Entrevista a Clare Allcard a La Vanguardia (30 desembre 2013)

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LUNES, 30 DICIEMBRE 2013 V ivir en un velero es una en- soñación muy extendida... Yo la hice realidad durante 20 años: he sido una gitana del mar, de aquí para allá. Rescate una estampa. Un mar calmo como un espejo en una no- che de luna llena, silencio absoluto... O el ve- lero fondeado ante una isla tropical, de bue- na mañanita, impartiendo clases a mi hija. ¿Navegaba con su hija? Con mi marido y mi hija, los tres juntos. Ka- ty nació en Nueva Zelanda, y luego segui- mos navegando con ella. Yo le hice de profe- sora a bordo hasta los 16 años, cuando se quedó en tierra para estudiar. ¿En qué época vivieron navegando? Desde fines de los 60 hasta fines de los 80, aunque mi marido llevaba ya quince años navegando por el mundo en el Johannes Re- gina, perla de madera construida en 1929. ¿Es este velero en el que estamos? Sí. Lo vendimos hace unos años, lo han repa- rado con mucha fidelidad y ahora es un bu- que escuela precioso, el Ciutat de Badalona. Estoy muy orgullosa, me emociona mucho verme de nuevo en su cubierta. ¿De dónde sacaron ustedes el velero? Lo salvó de un naufragio mi marido, gran marino: ha sido el 13.º navegante de la histo- ria en circunnavegar la Tierra en solitario. ¡Todo un lobo de mar! Edward es ingeniero naval y se enamora de los veleros antiguos que encuentra en mal estado. Encontró este velero naufragado en un puerto, lo reparó... y se lanzó al mar. ¿Y usted? Edward tiene 30 años más que yo. Yo era una jovencita soñadora cuando él llevaba ya años navegando por el mundo: le conocí en una escala que hizo en Inglaterra, me ena- moré... y me embarqué con él. Y hasta hoy. ¿Y por dónde han navegado juntos? Hemos cruzado todos los mares del mundo varias veces y fondeado en tantos puertos... Sobre todo, en los que había madera cerca. ¿Por qué madera? ¡Navegar en un velero de madera exige con- tinuas reparaciones! Y conviene tener a ma- no las maderas idóneas. Y agua dulce, claro. Eso es indispensable, desde luego. Me limpiaba con agua de mar y usaba dos vasos de agua dulce para aclararme el cabe- llo: esto fue lo más duro del barco para mí... ¿Cuánto tiempo vivían en cada puerto? A veces, seis meses, como en Nueva Zelan- da cuando nació Katy. Y un año en la costa turca... Y una vez hallamos un paraíso que quisimos convertir en nuestro hogar... ¿Dónde? En La Digue, pequeña islita de las Seyche- lles, con mil habitantes, en pleno océano Ín- dico. Había un palmeral maravilloso junto a la playa, lo compramos, levantamos una ca- sa... Decidimos que viviríamos allí de nues- tra plantación de cocoteros. ¿Y qué sucedió? Durante un par de años íbamos y veníamos, preparando el retiro en ese hogar... hasta que un golpe de Estado nos aconsejó renun- ciar a nuestros planes, era inseguro. ¿Qué momento fue el más peligroso de todos esos años en los mares? El intento de abordaje de un barco pirata en el mar Rojo. Pero Edward es un excelente piloto y supo esquivarles, que si no... En otra ocasión, nos encarcelaron varios días. ¿Dónde? En el Yemen del Sur comunista, acusados de espionaje. Conseguí colarles el cuento de que mi padre era un personaje influyen- te en la ONU... y nos soltaron. Y otra vez Edward sí estuvo a punto de fallecer. ¿Otro ataque? No, comió un pescado tóxico en el Caribe. Se le paró el pulso, y el veneno le afectó al sistema nervioso. Tuvo secuelas durante años, la piel muy sensible... ¿De qué vivían? De trabajos de Edward como diseñador y constructor de veleros, de libros que publi- cábamos y de su herencia paterna. ¿Qué lugar ha sido el más hermoso? Tantos... Las junglas de Malasia, con tribus que me enseñaron a cazar con cerbatana... O la paradisiaca isla de Chagos, en el archi- piélago Diego García, en el Índico..., pero ve- nían a molestarnos cada día los cazas de la base militar estadounidense. ¿Siguen ustedes navegando? Ya no, desde hace años. Mi hija vive en Ca- nadá, y aunque Edward está sano y fuerte y seguiría navegando..., ahora vivimos tierra adentro, en las montañas de Andorra. ¿Y eso? ¡Yo ya tenía ganas de bañarme con agua dul- ce cada día! Pero Edward se negaba a cons- truirme un baño dentro del barco. ¿Por qué? Es muy respetuoso con el velero, no quiere mixtificarlo. Dormíamos en colchonetas en el suelo, usábamos una cocinilla portátil... Y al final... aceptó desembarcar. Edward aceptó con tres condiciones: una ca- sa libre de ruidos de coches, perros y ni- ños... y con bellos paisajes. Y la encontra- mos en Andorra. Edward hoy contempla las montañas y dice: “Son olas petrificadas”. Y somos felices, porque no hemos perdido el contacto con la naturaleza. Eso sí, de vez en cuando Edward se larga... a navegar. VÍCTOR-M. AMELA JORDI PLAY LA CONTRA “He vivido en este velero como una gitana del mar” VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET Tengo 67 años. Nací cerca de Londres y vivo en Andorra. He vivido durante 20 años circun- navegando el mundo en un velero de 18 metros, junto a mi marido, Edward (99 años). Tene- mos una hija, Katy (43), y dos nietos. Soy socialista. No puedo decir que no exista Dios... A Clare casi se le saltan las lágrimas al subir a su viejo velero, hoy fondea- do en el puerto de Bada- lona (y que bien merece una visita): ¡ha sido su casa flotante durante un tercio de su vida! Hoy es un hermoso buque es- cuela para jóvenes aficio- nados a la mar que con él podrán aprender a navegar gracias a la As- sociació d’Amics del Quetx Ciutat de Badalo- na. Clare, que rompió su pasaporte británico con motivo de la guerra de Iraq, ama hoy vivir en Andorra, “el país de mi corazón”. Clare y su casi centenario marido han atesorado muchas viven- cias en su vida libre y fabulosa sobre este bar- co, un rosario de lugares y personas que evocan en su libro ‘Rodamons de la mar’ (Viena Ed.). ‘Rodamons de la mar’ Visítanos en oferplan.lavanguardia.com Sácate el carnet de conducir B Con la mejor calidad y al mejor precio. Conduce tu propia vida Entra en Oferplan y regístrate 1 Selecciona la oferta y CÓMPRALA 2 Canjea tu cupón en el establecimiento elegido 3 C/ Arnau de Oms, 38 Barcelona www.lasextamarcha.es Autoescuela La Sexta Marcha 92% Descuento 622Valor 573 Ahorro 49 Precio ESTE CUPÓN INCLUYE Matrícula 4 meses de curso teórico Material didáctico 1 examen teórico con 2 convocatorias 4 o 6 prácticas de circulación a escoger oferplanLV @oferplanLV Síguenos 902 945 946 Llámanos (de lunes a viernes de 9h a14h) Clare Allcard, vivió navegando en velero durante 20 años 47504 30

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LUNES, 30 DICIEMBRE 2013

V ivir en un velero es una en-soñación muy extendida...Yo la hice realidad durante20 años: he sido una gitanadel mar, de aquí para allá.

Rescate una estampa.Un mar calmo como un espejo en una no-che de luna llena, silencio absoluto... O el ve-lero fondeado ante una isla tropical, de bue-na mañanita, impartiendo clases a mi hija.

¿Navegaba con su hija?Conmimarido ymi hija, los tres juntos. Ka-ty nació en Nueva Zelanda, y luego segui-mos navegando con ella. Yo le hice de profe-sora a bordo hasta los 16 años, cuando sequedó en tierra para estudiar.

¿En qué época vivieron navegando?Desde fines de los 60 hasta fines de los 80,aunque mi marido llevaba ya quince añosnavegando por el mundo en el Johannes Re-gina, perla de madera construida en 1929.

¿Es este velero en el que estamos?Sí. Lo vendimos hace unos años, lo han repa-rado con mucha fidelidad y ahora es un bu-que escuela precioso, el Ciutat de Badalona.Estoy muy orgullosa, me emociona muchoverme de nuevo en su cubierta.

¿De dónde sacaron ustedes el velero?

Lo salvó de un naufragio mi marido, granmarino: ha sido el 13.º navegante de la histo-ria en circunnavegar la Tierra en solitario.

¡Todo un lobo de mar!Edward es ingeniero naval y se enamora delos veleros antiguos que encuentra en malestado. Encontró este velero naufragado enun puerto, lo reparó... y se lanzó al mar.

¿Y usted?Edward tiene 30 años más que yo. Yo erauna jovencita soñadora cuando él llevaba yaaños navegando por el mundo: le conocí enuna escala que hizo en Inglaterra, me ena-moré... y me embarqué con él. Y hasta hoy.

¿Y por dónde han navegado juntos?Hemos cruzado todos los mares del mundovarias veces y fondeado en tantos puertos...Sobre todo, en los que había madera cerca.

¿Por qué madera?¡Navegar en un velero demadera exige con-tinuas reparaciones! Y conviene tener ama-no las maderas idóneas. Y agua dulce, claro.

Eso es indispensable, desde luego.Me limpiaba con agua de mar y usaba dosvasos de agua dulce para aclararme el cabe-llo: esto fue lo más duro del barco para mí...

¿Cuánto tiempo vivían en cada puerto?A veces, seis meses, como en Nueva Zelan-

da cuando nació Katy. Y un año en la costaturca... Y una vez hallamos un paraíso quequisimos convertir en nuestro hogar...

¿Dónde?En La Digue, pequeña islita de las Seyche-lles, conmil habitantes, en pleno océano Ín-dico.Había un palmeral maravilloso junto ala playa, lo compramos, levantamos una ca-sa... Decidimos que viviríamos allí de nues-tra plantación de cocoteros.

¿Y qué sucedió?Durante un par de años íbamos y veníamos,preparando el retiro en ese hogar... hastaque un golpe de Estado nos aconsejó renun-ciar a nuestros planes, era inseguro.

¿Qué momento fue el más peligroso detodos esos años en los mares?El intento de abordaje de un barco pirata enel mar Rojo. Pero Edward es un excelentepiloto y supo esquivarles, que si no... Enotra ocasión, nos encarcelaron varios días.

¿Dónde?En el Yemen del Sur comunista, acusadosde espionaje. Conseguí colarles el cuentode que mi padre era un personaje influyen-te en la ONU... y nos soltaron. Y otra vezEdward sí estuvo a punto de fallecer.

¿Otro ataque?No, comió un pescado tóxico en el Caribe.Se le paró el pulso, y el veneno le afectó alsistema nervioso. Tuvo secuelas duranteaños, la piel muy sensible...

¿De qué vivían?De trabajos de Edward como diseñador yconstructor de veleros, de libros que publi-cábamos y de su herencia paterna.

¿Qué lugar ha sido el más hermoso?Tantos... Las junglas de Malasia, con tribusque me enseñaron a cazar con cerbatana...O la paradisiaca isla de Chagos, en el archi-piélagoDiegoGarcía, en el Índico..., pero ve-nían a molestarnos cada día los cazas de labase militar estadounidense.

¿Siguen ustedes navegando?Ya no, desde hace años. Mi hija vive en Ca-nadá, y aunque Edward está sano y fuerte yseguiría navegando..., ahora vivimos tierraadentro, en las montañas de Andorra.

¿Y eso?¡Yo ya tenía ganas de bañarme con agua dul-ce cada día! Pero Edward se negaba a cons-truirme un baño dentro del barco.

¿Por qué?Es muy respetuoso con el velero, no quieremixtificarlo. Dormíamos en colchonetas enel suelo, usábamos una cocinilla portátil...

Y al final... aceptó desembarcar.Edward aceptó con tres condiciones: una ca-sa libre de ruidos de coches, perros y ni-ños... y con bellos paisajes. Y la encontra-mos enAndorra. Edward hoy contempla lasmontañas y dice: “Son olas petrificadas”. Ysomos felices, porque no hemos perdido elcontacto con la naturaleza. Eso sí, de vez encuando Edward se larga... a navegar.

VÍCTOR-M. AMELA

JORDI PLAY

LA CONTRA

“Hevividoenestevelerocomounagitanadelmar”

VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

Tengo 67 años. Nací cerca de Londres y vivo en Andorra. He vivido durante 20 años circun-navegando el mundo en un velero de 18 metros, junto a mi marido, Edward (99 años). Tene-mos una hija, Katy (43), y dos nietos. Soy socialista. No puedo decir que no exista Dios...

A Clare casi se le saltanlas lágrimas al subir a suviejo velero, hoy fondea-do en el puerto de Bada-lona (y que bien mereceuna visita): ¡ha sido sucasa flotante durante untercio de su vida! Hoy esun hermoso buque es-cuela para jóvenes aficio-nados a la mar que conél podrán aprender anavegar gracias a la As-sociació d’Amics delQuetx Ciutat de Badalo-na. Clare, que rompió supasaporte británico conmotivo de la guerra deIraq, ama hoy vivir enAndorra, “el país de micorazón”. Clare y su casicentenario marido hanatesorado muchas viven-cias en su vida libre yfabulosa sobre este bar-co, un rosario de lugaresy personas que evocanen su libro ‘Rodamonsde la mar’ (Viena Ed.).

‘Rodamons de la mar’

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