ENSAYO SOBRE LA EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA
2° SEMESTRE
PROFR. JESÚS CARLOS HERNÁNDEZ MORENO
“1° ENSAYO “UN ACERCAMIENTO A LA FILOSOFÍA, COMO BÚSQUEDA DE LA VERDAD”
Por
Urbán Cervantes Juan Bosco
GRUPO. 2251
Estado de México 19 Marzo 2009.
“UN ACERCAMIENTO A LA FILOSOFÍA, COMO BÚSQUEDA DE LA VERDAD”
Remitiendo a Aristóteles “todos los hombres desean saber por naturaleza”1, es decir, desde
siempre el hombre ha pretendido a explicar aquello que le rodea, el saber de las cosas,
aquello que les permite ser en tanto cosas. Sin embargo, esta reflexión no ha parado ahí y el
pensamiento nos ha llevado a preguntarnos incluso sobre la esencia del hombre.
Esta tradición se remonta a las primeras civilizaciones, sin embargo, encontramos un punto
de quiebra en el pensamiento griego, al ser creador de un alfabeto, desarrollar ideas de
libertad y principios emancipadores, que dotaron de una mayor difusión y retroalimentación
en las discusiones ontológicas.
Como el primer gran exponente y que a su vez es reconocido como tal por Aristóteles, es
Tales de Mileto al poner sobre la mesa la interrogante sobre ¿cuál es el ser de las cosas?, es
decir, trata de responder aquello que es en las cosas, a partir de lo que no es.
Sin embargo para avanzar de manera progresiva deberíamos comenzar definiendo a la
epistemología (eje y motivo de este curso), como disciplina filosófica, cómo es que se
configura y cual es su cometido; y para ello es menester reconocer que el mundo se presenta
en un primer momento de manera caótica, sin un orden que le de sentido, tanto el hombre
como las cosas se relacionan en completa relación azarosa, es ahí que la filosofía tenderá a
posicionar al hombre en un espacio y tiempo, aprehendiendo las cosas, es decir,
delimitándolas, situándolas en una posición que le permita aprender la realidad.
Siendo lo anterior tal como se ha descrito, se diría que existen diversas formas de abordar la
realidad bajo dichos principios, que con el tiempo hemos denominado tipos de pensamiento,
en ellos destacan el religioso, el mítico, el económico, el geométrico, el político, entre otros
más.
Ahora bien, como se mencionó en la introducción la tarea de la filosofía consistirá en ir más
atrás de aquello que se nos demuestra como conocimiento ya acabado o aceptado, se deberá
ir hacía la ontogénesis, y la pregunta a responder como premisa filosófica, será ahora, sobre
el origen del conocimiento: ¿es posible conocer?; si es así, ¿qué se entiende por
conocimiento?; ¿qué es aquello que permite ser a las cosas?
1 Aristóteles. La metafísica Libro I. Traducción de García Yebra, Valentín. Edición Electrónica de www.philosophia.cl/escuela de Filosofía Universidad ARCIS., pp.4
Estas son sólo algunas de tantas interrogantes que a través de siglos numerosos filósofos han
tratado de responder, quizá unos con mayor claridad y profundidad que otros, pero como bien
menciona Aristóteles “… es justo que estemos agradecidos no sólo con aquellos cuyas
opiniones podemos compartir, sino también a los que se han expresado más
superficialmente. Pues también éstos contribuyeron con algo, ya que desarrollaron nuestra
facultad de pensar”.2
Dentro de las corrientes a destacar, aparece la propuesta por Parménides de Elea, pues
considera que “ el ser es y el no ser, no es”, esta visión nos remite a la idea de que el ser es
eterno, inmóvil y que carece por ende de cualquier tipo de movimiento. Las cosas serán sólo
lo que son, sin ninguna posibilidad de transformación o de cambio en sí.
Con estos postulados se da origen a uno de los cuatro principios bajo los que se fundamenta
el pensamiento filosófico antiguo o clásico, que es el “Principio de Identidad”.
A esta tradición se opondrá los postulados de Heráclito de Efeso, quien en contraparte
pugnaba por una idea de constante movimiento” el devenir de las cosas”, es decir, que todo
en el mundo tiende a generar por naturaleza cambios sobre aquello que son; dice la frase,
“que las cosas hacen, no son”. Bajo estos principios es que a la postre se desprenderán
conceptos tan importantes para la metodología de la investigación como será el método
dialéctico.
Otro de los principios que fundamenta el quehacer filosófico es el “Principio de razón
suficiente”, en el cual, se establece que todos los entes tienen una razón de ser, es decir, que
poseen una causa por la cual existen (aquello que lo posibilita), y será precisamente la tarea
de la filosofía llegar a reconocer esas causas, por medio del pensar racionalmente.
Sin embargo, me parece prudente no pasar por alto que a diferencia de las ciencias en su
caso, la filosofía tiene como pretensión la explicación de la totalidad de lo ente, es decir, de
abarcar no los diferentes tipos de conocimiento que existen y dar la razón de cada una, sino
de entender bajo un concepto universal, qué es aquello que llamamos conocimiento, ciencia,
saber u hombre; lo cual, entonces, nos conduciría al verdadero meollo de este trabajo y es el
debatir hasta que punto la filosofía usando la razón como medio tiene la posibilidad de
alcanzar tan mayúsculo objetivo.
Pero ¿por qué plantear como difícil y quizá hasta contradictoria la tarea de la filosofía? La
respuesta se encerraría en el hecho de que si la filosofía busca por medio de la razón dar una
2 Ibid, pp.23
visión del mundo, definiendo a las cosas (que implica dejar estático algo, como una imagen
petrificada), entonces ahí, precisamente radica la paradoja, pues la razón lo que pretende es
un momento dado anular la posibilidad del pensamiento mismo, al tener todo bajo control.
Sin embargo la pretensión es tan sólo eso, una pretensión que nunca se logra alcanzar, dado
que cuando una cosa o fenómeno se piensa y se llega a conceptualizar, sólo de da para que se
piensen en lo sucesivo de manera infinita, dando pie a una devenir o una dialéctica
interminable que después de más de 24 siglos sigue dando frutos y abriendo aristas al debate
filosófico.
Ahora bien, avocándonos a nuestra área de formación que es la Pedagogía como encargada
del fenómeno educativo, debemos de comenzar por explicar desde los principios filosóficos,
qué es aquello que denominamos educación; cuál es el principio que norma y da validez a
nuestro quehacer profesional, pues sólo respondiéndonos a estas preguntas es como se
adquiere el compromiso y la posibilidad de conocer, así como proponer soluciones en caso
de que así se requieran.
Siguiendo el modelo aristotélico plasmado en el libro de la Metafísica, tendríamos
que es condición del conocimiento responder a cuatro cuestiones o causas: la esencia, que
significa responder a qué es la cosa (causa formal), es imposible acercarse o pretender
conocer si se desconoce qué es; el segundo tendría que ver con el aspecto material, es decir,
de qué es, o de qué se compone, el elemento de forma; la tercer se establecería de la génesis,
de donde surge (causa inicial), y la cuarta y última estaría en función de el para qué de la
cosa, su finalidad (causa final); si se responde a estos principios se puede decir que se
conocer algo, y a pesar de las dificultades que para muchos casos, representaría la última
categoría del para qué; en el caso de la educación tendería a la búsqueda incesante de una
formación humana que logre equilibrar la condición humana con el mundo que le rodea.
Encontramos de todo lo anterior, que en la filosofía reside si bien es cierto, no el saber de la
totalidad que conocemos, sino la pretensión de dar razón de aquello que posibilita al
conjunto del conocimiento, es por eso que debemos continuar en esta vertiginosa labor de
establecer un conocimiento del conocimiento; pensar y repensarlo, hasta dar una visión de la
forma en que el hombre establece una comprensión sobre su propio pensar, que a su vez le
dará la oportunidad de situarse de manera específica en este mundo e identificar el papel y
peso de su reflexión y actuación.