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  • 8/7/2019 Ensayo E_Zuleta2

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    Diego Nio152543

    El Hombre para Marx y Freud

    Pocas cosas me parecen ms sospechosas que las filosofas y teoras que hablan

    del hombre en mayscula, el que no tiene sexo ni edad, que congloba todos los

    sufrimientos y todas las alegras de quienes vinieron y de quienes vendrn. Digo

    que me parecen dudosas porque olvidan, en su afn de teorizar, al objeto de sus

    estudios: el hombre de carne y hueso, al que nace, que crece entre las zarzas de

    la niez, que aprende a vivir y que despus del largo camino muere

    irremisiblemente.

    No todos los tericos, sin embargo, lo olvidan, al argumentar sobre l. Algunos,

    incluso, cometen la osada de hablar de sus carencias, de las ataduras que les

    impiden obrar libremente, de sus angustias y de la hondura de sus carencias.

    Entre estos hombres y mujeres se encuentran Carl Marx y Sigmund Freud,

    hombres que tuvieron el acierto de hablarnos de la esclavitud de quienes deban

    vender su fuerza de trabajo para no morir de hambre, del desasosiego de la

    sexualidad, de las imposiciones sociales, etc.... Pero no nos adelantemos; vamos

    lentamente en la exposicin.

    El Hombre, para Marx, es un ser social. Esta afirmacin suena, en una primera

    instancia, verdad de perogrullo. Pero no es tan sencillo. Debemos reflexionar,

    inicialmente, que este hecho entraa que el hombre carece, casi completamente,

    de instintos: es un ser forjado a partir de lo que aprende, de lo que el contexto

    social le ofrece. No se reconoce sino a travs de la identificacin con otros

    hombres, as como no puede entender su realidad si no lo hace a travs de la

    realidad de sus semejantes. Es tan exiguo su acervo instintivo que slo est en

    capacidad de sobrevivir muchsimo tiempo despus de haber nacido (luego de

    aprender a hablar, caminar, comer e, incluso, de haberse ejercitado largamente en

    la reproduccin)1. Es dable resaltar que entre los elementos que debe aprender

    estn los mtodos que usar en los contextos sociales. Esto es, el hombre, a

    diferencia de animales gregarios como las avispas o las abejas, debe instruirse enlas artes de la comunicacin, los smbolos y las normas que regulan los mbitos

    sociales, de tal suerte que l es un animal que aprende a socializar despus de un

    largo, y en no pocas ocasiones, doloroso proceso de adiestramiento.

    1el hombre es un ser que no tiene una instintividad natural tan grande como la delpollo que rompe el huevo y ya sabe aproximadamente todo lo que va a saber. Zuleta,Estanislao. Ensayos sobre Marx. Editorial Percepcin; Medelln, 1987. Pg.23.

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    El hombre para Marx es, por otra parte, sustancialmente histrico: el hombre

    puede cambiar cuando cambien sus relaciones, sus condiciones, sus tcnicas y

    que no hay, precisamente porque es un ser social, ninguna naturaleza humana,

    sino que hay una historia del hombre2. Esto no excluye, por lo dems, una

    sucesin de asuntos humanos que no son, ni podran ser, determinados por la

    versatilidad de dichos cambios; la diferencia de sexos no se cambiar, por

    ejemplo, aunque cambien las tcnicas, las relaciones o las condiciones. La

    sociedad debe, sin embargo, darle una posicin simblica a esta diferenciacin;

    esto es, hay que proveerla de lo que Freud denominaba una identidad secundaria.

    Hay, ciertamente, una necesidad de identificacin a cada cual en su sexo, pero

    dicha caracterizacin no est dada por la naturaleza, puesto que la sexualidad

    est subordinada a la historia ms que a la necesidad biolgica. En efecto: la

    sexualidad ni se hereda ni se adapta; no tiene un objeto predeterminado sino que,

    por el contrario, este se halla en el transcurso de la vacilante historia personal

    (tampoco tiene, como se piensa comnmente, un fin determinado ni es facultadexclusiva de los rganos genitales). Los deseos no estn vinculados, por tanto, a

    un objeto por la naturaleza sino por la historia3.

    El hombre para Freud es, continuando la lnea argumentativa, un animal

    eminentemente sexual.

    Hay que aclarar, antes de llegar, una vez ms, a los terrenos de la sexualidad, la

    diferencia entre deseo, necesidad y demanda. El deseo difiere de la necesidad en

    tanto que esta es un desequilibrio orgnico (no tiene historia) y la primera est

    vinculada al orden simblico y, por lo cual, est determinado por la historia de

    quien lo padece. El deseo en el hombre est imbricado, por otro lado, a la

    necesidad: al conjunto de necesidades se sobrepone de manera casi inmediata

    una formulacin que ya no procede de la necesidad, que es caracterstica de la

    necesidad humana, tan temprana, de simbolizacin4. Freud sostena, a propsito

    de esta afirmacin, que el chupo sustituye el seno de tal manera que llega a ser

    placentero para el beb independientemente de la satisfaccin de la necesidad de

    alimentarse. Esto quiere decir que la representacin es, en s misma, placentera

    sin importar su vinculacin con la necesidad orgnica. Esto evidencia la

    preeminencia en el hombre del orden simblico sobre el orgnico (quien, en

    muchos casos, no es funcional si no logra acreditarse simblicamente). La2 dem. Pg.25.

    3 El objeto del deseo ha sido introducido en una historia. Cuando un individuo, porejemplo, tiene un deseo sexual por determinada persona, ese deseo s es muy

    expresivo de lo que ha sido su vida. Zuleta, Estanislao. El pensamiento psicoanaltico.Hombre Nuevo Editores, FEZ; Medelln, 2004. Pg.37.

    4 Ibdem.

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    demanda es, por ltimo, el deseo que no encuentra expresin y que se evade por

    caminos por los que nunca llegar a ser satisfecha.

    En la vida de cualquier humano encontraremos, indefectiblemente, la convivencia

    entre demandas y deseos, y estos estarn sostenidos, a su vez, en las

    necesidades. Cualquier funcin de la vida puede ser examinada, en consecuencia,bajo la ptica de la interaccin entre demandas y deseos; es decir, como funcin

    ertica. Este hecho se ve claramente a la luz de la inhibicin 5: las funciones que

    son susceptibles de ella son aquellas que tienen una dimensin sexual y que, por

    tanto, aluden, como se dijo arriba, a la historia del sujeto, a su identidad y a la

    formacin de su ser.

    El hombre de carne y hueso, el que sobrelleva el peso de las circunstancias es, en

    consecuencia, para Marx y Freud, un ser que lo determinan los vnculos sociales,

    el pasado y la interaccin entre los deseos y las demandas. Es, por tanto, un ser a

    quien la identidad, su identidad, vara al ritmo de la re-simbolizacin del pasado,de los deseos y de las demandas. No es, entonces, un hombre estandarizado,

    sujeto al arrogante rasero que lo iguala a los dems hombres (sin importar

    nacionalidades, sexo o edad) ni con el fardo de la universalidad que omite su

    pasado y la particularidad de sus deseos.

    Bibliografa

    Zuleta, Estanislao. Ensayos sobre Marx. Editorial Percepcin; Medelln, 1987.

    Zuleta, Estanislao. El pensamiento psicoanaltico. Hombre Nuevo Editores, FEZ;

    Medelln, 2004.

    5 La inhibicin es la prohibicin de algo en lo que inconscientemente se hatransformado una funcin determinada.