Entre los caminos a y b elijo el incierto c, el bien, el mal y los dilemas éticos

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    TICA, MORAL, DEONTOLOGA Y LASNOCIONES DE BIEN Y MALDesde nuestra perspectiva, para hablar de dilemas ti-cos, sin reducirlos a una lgica binaria de cumplimentoo incumplimiento de un cdigo, es necesario entenderque detrs de la emergencia del dilema estn factores

    ticos, morales, deontolgicos y emocionales. En estosfactores surgen de forma implcita o explcita las nocio-nes de Bien y de Mal, y por aqu iniciaremos nuestro en-foque de los dilemas ticos en la prctica de laPsicologa.Consideramos que no se puede hablar de tica sin ha-

    blar de moral. Y cuando se habla de ambos conceptosno podemos dejar fuera la deontologa. Consideramosreduccionista describir la tica apenas como un conjuntode principios, la moral como enunciados normativos y ladeontologa como normas para el ejercicio especfico

    de una profesin.Consideramos que cualquiera de los tres conceptos, ti-ca, moral y deontologa, entendidos como construccio-nes racionales, tiene como objetivo ltimo el control delas respuestas emocionales. Consideramos que los con-ceptos de tica y de moral surgen algunas veces, err-neamente, como sinnimos y casi siempre de forma

    correcta, asociados. Creemos que ser importante haceruna breve incursin por la filosofa acerca de los diferen-tes conceptos.Desde la perspectiva Kantiana (siglo XVIII), la moral

    concierne a los actos individuales del individuo, mientrasque la tica sera mucho ms circunstancial, ya que re-

    presentara la accin de una determinada comunidad. Eldeber surgira, as, como un imperativo de la razn.Podramos entonces afirmar que la tica estara ms re-

    lacionada con el hoy, con las interacciones en un contex-to temporal y social dado, es decir, con valores, mientrasque la moral se relacionara con aspectos universales, esdecir, sera una ley. Para Kant, sera a travs de la ac-cin, a la cual el individuo se debera someter libremen-te, por lo que la moral podra universalizarse. Comoafirma Kant (1781/1985) en la Crtica de la RaznPrctica, Acta nicamente segn la mxima que per-mita que t puedas querer al mismo tiempo que ella setorne universal (pag.72). As, la moral est relacionadacon los fines ltimos a alcanzar por el individuo. Este se-ra el Bien, esto es, el lmite de la representacin de lanorma, siendo que estando por debajo de este lmitesignificara su ausencia.La nocin de Bien es muy inestable. Para Platn (327-

    347 a.C. / 1976), sera un ideal que el mundo imper-fecto debera perseguir. Este camino se hara a travs dela copia de las Formas ideas o estructuras perfectas,independientes de los contenidos de la realidad inteligi-

    ENTRE LOS CAMINOS A Y B ELIJO EL INCIERTO C:EL BIEN, EL MAL Y LOS DILEMAS TICOS

    Victor Cludio

    Comit Permanente de tica de la Federacin de Asociaciones de Psiclogos (EFPA)

    En este artculo partimos de las definiciones de Bien y de Mal que nos ofrece la filosofa para la interpretacin de los dilemas ticosen la prctica de la Psicologa. Subrayamos que, como referencia en el proceso de decisin subyacente a la resolucin de los dile-mas ticos, los psiclogos tienen adems del Cdigo Deontolgico nacional, el Meta-Cdigo de tica europeo, sus principios mora-les, ticos y sus emociones. Se discuten algunos dilemas ticos que tienen lugar en la prctica de la Psicologa, adelantando tresrespuestas posibles, siendo la identificada como camino C aquella que consideramos que causa menos dao.Palabras c lave: Dilemas ticos, Profesin del Psiclogo, Fundamentos filosficosIn this article, we assume the definitions of Good and Bad that philosophy offers us for the interpretation of ethical dilemmas in the

    practice of Psychology. We emphasize that, as a reference in the underlying decision-making process, psychologists also have thenational Deontological Code, the European Meta-Code of Ethics, their moral and ethical principles and their emotions. Some of theethical dilemmas which take place in the practice of Psychology are discussed, offering three possible answers and identifying path Cas that which we consider causes less harm.Key words: Ethical dilemmas, Psychology as a profession, Philosophical Fundamentals

    Correspondencia: Victor Cludio. Instituto Superior de Psicolo-gia Aplicada; Rua Jardim do Tabaco, 34. 1149-041 Lisboa. Por-

    tugal. E-mail: [email protected]

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    Papeles del Psiclogo, 2009. Vol. 30(3), pp. 235-243

    http://www.cop.es/papeles

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    ble, intangible no obstante con existencia que deberanser cada vez ms prximas del original, es decir, delideal de Bien.En el siglo XVII, tambin Hobbes (1651/2003) se refe-

    ra al Bien como aquello que los hombres deseaban,mientras que el Mal estara relacionado con lo que resul-ta repulsivo. As, las nociones de Bien y de Mal serianindividuales. Esta dicotoma entre Bien y Mal era descritapor Nietzsche (1886/1987) como ilusiones antiguas.Para Aristteles (384-322 a.C. / 2004), el Bien seria

    resultante de la virtud. As, sera necesario ensear elBien y aprender a controlar el Mal a travs de la justaexpresin de las emociones. Por su parte, Descartes(1649/1984) defenda la justa medida de la expresinemocional.

    Kant defendi que el individuo podra comprobar subondad tica y moral cuestionndose si otro en la mismasituacin hara lo mismo. El imperativo categrico enun-ciado debera, de acuerdo con el valor afirmativo o ne-gativo de la respuesta, llevar a la continuacin o alabandono de la accin. Ya en el siglo XIII, S. Toms de

    Aquino, referenciado por Kenny (1998), subray la im-portancia de que el individuo acte segn la virtud prin-cipal la intelectual. Clasificaba como buenas lasacciones que pertenezcan a esa categora. En las cualesel contexto sea propicio y el objetivo virtuoso.

    De vuelta al siglo XVII, para Espinosa (1661-1675/2002) el individuo podra encontrar el SoberanoBien a travs del aprendizaje del pensamiento que con-sistira en vivir de acuerdo con la razn liberndose asde las perturbaciones de las pasiones.Ascender a estadios superiores a travs del conocimien-to, fue defendido en siglo XIX por Kierkegaard. La perso-nalidad tica de la que habla Kierkegaard (1844/1962)se contrapona a la personalidad esttica, que era condu-cida por la primaca del placer. Ascender al estadio de lapersonalidad tica era lo que restaba a la personalidadesttica para huir de la desesperacin. La personalidadtica comportara dificultades, comedimiento y sacrificios.El individuo tomara consciencia de su limitacin hacia losimperativos morales, desencadenando as la culpa. De es-ta situacin, el individuo slo quedara libre una vez quese elevase a la esfera religiosa.Confrontando las diferentes posiciones estamos de

    acuerdo con Scrates (descrito en la Republica de Pla-tn, 327-347 a.C. / 1976) en que, cuando fue interro-gado sobre la definicin de Bien, contest Lo siento,pero eso est ms all de mi conocimiento.

    EMOCIONES VS RAZNConsideramos tambin importante una reflexin, obligato-riamente breve, sobre la forma ambivalente en cmo lasemociones han sido razonadas. A lo largo del tiempo, han

    surgido siempre asociadas al desequilibrio, como contra-punto al carcter adaptativo de la razn. Tambin la Psico-loga muchas veces se aliment de esta fuente.Consideramos que fue exactamente Platn quien ms

    atac la expresin de las emociones y el que tambinmejor revel su ambivalencia hacia esa expresin.Sobre Platn escribi Ferraz (1999): (...) se esboza,

    en ese texto (Ion o Sobre la Ilada) que los especialistasincluyen, de manera prcticamente unnime, en el pri-mer grupo de los dilogos escritos por Platn, algunasde las acusaciones fundamentales a las cuales la poesa

    estar especialmente sujeta, cuando posteriormente te-matizada: su inconmensurable poder de seduccin, supotencia persuasiva, el carcter proteiforme de las vocesque en ella se expresan, bien como la perturbadoraeclosin por ella suscitada de las temibles fuerzas delimaginario que parecen tener siempre asombrada lacontroladora razn occidental(p. 71).Podramos acrecentar las fuerzas imaginarias, las

    emociones y tendramos los vectores que la filosofa, des-de su matriz inicial, ha procurado contener en el esparti-llo implacable de la razn.

    Platn (327-347 a.C. / 1979) consideraba que el alma elemento que permitira la paradoja estaba constitui-da por una parte buena, racional, y una parte mala,concupiscible. Siendo la segunda ms abundante que laprimera, el ideal sera cuando sta dominase aquella.Esta situacin fue referida por Platn como ser seor des mismo(p. 431). De otra forma, Platn describa tam-bin el alma como tripartita, concebida a imagen de laciudad ideal, tambin ella compuesta de tres clases, ga-rantizando en consecuencia, la templanza, el coraje y lasabidura. De los tres elementos que constituan el alma,seria la razn, por su sabidura, la que debera gober-nar, siendo apoyada por la clera. As, sera posiblecontener el elemento concupiscible, aunque que este fue-ra ms extenso. En Fedro, Platn (327-347 a.C. / 1999)utiliz la analoga del par de caballos - el buen corcel,bello y dcil, y el corcel malo, repulsivo y rebelde - pararepresentar las dimensiones racional, espiritual y apetiti-

    va del alma. El papel del cochero sera el de mantener elcarro alineado y en la buena direccin, no descuidandola vigilancia sobre el corcel malo que aprovechara cual-quier distraccin para atraer al buen corcel y as esclavi-

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    zar el alma por sucumbir a las pasiones. Por el contra-rio, el alma bien dirigida renunciara a los placeres sen-suales. Quedara as disponible para buscar la sabiduraamndola, recuperando por esa va los medios que le

    permitiran realizar el viaje de retorno al mundo de larealidad autentica, de las esencias, donde sera posibletener de nuevo acceso a la Verdad (p. 256). En F-don, Platn (327-347 a.C. / 1996) describi la relacinsimbitica entre el alma y las ideas y la prisin a que elcuerpo condenaba esa alma. As, slo por el desvaneci-miento del cuerpo, sera posible la libertad del alma. Noobstante, como el suicidio estaba prohibido, Platn pro-puso la filosofa como nico medio de superar esa pri-sin del alma. Desde esta perspectiva, la filosofaaportara la disciplina necesaria para reducir al mnimo

    indispensable la interaccin con ese obstculo al verda-dero conocimiento que es el cuerpo. Los sentidos, induc-tores del error, y los sentimientos, promotores de laperturbacin, desviaran el alma de su objetivo. Comolas sensaciones y sentimientos eran, por excelencia, elreino de la poesa, por lo que sera naturalmente necesa-rio negarle el estado de conocimiento o incluso el arte.Aparentemente, segn Platn, en el origen de todo elmal estaran las emociones, que quedarn en un segun-do plano en la racionalidad occidental. No obstante,pensamos que es posible encontrar en Platn otra pers-

    pectiva, considerando la inevitabilidad de las emocionesy su presencia constante y obligatoria en la construccinde la razn. En este sentido, podramos considerar queel discurso occidental que consider necesario someterlos afectos, ya que perturbaban el mecanismo de la lgi-ca, correspondera a un aislamiento para una mejor ob-servacin y posible comprensin, que permitira, ahora,recolocar la emocin en el lugar que le es propio.No obstante, en ntido contraste con esta caracteriza-

    cin de la necesidad de abdicar de lo sensible, del cuer-po y de las emociones, para poder encontrar el caminode la verdad, es posible observar en Fedro la siguientedescripcin del contacto directo o indirecto (por el re-cuerdo) con la Belleza, es decir, con la Verdad:

    Pero, lo que fue recin iniciado y que una veztuvo el don de contemplar (...), cuando vislumbraun rostro divino o a cualquier otro objeto que re-cuerde la Belleza, (...) experimenta primeramenteuna especie de temor y, despus una cierta emo-cin, semejante a la de la otra vez. (...) En el mo-mento en que lo contempla, es recorrido por unestremecimiento febril (...)(p. 431).

    El conocimiento de lo verdadero desencadenara unestado de emocin que en nada se distinguira del pro-pio sentir de las bajas pasiones. Esta similitud estarade acuerdo con lo afirmado anteriormente sobre la nece-

    sidad de que la racionalidad se aparte de las emocionespara una mejor observacin.En sntesis, si a las emociones escapaba la posibilidad

    de clasificacin en un sentido unvoco, entonces la solu-cin consistira en relegarlas a un plano de no conoci-miento, por lo menos hasta que la razn se sintierams segura y capaz de aventurarse en un dominio quele era tan difcil de explicar. Veinticuatro siglos des-pus, lleg el momento del retorno del enfoque de lasemociones a la racionalidad occidental. Sin embargo,esto slo ser posible si la atribucin de un carcter de

    racionalidad para las emociones se procesa en un mar-co de desarrollo de una razn que empez por negar-les esa condicin.En este sentido, estamos de acuerdo con J. Paul Sartre

    (1972), que defenda que la emocin tendra un signifi-cado intrnseco, oponindose as a enunciados que de-fendan la liberacin de las emociones. Aunque en laactualidad se reconoce la existencia de reglas en elproceso emocional y se replantea la importancia de laexpresin emocional, el control de estas respuestas, si-gue estando en el orden del da. Los diversos medios

    sociales, econmicos y culturales proporcionan a susmiembros normas de lo que debera ser una medidarazonable de la expresin emocional. Continuamos,as, en la perspectiva Aristotlica de la justa medidaemocional.

    META-CDIGO DE TICA EUROPEO YCDIGOS DEONTOLGICOSTambin el medio profesional proporciona sus nor-mas, a travs de cdigos deontolgicos (palabra que

    viene del trmino griego deon, que significa deber),llegando a reglamentar hasta el ms pequeo detallecomo hace el APA. No es raro que este intento de re-glamentar todo tenga sentido en un contexto culturalcomo el americano, en el que se expulsa de la escue-la, por acoso sexual, a un nio de 6 aos porque dioun beso infantil en la mejilla a una compaera de lamisma edad. No obstante, ese mismo cdigo permiti-ra la participacin de los psiclogos en los interroga-torios en Guantnamo, por considerar que eranrelevantes para conseguir informacin con el objetivode seguridad nacional.

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    Con el objetivo de estandarizar los cdigos deontolgi-cos en todos los pases miembros de la Federacin Euro-pea de Asociaciones de Psiclogos (EFPA), apartndosedel modelo americano y encontrando un modelo europeo,

    esta federacin, en la Asamblea General celebrada enTampere en 1993, cre un Grupo de Trabajo de tica.Este grupo debera desarrollar un Meta-cdigo de ticaque sera la matriz a partir de la cual cada pas miembroelaborara su proprio cdigo deontolgico, atendiendo asus especificidades legales, culturales y sociales. Se inten-taba una unificacin de normas, salvaguardando las dife-rencias culturales y consecuentemente ticas y morales decada uno de los pases miembros.Las discusiones en este grupo, con representantes de

    Portugal, Francia, Blgica, Italia, Holanda, Inglaterra,

    Noruega, Dinamarca y Eslovenia, reflejaron tambin lasdiferencias entre culturas y valores. El Meta-cdigo fueaprobado en la Asamblea General de Atenas en 1995 ysu revisin en Granada en 2005.El Meta-Cdigo de tica Europeo est formado por

    cuatro pilares fundamentales e interdependientes.- RESPETO POR LOS DERECHOS Y DIGNIDAD DE LAS

    PERSONAS Los psiclogos promovern el desarro-llo de los derechos fundamentales, dignidad y valor detodas las personas. Respetarn los derechos a la priva-cidad, confidencialidad, autodeterminacin y autono-

    ma, compatib les con las o tras obligac ionesprofesionales de los psiclogos y con la ley.- COMPETENCIA Los psiclogos se esforzarn por

    asegurar y mantener elevados niveles de competenciaen su trabajo. Reconocern las fronteras de sus com-petencias particulares y las limitaciones de sus conoci-mientos. Proporcionarn slo los servicios y utilizarnslo las tcnicas para las cuales estn cualificados porsu educacin, entrenamiento y experiencia.

    - RESPONSABILIDAD- Los psiclogos sern conscientesde sus responsabilidades profesionales y cientficascon sus clientes, con la comunidad y con la sociedaden que trabajan y viven. Los psiclogos evitarn per-judicar y sern responsables de sus propias acciones,asegurando ellos mismos, tanto como sea posible, quesus servicios no sean mal utilizados.

    - INTEGRIDAD Los psiclogos procurarn promoverla integridad en la ciencia, enseanza y prctica de lapsicologa. En estas actividades los psiclogos sernhonestos, justos y respetuosos con los dems. Intenta-rn clarificar sus roles como profesionales y actuarnde forma apropiada de acuerdo con ellos.

    Creemos que estos principios ilustran cmo en el sigloXXI se mantienen an vivos los modelos filosficos ante-riormente referidos, principalmente en relacin a las no-ciones de Bien - en su ausencia del Mal -, del deber, de

    la virtud, de la justa medida y del ascender a niveles su-periores a travs de la instruccin.El Meta-cdigo y todos los cdigos nacionales que de

    l emanan, se modelan por el inmenso peso moral (Sin-ger, 2004) que proviene de la Declaracin Universal delos Derechos Humanos.

    DILEMAS TICOSComo se ha mencionado, los cdigos de tica estn lle-nos de normas morales. Y aunque tratan de establecernormas para las diferentes prcticas de la psicologa,

    hay algunos aspectos que siguen sin respuesta en ellos.Nos referimos a las situaciones que provocan los dilemasticos.El dilema tico surge del conflicto entre procesos mora-

    les, ticos y emocionales y las normas jurdicas. Es decir,entre lo que el individuo considera justo y lo que la nor-ma exige.Buena parte de los dilemas ticos no tienen una solu-

    cin, esta va a depender de la nocin de Bien y de Mal,de los valores morales de la persona, es decir, ser unasolucin individual sin posibilidad de tornarse universal.

    Sin embargo, es fundamental que la persona no supereel lmite de su moral en funcin del deber de obediencia.La justificacin de una accin en estricta obediencia dela ley es lo que Savater (2000) seala como el sustitutode la responsabilidad moral de la persona. Creemos queantes del dilema tico el psiclogo debe reconocer que,La tica es estar a la altura de lo que nos ocurre (De-leuze, 2004, pg. 159).El psiclogo podr ser en la resolucin del dilema ti-

    co, aquello que dijo Aristteles (384-322 a.C. / 2004)Es posible ser un buen ciudadano sin poseer las virtu-des que hacen de alguien un hombre de bien. (pg.47). As, es posible cumplir la norma sin que se poseanlos valores morales contenidos en esa norma.En la resolucin de los dilemas ticos que surgen en la

    prctica de la psicologa, el psiclogo tiene que tomardecisiones particulares sin que exista la posibilidad deencontrar una respuesta universal. Como afirma Derri-da (2003) podemos considerar que el ser humano slotoma decisiones ticas en ausencia de un marco regu-lador. En el caso del dilema tico no es por la ausenciade un cdigo, sino por la existencia de un conflicto en-

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    tre lo que est escrito en el cdigo y los factores impli-cados en la situacin. En la decisin tica que el psic-logo tiene que tomar, ms all de las normas del Bien ydel Mal, tiene que asumir un juicio tico que debe

    orientar su accin (Singer, 2002). En el intento por re-solver el dilema tico, es importante que el psiclogosea capaz de gobernar los lmites ticos de la accin,es decir, como refiere Savater (2000), la constatacinde lo impropio de m. A continuacin, presentaremos algunos dilemas ticosen la prctica de la psicologa y los discutiremos con so-bre la base de lo que hemos presentado.

    DILEMA 1Un psiclogo en supervisin manifiesta el siguiente pro-

    blema: Estoy tratando a una persona que es una figurapblica con responsabilidades en el gobierno, que pre-senta problemas relacionados con el consumo de alcohole ideacin suicida. Las cuestiones sobre la confidenciali-dad han sido muy discutidas desde el principio, ya queesa persona tiene miedo a que se conozca que est asis-tiendo a esta consulta y ello pueda ser utilizado comocomo un arma en las disputas polticas (sic). Hemosorganizado el tiempo de la sesin a fin de evitar encuen-tros con nadie en la sala de espera. La relacin terapu-tica es buena y se ha avanzado en el proceso, pero

    tengo dudas sobre algunos aspectos del caso, lo que haoriginado una situacin de impasse teraputico. Mi su-pervisin es en grupo. Aunque s que todos deben res-petar la confidencialidad, tengo miedo de presentar elcaso debido a las posibles conversaciones. Tambin enrelacin con mi supervisor, s que tiene una intervencinpoltica activa y aunque confo en su conducta, tengomiedo de exponer el caso.Me plante buscar otro supervisor slo para este caso,

    pero no haba ninguno de mi modelo terico fuera delcontexto de la institucin donde hago la supervisin. Porotro lado, si contactara con otra persona de esa mismainstitucin, adems de continuar con mis temores se aa-dira el problema con mi supervisor ya que necesaria-mente tendra que ser informado de ello. Busqu uncolega con ms experiencia para or su opinin, perome dijo que debera hablar con mi supervisor. Terminla conversacin con tantas dudas como empec.Camino A - Atendiendo al deber de confidencialidad al

    que estn obligados los psiclogos, el caso es discutidoen el grupo. Posteriormente se divulgan algunos aspectosreferentes al cliente comprometiendo su carrera poltica

    sin que el psiclogo sepa quien ha violado el deber deconfidencialidad. El cliente abandona la terapia, haceun intento de suicidio y denuncia al psiclogo por elquebrantamiento de la confidencialidad y la responsabi-

    lidad.Camino B El psiclogo por precaucin no expone el

    caso. Persisten las dudas y el impasse. La sensacin deque no hay progreso teraputico lleva a esa persona aabandonar la terapia. Tiempo despus el psiclogo seentera a travs de la prensa de que la persona se ha sui-cidado.Camino C - El psiclogo habla con el cliente, explican-

    do que el proceso est en un impasse y que sera impor-tante en su beneficio que pudiera discutir el caso con susupervisor. Si acepta, habla con el supervisor, solicita

    una discusin del caso individual y le traslada sus preo-cupaciones sobre el respeto de la confidencialidad. Elriesgo de esta opcin es que la persona pierda la con-fianza en cuanto al desempeo tcnico del psiclogo.Si el cliente no aceptara, deber explicarle las implica-

    ciones del impasse y, finalmente, revelarle que en esas cir-cunstancias no se siente competente para continuaratendindole y proponindole que sea atendido por otrocolega con ms experiencia. As, salvaguardara tambinel deber de responsabilidad. El riesgo es que la personano acepte y quede sin ayuda teraputica con las potencia-

    les implicaciones negativas que se podran derivar.DILEMA 2El psiclogo R, a travs de una persona que conoci enel contexto social, supo que su psiclogo, de nombre I,utiliza la hipnosis como tcnica teraputica. La personaest muy contenta con la intervencin porque siemprequiso ser hipnotizada.El psiclogo R que adems de colega es gran amigo

    del psiclogo I sabe que ste no tiene entrenamiento enhipnosis. Decide conversar con l. En la conversacin, elpsiclogo I afirma que desde que empez a hacer hip-nosis el nmero de clientes ha aumentado y, por eso, es-t ganando mucho dinero, lo que le ha permitido pedirun crdito al banco para comprar la clnica y seguir pa-gando su casa. Cuando se le pregunta sobre el hecho deno tener formacin en hipnosis, afirma He ledo unos li-bros y voy tirando (sic). El psiclogo R le recuerda queel cdigo deontolgico prohbe la utilizacin de tcnicaspara las cuales no se est habilitado y, como tal, debedejar de utilizarla ya que est infringiendo los principiosde competencia y de integridad. El psiclogo I dice que

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    lo sabe y que se formar cuando tenga tiempo (sic),pero tambin que las intervenciones estn dando buenosresultados y que ahora no puede parar porque los clien-tes se iran y no podra hacer frente a sus cargas econ-

    micas. El psiclogo R le dice que en caso de quecontine se ver obligado a denunciarlo al Colegio dePsiclogos. El psiclogo I le pide que no lo haga, hacien-do hincapi en la amistad que existe entre los dos, en lanecesidad de no perder su clientela y en el hecho de que

    ya tiene una denuncia por medicar a sus clientes utili-zando recetas firmadas por un psiquiatra, si tuvieraotra denuncia la licencia para la prctica profesionalquedara suspendida (sic). Promete que va a iniciar laformacin en un ao que es cuando se inicia (sic).El psiclogo R sale de casa del amigo con una marca-

    da ambivalencia entre el deber tico o el principio moraldebo denunciarlo porque vulnera el principio de lacompetencia, o no hacerlo porque es un gran amigomo y quedar en apuros? (sic).Camino A - El psiclogo R decide denunciar a su co-

    lega y amigo al Colegio de Psiclogos por su conductaticamente incorrecta. La relacin de amistad termina.Despus de un procedimiento disciplinario el psiclogoI es sancionado con la suspensin del ejercicio profe-sional durante 12 meses, debido a que es reincidente.

    Al no poder ejercer, pierde la casa y la clnica y queda

    con serios problemas econmicos. Una vez cumplida lasancin tiene grandes dificultades para conseguir tra-bajo.Camino B - El psiclogo R, por amistad, no denuncia

    al psiclogo I. En virtud de esta decisin, siente un granmalestar al sentirse cmplice de una conducta deonto-lgicamente incorrecta. Se cuestiona constantementesobre si tom la decisin correcta. Deja de hacer su-pervisin por considerar que no puede ensear lo queno prctica.Camino C - El psiclogo R vuelve a hablar con I y en-

    cuentran una solucin: 1. Dejar inmediatamente de utili-zar esa tcnica y emplear slo aquellas para las queest habilitado; 2 Hablar con sus clientes explicndolesque no va utilizar ms esa tcnica, comprometindose aderivar a colegas competentes en esa rea a quienes de-seen continuar con la hipnosis. 3 Llegar a un acuerdocon los clientes para devolverles los honorarios recibidosde forma ilcita. En caso contrario, el psiclogo R denun-ciara la situacin. El psiclogo I acepta las condiciones,pero contesta que le ser difcil mantener la relacin deamistad, ya que no se siente comprendido.

    DILEMA 3En perodo de campaa electoral para elegir el parla-mento, una psicloga es invitada, en representacin dela organizacin nacional de los psiclogos, para hablar

    en un programa de televisin en de gran audiencia, conel objeto de discutir el papel de los psiclogos en loshospitales generales. En un momento dado le piden suopinin sobre las propuestas presentadas por los dife-rentes partidos para el rea de salud. La psicloga, a t-tulo particular, considera que el programa presentadopor uno de los partidos es el ms adecuado no slo enlo que concierne a una poltica de salud en general, sinotambin para papel de los psiclogos en particular.La psicloga duda entre responder, sobreponiendo su

    posicin personal al rol de representante del Colegio,

    permitindose as apoyar un programa poltico que con-sidera mejor para los psiclogos, o evitar responder por-que est hablando en nombre del Colegio y no puedeemitir opiniones personales, perdiendo as la posibilidadde defender aquello que considera adecuado para el co-lectivo de profesionales.Camino A La psicloga emite su opinin personal

    apoyando el programa de uno de los partidos. Como es-t en representacin del Colegio, su discurso es entendi-do como el apoyo de los psiclogos a un partidodeterminado. Varios colegas presentan queja a la orga-

    nizacin nacional de los psiclogos porque consideranque fueron utilizados polticamente. La queja est funda-da en el hecho de no haber respetado los deberes deResponsabilidad e Integridad.Camino B - La psicloga afirma que no puede dar una

    opinin por haber sido invitada como representante delColegio. Esto es interpretado por el periodista en el sen-tido de que el Colegio de Psiclogos no tiene opinin so-bre un rea tan vital para la labor del psiclogo como esla salud. Algunos colegas presentan quejas en el Cole-gio, acusando a la psicloga de no defender una posi-cin favorable a los intereses del Colegio. La queja esfundamentada en incumplimiento del deber de Respon-sabilidad, ya que no slo no ha aclarado la posicin an-te el pblico sino que ha causado un potencial prejuicioal colectivo.Camino C - La psicloga explica al periodista que

    acept una invitacin para hablar del rol de los psiclo-gos en los hospitales generales y no para hablar de pro-puestas que van ser sometidas a votacin por el pas.Indica que est presente en representacin de la organi-zacin nacional de los psiclogos y que sta no debe

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    apoyar ninguna propuesta de partidos polticos en cam-paas electorales, ya que la norma deontolgica delRespeto por los derechos y dignidad de las personasdebe ser tenida en cuenta por el Colegio y, por ello,

    aplicarse tambin a los psiclogos miembros.Siguiendo este camino, la psicloga pierde la oportuni-

    dad de defender la mejor propuesta para el Colegio, pe-ro no implica a los psiclogos como colectivo en ningnmovimiento poltico.

    DILEMA 4El psiclogo B ejerce su actividad profesional en un servi-cio de psicologa de un hospital privado y en su consultaprivada. Este ao, el psiclogo B haba estado en una si-tuacin de crisis personal debido a la prdida del empleo

    en el hospital y por un proceso de separacin con el con-siguiente alejamiento de los hijos. Incapaz de lidiar con lasituacin de una forma adecuada, el psiclogo B entra enun proceso de depresin reactiva. No obstante se propusomantener la prctica privada, nica fuente de sustentoeconmico, an sabiendo que no estaba en condicionespsicolgicas para el ejercicio de la profesin. Sintindoseindeciso, pide ayuda a una colega para que le ayude enla toma de decisiones. Cuando sta se enfrenta a la situa-cin se encuentra indecisa con respecto a la respuesta adar y le pide que le permita reflexionar un par de horas.

    Cuando se renen de nuevo, le indica tres posibilidades yle propone que opte por la tercera.Camino A Que dejara de trabajar inmediatamente

    ya que no estaba en condiciones de hacerlo. Saba queeste camino era difcil ya que el colega necesitaba el di-nero de la clnica dado que no tena otra fuente de in-gresos. El riesgo seria la posibilidad de causar dao alas personas que atenda en consulta, o el agravamientode su proceso depresivo.Camino B Que continuara con el trabajo, sabiendo

    las limitaciones y el comportamiento deontolgicamenteincorrecto. Mantener el trabajo era contrario a los prin-cipios de Integridad y Responsabilidad, dado que no po-dra desarrollar un buen trabajo y podra causar dao alos clientes. Consciente de las dificultades econmicas,estaba en conflicto consigo misma entre el deber deonto-lgico y la comprensin emocional de la situacin.Camino C - Que iniciara un proceso psicoteraputico para

    tratar su depresin. Debera reducir al mnimo su trabajo yvolver a ser supervisado con el objeto de minimizar los erro-res que pudiese cometer. Simultneamente, hasta que no es-tuviera recuperado, no debera aceptar nuevos casos.

    DILEMA 5Un psiclogo, desde hace aos, dirige el departamentode personal de una gran compaa. La empresa tienenecesidad de contratar personal y solicita al psiclogo

    que dirija el proceso de seleccin.Un gerente, de quien depende el psiclogo directamen-

    te, lo convoca a una reunin y despus de subrayar eldeber de confidencialidad y lealtad de los empleadosrespecto a lo tratado en las reuniones, le dice que slodebe seleccionar a hombres independientemente de losresultados del proceso de seleccin. El gerente le dicetambin que es consciente de que esta decisin va contralas leyes laborales, pero deja explcita la amenaza deque si no sigue esta indicacin arriesga su plaza en lacompaa. El psiclogo argumenta que el cdigo deon-

    tolgico no le permite llevar a cabo esa actuacin a loque el gerente le responde que: Existe tambin un cdi-go de conducta en esta empresa que usted se compro-meti a respetar y que implica el deber de obediencia alas directrices de los superiores (sic). Informa tambin alpsiclogo de que esa decisin ha sido tomada por todala administracin.El psiclogo abandona la reunin con la sensacin de

    que no debe hacer aquello que le exigen pero no sabe sipodr hacer lo que le dicta su conciencia.Camino A - El psiclogo accede a las imposiciones del

    gerente. En este caso, adems de no respetar las leyeslaborales, se comporta de una forma deontolgicamenteincorrecta por no cumplir los deberes de Respeto por losderechos y la dignidad de las personas, Competencia,Responsabilidad e Integridad.Camino B - El psiclogo denuncia la situacin al Cole-

    gio de Psiclogos y rehsa esta tarea. En esta situacin,el gerente desmiente la conversacin y es apoyado portoda la administracin. El psiclogo sufre un proceso dis-ciplinario por falsa denuncia.Camino C - El psiclogo realiza el proceso de selec-

    cin. Jerarquiza los candidatos segn los criterios, inde-pendientemente de su sexo. Enva la l is ta a laadministracin, con la recomendacin de que esta jerar-qua debe de ser respetada. Los riesgos de esta conductason dos: 1) La administracin considera este comporta-miento como una falta de respeto a sus rdenes y aun-que no le imponen un proceso disciplinario, su posicincomo psiclogo en la compaa queda muy debilitada;2) La administracin hace la seleccin como pretenden,no siguiendo la propuesta del psiclogo. En este caso, elpsiclogo puede denunciar la situacin.

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    DILEMA 6Una psicloga ejerce la profesin en una unidad de sa-lud multidisciplinar. Un da se encuentra con una norma-tiva que obl iga a los tcnicos a registrar

    informticamente todos los datos de las personas a lasque atienden. Este fichero est accesible a todos los tc-nicos. La psicloga escribe slo los datos genricos y eldiagnstico sin registrar las sesiones, pero el directordel equipo le insiste en que debe completar ese registroinformtico. La psicloga argumenta que esos datos sonconfidenciales, que no tienen ninguna utilidad para losdems tcnicos y que ese procedimiento es contrario aldeber del psiclogo de proteger los registros de los pa-cientes. El director afirma que todos los tcnicos tienen eldeber de mantenimiento de la confidencialidad y que sin

    esos datos, el servicio no tendra ningn registro del tra-bajo de la psicloga, lo que implicara un procedimientodisciplinario.La psicloga queda en una situacin ambivalente; por

    un lado, el registro de las sesiones es confidencial y noest en condiciones de garantizar la proteccin de laconfidencialidad por parte de los dems tcnicos y me-nos an por parte de los informticos que pueden acce-der a los ficheros, y por el otro, es un procedimientoobligatorio en aquella institucin.Camino A - La psicloga hace el registro detallado de

    las sesiones y no respeta el principio de la confidenciali-dad, en lo que concierne a la obligacin del psiclogode proteger los registros.Camino B - La psicloga no hace los registros detalla-

    dos de las sesiones, sufre un proceso disciplinario y unposible despido por no cumplir una norma de la institu-cin.Camino C - La psicloga debe exigir al director un do-

    cumento escrito en que se hace explcito que todas laspersonas que tienen acceso a los registros estn obliga-das a la confidencialidad. Debe conversar con sus clien-tes sobre la exigencia de la institucin. Adems, debehacer un registro de las sesiones slo en lo referente a latemtica y a algunos aspectos que permiten evaluar laevolucin del proceso, excluyendo el resto de informa-cin. Los riesgos son la posibilidad de abandono de losclientes que no consideren su privacidad garantizada, yel hecho de que el director considere que los registrosdeben ser ms detallados. No obstante, debe informar alas personas sobre los lmites de la confidencialidad quele son impuestos permitiendo la eleccin de continuar ode abandonar el proceso.

    DILEMA 7Durante una sesin, un cliente pregunta a su psiclogopsicoterapeuta: Imagine que un psicoterapeuta iniciauna relacin sentimental con una antigua cliente. Qu

    opina de ese comportamiento y que le recomendara?(sic). El psiclogo afirm que era un comportamientodeontolgicamente incorrecto, muy grave, y que esapersona debera presentar queja al Colegio de Psiclo-gos. El cliente continu: El ejemplo que he puesto esreal. Lo que me ha contestado fue exactamente lo que

    yo dije a mi amiga. No obstante, ella no va presentarninguna denuncia porque est muy entusiasmada yconsidera que es un comportamiento normal entre dosadultos (sic). El psiclogo dijo a su cliente que l mismopodra presentar la queja. S, tambin le hice esa pro-

    puesta, pero mi amiga me lo prohibi, argumentandoque yo estaba atacando su felicidad y que si hubiesesabido de mi reaccin no me habra contado nada(sic). En la conversacin el cliente, visiblemente altera-do, muestra algunos indicios que permiten identificar,aunque sin certeza absoluta, al colega en cuestin. Msadelante dice: Le he contado esto porque quera sabersu opinin y s que todo aqu es confidencial, pero novoy presentar una denuncia porque sera contrariar miamiga (sic).El psiclogo se qued muy incomodo con la situacin,

    ya que no tena claro qu actitud tomar. Considerabaque debera denunciar la situacin, no obstante, aunqueestaba seguro de quin era el colega en cuestin, no lopoda confirmar. Por otra parte, la persona haba de-nunciado la situacin en un contexto en el que estabaobligado al mantenimiento de la confidencialidad.Camino A - El psiclogo comunica al Colegio de Psic-

    logos su sospecha. Tendra que identificar a la personaque le haba contado el caso, infringiendo el deber deconfidencialidad lo que configura una conducta deonto-lgicamente incorrecta.Camino B - El psiclogo no denuncia el caso, experimen-

    tando un manifiesto estado de malestar y no respetando eldeber de Integridad, que implica la denuncia de comporta-mientos deontolgicamente incorrectos de compaeros.Camino C - El psiclogo hablara de nuevo con su

    cliente, solicitando su autorizacin para conversar con elcolega implicado e intentar que este modifique su com-portamiento. Los riesgos implicados pueden ser evalua-dos en dos niveles: 1 El cliente no autoriza al psiclogo

    y considera su insistencia, en un contexto psicoteraputi-co, como abusiva. En esta situacin, la relacin terapu-

    DILEMAS TICOS

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    tica quedara comprometida; 2 El cliente lo autoriza.Despus de hablar con el colega, este rehsa cambiar elcomportamiento por saber que no va haber denuncia;habla con la persona con quien tiene la relacin quin a

    su vez rompe la amistad con el amigo a quien cont elepisodio. Esto es vivido por ste como responsabilidaddel psicoterapeuta.La consecuencia positiva puede ser que el psiclogo

    consiga, en el caso de ser autorizado a hablar con el co-lega, que ste modifique su comportamiento.

    CONCLUSINPodemos concluir que en cualquiera de los dilemas ti-cos presentados ninguno de los caminos propuestos esperfecto. No obstante, el camino que identificamos como

    C es el que consideramos como el ms adecuado, aun-que implicando riesgos, lo que es prerrogativa paracualquier decisin que tomemos.Ante un dilema tico, el psiclogo debe consultar concolegas y con el Colegio de Psiclogos, teniendo siemprepresente el Cdigo Deontolgico, aunque sabiendo quela respuesta no est ah. No obstante, no debe olvidarque la resolucin es siempre una decisin suya y quenunca ser perfecta. As que, en todos los casos, deberoptar por el camino que cause menos dao.Nos gustara sealar un ltimo dilema, este caso no de

    la prctica de la psicologa sino la prctica del psiclo-go como ser humano.El mito del anillo de Gyges, descrito por Platn (327-

    347 a.C. / 1976).Un pastor llamado Gyges encontr un anillo que tena

    el don de proporcionar la invisibilidad. El pastor imagi-n todo lo que podra conseguir con esta posibilidad y loutiliz. Se enriqueci, sedujo a la reina, mat al rey y seconvirti en soberano. Poda hacer todo lo que quera,en la ms completa impunidad. La cuestin es quin nousara el anillo?Segn Platn, los habitantes de la sociedad perfecta, la

    Repblica, ideal que debera ser perseguido por loshombres, no utilizaran el anillo, ya que no les propor-cionara nada que no pudiesen obtener.No obstante, como la ciudad perfecta no existe, qu

    nociones de Bien y Mal estaran detrs de la eleccin?Qu razn permitira controlar la posibilidad de vi-

    venciar y de expresar las emociones que el uso del anilloproporcionara?Qu elevacin intelectual podra llevar a rehusar el

    anillo?

    Qu Cdigo tico, Moral o Deontolgico debera exis-tir para reglamentar la utilizacin del anillo?Quin de vosotros no elegira utilizar el anillo?Terminamos dejando preguntas sin contestar no es

    una exigencia para el psiclogo la continua e intermina-ble reflexin tica?Por eso, de acuerdo con Wittgenstein (1995), Si un

    hombre fuese capaz de escribir un libro sobre tica quefuese de verdad un libro sobre tica, ese libro, comouna explosin, aniquilara todos los otros libros del mun-do (pg. 42).

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    VICTOR CLUDIO