Entre Luz y Oscuridad Por Pergra

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Entre luz y oscuridad Por Pergra Resumen: Nox ha estado enamorado de Amarok desde que le fue anunciado su compromiso. Sin embargo, Amarok no corresponde a sus sentimientos, ya que este se enamora de su hermano menor. Eileen. Poco tiempo después Amarok rompe el compromiso con Nox para comprometerse con Eileen. Resignado, Nox se da por vencido en su amor por el hombre lobo e intenta olvidarlo. Pero tras la muerte de su hermano el compromiso que una vez se rompió vuelve a formarse. Dando una ligera luz de esperanza a Nox, esperanza que se desvanece al ver la aversión de Amarok a casarse con él. Ahora Nox tendrá que contraer matrimonio con la persona que más ama en el mundo, pero que no lo quiere ver ni en pintura. Categorías: Originales Personajes: Ninguno Géneros: Angustia, Aventura, Ciencia Ficcion, Drama Advertencias: Mpreg=Embarazo Masculino Desafíos: Ninguno Series: Los siervos de Lord Drack Capítulos: 23 Completo: Sí Palabras: 96668 Lecturas: 10363 Publicado: 18/02/14 Actualizado: 31/07/14 1. PRÓLOGO y Capítulo 1 por Pergra 2. CAPÍTULO 2 EL PRINCIPIO DEL VIAJE SIN RETORNO por Pergra 3. Capítulo 3 por Pergra 4. CAPÍTULO 4 TOMA NUESTRAS MANOS Y VEAMOS UN NUEVO AMANECER por Pergra 5. CAPÍTULO 5 EL TRATO por Pergra 6. CAPÍTULO 6 MISTERIOS Y DESCUBRIMIENTOS por Pergra 7. CAPÍTULO 7 LA MALDITA TRAMPILLA por Pergra 8. CAPÍTULO 8 LA OFICINA DEL REY ASBEL por Pergra 9. CAPÍTULO 9 QUIERO SER FELIZ por Pergra 10. CAPÍTULO 10 HISTORIAS Y LEYENDAS DE LOBOS por Pergra 11. CAPÍTULO 11 ¿CITA? por Pergra 12. CAPÍTULO 12 AGUA Y FUEGO por Pergra 13. Capítulo 13 DIARIO, SUEÑOS, VERDADES Y ESPERANZAS por Pergra 14. CAPÍTULO 14 LA HECHICERA por Pergra 15. CAPÍTULO 15 REYES por Pergra 16. CAPÍTULO 16 EL SECRETO DE LA TRAMPILLA por Pergra 17. CAPÍTULO 17 SACRIFICIO POR SACRIFICIO por Pergra 18. CAPÍTULO 18 EILEEN por Pergra

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Novela homoerótica

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Entre luz y oscuridad Por Pergra Resumen: Nox ha estado enamorado de Amarok desde que le fue anunciado su compromiso. Sin embargo, Amarok no corresponde a sus sentimientos, ya que este se enamora de su hermano menor. Eileen. Poco tiempo después Amarok rompe el compromiso con Nox para comprometerse con Eileen. Resignado, Nox se da por vencido en su amor por el hombre lobo e intenta olvidarlo. Pero tras la muerte de su hermano el compromiso que una vez se rompió vuelve a formarse. Dando una ligera luz de esperanza a Nox, esperanza que se desvanece al ver la aversión de Amarok a casarse con él. Ahora Nox tendrá que contraer matrimonio con la persona que más ama en el mundo, pero que no lo quiere ver ni en pintura. Categorías: Originales Personajes: Ninguno Géneros: Angustia, Aventura, Ciencia Ficcion, Drama Advertencias: Mpreg=Embarazo Masculino Desafíos: Ninguno Series: Los siervos de Lord Drack Capítulos: 23 Completo: Sí Palabras: 96668 Lecturas: 10363 Publicado: 18/02/14 Actualizado: 31/07/14 1. PRÓLOGO y Capítulo 1 por Pergra 2. CAPÍTULO 2 EL PRINCIPIO DEL VIAJE SIN RETORNO por Pergra 3. Capítulo 3 por Pergra 4. CAPÍTULO 4 TOMA NUESTRAS MANOS Y VEAMOS UN NUEVO AMANECER por Pergra 5. CAPÍTULO 5 EL TRATO por Pergra 6. CAPÍTULO 6 MISTERIOS Y DESCUBRIMIENTOS por Pergra 7. CAPÍTULO 7 LA MALDITA TRAMPILLA por Pergra 8. CAPÍTULO 8 LA OFICINA DEL REY ASBEL por Pergra 9. CAPÍTULO 9 QUIERO SER FELIZ por Pergra 10. CAPÍTULO 10 HISTORIAS Y LEYENDAS DE LOBOS por Pergra 11. CAPÍTULO 11 ¿CITA? por Pergra 12. CAPÍTULO 12 AGUA Y FUEGO por Pergra 13. Capítulo 13 DIARIO, SUEÑOS, VERDADES Y ESPERANZAS por Pergra 14. CAPÍTULO 14 LA HECHICERA por Pergra 15. CAPÍTULO 15 REYES por Pergra 16. CAPÍTULO 16 EL SECRETO DE LA TRAMPILLA por Pergra 17. CAPÍTULO 17 SACRIFICIO POR SACRIFICIO por Pergra 18. CAPÍTULO 18 EILEEN por Pergra

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19. CAPÍTULO 19 AMAROK por Pergra 20. CAPÍTULO 20 EL HOMBRE Y EL LOBO por Pergra 21. CAPÍTULO 21 FLOR DE LYCORIS por Pergra 22. Capítulo 22 Epílogo. por Pergra 23. No es un capítulo por Pergra PRÓLOGO y Capítulo 1 por Pergra Notas del autor: En primera esta es mi segundo fic, el primero original que publico. Espero que el capítulo sea de su agrado. PRÓLOGO La obscuridad invadía la gran sala a la que había entrado. Con cuidado para no despertar al ser viviente que, dormía plácidamente en la parte central de la gran habitación, me acerqué hacia la gran mesa que adornaba el cuarto. Cuidadosamente abrí el libro que se encontraba reposando encima de esta y recité las palabras mágicas para hacer aparecer la pequeña caja con las joyas. Este acto tan común para mí no me causó gran molestia ni sorpresa. Pero lo que si me sorprendió fue ver una de las joyas brillando modestamente, iluminando con un resplandor rojizo, junto con la vela que tenía en mi mano, el obscuro cuarto. Sorprendido quise tomar la joya, pero esta lanzó pequeñas ondas eléctricas que me impidieron tocarla. —No puedes tocarla, no es tu destino el de esa joya—escuché la voz de mi amo en mi cabeza. Se había despertado. —Está brillando—le contesté al cuarto parcialmente iluminado por la vela y la joya luminiscente. —El destino de mis seguidores pronto comenzará a tomar parte de la historia. —Entonces solo me queda esperar. —Tu destino, mi joven siervo, aún no empieza. Pronto, solo sé paciente. Recuerda que el camino de cada persona empieza en diferentes etapas de su vida. —Lo sé maestro—le dije mientras que, por medio de magia, guardaba nuevamente la caja con las joyas en el lugar donde le correspondía. Con una inclinación hacia mi maestro salí de la habitación preguntándome cuánto más tardarían en acabarse los días interminables de guerras con los seres de la oscuridad que habitaban en el mundo. Pero no había que desesperar, ya que mi maestro había dicho que pronto el destino comenzaría a rodar hacia ese objetivo. Cerré la sala donde dormía el cuerpo de mi maestro y me alejé de la ella con la esperanza de que el comienzo del fin llegara pronto. CAPÍTULO 1. RECUERDOS ANTES DE INICIAR EL VIAJE. Me pregunto qué pasaría si tuviera a la persona que amo a mi lado en este momento. Cuál sería mi reacción ante la expectativa de verlo con aquellas ropas ceremoniales, cuyo significado era más profundo del que dejaban entrever. Cómo sería verlo con aquella sonrisa nerviosa tan característica suya ante la

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perspectiva de la ceremonia de matrimonio. ¿Su sonrisa sería solo nerviosa o tal vez también hubiera un poco de felicidad plasmada en aquella boca? ¿Yo estaría ansioso por unir nuestras vidas ante nuestros pueblos en vez de iracundo por la inminente y forzada boda? ¿Cómo sería tener a Eileen a mi lado nuevamente? Sentado junto al alfeizar de la ventana mis pensamientos vagaban a los recuerdos de cientos de noches en compañía de Eileen, especialmente la noche en la que lo conocí. Todavía puedo recordar esa noche con tanta nitidez, que podría narrarla sin ningún temor a equivocarme. Recuerdo ir al castillo de la Media noche para poder conocer a la persona a la cual había sido prometido desde antes de nacer para contraer nupcias. A pesar de que debía prestar especial atención a Nox, mi prometido, cuando vi por primera vez a Eileen mis ojos y mente no tuvieron lugar para nada más. Con aquellos hermosos ojos de color azul cobalto, los labios tan rojos y carnosos, sus pequeñas manos delgadas y suaves, pero fuertes cuando las circunstancias lo requerían, y ese pequeño, delgado y tonificado cuerpo de 1.74 metros, no me permitieron centrarme plenamente en la presencia de mi prometido. Pero lo que me atrapó por completo, provocando que el recuerdo de mi prometido quedara fuera de mi mente esa noche, fue aquella melodiosa voz. Aquel pequeño ángel se posicionó en medio de la pista de baile y comenzó a cantar con aquel dulce tono de voz una canción, que en ese momento era irreconocible para mí. Sabía que estaba perdido. Perdido en ese largo y sedoso cabello dorado y sobre todo en aquella sonrisa inigualable que me regaló cuando acabó la canción. Quedé tan impresionado que los demás eventos de ese día quedaron desplazados a un confín obscuro dentro de mi mente. Ese día me mantuve en compañía de aquel pequeño hombre hablando de tonterías y cosas sin sentido. Pero a pesar de la conversación tan vana que tuvimos, fue la más satisfactoria para mí en ese entonces. ¡Oh! Cómo quería besar aquellos labios rojos, cuánto quería atraerlo a mi cuerpo, tomar sus cabellos de oro y pasar mis manos por aquellas hebras sedosas y largas. Explorar la piel lechosa. Pero la realidad se impuso ante mis ojos. Mi matrimonio sería con el hijo mayor del Rey Asbel. Por un tiempo intenté centrarme en mi compromiso con Nox, pero los recuerdos de Eileen siempre retornaban . Sus gruesos y rojos labios moviéndose con sensualidad mientras hablaba y us dulces y pequeñas manos haciendo ligeros movimientos mientras. Aquellos ojos que parecían brillar de felicidad cuando se tocaban temas de interés para él. Simplemente no podía desvanecer a Eileen de mi mente, así que fui a hablar con el Rey Asbel con la intención de cancelar mi matrimonio con Nox. Sabía que a mis padres no iba a gustarles mi decisión, pero eso no me importaba. No, teniendo en cuenta cómo mi corazón se sentía en ese momento por un hombre inalcanzable para mí. A hurtadillas y esquivando a los guardias apostados en la parte superior del recinto entré al castillo y busqué al rey para comunicarle mi decisión.. Recuerdo que se encontraba dentro de la oficina principal del castillo. La cara que puso el Rey al observarme entrar a su oficina sin que ningún guardia le hubiera avisado antes de mi presencia no tuvo precio. Pero a pesar de estar sorprendido por mi pequeña gran intrusión, él se limitó a escuchar mi solicitud. La sonrisa del rey me confundió, es decir, si alguien se colara dentro de mi castillo sin ser visto por ninguno de mis guardias, vagara por los pasillos como si fuera su casa y además de todo osara pedirme un favor no sonreiría. Las palabras de rey fueron una gran salvación para mí. Esas palabras están tan grabadas en mi memoria que podría recitarlas tal cual las pronunció: —Mi pequeño Eileen es uno de los seres más hermosos que he visto en mi existencia y créeme que ha sido larga. Puedo comprender por qué es que tu interés se ha centrado en mi hijo más joven. Sin embargo, a pesar de su enorme belleza él no tiene la capacidad de tener descendientes. Mi hijo mayor en cambio posee esa habilidad. Por eso es que se te comprometió con Nox desde un principio. Pero puedo ver que Nox no podrá robar tu corazón como lo ha hecho Eileen. Cancelaré el compromiso con Nox, y te prometeré con mi hijo más pequeño. Pero tendrás que darme un descendiente a cambio con mi hijo mayor. Claro que será enteramente hijo y el de Eileen. Nox no intervendrá en su educación. Esa es mi única condición para cambiar el compromiso con mi hijo más pequeño. ¿Qué dices? Ante las palabras de mi rey sentí que mi corazón comenzó a palpitar con mayor frecuencia. Sin dudarlo grité que sí. Sin más motivos para estar en el castillo y dándole un cordial y enorme “gracias” me dispuse a salir de su oficina para ir a buscar a mi pequeño ángel y darle la buena noticia. Pero cuando ya estaba a

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punto de salir el hombre me llamó por mi nombre suavemente y cuando encontré mi mirada con la suya él dijo: —Ten en cuenta que si algo le pasara a Eileen tu compromiso se reanudaría con Nox, por lo que protégelo con todo tu ser, no puedo perder tan gran unión con tu reino. Cuento contigo Amarok portador del espíritu del gran lobo. Y con esas palabras salí. Las palabras “Protégelo con todo tu ser” que antes me causaban una infinita determinación, ahora solo dañan a mi corazón. Fallé en proteger a mi querido ángel de luz. Mi querido amante fue arrebatado de mis brazos tan rápida y limpiamente que no dejó nada a lo que aferrarme. Unos elfos hijos de puta decidieron que la existencia de Eileen era innecesaria. Así que un día en el que me tuve que ausentar por culpa de las obligaciones con mi pueblo esos elfos se dispusieron a atacarlo. Recuerdo cómo el Rey se presentó ante mí en el espejo de comunicación que siempre llevaba conmigo y me dijo la devastadora noticia. Después de escuchar las palabras “Eileen está muerto” mis recuerdos se encuentran borrosos. Mi preciado Eileen estaba muerto ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo podía continuar la vida sin él? Lamentablemente la vida continuó, en ese entonces y aún ahora. Al principio pensé que se trataba de un sueño, pero cuando vi su frágil cuerpo en aquella caja mortuoria me di cuenta que su muerte era real. Tan real que aún carcome mi interior. Lo único que puedo recordar de ese momento fue gritar y llorar a los cielos por tan injusto castigo a una criatura tan pura y dulce como lo era mi amante. Pero ¿qué más podía hacer? Mi amado y pequeño Eileen se había ido para siempre. Mi ángel de luz no volvería a estar en mis brazos. Lo único que me quedaba era casarme con su hermano mayor. —Señor Amarok tenemos que empezar con la ceremonia pronto. Será mejor que esté preparado—dijo una voz de mujer desde el otro lado de la puerta de la habitación en la que me encontraba. —Estaré listo en unos momentos, solo quiero otro poco de tiempo a solas conmigo mismo, si no fuera mucha molestia—le dije a la mujer intentando atrasar la inevitable boda lo más posible. —En-entiendo—dijo la mujer con un suspiro y un tono de tristeza en su voz. —Muchas gracias—le dije a la dama sin abrir la puerta, pero antes de que pudiera adentrarme en mis pensamientos nuevamente la mujer habló a través de la puerta. —Señor Amarok, creo poder entender cómo se siente por la pérdida de su amante y la inesperada boda con el príncipe Nox. Si bien debe sentirse molesto no solo con las personas involucradas en esta boda, sino también con la vida misma. Pero le pido con toda humildad que no cierre su corazón a las circunstancias. El príncipe Nox es una persona bondadosa y pura, solo que algo solitaria. Estoy segura que si le da la oportunidad podría… —Si no me deja solo no podré estar listo a tiempo para la boda—la interrumpí no queriendo escuchar nada más de ese horrible hombre. —Lo siento, lo dejaré solo para que se preparé. Solo… no le haga daño al príncipe, él no tiene la culpa de estas circunstancias—dijo la mujer antes de retirarse para por fin dejarme solo. Sí claro, el príncipe Nox de corazón puro y bondadoso. Es no fue lo que vi en los tres años que estuve al lado de Eileen. Nox era un ser frío y de escasa amabilidad, y la poca que tenía nunca la demostró a su hermano. Ese hombre solo hacía sufrir de una manera constante a mi querido Eileen. Aún recuerdo las noches en la que sostenía a un lloroso Eileen. Y la causa de esas lágrimas era sin lugar a dudas Nox. Nox nunca pudo aceptar a su hermano. Criticaba siempre a Eileen, desde cómo se comportaba hasta por cómo vestía o hablaba, e incluso por la manera de reír. Eileen admiraba tanto a ese imbécil que sus constantes críticas solo lo hacían entristecer.

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Para colmo de males, como había dicho el Rey Asbel en aquella noche cuando me adentré a su castillo sin permiso, tenía que casarme con ese estúpido. No importaba que todavía no tuviera yo la edad mínima de cuarenta y cinco años para casarme. Él si los tenía, además de que no querían arriesgarse a que algo malo pasara como con su hermano menor. Por tanto tenía que cumplir con mi obligación de contraer nupcias con Nox. Muchas veces en los pasados tres años rezaba a la diosa Acca Larentia para que el tiempo pasara lo más rápido posible. Así podríamos tanto Eileen y yo cumplir los cuarenta y cinco años necesarios para poder contraer matrimonio. Lamentablemente Eileen murió dos años antes de cumplir su cuadragésimo quinto cumpleaños. —Señor Amarok, la boda está a punto de comenzar ¿podría por favor salir ya de la habitación? Tenemos que comenzar la ceremonia lo antes posible—dijo una voz, esta vez masculina, desde el otro lado de la puerta. —Está bien, en breve bajaré—le dije ignorando sus reproches. Metiendo y sacando todo el aire que pudieran soportar mis pulmones, intenté tranquilizarme para poder asistir a mi propia boda sin que mis sentimientos se mostraran en su totalidad en mi cara. Con un gran y enorme nudo en mi pecho abrí la puerta de la habitación, sellando tal vez mi destino por el resto de mis días. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX La ventana, cuyas cortinas estaban abiertas, dejaba pasar la tenue y fantasmagórica luz de la luna. Iluminando de manera sombría el cuarto. Sentándome en la cama admiré la luna rodeada de la oscuridad. Era tan hermosa. La noche en sí misma era hermosa. Si tan solo estos momentos fueran más felices. Cerrando mis ojos me dejé caer en la cama, provocando un chirrido. La imagen de Amarok seguía llegando a mi mente. Su sonrisa, el brillo en aquellos ojos, su postura relajada y dominante, su notable felicidad. Una lágrima rodó por mi mejilla a causa del recuerdo de aquel hombre que amaba, feliz en los brazos de otro. La primera vez que mi padre mencionó sobre el compromiso con aquel príncipe guerrero del clan de lobos la ira me invadió. Su falta de atención hacia mí era más que evidente. Pero cuando se trataba de intereses económicos y políticos mi presencia era más que requerida. La atención de mi padre siempre fue dirigida hacia mi hermano menor, Eileen, que era hermoso, grácil, carismático y encantador. Con su innata habilidad para la pintura atraía a cientos de personas. En cambio yo era y sigo siendo torpe, introvertido, común y patético. Sin ninguna habilidad para reconocer. Mi hermano enamoró a cientos de hombres con solo su brillante mirada, en cambio yo no era mirado ni por asomo por hombres ni mujeres, no importando las gracias que intentase realizar para atraerlos. Mi hermano era perfecto. No era de extrañar que Amarok se enamorara de él cuando lo vio. Cuando me enteré de que Amarok sería mi prometido y próximo consorte me puse a la tarea de investigar un poco sobre él . Saliendo a hurtadillas del castillo y vagando por la ciudad de la luna y el bosque me dediqué a buscar al hombre al que prometieron mi mano. Pasó un poco más de un mes para que pudiera encontrarlo. Los recuerdos de mi encuentro silencioso hace cinco años aún permanecen frescos en mi mente. Recuerdo estar caminando descuidadamente en la ciudad de la luna entre los arbustos que rodeaban lo que parecía una enorme mansión. No hace falta decir que estaban dentro de la propiedad de la mansión, por lo que básicamente estaba invadiendo propiedad privada. Cuando repentinamente un grito me sacó de mis pensamientos.

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—Fenrir ¿Dónde demonios estás? —una voz resonó a través del lugar en donde me encontraba, haciendo que salieran disparados mis pensamientos nebulosos. —Fenrir. Te lo advierto, si no sales tus permisos para salir a la ciudad se terminarán—volvió a gritar el hombre. Sabiendo que estaba en propiedad privada me agazapé entre los arbustos intentando pasar desapercibido. Estaba intentado quedar en una posición más cómoda entre los arbustos cuando unas piernas invadieron mi campo de visión. —Fenrir, puedo asegurar que estás entre los arbustos. Sal de una buena vez. Ante la repentina declaración del hombre me tensé. ¿Cómo diablos me había descubierto? Gracias a la sangre de mi madre ninguna raza podía percibir ni mi olor ni mi presencia. Y eso incluía a los cambiaformas de lobo. ¿Tal vez había visto el movimiento de los arbustos a la hora de correr a esconderme en ellos? —Está bien, está bien. Ya salgo—se escuchó una voz masculina, un poco más joven que la del hombre gritando. —Fenrir, sé que no te gusta realizar tus deberes, pero no por eso tienes que huir cada vez tengas que hacerlos—dijo el hombre alejándose de mí. Cuando se hubo alejado lo suficiente y pude ver su cara mi respiración se quedó atrapada en mi garganta. Cabello color blanco y lacio que llegaba hasta los hombros, que eran grandes y gruesos, haciendo un buen par con sus brazos y pecho musculoso. Sus ojos eran de un color gris azulado cautivador. Era la misma imagen que mi padre me había enseñado cuando se me informó de mi matrimonio con el segundo hijo del clan de la luna roja. Amarok. —Oh, Amarok no seas tan cascarrabias. Sabes lo aburridas que son las lecciones impartidas por Hige, y cuanto más lo son sus deberes. No me hagas esto gran y venerable hermano mayor—dijo en una súplica el hombre más joven. Ahora que Amarok no tapaba mi campo de visión, pude observar que el joven bien podría ser su hermano. El joven Fenrir prácticamente era una réplica de su hermano mayor, solo que era más pequeño y delgado por ser más joven. Su cabello blanco era mucho más corto que el de su hermano y sus ojos eran de un hermoso color ámbar. — ¿Qué deberes son los que te dejaron? —preguntó Amarok con evidente curiosidad tanto en su voz como en su expresión. —Son sobre las normas de etiqueta. —Oh, eso es uno de los temas más aburridos. Me compadezco de ti mi pequeño hermano, pero no puedes escaquearte de los deberes así que… —No quiero, por favor Amarok. Por favor—dijo el jovencito mirándolo indefenso. —Está bien, le diré a tu maestro que te dé más tiempo para entregar tus deberes, pero tendrás que hacerlos. Ese tema es uno de los más importantes que tienes que dominar. —Bien, si es todo lo que puedo conseguir lo tomaré—dijo Fenrir con disgusto. —Vamos, no es tan malo. Cuando cumplas veinte años se irán todos los mentores y profesores y por fin podrás salir a la sociedad. —Para eso faltan cinco años, es fácil para ti decirlo. —Cinco años pasarán rápido. No te angusties. Bien, si me disculpas tengo que hablar con cierto maestro—dijo Amarok alejándose del jardín no sin antes revolver el cabello de Fenrir. Cuando se hubo ido Amarok del jardín pensé por un momento que estaría a salvo de ser descubierto hasta que una voz me habló con cierta diversión. —Puedes salir. Sabes me debes una y muy grande—dijo el joven con una enorme sonrisa en su rostro. —Demonios, pensé que no me habían visto—Fenrir solo se rio. —Te vi desde que entraste a los terrenos de la casa del clan. Pensé que serías una muy buenas excusa para evadir mis deberes. Tal vez te encontraría haciendo algo indebido, yo te atraparía y justificaría la ausencia de trabajo en los deberes con tu intrusión a la mansión—me dijo con una gran sonrisa en su rostro. Peeeero lo único que hacías era caminar y parecer pensativo. A pesar de que

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podría atraparte por entrar en el recinto no vi la razón ya que no hacías nada malo. A lo que me pregunto ¿qué intentabas hacer? —Vine a buscar a alguien, expresamente a tu hermano mayor—el chico alzó una ceja en señal de insatisfacción por la poca información que le estaba proporcionando. — ¿Y? —Bien, yo soy el prometido de Amarok. Mi nombre es Nox—le dije resignado. —Demonios ¿ eres el prometido de Amarok? Y ¿Se puede saber para qué diablos buscabas a mi hermano? —Quería conocerlo—contesté. —Ya veo, algo así como. “Quiero conocer a mi prometido para ver con qué tipo de persona me involucraré” ¿Cierto? —dijo tratando de agravar su tono de voz. Soltando una ligera risa le contesté. —Algo como eso. —Pues yo te puedo asegurar que Amarok es una persona sumamente amable. No creo que tengas que preocuparte por la actitud de tu futuro consorte. Sin embargo no me conoces, y dudo que mis palabras calen profundo en ti, así que hagamos un trato. — ¿Trato? —le pregunté curioso por lo que me fuera a pedir. —Sí, un trato. Yo te ayudaré a entrar al castillo del clan de la luna roja. Así podrás conocer a mi hermano de manera un poco más personal sin que este te vea claro. — ¿Qué quieres a cambio? —le pregunté suspicaz por lo que el pequeño lobo pudiera pedirme. —A cambio, me ayudarás a hacer mis tareas y a escapar del castillo cada vez que tenga necesidad de salir de este—me dijo con una enorme sonrisa plasmada en su rostro. —Querrás decir, cuando tus caprichosos deseos requieran salir del castillo— dije haciendo que un pequeño puchero saliera de sus labios—Bien, te ayudaré. Desde ese instante sellé el destino de mi corazón. Me había puesto de acuerdo con Fenrir para visitar el castillo cada tercer día. Intentando prever posibles interferencias en mis visitas al castillo del clan de la luna roja le di a Fenrir un espejo de comunicación mágica. Con ello podríamos comunicarnos en caso que algún imprevisto nos abordara y no pudiéramos completar nuestro acuerdo. Cada tercer día me escapaba del castillo de la Media Noche para ir al castillo de la luna roja. Y mi admiración por el hombre más joven crecía. Mi corazón caía más y más enamorado de Amarok. Mi cruel destino era grabado en piedra. ¿Cómo podría saber en ese entonces que el destino que se tallaba sería tan sombrío y desgarrador? Su sonrisa, su risa, sus buenos y malos modales, su bondad, la pureza de su corazón, los actos piadosos hacia otras personas, los dones de su cuerpo. Todos y cada uno de sus actos llenó de un sentimiento extraño a mi corazón. Mi alma había caído enamorada de ese hombre tan cálido y gentil. Dos años pasaron en un abrir y cerrar de ojos y pronto Amarok cumplió cuarenta años. Con esa edad mi padre consideró que Amarok era suficientemente mayor para conocer a su prometido. Así que mi padre el rey armó una gran fiesta donde podríamos conocernos mutuamente y ser presentados como pareja oficial ante todo el reino. Como era de esperar mi estado de ánimo mejoró con la sola mención de que pronto conocería al hombre del que me había enamorado en secreto. Oh cómo recuerdo haberme preparado tanto para ese día. La esperanza embargó mi cuerpo ante la perspectiva de mostrarle mi verdadero yo a mi prometido. — ¿Podrías quedarte quieto por un segundo Nox? Me están mareando tus incontables vueltas—me dijo Fenrir que se había escapado del castillo del clan de la luna roja para venir al castillo de la media noche.

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—No puedo ¿bien? No puedo. Estoy muy nervioso por conocer a mi prometido. Durante dos años he estado observándolo en secreto, y durante dos años he estado cayendo enamorado de un sujeto que ni siquiera me conoce personalmente ¿cómo crees que me siento? —le dije en un tono nervioso a Fenrir, lo cual solo hizo sonreír al joven lobo de diecisiete años . —Tienes que relajarte, todo saldrá bien. Ya verás que mi hermano quedará cautivado por ti. —Por eso mismo es que estoy tan nervioso. No creo poder captar la atención de nadie, ni siquiera de un perro—le dije con irritación. —Sabes, si no te considerara un hermano mayor más. Te aseguro que me cautivarías con tan solo una mirada. Eres peculiar. —Gracias—le dije sonriéndole. —De nada. Ahora cálmate y termina de vestirte para poder ir a la fiesta. Yo me escabulliré para aparentar que vine directamente desde el castillo de mi clan. Nos vemos Nox y suerte—me dijo Fenrir saltando por la ventana de mi habitación. ¡Que estaba en un segundo piso! — ¡Fenrir! —grité con alarma cuando el estúpido lobo se lanzó desde el segundo piso de mi habitación. Con preocupación me lancé hasta la ventana intentado observarlo entre la obscuridad de la noche. — ¡Estoy bien! —me gritó. — ¡No me vuelvas a asustar así! ¡¡Idiota!! —le grité, lo que provocó que una carcajada rasgara el ambiente. — ¡Me voy, nos veremos en la fiesta! —y con un último saludo se perdió entre las sombras de la noche. Con la desaparición de Fenrir me di cuenta de que tenía que darme prisa, ya que pronto tenía que ponerme en marcha para llegar a la fiesta. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Me acerqué a la puerta de entrada con la esperanza de observar la llegada de Amarok. Mientras esperaba la aparición de mi prometido pude observar la gente que asistía a la fiesta. La fiesta estaba llena de personas importantes de todas las razas del mundo mágico. Desde humanos ataviados con sus ropas características de su región. Hasta espíritus de los elementos bailando y danzando, dando color al ambiente de la fiesta. Estaba tan entretenido observando todas y cada una de las razas que no me di cuenta de cuánto tiempo pasó antes de que pudiera escuchar los suspiros entrecortados de las personas indicando la llegada de los Shifters lobos. Con gran entusiasmo miré el lugar donde se concentraban las miradas de todas las personas. A pesar de que las razas mágicas estaban compuestas por los más raros y extraños seres que la imaginación pudiera idear. Los shifters de cualquier índole, en especial los lobos, causaban mucha admiración entre el mundo mágico. Esta admiración, me suponía, se debía al hecho de que estos seres tuvieran dos identidades condensadas en un solo cuerpo. Además estaba también la maldición que su raza pudo vencer. Una maldición que se dice era prácticamente indestructible. Un desfile de personas, cambiaformas, entraban ignorando las miradas de asombro de la población mágica reunida en el lugar. Ansiosamente empecé a buscar la figura conocida de Amarok, y pronto, para mi dicha, apareció entre las puertas de entrada. No pudiendo observar más me acerqué al hombre intentando parecer lo más encantador posible. —Hola, mi nombre es Nox. Creo que yo soy a quien buscas—le dije en cuanto me acerqué a Amarok. Él me miró intensamente, intentando evaluarme con solo la mirada. —Mi nombre es Amarok. Mucho gusto—me dedicó una de aquellas sonrisas que tanto amaba, mientras extendía su enorme mano. Sin atisbo de duda la tomé

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estrechándola débilmente. Por fin, después de dos años, mi anhelo tocarlo se estaba realizando. Con una gran felicidad embargando mi cuerpo, no pude evitar preguntarle. — ¿Quieres que te dé un recorrido por el salón de baile? —le pregunté estúpidamente. —Por supuesto. Me encantaría—fue lo único que contestó. Mientras caminábamos, iba enseñándole la estancia y presentándole a los invitados más importantes que asistieron al baile. Cuando hube acabado comencé a narrarle la historia del edificio donde nos encontrábamos. Pero cuando me disponía a enseñarle una escultura que en particular yo amaba, pude darme cuenta que Amarok ya no me seguía. Alarmado comencé a buscar entre la multitud a mi prometido. No había terminado de revisar los alrededores cuando una dulce voz acalló las pláticas de los nobles que asistían a la fiesta. Con un gran nudo en mi pecho me acerqué a la multitud que pronto se congregaba alrededor del portador de esa voz. Cuando me aproximé lo suficiente para poder ver a mi pequeño hermano cantar, mi sangre se heló al percibir la intensa mirada que Amarok le dirigía a Eileen. Con un intenso dolor en mi pecho me alejé de la multitud. Intentando lo mejor posible disfrazar mis lágrimas me dirigí a mi habitación. Cuando entré me lancé a mi cama intentando por todos los medio detener las lágrimas que amenazaban con salir al exterior, pero a pesar del gran esfuerzo que puse en no dejarlas salir, ellas brotaron mostrando mi dolor a un exterior solitario. Después de llorar por una hora decidí que ya no valía la pena regresar a la fiesta por lo que lentamente me quité el traje que con tanto esmero había elegido para que Amarok pudiera verme Pude notar mi alto y esbelto cuerpo proyectarse en el espejo que tenía enfrente. Unas delgadas caderas junto con unos igualmente delgados hombros se mostraban en el espejo. Cabello de color castaño ligeramente largo y unos ojos negros me regresaban la mirada. La oscuridad no permitía observar el color de la piel, pero yo sabía que de entre las sombras se escondía un color ligeramente moreno. Muy diferente a la blancura de la piel de Eileen. Con nuevas lágrimas en mis ojos me vestí con ropa para dormir. Ocultándome en las sábanas intenté descansar, pero mi imagen en el espejo seguía atormentándome. Entre Eileen y yo no había comparación. Mi hermano pequeño era hermoso, un ángel, un rayo de luz entre tanta oscuridad. Yo en cambio era alguien ordinario, una sombra más en ese paisaje escuro donde Eileen destacaba. ¿Qué esperabas que notara Amarok en ti? ¿Tu gran belleza inexistente? ¿Tu hermosa voz que haría espantar a los pájaros? ¿Tu perfecto cuerpo inigualable? ¿Qué era lo que esperabas Nox? Ocultándome nuevamente entre las sábanas lloré amargamente por mi cruel amor no correspondido. Qué iluso fui al creer que alguien podría amarme, más aún alguien como Amarok. Repentinamente un extraño ruido en la ventana de mi habitación me sacó de mis cavilaciones. Con miedo salí de mi cama intentando ver entre las sombras. Un nuevo ruido en la ventana volvió a sobresaltarme. Rápidamente busqué algo que pudiera servirme de arma para defenderme de lo que fuera que hubiera en la ventana de mi habitación. —Nox, maldita sea abre la ventana—gritó una voz que identifiqué como Fenrir. Con prisa caminé hacia la ventana abriéndola, revelando a un joven Fenrir, que por su expresión, parecía molesto. — ¿Por qué desapareciste de la nada? —me preguntó con un gruñido. —No tenía nada que hacer en ese lugar—le respondí cortantemente desviando mi mirada de la intensidad de la suya. — ¿Qué paso Nox? —Mi hermano, eso fue lo que pasó.

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—Eso no explica nada Nox—me dijo mientras me apresaba fuertemente entre sus brazos y me atraía hacia su pecho. Con lágrimas que parecían nunca agotarse me recosté en su pecho sollozando, intentando calmar mi tristeza para poder explicarle lo que había sucedido. —Mi hermano pequeño es tan hermoso—dije entre sollozos—era obvio que Amarok se enamoraría a primera vista de él—dije mientras nuevos sollozos explotaban en mi pecho. — ¿Cómo sabes que mi hermano se enamoró de el tuyo a primera vista? —me preguntó Fenrir sin apartar sus brazos de mi cuerpo. —La mirada que le dirigió, es casi la misma que te da a ti o a su familia, solo que esta estaba llena con algo de admiración y deseo— dije hipando por las lágrimas —Esa mirada nunca se apartó de Eileen. Amarok nunca podría verme de esa manera. Mientras lloraba y maldecía al destino por mi mala suerte, Fenrir solo me abrazaba y consolaba. Cuando por fin mis sollozos parecían mermar él, con voz entrecortada dijo: —Lo siento, mi hermano mayor es un gran idiota. Y yo también fui un idiota. Tontamente te aseguré que mi hermano era la mejor persona de todo el mundo, pero mira lo que resultó—dijo con un deje de tristeza y rabia mientras retiraba un mechón de cabello de mi rostro. —No fue mentira lo que me dijiste aquella vez. Tu hermano es una de las personas más amables que he conocido. Tú y tu hermano son las personas más amables que he conocido en los cincuenta y dos años que tengo de vida. No me mentiste. —Lo hice, mi hermano te lastimó. Y eso es un acto imperdonable para mí. Abrazándome fuertemente se recostó en mi cama y siguió consolando mi desolado corazón. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Un golpeteo me sacó de mis recuerdos. Intentando limpiar mis lágrimas lo más rápidamente posible me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, abriéndola para dejar pasar a un Fenrir de dos metros a mi cuarto. —Nox ¿Cómo te sientes con respecto a la boda? — me preguntó antes de incluso entrar por completo. Fenrir no había cambiado prácticamente nada. Tal vez solo la altura había sido lo más significativo de todo. Pero las demás características de Fenrir habían prevalecido todos estos años. Intentando sonreír le contesté: —No tengo voz en este asunto —Lo sé. Pero quiero saber qué te parece toda esta situación. Intentando controlar el temblor de mi voz le contesté honestamente a mi pequeño gran amigo. —No quiero casarme, no con los sentimientos que sé que tiene hacia mí Amarok. —Mi hermano es un idiota, no sabe lo que tiene—gruñó Fenrir mientras se sentaba en mi cama. —No soy la gran cosa—contesté mientras miraba el cielo de la noche. —Te desprecias demasiado, si no hubiera encontrado a la persona destinada para mí. Yo te habría tomado desde hace años como mi consorte. — dijo con expresión seria. —Deberías concentrarte en tu relación, en vez de meterte en el inútil amor unilateral que tengo hacia tu hermano ¿por qué no has hecho nada para ser feliz? —Porque todavía no es tiempo de hacer movimientos. Además la persona que más me necesita en este momento eres tú —dijo mientas acariciaba mi mejilla. —Joven amo, la ceremonia estará a punto de empezar. Por favor ¿podría dirigirse hacia la sala de ceremonias lo antes posible? —dijo una voz femenina a través de mi puerta. —En un momento bajaré, por favor espere abajo—respondí.

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—Ya es la hora—me dijo Fenrir con una triste sonrisa. —Lo sé—contesté imitando su sonrisa. Suspirando me acerqué a Fenrir dándole un gran abrazo amistoso. —Muchas gracias por preocuparte por mí, pero lo único que quiero para ti es que seas feliz. Por favor, sé feliz por los dos—le dije mientras nuevas lágrimas amenazaban con salir. —No seré feliz, hasta que tú lo seas, Nox—fue lo último que dijo antes de salir nuevamente por la ventana. —Lo siento, no creo poder ser feliz. No en esta situación. No a menos que los sentimientos de tu hermano cambien por completo, lo cual dudo que suceda—dije en la habitación vacía. Con gran tristeza me coloqué las ropas ceremoniales, que consistían en una túnica y pantalones de seda blanca con adornos en rojo y verde. Los adornos estaban colocados en las mangas y perneras anchas, en la espalda y en el vientre, todos ellos formaban dibujos intrincados y sutiles, dando un significado oculto de bienestar, armonía, libertad y por sobre todo fertilidad. Una vez ataviado con las ropas caminé hacia la puerta con la intención de salir. Cuando abrí la puerta miré hacia el exterior todavía indeciso por dar el paso que cambiaría mi vida por siempre. Con una sonrisa de resignación di el paso que sellaría mi destino, y el de muchos otros. Notas finales: Espero sus comentarios ya sean buenos o malos. Actualizaré cada lunes. Nos vemos el próximo lunes. Volver al índice CAPÍTULO 2 EL PRINCIPIO DEL VIAJE SIN RETORNO por Pergra Notas del autor: Hola, creo que muchos se preguntaran ¿Por qué hoy decidí actualizar? pues es gracias a sus comentarios que me decidí adelantarme unos días. Pero no se preocupen, el lunes actualizaré. Por lo tanto disfruten de la historia. CAPÍTULO 2 EL PRINCIPIO DEL VIAJE SIN RETORNO Caminando lentamente por los pasillos iba observando con atención la belleza de los complejos adornos colocados exclusivamente para la inminente boda. Todo esto con el fin de intentar distraer mi mente de los próximos acontecimientos. Pero a pesar de intentar distraer mi mente del dolor de mi unión con Nox, este regresaba con fuerza a mi mente, haciendo que me tambaleara y me dejara sin aliento. Deteniéndome un momento cerca de un gran ventanal dejé que mis pensamientos vagaran hacia lo que me había mantenido vivo hasta este momento. Eileen. Inmediatamente la imagen del rostro de Eileen se formó en mi mente, ocasionando que una sonrisa se formara en mis labios. La sonrisa de Eileen cuando estaba sumamente feliz, la media sonrisa que podía bien significar tristeza y agonía o

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un ligero asentimiento en cualquier cuestión que discutiera. La mirada de tristeza cada vez que algo le molestaba o perturbaba. Esos ojos soñadores que miraban al horizonte, imaginando cientos de historias y formando cientos de sueños en esa linda y rubia cabecita suya. Simplemente no sabía cómo podía estar vivo en estos momentos sin la presencia de Eileen. Mi pequeño ángel era todo, todo mi mundo. Sin él todos mis cimientos se tambalean y amenazan con caer. Lamentablemente la vida continuaba. Aun si Eileen ya no está en este mundo. Eso lo puedo comprobar con solo ver el exterior. Los pájaros duermen plácidamente en el calor de sus nidos, dejando paso a los predadores voladores nocturnos, los cuales se hacían con el dominio del cielo. Los animales terrestres nocturnos salían de sus madrigueras, intentando encontrar alimento para sobrevivir. El repiquetear de los grillos se escuchaba por todo el patio, avisando de su presencia. La luna llena se alzaba en el cielo resplandeciendo tan hermosamente, iluminando la vida del lugar, mostrándome que la vida seguía, aun si no tenía a mi lado la persona que amaba. La vida continuaba, y eso era una verdad que dolía más que cualquier mentira. —Hermano—rompió una voz el ambiente silencioso. —Fenrir, no deberías estar aquí—le dije sin voltear a verlo. —No debería, pero estoy aquí ¿No es así? —me contestó cortantemente. —Y eso solo me deja imaginando que quieres hablar conmigo de algo—le dije aún sin voltear a verlo. —No es precisamente hablar. Es más una advertencia que una conversación—me dijo mientras se colocaba a un costado mío. No pude evitar pensar que mi pequeño hermanito había crecido. Con 2.00 metros de altura a sus 20 años era el integrante de la familia más alto. —Has crecido—le dije observando su alta figura tenuemente iluminada por la luna—Y seguirás ganando altura, la persona destinada a ti será la persona más segura y afortunada del mundo. —La tuya también podría serlo, si tan solo sacaras el palo de tu culo que tienes desde la muerte de Eileen. —Mi pareja predestinada murió. No hay un “podría” que quepa en la conversación—le dije cortante ante el recuerdo de Eileen. —Siempre he creído que eras la persona más inteligente del planeta. Desde que era pequeño te admiraba. Admiraba tu porte, du dominio, tu bondad y rigidez en ciertos asuntos de importancia. Eras mi ejemplo a seguir. Tú y nuestro hermano mayor Nahiara son las dos personas a las que más admiraba y esperaba parecerme. Pero veo que eso no es verdad. No con respecto a ti. Si no puedes observar la verdad tras tu antiguo amante, entonces solo eres alguien ciego y estúpido—me dijo mientras me regalaba una intensa mirada inescrutable. — ¡No te atrevas hablar de esa manera de Eileen!—le dije empujándolo contra la pared en un estallido de ira y dolor. —Estás tan enceguecido por ese hombre que no puedes apreciar la belleza de los que te rodean. —Eileen es mi todo. Aunque haya muerto mi pequeño ángel siempre tendrá mi corazón con él. —Sé que quizás nunca puedas recuperarte por completo por su pérdida, hermano. Pero no por eso tienes que cerrar tu corazón al mundo. Si bien Nox… —Dime lo que me tengas que decir y vete—le espeté interrumpiéndolo de lo que sea que me fuera a decir. —Bien, si así son las cosas—Me dijo mientras ahora era yo el que estaba contra la pared por el empuje violento de Fenrir. —No te atrevas a hacerle daño a Nox. Si me entero que él ha salido lastimado por culpa tuya, olvidaré que somos hermanos, Amarok. Diciendo esto soltó lentamente su agarre sobre mí, se dio media vuelta. Y sin siquiera verme por segunda vez Fenrir salió de mi vista.

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XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Veía la multitud que se congregaba nerviosamente desde fuera del salón. Mis nervios estaban a flor de piel por esta boda tan mezquina. Dando un gran suspiro para calmarme intenté buscar a Amarok por los pasillos. Pero por más que buscara a Amarok no podía visualizar su figura. —Tú debes de ser Nox—una voz por detrás de mí me hizo saltar. Cuando me di vuelta para ver quién era el que me había hablado, pude observar con asombro que se trataba del primer hijo de la familia de shifters lobos. Nahiara. Nahiara era el lobo más pequeño que había visto durante mis ilegales entradas a la mansión de la luna roja. Pero para compensar este hecho, era el ser más hermoso que había visto nunca. Con sus ojos y labios de color rojo sangre; cabello blanco y largo recogido en una trenza; aquellas orejas puntiagudas que siempre me causaron tanto misterio y su pequeña estatura. Lo hacían parecer tan hermoso y etéreo. —Mi nombre es Nahira. Pero creo que eso ya lo sabes ¿Verdad? Después de todo Fenrir nunca guardaría las historias que tiene sobre Amarok y de mí con sus amigos—me dijo con una tierna sonrisa. —Y-yo—fue lo único inteligente que salió de mis labios, ya no me esperaba que Nahiara supiera sobre mi amistad con Fenrir. —Fenrir piensa que es cuidadoso y discreto. Y lo es, pero yo soy su hermano mayor. Él no puede ocultarme nada. Ni él ni Amarok—dijo mientras observaba el salón lleno de gente. —Tus orejas son…—cerré la boca de inmediato al darme cuenta de mi descortés pregunta. ¿Qué me pasaba que decía todo lo que pensaba en voz alta en presencia de este hombre? —Mis orejas son como las tuyas ¿No es así? —me dijo Nahiara con una tierna sonrisa—No soy un shifter lobo puro, tanto es así que no puedo cambiar a lobo. Después de todo ¿Cuántas veces me viste cambiar a mi forma animal mientras te escabullías con Fenrir en nuestro castillo? —me preguntó con una preciosa sonrisa. —Tu sabes que yo… demonios lo siento—fue lo único que atiné a decir. —Hehe, al contrario de lo que divulga de ti Amarok, eres sumamente tierno. Solo espero que tu ternura e inocencia pueda salvar el corazón de mi pequeño hermano— dijo mientras observaba el pasillo. —Yo no creo que pueda sanar a nadie. Ni mucho menos a Amarok. No es como si fuera especial ni nada por el estilo—le dije a Nahiara, una vez más sorprendiéndome por la sinceridad con la que podía hablarle al hombre. —Todos tenemos algo especial en nuestro interior que nos hace únicos. Tú tienes un poder que muy pocos tienen. Solo que no sabes aún que lo tienes—dijo mientras tomaba mi mano—Puede que yo sea uno de los lobos más débiles de la manda. Pero tengo un poder que me hace ser un integrante útil para el clan. Puedo obtener la verdad de las personas con solo hablar. Entonces era por eso que sentía el imperante deseo de decirle la verdad a este hombre. — ¿Puedes usar la magia? —le pregunté con curiosidad. —No, no puedo utilizar la magia. Mi sangre de cambiaformas no me lo permite ya que esa raza lleva la magia en su cuerpo, pero no puede manipularla a su antojo. De hecho mi propio poder es imposible de manipular para mí. Sin embargo, tu si puedes manipular tu magia ¿No es verdad? —me preguntó haciendo que mi interior se estremeciera. Si mi padre se enterara. De hecho, no solo mi padre, sino todo el reino mágico que yo puedo manipular la magia de la noche, estaría muerto o aún peor, encerrado en el castillo siendo torturado durante milenios. —Yo no...

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—No diré nada a nadie Nox. Lamentablemente los seres mágicos tienen miedo a las cosas que no pueden entender. Y uno de los misterios para ellos es la magia de la noche. Es lamentable, ya que la magia de la noche proporciona más beneficios que maleficios al mundo. —Eso no lo sé con seguridad—le respondí—Lo que si estoy seguro es en el equilibrio de la magia de la luz y la oscuridad. Si una de las dos llegase a desaparecer, sería el fin de la magia. —No solo eres una persona amable, sino también sabia. Creo que disfrutaré mi tiempo en tu compañía. —me dijo mientras me abrazaba y daba un pequeño beso a mi mejilla—lamentablemente mi pequeño hermano viene en camino. Así que nuestro tiempo juntos se ha terminado—me dijo justo antes de ser interrumpidos por una presencia poderosa. —Nahiara ¿Qué haces aquí? —le preguntó enojado Amarok a Nahiara. —Solo conversando con tu próximo esposo. Eres afortunado yo también quisiera tener a alguien tan lindo como él. —Hermano, no creo que… —Solo porque soy pequeño y parezco indefenso no quiere decir que tengo la imperante necesidad de que me protejan. Soy más fuerte de lo que tú o Fenrir creen. No me creo el ser más fuerte del mundo pero tampoco el más débil—dijo mientras se alejaba ligeramente enojado a la sala donde la boda se llevaría a cabo. ¿Qué demonios había pasado? —Maldición, otra vez no—dijo en voz tan baja Amarok que por poco no pude escuchar lo que decía. —Amarok yo…—intenté hablar con Amarok, pero antes de que pudiera decir nada este me interrumpió. —Será mejor que comencemos con la boda. Entre más rápido lleguemos más rápido se acabará esto—dijo mientras entraba al salón. Intentando parecer indiferente para ocultar el dolor que causó Amarok con su comentario, entré a la sala para comenzar con la ceremonia. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Me senté a lado de mi pequeño hermano Fenrir aún molesto con Amarok. Esta conversación ya la habíamos tenido anteriormente, y aunque sé que solo se preocupaba por mí, uno de los lobos más débil de la manada del clan de la luna roja, eso no le daba el derecho a decirme con qué tipo de persona debía pasar el resto de mi vida. Puede que en mí llevara sangre de elfo, pero eso no quitaba el hecho de que también corría sangre de shifter lobo por mi cuerpo. No era tan débil como él pensaba. Amarok quería asegurarse de que me emparejara con alguien lo suficientemente fuerte y poderoso como para protegerme. Un caballero de brillante armadura que pudiera salvarme de toda circunstancia peligrosa. Eso era lo que quería para mí Amarok, pero y ¿Qué tal si eso no es lo que yo quiero para mí? ¿Qué tal si a mí me gustara alguien de una complexión similar a la mía? Alguien que tuviera ojos color verde, cabello negro como la noche y solo fuera 4 centímetros más alto que yo. Alguien cuyo nombre fuera casualmente Anwar. A quien quería engañar. Yo tengo una tremenda atracción por Anwar, uno de los omegas de la manada. Pero a pesar de que tengo estos sentimientos por él, no me atrevía a contarle de mis sentimientos. Anwar no necesitaba que otro ser más débil que él se uniera a sus problemas. Anwar lo que necesitaba era a un hombre lo suficientemente fuerte como para que lo protegiera, alguien que velara por él y que pudiera mantenerlo a salvo de las personas que lo molestaran. Justo como me sucedía a mí. Era justamente lo mismo, solo que no quería aceptar esa verdad. Hacerlo solo significaría desprenderme de mis sentimientos por Anwar. Algo que definitivamente no quería hacer.

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— ¿Qué pasa? —me preguntó Fenrir notando mi mal humor. —Amarok me hizo enojar, eso es todo—le dije a mi pequeño hermano intentando no sonar muy rudo. —Ya somos dos los que estamos enojados con él—me respondió rígidamente. — ¿Es por el enamoramiento que tienes hacia Nox? —le pregunté haciéndolo sobresaltarse. —Yo no estoy enamorado de Nox—me respondió con la cara roja. —Si claro—contesté simplemente esperando por la respuesta sincera de Fenrir. Después de unos minutos de silencio por parte de Fenrir el chico habló con sinceridad del asunto. —Está bien. Sí, amo a Nox pero… — ¿Pero? —le pregunté intrigado. Casi desde que mi hermano conoció a Nox sus sentimientos comenzaron a ser dirigidos hacia ese alto pero sumiso hombre. Por lo que no entendía porque tan fácilmente Fenrir le entregaba a Amarok la persona que le gustaba. —Nox le pertenece a Amarok. —No aclara eso nada—le dije a Fenrir. —Nox es la pareja de Amarok. Y no me refiero a pareja por decir amante. Sino como pareja destinada—me dijo con una triste sonrisa. —Espera ¿Tu sabes que es la pareja predestinada de Amarok? —le pregunté asombrado por la noticia. Ese poder implicaba muchas cosas para mi hermano más pequeño. Pero este no era el momento propicio para analizar las posibles implicaciones. —Sí, lo supe en cuanto vi a Nox. Por eso me decidí por hacer todo lo posible en juntarlos. Tal vez yo no pudiera ser feliz a lado de Nox. Pero Amarok si puede ser feliz a lado suyo—dijo Fenrir con lágrimas en sus ojos. Fenrir intentó ocultar sus lágrimas con una sonrisa. Debía ser terrible enamorarse de una persona aun sabiendo que esta nunca podría corresponderte. Sin embargo, a pesar de todo, Fenrir quería que esa persona que amaba fuera feliz a lado del ser destinado en su camino. Dándome cuenta del dolor en el que por muchos años tuvo que vivir Fenir, mis ojos se llenaron de lágrimas. Acercándome a Fenrir lo envolví con mis brazos, tratando de alejar aunque sea un poco su dolor y angustia. —Lo siento mucho Fenrir. Estoy seguro de que algún día encontraras a la persona destinada a estar contigo. Por lo que solo se paciente mi pequeño hermanito. —Lo sé, pero no puedo evitar sentirme triste y desplazado. —Todo estará bien—le dije tomando entre mis brazos su cabeza y apoyándola en mí pecho. —Lo intenté Nahiara, lo intenté por mucho tiempo. Intenté no enamorarme de Nox. Me decía que los fuertes sentimientos que tenía en mi corazón solo eran porque sentía a Nox como un hermano mayor. Pero con el tiempo me di cuenta de que estos sentimientos no eran como los que tenía hacia ti o Amarok. Y a pesar de que después de darme cuenta de mis sentimientos tuve muchas oportunidades de atraer a mi lado a Nox, no lo hice. Sabía que este no era la persona destinada en mi futuro. Juntos nunca podríamos estar completamente felices. Así que decidí rendirme. Sin embargo, a pesar de que me había dicho a mí mismo que nunca podría tener en mis brazos a Nox, mis sentimientos nunca cambiaron. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo deshacerme de estos sentimientos que invaden mi pecho? Quiero apartarlos, quemarlos, destruirlo. Pero sé que eso implicaría destruir gran parte de mi corazón. —En estos momento puedes sentir que tu corazón esta desgarrado, herido. Solo el tiempo puede cicatrizar esa gran herida, y aun así la cicatriz quedará de forma permanente en tu corazón. Recordándote de forma permanente lo que perdiste, o más bien, lo que nunca tuviste. Pero llegará el día en el que la persona indicada para ti llegará a tu vida, tomará tu corazón y lo curará lentamente son su sola presencia. Tal vez no pueda quitar la cicatriz de tu corazón, pero si

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hará que la cicatriz sea más llevadera. Esa persona te amará por lo que eres, y te complementará como ninguna otra persona haya hecho antes. Solo tienes que esperar pacientemente a que llegue—le dije en un intento de reconfortar su corazón herido. Después de unos cuantos sollozos y suspiros, Fenrir levanto su cara y me miró con los ojos rojos y acuosos. —Lo sé. Muchas gracias hermano. Tu siempre sabes que decir—murmuró mientras se sacaba las lágrimas residuales de su cara. Dándonos cuenta del lugar donde nos encontrábamos con rapidez nos intentamos recomponer. Afortunadamente el lugar que ocupábamos estaba rodeado de pilares, dándonos un poco de privacidad ante miradas indiscretas. Además la conversación que tuvimos hace poco fue hecha en murmullos, por lo que dudaba que alguien se haya enterado del porqué de nuestros lagrimeos. Probablemente las personas pensarán que solo nos sentíamos tristes por la próxima partida de Amarok. Repentinamente una melodía comenzó a sonar. Haciendo que callaran las conversaciones que dominaban en el salón. Con paso lento caminaba por el pasillo Amarok. Ocasionando que todos los presentes fijaran su mirada en mi pequeño hermano. Para mi gran pesar su mirada no reflejaba bienestar o alegría. En su lugar se mostraba resignación, tristeza e ira. Sabía que Nox era un hombre bondadoso e inteligente, capaz de sacrificar su vida por la de las personas que ama. Eso lo había visto en los años que Nox entraba furtivamente al castillo para conocer a Amarok. Sin embargo, Amarok no veía esa calidez que emanaba de Nox. El dolor de perder a Eileen eclipsaba todo lo demás a su alrededor. La ira que había sentido hacía unos instantes se desvaneció al percibir el dolor de mi hermano. A mi costado pude observar que Fenrir tenía un sentimiento parecido ya que su mirada reflejaba lástima. La boda estaba iniciándose, y el viaje sin retorno se tomaría en este momento. Solo deseo que en un futuro mi hermano pueda quitarse esa venda que obstaculiza su visión, y con ello pueda ver la tierna flor que está a su alcance. Notas finales: ¿Cómo les pareció? espero sus comentarios ya sean críticas, opiniones o sugerencias. Los comentarios inspiran mi imaginación. Nos vemos el lunes. Volver al índice Capítulo 3 por Pergra Notas del autor: Hola nuevamente, lo prometido es deuda le traigo un nuevo capítulo de la historia. Antes de empezar les agradezco a todas aquellas personas que han leído mis locas ideas y más aun a aquellas que comentan sobre ellas. CAPÍTULO 3 LA BODA

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Lentamente caminaba por el pasillo que me llevaría al altar donde se iniciaría la boda. De reojo observaba a los seres mágicos que asistían. Por mi lado derecho se encontraban los invitados de Nox. Seres de un alto nivel social entre los que destacaban espíritus elementales, elfos de los bosques, damas verdes, hadas y alguno que otro gnomo. Sin embargo, el que se destacaba de entre los demás era el padre de Nox, Asbel. Asbel se encontraba sentado en las primeras filas de los asientos para los invitados a la boda. El hombre tenía un aura tan imponente y dominante que destacaba de la multitud con facilidad. En el instante que fijé mi vista en la figura del rey, esté volteó su rostro y me devolvió su mirada. La mirada del rey se veía extraña ¿Cómo describirlo? Era entre una mezcla de tristeza y resignación con una de ¿Locura y odio? Intentando disipar los sentimientos mezclados que me provocó el rey Asbel, fijé mi mirada a los invitados de mi reino. En la parte de mis invitados se hallaban los altos cargos de mi manada. Mi padre Urim se situaba también en la primera fila. A sus lados estaban sus dos betas. Nikita, una de las mejores y más rápidas lobas que tenía la manada y Suka el lobo más rápido y feroz entre los hombre. Mis hermanos se encontraban situados detrás de un pilar. El lugar era muy discreto por lo que casi no los distinguía. Podía sentir la mirada de mis dos hermanos mientras caminaba hacia el altar. Y no solo la mirada de ellos, sino la de todos los demás invitados estaban fijos en mí. Con los nervios a flor de piel por las miradas penetrantes de todos los invitados dirigí mi mente hacia otro lugar. Un lugar lleno de felicidad y sueños para mí. Repentinamente todas las caras que iban apareciendo por el largo pasillo fueron sustituidas por un enorme y fresco campo lleno de flores silvestres y frondosos árboles. La música que sonaba por todo el santuario, repentinamente se convirtió en los cantos de los pájaros y la brisa que soplaba en mi utópico mundo. El altar que se posaba enfrente de mí se convirtió en el ser más hermoso que nunca hubiera visto. Eileen. Repentinamente un recuerdo de los días que tuve a mi lado a Eileen regresó a mi cabeza. Corría a toda prisa por el enorme jardín con una enorme y estúpida sonrisa pegada en mi rostro. El rey había dicho que sí. ¿Cómo podía ser eso verdad? Las palabras del rey Asbel todavía resonaban por mi cabeza, ocasionando que una inmensa alegría se apoderara de mi alma. Tenía que encontrar a Eileen. Tenía que encontrarlo y decirle la hermosa noticia. Los dos podríamos estar juntos. Sin ningún tipo de contratiempo que nos perjudicara. Mientras corría mi mente no dejaba de viajar hacia el futuro. Un futuro tan prometedor y perfecto lleno de esperanza y felicidad. Un destino tan brillante y maravilloso donde Eileen pudiera caminar a mi lado. Los dos amándonos y apoyándonos por toda nuestras vidas. Mientras más avanzaba, más me acercaba al lugar donde los dos nos reuníamos en secreto para hablar de cosas sin importancia. Donde los dos abríamos nuestros corazones y compartíamos nuestras penas y alegrías. Donde podíamos ser nosotros mismos sin que nadie nos juzgara. ¡El lugar donde nos enamoramos! Repentinamente una figura delgada y pequeña apareció ante mí. Ya sin poder contener esta alegría que me embargaba grité con todo mi ser. — ¡EILEEN! Mientras gritaba una y otra vez el nombre de mi ángel iba aumentando el paso de mis pies. En cuanto Eileen pudo escuchar mis gritos él empezó a correr hacia mí con la misma intensidad que la mía. Abriendo mis brazos para recibirlo me detuve esperando que Eileen llegase a mí. Pronto pude sentir entre mis brazos a mi

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pequeño consorte. Riendo entre mis brazos Eileen levantó su vista y dijo— ¿A qué se debe todo esto? —me preguntó todavía riendo. Apartando los mechones revueltos color oro de su cara me acerqué y le planté un beso. Al sentir mis labios, Eileen inmediatamente correspondió el beso abriendo la boca. Con gusto metí mi lengua e intensifiqué el beso, solo rompí el beso cuando el aire de nuestros pulmones se volvió insuficiente. Cuando por fin pudimos separarnos intentando tomar aliento abrí mi boca y dije: —Tu padre aceptó — ¿Mi padre acepto que?—me preguntó todavía con la mirada desenfocada y llena de deseo. —No me casaré con Nox. Sino que me casaré contigo—le dije tomando su boca en otro caliente beso. Cuando por fin rompimos el beso nuevamente el me observó y dijo: —Mi padre aceptó. No puedo creerlo ¡Mi padre aceptó! Esa noche hicimos el amor por primera vez. Entramos los dos a su habitación e hicimos el amor. Los gemidos que mí querido ángel hacía todavía aun puedo escucharlos. Como me encantó tenerlo retorciéndose de placer debajo mío. Pidiendo por más mientras pronunciaba mi nombre. El recuerdo de sus suaves sollozos de placer en cada envestida mía hace arder mi sangre todavía. La cara de Eileen cuando su pasión se desbordó es la cosa más erótica que he visto nunca. Sentir el suave y pequeño cuerpo de Eileen acurrucado entre mis brazos después de hacerle el amor fue tan placentero. El despertar con Eileen entre mis brazos, verlo dormir plácidamente y recordar lo que habíamos hecho la noche anterior es uno de los mejores recuerdos que tengo. La vida de Eileen fue el regalo más preciado que pude obtener en la mía. Recuerdo que ese día fue cuando conocí la verdadera personalidad de Nox. Ese hombre tan egoísta y sin educación irrumpió en nuestra habitación sin siquiera tocar a la puerta. Y todavía tuvo el descaro de avergonzarse por los actos que, según él, cometimos. Los suaves rayos del sol irrumpieron en el cuarto haciendo que despertase. Reprimiendo un gran bostezo comencé a preguntarme donde me encontraba cuando inmediatamente los hechos de la noche anterior llegaron a mi cabeza. Sintiendo un pequeño bulto entre mis brazos fijé mi mirada en él. Ante mi vista apareció el ser más hermoso de la tierra. Eileen. Con sus cabellos dorados esparcidos sobre la almohada. Sus labios rojos formando una O mientras dormía. Su fina y hermosa cara recostada sobre la almohada haciendo de su apariencia tierna. Sus suaves y delicadas manos posadas suavemente en mi pecho. Sin poderme contener tomé sus labios en un suave beso lleno de felicidad, amor y ternura. Cuando levanté mi rostro para poder romper el beso pude observar como mi pequeño ángel abría lentamente los ojos. Dibujando una sonrisa en su rostro Eileen se incorporó para darme un beso cuando un estruendoso ruido interrumpió nuestro beso. — ¡Qué demonios significa eso! —se escuchó una voz sumamente enojada al lado de la cama. —Nox, hermano yo puedo explicarlo mira…—intentó decir mi prometido antes de ser interrumpido por su hermano. —No necesito que me lo expliquen. Ustedes han estado revolcándose como un par de cerdos a espalda mía—rugió el hombre más grande mientras nos lanzaba una almohada que se había caído al suelo. —No le hables así a Eileen él no tiene la culpa—grité furioso al ver los ojos anegados en lágrimas de Eileen. —Por supuesto que tiene la culpa. Él y tú tienen la culpa. Uno por abrir las

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piernas y el otro por aceptar la oferta. Ustedes simplemente me dan asco—nos dijo con furia mientras le daba una bofetada a Eileen. Sintiendo la ira surgir de mi interior me levanté ignorando mi desnudes y tomé de la muñeca a aquel bastardo que había osado golpear a mi prometido. —El que me da asco eres tú. Todavía que irrumpes en la habitación de tu hermano tienes el descaro de llamarnos putas y encima de golpear a tu hermano menor ¿Es que no tienes vergüenza? —le dije mientras aumentaba la presión en su muñeca. —Además tus conjeturas están mal. Yo nunca me acosté con Eileen mientras nosotros estuvimos prometidos. Me acosté con Eileen cuando por fin pude romper el espantoso compromiso que me tenía atado con una persona tan fría y despiadada como tú. Y ¿Sabes qué? Me alegro de haber roto mi compromiso contigo. No te amo, ni te amaré nunca. El que se llevó mi corazón fue tu hermano menor, no tú. Ahora si pudieras salir del cuarto estaría más que encantado por escoltarte a la puerta—le dije mientras empujaba al hombre lejos de la habitación. —Espera A-Amarok. Suéltame y hablemos—me dijo mientras intentaba zafar su muñeca de mi agarre. Incrementando la fuerza en mi mano, jalé su cuerpo fuera de la habitación. Y una vez el hombre estuvo fuera, le cerré la puerta en la nariz. —Amarok. Por favor abre. Yo… —No tenemos nada de qué hablar. Lárgate de una buena vez, antes de que tu linda carita tenga un enorme hematoma por el que te tengas que preocupar—lo interrumpí con una amenaza. Después de unos minutos de silencio absoluto, la voz de Nox prorrumpió amortiguada en la habitación. —Está bien. Lo entiendo. —Y diciendo esto último se fue sin más ni más. Con preocupación me dirigí hacia Eileen, el cual se encontraba llorando hecho un ovillo en la cama. Con el mayor cuidado que pude tener envolví su cuerpo con mis brazos y dejé que llorara. Después de lo que parecieron horas Eileen por fin levantó su rostro lloroso y me miró con cierta vergüenza. —Lo siento, me descontrolé. Yo… —No tienes nada de qué avergonzarte. Lo que hizo tu hermano fue muy grosero. Entiendo que te haya lastimado de algún modo—le dije en un intento de apaciguar su dolor. —Yo tuve la culpa. Mi hermano tiene razón, me dejé llevar y… — ¿Te arrepientes de lo que hicimos? —pregunté sintiendo como si un cuchillo se hubiera enterrado en mi corazón. —No, no me arrepiento de haber pasado la noche contigo. Es solo que mi hermano es tan estricto. Lo quiero y quiero su aprobación, pero nunca la he obtenido. —Yo también tengo un hermano mayor. Y sabes, el constantemente me dice lo orgulloso que se siente de mí. No es nada comparado con tu hermano. Nox pareciera que solo se dedica a lastimarte—cuando mencioné lo último Eileen desvió su mirada, dándome una clara idea de la clase de persona que era Nox. —Te protegeré, no solo de las amenazas que puedan hallarse en el exterior. Sino también de tu propia familia. De Nox específicamente. No dejaré que te haga más daño de lo que ya ha hecho—le dije mientras lo abrazaba fuertemente. —Gracias Amarok. Yo confío en ti y sé que cumplirás tu promesa. Muy bien joven señor Amarok. Ya casi empieza la ceremonia, solo falta que el joven amo Nox llegue al altar. El susurro del sacerdote me sacó de mis cavilaciones. Haciendo que la enormidad de la boda me golpeara duro. Mi vida pronto caería en picado. Y a pesar de todo, yo me encontraba arrinconado e impotente por no poder tomar el control de mi vida. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx Miraba el largo pasillo que se extendía hasta el altar. El lugar donde se llevaría a cabo la boda. Por más que mirara el pasillo, y mentalmente me diera ánimos para avanzar, mis pies no se decidían en ponerse en marcha.

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Con un gran esfuerzo pude dar el primer paso, y luego el segundo. De tal manera que pronto me encontraba caminando por el inmenso pasillo que parecía extenderse kilómetros y kilómetros. Mientras caminaba intentaba respirar normalmente, cosa que se me hizo casi imposible ya que los nervios por la forzada boda hacían que un enorme nudo se formara en mi garganta, impidiéndome respirar con normalidad. Pronto la figura lejana de Amarok se hacía cada vez más grande y clara, indicando mi avance. Al ver a Amarok, no pude evitar recordar el claro odio con el que siempre me miraba Amarok. Eso hacía que mi corazón llorara. Pero no podía hacer nada para evitar esa mirada. De hecho, a mi parecer me merecía ese odio que en este momento estaba dirigiendo Amarok hacia mí. A pesar de mi desenfrenado amor por Amarok, no pude evitar lastimarlo. A él y a mi hermano. La primera vez que me di cuenta de que Amarok nunca se fijaría en mí, sentí tristeza, y reconocimiento de mi propia patética situación. En un principio lo toleré e intenté llevarme de la mejor manera con Amarok, ya que, en ese entonces todavía el compromiso entre los dos no se había llevado a cabo. Pero pronto los celos comenzaron a inundar mi ser, hasta llegar a un punto donde por causa de mis sentimientos, lastimé al ser que amo. Recuerdo que esa ira surgió cuando, después de 5 meses de intentar conocernos Amarok y yo. Supe que éste había roto el compromiso. Bajaba las escaleras con el más lento de los pasos. No quería llegar al comedor. Porque eso solo significaba escuchar los insultos de mi padre y los logros de mi hermano. Deteniéndome en un gran ventanal que se ubicaba en el descanso de las grandes escaleras. Miré el cielo y dejé que mis pensamientos vagaran hacia lo que en ese momento me mantenía un poco preocupado. Amarok. Era obvio que Amarok no sentía atracción hacia mí. Por más que me esforzara en entablar una conversación con él. Este parecía que se encontraba en otro lugar. Lo que más me dolía, era que Amarok siempre era tan gentil y caballeroso. A pesar de que era claro que no sentía nada por mí, él nunca me había faltado al respeto. Siempre intentaba concentrarse en nuestra conversación, a pesar de que era claro que al final siempre fallaba en hacerlo. Su mente siempre estaba en otro sitio. Suspirando fuertemente y sabiendo que no podía retrasar mí encuentro con mi padre y hermano reanude nuevamente mi descenso de las escaleras para llegar al comedor. Cuando llegué al comedor pude observar con cierto asombro que mi hermano no se encontraba en su lugar para comer. Con un poco de curiosidad me acerqué a la silla en la que usualmente me sentaba y esperé a que Elathan trajera el desayuno. —Veo que llegas tarde hoy—me dijo mi padre mientras untaba su pan con un poco de miel. —Lo siento padre—le respondí, sabiendo que por más excusas que presentara mi padre solamente las descartaría. —Veo que mi hermano aún no ha llegado—le comenté intentando desviar la conversación de mi pequeño retraso para el desayuno. —Supongo que debe de estar en su alcoba aún. Pero es comprensible, después de todo debe de estar celebrando su compromiso—dijo mi padre sin siquiera levantar la vista de su desayuno. — ¿Eileen está comprometido? Y ¿Se podría saber con quién es que mi hermano se comprometió? —le pregunté con un enorme nudo en la garganta. —Con Amarok por supuesto. Con quien más si no—me contestó con su típica sonrisa de suficiencia. Las últimas palabras de mi padre sentí que se me clavaban en mi corazón, con tanto salvajismo y fuerza que no pude permanecer sentado. No era posible, eso no podía ser verdad. Levantándome de la silla y saliendo del comedor me dirigí

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hacia la habitación de Eileen. Ese día corrí y corrí hasta llegar a la habitación de Eileen. Sin duda mi cerebro se había quedado en blanco, ya que no pensé cuando entré a la habitación de Eileen si ningún tipo de permiso. Y claro que la escena con la que encontré no fue una ayuda para aclarar mi cerebro embotado. Mi hermano y Amarok se hallaban en la misma cama, claramente desnudos y con unas sonrisas bobas plasmadas en sus rostros. Viendo esto mi habitual coraza se levantó alrededor de mi corazón, y mi actitud mezquina salió a flote. Eso combinado con los celos, hicieron que les dijera algunas cosas de las que me arrepentiría. Desde ese día mi actitud para con ellos era muy desagradable. De cierta forma era mi manera de defender mi corazón de más posibles rechazos. Normalmente tendía a regañar a Eileen delante de Amarok, humillándolo e hiriéndolo. Aunque sabía que la actitud que tomaba Eileen delante de Amarok solo era fingida. Eso solo hacía que mi ira se elevara, provocando que siempre atacara a Eileen. Claro que este siempre ignoraba mis esfuerzos por humillarlo y solo sacaba provecho de la situación. Lo que me sigue asombrando hasta la fecha era mis arranques de ira hacia con mi hermano. Es decir, la coraza que me colocaba ante mi padre y hermano era la misma de siempre. Una coraza llena de mezquindad y desconfianza al mundo. Una pared que me hacía ver más fuerte y autoritario de lo que realmente era. Pero se supone que esa coraza no mostraba violencia. Cosa que parecía salir con facilidad cuando veía a Amarok con Eileen. Y no digo solo violencia física, sino también verbal. Creo que hasta le fecha, las únicas personas que conocen mi patética actitud son Fenrir, Elathan y, tal parece, Nahiara. De cualquier manera, las confrontaciones con mi hermano duraron por casi 3 años. Hasta que claro, mi hermano murió asesinado. Con mucha claridad recuerdo la expresión de mi padre al saber la muerte de Eilenn. Era una especia de ira y desesperación por perderlo. Como si algo importante hubiera sido arrebatado de sus manos. Como si las posibilidades se hubieran esfumado. Pero era curioso, a pesar de que estos sentimientos se podrían confundir como una manera de llevar la muerte de mi hermano. Nunca sentí por su parte tristeza o melancolía. Y los sentimientos que parecía tener, en mi opinión, no se acercaban a sentimientos de duelo. A causa de la muerte de Eileen, mi padre buscó por todos los medios convencer al padre de Amarok para que el compromiso entre nosotros se reanudara y se llevara en la mayor brevedad posible. Ignorando la edad mínima que establecían las familias para casarse. Este acto solo confirmó mis sospechas conforme a los sentimientos de mi padre sobre la muerte de Eileen. —Bien, ahora que ya están aquí los dos novios. Podemos comenzar a realizar la ceremonia de la boda. Las palabras del sacerdote me sacaron de mi estupor. Parecía que había caminado de manera automática hacia el altar, mientras era distraído por mis pensamientos. —Señores y señoras, niños y niñas. Seres de todas las clases. Estamos aquí reunidos para presenciar la ceremonia donde estas dos almas se unirán como una sola. Donde dos grandes reinos como son el reino de la Media Noche y La Ciudad de la Luna estrecharan lazos. >>Como pueden observar esta boda no solo unirá a dos personas, o dos reino. Sino también a todas aquellas personas y seres que viven en esos respectivos lugares. Por medio de esta boda la amistad entre nosotros, los seres de luz, se estrechará. >>Estoy seguro que esta boda abrirá paso a un gran cambio, bueno para nosotros.

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Ante las palabras del sacerdote los murmullos de aceptación y esperanza prorrumpieron en el templo. —Amarok, aceptas a Nox como esposo. Para amarlo y… Las palabras pronunciadas por el sacerdote se volvieron tan vacías y sin vida. Solo un montón de palabras dichas como una formalidad para cerrar un contrato. Lamentablemente ese contrato era de por vida, indestructible, e inquebrantable. —Acepto—se escuchó la voz de Amarok resonando por todo el templo. —Nox, aceptas… Las mismas y estúpidas palabras se elevaban en el aire. Solo que ahora eran dirigidas para mí. Esperé pacientemente a que el sacerdote dijera todas y cada una de las palabras que cerrarían ese pacto. —Acepto—fue lo que dije ante los invitados. Después de eso, la ceremonia dejó de tener sentido para mí. Solo un montón de promesas sin sentido. Solo un puño de mentiras. —Bien, Amarok, Nox. Pueden besarse. Bésense y demuestren no solo a sus respectivos reinos. Sino a los dioses mismo la unión que se llevó a cabo el día de hoy. Ante esto me acerqué lentamente a Amarok y este hizo lo mismo hacia mí. Con delicadeza Amarok posó sus manos en mi cintura y yo posé mis manos en sus brazos. Y con un ligero y tan bajo susurro Amarok dijo: —Recuerda que yo no te amo. Esto es solo una mera formalidad—me dijo antes de acercar sus labios a los míos. —Lo sé—fue lo único que respondí antes de juntar nuestros labios en un frío beso. Cuando nos separamos vítores y felicitaciones se escuchaban por el templo. —Ante los pueblos y los dioses, ustedes son esposos. Consortes. Dadores de esperanza para todos los pueblos. Y ante esto la ceremonia se vio finalizada. Poco a poco los invitados se fueron retirando del templo. Solo para ir a la fiesta que se llevaría a cabo después de la boda. “Dadores de esperanza” A mi parecer solo palabras vacías. Que esperanza podríamos darle al mundo mágico, si ni siquiera nosotros mismo podíamos albergar esperanzas en nuestros corazones. Con paso decidido ambos salimos del templo. Encaminándonos hacia la fiesta. No podíamos faltar, ya que éramos los invitados de honor. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX La superficie del agua me mostraba claramente lo eventos que se estaban llevado a cabo en ese justo momento. Gracias a la visión creada por el agua pude ver como la expresión del joven Nox se ensombrecía al escuchar la oración “Dadores de esperanza”. Era claro que él no creía en esas palabras. —Si tan solo supiera que su destino es dar esperanza a más de una persona en esta tierra—escuché decir la voz de mi maestro en mi mente —Lo sé, pero solo Nox puede darse cuenta de ello. Solo Nox y Amarok—le respondí a mi maestro sin quitar la vista del agua. —Los errores que los llevaron a la muerte van a ser enmendados—dijo mi maestro antes de retirarse completamente de mi mente. Con un ligero movimiento de mi mano hice desaparecer las imágenes que se proyectaban en el agua. Solo ellos podrían hacerse cargo de su destino. Mi misión únicamente era observar los avances que estos hicieran en su camino. Notas finales: Espero que ahora si puedan distinguir los pensamientos de la historia en

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general. Perdón por no haberlo hecho, solo que no estaba muy familiarizada con la página Como siempre les pido que comenten, cualquier comentario es aceptable. Volver al índice CAPÍTULO 4 TOMA NUESTRAS MANOS Y VEAMOS UN NUEVO AMANECER por Pergra Notas del autor: Hola a todos, antes que nada no he podido contestar sus comentarios pero quise publicar por dos cosas. Una, tenía listo el capítulo y dos porque hay una cuestión que quiero tocar. Ocupo un o una Beta, pero no sé como diablos contactar con uno o una. Si fueran tan amables de decirme les agradecería muchísimo ya que es cierto que tengo algunas faltas de puntuación graves. Por lo que quiero conseguir a alguien que me ayude. CAPÍTULO 4 TOMA NUESTRAS MANOS Y VEAMOS UN NUEVO AMANECER La música resonaba por todo el lugar. Música alegre y rítmica hacía que el ambiente fuera de felicidad y diversión. Todos los invitados a la fiesta parecían felices. Sus sonrisas, bailes, juegos y bromas decían lo mucho que lo estaban disfrutando. Sin embargo, no puedo decir que yo estuviera disfrutando mucho de esto. Viendo hacia el centro del salón, mi hermano Amarok se encontraba sonriendo y hablando con los invitados. A pesar de que Amarok tenía una enorme sonrisa en su rostro, yo sabía que estaba fingiéndola. Tal vez su cara reflejaba felicidad, pero sus ojos decían otra cosa muy diferente. Cambiando mi punto de mira hacia una esquina alejada, pude encontrar a Nox. Este no sonreía, solo miraba hacia la nada. Su mirada estaba en blanco. Su rostro no reflejaba nada. Soltando un suspiro me dirigí hacia donde se encontraba el vino. Dejando la tercera, o tal vez cuarta copa en la mesa, me dispuse a tomar otra copa de vino cuando una voz interrumpió mi objetivo. —Estás bebiendo demasiado ¿No lo crees? —Me preguntó la voz detrás de mi espalda. —No lo creo, esta es apenas la cuarta—le dije sin emoción en la voz mientras tomaba la copa llena de líquido color escarlata. Sin embargo, cuando planeaba llevar la copa a mis labios una delgada mano me impidió tomarla. —Es la octava. Sé que los cambiaformas son muy hábiles bebedores. Pero ocho copas de ese vino pueden afectar a cualquiera—me dijo un pequeño joven con los ojos más oscuros que haya visto en mi vida. Su cabello rojo ligeramente largo caía sobre sus ojos, dándole un aspecto angelical. —Vamos chico grande, lo mejor será alejarte del vino. Estoy de acuerdo en que el vino es bueno para la salud, pero no creo que te beneficie mucho el ahogarte en el. Así que vamos, deja esa copa, toma mi mano y sígueme—me dijo mientras me quitaba la copa de entre mis dedos, la dejaba nuevamente en la mesa, tomaba mi mano y me llevaba hacia algún lugar alejado del vino. —Espera, pero ¿A dónde vamos? —le pregunté al pequeño hombre. —Al jardín. Ahí creo que tú podrás despejarte. Y yo escaparme de Elathan—me dijo mientras me sacaba del salón donde se llevaba a cabo la fiesta. Cuando por fin llegamos al jardín del que me había hablado el pequeño hombre este soltó mi mano y me dedicó una gran sonrisa. —Vez, es mucho mejor salir a respirar aire fresco que estar encerrado en ese enorme salón deprimiéndote y emborrachándote cada vez más.

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—Creo que tienes razón—le dije mientras intentaba despejar mi mente abrumada por el alcohol. —Ahora que te veo bien ¿Cuánto mides? Yo mido 1.75 metros, pero tú—dijo mientras chiflaba. —Pareces una montaña. No me extraña que pudiera distinguirte, eres enorme. Sin poder contenerme por la actitud despreocupada del hombre solté una carcajada. — ¿En serio? Soy un shifter de lobo, un grande y malo lobo. Y no solo es eso, sino que soy un lobo blanco. Los cuales son los más raros que puedas encontrar en todo el mundo ¿Y lo único que puedes preguntar es cuánto mido? Él me observó con esos enormes y oscuros ojos por unos minutos como intentando analizar la situación. Se veía tan serio y concentrado, que pareciera que realmente estaba evaluando mi pregunta. —Sip, así es. Entonces ¿Me vas a decir cuanto mides? —me contestó el pequeño hombre con una gran sonrisa. —Bien, okay. Creo que entiendo—le dije no muy seguro de mis propias palabras—Mi nombre es Fenrir, tengo 20 años, y mido 2.00 metros. — ¿Dos metros? Eso es mucho. Y solo tienes 20 años. Qué envidia. Yo quiero ser alto. No tan alto como tú, pero si alto—dijo el chico mientras admiraba mi altura. —A todo esto ¿Cuál es tu nombre? —le pregunté en un intento de conocer mejor al hombre. —Cierto, mi nombre. Mi nombre es… —Conaire ¿Dónde demonios estás? No puedes esconderte eternamente. Se supone que tienes que recoger los trastes sucios y llevarlos a la cocina—prorrumpió una voz entre el silencio de la noche. —Ese es mi nombre—me dijo antes de voltearse hacia la dirección de la voz. —Ya te encontré—dijo un chico unos 3 centímetro más alto que Conaire. —Se supone que tienes que trabajar, no estar perdiendo el tiempo con… Joven señor Fenrir ¿Qué hace aquí? —Elathan—le dije al hombre. Ahora recordaba esa voz. Elathan era el sirviente personal de Nox. Además era el encargado de formar a los nuevos sirvientes que Nox trajera al castillo. —Perdone si es que Conaire lo estuvo molestando, él… —Al contrario de lo que piensas, Elathan. Conaire solo me estaba haciendo compañía—le dije, ocasionando que Conaire diera un suspiro de alivio. —Eso es bueno. Sin embargo, eso no quita que debes de regresar a tu labor Conaire—Le dijo Elathan a Conaire con el ceño fruncido. —Pero yo… —Nada de pero, ahora regresa. —Yo solo quiero pasar el tiempo con Fenrir—dijo el pequeño hombre haciendo un puchero. —Podrás verlo después. Bueno, eso es solo si lo quiere el joven maestro Fenrir—dijo Elathan mientras me miraba cuestionadoramente. —Me quedaré esta noche en el castillo Media Noche. Mañana podremos pasar el tiempo juntos ¿Te parece bien? —le dije a Conaire. — ¡Genial! Entonces mañana podré divertirme contigo todo el día. Oye ¿Por qué no vamos al pueblo? Sería divertido. Hace mucho tiempo que no voy al pueblo. Podríamos ver… Un carraspeo se escuchó por parte del hombre de color. Conaire al escuchar el carraspeo de Elathan titubeó y me miró con ojos de cachorro. —Creo que sería genial visitar el pueblo. Después de todo tenemos todo el día. — ¡Siiii! —gritó mientras se abalanzaba sobre mí. —Conaire, por favor no seas tan brusco con el joven maestro Fenrir—lo reprendió Elathan. —Cierto, Elathan. Tienes que venir con nosotros. Tú casi nunca sales. Estoy seguro que a Nox no le importará darte un día libre—dijo Conaire a Elathan.

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Haciendo que este último se alarmara. —Yo no creo… —Sería genial que vinieras con nosotros—le dije. —Entre más personas mejor. —Bu-bueno. Está bien, iré con ustedes. —Bien, entonces mañana después del desayuno los tres nos iremos al pueblo. No lo olviden—y con eso Conaire se fue silbando hacia el salón donde se estaba llevando a cabo el evento. —Conaire es muy entusiasta. Eso solo dice que Nox pudo llegar a tiempo—dijo Elathan en voz tan baja que por poco pierdo las palabras. —A qué te refieres—le pregunté a Elathan. —Hace como tres meses tuve ir al pueblo de la Media Noche para remplazar un objeto que el hermano del Amo rompió “accidentalmente”. Esto fue solo unos días antes de que muriera. Bueno, el punto es que mientras buscaba el objeto pude ver como un jovencito estaba parado en la esquina de un callejón. Se veía tan triste y resignado. Como si las opciones se hubieran terminado. >>Con un poco de curiosidad me acerqué al joven. Este solo me miró y me ofreció su cuerpo por unas cuantas monedas. Simplemente no pude resistirme. Se veía tan hambriento, desesperado y asustado. Así que le dije que si quería un lecho donde dormir y comida que consumir, me siguiera. >>Al principio me miró un poco desconfiado. Como si no creyera que alguien pudiera hacer algo bueno, solo por el simple hecho de hacerlo. Por lo que le dije, “claro que tendrás que trabajar por ello”. >>El chico se veía tan asustado que pensé no me seguiría. Pero después de caminar unos segundos por la calle, pude escuchar los ligeros pasos de Conaire. >>Cuando llegamos al castillo, lo llevé hacia la cocina. Una vez ahí les pedí a los sirvientes que trabajaban en la cocina comida para el chico. Cuando me hube asegurado que este comía fui a hablar con el Amo Nox. Le pedí que empleara a Conaire como uno de sus sirvientes. El Amo solo sonrió y me dijo “Sabes bien que lo haré, solo por favor hazte cargo de él” >>Desde entonces Conaire ha estado con nosotros. Al principio era callado y tímido. Pero conforme el tiempo pasó. Empezó a ser más extrovertido e intrépido. A veces me da tantos problemas, pero eso solo significa que él ya está mejor. Que él confía en mí. —Puedo ver lo que dices. Pero no creo que todo se deba a Nox. A pesar de que Nox le dio un lugar donde dormir. Tú fuiste el que dio la idea. Salvaste a Conaire. Le diste esperanza y una oportunidad de vivir una vida mejor. —Eso creo—fue lo único que contestó. —Eso es lo que es—le aseguré. —bueno, será mejor que me vaya a dormir. Después de todo, mañana tendremos un día muy ocupado. Tengo que reponer energía, no me puedo quedar detrás de Conaire. —Oh, no. No pienso cuidar a dos pequeños niños. Se supone que tú ya eres un adulto y Conaire está por serlo. Así que será mejor que se comporten. —No te prometo nada—le dije mientras le daba una enorme sonrisa traviesa. Era la primera vez que se dirigía a mí sin el joven maestro de por medio. —Me alegro de verlo de mejor humor. En la fiesta se veía tan perdido. —Yo…—ahora fue mi turno para titubear. —Entiendo sus sentimientos hacia mi Amo. Pero recuerde que mañana tendremos un viaje al pueblo por demás divertido. No deje que la tristeza haga mella en usted. —Lo tendré en cuenta. Con eso ya me disponía a irme, pero la voz de Elathan interrumpió mi paso. —Solo recuerda, si mañana te sientes solo y con ganas de llorar. Toma nuestras manos, y veamos un nuevo amanecer. —Y con eso último, Elathan se retiró del jardín. Las palabras de Elathan y la enorme curiosidad de Conaire dejaron una pequeña sonrisa en mi rostro. No recuerdo cuanto tiempo había estado ocultando los

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sentimientos que tenía hacia Nox. Era doloroso, y a pesar de que constantemente me mantenía sonriendo. La sonrisa nunca pudo llegar hasta mi corazón. En cambio la actitud desenfrenada de Conaire y la dulce y protectora de Elathan habían quitado momentáneamente el sentimiento de tristeza perpetua en mi corazón. Intentando alejar los sentimientos tristes. Me dirigí a mi alcoba. Después de todo mañana tendría que salir al pueblo a pasar el día con esos dos pequeños hombres. Tal vez, la amistad de ellos dos sería el suficiente alivio para ir olvidando poco a poco a Nox. Solo era cuestión de esperar. Notas finales: Muchas gracias a aquellos que comentaron y leyeron el capítulo. Espero que puedan ayudarme con este pequeño problema. Nos vemos el lunes. PD. en cuanto pueda contestaré comentarios, y sorry por ser un capítulo tan cortito. Volver al índice CAPÍTULO 5 EL TRATO por Pergra Notas del autor: Hola a todos, espero que tengan una excelente semana. Yo por mi parte ya conseguí una beta (gracias juxlen por ayudarme a contactar con ella, te estoy muy agradecida). A partir del siguiente capítulo será beteado por Lady Henry Wotton. Espero que nos llevemos bien. Sin más los dejo con el capítulo. CAPÍTULO 5 EL TRATO Por fin, después de horas y horas de hablar y fingir estar feliz con la gente invitada a la fiesta de la boda pude librarme de ellos. Nox solo se quedó sentado, mirando hacia la nada, sin siquiera intentar hablar con los invitados. No es que lo culpara, si pudiera hacer lo mismo lo hubiera hecho. Pero un poco de ayuda no podría haber venido nada mal. Tomando una profunda respiración me adentré al castillo el cual contenía los cientos de recuerdos agradables con Eileen. Imágenes de Eileen y yo juntos danzaban en mi mente conforme iba caminando por los pasillos del castillo. Sonrisas y lágrimas, secretos y verdades. Todo estaba contenido en este tétrico castillo, convertido en el mejor escondite para un par de amantes. Tres años de risas y felicidad. Tres años de sueños y deseos. Tres años en donde mi corazón se regodeaba de dicha por el hermoso porvenir. Desde la muerte de Eileen no he dejado de lamentarme por el tiempo perdido en el que pude tener la compañía de mi pequeño ángel. Después de todo hace ya cinco años que supe del compromiso arreglado con Nox, y solo tres que pude conocer a ambos hombres. Siempre me he preguntado qué hubiera pasado si en aquel entonces decidía convencer a mi padre de conocer a Nox. ¿Podría haberme enamorado de Eileen como lo hice en aquella fiesta? ¿Tendría la suerte de haber conocido a Eileen?

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¿Hubiera podido salvar a Eileen? Lamentablemente el tiempo perdido nunca podría recuperarse. Lo único que queda de esos buenos tiempos son solo recuerdos y experiencias. Y tal vez un frío vacío en tu corazón y un anhelo por revivir el pasado muerto. Pronto pude ver la puerta de la habitación de Nox. Deteniéndome frente a ella no pude evitar recordar todos aquellos pequeños incidentes que viví con Nox. En un principio Nox me pareció una persona honesta y tranquila, aunque un poco mezquino. Lo consideraba, sino un amante, un amigo. Sin embargo, cuando se enteró sobre mi compromiso con Eileen, este no perdió ninguna oportunidad que tuviera para humillar a su pequeño hermano frente mío. Al recordar todas aquellas lágrimas derramadas de Eileen por culpa de Nox, no puedo evitar sentir ira y odio hacia Nox. Cerrando los ojos intenté tranquilizarme, después de todo ya había tomado la decisión de no llevarme tan mal con Nox. Somos esposos, por más odio que sintiera si me dejara llevar por esos sentimientos el infierno al que estaba caminando voluntariamente se convertiría de algo un poco soportable, a un infierno agonizante. Tomando una rápida respiración, tomé la manilla de la puerta y la abrí, haciendo que la vista de Nox sentado en el alfeizar de la ventana apareciera ante mí. Con un paso decidido entré al cuarto. Para mi asombro, la habitación estaba cálidamente decorada con una enorme cama con dosel como atracción principal. Una recámara de madera de caoba con intrincados labrados. Un espejo de cuerpo entero en la esquina del cuarto, un gran y hermoso armario de castaño, el cual relucía con un hermoso y brillante color rojo. El cuarto en si era hermoso. Pero lo que más llamó mi atención fue el mural que estaba pintado sobre el techo. Era una escena tan maravillosa. Un ángel con alas de color parcialmente negro estaba plasmado en medio de techo. Detrás del ángel había una hermosa ciudad, se podría describir como el reino Lauviha. Es, según las leyendas, el lugar donde los ángeles nacen, viven y mueren. Las leyendas cuentan que es el lugar más próspero, y hermoso que puede haber en el mundo mágico. A pesar de que la ciudad detrás del ángel pareciera ser Lauviha. El ángel daba la espalda a la ciudad. En cambio miraba con adoración y amor a un ser sin alas. Un hombre, un humano. En ese momento entendí la escena. El ángel abandonaba su lugar de origen, la ciudad a la que cualquier persona soñaría con ir. Solo para poder tomar la mano de la persona que más amaba. Renunció a todo, solo por amor. En ese instante sentí que las lágrimas se agolpaban en mis ojos. Intentando hacerlas regresar de vuelta inspiré profundo y pausadamente. —Por alguna extraña razón, cada vez que alguien entra a mi habitación tiene una reacción similar a la tuya—me dijo mientras contemplaba el cuadro del ángel de cabellos negros y el humano de cabellos castaños. —Es que, es simplemente hermoso—le dije intentando evitar el temblor en mi voz. —Cualquiera podría hacerlo. No es la gran cosa—dijo como si no fuera algo fuera de lo común. Pero ¿Es que no veía la magnitud de la pintura? Los personajes eran simplemente hermosos. Sus facciones demostraban tales emociones tan humanas. El significado del amor detrás del mural, era inigualable. —Podrás decir lo que quieras, pero es una pintura hermosa—le dije mientras retiraba mi mirada e intentaba recobrar la compostura. —Mi padre quiere que tengamos un hijo—habló Nox sentado en su cama. —Tu padre quiere que tengamos un hijo, pero yo no estoy tan seguro de ello—le dije mirándolo a los ojos. —Dime ¿Tú crees que bajo estas circunstancias sea conveniente tener a un niño? Yo quiero que el niño sea feliz y que tenga un ambiente familiar. No que esté rodeado de personas sin amor entre ellas que apenas si se ven y cuando lo hacen, solo pelean. Además no sería justo para ti. Cargar el hijo de una persona que no amas, y que esta a su vez no te ama ¿No

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crees que es cruel? — ¿Cruel? —me preguntó. —Sí, cruel—le respondí. —De cualquier manera, lo mejor será dormir. Ya mañana veremos cuáles serán nuestras obligaciones para con nuestros reinos. —S-sí, creo que eso sería lo mejor—me respondió al tiempo que comenzaba a acomodar las sábanas para poder dormir. —Bien, entonces ¿Podrías prestarme una almohada y un par de cobijas? —le pregunté mientras cavilaba cual era el lugar más cómodo para dormir. — ¿Para que las quieres? —me preguntó al tiempo que se dirigía al armario de color rojo. —Para dormir. No es por nada, pero no creo que sea cómodo que los dos durmamos juntos en la misma cama. —Tie-tienes razón—me respondió al tiempo que me daba un par de almohadas y cobijas. —Pero, tú podrías, ya sabes, dormir en la cama. Yo dormiré en el piso. —Me dijo Nox con ¿Timidez? No, eso era imposible. Es decir, el Nox que conozco no podría ser capaz de ser tímido ¿Cierto? —Es tu habitación, es tu cama. Yo duermo en el piso—le dije al tiempo que tomaba los objetos prestados. Cuando los tuve me senté en el piso, coloqué las almohadas en el piso y me acosté tapándome con las cobijas prestadas. Y cerré los ojos. A mis espaldas podía escuchar que Nox se subía a la cama y se disponía a dormir. Así pasó una media hora. Ambos intentando conciliar el sueño, que a pesar del día tan pesado que tuvimos no llegaba. — ¿Puedo preguntarte algo? —dijo Nox rompiendo el silencio de la habitación. —Puedes preguntar lo que quieras, solo que no te aseguro responderte—le contesté a Nox mientras colocaba mis manos debajo de mi cabeza y volvía mi mirada al techo. —Yo sé bien que no nos podemos llevar bien. Hasta la fecha lo único que hemos hecho era pelear. Pero entonces ¿Por qué te comportas tan…? ¿Cómo decirlo? ¿Tranquilo? No has iniciado una pelea, ni tampoco me has insultado como sueles hacer cada vez que me ves ¿Por qué? Me quedé callado por unos segundos sopesando las posibles respuestas. Cuando las ideas se hubieron ordenado en mi cabeza pude abrir mi boca y responder—Tal vez se deba a dos razones. La primera, tenemos que llevarnos parcialmente bien ¿No lo crees? Es decir, somos… esposos. Si queremos llevar a cabo las funciones que nos corresponden hacia nuestros pueblos tenemos que tener por lo menos una relación un poco menos violenta. En segundo, se debe a que tal vez no está Eileen para que puedas humillarlo frente mío. Por lo que si tú no me atacas, yo no te ataco—le dije mientras intentaba ver a Nox de entre las sombras. —Yo lo… —Sea lo que sea, tenemos que dormir. Serán días muy difíciles los venideros. Debemos descansar—interrumpí a Nox. No quería escuchar disculpas, no en ese momento. Acabando la conversación intenté volver a acomodarme en el frío y duro suelo. —Mañana conseguiré ordenar una habitación un para que puedas dormir—me dijo Nox mientras se volvía a acostar para intentar dormir. —Gracias—fue lo único que dije antes de que por fin el sueño invadiera mi mente XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Dos meses había pasado desde la boda. Si bien, a pesar de que Amarok y yo no nos llevábamos de maravilla, los dos podíamos tolerar estar en una habitación sin que mis inseguridades o su ira surgieran, ocasionando una pelea. Como dijo Amarok, los días en el castillo eran ocupados y cansinos. Sin embargo, el trabajo extra hacía que mi mente se mantuviera ocupada del doloroso destino en el que me encontraba. Que Amarok estuviera tan cerca, solo hacía que

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el hecho de no poderlo tocar me rasgara el corazón. —Nox—escuché una voz que venía desde las escaleras. — ¿Sabes dónde está Conaire o Elathan? No los encuentro por ningún lado—me dijo Fenrir con esa voz traviesa tan característica suya. —Los he visto, pero no planeo decirte donde están—le dije al joven lobo. —¡Ehhhh! ¿Por qué? —me preguntó el descarado. —Porque hablé con Conaire y Elathan. Las escondidas es un juego donde se supone que los que no están dentro de él no ayudan al que busca—le dije mientras caminaba por los pasillos en busca de mi padre. —No es justo. Eres mi amigo. Se supone que me tienes que ayudar—me dijo mientras me ponía los típicos ojos de cachorro. —Nop, esa es mi única respuesta. Esfuérzate en encontrarlos. Aunque, no creo que sea tan difícil encontrarlos. Después de todo, eres un lobo y tu olfato es mejor que el de muchos—le dije dejando solo a un Fenrir con una sonrisa lobuna. —Nox, te mandé llamar desde hace una hora ¿Dónde has estado? —me preguntó mi padre. —Te he estado buscando padre. Solo que no te he podido encontrar, hasta ahora. —le respondí con mi típico tono de voz mezquino. El cual solo utilizaba para dirigirme hacia mi padre y hermano. —Son solo excusas. Bueno no te mandé llamar para hacerte conocer tu típica impuntualidad. Sino para avisarte—me dijo mi padre —Avisarme de qué padre. —Me iré por un mes. — ¿Un mes? ¿A dónde? —A buscar aliados. — ¿Para qué quieres más aliados? —Eso es un asunto en el que tú no tienes cabida. Por lo que te agradecería que no metieras tu nariz en esto—me dijo con un tono mordaz. —Entonces, no entiendo para que quieres decirme todo esto. Si no me concierne, como tú dices. —Quiero que Amarok y tu velen por el castillo. No quiero llegar y encontrar con que en mi castillo no hay orden. Además, quiero que me informen de cualquier posible amenaza hacia mi pueblo—me dijo con cara de pocos amigos. —Si eso es lo que quiere padre—le dije al tiempo que me daba la vuelta. —Eso es lo que tendrás. Cuidaré del castillo. Con paso rápido me alejé de la presencia angustiante de mi padre, para buscar a Amarok y así poder comentarle el encargo de mi padre. Después de preguntar por todo el castillo y buscar en los posibles lugares donde Amarok pudiera estar, lo pude encontrar en la sala de entrenamiento. Cuando entré al lugar pude observar como Amarok entrenaba con la espada. La sensualidad de sus movimientos, las gotas de sudor que corrían por sus sienes, mentón y cuello; y su rostro concentrado y feroz hizo que mi cuerpo se estremeciera de deseo. Oprimiendo mi deseo en mi pecho me acerqué a Amarok. Y le dije: —Lamento interrumpir tu entrenamiento pero tengo que hablar contigo Amarok. Amarok le dio las gracias a soldado que en ese momento estaba entrenando con él y me miró cuestionadoramente. —Mi padre me llamó hace unos instantes para decirme de su partida—le dije a un Amarok un poco sorprendido. —Su partido ¿Por qué se irá? —me preguntó mientras caminaba hacia una banca y tomaba una toalla. —Lo único que me dijo es que se iba a obtener más aliados. — ¿Aliados? ¿Para qué aliados? —preguntó mientras se secaba el sudor con la toalla. —Eso mismo le pregunté. Pero me dijo que no era de mi incumbencia. —Vaya respuesta más esclarecedora. Y a todo esto ¿Qué quiere el rey que hagamos?

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—me preguntó Amarok con el ceño fruncido. —Cuidar el castillo. Decirle sobre alguna posible amenaza—le respondí. —Es raro que nos haga una petición como esa. Es como si esperara que nos atacaran. —Lo sé—fue lo único que pude responder. —Bueno, no hay mal que por bien no venga. Quería pedir tu ayuda. El otro día, mientras humeaba por el castillo, encontré una habitación abandonada. En esta habitación hay muchísimos objetos extraños. Más que habitación parece un cuarto de guardado. Quiero investigar ese cuarto, quiero ver qué es lo que oculta. Pero solo me va a resultar casi imposible acabar en este año. — ¿Para qué quieres investigar un cuarto como ese? —le pregunté un poco desconcertado. —Últimamente el Rey Asbel me ha dado un poco de… mala espina. Siento que nos está ocultando algo, y creo que ese cuarto guarda algún importante secreto del Rey Asbel—me dijo en un tono de voz muy bajo. —Pero ¿Por qué crees que ese cuarto tiene la respuesta al comportamiento extraño de mi padre? —le pregunté con el mismo tono de voz. — ¿Podemos hablar en algún lugar un poco menos público? Lo que te tengo que decir no es para oídos públicos—me preguntó con una sombra misteriosa en sus ojos. —Mi habitación será el mejor lugar—le dije. —Sígueme. Amarok y yo caminamos lo más tranquilamente posible por los pasillos. Para nuestra suerte las peleas entre nosotros habían cesado casi por completo. Por lo que vernos juntos caminando sin ocasionar ningún revuelo ya era algo normal. Ahora pensando las cosas detenidamente, Amarok se veía un poco mejor desde la muerte de Eileen. Pareciera que este ya había llegado a un acuerdo con la muerte de mi hermano menor. Un sentimiento de tristeza me invadió al recordar a Eileen. A pesar de que nuestro comportamiento ya era mejor a como era antes de la muerte de Eileen. Aun podía sentir el eterno bache entre nosotros. Por más que quisiera acercarme Amarok, este no me permitía hacerlo. De hecho cada vez que tocaba algún tema referente a Eileen él solo me interrumpía y decía “no quiero hablar de ello” o bien salía como tromba de mi presencia. ¿Cómo ponerlo en palabras? El corazón de Amarok pareciera que guardara una máscara. Muy parecida a la mía. Esa máscara solo me permite ver lo que quiere que vea. Pero el interior destrozado lo guarda recelosamente de todos. Pronto pude ver la puerta de mi habitación, alejando todos los pensamientos negativos de mi cabeza abrí la puerta y me centré en el problema que teníamos en ese momento. —Entra—le dije a Amarok mientras sostenía la puerta abierta para él. —Gracias—murmuró mientras entraba a mi habitación. Pude notar como al entrar sus ojos se desviaban hacia el techo. La pintura por alguna razón extraña causaba un efecto abrumador en las personas que entraban y veían el mural. Para mí no era la gran cosa, después de todo esa pintura solo fue una manera de plasmar el recuerdo de mi madre en algo tangible. Solo fue una mera necesidad de preservar su recuerdo. Amarok observó la pintura por algunos segundos antes de que sacudiera la cabeza y se fijara en mi presencia. —Bien, este es el asunto. Desde hace días que he visto al Rey Asbel algo… extraño. — ¿En qué aspecto? —le pregunté. Amarok solo fijó su vista a la venta como organizando sus ideas. —Si bien, no es novedad que el Rey Asbel sea un poco paranoico —habló Amarok después de unos segundos en silencio. — En estos días he visto que se ha

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encerrado en su estudio con más frecuencia de lo habitual. Pasa largos ratos dentro de ese lugar. Y eso no es todo. Ni siquiera deja entrar a la servidumbre para atenderlo. La comida le es dejada por fuera de la puerta. Además, cuando el Rey va por la comida, voltea a todos lados, como intentando descubrir a un posible espía. >>Es como si estuviera tramando algo. Y no creo que sea algo bueno. —A decir verdad mi padre nunca había actuado de esa manera. —le respondí mientras caía en la cuenta de que Amarok tenía razón. Mi padre había estado actuando de una manera por demás extraña en estos días. —Cómo iba diciendo. Cuando vi el comportamiento del Rey. Me di a la tarea de vigilarlo constantemente. Vigilé a tu padre por un largo periodo. Hasta que pude hallar la oportunidad de entrar a su oficina. >>Como deberás imaginar, no pude encontrar nada misterioso en la oficina de tu padre. Bueno, salvo una imagen. >>He de decir que la imagen era hermosa. Un fénix hecho de fuego extendía sus alas soberbiamente. Su mirada se posaba en el cielo, mostrando la inclinación de este ser de volar hacia el horizonte. La luz que emanaba del fénix se extendía por todo el lugar de la imagen. El fénix era tan majestuoso. >>Lamentablemente no pude ver más, ya que en ese momento escuché ruidos provenientes de la puerta de la oficina. Alarmado me dirigí hacia la ventana y salté. Por suerte la habitación no estaba más que a dos pisos de altura, por lo que no me hice daño. >>Tiempo después, la imagen del fénix seguía rondando por mi cabeza. Esa hermosa proyección de un ser tan maravilloso me había dejado marcado. De hecho, fue en un pequeño paseo para despejar mi mente cuando encontré la habitación. >>Te preguntarás porque es que de todas las habitaciones viejas, derrumbadas y llenas de objetos inservibles me fijé en esta en especial. Pues es fácil de responder. La puerta de la habitación estaba marcada con el fénix de la imagen que encontré en la oficina del Rey Asbel. >>Al principio creí ver mal la imagen, ya que la puerta era tan vieja que la imagen apenas se dejaba dilucidar. Pero después de varias observaciones pude darme cuenta que la imagen era la misma que la de aquel fénix que tanto me agradó. >>Lamentablemente, cuando la abrí pude ver que la habitación era más grande de lo que esperé. Y eso no era todo. La habitación estaba prácticamente repleta de objetos extraños. >>Es por eso que pido tu ayuda. Solo nunca podría terminar de limpiar y buscar a fondo algo que pudiera ser útil. Cuando terminó de contar el relato me quedé callado por un momento. Tenía que asimilar tanta información en tan poco tiempo que mi mente se puso en blanco. Las palabras no salían de mi boca. Lo único que cabía en mi cabeza era el relato de Amarok. Después de algunos minutos en completo silencio por fin pude abrir mi boca y hablar. — ¿Por qué me dices todo esto? Pensé que con confiabas en mí— ¿Fue lo único inteligente que salió de mi boca? ¿Es que no tenía cerebro? De todas las posibles preguntas que pude haberle hecho ¿Esa fue la que salió de mi boca? Demonios. —Y sigo sin confiar en ti del todo. Pero ¿Cómo describirlo? He visto y hablado con los sirvientes de la casa. Al parecer, todos confían en ti. Y por el tiempo que he pasado con ellos ha hecho que confíe en estas personas. Por lo tanto si ellos confían en ti, yo creo que puedo confiar en ti. — ¿Has pasado tiempo con los sirvientes? —le pregunté asombrado por la noticia. Mi hermano o padre evitaban todo posible contacto amistoso con “La basura del castillo” Realmente yo era el único que pasaba tiempo con ellos. Y no solo en calidad de amo y sirviente, sino como amigos en igualdad de condiciones.

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—Claro que sí. Si no puedes confiar en tus propios empleados ¿En quién se supones confiarás? Ellos son los que sirven tus comidas. Arreglan tus ropas y hacen que tengas una vida cómoda. Tienen todo el poder para hacerte daño. Pero si les tienes suficiente confianza a ellos, sabes que no podrán hacerte algo como eso—me contestó con irritación. — ¿Empleados? —Para mí son como empleados. —Mi padre no piensa como tú. Él dice que el miedo es el mejor incentivo para tratar a los sirvientes. Así tú te aseguras que ellos no te harán nada por temor hacia ti. —le comenté mientras me sentaba en el colchón de mi cuarto. —Siempre estaré agradecido con el Rey por haber hecho lo que hizo cuando yo se lo pedí. Pero eso no quita el hecho que solo lo hacía por conveniencia. Él no podía perder el vínculo con mi familia. El aliarse con una manda de lobos tan poderosa como lo es mi manada era un gran beneficio para el Rey Asbel. —A todo esto. Creo que casi todos los reinos del mundo mágico de Melusina saben sobre su eterna aversión a los seres “demoniacos” los seres de la oscuridad ¿No crees que ese sea el motivo para ganarse más aliados? Mi padre siempre ha tenido por objetivo acabar con todos aquellos seres de la oscuridad. —Yo también pensé en eso por un tiempo. Pero siento que hay algo más. Mis instintos me dicen que no solo se trata de eso—Amarok dio una profunda respiración y continuó hablando—Puede que suene estúpido. Pero mis instintos nunca me han fallado en detectar peligro. Además mis instintos me dicen que tú no representas ninguna amenaza. Y parece ser que es verdad. —me dijo Amarok mientras me miraba intensamente. —Te ayudaré. Pero ¿No crees oportuno pedirle ayuda a Fenrir? Después de todo es tu hermano y es una persona de confianza—le comenté a Amarok. —Me gustaría pedirle ayuda. Pero ¿No levantaría sospechas? Es decir, por el momento el chico ha estado viniendo solo unos cuantos días al castillo. Y cuando viene solo busca compañía de Elathan y Conaire. —Podemos decirle a Fenrir que nos ayude en los días que por lo regular venía a ver a Elathan y Conaire. Además podemos decirle que poco a poco aumente el número de sus visitas al castillo. — ¿Y Elathan y Conaire? ¿No sospecharían? —me preguntó Amarok mientras se sentaba en el piso. —Elathan y Conaire sospecharían. Pero también podríamos pedirle su ayuda. Después de todo solo tenemos un mes. Además de que puedo asegurar que ellos son confiables. —Lo sé. He hablado con ellos dos y sé que son personas de confianza—dijo mientras miraba nuevamente al techo, esta vez con expresión pensativa. —Está bien. Podemos pedirle ayuda a esos tres. Pero solo espero por todos los dioses que nos gobiernan que Fenrir y Conaire no hagan un desastre monumental con esta tarea. —Yo también espero lo mismo. Pero después de todo tenemos a Elathan. Él podrá poner en su lugar a esos dos. Así pues, esto es un trato—le dije mientras le sonreía y le extendía mi mano a Amarok. Después de unos segundos de dudas por parte de Amarok, este tomó mi mano y la estrechó. —Es un trato—me dijo Amarok. —Solo espero que lo que encontremos en ese lugar no muy peligroso. Notas finales: Entonces ¿Qué les pareció la historia? Cualquier duda, aclaración o crítica son bien recibidas. Volver al índice

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CAPÍTULO 6 MISTERIOS Y DESCUBRIMIENTOS por Pergra Notas del autor: Hola nuevamente aquí puntual para publicar el nuevo capítulo. Antes que nada una aclaración, mi beta y yo nos hicimos bolas por lo que el capítulo editado es el primero y no este. Déjenme me pongo en contacto con ella y arreglamos la situación. Que por cierto julxen tengo que volver a agradecerte por ponerme en contacto con una beta tan competente como ella. Para no atrasarnos les dejo el siguiente capítulo. PD: Agradecimientos a Lady Henry Wotton por tan increíble edición del capítulo 1 CAPÍTULO 6 MISTERIOS Y DESCUBRIMIENTOS —Poco a poco las hebras del destino empiezan a moverse; a enredarse y desenredarse; a entrelazarse y adherirse o bien a cortarse y alejarse. El destino es tan caprichoso y terco, que hará a las personas, objetos, animales, seres o cualquiera que esté atado a esta hebra se mueva al compás de su vals. Pero hay que recordar que estas señoras tan caprichosas pueden verse persuadidas. Provocando que el objeto al que estén atadas las haga bailar a su son. >>El destino es tan variable y poli cromático, que podemos hacer que siga uno de tantos caminos que ella está dispuesta a seguir o bien, que siga el camino que nosotros hemos preparado. Solo es cuestión de voluntad y decisión. —Ese libro me trae recuerdos—me interrumpió mi maestro. —Fátum. Es el nombre de ese libro que me estás leyendo, lo escribió le hermosa Melusina. Esa mujer estaba obsesionada con el destino. Cada vez que encontraba algo nuevo de el, rápidamente lo escribía y me compartía su idea. Si por ella hubiera sido, el mundo tendría de nombre Fátum. —Las palabras me hacen recordar a Nox y Amarok—le dije a mi maestro—Si lo que dice aquí es verdad entonces ¿Ellos pueden ignorar su destino? —Ellos pueden ignorarlo, si es que verdaderamente quieren hacerlo. Pero claro que hacerlo atraería un camino diferente para todos nosotros. —Eso quiere decir que si ellos niegan su destino, nosotros estaremos perdidos. ¿No es así? —le pregunté a mi maestro. —Solo si tú crees estarlo—me contestó mi señor. —Esto es tan paradójico. Creo que por el momento solo me queda esperar—le dije mientras cerraba el libro y salía de la biblioteca con el libro en mi mano. Los hilos del destino son tan complejos, que lo único que podemos hacer a veces es seguir nuestros objetivos, ignorando por completo todo lo demás. Puede que en el camino las prioridades cambien, pero al final, solo de nosotros depende si nuestro objetivo se ve cumplido o no. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX —Te ayudaré—me dijo Fenrir mientras me sonreía con su típica sonrisa traviesa. —Pero a cambio, me dejarás tener libre acceso al castillo, y a salir a la ciudad con tu compañía cuando quiera, ¡oh! y también con la compañía de Elathan y Conaire—esto último lo dijo en voz muy alta. —Pero ¿Por qué no dejas que tus sirvientes limpien el castillo? Después de todo no es tu obligación—casi gritó mientras me guiñaba un ojo. Captando el mensaje le seguí el juego a Fenrir. —Es solo que no confío lo suficiente en los sirvientes como para que entren en

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contacto con objetos tan preciados ¿Qué tal si por algún estúpido error que ellos suelen cometer destruyen un objeto invaluable que esté almacenado dentro de alguna habitación del castillo? —le dije también en voz alta. No quería ofender a los sirvientes, pero era necesario para que Fenrir pudiera entrar al castillo en cualquier momento que quisiera sin levantar sospechas. Además, los hombres y mujeres que estaban bajo mi servicio me conocían lo suficientemente bien como para saber que mis palabras eran solo mentiras. —Eso es cierto—dijo Fenrir mientras consideraba la respuesta. Como si no se le hubiera ocurrido tal suceso. —Te ayudaré con las condiciones que te di hace apenas unos momentos. —Siempre con tus condiciones, pero está bien. Las acepto—le dije en voz alta a Fenrir. —Solo por favor, ten cuidado de no romper nada—le murmuré a Fenrir, haciendo que este pusiera un gesto ofendido. — ¿Yo cuándo te he decepcionado? —me preguntó con esa sonrisa traviesa. Abrí mi boca para responderle pero unos pasos interrumpieron cualquier posible réplica. — ¿Aceptó? —preguntó Amarok con su cara impasible. —Acepté—dijo Fenrir poniendo por primera vez en todo el día una expresión seria y preocupada ¿Pasaba algo? —Por cierto, Nahiara dice que puede ayudarnos a identificar los objetos que nosotros no podamos identificar—murmuró un Fenrir serio. —Es bueno saberlo. Después de todo Nahiara es un experto en encontrar respuestas donde ninguno ha podido encontrarlas antes—dijo, haciendo que Fenrir asintiera melancólicamente con la cabeza. —Bien, será mejor empezar ¿No creen? —les pregunté a los dos enormes hombres. —Será lo mejor—dijo Amarok. —Solo falta avisarles a Elathan y Conaire. —Ya lo hice, solo me faltaba avisarle a Fenrir—le susurré a Amarok. Manteniendo una conversación estúpida con Fenrir, caminamos sin rumbo dentro del castillo por un tiempo prolongado, con el fin de no llamar la atención de los sirvientes de mi padre y hermano (aunque ahora estos estaban bajo las órdenes de mi padre). Mientras avanzábamos pude notar como Amarok se iba adelantando, haciendo que Fenrir y yo nos quedáramos rezagados. — ¿Qué le pasa a Amarok? —le pregunté a Fenrir. —No te ha hecho daño Amarok ¿Verdad? —me devolvió la pregunta Fenrir, ignorando la mía. —No ¿Por qué lo habría de hacer? Puede que mientras mi hermano vivía él y yo no tuvimos una buena relación. Es cierto que siempre nos estábamos peleando cada vez que yo le decía algo ofensivo a Eileen pero Amarok nunca me tocó. Nunca puso una mano sobre mí. A pesar de todo—le respondí en un susurro. —Tal vez no físicamente, pero y ¿emocionalmente? —comprendiendo su pregunta yo negué con la cabeza. —Procuramos no pelearnos. Amarok dijo que ya que estamos casados, tenemos que llevarnos medianamente bien para poder soportar nuestra presencia obligada. Así que los dos hemos estado intentando mantener un ambiente respetuoso. —Siento que ha pasado algo más entre Amarok y Eileen. Algo que ni el mismísimo Amarok se ha dado cuenta aun. Pero por más que le hemos dado vueltas al asunto ni Nahiara ni yo hemos podido dar con ese cabo suelto—murmuró Fenrir mientras seguíamos caminando siguiendo a Amarok desde la distancia. —Mi hermano siempre tuvo muchos secretos. Ha decir verdad ni siquiera estoy seguro de quien fue la madre de Eileen. Solo un día mi padre llegó cargando con un pequeño bulto. Me dijo que era mi hermano pequeño y dio órdenes estrictas a los sirvientes de cuidarlo. Mi padre nunca mencionó quien era la madre de Eileen y yo nunca le pregunté. —Espera un segundo ¿Son medios hermanos? Eso nunca me lo habías dicho—me reclamó Fenrir. —No es como si pudiera sacarlo en una conversación normal—le respondí a Fenrir.

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Repentinamente vimos como Amarok se detenía frente a una puerta demasiado vieja como para ser de este siglo. Apretando el paso pronto llegamos al lado de Amarok. — ¿Aquí es? —preguntó Fenrir a Amarok. —Sí—respondió mientras señalaba la figura desvanecida de lo que parecía ser un ave color rojo. Pero estaba tan borrosa que apenas si lo podía asegurar. —Me comunicaré con Elathan y Conaire—nos dijo Fenrir mientras sacaba un espejo de comunicación. — ¿De dónde sacas tantos espejos de comunicación? —le pregunté a Fenrir mientras recitaba las palabras para activar el espejo. —Siempre le dice a nuestro padre que los pierde. De esa manera consigue tener todos esos espejos de comunicación—dijo Amarok mientras volteaba a ver de manera divertida a Fenrir. —Lo que me sorprende es que mi padre se lo crea. —Desde la muerte de mamá, padre ya no nos presta tanta atención como antaño—dijo Fenrir con tristeza. —En eso tiene razón—dijo Amarok mientras esperaba a que Fenrir se comunicara con esos dos. —Hey Elathan, encontramos la puerta de la que te habló Nox. Y de la que tú me hablaste después. —le dijo a la figura de Elathan del espejo. —Perfecto ¿Dónde está? Nosotros iremos a ayudarlos en cuanto nos desocupemos—respondió Elathan con una sonrisa. —Estamos en el ala oeste del castillo. En el… Mientras Fenrir daba las indicaciones mi mirada se dirigió a la figura de Amarok. El hombre había estado extraño con anterioridad, pero hoy la actitud de Amarok era tan desganada. Tan melancólica. —Llegarán en unos segundos—nos dijo Fenrir. Intentando disipar la atmósfera de pesadez le dije a Fenrir. —Si ya sabías ¿Por qué no dijiste nada? —Por tres razones. La primera fue para no levantar sospechas de mis próximas constantes visitas al castillo. La segunda para obtener beneficios a cambio de la ayuda y tercera fue porque quería hacerte enfadar cuando te enteraras. —No es de extrañarse viniendo de ti—le dije mientras juguetonamente le pegaba en su brazo. —Fenrir siempre ha sido un niño mimado. El tergiversa tanto las cosas que al final siempre terminas haciendo lo que quiere que hagas. Aunque a veces no puede salirse con la suya—dijo Amarok con una media sonrisa en su rostro. —Oye, yo no tergiverso la situación. Solo me aprovecho de las debilidades de las personas para atacar sus puntos débiles, manipularlos y hacer que hagan lo que quiero—dijo Fenrir haciendo un puchero. Ante las palabras de Fenrir, tanto Amarok como yo soltamos una carcajada. —Demonios ¿Escuchaste tus propias palabras? Definitivamente lo que tú dijiste se escuchó peor a lo que yo dije—masculló entre risas Amarok. —Eso no es cierto. ¿No es así? Nox—me preguntó mientras me ponía ojos de cachorro. —Estoy de acuerdo con Amarok—le respondí intentando dejar de reír. — ¿Qué hizo esta vez Fenrir? —preguntó Elathan mientras caminaba hacia Fenrir para darle una palmada en la nuca. —Hey, yo no hice nada. Me dolió—masculló mientras se sobaba la parte trasera de su cabeza. — ¡Oh! Pobre Fenrir. Otra vez sufriste por la violencia de Elathan—dijo Conaire mientras corría hacia Fenrir y lo abrazaba juguetonamente. —Sabes a mí me pasó lo mismo—se lamentó Conaire mientras ponía ojos de cachorro sufrido. —Es que Elathan es un salvaje. Dime ¿Qué hemos hecho para merecer esto? —le reclamó Fenrir con voz juguetona. —En serio te compadezco—dijo Amarok mientras colocaba su mano en el hombro de Elathan y ponía una expresión de lástima en su rostro.

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—Yo también me compadezco de mí—respondió Elathan mientras miraba con resignación a Conaire y Fenrir abrazados y con cara de cachorro sufrido. —Oigan, nosotros somos los afectados ¿Por qué se compadecen de Elathan cuando los que sufrimos somos nosotros? —se lamentó Fenrir con lágrimas de cocodrilo en sus ojos. —De cualquier manera, tenemos que entrar ¿No es así? —dijo Elathan ignorando olímpicamente a Fenrir y Conaire. —Tienes razón—le respondí mientras también ignoraba las pucheros de aquellas dos enormes amenazas. Amarok viendo de reojo a los dos “niños” empezó a abrir la puerta. Era cierto que Amarok ya me había advertido que la habitación era más grande de lo que pensaba, pero nunca pensé hasta qué punto lo era. La habitación era casi tan grande como la cocina. Y he de decir, que la cocina es uno de los espacios más grandes del castillo debido a la cantidad de gente que trabaja ahí. Pero eso no era todo. Grandes y pequeños objetos se amontonaban en la habitación. Casi cubriéndola por completo. Entre toda la basura que cubría la habitación podía diferenciar vestidos viejos y raídos, espadas oxidadas y quebradas, armaduras tanto femeninas como masculinas abolladas y con una capa de óxido en la mayoría de ellas, zapatos, camisas, pantalones, copas, platos. Todo esto y más se encontraba enterrado en capas y capas de polvo y telarañas. —Es peor de lo que imaginé—comenté mientras pasaba al interior de la habitación. —Tengo una pregunta importante que hacer—dijo Elathan mientras entraba. — ¿Vamos a poder terminar de recoger todo esto antes de que el Rey llegue? Solo es un mes. —Si los cuatro damos de nuestra parte creo que podremos terminar—dijo Conaire con una sonrisa de suficiencia. —Yo apoyo a Conaire—secundó Fenrir mientras nos sonreía a todos. —Yo pienso como Elathan. Es mucho lo que tenemos que hacer, pero de igual manera quiero intentar limpiar por completo esta habitación. Siento que hay algo importante escondido en este lugar—dijo Amarok mientras observaba alrededor. —Entonces, manos a la obra—le dije mientras me acercaba al tiradero. Intentando motivar a los demás tomé un vestido de color amarillo y comencé a alar de el. Lamentablemente mi torpeza decidió presentarse en ese momento porque cuando intenté jalarlo este se rompió provocando que callera sobre mi trasero y una nube de polvo se elevara por la habitación. Con rapidez cerré mis ojos para evitar que el polvo entrara. Después de unos segundos entreabrí mi ojo derecho para cavilar si era seguro abrirlos por completo. Cuando me hube asegurado que la nueve se había disipado abrí por completo mis ojos. La imagen que se me presentó hizo que mis mejillas estallaran a un color rojo. Amarok, Fenrir, Conaire y Elathan me observaban con unas expresiones de diversión. Para mi vergüenza pude observar como los tres estaban temblando por el esfuerzo de contener la risa. Cuando una carcajada por parte de Conaire prorrumpió el silencio, las risas de los otros tres no tardaron en escucharse. —Po-pobre vestido ¿Qu-que te ha hecho? —se burló Conaire con la voz entrecortada de la risa. — ¿Sabes? No creo que ni Conaire ni yo podamos dañar alguno de los objetos que hay en esta habitación, ya que tú te harás cargo de eso—dijo Fenrir entre jadeos. —Ya, pues. Fue un error—les dije. —No se burlen. A cualquiera de ustedes les pudo haber pasado. Lamentablemente el intento de hacer que esos cuatro se callaran solo provocó nuevas carcajadas. —Bi-bien, ya fue su-ficiente—masculló Elathan. — ¿No creen que deberíamos ayudar al Amo Nox? Antes de que tengamos que recoger el tiradero que cause—Esto último

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lo dijo en voz muy baja. —No es justo, solo quería ser de ayuda—les dije un poco ofendido por tanta burla. —Ya, no importa—dijo Amarok mientras se acercaba a mí. —Lo que pasa es que Fenrir no puede vivir un día sin que moleste a alguien. Y parece que ahora encontró al compañero ideal para gastar sus bromas. No les hagas caso. —comentó Amarok mientras me tendía su mano en señal de ayuda. —Gr-gracias—balbuceé mientras sentía como Amarok me levantaba del piso. —Estás lleno de polvo—me comentó mientras intentaba sacudirme el polvo de mi ropa y cabello. —No creo que podamos quitar más. Solo, por favor, procura no jalar ropa de esa manera. —me reprendió mientras una sonrisa surcaba su rostro. Un carraspeo hizo que la sonrisa de Amarok desapareciera y se alejara de mí como si no se hubiera dado cuenta de que era lo que estaba haciendo. —Tenemos que empezar—dijo Fenrir algo enojado. —Tiene razón, empecemos—dijo Conaire con algo de tristeza mientras miraba de reojo a Fenrir. —Entonces, manos a la obra—comentó Elathan mientras una expresión primero de resignación y luego de determinación surcaba sus hermosas facciones. Con eso todos empezamos a recoger los objetos que recubrían la habitación. Durante el transcurso del día pudimos encontrar objetos tan diversos y divertidos, como oscuros y desconocidos. Espadas con hermosos gravados en sus hojas; espejos rotos o semi-rotos; vestidos ampones y de colores diversos un poco amarillentos por el polvo, copas de oro, plata bronce y cobre; túnicas raídas y descoloridas, armaduras llenas de óxido y abolladas; bolas de cristal con un aura un poco siniestra; cabezas de animales disecados; entre otras muchas cosas. Todo lo que íbamos descartando lo poníamos en mantas de color negro para después poder tirarlas. Y lo que nosotros consideráramos que era importante o que nos pudiera servir, los colocábamos en mantas blancas para limpiarlas y restaurarlas después. A pesar de que encontrábamos objetos algo extraños, nada de lo que encontrábamos nos decía algo sobre los planes de mi padre. — ¡Demonios! ¡Que asco! —Se escuchó un grito por la habitación proveniente de Elathan— — ¿Te encuentras bien? —preguntó Amarok yendo apresuradamente hacia Elathan el cual se todavía se encontraba maldiciendo. —Sí, es solo que encontré una cabeza disecada—dijo el hombre de color mientras se alejaba rápidamente de la zona. El pobre de Elathan estaba temblando. — ¿Otra? —pregunté mientras me acercaba a Elathan que seguía temblando. —No es como las otras—comentó Elathan mientras se acercaba a mí. —Es de un humano. Cuando mi vista se fijó en el lugar donde anteriormente estaba Elathan pude comprobar que efectivamente había una cabeza de un hombre disecada en el piso. Las náuseas por semejante visión hicieron que me alejara del lugar lo más rápido que mis pies pudieran. —Respira—escuché que alguien me decía mientras me tomaba entre sus brazos y me llevaba lejos del lugar. Soltándome con cuidado me dejó en el piso mientras seguía repitiendo que respirara. —Ahora, cierra los ojos y vuelve a respirar—me dijo la voz mientras daba círculos en mi espalda. — ¿Te encuentras mejor? —me preguntó una vez mi respiración se hubo calmado. —Sí—le respondí mientras dirigía mis ojos hacia la figura que me había tranquilizado. Para mi gran sorpresa la persona que me había estado calmando era Amarok. Pude escuchar como 3 pares de pies se acercaban hacia donde nos encontrábamos Amarok y yo.

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—Nox ¿Te encuentras bien? —me preguntó Fenrir mientras tomaba mi rostro entre sus manos. —Sip, solo me impresionó ver una cabeza disecada de humano—le dije mientras la imagen volvía a mi cerebro. Inmediatamente las náuseas que hasta hacía un momento habían desaparecido volvieron con rencor. —Hey, no pienses en eso. Respira y procura tranquilizarte—dijo Amarok mientras acariciaba mi espalda. —Señor Amarok ¿Qué hacemos con…?—preguntó Elathan mientras se acercaba a mí y me abrazaba. Su pequeño cuerpo me trajo algo de confort. —Tenemos que examinarla bien. Descubrir de quien es—dijo Amarok mientras se levantaba y caminaba hacia el lugar. —Voy a ayudarlo. Elathan Conaire ¿Podrían por favor quedarse con Nox? —Fenrir se dirigió a los dos chicos que ahora se encontraban reconfortándome. —Por supuesto Fenrir—dijo Conaire mientras lo miraba con algo de tristeza y adoración. —Ve con el señor Amarok. Parece que ocupará toda la ayuda posible—le respondió Elathan a Fenrir. —Gracias—murmuró mientras se dirigía a donde estaba su hermano. —El señor Amarok parece que está más complaciente de lo normal—murmuró Elathan en cuanto se hubo ido Fenrir. —Yo no… —Algo le ha pasado—me interrumpió Conaire. —Es como si hubiera salido de un trance. Creo que Amarok se siente un poco confundido. —Yo también pienso lo mismo. —secundó Elathan con una sonrisa. —Algo pasó entre Eileen y Amarok, pero no estoy seguro de saber qué fue lo que pasó. —Chicos, ya retiramos la… cosa esa—dijo Fenrir mientras señalaba el lugar. —Intentaremos investigar un poco sobre lo que descubrimos, si no podemos encontrar nada se lo enviaremos a Nahiara—dijo Fenrir mientras tendía sus manos para ayudarnos a incorporarnos. Amaok llegó tras su hermano también ofreciendo su mano para ayudarnos a levantarnos. Tomando la mano de Amarok pude incorporarme rápidamente, pero el movimiento causó un sonido hueco en el piso. Con curiosidad pisé con fuerza el lugar donde había percibido el sonido, haciendo que un nuevo sonido idéntico se levantara en el aire. Cuidadosamente me arrodillé y comencé a quitar el polvo que cubría el piso donde el sonido era pronunciado. Después de unos cuantos segundos de intentar eliminar el polvo con mis manos pude observar algo que me dejó la sangre congelada. En el piso se encontraba una pequeña trampilla con el mismo Fenix pintado en ella. Volteando a ver a Fenrir y a Amarok pude comprobar que sus rostros se habían llenado de asombro y miedo a la vez. A lo largo de los años en compañía de Fenrir fui capaz de saber que los instintos de los lobos eran mayores que los de casi cualquier especie y que por lo regular nunca se equivocaban. Por lo que podía leer en sus expresiones sus instintos les decían que algo increíble encontraríamos tras esa pequeña trampilla. Solo esperaba que no fuera peligroso. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX —Las ruedas del destino comenzaron a funcionar. Solo el tiempo y sus decisiones darán lugar al desenlace. Espero que ese desenlace no sea fatal para todos—dijo mi amo mientras ambos observábamos a los cinco hombre en la gran habitación abandonada del castillo. —Mi maestro está triste ¿Por qué? —le pregunté a mi señor en voz alta sin despegar mi vista del agua. —Es una historia larga y cruel que en estos momentos no te contaré. —respondió

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mi maestro. — ¿Cuándo lo hará? —Cuando todos ustedes hayan solucionado los problemas de sus almas. —Entonces no me queda más que esperar por mi destino—le dije mientras mis ojos seguían de cerca a una figura oscura. —También tienes la opción de ir a buscar a tu destino—susurró mi maestro antes de apartarse de mi mente. Buscar mi destino ¿Qué podría buscar fuera del castillo de mi señor? En mi opinión mi destino llegaría en el momento indicado. Notas finales: Como siempre les pido comentarios y sugerencias del capítulo, y no se preocupen por la edición de la historia, me pondré en contacto con mi beta y lo arreglaremos. ANUNCIOS No sé cuanta gente de Guadalajara o Jalisco lea esta historia, pero les mando un gran pésame por el accidente que hubo en la prepa 10. Me alegra escuchar que la escuela pudo hacer algo en contra de esos infelices, lamentablemente eso no borrará la pérdida de esa jovencita , ni los daños de los estudiantes. Para los que no sepan de que hablo y quieran saber, el viernes pasado un chofer de transporte público, que por lo que dicen iban o bien jugando carreritas o peléandose con otro chofer. Atropello a varios estudiantes frente a una prepararotia quienes estaban esperando el camión. Por lo que sé tres estudiantes estaban muy graves de las cuales una joven de 18 años de edad murió. Lo que da coraje es saber que esos muchachos no tenían la culpa de nada más que de estar esperando su transporte para ir a su casa y miren lo que pasó. Bueno ya sin nada que decir los dejo. Nos vemos el lunes. Volver al índice CAPÍTULO 7 LA MALDITA TRAMPILLA por Pergra CAPÍTULO 7. LA MALDITA TRAMPILLA. Estaba sentado en mi habitación mientras mis pensamientos giraban sin control. Durante el día Fenrir y yo habíamos intentado buscar pistas relacionadas con algún oficial decapitado. Alguien importante y de renombre que se pudiera hallar en los libros de historia. Pero lamentablemente no pudimos encontrar nada. En estos momentos Fenrir se encontraba hablando con Nahiara para ver si él podía averiguar algo del pobre hombre. Si alguien pudiera encontrar algún rastro casi imperceptible ese era nuestro pequeño hermano mayor. Suspirando oculté mi cara con la almohada. No podía dejar de pensar en Nox. Era tan extraño y confuso. La sensación que me causaba parecía que ya la hubiera experimentado antes, solo que no lo recordaba. Mis instintos siempre habían sido impecables. De hecho me había vanagloriado en el pasado de que era el mejor de todos los guerreros en mi manada. Pero cuando conocí a Nox pareciera que este se había desvanecido por completo. De hecho me avergüenza decir que ni siquiera me había dado cuenta de tal hecho hasta que empecé a pasar tiempo con él. Cuando mi instinto me dijo que Nox no era un hombre peligroso, me di cuenta de

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que me había fallado con él. Hasta ahora. ¿Qué diablos estaba pasando? De repente tocaron en mi puerta sacándome de mi estupor. —Pasa—le dije al que parecía ser mi hermano menor. Después de todo ¿quién más tocaría la puerta con semejante ahínco? —Amarok, ya está hecho. Nahiara dice que intentará investigar sobre el hombre. De hecho le mostré la cabeza a través del espejo. Me dijo que si no encontraba nada vendría a observar de cerca la cabeza cercenada—comentó Fenrir. —Eso es algo bueno—me limité a responder. —Has estado actuando extraño ¿qué te pasa? —preguntó Fenrir mientras se sentaba en la cama. —Nada… no, espera. Pasa algo, pero no sé qué demonios es—le dije a Fenrir mientras me sentaba. —Puede que aún esté enojado contigo por lo de Nox, pero sigues siendo mi hermano. Así que si quieres hablar sobre lo que te pasa, hazlo, te escucharé. Después de unos minutos de cavilar las palabras de Fenrir me decidí a decírselo, después de todo, comentarlo podría hacerme sentir un poco mejor. —El problema es Nox—solté haciendo que Fenrir frunciera el ceño. —Se supone que nunca me atrajo, porque estaba enamorado de Eileen. Pero ¿sabes? A pesar de que no haya pasado cada día al lado de Nox, lo he observado. Pude comprobar que es amable y humanitario es con todas los seres mágicos. Vi cómo daba asilo o trabajo a aquel que se lo pidiera. Me enteré por medio de los sirvientes que Nox siempre trataba a la servidumbre con amabilidad y que si podía les pagaba por sus servicios. De cierta forma empezó a agradarme durante los dos meses que estuvimos viviendo en el mismo lugar. —Nox es así. De hecho me extraña que no te hayas dado cuenta antes—me gruñó Fenrir. —Eso es lo que me tiene preocupado. Es… ¿Cómo describirlo? La primera vez que lo vi no recuerdo haber tenido algún sentimiento por él. Pero ahora cada vez que lo veo, puedo sentir algo… extraño, demandante. A pesar de que se supone que no había sentido nada por él, mi cuerpo pareciera decir lo contrario. Es una sensación tan parecida a… algo, pero no sé a qué. Como si ya lo hubiese sentido antes pero acabara de indnetificarlo. —Podrías estar confundiendo el sentimiento que tenías con Eileen—me dijo Fenrir. —No, el sentimiento que tenía hacia Eileen era distinto, de embotamiento. Bueno ese fue el primer sentimiento, los últimos días con Eileen parecía que mi cabeza estuviera un poco despejada. Pero… no sé. Algo está pasando. Y no tengo idea de qué demonios es—le dije a Fenrir mientras me tapaba la acara con las manos. —Yo… tampoco puedo saber qué sucede, pero hay algo que te puedo aconsejar. Tienes dos opciones, eludir por siempre tus sentimientos hacia Nox y vivir miserable por el resto de tus días, o bien, aceptar esos nuevos sentimientos. Por el momento olvida esa confusión, tal vez más adelante puedas analizar la situación, pero no en este momento. Estás demasiado alterado—me dijo Fenrir. —Ya te has convertido en un adulto. A pesar de tu comportamiento infantil, puedo ver que has crecido. Gracias—le dije mientras sonreía. —Por supuesto que ya soy un adulto—dijo Fenrir antes de lanzarme un suave golpe en el brazo. —Lo mejor será irme a mi habitación. Después de todo mañana investigaremos sobre la trampilla que hay en esa habitación. —Sí, lo mejor será que descansemos. Mañana ya nos ocuparemos de los asuntos pendientes—le dije mientras e se levantaba de la cama. —Buenas noches hermano—dijo antes de salir. —Buenas noches Fenrir. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX —No puedo abrir la maldita trampilla—gruñó Amarok mientras le daba

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patadas—Maldita inútil porquería de puerta, hija de p…—y así siguió y siguió maldiciendo a la puerta mientras le daba fuertes golpes. —Amarok ¿Por qué no…?—empecé a decir pero fui interrumpido por una gran exclamación. —Bien, ya me cansé. —dijo mientras iba a la montaña de objetos abandonados y buscaba entre ellos. — ¿Qué buscas Amarok? —pregunté mientras miraba divertido a Amarok. —Una espada— contestó mientras victorioso sacaba una es de entre los cientos de objetos, polvo y telarañas que la cubrían. —Retírense de la trampilla por favor—dijo Amarok al tiempo que se acercaba a la misma con espada en ristre. —Bien—contestamos todos al unísono mientras nos alejábamos. Amarok cerró sus ojos y aumentó el agarre de su espada. Con suaves respiraciones comenzó a relajar el agarre que tenía, para después pronunciar un hechizo—Fuego, yo te invoco. Quema, destruye, renace. Inmediatamente después de que las palabras fueron pronunciadas por Amarok la espada que tenía entre sus manos se prendió en llamas de diversos y hermoso colores. Verde, azul, amarillo, rojo, violeta, blanco. Era una combinación tan majestuosa como temible. Con un grito de guerra Amarok atacó con su espada en llamas la puerta de la trampilla. Sin embargo, a pesar de que el hechizo que usó Amarok en la espada era poderoso, una vez tocó la madera, la espada se apagó y se quebró por el golpe tan poderoso que le asestó Amarok. A pesar de los daños causados a la espada, la trampilla seguía intacta. — ¿Qué demonios sucedió? Se supone que la trampilla cedería ¿ee qué está hecha esa maldita cosa? —exclamó enojado Amarok. —Wow—fue lo único que pudimos pronunciar Elathan, Conaire y yo ante el increíble poder de Amarok. — ¿Qué hiciste? ¿Cómo lo hiciste? ¿Puedes enseñarme a hacerlo? Yo quiero hacerlo, por favor, por favor—Conaire comenzó a asediar a Amarok con preguntas y peticiones. —Hey pequeño amigo. Deja respirar a Amarok. Lo que hizo fue condensar su poder mágico en la espada para que esta pudiera prenderse. Usándola luego como bastón de hechizos, ya que al ser un lobo no puede convocar de una manera tan libre la magia como pueden hechiceros normales. Y a menos de que tengas poderes mágicos tú no podrás aprender a hacerlo. Créeme que yo intenté hacer lo que Amarok por mucho tiempo, pero nunca pude. No soy hechicero—le dijo Fenrir a Conaire intentando acallar sus peticiones y preguntas. —No es justo—se quejó Conaire. —Amarok es uno de los pocos hechiceros lobos que hay entre la especie de los cambiaformas. De hecho es el único de la manada—comentó Fenrir orgulloso. —Sin embargo, eso no me hace indestructible y asombroso. A pesar de poder manipular la magia. Cosa casi imposible entre los nuestros. No puedo hacerlo como el mejor hechicero fuera de nuestra raza. La magia está en nuestra sangre, no es manipulable. Yo fui la excepción. Además, la magia hace que como guerrero sea de la de más baja clase. No tanto como un omega, pero tampoco soy un grandioso guerrero—le dijo Amarok a Conaire. —De cierta forma, Amarok no podría compararse en el área de pelea con muchos de nosotros. Pero tampoco es un mediocre. Ha podido equilibrar su magia y fuerza de tal forma que es uno de los mejores guerreros en nuestra manada—dijo Fenrir orgulloso de los logros de su hermano. —Fenrir es muy lindo cuando presume de las habilidades de su hermano mayor—comentó Elathan haciendo que Fenrir se ruborizara. —Eso no es… —Lo es—dijo Amarok—Pero claro, mis habilidades de pelea no se comparan con las de mi pequeño hermano. A sus veinte años ha demostrado ser uno de los mejores

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guerreros en nuestra manada—lo alabó Amarok. —Eso es… —Además de que por ser tan joven, los lobos más antiguos esperan que Fenrir haga logros impresionantes—lo interrumpió Amarok otra vez, haciendo que el siempre tan confiado Fenrir se sonrojara. —Qué lindeza—dijo Conaire mientras tomaba sus mejillas y las estiraba. —Eres un gran oso de peluche. — ¿Oso de peluche? —preguntó Fenrir horrorizado—No soy un oso de peluche—se quejó. —Lo eres—contradijo Conaire. —No lo soy. —Lo eres. —Ya está bien—interrumpió Elathan. El punto es que ni con los poderes de Amarok pudimos abrir la trampilla. —Cierto, la maldita puerta—dijo Amarok mientras dirigía una mirada mezquina a la trampilla. —Yo quiero intentar abrir la puerta ahora—dijo Conaire mientras daba saltitos. —Pequeño—puntualizó Fenrir— ¿cómo abrirás la trampilla que ni siquiera Amarok pudo abrir? —Fácil—contestó Conaire. —Después de todo, creo que les puedo enseñar. Conaire se arrodilló cerca de la trampilla y puso sus manos encima de la madera. Cerrando los ojos comenzó a murmurar un tipo de mantra ininteligible para mí. En cuestión de segundos la forma de Conaire comenzó a desvanecerse para dar paso a un tipo de humo negro, parecido al de una sombra. La pequeña sombra se acercó hacia los pequeños resquicios de la trampilla. Lamentablemente una fuerza invisible hizo retroceder al chico. Después de tres intentos fallidos Conaire regresó a su forma normal. —No puede ser ¿Cómo demonios sucedió eso? Las sombras siempre pueden pasar por cualquier pequeño orificio. Excepto cuando hay luz que nos lo impida, pero ¿cómo podría haber luz detrás de esta trampilla? — ¿Eres una sombra? —preguntó Fenrir asombrado. —Pero se supone que las sombras no tienen un cuerpo definido. —Solo soy mitad sombra, mitad elemental de fuego—comentó Conaire con un poco de tristeza. —Es una larga historia. —Bu-bueno ¿por qué no intentamos algo más? —sugirió Elathan mientras miraba a Fenrir. — ¿Puedes intentar utilizar tu fuerza bruta? Es decir, eres más fuerte que Amarok, podríamos intentarlo. Sonriendo Fenrir se acercó a la trampilla. Se colocó en posición de pelea, retrocedió dos pasos y después avanzó haciendo una pirueta. Con la fuerza del impulso Fenrir pateó la trampilla. El golpe fue contundente y preciso pero la trampilla no cedió ni un milímetro. — ¡Maldita sea! Me dolió—se quejó Fenrir mientras se alejaba renqueando del lugar. — ¿Estás bien? —le pregunté mientras me acercaba a su pie lastimado. —Sí… No—dijo Fenrir haciendo una mueca. —Siéntate—le ordené mientras revisaba el pie. Cuando aparté el zapato pude ver que el pie se encontraba rojo e inflamado y con una herida en la planta. Preocupado puse mis manos en su pie con un suspiro centré el poder en mis manos. Cuando la conocida sensación de calor envolvió mis dedos supe que había dado resultado. Pude ver cómo la piel dañada se empezó aregenerar. — ¿Mejor? —pregunté. —Mejor—me contestó. —Perdón, te lastimaste por mi culpa—dijo Elathan arrepentido. —No es culpa tuya. Ninguno de los dos pensamos que algo como esto pudiera pasar—lo tranquilizó Fenrir.

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—Genial, eres un hechicero verde—exclamó entusiasmado Conaire. —Algo así—le dije mientras me ponía de pie. —No creo que podamos abrir la trampilla con la fuerza bruta o la magia. Pero no está de demás intentarlo—masculló Elathan mientras se acercaba a la bendita trampilla. Con lentitud se colocó encima de la trampilla y cerró sus ojos. Después de dos respiraciones profundas alzó sus brazos y dijo:—Venid a mí. Con estas simples palabras rayos de energía comenzaron a surgir de sus manos. Rápidamente dirigió la energía hacia la trampilla que estaba por debajo de él. Pero como las veces anteriores no cedió. Frustrado me acerqué a la trampilla intentando encontrar algo que nos ayudara a abrirla. —Un mago de electricidad—dijo Amarok mientras miraba con admiración a Elathan. —Algo así—respondió este. Ignorando la conversación de los demás comencé a revisar con detenimiento la madera. Después de unos minutos de buscar con la mirada algo que pudiera ayudarnos a abrir la maldita trampilla pude observar que había un orificio en la madera. Repentinamente una idea surcó mi mente. —Necesitamos una llave—dije haciendo callar sus conversaciones. —Una llave—repitieron al unísono. —Sí, una llave. Parece ser que es lo único que puede abrir la trampilla. —¿Cómo demonios encontraremos la llave? —preguntó Fenrir. —Puede que esté en esta habitación. Enterrada en algún lugar—sugirió Amarok. —¿Estás sugiriendo que busquemos una pequeña llave por toda la habitación? —preguntó Fenrir. —Pues sí. Aunque también existe la posibilidad de que la llave se encuentre en la oficina del rey Asbel. Podemos buscar ahí antes. —Suena mejor esa idea—dijo Elathan mientras miraba la gran habitación llena de objetos inútiles. —Iré de inmediato—avisó Amarok. —Yo te acompañaré—le dije a Amarok—. Conozco el lugar donde mi padre guarda la llave de su oficina. Después de unos minutos de indecisión Amarok accedió a llevarme con él. —Bien. Entonces irás conmigo. Los demás quédense aquí y busquen la llave—les dijo Amarok. —Iremos también contigo—masculló Fenrir. —Si vamos todos se verá muy sospechoso. Recuerda que tenemos que ocultar nuestros actos del Rey lo más que podamos. Si cinco personas irrumpimos en su oficina nos expondremos a que sus sirvientes sospechen y le informen. Quédense y busque la llave—dijo Amarok mientras se acercaba a la puerta. — ¿Vamos? —Sí, vamos. Volver al índice CAPÍTULO 8 LA OFICINA DEL REY ASBEL por Pergra Notas del autor: Hola a todos, por el momento les dejo este y el capítulo anterior. Un enorme agradecimiento a mi Beta Lady Henry Wotton que hizo un hermoso y gran trabajo al corregir el capítulo 7 y 8. CAPÍTULO 8. LA OFICINA DEL REY ASBEL.

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Asegurándonos que no nos seguía nadie, Amarok y yo nos encaminamos hacia el lugar donde mi padre escondía la llave. — ¿Hacia dónde nos dirigimos? —me preguntó Amarok. Titubeante desvié mi mirada de la de Amarok y contesté:—Al cuarto de Eileen. El paso de Amarok se detuvo precipitadamente. Suspirando me preparé para la pelea que estaba por venir. — ¿Para qué ? —Como ya había dicho, mi padre escondió una copia de la llave de su oficina en caso de que la extraviara. Como no confía en nadie la guardó en la habitación de Eileen. Pero de eso ya hace más de 30 años. Dudo que recordara que en la habitación de Eileen hubiera una llave de su oficina—le respondí mientras reanudaba la marcha. Despertando del shock inicial Amarok comenzó a seguirme nuevamente—Está bien, lo entiendo—dijo. Estaba sorprendido ¿Amarok no iba a pelear? Si hace apenas dos meses me hubiera atrevido a decirle algo como eso, seguramente me hubiera acusado por entrar furtivamente al cuarto de Eileen (lo cual es cierto), y luego me prohibiría la entrada a su habitación. Tal vez después de unos cuantos minutos peleando lo hubiera podido convencer de que él entrara y cogiera la llave. Pero ahora, solo se limitó a aceptar el hecho. Estaba pasando algo extraño. Intentando disipar el silencio incómodo que se cernió sobre nosotros comencé una conversación. —Quiero hacerte una pregunta—genial, yo y mi gran bocota ¿qué pregunta se suponía que le iba a hacer? Solo esperaba que Amarok me negara el permiso. —Está bien—maldición ¿ qué demonios le pregunto? —Si te hubieras casado con Eileen ¿hubieras accedido a tener un hijo conmigo? — Oh qué brillante pregunta, arrójale más leña al fuego. De todas formas Amarok no está ya lo suficiente tenso. —No. Puede que tu padre lo haya puesto como condición. Pero no lo hubiera podido hacer. Sorprendido por la respuesta no pude evitar preguntar:— ¿Por qué? —¿Por qué? Pues porque está mal. Una cosa es pedirme que tenga un hijo contigo y los tres lo criáramos. Pero era otra cosa muy diferente el pedirme que tuviera un hijo contigo para después quitártelo. —Entonces ¿por qué no te negaste a hacerlo? Mi padre me dijo que tú habías estado de acuerdo en tener un hijo conmigo a cambio de que yo no lo viera nunca más—dije mientras mi mente recordaba la conversación que tuvimos mi padre y yo ese día. Él solo sonrió travieso. —Digamos que no se me hacía muy inteligente por mi parte negarme a hacerlo. Quería estar con tu hermano, tenía que complacer al rey lo más que pudiese. —¿Qué hubieses hecho si el Rey te exigiera que cumplieras tu promesa? —Primero que nada, te hubiera preguntado a ti. — ¿Preguntarme? ¿Qué? —Sí, preguntarte sobre si estabas de acuerdo con tener al bebé. Si así fuera te habría propuesto que tú también podrías verlo y cuidarlo. Después de todo, el bebé también sería tuyo. — ¿Qué habrías hecho si hubiera respondido que no? —Me inventaría una mentira. —Cómo cual. —No sé. Creo que primero empezaría a narrarle un largo discurso sobre el amor. Le hablaría sobre el amor imposible como fue el mío con Eileen en un principio. Después de distraerlo lo suficiente le empezaría a hablar sobre el destino, como es que esas hebras se enlazan y al mismo tiempo se separan. Al final tocaría otro punto sobre los sentimientos de una pareja establecida y los celos. Cuando

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hubiera acabado le diría que no puedo tener hijos contigo y que por tanto nuestro objetivo no se vería cumplido. Después rápidamente cambiaría de tema y hablaría sobre lo bello que es el clima, las criaturas mágicas y los seres de luz para por último excusarme antes de que pudiera procesar toda la información sobre nosotros dos. — ¿Qué? No entendí nada—dije estupefacto. —Ese es el punto. Al final del discurso el rey estaría tan confundido que no me hubiera objetado mi incapacidad para tener hijos. —Ok—le dije con diversión. —Entonces ¿Ya has usado esa técnica con alguien? —Sí. —Y ¿Funcionó? —No. —Y querías usarla de todas formas. —Bueno, uno nunca sabe si podría dar resultado r13;sonrió divertido. Siempre me había preguntado de dónde sacaba Fenrir ideas tan extrañas y retorcidas si, después de todo, las personas que le rodeaban eran parcialmente normales. O por lo menos más normales que él Pero ahora viendo a Amarok comprendía de dónde había sacado ese carácter burlón y retorcido. —Eres un idiota—le contesté antes de meditar mis palabras. —Oye, admito que no es la mejor idea que haya tenido nunca, pero ¿qué hay de ti? Qué se te ocurre podrías decirle a tu padre ¿eh? —Déjame que lo piense un poco—le comenté mientras caminábamos por los pasillos. Después de pensar por un momento en una respuesta inteligente le dije: —Quiero hablar con usted, rey—comencé a hablar imitando la voz de Amarok: —Sé que mi obligación con el reino… no, no solo con el reino, sino también con mi manada me obliga a concebir un heredero. Sin embargo, hacerlo cómo usted lo estipuló anteriormente me resulta imposible. Puede que se pregunte por qué. Pero la respuesta es sumamente fácil. Hacerlo implicaría lastimar a la persona que más amo en este mundo. Por lo que venía a rogarle que por favor me permita adoptar a algún niño. Tal vez el pequeño no tenga nuestra sangre, pero sí la educación que necesita todo posible heredero. —Wow—exclamó Amarok. —Creo que tu idea es mejor. Aunque no por eso la mía queda descartada. —Sí, tu idea es genial. Sobre todo por el discurso del amor imposible, el destino y los celos. Y todo eso para comunicarle a mi padre que no querías tener hijos conmigo—le dije mientras lanzaba una carcajada. —Viniendo de ti se escuchó algo tonto—murmuró Amarok mientras su rostro tomaba una expresión triste. —Bien, lo admito, mi idea era una mierda. — ¿Era? —pregunté con picardía. —Está bien, vamos. Tengo que preservar algo de mi dignidad — dijo mientras me empujaba ligeramente a modo de broma—.Ya llegamos. La conversación era tan agradable que no me di cuenta de que ya habíamos llegado a nuestro destino. —Cierto—fue lo único que contesté. —Entremos—me dijo Amarok mientras abría la puerta. Pronto la vista de una hermosa cama con sábanas de color blanco y adornos en oro inundó mi visión. Al entrar pude observar que el color de las paredes seguía siendo del mismo tono azul grisáceo que tenía la habitación antes de que muriera Eileen. De hecho pareciera que el cuarto no había sido tocado desde ese fatídico día. —Busca la llave—la voz de Amarok me sacó de mi estupor. —Cl-claro—le dije mientras iba hacia el lugar donde había descubierto el escondite. La última vez que revisé, la llave estaba escondida detrás del único cuadro que adornaba la habitación de mi hermano. Pude comprobar con alivio que la llave seguía estando en el mismo lugar. Sonriendo le grité a Amarok. —Ya la encontré.

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—Eso es bueno—dijo mientras miraba la enorme cama de Eileen. — ¿Quieres que te deje solo un poco? —pregunté mientras la tristeza me embargaba al saber que el corazón de Amarok seguía preso de mi hermano. Si bien las manos de Eileen no resguardaban su corazón, su recuerdo seguía haciéndolo. El fantasma de Eileen seguía cerniéndose sobre Amarok, impidiéndome alcanzarlo. —No sé si decirlo, pero ¿realmente estaba enamorado de Eileen? —las palabras de Amarok hicieron que mi corazón comenzara a palpitar de una manera extraña. No sabía si el sentimiento que me embargaba era dolor o felicidad. O tal vez ambos. — ¿Po-por qué lo preguntas? —Al ver a Eileen la primera vez, quedé cautivado por su extrema belleza y su lírica voz. Pero ahora al ver la habitación en la que pasamos tanto juntos. Mi corazón no palpita como antes, no late dolorosamente, y mis sentimientos no caen en picado. — ¿No sientes tristeza por la muerte de Eileen? —le pregunté algo confundido. —Siento tristeza. Pero ya no siento que mi mundo se vaya a despedazar a causa de su ausencia. —Tal vez sea que estás empezando a recuperarte de su pérdida. —Cuando mi madre murió, mis hermanos, mi padre y yo caímos en una profunda depresión. La queríamos tanto… su presencia hacía tanta falta en la casa. Tardamos todo un año en poder recuperarnos parcialmente de su pérdida, y aún ahora me duele profundamente recordarla. En cambio, la pérdida de Eileen al principio fue muy dolorosa y profunda. Sentí que moriría. Mejor dicho, no quería vivir. El dolor de su muerte fue incluso más doloroso que el de mi madre. Pero en menos de seis meses parece haber menguado considerablemente, ¿por qué? Un pesado silencio se estableció en el cuarto. La tristeza y confusión se podía palpar en el ambiente. Amarok se veía confundido e irritado. —Yo conocí muy poco a mi madre—rompí el silencio—. De hecho apenas tengo recuerdos sobre ella. Cuando tenía siete años mi madre desapareció. Supongo que murió. Sin embargo, a pesar de que no tengo muchos recuerdos de ella, hay uno en particular que está grabado en mi alma. Cuando era pequeño mi madre me enseñó a respetar a todos los seres vivos por igual. Hasta mis amigos cercanos eran sirvientes. Recuerdo que un día uno de ellos me hizo enojar. Sin pensarlo lo empujé y salí corriendo en dirección a mi madre, que obviamente me regañó por mi conducta y me obligó a disculparme con él. Indignado le pregunté por qué tenía que disculparme con él, mi amigo había sido el culpable de mi mal humor. Ella solo sonrió y me dijo: —En estos momentos tus sentimientos están en la superficie. Sesgan tu mente y no te permiten ver lo que estás haciendo. Te aseguro que día de mañana te arrepentirás de haber actuado así. Como era de esperarse, yo no le creí. Fui a buscarlo, me disculpé y pasé todo el día castigado en mi habitación. Al día siguiente estaba arrepentido por mis actos. Alarmado busqué a mi madre para disculparme. Vagué por los pasillos del castillo hasta que pude hallarla. Después de una larga e íntima disculpa con mi madre le pregunté por qué había actuado como lo había hecho. Ella me sonrío y dijo: —Como dije ayer, los sentimientos nublan la razón. Impiden que veas las consecuencias de tus actos. Asustado le pregunté la manera de poder evitar actuar como lo había hecho. Ella contestó: —Aleja de tu mente el problema. En el momento que veas que tus sentimientos se desbordan tienes que dejar de pensar en lo que te aflige. Sal, respira, si es

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posible diviértete. Cuando hayas despejado tu mente vuelve a pensar en lo que te aqueja. Verás como la solución es más sencilla de lo que crees. Después de que mi madre desapareciera, y conforme fui creciendo me di cuenta que ese consejo fue uno de los más útiles en mi vida. Y no solo para cuando la ira me embargaba, también la tristeza, la confusión, la ansiedad, entre otras muchas emociones que amenacen con ser demasiado para mí. En este momento te encuentras confundido. Las emociones que se agolpan en tu pecho no te permiten ver con claridad la respuesta a esa pregunta. Te recomendaría que en este momento te olvidaras de ese problema y te centraras en otras cosas. Cuando sientas que tu mente se encuentra más estable entonces vuélvete a hacer otra vez esa pregunta. Tal vez así halles una respuesta. Un prolongado silencio se volvió a establecer en la habitación. Sin embargo, el ambiente era menos tenso y más conciliador. Después de unos minutos la voz de Amarok se alzó entre los dos. —Tu madre es una mujer muy sabia. Tienes razón, intentaré enfocarme en otras cosas. Tal vez más adelante pueda encontrar la respuesta a las preguntas que tengo sobre Eileen—dijo mientras se dirigía a la puerta y la abría—.Lo mejor será ir antes de que pase algo . Además necesitamos eludir a la servidumbre de tu padre. —Tienes razón— concordé mientras rápidamente me dirigía hacia la puerta abierta. —Tenemos que hacer esto rápido. Pero no creo que tengamos problemas con los sirvientes, tengo una idea. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX —Muy bien, solo tienes que apuntar a la puerta. Recuerda utilizar tu magia—murmuré a Amarok mientras este sostenía la espada que habíamos tomado de la armería. —Okay, solo asegúrate de que nadie nos vea—me dijo mientras invocaba las llamas en la espada, como la última vez. —A diferencia de las habitaciones de mi padre y su oficina. Este lugar solo es vigilado por una persona, y solo pasa a comprobar que todo siga en orden al medio día. No se queda por mucho tiempo ni tampoco mantiene la vigilancia. Nadie nos verá, no hasta dentro de media hora. Tiempo suficiente para prender fuego en el almacén y escondernos. —¿Por qué nadie vigila con mayor atención el almacén? —Porque ese almacén contiene todos los objetos que ni mi padre ni mi hermano quisieron usar. Son “desperdicios”. Solo lo vigilan por órdenes de mi padre. —Imagino que la paranoia de tu padre es muy grande. —Sí, algo como eso. Como sea, cuanto más pronto iniciemos el plan de distracción, antes podremos entrar a la oficina de mi padre. Con eso en mente Amarok avanzó hacia la puerta del almacén. Cuando estuvo cerca apuntó la espada a la madera de la puerta. Sin siquiera tocarla murmuró unas cuantas palabras haciendo que el fuego que manaba de la espada saliera disparado en dirección a la madera de la puerta del almacén. Por suerte el fuego no tardó en prender la madera. Una vez que la puerta se incendió nos alejamos rápidamente hacia los jardines donde aparentamos estar hablando sobre asuntos de negocios. —Solo hay que esperar a que nos avisen del fuego—le susurré a Amarok. —Espero que se den cuenta. —Lo harán. Ya lo verás. — ¡Señores! —se oyó un grito. — ¿Lo ves? —le dije mientras me dirigía hacia la persona que había gritado. Para nuestra buena suerte era el sirviente principal de mi padre. — ¿Qué sucede? —Fuego.

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— ¿Fuego? ¿Hay fuego en el castillo? ¿Dónde? —exclamó Amarok alterado. —En el almacén principal—fue lo único que respondió el pobre hombre. —Entonces a qué estas esperando. Reúne a todos los sirvientes y apaguen el fuego. También asegúrense de inspeccionar todo el castillo. No quiero que el fuego nos tome por sorpresa—ordenó Amarok. —Pero se-señor ¿Qué dirá el rey Asbel? —Probablemente se enoje si es que se entera. Pero no diremos nada—le dije al nervioso hombre. — ¿En s-serio? —Sí, es en serio. Solo hay una condición. Apaguen el fuego y revisen el castillo a fondo en busca de algún otro incendio. —Sí, señor—dijo mientras se iba rápidamente a cumplir con las órdenes. —Bien—dijo Amarok mientras me tomaba del brazo. —Vamos. Hay que aprovechar la confusión. Caminamos entre los pasillos intentando pasar desapercibidos. Por suerte para nosotros pudimos llegar a la oficina, ahora desprotegida, de mi padre sin ningún contratiempo. —Abre la puerta—susurró Amarok. Con cuidado saqué la llave de mi túnica y abrí la puerta. No sin antes asegurarme de que estaba vacío el pasillo. Cuando estuvo abierta Amarok y yo entramos con rapidez. —Tenemos que buscar una llave que coincida con la trampilla. —Entiendo. Nada de llaves nuevas—murmuré mientras comenzaba a revisar la oficina de mi padre. A pesar de que la oficina era pequeña, contenía cientos de rebuscados escondites, cajones y resquicios que tenían que ser revisados. Gracias a que había vivido siempre en el castillo pude encontrar todos los escondites, lo que nos facilitó la búsqueda de la llave. — ¿Algo nuevo? —preguntó Amarok después de treinta minutos de búsqueda. —Nada aún—dije mientras me sentaba en el piso y observaba las llaves que habíamos encontrado. —Lo mejor será probar todas esas llaves en la trampilla. Dudo que alguna sea la correcta pero no quiero pecar de confiado. —De acuerdo—dije mientras tomaba las llaves y las guardaba en mi túnica. — ¿Crees que podamos encontrar algo más aquí? —me preguntó Amarok mientras sus ojos recorrían la oficina. —No. Hemos buscado en todos los escondites posibles. A menos que haya algún otro que nunca hubiera podido hallar, dudo que encontremos más que esto. —Entonces, arreglemos la oficina lo mejor que podamos y regresemos. Después devolveremos las llaves a su lugar. —comentó Amarok mientras se levantaba del frío suelo y comenzaba a ordenar la oficina. —Muy bien—dije mientras también me levantaba. —Solo asegúrate de dejarlo como estaba antes de entrar. —Lo haré—respondió Amarok. Volver a colocar todo en orden costó alrededor de cuarenta y cinco minutos. Cuando por fin quedamos satisfechos con la posición de los objetos salimos rápida y cuidadosamente de la oficina. Con paso decidido nos dirigimos hacia el lugar donde se encontraban Fenrir, Elathan y Conaire. Por el reciente “incendio” los pasillos que habitualmente estaban llenos de vida ahora estaban vacíos. Agradeciendo la grandiosa idea de quemar la puerta del almacén nos dirigimos sin ninguna escala a la habitación del Fénix. Cuando llegamos las preguntas no se hicieron esperar. — ¿Encontraron algo? —preguntaron los tres hombres que nos esperaban expectantes. —Sí, pero no—les dije.

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— ¿Eso qué quiere decir? —me preguntó Elathan que fue el único que pudo articular palabra. —Pudimos entrar a la oficina del rey y revisar hasta la más pequeña parte pero no estamos seguros de que alguna de las llaves que encontramos sea la correcta—comentó Amarok. —Entonces trajeron algunas llaves con ustedes—dijo Fenrir mientras se me acercaba. —Dámelas, dámelas, dámelas. Yo quiero intentarlo—canturreaba Fenrir. —Está bien. Toma las llaves e intenta abrir la trampilla—le dije mientras le tendía siete llaves distintas. —Yo también quiero alguna—se quejó Conaire mientras perseguía a Fenrir. —Pero yo quiero abrir la trampilla—dijo Fenrir mientras elevaba las llaves impidiendo que Conaire las pudiera alcanzar. —Fenrir ¿puedes dejar de comportarte como un niño y darle algunas llaves a Conaire? —preguntó Amarok mientras observaba a Fenrir con diversión. —Bien—contestó Fenrir—Pero solo porque Amarok lo dijo. —Esos dos se comportan como niños. Se supone que ya son adultos—se quejó Elathan mientras veía cómo ambos insertaban una por una de las llaves. Como supusimos ninguna de las llaves fue la correcta. —Entonces solo queda una opción ¿no es así? —preguntó Fenrir a nadie en particular. —Rogar porque la llave se encuentre en esta habitación. Y que podamos encontrarla—contestó Amarok mientras soltaba un suspiro de resignación. —Y que podamos hacerlo antes de que mi padre regrese. Notas finales: Perdón por la tardanza, el lunes tuve que estudiar para mi examen de microbiología, el cual no estoy muy segura que me haya ido del todo bien. Pero igual como disculpa subí dos capítulos. Como siempre les pido su opinión sobre los capítulos, y nos vemos (espero no fallarles) el próximo lunes. Volver al índice CAPÍTULO 9 QUIERO SER FELIZ por Pergra Notas del autor: Hola a todos nuevamente, aquí en otro lunes yo me aparezco para subir un nuevo capítulo. Demos las gracias a lady Henry por el beteo de este capítulo. Lamentablemente no podrá seguir beteando mi historia, pero ahora mi querida Juxlen lo hará. Ella beteará a partir del capítulo 12. Sin más ni mas los dejo con la lectura. CAPÍTULO 9. QUIERO SER FELIZ. —¡Cuidado! —grité antes de correr y jalar contra mi cuerpo a Nox. Afortunadamente pude evitar que el peto le diera de lleno. —¿Estás bien? —le pregunté. —S-sí. Lo siento—dijo al tiempo que alzaba su vista hacia la mía. —No hay problema. Lo importante es que estés bien—dije mientras acariciaba su mejilla llena de tierra. Ante la caricia Nox se estremeció ligeramente y me miró

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con un poco de anhelo y confusión. Desde que Nox y yo nos casamos, sentimientos entremezclados han estado dando vueltas en mi cabeza. Anhelo, tristeza, desesperación, confianza, desconfianza. Pero por sobre todos ellos resalta la sensación de haber olvidado algo verdaderamente importante. Y por más que fuerce a mi cerebro a recordar este parece reusarse a hacerlo. —Oye Amarok. Te tengo malas noticias. Ya revisé la cabeza del hombre que encontraron pero tampoco pude observar nada relevante. Pero… ¡Oh! lo siento ¿Interrumpo algo? —preguntó Nahiara mientras nos observaba con diversión. —N-no, para nada Nahiara—dijo Nox mientras se apartaba de mí. No pude evitar maldecir lo inoportuno de mi hermano mayor. —Entonces tampoco has hallado nada. —Nada, he buscado todo un mes y ahora que veo la cabeza más de cerca estoy igualmente lejos de encontrar respuestas que hace un mes—refunfuñó Nahiara mientras se acercaba a Nox y quitaba la tierra de su rostro. —Entonces por el momento ¿qué nos recomiendas hacer? —le pregunté a Nahiara mientras este limpiaba la mejilla de Nox. —Que sigan buscando la manera de entrar a la trampilla. Creo que yo también empezaré a buscar la manera de abrirla—comentó Nahiara mientras analizaba mi cara para ver posibles manchas de suciedad. —Por cierto ¿algún signo de tu padre? —No—contestó Nox mientras veía la habitación algo más vacía que al principio. El padre de Nox, el rey Asbel anunció que se iba de viaje por un mes en busca de aliados. Pero ya había pasado poco más de un mes y no había signos de este. —Bueno, por el momento tenemos que estar atentos. Hay que aprovechar su ausencia. Solo esperemos que no nos traiga problemas mayores después—murmuró Nahiara. —Bien, la comida ya está servida. Fenrir, Conaire y Elathan ya están en la mesa. —Iremos de inmediato—le dije en un intento por quedarme un poco más a solas con Nox. —No te lo estoy diciendo para que me corras. Te lo estoy diciendo para que vengas en este preciso instante junto conmigo—dijo Nahiara con una sonrisa peligrosa en su rostro. Demonios cuando Nahiara se enojaba era una persona de temer. Hasta Fenrir sabía que era mejor obedecer a Nahiara cuando su estado de ánimo era ese. —Entonces vamos—tomando la mano de Nox me adelanté al comedor. —Tu hermano es una persona muy dulce—dijo Nox cuando estábamos a una distancia considerable. —No lo has visto enojado—susurré. — ¿Perdón? —No, nada. No importa. Después de todo puede que tú nunca lo veas en ese estado—le dije mientras entrábamos en el comedor. —Vamos Elathan, siéntate y come con nosotros—se escuchó la voz de Fenrir. —No, y no insistas. Solo quieres una excusa para comenzar a comer sin tus hermanos y Nox—respondió Elathan inflexible. —Vamos, mira ya llegaron ¿podemos comer? —preguntó Conairecon ojos de cachorro. —Falta Nahiara—respondió secamente Elathan mientras le daba un golpe en la cabeza a Conaire. —Se supone que tú, menos que nadie, puede comer. Conaire. —Lo siento, pero tengo hambre—respondió en un puchero Conaire. —Ya pueden empezar. No te preocupes por los modales Elathan—dijo Nahiara que en ese momento iba llegando al comedor. — ¡Genial! —gritaron ambos mientras comenzaban a engullir su caldo. —Ustedes dos, siéntense a comer—dijo Nahiara. Me acerqué a Nox con la intención de sentarme junto a él, pero Nahiara dirigió a Nox al lado de Fenrir y se sentó justo al otro lado libre de Nox. Con mal humor me senté al lado de Nahiara. Tal vez solo era mi impresión, pero sentía que desde que Nahiara llegó,

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intentaba interponerse entre Nox y yo. Por unos minutos el comedor quedó en un profundo silencio. Sin embargo, era cómodo . Cuando por fin acabamos de llenar nuestros estómagos Nahiara se pronunció. —Tenemos que hablar—dijo al tiempo que observaba a todos y cada uno de los presentes—.A pesar de que no he podido averiguar nada sobre el hombre cuya cabeza encontraron siento que es un hecho importante para nuestra búsqueda. Pero en este momento no es algo urgente. Nuestra prioridad será abrir la trampilla. Tal vez la información que buscamos podría estar detrás de ella. —Eso podría ser verdad—dijo Nox mientras jugaba con la cuchara. —Ya analicé la trampilla. La magia no servirá de nada con ella. Tendremos que encontrar la llave. Estoy de acuerdo con ustedes en buscar la llave entre los escombros de la habitación. Intentaré investigar alguna otra manera de abrir la trampilla. —Entonces es por eso que ni en mi forma de sombra pude pasar ¿no es así? —preguntó Conaire. —Exacto. Sea lo que sea que esté oculto en esa trampilla es importante—Nahiara nos miró a todos con seriedad—. Por el momento olvidémonos del rey. Algo está tramando, pero si nos preocupamos por él ahora no vamos a obtener respuestas. —Tienes razón Nahiara. Entonces lo mejor que podemos hacer es seguir buscando la llave—comentó Fenrir mientras se paraba de la silla—. No hay tiempo que perder. —Oye Nox ¿te gustaría ayudarme? —le preguntó Nahiara a Nox. ¿Qué pretendía? —No soy bueno con esas cosas, lo mejor será que ayude a los demás a limpiar el lugar—respondió Nox mientras componía una bella sonrisa. —Oh, bien—contestó Nahiara—lo intenté—murmuró para que Nox no pudiera escucharlo. Con un poco de irritación y curiosidad me rezagué del grupo para poder hablar con Nahiara a solas. — ¿Qué demonios está pasando Nahiara? —le pregunté. — ¿De qué hablas? —me preguntó con fingida inocencia. —Sabes muy bien de que hablo. Desde que llegaste no nos has dejado a solas a Nox ni a mí. —Así que ahora quieres a Nox—me gruñó—. La última vez que hablé contigo me dijiste que nunca lo amarías. Que siempre lo odiarías. —Eso fue antes. —Y ahora qué ¿no es lo mismo? —No—ante mi simple respuesta Nahiara frunció el ceño. —Ahora sé que fui un imbécil ¿bien? No debí juzgarlo como lo hice. Pero tienes que entender que estaba muy dolido. Además Nox siempre trató mal a Eileen. —Y ahora ¿qué es lo que cambia? —Nox no es la persona que pensé que era. En este momento ni siquiera recuerdo por qué me enamoré de Eileen. — ¿No lo recuerdas? —preguntó Nahiara. —No lo recuerdo con claridad. Por más que pienso sobre ello no puedo dar con el porqué. —Qué fue lo primero que te atrajo de Eileen. Guardé silencio por algunos minutos intentando recordar ese día—. Su voz, su aspecto, su sonrisa. —Bien, no me interpondré más entre ustedes dos. Pero eso no quita que pueda divertirme—amenazó Nahiara mientras me dirigía una bella sonrisa. —Ahora ve a ayudar a los demás. No querrás escuchar las quejas de Fenrir. —Tienes razón.—dije mientras me alejaba de Nahiara. Sin embargo, antes de salir de la vista de mí hermano dije:—Gracias. No sé qué es lo que sucedió con Eileen. Solo dame tiempo para analizarlo. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

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Vi cómo mi hermano se alejaba de mí después de agradecerme. —De su voz, aspecto y sonrisa—murmuré más para mí que para que alguien lo escuchara. Al parecer Eileen había hecho algo. Pero ¿qué? ¿Por qué? y ¿cómo? Esas eran preguntas que en este momento no podía resolver, aunque más tarde podría. Después de todo no hay pregunta sin respuesta. Solo una persona que no sabe dónde buscarla . Sonriendo me alejé del comedor. Puede que haya decidido dejar de interponerme entre Nox y Amarok, pero mi pequeño hermano se llevará una no grata sorpresa. Tal vez así aprenda a no meterse en tantos problemas y a no ser un imbécil. Ahora solo me faltaba seleccionar cuál de todas esas historias le avergonzaría más a Amarok. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX La habitación estaba mucho más vacía que hace un mes. Sin embargo, seguía habiendo bastantes adornos. Para mi buena suerte, Nahiara decidió cumplir su promesa y no se interpuso entre Nox y yo durante toda la jornada. Pero no debía de ignorar su amenaza, lo más seguro era que la cumpliera. —Amarok ¿esto sirve de algo? —me preguntó Nox mientras me enseñaba un pequeño juguete de madera, que estaba tan desgastado y viejo que su figura se veía desvanecida casi por completo. Por un momento pensé en decirle a Nox que lo tirase, pero después recuerdos de mí y mis hermanos jugando con juguetes de madera parecidos a este llegaron a mi mente. Repentinamente el pensamiento de tirar el juguete hizo que se me revolviera el estómago. Cuantos niños habrían jugado con ese juguete. —Sí—contesté no pudiendo pensar en tirarlo—. Lo arreglaré, así que dámelo—tomando con cuidado el pequeño pedazo de madera lo guardé en mi túnica. —Te gustan los juguetes ¿No? —preguntó Nox mientras me sonreía. —Sí. Cuando éramos niños nuestro padre nos hacía juguetes como estos. Nahiara, y yo nos divertíamos durante horas jugando con ellos horas . Sin embargo, cuando Fenrir nació, nuestra madre se debilitó. El parto fue muy difícil. A los pocos meses de nacer Fenrir nuestra madre murió. Caímos en una gran depresión. Pero, a pesar de todo Nahiara fue el primero en comprender que teníamos que cuidar de un nuevo integrante de la familia. Comenzó a hacer de madre sustituta para Fenrir, pronto yo me uní para cuidar a nuestro pequeño hermano. Lamentablemente mi padre jamás se recuperó de la pérdida de su pareja. Poco a poco su mente se fue debilitando. En estos momentos nosotros estamos preocupados por la manada. Nahiara no cree que pueda durar mucho en la posición de alfa. Las tallas de madera fue lo único que nos quedó de la época en la que mi padre era feliz. Por eso es que les tengo tanto aprecio a los. Porque a pesar de que Fenrir nunca conoció a un padre cariñoso, las tallas de madera le dieron toda la diversión y el cariño que mi padre puso en esos juguetes.. Aun así no puedo evitar sentirme culpable. No pude darle el amor de un padre, no pude convencer a mi padre para que amara a su hijo.—No lo sabía—dijo Nox mientras se enjuagaba las lágrimas. —Hey, no tienes por qué llorar—le dije mientras acercaba mi mano y limpiaba una lágrima de su mejilla. —Pero es que. No es justo. Fenrir debió recibir el cariño de su padre por medio de él, no de un juguete. Y no te debes de sentir triste por no poder proporcionarle a tu hermano ese tipo de amor. —Lo sé, no es justo. Pero lamentablemente es lo que pasó. Nahiara y yo lo cuidamos y educamos de la mejor manera que pudimos. Pero a veces creo que no fue suficiente—le dije mientras lo abrazaba al hombre—. No llores. Fue nuestra por

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no poder hacer ver a mi padre más allá de su dolor. —No fue culpa de nadie más que de mi padre—dijo Fenrir mientras entraba en la habitación—. Sé que a veces ustedes se sintieron impotentes por las negativas de nuestro padre de hablar conmigo. Más que impotentes, culpables. Pero no es culpa suya, es de mi padre. Cuando madre murió él ya no quiso saber nada de su familia. —Es razonable lo que dices, y tanto Amarok como yo lo sabíamos. Aun así eso no quitaba la culpabilidad y la tristeza que nos embargaba a ambos cuando mi padre te rechazaba. —dijo Nahiara entrando poco después que Fenrir. —Que mi padre te hiciera llorar, en vez de sonreír hacía que la rabia me superara. —admití. —Lamentablemente por más que lo intentáramos nunca pudimos lograr nada—se lamentó Nahiara. —Era como si diéramos un paso y retrocediéramos dos—secundé a mi hermano. —Intentamos darte todo el cariño y el afecto que pudimos—siguió Nahiara. —Pero había ocasiones en las que sentíamos que no era suficiente—le dije. —Fue suficiente. No saben la admiración y el respeto que les tuve. Que les tengo aún. Ustedes dos fueron mi padre, madre y hermanos. Procuraron que nada me faltase, me dieron la mejor educación y la mejor de las familias. Si mi padre no quería unirse¿no creen que es su problema? Si él no quiere ser feliz, nadie lo obliga. Lo único que gana es ser un hombre amargado y solitario. Las palabras de Fenrir me hicieron abrir los ojos. Miré al hombre que tenía en mis brazos y recordé la época en la que solo maldecía y lamentaba mi pérdida. Sin darme cuenta de que me estaba comportando exactamente igual que mi padre. ¿Cuál era la diferencia entre él y yo? La respuesta es fácil. Antes de que fuera demasiado tarde abrí mis ojos y vi lo que tenía a mi alrededor. Como dijeron mis hermanos tenía más de lo que en un principio pensé . La tristeza e ira me impedían verlo. Pero ahora soy consciente. Puedo verlo y tocarlo. Hacerlo es tan adictivo que nunca más me dejaré llevar por la tristeza. Quiero ser feliz. Quiero ser feliz a lado de mis hermanos. Quiero reír junto con mi pueblo. Quiero amar con Nox. Quiero formar una familia con todos ellos. Y como dijo Nahiara antes de contraer nupcias con Nox. La felicidad siempre estuvo a mi alcance, solo tenía que ser lo suficientemente fuerte para poder obtenerla. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX El brillo de los dos rubís me cegó momentáneamente. Al parecer las cuerdas del destino estaban empezando a tejerse. Y para buena suerte nuestra, lo estaba haciendo en la dirección correcta. —Prepara esos rubíes. Pronto estarán en las manos de sus verdaderos dueños. Ya falta poco. Muy poco—dijo mi maestro en mi cabeza. —Entonces ¿Ahora puedo tocarlos? —Ahora puedes hacerlo. Pero no es momento aún de entregarlos. Por lo que solo prepáralos para su largo viaje. —Como usted lo ordene mi señor. Notas finales: Muchas gracias por todos sus comentarios. Y como siempre les pido comenten y me digan sus opiniones, recuerden que el pago de los autores es u simple comentario por más pequeño que sea. Nos leemos el lunes.

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Volver al índice CAPÍTULO 10 HISTORIAS Y LEYENDAS DE LOBOS por Pergra Notas del autor: HOLA A TOD@S Primero que nada, una disculpota por no haber actualizado el lunes. Según yo lo tenía muy presente pero a la hora de la hora me sumergí mucho en el estudio y se me olvidó. Hasta hoy en la tarde cuando estaba haciendo mi tarea recordé que no había actualizado. Bueno ya dejando de lado eso los dejo con el siguiente capítulo beteado por Lady Henry Wotton. CAPÍTULO 10. HISTORIAS Y LEYENDAS DE LOBOS. Las pequeñas manos de Nox comenzaron a empujarme. Un poco desconcertado lo miré. Nox solo me sonrió y murmuró. —Ve con Fenrir y Nahiara. Te necesitan en estos momentos. Comprendiendo lo que quiso decir. Acerqué mis labios a su frente y le di un suave beso. —Lo haré, gracias pequeño—le dije mientras lo soltaba y me acercaba a mi hermanito. Fenrir siempre había sido afectuoso. Pasando mis brazos por dos de los seres más importantes de mi vida, les di un gran abrazo y les dije:—Somos unos grandes tontos. Siempre preocupándonos por cosas que están fuera de nuestras manos. Pero eso solo refuerza nuestro cariño ¿no lo creen? Nahiara me sonrió correspondiendo el abrazo. —Lo sé. Pero somos sumamente afortunados. No pude haber pedido una familia mejor. Me alegro de tenerlos a mi lado—dijo mientras ocultaba su rostro en mi pecho. —Vamos Nahiara. Se supone que debes estar feliz, no llorar—dijo Fenrir al tiempo que obligaba a Nahiara a mirarlo. —Tonto, por supuesto que estoy feliz. Solo que las estúpidas lágrimas no quieren detenerse. —Basta ya de lloriqueos, tenemos mucho que hacer—les dije mientras me separaba de ellos. —Fenrir ¿pudieron deshacerse de las cosas? — pregunté sonriéndoles a mis hermanos. —Sí, pudimos. De hecho Conaire y Elathan se están encargando de las últimas—respondió Fenrir sonriente. —Qué extraño—habló Nox mientras miraba a Fenrir con el ceño fruncido. —¿Qué es extraño, pequeño? —ante la palabra “pequeño” Nox se sonrojó sobremanera, así se veía muy lindo. —Bueno, es extraño que Fenrir haya dejado solo a Conaire. Después de todo en el último mes ni Fenrir ni Conaire se separan para nada. Ustedes dos son una real amenaza juntos. —Oye, eso no es cierto—se quejó Fenrir. —Vamos hermanito. Los dos juntos son todo un lío. Por cierto ¿qué es lo que le ves a Conaire? ¿Por qué te atrae tanto? He pensado mucho en eso, pero tengo muchas suposiciones, ¿es por qué se comporta casi igual a ti? ¿Es por su elevado carisma? ¿Por su buena apariencia? —preguntó Nahiara mientras lo miraba de forma traviesa. —Somos amigos, solo amigos—farfulló Fenrir mientras desviaba la mirada. —Amigos ¿eh? —dijo Nahiara mientras comenzaba a caminar alrededor de Fenrir—. Eso quiere decir que está disponible—decía mientras hacía movimientos coquetos. —No te importa ¿Verdad? Después de todo solo son “amigos” —marcó la palabra

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amigos, como si quisiera dejar algo en claro. —Y-yo no he dicho eso—se quejó Fenrir. —Oh vamos. No creerás que Conaire se iba a quedar soltero tanto tiempo. Es un chico encantador, si no soy yo puede que alguien más se interese por él—comentó Nahiara como quien no quiere la cosa. — ¿Otros? —preguntó Fenrir al tiempo que su cara se ensombrecía. —Creo que tengo que ir a ver cómo van Elathan y Conaire. Ya están tardando. —masculló al tiempo que salía presuroso de la habitación. Una carcajada por parte de Nox rompió el silencio que se había establecido por la salida de Fenrir. El sonido de esa risa era celestial que hizo que mi corazón saltara de alegría. —Fenrir sigue siendo un niño—dijo Nox al tiempo que se secaba las lágrimas provocadas por la risa. —Un niño del que tenemos que hablar—dijo Nahiara repentinamente serio. —Amarok ¿sabías que Fenrir puede ver el hilo que entrelaza las parejas? —me preguntó al tiempo que miraba tanto a Nox como a mí. Yo solo me quedé lívido ante la noticia. —¿Eso tiene algo de malo? —preguntó Nox dirigiendo su mirada de Nahiara a la mía. —Sí y no. —le respondí mientras observaba a Nahiara. — ¿Cómo te enteraste? —Eso es lo de menos—respondió Nahiara mientras dirigía su mirada a Nox—. ¿Por qué no vamos a tu habitación Nox? Lo que te tenemos que decir es de suma importancia. A pesar de que a esta habitación casi nadie entra no quiero confiarme. —B-bien, ¿ tan malo es? —preguntó Nox al tiempo que miraba con preocupación a Nahiara. Intentando calmar un poco al hombre puse mi mano en su baja espalda. —No tan malo como crees. Solo implica que Fenrir debe madurar más. Por suerte para nosotros Conaire puede ayudarnos en eso. Después de todo si Fenrir quiere lo suficiente al chico, cosa que no dudo, y si el chico se mete en problemas serios, lo cual tampoco dudo, puede que sea suficiente estímulo para que Fenrir madure. — Entonces, no es peligroso para él ¿cierto? —De nuevo sí y no—le dije mientras hacía círculos en su espalda. —Lo mejor será explicarte con calma todo en tu habitación. —Está bien—dijo mientras comenzaba a dirigirse a su habitación. Por el paso tan rápido que llevaba Nox pudimos llegar rápidamente a su habitación. No pude evitar sentirme ansioso por entrar. La pintura del techo de esa habitación era tan bella que solo pensar en volverla a ver hacía que mi corazón latiera de anhelo. —Pasen—murmuró Nox con nerviosismo mientras se detenía en la puerta. —No estés tan nervioso Nox. No es algo de vida o muerte, solo es peligroso—murmuré en un intento de tranquilizarlo. —B-bien—contestó secamente mientras pasaba a su propia habitación. Cuando entré al cuarto mi mirada se desvió al bello mural. Era sublime y perfecto ¿quién lo había hecho y por qué? Quien sea que haya pintado esa perfecta pintura merecía muchas felicitaciones por crear semejante obra de arte. —Wow—escuché que murmuró Nahiara mientras veía la pintura. Y como me pasó la primera vez que la vi , Nahiara comenzó a llorar. Las silentes lágrimas caían por sus pálidas mejillas. —Es hermoso. Es simplemente… perfecto—murmuró mientras miraba embelesado al ángel y al humano. —No es tan grandioso—dijo Nox mientras se sentaba en su cama. —Claro que lo es—le reprendió Nahiara mientras desviaba su mirada de la pintura—. ¿Quién la hizo? —Yo—contestó Nox al tiempo que se ruborizaba. — ¿Tú? —preguntamos al unísono. —Sí, yo la hice hace tiempo.

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—Eres increíblemente talentoso—admiré. —No es gran cosa—murmuró Nox. —Lo es. Es de las mejores pinturas que he visto en mi vida y créeme cuando te digo que he visto muchas—le dijo Nahiara mientras le sonreía. —Yo no he visto tantas como mi hermano, pero te puedo decir que es la única que me ha hecho llorar. No menosprecies tu trabajo. Tienes un hermoso don. Enorgullécete por tu logro, y amigo, esta pintura es más que un logro—le dije mientras me sentaba al lado de Nox y tomaba su mano. —Es arte. —completó Nahiara. — ¿Tienes más pinturas? —Bueno, yo. Sí. Tengo más—contestó nervioso Nox. —Tienes que enseñárnoslas—dijo entusiasmado Nahiara. —Tal vez después. ¿Iban a contarme qué le pasaba a Fenrir? —interrumpió Nox a Nahiara. —Cierto. —contestó Nahiara mientras se quitaba los zapatos y de un brinco subía a la cama. —Para empezar debemos relatarle sobre las leyendas de la manada. —Tienes razón—secundé mientras miraba a Nox. —Dentro de la manada, como en casi todas las comunidades, las leyendas y los cuentos no faltan. Una de las tantas leyendas es esta: Hace cientos de años la raza de los cambiaformas comenzó a existir. A pesar de que no se sabe cómo fuimos creados, comenzamos a pisar estas tierras en forma de cambiaformas después de vencer la maldición de nuestra especie. Al principio el desorden entre las personas de nuestra raza era tal que ocasionó muchas muertes inútiles. Lo que pronto conllevó a que la raza de shifters lobos se viera disminuida considerablemente. Las peleas internas, los escasos víveres, la caza de otros seres mágicos hacia nuestra población solo empeoraron la situación. Sin embargo, pasó algo. Más bien alguien. Se dice que de la nada un hombre alto y fornido, pero con una actitud serena y decidida llegó a las tierras donde residían los cambiaformas. Cuando arribó al lugar avisó de forma autoritaria y sin lugar a discusión que él sería el que rigiera la comunidad de shifters que vivían en ese lugar. Comenzó a organizar a todos los shifters. Consiguió comida, un lugar donde vivir y que la pequeña comunidad prosperara. Con el tiempo los lobos empezaron a nombrarlo alfa con el fin de simular el nombre que la comunidad mágica les daban a los lobos que regían a sus manadas. Como era de esperarse, la comunidad comenzó a nombrarse como manada. Se dice que este hombre fue el primer alfa de la historia shifter. Pero dicen que ese alfa no se limitó a hacer prosperar su manada. Sino que todos y cada uno de sus integrantes comenzaron a conocer a sus parejas. Lo que hizo que el número de shifters aumentara. ¿Cómo lo hizo? Se cree que ese alfa tenía el don de ver los hilos que entrelazan a las parejas. Desde entonces la leyenda se dice que todos aquellos shifters que tuvieran la habilidad de ver los hilos del destino estaban destinados a ser alfas, elegidos por el mismo destino. Por la misma diosa de los lobos, Acca Larentia. —Como ves, dada la leyenda Fenrir podría ser el alfa elegido por el destino. Él será un alfa inigualable que vivirá por siglos y siglos. Hará prosperar a la manada como hace mucho que no se ha visto—completó Nahiara. —Pensé por un momento que el alfa sería Amarok—dijo Nox mientras miraba confundido a Nahiara. —Amarok está destinado a algo más. Igual de grande que Fenrir—dijo mi hermano. Sabiendo a donde se dirigía quise interrumpir su historia. —Es poco probable eso ¿cómo se supone…? —En su hombro izquierdo descansa la figura de una pequeña flor de Lycoris. Hay una hermosa leyenda para ese lunar. Lo más seguro es que ya la hayas escuchado, pero de igual forma te lo contaré. Se dice que hace mucho tiempo nuestra raza estaba maldita. La maldición consistía en la incapacidad para poder cambiar a nuestra forma de lobos a

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voluntad. Solo la luna llena podía hacer el cambio. Pero no era voluntario. Por mucho tiempo nuestra raza de shifter se consideró como una raza maldita. No podíamos cambiar a voluntad y cuando la hacíamos por medio de la luna nuestra razón desaparecía convirtiéndonos en seres sumamente peligrosos, ya que no solo nuestra razón se perdía sino que también ganábamos la fuerza y destreza de diez lobos mágicos. En la fecha de luna llena nuestros antepasados se encerraban para no poder hacerles daño a sus seres queridos. Pero un día, un mago que sufría la misma maldición comenzó a investigar. Se dice que el motivo de su investigación fue el asesinato de su propia hermana a manos de su madre. Como era de esperarse la madre al saberse asesina de su propia hija se deprimió hasta el punto del suicidio. El mago al darse cuenta de que la misma maldición corría por sus venas decidió romperla por cualquier medio. Lamentablemente pasó mucho tiempo antes de que el mago hallara la solución. Nadie sabe la manera en la quitó el hechizo, pero de lo sí están seguros es de que el mago sacrificó su vida para hacerlo. Sin embargo, en lugar de eliminar la maldición. Solo hizo que pudieran controlar a su lobo. Así fue como se inició la raza de los cambiaformas o shifters de lobo. Dicen que aquellos shifters que nazcan con la flor de lycoris en su piel están destinadas a hacer cosas grandes.—Como dije es poco probable que eso suceda—reprendí a Nahiara solo para verme interrumpido nuevamente por este. —Yo opino que la leyenda debe tener algo de cierto. Anteriormente han nacido chicos con ese tipo de lunar y aparte de que han sido los únicos hechiceros que ha tenido la manada todos ellos han descubierto avances significativos para nosotros. Han protegido a la manada y hasta han sido alfas sustitutos. —Nahiara, por favor. No hagas de esto algo más grande de lo que es—rogué mientras tapaba su boca con mi mano. Pero mi hermano solo quitó mi mano y siguió hablando. —Mis dos hermanos pequeños son impresionantes. Aunque a veces pueden ser un dolor en el culo. Pero están destinados a ser grandes —siguió Nahiara provocando que el rubor subiera por mi cara. —Nahiara ya basta—le gruñí. Pero como siempre esto solo sirvió para alentarlo más. —Fenrir ha demostrado ser uno de los mejores guerreros lobo de la manada. De hecho ha recibido ofertas de otras manadas para unirse como beta. Y Amarok ha demostrado habilidad para manipular la magia como ningún lobo hechicero—dijo mientras aparecía una enorme sonrisa en su rostro—Son impresionantes ¿no crees? —Creo que los tres son impresionantes—contestó Nox haciendo que Nahiara mirara confundido al chico. —Fenrir es posiblemente un alfa elegido por el mismo destino y la diosa de los lobos. Amarok tiene ante él un camino lleno de peligros y de gloria. Y en cuanto a ti creo que también estás destinado a ser alguien sobresaliente. Eres una persona amable y bondadosa que solo busca el bienestar de los demás. Además de ser fuerte y decidido. Pienso que tu papel en la historia será sorprendente al igual que el de tus hermanos. Por no hablar del increíble don que posees. —Y-yo no lo creo—murmuró en voz muy baja. — ¿Eh? ¿Qué dijiste hermano? —le pregunté un poco sorprendido. Tanto Fenrir como yo siempre hemos pensado en las grandes habilidades de Nahiara y su muy probable éxito. Escucharlo decir que él no creía ser una persona importante era algo extraño. —Nada, no importa—contestó Nahiara componiendo una sonrisa. —Entonces, como puedes ver Fenrir no corre ningún riesgo excesivo. Mas, como todo en la vida, su camino se verá truncado por baches grandes y peligrosos—le dijo Nahiara a Nox en un intento por cambiar de tema. Algo estaba pasando con Nahiara y me aseguraría de conocerlo, pero eso sería después. —Fenrir un alfa y Amarok un rey—repitió Nox sonriendo. — ¿Tienen más leyendas

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sobre su especie? Me encantan. —Claro Madre solía contarnos cientos de historias. Pero antes de que te contemos más, quisiera saber la leyenda de esa pintura. —exclamó Nahiara señalando con su dedo índice el techo. —Está basada en una historia que mi madre solía contarme antes de… desaparecer. —¿Puedes contárnosla? —le pregunté poniéndome cómodo en la cama. —Madre me contaba una historia asombrosa que trataba sobre un ángel llamado Arial. Decía que vivía en un hermoso mundo llamado Lauviah, que es el reino donde los ángeles habitan. Es tan hermoso y pacífico que muchos sueñan con vivir en él. Hay pastos tan verdes como solo las pinturas son capaces de mostrar. Cielos tan azules y despejados como el agua de un lago sin movimiento. Hermosas flores silvestres de vivoscolores adornan los caminos. Hay deliciosos manjares. Ríos y mares tranquilos y sin peligro alguno, donde se pueden capturar peces únicos y exquisitos. El reino de Lauviah es un mundo perfecto para el ideal mágico. Los ángeles son las únicas criaturas lo suficientemente puras que pueden vivir en ese lugar soñado para muchos. Seres hermosos capaces de surcar los cielos. Son dotados de los mejores dones que el mundo pueda proveer. Son sensuales y al mismo tiempo están llenos de pureza y rectitud. Arial era un ángel, uno de los favoritos de su especie . Con sus alas blancas y perfectas, solía volar por los cielos del mundo mágico en busca de algún necesitado, ayudándolosArial era el ejemplo a seguir para muchos ángeles. Sin embargo, un día en uno de sus viajes al mundo mágico encontró a un humano que necesitaba de ayuda. Como era su costumbre bajó para auxiliarlo. Para Arial los humanos eran seres tan impresionantes como lo son los animales para nosotros. Admiraba la vida de los humanos pero ninguno en particular había llamado su atención, no como lo hizo ese . El hombre no era gran cosa, solo un humano de cabellos castaños y ojos dorados, de estatura pequeña y complexión delicada. Si el chico era tan normal ¿Por qué captaba de esa manera la atención de Arial? Cuando el ángel de cabellos negros salvó al chico, lo abandonó. Era cierto que se sentía atraído por el chico pero eso no le daba la libertad de quedarse con él. El tiempo pasó y joven seguía rondando sin descanso en la mente del ángel. La curiosidad pudo más y poco tiempo después se enteró del nombre del muchacho. Era Axel. En un principio el ángel intentaba sacar de su mente al joven Axel, pero con el tiempo se vio haciendo excursiones al pueblo donde vivía el chico. Arial solamente llegaba y se ocultaba. Lo veía unos pocos minutos y se iba del lugar sin mostrar su presencia. Con el tiempo la simple observación fue insuficiente y el ángel decidió hacer acto de presencia ante Axel, que como era de esperarse recordaba a la perfección al ángel de largos cabellos negros y hermosos ojos color amatista. Ambos iniciaron una bella amistad. Desde ese día Arial visitaba con frecuencia al joven. Nunca descuidó sus deberes como ángel pero su mente ya no se encontraba en la ayuda del prójimo. El lugar donde vivía era sin duda uno de los lugares más hermosos que pudiera existir en el mundo, pero para Arial esa hermosura ya no era impresionante. Pronto se encontró esperando con impaciencia las visitas a Axel. Como era de suponerse los otros ángeles se dieron cuenta de la actitud extraña de Arial y no dudaron en preguntar por los problemas del ángel, que simplemente negaba que le pasara algo e ignoraba los sentimientos de preocupación de sus compañeros. En un principio Arial negaba los sentimientos que comenzaba a desarrollar por el humano. Pero después de ciertos sucesos que involucraban a Axel y a las mujeres del pueblo, el ángel se dio cuenta que los sentimientos que tenía por el humano no eran solo de amistad. Se había enamorado de Axel. Pero eso solo implicaba un problema mayor. Ceder ante los deseos carnales solo le traería problemas. Lo alejaría de sus hermanos ángeles y del lugar donde vivía. Con el

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tiempo y a causa de sus preocupaciones el ángel dejó de visitar a Axel. El tiempo que pasó alejado de este lo hizo reflexionar. El mundo donde vivía estaba lleno de los pastos y las flores más bellas del universo. La comida nunca escaseaba y los paisajes eran hermosos. Con el tiempo que permaneció alejado de Axel se dio cuenta de la majestuosidad de su lugar de origen. Más el vivir ahí ya no era suficiente. Lauviah podía tener todo lo que deseaban en el universo. Sin embargo, era incapaz de proveer algo como el amor, no fraternal ni filial. Sino el amor carnal. Arial tenía el amor de sus hermanos y amigos. El ángel poseía el amor hacia con las criaturas mágicas. El ser de alas puras podía encontrar el amor en cualquier lugar que él se dispusiera buscar. Pero entonces ¿por qué tenía esa necesidad por un amor diferente? ¿Un amor más carnal? Si en un principio el ángel dejó de ver a Axel por sus extraños sentimientos, ahora lo hacía por el conocimiento de lo que significaban estos. Arial no estaba dispuesto a dejar todo atrás por un simple humano. Lo mejor para él sería alejarse. Así que evitaba en lo posible al chico. Pero el tiempo transcurría y la inquietud de saber el paradero de Axel pudo más que su determinación. Para sorpresa y consternación de Arial, el volver a ver al chico fue un gran alivio a su corazón. A pesar de que había decidido no mostrarse ante Axel nunca más, la necesidad infundada de tener al joven en sus brazos era abrumadora. Arial volvió a observar a Axel desde las sombras. Esta actitud duró unos seis meses. El ángel observaba a Axel unas cuantas horas al día y después se iba a cumplir con su cometido. Pero se dio cuenta que no era suficiente. Un día esperó a que Axel apareciera por su ruta habitual. Sin embargo, el chico nunca apareció ante él. Con preocupación comenzó a indagar entre la gente del pueblo lo que hubiera podido sucederle. No encontrando respuestas el ángel viajó hacia la casa del chico. Grande fue su sorpresa cuando encontró al chico desmayado en el dintel de su puerta. Con gran aprensión cargó entre sus brazos al joven y lo recostó sobre su cama. Gracias a sus poderes divinos detectó el problema que atenazaba al joven. Solo era desnutrición.. Miles de preguntas surcaron su mente, pero solo una fue relevante ¿Axel se había descuidado por su culpa? Con decisión Arial cuidó del chico enfermo. Le procuraba comida y agua al muchacho. Lo ayudaba cuando las necesidades fisiológicas necesitaban ser aliviadas. Limpiaba su cuerpo y lo ayudaba a cambiar su vestimenta. Velaba porque no le faltara nada al joven humano. Esto duró diez días. Diez días que fueron necesarios para tomar una decisión. Cuando el cuerpo de Axel se hubo restablecido casi por completo Arial dejó el hogar del joven para dirigirse hacia Lauviah. El ángel recogió todas sus pertenencias y comenzó a alejarse de su reino de origen. Como era de esperarse sus hermanos ángeles intentaron impedir su partida. Al principio Arial luchaba contra ellos para poder salir del lugar. Pero hubo un momento en el que se detuvo y miró a sus hermanos y alzando su voz les dijo:. —Sin duda este lugar es mi origen, mi hogar, mis recuerdos, mi vida. Durante el tiempo que he pasado en el, me ha dado todo lo que necesito para vivir, para existir y ser. Sin embargo, hay algo que este lugar no me ha dado ni me dará. Y es el amor. Con ello el ángel se alejó de todos. Por amor dejó atrás a sus hermanos ángeles y se alejó del lugar donde había vivido toda su vida. Por amor renunció a sus dones divinos y sus alas se oscurecieron corrompiéndose. Perdió todo lo que conocía, pero ganó algo más importante. Compañía, devoción, felicidad y sobre todo, amor exclusivo.

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Con un “adiós” dicho a Lauviah, Arial se alejó marchándose hacia su nuevo hogar. Mientras se iba alejando sus alas se tornaron de color negro. Paso a paso sus alas se envolvían en una negrura tan hermosa y perfecta como solo el amor puede lograr. Se dice que a pesar de todo Lauviah le entregó un último regalo al hijo que la abandonó. Le dio el don de pasar la eternidad con su ser amado. Le dio la eternidad a Axel a cambio de la pureza de Arial. Arial dejó todo lo que conocía por amor, y Axel tuvo la paciencia para esperar por la decisión de Arial. Ambos obtuvieron algo mucho más importante que lo perdido: amor, que es el único sentimiento por el que vale la pena luchar hasta la muerte.—Eso fue simplemente hermoso—dijo Nahiara ante la historia que contó Nox. Yo estaba totalmente acuerdo. El cuadro captaba la escena donde Arial abandonaba su hogar, amigos y hermanos por la persona que más amaba. Esa historia simbolizaba el intercambio que se debía hacer para obtener el amor. El amor hasta cierto punto es el impulso que tenemos todos para vivir. ¿Qué persona ha avanzado sin amor como objetivo? Muchos podrían responder contradiciendo mi pensamiento. Pero creo que todos salen adelante y buscan el amor en pequeñas y escondidas porciones. Mirando hacia atrás no puedo creer cómo mi odio acérrimo hacia la persona que está ahora frente a mí se convirtió poco a poco en cariño y por último en amor. El odio me cegó hasta tal punto que me impidió ver lo que tenía enfrente. Cuanto más tiempo paso con esta hermosa persona, más consciente soy de mi gran error. Mi admiración por él crece y más me enamoro de Nox. Ahora me doy cuenta de lo idiota que fui. Del gran error que estaba cometiendo al cerrar mi corazón de esa manera. Puede que amar a Nox traiga consigo grandes y fuertes sacrificios. Ver desaparecer a Eileen de esa manera fue un gran suplicio. Pero, estoy dispuesto a sobrellevarlos, ya que amar a este hombre tan excepcional vale la pena a cualquierprecio . Tal vez no me pueda comparar con el ángel de la historia. Mas si la situación amerita que sacrifique algo importante para mí a cambio de mi tiempo con Nox lo haría sin pensar. Después de todo ¿Qué es tan importante como para renunciar a Nox? ¿Qué es más importante que la felicidad? XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX —Las joyas poco a poco brillan más intensamente que antes—le dije a mi maestro mientras tocaba con suavidad los rubíes. —Amarok y Nox están comenzando a transitar por su camino. Pero aún falta mucho — exclamó mi maestro en mi cabeza. —Ellos tienen que hacer un camino muy largo—comenté al tiempo que guardaba con cuidado los rubíes. —No solo ellos tienen que hacerlo. Son solo el principio de todo. —Dar unos cuantos pasos hacia nuestra meta es mejor que no haber dado ninguno—le dije mientras me levantaba y dirigiéndome hacia la enorme figura dormida en el centro de la habitación. —Estoy de acuerdo, pero recuerda que puedes salir con suma facilidad del camino—dijo mi maestro. — ¿A qué se refiere? —pregunté mientras acariciaba el cuerpo de mi maestro. —Veámoslo así. Tú tienes un sueño, un sueño hermoso y placentero. Ese sueño lo quieres compartir con el resto de las personas que te rodean. Por lo que tomas la decisión de escribir sobre tu sueño. Empiezas a escribir en papel aquellos hechos mentirosos que provocó tu mente. No haces una página ni dos. Haces veinte o treinta hojas. Pero llega un punto en el que la inspiración se acaba. Tal vez en un principio intentes recobrar las fuerzas para seguir escribiendo, y puede

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que las obtengas. Sigues escribiendo, mas el bloqueo vuelve a llegar y esta vez con mayor pesadez que la vez anterior. Puede que salgas de ese estado no una ni dos veces, sino cuatro o cinco. Y llega el buen día en el que decides dejar de escribir sobre aquel sueño maravilloso. El tiempo pasó y perdiste tu objetivo. Por lo que decides dejar de escribir. Al final tu historia quedó inconclusa. La humanidad nunca conoció el verdadero final del sueño. Eso mismo podría pasar, no solo con Amarok y Nox. Sino también con alguno de ustedes. —Solo me queda rezar para que no suceda eso. —No reces. Confía en esas personas y espera que no suceda. —Así lo haré—afirmé mientras me disponía a salir de la sala. Notas finales: Como siempre espero sus opiniones y/o críticas. Nos vemos el lunes sin falta (espero T.T) Volver al índice CAPÍTULO 11 ¿CITA? por Pergra Notas del autor: Hola a todos, se preguntaran que hago aquí un domingo, pues déjenme platicarles que el lunes no creo poder publicar, por lo que me adelantaré un día. Tengo mucha tarea, la cual planeo hacer el lunes, por lo que dudo poder publicar mañana. Sin más ni más les dejo el capítulo 11 beteado por lady Henry Wottom. CAPÍTULO 11. ¿CITA? Un mes más pasó y mi padre siguió sin aparecer. Los sirvientes se sentían desconcertados por la repentina ausencia del Rey. Y yo no podía dejar de lado mis nervios. Algo malo estaba pasando, y lo peor de todo era que no tenía ni idea de qué demonios era. — ¿Sigues despierto? —me preguntó una voz desde la puerta. —Estoy preocupado—le dije a Amarok mientras veía el cielo estrellado. Parecía gracioso como tan solo hace poco menos de un año Fenrir era el que entraba con libertad a mi cuarto. Y ahora Amarok suplió su. Desde hace un mes, después de que Nahiara y mi esposo me contaran sobre las leyendas que rondaban la manada de lobos Amarok comenzó a visitar mi habitación con regularidad. Era sorprendente cómo por fin el hombre que por tanto tiempo admiré y ame, y que aún amo, se fijara en mí. Amarok era amable y correcto. Su sonrisa y su sonora risa siempre iban dirigidas hacia mí. De sus afectos y tiernas caricias era yo el receptor. Cada vez que me sentía abrumado por el nerviosismo Amarok procuraba distraerme y confortarme. Él intentaba no permitir que cayera en la depresión o el llanto. Amarok siempre estaba velando por mí. Antes su presencia era dolorosa, un eterno recuerdo de lo que nunca podría tener a pesar de tenerlo tan cerca. Pero ahora, su presencia significaba calor, ternura, confort. De hecho, cada vez que Amarok se alejaba de mí, quería buscarlo desesperadamente y no dejar que se separase de la mí. Aunque sabía que algún día tendríamos que hablarlo, ninguno de los dos había

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tocado el tema de Eileen. A pesar de que quiera negarlo, Eileen fue por mucho tiempo un obstáculo para estar con Amarok y temo que aún lo siga siendo. —No te vayas de este mundo Nox—me sacó de mi estupor Amarok mientras se acercaba al alféizar de la ventana donde yo me encontraba sentado. —Lo siento—respondí mientas desviaba la vista de Amarok. —No tienes por qué disculparte. No has hecho nada malo—dijo al tiempo que tomaba mi barbilla y la alzaba para encontrarme con sus ojos. —El desviar tus pensamientos no es malo ¿alguna vez alguien te ha dicho que era incorrecto? Intentando liberar mi barbilla de su mano moví la cabeza. Sin embargo, Amarok mantuvo su fuerte agarre en mí. Sabiendo que no me podía zafar de la pregunta de Amarok respondí secamente:—Mi padre. —Pues tu padre es un estúpido. En un principio pensé que el rey Asbel era solo un ser viejo y con ideas un poco arcaicas. Pero mientras veo lo que te ha hecho, más me doy cuenta de la clase de bastardo que es ese hombre—dijo Amarok al tiempo que se sentaba detrás de mí y me abrazaba. Cuando mi espalda hizo contacto con su pecho mi corazón comenzó a latir con rapidez y comencé a excitarme Antes era un poco más fácil de controlarme, pero cuanto más tiempo pasaba con Amarok, más sentía que perdía el control. —Y-yo—murmuré en un intento de apaciguar a Amarok, pero mi voz salió quebrada y débil. —Puede que el rey sea tu padre. Y puede que las normas sociales marquen que le debes respeto. Mas no estoy de acuerdo con las reglas. No le debes nada —decía al tiempo que pasaba sus manos por mi abdomen. —Si algún día convivir con él se vuelve muy angustiante para ti no dudes en decírmelo. Me encargaré de alejarnos de tu padre. — ¿Harías eso por mí? —le pregunté en un susurro. —Lo haría sin pensarlo. Yo…—dijo Amarok sin terminar su oración. — ¿Tú qué? —Intrigado le insté a que terminara de hablar. —Quisiera prometerte que te protegeré de todo y todos, pero una vez hice esa promesa y no pude cumplirla. Reflexionando un poco me di cuenta que era una promesa estúpida. La muerte no tiene preferencia ni tampoco perdona. A Eileen le prometí que no dejaría que nadie le hiciera daño. Que protegería su vida con la mía. Pero a ti no te prometeré eso. — ¿Entonces? —A ti te prometeré protegerte lo mejor posible. Ya sé que por más empeño que ponga en evitar tu muerte, eso no sucederá. No me malinterpretes, no quiero que te apartes de mí, pero no creo poder ganar en contra de la muerte. Prometo proteger tu vida, y hacer de tus días lo más felices que puedas imaginar, pero esta vez no seré el único que lo haga. Fenrir, Nahiara, Elathan y Conaire estoy seguro que estarán dispuestos a ayudarme. Los cinco te protegeremos—dijo al tiempo que besaba mi cuello lenta y delicadamente, provocando en mí escalofríos de placer. —Yo también quiero prometerte algo—le dije haciendo que los labios de Amarok se separaran de mi cuerpo. — ¿Prometerme algo? —Tú no eres el único que puede hacer una promesa—volteé mi cara para cruzar mi mirada con la suya. —Te prometo que protegeré mi vida y la tuya. No te dejaré morir ni permitiré que mi vida se extinga. En mi opinión somos seis personas que nos protegemos unas a otras.. Yo confío en ti—Amarok tensó su cuerpo ante mis palabras. Temiendo haber dicho algo malo busqué algún signo en su rostro, pero su cara estaba impasible. Después de unos minutos de silencio por fin habló. —Yo también confío en que no te alejarás de mí. Confío en ti—las palabras de Amarok llegaron calaron en mi corazón. Nadie nunca había confiado de esa manera en mí. Mi padre siempre me ignoró, mi hermano pequeño me despreciaba, mi madre desapareció. Estaba tan solo y lastimado que nunca creí que nadie pudiera confiar en mí. Las lágrimas que no habían sido derramadas por largos años

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comenzaron a salir. —No llores ¿dije algo malo? —preguntó mientras limpiaba mis lágrimas con sus dedos. —No, es solo que nadie nunca había confiado en mí de esa manera—le dije entre sollozos. Amarok solo me abrazó mientras las lágrimas seguían saliendo incontrolablemente. Cuando me hube calmado él se separó de mí , observó mis ojos acercando su rostro al mío hasta darme un leve beso en los labios. Comenzó suave como una pluma. Pero continuó con más besos que se volvieron más necesitados y ardientes. Pronto Amarok estaba sobre mi cuerpo mientras yo permanecía recostado sobre el alfeizar de la ventana. Mirándonos por unos segundos pude comprobar cómo los ojos de Amarok estaban llenos de esperanza y un indicio de amor. Sus ojos eran hermosos y profundos, parecía que el color gris dominaba en ellos , pero un tenue azul se hacía notar con los destellos de la luz de luna que iluminaban la habitación. No pudiéndome resistir a sentir sus labios contra los míos nuevamente, acerqué mi rostro al suyo y comencé un torpe beso. No era muy versado en el arte de los besos ya que en mi vida había dado alguno. Las únicas personas que había besado habían sido a mi madre y Elathan, pero solo fueron tiernos y familiares besos en la mejilla. Amarok fue el dueño de mi primer beso en los labios. Por lo que no era de extrañarse mi torpeza. Por suerte para mí, mi patético intento por besar no detuvo a Amarok, que con ternura y pasión volvió a tomar posesión de mis labios. Los labios de Amarok, contrario a lo que pensaba eran suaves y tibios, demandantes y adictivos. Poco a poco me fui rindiendo ante él. Seguimos hasta que el aire hizo falta. Quebrando el beso Amarok me sonrió y bajó sus manos por mi dorso hasta llegar a la pretina de mis pantalones. Desabrochando el botón que detenía la prenda en mis caderas, coló suavemente su mano tomando mi erección. Masajeándola suavemente enviaba escalofríos por todo mi cuerpo haciendo me arquera y se acercara al dulce placer provocado por sus largos y perfectos dedos. El placer hacía que de mi boca salieran gemidos y sollozos que en otro momento serían considerados bastante vergonzosos, pero dada la capacidad de mi mente para armar pensamientos coherentes, eso era lo que menos importaba ahora. Con desesperación abrí ligeramente mis piernas para que tuviera mejor acceso. — ¿Ansioso? —preguntó con una tierna sonrisa. La pregunta de Amarok hizo que me sonrojara enormemente. Con vergüenza desvié mi mirada. —No tienes de qué avergonzarte. Mejor déjame escuchar nuevamente tus dulces gemidos. Amarok posicionó su cuerpo entre mis piernas y me dio otro apasionado beso mientras seguía acariciándome, haciendo que vibrara hasta temblar de placer, amortiguando mis gemidos con sus labios. Viendo el enorme y hermoso cuerpo del hombre lobo sobre mí sentí un intenso deseo de tocar su piel. Lentamente colé mis manos por debajo de su camisa y comencé a sentir los fuertes y perfectos músculos que se movían bajo mi tacto. Unos ligeros jadeos por parte de mi esposo me dijeron que mis caricias eran bienvenidas. —Es demasiada ropa—gruñó Amarok mientras se apartaba de mi lado y se desnudaba dejando a la vista su hermoso cuerpo. Su tonificado pecho daba paso a un ligero sendero de vello que bajaba hasta su vientre llevándome hasta su excitado miembro. —Ahora—interrumpió Amarok mis pensamientos. —Lo siguiente es esto. Se acercó y me cargó entre sus brazos sin ninguna dificultad. Aferrándome fuertemente a su cuerpo para no caer, fui llevado a mi cama. Con sumo cuidado comenzó a desnudarme. Repentinamente la imagen de mi cuerpo desnudo se me vino a la mente. No era nada en comparación con el de Amarok o el de Eileen. Seguramente cuando lo viera quedaría tan desilusionado que se iría inmediatamente. Amarok debió sentir cómo mi cuerpo se tensaba puesto que dejó de quitarme la

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ropa y me preguntó:— ¿Qué sucede? —Es solo que yo…—dije al tiempo que intentaba cubrir mi cuerpo. —Creo entender lo que te pasa—comentó. Amarok reanudó la tarea de desnudarme. Con gran rapidez mi escuálido cuerpo quedó al descubierto ante la mirada de mi esposo. Sintiendo que las lágrimas se asomaban por mis ojos a causa del próximo rechazo desvié mi mirada. —Nox—la voz de Amarok pronunciando mi nombre se oía exquisita y sensual. —Mírame. Con reticencia lo miré, me sonreía tiernamente mientras tomaba mi mano y la acercaba a su miembro enhiesto. —Tu cuerpo es hermoso, mira lo que has causado—decía mientras alojaba mi mano sobre su miembro. —No te avergüences, eres hermoso a tu propia manera. Las comparaciones no tienen cabida en este momento, así que, solo concéntrate en mi tacto. Amarok volvió a cubrirme con su poderoso cuerpo mientras esparcía besos por mi cara. Después lentamente sus labios se dirigieron hacia mi mentón y luego mi cuello, hasta llegar a mis pezones. Con sumo cuidado metió uno en su boca. Los pequeños toques de electricidad que causaban los labios de Amarok en ese lugar me sorprendieron. Nunca esperé que fuera tan sensible, hasta el punto en el que hacía que de mi miembro surgiera líquido preseminal. Ante la atención que le estaba poniendo Amarok a mis pezones, gemidos de gozo salían de mi boca. —Am-Amarok —fue lo único que pude pronunciar ante tan erótico placer. —Pronto mi amor, pronto. Hoy no llegaremos hasta el final, pero quiero que ambos consigamos nuestro placer por otro medio. Diciendo eso su boca comenzó a descender por mi cuerpo. Besó y lamió mi dorso, mi vientre, hasta llegar a mi miembro. Dirigiéndome una sonrisa traviesa comenzó a besar la punta, provocando que mi cuerpo se retorciera y gimiera de placer. Lamiendo y luego metiendo mi miembro en su boca hizo que mi mundo girara. El intenso placer del calor de su boca era inmenso. Mis gemidos comenzaron a hacerse más sonoros y descarados . Tal era el placer que nunca sentí cuando sus dedos comenzaron a viajar hasta mi entrada. Unos suaves toques en ese lugar hicieron que me percatara de que Amarok mantenía sus dedos en ella, estimulándola, y masajeándola. Ante este estímulo extra y la imagen de mí siendo empalado por el miembro de Amarok mis esfuerzos por retener el orgasmo fueron inútiles. Sin ningún aviso me vine dentro de la boca de mi esposo tan intensamente como nunca lo había hecho . Después de unos minutos intentando acompasar mi respiración me di cuenta de lo que había hecho. Me había venido en la boca de Amarok. —Amarok, yo lo siento. No quería… —Sabes delicioso—me interrumpió a la vez que me besaba. Cuando los labios de Amarok se juntaron con los míos pude saborearme en su boca. Repentinamente sentí como contra mi cadera se presionaba un objeto caliente y duro. Amarok seguía estando excitado. —Amarok, yo quiero. Quiero…—comencé pero mis palabras quedaron atoradas en mi garganta. — ¿Qué quieres? —presionó Amarok. Decidiéndome por la apasionada mirada que me dirigía mi esposo, me incorporé y recosté con mi mano a Amarok en la cama. Lentamente acerqué mi rostro a su miembro hinchado y goteante. Con la punta de mi lengua probé su sabor único. Salado y picante al mismo tiempo, para nada desagradable. Torpemente comencé a lamer su miembro. Armándome de valor comencé a introducirlo en mi boca succionando. Los gemidos de Amarok eran sublimes y alentadores, tanto así que pronto me encontré subiendo y bajando mi boca por su miembro. Pronto pude sentir cómo los dos orbes que colgaban debajo de su hombría comenzaban a contraerse, preparándose para liberar su semilla. —N-Nox, no creo que tarde mucho—susurró Amarok intentando avisarme para que me

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apartara. Negándome, comencé a succionar más fuerte. Pronto la semilla de Amarok se esparció dentro de mi boca mientras los gemidos de placer de mi esposo resonaban por la habitación. Intentando tragar el semen de mi esposo saqué su miembro de mi boca. No hube tragado todo cuando mi cuerpo fue impulsado para quedar posicionado encima de Amarok, que me dio un apasionado beso. Haciendo espacio en la cama mi esposo se colocó detrás de mí y me abrazó. —Duerme—me susurró en la oreja. Sintiéndome protegido y amado me recosté en la cama. El sueño que antes se rehusaba a venir pronto comenzó a aprisionarme entre sus garras. Mis ojos poco a poco se cerraron hasta caer en la inconsciencia. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Unos rayos de luz hicieron que me despertara. Abriendo lentamente mis ojos pude ver que el día ya había llegado al castillo. Sabiendo que pronto Elathan vendría a comprobar que estuviese despierto intenté incorporarme, pero al hacerlo, sentí que algo me impedía levantarme. Volteé mi cuerpo con el fin de identificar la razón. Cuando lo hice pude comprobar que Amarok estaba dormido con su brazo sosteniendo mi cuerpo. Repentinamente las imágenes de lo que habíamos hecho los dos el día anterior vinieron a mi mente sin ninguna consideración. Mi cuerpo desnudo y abierto ante los ojos de mi esposo. Como el sudor corría por este a causa del esfuerzo físico. Los gemidos que salían de mi boca por las suaves caricias. Pronto mi rostro adquirió un color rojo intenso. Había hecho cosas vergonzosas el día anterior. Intentando restarle importancia comencé a observar el rostro dormido de mi esposo. Los normalmente salvajes y duros rasgos faciales de Amarok ahora estaban suavizados por el sueño, dándole un aspecto aniñado. Una ligera capa de vello cubría su mentón. Sus suaves y largos cabellos se esparcían sobre las almohadas. Sus labios formaban una ligera o mientras respiraba. Amarok era hermoso y perfecto, y lo mejor de todo es que me miraba solo a mí. Cada vez que miraba a Amarok no podía evitar recordar la historia del ángel y el humano. Amarok era como el ángel de la historia. Bondadoso, grácil y divino. Ese ángel a pesar de ser una criatura asombrosa y bella se había fijado en una persona común y corriente como yo. Puede que Eileen haya apartado su mirada de mí, pero al final Amarok había decidido mirarme. —Amor ¿Qué da vueltas por tu cabeza? —me preguntó Amarok todavía con los ojos cerrados. —No pensé que estuvieras despierto—evadí. —Lo estaba desde hace rato, solo que no quería despertarte. Por eso decidí permanecer un poco más en la cama. Pero eso no responde mi pregunta ¿qué estabas pensando? —N-nada importante. —No me suena como que sea algo sin importancia. —Solo te admiraba—murmuré en voz baja. —Entonces ambos hacíamos lo mismo—me respondió. Lentamente Amarok acercó su mano a mi rostro y acarició mi mejilla. Ante la suavidad del tacto quise ronronear, solo me detuve porque sabía que hacer eso sería muy inapropiado. — ¿A qué te refieres? —Cuando desperté no pude evitar contemplarte mientras dormías. Eres tan hermoso. —No lo soy—susurré mientras escondía mi cara en las almohadas. —Claro que lo eres. —Soy demasiado alto, escuálido y torpe. —Nox, tal vez no tengas una belleza escultural, pero tienes algo que remplaza con facilidad a eso.

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— ¿En serio? —pregunté deseoso y esperanzado. —En serio, eres el ser más amable que he conocido. No importa lo mal que lo estés pasando, nunca te quejas, y ante tus seres queridos muestras una enorme sonrisa. La mayoría de los trabajadores de la cocina y aquellos sirvientes que están a tus órdenes son jóvenes que tú has recogido de la calle. De hecho si le preguntas a cualquiera de ellos la opinión que tienen de ti, todos y cada uno de ellos te elogiarán. Además de que tus manos tienen el hermoso don de crear vida. Tal vez no haya visto ninguna de las otras pinturas que has hecho, pero si consideramos que tú eres el creador de semejante pintura. No dudo que las otras sean hermosas. Y si eso no te termina de convencer hay algo aún más impresionante que has hecho. — ¿Impresionante? —le pregunté sonrojado por sus palabras. —Sí, impresionante. Has perdonado a un ser estúpido e imbécil que lo único que hizo por muchos años fue despreciarte. Y no solo lo has perdonado, le has dado la oportunidad de quedarse a tu lado y de recibir tu amor. —No creo que seas un imbécil—le dije haciendo que me sonriera. — ¡Oh! vamos Nox, hasta yo sé que fui un completo imbécil. No trates de defender a tu esposo. Solo porque sea tu esposo no le quita el hecho de que sea un idiota. —Bueno, creo que fuiste un poquito tonto. —Ya vamos progresando—me dijo para luego inclinarse y darme un suave beso. —Joven maestro Nox, ya es hora de que se levante. Recuerde que la habitación del fénix no está completamente limpia. Aún nos quedan muchas cosas por realizar. ¡Ay! Demonios, lo siento. Debí tocar primero—chilló Elathan al tiempo que salía rápidamente de mi cuarto. —Pobre Elathan, creo que le hemos dado un pequeño susto—comenté haciendo reír a Amarok. —No creo que haya sido un pequeño susto lo que le hayamos causado—dijo mientras me besaba de nuevo, esta vez más apresuradamente. —Lo mejor que podemos hacer es levantarnos y bañarnos ¿no crees? —me preguntó con una enorme sonrisa. —Tienes razón—respondí correspondiendo su sonrisa. — ¡Elathan! ¿podrías ser tan amable de prepararnos el baño? —Claro señor—respondió Elathan mientras entraba al cuarto sin ni siquiera mirarnos. No cabía duda, hoy sería un largo día. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX —Amarok ¿qué le pasa a Nox? —me preguntó mi hermano menor mientras recogía otro vestido raído y viejo del montón de objetos inservibles. —Ha estado así desde ayer—le respondí—Creo que es por su padre. — ¿Qué tiene que ver? —Fenrir, es obvio. El rey había dicho que solo se iría por un mes. Y por si no te has dado cuenta se ha cumplido el plazo y aún no regresa. —Tienes razón, hermano—murmuró Fenrir. Mi hermano menor dirigió su mirada a la delgada y alta figura de Nox. Este volteó. Cuando vio que ambos lo mirábamos nos sonrió. Después siguió trabajando junto con Nahiara, Elathan y Conaire. —Parece que ustedes por fin decidieron llevarse bien—me sacó de mis pensamientos Fenrir. —Así es—le dije esbozando una sonrisa al recordar lo que había sucedido esa mañana. En mi opinión había sido demasiado repentino, pero no me arrepentía de haberlo hecho. Incluso hasta esperaba obtener más de Nox. Solo no quería lastimarlo, por lo que había decidido llevarlo con calma. —Tengo una grandiosa idea—mencionó Fenrir componiendo una de esas sonrisas traviesas que no me daban buena espina. —Sé que no debería preguntar, pero lo haré ¿cuál es esa grandiosa idea?

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—Podrías llevar a Nox al pueblo. Sería grandioso, comida, diversión… ya sabes, lo normal en una cita. — ¿Cita? —Sí, cita ¿no crees que sería romántico y especial que invitaras a salir a Nox? Se distraería un rato de los problemas ¿qué dices? —Yo… No se me había ocurrido antes—contesté—. Me siento como un completo imbécil. —Bueno, técnicamente eres un completo imbécil, pero no porque no se te haya ocurrido la idea de la cita. Sino por la manera en que te comportaste con él. Así que ¿no crees que debes compensarlo? —Tienes razón. Solo tengo que pedirle una cita ¿cierto? No es tan difícil. —Así es, solo ve y pídele que salga contigo. —Bien—respondí secamente no pudiendo apartar la vista de Nox. Repentinamente pedirle salir conmigo a una cita se me hacía demasiado difícil. No por el hecho de pasar tiempo con él, eso lo esperaba con ansia. Sino porque pedirle una cita hacía que un nudo se asentara en mi estómago a causa de los nervios. —Se lo pediré hoy en la noche. —Más vale que lo hagas, porque si no lo haces apuesto que el día de mañana te carcomerá la conciencia. —Lo sé. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX Nox acababa de entrar a su habitación, era el momento perfecto para pedírselo. Pero los nervios impedían dar un paso. Tenía miedo, y ni siquiera sabía a qué le temía. Suspirando profundamente me obligué a dar el primer paso hacia la habitación de Nox. Al llegar Nox se encontraba sentado en su cama mirando las estrellas a través del gran ventanal. La luna iluminaba tenuemente su mirada, pura y cristalina. Límpida como el agua de un manantial, reflejaba la gran inocencia que envolvía a ese estupendo hombre. De pronto supe porqué el miedo me atenazaba. Tenía miedo de no ser correspondido por él, de no ser lo suficientemente bueno. Tenía miedo de perderlo. En ese momento mi alma se liberó y tomé una decisión. Tomando aire llamé a Nox. que desvió su vista de la ventana y la fijó en la mía. — ¿Quieres tener una cita conmigo? XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX He de decir que las palabras de Amarok me dejaron pasmado por un momento. Es decir, durante años siempre había soñado con estar a su lado. Compartir sentimientos, pensamientos, anécdotas. Poco a poco las conversaciones se irían haciendo más profundas y los secretos comenzarían a fluir libremente entre los dos. Los sentimientos de amistad pronto serían insuficientes, y el amor surgiría. Saldríamos por el pueblo, disfrazados ya que no querríamos que nadie nos descubriera. Tomados de la mano caminaríamos por las calles y compartiríamos risas y felicidad. Veríamos los puestos en el mercado, compraríamos comida, nos sentaríamos a comer mientras una amena conversación surgía. Seguiríamos caminando por el pueblo hasta casi salir de él. Llegaríamos al río que hay en la linde del pueblo y admiraríamos el paisaje, en ese momento Amarok me miraría y me confesaría su amor. Nos besaríamos y él tomaría lo que nunca nadie ha tomado de mi cuerpo. Eso solo era una fantasía que tuve durante años, que no se comenzó a cumplir hasta hace poco. Como era obvio las esperanzas con lo referente a mi fantasía se hacían cada vez más fuerte, pero descarté la posibilidad, ya que las

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obligaciones que teníamos que cumplir eran demasiadas como para que mis caprichos fueran posibles. Pero hoy Amarok me miraba con algo de nerviosismo y esperanza mientras me preguntaba si podíamos tener una cita, ¿cómo poder negarme a algo que he estado deseando por tanto tiempo? Sabiendo que Amarok esperaba una respuesta abrí mi boca para contestar. Pero estaba tan emocionado que no salía palabra de ella. No pudiendo pronunciar palabra moví mi cabeza de arriba hacia abajo en señal de afirmación. Amarok solo me miró sonriente, haciendo que mi corazón se derritiera. Amarok se acercó y me abrazó con fuerza. Cuando me hubo soltado sus labios aprisionaron a los míos en un abrasador beso. Abriendo mis labios en señal de rendición Amarok metió su lengua en mi boca. Recorriendo el interior. Sabía que mis besos eran torpes e inexpertos, pero eso no me detuvo para devolver el beso. Demasiado pronto para mí, el beso acabó. —Mañana saldremos temprano en la mañana. Iremos al pueblo. Si es que lo deseas—dijo Amarok con una mirada ardiente. —Lo deseo—contesté mientras posaba un suave beso en sus labios. —Mañana vendré a tu habitación, espera por mí—dijo al tiempo que me soltaba y salía de mi habitación. No podía esperar a que el día siguiente llegara. Notas finales: Muchas gracias a aquellos que leen y comentan y a aquellos que solo leen. Antes de irme como siempre les pido sus opiniones y críticas del capítulo. También les recomiendo pase a leer a Julxen, ella escribe genial y tiene historias verdaderamente interesante. Nos leemos pronto. Volver al índice CAPÍTULO 12 AGUA Y FUEGO por Pergra Notas del autor: Hola a todos, estoy con ustedes puntualmente el lunes. Espero y disfruten el nuevo capítulo y me digan que tal les pareció. Un agradecimiento enorme a Julxen por betear este capítulo, es maravillosa. Ella hace milagros. Capítulo 12 AGUA Y FUEGO —¿Podría mantenerse calmado mi señor? —me riñó Elathan al ver cómo caminaba por toda mi habitación en busca de algo que ponerme. —No sé qué ponerme, Elathan. Todo me parece insípido e inadecuado —le dije al tiempo que seguía esculcando mi armario en busca de alguna prenda ideal. —¿Podría entonces por lo menos mantenerse quieto por un segundo? —volvió a preguntar mi sirviente a la vez que se levantaba de mi cama y tomaba algunas prendas que se hallaban regadas por el suelo. Llegando hacia mi armario tomó una túnica de colores añil con bordados en blanco, y dirigiéndose a mi cama extendió la túnica en ella y puso un pantalón de color azul con bordados morados sobre los finos edredones. La combinación era maravillosa. Simplemente perfecta. El color añil de la túnica junto con el recuerdo de sus componentes lo hacía ver

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hermoso. Estaba tan agradecido con Elathan que podía gritar; él siempre podía hacer que las cosas que parecían difíciles se convirtieran en respuestas fáciles y simplonas. Me encantaba. Sonriente me acerqué hasta él y lo abracé; al sentirme, su menudo cuerpo se tensó y todo él vibró al verse rodeado por mis brazos. Sin embargo, eso no me impidió darle un gran y enorme abrazo. Lo merecía. —Gracias, Elathan. Eres el mejor —le dije mientras tomaba la ropa y me dirigía al cuarto de baño. Sin pérdida de tiempo, me metí en la bañera que mi buen amigo me había preparado y me bañé lo más rápido posible, pues ya sabía que Amarok podía llegar en cualquier momento. Al término de mi baño, tomé la ropa que Elathan había combinado para mí, me la puse y me miré en el espejo. Conforme con mi apariencia, salí del cuarto de baño y me senté en la cama, esperando paciente a que Elathan llegara para cepillar mí cabello. Elathan no tardó mucho en llegar, y con ese característico cuidado de siempre comenzó a peinar mis un poco largos cabellos. Me sentía nervioso, mucho. Así que no pudiéndome quedar callado por más tiempo a causa de eso mismo, le pregunté a Elathan: —Oye, Elathan ¿Crees que mi aspecto le agrade a Amarok? —¡Claro que lo hará! —me respondió él sin pensarlo—. Si el señor Amarok no se maravilla por su figura estaré seguro de que el hombre está ciego —agregó mientras seguía peinando mis cabellos. Sonreí ante su respuesta y esperé. Cuando Elathan terminó de acomodar mi cabello, me dirigí nuevamente al cuarto de baño para mirarme en el espejo, quedando satisfecho al ver el reflejo que éste me ofrecía. Ya me disponía a volver a la habitación cuando una imagen me detuvo. No era una imagen como tal, era realmente un recuerdo; un recuerdo que traía a mi mente recuerdos tristes, amargos. El recuerdo de mí mismo reflejado en el espejo de mi cuarto hacía ya tantos años, llegó con fuerza en mi mente. Recuerdo que después de aquella vez, al darme cuenta de cómo era mi cuerpo realmente, mandé a quitar el hermoso espejo de mi habitación. Tardé todo un año en decidirme en tener nuevamente otro espejo, pero éste, a diferencia del primero, estaba en el cuarto de baño. Regresando lentamente me posicioné frente al espejo; con sumo cuidado mi mirada vagó por toda mi figura. Mi cuerpo no había cambiado demasiado a pesar de los años que habían pasado: seguía siendo alto y delgado, con abundante cabello color castaño y ojos color negro; piel morena y sin un solo vello facial, labios delgados y delicados. No había cambiado físicamente nada. Pero había algo diferente en el reflejo. ¿Qué era? Observé por un largo tiempo mi figura intentando dar con el cambio que captaba en mí. Fue tanto el tiempo que pasé observándome que Elathan entró alarmado al baño. Estaba asustado. —Señor, ¿sucede algo? ¿No le grado el peinado? —me preguntó mirándome con preocupación. —No es nada de eso, Elathan —respondí—. Es sólo que hay algo diferente en mí y no logro captar cuál es la diferencia. ¿Puedes verla tú? Elathan sonrió y se acercó a mí. También había notado ese mismo que yo. —Tiene razón —me dijo luego de unos instantes de observación—. Usted posee la misma altura, la misma contextura, los mismos ojos, los mismos labios, mismo color de cabello, mismos gestos. Pero hay algo diferente en usted. Y sé cuál es la diferencia. —¿En serio? ¿Cuál es? —le pregunté sin dejar de ver mi reflejo en el espejo. —Sus ojos se ven más alegres, sus labios esbozan una ligera sonrisa; su postura da un aura de más confianza y seguridad hacia usted mismo. Usted ha ganado más autoestima, y más confianza consigo mismo. Puede que aún se sienta inferior, que aún tenga sentimientos de menosprecio por su encanto, pero le puedo asegurar que ahora piensa que usted con un poco de esfuerzo podrá igualarlos… no como antaño.

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Quedé abrumado. No podía creer que Elathan pudiera analizarme tan bien. —Yo no … —titubeé. —Claro que es eso —pero Elathan me replicó sin miedo, esbozando una tierna sonrisa—. Desde que se casó con el señor Amarok usted se ha vuelto más confiando, su sonrisa resplandece más que nunca y su mirada siempre parece alegre. Usted está feliz. Elathan tenía una hermosa sonrisa en su rostro mientras describía mis mejores rasgos adquiridos. No pudiendo resistirme ante eso, volví a tomarlo entre mis brazos y le dije: —Realmente te ves bien cuando sonríes, deberías hacerlo más seguido. Pero ante mis palabras, Elathan, en vez de sonreír de nuevo, se tensó por un momento para luego, entonces sí, verme con una sonrisa melancólica. —Lo sé —dijo—, pero… es que… ¿acaso merezco ser feliz? —preguntó mientras su mirada se llenaba de una desgarradora tristeza. La primera vez que vi a Elathan éste mostraba la misma expresión melancólica de ese momento. Desde aquel día, cuando decidí recoger a Elathan de las calles, intenté quitarle aquella tristeza que parecía rodear cada parte de sus ser. Con el paso del tiempo y a pesar de toda aquella tristeza despedida por su cuerpo, al final pude lograr quitar algo de su dolor. Sin embargo, no pude borrar por completo la tristeza de su corazón. Y es que ¿Cómo borraba el dolor del pasado? Yo aún sigo lamentándome de muchas sucesos de mi pasado. Simplemente es imposible alejarse del pasado. El pasado forma parte de la persona y de lo que somos en el presente. —Elathan, por supuesto que puedes ser feliz —le contesté un momento después en un intento de alejar su triste y desolada mirada. —Usted no sabe qué es lo he hecho, mi señor. Lo que provoqué —me contestó Elathan—. No merezco vi… —No lo digas —lo interrumpí antes de que pudiera decir algo más—. Si a esas vamos ¿Crees que merezco yo vivir? Soy un ser inútil que sólo ocupa espacio y gasta oxígeno que bien otros podrían estar aprovechando. Mi madre me abandonó, mi padre me desprecia y mi hermano me odiaba ¿Tú crees acaso que merezca vivir? ¿Ser feliz? —Usted más que nadie merece ser feliz —me contestó Elathan alzando la voz—. Ha salvado más vidas que su padre o hermano juntos. Tanto sus manos como su cuerpo son capaces de dar vida. Usted salvó a un ser inferior como yo de una muerte segura. Si no he muerto es por honor a usted, no quiero que su esfuerzo sea en vano. —Elathan… —Las lágrimas caían de mis ojos mientras escuchaba oír hablar a mi amigo. ¿Es que acaso Elathan nunca podría disculparse? ¿No había sufrido ya lo suficiente para redimirse de sus pecados? ¿Qué más hacía falta para que pudiera pagar por sus actos, para cerrar sus heridas? —Señor, por favor, no llore —rogó Elathan con la voz quebrada. —Amarok no tardará en llegar y si lo ve de esa manera se preocupará. —Es sólo que no quiero verte sufrir. No quiero escucharte decir esas horribles cosas sobre tu persona —sollocé tapando mi cara con mi mano —. Elathan, yo no considero a mi padre o a mi hermano como mi familia, nunca lo hice. De hecho, la única persona que era algo importante para mí era mi madre. Cuando se fue quedé completamente solo… solo hasta que tú llegaste. Eres como el hermano que nunca tuve, eres parte de mi familia, Elathan —afiancé, cubriendo su cuerpo más pequeño con mi brazos. Ante mi acto, Elathan apoyó su cabeza en mi pecho y comenzó a llorar más fuerte. Después de unos minutos de sollozos por parte de ambos, nos separamos y luego intentamos calmar nuestras respiraciones entrecortadas por las lágrimas. —Nox, ¿te encuentras listo? —se escuchó la voz de Amarok desde el otro lado de la habitación. —Diablos —murmuré haciendo que Elathan sonriera—. ¡Ya casi! —grité al tiempo que

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me acercaba nuevamente al espejo y miraba mi reflejo. Mi figura seguía siendo la misma sólo que esta vez mis ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar —. Me veo horrible. —No tanto —contestó en un murmulló Elathan, a la vez que valoraba mi cara—. Bueno, sí, se ve horrible —admitió—, pero se le pasará. Ahora lo mejor será salir de este cuarto de baño y presentarse ante su esposo ¿No lo cree? —Tienes razón —le contesté mientras caminaba hacia la puerta del cuarto de baño. Con más lentitud de lo normal abrí la puerta y salí del baño. Amarok se encontraba sentado en mi cama, lucía una túnica blanca con detalles plateados los cuales combinaban con sus hermosos ojos gris azulados. Al verme, me mostró una gran sonrisa, una a la cual no pude evitar corresponder. Muy pronto para mi gusto pude observar como su sonrisa se convertía en un ceño fruncido. Casi podía ver venir la pregunta de Amarok. Bufé. —¿Qué te pasó? ¿Estuviste llorando? ¿Alguien te hizo algo? Dime quién fue el que te hizo llorar y le partiré la cara. Te aseguro que nunca querrá volverte a lastimar. —Amarok gruñó levantándose de la cama y rápidamente se acercó a mí para observar si tenía algún daño. Sonriendo internamente por la preocupación de Amarok, no pude evitar que una sonrisa se pareciera en mi rostro. Me sentía feliz. —Nadie me lastimó —contesté antes de que mi esposo asesinara a alguien. —Es sólo que… hay una persona importante para mí. Esta persona piensa que no debería ser feliz. Yo no quiero que piense así. Lo quiero demasiado y estoy seguro de que él ya ha pagado con creces los pecados que ha cometido. —le comenté a Amarok mientras nuevamente la sombra de tristeza se cernía sobre mí—. ¿Qué piensas? —Estoy de acuerdo contigo —contestó Amarok simplemente —. Todos cometemos errores. Puede que esos errores conlleven a diferentes consecuencias, unas peores que otras. Pero estoy seguro que él ya pagó por sus actos. —¿De veras lo crees de ese modo? —Nuevamente las lágrimas comenzaron a fluir por mi rostro ante la bella respuesta de mi esposo, haciendo que éste me abrazara fuertemente mientras me preguntaba: — ¿Por qué lloras nuevamente? ¿Dije algo equivocado? —N-no. E-es solo que se oye tan fácil —le respondí con un susurro—. Aceptar se escucha tan simple. Pero entonces… ¿Por qué no puedo hacer que él comprenda eso? —Porque tal vez tú no seas la persona indicada para mostrárselo —me hizo ver Amarok. — ¿A qué te refieres? —le pregunté un poco preocupado. —Pongamos un ejemplo —dijo él y luego me explico—: Cuando Eileen murió, mi mente quedó en blanco; mi corazón vacío. No podía pensar, no podía ver, no quería respirar; no quería vivir. Sin embargo, seguía vivo. La vida seguía su curso normal sin importar la muerte de la persona que amaba. Mis hermanos por todos los medios intentaron hacerme ver que no era el final del mundo. Yo no quería ver que era cierto por más regaños, súplicas o diatribas que ellos dirigieran hacia mí. No desperté por completo hasta que tú entraste de lleno a mi vida. Hasta que me enseñaste tu corazón y tu alma. Lo mismo pasa con Elathan. Tal vez tu no seas la persona que le haga abrir los ojos, pero serás la persona que esté a su lado cada vez que lo necesite. Como un hermano lo hace. —¿Cómo supiste que hablaba de Elathan? —le pregunté al escuchar el nombre de mi sirviente con tanta seguridad. —Porque él es una de las personas más importantes de tu vida —me sonrió—. Si no fuera así, no sería tu sirviente personal. Sonriendo entre los brazos de Amarok me acerqué con timidez a su rostro. Con un beso rápido, lleno de amor, le dije sin palabras la gratitud que se guardaba en mi corazón. Amarok sólo me miró un poco desconcertado para después poner una dulce sonrisa en su rostro. —Lo mejor será salir ¿No crees? —sugirió mientras se separaba de mí y tomaba mi mano.

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—Estoy de acuerdo—respondí apretando su mano ligeramente. —Entonces vámonos—apuró y con esas últimas palabras salimos de mi habitación a la tan ansiada cita. ----------- Los sonidos de pasos y el de una puerta abriéndose y cerrándose me indicaron que tanto mi señor Amarok como mi señor Nox habían salido de la habitación. Sabiendo esto, lentamente me levanté del suelo y limpié las lágrimas que se deslizaban por mi rostro. Mi señor Nox era tan benevolente y amable. Él podía perdonar a cualquier persona no importando el daño que éste le hubiese causado. Un ejemplo viviente era justamente mi señor Amarok. Tantos años enamorado sin ser correspondió, tantas lágrimas derramadas por su amor; tanto tiempo pensando de sí mismo como alguien no merecedor de amor. Y sin embargo… ellos ahora estaban juntos. Me pregunté es ese momento que si acaso mi señor Nox supiera todo el daño que provoqué. Tantas vidas que quedaron arruinadas por mi culpa. Tanto sufrimiento que esparcí alrededor mío. ¿Sería capaz de seguir pensando así entonces, sería capaz de perdonarme… de verme como me veía en ese momento? ¿Con amor y cariño fraternal? Intentando disipar los pensamientos negativos de mi cabeza, salí de la habitación de mi señor y me dispuse a buscar a Fenrir y a Conaire. Después de todo nosotros todavía teníamos mucho que hacer, y teníamos poco tiempo para realizar la enorme tarea que estaba frente nuestro. Debíamos darnos prisa. ---------- Amarok y yo caminábamos por entre las calles con nuestros rostros cubiertos por la capucha de la capa que llevábamos puesta. Los murmullos y pláticas de la gente nos rodeaban. Desde simples y abiertos seres humanos hasta misteriosas criaturas que no se podían reconocer a simple vista deambulaban por el pueblo. Sonrisas, risas, ceños fruncidos, caras largas, sollozos, insultos, piropos. Todo aquello y más se podían escuchar en esa cacofonía de voces tan variada. Mientras caminábamos, mi mirada se dirigía a los diferentes artefactos que se vendían en los puestos del mercado. Desde comida preparada, frutas y verduras; carne, pan, leche o alimentos, hasta joyas, objetos mágicos, libros y animales. Era grandioso poder observar cómo la gente de clase media vivía sus vidas diarias. La libertad que poseían aquellas personas que caminaban entre las calles sin que ninguna preocupación más que la de sobrevivir surcara sus mentes, me maravillaba. Repentinamente, una tienda de libros llamó mi atención. En el estante se hallaba un libro cuya pasta era de color turquesa. El título ponía “Fátum”. Con curiosidad me acerqué al hermoso libro expuesto en la librería y lo reparé a detalle. Puse mis manos en el vidrio que me impedía tocarlo e hice un puchero de frustración. Había algo tan atrayente en ese libro, pero no sabía qué era ese sentimiento de atracción que mi mente y cuerpo recibía. — ¿Te gusta el libro? —me preguntó Amarok haciéndome sobresaltar por su repentina y grave voz. —S-sí—le respondí mirándole a los ojos. —Entremos entonces —propuso tomando mi mano y dirigiéndome hacia la entrada de la tienda. Pronto estuvimos dentro de la pequeña y acogedora librería. A pesar de no ser un local grande, el sitio estaba lleno de un sinfín de libros de todos los tamaños, colores y temas que pudiera imaginarme. —Bienvenido —dijo un viejo humano al vernos entrar —. ¿Buscaban algo en específico? —nos preguntó.

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—Entramos porque a mi esposo le llamó la atención el libro de color turquesa que se encuentra en exhibición —habló Amarok amigablemente. —Oh, ese libro. —El hombre nos sonrió y se dirigió hacia el libro que estaba a la vista de todos lo que miraran la vitrina. Tomando el libro entre sus manos nos entregó el bello objeto y volvió a sonreír. Era un libro hermoso. —Este es el último tomo que tengo a la venta —nos informó—. En un principio tenía dos ejemplares. Sin embargo, un joven extraño vestido de una manera similar a la de ustedes entró a la tienda y compró uno de los dos libros. A pesar de que la capa que usaba me impedía observar su rostro, la personalidad de este joven era sin duda amigable y nada peligrosa. Además, daba un aire misterioso y oscuro, pero no de una manera maligna; sólo de misticismo. Mientras escuchaba la conversación del anciano, comencé a hojear el libro que tenía entre mis manos. Era tan bello que las hojas estaban adornadas con dibujos de flores y árboles en los márgenes. Además, tenía ilustraciones de algunos seres mágicos entre sus hojas. —Entonces, Nox. ¿Quieres llevarte el libro? —me preguntó Amarok con una ligera sonrisa. Esbozando una sonrisa también, asentí con mi cabeza. —Bien, entonces ¿Podría venderme este libro? —le preguntó Amarok al tendero. El tendero sólo sonrió y asintió con la cabeza mientras se acercaba al mostrador y comenzaba a empacar el encargo. —Nox, ¿por qué no revisas con más cuidado la tienda? —me dijo de repente Amarok—. Ve si algún otro libro llama tu atención mientras espero por este otro. —¿En serio? Eso sería genial. —Asintiendo me acerqué al lado de Amarok y lo di un suave y rápido beso en los labios en agradecimiento por sus atenciones. Dándole una última sonrisa me alejé de él. Me sentía inmensamente emocionado. --------- Nox caminaba por la librería mientras veía las diferentes obras que había en el lugar. Se veía feliz, con esa expresión de boba felicidad que lo hacía parecer más lindo de lo que ya parecía comúnmente. Sonriendo interiormente desvié mi mirada de la figura de mi pequeño esposo y la dirigí hacia el lugar en donde había desaparecido el tendero. Un poco aburrido de esperar por el libro comencé a ojear la tienda. Yo no era un hombre que le interesara mucho la lectura, por lo que ningún ejemplar llamó mi atención. Ninguno excepto un pequeño cuaderno de pasta negra que estaba situado en el mostrador. Acercándome al mostrador tomé el pequeño cuaderno y comencé a hojearlo. Para mi sorpresa, el pequeño librito estaba casi en blanco, sólo un par de hojas tenían un corto escrito. La caligrafía sin embargo, era tan bella y estilizada que no pude apartar mi mirada de ella. Me sentía fascinado. —¿Lo interrumpo? —Iba a comenzar a leer el pequeño escrito del cuaderno cuando el tendero salió del almacén y me tendió el libro que había comprado para Nox—. Veo que ese pequeño cuaderno ha llamado su atención —me comentó mientras me entregaba el libro envuelto en papel. —Así es —contesté secamente para luego añadir—. ¿Lo ha leído usted? —A decir verdad no—contestó el hombre mientras fijaba su vista en el cuaderno—. Hace algunos años, mientras caminaba por la orilla del río, un objeto extraño nadaba en medio de las aguas. En un principio decidí ignorar tal objeto, pero después mi curiosidad pudo más que mi decisión. Con la ayuda de un amigo, elemental del agua, pude sacar del río el objeto. Para mi gran sorpresa se trataba de este cuaderno. Si he de decir, la curiosidad de saber que tenía escrito dentro de sus hojas hizo que aquel día regresara de mi paseo más temprano de lo normal. >> Cuando llegué a mi pequeña morada, lo primero que hice fue deshacerme del hechizo de protección que el libro tenía. Pero a la hora de abrir el cuaderno y comenzar a leerlo una intensa sensación invadió mi mente y mi pecho. La

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sensación era parecida a aquella que se tiene cuando cometes algún error. Intenté leer un par de veces más aquellas palabras que se encontraban plasmadas en el pequeño cuaderno, pero me fue imposible deshacerme de este sentimiento opresor de mi pecho. Cerré el libro, vi la pasta y me decidí a mantener el cuaderno conmigo en la tienda. Tal vez yo no pude leer aquellas palabras, pero quizás alguna otra persona sí sea capaz de hacerlo. Si quiere puede llevarse este pequeño cuaderno. Después de todo, el que yo lo posea no está en mi destino. La explicación de aquel anciano dejó una intensa curiosidad en mi corazón por saber qué era lo que había escrito en ese cuaderno. Sonriendo al hombre asentí y dije: —Me encantaría llevármelo. —Así que tomando el cuadernos entres mis manos, lo guardé dentro de mi túnica. Podía enseñarle mi nueva adquisición a Nox, pero mi instinto me decía que por el momento debía ocultarle la existencia de aquel objeto. —Oye, Amarok ¿Puedo llevarme estos libros? —dijo de repente la voz de Nox, haciendo que mis pensamientos fuesen interrumpidos. Volteando mi cuerpo hacia donde había escuchado su voz, pude ver como mi chico cargaba por lo menos cinco libros de gran tamaño. Nox no era un hombre pequeño, medía más de 1.80 metros, pero verlo cargar toda esa cantidad de libros de gran grosor, lo hizo parecer tan pequeño y dulce, que no pude evitar mirarlo con dulzura. No sólo era el aspecto que tenía al cargar con semejantes monstruos lo que me llenaba de ternura, era también la hermosa sonrisa que se dibujaba en su rostro. Por todo ello, no pude negarme a la petición de Nox y asentí, mirando al tendero, quien componía una ligera sonrisa. —Si fuera tan amable —le dije mientras tomaba los cinco libros que Nox cargaba para extendérselos. —No es problema —dijo el hombre. ---------- Estaba tan feliz. Amarok me había comprado seis libros. Nunca nadie, aparte de mi madre, me había regalado libros. Sin duda ese estaba resultando ser el mejor día de toda mi vida. —Realmente estás muy feliz —comentó Amarok observando mi rostro sonrojado de felicidad. —Soy realmente feliz —le dije lanzándome sobre él y dándole un profundo beso. Amarok me tomó entre sus brazos y regresó el beso que yo había iniciado. Con lentitud premeditada me alejé de Amarok. No quería alejarme de él, pero las calles del pueblo de la Media Noche no eran precisamente el lugar para abrazarnos y besarnos apasionadamente. Cuando Amarok se hubo separado de mi cuerpo, tomó mi mano y juntos comenzamos a caminar por entre el mercado. Los colores, olores y bullicio del mercado se hacían de cierta forma reconfortante mientras Amaork tomaba de mi mano. Las capas que llevábamos puestas no dejaban entrever las emociones reflejadas en nuestros rostros, pero nuestros actos dulces y tiernos de uno para el otro, daba a entender sobre los sentimientos que nos guardamos mutuamente. Y de esta forma, el día dio paso a la tarde, y con ello el bullicio comenzó a aumentar. Las jóvenes y mujeres que rondaban antes desaparecieron para dejar paso a las parejas de enamorados. Las parejas ahora dominaban la estancia haciendo que nuestros actos amorosos no fueran tan atrayentes para los que nos rodeaban. Pero así como el día dio paso a la tarde, el anochecer pronto comenzó a hacer acto de presencia sobre el pueblo. El pueblo de la Media Noche debía su nombre a los bellos espectáculos que se podían observar justamente a la media noche.

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Espíritus de las hadas y duendes eran atraídos por la energía mágica del lugar. Luces de todos los colores, risas pequeñas y atrayentes, travesuras inocentes e infantiles, animales siendo domados por estas pequeñas criaturas. Era todo un espectáculo, y podía verse sólo una vez al año, justamente el primer día de primavera. Lamentablemente, la primavera ya casi llegaba a su fin, pero eso no le quitaba el espectacular panorama al pueblo. —Oye, Nox ¿Quieres ir al río que está en el linde del pueblo? —me preguntó Amarok. A pesar de que ya habíamos gastado bastante tiempo desde que habíamos llegado tomados de las manos, Amarok aún no me soltaba. —Me parece una idea excelente, ¿sabes? El río en la noche parece como si tuviera brillo propio —le comenté mientras nos dirigíamos hacia los lindes del pueblo. —Es verdad —contestó Amarok—. Hace mucho tiempo, incluso antes de que Fenrir hubiera nacido, me escapé una noche del castillo. Como ya sabes, el pueblo de la Media Noche y la Ciudad de la Luna se encuentran relativamente cerca. Así que sin ninguna dificultad me encontré sentado a mitad de la noche en la orilla del río. Al principio sólo había llegado a ese lugar para poder pensar, pero mis planes de pensamiento solitario se vieron interrumpidos por el hermoso resplandor que empezó a despedir el agua. La imagen era tan bella y sublime, como si de fuego se tratase. Me sentí maravillado. —¿Sabes cómo se le llama al río? —le pregunté entonces viendo cómo los ojos de Amarok se encontraban situados en otro lugar en el tiempo. —No lo sé —me respondió dirigiendo su mirada hacia la mía. —El nombre del río es: “El río del agua de fuego”. Se le bautizó así debido a que el agua parece estar ardiendo —le contesté—. Yo sólo lo he visto una vez, y esa fue la noche antes de que mi madre desapareciera. A mi mente aparecieron las imágenes de aquel hermoso río lleno de lo que parecía fuego azul. Era tan hermoso y misterioso. Recuerdo que mi madre sostenía mi mano fuertemente, como si no quisiera dejarme ir. Como si temiera perderme. Ahora viendo las cosas desde otra perspectiva puede que ella ya supiera que nunca más estaríamos juntos, que aquello fuera su despedida. — ¿Estás seguro que quieres ir? Yo entiendo que esto no sea fácil para ti —me dijo Amarok poniendo una expresión de preocupación en su rostro. —Quiero ir —contesté resuelto—. Contrario a lo que crees, el recuerdo de aquel espectáculo nocturno es una buena memoria. Es gracias a ese recuerdo que creo firmemente que mi madre no me abandonó porque quisiera. Por los actos de mi madre quiero suponer que tenía que hacer lo que hizo. —Bien, si quieres podemos ir —aceptó Amarok—. Pero si quieres regresar sólo dímelo —anotó—. No quiero que pensamientos negativos o tristes ronden por tu mente este día. Ante las palabras de Amarok no pude evitar esbozar una enorme sonrisa. Que se preocupara tanto por mi me enternecía muchísimo. —Gracias —le respondí mientras reanudábamos el paso que habíamos abandonado cuando comencé con mi relato. Caminamos un poco más y cuando el ruido del agua corriendo confirmó que aquella luz fosforescente de color azul que danzaba libremente como el fuego en una vela, era sin duda el río, sonreí. Llamas de color azul brincaban, bailaban, y rodaban por encima del agua. Un fuego que no quemaba, un fuego que no moría, un fuego que apasionadamente rodeaba el agua en un intenso baile exótico. Repentinamente una idea surcó mi mente. El agua y el fuego normalmente eran némesis naturales. Uno no permitía la vida del otro. Siempre en una intensa pelea por la supervivencia de ambos. Después de todo, el agua y el fuego no podrían juntarse jamás. Sin embargo, al contemplar aquella escena, pude comprobar que estos dos elementos naturales no tenían por qué ser necesariamente enemigos. La vista me recordaba a la de dos amantes que sin importar sus condiciones se enamoraban y juntaban sus cuerpos en una bella danza de amor y

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sensualidad. La vista del lago en llamas era tan hermosa e impresionante. Mi alma y corazón se sobrecogieron como la primera vez que vi ese hermoso fenómeno. Tan perfecto y misterioso, tan real pero ficticio. Dándole una ojeada a Amarok pude comprobar que sentimientos parecidos se acentuaban en su rostro. Admiración, alegría, tristeza y nostalgia. —Es hermoso —dijo Amarok luego de un rato, pasando uno de sus brazos alrededor de mi cintura, dirigiéndome hacia su cuerpo. Con Amarok pegado a mi cuerpo caminamos hasta sentarnos a las orillas del río. Las misteriosas llamas azules bailaban sobre la superficie del lago; las imagen era tan perfecta que dejaba en ridículo aquel cuadro que pinté en una noche de insomnio. Mis manos de pintor no podían rivalizar con la perfección de aquella visión. —La magia es tan perfecta —comenté en un susurro, evitando perder el ambiente mágico que se había cernido sobre nosotros—. Cuando piensas haber visto todo de ella encuentras nuevas cosas impresionantes e inexplicables. —La vida misma es misteriosa e inexplicable —susurró de igual manera Amarok—. Yo creo que tanto la vida como la magia están íntimamente relacionadas. —Tienes razón —contesté suavemente. Después de todo ¿Quién habría podido imaginar que luego de tantos años Amarok finalmente correspondería hasta cierta medida a mis sentimientos? La posibilidad era tan lejana e imposible y aún así, ese hecho imposible pronto se había convertido en realidad. Amarok por fin me miraba, me sonreía y acariciaba. La vista de Amarok estaba puesta en mí. — ¿Qué pasa? —preguntó de repente Amarok acariciando mi mejilla suavemente. —Nada. Es sólo que no puedo creer todavía que por fin tú me hallas visto —le contesté acercando mi mejilla a su mano, correspondiendo la caricia. —Y yo no puedo creer que no te haya visto antes —dijo él acercando su rostro al mío para robar un beso de mis labios. Yo gustosamente permití el robo de aquel ósculo, pues era algo que ambos queríamos. Pronto, una lengua suave y gentil exigió la entrada a mi boca. Yo gustosamente separé mis labios permitiendo el paso de la legua de mi marido. El beso, que en un inicio empezó suave y tierno, pronto se convirtió en uno más necesitado y ansioso. Suaves gemidos salían tanto de mis labios como de los de mi esposo, urgidos. Ante besos tan abrazadores como aquellos, mis brazos se posaron detrás de la cabeza de Amarok y mis piernas se abrieron en clara invitación. Amarok aprovechó mi invitación y se colocó entre mis piernas para seguir besándome. Así que sin saber muy bien cuándo o cómo había pasado, mi espalda se encontró recostada en algo firme. Sintiendo el peso de mi esposo sobre mí supe que ahora nos encontrábamos en una posición algo comprometedora. Nuestras capas se habían deslizado permitiendo la vista de nuestros rostros. Nuestras ropas se hallaban arrugadas y sucias. Nuestros ojos se encontraban nublados por la excitación. Repentinamente, la necesidad de ser poseído por primera vez se hizo presente en mi mente y corazón. De entregar mi cuerpo sin ningún temor al hombre que tanto había amado por años. De ser uno con ese hermoso ser. —Amarok, yo quiero…—comencé, pero de inmediato me interrumpí por la extrema vergüenza de lo que estaba a punto de decir. — ¿Tú quieres? —presionó Amarok sin moverse una pulgada. —Yo quiero ser tuyo—le dije sintiendo como mi rostro se encendía por la vergüenza. —Y yo quiero hacerte mío—contestó Amarok—, pero… ¿estás seguro? No quiero lastimarte. —Estoy seguro —respondí empezando a temblar, sin embargo—. Además —afiancé volviendo a acercar mis labios—, no creo que me vayas a lastimar, Amarok. Confío en ti. Amarok tomó ventaja de mis labios; metió su lengua en mi boca y arrasó con ella. Suaves jadeos salían de ambos, interrumpiéndose sólo cuando mi esposo rompió el beso. Intentando disminuir los latidos de mi corazón, cerré los ojos y respiré

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profundamente. Todo el aliento que había contenido fue expulsado al sentir unos suaves labios sobre mi cuello. Soltando suaves jadeos dejé espacio a Amarok para que pudiera seguir besando mi cuerpo. Pronto me vi despojado de mi túnica por los rápidos y delicados movimientos de Amarok. Los labios de mi lobo comenzaron a tocar cada pedazo de piel que estaba al descubierto; delicadamente los besos pasaron desde mi cuello y hombros, hasta mi pecho y pezones, para luego dirigirse hacia mi abdomen y mi ahora desnuda cadera. La suave lengua iba haciendo camino por entre mis muslos abiertos y expuestos hasta llegar a mi hombría. Con un suave beso en la punta comenzó a chupar mi miembro provocando que los gemidos que salían de mi boca se intensificaran enormemente. Mis manos se fueron hacia la cabeza de Amarok intentando afianzarse de algo. Muy pronto para mi gusto, Amarok sacó mi miembro de su boca haciendo que un jadeo de malestar saliera de mis labios. Riendo ligeramente me dijo: —Paciencia, querido. Los labios de Amarok comenzaron a besar lentamente mi miembro, bajando poco a poco hacia mi escroto, con cuyo contenido jugó metiéndolos en su boca. Después de que se hubo hartado de jugar con ellos siguió bajando hasta mi expuesta entrada. El suave aliento de Amaork podía sentirlo en el borde de mi agujero. No pasó mucho tiempo hasta que un objeto cálido y mojado comenzó a hacer acto de presencia. Los gemidos que salían de mi cuerpo, si es que podía ser posible, comenzaron a intensificarse. Mi cuerpo se retorcía por el placer de sentir algo tan suave y delicado adentrarse en lugar más recóndito de mi cuerpo. Después de unos minutos, la lengua que tanto placer me había dado fue remplazada con un dedo resbaladizo. Curioso mire hacia Amarok en busca de una explicación. Todo aquello era nuevo para mí. —Tenía esperanza —fue lo que dijo Amarok enseñándome la botella de aceite esencial que tenía entre sus manos. El dedo comenzó a adentrarse poco a poco más profundo dentro de mí. Poco a poco un dedo se convirtió en dos, ambos adentrándose lo más adentro que podían. Repentinamente los dedos tocaron algo dentro de mi cuerpo que hizo que me arquera por más contacto. Era la gloria. —A Amarok, po-por favor —supliqué sin saber bien que era lo que mi cuerpo exigía con tan vehemente desesperación. —Pronto, mi amor —me contestó Amarok mientras un tercer dedo era introducido, dándome una sensación de ardor y plenitud. Los tres dedos después de haberse estado moviendo por algún tiempo fueron retirados y suplidos por un objeto caliente y duro que tocaba sin contemplaciones la superficie de mi entrada. — ¿Puedo? —me preguntó Amarok. Yo solo pude asentir con la cabeza ya que mi voz se encontraba raptada en esos momentos. Grande fue mi sorpresa al ver que Amarok ahora estaba desnudo ¿Cuándo había pasado eso? me pregunté. Pero rápidamente, desechando el estado de desnudes de mi marido, me centré en el objeto caliente, duro y grande que era introducido a mi entrada con intensa suavidad. Jadeé. Un dolor persistente se instaló por donde Amarok estaba introduciéndose. Un ligero gemido de dolor se escapó de mis labios haciendo que Amarok se detuviera súbitamente. —Relájate, mi amor —me dijo—. Todo estará bien. El dolor pasará después de unos momentos. Y yo le creí. Asintiendo con la cabeza en señal de que entendía, obligué a mi cuerpo a relajarse. Cuando el dolor se disipó, Amarok comenzó a adentrarse nuevamente en mi cuerpo. Repentinamente sentí el pubis de Amarok tocando mi trasero y en ese momento supe que por fin había entrado completamente en mí. —No llores. ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que pare? —preguntó Amarok preocupado al ver que una lágrima descendía por mi mejilla. Subiendo mis manos a mi rostro pude comprobar con sorpresa que allí estaba. Me sentí extraño. —Estoy bien, puedes seguir — respondí entonces apartándolas de mi cara y ante eso, el miembro de Amarok comenzó a salir de mi cuerpo para después adentrarse

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de un empujón dentro de mi canal. El pequeño botón que hacía que olas de placer se extendieran por todo mí ser cuando lo tocaban, era frotado por el miembro de Amarok con cada embestida. Gemidos, jadeos y palabras incoherentes salían de mi boca mientras mi hermoso lobo seguía embistiendo mi cuerpo. Mis brazos estaban afianzados fuertemente sobre la poderosa espalda de Amarok, y mis piernas se encontraban enganchadas en sus caderas. Las embestidas que al principio fueron cuidadosas y medidas se convirtiera en violentas y deliciosas embestidas que movían mi cuerpo entero. El orgasmo se hizo presente demasiado temprano y mi parte baja comenzó a contraerse en señal de que pronto terminaría. —Amarok, yo no puedo. Me vengo —le dije mientras seguía siendo embestido por él. —Vente para mí, mi amor —respondió él—. Quiero ver tus ojos al hacerlo. Y como si las solas palabras de Amarok fueran suficientes, mi orgasmo llegó con fuerza y potencia haciendo que mi canal apretase el miembro dentro de él. Amarok con un rugido potente se vino dentro de mi cuerpo. Una extraña sensación, caliente y viscosa aunque nada desagradable, se instaló dentro de mí ser. Jadeando intenté recuperar la respiración. Pero las palabras de Amarok me dejaron sin aliento: —Nox, yo quiero decirte algo. Yo te amo. Te amo demasiado. “Amor”. La palabra sonaba tan perfecta en boca de ese hermoso ser. —Yo también te amo—le dije al tiempo que nuevas lágrimas, esta vez de felicidad, salían de mis ojos. Amarok besó cada uno de mis ojos y me sonrió dulcemente, luego, saliendo de mí se recostó a un lado de donde yo estaba y con un suave movimiento atrajo mi cuerpo al suyo. —Tenemos que regresar pronto —dijo. —Lo sé —conteste—, pero por el momento quiero estar a tu lado el mayor tiempo posible —refunfuñe como niño caprichoso. Amarok me beso en los labios y de esa forma ambos observamos como el río seguía ardiendo en mitad de la noche. Nuestra primera noche. Notas finales: Como siempre muchas gracias a todos los que leen por darle una oportunidad a esta historia. También muchas gracias por sus comentarios, espero seguir recibiendo sus opiniones sobre la historia. Por cierto ¿Cómo les pareció la edición? en lo personal a mi me encantó. Como dije antes Julxen hace milagros. Volver al índice Capítulo 13 DIARIO, SUEÑOS, VERDADES Y ESPERANZAS por Pergra Notas del autor: Hola nuevamente a todos, hoy es lunes día de actualización. Mi pregunta es ¿Cómo se la pasaron el domingo día de pascua? espero que bien. Les dejo con el capítulo siguiente que fue Beteado por mi hermosa beta Julxen. Espero les guste este pequeño regalito para ustedes. Capítulo 13 DIARIO, SUEÑOS, VERDADES Y ESPERANZAS —Bien, el punto es el siguiente. No encontramos absolutamente nada —comentó Nahiara con una expresión tensa en su rostro.

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—Lo sé —respondí intentando pensar en una buena solución para nuestro dilema. —Buscamos en cada rincón de esa habitación, recogimos y revisamos cada uno de los objetos almacenados en ella. No dejamos absolutamente nada sin revisar. Pero aun así, no encontramos la llave de la estúpida trampilla. — Fenrir habló serio por primera vez en meses. —Lo sé… —contestó Nox al tiempo que veía sin ver la ventana de su habitación. —También buscamos en las paredes por algún posible escondite secreto, pero tampoco encontramos nada fuera de lo común —dijo Conaire también con una extraña aura de seriedad impregnando su ser. —Sabemos eso —contestó Elathan—. Y por si fuera poco, el estudio del Rey Asbel también fue revisado con minuciosidad. Entonces… ¿Qué opciones nos quedan? La última pregunta fue arrojada al aire por Elathan, pero nadie dijo nada por un largo momento. El silencio se extendió hasta que Nahiara prorrumpió el silencio con su voz. Sonaba agotado. —Descansemos por unos días —propuso. — ¿Cómo dijiste? —le pregunté un poco aturdido. —Dije que descansemos por unos días —repitió él—. Despejemos nuestras mentes, pensemos en una posible solución y luego volvamos a reunirnos. —Pero…—Yo comencé a protestar, pero aquello sólo me sirvió para ser interrumpido por Nox. —Creo que es una buena idea —opinión mi esposo. — ¿Cómo dices? —preguntó Fenrir, consternado también. —Dije que estoy de acuerdo —volvió a hablar Nox. Un suspiro cruzó por entre sus labios—. En este momento no se me ocurre nada de nada —admitió—. Así que creo que lo mejor será despejar nuestras mentes por un tiempo. Tal vez, cuatro o cinco días sean suficientes para nosotros. —Estoy de acuerdo —secundó Nahiara a Nox—. Todos nos tomaremos cinco días de descanso. Si alguien descubre algo importante en esos cinco días, se comunicará con los demás. Por lo demás es bueno tomar un descanso. Fueron cuatro meses de limpieza sin fin. —No me gusta, pero tienes cierta razón, Nahiara —aceptó al fin Fenrir —. En ese caso volveré a la manada. Tengo que excusar mi prolongada falta. —No hace falta que lo hagas —dijo Nahiara esbozando una intensa sonrisa—. Yo ya les di una explicación. Les dije que como tú y Amarok siempre fueron tan unidos, al saberle fuera del castillo de la Luna roja no pudiste evitar seguirle. —¡Oye! ¡Eso se escucha patético! —se quejó el pobre Fernir todo colorado. —Y por eso precisamente todos lo creyeron —se burló Nahiara con una risotada. Fenrir intentó atrapar a nuestro hermano mayor, pero éste, por su pequeña forma, pudo esquivar con facilidad los intentos por

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atraparlo. —Podrías quedarte aquí —dijo entonces Nahira luego de que las risas se apagaran—. Después de todo, últimamente padre se encuentra peor. Al parecer ya ni siquiera sale de su habitación. Los sirvientes llevan su comida a sus aposentos, por lo que no tiene que salir de ese nefasto cuarto. Si sigue como hasta ahora no creo que sea el alfa de la manada por mucho tiempo. Ante tal afirmación todos nos miramos con preocupación. Primero, el Rey Asbel desaparecía por tres largos meses, cuatro si contábamos el mes en el que había partido. Luego, encontrábamos en una habitación la cabeza cercenada de un hombre del cual no pudimos hallar referencia alguna. Y finalmente, para completar el cuadro, la maldita llave no aparecía en ningún momento y por lo tanto no podíamos abrir la trampilla. Si a todo eso se le agregaba el estado mental de mi padre, la cosa no pitaba nada bien. ¿Es que la vida no podía dejarnos tranquilos por tan siquiera un rato? , pensé en ese momento. —Sí, Fenrir ¿Por qué no te quedas? —preguntó de repente Conaire con aire entusiasmado, sacándome de mis cavilaciones—. Podríamos seguir saliendo los tres al pueblo. Tal vez encontremos algo interesante. Todos esperamos en silencio su respuesta. Después de unos minutos de silencio por parte de Fenrir, éste suspiró y sonrió amablemente. Lucía más relajado. —Creo que es una buena idea —aceptó entonces en tono dispuesto—. Después de todo, los rumores de la gente que vive en el pueblo la mayoría de las veces es acertada. —¡Genial! —contestó Conaire corriendo hacia mi hermano menor y abrazándolo fuertemente. —Será divertido —dijo cuando lo soltó—. Pero, espera. Tengo algo que hacer antes —recordó de repente—. Olvidé entregarle a Aura las papas que me mandó a comprar ayer. ¡Tengo que ir antes de que se ponga como un troll furibundo! Y con eso último salió corriendo de la habitación, dejando a todos entre grandes carcajadas. —Conaire es extraño —comentó Fenrir mirando el lugar por donde había salido el chico una vez éste se hallaba lejos. —No es extraño, sólo carga con una mochila muy pesada. Como todos los que estamos aquí —contestó Elathan con algo de melancolía en la voz—. Si tenemos cinco días libres, quiero aprovechar para ir al pueblo —comentó luego distraídamente—. Falta jabón y esencias. Elathan también salió apresuradamente de la habitación, dejándonos a Nahiara, Nox, Fenrir y a mí, solos. —Bueno, me voy. Quiero comer, tengo hambre. Creo que voy a la cocina por algo para comer —comentó Fenrir saliendo de la habitación. —¿Y tú Nahiara? ¿Qué vas a hacer tú? —preguntó Nox a mi hermano mayor cuando Fernir se hubo marchado.

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—Regresaré a la manada —contestó él—. Quiero ver cuánto es el daño en el estado mental de mi padre. Además, quiero ver a… —Sabes que no me gusta que pases tiempo con Anwar —dije enseguida con un gruñido, sabiendo a quién ser referiría. —Eso no es tu…—comenzó a replicar mi hermano. Pero de nuevo lo callé con mi propio argumento. —Tengo mis motivos, no me juzgues si no sabes de ellos —le dije—. Aun así —añadí acto seguido—, veo que realmente te hace feliz ese chico. Estos últimos meses te veía apagado e infeliz. Pero ahora con la perspectiva de volver con Anwar, tu cara se iluminó con ilusión y felicidad. Tranquilo, no me entrometeré entre ustedes dos. Puedes estar con él si así lo quieres. —¿En serio? ¿Escuché bien?¿Realmente me dejarás estar en paz con Anwar, Amarok? —preguntó Nahiara con cara de perplejidad. —Es en serio, no quiero que seas infeliz —le respondí al tiempo que lo abrazaba con fuerza. —No necesito pedirte permiso, ni mucho menos darte las gracias —replicó mi hermano con un puchero—. ¡Pero aun así, gracias! —exclamó un segundo después—. Gracias por ya no entrometerte más. —Como dije antes, sólo quiero que seas feliz. Rompiendo el abrazo, Nahiara nos sonrió a Nox y a mí. —Nox, últimamente has estado un poco pálido —comentó entonces con una pícara sonrisa que en ese momento no supe interpretar—. Lo mejor sería que te revisara un sanador —recomendó—. Se acercan tiempos complicados y lo mejor es que estés lo más fuerte posible. —¿En serio me veo tan débil? —se estremeció Nox con asombro—. Bah. No creo que sea muy importante —dijo después. —Aun así le pediré al sanador que te vea —intervine aceptando el concejo de mi hermano. De hecho, ese mismo día iba a pedirle a Nox que se dejara revisar por un sanador. En la última semana lo había notado algo decaído y pálido. Me preocupaba. —Pero…Me siento bien —replicó Nox restándole importancia al asunto. Yo insistí. —Por favor —le pedí con un leve tono de autoridad—. Déjate ver, Nox. Con un suspiro, mi esposo finalmente asintió y sonrió amablemente. —Está bien. Me dejaré ver y ya verán que no es nada. Siempre he sido flacucho y algo pálido. —Eso seguro —dijimos al unísono Nahiara y yo con una intensa carcajada. —¡Tontos! —hizo berrinche Nox mientras yo lo apretaba fuerte contra mi pecho y aprovechaba para darle un pequeño beso en los labios. —Bueno, me voy a empacar —suspiró Nahiara al vernos tan íntimos—. Avísenme cuál

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fue el diagnóstico de Nox. —Lo haremos —le contesté a mi hermano—. Cuídate y no hagas nada imprudente. —No lo haré —prometió Nahiara abandonando con paso firme la habitación. En cuestión de instantes, la recámara que minutos antes había sido murmullos y risas quedó sumida en un silencio que sólo fue interrumpido unos segundos después por la preciada voz de mi esposo. —Anwar… ¿No quieres que Nahiara esté con él? —preguntó Nox. —Así es —le respondí sinceramente. No es como si el chico fuera un mal partido, era sólo que… mi sexto sentido me decía que Anwar terminaría lastimando a Nahiara. Sólo que en aquel momento aún no sabía de qué manera lo haría. — ¿Estás completamente seguro? —me preguntó Nox con voz tensa. —Estoy seguro —respondí—. Quisiera no estar tan seguro, pero tanto Fenrir como yo sentimos lo mismo. Por eso la renuencia a dejar que esos dos se emparejen. Sin embargo… —…algo te hizo cambiar de opinión —completó mi esposo. —La muerte de Eileen, el odio que sentí en algún momento de mi vida y el haberme enamorado de ti me enseñó a que el tiempo es preciado —reflexioné—. A pesar de todo, cada segundo que pasé con Eileen fue preciado y nunca lo cambiaría por nada. Tu presencia en mi vida es sumamente importante. Sé que tal vez algún día tendremos que separar nuestro caminos. Puede que el separarnos duela de la peor manera. Pero cuando eso suceda, yo apreciaré cada segundo que pasé contigo. Si algo tiene que pasar con Anwar y Nahiara, estoy seguro de que mi hermano pensará de una manera similar a la mía. Después de todo, él es sumamente inteligente. —Has madurado —comentó Nox con una mirada orgullosa en su rostro. —Lo he hecho —le contesté sonriendo nostálgicamente. Ciertamente, en menos de un año había madurado más que en los cuarenta años que llevaba de vida. —Parece que ahora tendremos tiempo libre —dijo Nox en un intento de cambiar el ambiente nostálgico que se había apoderado de nosotros. —Así es —respondí acercándome predadoramente a él. —Y, ¿sabes? Sé en qué podríamos gastar nuestro tiempo. — ¿En qué? —me preguntó travieso mi dulce chico. —Se me ocurren muchas cosas por hacer. Pero… —le dije—, ¿tú crees que puedas soportarlas? —No lo sé. ¿Por qué no lo averiguas? —me retó él. Totalmente pegado a Nox, lo tomé por la cintura y lo acerqué aún más a mi cuerpo. Mis labios tomaron posesión de los suyos en ardiente beso. La intensidad del beso fue incrementando a medida que nuestras lenguas bailaban en un intenso y erótico vals. Recostado sobre Nox miré al hombre a los ojos. Los posos de color negro eran tan profundos e inteligentes. Tan atrayentes y perfectos. Al ver esos dos orbes impregnados de deseo y amor, lo único que quería era poder tomar al hombre lenta y apasionadamente hasta que lo único en lo que pudiera pensar fuera en mí. Pero la imagen de la palidez de mi esposo me retuvo lo suficiente.

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—Tal vez deberíamos tomar las cosas con calma, amor —medité—. Sigues algo pálido. Nox sólo bufó ante mis preocupaciones. Me resultó obvio que él no deseaba parar por semejante motivo. —Estoy bien, Amarok. No es nada grave —dijo—. Te aseguro que puedo soportar una sesión de sexo. —Pero no quiero lastimarte —insistí—. Te amo demasiado como para arriesgarte de esa manera. —No lo harás —me aseguró Nox—. Estoy seguro. —Está bien —cedí—. Pero lo haré con calma. Además, tienes que prometerme que si te sientes mal me pararás inmediatamente. —Te lo aseguro, ahora solo házmelo —respondió apresuradamente mi caliente pareja. Y con un último suspiro, cedí ante los deseos oscuros de mi corazón hacia este puro y amable hombre. No me arrepentí. ---------- —Entonces, dígame señora. ¿Por qué hemos de trabajar con seres provenientes de la oscuridad? —preguntó el joven siervo Athan viendo con ira a la pequeña y hermosa Hada de cabellos platinados. Su figura era tan frágil y etérea que me era casi imposible verla como la líder de esos grandes y poderosos hombres. —Porque es una manera de fomentar la unión entre las casas de la luz y oscuridad —contestó la pequeña mujer con decisión. —Usted no puede estar pensando en aceptar la unión de las dos casas —replicó Athan de nuevo—. ¡Es inadmisible! ¿Cómo pretende hacernos algo tan…desagradable? —Las dos casas por mucho tiempo han estado divididas —argumentó ella sin dejarse amedrentar por el tono agrio del hombre—. Los seres de la luz no somos mejores que los que viven entre las sombras. Los perjuicios se deben acabar. —Pero mi señora… —¡Nada de peros! No quiero escuchar reparos de tu parte —dijo finalmente, perdiendo la paciencia—. Si no quieres cumplir con una orden directa de tu señora, bien puedes salir del palacio. Sólo no esperes volver a pasar por esas puertas. No serás bien recibido. El enorme hombre contrajo su mandíbula por la furia contenida. Athan, con una forzada inclinación, dijo: —No me iré, pero eso no quiere decir que esté de acuerdo con usted. Y con pasos largos se alejó de la bella mujer. Para mi mala suerte, Athan decidió salir por la puerta en la que estaba yo

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presenciando la escena. Cuando la puerta fue abierta, mi mirada se cruzó con la del hombre más grande y de inmediato sus severos ojos se posaron sobre mí. —Al parecer escuchaste la conversación —dijo viéndome con una ira mal contenida—. En ese caso puedes ir avisando a tu señor cuál es la postura de sus “Nuevos siervos” —dijo con un tono de sarcasmo—. Nos estaremos viendo—. Y con una última mirada furibunda salió de mi vista no sin antes empujar mi cuerpo con su hombro. —Tienes que disculparlo —dijo una voz melodiosa una vez Athan se hubo alejado —. No solo a él, sino a todos mis siervos. No tienen muy buenas experiencias con las criaturas de la oscuridad. Te aseguro que pronto se verán adaptados a este nuevo ambiente. —Mi señora, Melusina —me incliné al verla justo frente a mí—. Tanto mi señor como mis compañeros no esperamos que ellos se adapten con rapidez. Al contrario de lo que piensan, nosotros entendemos el dilema en el que ustedes se encuentran. Sólo le pido, por favor, que intente convencer a sus hombres lo más rápido posible. No queremos que la enemistad entre las dos casas nos lleve a un final desastroso. Ella sonrió. —Lo sé. —Como ves, ustedes dos nunca pudieron llevarse bien. —Una intensa y profunda voz en mi cabeza habló de repente, interrumpiendo mi plática con mi señora. Me sobresalté. —¡¿Quién es usted?! ¡¿Qué trata de decirme?! —pregunté a las sombras que me rodeaban. —Mi querido Nox, no temas —me respondió la voz con la misma profundidad—. No soy alguien a quien tengas que temer. Por lo pronto estamos de mismo lado. —No sé quién es usted, o qué es lo que quiere de mí. Pero le advierto que si intenta hacerle daño a alguno de mis amigos o familia, no quedará impoluto de sus actos. La voz pareció sonreír. Sin duda, todo el sobresalto que había en mi no era gran cosa para ese ser. —Veo que mi joven y tímido siervo ha adquirido más confianza en él mismo. Eso es muy bueno, pero no es suficiente —dijo luego de un momento con un tono más jovial—. Los sucesos del pasado siempre estarán presentes en nuestra vida, Nox. Tanto así que marcarán nuestra personalidad por el resto de nuestra existencia.

—Vuelvo a reiterar que no tengo idea de lo que habla —insistí. —Entonces recuerda tu primer pasado —me aconsejo—. De esa forma, podrás encontrar respuestas a tus preguntas. Si no lo recuerdas, por lo menos entiende lo siguiente: La llave a la entrada del recuerdo, es la imagen gemela del ave que arde. El ruido de un relámpago me despertó de mi sueño. Las imágenes vívidas del sueño aún danzaban frescas en mi mente. En un esfuerzo por aclarar las imágenes y palabras del hombre de mis sueños caminé hacia la ventana. Necesitaba pensar.

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El cielo de la noche se presentaba nublado y tormentoso. Una ligera lluvia azotaba la ventana haciendo que el sonido del golpeteo constante resonara por toda la habitación. ¿Cuánto tiempo había estado dormido? A mi mente llegaban imágenes de Amarok y yo haciendo el amor. Después de una pequeña siesta, Amarok y yo nos despedimos de Nahiara. Tiempo después Fenrir, Conaire y Elathan nos avisaron que saldrían del castillo, por lo que Amarok y yo nos quedamos solos con los sirvientes. Después de que Amarok llamara al sanador para concertar una cita el día siguiente dimos un paseo por el jardín. Entre pláticas y risas la tarde pasó en un santiamén. La noche trajo consigo el cansancio del día y después de la cena los dos nos encontrábamos en nuestra habitación. “Nuestra habitación” Las palabras sonaban tan perfectas en mi mente. Desde hacía poco menos de dos meses, Amarok y yo dormíamos juntos en el mismo lecho. He de decir que es una experiencia fenomenal despertar al lado de la persona que se ama. Sentir su calor rodeando mi cuerpo, la suavidad de su piel haciéndose paso a través de la mía; percibir su dureza apretada junto a mi cadera. Definitivamente despertar junto a Amarok era perfecto. Repentinamente, la ausencia de mi esposo se hizo presente en mi cabeza. Mi vista recorrió la habitación intentando encontrarlo, pero su presencia estaba ausente en ese momento. Sintiendo un poco de aprensión me alejé de la ventana disponiéndome a salir del cuarto. Una pequeña luz proveniente del cuarto de baño llamó mi atención y sigilosamente me acerqué hasta ella para revisar qué era. Lo que encontré dentro de aquellas paredes paralizó mi alma. ¿Cómo había conseguido Amarok ese objeto? ---------- Las palabras escritas en aquel pequeño diario dejaron a mi corazón tambaleándose en la confusión, la tristeza y la ira. Sé que mi ceguera había dañado a las personas más importantes de mi vida, pero… ¿acaso sabía la magnitud del daño? Tal vez la fecha en el que el diario se había escrito no estaba plasmada en sus hojas, puede que los nombres no estuviesen escritos; los detalles eran pocos. Sin embargo, era tan obvio todo. La firma con el nombre de Nox revelaba toda la verdad. Aún recordaba esa escena como si hubiese sido ayer. Yo había salido a buscar a Fenrir para reprenderlo por su falta de conducta con el maestro. Recuerdo que había escuchado un ruido entre los arbustos y pensando que se trataba de mi hermano menor me dirigí hacia el lugar siendo interrumpido precisamente por él. Según el diario que tenía en mis manos, aquella noche Fenrir sí había captado la presencia de Nox. Eso en cierta medida era impresionante, ya que ni mi olfato, ni mis sentidos pueden captar su olor o presencia.

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Entonces… ¿Fue por eso que Fenrir defendió a Nox aquel día previo a la boda? me pregunté. ¿Porque ya se habían conocido con anterioridad? Si la respuesta era sí: ¿De cuántos años con anterioridad estábamos hablando? Haciendo un recuento en mis memorias, el número de cinco vino a mi mente. Pero… ¿Cómo era eso posible? ¿Por cinco años Nox había estado enamorado de mí? ¿Cuánto daño le había hecho al hombre? Siempre distante, siempre iracundo, nunca permití que Nox entrara en mi vida y corazón. Lágrimas amargas bajaron por mis mejillas. La magnitud del daño quedaba descubierta antes mis ojos. Por poco cobro una vida con mi falta de tacto. Y no sólo una vida, sino una tan importante como la de Nox. Repentinamente, un gemido de asombro distrajo mi mirada del diario. Con un rápido vistazo pude comprobar que el sonido había provenido de la habitación. Lo más rápidamente que pude me levanté del suelo donde me hallaba sentado y corrí de inmediato hacia un pasmado Nox. Tomando entre mis brazos su delgado cuerpo lo acuné contra el mío. No podía dejar de llorar. —Lo siento, lo siento tanto —sollocé junto a su oído—. Lo siento…lo siento infinitamente, lo siento —seguí repitiendo mientras mis lágrimas se unían a las de Nox. Los sollozos y palabras de lamentos llenaron el cuarto de baño en un vals interminable de dolor y tristeza. Me tenía que desahogar. Después de unos minutos que a mí me parecieron eternos, por fin pude detener el torrente de emociones amargas que salían de mi cuerpo. Con cuidado me separé de Nox y lo miré a los ojos. Con palabras quebradas y débiles dije: —Sé que esto no basta, nunca lo hará; no podrán rehacer el daño que he causado en ti. Pero necesito decirlas: Lo siento, lo siento tanto. Yo no sabía nada de esto. Aunque eso no me da el derecho de lastimar tu corazón como lo hice. —Soy patético —murmuró Nox haciendo que nuevas lágrimas brotaran de sus ojos. —No lo eres, sólo eres una víctima más de mis decisiones —remarqué—.Tú no tienes la culpa. Viendo el cansancio de mi esposo, tomé su cuerpo entre mis brazos y lo llevé a nuestra cama. Envolviéndolo con mi cuerpo, considerablemente más grande que el suyo, dejé que el sueño nos dominara a ambos. El amanecer sería distinto. Con el nuevo día tal vez el dolor habría menguado un poco. ---------- Mis párpados se abrieron ante la luz del sol. Cuando intenté incorporarme, el habitual peso de Amarok me impidió hacerlo. Repentinamente, el recuerdo de mi diario entre sus manos me hizo recordar el suceso del día anterior. Cuando vi a Amarok sosteniendo el diario que hacía tanto tiempo había escrito en un intento de despojar a mi corazón de dolor, mi respiración se detuvo. El rechazo de Amarok era tan posible y doloroso luego de aquella patética lectura, que no fue hasta que sus disculpas y besos me tranquilizaron, que mi interior pudo volver a respirar. Era tan patético. Intentar acabar con mi vida una vez mis obligaciones se

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vieran acabadas. De sólo pensar en Elathan mi estómago se hacía un nudo. ¿Qué clase de hipócrita era? Yo había obligado a Elathan a vivir y en un momento de debilidad acabar con mi vida fue la idea más sencilla del momento. —Amor, deja de pensar tanto en ello —escuché la voz adormilada de Amarok. —Es solo que…—intenté responder. —No tienes culpa de nada —volvió a insistir él—. Tal vez, la única culpa que cargues sea la de haber tenido la idea de acabar con tu vida, pero ni siquiera la culpa de ello es completamente tuya. Esa culpa en parte también es mía por haber sido tan ciego. Deja de sentirte culpable y patético. Yo cargaré con las consecuencias de todo. —No quiero que tú seas el único en cargar con los errores del pasado —susurré—. Cuando dos personas deciden pasar el resto de su vida juntos, las cargas y problemas de ambos se ven repartidos en los hombros del otro. Yo no quiero que seas el único que sufra. No quiero desentenderme del problema sólo porque sea muy doloroso de recordar. Quiero estar contigo en cualquier forma posible, en lo dulce y amargo. Amarok me miró con aquellos profundos ojos que tenía, como intentado evaluar mis palabras. Una tenue y dulce sonrisa indicó cual había sido su conclusión. —Lo siento tanto —murmuró. Su brazo fue envolviendo mi cuerpo con lentitud hasta que ambos estábamos envueltos el uno en el otro—. No quiero volver a lastimarte de esa manera. Pero sé que en algún momento de nuestras vidas haré algo que termine por herirte. —Lo sé, pero no eres el único que puede lastimar —contesté—. Yo también tengo el poder de hacer eso —añadí acariciando su cabellera blanca—. Lo único que puedo prometerte es que haré todo lo posible para no lastimarte. —Entonces, yo haré la misma promesa. —Amarok levantó su cara y dándome un dulce beso en los labios me abrazó más fuerte. Cuando su lengua estaba a punto de entrar a mí dispuesta boca, un ruidoso golpe en la puerta nos interrumpió en el acto. —Joven amo, Nox. El sanador ha llegado. Los está esperando en el comedor ¿Lo dirijo hacia sus habitaciones? —Esa era la voz de Elathan. —Sí por favor, Elathan —dije con un resoplido de resignación—. Sólo dile que toque antes de entrar —pedí ruborizándome—. Me tengo que preparar. —Muy bien, mi señor. Al escuchar los pasos de Elathan alejándose, Amarok me tomó de la cintura y me obligó a salir del lecho del que me estaba costando cada vez más separarme. —Arriba. Tenemos que vestirnos —ordenó llevándome fuera de las sábanas. Repentinamente se veía preocupado. —No te preocupes —le dije al verlo así, aceptando salir de cama—. Te aseguro que no será nada malo. Sólo me he sentido algo cansado por las mañanas. No es nada grave.

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—Lo mejor será que te revise el sanador lo antes posible —dijo él sin perder su tono serio. —Sí, está bien —respondí resignado. Sabiendo de la visita del sanador, ambos nos levantamos y comenzamos a vestirnos para recibir al joven. Una vez las ropas estuvieron colocadas en su lugar, unos suaves golpes volvieron a llamar nuestra atención. —Jóvenes príncipes, soy Astor; el sanador —se presentó el hombre. —Pase —dijo Amarok mientras abría la puerta. El sanador era un joven de estatura media, algo delgado y ligeramente musculoso. No era nada a como me lo esperaba. —Bien, díganme. ¿Qué puedo hacer por ustedes? —preguntó nada más entrar. ---------- Ya había pasado más de media hora y aún el sanador y Nox no habían salido de la habitación. Fenrir, quien había regresado junto con Elathan y Conaire por la noche, se encontraba observando mi caminata nerviosa por el pasillo. —Deberías calmarte —comentó con una sonrisa estúpida en su cara. —Como si fuera tan sencillo hacer algo semejante —gruñí provocando que su sonrisa se ensanchara. —Tranquilo, mi instinto me dice que no es nada del otro mundo. Entonces, repentinamente, la puerta de mi habitación se abrió dejando ver al hombre que había estado revisando a Nox. —¿Todo está bien? —pregunté de inmediato, lanzándome prácticamente sobre el sujeto. —Tranquilo, todo está bien —me contestó el sanador despreocupadamente—; apenas algún detallito del que su esposo le informará. Por lo pronto, vendré el mes que viene para hacerle otro chequeo al joven príncipe. Mientras tanto sigan mis instrucciones. “Otro chequeo”. Mi mente se puso en blanco por aquella noticia. Si todo estaba bien ¿por qué rayos necesitaba entonces otro chequeo? ¡No tenía un jodido sentido! —Pero ¿Por qué otro chequeo? ¿Salió algo mal? —pregunté entonces con la voz chillona. —Como dije antes, todo salió bien —enfatizó de nuevo el hombre—. Su esposo está saludable para una persona en su estado —advirtió con una sonrisa—. No se preocupe, su esposo le explicará. Cualquier complicación contacten conmigo, vendré sin demora. Por lo pronto asegúrese de que se alimente bien y denle estas gotas después de desayunar y antes de ir a dormir. Recomiendo que el plátano sea la fruta de elección en su dieta. Y como dije, cualquier complicación contacte conmigo. Ahora, si me disculpan…

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Y diciendo esto el sujeto se alejó de nuestra vista. Con el corazón acelerado me adentré lo más rápidamente posible a la habitación y llegué hasta mi esposo. Dentro, Nox se encontraba acostado en la cama viendo hacia el techo. Preocupado me acerqué a él y le pregunté nervioso: —Amor, ¿todo está bien? El sanador no me aclaró nada de nada, simplemente me confundió. ¿Pasa algo malo? Nox giró su mirada hacia mí. Sonriéndome tiernamente tomó mi mano y la llevó hacia su vientre. Con voz trémula musitó: —Amarok, vamos a ser padres. Hasta ese momento, yo creía que nunca podría ser más feliz que la vez en que Nox se entregó a mí por primera vez. La vez que escuché un te amo de la boca de mi esposo. Pero ahora, las palabras de Nox comprobaron lo equivocado que estaba. Con completa felicidad tomé a Nox entre mis brazos y di vueltas con él por toda la habitación. Cuando decidí que era demasiado puse al hombre en el piso y le di un beso abrazador. Estaba tan feliz. Un hijo de Nox y mío estaba siendo gestado en el vientre de mi esposo en ese mismo instante. Sentía que no cabía de la dicha. —Te amo tanto —le dije mientras lo abrazaba nuevamente con todas mis fuerzas—. No sabes cuánto te amo. La familia que siempre soñé formar pronto sería una realidad. La vida no podría ser mejor… ¿O podría? Continuará… Notas finales: Muchas gracias por leer y espero sus comentario ¿Cómo les pareció esta pequeña sorpresa? Volver al índice CAPÍTULO 14 LA HECHICERA por Pergra Notas del autor: Hola nuevamente, nos encontramos otro lunes para traerles un nuevo capítulo. Como siempre agradezco a mi querida beta julxen por su apoyo con el capítulo y a todos los que leen esta historia. Sin más ni más les dejo la continuación. Capítulo 14 LA HECHICERA Ya habían pasado dos meses desde el día en que llegamos al castillo de la oscuridad. Día tras día había sido un infierno. Rodearse de los seres que hicieron tal daño a mi familia ya a mí, era la peor tortura de la que pudiera ser partícipe. El recuerdo de mi familia siendo descuartizada por esos seres

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inmundos y tenebrosos aún me seguía en mis sueños. Me uní en el ejército de la Reina Melusina solo para poder vengarme de esos seres que destrozaron mi infancia. Y por un tiempo fue como esperé. Los seres de la oscuridad caían ante mí como viles cerdos en el matadero. Mi espada hacía justicia, mi mano imponía la voluntad de muchos seres de luz; mi corazón se regodeaba de felicidad por las muertes más que necesarias de esas cosas. Pero un buen día, algo pasó con nuestra señora. Se enamoró, y eso hizo que perdiera la cordura. ¿Quién en su sano juicio se enamoraría de un ser tan despreciable como era el Rey de la oscuridad? —Athan, ¿puedes venir a mis aposentos? —En ese momento escuché la voz de mi señora detrás de mí y enseguida fue hacia ella. —Quiero hablar de algo importante contigo —me señaló. La seguí hacia las habitaciones que compartía con el Rey de la oscuridad. Una vez llegamos a los aposentos, mi señora nos dirigió hacia el balcón. Tomó asiento en una de las bellas sillas de color blanco y con su mano me indicó que hiciera lo mismo. Sentándome, miré fijamente hacia su bella silueta. Era una lástima que no me gustaran las damas ya que de ser así, seguramente la hermosa mujer que estaba frente a mí hubiera sido objeto de mi más ferviente deseo. —Athan, ¿por qué demonios sigues odiando de esa manera a los seres de la oscuridad? —me preguntó de repente sin resquemores. —Usted mejor que nadie sabe el por qué de mi odio hacia ellos —respondí con parquedad. —Lo sé, pero… ¿No crees que ya es suficiente? El odio te está consumiendo. Una leve molestia comenzó a invadir mi pecho. El solo hecho de tener que mencionar a esos inmundos me hacía temblar de asco. Aún así, estaba frente a mi señora, así que respondí: —No puedo perdonar, no quiero perdonar. Ellos arruinaron la vida de muchas personas, incluyendo la mía y la de mi familia. ¡Nunca los perdonaré! ¡Nunca! —Athan, por favor… —Ella trató de reflexionar conmigo pero algo en mi mirada la detuvo pues calló. —Si sigo en este castillo es solo por amor a su persona —respondí de nuevo recuperando un poco la calma—. Usted se ha convertido en parte de mi familia. Por eso aún sigo a su lado. Pero tenga en cuenta que mi paciencia no es eterna. —Veo… —Entonces, notando que poco o nada se podía sacar de aquella plática, mi señora hizo una seña con su mano ordenándome salir de sus aposentos. Así lo hice. Me sentía irritado pero no podía cambiar mis sentimientos. El dolor y el miedo aún estaban presentes en mi memoria. Sufrimientos y gritos de dolor, muerte y supervivencia. Si la Reina creía que lo olvidaría fácilmente, estaba muy equivocada. Desperté sobresaltado por el repentino sueño. Había sido tan real y tenebroso. El dolor de una pérdida seguía presente en mi corazón. Pero… ¿De qué pérdida se trataba?

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—Amor, ¿te encuentras bien? —Nox me preguntó aquello acariciando mi pecho con sus dulces y tiernas manos. Mi sobresaltado despertar lo había despertado también. —Sí, fue solo un sueño —le respondí para tranquilizarlo—. No es nada. —Entonces vuelve a…—Repentinamente, Nox guardó silencio, salió de la cama y se apresuró a correr al baño; sus arcadas se podían escuchar desde donde me encontraba acostado. Preocupado me acerqué al cuarto de baño. Cuando entré pude apreciar a mi esposo vomitando sobre una bacinilla. Regresé a la habitación y tomé un pañuelo que estaba cobre la mesita de noche. Con el paño en la mano limpié la cara de Nox suavemente y le froté la espalda. Lo necesitaba. — ¿Te encuentras bien? —pregunté sin dejar de pasar el paño por su rostro. —Solo algo mareado —me respondió él, recuperando sus fuerzas—. Se siente horrible. —Lo sé amor, pero solo será por los primero meses. —Pero eso no quita lo horrible que se siente. —La cabeza de Nox se recostó sobre mi hombro. Tomando al hombre entre mis brazos, lo llevé a la cama. Cuando ambos estuvimos recostados le pregunté mientras acariciaba su cabeza: —¿Te encuentras mejor? —Sí, mucho mejor —contestó él en un susurro. —Amarok, quiero ver la habitación nuevamente —dijo de repente. —¿Te refieres a la habitación del fénix? —pregunté un poco confundido. Nox asintió. —Así es. Tengo un presentimiento, pero no logro identificar si es bueno o malo. —No quiero que vayas allá —contesté. No quería a Nox de vuelta en ese lugar—. No quiero que te expongas al peligro. Pero Nox parecía muy seguro en su decisión. —Por favor, Amarok —me suplicó—. No creo que me pase nada malo. Si sintiera que mi vida corriera peligro no iría a ese lugar. Suspiré. Cuando Nox se ponía tozudo era difícil hacerle cambiar de parecer. —Está bien, pero le pediré a Fenrir que nos acompañe —acepté finalmente—. No quiero arriesgarme. —Gracias —Nox se emocionó saltando sobre mí. De inmediato agregó con una sonrisa—: Pero será luego. Ahora tengo hambre, quiero desayunar algo. —Está bien —sonreí jugueteando con su cabello—. Vístete e iremos al comedor. ¿Qué quiere desayunar hoy? —Realmente no me importa que sea —respondió él con una sonrisa pícara—. Solo quiero que tenga miel, mucha miel.

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— ¿Miel? Pero Nox, a ti no a ti no te gradaba la miel —le repliqué logrando que mi chico esbozara un hermoso pucherito. —No me agrada, es cierto. Pero repentinamente tengo muchas ganas de comer algo con miel. — ¡Nox! —Estaba a punto de soltar una carcajada ante el primer antojo de mi esposo cuando la voz de Fernir interrumpió la conversación. Un enorme cambia-formas lobo entró a nuestra habitación y se lanzó sobre la cama. Fernir tomó a Nox entre sus enormes brazos y antes de que yo pudiera siquiera replicar, ya le estaba dando un fuerte abrazo. —¡Felicidades! Me enteré por Elathan. ¡Pero qué vergüenza! Enterarme de la condición de mí cuñado por boca de terceros en vez de escucharlo por la de mi propio hermano. —Fernir me miraba con reproche. Era obvio que se sentía irritado por que no le conté antes sobre el embarazo de Nox. —Oye —le repliqué—. En primer lugar, estaba tan emocionado que el mundo restante desapareció ante mí. Y en segunda instancia, estás aplastando a “Mi embarazado esposo” Fernir dio un respingo cuando oyó eso. De inmediato soltó a Nox y se acomodó mejor en el lecho. —¡Oh, cierto! Lo siento. ¿Te lastimé? —preguntó preocupado. Nox solo rió. —No, en lo absoluto. Solo me sorprendiste. —Eso es bueno, estoy tan feliz por ustedes —añadió—. Por fin la familia que tanto esperaban formar se está haciendo realidad. —Lo sé, gracias Fenrir —le respondí con cierto deje de orgullo. —Por cierto —pregunté recordando el reciente tema que había estado tratando con Nox—, ¿Podrías acompañarnos a la habitación del Fénix? Fernir dio un respingo al oír mi propuesta. Resultó obvio que no se esperaba en lo absoluto una propuesta como la que acababa de hacerle y menos en un momento como ese. —¿La habitación del Fenix? —preguntó extrañado. Yo asentí— ¿Para qué quieren ir allí? —inquirió entonces—. ¿No es muy peligroso? —Tengo un presentimiento —contestó Nox insistiendo en pedir su ayuda—. Por favor, Fenrir. Si no vienes, Amarok no me dejará ir. Y quiero ir allí. Lo necesito. —Pero…¿por qué quieres ir allá? —insistió. —¡Sólo acompáñame! —replicó Nox. —No cederás, ¿cierto? —preguntó Fenrir repentinamente serio. —No —contestó Nox sin apartar la mirada de Fenrir.

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—Está bien, iré. —Fernir dio un largo suspiro aceptando el pedido de Nox. A veces sólo bastaban algunas miradas entre ellos para que comprendieran a la perfección lo que sentía cada uno. En ese momento, Fernir tuvo que ver mucha resolución en Nox para acceder a sus deseos. Me sentí admirado—. Pero ante cualquier indicio de peligro regresarás a tu habitación para dejar que Amarok y yo nos encarguemos —agregó mi hermano sin querer ceder sobre ese punto. Nox asintió. —Así se hará—respondió regalando a Fernir otro fuerte abrazo. Yo los miré de reojo. Si fuese otro hombre quien abrazara a Nox de ese modo, sin duda lo molería a golpes. Sin embargo, se trataba de mi hermano menor y la amistad de ese par no me causaba el menor disgusto. —Pero primero, tengo hambre. Quiero comer algo con miel —exclamó Nox. — ¿Miel? —preguntó Fenrir. — Pero a ti no te gusta la miel. —Exacto —dije yo y de inmediato las palabras de Fenrir me recordaron la cantidad de años que llevaban conociéndose esos dos. Un atisbo de tristeza se asomó en mi mente, pero la enterré muy en el fondo de la misma. Fenrir fue, por mucho tiempo, un bálsamo para calmar el dolor de Nox. Debería estar agradecido con él, no molesto ni triste. —Sí, miel. Quiero comer miel. —Antojos —comenté a Fenrir. Este solo sonrió y asintió en entendimiento. —Es extraño que hasta apenas hoy tengas antojos—comentó Fenrir. —No es apenas hoy —contestó Nox calzándose los zapatos. —Tenía un poco más de una semana con antojos extraños. Pero no le daba importancia. —Amor, debería haberme dicho—abracé a mi esposo por la espalda haciendo que este se estremeciera ligeramente. —No le di importancia—contestó Nox dándose la vuelta entre mis brazos. —Bien, bien, dejen de hacer eso por favor. —interrumpió Fenrir a lo que solo le contesté dándole un beso a Nox en los labios. — ¡Oh por dios! Los esperaré en el comedor—Fenrir salió de la habitación refunfuñando. —Vamos —le dije a Nox extendiéndole mi mano. —No querremos tener a un Fenrir gruñón todo el día. —Como respuesta Nox tomó mi mano y juntos nos dirigimos al comedor. ---------- A pesar de que la imagen estaba desvanecida, el fénix se mostraba orgulloso en la puerta de madera. El sentimiento extraño con el que me había levantado esa mañana, y había desaparecido poco a poco durante el desayuno, se hizo presente con más fuerza en cuanto nos situamos frente a la puerta. La voz de aquel sueño era aún tan clara y precisa, tanto que podía recitar cada una de las palabras dichas por aquella voz.

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“La codicia y el pago traerán a la hechicera. Las respuestas a las preguntas más sencillas vendrán junto con ella. El fénix guardián será testigo de su arribo a las tierras de los caídos. El principio de la verdad saldrá de sus labios y las decisiones del destino comenzarán a realizarse. Si quieres saber la verdad, busca a la pérfida aliada. Solo así podrás extender tus alas hacia el camino destinado” En un principio había estado confundido por sus palabras. Pero después de analizarlo un poco, la habitación donde el fénix estaba gravado en la puerta encajaba perfectamente con el acertijo. Solo que aún no acertaba a entender qué era eso de la tierra de los caídos. —Entremos —les dije entonces al par de enormes hombres que me escoltaban. Extendí mi mano para tomar la perilla de la puerta, pero en ese mismo momento una mano más grande y decidida impidió que pudiera abrirla. —Yo entraré primero —dijo Fenrir con expresión seria—. Cuando me asegure de que no hay ningún peligro ambos podrán entrar. —¡Pero no quiero que te arriesgues de esa manera! —repliqué—. Yo entraré primero y… Amarok dio un paso adelante deteniendo mi replica. Puso su mano sobre la perilla e intento abrirla él, sin embargo, nuevamente, la mano segura y fuerte de Fernir se interpuso. Estaba convencido de no querer ceder. —Amarok, ambos sabemos que entre tú y yo, yo soy el más fuerte —dijo mirando a los ojos a su hermano. Su expresión seguía siendo muy seria—. Así que por favor confía en mí por una vez y déjame entrar primero. Ya no soy un niño. Con expresión indescifrable, Amarok miró a los ojos a su hermano por un par de minutos antes de contestar: —Bien, confío en ti. Pero ante cualquier problema estaré a tu lado más rápido de lo que tú puedes comer una manzana —advirtió. —Oye, yo no como tan rápido —se quejó Fenrir borrando esa expresión seria de su rostro. —Como digas —le sonrió de vuelta Amarok. Entonces, dándole una enorme sonrisa a su hermano mayor, Fenrir abrió la puerta que comunicaba con la extraña, y ahora, vacía habitación. Con pasos lentos el joven lobo se adentró al oscuro cuarto. Amarok y yo aguzamos el oído ante algún posible ataque o peligro, pero conforme pasaban los segundos los sonidos se negaban a llegar a nuestros oídos. Con temor busqué la mirada de mi esposo solo para encontrar también un poco de aprensión de su parte. Los minutos pasaban y Fenrir no salía de aquel misterioso cuarto. Ya preocupados por eso mismo, Amarok murmuró finalmente: —Iré a buscarlo, quédate aquí. —Está bien. —Tenía mucho miedo pero único que pude hacer fue asentir y ver como mi marido abría la puerta que hacía unos minutos había sido cerrada. Para nuestro alivio, Fenrir se encontraba justo detrás de la puerta viendo con concentración toda la habitación.

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Adelantándome hasta quedar al lado de Amarok pregunté: —¿Qué sucede, Fenrir? —No puedo ver nada, pero puedo sentir algo—dijo mientras Amarok entraba y se situaba a su lado. —Sí, también puedo oler algo fuera de lo común —secundó Amarok. —¿Qué será? —pregunté. Repentinamente, un movimiento rápido proveniente de la ventana que tenía la habitación llamó mi atención. Con la mayor rapidez de la que mi cuerpo fue capaz de realizar invoqué un escudo de protección sobre los dos cambiaformas. El escudo resultó provechoso, ya que una enorme esfera de energía se estrelló contra la pared invisible del escudo. Sobresaltados, Amarok y Fenrir sacaron sus garras y caninos y se agazaparon en el suelo de madera. Un nuevo movimiento atrajo mi atención. Reforzando mi magia en el escudo esperé recibir un nuevo ataque. Una nueva esfera de energía, ahora acompañada de fuego fatuo no se hizo esperar. Mi magia se tambaleó por el poder del ataque, y por lo tanto, el escudo se debilitó. Sabiendo que el nuevo ataque destruiría el escudo por completo cerré mis ojos y extendí mi magia, intentando encontrar alguna otra fuente de energía. De inmediato, una figura llena de magia apareció ante mis sentidos. Alzando la voz les grité a los dos hombres: —¡A la derecha, a quince pasos de ustedes! Amarok y Fernir sonrieron al escucharme y se lanzaron hacia el lugar indicado. Fenrir lanzó un fuerte y apasionado zarpazo a lo que parecía ser aire, pero un estruendoso gemido de dolor indicó que había dado en el lugar correcto. Amarok sacó de entre sus ropas una pequeña daga con grabados de color rojo. Con un rápido movimiento la daga se llenó de llamas y la lanzó hacia donde segundos antes Fenrir había golpeado. La pequeña arma se topó con un objeto invisible para nuestros ojos. Un tremendo grito de dolor se alzó ante nosotros. Sonriendo, Fenrir lanzó un golpe en la dirección de la daga. Lamentablemente su ataque falló pues el ser invisible se movió con un reflejo muy rápido teniendo en cuenta su condición de herido. Ahora, un gemido de dolor salió de la garganta de Fenrir; de su brazo derecho brotaron hilillos de sangre como resultado de una herida larga y delgada. El hombre, mujer o lo que fuera que se hallaba frente a él, se deshizo de la daga, aventándola lejos de sus rivales. Pero para nuestra suerte, la mancha de sangre ahora era visible permitiéndonos ver al atacante. En eso pensaba cuando nuevamente la figura ensangrentada se movió hacia Fenrir, y yo, intuyendo peligro, lancé un nuevo escudo sobre su cuerpo. Un ruido de metal prorrumpió en la habitación. Amarok, aprovechando el ataque fallido, lanzó una nueva daga, guardada también en su ropa. La daga ahora no estaba cubierta de llamas, sino de alguna magia extraña. Había un velo negro cubriendo la daga. Se me hizo extraño. Pero no tuve tiempo de pensar más al respecto. La daga dio con su objetivo. El extraño ser lazó un gruñido de dolor y frustración por el nuevo ataque, e intentando deshacerse de alguno de su dos oponentes volvió a sacar la daga de su

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cuerpo, y esta vez, en vez de arrojarla lejos del campo de pelea, la arrojó hacia mi cuerpo. El brillo metálico dirigiéndose hacia mí me hizo reaccionar. No dejaría que me hiriera. Di un gran salto hacia mi costado e invoqué un escudo un poco diferente. El escudo que invoqué disipaba la magia ajena. Afortunadamente para mí, la magia de la daga se desvaneció nada más tocar el escudo. La daga cayó al suelo y permaneció inofensiva en la madera. Mi mirada se dirigió nuevamente hacia la batalla. Las expresiones de Fenrir y de Amarok eran peligrosas. Ambos lucían caras llenas de furia y peligro. Todos sus instintos estaban a flor de piel. En una de esas, Fenrir con un alto gruñido corrió hacia donde la mancha de sangre se situaba. Amarok por su parte sacó una tercera daga de su ropa. Tenía una sonrisa torcida en su rostro. Una sonrisa que yo conocía muy bien. —Apuesto a que tus movimientos son limitados después de todo el paralizante que te lancé con la última daga —dijo mi esposo escoltando la figura de Fenrir. Fenrir sonrió. Amarok invocó rayos, los cuales fueron embebidos por la daga. Con un rápido movimiento lanzó el arma hacia Fenrir, éste la atrapó en el aire y con una sonrisa peligrosa atacó al ser. Un gemido indicó la certeza del golpe y repentinamente una sombra comenzó a aparecer en el lugar donde la daga estaba clavada. Fenrir se alejó unos pasos y vio críticamente hacia a la figura que cada vez se hacía más visible. Unos minutos pasaron antes de que pudiéramos admirar a nuestro atacante en todo su esplendor. Era increíble. Una mujer de edad desconocida apareció ante nosotros. Sus labios rojos y ojos del mismo color nos miraban con ira mal contenida. Sus cabellos de color dorado se habían manchado de sangre junto con su túnica, justo en los lugares donde habían acertado los ataques de Fernir y Amarok. Unos arañazos profundos y sangrantes se vislumbraban en su espalda. —Parece que me han tendido una trampa —musitó la desconocida con una fría sonrisa. —¿Trampa? ¡Eres tú la que se adentró en el castillo sin permiso! —gruñó Amarok temblando de furia—.Y no solo eso. ¡Nos atacaste mientras estábamos desprevenidos! — ¡Oh, bueno! No es como si fuera gran cosa —respondió ella divertida. —Es solo la costumbre. —¿Costumbre? ¿Hablas de esto como una costumbre? —Fenrir gruñó. Estaba irritadísimo—. Atacarnos con la intención matarnos. ¡Qué costumbre! —bufó. La mujer rompió en una tenue risita ante el tono de Fenrir, pero al instante tuvo que toser por el dolor de sus heridas. Luego de eso, un suspiró brotó de su boca y toda ella pareció terriblemente cansada. Volvió su vista hacia nosotros y dijo: —Como sea, yo solo vine por el pago. —¿Pago? —extrañado me acerqué unos pasos más hacia la desconocida. ¿A qué se refería con eso del pago? —Sí, mi pago —aseguró ella.

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—No sé de qué pago estás hablando —repetí, provocando que todas las miradas se dirigieran a mí. —Eso es un asunto entre el rey y yo —respondió ella con ira—. ¡Ustedes no tiene nada que ver en esto! —Mi padre no se encuentra en estos momentos —le dije entonces, tratando de convencerla—. Te sugiero por lo tanto que nos digas a nosotros de qué pago estás hablando. Quizás podamos ayudarte. La mujer me miró a los ojos. Por un momento, algo parecido al temor pareció cruzar por su mirada. Estuve tentado a usar algún tipo de magia para obligarla a ceder pero por alguna razón me contuve. Ella volvió a suspirar. —No puedo decir nada —dijo en voz baja—. Pero puedo hacer una excepción si es que quieren cambiar algo por la información. —¿Tú vida no te parece suficiente? —le preguntó Amarok con tono peligroso. La mujer hizo una mueca de dolor para luego ser sustituida por una sonrisa forzada. —Eso me convence demasiado —musitó—, pero antes que nada debo presentarme: Mi nombre es Dolly, miembro del círculo de hechiceros del mundo mágico por más de cincuenta años. Mucho gusto. —¿Mucho gusto? ¿En serio?— Fenrir la interrumpió bastante molesto. ¿Podía ser esa mujer más desvergonzada? —. Ahórrate toda esta introducción y ve al punto —la acució—. ¿Qué rayos haces aquí y de qué pago hablas? —Bien —respondió ella a regañadientes—. Si se van a poner hostiles, empezaré. >> Hace ya más de cinco años, el Rey Asbel contactó conmigo. El hombre quería realizar un hechizo bastante maligno. El principio me negué rotundamente, la magia en donde se implica la muerte de seres mágicos es sumamente peligrosa. Pero después de ver la suma de dinero que me era ofrecida, no pude negarme. —¿A qué te refieres? —preguntó Amarok. —Al parecer, el Rey Asbel quería obtener poder. Mucho, mucho poder. El hombre daba la impresión de tener conocimiento sobre algún hechizo que podía otorgarle su deseo. Pero, ¿saben? Todo se tiene que pagar en la magia. Así como la energía de nuestro cuerpo se ve absorbida por el uso de nuestra magia, para obtener poder se tiene que entregar algo a cambio. —¿Qué era ese pago? —le pregunté con voz temblorosa. —Vidas, cientos de vidas —respondió ella—. Estoy segura que de haberlo podido hacer por él mismo, lo habría hecho desde hace mucho. Pero lamentablemente, él no podía hacer el sacrificio, ni el hechizo para recibir el poder por sí solo. Ocupaba de un acompañante que le ayudara a realizar los sacrificios. Y ese acompañante debía ser yo. —¿Él dijo quiénes iban a ser sus sacrificios? —le pregunté temeroso. —Claro que me lo dijo —aseguró ella como si hablara del menú del día—. Antes que nada, para que me comprendan bien, el hechizo consistía principalmente en el

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sacrificio —informó—. Entre más sacrificios se realizaran, más poder se obtendría. Sin embargo, para empezar con el hechizo se tenía que sacrificar un alma totalmente pura. — ¿Un alma totalmente pura? —Fenrir preguntó aquello con la voz temblorosa. La conversación estaba tomando un giro que no le gustaba nada. —Así es, un bebé o algún niño pequeño —dijo la mujer—. Pero no cualquier niño. El niño tenía que ser de sangre real. Realmente para mí ese iba a ser el ingrediente más difícil de conseguir. Pero él me dijo que pronto iba a tener a un pequeño de sangre real entre sus manos. El hombre dijo exactamente estas palabras: ¿Después de todo, que sangre más real existe que la mía? Las palabras de la hechicera Dolly hicieron que la poca sangre que quedaba en mi rostro se drenara por completo. Mi mano se situó sobre mi vientre con miedo ¿Era por eso el apremio que mi padre tenía de casarnos y tener niños? Volví mi mirada a Amarok y éste presentaba una cara de incredulidad, miedo e ira. —Entonces… ¿Quiénes iban a ser los demás sacrificios? —preguntó Amarok con los ojos entrecerrados por la furia. —Una manada de lobos que vivía dentro del reino del Rey. —¿Una manada de lobos? —Un enorme miedo se instaló dentro de mi pecho ¿Qué era lo que mi padre estaba planeando? — ¿T-tu sabes por qué hacía eso? —le pregunté a la mujer. —Para obtener poder —volvió a asegurar ella—. De ahí en más no sé sus intenciones. Lamentablemente el hombre me había prometido que me pagaría la mitad del pago total el mes pasado. Pero como verán, nunca llegó a mis manos el dinero. —Veo… Miles y millones de preguntas bailaban en mi cabeza ¿Qué era lo que mi padre intentaba hacer? ¿Por qué lo hacía? ¿Qué lo movía a hacerlo? Para mi desgracia, mi padre no se hallaba presente y todas esas dudas tendrían que quedar aplazadas. De momento era prioridad acabar con los funestos planes de mi desquiciado progenitor o por lo menos, aplazarlo. Miré a Amarok y éste asintió. Pensábamos igual. —Si todo lo que dices es verdad, vamos a necesitar tu ayuda —dije entonces mirando a la mujer. —Lamentablemente no puedo quedarme más, será mejor que… Abrí los ojos con pavor. Un quejido ahogado salió de la boca de la hechicera y repentinamente la mujer cayó muerta ante nosotros. De las sombras, Conaire salió con una sonrisa torcida. Todos quedamos sin aliento. —Ustedes le prometieron dejarle vivir. Yo no hice tal promesa —dijo con rostro de satisfacción. —¡Conaire, ¿por qué lo hiciste?! —preguntó Fenrir. —Esa mujer es un peligro —respondió el chico—. Además, creo que ya había dicho

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todo lo que sabía. No creo que el Rey Asbel sea tan idiota como para hablar de todo su plan con una mujerzuela como ésta. —Tengo curiosidad. ¿Esta será la amenaza que le preocupaba al Rey? —preguntó Amarok a nadie en particular. —Puede que fuera eso —comenté yo—. Sin embargo… ¿Cómo se supone que le comunicaría del incidente? —me dije a mi mismo—. Desde que mi padre se fue y el primer mes pasó no he podido comunicarme con él. Mi espejo de comunicación no comunica con el de mi padre. —No tengo idea del plan del Rey Asbel —gruñó Amarok con rudeza—. Pero no podemos descuidarnos, no podemos permitir que toque a ningún miembro de la manada. No voy a permitir que toque a mi esposo e hijo —remató tomándome entre sus brazos. —Te apoyo de igual manera —secundó Fenrir con la mandíbula tensa—.Ese hombre es un peligro tanto para la manada como para su pueblo. ¡Hay que derrocarlo! —Centrarnos primero en lo que tenemos de frente —murmuró Amarok con más sensatez que la de su hermano—. No podemos dejar este cadáver en el castillo, debemos deshacernos de él. —Perdón que los interrumpa, pero el cadáver en cuestión ha desaparecido—musitó Conaire son un semblante algo oscuro. —¡¿Qué?!—Los tres incrédulos ante la noticia volteamos a ver hacía el sitio donde habíamos visto por última vez el cadáver de la bruja. Para nuestra gran sorpresa el cadáver que antes había adornado la habitación, en ese momento había desaparecido para ser sustituido por un montón de cenizas. — ¡¿Qué demonios sucedió?! —gritó Fenrir algo alterado. —Los hechiceros suelen hechizar sus propios cuerpos para volverse cenizas una vez mueren —contestó Conaire. — ¿Por qué lo hacen? —le pregunté curioso. —A ciencia cierta no lo sé —respondió él—. Quiero suponer que es para evitar un mal uso de su cuerpo. —Lo mejor será salir de aquí y contarle todo a Nahiara —comentó Fenrir a Amarok. —Sí, será lo mejor —respondió Amarok soltando mi cadera para tomar mi mano. Junto llegamos hasta la salida de la habitación y nos dispusimos a cerrarla. Estábamos a punto de bloquear de nuevo la entrada cuando un brillo metálico llamó mi atención. El brillo provenía de la puerta, por lo que desprendiéndome de Amarok me acerqué hasta ella y examiné la madera. La figura tenue del Fénix se alzaba impávida en la madera. Sus alas se extendían en toda su longitud de la misma. Su pico se alzaba por encima de todo, dándole una postura orgullosa e imponente. Las llamas de color rojo envolvían su cuerpo, ocasionando que la imagen se viera mítica. Lamentablemente, los colores desvaídos hacían mermar la imponencia de la imagen. Aún así era hermosa. Sabiendo que había visto algo extraño en la figura del ave, revisé nuevamente la imagen con mayor cuidado. Después de unos segundos de cuidadoso escrutinio encontré algo extraño en la figura. Sobre el pico había una pequeña abertura, en

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un principio se lo había atribuido a un daño provocado por la edad de la madera, pero la abertura estaba hecha de una manera cuidadosa. —Conaire, ¿podrías revisar esta pequeña cavidad? —le pregunté al joven quien solo me sonrió y asintió con la cabeza. Acercándose, convirtió su mano en humo y hurgó dentro de la abertura. Unos segundos después un objeto metálico salió de la cavidad cayendo al suelo y provocando un sonido metálico al chocar contra la piedra. Inmediatamente, y agradeciendo a Conaire, tomé el objeto que yacía en el suelo. Cuando observé el objeto metálico con cuidado mi corazón se detuvo casi por completo. La figura metálica que sostenía entre mis brazos era nada más ni nada menos que una llave metálica. --------- —Pronto parte de la verdad será revelada —dijo mi maestro viendo en mi cabeza las mismas imágenes que yo veía. — ¿No es toda la verdad? —le pregunté a mi maestro. —No lo es —contestó simplemente en mi cabeza—. Para que ustedes sepan toda la verdad, falta caminar un largo camino. Y apenas han recorrido el principio. —Pero hemos empezado a recorrerlo —le contesté un tanto ceñudo. Mi maestro sonrió. —Por supuesto —me dijo conservando la sonrisa—. Y justamente, una de las decisiones más difíciles ya la han hecho esos dos. Ahora solo les falta sortear todos los obstáculos que se les presenten en el camino. Va ser divertido lo que vamos a observar. Y diciendo esto, volvió a salir de mi cabeza. Continuará… Notas finales: Muchas gracias por todos aquellos que leen esta historia, y también agradezco muchísimo a aquellos que se toman unos minutos de su tiempo para comentar. Sus palabras me hacen muy feliz. Nos leemos el próximo lunes. Volver al índice CAPÍTULO 15 REYES por Pergra

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Notas del autor: Hola a todos nuevamente, aquí otro lunes con ustedes. Le doy mi más sincera gratitud a Julxen por betear este capítulo y por darme consejos muy buenos sobre ellos. CAPÍTULO 15 QUINCE REYES Mis sentidos se encontraban embotados, mis pensamientos dispersos. Un pitido agudo no me dejaba escuchar los sonidos a mí alrededor. Mi corazón latía tan fuerte que era consciente de sus palpitaciones. Una y otra vez se escuchaban en un ciclo interminable. —Nox. —De repente escuché un tenue murmuro, uno débil y pequeño. —Nox—repitió la voz, alzándose un poco esta vez para sacarme a medias de mi estupor. —Nox— dijo una vez más y una mano se hizo presente sobre mi hombro. Sacudí mi cabeza en un intento de volver a la realidad. Repentinamente mis sentidos volvieron de forma explosiva, provocando que mi mente diera vueltas. Era él, ese rostro tan conocido y amado por mí. Era él. — ¿Te encuentras bien, Nox? —preguntó Amarok preocupado. Mis ojos lo enfocaron enseguida. —Sí —respondí al tiempo que cambiaba de opinión y respondía: —No —. Al él no podía mentirle. No quería. Una mano grande y firme sujetó mis caderas y repentinamente la otra se hizo presente debajo de mis rodillas. De estar en el suelo pase al instante a estar alzado entre los brazos de mi esposo. Eso me alivió. — ¿Qué te sucede, Nox? —me preguntó el que parecía ser Fenrir. —Es la llave —respondí a nadie en particular. —¿Cuál llave? —preguntó Amarok quien se encontraba sosteniéndome contra su musculoso pecho. —Encontré una llave —susurré. —¿Podría ser…? —comenzó a hablar Fenrir. —Tenemos que contactar con Nahiara —comentó Amarok sin soltar su agarre de mi cuerpo. —Tenemos que comprobar si es la llave de la trampilla —les dije sintiéndome aún un poco aturdido. —Yo lo comprobaré. —Conaire alzó la voz, su semblante era inusualmente serio, tanto que sentí escalofríos. El susodicho se acercó a mí y tomó la llave de entre mis manos; con paso firme entró a la habitación y los demás siguieron sus pasos. Pronto nos hallábamos frente a la vieja trampilla que tantos problemas

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nos había causado. Una extraña sensación se asentó en mi pecho. La hora de la verdad se estaba aproximando. — ¿No será mejor esperar a Nahiara y Elathan? —preguntó Fenrir de repente con aire de preocupación. —No revisaremos lo que hay dentro de la trampilla, solo veremos si es la llave que lo abre —contestó Conaire ya arrodillado en el suelo. De inmediato, tomó una enorme bocanada de aire antes de dirigir la llave a la cerradura de la trampilla y sin dudar más la empujó. La punta de la llave entró con facilidad hasta el tope y con un movimiento tortuosamente lento, Conaire le dio vuelta y esperó. Repentinamente, un click prorrumpió el silencio sepulcral que se había establecido. El sonido de la madera moviéndose hizo que todos nos sobresaltáramos y que Amarok aumentara su agarre en mi cuerpo. Conaire, con un movimiento lento, tomó el aza de la puerta y lo jaló. Ante nosotros se encontraba la trampilla abierta de par en par. La oscuridad nos impedía ver qué era lo que contenía, pero no hacía falta ser un genio para intuir que secretos escondía. Con un movimiento lento, Conaire cerró la trampilla y dijo: —Tenemos que comunicarnos con los demás. Yo me adelantaré y le avisaré a Elathan. Ustedes vayan a descansar. Y con esas últimas palabras salió de nuestra vista. —Yo hablaré con Nahiara. Amarok, será mejor que lleves a Nox a su habitación —habló Fenrir. —Lo haré —respondió Amarok—, pero procura no alterar mucho a Nahiara —advirtió—.Ya sabes cómo se pone con estas cosas. Fenrir asintió y salió rápidamente de la habitación. Amarok se fue tras él y pronto me llevó consigo hasta nuestra habitación. Una vez allí, me acomodó en el lecho y me acarició dulcemente la cabeza. La sonrisa que me dedicó no ocultaba la preocupación que asomaba por sus ojos. —Será mejor que te pongamos cómodo —fue lo que me dijo finalmente antes de darme un beso en la frente—. Han sido suficientes emociones por hoy. ---------- La noche cayó temprano sobre el reino. No sé cuantas horas dormí pero al despertar, Amarok seguía todavía junto a mí en el lecho. No dormía, sólo velaba mi sueño. Sonreí. —¿Cómo te sientes? —me preguntó al verme despertar. —Mejor —le contesté—Pero aún sigo aturdido. No puedo creer que mi padre quiera cometer semejante genocidio. Es horrible. —Lo sé —me contestó acariciando dulcemente mi cabello. —No puedo dejar que lo haga —murmuré cediendo ante sus tiernas caricias. —¿Qué piensas hacer? —preguntó.

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—Convocaré al pueblo de la Media Noche —respondí—. Les diré lo que pasa. Derrocaré a mi padre. No se saldará con la suya, Amarok. No lo voy a permitir. Las caricias se detuvieron repentinamente. La mirada de Amarok se agudizó preocupada. Sus ojos estaban cargados de una consternación que nunca antes había visto en él. Temblé. —¿Qué pasa? —pregunté con la voz quebrada por el miedo. —¿Estás seguro? —inquirió perforándome con sus hermosos ojos negros. —Los estoy. —Creí en aquel momento—. De hecho, en cuanto se desocupe Elathan le diré que corra la voz por el pueblo —afirmé con total confianza—. Es tiempo de que haya un cambio. Un cambio… aunque ello solo signifique que… Amarok suspiró. En ese momento sus bellos ojos se llenaron momentáneamente de una enorme dulzura que me hizo sentir confiado. —… que tendrás que hacerte cargo del pueblo, y no solo como un mero suplente, sino como un rey —terminó por mí—. ¿Es eso lo que realmente deseas? —cuestionó. —Es eso lo que deseo si es para el bien de mi gente —respondí—.Y eso no es todo. Si llego a convertirme en rey, tú… —Seré rey junto contigo —contestó Amarok—. Lo sé —sonrió—. Sea lo que sea que hagas yo te apoyaré. No te dejaré solo. Y si eso significa hacerse cargo de un pueblo entero, lo haré. La respuesta de Amarok provocaron en mí una ganas infinitas de abrazarlo con todas mis fuerzas, sin embargo, lo que hice no fue nada parecido. Mis ojos evadieron su mirada y mi cuerpo enteró se estremeció de dolor. Si algo malo llegaba a ocurrirme, no quería que Amarok tuviera que padecer conmigo. No lo quería en lo absoluto. —¿Estás seguro? —pregunté entonces necesitando escuchar esa certeza de sus labios. —Lo estoy. No permitiré que el Rey Asbel haga semejante matanza —me contestó con firmeza—. No dejaré que toque a mi hijo o hija y le haga daño. —Gracias —susurré sintiéndome un poco más tranquilo. —Sea lo que sea, lo afrontaremos juntos —prometió de nuevo mirándome a los ojos—. Lo juro. Repentinamente, una voz preocupada se escuchó desde la puerta de nuestros aposentos. Amarok y yo nos sobresaltamos, pero luego, al ver de quién se trataba la persona que estaba del otro lado, la calma volvió a nuestros corazones. —Joven amo Nox, ¿se encuentra bien? —Elathan se veía pálido. —Por ahora —le contesté esbozando una cálida sonrisa—. Elathan quiero que hagas algo por mí —dije acto seguido. —Lo que usted ordene amo. Elathan escuchó atentamente mi pedido. Quería a todo el pueblo, a todos nuestros súbditos reunidos ante el balcón real lo antes posible. Necesitaba poner a mi

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pueblo al corriente de la situación antes de que una desgracia pasara. Y por las cosas que había descubierto aquel día, en cualquier momento podía ocurrir una tragedia. —¿Has entendido todo bien, Elathan? —Sí, mi señor. He entendido todo y así se hará —me respondió el susodicho con una reverencia cortes. Ya iba a salir presuroso de la habitación cuando se detuvo en el umbral de la puerta y preguntó: —¿Puedo suponer que el reinado de Asbel llegó a su fin? —Puedes —contestó Amarok con una sonrisa. —El pueblo hace al hombre Rey —le respondí a mi amigo. —Entonces creo que será pertinente comenzar a utilizar el honorífico de Rey en ustedes dos —sonrió él, y con esas últimas palabras salió de la habitación. —Elathan es muy impulsivo al decir esto —comenté cuando se hubo ido. —No lo creo. El pueblo te ama, ¿no lo notas? —lo apoyó Amarok. —No tienen por qué hacerlo —repliqué yo. —Tienen motivos excelentes para hacerlo —volvió a insistir Amarok—. Y yo te diré por qué: Tratas con respeto a todas las clases y razas. Si encuentras a alguien en apuros, no dudas en prestar tu ayuda. Todos los sirvientes a tu servicio adoran trabajar en el castillo, los niños que trabajan para ti reciben educación y cuidados pertinentes. Te adoran, todos te adoran. Creo que el pueblo apoyará tu decisión, Nox. Creo que serás… que seremos unos buenos reyes. Las palabras de Amarok me dejaron mudo ¿Podría ser eso verdad? ¿El pueblo me respaldaría cuando mi padre viniera a tomar lo que él creía suyo? ¿Obtendría el respaldo de los súbditos que habían jurado defender a mi padre años atrás? ¿La gente creería lo que estaba a punto de decirles desde el balcón del palacio? ¿Podrían creer algo tan horrible? —Por cierto, el escudo que hiciste para protegernos ¿Estaba hecha de magia oscura? —preguntó repentinamente Amarok sacándome de mis cavilaciones. —Y-yo…—tartamudeé un poco sin saber sí debía contar esa verdad a Amarok. —Nahiara es mitad shifter, mitad elfo. ¿Lo sabías? —me dijo él buscando un punto de confianza—. ¿Sabías que hay dos tipos de elfos? —me preguntó—. Elfos oscuros y elfos de la luz. De estas dos razas, el mundo ama a los elfos de luz, pero odian a su contraparte oscura. Les temen. ¿Sabías eso? —Lo sé. —Mis ojos se detuvieron en la mirada que Amarok depositaba en mi. La verdad sobre mi origen era algo que incluso a mi me costaba tratar, por lo tanto no sabía si estaba preparado para hablarlo con Amarok. Lo que dijo a continuación me sorprendió enormemente. —La parte élfica de mi hermano proviene de la raza de la oscuridad —confesó en susurro—. La madre de Nahiara fue un elfo oscuro. A diferencia de muchos yo no juzgo a las personas por ser seres de luz u oscuridad. Y no te juzgaré a ti

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tampoco, Nox. —¡No sé muy bien cuál sea la raza de mi madre! —solté repentinamente sintiéndome acorralado—. Pero al parecer ella era parte de la casa de la oscuridad —anoté. —¿Tu padre a que ser mágico pertenece? —insistió Amarok. —Tampoco lo sé —contesté contrariado. —Nunca ha hablado sobre su pasado, es muy reservado en ese aspecto. —Mis señores…—Elathan entró a la habitación cortando abruptamente el aire de discordia que se había formado entre Amarok y yo—. Está hecho —dijo—, les aseguro que la mayoría del pueblo asistirá a la reunión. —Entonces, solo nos queda esperar —les dije a los dos con una sonrisa ligera. —Parece que así es —comentó Amarok. —¿Por qué no descansa algo mientras tanto? —sugirió Elathan. —Tienes razón —contesté mientras el sueño se apoderaba nuevamente de mi. Me eché sobre el lecho y puse la cabeza sobre la almohada. Lo último que recuerdo es la mirada de amor de Amarok y la sonrisa ladina de Elathan. ---------- El barullo de la gente se alzaba en los terrenos de castillo. Como bien había dicho Elathan, la mayoría del pueblo se encontraba reunida para escuchar mis palabras. En espera de que la hora llegara, me senté en el suelo, cerca del balcón donde anunciaría los planes de mi padre y su destierro. Repentinamente, unos pasos hicieron que mi vista se desplazara hacia arriba. Amarok me veía con una hermosa sonrisa. Ese solo gesto daba a mi espíritu todo el valor que necesitaba. —¿Nervioso? —preguntó mi esposo. —Mucho —le respondí mientras él se sentaba al lado mío. —Recuerda que no estarás solo. Fenrir, Conaire, Elathan, yo, e incluso Nahiara, te prestaremos nuestro apoyo —afirmó. —Lo sé, pero eso no lo hace menos aterrador —sonreí nerviosamente. —Lo entiendo —susurró y su mano tomó la mía con un tierno apretón. —Pero todo saldrá bien —volvió a sonreír. Pronto el anochecer se fue acercando. Sabiendo que no podía aplazar por más tiempo el encuentro me levanté y tomando la mano de Amarok, salí hacia mi encuentro de frente con mi destino. La hora final había llegado. ---------- El murmullo de la multitud se calmó cuando mi presencia y la de mi esposo se

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hicieron presentes en el balcón. Intensas miradas de curiosidad fueron dirigidas hacia nosotros. Murmullos de inquietud y sonidos de impresión inundaban ahora el ambiente. El pueblo de mi padre se veía igual que siempre. Sus ropas viejas y desgastadas, sus expresiones cansadas y devastadas. La pobreza presente en cada uno de ellos. Al verlos así en ese momento, desde una nueva perspectiva, todo mi nerviosismo se fue a la deriva. Aquella era otra razón más para impedir que mi padre tomara control del pueblo nuevamente. No lo podía permitir. —Hombres y mujeres que habitan este modesto pueblo, se preguntarán por qué los he citado de manera tan precipitada el día de hoy a este lugar —abrí mi discurso con voz clara y fuerte—. Esta noticia no es vieja, pero dudo que todos sepan de ella: Mi padre se fue hace ya 4 meses del pueblo, dejándome como encargado temporal de velar por las necesidades del mismo —continué bajo el cuchicheo de asombro de la gente—. Mi padre me dijo que solo estaría fuera un mes, pero como puede observar, cuatro meses ya han pasado desde su partida y él aún no regresa. Durante estos últimos meses he intentado comunicarme con él por medio de los espejos de comunicación. Sin embargo, cuando intento contactar con el espejo de mi padre, la conexión se rompe, impidiéndome hablar con él. >> Pero eso no es lo más importante ahora. Lo que realmente me ha movido a citarlos esta noche aquí, es algo mucho más importante que eso. Mucho antes siquiera de la partida de mi padre, hubo ciertos acontecimientos dentro del castillo que involucraban al Rey y que nos hicieron sospechar. Viendo esto, varias personas nos dimos a la tarea de investigar un poco sobre los asuntos de mi padre. Esto es lo que hemos descubierto. Mi garganta se secó. Lentamente viré mi rostro hacía un lado y mis ojos se encontraron con los de Amarok, quien me miraba con aprobación y me daba fuerzas desde al otro extremo del balcón. Continué. >>Durante estos últimos meses, varios de nosotros hemos investigado al Rey Asbel, mi padre, y lamentablemente no habíamos podido encontrar nada extraño que lo incriminara… hasta el día de hoy. Sí, hoy. Hoy mismo una visita no deseada hizo el honor de entrar al castillo. Afortunadamente, mi esposo, su hermano Fenrir y yo, nos dimos cuenta sobre la intrusión a tiempo y pudimos detener cualquier percance que se pudiera haber causado. El intruso resultó ser una hechicera, la cual tenía información bastante importante sobre nuestro Rey. >>Mi padre, por razones que aún desconocemos, se ha dedicado a armar una serie de planes, todos con la finalidad de obtener poder. El Rey se ha confabulado con esta hechicera, con la finalidad de llevar a cabo el ritual que le permita obtener tal deseo. >>Como la mayoría podrá imaginar, el hechizo que le conferirá el poder que quiere solo puede tratarse de un hechizo sumamente peligroso y prohibido. El cual, para llevarse a cabo, necesita de numerosos sacrificios, entre los que destacan un sacrificio puro con sangre real. Hice una pausa. El silencio de la gente era sepulcral. En sus rostros se podía observar una mezcla de consternación, asombro y duda. Retome la palabra. >>Recordarán que hace poco nuestro pueblo por fin llegó a un acuerdo con la manada de la Luna Roja por medio de mi matrimonio con Amarok. Como es natural, mi padre nos exigía que tuviéramos un niño lo antes posible para así poder sellar la unión con nuestros pueblos. Pero lamentablemente los planes de mi

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padre eran más oscuros de lo que en un principio pensamos que eran. >>La unión con nuestros pueblos solo resultó ser un atajo para conseguir a los cuantiosos sacrificios que necesitaba el hechizo. Nuestro matrimonio aseguraría el pequeño niño de sangre real que iniciaría con tal genocidio. En ese momento sí que se alzaron las primeras voces. Un murmullo generalizado comenzó a extenderse, primero como simples susurros y luego en verdaderas exclamaciones de consternación. Alcé la mano y pedí calma. Necesité esperar unos minutos hasta que la gente se calmara otra vez. A los pocos minutos el silenció reinó de nuevo. Volví a hablar. >>Ante tales circunstancias y como único sucesor presente de mi padre, he decidido que a partir de este momento, yo tomaré el control del reino. Ante ustedes doy aviso de que Asbel ya no es más Rey, será desterrado permanentemente de los páramos del reino y cualquiera que lo vea estará obligado a dar aviso de inmediato a los guardias del reino. Así mismo, le doy indicaciones a todos los guardias reales de que Asbel ya no será más el gobernante, por lo que desde ahora quedarán bajo las ordenes de mi marido y las mías. >>Como podrán imaginar, habrá cambios en los asuntos del reino. Entre ellos el principal cambio será el de los impuestos. Para buena noticia de todos ustedes, éstos se verán reducidos considerablemente. También planeo cambiar las leyes restrictivas contra los seres de la oscuridad, por lo que no se extrañen si ven seres de magia oscura deambulando entre las calles del pueblo. Un gran y enorme barbullo se escuchó bajo mi balcón mientras me alejaba un poco. Sabía que haber soltado toda esa información de golpe había sido tremendo para mi pueblo. Sabía también que la gente comenzaría a dudar de mi palabra y que pronto tendría que dar pruebas convincentes al ejército sino quería terminar colgado por conspiración y traición. Y tenía que hacer todo eso muy pronto. —Mi señor Nox, Nahira ha arribado al castillo —murmuró en ese mismo instante uno de mis sirviente. Hice un movimiento afirmativo con mi cabeza, señalando que había captado el mensaje y volviéndome una vez más hacia mí pueblo les dije: —Como ya mencioné, mi esposo y yo seremos los nuevos gobernantes de este reino. Por lo que si alguien no está de acuerdo con esto, será libre de irse. Benditos sean. Y entonces sí, con esas últimas palabras me giré y entré nuevamente al interior del castillo. Una vez dentro me dirigí hacia Tom, el sirviente que me había avisado del arribo de Nahiara, y le ordené llevarme con él. —Así que mi hermano ha llegado por fin al castillo —habló entonces por primera vez Amarok desde mi discurso. —Sí —respondí yo—. Y lo mejor será irle a ver lo antes posible. Tenemos asuntos que atender con urgencia. ---------- —Tan solo me voy por un par de días y ustedes no solo encuentran la llave de aquella trampilla, sino que también declaran como un traidor al rey y lo expulsan del reino —alegó Nahiara en cuanto aparecimos ante él.

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—Deduzco que Fenrir ya te puso al corriente de todo —contestó Amarok a la diatriba de su hermano. —Sí —respondió él—, pero aun no acabo de asimilar esto. ¿El rey Asbel quería sacrificar a toda la manada para obtener poder? ¿No tiene ya el suficiente poder? —Al parecer no — contesté yo al tiempo que oía unos pasos acercarse hacia nosotros. —Señor Nox, los guardias solicitan hablar con usted —habló Elathan interrumpiendo la conversación. Miré de reojo a Nahiara no queriendo dejarlo colgado a mitad de la conversación pero él solo suspiró. —Vayan, hay cosas más importantes que entender en este momento —nos dijo con un deje de resignación—. La trampilla no se moverá de lugar, solo guarden muy bien la llave —advirtió con su siempre imponente mirada aguda. —Gracias hermano—dijo Amarok abrazándolo con fuerza—. Por lo pronto te pido que pongas al tanto a Elathan de la situación. No tenemos tiempo que perder. —Conaire ya me puso al corriente, no es necesario que el joven señor Nahiara lo haga —interrumpió Elathan. —Muy bien —contesté yo—. Si ya todo está en orden por parte de ustedes entonces nos vamos. Y así, tomando la mano de mi esposo me alejé de allí para dirigirme hacia la guardia real. Sin soltar la mano de mi consorte y con pasos rápidos y firmes nos encontramos pronto frente a los más importantes soldados del reino. Repentinamente el estar frente a un posible enfrentamiento puso mis nervios de punta. No sabía si podía convencer a aquellos hombres de todo lo que había dicho minutos antes y me asusté pues la base para poder derrocar a mi padre era lograr es el poner al ejercito de nuestra padre. Tenía que medir milimétricamente cada una de mis palabras o estaría perdido. —Estaré a tu lado pase lo que pase, amor —me dijo la dulce voz de Amarok apartándome de mis cavilaciones. —Lo sé —respondí—, es solo que… —Es difícil, pero es necesario —contestó Amarok mientras me jalaba al interior—. Ven, vamos a lograrlo. Al escuchar de nuestra llegada, todos y cada uno de los soldados imperiales se formaron ante nosotros. El capitán de la guardia se adelantó y se puso frente a mí. Su rostro era parco y serio, casi espectral. Su voz también sonaba medio espectral cuando me habló. Su desconcierto era notable. —Joven príncipe, hemos escuchado sobre el cambio de reinado y las órdenes de ir contra nuestro Rey. ¿Debo pensar que se trata esto de una broma? ¿Debo creer que Mi señor está jugando con nosotros? —Capitán Marcus, como ya dije frente al pueblo, mi padre ha estado tramando planes para cometer un genocidio contra la manada de mi esposo. Todo lo que dije al pueblo no es otra cosa que la verdad. Debe creerme.

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— Hemos escuchado eso, pero ¿cómo podemos estar seguros de que usted dice la verdad? —preguntó el hombre dejándome con el corazón a mil—. ¿Cómo? ¿Tiene pruebas de ello? —inquirió. ¡No, no las tenía! No sabía cómo comprobar la culpabilidad de mi padre en esos momentos. Todavía no tenía pruebas fehacientes en mis manos. Por un momento mi mente se quedó en blanco y fue incapaz de contestar, sin embargo, como mandada por algún dios, una voz se alzó en medio del silencio, salvando el día. —Piense un poco, Capitán. Dígame… ¿no ha notado a Asbel más extraño de lo normal? —Amarok preguntó aquello mirando al soldado sin el menor temor. —No es raro ver al Rey un poco fuera de sí, tiene una gran presión sobre sus hombros —contestó el soldado de manera tajante. —Entonces, veamos esto desde otro punto de vista. ¿Desde hace cuánto que el clan de la Luna Roja vive dentro del reino de Asbel? —isistió Amarok con otra pregunta capciosa. —Desde mucho antes de que yo naciera —le contestó el hombre. —Bien, ¿podrías decirme entonces desde hace cuánto nuestros pueblos se han enlazado? —cuestionó mi esposo. —Hace poco menos de un año —respondió el Capitán. —¡Un año! ¡Exactamente! —Una sonrisa despuntó en los labios de Amarok. Había llegado justo al punto donde quería estar—. Si hace muchos años que nuestros pueblos están juntos, Capitan, ¿no es extraño que Asbel haya estado ignorando todo este tiempo a mi manada, para que luego, después de tantos años, muestre la idea de unir a nuestros pueblos? —Eso es… —Asbel ha estado gobernando este pueblo desde hace siglos, y mi manada se estableció poco tiempo después de que el reino surgiera. Entonces, ¿por qué no antes? ¿Por qué hasta este momento? —Eso no lo sé, señor. —Exacto —respondió Amarok—. Yo tampoco lo entendí en su momento. Pero como siempre la palabra “beneficio” borró de mi mente cualquier implicación que pudiera traer esta unión, no fue sino hasta hoy que me di cuenta de la trampa en la que mi pueblo y yo caímos. El Capitán Marcus pareció dudar ante el argumento de Amarok, sin embargo aquello no era suficiente para convencerlo del todo. —Puede que eso sea cierto, pero eso aún no incrimina al Rey —nos dijo el hombre. —Si eso no te convence, ¿lo hará entonces mirar a tu alrededor?—inquirió Amarok con voz seria. —¿A qué se refiere? —se extrañó el soldado. Amarok estiró su mano en señal indicación.

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—Este castillo es una de las estructuras más hermosas que he visto durante toda mi corta vida —explicó con asombro en la voz—. Decoraciones exquisitas con hermosas adquisiciones de arte, colores vivos y resplandecientes adornan las paredes de este castillo, vida y magia fluyen por él, pero, ¿has visto los alrededores del castillo? —Los he visto señor. — ¿Cómo son? —Pues… —Las casas son pobres y viejas, los habitantes están consumidos por la miseria —se respondió a sí mismo Amarok—. Sus ropas son usadas, su comida es escasa. Es obvio que la pobreza rige las calles del pueblo. ¿Has visto a la cantidad de mendigos que circulan por las calles? ¿La cantidad de muertes que se producen a causa de las enfermedades? ¿A causa del hambre, o de algún asesinato para obtener comida? Dime ¿lo has visto? —Lo he visto, señor. —¿Eso no es motivo suficiente para retirar al “Rey”? Un largo silencio se estableció en la sala, por un largo rato el hombre uniformado pareció sumido en intensos pensamientos que lo hicieron apretar fuerte los puños, hasta que finalmente una larga exhalación salió de su boca, interrumpiendo el silencio. —Lo es, Mi Señor —dijo entonces mientras su mirada se dirigía a la mía—. Es un motivo suficiente. Por lo menos para mí. Perdone mi atrevimiento, Mi Príncipe y cuente con mi lealtad. No sé por qué pero creo en ustedes. O mejor dicho, sí lo sé, solo que hasta ahora no era capaz de reconocer ante mí mismo que todo este tiempo he estado bajo las órdenes de un tirano. —Gracias. —Amarok miró al hombre con amabilidad y le tendió la mano. El capitán la estrechó y acto seguido caminó hasta quedar frente a su batallón de guerra y con tono firme exclamó: — ¡Ya lo han oído! De ahora en adelante estaremos bajo las órdenes del Señor Nox y el Señor Amarok. ¡Ellos son nuestros nuevos Reyes! —¡Sí, señor! —contestó el resto del batallón, formándose cortésmente antes sus nuevos señores. El capitán volvió a dirigirse hacia nosotros y con una pronunciada reverencia dijo: — ¡Vivan el Rey Nox y el Rey Amarok! —¡Que vivan! —replicaron los demás. —Ahora que ya hemos arreglado este problema, prosigamos con los siguientes asuntos que nos conciernen —comentó Amarok entusiasmado. —¿Y cuáles son mi señor? —contestó el Capitán. —Como ya sabrán, Asbel ha estado fuera del castillo durante cuatro meses —recordó Amarok—. No duden de que durante ese tiempo haya podido reunir aliados

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poderosos, por lo que debemos estar con la guardia en alto. Quiero soldados apostados en las atalayas, torre de homenaje, y por todos los adarves del castillo. En el patio de armas estarán tres soldados vigilando las entradas y salidas del mismo. No quiero que nadie desconocido entre sin previa autorización. >> Para que puedan reconocer a aquellas personas autorizadas a entrar y salir, estas personas tendrán consigo un pañuelo de color negro con un bordado de un ángel en ellas. Su objetivo principal es impedir la entrada de Asbel a los terrenos del castillo ¿lo han entendido? —Sí, señor. —Bien, entonces a moverse. Ante las órdenes de su nuevo rey, el capitán Marcus comenzó a dividir las obligaciones entre los soldados de su batallón. Pronto todos y cada uno tenían un lugar asignado para vigilar. Viendo que nuestro cometido se había cumplido, Amarok y yo nos disponíamos a salir cuando la voz de Marcus nos detuvo. —Reyes, solo una pregunta —dijo el hombre con respeto. —Pregunta lo que desees —le contestó Amarok. —¿Quieren que capturemos a Asbel vivo o solo es necesario darle fin a su existencia? —¿Cómo…? Las palabras implicadas en la pregunta del uniformado hicieron que mi cerebro se diera cuenta de algo. Mi padre probablemente moriría tras la batalla que se acercaba, por eso esperé que sentimientos de dolor llegaran a mi mente, pero estos nunca llegaron. La muerte de mi padre no significaba nada para mí. De hecho, si analizaba detalladamente los sentimientos que la noticia me ocasionó, podía identificar lástima por el hombre y un poco de alivio al saber que pronto aquella presencia funesta sería retirado de mi vida para siempre. —Intenten capturarlo, pero si es necesario, mátenlo — contesté sin duda en la voz. —Así se hará— contestó el Capitán y una vez resuelto ese punto, salió apresuradamente de la guardia. — ¿Estarás bien? —me preguntó Amarok cuando quedamos solos de nuevo. —No lo sé, sinceramente no lo sé —respondí. Amarok se aproximó a mí y me abrazó con sus poderosos brazos. —Es difícil, si a mí me preguntaran lo mismo de mi padre hubiera respondido lo mismo —dijo él. —Estoy seguro que así sería —respondí yo. Pasado lo peor, ambos disfrutamos de la cercanía del otro por un corto tiempo, hasta que Amarok redujo la fuerza de su abrazo y comentó: —Tenemos que regresar, Nahiara y los demás nos esperan. —Sí, es verdad —contesté. Amarok me sonrió y así, tomados de la mano, nos

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dirigimos hacia donde se encontraban todos nuestros amigos. Pronto nos encontrábamos junto a Nahiara, quien nos esperaba pacientemente sentado en una de las sillas del comedor. Su mirada revelaba cierta impaciencia a pesar de la serenidad de su rostro. — ¿Cómo les fue? —nos preguntó no bien habíamos llegado. —Mejor de lo que esperábamos —contesté con una sonrisa pegada en el rostro. —Me alegra escuchar eso —escuché decir a Fenrir desde la entrada del comedor. Junto a él estaban Conaire y Elathan. Todos juntos y tranquilos. —Cambios importantes se acercan, y uno de ellos ya ha empezado: la transición —dijo Nahiara a nadie en particular. —Ahora con respecto a la llave, la cosa es a otro precio —anotó. —Creo que ya te lo habrán dicho, pero la llave es la correcta. Conaire la probó y efectivamente encaja perfectamente con la cerradura —aseguró Fenrir. —Quisiera decir que fuéramos todos en este momento e investigáramos lo que hay dentro de esa trampilla. Pero es muy tarde —comentó Nahiara con tono cansado—, todos estamos exhaustos, pasaron muchas cosas importantes hoy, así que lo mejor será descansar y esperar que el día llegue. —Pero…—Fenrir trató de replicar pero solo logró ser interrumpido por Nahiara. —Mañana Fenrir. Mira a Nox y Amarok, se ven pálidos y cansados, tú no te ves mejor. Lo mejor será descansar lo que resta del día. Confía en mí. Un suspiro brotó de labios de Fermir, uno que mostraba su resignación y aceptación al pedido de Nahiara. Observé a todos y cada uno de los presentes en la cocina y no me sorprendí de ver a Amarok pálido y ojeroso. Fenrir también tenía una mueca de cansancio y un ligero atisbo de dolor. Elathan y Conaire se veía preocupados y extrañamente serios. Como decía Nahiara, lo mejor era descansar. Notas finales: Muchas gracias a aquellos que leyeron este capítulo, espero que puedan dejarme un comentario. Nos leemos el lunes. Volver al índice CAPÍTULO 16 EL SECRETO DE LA TRAMPILLA por Pergra Notas del autor: Hola a todas y todos, aquí de nuevo en lunes con otro capítulo de este fic. Sinceramente tienen suerte de que este capítulo esté hoy publicado, pensé que el tiempo no me iba a ajustar pues tengo un examen muy pesado mañana que espero pasar. Bueno, ignorando mi diatriba les dejo el capítulo beteado por la maravillosa

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Julxen. Espero que les guste. CAPÍTULO 16 EL SECRETO DE LA TRAMPILLA La tenue luz del sol se filtraba a través de las cortinas cerradas. El suave trino de los pájaros y el sonido del viento daba una atmósfera tranquilizadora a la habitación. Las lentas respiraciones de mi esposo se fundían con esa atmósfera tan gratificante. No quería quebrar aquel suave balance, pero tenía que hacerlo tarde o temprano. Aún había muchas cosas que realizar, cosa que podíamos posponer para después. Con un suave movimiento pasé mi brazo por la cadera de Nox de tal manera que mis dedos tuvieron acceso a su terso y plano vientre. Repentinamente, la imagen de aquel vientre ya no tan plano rondó por mi cabeza. Según el médico, Nox tenía dos meses de embarazo. ¿Se le empezaría a notar pronto? Con delicadeza comencé a dar lánguidas caricias a su vientre. ¿Cómo sería el bebé? ¿Sería niño o niña? ¿Tendría los ojos de Nox o los mío? ¿Mi color de piel o su piel? me pregunté en aquel momento. La imagen de un pequeño niño de ojos del color de la obsidiana con suaves cabellos castaños llegó a mi mente. Un pequeño niño con la hermosa y tímida sonrisa de Nox, con el color de sus ojos y cabello pero con una tez blanca lechosa como la mía. ¿Cómo sería? ¿Le disgustaría la miel como a su padre? ¿Sería tan terco como yo? ¡Oh dios! Esperaba que no fuera como yo, por lo menos en el carácter. La dulce actitud de Nox quedaba mejor para nuestro pequeño niño. Lo podía imaginar haciendo pucheros por hacerlo comer comida desagradable para él, o bien, corriendo por los pasillos del castillo. Las risas y burlas se escucharían por todo el castillo. Con su dulce actitud enamoraría a todos los sirvientes. Apostaba a que hasta mis hermanos amarían con todo su corazón al pequeño. Podía imaginar a mis dos hermanos consintiendo a mi niño mientras nos molestaban a mí y a Nox con los futuros pretendientes del pequeño. Y en ese momento, pensando en ello, llegué a la conclusión de que algún día mi hijo tendría que crecer y cuando eso sucediera, ¿tendría la fuerte figura mía o la suave y delicada figura de Nox? De cierta forma a ese pequeño no podía imaginármelo como una copia mía, por lo que la figura de Nox le quedaba perfecta a mi modo de ver. Pero… ¿Qué pasaría cuando se enamorara? Una figura alta y musculosa se hizo presente en mi mente y unos celos comenzaron a surgir de mi pecho. ¿Y si le hicieran daño? ¿Si lo hicieran llorar? Definitivamente iba a dejar que nadie tocara a mi pequeño tesoro. Antes de que siquiera pudieran verlo tendrían que pasar sobre mi cadáver. —Mmmm, ¿Amarok? —Un ligero jadeo me sacó de mis pensamientos. —Nox, buenos días —contesté acariciando el vientre de mi esposo. —Se siente bien —murmuró él un poco adormilado aún.

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—¿Quieres que continúe? —ronroneé bajando ligeramente mi mano hacia su entrepierna. Para gran satisfacción mía, la hombría de Nox se encontraba ansiosamente atenta a mis caricias. Aproveché aquello para pegarme más a su cuerpo y obsequiarle dulces besos en el cuello. —Por favor —jadeó Nox pegando más su espalda a mi pecho —necesito más—jadeó y yo, sonriendo bobamente, le di un ligero apretón a su pene provocando un estremecimiento en su cuerpo. —¿Te gusta? —le pregunté prodigándole besos en la parte baja del cuello sin detener el masaje de su hombría. —Me encanta—murmuró Nox—. Por favor, necesito… — ¿Te refieres a esto? —Mi mano libre se dirigió tierna y lentamente hacia la hendidura de Nox, provocando nuevos estremecimientos por todo el cuerpo de mi esposo. Con pericia, adentré mis dedos por el pequeño huequito ansioso y cálida. Primero, un dedo se adentró a estos confines ya explorados por mí, dándole un ligero masaje a su próstata. Pronto jadeos y gemidos se hicieron escuchar por toda la habitación. Al primer dedo se le unieron prontamente dos y luego tres, haciendo que los jadeos de Nox se fueran intensificando con cada embestida que daban mis dígitos, haciendo vibrar cada rincón de su cuerpo. Sintiendo la excitación de mi cuerpo llegar a un punto crítico, saqué los dedos de su interior y busqué el aceite esencial en la mesita. Con rapidez inusitada di con el pequeño bote, vertiendo un poco en mis dedos antes de regresar a ese febril sitio y con un suave vaivén lubricar aquella entrada mientras llenaba de besos la tierna espalda frente a mí. —Amor, por favor —suplicó Nox con esa dulce voz que me envolvía el alma. —Date la vuelta, quiero verte a los ojos cuando te tome—murmuré contra su cuello. —B-bien —respondió él. Pronto mi cuerpo envolvía el suave y delgado cuerpo de Nox. Repentinamente la imagen de Eileen inundó mi mente, y no pude evitar preguntarme: ¿Había amado a Eileen con la misma intensidad que amaba a Nox? —Amarok, ¿te encuentras bien? A pesar de la enorme belleza de Eileen, él nunca había demostrado tanta amabilidad y preocupación con los demás. Viendo la atenta mirada en los ojos de Nox y la preocupación escrita en su mirada, la respuesta a la pregunta anterior llegó a mi mente. Es cierto que había amado a Eileen, pero nada se comparaba con el sentimiento que tenía por Nox en esos momentos. —Nada, solo estaba pensando en lo mucho que te amo. —Yo también te amo —contestó Nox sonriendo tiernamente—. Por mucho tiempo te he amado. —Lo sé —respondí sintiéndome un poco avergonzado por ello—, y no sabes lo arrepentido que estoy de no haber regresado esos sentimientos antes —agregué. —Amaste a Eileen y ese es un sentimiento que no tienes por qué borrar—comentó Nox—. No te arrepientas de haber amado a alguien, puesto que es uno de los

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sentimientos más puros que pueda existir en este mundo. —Lo tendré en mente —dije por último y enseguida, con sumo cuidado, alineé mi falo contra la entrada dilatada y lubricada de Nox y con una embestida suave me adentré dentro de su cuerpo. Un sonoro gemido salió de la boca de mi esposo. No pudiendo resistirme a la vista que me presentaba Nox acerqué mi boca a la suya y lo besé ardientemente. Mientras invadía su boca, mi cuerpo comenzó a moverse dentro de aquel cuerpo caliente y los gemidos de Nox se vieron obstaculizados por mi boca. Pronto ambos cuerpos nos adaptamos a un lento vaivén, gemidos y gruñidos se veían acompañados por los trinos de los pájaros y el alboroto del viento. Pronto pude sentir la clásica presión en mi saco indicándome de mi próximo orgasmo. Tomando entre mi mano el erecto falo de mi esposo comencé a masturbarlo al ritmo de mis embestidas. Pronto los gemidos comenzaron a intensificarse y mis embestidas comenzaron a ser descoordinadas. Con un sonoro jadeo me vine dentro de aquel apretado canal. Y mientras lo hacía, un chorro espeso y caliente se envolvía en mi mano, indicándome de la reciente liberación de mi esposo. Con jadeantes respiraciones nos sonreímos mutuamente por el encuentro tan candente. Acercando mis labios a los de Nox nos dimos un profundo beso. Pero cuando el beso estaba por intensificarse unos fuertes golpes en la puerta rompieron el ambiente. —¡Ya esperé suficiente! Si no salen en los próximos diez minutos les juro que entraré por la ventana e interrumpiré cualquier cosa que estén haciendo. ¡Cualquier cosa! —La voz de Fenrir sonaba desesperada a través de la gruesa madera de la puerta. —¡Ya vamos!—le grité de vuelta un tanto fastidiado—. Creo que nuestro tiempo de intimidad llegó a su fin —le dije a Nox con un puchero. —Tú sabes cómo de impaciente es Fenrir—me contestó mi chico —. ¿Aunque crees que tan siquiera podamos darnos un baño rápido? Odio estar sucio. —Dudo que en diez minutos podamos darnos una ducha, pero… ¿Quién dijo que solo tenemos diez minutos? —le guiñé un ojo—. La puerta del baño puede cerrarse por dentro y no hay ventanas por las que pueda entrar mi hermano. Tenemos suficiente tiempo para darnos un baño. Nox sonrió y salió de la cama para dirigirse al baño. No pude evitar notar el suave bamboleo de sus caderas y el elegante ondular de su cuerpo. Notando que mi lívido despertaba, salí de la cama rápidamente y alcance a Nox ya dentro del cuarto de baño. Al entrar pude notar como el vapor de la enorme bañera inundaba la pequeña habitación creando una ambiente sensual e íntimo. Aquello me hizo sonreír con lascivia. —Elathan siempre se anticipa a nuestras necesidades —comentó Nox sonriéndome coquetamente y acercándose a mi cuerpo. —Creo que debería agradecérselo de alguna manera, ¿no crees? —propuso pasando sus brazos por mi cuello, haciendo que yo, como acto reflejo, posara mis manos en sus caderas. —Creo que deberías hacerlo —dije besando aquellos labios rojos e hinchados por los recientes besos. —¿Qué piensas hacerme? —me preguntó Nox separándose de mí y caminando a la bañera.

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—Será más fácil responder lo que no pienso hacerte —le respondí. —¿En serio? Suena interesante —me dijo entonces él. —Lo será—respondió yo y lentamente me acerqué a mi chico, que ya estaba dentro de la bañera, y con un ágil movimiento me adentré dentro de aquella agua cálida, tomándolo entre mis brazos para darle un apasionado beso. ----------- Fenrir tenía entre sus manos aquella llave que tantos dolores de cabeza nos había ocasionado. Todos mirábamos aquella trampilla con recelo y un poco de miedo. Dando un suspiro, Fenrir se acercó a la madera y se agachó para poder encajar la llave con la cerradura. Con movimientos demasiados lentos, encajó la llave y giró provocando que un chasquido se elevara. Conteniendo la respiración, abrió la trampilla quedando ante nosotros nuevamente aquel enigmático lugar abierto. Todos dejamos de respirar. —Yo entraré primero—rompió el silencio Nahiara. —Es peligroso, hermano. Yo lo haré en tu lugar —intentó convencer Fenrir. Pero Nahiara lo miró con ojos fríos y molestos; no le gustaba la condescendencia. —Claro que sé que es peligroso, por eso decidí entrar yo —suspiró—. ¿Hay alguna queja de eso? —N-no, hermano —tragó duro Fenrir y Nahiara me volteó a ver entonces con los mismos ojos aterradores. —Yo no he dicho nada —le contesté rápidamente un poco nervioso. Nahiara podía ser pequeño y débil, pero sabía cómo domarnos. —Bien, entonces yo entraré primero—volvió a decir y acto seguido, a diferencia de Fenrir, caminó con paso seguro hasta la trampilla y avanzó. Cuando estuvo frente a ésta comenzó a bajar por las escaleras de madera. Paso a paso Nahiara iba desapareciendo de nuestra vista hasta que salió por completo de nuestro campo de visión. Todos y cada uno de los que nos encontrábamos dentro de aquella habitación, nos quedamos estáticos y con la mirada fija en la trampilla. A pesar de que la oscuridad nos impedía observar hacia dentro, el inicio de las escaleras era visible. Sin mover un músculo seguimos con la mirada fija hasta que pronto Nahiara salió por fin. Intenté observar cualquier daño en mí hermano y al no encontrar nada, observé su rostro. La expresión en las facies de Nahiara era de confusión y un poco de emoción; ese tipo de emoción que siente cuando un nuevo descubrimiento está al alcance de las manos. —Nahiara…—susurró Nox. —El lugar es más grande de lo que parece —contestó mi hermano mayor—. Puedo sentir una magia de protección impregnada en las paredes. Hay diez cuartos con catorce camas cada uno. Una habitación contiene papiros y cientos de papeles; estantes con libros y diarios, bitácoras, diccionarios, cuentos. Hay también una

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sala de curación. Es extraño, pero pareciera que ese sitio es un lugar para resguardarse. —¿Para resguardarse? —pregunté. —Sí —contestó Nahiara—, es como si su dueño buscara protegerse de algún ataque. —¿Podemos entrar? —preguntó Elathan. Nahiara se encogió de hombros. —Supongo —dijo con parquedad—. No percibí nada peligroso. Así que de esta forma, todos nos encaminamos dentro de aquel lugar misterioso. Primero Fenrir, seguido por Conaire, Nahiara ,Elathan, Nox y por último yo. Paso a paso, en un ritmo lento, bajamos por las escaleras. La oscuridad poco a poco se iba haciendo más densa hasta que repentinamente, la luz inundó nuestras pupilas. —Es un hechizo —murmuró Nahiara al notar nuestra sorpresa—. Se utiliza principalmente para evitar que personas ajenas puedan observar el interior de las viviendas. Un hechizo de protección. Cuando todos estuvimos abajo comenzamos a explorar la gran sala. Como había dicho Nahiara, diez habitaciones con catorce lechos formaban parte del lugar; un salón de curación podía apreciarse junto con un estudio lleno de papeles y libros importantes. Era toda una estancia. —Tenemos que explorar todo con detalle—dijo Nox en ese momento, mientras revisaba los estantes llenos de libros y papiros doblados. —Otra ardua y larga búsqueda—se quejó Fenrir que veía con malos ojos una botella con una pequeña criatura extraña dentro de ella. —Pero esta vez, todo lo que encontremos será provechoso —mencionó Nahiara. Y así parecía ser. Evaluando el trabajo que nos esperaba comencé a pasar mi vista por el lugar. Mi mirada inevitablemente se dirigió hasta la puerta del estudio, pues, para mi gran sorpresa, el mismo Fénix que adornaba la puerta de la habitación y la trampilla estaba estampada en la madera de aquel lugar. Sin embargo, había una diferencia importante: Al contrario de los otros dos, este Fénix se encontraba en un muy buen estado. Con curiosidad salí del estudio y enfoqué mi vista en las demás puertas. Como había esperado todas y cada una de ellas tenía estampado la misma figura. Era increíble. —¿Qué sucede, amor? —preguntó Nox al verme tan inquieto. —El fénix está estampado en todas y cada una de las puertas de este lugar —respondí. Nox echó un vistazo a cada una de las puertas y poco a poco su rostro fue adquiriendo la misma sorpresa que había tenido yo minutos antes. —Eso es cierto—contestó mientras su mirada repasaba todo una vez más. —Investiguemos entonces —comentó Nahiara, llegando hasta el lado de Nox. —Nox, ¿podrías ayudarme a evaluar este lugar? —preguntó. —Claro. —Nox contestó tomando de la mano a Nahiara para irse hacia una de las

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habitaciones. —Los demás busquen en las demás habitaciones —pidió Nahiara antes de irse con Nox. —Bien —respondimos todos al mismo tiempo y de inmediato nos repartimos las labores. Pronto todos estuvimos repartidos entre las habitaciones. Justo como había pensado, los cuartos habían sido muy fáciles de investigar ya que se encontraban casi vacíos, con excepción de algun que otro juguete, joya o espada en asombrosas buenas condiciones. Antes de dos horas, el lugar casi estaba totalmente revisado y solo faltaba la sala de curación para estar terminado el trabajo. Pero entonces, la sala de curación resultó ser un lugar mucho más interesante que los anteriores. Botellas con contenidos extraños adornaban los estantes, las paredes eran de un color blanco, a diferencia de todo el lugar cuyas paredes eran de color verde obscuro. Había diez camas repartidas por toda la habitación, algunas camas incluso, todavía tenían sobre ellas sábanas de color amarillo. —Recuerda buscar debajo de las camas— le dijo Fenrir a Conaire y éste asintió enérgicamente con la cabeza. Mientras tanto, yo empecé a caminar por entre las camas y algunas sillas hasta llegar a un estudio mucho más pequeño que la sala de curación. Entrando pude ver unos cuantos papeles esparcidos por un escritorio de madera y, acercándome al lugar, tomé dichos papeles y comencé a leerlos. El contenido de aquellos pergaminos era impresionante. ….el chico llegó con una herida mortal. No pudimos hacer mucho para salvarlo. Intentamos realizar todas las técnicas de curación que conocemos y usamos hasta el último gramo de magia para cerrar esas heridas, pero nada dio resultado. He de mencionar que aunque esta no es la primera vida que se escapa de entre mis manos, esta pérdida fue la peor de todas. El chico de cabellos negros y ojos del mismo color era uno de los seguidores de nuestro señor Drack, y con él, estamos ya ante el tercer miembro muerto por esos seres tan repugnantes que se dicen ser la salvación del mundo mágico. No veo con buenos ojos esta guerra, lo más probable es que perdamos. Así que es hora de irte. Sé que es muy repentino, pero no quiero que te pase nada. Recuerda que tú eres la persona que más amo en esta vida, y por lo tanto, si algo malo te pasara sería el fin para mí. ¡Mi amor, huye! Huye lo más rápido que puedas, sal de esta ciudad; corre fuera del reino. ¡No te detengas! ¡No pienses! …solo recuerda… Te amo. PD: Seguiré enviándote cartas. Después de todo, la magia que nos une me ayudará a contactarte. Mi querida Analie, corre y se feliz. Recuerda siempre que pase lo que pase mis sentimientos hacia ti y a mi hijo nunca cambiarán. Con todo mi corazón, Hurs.

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A pesar de que el principio de la carta estaba chamuscado, pude leer con precisión todo el texto restante. Seguidor de Lord Drack. ¿Qué demonios significaba eso? Además, hablaba de una guerra. Repentinamente una punzada de dolor invadió mi cabeza. Masajeando las sienes intenté ignorar el dolor punzante, tomé otra hoja y me dispuse a leer. Lo siguiente que leí no ayudo para nada a mis confundidos pensamientos. Cinco de los seis siervos de Lord Drack han muerto, esta vez se trató de aquel chico de ojos azul grisáceos y cabello rubio cuyo nombre era Athan. El diagnóstico dice que murió por una herida en el estómago, pero yo digo que simplemente se rindió ante la vida. Ese chico no quedó bien después de la muerte de aquel otro joven de cabellos negros. ¿Cómo se llamaba? Ah, sí… Dunkel. A pesar de su constante negación siento que su muerte afectó con profundidad su corazón. Cada día se le veía más decaído y molesto. En cada misión se arriesgaba más y más. La situación se torna cada vez más oscura, nuestro ejército se tambalea cada vez más. Con amor, Hurs. El dolor punzante en la cabeza comenzó a aumentar. Intentando hacerlo a un lado tomé otra carta más. Esta carta tenía algo diferente, la letra estaba mal hecha y solo había unos cuantos renglones. Hemos perdido. Lo siento, mi amor. Te amo, nunca lo dudes. Se feliz. Una pregunta llegó a mi cabeza. Si esas cartas habían sido enviadas ¿Por qué se encontraban aún en ese lugar? ¿No deberían encontrarse en posesión de aquella mujer? Observé con atención las cartas detenidamente y pude observar algo. En la mesa había informes médicos cuya caligrafía era impoluta y casi perfecta. En cambio, las cartas tenían una caligrafía un poco más descuidada y parecían ser sólo la copia de algo. Tal vez esas cartas sólo eran copias de las cartas originales, pensé en aquel momento, un recordatorio del por qué esos hombres estaban luchando y a quiénes servían. El punzante dolor de cabeza se hizo más intenso. De repente una punzada hizo que tomara mi cabeza entre mis brazos y gemí. Oscuridad me rodeó, todo quedó negro y silencioso. Me perdí. Durante noches y días había estado observando a aquel hombre de cabellos oscuros. Dunkel era tan hermoso, sus cabellos y ojos como los de la obsidiana. Su sonrisa era tan encantadora, su cuerpo tan estilizado y elegante. Todo en él era perfecto, exceptuando el hecho de que era parte de la casa de la oscuridad. Intenté abrir mis ojos, pero otra visión me cegó completamente. No podía estar enamorado de Dunkel, era imposible de que yo, Athan, el guerrero más poderoso al servicio de Lady Melusina estuviera enamorado de un ser tan horrible como él. Era imposible, el dolor era inmenso. No podía reaccionar.

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—Athan, nuestra señora está muerta. Lord Drack está furioso —mencionó Ralph una vez entré en la sala. —Tienes que estar bromeando —murmuré. Él me miró con los ojos anegados en lágrimas y dijo: —Está muerta, Athan, muerta. Y eso no es todo, oficialmente estamos al servicio de Lord Drack. —¡Yo no me uniré a las filas de ese engendro! —grité furioso. —Lord Drack quiere vengar la muerte de nuestra señora —dijo mi amigo. —¿Y eso qué?—ladré yo. —Yo quiero vengar su muerte. Cada vez más y más imágenes se iban agolpando en mi mente, hasta el punto de dolor. —Una guerra —susurré a nuestro “señor”. —No permitiré que esto quede así. Ese imbécil pagará por lo que ha hecho —murmuró el hombre. —Entonces… ¿No es solo para limpiar su nombre? —pregunté. Lord Drake repentinamente me tomó de la garganta y me estampó contra la pared. —No vuelvas a insinuar algo así —dijo con una furia terrible en la voz—. A pesar de que no lo creas, yo amé con locura a esa mujer. Ese hombre pagará por apartarla de mi lado, no porque ha ensuciado mi nombre. —Entonces tenga por seguro que le serviré. —¡Amarok, ¿dónde estás?! ¡¿Te encuentras bien?! Quise gritar, pero nuevamente mi mente fue invadida por imágenes horribles. Tanta sangre, había tanta sangre. Intenté pararla pero era inútil. Un veneno poderoso, capaz de inhibir toda planta o magia de curación había entrado en su cuerpo. ¡No podía ser cierto, él no podía morir! —Es inútil —murmuró Dunkel—, no sobreviviré. —Lo harás, no puedes dejar este mundo tan rápido. —Lo siento —susurró él antes de cerrar sus ojos. Un inmenso dolor en mi pecho me hizo rugir. ¡No podía morir! ¡Dunkel no podía morir! —¡Amarok, demonios! ¡¿Qué está sucediendo?! —Fenrir se acercó hacía a mí preocupado. No entendía. ¿Por qué dolía tanto? La muerte de Dunkel no era importante, solo era una muerte más. Entonces… ¿Por qué tanta tristeza? —Tenemos que llevarlo con Nox, tal vez él pueda ayudarlo.

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Blandía mi espada contra todos aquellos enemigos, la guerra había estallado ya hacía tanto. Nunca esperé ver tanto dolor y desolación, pero heme aquí blandiendo mi espada contra los aquellos seres de la luz que tanto prediqué en proteger. Aquellos por los que mis ideales estaban cimentados. ¡Oh! ironías del destino, ¿una sola persona podía cambiar tanto a otra? Repentinamente un dolor lacerante en mi abdomen me detuvo. Bajé mi vista hacia él y observé como una filosa espada me atravesaba completamente. Sin embargo, al ver aquello, en vez de angustia y miedo sentí felicidad. Felicidad de que pronto toda la tristeza se esfumaría. Sonriendo por última vez levanté mi espada y la dirigí hacia mi enemigo. La cabeza del ser cayó unos cuantos metros lejos de nosotros y entonces, dejándome caer por la debilidad sonreí interiormente. Pronto estaría con él; pronto, muy pronto. Mis labios se abrieron para pronunciar mis últimas palabras. —Te amo, Dunkel. Repentinamente, el dolor desapareció completamente dejando mi cuerpo débil. Instintivamente coloqué mis manos en el piso, intentando levantarme, pero la debilidad me impedía hacer algún esfuerzo. —Amarok, no te muevas. Nox llegará enseguida —pronunció Fenrir preocupado. Cerré los ojos y relajé mi cuerpo en un intento de recuperar energía. Cuando me sentí con la fuerza suficiente, volví a intentar levantarme. Ante mi acción mis brazos y cuerpo se tensaron por el esfuerzo y poco a poco me vi incorporado. Dando ligeros tumbos por la debilidad que aquejaba mi cuerpo, me afiancé de Fenrir, y éste al verme en tal estado, rodeó mi cuerpo con sus brazos y evitó que cayera nuevamente al piso. —Amarok, ¿qué demonios sucedió? —se estremeció mi hermano menor lanzando la pregunta. Con toda la rapidez que fui capaz de reunir me senté en la silla, la cual hacía tan solo unos momentos había utilizado e inspiré profundamente para responder. —No lo sé — respondí. “Magnífica respuesta” pensé. Fenrir me miró confundido ante mi escueta contestación y frunció el ceño. Al instante, la figura de Elathan se hizo presente a mi lado, mirándome con preocupación. Era obvio que había dado toda una escenita, dejando a todo el mundo muy nervioso. —¿No recuerda que sucedió, mi señor? —preguntó mi sirviente rompiendo el silencio que se había establecido. —Estaba leyendo algunas cartas, cuando repentinamente un punzante dolor en la cabeza comenzó a aquejarme —respondí finalmente, recuperando algunos recuerdos—. Intenté ignorarlo pero el dolor se hizo aún más lacerante —añadí—. Cuando menos lo esperé me encontraba en el piso jadeando de dolor y viendo…. —¿Viendo? —me interrumpió Fenrir. —Sí, viendo —jadee yo—, viendo imágenes, recuerdos, alguna especie de historia. Fue…. Extraño y aterrador. —¿Qué clase de imágenes?— volvió a preguntar Fenrir con expectación.

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—Pues….la verdad, no lo sé. —¡Amarok! Entonces, la voz de Nox me sobresaltó. Mi pequeño corría hacia mí con cara de espanto y de gran angustia. Aquello me conmovió. —¡Amorok, mi amor! ¿Te encuentras bien? ¿Estás bien, verdad? No te ha ocurrido nada, ¿verdad? —No, estoy bien, Nox. En serio. —Nox me vió con aquellos hermosos ojos anegados en lágrimas por unos segundos antes de lanzarse hacia mí. Enseguida pude sentir sus delgados brazos rodear mi cabeza, y sus lágrimas bañar mi cuello. Con fuerza lo abracé, dándole, de algún modo, cierto alivio a su preocupación. —No sabes lo preocupado que me sentí cuando Conaire vino corriendo y nos dijo que te habían encontrado en el suelo gritando de dolor —susurró con tenues sollozos y leves temblores. —Lo siento, ya pasó—le dije consolándolo—. Ahora estoy mejor. —Perdón por interrumpir, pero quiero saber sobre las imágenes —dijo entonces Fenrir interrumpiendo el momento. —No tienes que hacerle caso a Fenrir, moverse está sobrevalorado —respondí abrazando más fuerte a Nox. —¿Cuáles imágenes? ¿De qué hablan? —inquirió Nox rompiendo el abrazo tan reconfortante del que éramos partícipes. Yo miré a Fenrir con odio por haber hecho que Nox saliera de mis brazos y resignado respondí: —No tenías por qué alejarte, te podía responder tranquilamente desde el lugar donde estabas. Pero está bien, contestaré ahora —dije al ver que Nox comenzaba a irritarse—. Como dije antes, estaba leyendo algunas cartas que me había encontrado en esta mesa —relaté señalando las cartas que se encontraban desperdigadas por la madera y el piso—, y mientras las leía, un dolor punzante en mi cabeza comenzó a molestarme. No dándole importancia seguí leyendo pero el dolor, en lugar de ceder, comenzó a intensificarse. Pronto me vi en el piso retorciéndome de dolor. Cuando pensé que mi cabeza explotaría, miles de panoramas comenzaron a bailar dentro de mi mente. No lo recuerdo con detalle, pero en general las visiones daban seguimiento a una guerra. Las palabras asesinato, casas de la luz y oscuridad y guerra fueron las más relevantes. Sin embargo, hubo una en específico que llamó mi atención… “Siervos de Lord Drack” —¿Siervos de Lord Drack? —preguntaron todos al unísono. —Sí, Siervos de Lord Drack —les contesté secamente. Las imágenes bailaban con más calma en mi cabeza, aunque de forma menos violenta—. Aunque hubo algo más algo que me afectó de sobremanera —agregué de inmediato. —¿Algo más? —interrogó Fenrir—. ¿Algo más como qué? —Había un hombre. No, no era uno, eran dos. Uno de los hombres se llamaba Athan, el otro se llamaba Dunkel. Al parecer, ambos tenían fuertes aversiones el uno por el otro, o el menos uno de ellos lo tenía contra el otro. Según recuerdo,

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hubo una pelea en la que se vio involucrado Dunkel, y en ella él recibió una herida severa y terminó muriendo. —El contenido de la primera carta llegó a mi cabeza. Con mi mirada comencé a buscar la hoja en la que se hacía referencia a la muerte del chico y prontamente la hallé cerca de los pies de Nahiara. —Nahiara, ¿podrías tomar la hoja a tus pies y leerla en voz alta? —pregunté. Nahiara me vio interrogante pero sin decir palabra tomó la hoja y comenzó a leer. Todos escucharon con atención las palabras de aquel hombre que hacía tantos años había fallecido. Cuando terminó de leer, Nahiara fue el primero en hablar. Estaba muy sorprendido. —¡Este es el chico del que hablabas! —confirmó. —Creo que lo es —contesté—. Cómo iba diciendo, cuando Dunkel murió en el campo de batalla, Athan se salió de control. Con cada misión que se le encomendaba se arriesgaba más y más. Hasta que un buen día encontró lo que tanto ansiaba: la muerte. Las últimas palabras de Athan fueron: “Te amo, Dunkel”. Nox se estremeció ante mis palabras, y viendo hacia el vacío comentó: —Athan me recuerda algo, pero no recuerdo expresamente qué. —¿No viste nada más? —preguntó Nahiara viéndome con expresión crítica. —Es lo único…. —iba a decir, pues en ese momento era lo único que realmente recordaba. Sin embargo, en ese mismo instante me vino a la memoria aquel sueño que había tenido hacía tiempo; ese mismo que había olvidado por completo y al que no le había dado importancia entonces, pero que ahora no cabía duda de que se trataba de algo relevante—. Hace tiempo tuve un sueño —dije entonces para sorpresa de todos—, creo recordar a un joven guerrero hablando con una hermosa dama de cabellos plateados y ojos verdes. La mujer le aconsejaba llevarse bien con sus nuevos compañeros a lo que el joven se negó rotundamente. —¿El chico del que hablas tenía el cabello rubio y ojos azul grisáceo? —preguntó Nox con voz temblorosa. —Así es —murmuré—, ¿cómo lo sabes? —Athan era su nombre, ¿verdad? —preguntó de nuevo Nox ignorando mi pregunta. —Lo era—respondí un poco confundido—. Nox, ¿cómo es que sabes de ello? —volví a preguntar. —Porque yo también he soñado con ellos. —Nox me veía preocupado con aquellos hermosos ojos llenos de consternación. —¿Con ellos te refieres a Athan y Dunkel? —preguntó Nahiara. Mi hermano parecía algo contrariado y confundido. —Así es respondió Nox—, aunque hasta no sabía el nombre de uno de ellos. Y además… —¿Además?—instó Elathan —Había una voz, una voz tan profunda y arcaica que parecía saber algo que yo desconocía; algo que era importante que recordara.

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Un silencio sepulcral dominó el ambiente tras las palabras de Nox. Todos parecían sumergidos en sus propios pensamientos, y no los culpaba. A pesar del horrible estrés al que mi mente se vio sometida, ésta todavía seguía trabajando incansablemente por una respuesta factible. —¿Tendrá algo que ver todo esto con lo que encontré en el despacho hace un momento? —preguntó Nahiara en voz baja. —¿Qué es lo que encontraste? —preguntó Fenrir, quien habló por primera vez desde hacía un rato. —Las notas eran algo confusas. Nox y yo solo encontrábamos notas de materiales, comida, vestimenta, hierro, telas, carbón, y muchos materiales más. Algunos parecían ser de uso común, pero otros no le eran tanto. —Nuestra suposición es que no solo se abastecían de los bienes básicos y necesarios para sobrevivir, sino que también conseguían materias para hacer armas —complementó Nox. —Al principio no comprendíamos para qué querrían las armas, pero ahora, con lo que nos contó Amarok, puedo comprenderlo —remató Nahiara. —Estaban en guerra. —Nox contestó la pregunta muda de todos. Su rostro lucía ensombrecido y apesadumbrado, como si algo oscuro ensombreciera sus emociones—.Y por lo que parece, había muchas razas implicadas en esa —dijo de nuevo, tras varios segundos de pausa—. Pero… ¿Por qué nunca había escuchado antes hablar acerca de una guerra de esa magnitud? ¿Qué relación guarda esa guerra con este castillo? ¿Y qué tiene que ver mi padre en todo esto? Las preguntas fueron lanzadas al aire provocando que nuevas dudas surgieran en mi mente. —¿Qué más encontraron? —preguntó Conaire luego de un rato. —Un par de cartas sin relevancia, las hojas de materiales, borradores de algún escrito, el cual no hemos hallado y…—cada que Nox mencionaba lo que habían encontrado levantaba uno de sus delgados dedos y lo sostenía fuertemente como si aplicando presión pudiera evitar olvidar algo de importancia. No pude evitar pensar que era adorable esa acción. —Al parecer encontramos el nombre de aquel hombre cuya cabeza cercenada me presentaron —soltó Nahiara sonriendo victoriosamente—. Antes de que Conaire nos interrumpiera, Nox y yo encontramos una lista de nombres, pensamos que se trataba de un control para tener en cuenta el número de personas que estaban al servicio de este lugar. Al parecer, Onan fue uno de los capitanes de la guardia que protegía el castillo. La lista decía que Onan era un sujeto de tez pálida y ojos de color carmín, cabello plateado y estatura regular. —Una descripción bastante parecida a la de nuestro hombre —comentó Nox con expresión de asco. —¿No dice cómo murió? —preguntó Fenrir. Todos lo miramos como si estuviera loco. Hasta Conaire, que usualmente era el más distraído del grupo, lo miró con una expresión de burla.

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—¿Hablas en serio? —Conaire preguntó. —Fenrir, ¿no crees que si ellos hubieran sabido de la muerte de este hombre, no lo habrían sepultado dignamente en vez de disecar su cabeza y dejarla rodando por la habitación superior? —lo riñó Nahiara—. Tienes que reflexionar más antes de preguntar —le increpó. —¡Oh vamos! Fenrir nunca ha pensado antes de hablar —dije yo con una carcajada—. ¿Piensas que pueda hacerlo ahora repentinamente? —le pregunté a mi hermano mayor. Fenrir solo nos miraba con expresión entre avergonzada y molesta. Hizo un puchero. —Es cierto—aceptó entonces Nahiara, rompiendo la tensión—. Pero he de confesar que ya extrañaba las preguntas tontas de mi hermanito —sonrió. —No son preguntas tontas —se quejó Fenrir débilmente. —Sí lo son —se burló Conaire, y la sonrisa del pequeño hombre no tenía precio—, hasta yo me di cuenta de que era una pregunta tonta. —Bien, ya es suficiente. Deténganse en este preciso momento, me están mareando —paró el asunto Nahiara y de esta forma tanto Fenrir como Conaire miraron a Nahiara con expresión culpable y se callaron. —Entonces ¿Qué hacemos? —preguntó finalmente Elathan posando su mirada en el escritorio. Nahiara me miró por un momento para luego contestar: —Por el momento nada. No quiero más sustos de muerte, aún quedan muchas cosas por revisar, pero no podremos hacerlo en un solo día. Por hoy ya es suficiente. Y esa frase se venía haciendo muy familiar en los labios de Nahiara, pensé en ese momento. Sonreí en un intento de apaciguar la preocupación de mi hermano mayor, pero éste solo hizo un gesto desdeñoso en una clara respuesta de “necesitas descansar”. Luego de eso, Fenrir se acercó a mí y me ofreció su ayuda. Yo solo tendí mi mano en respuesta a su ofrecimiento y, una vez de pie, Nox se acercó y los tres nos dirigimos a nuestras habitaciones. Cuando llegamos y quedamos Nox y yo solos, él habló por fin. —Por más que pienso no puedo entender que tiene que ver mi padre en todo esto —me dijo con voz cansada. —A veces nuestras acciones no tienen explicación, Nox —le respondí en un tono también austero—. Puede ser que tu padre solo buscara poder y la guerra fuera el medio adecuado para obtenerlo —medité. —Tienes razón—murmuró él y lentamente se sentó sobre la cama—. Pero eso no disminuye el miedo que siento —dijo con un suspiro y posó sus manos sobre su vientre. —No lo hace— le respondí con franqueza y con lentitud posé mis manos sobre las suyas—. Pero no dejaré que les pase nada. Te lo prometo.

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Continuará… Notas finales: Muchas gracias por leer, y si pudieran detenerse un momento para comentar sería fabuloso. Ya por último propaganda: Para aquellas amantes del Harco les recomiendo que lean la historia ULTIMA OPORTUNIDAD de kat winner, a mi en lo personal me ha gustado mucho, de hecho ya estamos solo esperando el final. Nos leemos el próximo lunes. Volver al índice CAPÍTULO 17 SACRIFICIO POR SACRIFICIO por Pergra Notas del autor: Hola a todos, primero que nada siento mucho la tardanza, tuve un lunes muy movido y un martes igual de ocupado. Como solo me quedan tres semanas de clases los maestros nos dejaron mucha tarea. La cual no he terminado T_T. Y para empeorar mi día Julxen no ha hecho aparición por lo que me tocó corregir el capítulo. Si tiene alguna falta de redacción es enteramente mi culpa. En fin, les dejo el capítulo. CAPÍTULO 17 SACRIFICIO POR SACRIFICIO Bajé una vez más las escaleras de madera que me llevarían al cuartel secreto del castillo. Ignorando la oscuridad que se instaló por breves instantes a mí alrededor, centré mis pensamientos en los sucesos recientes. Hacía apenas una semana nosotros habíamos podido ver lo que había detrás de la trampilla y además de derrocar al rey, habíamos podido encontrar algunas notas extrañas que nos narraban, sin lugar a duda, todo lo acontecido durante una gran y sangrienta guerra. Nahiara, Elathan y yo habíamos decidido investigar un poco en la biblioteca del castillo a fin de obtener información más detallada acerca de la historia de nuestro reino mágico. Sin embargo, por más libros que leyésemos, la susodicha guerra nunca fue mencionada en ningún tomo. Con nuestras manos vacías volvimos a buscar dentro del despacho que había en el interior de la trampilla, solo para encontrar más cartas extrañas. Médicos, guerreros, mujeres, hombres e incluso niños tenían cartas guardadas dentro de un baúl hechizado mágicamente para ocultar su presencia. De hecho, nosotros mismos dimos con el de manera accidental, una noche cuando ya estábamos a punto de irnos del lugar. Fenrir había estado persiguiendo nuevamente a Conaire. Este, en su afán por escapar del gran lobo, tropezó de manera estrepitosa contra un objeto bastante contundente. Cuando Conaire se levantó del suelo y buscó el objeto que lo había hecho caer no pudo identificar nada en la habitación. No lo hizo hasta que volvió a caminar, tropezándose de nuevo con el mismo objeto. Afortunadamente para mí el único accidente que hubo en esa última semana fue la caída de Conaire. Amarok no había vuelto a decaer ni a sentirse mal de ninguna manera. De pronto, la oscuridad que me había invadido durante mi corto trayecto de las escaleras al piso desapareció completamente para dar paso a un iluminado pasillo. Con paso firme me encaminé hacia el despacho en el que en ese momento nos encontrábamos cuando a mitad de camino un terrible mareo me invadió. Sintiendo que mi cuerpo iba a ceder, apoyé

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mis manos en la pared intentando detener mi caída. Repentinamente, unos fuertes brazos rodearon mi cintura. Al sentir aquello, me aferré al cuerpo del hombre con fuerza y dejé caer mi peso sobre él. El sujeto me miró preocupado y entonces pude darme cuenta de quién se trataba. Era Amarok, mi Amarok. —Nox, ¿qué te sucede? —preguntó Amarok con voz preocupada. —Nada, solo fue un ligero mareo —le respondí mientras sentía que el mareo se pasaba lentamente. —Necesitas recostarte, no creo que estar parado te ayude en algo —insistió mi esposo pero yo de terco negué con la cabeza, intentando hacer que me soltara. —Amarok, estoy bien, te lo aseguro. —No lo estás —insistió también él—, si lo estuvieras no tendrías que sostenerte de mí para evitar caer. Y no me dejó replicarle más. Como en tantas otras ocasiones, Amarok levantó mi cuerpo entre sus potentes brazos y me llevó a la habitación más cercana, acostándome en uno de los lechos mientras sus intensos ojos me escrutaban con preocupación. — ¿Todavía te siente mareado? —me preguntó al cabo de un rato. —No, ya estoy mucho mejor —le contesté intentado convencerlo de dejarme ir. —Bien, pero quiero que te quedes un rato aquí en lo que le aviso a Nahiara —volvió a decirme mientras se incorporaba. —Pero amor…. —¡Pero nada! —Amarok me alzó la voz por primera vez en meses—. Nox, necesitas descansar. Recuerda que estás embarazado y necesitas cuidar más de ti mismo —dijo entonces con dulzura llenando su mirada de intensa ternura. En ese momento no lo pude ver, pero Amarok sólo hacía todo aquello para cuidarme. Sólo quería lo mejor para mí. —Amarok, no tengo una enfermedad terminal, sólo estoy embarazado —fue lo que le respondí usando un tentador puchero—. No me voy a quebrar por caminar un poco. Entiéndelo, por favor. —Iré por Nahiara, tal vez él sepa que hacer. Por favor no te levantes. Y con eso Amarok salió de la habitación, dejándome acostado. Mientras veía como salía Amarok, me recosté contra el suave colchón y maldije por lo bajo. Amarok siempre había sido ligeramente protector conmigo, pero desde que estuve a punto de caer por las escaleras a causa de un mareo, me trataba como si fuera a sufrir un accidente en cualquier momento. Impaciente miré el techo contando los minutos que pasaban hasta que el ruido de pasos se escuchó en el pasillo. —Nox, ¿te encuentras bien? —preguntó Nahiara nada más entró en el cuarto. —Sólo fue un ligero mareo —contesté haciendo un puchero. Nahiara solo se acercó a mí y tomó mi pulso cardiaco. Con un dulce movimiento puso su mano en mi frente comprobando mi temperatura. —Parece estar todo en orden —murmuró un momento después. —Sólo fue un mareo, nada del otro mundo. —¿Estás seguro? —preguntó Amarok preocupado. Yo puse los ojos en blanco en señal de impaciencia. Siempre había sido muy paciente en cualquier tipo de situación, pero últimamente parecía que carecía totalmente de ella y Amarok estaba haciéndome llegar al límite. ¿Serían las hormonas? —Muy seguro, hermanito —volvió a tranquilizarlo entonces Nahiara—. Nox no tiene nada, bueno… tal vez tenga algo. —¿Algo? —se sobresaltó Amarok mirando preocupado a Nahiara—. ¿Qué tiene? —exigió saber. —Un bebé, Amarok —sonrió Nahiara—. Es normal que se maree constantemente y sufra de vómitos, incluso que sufra desmayos. ¿Lo ves? Tienes que tranquilizarte y relajarte. Esa actitud tuya sólo hará que el pobre Nox se tensione todo. Amarok bufó. A pesar del diagnóstico de Nahiara, aún me veía con un poco de duda. Repentinamente enojo y profunda tristeza se hicieron presentes en mi corazón. ¿Acaso Amarok no confiaba lo suficiente en mí?, me pregunté entonces y sin poder evitar suprimir la tristeza, las lágrimas pronto hicieron su aparición. —Nox, ¿qué pasa? ¿Te duele algo? —preguntó Amarok volviendo a preocuparse. —No confías en mí —le gruñí mientras los sollozos se hacían más intensos. —No es eso, solo estoy muy asustado de que te pase algo —murmuró él acercándose a mí para abrazarme. Sintiéndome sobrepasado por mis sentimientos tan confusos recosté mi cabeza sobre su pecho y seguí llorando. —Nox, respira hondo e intenta centrarte. Tal vez así puedas tranquilizarte un poco —aconsejó Nahiara. —Bien—. Tomando el consejo de Nahiara respiré profundamente e intenté alejar mi mente de mis sentimientos. Cuando por fin me pude controlar un poco dije a todos sintiéndome muy compungido: —Lo

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siento, no sé qué me pasa, pero ya estoy mejor. De verdad. —Son las hormonas, es normal —sonrió Nahiara—. Las cosas que antes soportabas con naturalidad, ahora te cuesta hacerlo —me explicó. —Lo siento —susurré un poco avergonzado. Amarok iba a decir algo pero fue interrumpido por su hermano. —No tienes nada de qué avergonzarte ni lamentarte, es parte de tu estado. Solo recuerda que es peligroso bajar o subir las escaleras solo. De hecho, diría que es peligroso vagar solo por el castillo. Cuando planees hacer cualquiera de las dos cosas, dinos algo a cualquiera de nosotros y te ayudaremos sin dudarlo. —Gracias —murmuré. Amarok vio a su hermano con agradecimiento. —Y tú —dijo Nahiara señalando a Amarok—, recuerda que está embarazado, no inválido. No tienes que tratarlo como si en cualquier momento fuera a sucumbir. —Lo siento —murmuró Amarok un poco avergonzado. —Muy bien —aceptó Nahira—, pero espero lo cumplas. Y si esto era todo por el momento, yo me voy de aquí. Nox, por la salud mental de este hombre, por favor, quédate a descansar por el día de hoy. —Está bien. —Forzándome a aceptar, asentía con la cabeza y acepté el concejo de Nahiara. Este me prometió que haría entrar en razón a Amarok y realmente esperé que así lo hiciera. No quería pasar todo el tiempo atrapado en una habitación, sin poder moverme o salir si compañía, sin embargo, viendo la cara de preocupación de Amarok acepté a guardar reposo por lo menos durante ese día. Un momento después, Amarok se levantó del colchón donde se encontraba sentado, y no sin antes darme un beso y dejarme un “Te amo”, salió de la habitación, dejándome reposar a solas. Nahiara me miró como diciendo “Déjamelo a mí”, y un momento después, partió también de la recamara, usando la misma puerta por la que había salido Amarok. De esta forma me quedé totalmente solo en la habitación. Algunos minutos pasaron, minutos durante los cuales me dediqué sólo a mirar el techo, contando con detalle cada uno de las cuarteaduras que lo adornaban. Cuando iba en el número quinientos llegué a dos resoluciones. La primera fue que el lugar era más viejo de lo que aparentaba y la segunda, que no iba soportar quedarme acostado todo el día en ese colchón. Incorporándome lentamente entonces me senté en el borde del colchón y observé atentamente la habitación. Varias camas se enfilaban por la sala dándole un aspecto solitario al lugar. Alrededor de las camas se situaban cortinas negras un poco desvaías por el paso de los años. Mesas de madera se encontraban postradas a cada lado de los colchones, sirviendo como soporte para diversos materiales que en la noche sus residentes pudieran llegar a usar. Al ver este panorama una idea se vino a mi cabeza ¿Qué tal si un baúl escondido por magia se situaba en esa habitación? ¿Qué tal si lo tenía justo allí, frente a mis narices? Con movimientos medidos me levanté de la cama y comencé a vagar por entre los lechos esparcidos por toda la sala. Con las manos hacia delante y con movimiento lentos comencé en búsqueda de algún objeto oculto. Permanecí con la misma pose hasta que recorrí por completo el lugar. Sintiendo una ligera desilusión me decidí por volver a recostarme cuando algo llamó mi atención. En el suelo, entre la madera avejentada, pude observar un largo pedazo de papel atrapado entre los resquicios de la madera. Tomando el papel entre mis manos me dirigí hacia la cama que había designado como mía para poder leer. Fue increíble lo que descubrí. Hola mi querido Nox. ¿Cómo te ha ido? ¿Has estado bien? ¿Tu padre te sigue tratando con indiferencia? ¿Tienes hermanos? ¿Te has enamorado? Son muchas las preguntas que surgen en mi cabeza sobre tu vida. Estoy segura de que te preguntarás el motivo de estas preguntas, siendo que apenas y sólo eres un pequeño niño. Casi puedo asegurar que la pregunta: ¿A qué se refiere? surca tu mente en este preciso momento. Pues precisamente por esa pregunta que ahora navega por tu cabeza es por lo que te escribí. Puedes no entender en ese preciso momento a que me refiero, pero espero que conforme sigas leyendo la carta puedas poco a poco entenderme. Primero que nada, quiero recordarte algo: Te amo con todo mi corazón, mi vida. Te amo lo suficiente como para sacrificar mi existencia con tal de que la tuya sea más llevadera. Lo que hice no fue más que una acción para protegerte. Recuerda

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siempre eso; todo lo que haga lo haré por ti, sin importa nada. Pero ahora debo entrar en el meollo de todo. ¿Cómo empezaré a contarte la historia para que puedas entenderla de mejor manera? Eso lo he meditado por varios días y he llegado a la conclusión que la mejor manera de explicarme es comenzar desde el principio. Mi principio. Muchas veces en el pasado me has preguntado sobre tus raíces ¿No es así hijo mío? Pues bien, empezaré por ese punto. Hace 678 años nací en un reino apartado de este mundo, nací en el reino denominado por los seres de este mundo como el Reino de Lauviah. Como todos los ángeles fui criada según las costumbres y tradiciones de nuestro pueblo. Mi padre y madre me enseñaron a cantar, bailar, escribir y volar. Mis hermanos ángeles me instruyeron sobre nuestro pueblo y sus actividades. Mis mentores me enseñaron sobre el mundo mágico de Melusina y como éste estaba conectado con nuestro mundo. Viví, crecí y me desarrollé en ese lugar por quinientos años. Sin embargo, a pesar de la hermosa y plena vida que tenía en ese lugar, mi corazón se sentía vacío. Faltaba algo. Por mucho tiempo ignoré ese sentimiento de soledad en mi corazón y seguí cumpliendo con mis obligaciones como ángel. Eso fue hasta que un día llegó un ángel guardián del velo. Te preguntaras, ¿qué tenía de especial este ángel sobre los demás?Pues muy bien, te responderé: Ese ángel, a diferencia de todos nosotros, era de los pocos habitantes de Lauviah que podía viajar fuera de nuestro mundo. Recuerdo que el joven guardián llegó, como siempre lo había hecho, a realizar los informes rutinarios de sus cuantiosos viajes. No era algo fuera de lo común encontrar ángeles guardianes dentro de nuestro pueblo haciendo informes de sus viajes. Pero esa vez pasó algo interesante con ese ángel y conmigo. Por caprichos del destino, ese ángel y yo nos encontramos casualmente y resultó que, casualmente también, ambos entablamos un poco de conversación. Era gracioso observar que tan parecidos éramos los dos. Ambos teníamos sueños similares, gustos similares, ideas similares, hasta preferencias similares. Pasamos mucho tiempo hablando sobre nosotros hasta que tocamos un tema en particular especial; ese sentimiento de soledad que al parecer teníamos ambos. No recuerdo con exactitud cómo es que hablamos sobre ese tema en particular, pero lo hicimos. Y a partir de ese momento no hicimos grandes amigos. Con el tiempo el ángel guardián tuvo que regresar nuevamente a sus labores, por lo que decidimos comunicarnos por cartas. Nuevamente pasaron años entre los dos antes de que pudiéramos vernos cara a cara. Sin embargo, ambos solíamos escribirnos constantemente por lo que nuestra amistad permaneció intacta por mucho tiempo. Y así pasaron los años. Con el tiempo mi vida regresó a ser lo misma, sólo las escasas visitas de mi amigo y sus cartas podían sacarme de mi aburrida rutina. Y con el tiempo ni siquiera sus cartas pudieron hacer eso, ya que por algún extraño motivo dejó de responder a las mías. Pasaron los días y pronto mi vida volvió a ser la de siempre antes de conocer al guardián. Mis días eran tranquilos y monótonos como se supone deberían ser, inalterables. Un día, sin embargo, ocurrió lo inesperado: ¡Mi amigo regresó al pueblo! Cuando lo vi quedé impresionada ya que no había recibido ninguna carta de él desde hacía un par de meses. Ese día, él me miró atentamente por mucho tiempo, sin hablar o moverse. Por alguna razón yo tampoco podía hacer ninguna de las dos acciones y ambos nos quedamos viéndonos por algunos minutos sin movernos, con tan solo nuestros pensamientos danzando por nuestras respectivas cabezas, haciendo que miles de preguntas surgieran. Lo primero que pude notar de mi amigo es que se veía ojeroso y pálido, pero había un extraño brillo en su mirada; uno que nunca le había visto nunca antes. Intenté decir algo para romper el denso silencio que se había establecido entre los dos, pero mi viejo amigo habló antes de que pudiera emitir algún sonido. —Lo encontré—dijo. Yo lo miré desconcertada, sin poder entender nada y él me sonrió y volvió a repetir. —Lo encontré, encontré aquella cosa que faltaba. — ¿Qué encontraste? —le pregunté entonces. —Encontré el alivio de la soledad. En las siguientes horas mi amigo me narró aquellos meses en los que había dejado de escribirme. Él pasó horas y horas

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contándome una bella historia. Un historia de amor sin duda. Cuando terminó me comentó que se iría de Lauviah. He de decir que quedé impresionada por la decisión que había tomado. Yo solo le sostuve la mirada por algunos segundos y asentí en señal de aprobación. Lo único que dije fue: —Si eso te hace feliz Arial, que así sea. Y con esas últimas palabras se apartó para siempre de nuestro mundo de nacimiento y fue la última vez que lo volví a ver, aunque no la última que escuché sobre él. Con la partida de Arial muchas dudas comenzaron a crearse en mi mente ¿Por qué sentía esta soledad que apresaba mi corazón? ¿Alguna vez podría encontrar la cura a mi eterna soledad? ¿Qué tenía que hacer para ya no tener este sentimiento tan desgastante? Aunque no quisiese admitirlo en ese momento, la partida de Arial dejó secuelas en mi cuerpo. Por alguna extraña razón me encontré preguntándome en varias ocasiones como sería el mundo mágico de Melusina. ¿Qué era lo que había engatusado a Arial para decidir quedarse en ese mundo? ¿Acaso era el amor tan importante como para renunciar a todo? Esas y más preguntas aquejaron mi mente por muchos días hasta que me decidí por ver con mis propios ojos ese mundo y eludiendo todas mis obligaciones me escapé de Lauviah para ir a Melusina. Si he de decir la verdad, cuando llegué a ese mundo, el lugar no me pareció tan deslumbrante como pensé que sería. Comparando un mundo con el otro, el nuestro era mil veces mejor. Sin embargo sentía que debía ahondar más y sin darme por vencida comencé a vagar por la cuidad en la que me encontraba. Risas y bromas se escuchaban en las diferentes conversaciones de los seres que allí habitaban. Humanos, elfos, hadas, espíritus de los elementos, damas de verde, y más seres se juntaban y hablaban entre ellos. Pláticas amenas y divertidas se podían sentir por toda la ciudad; pasión y dulzura, tristeza y felicidad; ira y amabilidad extrema. Opuestos tan marcados se encontraban en ese pequeño lugar sin ocasionar ningún desbalance en la armonía. Estaba tan sorprendida. Mi mundo podría tener hermosos paisajes, vida armónica e idílica, abundancia y felicidad. Pero faltaba algo, siempre había faltado algo. Solo había felicidad en ese lugar, ningún evento fatal había asolado a Lauviah. El bienestar se daba por sentado, tanto así que no le tomábamos la debida reverencia. Todos ellos pasaron por lo menos una vez en su vida por algún evento desafortunado, pero no se rindieron. En vez de ello siguieron adelante y construyeron una vida mejor. Puede que ellos vivan con las secuelas de aquel acontecimiento, pero por ello, valoran más su felicidad actual. Quedé impresionada por aquel pequeño gran mundo y me sentí emocionada. Esa fue mi primera visita a aquel mundo y la única que hice, ya que nunca regresé a la cuidad de Lauviah. A diferencia de Arial, yo no tuve la necesidad de regresar a despedirme, mis alas se volvieron oscuras en el mismo momento que renegué de regresar y las puertas de Lauviah se me cerraron para siempre. En un mundo nuevo donde las emociones eran tan contradictorias y satisfactorias me dediqué a viajar por años y años. Esos días fueron unos de los mejores que había vivido, pues pude sentir en carne propia todas aquellas emociones de las que era ajena. Poco a poco y con el paso del tiempo me empapé por completo de este nuevo mundo. Como ya he escrito con anterioridad, nunca más volví a ver a Arial. Pero escuché sobre él. En uno de mis varios viajes escuché un pequeño cotilleo que tenían unas mujeres del pueblo. Decían sobre la presencia de un ángel caído en el pueblo y como éste se había emparejado con un muchacho de aspecto débil. Al principio los comentarios de aquellas dos mujeres no llamaron mi atención, no fue hasta que escuché un comentario en particular que comencé a prestar atención en su conversación. Ellas mencionaron cómo el haberse emparejado con un ángel caído le había otorgado la vida eterna a aquel débil muchacho. Al principio, teniendo en cuenta que aquellos comentarios procedían de dos mujeres cotillas, dudé de la historia. Me mantuve escéptica en un principio aunque luego supe, en lo profundo de mi corazón, que muy en el fondo siempre supe que era verdad. Entre nuestra gente siempre se hablaba sobre la vida de nuestro mundo. Decían que Lauviah tenía pensamiento y sentimiento propio, y que podía dar o quitar

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regalos a su gente. Al parecer a Arial le habían entregado un regalo y ese era la vida eterna con su pareja. Cuando Arial me contó sobre su historia con el pequeño humano Axel, la curiosidad del sentimiento de amar llegó a mi mente, pero fue rápidamente desestimada por las recientes distracciones de un mundo nuevo. Años después la curiosidad surgió en mi mente con la mención de mi amigo y para ese entonces, contando ya con 671 años de edad, viajé a un pueblo llamado Media Noche y conocí a un hombre. Y aquí es donde realmente empieza todo, mi querido Nox. Por motivos inexplicables, cuando observé por primera vez a ese sujeto mi corazón comenzó a latir descontroladamente y mi cuerpo reaccionó como nunca antes había reaccionado. Ese día cometí el peor error y la mejor elección de mi vida. Apantallada por la imagen de Asbel me dejé llevar por él. Le di lo que nunca antes había dado a algún otro y de esa unión saliste tú. Como era de esperarse, Asbel prometió cuidar de ti con fervor y cariño y se comprometió a hacerse cargo de ti. Yo como la ilusa que era, le creí. Creí en sus mentirosas palabras por completo y ahora por culpa de mi ingenuidad tú estás en peligro. Puede que él sea tu padre, hijo mío. Pero no dejes que te engañe. Ese hombre es un ser vil, lleno de amargura y de deseos de venganza. Todos estos años aguanté el trato que nos prodigó a ti y a mí únicamente porque pensé que estaba enamorada de él. Ahora sé que fue un error. Hace poco me enteré que tu padre solo me usó como parte de un plan mayor. Uno que usará para obtener más poder del que ya tiene. Para ello necesita sacrificios, numerosos sacrificios que te involucran a ti, mi niño. No entiendo por qué esperó tanto para llevar a cabo esa ceremonia. Tal vez necesitaba ganarse mi confianza o tal vez fuera parte de la misma ceremonia. Sólo sé que la primer muerte que iniciará con las demás deberá ser de un ser puro con linaje real. Hijo, tú eres aquel ser puro que servirá como sacrificio. No puedo permitir semejante acción. Te preguntarás por qué no huir, por qué no escapar de las garras de tu padre. Por más tentadora que sea la oferta huir no es una opción. Asbel es un hombre sumamente poderoso, nos atrapará sin ninguna dificultad. Por eso llevaré a cabo mi propio hechizo. ¿Alguna vez te conté sobre el dicho que cita “los errores de los padres acompañaran a los hijos hasta la tercera generación”? Como tú sabes ahora, yo fui un ángel, un ángel que renunció a todo con tal de vivir en este mundo mágico. Mi pureza se desvaneció totalmente hace años. Cambié mis alas blancas por alas negras. Pasé de ser una criatura de la luz a una de la oscuridad. Sin embargo, tú aún tienes parte de un ángel puro. A pesar de vivir fuera de Lauviah, tus alas son todavía blancas. En pocas palabras, tú eres un ser de la luz. Lamentablemente esto no puede quedarse así por mucho tiempo. Hay un hechizo que puede quitar esa pureza de tu cuerpo y salvarte de la muerte. Un hechizo que involucra un sacrificio, aunque esta vez, el sacrificio será el mío. Mis errores pasaran a ser parte de los tuyos convirtiéndote en una criatura de la oscuridad. Tu padre jamás podrá tocarte de nuevo. Lee esto con mucha atención, puede que momentáneamente tu vida esté a salvo. Sin embargo, ten en cuenta lo siguiente: Los ángeles en su mayoría, sin importar su género, son o extremadamente fértiles o pueden volver a sus parejas fértiles. Tú eres fértil por lo que en un futuro es tu hijo quien podría ser el que esté en peligro. A diferencia mía, Nox, tú eres un ser extremadamente poderoso. Confío en que podrás vencer a tu padre. Ten confianza en ti mismo y recuerda que el amor es el sentimiento más poderoso que hay. Puede convertir a una persona de muchas maneras, ya sean buenas o malas. Ama sin dudar, vive sin penas, sonríe sin pesos, llora sin miedo; viaja sin equipaje, y por sobre todo no te arrepientas nunca de tus actos. En vez de ello piensa en algo para solucionarlo y espera con paciencia tu castigo. Esta carta llegará a ti después de mi muerte, mi niño, así que te pido que no llores a causa de mi destino. Viví una vida larga y feliz llena de descubrimientos. No me arrepiento de nada. Si éste es mi castigo por mis actos, lo tomo con gratitud. De lo único que me arrepiento es de dejarte siendo tan joven. Pero sé que tú saldrás adelante. Ahora me despido. Te amo hijo con todo mi corazón y recuerda

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que siempre estaré en el tuyo cuidando de ti. Hasta siempre… Lilith. Las lágrimas caían por mi rostro sin ninguna consideración. Nunca entendí porque mi madre se había ido sin más ni más; sin despedirse y decirme cuánto me amaba. De cierta manera viví resentido con ella desde su partida. En ese momento me daba cuenta del sacrificio que mi madre había hecho por mí y me sentí tan terriblemente culpable, al punto de no poder parar de llorar, aunque todo comenzara a tomar por fin un orden en mi cabeza. Había, sin embargo, algo que todavía me preguntaba… ¿Por qué no había recibido la carta antes? Repentinamente imágenes extrañas comenzaron a bailar en mi cabeza. Pronto mi mente quedó enfocada en un recuerdo. Sollozos desconsolados se podían escuchar en todo el lugar. Desconcertado busqué con la mirada a la causante de esos sonidos cuando capté la figura de una hermosa mujer de cabello color castaño con ojos de color del ónix. No pude evitar lanzar un gemido de sorpresa al ver a mi madre de pie, allí, en la misma habitación en la que yo estaba hacía tan solo unos momentos. Mi madre lloraba mientras escribía sobre un gran trozo de papel. Acercándome pude comprobar que se trataba de la misma carta que sostenía entre mis manos en ese mismo momento y de esa misma forma pude observar cómo después de unos interminables minutos, mi madre soltaba la pluma con la que escribía, limpiándose las lágrimas que corrían por sus mejillas. Sin levantarse de donde se encontraba sentada, mi madre observó la carta que tenía entre sus manos. Dando un ligero asentimiento con la cabeza se levantó y se dispuso a salir de la habitación, cuando repentinamente cayó al suelo presa de dolor. Preocupado me acerqué para ayudarle pero mis manos atravesaron su cuerpo. Mi madre respiró varias veces, como si intentara disipar el dolor, pero al instante siguiente por fin se tranquilizó lo suficiente como para levantarse con rapidez y salir del cuarto adornando en su bello rostro una expresión de extrema preocupación. Cuando mi madre salió de la habitación pude observar el papel en el que hacía tan solo unos instantes había escrito. La carta olvidada reposaba tranquilamente por entre uno de los resquicios del suelo. —Nox… ¿Qué demonios te pasó? La voz de Fenrir atravesó mis aturdidos sentidos. Abriendo los ojos me encontré acostado en el suelo con la carta fuertemente agarrada entre mis manos. Alcé mi rostro y encontré la mirada de Fenrir enfocada en mí. Intenté dispersar la preocupación de sus ojos con un comentario tranquilizador, pero en vez de ello sollozos comenzaron a salir de mi boca. —Nox ¡Por la diosa! ¿Qué ocurrió? —entró segundos después Amarok y rápidamente me abrazó con fuerza. Cuando sentí los fuertes brazos de mi esposo sosteniéndome me derrumbé completamente y sollocé aún más. —Mi…. Mi madre —comencé a hablar entre sollozos. —¿Qué pasa con tu madre? — preguntó la voz suave y tranquilizadora de Amarok. —Mi madre murió por causa mía —sollocé mientras nuevos estremecimientos recorrían mi cuerpo. —Pero eso es…. —intentó replicar él, pero yo, interrumpiendo sus palabras, le entregué la carta. —Yo iba a ser el sacrificio de mi padre, pero mi madre dio su vida para salvar la mía. Amarok comenzó a leer la carta de mi madre. Rápidamente su expresión cambió de confusión a tristeza, sorpresa e ira. Cuando terminó de leer la carta me abrazó con fuerza y dijo: —Tú no tienes la culpa de nada. No fue tu culpa ser una criatura pura y perfecta para sacrificar. Si quieres buscar culpables, ese es Asbel. Entonce, todavía sollozando asentí con mi cabeza. En el fondo sabía, pero necesitaba que alguien lo confirmara. —No quiero que nada le pase —murmuré un poco más tranquilo. —Y nada le pasará—me acunó Amarok—. Yo me aseguraré de ello. —Tengo miedo —susurré. Amarok me abrazó más fuerte. —No temas, Nox. Eliminaré tus miedos aunque para ello tenga que perseguir a nuestros enemigos y cazarlos por mí mismo. Te lo prometo. Continuará… Notas finales: ¿Cómo les pareció el capítulo? espero sus comentarios. Y nuevamente perdón por el retraso. Espero que no vuelva a suceder.

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Nos leemos el lunes. PD: Lo siento por no darle un mejor formato, no dispongo de mucho tiempo. Volver al índice CAPÍTULO 18 EILEEN por Pergra Notas del autor: Les dejo el siguiente episodio, agradezco a Julxen su ayuda para betear este capítulo y el 17. Por cierto, cambié el capítulo 17 por el beteado por Julxen. CAPÍTULO 18 EILEEN La suave y acompasada respiración de Nox podía escucharse por la habitación. Sabiendo que mi esposo estaba profundamente dormido, salí lentamente de la recamara y me dispuse a hablar con los demás. Afuera me esperaban mis dos hermanos, Elathan y Conaire, quienes estaban ansiosos por todos los recientes sucesos. Era menester que tomáramos decisiones, era menester que las tomáramos pronto. — ¿Cómo se encuentra? —preguntó Elathan con expresión bastante preocupada. —Está dormido —le contesté—. Pero solo es un alivio temporal. —La única manera de tranquilizarlo es… —Es matar al Rey —completé la frase de Nahiara. —Y para eso tenemos que encontrarlo primero —comentó Elathan. —Algo debe de estar planeando —opinó Fernir— Tomar el castillo fue extremadamente sencillo. Una de dos: o el Rey es extremadamente tonto como para no pensar en una rebelión o bien esto es parte de su loco plan —recapacitó—. En todo caso no nos debemos confiar y es obvio que no nos queda más opción que buscarlo. Nahiara y yo asentimos. Estabamos de acuerdo con las palabras de Fernir. Encontaar a Asbel era en ese momento una vital proridad; tanto como resguardar la vida de mi querido Nox. —No estoy seguro de cómo vaya a resultar todo, pero creo que tengo una posibilidad de encontra a Asbel —revelé entonces a mis hermanos queriendo no guardar más aquella noticia con ellos. Ellos se asombraron, tal cómo me lo esperaba. —Pero ¿Cómo planeas encontrarlo? —preguntó Nahiara evidentemente asombrado—. Ese hombre desapareció sin más ni más y no hay pistas de su paradero—agregó. —Tienes razón, hermano. Ese hombre se fue sin dejar ninguna pista. Pero puede que otros si la tengan —respondí confiado. — ¿De qué hablas? —preguntó Fenrir torciendo sus labios en un gesto intrigado. Yo simplemente sonreí, tranquilizándolos. —Ya lo comprenderán más adelante, por el momento cuiden a Nox. Si tengo éxito les informaré de lo que obtenga más adelante. Por favor, confíen en mí. Y con estas palabras partí. Ante las miradas perplejas de mis dos hermanos, caminé lejos del pasillo y no miré atrás ni una sola vez. Sabía que sus mentes estaban llenas de preguntas y de miedos, pero en este momento no podía responderlas. Había tomado una decisión, una que lastimaba profundamente mi corazón, pero que puede que fuese la única manera de solucionar aquel terrible problema. Tal vez Asbel hubiera sido cuidadoso en no dejar pistas, pero yo

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esperaba que Eileen no lo hubiese sido tanto. Tal vez él hubiese dejado algo que me pudiera ayudar a localizar al hombre. No me equivoqué. Los pasillos que antes había recorrido con relativa velocidad, los recorrí en aquel momento con extrema lentitud. Si quería respuestas tenía que ir a su habitación, pero eso no alejaba el presentimiento que se alojó en mi corazón. Presentía que iba a encontrar algo, pero que ese algo tal vez no sería agradable para mí. Y así fue. Más pronto de lo que deseé me encontré frente a la puerta de la habitación de Eileen. Respirando profundamente tomé la perilla de la puerta y entré al cuarto. La habitación seguía estando igual a cómo lucía desde la última vez que había entrado en ella en compañía de Nox. Las sábanas blancas con adornos dorados seguía cubriendo el colchón en el que alguna vez durmió Eileen, las paredes seguían teniendo el mismo color azul grisáceo que tanto le recordaba a Eileen el color de mis ojos y las cortinas seguían cerradas impidiendo el paso del sol, dándole un aspecto sombrío y tenebroso. Intentando despejar la repentina nostalgia que llenó mi corazón comencé a revisar los diferentes cajones y armarios que albergaba la habitación. Pantalones, camisas, túnicas, joyas, ropa interior, entre otras muchas cosas encontré en mi búsqueda, pero nada referente al rey Asbel. Sintiéndome frustrado me senté bruscamente en el cochón colocando mi cabeza entre mis manos. Aquello estaba resultando más difícil de lo que había imaginado. Los recuerdos de Eileen no dejaban mi alma en paz. Por cada parte que exploraba venía un doloroso recuerdo del hombre. Y dolía, dolía demasiado. Más frustrado aún me recosté sobre el colchón provocando que este rechinara en señal de protesta por el trato tan brusco que le estaba propinando. Respiré nuevamente hondo y obligué a todos esos recuerdos irse a lo más profundo de mi cabeza. Cuando por fin pude concentrarme lo suficiente comencé a pensar en todos los posibles lugares donde pudiera guardar algo Eileen. Repentinamente una idea se vino a mi cabeza de manera avasalladora y me maldije mentalmente por ser tan estúpido y no haberlo pensado antes. Levantándome de un salto quité las sábanas de un tirón y con otro levanté el colchón dejando ante mí la base de madera cubierta con varias hojas de papel. Dando un salto de felicidad por mi hallazgo tomé cada una de las cartas y me disponía a revisarlas cuando una en particular llamó mi atención. Con curiosidad aparté esa de las demás y la abrí para comenzar a leerla. Decía así: Amarok. Mi querido lobo, ¿cómo has estado? Yo espero que bien. ¿La tristeza te ha consumido por completo? Yo oraré para que ese no sea ese tu caso. ¿Has conocido a Nox? Porque te aseguro que a pesar de que ya has hablado con él, no lo has conocido para nada. ¿Te has enamorado de nuevo? Deseo que así lo hayas hecho. Mi amor si estás leyendo esta carta es porque estoy muerto, mi padre está desaparecido y tú quieres respuestas. ¿Me equivoco? Como yo creo que ya habrás averiguado, mi padre trae algo muy siniestro entre manos, y tú y todos tus seres queridos son partes de ese plan. Incluyéndome a mí. Quisiera decirte que en esta carta sólo escribiré los hechos sin intentar justificarme de nada, pero sé que en algún momento lo haré solo para poder quedarme ante tus ojos con una buena imagen. Así que empezaré desde el inicio. No sé cuál sea tu relación con Nox en el momento que leas esta carta, ni si él te haya explicado en algún momento sobre mi desconocido origen. Si lo hizo o no, te diré lo siguiente: mi historia comenzará con mi aparición en el castillo y mi posterior vida en él, por lo que confío que comprendas poco a poco mi situación. Como sabrás, yo prácticamente crecí y me eduqué dentro de las paredes del castillo, sin embargo, he de decir que yo no nací en ese lugar como sí lo hizo

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mi hermano mayor. Yo nací en una ciudad alejada de nuestros pueblos, alejada inclusive de la tierra misma. Nací dentro del mismísimo mar. El mar de Saar. Por lo que pude investigar, mi padre, ya hace bastantes años, salió a uno de sus tantos viajes por obtener poder y en uno de aquellos viajes se vio involucrado con un ser del mar, más específicamente con una sirena. De ese pequeño error por parte de mi padre nací yo. Un ser medio sirena. Viví por un muy corto tiempo entre la gente del mar hasta que mi padre vino a reclamar a su hijo, es decir, a mí. Si he de serte sincero no recuerdo mucho sobre el pueblo de mi madre, ni a mi madre misma. Mi padre me separó de ella cuando era muy pequeño por lo que sus recuerdos son tan borrosos e inciertos que no podría describirte con precisión sobre ella. Como ya te habrás imaginado, mi padre me llevó al castillo y ahí inició mi educación como hijo de un Rey. Mi padre me daba toda la atención que yo deseara y veía porque nunca me faltara nada y de eso no puedo quejarme. Pero todo aquello tuvo sus consecuencias. A causa de tanto mimo por parte de mi padreé, me volví un ser engreído y malcriado. No veía como mi padre hacia a un lado a mi hermano, no observaba la mirada humillada, triste y vacía de Nox. No entendía la pobreza que me rodeaba ente tanta riqueza. No sabía nada de nada. Por aquel entonces, yo adoraba a mi padre, y hubiera hecho cualquier cosa con tal de tener su aprobación. Inclusive ayudar a realizar sus escabrosos planes. Exactamente, lo que hice luego Contrariamente a lo que pudieras imaginarte, mi padre, en un principio, me mantuvo fuera de sus planes. Siempre alegando que yo era muy pequeño para hacer cualquier cosa por mí mismo, me mantuvo distante de todo. Yo insistía en ayudarle sin importar lo que tuviera que hacer pero mi padre sólo me sonreía y se negaba rotundamente a dejarme participar en algo. De esta forma, el tiempo transcurrió y mis insistencias fueron descartadas sin siquiera darme una oportunidad. Con el paso de los años, yo empecé a dejar de insistir y fui olvidándome de ello. Eso fue hasta que una noche mi padre visitó mis aposentos. Ese día, mi padre me pidió ayuda y me ofreció una misión. Esa misión era la de conquistarte y separarte de mi hermano. La misión que llevé a cabo sin dudar. Fui un idiota, lo admito, pero quería ver en aquellos ojos apagados de mi padre llenos orgullo. Así que acepté sin pensar en lo que me depararía en el futuro. Por semanas planeé el momento oportuno para poder abordarte. Sabía que no iba a ser fácil ya que mi hermano era tu pareja destinada, pero, ¿sabes? Yo tenía a mi favor mi origen. ¿Has escuchado las viejas historias de marineros siendo atraídos por el canto de las sirenas? Pues eso mismo es lo que hice contigo. Cuando por fin decidí que te atraería, el mismo día de la presentación entre tú y Nox, armé un plan que no podría salir mal. El día de la fiesta me coloqué en un lugar estratégico donde sabría te encontraría. Y cuando te vi canté. Canté como nunca antes lo había hecho, volví mi voz tan dulce y cargada de magia que sin duda podía interferir entre la atracción natural de las parejas destinadas. Para mi satisfacción, vi tus gestos de atracción hacia mí y supe que lo había logrado. Sólo era cuestión de tiempo para que cayeras totalmente en mis redes y acerté. Cuando te acercaste a hablarme comenzó el juego. Poco a poco envolví tu cuerpo con mi magia, la cual me ayudaba a mantenerte atraído. Mientras más tiempo pasábamos juntos, tu obsesión de permanecer a mi lado crecía. La distancia que tenías con Nox crecía mientras mi magia aumentaba. Y cuando tuvimos sexo por primera vez, supe que serías mío por siempre; que nadie podría romper ese hechizo que entretejí para ti. Como preveía, mi padre estaba totalmente orgulloso de mí. Me decía que faltaba poco para poder cumplir con su objetivo y que yo iba a compartir parte de los beneficios de ello. Pero había algo con lo que no contaba. Me enamoré.

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Lo que al principio inició como algo impersonal, terminó siendo la destrucción de mi corazón. Tener tu amor era sólo un espejismo, una ilusión; todo era simplemente el resultado de un mero hechizo. Cada abrazo, cada caricia y cada beso se fueron convirtiendo en una lenta agonía para mí. Tus sonrisas, lágrimas y bromas comenzaron a hacerse irritantes. Tu presencia comenzó a lastimar mi corazón y, ¿sabes por qué? Porque ninguna me pertenecía. Tu no eras realmente mi pareja, ni siquiera estabas enamorado de mí, solo era un estúpido hechizo lo que te mantenía mi lado. Pronto me vi envuelto en una paradoja emociona: por un lado estaba mi padre al cual quería con intensidad, por otro lado estaba mi hermano del que nunca me tomé la molestia de conocer y por último estabas tú, aquel ser que se había robado mi corazón. ¿Qué se suponía era lo correcto?¿Qué debía hacer? Fue en una de tantas noches de agonía cuando por fin mi mente se quebró. Esa noche descubrí lo que mi padre tenía entre manos. Intentando hallar algo de paz mental comencé a vagar por los pasillos del castillo hasta que me encontré fuera de la oficina de mi padre. Lo que oí a escondidas, en ese lugar, me dejó completamente destrozado. Mi padre planeaba realizar numerosos sacrificios con tu manada y planeaba tomar como sacrificio principal al hijo que tuvieras con Nox. No pude simplemente soportarlo, el hombre que pensé era el ser más amable que conocía resultó ser uno de los hombres más perversos del que hubiera oído hablar. Esa noche corrí por los pasillos con desesperación hasta llegar a mi habitación. Lloré como nunca lo habría hecho antes; lloré hasta que mis lágrimas dejaron de brotar puesto que nada era real. La tristeza que tanto me había encargado de esconder salió haciéndome tambalear. ¿Qué debía hacer? Una decisión se formó en mi cabeza. No permitiría que los planes de mi padre se llevaran a cabo así tuviera que perderte. Si separarte de mí era la manera de salvarte a ti y a los tuyos, entonces eso era lo que iba a hacer. Los posteriores días comencé a reunir toda la información de mi padre; sus viajes, contactos, personal de confianza, todo lo que pudiera hallar y fuera útil para ti y mi hermano. Haciendo un paréntesis en mi historia quiero creer que te preguntaras por qué mi padre nunca me imaginó siendo yo el primer sacrificio. Después de todo, yo era un chico de sangre real cuya alma era pura. O por lo menos era así cuando niño. Cuando comencé a investigar, no pude evitar investigar un poco de mi madre y de mi pueblo. ¿Sabes lo que descubrí? Al parecer, mi primera idea de mí siendo un error entre mis dos padres era mentira. Mi padre amó con profundidad a mi madre, ella fue la primera mujer en robar el corazón del Rey. Por lo tanto para él fue imposible usarme como parte de sus sacrificios y por ello intentó mantenerme lo más apartado de sus planes como le fuera posible. Aclarado este punto, vuelvo a la historia principal. Días después de mi horrible descubrimiento, supe que mi padre pronto iba a realizar un viaje que implicaba obtener aliados. Lamentablemente no supe qué tipo de aliados quiere obtener pero si sé hacia donde se dirige y cuánto tiempo estima gastar. Mi padre viajará hasta un bosque llamado Caliope y por lo que pude encontrar planea quedarse en ese lugar alrededor de seis meses. Como dije antes no tengo ni idea de qué clase de criatura pueda buscar mi padre en ese lugar, pero sí te aconsejo que tengas cuidado. Mi padre puede ser un hombre muy engañoso y lo más seguro es que intente confundirlos con el viaje. Lamentablemente esto fue lo único que pude encontrar de mi padre. Quisiera poder seguir ayudándoles pero no creo que pueda hacerlo por mucho tiempo. Hay algunos elfos que han puesto su vista sobre mi padre y mi persona. No confían en nosotros y tienen razón en no hacerlo. Dudo mucho que mi vida dure mucho más. Amarok, puede que en este momento te encuentres enojado y traicionado. De cierta forma te use al principio sólo para poder cumplir con los objetivos de mi padre. El amor que tenías hacia mí solo era una mentira. Te aparté de tu pareja,

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te hechicé y te mentí, y todo eso sólo para nada. Sé muy bien que lo último que merezco es tu perdón, pero te ruego que consideres hacerlo; después de todo yo ya recibí mi castigo. Amarte y saber que ese amor nunca hubiera sido correspondido fue más doloroso de lo que crees. Yo solo cavé mi tumba con una pala que mi padre me había dado. A veces la verdad puede ser dolorosa pero es la mejor manera de abrirte los ojos de forma cruel. Solo recuerda que te amé, aun si tú nunca me amaste, yo sí lo hice. Cuando muera, la magia se disipará por completo por lo que no sufrirás más que algunas semanas por mí… luego de eso nunca más volverás a sentir nada. A pesar de todo lo que pasamos, muchas gracias por todo. Aunque fueron mentira, esos días fueron los mejores que pude vivir. Por favor, olvídame y se feliz. No quiero que el odio nuble tu mente. Por siempre tuyo, Eileen. —Eileen, eres un estúpido —murmuré mientras la lágrimas brotaban de mis ojos. Puede que todo hubiera sido un hechizo y un engaño. Pero si la magia ya se había disipado desde hacía tiempo, ¿por qué aún me sentía triste por su falta? A pesar de todo, yo había terminado queriendo a Eileen. Mis sentimientos no se comparaban con los que tenía con Nox, sin embargo seguían en mi corazón. —Te perdono Eileen, por todo. Tanto tú como yo hemos cometido errores y ambos pagamos por ellos —dije arrugando la carta contra mi pecho—. Tú pagaste con tu vida y ya no hay nada que deber. Entonces, me levanté de donde me encontraba sentado, estrujé el papel que sostenía entre mis manos y vi hacia el techo. Así que el bosque de Caliope. Definitivamente, Asbel tenía lo días contados. Continuará… Notas finales: Muchas gracias por leer, espero puedan tomarse un poco de tiempo para comentar, eso me haría feliz. Volver al índice CAPÍTULO 19 AMAROK por Pergra Notas del autor: Hola nuevamente a todas y todos los que leen el fic. Lamento el retraso, estas semanas han sido muy ajetreadas para mí. Como siempre agradezco a mi beta Julxen por corregir este capítulo. Y sin más ni más les dejo con la actualización de este fic. CAPÍTULO 19 AMAROK —Amarok, ¿estás seguro de esto? —le pregunté a mi esposo mientras le ayudaba a colocarse el peto de la armadura. —Nox, si no terminamos con esta locura ahora, siempre viviremos con la incertidumbre de un posible ataque por parte de Asbel —respondió él sin sombra de duda. —Pero no quiero que te alejes por tanto tiempo de mi lado —musité sintiendo como las lágrimas comenzaban a amenazar con salir.

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—Yo tampoco quiero apartarme de ti, mi amor. Pero tengo que hacerlo. Si todo sale según lo planeado, volveré dentro de un mes. —¡Un mes es muchísimo!—Enojado y aterrado por el largo lapso de tiempo no pude evitar gritar alarmado—. No quiero alejarme de ti ¿Y si te pasa algo? —exclamé aferrándome a los brazos de Amarok—. ¿Y si ya nunca más puedo verte? —le pregunte con temor, con las lágrimas que tan solo un momento antes eran una amenaza, corriendo por mis mejillas. Amarok me sosotuvo contra su pecho y me calmó. Alejarse de mi por tanto tiempo también era duro para él, pero sabía que era algo necesario para asegurar nuestro futuro. Pacientemente me calmó y con dulzura me sonrió. Esa sonrisa que nunca quería que se escapara de mi vista. —No sucederá eso. Prometo regresar a tu lado sin importar lo que ocurra —prometió un momento después de consolarme. —Eso no me tranquiliza nada —sollocé. —Lo sé —me volvió a sonreír él—, pero quedarnos sentados en el castillo esperando que tu padre regrese tampoco lo hace —anotó. —Casi que lo prefiero así —dije yo de nuevo y esta vez Amarok suspiró acariciando suavemente mi mejillas. —Fenrir vendrá conmigo, así como nuestra guardia más capacitada. No tienes que estar asustado, Nox. Acabaré con Asbel de una vez por todas. Acabaré con todo lo que ose querer dañarte… dañarlos. Amarok puso su mano diestra sobre mi vientre. Viendo la determinación en sus ojos no pude entonces hacer más que resignarme a su inminente partida. Soltando un profundo suspiro caminé hacia la cama y levanté el colchón que se hallaba sobre ésta. Rápidamente divisé el objeto que pretendía tomar y con cuidado lo sostuve. Aunque pareciera tonto ese objeto me proporcionaba una cierta tranquilidad que me ayudaba a soportar mejor la idea de que Amarok se alejara de mí. —Amarok, comprendo la situación y aunque quisiera evitar a toda costa tu partida sé que no podré hacerlo. Por eso quiero que tengas esto —le dije alzando entre mis manos un collar de oro blanco con la forma de un lobo—. Yo tengo otro parecido de color dorado. Si algo nos pasa a ti o a mí, el collar comenzará arder avisándonos del peligro. Si el collar se rompe nos indicará de la muerte del otro. Amarok, no quiero que este collar se rompa por lo que te ruego cuídate mucho. Por favor, Amarok. Cuídate mucho, por ti, por mí… por nuestro hijo. Nuevamente las pocas lágrimas que había logrado contener salieron a la superficie sin darme tregua. Repentinamente sentí los brazos de mi esposo envolver mi cuerpo y su calor envolverme protectoramente. —No moriré, volveré airoso de la batalla ya lo verás —me animó y ,dándome un tierno pero apasionado beso, se alejó de mí partiendo hacia su aventura. ------------------- —Parece que el destino comienza a avanzar nuevamente hacia la dirección de la batalla —murmuró mi señor. —Así es, mi señor, pero… ¿Amarok logrará su objetivo? —le pregunté. —Todo depende de él, de Nox y de ti —respondió mi maestro. — ¿De mí? —me extrañé yo. —Pronto tendrás que tomar una decisión. De tu decisión dependerá el destino de esos dos. —Y supongo que usted no me dirá qué tipo de decisión haré, ¿no es verdad? Mi maestro sonrió socarronamente. Tal como me lo esperaba, no me dijo nada. —Todo a su tiempo, mi querido Moros —susurró con misterio antes de volver su vista a nuestros personajes—. Después de todo, aún falta tiempo para que el destino empiece a incluirte. --------------------- El sol se mostraba imponente ante nosotros provocando que gotas de sudor

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cayeran sin consideración por nuestro cuerpo. Pesadez, cansancio y sed se hacían presente entre nosotros, pero como buenos guerreros que éramos no mencionábamos sobre los males que no aquejaban y continuábamos cabalgando. Después de algunas horas de intensa cabalgata, exponiéndonos al calor, pudimos divisar el bosque de Chloe. Puede que no fuese aquel el bosque que necesitáramos, pero aquel bosque podía llevarnos directo al bosque de Nicté, el cual, a su vez, nos dirigiría al bosque de Caliope. Si no nos extraviamos podríamos llegar al bosque antes de lo esperado. Anhelando escapar de los rayos solares animé a Mab, mi yegua, a avanzar más rápido. Siguiendo mi ejemplo los demás hombres comenzaron a avanzar con la misma rapidez. Pronto nos vimos rodeados de la refrescante sombra que solo el bosque podría proporcionarnos. Los trinos de los pájaros y la magia que albergaba el bosque se hicieron presentes para todos nosotros. La fresca brisa y la sombra comenzaron a calmar el calor de nuestros cuerpos. Suspiros de alivio se levantaron por el escuadrón. —Por fin estamos fuera de los ojos del sol —gimió Fenrir estirándose con placer por el gran alivio. —A partir de ahora el calor no será un problema —le dije a Fenrir haciendo que éste sonriera. —Señor, si no me equivoco, este bosque es el “Bosque de Chloe”. Le sugiero por tanto detenernos un momento para observar la dirección a tomar. No queremos dirigirnos hacia el Bosque de las sombras o el Desierto Koe. —Marcus el jefe de la guardia, fue quien sugirió aquello. Yo asentí prensando que era una buena idea. —Tienes razón—musité haciendo una señal para que todos se detuviera—. Señores, lo mejor será acampar en este lugar. Descansen y recupérense, mañana tendremos que realizar un recorrido muy largo. Todos los soldados comenzaron a bajar de sus caballos y comenzaron a sacar de sus alforjas los enceres necesarios para armar el campamento y prender una fogata. Yo mientras tanto me puse a un lado de Fenrir, estirándome también sobre la fresca grama a fin de relajar mis cansados músculos. La sensación fue absolutamente reconfortante. —Marcus, trae el mapa por favor —dije luego, pensando que lo mejor era aprovechar aquel descanzo para meditar bien mis planes. Macus asintió con la cabeza y revisó entre las alforjas de su caballo en busca del mapa. Mientras Marcus buscaba el pergamino, yo aproveché y me puse de pie. Fenrir siguió mi ejemplo y pronto ambos nos encontrábamos dirigiendo a nuestros caballos hacia un río próximo al campamento. —Te ves algo decaído, ¿qué sucede? —preguntó Fenrir una vez estuvimos fuera del oído de los demás. —Tengo un presentimiento extraño —respondí—, pero no es como ningún presentimiento que haya tenido antes. Este es…. extraño. —¿Puedes describirlo? —Nostalgia es el principal sentimiento que surge dentro de mí —dije con voz pausada—. Después es aceptación y tristeza; como si fuera a perder algo importante. Pero no es el clásico sentimiento de pérdida, es algo más extraño. ¿Me entiendes? Mi pregunta sin duda confundió a Fenrir. Mi hermano abrió la boca para decir algo, pero en ese mismo momento, la voz de Marcus hizo que la conversación se viera interrumpida. —Señor Amarok, aquí está el mapa —dijo Marcus mostrándome un pergamino viejo y desgastado. —Muy bien, Marcus. Muchas gracias —respondí tomándolo entre mis manos. Cuando finalmente pude examinarlo bien, abrí el pergamino y comencé a buscar con la mirada el Bosque de Chloe. Al localizarlo, busqué de inmediato las entradas a dicho bosque y pude observar feliz el lugar por donde mis hombres y yo habíamos

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penetrado. —En este momento nos encontramos aquí — dije a Fenrir y a Marcus señalando el lugar—. El bosque de las sombras se encuentra en dirección contraria a este río —añadí—. El desierto Koe se encuentra por el mismo camino que el bosque de las sombras, aunque separándose en este punto hacia la derecha. El bosque de Nicté se encuentra, para buena suerte nuestra, siguiendo el río. No tendremos que preocuparnos por el agua ni la comida en un buen tiempo —sonreí. —Parece que el viaje será sencillo, solo espero que nuestro recibimiento sea tranquilo. —Yo también lo espero —dije distraídamente a las palabras de Fenrir contemplando el paisaje. Marcus hizo una reverencia y se disculpó. —Regresaré al campamento y ayudaré a los hombres a armar el campamento —me dijo antes de retirarse. Yo asentí dejándolo partir, mientras Fenrir me observaba con seriedad, hablándome de nuevo una vez Marcus se hubo distanciado. —No importa cuál sea el resultado de este viaje, tú sabes que siempre te apoyaré —me dijo sin dudar. —Lo sé sin lugar a dudas —le respondí, colocando una mano sobre su hombro—, siempre lo has hecho. Solo prométeme que sobrevivirás a lo que sea que nos espere en el bosque de Caliope. —Lo haré, que no te quepa duda —susurró Fenrir—. Y tú también lo harás. —Eso espero, eso espero, hermano. Para mi gran alivio, pronto me vi lo suficientemente ocupado y con ello la posibilidad de alejar los pensamientos extraños se hizo palpable. Armar el campamento fue rápido, ya que lo veníamos haciendo desde una semana atrás cuando salimos del castillo. Encender la fogata y preparar un gran estofado corrió a cargo de Marcus, quien ya estaba acostumbrado a cocinar. Ya con nuestro estofado todos nos sentamos alrededor de la fogata y las conversaciones comenzaron a fluir. Anécdotas graciosas y tristes, chistes bastante candentes, leyendas y algunas historias algo escabrosas; recuerdos y descripciones de otros lugares. Todo eso y más se hablaba entre los soldados sacando ya fuera risotadas o suspiros de melancolía. Y rodeados por ese ambiente nos fuimos a dormir con la tenue luz de la fogata de compañía, y la luz de la luna iluminando nuestro camino. Pronto el día sustituyó a la noche y todos nos vimos forzados a levantarnos para seguir con nuestro viaje. Siguiendo el río comenzamos a caminar por entre el tupido bosque. La magia que era propia del lugar se podía sentir en cada paso que dábamos. Innumerables seres de los bosques vigilaban cada uno de nuestros pasos con curiosidad, miedo o furia. Unos cuantos no seguían por poco tiempo, vigilando nuestros pasos y acciones mientras otros, más osados, se atravesaban en nuestro camino y nos regalaban una enorme sonrisa. Las criaturas eran tan hermosas y poderosas que mi corazón se mantenía sobrecogido por semejante belleza. Alguna que otra criatura era tan osada que se atrevía a entablar una conversación con nosotros cuando acampábamos por la noche. Sin duda las leyendas que corrían por el bosque eran increíbles, brujas despechadas maldiciendo a jóvenes elfos para nunca encontrar el amor verdadero, dulces historias de amor donde ambas personas terminan estando juntas por el resto de su vida; apariciones misteriosas y por tanto terroríficas de seres horrendos, muertes sangrientas y sin sentido. Una cantidad variable de historias fueron narradas en las noches, aunque sólo fuera una la que lograra llamar considerablemente mi atención. Una ciudad con la capacidad de escribir tu historia fue la leyenda más fascinante que hubiera escuchado en mi vida. Según el espíritu del bosque que nos narró la leyenda, existe una ciudad mágica alejada de estas tierras donde cada miembro del mismo carga con collares mágicos que narran la historia del portador. Según dijo, la persona capaz de leer la historia del otro será la pareja destinada de aquel individuo. Todas y cada una de las leyendas fue mágica

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y perfecta. El viaje siguió su curso y el tiempo avanzó junto con nosotros. Los minutos se transformaron a horas, estos a su vez en días y cuando menos nos habíamos dado cuenta una semana más había pasado. Dos semanas lejos de Nox me mantenían algo deprimido. Extrañaba su sonrisa y palabras de aliento, sus pucheros y antojos; el tacto de su piel con la mía, sus labios y sus jadeos. Quería verlo, pero en este momento era imposible para mí hacerlo. Tenía que terminar aquel viaje primero y una vez que me asegurara de que mi esposo estaría a salvo, regresaría. Como habíamos sospechado, el viaje fue realmente sencillo. El agua y la comida era abundante por el camino que recorríamos. Animales silvestres y frutas exóticas llenaban cada páramo que pisáramos, el río nos proveía del agua necesaria para sobrevivir. Más que un viaje forzado parecía un tierno paseo por el jardín, aunque lamentablemente nada bueno viene sin acompañante, y una sensación extraña me venía persiguiendo desde que comenzáramos con el viaje. Además de aquella horrible sensación, también estaba el hecho de que constantemente me sentía observado por una entidad más que maligna, furibunda. Intentado ignorar esta presencia y rezando porque sólo fuera mi imaginación, seguimos avanzando por el bosque de Chloe con paso rápido y medido. Una semana y dos días a partir de que entramos al bosque de Chloe pasó para que pudiéramos llegar a los lindes de este. Era curioso como cada bosque se separaba con una pared mágica poderosa, esto hacía que el paisaje de un bosque y otro cambiara drásticamente. —Este es el Bosque Nicté —murmuró Fenrir—. Según recuerdo este es el bosque más pequeño que existe en las tierras de Etskuni, por lo que lo atravesaremos en un día o dos a lo mucho. Lamentablemente nos atrasamos bastante por aquel incidente con uno de nuestros guerreros, por lo que dudo que podamos regresar en un mes al castillo. —Veo… Recordaba muy bien ese incidente: durante nuestra trayectoria en el bosque de Chloe, uno de nuestros guerreros desapareció misteriosamente y nos tomó más de un día podar hallarlo. Al parecer, el hombre había sido hechizado por un hada para que fuera su esclavo, pero por fortuna pudimos encontrarlo antes, rompiendo drásticamente el hechizo. —No se puede hacer nada en ese caso —dije entonces, suspirando resignadamente. —Sugiero que sigamos avanzando, después de todo este bosque está rodeado por completo por el de Caliope —sugirió Marcus—. Tomemos el camino que tomemos, llegaremos hacia nuestro destino. ¿Qué les parece? —Me parece bien —respondí Fernir. —Yo también —respondí asintiendo con la cabeza. Me sentía sumamente nervioso por algo, pero no sabía cuál era el motivo y eso me tenía muy irritable. De esta forma entonces y sin detenernos más, seguimos cabalgando por el nuevo paisaje. A diferencia del bosque anterior, el actual estaba adornado por árboles mucho más gruesos y altos. La magia era más madura y arcaica, sus seres eran más cautelosos y menos curiosos. Parecía como si el nuevo bosque, a pesar de ser tan pequeño, hubiese pasado por mucho. Avanzando y admirando el paisaje que nos rodeaba pude ver de reojo un objeto extraño, brillante y misterioso. Repentinamente el mal presentimiento hizo acto de presencia en mi pecho y todo mi ser se estremeció. No tuve tiempo de pensar en nada y sólo respondí instintivamente a la situación. Ahora lo recuerdo, ahora lo recuerdo muy bien. — ¡Corran! ¡Sepárense! ¡Ahora! —grité desesperado. Todos nosotros obligamos a nuestros caballos a aumentar el ritmo y en ese mismo instante, desde el lugar exacto en donde antes nos encontrábamos situados hacía, una mortífera flecha pasó velozmente fallando su objetivo. La adrenalina comenzó a correr por mis venas mientras corría entre los árboles esquivando la multitud de flechas que iban dirigidas hacia mi cuerpo. Sin

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embargo, fui demasiado lento y una de ellas atravesó mi brazo izquierdo provocando que cayera estrepitosamente de mi caballo. Maldiciendo por dentro mi mala suerte e ignorando el dolor punzante de mi brazo, saqué las dobles espadas que cargaba en mi espalda y me puse en posición defensiva. —¡¿Quién está ahí?! —grité con desesperación intentando hacer que mi enemigo apareciera. —¿El pobre lobito tiene miedo? —respondió una voz femenina que se alzó entre el silencio—. No sabía que el lobito fuera un cobarde —se burló. —Cobarde es aquel que se oculta para atacar —gruñí de vuelta hacia la misteriosa mujer empezando a fastidiarme y como respuesta aquel ser de voz femenina gruñó con indignación. — ¡Yo no soy ninguna cobarde! —gritó el ser furiosamente. —¡Entonces muéstrate ante mí! —exigí. Y mis palabras tuvieron el efecto deseado. Mis retos debieron haber convencido a la mujer de salir porque de repente, un ser de apariencia femenina apareció frente a mí, portando una capa color marrón. Con una sonrisa sádica, la extraña mujer se quitó la prenda para dejar a la intemperie su grácil figura y con graciosos movimientos se acercó. Su cabello y ojos eran de un amarillo profundo y su cuerpo delgado y ágil parecía brillar. Un espíritu de la luz, eso era. —¡¿Qué es lo que quiere?! ¡¿Por qué demonios me atacas?! ¡¿Qué te he hecho?! La hermosa mujer sonrió ante mis preguntas. Su rostro estaba relajado y sereno, pero aún así, una tenue sombra de enojo parecía recorrer levemente sus facciones. —¿Hacerme? —me contestó entonces mirándome a los ojos—. Tú a mi no me has hecho nada —agregó—…Pero a Nox le has hecho mucho. Demasiado diría yo. —¿Nox? —El nombre de mi esposo me dejó frio—. ¿Qué tiene que ver Nox en todo esto? —exigí saber—. ¿Y cómo diablos sabes de él? ¡Responde! — ¿Crees que estoy ciega? ¿Acaso no sabes el daño que le causaste a Nox? ¡Tú no sabes el daño que le causaste! ¡No tienes ni idea! Tantos años viendo la pobre figura de Nox llorando en silencio por un amor que nunca tendría, sonriendo melancólicamente, escuchando insultos, creyéndose la peor escoria del mundo, pensando que todo lo que le pasaba era merecido. ¡No sabes nada de nada! El cuerpo de la mujer comenzó a brillar furiosamente. Inmediatamente después, una onda de magia hizo que me estrellara contra un árbol de manera estrepitosa. Mi cuerpo crujió por algún sitio pero en ese momento estaba demasiado aturdido para sentir dolor. Toda la información que estaba recibiendo me tenía demasiado confundido y alterado. ¿Qué estaba sucediendo? —Preguntas como lo conocí, esa pregunta tiene fácil respuesta —continuó hablando aquel ser de luz, esta vez con el enojo a flor de piel—. Su madre me puso a cargo de él antes de partir. Lamentablemente, como puedes observar, soy solo un espíritu incorpóreo e incapaz de aparecer ante seres como ustedes. —Entonces, ¿cómo puedes….? —¡Calla! Eso no te incumbe. —Maldita sea…—murmuré intentando levantarme. Un dolor en mi pecho me lo impidió. Asustado tomé la cadena que Nox me había dado antes de partir y comprobé que estaba ardiendo. —Nox siempre ha estado sufriendo a causa de seres como tú. Sus lágrimas son producto de las decisiones que toman sin consideración a su persona. Y aun así, Nox es capaz de perdonar todo. ¿No es impresionante? Incapaz de concentrarme en las palabras de aquella mujer intenté nuevamente incorporarme motivado esta vez por el miedo y la incertidumbre. Una única persona rondaba mi mente en estos momentos y ese era justamente Nox. —Y por si fuera poco—siguió hablando la mujer—, ahora mismo Nox se encuentra en peligro. —¿En peligro…? —¡Sí! ¡Nox corre peligro! ¡Mucho!

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¿Nox estaba corriendo peligro… justo en aquel momento… mientras yo me encontraba lejos? Un pánico feroz comenzó a fluir por mi cuerpo al comprobar por medio de la cadena que ese ser de luz no mentía y que mi esposo, en efecto, se encontraba en peligro. Quise ponerme de pie, encontrar alguna manera de poderme transportar directo a su lado y comprobar con mis propios ojos lo que sucedía pero mi cuerpo estaba rígido, como si estuviera metido dentro de una botella. La sensación era espantosa, tanto que no podía siquiera respirar bien. —Eso, eso no pue…. —intenté decir, pero las palabras se quedaron trabadas en mi garganta. El ente de luz se acercó por completo a mí y me miró con el ceño fruncido. —Es posible —dijo mirándome fijamente a los ojos—, tanto que ahora mismo Nox podría morir. —Nox, ¿te encuentras bien? —me preguntó Nahiara quien hacia un momento se encontraba leyendo un documento sobre las guerras de los últimos quinientos años. —No —susurré irritado—, si él estuviera aquí estaría todo mucho mejor. —Yo también estoy preocupado —dijo el mirándome con comprensión—. Más de dos semanas han pasado a partir de su partida y aun no hay señales de ellos —resopló—. Aun así estoy un poco tranquilo pues el collar ha permanecido inmutable, ¿Cierto? —Es cierto, solo que…. —Tienes un presentimiento, ¿no es así? —Así es —contesté preocupado. —Tengo miedo, Nahiara—murmuré mientras distraídamente acariciaba mi abdomen ligeramente curveado—.Tengo mucho miedo. Nahiara observó mi rostro con detenimiento y suspiró. También se notaba una pesada aura a su alrededor y un sentimiento de congoja en su corazón. —Yo también tengo miedo —me dijo un segundo después de suspirar—. Amo con todo mi corazón a esos dos enormes hombres y no quiero que nada les pase —musitó con los ojos anegados en lágrimas. Un pesado silencio cayó entre nosotros, ninguno de los dos hablaba demasiado ensimismados en nuestros pensamientos cuando de repente: —Nox… —Una voz rompió el silencio. —Perdón, ¿decías algo? —pregunté a Nahiara pensando que era él quien me hablaba. —Yo no he dicho nada —contestó mi cuñado sin apartar su mirada del documento que tenía entre sus manos, y que claramente no estaba leyendo. —Entonces, solo fue mi imaginación —murmuré aliviado. Intentando olvidar el miedo que atenazaba mi pecho, tomé nuevamente el papiro que me encontraba leyendo, pero nuevamente aquella voz retumbó en mis oídos. Me alarmé. —Nox, ven, ven un momento. ¿Por qué no vienes? — ¿Pasa algo? —preguntó Nahiara al verme tan inquieto. —No, nada —respondí sin querer alarmarlo—. Solo tengo que salir un momento, necesito aire fresco. —Está bien —contestó Nahiara—, sólo no tardes mucho, ¿vale? —Vale. Levantándome de la silla salí al exterior. Gracias al paso que llevaba mi llegada la zona exterior fue rápida. Justo en el preciso momento que salí la voz volvió a hablar y esta vez me sentí guiado por el impulso de seguirla y obedecerla en todo. —Nox, por aquí. ¡Vamos, date prisa! Con incertidumbre comencé a seguir esa voz tan suave y melodiosa. Cada cuando la voz aparecía indicarme el camino correcto. Paso a paso seguí avanzando por los jardines del palacio hasta encontrarme de repente en el bosque que lindaba con el castillo. —Muy bien Nox. ¿Ves ese enorme árbol que se encuentra a tu derecha? —me preguntó

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la voz cuando llegué justo a ese lugar. Yo miré a derredor primero, pero luego, haciendo caso a la voz desvié mi mirada hacia donde ésta me indicaba. Un enorme árbol con hojas de color azul se erguía orgulloso. Suaves luces giraba y volaban alrededor del árbol haciendo que se viera etéreo y mágico. —Lo veo—musité asombrado. —Acércate al árbol —me pidió entonces—. Rápido. Ya verás que divertido será. Aún asombrado por la belleza del árbol me acerqué sin miedo a ese encantador lugar. Risas podían escucharse por los alrededores, pero no eran risas normales, sino unas cuyo sonido me hacían ponerme nervioso. Un mal presentimiento se estableció en mi pecho en ese momento, y el miedo antes reprimido, finalmente salió a borbotones. Abruptamente me detuve y di la vuelta con la intención de escapar del lugar, pero tres mujeres con capas oscuras que aparecieron de repente, me impidieron el paso. —Hola querido príncipe, o debería decir Rey —habló la mujer más alta con un claro tono de burla. —Yo… —Hemos venido a cobrar venganza —anunció la mujer a la derecha de la mujer más alta. —¿Venganza? ¿Venganza de qué? —les pregunté con voz quebrada, presa del miedo—. Yo no he hecho nada —me defendí. La mujer más alta pareció ofendida por mi defensa, pues su rostro se contrajo con furia ante mis palabras y un brillo furioso inundó su mirada. —Claro que lo has hecho —me gritó con furia, acercándose peligrosamente—. ¿Acaso ya no recuerdas a la hechicera que mataron en tu castillo? ¿La hechicera? ¿Aquella mujer terrible? Una única oración se hizo presente en mi mente entumecida por el miedo al comprender las intenciones de las mujeres que tenía frente a mí: “Amarok, por favor, sálvame”. -------------------------- —Tengo que regresar, tengo que salvar a Nox —murmuré para mí mientras comenzaba a correr por el bosque. —Y dime lobito ¿Cómo planeas llegar hasta Nox en menos de diez minutos? —me preguntó la mujer con sorna. —¡No lo sé! —grité desesperado y con lágrimas en los ojos—. ¡No tengo ni la más remota idea de cómo hacerlo! Pero tengo que hacerlo —sollocé por la impotencia—. No puedo dejar que muera, no quiero que la vida de él y de mi bebé se extinga. —Yo soy un espíritu que domina la luz solar, toda mi vida he vivido en el bosque que colinda con el castillo de la Media Noche. Vi nacer, crecer y convertirse en lo que era Nox. Los espíritus no solemos mostrarnos ante los seres corpóreos, no está dentro de nuestra naturaleza convivir con ustedes, es casi imposible para nosotros hacerlo. Es por ello que Nox no me conoce, más yo si le conozco a él y sé que sufrió por culpa tuya. —¡Maldita sea! ¡¿Eso que tiene que ver?! Tus palabras no salvarán a Nox—grité con furia y pánico. —Puedo salvar a Nox —murmuró el espíritu—. Pero a cambio tendrás que darme algo. —Te daré lo que sea, por favor. Sálvalo, sálvalo a él y a mi hijo. La mujer sonrió triunfante. Algo como una especie de mueca sardónica decoró sus facciones antes que me volviera a hablar. —Para salvar una vida tengo que sacrificar otra. Quiero tu vida a cambio de la de Nox —pidió. —Hazlo—dije sin pensar—. Mi vida por la de Nox, me parece válido. —Bien, entonces es un trato. La mujer del centro comenzó a recitar un hechizo, haciendo que mi cuerpo

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quedara paralizado. Con un gran esfuerzo intenté desprenderme de aquel encantamiento pero me fue imposible hacerlo. Las lágrimas comenzaron a bajar y cerré los ojos en espera del final. —Vida por vida —murmuró otra de las tres mujeres. —Vida por vida —prorrumpió una voz diferente en el lugar. Intrigado abrí los ojos. Una inmensa luz inundó mi cuerpo y comenzó a extenderse alrededor mío. Con suma delicadeza la luz comenzó a tocar a las mujeres, las cuales al ser tocadas por ella comenzaron a gritar de dolor. En un abrir y cerrar de ojos las mujeres que antes se erguían poderosas ante mis, se encontraban convertidas en cenizas. …Estaban muertas. Con los nervios a flor de piel corrí alejándome del lugar tan rápido como mis pies me lo permitían. Ágilmente evadí las ramas y piedras que se extendían por el suelo. Levanté la vista y pude observar el final del bosque antes de que un dolor intenso me hiciera caer de bruces al suelo. Levantándome rápidamente revisé el collar que pendía sobre mi cuello y comprobé que estaba ardiendo. Segundos después el collar se quebró a la mitad. —Amarok —susurré con incredulidad. Cuando la realidad vino a mi mente todo se oscureció dentro de mí, como un torbellino arrastrándome hacia una profunda agonía—. ¡Amaroooook! ------------------------ Susurros invadían mi mente, una tristeza extrema podía palparse en el ambiente. Abrí mis ojos y comprobé el paisaje. Oscuridad pura y densa se extendía alrededor. Intenté moverme pero me fue imposible hacerlo. — ¡Amaroooook! —la voz de Nox hizo eco en la oscuridad. —Nox —susurré intentado moverme—. Nox, espera y…. —No puedes moverte —murmuró la mujer espíritu—. Estás muerto. —¿Muerto?—Ante las palabras de la mujer sentí que mis sentidos se entumecían—. Pero, ¿cómo puede ser posible si soy capaz de escuchar la voz de Nox? —pregunté confundido. —Es porque aún estas en un plano entre la muerte y la vida —contestó ella con una corta risita—. ¿O acaso creías que te iba a dejar ir al paraíso así sin más ni más? Este lugar está hecho especialmente para ti, lobo. Durante toda la eternidad verás el sufrimiento que Nox vivió por tu culpa mientras estabas saliendo con su hermano. También verás cómo sigue adelante con su vida sin ti en ella. —Amarok, ¿por qué? —Los sollozos de Nox seguían haciendo eco por el lugar. — ¡Nox está sufriendo! ¡Haz algo! —exigí entonces empezando a sentir un inmenso dolor. —Lo superará —murmuró la mujer. —Borra su memoria, saca de su mente mi presencia. No dejes que sufra —sollocé. —N-no puedo hacer eso —titubeó la mujer—. Pero como dije, lo superará. —Espera, no puedes… —Feliz infierno, Amarok —se burló la mujer antes de desaparecer. —Nox—murmuré lleno de pena—. ¿Por qué? ------------------- —Amarok ha muerto, señor —murmuré con un poco de pesar. —Lo ha hecho —contestó mi señor—. Prepara la piedra de comunicación. —¿Necesita ir a algún lugar? ¿No quiere que yo lo haga en su lugar? —pregunté. —No es necesario, yo mismo lo haré. Mi mente es lo suficientemente poderosa para llegar al lugar. No debes preocuparte. —Si así lo desea, mi señor—contesté saliendo del lugar para ir hacia donde la piedra se encontraba. Sin embargo antes de salir un pensamiento me detuvo—. ¿Qué pasará con ellos, mi señor? —pregunté deteniéndome por algunos instantes, girando hacia mi amo. Mi señor sonrió casi imperceptiblemente y luego su mirada

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se volvió maliciosa y brillane. —Todo depende, el final aún está por verse —contestó. Continuará… Notas finales: Ya sé que quieren asesinarme, pero no podré actualizar hasta el próximo lunes o martes. Así que tendrán que armarse de paciencia. Volver al índice CAPÍTULO 20 EL HOMBRE Y EL LOBO por Pergra Notas del autor: Siento mucho el retraso, mi beta no me mandó nada, quiero suponer que está cargada de tarea y trabajo. Les dejaré el capítulo sin betear y cuando Julxen me mande el capítulo beteado, lo remplazaré. CAPÍTULO 20 EL HOMBRE Y EL LOBO Dolía, dolía bastante ¿Cómo había pasado esto? ¿No me había prometido que volvería? ¿Qué estaría aquí conmigo protegiéndome y cuidando de mí? Entonces ¿Por qué había sucedido esto? —Amarok, Amarok, Amarok—susurré una y otra vez mientras mi cuerpo temblaba a causa de los sollozos. No podía ser verdad, Amarok no podía estar muerto, no podía hacerlo. — ¡Nox! —una voz prorrumpió por sobre mis sollozos. —Nox, ¡Oh por la diosa! ¿Qué sucedió? —Pronto la presencia de Nahiara se hizo presente. Él se arrodilló junto a mí y comenzó a frotar sus manos contra mi espalda, me veía con preocupación y duda. Yo quería decirle, pero hacerlo solo significaría aceptar la situación. —Am-amarok—comencé sin ser capaz de completar la oración. —Amarok ¿Qué pasa con Amarok? —las suaves caricias que Nahiara me estaba prodigando se detuvieron ante mis palabras. — ¡Amarok está muerto! —grité provocando que nuevos sollozos invadieran mi cuerpo. —De-debes estar equivocado, él no puede estar…—con dificultan debido a mis manos temblorosas le mostré el medallón de lobo. Nahiara al verlo sus ojos comenzaron a anegarse en lágrimas. —Pero eso no es…—el chico no pudo terminar la oración antes que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Nahiara me observó con tristeza por unos minutos mientras las silentes lágrimas caían sin consideración, comenzando a llorar Nahiara se lanzó hacia mí y me abrazó con fuerza. —No puede ser posible—sollozó. —Él no puede estar m-mu-muerto. Yo solo moví la cabeza en señal de negación aun sin poder emitir una sola palabra a causa de la angustia de mi corazón. Ambos estuvimos lo que pareció una eternidad abrazándonos y consolándonos mutuamente. Cuando el atardecer comenzó a hacer gala de presencia Nahiara levantó su rostro que se encontraba escondido en mi pecho y dijo—Ya es tarde, tenemos que regresar al castillo—susurró con una voz tan pequeña y débil—Es peligroso quedarnos aquí sin protección. —Lo sé—susurré terriblemente cansado. Ambos nos levantamos del lugar donde hacia tan solo unos momentos nos encontrábamos sentados y con paso decidido nos

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dirigimos al castillo. Después de todo, tenía que velar por la vida que crecía en mí. ------------ Una ligera libertad se estableció en mi conciencia ¿Cuántas veces había podido sentir esa libertad? Solo contadas veces en los últimos meses, encerrado en ese cuerpo sin vida y sin posibilidad de escape permanecí por un tiempo interminable. Concentrando mi poder en el entorno que me rodeaba cambié el paisaje en el que me encontraba. De una habitación cuyas paredes estaban adornadas solo por la tintura grisácea característica de su edad pasó a ser un paisaje con enormes y mágicos árboles que se erguían orgullosos por el páramo. Repentinamente el paisaje volvió a cambiar y esta vez podía observar un castillo hermosamente construido, un joven de cabellos negros estaba retando a un pequeño niño de tal vez cinco años de edad, la escena era tan curiosa pues al parecer el joven era mudo ya que este hacía señas con sus manos mientras el chico intentaba cerrar sus ojos en busca de evitar el regaño. Concentrando de nuevo mi mente dispersa por la escena volví a cambiar el panorama y ahora me encontraba ante una escena más que dolorosa, el joven Fenrir se encontraba sacudiendo a su hermano mayor una y otra vez por los hombros mientras gritaba “no puedes morir ahora ¡Amaork!”. Muy cerca. Con un último esfuerzo volví a centrar mi poder y esta vez aparecí en un paisaje totalmente oscuro y desolado. — ¡Nox! por favor deja de llorar—gritaba una y otra vez aquel chico de cabellos blancos tan parecido a su hermano menor. — ¡Maldita sea! ¡¿Por qué demonios tienes que hacerle esto a Nox?! —Cómo puedes ver, la venganza no solo provoca dolor al afectado, sino también a aquellos que lo rodean—hablé interrumpiendo los interminables gritos de dolor. — ¿Quién está ahí? —preguntó Amarok. —Nadie a quien tengas que temer—respondí, no era el momento adecuado para revelar quién era. — ¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres? —Estoy aquí para arreglar lo que destruyo aquel hombre. — ¿A qué te refieres? —Tú estás aquí, en este momento cuando deberías estar al lado de tu esposo. —Eso lo ocasioné yo, solo me ayudó a llegar aquella mujer. —No estés tan seguro—musité—Esa mujer es un espíritu de la luz, es imposible que un ser como aquel pueda aparecer ante seres corpóreos. —Pues lo hizo, esa mujer no solo apareció ante mí, sino que también tomó mi vida. —Los espíritus puede atravesar esa delgada línea entre su mundo y el nuestro solo de dos maneras. La primera opción es pertenecer a una de las casas elementales, sus ancestros son corpóreos igual que ellos, por tanto es parte de su herencia. Y la segunda es utilizando magia prohibida. —No sabía eso—murmuró el joven con aspecto abatido sin dejar de ver con pesar el sufrimiento de Nox. —Como podrás imaginar esa mujer utilizó la segunda opción, pero necesariamente ocupó de otro ser para poder realizar el hechizo. ¿Sabes quién hizo el hechizo? El joven solo me miró con ojos atormentados y negó con la cabeza. —El culpable de todo esto fue Asbel. Ante el nombre del antiguo Rey Amarok pareció reaccionar. —Entonces eso quiere decir que… —Asbel se encontraba en el reino antes de que tu saliera de el. Asbel sabía que no podía ganar contra ustedes dos, por ello tomó la oportunidad de acabar contigo primero sabiendo sobre el resentimiento del espíritu. —Eso quiere decir que Asbel provocó esto—afirmó el chico. —Así es, el solo aumentó el resentimiento del espíritu y le dio la oportunidad de llevar a cabo su venganza. Con ello podría deshacerse de ti y dejar

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desprotegido a Nox. —Entonces Nox sigue en peligro—el chico se veía tan desesperado. —Así es—respondí secamente. —Pero hay una oportunidad—el joven me observó con tal esperanza que mi corazón se estrujó por el chico. —C-cual es, por favor dígame que es posible salvar a Nox. —Tú eres su esperanza. —Pero… —Hay una manera para poder salir de este lugar. Solo tienes que pagar un precio por la oportunidad. — ¿Cuál es? —Cuando el espíritu te envió a este lugar, tu alma tuvo que salir de tu cuerpo. En pocas palabras moriste pero de manera parcial. Si ella hubiera escogido dejar tu alma en paz y mandarte directamente al mundo de los espíritus tus dos almas jamás abrían podido regresar a tu cuerpo. —Espera ¿Qué es eso de muerte parcial? Una muerte es una muerte le veas donde le veas. —Por eso te advertí del pago, para poder regresar a tu cuerpo tienen que despedirte de tu lobo interior. — ¿Eso quiere decir que mi lobo…? —Morirá en vez de ti. Como dije tu alma solo sufrió una muerte parcial, una de las dos partes de tu espíritu aún puede regresar. Pero tendrás que renunciar a la otra—el chico solo me miró un poco confundido. Se veía indeciso y no podía culparlo, deshacerte de una parte de ti que siempre fue parte tuya es similar a perder un miembro. —Acepto el trato, si eso salvará a Nox entonces esa será mi elección. —Bien—acepté—Cierra los ojos y concéntrate en tu lobo. Habla con él, llega a un acuerdo y despídete. El chico cerró los ojos y como le había dicho se sumergió en una conversación con su lobo interior. Repentinamente el alma del lobo se dividió del alma del joven. El animal salvaje me miró y con sus ojos me dio su aceptación muda. Sonriendo ante la decisión unánime de aquellos dos corté el lazo que los unía. En ese momento Amarok desapareció del lugar y el lobo permaneció sentado inmutable. —Tienes que ir al mundo de los espíritus, no puedes quedarte aquí sufriendo—le dije al lobo. —Tengo cuentas pendientes con alguien aun. Cuando termine con ello iré al mundo de los espíritus—y diciendo esto el lobo también desapareció para ir al mundo terrenal, solo que con la diferencia de que este último ya no pertenecía a ese mundo. —Solo me falta hacer una visita—murmuré al vacío desapareciendo del lugar. ----------------- Una sensación de ligereza invadió mi cuerpo solo para al final ser sustituido por una pesadez extrema y una poderosa punzada en mi brazo derecho. — ¡Maldita sea Amarok despierta! —Fenrir gritó ocasionando que mi dolor de cabeza que empezaba a hacer aparición empeorara. —¿Podrías guardar silencio? Tengo un terrible dolor de cabeza, me duele todo mi cuerpo y estoy intentando recordar que hago aquí—gruñí a mi hermano. —Amarok ¿Estas despierto? ¡Por la diosa! Estas despierto—los brazos de mi hermano menor me envolvieron dándome un fuerte abrazo. —Fenrir, no respiro—me quejé ante su agarre. —Amarok estás vivo, no puedo creerlo estás vivo—lloró mi hermano. — ¿De qué diablos hablas? Por supuesto que estoy vivo. —N-no respirabas, tu corazón no latía ¡Estaba tan asustado! —pocas veces Fenrir lloró en su vida, por ello me asombré de encontrarlo llorando tan amargamente. —Pero yo no…—la imagen de aquel espíritu atacándome y pidiendo mi vida cambio de la vida de Nox llegó a mi mente.

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—Nox está en peligro, tenemos que partir de inmediato—musité. —Pero ¿De qué hablas? Amarok no te levantes aun estás débil. —Escúchame Fenrir, Nox está en peligro. Asbel hace mucho que regresó al castillo, esto solo fue una trampa. —Espera un momento ¿Asbel está en el pueblo de la Media Noche? ¿Cómo lo sabes? —Larga historia. Ahora ayúdame a incorporarme, tenemos que partir—exigí —Bien Amarok, iremos. Solo te aconsejo que cambies para sanar tu herida. No se ve muy bien que digamos—aconsejó Fenrir extendiendo la mano y ayudándome a incorporarme. —N-no puedo—carraspeé desviando mi mirada. —Amarok claro que puedes, solo te tomará cinco minutos hacerlo. —No entiendes, no puedo cambiar nunca más. —No lo entiendo Amarok ¿Qué está pasando aquí? —preguntó Fenrir preocupado. —Te lo contaré, pero por el momento hay que concentrarnos en llegar al castillo. —supliqué a Fenrir quien solo asintió con la cabeza. —Iré por Marcus y le diré lo que pasa—Fenrir dijo y se alejó del lugar. Ahora que mi hermano no estaba la preocupación afloró en mi pecho ¿Cómo llegaríamos a tiempo? Si forzábamos el paso llegaríamos en una semana, no lo suficientemente rápido para salvar a Nox. —Demonios ¿Qué puedo hacer? —gruñí. —Yo puedo ayudar—con rapidez me di la vuelta y gruñí. Mi lobo tal vez ya no formara parte de mí, pero aún conservaba algunos dotes de el. — ¿Quién eres? —pregunté al hombre delgado y bajo. Su cabello color azul destacaba entre su persona. —Mi nombre es Moros y estoy dispuesto a ayudarlos. —Como podrías hacerlo—pregunté aun inseguro por la presencia de hombre. —Puedo formar un portal que los lleve directamente a su destino—dijo el hombre. —Por qué harías algo como eso —pregunté inseguro por las lealtades del hombre. —Es mi destino y me decisión —era oficial, el hombre estaba zafado, pero no iba a dudar en tomar su oferta. Tenía que llegar con Nox lo antes posible. —Bien, acepto tu ayuda. —Amarok ¿Quién es ese tipo? —gruñó Fenrir poniéndose en posición defensiva. Marcus imitó a mi hermano solo que este desenvainó su espada. —Él es nuestro medio de trasporte. Muy bien ¡Preparen sus cosas! Nos vamos en unos minutos. Nox por favor resiste un poco, iré sin duda a salvarte. Solo mantente vivo hasta ese momento. Notas finales: Muchas gracias por leer y perdón nuevamente por el retraso. Nos leemos pronto. Volver al índice CAPÍTULO 21 FLOR DE LYCORIS por Pergra Notas del autor: Hola a todos, por fin puedo actualizar a tiempo. De hecho pensé que no iba a poder hacerlo, por poco repruebo una materia. Y lo que me hizo sentir peor es que en mi vida había estado preocupada por eso. No es por ser presumida pero se suponer que soy de las más listas del salón. Y de repente me encuentro con el apuro de reprobar una materia. Me deprimí y preocupé, por suerte no la reprobé, y lo que más me da alegría es que pasé esa materia sin copiar.

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Bueno ya habiendo dejado libre mi corazón de ese hecho les dejo con el siguiente capítulo, Julxen no ha podido betear ni este ni el anterior capítulo pero en cuanto los tengas. Los subiré corregidos. CAPÍTULO 21 FLOR DE LYCORIS —Señor, los dos jóvenes han entrado al castillo—susurró Mars, un chico originario del bosque de Nicté el cual había entrado a mis filas algunos meses atrás. —Hemos perdido la oportunidad—murmuré, había esperado demasiado para actuar. —Señor Asbel ¿Mataremos a los jóvenes? —preguntó el chico en apenas un susurro. —Mantengan al hombre más alto con vida—ordené señalando a Nox—Preferiría que no mataran al otro joven, pero si es necesario acaben con su vida. Después de todo, una vida como la de ese chico puede ser fácilmente remplazada. —Así se hará, mi señor—musitó el joven mientras desaparecía entre la maleza. Esperé a que Mars desapareciera de mi vista para relajar mi postura. A pesar de su corta edad ese chico podía ser peligroso, muy peligroso. Mirando el lugar donde hacía unos minutos había estado Nox sopesé sobre el plan que había armado ya hace algún tiempo. Este sin duda no tenía cabida para errores. Esbocé una sonrisa de superioridad y volví a dirigir por última vez mi mirada hacia el castillo. Nox estaba a punto de probar mi ira. ------------ Con ojo crítico observé atentamente los movimientos de Asbel, ese hombre fue mucho más problemático de lo que creí en un principio. Lo había subestimado bastante en el pasado, lo que provocó problemas graves en el futuro. A pesar de desear aparecerme y hacer frente a ese pútrido ser, sabía que eso solo podría traer contratiempos, por lo que decidí simplemente observar al hombre sonreír malignamente mientras elucubraba la forma de hacer sufrir a su hijo. Sabiendo que nada podía hacer suspiré con consternación y enfoqué mi mente en el pequeño ser al cual quería hacer una visita importante. Tenía que darme prisa, mi resistencia estaba agotándose y lo menos que podía pasar era distraerme con inútiles preocupaciones. El característico vibrar en mi mente hizo que mi concentración se volcara completamente en contactar con el espíritu. Cuando pude hallarla, el paisaje del que era partícipe cambió en uno diferente. Los jóvenes árboles cambiaron para ser árboles más viejos y robustos, el cielo despejado que mostraba el atardecer se vio obstaculizado por las ramas de los enormes árboles. El viento suave que podía percibirse comenzó a arreciar su fuerza, trayendo consigo un ligero frescor estimulante. Pero el cambio más significativo estaba justo frente a mis ojos con la forma de una mujer. —Espíritu ¿Quién te ha dado el poder de jugar con la vida y la muerte? —le pregunté a la mujer que miraba melancólicamente el paisaje. Al oír mi voz ella gritó y saltó por la sorpresa. Con rapidez sus ojos comenzaron a buscar la fuente de sonido. Como era claro ella no pudo observar nada. Era extraño como seres de este tipo no eran capaces de localizar a un individuo como yo a pesar de estar cerca del mundo de los espíritus.

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— ¡Qué demonios! —exclamó relajándose al no encontrar nada. —Joven, no podrás ser capaz de verme a menos que estés muerta o tengas un don muy especial para ver a entes como yo—comenté a la chica haciendo que ésta nuevamente se asustara. — ¿¡Quién demonios está ahí!? —gritó la chica. —No soy alguien peligroso, no a menos que me provoques. Por el momento estás a salvo. No tienes que temer de mí. — ¡¿Para qué demonios estás aquí?! —preguntó consternada. —Solo he venido a dos cosas. La primera es a enseñar una lección valiosa. La segunda es, avisarte del peligro en el que tú misma te has metido—ella solo miró hacia ningún lugar en particular, cavilando entre el peligro que podía representar y las palabras que había pronunciado hacia tan solo unos segundos. Después de un silencio abrumador por parte de ambos ella habló: —Habla—susurró desconfiadamente. —Volveré a preguntar—comencé—Como es que un espíritu pretende jugar a ser la vida y la muerte. — ¡No jugué a nada!, yo solo quería darle una lección—exclamó la mujer. — ¿Tus lecciones incluyen matar y llevar su alma a una especie de limbo donde sufrirá por el resto de la eternidad? —pregunté elevando mi voz. —Bueno, yo… — ¿Acaso sabes lo que has provocado? —pregunté nuevamente al espíritu, haciendo que esta se sobresaltara. —Lilith, la madre de Nox, me dejó encargada de velar por el bienestar de su hijo. ¡Amarok solo le trajo dolor a Nox!—gritó el espíritu intentando defender sus acciones. —El perdonar o no a Amarok solo le correspondía a Nox. Tú no tenías por qué intervenir—respondí inflexible. —Cuando has decidido llevar a cabo una venganza tienes que estar dispuesto a sacrificar todo de ti. Tu familia, felicidad y libertad estarán en el punto de mira una vez lleves tu venganza, puesto que no solo lastimarás a la persona destinada, sino también a los seres que los rodean a ti y al objeto de tu resarcimiento. —ella solo observó el paisaje sorprendida y un poco arrepentida. —Pero yo… —Lo hecho, hecho está—la interrumpí—pude arreglar un poco el problema que has ocasionado con tus actos, pero el castigo aún está en pie. Gracias a tus decisiones un alma estará buscándote para cobrar el precio de tu venganza, y cuando te encuentre, no puedo asegurar tu bienestar. El espíritu suspiró y desvió su mirada hacia el vacío. Con una voz suave y sin reproche dijo—Una persona a la que admiraba con alevosía me dijo algo ya hace

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tiempo “Nunca te arrepientas de tus decisiones, en vez de ello intenta arreglar el error y espera con calma tu castigo” el error ya está arreglado, solo me falta esperar el castigo. Pero que conste que, quien quiera que sea mi verdugo, no se las tendrá fácil conmigo. Puede que esté consiente sobre mi error, pero no por ello dejaré de luchar por la vida que deseo. —No esperaba menos—murmuré— Solo es una advertencia—sintiendo que mis fuerzas poco a poco se desvanecían dejé que mi alma se arrastrara a través de la magia. Cuando menos esperé me encontré en donde mi viaje comenzó. Con mi mente busqué la presencia de mi siervo, pero no encontré al joven por ningún lugar. Sonriendo internamente me di cuenta que Moros había tomado su decisión. -------------- Normalmente el regreso al castillo era calmado y deseado. Pero ahora mi corazón se encontraba destrozado. Amarok había muerto y yo no pude hacer nada para evitarlo. Era curioso como los recuerdos que antes me producían tiernas sonrisas ahora solo eran un insistente recordatorio de mi pérdida. Las sonrisas de Amarok, su voz y calor, su tacto y protección. Todo eso lo había perdido de una manera cruel. ¿Cómo se suponía que seguiría sin él? Una ligera molestia en mi vientre me hizo recordar mi estado. Sonriendo ligeramente por primera vez en horas, acaricié la suave piel de mi abdomen la cual envolvía la vida de mi pequeño. Tal vez no pudiera vivir por Amarok, pero tenía que hacerlo por nuestro hijo. Nuevos sollozos salieron de mis labios por la memoria de aquel hombre. Las lágrimas volvían a caer sin consideración por mi rostro y una tristeza infinita rodeó mi corazón. —Señor ¿Se encuentra bien? —preguntó Elathan quien acababa de entrar y sostenía una taza de té entre sus manos. —Debería estar descansando, señor. Será malo para su salud si está despierto hasta estas horas de la noche. —Estoy descansando, Elathan—musité sin apartar mi mirada de las estrellas que titilaban suavemente en el cielo. —Señor, divagar en los recuerdos es doloroso y agotador. Lo digo por experiencia. Lo mejor para usted en estos momentos es dormir un poco, ello le dará fuerzas para superar su dolor—murmuró Elathan. Con rapidez de alguien con experiencia, Elathan colocó la taza de té sobre la mesita de noche y se acercó a mí para extenderme su mano. —Vamos señor, será mejor descansar. Mañana cruzará los puentes que se tengan que cruzar, por ahora el sueño es el mejor recurso para un alma en pena. —Un día ha pasado Elathan. Un día desde aquel terrible acontecimiento. Por un momento pensé que Amarok regresaría al castillo, atravesaría las puertas de mi habitación y se reiría conmigo por el suceso. El me diría que los colgantes habían fallado y que él se encontraba sano y salvo. Pero no lo hizo Elathan, no lo hizo—sollocé dejándome llevar por mi amigo. —Recuéstese señor. Le contaré una historia que tal vez lo haga sentir mejor—susurró Elathan alzando las cobijas y haciéndome señas para que me recostara sobre el colchón. —Está bien—contesté resignado, aceptando sus cuidados me metí a la cama y dejé que Elathan me arropara. Era extraño sentir ese tipo de atenciones, y más teniendo la edad que tenía.

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— ¿Ha escuchado hablar sobre la cuidad de las voces? —yo negué con mi cabeza mientras tomaba un sorbo del té que Elathan había traído para mí. —Se dice que esa cuidad está en el cielo, entre un velo que conecta a cualquier universo. En nuestra cultura la llamamos la cuidad de las voces, ya que las pocas personas que estuvieron a punto de morir narran sobre una experiencia en un mundo donde cientos de voces alegres y risueñas se escuchan por todas partes. Un lugar hermoso, es lo que dicen aquellos afortunados que viven para contarlo. Sin embargo, según tengo entendido ustedes le llaman con un nombre más directo. La cuidad de las almas. —Sobre la cuidad de las almas he escuchado un poco—contesté interesado por el tema. — ¿No es aquel lugar donde todas las almas de las personas fallecidas se dirigen? —pregunté sin soltar mi taza. —Exacto, y ¿Ha escuchado sobre la leyenda de ese lugar? —yo nuevamente negué con la cabeza. —Si bien es cierto que ese lugar es el punto de reunión de las almas, hay una leyenda muy hermosa sobre ese mundo. Se dice que las personas enamoradas que han sido separadas por la muerte, en vez de avanzar hacia la felicidad eterna se queda esperando por la otra mitad de su alma. La leyenda cuenta que si es tanto su pasión, amor y devoción por aquella persona que dejó en la tierra, la misma ciudad le concede un favor y ese es el de regresar al mundo terrenal del que fue expulsado. —Eso es una… —Reencarnación—susurró Elathan con una sonrisa melancólica. —Amarok realmente lo amó, señor. Estoy seguro que algún día volverán a reencontrarse, después de todo ustedes dos son pareja destinada. —susurró Elathan. — ¿Pareja destinada? —pregunté un poco desconcertado. —Así es, ustedes dos nacieron para estar juntos. —Elathan me veía con una mirada calmada. —Por lo que le sugiero tenga paciencia y espere por Amarok nuevamente. Puedo asegurar que Amarok volverá a su lado en el futuro. Solo mantenga la vela de la esperanza viva, señor. “Esperanza” esa era una palabra sumamente peligrosa, pero que podría dar fuerzas a cualquier ser vivo para seguir adelante. Sonriendo un poco más calmado susurré un tenue gracias a Elathan antes de caer rendido por el cansancio, dolor y un poco de esperanza. El sueño fue tan placentero, no había dolor solo alegría y un futuro seguro. Amarok y yo juntos caminando por un hermoso paisaje, y al frente de nosotros un pequeño niño corría alegre por el pasto mientras nos llamaba a gritos. Una hermosa imagen que fue interrumpida por un ruido estruendoso. Asustado me levanté de un salto y presté atención a los ruidos nocturnos. Cuando el silencio fue el principal habitante del lugar comencé a relajarme y entrar nuevamente en un profundo sueño pero un nuevo ruido, esta vez más suave hizo que mis sentidos se pusieran alerta por segunda vez. Con sumo cuidado para no hacer ningún sonido, salí de mi habitación y comencé a buscar el causante del ruido. Mientras caminaba, sonidos de pasos comenzaron a hacerse presente, sabiendo que iba en la dirección correcta seguí andando en búsqueda de la fuente del barullo. Para mí consternación pronto me vi parado frente al despacho de mi padre. Sacudí mi cabeza intentando alejar la idea de ese lugar como algo de mi padre, tomé la llave que había guardado en una tabla suelta del piso y abrí la puerta. En un

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principio las sombras me impidieron observar el lugar, pero me dirigí con rapidez hacia donde había guardado tres velas en caso de emergencia. En un par de minutos el espacio estaba totalmente iluminado por la luz de las tres velas. Revisando minuciosamente el despacho no pude notar nada fuera de lugar, sintiéndome como un completo idiota por preocuparme demasiado y oír cosas donde no había nada apagué una de las velas. Cuando me disponía apagar la segunda, una sombra me hizo girar rápidamente. La visión que se presentó ante mis ojos hizo que mi sangre se congelara. —Hola hijo, veo que has hecho un gran trabajo en usurpar mi puesto—susurró mi padre. El hombre me observó con ojos salvajes y furiosos. —Te dejo solo por un par de meses y tú te posesionas de todo lo que es mío. Créeme hijo que si pudiera matarte ya estarías muerto. — ¿Qué demonios haces aquí? ¿Cómo entraste? —murmuré presa del pánico. —Esas son preguntas fáciles de responder. Primero, estoy aquí porque se supone este es mí reino y quiero recuperarlo. En segunda, entre gracias a la poca protección que tiene el castillo, veo que los mejores guardias se han ido con tu esposo—murmuró componiendo una sádica sonrisa. —O, debería decir tu exesposo. — ¡Largo!—gruñí. Sabía que no podía hacer nada dando una simple orden, pero la ira superó el raciocinio. —Quiero que te vayas—dije en voz alta pero calmada. —Por qué tendría que irme—susurró impasible. —Por qué, este lugar ya no te pertenece. Si crees que le devolveré el reino a alguien tan repugnante como tú, estás muy equivocado—comenté con la misma impasibilidad. — ¡Qué sabes tú! —gritó mi padre volviéndose de un poderoso color rojo debido a la rabia. Tras unas lentas respiraciones el color desapareció y fue sustituido por una sonrisa macabra. —Así que has estado husmeando mientras estuve fuera—susurró. —Puedo ver en tus ojos que sabes la verdad tras la muerte de tu madre. —Yo…—tartamudeé asustado. El cambio de emociones que mi padre estaba sufriendo me daba muy mala espina. Sintiendo el miedo florecer en mi pecho comencé a retroceder, mi padre viendo su ventaja sobre mí comenzó a avanzar hasta que estuve arrinconado contra la pared. —Definitivamente te necesito para poder llevar a cabo mi plan. Por lo que no puedo matarte, pero ¿Qué tan difícil será encontrar otro ángel para que pueda darme lo que quiero? —susurró. —Es eso o puedo obligarte—mi padre tomó en un puño mis cabellos. —Sería tan fácil doblegarte y tomar tu cuerpo en contra de tu voluntad—su otra mano comenzó a acariciar mi cuello con lascivia. —Sería tan fácil hacerlo, que me pregunto por qué no lo he hecho—susurró mi padre. Para ese momento el pánico reverberaba en mi cuerpo. Quería alejarme de él pero sabía que era imposible hacerlo. Repentinamente el agarre de mis cabellos desapareció y mi padre se alejó de mí. Aliviado pero aún asustado me dejé caer al piso y abracé mis rodillas contra mi pecho. —No lo he hecho por que el mero acto de hacerlo acarrearía un nacimiento impuro, por lo tanto el hechizo no serviría. —Te odio—susurré asustado. —No sabes cuánto te odio—el pensamiento de ser tomado por ese asqueroso hombre provocó que escalofríos invadieran mi cuerpo.

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—El sentimiento es mutuo—respondió mi padre sin siquiera molestarse en mirarme. —Tú y tu estúpida madre son igual de inútiles. Siempre arruinando mis planes, no importando lo que hiciera o cuánto tiempo hubiera planeado mis movimientos. Ustedes siempre terminan por arruinarlos. — ¡Lo que haces no está bien! —grité con molestia y miedo entremezclado. — ¡No puedes sacrificar a cientos de personas como si eso fuera algo común! —A veces hay que hacer grandes sacrificios para obtener los resultados deseados. Puede que destruir una manada cuya raíz fuese tan ancestral y bella pudiera ser una gran pérdida, pero no tengo más remedio que hacerlo—musitó mi padre con tranquilidad. —Matar para obtener poder es obsceno—susurré dejándome llevar por el silencio del cuarto. — ¡¿Cómo puedes ser capaz de acabar con todas esas vidas?! —grité súbitamente no pudiendo detener el flujo de emociones que recorrían mi alma. —Todas esas personas tienen vidas, familia, deseos y sueños. Todas y cada una de esas personas hacen lo mejor que puede para sobrevivir sin dañar a los demás. Tal vez no todos busquen su felicidad sin causar daños al prójimo, pero aun así quedan seres con buenas intenciones en este mundo. Por lo que acabar de esa manera con su vida sería una abominación. Mi padre solo me miró con sorna. Cuando mi voz se apagó en la habitación, una intensa carcajada prorrumpió el silencio del despacho. El cuerpo de mi padre se encontraba temblando a causa de su prolongada risa. No sabiendo muy bien que hacer, esperé a que mi padre dijera algo. Pronto la seriedad pareció volver a la mente de mi padre. Con los últimos vestigios de burla mi padre dijo: —Eres demasiado estúpido, ese tipo de pensamiento nunca te llevará a nada ¿Realmente crees que con buenas intenciones puedes llegar a cumplir tus objetivos? Yo quiero poder, y para obtenerlo necesito sacrificar algo. Mis sueños y esperanzas están primero que la de los demás, no importa a cuanta gente tenga que pisotear o destruir. Si eso contribuye a la realización de mi objetivo lo haré sin dudarlo. —Pero eso simplemente…. —Para poder sobresalir en esta vida debes ser egoísta. Si quieres ganar algo tienes que pasar por encima de lo demás, lo cuales siguen el mismo objetivo que tú, eso es la verdad total—susurró mi padre. —Te podré un ejemplo. Digamos que hay alguien viviendo en la miseria total, sin vivienda, sin comida, sin familia. Vive en las calles de la ciudad en busca de alguna sobra que comer. Pero un buen días el castillo anuncia que su mejor guerreo ha sido abatido por los soldados de cierto imperio y que buscan a alguien que pueda sustituir a ese grandioso guerrero. El joven sin dudarlo decide hacer las pruebas para intentar ser parte de la guardia imperial. Él, con esfuerzo logró abrirse paso entre los muchos interesados, poco a pocos y paso a paso el chico comenzó a llamar la atención de los evaluadores. Llegó a ser tanta su dedicación que pudo lograr ser elegido como el siguiente guerrero. >>Puede que hasta ahora la historia suene típica. Pero mi pregunta es la siguiente ¿A cuanta gente crees que tuvo que pisotear para poder obtener el puesto que obtuvo? ¿Cuántos seres no estaban en iguales o peores condiciones que el chico, y que por culpa de él siguieron viviendo en la pobreza y desesperación? La vida se trata de eso, ser el mejor para poder sobrevivir. Si tengo que hacer sacrificios para llegar a ser el hombre más poderoso del mundo,

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entonces lo haré sin pensarlo dos veces—susurró mi padre. Quise abrir mi boca y rebatir lo que me había dicho, lamentablemente no había nada que pudiera desmentir las palabras de mi padre. Lo que mi padre me dijo era cierto. Mal por bien, luz por oscuridad, blanco por negro. No importaba que realizaras, ya sean actos buenos o malos, estos serían balanceados por su contraparte. Bien decían que la luz más brillante generaba sombras más largas. Sin embargo, había algo que no cuadraba dentro de mi mente. —Puede que tengas razón—susurré. Aun así ¿Por qué querrías ser el hombre más fuerte del universo? ¿A qué le temes? —le pregunté sin elevar mi voz. En una fracción de segundo mi padre cubrió mi garganta con sus grandes manos y dijo: — ¡Yo no le temo a nada! Intentando tomar algo de aire pese a la obstrucción de mi tráquea susurré— ¿Por qué querría tener más poder si no es por miedo a algo? Eso solo significa que no tienes confianza de ti mismo o bien temes algo. Mi padre me miraba consternado y totalmente pálido. Sin contestar ninguna de mis preguntas soltó mi cuerpo y caminó con pasos rápidos hacia la ventana. —No le temo a nada—volvió a repetir, pero esta vez en un susurro, como si tratara de convencerse a sí mismo. El silencio hizo gala de presencia en el despacho, ninguno de los se atrevía a decir nada. Yo por miedo de enfurecer a mi padre, y él por los pensamientos que parecían surcar su cabeza. Repentinamente mi padre alzó su cabeza y fijó su fría mirada sobre mí. Sus ojos tenían un brillo extraño, casi pareciera que la locura saliera a la superficie por medio de sus ojos. —En todo caso, no he regresado para poder charlar contigo—enunció mi padre—He venido a castigarte, hijo mío. Tanto tú como tu esposo han sido sumamente estúpidos al intentar oponerse a mí. Ya has visto lo que le pasó a Amarok por su insubordinación. La poca sangre que quedaba en mi cara se fugó completamente de ella al escuchar las palabras de mi padre. Obligando a abrir mis labios pronuncié: —Tú fuiste el culpable de su… —Así es—dijo mi padre con diversión—Yo ideé todo esto, sabía que en algún momento el chico saldría del castillo. Esa era una oportunidad inigualable para poder terminar con su miserable vida. Básicamente yo maté a Amarok. Cada palabra que pronunciaba mi padre sonaba lejana en mis oídos. Lo único que podía escuchar una y otra vez en mi cabeza eran las palabras “Básicamente yo maté a Amarok” al principio mi cuerpo se sumergió en un vacío carente de emociones, pero cada vez que mi cabeza componía aquellas horribles palabras una ira sin precedentes comenzaba a reverberar en mi interior. Mi vista podía observar como mi padre seguía hablando, pero mis oídos no captaban ninguna palabra expresada por aquellos labios. Las palabras fatales seguían bailando por mi cuerpo, recordándome una y otra vez lo que había perdido por culpa de ese hombre. Repentinamente un recuerdo de mi madre que parecía lejano llegó a mi mente atronadoramente. Dulces y tiernos colores dominaban mi campo de visión, obras imposibles de

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realizar eran hechas realidad en ese mundo. Sueños, esperanzas, milagros, risas. Ese lugar era perfecto, pero este idílico lugar fue destruido por el movimiento ligero de mi cuerpo. Todavía entre sueños sentí unos labios suaves y unas manos frías acariciar mi frente con cuidado. Una voz se elevó de entre la bruma de mi mente. —Nox, antes de irme recuerda con atención algo. Puede que pienses que el amor es el sentimiento más peligroso del mundo. Y tienes razón, pero recuerda que el amor también puede volver a una persona fuerte. Tanto que te concede el poder de proteger a ese ser especial que permanece a tu lado. Aprovecha esa fuerza cuando sea necesaria. Sintiendo que la ira acumulada salía de mi cuerpo me levanté del suelo donde me encontraba sentado y miré con furia a mi padre. Las palabras salieron de mis labios de manera fluida y sin reservaciones. —Me has quitado lo más importante que he tenido en mi vida, ahora yo te quitaré lo más importante para ti—mi cuerpo comenzó a prepararse para realizar magia, esta era una magia extraña para mí pero no imposible de hacer. Bien había entredicho mi padre, cada buena acción tiene su contraparte maligna. La magia de sanación de seguro estaba acompañada por su opuesto. — ¿Y que podría ser lo más importante para mí? —preguntó con sorna. —Tu vida—susurré imitando su sonrisa que desapareció de su rostro tras mis palabras. -------------- — ¡Rápido! —grité a los soldados mientras apresuraba a cabalgata. Horas preciosas se habían ido de mis manos al recorrer el reino de la Media Noche, que fue el lugar donde nos dejó aquel joven de aspecto extraño. —Amarok, mira—dijo Fenrir señalando los soldados apostados fuera del castillo — ¡Deténganse! —gritó mi hermano. — ¿Por qué demonios das una orden como esa? —gruñí en consternación. —No llegarás a tiempo si peleas con estos hombres—dijo mi hermano con calma. —Tienes que entrar al castillo cuanto antes. Viendo que mi hermano tenía razón asentí con la cabeza y dije: —Escalaré el castillo. —Nosotros lo distraeremos. Se rápido, Nox te necesita. —Lo sé—murmuré, decidido comencé a alejarme del grupo para poder escabullirme de los guardias. —Sé cuidadoso—gruñó Fenrir. —Lo seré—contesté. —Y…gracias por todo Fenrir, por absolutamente todo lo que has hecho—esas fueron mis últimas palabras antes de retirarme. Tenía que apresurarme, el tiempo era escaso y este no perdonaba.

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--------------- Pergaminos y lápices volaban por la habitación. Las velas que hasta hace un momento se encontraban adornadas por el fuego, ahora se hallaban apagadas y destrozadas por el poder que se cernió en ella. Pequeños relámpagos de luz negra se manifestaban en el despacho de vez en cuando, ocasionando que el ya sombrío cuarto se viera aún más tenebroso. Ráfagas de viento se arremolinada alrededor de mí, exhibiendo el poder que mi cuerpo despedía. El poder estaba al alcance de mi mano, solo debía centrar mi mente en la magia y dirigirla hacia mi objetivo. Cerré mis ojos y visualicé a mi padre, el extraño poder que mi cuerpo controlaba se orientó hacia la presencia de aquel hombre. Pude sentir como la magia comenzaba a actuar, a tomar figura, y cuando esta tomó forma un grito de ira me hizo abrir los ojos. Mi padre se encontraba escudándose de la magia que había tomado el aspecto de una voluta negra con intermitentes destellos opalescentes. Un poco enojado por el escudo impenetrable de mi padre conjuré un poco más de magia para destrozar su resguardo. Sin embargo, a pesar que la voluta aumentó su tamaño, el escudo de magia seguía sin ceder. — ¿Qué intentas? —preguntó mi padre. —Acabar con todo esto—dije interrumpiendo el hechizo y disipando la forma de la magia. No debía utilizar todo mi poder en intentos infructuosos. —Eres una molestia—gruñó mi padre. —No creo que tu asquerosa vida valga tanto, por lo que, prepárate para morir—susurró peligrosamente. —Tu menos que nadie tiene el derecho de decirme eso—musité concentrando nuevamente ese nuevo poder entre mis manos. Mi padre como respuesta sacó la espada que estaba colgada en su cincho y blandiéndola murmuró: —Schwert licht — Un brillo poli-cromático comenzó a ser emitida de la hoja del metal gracias a la magia arremolinada en la espada. Con un rápido movimiento mi padre me atacó. Yo, intuyendo la agresión de mi padre, protegí mi cuerpo con la magia que impregnaba mi brazo. Afortunadamente las ráfagas de viento cubrieron mi brazo del robusto ataque, pero mi padre no parecía muy feliz por ello. Blandiendo su espada atacó mi costado, igual que la vez anterior defendí mi cuerpo con mis manos y la magia. Ataque tras ataque mi padre avanzaba por el pequeño despacho del castillo haciéndome retroceder. Todos los objetos que adornaban el lugar quedaron destrozados por el encuentro mágico que se estaba llevando a cabo. Pronto topé contra la pared por el constante retroceso, y supe en ese momento que si no hacía nada estaba perdido. -------------------- El viento que soplaba intempestiva y despiadadamente me hacia tambalearme de mi precaria posición. Asustado por la peligrosa altura aumenté la fuerza en mis manos y pegué mi cuerpo a la pared de piedra. Cuando por fin el viento se calmó un poco seguí escalando el castillo. Poco a poco, con sumo cuidado posaba mis manos en alguna muesca en la piedra y me impulsaba para ascender por el castillo. Una y otra vez repetí esa acción hasta que un fuerte cimbreo en las paredes me hizo detenerme. Asustado alcé mi vista al cielo y pude observar que extrañas ráfagas de magia negra salían a raudales del despacho que alguna vez

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perteneció a Asbel. —Nox—musité asustado. Esa magia pertenecía a Nox sin duda. A pesar de mostrarse tan diferente la esencia era la misma. Asbel lo había encontrado. Moví la cabeza de izquierda a derecha en un intento de disipar el miedo. Tenía que llegar al despacho del castillo lo antes posible. No podía permitir que el miedo dominara mi mente en este momento. Suspirando retiré mi vista de aquel extraño espectáculo y seguí escalando el castillo. --------------- —Estás acabado—mi padre se mofó de mí. —No tienes ningún lugar a donde huir. Tu madre comprendió bien eso, su suicido fue una clara indicación de su conocimiento. Sintiendo dolor por las palabras de mi padre, alcé mi vista y le di mi mejor mirada de odio. Pero en el fondo de mi mente, sabía que las palabras de mi padre eran ciertas. Si mi madre hubiera tenido salida de este lío, ella estaría viva y ninguno de los dos estaríamos en el castillo. —Ahora, veamos cuanto tiempo podrás seguir defendiéndote contra mis ataques—sonrió mi padre blandiendo su espada hacia mí. —Confía en tu magia, confía en tu destino—una suave voz cruzó mi mente. Sintiendo repentinamente el poder agolpando en mi pecho lo dejé salir sin dificultad. Ante mis ojos, la imagen de la espada de mi padre destruyéndose en miles de pedacitos mientras la magia oscura que rodeaba nuevamente mi cuerpo comenzaba a penetrar en la piel de mi padre, fue una que estoy seguro nunca iba a olvidar. Nuevamente la voluta oscura tomó forma, pero ahora que esta tenía al alcance su objetivo, comenzó a separarse en delgadas líneas negras y a introducirse en la piel de mi padre. La sangre de las heridas manaba sin descanso del cuerpo de aquel hombre. Gritos desgarradores rompían el silencio del pequeño lugar. Inmediatamente el origen de aquella magia se manifestó. Dolor, fiebre, sangre, huesos rotos, pequeñas cortaduras, angustia, incertidumbre, muerte. La magia provenía de las enfermedades y lesiones que alguna vez curé durante lo largo de mi vida. Y ahora se hacían manifiesto en la piel de mi padre. Conforme la magia se iba apoderando de su cuerpo, el flujo de energía que provenía del mío comenzó a disminuir hasta que la magia no necesitó ser alimentada por mí. Sin embargo, a pesar de ya no controlar ese poder me sentía pesado y exhausto. Sintiendo que mis piernas no me sostendrían por mucho tiempo debido al cansancio me dejé caer al piso. Mi agotamiento era tal que no me di cuenta de que los gritos de dolor habían cesado hasta que levanté mi vista y vi frente mío el rostro ahora desfigurado de mi padre. Este alzaba entre sus manos un cuchillo mientras componía una terrorífica sonrisa. —Hasta aquí llegaste—susurró con voz ronca a causa del dolor. — ¡Te llevaré conmigo al infierno! —gritó empuñando el cuchillo y dirigiéndolo hacia mi cuerpo. —Amarok, te amo—susurré preparándome para mi final.

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---------------- Gracias a la adrenalina que en ese momento circulaba por mis venas, pude escalar rápidamente por las paredes y llegar al despacho donde se estaba llevando una batalla de poder. Cuando entré mi corazón se detuvo de horror y pánico por la vista que se me presentaba. Nox se encontraba sentado en el piso, apoyado apenas en la pared con una expresión de cansancio y desolación que provocó dolor en mi pecho. Y frente a este había un ser totalmente repugnante viendo a mi esposo con ojos malignos y dementes. Ese ser empuñaba un cuchillo por encima de su cabeza mientras miraba de aquella forma a Nox. Mi esposo abrió los ojos lentamente y enfocó su vista en el hombre que tenía frente a él. —Hasta aquí llegaste—murmuró el hombre con voz ronca. En ese momento supe de quien se trataba aquel ser desfigurado. Mi esposo solo miró con cansancio y miedo al hombre sin inmutarse. Asbel sonrió y atacó a Nox no sin antes decir — ¡Te llevaré conmigo al infierno! — Antes de que la hoja tocara a mi esposo, él susurró. —Amarok, te amo—esas palabras me sacaron de mi estupor. Con un rápido movimiento saqué mi espada y corrí hacia donde se hallaba Asbel y mi esposo. --------------- Cerré mis ojos mientras esperaba el golpe que terminaría con mi vida y la de mi hijo. Sintiendo las lágrimas fluir esperé por mi final, pero este nunca se acercó. En vez de eso un golpe sordo se alzó entre el silencio mordaz que se había instalado minutos antes. Curioso abrí mis ojos y ante mí se presentaba la imagen de mi padre muerto con una espada atravesando su pecho y los ojos desenfocados por la ira. Y detrás de él se encontraba la imagen más hermosa que nunca antes había visto. —Nox—murmuró aquel hermoso ser. — ¡Nox! —gritó Amarok quien se abalanzó sobre mí y me apresó entre sus brazos. Lágrimas de felicidad y alivio ahora surcaban mi rostro escondido entre los brazos de Amarok. Él estaba vivo, Amarok estaba vivo ¿Pero cómo? No importándome el cómo o por qué, abracé a Amarok de vuelta con la misma intensidad que la de él. —Te extrañé—murmuré entre sollozos. —Yo también—musitó Amarok con la voz entrecortada. —Estaba tan asustado de que pudiera pasarte algo. Temía que te apartaran de mi lado. —Yo…. —Shhh Nox, por favor no. No ahora, después te explicaré—Amarok colocó un dedo sobre mis labios. —Estoy aquí, contigo. Lo demás no importa. —sin decir palabra asentí. Sintiendo la necesidad de tener esos labios contra los míos me incliné y cubrí sus labios en un suave beso. Amarok sin pensar siquiera profundizó el beso mostrándome todo su amor y miedo por lo acontecido. —Te amo, Amarok—musité contra sus labios.

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—Te amo, Nox. Con todo mi corazón. —respondió Amarok. Los dos nos observamos por un largo rato, sin despegar nuestras frentes ni cuerpos. Solo admirando la presencia del otro. Repentinamente cintas de colores comenzaron a danzar alrededor de nosotros formando impresionantes figuras. Admirados extendimos nuestras manos hacia las luces, cuando nuestros dedos pudieron tocarlas estas se enrollaron alrededor de nuestros brazos. Las luces comenzaron a titilar, y pronto un haz de luz brilló más que los demás, provocando que nuestra vista quedara obstruida. Cerramos los ojos intentando alejar nuestros ojos de aquella luz y cuando los abrimos pudimos ver un par de flores tatuadas en nuestros brazos. —Flores de lycoris—susurré admirando la delicada flor blanca que adornaba mi piel. —Flores de la muerte o flor del infierno—dijo Amarok viendo la flor roja del mismo tipo que la mía. —Son hermosas, pero ¿por qué flores de lycoris? —Estas flores significan un amor no correspondido. —Entonces eso significa que… —Estamos vinculados—murmuré sin despegar la mirada del tatuaje. —Somos parejas predestinadas—las palabras de Elathan bailaban en mi mente. —Entonces Eileen no mentía—susurró Amarok. — ¿De qué hablas? —En una carta Eileen insinuaba que tú y yo éramos parejas predestinadas. Sin embargo, no le tomé importancia, nunca creí en ese tipo de leyendas sobre las parejas predestinadas. Pero ahora…. —Ahora sabemos que es verdad —completé. — ¡Amarok! ¡Nox! ¿Dónde están? —la voz de Fenrir prorrumpió en la habitación. — ¡Por la diosa! ¿Se encuentras bien? —preguntó Fenrir acercándose hacia nosotros, pero su avancé se vio interrumpido cuando vio el cadáver de mi padre. — ¡Pero qué…! —Es Asbel—susurró Amarok a su hermano. —Creo que nunca volverá a hacer daño a nadie. —Qué demonios le pasó—su voz era baja y su rostro denotaba asco ante la vista. —Es una historia larga—dije cansado. —Se los diré, pero hoy no. Fenrir asintió comprendiendo y comentó: —Debemos sacar el cadáver, si Nahiara, Elathan o Conaire lo ven…. —Lo mejor será deshacernos de él—contestó Amarok. —Vayamos por un par de guanteletes de cuero. No quiero tomar con mis manos denudas el cuerpo de ese hombre.

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Y así los tres salimos del despacho en busca de los guanteletes para trasladar el cadáver de mi padre. Pero cuando regresamos el cuerpo de mi padre había desaparecido, en el lugar donde el hombre yacía solo se podían apreciar un puño de cenizas amontonadas. Después de todo, no hizo falta efectuar una ceremonia de entierro para el antiguo rey. Mi padre estaba muerto, convertido en un montón de cenizas. ---------------- Los dos hermosos rubís brillaban intensamente sobre la palma de mis manos. Los colores escarlatas iluminaban tenuemente la oscuridad de la habitación, dándole un aspecto mágico y misterioso. El calor que manaba de esas joyas reconfortaba mi cuerpo y alma. El espectáculo era simplemente hermoso. — ¿Qué haces? —preguntó mi amo. —Puedo tocarlas—contesté sin apartar mi mirada de aquellas dos piedras preciosas. —Esos dos rubís están celebrando su unión—comentó mi amo. —Ya están listas para regresar con sus amos. — ¿Esa será mi nueva misión? —Lo será—contestó mi amo. —Tienes que devolverlo a sus dueños. — ¿Qué tienen de importante estos dos objetos? —pregunté aun sabiendo la respuesta enigmática que mi amo me daría. —En ellas se encuentran sus memorias. Con eso las pesadillas se acabaran para ellos. — ¿Sus recuerdos? —Pero no podrán verlos hasta que todos los caminos se enlacen en uno. —No entiendo lo que dice—musité confundido. —Ya lo entenderás, Moros. Y con esas últimas palabras mi amo desapareció de mi mente, dejándome con una sensación de vacío en mi pecho. continuará..... Notas finales: Como podrán ver, solo falta el epílogo. Pero no se asusten la serie aun no se termina. El siguiente fic será de Fenrir así que estén listos. Si alguien siente curiosidad por la leyendas de las flores de lycoris les dejo el link de la historia. http://plantasadiario.blogspot.mx/2008/06/lycoris.html Nos leemos pronto.

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Volver al índice Capítulo 22 Epílogo. por Pergra Notas del autor: Hola nuevamente, nos vemos en este último lunes. Como ya mencioné este es el último capítulo del libro. Pero no desesperen, falta mucho para que la serie se acabe. Tardaré tiempo en publicar la siguiente entrega, pero no la dejaré colgando, pueden estar seguros que la terminaré. EPÍLOGO Suaves relieves y dulces palabras eran pronunciados en un mundo perfecto. El dolor y la tristeza habían desaparecido por completo provocando un ambiente pacífico. La felicidad dominaba totalmente el lugar, incitando que las sonrisas surgieran fácilmente. La sensación de estar volando estaba presente, haciendo que mi cuerpo se sintiera ligero y libre. Ese lugar desconocido simplemente era hermoso, pero faltaba algo. Mi alma viajaba por ese nuevo mundo con un poco de curiosidad, absorbiendo cualquier cosa mínimamente desconocida para mí. Así estuve por mucho tiempo, explorando y aprendiendo. Pero la vista de unos ojos color obscuro me hizo detenerme repentinamente. Estos ojos llenaron por completo el panorama haciéndome imposible ignorarlos. Había visto esos ojos antes, pero mi mente adormilada me impedía recordar de donde provenían. —Te amo—pronunció la persona dueña de esos ojos. —Se feliz con la persona que amas, y recuerda. Nunca te arrepientas de las decisiones tomadas en tu vida. Y siempre ten presente lo siguiente, sin importar cual fuese el final, nunca me arrepentí de tenerte en mi vida. Te amo hijo con todo tu corazón. Repentinamente el trasfondo de ese mundo mágico comenzó a desvanecerse, los colores y sentimiento poco a poco se iban perdiendo. No queriendo irme aún de ese espectacular mundo intenté liberarme de ese brazo opresor que me jalaba hacia la realidad. Sin embargo, mis esfuerzos fueron infructuosos. Viendo esta como mi única oportunidad de hacerle saber a mi madre cuanto la amaba grité con toda la fuerza del que eran dueños mis pulmones. — ¡Yo también te amo, con todo mi corazón! ¡No te culpo de nada, al contrario, estoy orgulloso de llamarte madre! Algún día nos volveremos a ver. —pronuncié esto último en un susurro. —Algún día nos volveremos a ver, pero eso no pasará pronto. Rápidamente el mundo de ensueño en el que me había sumergido se desvaneció completamente. Abriendo lentamente los ojos pude observar que me hallaba en mi habitación. Incorporándome un poco busqué con la mirada el cuerpo de Amarok, pero este no se hallaba en ningún lugar de la habitación. Un poco desconcertado aún por el sueño comencé a salir de la cama, pero fui interrumpido por la voz de Elathan.

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—Señor, el amo Amarok ha salido esta mañana muy temprano. — ¿Sabes el motivo? —pregunté un poco desconcertado y dolido por no encontrar a Amarok a mi lado cuando despertara. —Lo sé, pero no puedo decirle. Es una sorpresa—dijo Elathan con una enorme sonrisa en su rostro. —Pero yo…. —Tiene que vestirse señor. El joven amo Amarok quiere verlo en el templo de la Media Noche. —Si te pregunto el por qué no me responderás ¿Verdad? —Así es joven amo. —Bien, entonces me vestiré e iré a ver que se trae mi esposo entre manos—con ayuda de Elathan logré levantarme de la cama. En el último mes me había costado cada vez más y más levantarme de la cama a causa del enorme tamaño de mi vientre. Aun con la asistencia de Elathan entré al cuarto de baño y di una exhaustiva limpieza a mi cuerpo. Con las prendas que Elathan me había traído vestí mi cuerpo y me miré al espejo. Tal vez haya sido por mi estado ansioso, o simplemente porque mi mente se encontraba lejos de la realidad cuando tomé las ropas que Elathan me había llevado, pero lo cierto es que no me había dado cuenta de que esa vestimenta se trataba de las ropas ceremoniales que usé ya hace tanto tiempo en mi boda con Amarok. Intrigado observé a Elathan el cual se mantenía sin dirigir su mirada hacia mí. —Elathan—llamé al hombre un poco irritado. — ¿Ya se ha vestido? —preguntó por fin dirigiendo su vista hacia mí. —Se ve muy bien señor. —Me veo como un leviatán—susurré avergonzado por mi cuerpo. —Como dije antes, se ve excelente—reiteró Elathan. —El joven señor Amarok estará encantado con usted. —A Amarok le encantará si es que le gustan los monstruos marinos—susurré. —El amo está irremediablemente enamorado de usted. Lo único que le provoca su cuerpo en este momento es ternura, y esperanza por un futuro mejor. —Eso no es lo… —Vamos joven señor. Si no nos apresuramos llegaremos tarde. Y no podemos llegar tarde a su celebración. —Elathan, no entiendo que está pasando y tú no ayudas en nada—gruñí irritado.

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—Ya lo verá joven señor, solo sea paciente. No pudiendo sacarle más a Elathan me resigné y comencé a seguir a mi amigo. A pesar de mi estado ansioso Elathan tomó un paso tranquilo y parsimonioso. Tragándome mi impaciencia caminé al ritmo de mi amigo. Después de unos torturantes minutos caminado por entre los pasillos del castillo por fin pudimos llegar a los corredores que conectaban con el templo. Recuerdos tristes albergaron mi mente recordándome lo que alguna vez sucedió en ese lugar. —Joven amo, ¿se encuentra bien? —preguntó Elathan. —Sí, es solo que me distraje por un momento. No es nada importante. —Si usted lo dice—Elathan entró dentro del salón donde se había llevado la boda entre Amarok y yo con anterioridad. Suspirando profundamente intenté entrar al lugar, solo para ser detenido por una puerta fuertemente cerrada. — ¡Qué demonios! —susurré al aire. Pronto Elathan volvió del lugar con un ramo de Lycoris entre sus manos. —Señor, el amo Amarok lo espera dentro—susurró Elathan con una sonrisa resplandeciente. —Tome, es parte del conjunto—Elathan me tendió el ramo de flores. Aun desconcertado entré por la puerta que dirigía hacia el templo. Cuando observé el lugar la sorpresa me invadió completamente. El lugar se encontraba completamente lleno por cientos de personas. Desde simples campesinos hasta algunos espíritus del bosque. —Camine—susurró Elathan el cual se encontraba al lado mío. —El amo Amarok lo está esperando. Curioso busqué a Amarok por entre la gente, hasta que pude verlos frente al altar. Mi esposo estaba ataviado con las mismas ropas que había usado en nuestra boda. De hecho, la misma escena se plantaba frente a mí, solo que esta vez Amarok sonreía resplandecientemente. Dando un paso tras de otro comencé a caminar por el pasillo del altar. A diferencia de la vez anterior ahora mis pasos eran firmes y rápidos, quería llegar con desesperación al lado de Amarok, quería saber que significaba todo esto.Cuando llegué, éste me obsequió una gran sonrisa, tomó mi mano y dirigió su mirada hacia el sacerdote que se encontraba apostado detrás del altar. —Damas y caballeros, seres mágicos y no mágicos, estamos aquí reunidos para celebrar la unión de estos dos hombres. Como muchos sabrán o habrán visto, estas dos personas ya habían hecho el viaje hacia el altar y hablado sobre unir sus vidas. Pero, en aquella ocasión, solo fue un acto hecho meramente para cumplir con sus obligaciones políticas. El amor nunca existió entre ellos dos. Sin embargo, hoy estos mismos dos hombres han decidido volver a unirse ante sus pueblos, solo que esta vez lo harán por amor, y no por obligación. Así que, vamos dando inicio a la ceremonia en la que Nox y Amarok unirán sus vidas por siempre, donde ellos demostrarán ante todos el amor que sienten el uno por el otro. Sorprendido y conmovido por los planes de Amarok giré mi mirada hacia la de él,

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y lo que vi me dejó enternecido. A diferencia de la vez anterior, los ojos de Amarok transmitían deseo, esperanza, felicidad y…. AMOR. Sintiendo que las lágrimas se asomaban en mi rostro por el hermoso detalle, sonreí como nunca antes lo había hecho. El sueño que hace tanto tiempo tuve y el cual pensé era imposible, ahora se alzaba ante mí, brillante y espléndido. Con una última mirada a mi esposo giré mi vista hacia el sacerdote que permanecía sonriente detrás del altar. Asintiendo con mi cabeza en una afirmación muda el hombre dijo: —Empecemos con la ceremonia. ------------- Las palabras del sacerdote hacían eco dentro del templo, la impaciencia comenzó a reverberar en mi pecho. Quería estar unido definitivamente con el hombre que tenía al lado mío. Deseaba reparar aunque fuera un poco el daño que había hecho con anterioridad. Lo único que anhelaba era ver aquel brillo en los ojos de mi pequeño Nox. Hacía mucho tiempo en una situación similar me había hecho más de una pregunta, ¿cómo sería tener a la persona que amo a mi lado? ¿Cuál sería mi reacción ante la perspectiva de verlo con aquellas ropas ceremoniales? ¿Cómo sería ver aquella sonrisa nerviosa procedente de la inminente celebración? ¿Su sonrisa sería solo nerviosa o tal vez también albergara algo de felicidad? ¿Yo estaría ansioso por unir nuestras vidas ante nuestros futuros pueblos? Tal vez en ese entonces las respuestas estuvieran fuera de mi alcance. Pero ahora….ahora tenía la respuesta a todas aquellas preguntas. Después de todo, si me dieran a escoger actualmente entre luz y oscuridad. Seguramente elegiría la oscuridad, ya que esa repuesta involucraría tener a mi lado a Nox. —Entonces ¿Acepta a este hombre, Nox, más como su consorte, sino como el compañero de toda su vida? —preguntó el sacerdote. —Acepto—nunca una sola palabra había sido tan cierta, quería a Nox en mi vida por la eternidad. —Y usted joven Nox ¿Acepta a Amarok, más que como su consorte, sino como el compañero de toda su vida? —Acepto—contestó sin bacilar Nox. —Ahora pueden formalizar su unión—dijo el sacerdote. Entonces acercándome a Nox, tomé su cintura y aproximé nuestros rostros. Antes de fusionar nuestros labios en un beso susurré en su oído—Te amo Nox—y con ello tomé sus labios en un arrebatador beso. En el instante que nuestros labios se tocaron, todo lo que nos rodeaba desapareció completamente, quedando solamente Nox y yo. Cuando los ruidos de aplausos prorrumpieron la ceremonia mi estupor desapareció y con reticencia me separé de Nox. —Ante sus pueblos, como a los dioses, los declaro una pareja unida por el mismo

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destino—y con esa oración el sacerdote dio por terminada la ceremonia. Viendo que todo el mundo comenzaba a salir del templo, tomé la mano de mi esposo y lo insté a que avanzara a mi lado. Nox sin ningún tipo de resistencia comenzó a caminar junto a mí. Pronto nos encontramos fuera del templo, y sin detenernos lo llevé al lugar donde se llevaría a cabo la fiesta de compromiso. A diferencia de la vez anterior, esta celebración sería tan hermosa y perfecta como Nox se imaginó alguna vez sería. Después de todo, esta boda era, en todos los sentidos, la boda de Nox y la mía. Ahora que ningún sentimiento se interponía entre los dos, estaba seguro podía brindarle la fiesta que él se merecía. --------------- La suave música danzaba al compás de los invitados. Las charlas y murmullos podían ser escuchadas si uno ponía la suficiente atención. La felicidad podía ser palpada en el ambiente, dando una agradable sensación de bienestar. Y lo mejor de todo era que mi esposo, Amarok, no se había separado de mi lado en ningún momento. Repentinamente la melodía que hasta el momento estaba resonando por el lugar terminó y fue remplazada con otra de aspecto más romántico. —Nox ¿Te gustaría bailar conmigo? —preguntó mi esposo extendiendo su mano en señal de invitación. —Me encantaría—respondí—Pero te advierto que no soy bueno bailando. —Eso tiene fácil solución—contestó Amarok divertido. Con suaves pasos Amarok nos dirigió hacia la pista de baile, y con sumo cuidado de no apretar mi prominente vientre me tomó de la cintura comenzando a dar pasos rítmicos congruentes con la canción. —Estoy enorme—musité algo avergonzado por mi embarazo de casi nueve meses. —Estás precioso—contestó Amarok sonriendo descaradamente mientras observaba mi vientre—No puedo esperar para ver a mi querido bebé. Y sonriéndome de forma encantadora Amarok siguió bailando al son de la música, dirigiendo mi cuerpo y tratándome como la más fina pieza de joyería. Casi inmediatamente mi mente, cuerpo y alma solo se centraron en una imagen. Amarok. Aun continuábamos bailando por la pista de baile, cuando repentinamente un dolor punzante se instaló en mi estómago, haciéndome detenerme presurosamente. Sin poder evitarlo lancé una exclamación de dolor. Amarok me observó con preocupación y preguntó: —Nox ¿Qué te sucede? —Antes de que pudiera responder otra oleada de dolor me hizo quejarme de dolor. — ¿Nox? —Creo que el bebé también quiere verte pronto—susurré una vez el dolor remitió un poco. Mi esposo solo me miró con confusión sin hacer ningún movimiento para ayudarme. —Amor ¿no será mejor apresurarse y llamar a un sanador? —pregunté entre dientes por la irritación y el dolor que en esos momento invadía mi cuerpo.

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—Llamar a un sanado, bien—murmuró Amarok aun sin hacer movimiento alguno. — ¡Ahora! —le grité provocando la atención de todo el mundo. Nahiara, quien por suerte se encontraba cerca de nosotros se dio cuenta de lo que sucedía y comentó: —Iré por un sanador. ¡Amarok! deja de ver a tu esposo como si fueras un ciervo atrapado entre las fauces de un Ettin y mejor llévalo a sus habitaciones—gruñó Nahiara furioso. —Sí, tienes razón—dijo al fin Amarok mientras me tomaba entre sus brazos y me llevaba a nuestra habitación. En el camino no podía evitar jadear de dolor por las repentinas y punzantes contracciones. Mi vientre parecía explotar en cualquier momento por el lacerante dolor. —No te preocupes, pronto llegaremos—murmuró Amarok intentando tranquilizarme, cosa que no funcionó. Yo solo gruñí molesto por el dolor y la incapacidad de mi esposo para salir de su estupor. Pronto ambos cruzamos la puerta de nuestros aposentos. Con sumo cuidado Amarok colocó mi sudoroso cuerpo en la cama y se retiró al cuarto de baño. — ¿A do-nd-e vas? —pregunté entrecortadamente por el dolor. —Solo iré por una vasija con agua y algo con que limpiar tu frente amor. —Hazlo rápido—solté asustado—No qui-ero es-estar solo. —No lo estarás, nunca lo estarás. Inmediatamente Amarok salió de mi vista unos golpes tenues en la puerta comenzaron a resonar por la habitación. —Soy el sanador ¿Puedo pasar? —preguntó el hombre que me había atendido con anterioridad. —No sé qué está esperando—gruñí enojado ¿Es que nadie hacia algo bien? Las puertas se abrieron dejando pasar al sanador y a Elathan, cuando el sanador me vio, sin dudarlo se posó a lado mío y comenzó a auscultarme. —Duele—me quejé. —Es normal joven Rey, su cuerpo se está adaptando para dejar salir al bebé—comentó el sanador sin dejar de revisar mi cuerpo—Ese dolor se debe a la abertura de su vientre, a diferencia de las mujeres, los hombres deben adaptar su cuerpo para expulsar al pequeño y esa es la manera de hacerlo. Unos momentos después Amarok salió del cuarto de baño con una vasija llena de agua y un pedazo de tela. —Rey Amarok, realmente agradezco que haya traído esos enceres, pero le pido que salga de la habitación. —Pero…. —murmuró suavemente Amarok intentado oponerse a lo que el sanador dijo:

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—No es recomendable que esté aquí cuando nazca el bebé, le aseguro que su esposo e hijo estarán en buenas manos. Amarok se veía un poco contrariado pero aceptó muy inconforme las palabras del hombre. —Bien, pero si algo sale mal no dude que usted recibirá su merecido—amenazó Amarok antes de salir de la habitación. Y entonces otra profunda punzada se instaló en mi vientre. --------------- Cuando salí del cuarto donde se hallaba mi esposo, pude observar que Nahiara y Fenrir esperaban pacientemente fuera en el pasillo. — ¿Cómo está Nox? —preguntó Fenrir. —No lo sé, el sanador no permitió que me quedara—murmuré enojado. —Lo esperaba—comentó Nahiara—Es decir, ¿Viste cómo te pusiste de solo escucharla noticia del parto? No quiero imaginarme como acabaras estando presente en uno. —Pero…. —intenté alegar, sin embargo Nahiara cortó mi perorata. —Amarok, ese hombre es uno de los mejores sanadores del pueblo. Todo estará bien, ya lo verás. Solo se paciente. Además Elathan está con él, no permitirá que nada le pase. Las siguientes horas fueron horribles, en la primera hora los gemidos de dolor de Nox podían ser escuchados por mis dos hermanos y por mí. Con el paso de las horas los gemidos comenzaron a alzar el tono hasta convertirse en gritos. Con cada grito de dolor mi corazón comenzaba a hundirse cada vez más en la desesperación. La preocupación era la protagonista en mi mente provocando que mi cuerpo se pusiera tenso y temblara por los posibles finales de aquel evento. Los minutos siguieron pasando y la voz ronca de Nox podía seguir escuchándose. Hasta que en algún momento su voz se extinguió y dio paso a un llanto enérgico de una criatura pequeña. Esperanzados los tres nos miramos esperando la noticia del sanador. Segundos después la puerta de la habitación se abrió dando paso a un par de sonrientes hombres. —Todo salió de maravilla. Rey Amarok usted tiene un precioso niño. — ¿Dónde está? —pregunté acercándome. —En estos momentos lo tiene su esposo, los dos lo están esperando—susurró el sanador haciendo un ademán para dejarme pasar. Y sin perder tiempo entré al cuarto donde aguardaba mi esposo. El cuarto estaba iluminado tenuemente por la luz de unas cuantas velas. En la cama yacía un cansado Nox sosteniendo un pequeño bultito entre sus brazos, éste le cantaba alguna linda canción de cuna. El pequeño bulto se movía de vez en cuando entre los brazos de mi esposo ocasionando que este sonriera tiernamente.

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Esta imagen me causó tanta ternura que no quise interrumpir tan maravillosa escena. Sin embargo, mi esposo dirigió su mirada hacia donde yo me encontraba y sonriéndome me señaló que me acercara. Con lentitud me acerqué a la cama, besé a mi esposo con toda la ternura del a que fui capaz de expresar en un solo beso y observé al pequeño ser que se encontraba moviendo sus manecitas descoordinadamente. En el mismo momento que puse mi mirada en aquella hermosa criatura me enamoré completamente de él. Esbozando una enorme sonrisa besé a mi pequeño niño en la frente. —Es tan hermoso—murmuré asombrado por el pequeño. A pesar de tener solo unos minutos de vida podía apreciarse una mata de cabello blanco sobre su cabecita. Sus ojos apenas abiertos se apreciaban de color azul grisáceos, pero una corazonada me dijo que pronto se tornarían de color negros, como los de Nox. —Lo es—susurró Nox mientras me tendía al bebé. Con todo el cuidado del mundo tomé a la pequeña criatura de entre los brazos de Nox y comencé a mecerlo entre los míos. — ¿Cómo lo llamaremos? —pregunté a Nox sin despegar mi mirada del niño. — ¿Qué te parece el nombre de Aurum? —preguntó mi esposo. —Oro—murmuré—Creo que es un nombre perfecto. Después de todo algo más precioso y brillante que el oro no puede existir. —Entonces su nombre será Aurum—susurró mi esposo. Repentinamente un destello de color rojizo captó mi atención. Desconcertado regresé a Aurum a Nox y me dirigí hacia donde había visto el resplandor rojizo. Allí en una esquina de la habitación se encontraba un pequeño paquete de color marrón. Curioso me acerqué al lugar, tomé el paquete y lo abrí dejando ver un par de rubís color carmín. Sorprendido regresé al lado de Nox y le mostré el par de joyas. —Mira—señaló Nox una pequeña nota situada en el piso. Regresando al lugar donde hacía unos momentos había estado el paquete tomé la nota y la leí en voz alta. El pasado con el presente ha colisionado, creando un nuevo futuro para todos nosotros. Esto es solo una representación de ambos. Un recuerdo de hace miles de años y un presente que determinará su futuro. La aventura apenas empieza. Ustedes son el comienzo. Lord Drack — ¿Qué significa eso? —preguntó Nox. —No lo sé—respondí. —Pero este no es el momento de descifrarlo. Y con esas palabras me acerqué a mi esposo en la cama, le di un beso en los labios, besé a Aurum y me recosté al lado de mis dos amores. Puede que la aventura apenas haya iniciado, pero eso no impediría que disfrutara

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de mi familia. Extendí mi brazo y cubrí a Nox y Aurum de forma protectora. Los tres cerramos nuestros ojos y pronto el dios Oneiros nos tomó entre sus manos y nos llevó al mundo de los sueños. Lo demás podía esperar. Fin Notas finales: Muchas gracias a todos por seguirme hasta aquí. Fue un gran placer estar con ustedes todo este tiempo. Agradezco a todos lo que se tomaron el tiempo de leerlo y los que me obsequiaron su hermosa opinión. Estoy muy emocionada por haber acabado mi segundo fic. Ya sin más de decir me despido. Nos leemos pronto. Volver al índice No es un capítulo por Pergra Hola mis queridos lectores. Espero que esten muy bien. Se preguntarán ¿Qué demonios hago aquí en un fic que ya se terminó? y ¿Por qué no he publicado nada de la secuela? Esas preguntas tienen fácil respuesta. No he publicado nada porque no he podido escribir mucho, mi hermana se va a ir de la casa y queremos pasa la mayor parte del tiempo juntas. Sin embargo, ella no sabe que escribo por lo que no puedo escribir delante de ella. Larga historia. La razón por la que me encuentro aquí, nuevamente publicando en este fic es la siguiente: Hace poco unas amigas me dijeron que querían abrir un blog. Yo a estas dos chicas les ayudo con la edición de la historia, de cierta forma principalmente me meto con la ortografía. En fin, ellas me ofrecieron subir mi historia en su blig, y yo acepté. Así que a todas aquellas personas interesadas en descargar el fic está disponible en esta página web: soraysatara.blogspot.mx Aquí no sólo encontrarán mi historia, sino también la de ellas. La saga Jugadas del destino es perteneciente a Sora y Satara, para las que ya han leído sus libros saben de que hablo. Para las que no, denle una oportunidad. Es un mundo lleno de vampiros, cambiaformas, humanos e híbridos. Les aseguro que a más de alguna de ustedes les encantará. Ya por último, no desesperen, no me e olvidado de la serie que estoy escribiendo. Tengan paciencia. Muchas gracias por leer, espero poder leernos pronto. Besos. Volver al índice

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Importante: Todos los personajes reconocidos públicamente son propiedad de sus respectivos autores. Los personajes originales e historias son propiedad de cada autor. No se genera ningún beneficio económico por este trabajo, ni se pretende violar los derechos de autor. Esta historia está almacenada en http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=43753