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BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE Nº 3009 DEL 16 AL 31 DE MARZO DE 2011 23 Colaboraciones 1. Introducción A día de hoy, una de las cosas que más debiera preocupar al hombre de la calle en Occidente no es tanto su situación económica como su tendencia a empeorar en términos relativos; tendencia que ya comienza a intuirse pero que nadie confirma oficial- mente, ni en EEUU, ni en Europa. Antes al contrario, tal tendencia es ignorada por muchos Gobiernos occidentales que, de un modo u otro, se empeñan en hacer creer a la población que la solución a la crisis está cercana y que los buenos tiempos del pasado volverán en unos pocos años 1 . Aún más, los ciudadanos occidentales, obser- vando a sus Gobiernos un tanto perplejos y des- concertados, descubren al tiempo que las oposicio- nes políticas a los mismos tampoco tienen las ideas claras. En general, en cada país y en el colec- tivo de países occidentales, los problemas políticos propenden a oscurecer a los económicos, para los que, desafortunadamente, no hay una solución uní- voca sino variada y contradictoria; circunstancia que impide que se tomen decisiones acordadas y eficientes, necesarias para iniciar una recupera- ción colectiva que, de un lado corrija la baja cícli- ca y, de otro minimice los problemas del actual «desplazamiento del centro económico de grave- dad» hacia Asia. Enfrascados en dar con una política económica a corto plazo que resuelva sus problemas electora- les inminentes, los políticos no miran ni hacia atrás ni hacia delante, analizando tendencias y oteando ENTENDIENDO EL FUTURO ECONÓMICO DE OCCIDENTE José Miguel Andreu* El artículo comienza con un análisis de lo sucedido en los últimos 65 años, deducien- do dos importantes rasgos del período neoliberal, 1973-2007: el auge imparable de Asia y el crecimiento de la disparidad regional de la distribución de los PIB por persona. A continuación el artículo pasa a analizar las expectativas económicas para las próximas tres décadas, con especial referencia a las tendencias del comercio, la pro- ducción industrial, el PIB y los gastos de defensa; y tanto para los países de alto ingreso como para los demás (de medio y bajo ingreso). Por último concluye que en pocos años se llegará a una situación de nivelación económica en términos absolu- tos entre ambos grupos de países. Tal situación, y las complicaciones derivadas de la existencia de bienes públicos glo- bales y de externalidades globales, administrados en la actualidad de modo ineficiente y no democrático, sugieren la conveniencia de democratizar a escala global la provisión y corrección de esos bienes públicos globales y de las externalidades globales. Palabras clave: nivelación económica, paridad política, bienes públicos globales, externalida- des globales, democracia global, Gobierno mundial. Clasificación JEL: E65, F17. * Catedrático de Teoría Económica, y Técnico Comercial y Eco- nomista del Estado. 1 La transparencia de los Gobiernos occidentales está mejorando y es frecuente escuchar a los líderes de los distintos países que la llama- da «crisis financiera» durará más de lo esperado. Sin embargo, y por el momento esos líderes no ofrecen al público una teoría creíble sobre hacia donde «progresa» la economía del planeta.

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BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE Nº 3009 DEL 16 AL 31 DE MARZO DE 2011

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1. Introducción

A día de hoy, una de las cosas que más debierapreocupar al hombre de la calle en Occidente no estanto su situación económica como su tendencia aempeorar en términos relativos; tendencia que yacomienza a intuirse pero que nadie confirma oficial-mente, ni en EEUU, ni en Europa. Antes al contrario,tal tendencia es ignorada por muchos Gobiernosoccidentales que, de un modo u otro, se empeñan enhacer creer a la población que la solución a la crisisestá cercana y que los buenos tiempos del pasadovolverán en unos pocos años1.

Aún más, los ciudadanos occidentales, obser-vando a sus Gobiernos un tanto perplejos y des-concertados, descubren al tiempo que las oposicio-nes políticas a los mismos tampoco tienen lasideas claras. En general, en cada país y en el colec-tivo de países occidentales, los problemas políticospropenden a oscurecer a los económicos, para losque, desafortunadamente, no hay una solución uní-voca sino variada y contradictoria; circunstanciaque impide que se tomen decisiones acordadas yeficientes, necesarias para iniciar una recupera-ción colectiva que, de un lado corrija la baja cícli-ca y, de otro minimice los problemas del actual«desplazamiento del centro económico de grave-dad» hacia Asia.

Enfrascados en dar con una política económicaa corto plazo que resuelva sus problemas electora-les inminentes, los políticos no miran ni hacia atrásni hacia delante, analizando tendencias y oteando �

ENTENDIENDO EL FUTURO ECONÓMICO DE OCCIDENTE

José Miguel Andreu*

El artículo comienza con un análisis de lo sucedido en los últimos 65 años, deducien-do dos importantes rasgos del período neoliberal, 1973-2007: el auge imparable de Asiay el crecimiento de la disparidad regional de la distribución de los PIB por persona.

A continuación el artículo pasa a analizar las expectativas económicas para laspróximas tres décadas, con especial referencia a las tendencias del comercio, la pro-ducción industrial, el PIB y los gastos de defensa; y tanto para los países de altoingreso como para los demás (de medio y bajo ingreso). Por último concluye que enpocos años se llegará a una situación de nivelación económica en términos absolu-tos entre ambos grupos de países.

Tal situación, y las complicaciones derivadas de la existencia de bienes públicos glo-bales y de externalidades globales, administrados en la actualidad de modo ineficientey no democrático, sugieren la conveniencia de democratizar a escala global la provisióny corrección de esos bienes públicos globales y de las externalidades globales.

Palabras clave: nivelación económica, paridad política, bienes públicos globales, externalida-des globales, democracia global, Gobierno mundial.Clasificación JEL: E65, F17.

* Catedrático de Teoría Económica, y Técnico Comercial y Eco-nomista del Estado.

1 La transparencia de los Gobiernos occidentales está mejorando yes frecuente escuchar a los líderes de los distintos países que la llama-da «crisis financiera» durará más de lo esperado. Sin embargo, y por elmomento esos líderes no ofrecen al público una teoría creíble sobrehacia donde «progresa» la economía del planeta.

perspectivas –como hacen los conductores aveza-dos– sino que tan solo miran hacia los costados yal coche que les precede. Pero es que mirar haciaatrás para ver quién se nos acerca a gran velocidad,o mirar con perspicacia hacia delante para sabercómo adelantar, es absolutamente necesario paraconducir con rapidez y seguridad.

En las líneas siguientes, y en esa idea de obte-ner la mejor perspectiva para poder observar yentender las modificaciones económicas y políti-cas que se producirán en las próximas décadas, seperfilará en primer término cuál ha sido la marchaeconómica del mundo en el período 1945-2010, esdecir, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nues-tros días. Conocidas y evaluadas esas tendencias,se aludirá posteriormente a lo que razonablementepodrían esperar los ciudadanos de Occidente enlos próximos veinte o treinta años. Y ello en unmundo en el que Occidente habrá perdido ya suposición de privilegio, sostenida durante los últi-mos siglos tanto por las ventajas tecnológicas deque disfrutó desde el inicio de la RevoluciónIndustrial, como por las ventajas económicas ypolíticas derivadas del desarrollo del colonialismoen los siglos XIX y XX.

2. Perfiles y trayectorias de la economía yla política mundiales (1945-2010)

Algunos historiadores económicos han dividi-do los últimos 65 años en dos grandes etapas (Maddi-son, 2001) a las que habría que añadir una terce-ra, actualmente naciente. La primera se refiere alperíodo 1950-19732, la llamada Edad de Oro delcapitalismo; la segunda alude al lapso 1973-2007,que suele denominarse época del capitalismo neo-liberal3, etapa que incluye a la que podríamos defi-nir como subetapa de la globalización financiera

que comenzó en los primeros noventa; y la tercera,actualmente naciente (2007-2040)4, en la que cam-biarán no sólo los modos de hacer política económi-ca y política internacional sino también, y con todaprobabilidad, las naciones que liderarán política yeconómicamente el planeta.

2.1. De la Edad de Oro del capitalismo a laépoca del capitalismo neoliberal

Analizando brevemente lo que ocurrió en la Edadde Oro del capitalismo (1950-1973), ha de señalarseque en ese período el producto interior bruto (PIB)del mundo creció a la mayor velocidad media anualregistrada desde la Revolución Industrial, a ritmosde alrededor del 4,9 por 100. Por supuesto que elritmo evolutivo de Japón fue el más brillante de laépoca, con crecimientos anuales medios cercanos al9,3 por 100, en tanto que la Unión Soviética y lospaíses satélites crecieron a una velocidad semejantea la media (4,8 por 100). Europa Occidental, apo-yada inicialmente por el Plan Marshal5, y poste-riormente por la formación en 1957 de la entoncesllamada Comunidad Económica Europea, tam-bién lo hizo a una velocidad apreciable (4,8 por100), superior a la de los llamados países de inmi-gración europea (PIE), colectivo que –formadopor EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda–sólo creció en el período un 4 por 100 de mediaanual. Por su lado, Latinoamérica (5,3 por 100) yAsia (5,1 por 100) lo hicieron por encima de lamedia, en tanto que África lo hacía a una tasamenor (4,5 por 100).

Ha de subrayarse que en la Edad de Oro delcapitalismo (1950-1973) la disparidad de los PIBper cápita de las regiones más ricas y más pobresdel mundo experimentaron una contracción sig- �

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2 O si se quiere al período 1945-1973. A veces se obvian los 5 añosposteriores a la Segunda Guerra Mundial porque fueron años de recons-trucción y de adaptación de economías de guerra a economías de paz.

3 Maddison bautizaba como etapa del capitalismo neoliberal alperíodo comprendido entre 1973 y 1998. Piénsese que Maddison puso

esa limitación porque al publicar su libro en 2001, él tuvo que trabajarcon los últimos datos homogéneos disponibles, referidos a 1998.

4 A esa etapa se le ha puesto un límite arbitrario, 2040, coincidentecon el final –según lo calculado– de la etapa de crecimiento ultrarrápi-do de China e India.

5 El llamado Plan Marshall insufló en las economías europeas selec-cionadas, a partir de 1947 y durante tres años, en torno al 1,3 por 100del PIB anual norteamericano.

nificativa6; hecho que acaeció en ese período, ysólo en ese período, desde el inicio de la Revolu-ción Industrial hasta nuestros días.

El período siguiente, el del capitalismo neoli-beral, fue un período en el que la economía mun-dial redujo significativamente su velocidad de pro-gresión. El inicio del período, jalonado por doscrisis energéticas relevantes –las iniciadas en 1973y 1979, provocadas por eventos políticos y milita-res acaecidos en Oriente Medio7– condicionó engran medida la pobreza de sus resultados. Talescrisis, tras un supuesto fracaso del keynesianis-mo8, posibilitaron la vuelta a los principios econó-micos básicos9 de la economía de mercado, lo queindujo a un cambio significativo en la concepciónde la macroeconomía y del sector público, ponién-dose de moda las concepciones de los llamadosnuevos clásicos, los economistas de la public choi-ce, los del enfoque de oferta, etcétera10; economis-tas que en su conjunto subrayaron la importanciade hacer jugar con preferencia a los mercados, y deexcluir al máximo los pasados intervencionismos ylos roles superfluos del llamado «Estado grande» (osobredimensionado). Como todo lo anterior repre-sentaba un peligroso semillero de supuestas inefi-ciencias económicas y socialismo encubierto, esoseconomistas sugerían reducir impuestos y devol-

ver al sector privado parte de las actividades asu-midas en la etapa anterior (1950-1973) por el sec-tor público.

Analizando ahora la ejecutoria, ciertamentepoco boyante, de la economía mundial en el perio-do 1973-1998, se subrayará que el PIB mundialcreció en ese lapso a un ritmo medio anual del 3por 100, casi la mitad del registrado en el períodoanterior11. Sin embargo, no todas las regiones expe-rimentaron reducciones en su ritmo económicocreciente. Asia, lejos de reducir su velocidad anualde progreso, lo reelevó (5,5 por 100) con respectoa la del período 1950-1973 (5,1 por 100), en tantoque la Unión Soviética y los países satélites sufrie-ron una hecatombe económica y política que, refle-jada en la evolución negativa anual media (-0,6 por100) de sus PIB, indujo a un cambio radical en lamorfología política de lo que hoy es Rusia, Europadel Este y Asia Central. Por su lado, el crecimientoeconómico de Japón, país de «grandes expectativaseconómicas» en el período anterior, se desfondóhasta converger en los años noventa con los bajos rit-mos de crecimiento de Europa Occidental, regiónésta que pasó en el período 1973-1998 a creceranualmente (2,1 por 100) por debajo de lo que lohacían los PIE (3 por 100). América Latina tambiénsufrió una caída significativa en su ritmo de creci-miento (3,2 por 100), al tiempo que África, aplasta-da por una evolución demográfica todavía explosiva,simplemente se estancó en términos del crecimientode su PIB per cápita.

De forma silenciosa e ignorada en Occidente, enlos años ochenta había empezado ya lo que podríadenominarse como el «Siglo de Asia», a impulso delas reformas iniciadas en 1978 por Den Xiao Pin enChina, y a lo largo de los ochenta por los Gandhi(Indira y Rajiv) en India12. Por supuesto que lostigres asiáticos13, dos de ellos apoyados econó- �

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6 Tal disparidad pasó de 15:1 en 1950 a 13:1 en 1973.7 En 1973 estalló la llamada Guerra del Yon Kippur, y como resul-

tado de la misma, el mundo árabe decretó un embargo de petróleo quemultiplicó el precio del crudo por cuatro. Posteriormente en 1979, laRevolución Islámica en Irán, precipitó una nueva multiplicación deaquel precio hasta colocarlo en más de 30 dólares por barril, cuandohasta 1973, tal precio había oscilado en torno a los 3,5-4 dólares. Hoyese precio de 30 dólares/barril nos puede parecer bajo en términosnominales aunque no lo es en términos reales, ya que equivale a más de100 dólares de 2010.

8 Aunque eso no es lo que había sucedido realmente en la etapa1950-1973. De otro lado, la política keynesiana continuó y continúasiendo utilizada por todos los países occidentales (recuérdese elAcuerdo alcanzado sobre incrementos del gasto público en las prime-ras reuniones del G-20, en 2008).

9 En ese comentario la palabra «básicos» podría traducirse, conreferencia a determinados aspectos, por «rudimentarios».

10 Economistas que, en su conjunto, trataban de reducir el papel «con-taminante» del Estado y su «nefando» poder de intervención en la econo-mía, mientras atribuían a las «manos blancas» del sector privado unospoderes benéficos que, ciertamente, no se vieron convalidados por el ini-cio de la Gran Recesión en los EEUU, en 2007; recesión que puso demanifiesto la debilidad supervisora de los Estados, y la incapacidad de losmismos para hacer frente a los problemas económicos globales.

11 Las cifras usadas en este párrafo se refieren a las facilitadas porMaddison, referidas al período 1973-1998. Agregadamente, las desvia-ciones de esas cifras en relación con las correspondientes al período1973-2007 no son especialmente significativas.

12 Las reformas del sector exterior en India se hicieron esperar hasta1991.

13 Esos llamados «tigres» eran Corea del Sur, Taiwán, Hong-Kong ySingapur.

mica y políticamente por EEUU, también dotaronde un impulso significativo, aunque de cuantíamenor –dado el tamaño comparado de sus demo-grafías– al crecimiento de la región, al igual que lohicieron Tailandia y Malasia, y posteriormenteVietnam.

Como subproducto del capitalismo neoliberalpracticado en el período 1973-2007, la disparidadde los PIB per cápita entre la región más rica y lamás pobre del planeta volvió a agrandarse14. Apesar de lo anterior, algunas fuentes (Sala i Martin,2002; 2006) han creído ver en el período neolibe-ral una supuesta mejora en la distribución delingreso por habitante en el planeta, mejora en laque la contribución de China a la formación de unaapreciable clase media habría sido determinante.

Dentro de lo que se define como etapa del capi-talismo neoliberal, podría incluirse una subetapa,de globalización de los mercados de capitales, ini-ciada en los primeros años noventa. Esa subetapa,que finalmente ha dejado traslucir las profundasdebilidades de un capitalismo global «no controla-do» por poderes supranacionales15, marcó a partirde los primeros 2000 unos ritmos de crecimiento«esperanzadores»16 que a la postre resultaron serprofundamente especulativos y en buena medidavacíos de contenido. Esa globalización de los mer-cados financieros, combinada con una desregula-ción irreflexiva a escala nacional de los controlesbancarios por parte de los bancos emisores, conuna política de dinero barato –que supuestamente«era no inflacionaria»17– y con un comportamientoirracionalmente agresivo de muchos banqueros pri-vados, produjeron la catástrofe económica que todosconocemos.

2.2. Cambios radicales en las variables deentorno en el período 1945-2010

Como se ha señalado, a lo largo de los últimos 65años las distintas regiones del planeta han experi-mentado diferentes velocidades de crecimiento, entanto que la distribución de la renta o la disparidadde los PIB per cápita de las distintas regiones delmundo también se han modificado; al principio(1950-1973) positivamente, y al final (1973-2007)negativamente. Indiscutiblemente todo eso se ha de-bido a la variación de una serie de variables de en-torno.

Tales cambios se refieren a los habidos en losámbitos sociológico (emancipación de la mujer,incorporación de la mujer al mercado laboral, etcéte-ra), tecnológico (desarrollo de las tecnologías de lainformación y las comunicaciones), económico (for-mación de lo que después se llamaría la UniónEuropea, aumento espectacular del volumen del co-mercio internacional en términos del PIB, rápido cre-cimiento económico de China e India, desfonda-miento económico y desaparición de la Unión Sovié-tica, entrada en declive económico de Occidente,etcétera) y político (proceso de descolonización,obsolescencia de la Naciones Unidas, aparición de unaparente poder hegemónico, etcétera).

Dentro de los cambios políticos acontecidos enlos últimos 65 años habría que poner un énfasis espe-cial en el desarrollo de la democracia como sistemade gobierno. En amplios espacios de Latinoaméricay Asia, la concepción democrática de los Gobiernosnacionales ha acabado por imponerse. No puede de-cirse todavía lo mismo de África, y de algunos paísesimportantes como China. No obstante, es un hechoque se celebran ya elecciones generales periódicas enaproximadamente cuatro quintas partes de los paísesque forman parte de las Naciones Unidas18.

Al lado de todos esos cambios, hay otros a losque no se ha prestado la debida atención política,pero que son especialmente relevantes. Falta deatención que se ha originado básicamente por la �

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14 La disparidad sugerida por Maddison, 2001, referida a 1973, queera de 1:15, pasó a ser de 1:19 en 1998. Posteriormente ha pasado a serde 1:21 en 2007.

15 De haber habido un Gobierno económico mundial, la burbujainmobiliaria de los primeros años 2000 en ciertos países relevantes, yotras anteriores, como por ejemplo la dot.com, no habría acaecido.

16 A finales de los noventa y primeros 2000 apareció una nueva«escuela» económica, autodenominada «Nueva Economía», que inclu-so negaba la existencia del ciclo económico, apoyando la idea del cre-cimiento continuo e indefinido.

17 No era ciertamente inflacionario en términos del IPC pero sí en tér-minos de los precios de los activos (inmobiliarios), lo que creó una expec-tativas «temporalmente» autorealizables que originaron la burbuja. 18 UNDP (2002).

falta de interés de las distintas naciones, y por lafalta de desarrollo de instrumentos multilateralesadecuados.

En efecto, hoy día es ampliamente reconocidala existencia de bienes públicos globales (tales comola paz, la seguridad, la necesaria introducción deuna regulación económica global eficiente, el man-tenimiento de un medio ambiente global sosteni-ble, etcétera) y de externalidades globales19, quedeberían ser provistos o corregidas respectivamen-te por una autoridad mundial en la materia. Y nopor acuerdos o tratados internacionales entremuchos o unos pocos, suscritos por la llamada«comunidad internacional»20.

A esos bienes públicos globales, algunos, comola paz y la seguridad, han sido tradicionalmente pro-vistos (o no, según ha convenido) por unos pocospaíses hegemónicos en régimen de competenciaentre ellos, lo que ha posibilitado un continuadoestado de guerra o de tensión en ciertos lugares delplaneta. Pero ese modo de provisión ha sido esen-cialmente no democrático. Por su lado los otrosbienes públicos globales referidos –regulación eco-nómica global y provisión de un medio ambienteglobal sostenible– apenas han recibido atenciónhasta muy recientemente. Lo mismo ha sucedidocon la administración de las externalidades globalesque en las últimas décadas ha estado basada enacuerdos internacionales de «mínimos»21, no inclu-sivos, y no compulsivos, y por tanto sumamenteineficientes a los efectos pretendidos.

A fin de alcanzar esos objetivos de suministroóptimo de bienes públicos, o de corrección óptimade las externalidades globales existentes, la ten-dencia actual hacia la democratización de los

Gobiernos nacionales, tendrá que dar un salto cua-litativo a fin de poder generar un gobierno mun-dial que permita dar un tratamiento racional, y conlegitimidad democrática, a la consecución de talesobjetivos. Y ello porque aunque todos los Gobiernosdel mundo fueran democráticos a escala nacional,eso no garantizaría en absoluto que fueran solida-rios unos con otros, y que los correspondientes tra-tados internacionales a los que deberían llegarpara proteger el medio ambiente, etcétera fueraneficientes. Por todo lo anterior, la provisión o lacorrección de los bienes públicos globales y de lasexternalidades globales deberán realizarse demo-cráticamente por la comunidad internacional, loque exigirá democratizar funcionalmente lasNaciones Unidas22.

3. Expectativas económicas en relación conla distribución geográfica del PIB, laproducción industrial, el comerciointernacional y los gastos de defensa

Además de los cambios generales anteriormen-te mencionados, ha de señalarse –por su magnitud,y trascendencia– que en las últimas décadas se handesarrollado unas tendencias convergentes entrelos países en desarrollo y los países industrializa-dos que no pueden pasarse por alto, si se pretendehacer un análisis realista de cómo se desarrollaránlos acontecimientos en las próximas décadas. Esastendencias se refieren a la producción industrial, ala evolución de los PIB de los distintos países yregiones, a su participación en el comercio interna-cional, e incluso a su participación en los gastos dedefensa; tendencias que, de mantenerse –lo quesucederá con gran probabilidad– tendrán unaimportancia significativa en la configuración de lasrelaciones económicas y políticas en el futuro. �

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19 Referidas a la explotación de recursos naturales, renovables o no.20 La expresión «comunidad internacional» tiene multitud de inter-

pretaciones interesadas e incompletas. En Occidente a menudo se aludea la comunidad internacional, refiriéndose a los países del G-7, del G-20,a los países de las OCDE, a los países de la OTAN, etc. En realidad lacomunidad internacional o sociedad global está formada por los 192países que forman parte de la Naciones Unidas.

21 Los acuerdos internacionales al respecto –como por ejemplo elProtocolo de Kioto– son acuerdos sobre «mínimos» para que firme elmayor número posible de países; son no inclusivos (el Protocolo deKioto no fue firmado ni por China, ni por India ni por EEUU) y nocompulsivos.

22 Decir que la ONU funciona democráticamente porque exige la una-nimidad en muchos de sus aspectos es negar la funcionalidad de ese apa-rato político. Decir que la ONU es democrática cuando unos pocos países–los miembros permanentes del Consejo de Seguridad– pueden vetarcualquier resolución, es no reconocer los principios básicos de la demo-cracia.

Comenzando por la producción industrial, hade señalarse que –usando los datos del BancoMundial para la realización de los correspondien-tes análisis estadístico-proyectivos23, 24– a la alturadel año 2050 aproximadamente, la producción in-dustrial de los actuales países de Asia emergentesuperará a la de los países hoy desarrollados o dealto ingreso, en jerga del Banco Mundial.

Proyectando a continuación la evolución de losPIB de los países de alto ingreso y la de los paísesde ingreso medio y bajo, habría que concluir queel PIB agregado de estos últimos rebasará al PIBconjunto de los países de alto ingreso en muy pocotiempo, a partir de 2024!…25. Y si a continuaciónnos refiriéramos a la evolución de la participaciónde los países en desarrollo –de ingreso medio ybajo– en el total de las exportaciones de bieneshabría que concluir, que a partir de 2026 los paísesde ingreso medio y bajo exportarán más que losricos. Nótese al respecto que a principios de los2000 los países de alto ingreso todavía exportabanen torno al 70 por 100 del total de los bienesexportados a escala mundial. Pero esos países demedio y bajo ingreso no sólo se acercarán o sobre-pasarán en su conjunto a los países de alto ingresoen lo ya mencionado, sino que también lo harán ensus gastos de defensa, rebasando a su debido tiem-po (2034) a los realizados por los países ricos.Naturalmente, en este aspecto será determinante loque suceda con los gastos de defensa de China yde EEUU (Andreu, 2009).

Limitándonos al caso de EEUU –país que hoydía realiza algo menos de la mitad de todos los

gastos de defensa del mundo– y a China, su apa-rente competidor, habría que concluir, a partir delos datos publicados por el Banco Mundial, relati-vos a sus distintos PIB (en 2008 3,75 veces mayoren EEUU que en China), a sus distintas tasas decrecimiento económico (del PIB), y a la distintaparticipación de sus gastos de defensa en sus PIB,que la supremacía norteamericana no durará másallá de 20-30 años26.

Aún más, la rápida velocidad de progreso delos gastos de defensa de China, basada en el velozcrecimiento de su PIB no ahogará a sus contribu-yentes, en tanto que un intento de alargar la prima-cía defensiva por parte de EEUU obligará a estepaís a elevar la participación de los gastos defensi-vos en su PIB, el que con toda probabilidad crece-rá a tasas limitadas, como de un tercio de las deChina, en las próximas décadas27.

La participación elevada de los gastos de defen-sa de los EEUU no podrá mantenerse durantemucho tiempo porque forzaría a los contribuyentesnorteamericanos a hacer un sobreesfuerzo fiscal,que resultará progresivamente irrentable en térmi-nos económicos y políticos. Esa «irrentabilidad»forzará a EEUU y a Occidente a buscar sistemasmultilaterales –en definitiva democráticos a escalaglobal para ser aceptables28– para la provisión delos bienes públicos globales y para la correcciónde las externalidades globales relevantes (como laadministración de los recursos renovables –pes-querías, selvas tropicales, etcétera– y no renova-bles, particularmente la producción y los precios �

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23 Buena parte de esos datos están publicados en World Bank(2010), o son accesibles en su web. En los comentarios siguientes sealudirá a los resultados encontrados por el profesor Alberto Muñoz,doctor en Estadística y Economía Aplicada, de la UNED.

24 Hay quien sugiere, y quien lo hace tiene razón, que las proyeccio-nes económicas a 10, 20 o 30 años son irrelevantes porque puedensuceder muchas cosas que podrían falsear los resultados. Sin embargo,las tendencias consolidadas de los últimos 20 o 30 años también con-tienen una inercia de la que es difícil desprenderse.

25 Por supuesto que, en relación con los países de alto ingreso, o losde medio y bajo ingreso, sus diferenciales en términos de PIB per cápi-ta irán decreciendo, aunque manteniéndose en valores significativosdurante un largo período de tiempo. Sin embargo, el motor del creci-miento del planeta no descansará ya en Occidente a partir de la segun-da mitad de la década de 2020.

26 El lapso de supremacía norteamericana diferirá en función desupuestos adicionales introducidos.

27 En relación con la capacidad actual de China e India para creceren el futuro a gran velocidad, por ejemplo a tasas superiores al 7-8 por100 durante las próximas tres décadas, habrá que referirse necesaria-mente: 1) a sus capacidades tecnológicas, hoy no muy lejanas ya a lasoccidentales; 2) a sus altas tasas de ahorro, situadas recientemente enmas del 50 por 100 de su PIB en China y de en torno al 35-38 por 100en India; y 3) al alto número de efectivos humanos (población activa)excedentes en la agricultura (de unos 350 millones en China y de 250en India) que podrán ser transferidos a actividades urbanas sin deméri-to de la producción agraria.

28 A ese respecto no debería olvidarse que la población de Occidenteen la actualidad viene a ser de un 16 por 100 de la total y la del restodel mundo (la de los países de ingresos medios y bajos) del 84 por 100.Esto significa «lo que significa» en un contexto democrático.

del crudo y de determinados minerales estratégi-cos).

4. Consecuencias de la globalización 1945-2010: salarios y distribución de larenta en Occidente

Retomando el hilo inicial de la argumentación loque realmente debería preocupar a los ciudadanosoccidentales, no es tanto cuándo se saldrá del maras-mo económico actual –del que ciertamente se sal-drá– sino como se saldrá y con qué tendencias. Unanálisis sobre el particular obligará necesariamente aentrar en la valoración de la reciente etapa globaliza-dora (1945-2010) y en sus perspectivas de futuro; yello porque las tendencias actuales hacia el desliza-miento de la producción industrial y de servicioshacia Asia, se superpondrán obligatoriamente con lasfuerzas subyacentes al ciclo económico actual –quees un ciclo de negocios de recuperación lenta29– loque originará unos resultados conjuntos sustancial-mente diferentes a los estrictamente cíclicos.

En principio ha de admitirse que, desde la pers-pectiva de la teoría económica convencional, y lle-vando el análisis al caso más simple de los posi-bles, cuando dos mercados de capitales (o labora-les) se fusionan –o se desestanqueízan (liberali-zan), formándose un único mercado– el excedenteconjunto de los dos mercados fusionados se eleva-rá. Ahora bien, leyendo los resultados parciales, hade señalarse que algunos de los intervinientesganarán y otros perderán a corto plazo. Si habla-mos de la fusión de dos mercados de capitales–por ejemplo el de Occidente y el del resto delmundo– es claro que con la fusión ganarán los ofe-rentes del mercado en el que el precio (beneficio otipo de interés) fuera menor antes de la fusión (Occi-dente), en tanto que perderán los oferentes del mer-

cado en el que el precio fuera mayor (ahorradoresen países emergentes). También ganarán los de-mandantes del mercado en el que el tipo de interésfuera mayor, y que tras la fusión bajará, y perderánlos demandantes de los mercados cuyos tipos fue-ran menores, y que tras la fusión subirán.

Lo anterior quiere decir que los inversores nacio-nales podrán obtener capitales más baratos en lospaíses pobres en tanto que en los países más ricos seencarecerá el coste financiero de las inversiones; altiempo los capitales fluirán en términos netos desdelos países ricos hacia los países emergentes. Hastaaquí, se ha descrito lo que debería haberse esperadocuando en los años noventa comenzó la liberaliza-ción o «globalización de los movimientos de capita-les» a escala planetaria.

Ahora bien, para evaluar con rigor la globaliza-ción de los movimientos de capitales y sus conse-cuencias habrá que tirar de nuevo de archivo. Yello porque la liberalización progresiva y asimétri-ca practicada en los últimos 65 años, en relacióncon el comercio y la financiación internacionales–recuérdese que no todos los sectores comercialesse han liberalizado a la misma velocidad, y algúnmercado de factores (el laboral) simplemente hapermanecido ajeno a tal movimiento liberaliza-dor30– ha conducido a la creación de dos fenóme-nos relevantes que, aunque en el pasado favorecie-ron a Occidente, en el futuro podrían perjudicarleseriamente. Se trata: 1) del rápido crecimiento in-dustrial registrado en Occidente hasta los añosnoventa; un crecimiento que, fundamentado en susventajas tecnológicas, al combinarse con una pre-sión política creciente a los países en desarrollopara el desarme de sus aranceles industriales y conuna inmovilidad transfronteriza de trabajadores,indujo en Occidente, durante los primeros cin-cuenta años del período, a unas producciones y unossalarios industriales significativamente inflados �

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29 El ciclo de negocios actual tendrá una longitud de onda mayor quela normal, dado que se originó en el sector financiero, al incumplirseen EEUU, y en otros países importantes, la regla más elemental de lateoría de las finanzas: la adecuada distribución de los riesgos, o ladiversificación de los mismos.

30 Sobre estas asimetrías liberalizadoras, habría que reconsideraruna vez más el conocido Teorema del «Second Best» que afirma que sise liberalizan algunos mercados y otros no –porque no se quiere o por-que no se puede– nada garantiza que mejore la situación del colectivo,aunque podría mejorar la de alguna de sus partes (Lipsey, R. yLancaster, K., 1956).

por comparación a los que debieran haber prevale-cido si el comercio y los movimientos de personashubieran sido más libres y competitivos; y 2) uncrecimiento reprimido de la mano de obra indus-trial en los países en desarrollo como consecuen-cia de la inmovilidad hasta los años noventa de losmovimientos de capitales occidentales hacia esoslugares para intentar beneficiarse de la mano de obramás barata existente en esos países31.

Sin embargo, en los primeros años noventa loscapitales occidentales, y los que no lo eran, co-menzaron a moverse a lo largo y a lo ancho del pla-neta, y las perspectivas industriales de las distintasregiones, comenzaron a experimentar un giro coper-nicano, inducido por el llamado fenómeno de la des-localización. Un fenómeno cuyos resultados labora-les en Occidente han resultado asimismo exagera-dos, vía destrucción de empleo, a partir de la ante-rior imposibilidad de aceptar trabajadores proceden-tes de otras regiones del mundo. Concluyendo, ladeslocalización industrial hacia los países en desa-rrollo es hoy mayor porque la concentración indus-trial en Occidente debería haber sido menor en elperíodo 1945-1990.

En definitiva, los políticos occidentales, bus-cando el interés empresarial y laboral de sus paí-ses, organizaron desde el final de la SegundaGuerra Mundial una liberalización internacionaldel comercio de bienes y factores, secuencialmen-te errónea y sectorial y factorialmente asimétrica.Lógicamente, al llegar la liberalización de losmovimientos de capitales en los noventa, las ante-riores tendencias saltaron por los aires, dandolugar a unas expectativas de crecimiento nulo onegativo del empleo industrial en Occidente en laspróximas décadas. Y ello frente al potente desa-rrollo industrial esperable en países como China eIndia que probablemente entre 2010 y 2025-2030generarán conjuntamente unos 120 millones deempleos industriales adicionales, volumen seme-

jante a la cifra actual conjunta de EEUU y de laeurozona.

Como consecuencia de esa corrección a la bajade la actividad industrial en Occidente, lo que cete-ris paribus debería esperarse en los próximos añosen los países ricos, es una bajada relativa y sosteni-da de los salarios reales medios de los trabajadores32.Esto no quiere decir que no haya trabajadores oregiones en Occidente cuyos salarios no suban com-parativamente en términos reales, sino que aquellosserán la excepción en tanto que la regla será la con-traria. Aún más, en la medida en que se liberalicenprogresivamente los mercados laborales la anteriortendencia a la reducción relativa de los salariosreales occidentales se acelerará. Por el contrario,los ahorradores de Occidente tenderán a benefi-ciarse, al poder reconducir directa o indirectamen-te sus capitales hacia mercados en los que la tasade beneficio-interés sea mayor. Esas dos circuns-tancias, caída de salarios y elevación de rentas decapital, podrían inducir en Occidente un cambiohacia posiciones menos igualitarias en la distribu-ción de rentas, lo que en su caso podría perjudicarsu sostenibilidad democrática33.

5. El nuevo cuadro económico y políticomundial de mediados de del siglo XXI

Aunque la segunda etapa del proceso de desco-lonización comenzó nada más acabar la SegundaGuerra Mundial, las consecuencias económicasde la anterior colonización, se dejaron sentir du-rante buena parte de la segunda mitad del siglo XX,sobre todo, en Asia y África. Los Gobiernos de losnuevos países independientes de esos continentes,y también los de Latinoamérica, desconfiando �

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31 Y ello por no citar el problema de las subvenciones a la agriculturaen los países de alto ingreso, que han perjudicado notablemente a la mayorparte de los trabajadores del campo en los países de bajo ingreso, así comoa sus procesos de desarrollo que, como se sabe, se iniciaron tradicional-mente sobre la base de las ganancias obtenidas en la agricultura.

32 Únicamente una subida en flecha de la productividad laboral enOccidente permitiría alterar las oscuras expectativas anteriormentededucidas para los salarios occidentales. Sin embargo, y frente a lo quealgunos piensan en Occidente, la productividad laboral, o si se quierela productividad conjunta de los factores, crecerá probablementemucho menos en Occidente que en los países emergentes punteros.

33 El problema social de la bajada media de los salarios reales podríaagrandarse si el mercado laboral interno del correspondiente país occi-dental fuera dual, corriendo los jóvenes con la carga del ajuste en tér-minos salariales y de empleo.

de sus antiguas potencias administradoras y engeneral de Occidente, iniciaron una práctica gene-ralizada de procesos de industrialización haciadentro34, por lo demás semejantes a los desarrolla-dos por buena parte de los poderes coloniales tradi-cionales en sus primeras etapas de crecimiento eco-nómico a lo largo del siglo XIX35. Sin embargo, laindustrialización de los poderes coloniales de lossiglos XIX y primera mitad del XX se apoyó, enbuena medida, en los precios relativamente bajos delas materias primas extraídas de las colonias y enlos precios relativamente altos de los productos ela-borados vendidos a aquellas en régimen de mono-polio (o con acuerdo preferenciales). Asimetrías deprecios que, aunque contrarias al principio de laventaja comparativa y aún con diferentes envolto-rios, no fueron corregidas con la rapidez requeridaa lo largo de las sucesivas negociaciones del GATT,en la segunda mitad del siglo XX.

Efectivamente, la liberalización del comerciointernacional y de los movimientos internacionalesde factores ha sido muy lenta. Durante 5 décadas, elproceso liberalizador se centró básicamente en losproductos industriales en los que Occidente disponíade ventaja, excluyéndose prácticamente del librecomercio tanto los productos agrarios36, en los quelas excolonias eran muy competitivas, como los ser-vicios. Durante ese mismo período, los movimientosde capitales, que lógicamente podrían haberse movi-do (con ventaja) hacia los países emergentes desde elfinal de la Segunda Guerra Mundial, permanecieroncontrolados por los Gobiernos occidentales.

Por su parte, y esto tampoco debe olvidarse, losinversores de Occidente necesitaban contar conuna estabilidad política que muchos países recien-temente independizados no proporcionaban, o conunos Gobiernos nacionales en esos países que se

prestaran a que Occidente participara de nuevo,después de largos años de colonialismo, en losbeneficios de la explotación conjunta de los recur-sos nacionales.

Ejemplos sobresalientes de esas desconfianzasmutuas han sido los casos de China e India, Estadosque tardaron –tras su cambio de estatus (China) oalcanzada su independencia (India)– varias décadasen iniciar sus procesos de apertura. China, tras unsiglo de frustraciones con occidentales y japonesesy tras su Guerra Civil y su Revolución Socialista,no comenzó su proceso interno de liberalización ysu apertura al exterior hasta 1978. E India que,accedió a la independencia en 1947, sólo aceptóinicial y tímidamente la apertura al exterior alcomercio y a los movimientos de capitales en1991. Se han citado tan solo los casos de esos dospaíses porque, sin duda, son ellos los llamados acambiar la estructura económica y política delmundo al crecer ambos a gran velocidad y al con-tener entre ambos nada menos que un 37 por 100de la población del planeta. El hecho de contar conunos mejores niveles educativos e iniciar su transi-ción económica hacia posiciones más liberales conbastantes años de ventaja en términos efectivos37,ha hecho que China haya cobrado a lo largo de lasúltimas tres décadas una gran ventaja económicasobre India en términos de PIB per cápita38.

Hoy es universalmente aceptado que –si no seproducen movimientos contrahistóricos, como porejemplo una vuelta decidida hacia el proteccionis-mo por parte de Occidente– la tendencia actualhacia el desplazamiento de la producción industrialy general hacia Asia se consolidará. Al tiempo,como ya se ha señalado, las exportaciones conjun-tas de los países menos desarrollados, incluyendo �

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34 Con altas barreras arancelarias protectoras de la industria nacio-nal.

35 Ese hacia «dentro» ha de entenderse hacia dentro de la unión«metrópoli-colonias propias», dificultándose el comercio entre las dis-tintas uniones o poderes coloniales.

36 Los productos agroindustriales, si bien se liberalizaron con ante-rioridad, estuvieron y están sometidos a unas tarifas en frontera muysuperiores a la media en buena parte de los países industrializados.

37 Aunque los procesos liberalizadores y de apertura al exterior deChina empezaron en 1978, los de India –tras las suaves correccionesinternas instrumentadas en favor del sector industrial privado por losGandhi en los años ochenta– se hicieron esperar hasta 1991; y ademásavanzaron con mucha más lentitud y menos convicción que los deChina.

38 A la altura de 1978, poco después de la desaparición física de Maoen 1976, los PIB per cápita de China e India eran similares. Hoy sinembargo, el PIB per cápita en dólares de China triplica al de India,duplicándolo en términos de PPA (pérdida de poder adquisitvo).

los emergentes, equivaldrán en pocos años a las delos países más ricos, y los gastos de defensa de losprimeros también sobrepasarán a los de los segun-dos. Y el resultado de todo lo anterior será contoda probabilidad semejante al vislumbrado en2003 en el famoso estudio de Goldman-Sachssobre los BRIC (Brasil, Rusia, India y China)39.

En ese nuevo contexto, y al tiempo que se vayandesarrollando los procesos de alcance económico–según los cuales un mayor número de países endesarrollo se irá acercando paulatinamente a losPIB per cápita de los países más ricos– la políticainternacional continuará, cada vez de modo másacentuado, con su tendencia corriente hacia la des-concentración del poder político. En realidad, esya difícil creer que en el futuro se produzcan nue-vas guerras importantes de corte tradicional. Ydado que las guerras de guerrillas son imposiblesde ganar si la población autóctona no coopera, lasinvasiones militares relacionadas con la escasez dematerias primas estratégicas se harán progresiva-mente «más irrentables». Por consiguiente, en elfuturo, el juego de poder se desarrollará casi nece-sariamente en los foros internacionales: primeroen los económicos y después en los políticos.

Asimismo, al tiempo que avanzan las convic-ciones democráticas a escala planetaria, la situa-ción de los problemas comunes del género huma-no (relacionados con la provisión de bienes públi-cos globales y la corrección de las externalidadesglobales) podría tender a empeorar, acercándonoscada vez más hacia situaciones irreversibles. Enese contexto, en la medida en que los países ricoscomiencen a vislumbrar que no podrán disfrutarde lo acumulado históricamente con un mínimo deconfortabilidad sin contar con los demás, se veránobligados a pactar y colaborar con el resto de lasociedad global.

Obsérvese, sin embargo, que aunque todas lasnaciones del mundo acaben por gobernarse demo-cráticamente, eso no significa que puedan consen-suar entre ellas lo que podría convenir al colectivo:políticas óptimas y urgentes. Hay muchos ejem-plos de eso. El más sobresaliente de todos se daprecisamente en Occidente, donde un colectivo de27 países democráticos bastante homogéneos eco-nómicamente y agrupado en la Unión Europea,difícilmente se pone de acuerdo sobre temas deinterés común, alcanzando así una velocidad míni-ma de progreso económico e institucional.

Lógicamente, si la regla del consenso resultarano válida para resolver los problemas comunes yurgentes de la humanidad, lo que parece estar yademostrado, la sociedad global no tendrá más reme-dio que acudir a la regla de la mayoría, es decir,hacer lo que prefiera el 50 por 100 más uno de loshabitantes del planeta, el 60 por 100, el 70 por 100,o el 80 por 100, tomándose así decisiones que vin-culen al resto y a quienes se obligará a cumplir conlo resuelto40.

En definitiva, es muy probable que los actualesfuegos de artificio que se desarrollan en la ONU(relativos a si India o Japón entran en el Consejode Seguridad, o si lo hacen con o sin derecho deveto, o si se saca o no cualquier discusión sobrederechos humanos de la Asamblea General, por-que esas discusiones siempre perjudican a los mis-mos, etcétera) en pocos años se verán como ano-malías históricas o discusiones extemporáneas enuna época en la que los problemas esenciales delgénero humano eran ya otros: los ya citados rela-tivos a los bienes públicos globales y a las externa-lidades globales. Y como su provisión o correcciónrespectiva tendrá que realizarse de modo colectivo,y el consenso, como se ha venido demostrando enlas últimas décadas, es casi imposible, cada naciónde las 192 que componen las Naciones Unidas ten-drá que ceder parte de su soberanía al colectivo, �

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39 De acuerdo con los resultados del estudio realizado por Goldman-Sachs para 2050, China, EEUU e India, y por ese orden, serán los paí-ses más potentes del mundo, económica y políticamente. Detrás deellos, pero a mucha distancia en el juego económico y en algunos casostambién en el político, se situarán Japón, Brasil y Rusia. Finalmente, enel último vagón, y por este orden, irán Reino Unido, Alemania, Franciae Italia (Wilson y Purushothaman, 2003).

40 Sobre este asunto de la democratización de la ONU puede verse,Andreu, J.M. y Rahman, R.D. (2009): Global Democracy for sustainingGlobal Capitalism. Academic Foundation. New Delhi. Véase tambiénwww.globaldemocracypromotion.com

que será el que tendrá que decidir democrática-mente sobre los temas específicos de la AgendaGlobal. Cuando eso suceda habrán nacido las Nacio-nes Unidas Democráticas, y el proceso de demo-cratización del planeta se habrá completado.

Aunque muchos crean, sobre todo en los paísesricos, que las Naciones Unidas no podrán demo-cratizarse hasta dentro de cuatro o cinco siglos (esdecir, nunca), en realidad lo probable –dada lavelocidad actual de los procesos descritos de con-vergencia económica, la velocidad de deteriorofísico del planeta, y la evolución demográficaesperada para 2050– es que tal democratización seproduzca en 20 o 25 años, o antes si China sedemocratiza en menos tiempo41.

En realidad, ceder a las Naciones Unidas en régi-men de cuasi monopolio las acciones militares, eco-nómicas o legales indispensables para mantener lapaz y la seguridad, para dotar al mundo de las nor-mas económicas imprescindibles, para corregir elcalentamiento global, para administrar los precios ylas producciones de ciertas materias primas o de pro-ductos renovables, etcétera, sería algo extremada-mente beneficioso para la humanidad en su conjun-to. Y además sería una operación con la que todos

ganarían, incluso los países actualmente involucra-dos –voluntaria e interesadamente– en la provisiónde la paz y la seguridad mundiales; países esos quese desembarazarían de sus actuales responsabilida-des a cambio de una contribución presupuestaria a laONU mucho menor que sus actuales gastos endefensa y otras actividades de ámbito global.

Bibliografía

[1] ANDREU, J.M. y RAHMAN, R.D. (2009): Global

Democracy for sustaining Global Capitalism.

Academic Foundation. Nueva Delhi. India, pp. 380.

[2] LIPSEY, R. y LANCASTER, K. (1956): A

General Theory of the Second Best. Review of

Economic Studies, vol. 24, nº 1.

[3] MADDISON, A. (2001): «The World Economy. A

Millenium Perspective». OCDE. París.

[4] SALA I MARTIN, X. (2002): The World Dis-

tribution of Income. NBER, Working Paper, nº 8933.

[5] SALA I MARTIN, X. (2006): The World Dis-

tribution of Income: Falling Poverty and Con-

vergence Period. QJE, mayo, nº 2.

[6] UNDP (2002): Human Development Report.

Nueva York.

[7] WILSON, D. y PURUSHOTHAMAN, R. (2003):

«Dreaming with BRICs. The Path to 2050».

Goldman Sachs, Global Economic website. Global

Economic Papers, nº 99, octubre.

[8] WORLD BANK (2010): World Development In-

dicators.

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41 La democratización de China, y de otros países con más de 60-70millones de habitantes es indispensable para que sus representantes enla ONU tengan credibilidad democrática. Como parece claro que Chinaganaría influencia política a escala global con su democratización inter-na, y dado que, según las actuales tendencias, a la altura de 2030 ten-drá una amplísima clase media y un PIB per cápita de unos 25.000dólares, el sistema democrático de gobierno se implantará en China sinninguna dificultad.

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La crisis financiera de EEUU

Impacto diferencial en los mercados bursátilesy de renta fija

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