 maratones, 1 Ironman, 5 ultra. De momento

“¿Qué consejo darías a tu hijo David para afrontar la vida?”

“Sé buena persona”

“Para mi el deporte es el momento que tengo para pensar,

para relajarme, para sentirme a mí mismo,

es mi momento”

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una ilusión que tengo es hacer los 6 majors (me queda Lon-dres, Boston y Tokyo), des-pués sería un maratón en ca-da continente (con los 6 ma-jors hechos quedaría África y Oceanía) No pongo fechas porque al final esto implica un gran desembolso económico y hay que ir ahorrando, pero

espero algún día decir que lo he hecho. RU: ¡Y nosotros te entre-vistaremos! Y ¿qué te hace seguir adelante en los mo-mentos de crisis durante el esfuerzo físico de entrena-mientos y carreras? JM: La verdad es que lo mejor para seguir en los momentos de crisis es no pensar mucho en la carrera, liberar la mente, disfrutar, pensar en esas cosas que muchas veces no tienes tiempo debido a la rutina. Cuanto menos pienses en lo que te está pasando en ese momento de crisis mejor. RU: ¿Qué opina tu familia de ti? JM: Bueno, eso lo deberían decir ellos. Supongo que dirán

que estoy loco, pero no te sabría decir más. RU: Para los que conoce-mos tu labor solidaria tan-to de deportista como or-ganizador eres fuente de inspiración, ¿alguna vez te has sentido como un mo-delo a seguir? ¿Te hace sentir presión ser suscepti-ble de admiración?

JM: ¡A ver como explico esto sin liarme! No me siento mo-delo a seguir, tampoco quiero serlo, tengo virtudes pero también muchos defectos. Me hace sentir feliz si a alguien lo que yo hago le sirve, pero que coja solo lo bueno ;). Presión ninguna, ya te digo que no creo que sea susceptible de admiración, no lo siento así al menos RU: Organizar una carrera es complejo y difícil, pare-ce que nunca nadie está contento. ¿Has pensado alguna vez: “qué necesi-dad tengo yo de soportar estas cosas”, y querer de-jarlo? JM: Muchas. Una carrera es más compleja de lo que mu-chos se imaginan. Tener a

todos contentos es simple-mente imposible. RU: José Manuel, ¿eres consciente de que sin dar-te cuenta estás creando lo que en UBUNTU llamamos “micro espacios de felici-dad”? ¿Eres consciente de que estás creando un mundo mejor no sólo con

tus contribuciones solida-rias, sino también gene-rando esperanza ante las dificultades? JM: La verdad es que no soy consciente, mi objetivo es in-tentar ayudar y si lo consigo quiere decir que las horas que le robo al sueño están bien robadas RU: Si pudieras cambiar una sola decisión de tu vi-da, ¿cual sería? JM: Todas las decisiones de mi vida, buenas y malas, me han hecho como soy, de todo hay que aprender así que me-jor no cambiar nada. Sí que cambiaría un momento, pero no una decisión. RU: Comprendo. ¿Si fuera posible qué le dirías a tu hijo David si le pudieras

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dar un consejo para afron-tar la vida? JM: Lo mismo que le digo a sus hermanas y que les diré siempre (una aún tiene 2 años, la otra 5 así que se lo digo ya) y que me decía mu-cho mi abuelo: “sé buena per-sona”.

RU: ¿Quieres añadir algo? JM: Muchas gracias por la entrevista, ojala algún día la solidaridad sea algo tan nor-mal que no sea una noticia ;) RU: Gracias por atendernos.

Cómo ve a José Manuel:

Su sobrina

“La verdad, mi tío siempre ha sido y es una persona muy importante en mi vida. Un ejemplo de fuerza y superación. Siempre le admiré, pero desde que se propuso empezar a ayudar a los que más lo necesitan, le admiro más. Su labor en Eventsthinker es imprescindible, no creo que muchas cosas sucedieran si él no estuviera. Cuando la gente me pregunta y cuento lo que se hace en Eventsthinker, siempre hablo con la cabeza bien alta, siento mucho orgullo cuando cuento su historia”.

“El lobo estepario [Harry Haller] tenía, por consiguiente, dos naturalezas: una humana y otra lobuna; ése era su sino. Y puede ser también que este sino no sea tan singular y raro. Se ha visto ya muchos hombres que dentro de sí tenían no poco de perro, de zorro, de pez o de serpiente, sin que por eso hubiesen tenido mayores dificultades en la vida. […] En Harry, por el contrario, era otra cosa; en el no corrían el hombre y el lobo paralelamente, y mucho menos se prestaban mutua ayuda, sino que estaban en odio constante y mortal […]. Algunos le querían como hombre distinguido, inteligente y original y se quedaban ate-rrados y defraudados cuando de pronto descubrían al lobo. […] Pero también había otros que precisamente amaban en él al lobo, precisamente a lo espontáneo, salvaje, indómito, peligroso y violento […]. A propósito de esto, aún hay que decir una cosa. Hay bastantes personas de índole parecida a como era Harry; muchos artistas principalmente pertenecen a esta especie. […] No hay un solo hombre, ni siquiera el negro primitivo, ni tampoco el idiota, tan lindamente sencillo que su naturaleza pueda explicarse como la suma de sólo dos o tres elementos principales […]. Harry no está compuesto de dos seres, sino de cien-to, de millares. Su vida oscila (como la vida de todos los hombres) no ya entre dos polos, por ejemplo el instinto y el alma, o el santo y el libertino, sino que oscila entre millares, entre incontables pares de polos. […] La idea equivocada y funesta de que el hombre sea una unidad permanente le es a usted conocida. También sabe que el hombre consta de una multitud de almas, de muchísimos yos. Descomponer en estas numerosas figuras la aparente unidad de la persona se tiene por locura, la ciencia ha inventado para ello el nombre de esquizofrenia. La ciencia tiene en esto razón en cuanto es natural que ninguna multiplicidad puede dominarse sin dirección, sin un cierto orden y agrupamiento. En cam-bio, no tiene razón en creer que sólo es posible un orden único, férreo y para toda la vida, de los muchos sub-yos. Este error de la ciencia trae no pocas consecuencias desagrada-bles; su valor está exclusivamente en que los maestros y educadores puestos por el Estado ven su trabajo simplificado y se evitan el pensar y la experimentación”. El lobo estepario, Herman Hesse (Año de publicación 1927)

Visita: Eventsthinker Eventsthinker Cross series Duatlón de Valdebebas Camino al Ironman

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bién puede deberse a un ob-jetivo de explotación laboral, sea doméstica, en fábricas o trabajos agrícolas. Finalmente, hay otro conjunto de propósi-tos varios: mendicidad, venta de órganos, embarazos forzo-sos con fines de adopción, etc. (UNICEF 2008:1).

DEFINICIÓN La trata de personas se

puede definir como: “la capta-ción, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pagos o benefi-cios para obtener el consenti-miento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explo-tación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explo-tación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la e x t r a c c i ó n d e ó r g a -nos” (Protocolo de Palermo 2000: 2).

Por lo tanto, según este Protocolo hay tres aspectos básicos en la trata de perso-nas: En primer lugar, hay una actividad: captación, transpor-te, traslado, acogida o recep-ción de personas. En segundo lugar, se utiliza una serie de medios: amenaza o uso de fuerza, coacción, rapto, fraude, abuso de poder, vulnerabilidad. Finalmente, se realiza con un fin o propósito: la explotación. Respecto a esto último, las per-sonas explotadas son utilizadas con diferentes fines.

Puede ser con propósito de explotación sexual: por ejem-plo, para prostitución forzada, pornografía, pedofilia o turis-mo sexual, entre otros. Tam-

En definitiva, la trata de personas “es un delito que atenta contra los derechos humanos, en particular contra la libertad, la integridad, y la dignidad de las víctimas. Des-pués del tráfico ilegal de dro-gas y armas, es una de las actividades ilícitas más renta-bles” (Varios 2006:10).

¿Qué es la trata de personas? Claves para comprender el fenómeno

Tráfico Trata El migrante establece contacto directo y voluntario con el trafi-cante.

Implica siempre cruce de frontera o fronteras.

El dinero es un factor intrínseco en el traslado.

La relación entre el traficante y el migrante termina una vez llegado al destino.

Implica mayoritariamente a hom-bres.

Durante el traslado hay mayores riesgos de salud y vida.

Es fundamentalmente un delito contra el Estado.

El contacto se da bajo engaño y/o abuso, y/o coacción.

Puede darse dentro o fuera de un país, el cruce de fronteras no es necesario.

El dinero para el traslado no es un factor importante sino someter a la persona a una deuda económi-ca que la fuerce a ser explotada.

La relación entre el tratante y la víctima es mucho más prolonga-da, generalmente una vez llegada al destino inicia o continúa la ex-plotación.

Sus víctimas fundamentales son mujeres, niñas y niños y en me-nor grado víctimas masculinas.

Durante el traslado se minimizan los riesgos a la salud y a la vida pero en el largo plazo el impacto físico y psicológico es más prolon-gado.

Atenta contra la dignidad y los derechos de la persona. Es un delito contra el individuo.

DIFERENCIAS ENTRE “TRATA” Y “TRÁFICO”

Fuente: Varios 2006: 19

Uno de los fenómenos históricos más elo-cuentes que refleja la estructura social injusta del mundo, es la trata de personas. Un fenómeno que, por desgracia, es un gran desconocido para la mayor parte de

las personas en España. Con este breve artículo pretendo explicar sus elementos esenciales, para arrojar algo de luz.

Cristina Trenado García / Madrid

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siglo XIX y principios del XX, la trata de personas continuó y se acentuó sobre todo des-pués de las II Guerra Mun-dial, donde las mujeres blan-cas europeas o americanas eran desplazadas hacía dife-rentes países de Europa del Este, Asia y África con los mismos fines sexuales. (OAS, 2006:8).

Debido a estos hechos la trata comienza a constituirse como un problema social defi-nido entonces como trata de blancas. Este término se re-

fería exclusivamente a la victi-mización de mujeres con de-terminadas características raciales. Por esta concepción reduccionista, este concepto fue quedando en desuso para ser reemplazado por el de tráfico de personas, un térmi-no más global, desarrollado a finales del siglo pasado por la Comunidad Internacional (Varios 2006).

FASES La trata de personas opera

en tres fases diferentes (Varios 2006: 20):

Enganche: El tratante me-diante engaño engancha a la víctima, aunque el recluta-miento también puede existir en situaciones en que se se-cuestra o se les fuerza me-diante violación y someti-miento.

Traslado: Trasladan a la víctima a un punto dentro del mismo país o fuera de él. Este traslado se puede hacer por tierra, aire o mar y las fronteras se pueden pasar de forma ilíci-ta o legal.

E x p l o t a -ción: Las for-mas de explo-tación puede ser sexual, laboral, tráfi-co de órga-nos, etc.

ORIGEN DE LA TRATA

“El fenó-meno de la trata, espe-cialmente de mujeres, tie-ne raíces pro-fundas en la historia de la humanidad, pues desde sus inicios ha estado ligado a las guerras, a la esclavitud y a la consideración de las mu-jeres como objetos sexua-les” (Staff Wilson, 2009: 1).

Estas actividades se inten-sificaron en la época colonial. En este periodo las mujeres africanas e indígenas eran trasladadas de un país a otro para ser comercializadas con fines sexuales, mano de obra y servidumbre. A finales del

ESTADÍSTICAS La UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) realizó en 2014 el Informe mundial so-bre la trata de personas, del que se destacan los siguien-tes datos:

El delito de trata de per-sonas afecta a todas las re-giones del mundo. Entre el 2010 y el 2012 se identifica-ron víctimas de 152 países con nacionalidades de 124 países de todo el mundo. La gran mayoría de las víctimas

de la trata son extranjeras en el país donde se identifican co-mo víctimas. Gran parte de las víctimas de la trata son ob-jeto de explota-ción sexual, aunque cada vez con más frecuencia se detectan otras formas de ex-plotación. Alre-dedor del 40% de las víctimas detectadas en-tre 2010 y 2012 fueron objetos de trata con fines de trabajo forzoso. Tam-bién va en au-mento la trata de niños para el combate arma-do, la comisión

de delitos menores o la men-dicidad forzada.

En este informe se aprecia las diferencias regionales en cuanto a la forma de explota-ción. En Europa y Asia Cen-tral la trata con fines de ex-plotación sexual es la princi-pal forma detectada; en cam-bio el trabajo forzoso es ca-racterístico en Asia Oriental y el Pacífico. En América se

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los ciudadanos rumanos (22,72%), seguido de marro-quíes (17,05%), guatemalte-cas (11,36%) y bangladesíes (10,22%). Las actividades productivas más afectadas han sido la construcción, la agricultura, hostelería y ali-mentación, seguida por el trabajo doméstico o de cuida-dor de ancianos.

Otro aspecto a destacar es que la mendicidad forzosa se ha incluido entre los delitos de trata; y además se añade una nueva forma de explota-ción el forzar a una persona a realizar actividades delictivas.

En cuanto a la explotación sexual, el Defensor del Pueblo ha acudido a datos facilitados por la Fiscalía General del Estado, así como los datos facilitados por el Ministerio del Interior a través del Cen-tro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO).

El CICO establece que en España sólo se detecta 1 de cada 20 posibles víctimas de trata con fines de explotación sexual. Además de estas vícti-mas la gran mayoría son mu-jeres y las nacionalidades más vulnerables son la rumana, la brasileña, la paraguaya y la nigeriana.

INTERVENCIÓN SOCIOEDUCATIVA El trabajo profesional de edu-cadores sociales con la trata de personas es escaso y la

obtienen porcentajes casi idén-ticos de ambos tipos de trata.

En cuanto a la diferencia de género en la explotación sexual, la gran mayoría de las víctimas detectadas son muje-res, a diferencia de la trata con fines de trabajo forzoso, en la que los hombres constituyen la gran mayoría. En Asia la gran parte de las víctimas de trata con fines de trabajo forzoso eran mujeres, un rasgo particu-lar si lo comparamos con los demás países.

Otro de los aspectos nota-bles fue el gran aumento de la trata de niños, ya que casi una tercera parte de las víctimas de trata detectadas son menores. De cada tres víctimas menores de trata dos son niñas y uno es niño.

SITUACIÓN EN ESPAÑA El Defensor del Pueblo(2012) ha consultado las últimas me-morias de la Fiscalía General del Estado y los datos remitidos por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Además ha realizado un seguimiento de distintas operaciones policiales de desarticulación de redes de explotación sexual aparecidas en prensa. En su última Infor-me publica los siguientes da-tos:

En el año 2010 el número mayor de víctimas aparecidas en escritos de conclusiones fiscales sobre el trabajo forzoso en nuestro país corresponde a

mayor parte de las intervencio-nes socioeducativas se centran en las mujeres víctimas de ex-plotación sexual.

Uno de los programas que interviene con mujeres vícti-mas de explotación sexual en nuestro país es el programa Sicar Cat. El programa se en-cuentra en Barcelona en cuya su memoria publicada en 2011 se resaltan los siguientes as-pectos:

Realizan una intervención en diferentes ámbitos, entre ellos: el psicológico, médico, jurídico, socio-laboral y perso-nal. Se basa en dos modalida-des principales:

La modalidad residencial dividida en tres fases, una pri-mera fase de emergencia, una segunda de permanencia y la tercera de autonomía. El obje-tivo de esta modalidad es la integración de la mujer además de potenciar su auto-nomía.

La otra modalidad es la no residencial: se basa en el acompañamiento y seguimien-to a las mujeres que o bien han finalizado su estancia en algunos dispositivos residen-ciales o no han accedido a este recurso pero quieren benefi-ciarse de algunos servicios del programa.

El resumen de la interven-ción que realizan con las muje-res víctimas de explotación sexual se ilustra en el cuadro de la página siguiente.

José Luis Solana (2003) destaca entre sus propuestas: directrices generales de inter-vención para este colectivo, como pueden ser: políticas de igualdad, acciones de empode-ramiento y autonomía; medi-das de prevención en países de origen a través de la coope-ración internacional y acciones de información y sensibiliza-ción, mejora de condiciones de vida del ejercicio de la prosti-

Consecuencias para la víctima de trata

Grave violación de los derechos humanos.

Abuso físico y/o sexual y/o psi-cológico

Daño físico o psicológico prolon-gado o permanente.

Riesgo de muerte.

Cosificación de las personas.

Dificultades de reintegración.

Estigmatización.

(Varios 2006: 26)

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ciación a la población. En esta difusión se debería de hacer más hincapié en las explotaciones que son gran-des desconocidas para la so-ciedad, ya que la explotación sexual se ha hecho una gran campaña en los medios de comunicación.

Por otro lado, se deberían crear programas de interven-ción socioeducativos para el problema de trata de perso-nas con profesionales forma-dos y especializados en este ámbito. Considero que la fi-gura del educador social y la intervención socioeducativa podrían ser dos aspectos im-portantes y esenciales en estos programas. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DEFENSOR DEL PUEBLO, (2012). Trata de seres huma-nos en España.. Víctimas in-visibles. Madrid.

tución, mejora de las condicio-nes de sanidad y seguridad, fomento del asociacionismos de las mujeres, facilitar la vincula-ción de ONGs y realizar campa-ñas de sensibilización en me-dios de comunicación.

CONCLUSIONES

Uno de los aspectos que me gustaría destacar es la insufi-ciencia del nuevo marco nor-mativo sobre trata de personas en España. Considero que se debería reformar y conseguir una mayor protección a las víctimas especialmente a los menores, que son los más vul-nerables.

También creo que se deberían elaborar leyes para los distintos tipos de trata, dife-renciándolos, además de crear protocolos de actuación y pre-vención de cada uno de los tipos de explotación que existe.

En cuanto a la intervención socioeducativa, por un lado se debería de dar a conocer más el problema social de la trata a través de la difusión y concien-

PROTOCOLO DE PALERMO. (2000). Protocolo para preve-nir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños. Palermo. SICAR CAT. (2011). Memoria del programa. Barcelona. Staff Wilson,M (2009). Recorri-do histórico sobre la trata de personas. Panamá. SOLANA, J. (2003). Prostitu-ción tráfico e inmigración de mujeres. Córdoba: Ayto. de Córdoba: Área de Mujeres, Juventud y Empleo. UNICEF. (2008). Información básica sobre trata de personas. San José. UNODC. (2014). Informe mun-dial sobre la trata de personas. VARIOS. (2006). Trata de per-sonas: Aspectos básicos. Méxi-co.

Ilustración: Miriam Rodelgo Nieto

Cómo citar este artículo: Trenado García, Cristina (2015). “¿Qué es la trata de per-sonas? Claves para comprender el fenómeno”, Revista Ubuntu 1: 6-9.

ACTIVIDADES INDIVIDUALES

Entrevista inicial Acciones de acogida y recibimiento: bienve-nida, presentación, apropiación del espacio. Atención a necesidades básicas: alimenta-ción, descanso, salud. Itinerarios personalizados: objetivos, proce-so y evaluación conjunta con la mujer. Tutorías de seguimiento. Acompañamiento en toma de decisiones. Rutinas de vida cotidiana. Hábitos personales. Acciones de ocio. Información y orientación Despedida Valoración (individual) Asesoría de consolidación

ACTIVIDADES GRUPALES

Clases o sesiones informativas especia-les.

Talleres breves o puntuales. Espacios informales: fiestas, excursiones

y actividades de ocio. TRABAJO DE EQUIPO

Valoración- reflexión de la intervención individual.

Supervisión de equipo Diseño de estrategias colectivas e indivi-

duales de la institución Formación Coordinación con otras entidades

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Según los datos del Banco Mundial, en 2014 un 46.6% de la población mundial vive en zo-nas rurales, mientras que para el caso español, este porcentaje desciende hasta el 20.6%. Por ello, solemos estar acostumbrados a una forma de vida urbana, que se desarrolla además en mega-urbes, con grandes edificios de hierro, cristal, hormigón y ladrillo. Sin embargo, el modo en que las personas habitamos ha sido y es muy variado histórica y geográficamente. Las viviendas, de hecho, pueden ser de dife-rentes tipos ateniendo a diferentes variables: según el material (piedra, adobe, ladrillo, paja, etc.), según el emplazamiento (cabaña, casa-árbol, iglú, etc.), según el estatus de las perso-nas que lo habitaban (palacio, mansión, casa rural, choza, etc.), según agrupaciones de vi-viendas (chalé, bungalow, apartamentos, du-plex, etc.), según alturas (casa baja, piso, áti-co, etc.), según número de estancias, etc. Es decir, que el tipo de habitación es uno de esos elementos culturales más cambiantes y a la vez uno de los rasgos más visibles que carac-terizan a las diferentes sociedades, porque todos los seres humanos hemos necesitado protegernos de las inclemencias del tiempo, sea en cuevas o en lofts de lujo. Una de las viviendas más curiosas de España son los tra-dicionales silos del municipio toledano de Villa-cañas, a menudo poco conocidos. En este artí-culo trataré de exponer los elementos básicos de esta forma de vida típica de Villacañas. El pueblo de Villacañas Originariamente llamado Villar de Cañas y, posteriormente, Villacañas del Coscojo, perte-neció en el siglo XII a Consuegra, hasta que en el siglo XVI, previo pago de 9000 ducados, doña Juana de Austria concedió el privilegio de Villa a Villacañas, independizándose, pues, de Consuegra, con 392 habitantes (Web Ayunta-

miento Villacañas). En el término municipal actual del pueblo —situado en el sureste de la provincia de Toleado— parece que existieron cuatro poblados diferentes: Borregas, Tirez, Ormeña y Ormeñuela. Los historiadores afir-man que estos poblados pueden que desapa-recieran por epidemias, falta de agua, invasio-nes o porque, como en otras zonas de Castilla la Mancha, se agrupan entre sí para mayor protección (García Montes 1978). Desde un punto de vista de la historia reciente, Villaca-ñas es conocido porque según algunos histo-riadores su resistencia al ejército francés du-rante la Guerra de la Independencia (1808-1814) impidió su conquista y penetración en la zona, precisamente porque los silos sirvieron a modo de trinchera, generando una forma de lucha que desconcertaba a los franceses. Ac-tualmente, Villacañas ronda los 11000 habitan-tes. Otras viviendas en Villacañas Antes de la llegada de la construcción de los Silos en el siglo XVIII y de forma masiva en el siglo XX, en Villacañas existían casas construi-das con piedra caliza blanda; yeso, barro, cu-biertas de pino, etc., con grandes corrales, patios con soportales protegidos por toldos (García Montes 1978: 33). Además de las ca-sas también había quinterías, refugio de gaña-nes y sus caballerías. Eran refugios para co-mer, cenar y dormir durante los días de faena, quizá el precedente de los silos. Y, por último, chinforreras, mitad casa y mitad silo, excava-das a cielo abierto, con cubiertas abovedadas, considerado posiblemente como un silo malo-grado, que no ha resultado de forma adecuada (García Montes 1985). Origen de los silos Los silos no son una construcción fundamen-

“La etnografía proporciona una explicación de una comunidad, sociedad o cultura particular. Du-rante el trabajo de campo etnográfico, el etnógrafo recopila datos que organiza, describe, analiza e interpreta para construir explicaciones, que puede presentar en forma de libro, artículo o pelícu-la. De manera tradicional, los etnógrafos han vivido en pequeñas comunidades y estudiado el comportamiento, las creencias, las costumbres, la vida social, las actividades económicas, la polí-tica y la religión locales” (Conrad Ph. Kottak).

Rasgos básicos de la vivienda “silo” del pueblo manchego de Villacañas Jesús Romero Moñivas / Madrid

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talmente original de Villacañas: existían con variantes en “La Guardia, Quero, El Romeral, Madridejos, Criptana; en Guadix y El Sacro-monte en Granada; Chinchilla en Albacete; también en otros puntos de Andalucía. Hasta de China hay noticia de su existencia ” (García Montes 1985: 121). Pero lo que sí es carac-terístico de Villacañas es que se constituyó en el tipo de vivienda predominante y masivo. Aunque algunos historiadores especulan con la posibilidad de que la construcción de silos pu-diera existir ya en el siglo VIII, lo cierto es que es una construcción más reciente: en el siglo XVIII sólo existían 28 silos mientras que había 738 casas. Pero por el siglo XX pudieron alcan-zarse los 1700, superando al número de casas normales. Razones de la construcción de los silos García Montes (1985: 126ss.) arguye que va-rias de las siguientes circunstancias pudieron favorecer el interés de los habitantes de Villa-cañas por este tipo de construcción frente a las casas normales. (i) El bajo precio del solar donde se excavaría el silo; (ii) además, era una construcción que podían hacerla las propias familias, porque a excepción del acabado final donde se requería mano experta, el cavar era algo que no necesitaba especial pericia; (iii) debido a la propia naturaleza de la construc-ción los materiales eran baratos y se ahorra-ban en paredes, muros, tejas, etc. (iv) circuns-tancias físicas: que podríamos llamar geológi-cas incluso, por las condiciones apropiadas del suelo (de arcilla y caliza) para poder ser exca-vado; (v) finalmente, hay circunstancias socia-les que también pudieron favorecer este tipo de construcción: la falta de emigración (sí que había inmigración temporal) debido a los altos índices de población dedicada a la agricultura y al auto-consumo favorecían que cada nuevo matrimonio construyera su propio silo de for-ma barata, e incluso que el matrimonio, una vez comenzado a tener descendencia, pudiera excavar nuevas estancias bajo tierra, amplian-do los silos hasta más de 100m2. A menudo las familias tenían los silos excavados en peque-ñas agrupaciones familiares, en las que esta-ban los silos de los progenitores y los de las descendencias emancipadas. De hecho, el habitante típico de los silos eran los braceros, los peones, que trabajaban las tierras des-amortizadas a las manos muertas durante el siglo XIX. Era, por lo tanto, especialmente una vivienda de gente humilde. No es casualidad que en 1752, en el informe del Catastro del Marqués de la Ensenada se dice sobre Villaca-

ñas: “mil vecinos, que había 734 casas habita-bles, inhabitables 6, y arruinadas 4. También hay como 28 silos e habitaciones por vaxo te-rra, en la que habitan vecinos pobres". Desaparición de los silos El punto álgido de la construcción de silos se encuentra entre los años veinte, treinta y cua-renta del siglo XX. Sin embargo, la progresiva introducción de la traída de aguas de los Pozos de Tirez y todo el complejo sistema de verti-dos, fosas sépticas, etc., fue produciendo una mayor humedad en los silos; además de eso, el evidente peligro de los silos que se había puesto de manifiesto en las inundaciones de 1893 (una catástrofe que produjo, en 35 minu-tos de lluvia torrencial, 43 ahogados, 52 silos destruidos, 71 en estado de ruina, con 117 familias que perdieron sus cosas personales), 1950 (con 4 muertos) y 1953, puso de mani-fiesto la precariedad de los silos ante determi-nadas condiciones adversas (García Montes y Zaragoza garcía 1993). Así, desde los años 70 y 80 la forma de vida de Villacañas comenzó a transformarse por la modernización de los ba-rrios, la creación de nuevas calles (debido al sistema de vivienda de silos, las calles eran casi inexistentes y sin un orden), la construc-ción de nuevas zonas de casas para alojar a los habitantes de los silos, como medida para erradicar ese tipo de construcción. Muchos de los silos han sido tapados, otros han sido utili-zados como partes bajas de casas que se han levantado en los solares, e incluso durante un tiempo, la gente mantuvo el silo como “segunda vivienda”, aunque habitaban ya en casas normales. Aun así, el interés histórico, cultural y antropológico de estas viviendas pe-culiares que ahora describiremos, han conver-tido Villacañas en un lugar de interés turístico. Existe un magnífico Museo etnográfico del Silo en el que se explica detalladamente toda la peculiaridad sociológica del modo de vida en los silos, y además se pueden visitar dos silos que se conservan y que permiten vivir en pri-mera mano la experiencia de bajar a un mun-do social que ya no existe, pero que durante años fue característico de Villacañas. Cómo eran los silos Dice García Montes (1985: 122-123): “El silo está totalmente excavado en tierra llana [...]. El acceso al mismo es en forma de rampa, al que llamamos caña. Se partía de cero y con una anchura de metro y cuarto con pendiente de los 30/35 grados con referencia a la super-ficie y dejando ya tallados los peldaños de la

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escalera. La dirección de esta caña, centrada en el solar (cuadrilátero de 21,68 metros de lado) se hacía siempre a saliente o poniente, siendo muy raros los de norte o sur. [...] La superficie de las vías de acceso que se deja-ban, llamados carriles, eran a cargo de la pro-piedad que vendía. Se seguía vaciando la caña, con su inclinación correspondiente, hasta un punto que medida en su vertical, se estimaba

suficiente en profundidad para comenzar el vaciado en horizontal, con altura oportuna pa-ra las habitaciones y techo o cielo también su-ficiente para la sustentación mediante el arco del vaciado, a veces rebajadísimo y atrevido. Y

lo era aún más en las habitaciones interiores, las que no dan a la caña, ya que en el centro del techo de ellas, en el mismo lugar de la cla-

ve del arco, se abría sobre el terruño como una chimenea, a la que se denominaba "lumbrera" (lucera) [...]. En algunos silos y por efecto del grado de compacidad las paredes de las habitaciones las dejaban arqueadas con inclinación a favor. En el final de la caña exca-vaban tres habitaciones, derecha, izquierda y fondo, y dentro de ellas, al mismo nivel, otras más según necesidades y familias y también para pajar, que se llenaba de paja por las lum-breras; y para granero, dividido en trojes. En la mitad de la caña de acceso y con puertas a ésta solían hacerse a derecha e izquierda un par de habitantes, de más bajo techo, para dedicarlas a cuadra, gorrinera, gallinero o para los aperos agrícolas; también un fogón, para guisar en el buen tiempo. En algunos silos se hacía quebrar la línea de la caña en ángulo, para preservarla del polvo en las grandes tol-vaneras que en La Mancha suelen darse, po-niendo siempre en el principio de la caña, a ambos lados, hitos o piedras perfectamente encalados, como guardacantones de las únicas entradas a vivienda que no han pasado carrua-jes; si bien su fin es más de aviso y señal en las noches obscuras. Abajo de la caña, en el zaguán, sus tres puertas, protegidas de la llu-

via por la cimbra y su peineta, que son una bóveda de cañón coronada por un murete en su principio que acaba en cuadrado general-

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mente. En el suelo y para recoger las aguas de lluvia que caen en la caña, existe el "xagüaero", (desaguadero), que es un pozo profundizado hasta el nivel freático, donde las lluvias van a parar por un albañal [...]. Tam-bién suelen tener los silos un pozo dentro, que es de agua salobre, como todos, para caballer-ías y para limpieza. En la superficie total exte-rior —llamada patio—, rodeada en tres de sus lados por el terrero de la tierra del vaciado del silo, con bloques compactos del terruño o de adobes cocidos al sol, perfectamente enjalbe-gados se hacia, en vertical con su asiento, una especie de diván orientado siempre al mediod-

ía, al que llamaban solana, para tomar el sol en los días claros del invierno. Estos terreros se llenaban, previa plantación, de pinchosas cambroneras, que daban sombra y servían de tendedero de la colada. [...] Emergía en este patio, además, la sarmentera, que era el signo externo de propietario de viña y que solía hacerse con cuatro traviesas del ferrocarril,

para debajo poner el carro; una o dos chime-neas blanqueadas, que surgen del suelo como una eclosión, las llamadas lumbreras como chimeneas enanas; el barranco-estercolero, con cuatro paredes o bardas y algún que otro detalle con fin determinado. Todo esto a la

vista, en el amplio solar que ocupaba la exten-sión superficial de un celemín de tierra, [...] 470 metros cuadrados, cuyo lado de este cua-drado resultan los 21,68 metros dichos”. Referencias García Montes, L. (1978) Villacañas y su historia, Edición Autor, Toledo.

García Montes, L. (1985) “Los silos de Villacañas”, Anales Toledanos XXII: 117-154.

García Montes, L. y Zaragoza García, I. (1993) La inundación de Villacañas (1893-1993) Centenario de una catástrofe, Ayuntamiento de Villacañas, Toledo.

Visita Ayuntamiento de Villacañas Museo Etnográfico del Silo Fotos tomadas de esas páginas

Cómo citar este artículo: Romero Moñi-vas, Jesús (2015). “Rasgos básicos de la vivienda “silo” del pueblo man-chego de Villacañas”, Revista Ubuntu 1: 10-13

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En las diferentes conversacio-nes con mis compañeras y compañeros de facultad, en los argumentos que se dan cuando sale el tema en algún debate de clase e incluso en los contenidos de alguna pro-fesora que plantea el dilema entre vocación y profesionali-zación.

Ésta insiste en que la elec-ción de los estudios puede ser la vocación (aunque no justi-fica de donde proviene) pero una vez en la universidad de-bemos reivindicar la profesionaliza-ción, en mi caso de la educación social, si quere-mos hacer de ésta una profesión de presti-gio. Por tanto, las conclusiones que obtengo de todo este re-pertorio vivencial van encami-nadas a que la vocación forma parte de la esencia humana, idea que yo me propongo cuestionar.

Lo primero, la vocación no forma parte de ninguna esen-cia natural del ser humano sino que es construida a lo largo de nuestra biografía. La vocación implica la acción de elegir libremente un camino que se quiere seguir. Esta ac-ción tiene un componente so-cial y otro individual. Este componente social, que no es

matemático, no consiste en in-troducir en una máquina nues-tras condiciones sociales y per-sonales (varón, raza blanca, heterosexual, clase media…) y aplicar un algoritmo el cual nos marcará nuestro itinerario bio-gráfico, pero sí son elementos condicionantes que nos van a ir describiendo tendencias.

Por ejemplo, el contexto histórico actual y venidero de

España, es un contexto de crisis, de escasez de trabajo y de re-cursos y, por tan-to, de competen-cia extrema por éstos, en el que dentro de unos años, el 10% de los empleos serán de baja cualifica-

ción, por tanto, “uno ya sabe” que es necesario formarse para salir al ring del mercado laboral con posibilidades de ganar el combate.

Otro elemento que pongo encima de la mesa es la clase social a la que pertenece uno y su familia, ya no solo a nivel económico sino en cuanto a, en términos de Pierre Bourdieu, capital cultural y capital social. Las condiciones económicas de la familia reducirán el abanico en cuanto a posibilidad de ir a una universidad pública o priva-da, considerada de mayor o menor prestigio. Pero bueno, podríamos decir que dentro del

catálogo, aún quedan muchas posibilidades de elección y eso es cierto, pero aún se puede ir acotando más. Otro factor que influye en la elec-ción de una carrera es la nota de corte, dependiendo del expediente académico uno podrá optar a unos estudios o a otros. Supongamos que el expediente académico es lo suficientemente bueno y que una persona no tiene muy claro qué estudiar y puede elegir entre diferentes posibili-dades, las probabilidades de que opte por unos estudios que en un futuro reporten mayores beneficios, ya sean económicos, de prestigio, de estatus…, aumenten aunque no sean determinantes.

El factor sexo y género. ¿Es casualidad que en las in-genierías la proporción de hombres sea mucho mayor que la de mujeres y que en educación está relación se invierta? Parece evidente que no, que existe una relación sexo y género donde las ocu-paciones con más prestigio están muy masculinizadas y las labores relacionadas con educación y cuidados se vin-culan más con las mujeres. Una de las múltiples y posi-bles explicaciones proviene de nuestra tradición histórica cultural, donde la mujer ha quedado relegada al ámbito privado y el hombre se ha exhibido libremente por el

La vocación y la evocación de la Educación Social

Gabriel Casalvázquez Hernández / Madrid

“la vocación no forma parte de

ninguna esencia natural del

ser humano sino que es construida a lo largo de nuestra

biografía”

La vocación, a mi juicio mal entendida y que a continuación fundamentaré, en el contexto de la educación —ya sea formal o no formal— me recuerda mucho a la de la religión. Los educadores y educadoras,

parece que hemos recibido la llamada de dios, el cual, nos ha encomendado la fun-ción de guiar de nuevo al camino correcto a las ovejas descarriladas. ¿En qué me ba-so para decir esto?

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espacio público. Parece evidente que la vo-

cación va quedando configura-da por una estructura donde se evidencian diferentes rela-ciones de poder. Pero insisto en la idea de que la vocación no es una operación matemáti-ca, sino que, aparte de la in-terseccionalidad de los diferen-tes factores, también he habla-do de un componente indivi-dual, que es el que surge cuando, tras hacer este filtro uno se decanta por una opción de entre todas las diferentes posibilidades.

¿Por qué decido plantear la vocación como un fenómeno que tiene un componente so-cial y otro individual y desmon-tar la idea de que esta elección no estás sujeta a ningún condi-cionamiento? Porque tengo miedo.

Tengo miedo de contemplar solamente el aspecto individual del comportamiento. Tengo miedo a la psicologización. Tengo miedo a soslayar las evidencias de poder, porque si las obviamos nunca las cues-tionaremos y los educadores y educadoras sociales seremos cómplices de mantener el or-den existente. Tengo miedo a creer que tanto los éxitos co-

mo los fracasos de nuestras vidas responden únicamente a la condición personal del ser humano. Tengo miedo de olvi-dar algo que Antonio Gramsci describió y nos enseñó hace ya un siglo: el concepto de hegemonía,

mediante el cual se puede decodificar el sentido común, enten-dido como el interés general de la mayoría, y que ha sido construido dentro de un marco de dispositivos de las élites, como son los medios de comunicación, la escuela, la universidad, la iglesia, las aso-ciaciones culturales y deporti-vas, etc.

E incluso sabiendo esto, al igual que Erich Fromm, tengo “miedo a la libertad”, porque hace que mostremos nuestra condición más sumisa ante las clases dominantes, fruto del pánico que genera la indeter-minación de nuestro futuro.

Pero ante cada uno de es-tos miedos aflora la esperan-za. La vocación llama a la ac-ción, entendida ésta como la a c c i ó n t r a ns f o rmad o ra

—vocacción—, a través, como diría Paulo Freire, de la pala-bra, del discurso, mediante el trabajo de campo, la investiga-ción y, por supuesto, de la rei-vindicación. Los educadores y educadoras sociales tenemos

el deber de rei-vindicar nuestra presencia en todo espacio donde se pro-duzca educa-ción —ya sea formal, no for-mal e infor-mal—, es por

eso por lo que tenemos mucho que aportar tanto en los espa-cios micro (colegios, proyectos de acción en los barrios…) co-mo en los macro, (medios de comunicación, discurso políti-co, programa electoral, “leyes…).

Nuestro deber es que nues-tra figura aparezca representa-da en todos los ámbitos, por-que como dijo Franz Fanon en su libro piel negra máscaras blancas, tenemos el deber no solo de ayudar al participante sino “de actuar en la dirección de un cambio en la estructura social” puesto que “un proceso sin el otro no lleva a ninguna solución social ni individual”.

Cómo citar este artículo: Casalvázquez Hernández, Gabriel (2015). “La vocación y la evocación de la Educación social”, Revista Ubuntu 1: 14-15.

“Parece evidente que la vocación va quedando configurada por una estructura donde se evidencian diferentes relaciones de poder ”

El trato malo Jonay Martín Valenzuela / Madrid

Pienso que el maltrato, sea del tipo que sea, ejercido hacia otra persona es tam-bién un auto-maltrato. La acción maltrata-dora, lejos de hacer sentir bien a quien ejerce el maltrato, es el inicio de un círculo muy viciado y dañino para las dos partes,

maltratador/a y maltratdx. En al menos una parte inconsciente pero muy extendi-da del perfil de la persona maltratadora se suele asumir que la violencia, que el mal-trato se emplea como forma de liberación.

Es decir, de purgación de un mal que aqueja a la persona maltratadora y que la motiva a ejercer como tal. O también como única opción ante un conflicto. Dicho en pocas pala-

mí”. Es en esto en lo que qui-siera hacer hincapié primera-mente. No dudo de que haya patologías en las que se en-cuentre un real alivio y disfrute en el uso del maltrato pero, en

bras, “maltrato porque me siento violentadx y con el mal-trato que ejerzo se me aliviará dicha violencia que siento, la echaré fuera liberándome así de ella, ya no formará parte de

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términos mucho más mayorita-rios, el maltrato no le hace bien a nadie, ni a quien lo reci-be, evidentemente, ni a quien lo ejerce.

Obviando las posibles p a t o l og í a s pertinentes, no conozco a nadie que tras una agresión se sienta bien; nunca he estado en una pela en la que al acabar algu-na de las dos partes (la vencedora y la vencida) se sienta a gusto, en paz consigo misma. Nunca he visto que nadie tras lanzar im-properios contra otra persona sienta un puro bienestar, o esté más calmada. No obstante reconozco dos puntos al res-pecto:

1) Puedo ver que haya cier-to desfogue, cierta sensación de ruptura con una sensación (la violentación) que dominaba previamente a quien posterior-mente acaba maltratando, precisamente para buscar el poder liberarse de esa sensa-ción de violencia se acaba ejerciendo la violencia sobre otrx. Pero en este caso tan sólo hay cierta recuperación de la armonía, en la persona maltratadora me refiero, tan sólo momentánea y tan sólo a nivel físico. Es decir, fisiológi-camente se ha resuelto la ne-cesidad (aunque sea viciada) de purgar el malestar físico producido por la violencia que posteriormente lleva al maltra-to pero aun así continúa habiendo dolencias en la per-sona maltratadora.

Es más, sin querer obviar las tremendas diferencias entre una cosa y otra, me atrevo a decir que, en este aspecto, el

maltrato tiene consecuencias parecidas para la persona mal-tratadora como con quien acepta el hecho de mentirle de continuo a alguien: se consi-

gue con ello liberar la ten-sión física pro-ducida por la necesidad de evitar a toda costa el decir la verdad; se c o n s i g u e n nivelar a través de la mentira los niveles de ansiedad y estrés que la

situación produce, pero no se encuentra con ello la paz, la liberación de conciencia plena, puesto que quien miente, así como quien maltrata, se ha de armar de ciertos subterfugios en los que pueda justificar su acción. Dichas excusas le sub-yugarán, le condicionarán (es decir le generarán otro males-tar) con lo que simplemente se ha variado un problema por otro, o mejor dicho, de un problema inicial se han gene-rado dos problemas relaciona-dos.

2) Hay ciertos maltratos que responden a condiciona-mientos sociales, de grupo, en el que se actúa no por convic-ción propia sino para no que-darse excluidx de lo que se entiende que es lo bueno, lo dictado por la presión social, por la presión del grupo. Esto acontece cuando los valores del conjunto (en este caso, equívocos) se imponen sobre los valores de la individualidad y la capacidad individual de discernir lo que es correcto y lo que no.

Esta coacción es palpable en los casos de acoso escolar motivados en el “yo te acoso primero para que la gente vea que soy fuerte y con ello hago

que no me acosen a mí”, y en los casos en los que “no me atrevo a hacer lo distinto de lo que la mayoría hace me guste o no, y prefiero atacarte antes de dejar ver que a mí no me gusta atacar y con ello poder volverme perceptor/a de ata-ques”. Para el primer caso valdría el ejemplo de integrar-se en un grupo, generalmente en el de lxs malotxs, dada la necesidad que tenemos de pertenecía indicada ya por Maslow. Como ejemplo del segundo caso valdría el acoso, las agresiones o los insultos vertidos sobre quienes no act-úan según lo establecido (discriminación por motivos de inclinación sexual, de raza, de gustos, de características per-sonales, etc…) cuando no se quiere ver que lo establecido es precisamente la violencia hacia lo distinto.

Me es importante que que-de claro que en ningún mo-mento estoy justificando, ni mucho menos diciendo que me parece bien que se actúe así. Tan solo me limito a exponer lo que considero que son las carencias que llevan a obrar de esta forma. Reniego de toda acción o pensamiento que con-lleve o fomente la violencia y/o el odio. Considero que siempre hay más alternativas, las vea-mos o no, y por ello me refiero precisamente a las carencias que nos hacen obrar así. Di-chas carencias se encuentran sobre todo a nivel intraperso-nal, en el plano de la inteligen-cia emocional, para la que me temo que aún nos queda so-cialmente mucho camino por recorrer y mucho esfuerzo a desempeñar en la coeducación en este ámbito.

Bajo otra perspectiva es importante señalar que a nivel de aprendizaje quien maltrata nunca se sentirá liberadx, más allá de esa pseudo-liberación física anteriormente comenta-

“Hay ciertos maltratos que responden a condiciona-

mientos sociales, de grupo, en el que se actúa no por

convicción propia sino para no quedarse excluidx de lo que se entiende que es lo bueno, lo dictado por la

presión social, por la pre-sión del grupo. ”

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da. La persona maltratadora normalmente no es consciente de que con su conducta se está generando un aprendizaje en el que volverá a actuar así cuando vuelva a sentir los mis-mos estímulos. Y más impor-tante aún, no es consciente de que su actuación engrandece y afianza el miedo, el odio, la violencia que lleva por dentro y que le hará sentirse cada vez peor hasta que encuentre otra salida que no sea la violenta. Lo veo muy simple: ¿cuántas personas que maltratan se sienten realmente felices consi-go mismas en el día a día? Ahora tan sólo faltaría unir que el motivo de su maltrato le lleva a la acción maltratadora y que con ella se perpetúa su conducta de maltrato y por ende su malestar propio. Y por mucho que se maltrate a lxs demás nunca un acto violento, promovido por carencias, por el miedo o por el odio, dará sere-nidad. Nadie se siente a gusto después de mal-tratar, segura-mente porque ya se está enten-diendo que ni se ha solucionado el problema ni se han escogido estrategias para poder actuar de forma distinta la siguiente vez.

El sentimiento de violencia transmuta, efectivamente, pe-ro no desaparece. Y es que al ejercer maltrato estamos forta-leciendo nuestras cadenas a dicha conducta a la vez que también robustecemos esa falsa sensación de liberación que, como ya he dicho, no es plena y acaba convirtiéndose más en un acto de opresión hacia unx mismo que de libera-ción personal.

Otro aspecto que quisiera tratar es el de la persona mal-

tratada y el medio que fomen-ta el maltrato: vivimos en un mundo en el que ya damos por hecho (por lo general, afortunadamente) que la com-petencia entre iguales y el es-fuerzo por ser una parte pro-ductiva más dentro del sistema es lo correcto o la única opción. Por lo general no se suele atender a que hay otras for-mas de desarrollo (individual y colectivo, material y espiritual, instintivo e intelectual) basa-dos en otros principios, como por ejemplo el apoyo mutuo o la creación de realidades dis-tintas. En esto es importante tener en cuenta que hay sis-temas sociales que fomentan explícita o implícitamente el

maltrato (a través de la gene r a c i ó n de rechazo, odio o miedo hacia el otrx) porque son sistemas vio-lentos de por sí. En este caso veo el maltrato o la violencia tan-

to como una causa como una consecuencia directa del estilo de vida que llevamos.

Hay maltrato porque el sis-tema y nuestra historia huma-na son violentas (entre otras razones) y hay un sistema vio-lento porque lo perpetuamos con el maltrato.

En este contexto lo más normal es que la persona que sufre el maltrato muchas ve-ces justifique el propio maltra-to, perpetuándolo con ello, porque ha sido educada, rela-cionada con otrxs y tratada violentamente. Esto es lo que Freire denominaría tener intro-

yectada la opresión. En este contexto es muy fácil que di-cha persona maltratada hasta tenga miedo de denunciar su situación por no parecer débil, por no poder refugiarse en la contemplación de otras posibi-

lidades para ella y/o por no po-der encontrar a simple vista el apoyo social que invite, que motive a de-nunciar el mal-trato del que es

víctima y acabar con ello con tan penosa situación.

En un mundo en el que aún se debate si “el hombre es un lobo para el hombre” cabe es-perar poca esperanza a corto plazo (no quiero decir con ello que confíe en que vaya a ser así) ya que esta es una forma de justificar, de normalizar y más preocupante aún, de ex-tender la violencia. Y es que si el hombre es un lobo para el hombre es porque no se con-templan otras dimensiones que tenemos como personas, como ya he dicho antes, en las que podríamos decir que lxs seres humanxs son receptorxs y emisorxs potenciales del apoyo mutuo para las demás perso-nas, o, también, que somos creadoras y sufridoras de nuestra realidad, ya que la conformamos con nuestros actos.

Pero claro, aquí cabe pre-guntarse si un sistema social vertical permitiría que se pien-se y se actúe de tal forma. Este es el lugar desde donde conviene preguntarse por qué permitimos en mayor o menor medida que la maldad, enten-dida para esta reflexión como el maltrato, se normalice, se expanda al encontrar un sitio en nuestras sociedades y por consiguiente en nosotrxs mismxs.

Estoy seguro de que en el

“¿cuántas personas que maltratan se sienten re-almente felices consigo

mismas en el día a día? ”

“El sentimiento de vio-lencia transmuta,

efectivamente, pero no desaparece. Y es que al

ejercer maltrato estamos fortaleciendo nuestras cadenas a dicha conducta ”

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caso de poder contemplar más afianzadamente otras posibili-dades y otras cualidades del ser, casi ninguna persona es-cogería métodos violentos ya que, como he dicho, la violen-cia, sea del tipo que sea nunca da ni dará sosiego.

Una vez más compruebo que la educación juega un papel fundamental y determi-nante en el tipo de vida que creamos. Una vez más me doy cuenta de las cualidades co-creativas de la educación y de

la conformación de la realidad en la que nos desenvolvemos. Y como siempre, esto es una arma de doble filo de la que cabe preguntarse qué escoge-remos para nosotrxs y qué le ofreceremos a lxs demás.

Cómo citar este artículo: Valenzuela Martín, Jonay (2015). “El trato malo”, Revista Ubuntu 1: 15-18.

A menudo se confunden dos conceptos que son similares, pero no iguales: la soberanía nacional y la soberanía popular. Pero es importante distinguirlos. La soberanía popular es la idea de que la sobe-ranía política reside en el pueblo, en todo el pueblo; de ahí que la soberanía popular está relacionada con el sufragio universal (normalmente masculino y femenino) de las democracias actuales. Sin em-bargo, la soberanía nacional implica que la soberanía política reside en la nación, simbolizada y re-presentada por un conjunto de la población, no por todo el pueblo. Por este motivo, los sistemas políticos de soberanía nacional suelen estar relacionados con el sufragio censitario, es decir, un su-fragio en el que no votan todas las personas mayores de edad, sino que se establecen limitaciones para el derecho al voto, normalmente un nivel de renta o de riqueza, o unos requisitos educativos. Así, mientras que la soberanía popular se encuentra, por ejemplo, en el actual sistema democrático español; la soberanía nacional era común en las democracias censitarias del siglo XIX, propias del liberalismo moderado o progresista; las leyes electorales moderadas solían ser más restrictivas en el sufragio, mientras que las progresistas solían ampliar un poco más el número de personas votantes.

DENUNCIA. EL FRIO DE LA CALLE Las calles tiritan, los pasos se aceleran y, sin embargo, las vidas de algunas personas se frenan en seco. El frío se cuela entre mantas y cartones que tratan de dar calor al hogar de las personas que se encuentran en situación de calle. Albergues abarrotados, con con-diciones y normas más largas y duras que las listas de espera y las colas a sus puertas. Madrid Sur, y sus irónicas ciudades dormitorios se encuentran con cam-pañas de ola de frío que consideran que la temperatu-ra mínima para abrir son -5º, sin contemplar, la lluvia, el viento o la niebla. Y suponemos que es una cifra más para cuadrar unos presupuestos que no llegan a cubrir necesidades, mientras nos siguen vendiendo derechos que no podemos pagarnos. Las cuentas no nos salen, y nuestra voluntad (dada la necesidad de voluntarixs para cubrir las carencias presupuestarias para contratar profesionales) no llega para construir espacios en los que acoger adecuadamente (con cale-facción, comida y ‘camas’) a todas esas personas a las que tratamos de no ver apartando nuestra mirada o dejando que las luces de la navidad nos cieguen. A esas personas que acaban por apartarse para facilitar-nos su invisibilidad. El frío sigue y seguirá helándonos, pero lejos de pararnos, hará que busquemos el calor que aún alberga nuestra humanidad.

Sara López Tellez / Madrid

“Las páginas que usted toca suave-mente, han sido escritas al calor de los recove-cos ásperos de mi vida: a veces de amor y otras de desamor, unas de p r o f u n d o gozo de vida y otras de triste agon-ía, a veces

de sentido soleado y otras de tiniebla deses-perada. Sí, lector, lo que aquí presento en este pequeño volumen, son sólo media doce-na de textos, escogidos de entre cientos de ellos escritos por mi mano. Por eso, querido lector, en cada palabra aquí escrita esta todo yo, no ese alma de la fantasía, sino este cuer-po de la realidad. ser, la sangre que analiza el médico y la ampolla que violenta nace tras una caminata”.

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Hasta el desarrollo de las ideas evolucionistas y durante más de 24 siglos, el pensa-miento biológico dominante (debido a la herencia de Aristóteles y los aristotélicos) fue denominada como fijista. Para éstos “filósofos naturales” las llamadas “especies” anima-les y vegetales proceden unas de otras a lo largo de los tiem-pos por un proceso de “generación”, por el que los hijos se parecen a sus padres. La perspectiva evolucionista es más compleja. Aunque el con-cepto de “evolución” se suele asociar con la figura de Dar-win, existen muy diferentes modelos para interpretar el hecho y los mecanismos del cambio irreversible de los seres vivos a lo largo del tiempo. El concepto de “evolución” es ampliamente polisémico y su sentido es ambiguo. El presti-gioso paleontólogo (fallecido en 2002) Stephen Jay Gould presenta al menos ocho postu-ras evolucionistas diferentes, según diferentes cuestiones debatidas:

¿La historia de la vida tiene

direcciones definidas? En función de esta primera antítesis podemos separar dos modos diferentes de entender

lo que es la evolución biológi-ca. Por una parte, un grupo de biólogos y paleobiólogos evolu-cionistas se sitúan dentro de las escuelas llamadas direccio-nistas (D); y otro grupo se sit-úa en las escuelas no direccio-nistas, es decir, partidarios de lo que se llama estado estacio-nario (steady stage) (E) Los direccionistas (D) percibirán en los procesos biológicos, a lo largo del tiempo geológico, una dirección o tendencia evo-lutiva que intensifica gradual o súbitamente un determinado carácter morfológico, funcio-nal, ecológico, etológico o fi-siológico. Por el contrario, los partidarios del estado estacio-nario (E) perciben cambios biológicos a lo largo del tiempo geológico pero no perciben direccionalidad alguna. ¿La evolución tiene un motor

del cambio orgánico? Muchos paleontólogos y ne-ontólogos se preguntan si exis-te algún “motor” (como princi-pio de movimiento) en el pro-ceso de evolución biológica. ¿Cómo interaccionan los ele-mentos vivos con los elemen-tos no vivos de la naturaleza? ¿Quién cambia a quién. Para las tendencias ambientalistas (A) la evolución no significa

otra cosa que la respuesta “adaptativa” a cambios locales de las condiciones ambienta-les. Los seres vivos muestran una gran plasticidad pasiva para que sean modelados sus caracteres biológicos por un medio cambiante. Por el con-trario, algunos autores han querido ver el motor de la evo-lución en una potencia interior de los seres vivos, en la capa-cidad de cambio biológico in-dependiente de las condiciones ambientales. Son las posturas internalistas (I) ¿Cual es el ritmo o tempo del

cambio orgánico? El problema que se plantea aquí es el del ritmo del proceso evolutivo. Para Darwin los cambios geológicos y biológi-cos son siempre lentos, gra-duales y continuos. ¿Es posible concebir cambios en los ritmos de evolución de las especies? Este es un debate que, presen-te en los tiempos anteriores a Darwin, ha resurgido en los años terminales del siglo XX y aún sigue vivo y actual. La al-ternativa a la pregunta sobre el ritmo de los procesos evolu-tivos se simplifica en las postu-ras gradualistas (G) y puntua-cionistas (P).

Dirección del cambio Modo del cambio “Tempo” del cambio Nombre y Escuela Frecuencia

Estado estacionario

(E)

Ambientalista (A)

Internalista (I)

Puntuacional (EAP) Gradualista (EAG)

Puntuacional (EIP) Gradualista (EIG)

D´Arcy Thompson / Primer Lyell, parte de Darwin,

uniformismo estricto, neutralismos

El último Agassiz Lamarck

Raro

poco común

muy raro muy raro

Direccional (D)

Ambientalista (A)

Internalista (I)

Puntuacional (DAP) Gradualista (DAG)

Puntuacional (DIP) Gradualista (DIG)

Auckland. Neocatastrofism / Último Lyell, parte de Darwin

Primer Agassiz, Oken, la mayor parte de la “Naturphilosophie” /

Osborn, Ortogénesis

Muy común común

moderadamente

común

común

La evolución Leandro Sequeiros Ciencia breve

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Partiendo de la base de que lo único que pue-den percibir las ciencias es lo empíricamente existente, entiendo que la percepción científi-ca, así como la humana en general, tienen sus propios límites, de manera que hago una dife-rencia entre lo que existe y lo que empírica-mente existe. Y precisamente en la compleji-dad del tema que nos atañe —la religión— está representada esta cuestión. Por eso me voy a atrever a dar una definición propia de “espiritualidad”.

Desde mi experiencia y conocimiento, am-bos situados en una posición concreta, encar-nados desde un cuerpo socialmente leído como mujer blanca, además como una mujer occi-dental de clase media, con un colchón familiar sólido, y sin identidad heterosexual, considero que, más allá de nuestra percepción, continúa el mundo, aunque solo sea por el tamaño tan pequeño que tenemos dentro de él; teniendo en cuenta la teoría holística, la existencia empírica de los ecosistemas, de los mil ecosis-temas que albergamos en el cuerpo y de los mil ecosistemas que nos albergan (y cómo consciente e inconscientemente establecemos relaciones de interacción con estos), y tenien-do en cuenta que podemos percibir el principio de esta realidad que, por definición, se va haciendo cada vez más grande hasta que se hace incontrolable para la ciencia; partiendo de esta base, diría que la “espiritualidad” es la actitud individual y personal que, consciente de los límites de la percepción humana, no reduce la existencia a los parámetros de dicha percepción. Aunque desde mi punto vista es cierto que, generalmente, sitúo en un primer plano lo que puedo percibir, por delante de lo que puedo suponer o intuir.

Teniendo esto en cuenta, se comprenderá mi discusión del texto de Eric Deschavanne y Pierre-Henri Tvoillot, Lo religioso después de la religión, en el que hacen referencia a que con

la desaparición de la religión como autoridad desde la que se define el mundo y la verdad, a partir de la cual se organizaba y pautaba la vida, aparece otra versión de lo religioso, redu-cida a cada individuo, sobreviviendo así la pre-tensión de acceder a lo absoluto. Desde mi opinión, esta versión de lo religioso convive con una actitud igualmente muy generalizada, que cobra vida sutilmente en cada individuo y que alude de alguna manera a los conceptos de autonomía y heteronomía: la inercia ante la vida y la monotonía, es decir: no pretender aspirar a nada más allá de un destino que pa-rece también dictado externamente, dictado por una situación social y política estancada que impide el desarrollo individual —pero que legisla—, que lo condena a una rutina de-pendiente de recursos ajenos —como pueda ser el sueldo de una madre— y que, al no que-dar cubiertas ciertas necesidades primarias, no da paso a otras necesidades más complejas, como las reflexiones más existenciales.

Así, en oposición a la idea que exponen los autores —recogida de Marcel Gauchet—, creo que esos elementos que incluye dentro de una búsqueda involuntaria de experiencias espiri-tuales por parte de lxs* jóvenes: “Fiesta, tran-ce, vértigo, estados modificados de conciencia obtenidos por la música o por substancias apropiadas” (Deschavanne y Tvoillot, 2007: 1-5), forman parte precisamente de la realidad y la cultura de dicha juventud, más que ofrecer una vía de escape del mundo material. La gran mayoría de la población española joven que consume drogas ilegales y legales, lo hace de manera ociosa y, de hecho, cotidiana, porque cuenta con el fácil acceso a su oferta por un lado, y porque su consumo viene promovido por los espacios y hábitos de ocio nocturno legales.

Sin embargo, otra cosa distinta es la “espiritualidad”, cada vez más presente en la

Del poder, la religión, la ciencia y la espiritualidad

Paula G. Antón / Madrid

Micro ensayos

Para introducir el ensayo, comenzaré presentándolo como lo que fue, una tarea a entre-gar en la asignatura Sociología de la Religión dentro de la institución académica UNED, elaborada a través de fragmentos de textos seleccionados por el personal docente. Como novata en esta materia, me resultaron útiles los tres enfoques que propone Michael Hill, para poder improvisar un enfoque propio, desde el que introducirme en la cuestión.

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población joven y no tan joven, no necesaria-mente —e independientemente de ello— con-servadora, a través de prácticas espirituales no occidentales, como el yoga, el muay thai, los mandalas, el culto a cierta alimentación, algu-nos hábitos de maternidad, etc. En este senti-do, pienso que, al contrario de la opinión de Machado (1973) de que es la creencia en la razón la que distingue al hombre, diría yo que más bien es la noción de libertad la que distin-gue a la especie humana. Siguiendo la gran aportación de Étienne de La Boétie, podría de-cir que los individuos son libres, es algo que les define; sino tienen la libertad tenderán ine-vitablemente a ella (De La Boétie, 2008). Cier-to que esta teoría hace referencia a un plano ideal y por ello probablemente cuando la liber-tad no puede definir a los individuos es la “espiritualidad” la que lo hace, esa fe de la que habla el poeta no es más que anhelo: si “la fe en la razón [fue] lo que mató en Grecia la fe en los dioses” nada quedó muerto, la fe sobre-vivió, cambió de musas, de obstáculos, si vol-vemos a escuchar a Boétie.

Es precisamente esta “espiritualidad”, que entrecomillo por no estar segura del uso académico de este concepto, la que me lleva a citar de nuevo a Marcel Gauchet junto con Luc Ferry, para darle una definición cuando dicen:

“en el interior mismo de su propia reflexión el

ser humano […] descubre […] la cuestión de lo divino, del misterio irreductible de una trascendencia con relación a la naturaleza y a la historia, con relación a las categorías racionalistas a las que nos han habituado los materialismos modernos”.

(Ferry y Marcel, 2007: 75-77)

Es cierto que la capacidad reflexiva de las per-sonas puede llevarnos a cuestionar lo que históricamente se ha definido como límites de la naturaleza, y este ejercicio reflexivo se visi-biliza cada vez más a través de ciertas prácti-cas y actitudes “espirituales”, como decía ante-riormente. Pero no debemos perder de vista que esta misma reflexión se puede hacer, y de hecho se viene haciendo mucho tiempo atrás, a través del análisis que ofrecen las distintas ciencias sociales, buscando, más que trascen-der la realidad a través de una experiencia individual, trascender la realidad en tanto que construcción social, que individualmente cons-triñe —con categorías “naturales” e históri-

cas— a cada persona, conformando ese colec-tivo de individuos categorizados que es La Realidad. Valgan de ejemplo las categorías de género y el análisis que se viene haciendo des-de perspectivas y vivencias queer, trans o fe-ministas, que incluyen a personas muy distin-tas, desde niñxs de 3 años que deciden confor-mar su propia identidad de género más allá de la autoridad médica, hasta pensadorxs como Foucault (1926-1984). Estos enfoques preten-den trascender, y de hecho trascienden, los supuestos límites de una naturaleza también supuesta.

Y porque esta Nuestra Realidad ha sido demostrada y descrita por La Ciencia, para después ser cuestionada por otras ciencias y vivencia individuales, y porque apelando a esa Ciencia se ha legislado y se ha castigado, es por lo que encuentro tanto sentido en la cita de Durkheim: “el pensamiento científico no es más que una forma más perfeccionada del pensamiento religioso” (Durkheim, 1992: 399). Y Juan A. Estrada sigue aclarándonos y dando sentido a esta idea cuando dice: “Se ha pasa-do de una metodología científica, […] a una ideología científica” (A. Estrada en San Martín y Sánchez, 2013: 251).

Esta descripción de la ciencia, como una forma de religión, cobra mayor sentido cuando ponemos la vista en su evolución. Fijando aquí como principio la Ilustración, en concreto la Revolución Francesa como su momento álgido. Si trazamos una línea divisoria en la sociedad anterior a este momento, encontramos una estructura social caracterizada por una rígida jerarquía dividida en estamentos, justificada por la autoridad divina, cuyo altavoz eran las personas que se encontraban en la cúspide de la pirámide. En la nueva sociedad encontrare-mos una estructura social caracterizada de nuevo por una rígida jerarquía que esta vez se dividirá por clases sociales, con la diferencia de presumir cierta movilidad social a través de un sistema meritocrático, donde la dificultad se encontrará en la movilidad de los recursos, destinados a una clase social concreta. Esta vez la justificación será la autoridad científica, teniendo como altavoz a las personas que se encuentran en la cúspide de la pirámide, es decir, quienes trabajan, financian y lo más im-portante, seleccionan la ciencia. Idea que po-

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demos extraer del texto de Franco Ferraroti (1996), que además describe lo que queda fuera de los márgenes de la ciencia como “humanamente carente de sentido”: qué razón, cuando tenemos en cuenta que la espe-cie humana —y el resto de especies— ha sido descrita, y descrita por y para la especie humana, dentro del binomio “humano”-”otredad”, categorías que hoy se engordan a partir de conceptos sino iguales muy similares a los que se perfilaron durante la Ilustración: quiénes eran y quiénes no eran los Individuos Libres, y quién es y quién no es hoy Ciudadan-ía. Los mismos Individuos Libres, hombres, blancos, occidentales y heterosexuales, en la cima de aquella pirámide, frente a lxs mismxs no ciudadanxs o ciudadanxs de segunda, lxs no hombres, lxs no blancos, lxs no occidenta-les o lxs no heterosexuales. Y si echamos la vista atrás, encontramos de nuevo un parale-lismo durante las monarquías absolutas, con la diferencia que sitúa en el centro al Hombre y en los márgenes a las mujeres, lxs salvajes, lxs deficientes, lxs desviadxs, lxs sodomitas.

Hay un sistema de poder que necesita or-ganizar la heterogeneidad, categorizando la diversidad en patologías que la hacen homogé-nea, para poder distribuir el control ordenada-mente y seguir exprimiendo la producción y reproducción del mundo en el beneficio de un pequeño grupo —más o menos— homogéneo, que hace de ese sistema de poder algo inten-cional y no casual. Es esto lo que hay en común en las religiones hegemónicas de otras y esta época, en las nuevas democracias, en el libre mercado, en todas las estructuras de obe-diencia. Podríamos entender ciertos libros sa-grados, o ciertas interpretaciones que se hacen de estos, como las primeras documentaciones históricas con las que contamos, como una declaración de intenciones, una patente de este sistema de poder, que al menos desde ahí se ha ido reajustando con otras apariencias para sobrevivir, y podríamos así explicar que a estas estructuras las llamemos Religión.

Bibliografía · DE LA BOÉTIE, Étienne (2008). Discurso de la servidumbre voluntaria. Madrid: Trotta. · DESCHAVANNE, Eric y TVOILLOT, Pierre-Henri (2007). Lo religioso después de la reli-gión (Nota de los editores). Madrid: Antropo-hos. · DÍAS SALAZAR, Rafael; GINER, Salvador y VELASCO, Fernando (1996). Formas modernas de religión. Madrid: Alianza Editorial. · DURKHEIM, Emile (1992). Las formas ele-mentales de la vida religiosa. Madrid: Akal. · FERRY, Luc y GAUCHET, Marcel (2007) . Lo religioso después de la religión. Madrid: An-trophos. · Hill, Michael (1976) Sociología de la religión. Madrid: Ediciones Cristiandad. · MACHADO, Antonio (1973). Juan de Mairena. Madrid: Espasa Calpe. · SAN MARTÍN, Javier y SÁNCHEZ, Juan José. Ciencia, Filosofía y Religión en la segunda ilus-tración. Madrid: Editorial Trotta y UNED. Notas a pie * Me reservo el derecho de usar la letra X en lugar de lo que debiera ser la letra que designa el género, por entender que el sistema binario de género constriñe la libertad individual, y que por ser el género una construcción social igualmente puede ser deconstruida. Dejar de usarlo en la lengua escri-ta me parece una de las herramientas de decons-trucción que, desde mi capacidad de agencia, deci-do poner en práctica. Así, a pesar de la rígida nor-mativa de la RAE, la manera en la que elijo expre-sarme no es ciertamente una falta de ortografía, ya que dispongo de conocimientos ortográficos sufi-cientes que quedan demostrados a lo largo del tex-to, en todo caso una falta de obediencia ante la rígida normativa de género, que precisamente el estudio de esta ciencia me lleva a desobedecer.

Cómo citar este artículo: Antón, Paula G. (2015). “Del poder, la religión, la ciencia y la espiritualidad”, Revista Ubuntu 1: 17-19.

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E n un frondoso y verde campo, lleno de árboles y flores y bajo un pre-cioso cielo azul, vive

Martine con su familia. Es un lugar muy bonito, así que también viven sus primos y primas, tías y tíos y toda su extensa familia.

Toda la familia de Martine se dedica a lo mismo ¡desde que llegaron a la tierra! Desde por las mañanas cuando sale el Sol, m u y p e r o que muy tempra-no, se levantan t o d o s perezo-samente p a r a cumpl i r con su l a b o r . Día tras día se lo pasan de allí para acá fabricando trensititas.

Las trensititas son un mate-rial precioso, que se fabrica con muchísimo esfuerzo y de-dicación. Solo ellos y ellas lo fabrican, así que es exclusivo. La utilizan para hacer sus utensilios, sus mesas, sus si-llas, sus platos y cubiertos... Porque la familia de Martine es taan taaaaan taaaaaaaaaan fuerte que si utilizase las me-sas de madera, o los cubiertos de metal, los romperían inevi-tablemente en el primer uso. ¡No pueden dejar de ser tan fuertes!

*

U n buen día, o uno malo —según se mire—, se instaló, al lado de su casa un

nuevo vecino. Éste era muchí-simo más pequeño y, por su-puesto, no era tan fuerte, pe-ro parecía simpático. Martine, al ver emocionado que tenía un vecino nuevo, se acercó a saludar.

—¡Hola! —dijo Martine. —¡Hola! —dijo emocionado

su vecino—. Vaya lugar taaaa-an precioso han escogido uste-

des para vivir. ¿Llevan mucho tiempo viviendo aquí?

Martine sacó pecho y orgu-lloso dijo:

—¡Aquí llevamos desde los orígenes de la familia! —Su vecino se sorprendió y admiró mucho al simpático Martine. Martine, viendo su reacción y su cara de asombro, decidió invitar a su vecino a tomar la merienda en su casa.

El nuevo vecino accedió rápidamen-te, ya que sentía mu-cha curiosi-dad por saber cómo sería el resto de su f a m i l i a viendo que n u e s t r o amigo Mar-tine era tan simpático.

*

A las 6 de la tarde en punto, ni un minuto más ni uno menos, el nuevo vecino se pre-

sentó, como habían acordado, en la puerta del casón familiar de Martine. En cuanto entró se quedó asombrado de la be-lleza de aquella ca-sa: los espejos eran azules y de color p l a t a , i g u a l que las mesas , las si-llas, los c u b i e r -tos. Esta-ban hechos de un material que él jamás había visto. Invitado a sentarse con toda la familia les preguntó que de qué estaban hechas aquellas preciosidades. Otti, la abuela de Martine le explicó:

—Querido vecino ¡Este ma-terial es un material exclusivo!

Solo lo fabricamos nosotros ¡es taaaaaaan complicado de elaborar! Nos lleva días y días y días hacer tan solo un puña-dito de trensititas, porque así se llaman. Nosotros lo necesi-tamos para todo, comprénde-nos, siendo tan grandes y tan pesados, podemos estropear las cosas que tu ¡por suerte! puedes usar. Como la madera, los minerales y los sintéticos.

Su vecino se quedó asom-brado. ¡Estaba enamorado de aquel material que hasta en-tonces no conocía! ¡Deseaba tenerlo, aunque él no lo nece-sitase para vivir! No le importó el hecho de que ellos sí lo ne-cesitasen, él quería poseerlo, porque, además, era muy im-pulsivo.

*

U n día la amable fami-lia de Martine, al haberse dado cuenta de que su vecino se

asombraba de la belleza de sus objetos, decidió regalarle, por una vez, un poco de trensitita que les había sobrado después de fabricar un precioso jersey.

Tuvo mucha suerte porque pocas veces tenían trensitita de más, pero amablemente, se lo regalaron. El vecino se puso

contentísimo y descubrió que la familia de

Martine era, para su ma-

no, dema-s i a d o dócil. Y pensó: “ ¡ Q u é b i e n e s t a r í a

c o n s e -guir un

poco más de trensitita

como esta!” Las dos familias hicie-

ron amistad rápidamente, y una noche, mientras la familia de Martine dormía, el vecino decidió que entraría en su casa y les quitaría solo un poquito, así no se darían cuenta y el podría tener un poco más de

La familia de Martine Texto e ilustraciones: Lucía Egido Fernández

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su preciado material, para ob-servarlo y para disfrutar vién-dolo, así que decidió llevarse la cacerola familiar, la única que ellos tenían.

A la mañana siguiente la familia de Martine estaba muy disgustada; nadie se explicaba qué había podido pasar, no sospechaban de su vecino, ya que parecía ser un buen ami-go. Pero la siguiente noche ¡les desaparecieron los zapatos!

Por desgracia, el capricho del vecino, le llevo a ir noche tras noche a quitar un objeto. Los guardaba todos en un es-condrijo secreto asegurándose de que jamás los encontrarían. Se llevó los cubiertos, toda su ropa, sus sillas, las almohadas, ¡incluso los colchones!

*

P oco a poco la familia de Martine empobreció, y cuando se vieron sin bienes, desesperados,

acudieron todos raudos a casa de su vecino.

—¡Vecino! ¡Necesitamos tu ayuda! Han acabado de des-aparecer incluso las tejas de nuestra casa y no sabemos quién puede estar quitándo-noslas. No nos da tiempo a producir trensitita para cubrir las pérdidas y necesitamos que por favor nos des cobijo.

El vecino se relamió: “Esta es la mía” —pensó.

Así que les dijo: —Bueno, como sabéis que

soy bueno y generoso, os de-jaré quedaros a todos aquí, pero con una condición. Ya que no podéis aportar dinero al hogar, me pagareis vuestra estancia con la poca trensitita que seáis capaces de hacer. Entended que es un precio muy bajo y vosotros sois mu-chos, así que ahora, trabaja-reis para mí.

La familia de Martine se sintió bastante confusa; no tenía recursos, objetos y útiles suficientes para sobrevivir por-que... ¡habían desaparecido! Así que no vieron otra salida que acceder a la propuesta de su amigo y vecino.

*

P asaron los días y los días y la familia de Martine cada vez esta-ba más triste, se veían

forzados a fabricar más y más trensitita y no podían disfrutar-la.

Al cabo de 1 año entero, el vecino, viviendo con la familia y dándose cuenta de la tristeza de los que un día fueron sus amigos comenzó a pensar: “¡Qué tristes están! Al principio eran una familia la mar de fe-liz, y ahora… ahora ni Martine, ni Otti, ni nadie de la familia esta alegre. Es cierto que es mi culpa, pero la trensitita es tan bonita…”. ¡Estaba tan con-fuso que no sabía qué hacer!

Un día Martine y su familia comenzaron a sentirse real-mente enfermos, realmente mal. La casa de su vecino no estaba hecha para su familia y se sentían muy cansados de fabricar a prisa trensitita para, al menos, tener un cubierto con el que comer o un jersey con el que taparse del frío. La vida de la familia de Martine peligraba mucho.

Aquel día su vecino, inten-tando hablar con un primo de Martine, se dio cuenta de que este estaba asustado.

—¿Por qué tienes miedo? — le preguntó.

—Porque echo de menos mi casa, ser feliz con mi familia y vivir pudiendo fabricar trensiti-ta a mi ritmo natural. Estamos enfermando por las prisas in-tentando sobrevivir y… ¡Después de un año aún no ha aparecido el ladrón de nues-tras cosas!

Esa noche hubo una tor-menta gigante y un trueno destruyó el escondrijo donde el vecino tenía escondida toda la trensitita.

Esto le hizo pensar mucho. El había sobrevivido sin usar la trensitita, mientras la amonto-naba y sus amigos estaban muy enfermos por fabricarla. Por primera vez se sintió muy arrepentido por lo que estaba haciendo, así que a la mañana siguiente reunió a toda la fami-lia de Martine en el salón, mientras desayunaban.

—Vecinos, he sido un mal amigo. Desde que llegué a este precioso prado, caí ena-morado de la belleza y pureza de ese material que solo voso-tros podíais hacer. Yo podía sobrevivir sin usar ese mate-rial, pero ahora… ahora me doy cuenta de que vosotros estáis muy malitos por culpa mía.

—¿Por culpa tuya? —Preguntó la abuela Otti sor-prendida.

—¡Si! Por culpa mía. Yo os robé todas vuestras cosas por-que amaba ese material, pero me he dado cuenta de que lo he estropeado todo. No os puedo devolver la trensitita que os quité, porque ha des-aparecido. ¡Pedidme lo que queráis! —Les dijo arrepentido.

La familia de Martine, que era profundamente buena y bondadosa le dijo:

—Vecino, te perdonamos, no te guardaremos rencor ni te encerraremos, pero sí te pedi-mos una cosa: ayúdanos a reconstruir nuestro hogar y todo quedará en paz, será co-mo el primer día.

El vecino accedió agradeci-do por la bondad de sus ami-gos. Les ayudó a reconstruir su casa poco a poco y… Todos volvieron a vivir tranquilos, como el primer día.

La familia de Martine podía volver a vivir tranquila, utili-zando su trensitita para si mis-mos. Y el vecino pudo seguir viviendo como hasta antes de conocerlos, aprovechando los recursos que la naturaleza le ofrecía y creando los suyos propios, sin aprovecharse de nadie nunca jamás.

Y todos vivieron felices y comieron calabacines.

FIN

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Número 1 ∗ Julio-Diciembre 2015

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MICRO ESPACIOS ARTÍSTICOS POR UN MUNDO MEJOR

Este pequeño cuadro de 40x30cm, que mezcla la técnica del collage y el óleo, pertene-ce a la serie “EL CAJÓN”: cosas que deberían estar muy bien guardadas, porque no deberían existir.

Las ideas, situaciones y procesos que guar-do, las guardo yo, así que decido cómo y cuán-do guardarlas, ya que siempre se refieren a mi opinión, una opinión, que entre más de 7 mil millones que existen en este mundo agotado, solo es una más.

Es muy probable que antes de que acabemos con nuestro planeta poco a poco, algún fenómeno natural o algún “accidente” de esta sociedad del riesgo termine con un virus como el ser humano. Mientras tanto, miguita a miguita vamos matando a nuestros compañeros de viaje, acabando con árboles, animales y seres humanos de otros lugares que nos son tan lejanos como si estuvieran en otro planeta; y, por supuesto, también a nosotros mismos.

Pero buena parte de la sociedad, y sobre todo las elites que ocupan el poder, aceptan sin ni si quiera conocerlas —porque en mi opinión, prefieren esa postura cómoda—, las teorías más evolucionistas, que entienden que el ser humano, en su más inmensa inteligencia y

acumulación de saber, va a encontrar solucio-nes a todos los problemas, si cae aquí un me-teorito ya colonizaremos otro planeta, conse-guiremos otro basurero.

Esa evolución ya ha fallado, el siglo XX ha sido el siglo más sangriento de la historia, así que con este argumento poco más queda por decir. Parece que estamos involucionando y no nos importa lo más mínimo mientras nuestra tripa esté llena. Es posible que nuestros bisnie-tos coman plástico o pastillas porque no tengamos recursos naturales de ningún tipo, pero eso es el futuro, a nosotros nos da igual.

Mares llenos de plástico, cielos llenos de basura espacial, vertederos nucleares, etc.

Creo más en las teorías cíclicas: este mundo ya acabó con los dinosaurios y resurgió, aca-bará con nosotros y por suerte volverá a resur-gir, para ¡quien sabe! si dar lugar a una socie-dad más justa, menos desigual y más respon-sable con su casa y futuro.

Cuadro y texto: Arantxa Manzano Salgado / Ibiza

Montaje del cuadro: David Carrasco Hernández

La Isla Tóxica existe Descárgate este código para más información