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    PARALLEGARALFINDELAESPERA: LASENSAYISTASHISPANOAMERICANASDELAPRIMERAMITADDELSIGLOXX

    YLOSPROBLEMASDESURECEPCIN

    Mayuli Morales Faedo*

    Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa

    Creo que nuestro trabajo ser doloroso y que se le desconocer. Creo

    que debemos resignarnos a ello con humildad, pero con fe profunda en

    su grandeza y en su fecundidad. Nuestras pequeas vidas individuales

    contarn poco, pero todas nuestras vidas reunidas pesarn de tal modo

    en la historia que harn variar su curso.

    VICTORIAOCAMPO, LA MUJERY SU EXPRESIN

    Resumen: En este artculo se propone una reflexin sobre un corpus cuya

    existencia ha sido desconocida por la crtica y la historia literaria: la ensaysticade escritoras hispanoamericanas; y se exploran las razones de ese desconoci-miento. En la primera parte, se intenta responder a la pregunta por qu la pro-duccin de las escritoras no ha podido ser leda desde la problemtica de laidentidad que rige el canon continental? En la segunda, se analizan algunosejemplos de los ensayos de Teresa de la Parra, Victoria Ocampo y GabrielaMistral desde la perspectiva del carcter dialgico y contextual de todo enun-ciado, destacando su significacin en el pensamiento y la esttica de su tiempo.

    PALABRAS CLAVE: ESCRITORAS, ENSAYO HISPANOAMERICANO, APORTES, IDENTIDAD, CREA-

    CIN/MATERNIDAD

    *[email protected]

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    Signos Literarios15 (enero-junio, 2012), 119-140

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    MAYULIMORALESFAEDO

    INORDERTOREACHTHEENDOFTHEWAIT: THEHISPANO-AMERICANWOMENESSAYWRITERSFROMTHEFIRSTHALFOFTHE20THCENTURYANDTHEPROBLEMSOFTHEIRRECEPTION

    Abstract: In this article, I propose a reflection about a corpus of texts, if notunknown, misread or misunderstood by the critical and literary history: the essayby Hispano-American female writers and its reasons. At the first part, I try toanswer why the female writers production has not been read from the identityproblem that rules the continental canon. At the second part, I analyze someexamples from a corpus of texts (Teresa de la Parra, Victoria Ocampo, GabrielaMistral) in the dialogical and contextual point of view concerning all kind of

    sentences in order to show their artistic signification and historical value.

    KEYWORDS: FEMALEWRITERS, SPANISH AMERICAN ESSAY, CONTRIBUTIONS, IDENTITY,

    CREATION/MATERNITY

    En abril de 2011, la revista Nexos dedic su nmero 400 a laensaystica escrita por mujeres en respuesta a los polmicos co-mentarios de Fernando Escalante Gonzalbo acerca del exiguo papel quedesempeaban las intelectuales en dos importantes revistas mexicanas. Esta

    ausencia, a su juicio, representaba la prdida de un territorio enorme de la in-teligencia nacional. Dicho suceso, en los inicios del siglo XXI, nos da unamedida cabal del lugar que ha ocupado o, ms bien, del no-lugar del pensa-miento de las mujeres en la historia intelectual del pas, pues el auge del femi-nismo desde finales de la dcada de 1960 y durante 1970 tuvo un impactoconsiderable en el desarrollo de una ensaystica que problematizaba, indagaba ybuscaba respuestas en torno a la situacin de las mujeres. La escritura generadapor ese impacto abri espacios de comunicacin y cal de tal modo a nivelsocial que no hubo otro remedio que otorgarle un reconocimiento, aregaadientes al inicio, pero que fue ganando naturalidad.

    Sin embargo, si bien se ha reconocido la marginalidad en general en que fue

    gestada y se ubic la produccin de las mujeres, habra que precisar que, detodos los gneros discursivos ligados al espacio de la creacin, su contribucin

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    al ensayo ha sido el territorio ms escamoteado por la crtica y la historia literariay de la cultura. El desconocimiento de esa contribucin y de ese corpus llev anaturalizar la idea de que las mujeres realmente no haban cultivado el ensayoy, en consecuencia, no haban aportado nada en el mbito del pensamiento, nise haban preocupado por cuestiones pblicas y sociales. Ante semejanteprejuicio, no se puede olvidar que, en Hispanoamrica, el gnero ensayo hasido considerado una fuente fundamental de conocimiento de la realidadcontinental. As lo hace notar Horacio Cerutti cuando afirma:

    Si el ensayo no produce ningn tipo de conocimiento pertinente sobre larealidad, nos quedamos sencillamente sin conocimiento de la realidad de

    Nuestra Amrica, habida cuenta de que un porcentaje sustancial, por nodecir la totalidad, de nuestra produccin es ensaystica. (13)

    De modo que, segn este criterio, las mujeres no slo no habran producidoensayo, sino tampoco, pensamiento, ideas, y, por tanto, conocimiento acercade nuestra realidad. Si en 2011 presenciamos todava un debate sobre esaproblemtica, qu puede decirse entonces acerca de la recepcin de la produccinde las ensayistas de la primera mitad del siglo XX, aquellas que prepararon elcamino en Hispanoamrica para la explosin del feminismo en las dcadas de1970 y 1980. Ha sido nula. Sobre su obra se ha cernido el silencio, y con l, eldesconocimiento del que tanta conciencia tuvo Victoria Ocampo. Profticas

    fueron sus palabras citadas como exergo de este trabajo, en las que el sentidotrgico de una comunicacin que se sabe interrupta en su canal hacia eldestinatario, se equilibra con la resistencia y la espera humilde del desciframientofuturo, futuro pero seguro, revelndose as la aguda conciencia histrica de estaescritora.

    Estas ensayistas entre las que se encuentra la propia Ocampo, nacidas a finalesdelXIXo en las primeras dcadas del sigloXX, pueden reconocerse como ungrupo de mujeres profesionales que practicaron el ensayo dentro de una obrade mayor amplitud y como parte de su relacin de trabajo con algunos medioso formas de comunicacin: Camila Henrquez Urea (Repblica Dominicana,1894-1973), a propsito de su actividad cvica y poltica vinculada estrechamente

    a su profesin de docente; Victoria Ocampo (Argentina, 1890-1979), a partirde su labor de difusora y promotora de la cultura y de su inters y su vocacin

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    hacia el pensamiento; Teresa de la Parra (Venezuela, 1889-1936), activa pensadoradel mundo en que le toc vivir, consciente de la necesidad de transformar losparadigmas interpretativos de la historia y la cultura; Gabriela Mistral (Chile,1889-1957), una transformadora del pensamiento de nuestro continente, atravs de una labor que siempre concibi como educativa y en la que las mujeresy los nios fueron sus destinatarios privilegiados; Mirta Aguirre (Cuba, 1912-1980), profesional y activa militante poltica que ejerci la crtica literaria ydesempe un papel importante en el reconocimiento de las mujeres en la vidapblica; Nilita Vients (Puerto Rico, 1903-1989), promotora y difusoracultural, conciencia crtica en todos los mbitos y defensora del Puerto Ricodel sigloXX; Magda Portal (Per, 1901-1989), escritora vanguardista y militante

    poltica; Alfonsina Storni (Argentina, 1892-1938), poeta, maestra y articulistacrtica de peridicos, espacio desde el que reflexion sobre la problemtica delas mujeres; Margot Arce (Puerto Rico, 1904-1990), docente y, por tanto,formadora de generaciones de intelectuales puertorriqueos, ejemplo deintegridad tica; Yolanda Oreamuno (Costa Rica, 1916-1956), escritora yconciencia crtica sobre los problemas de su pas; Fina Garca Marruz (Cuba,1923), poeta y ensayista del grupo Orgenes, cuya obra de singular sensibilidadcuestiona los paradigmas de la perspectiva oficialista acerca de las figurasrelevantes de la cultura cubana; Rosario Castellanos (Mxico, 1925-1972),pensadora incisiva sobre los problemas de la realidad mexicana y pionera delensayo feminista moderno; Carmen Naranjo (Costa Rica, 1928), cuya obra

    indaga en la problemtica de la identidad nacional costarricense y en el lugar delas mujeres en la cultura y, al igual que Castellanos, representa el trnsito haciael ensayo feminista moderno. Estas escritoras, entre otras muchas, son parte deun conjunto cuya produccin se realiza, en varias de ellas, en la segunda mitaddel sigloXX. Sus obras no son, como se ha pretendido, una reflexin sobre losproblemas y la situacin de las mujeres si es que tal situacin concernieraslo a las mujeres, sino una reflexin que es testimonio y revelacin de unaconciencia crtica ante los problemas de su tiempo, conciencia que abarcdiversos temas y preocupaciones, y cuya perspectiva totalizadora revela un origeny una concepcin del mundo inclusiva de aspectos usualmente relegados ominimizados en las percepciones de las problemticas sociales e histricas.

    Mary Louise Pratt, en un estudio pionero sobre la ensaystica de las mujeres,afirma que la columna vertebral del ensayo latinoamericano en tanto canonliterario es el ensayo de identidad (74) y con toda probabilidad, la mayora

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    de los ensayos de identidad pueden reconocerse como ensayos clsicos en sufacturacin y estructura. Pinsese enArielde Rod, El laberinto de la soledadde Paz, u otros que se han establecido como paradigmticos. El ensayo comognero, sin embargo, ha resultado problemtico en cuanto a su definicin. Enprimer lugar, no est reconocido definitivamente entre los gneros litera-rios clsicos alineados en la triada lrica, pica y drama, aunque s entre losgneros discursivos. Un recorrido por las definiciones de ensayo como el quehace Jos Luis Gmez Martnez en su Teora del ensayorevela que stas en sugran mayora se estructuran como aquello que intentan definir: el ensayo.1

    Pareciendo definirse ms por sus cualidades estilsticas que por una estructura

    1Alfonso Reyes lo defini como [el] centauro de los gneros, donde hay de todo y cabe todo,propio hijo caprichoso de una cultura que no puede ya responder al orbe circular y cerrado delos antiguos, sino a la curva abierta, al proceso en marcha, al Etctera; Arturo Souto, comoun escrito, por lo comn breve, sobre temas muy diversos. No lo define el objeto sobre el cual seescribe, sino la actitud del escritor ante el mismo. Actitud de prueba, de examen, a veces detentativa o de sondeo. El ensayo es una cala, una avanzada, un tiento por el que se reconoce unterreno nuevo, inexplorado. No tiene ni requiere aparato crtico ni gran extensin; en el fondo esuna hiptesis, una idea que se ensaya. Sin ropajes eruditos, su apariencia enjuta es engaosa [y] suhumildad es tan slo aparente; Jos Luis Martnez, como una peculiar forma de comunicacincordial de ideas en la cual stas abandonan toda pretensin de impersonalidad e imparcialidadpara adoptar resueltamente las ventajas y las limitaciones de su personalidad y su parcialidad. En

    los ensayos ms puros y caractersticos cualquier tema o asunto se convierte en problema ntimo,individual [] y se presenta como testimonio, como voto personal y provisional; y Gmez deBaquero, como la didctica hecha literatura, es un gnero que le pone alas a la didctica y quereemplaza la sistematizacin cientfica por una ordenacin esttica, acaso sentimental, que enmuchos casos puede parecer desorden artstico. Segn entiendo el ensayo, su carcter especficoconsiste en esa estilizacin artstica de lo didctico que hace del ensayo una disertacin amena envez de una investigacin severa y rigurosa. El ensayo est en la frontera entre dos reinos: el de ladidctica y el de la poesa, y hace excursiones del uno al otro (citados en Gmez Martnez).Aulln de Haro, con una voluntad terica que pretende mantenerse en los lmites del discursoacadmico, lo conceptualiza como un gnero naturalizado por la cultura de la Modernidadprogresivamente desde sus orgenes y sujeto, por tanto, al decurso de la sucesiva implantacinrevolucionaria anticlasicista de sta, al extenso conjunto de accidentes y resoluciones del arteliterario y del pensamiento nacidos de la formacin prerromntica, sobre todo empirista inglesa eilustrada alemana, del sigloXVIII (20); y Liliana Weinberg, entre lo acadmico y lo ensaystico,

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    particular o modelo, el ensayo abarca diversas modalidades comunicativas: carta,artculo periodstico, conferencia, estudio, etctera. Por esta razn, la nocinde familia del ensayo se revela como un sintagma capaz de reunir diversasexpresiones del gnero en diferentes modalidades comunicativas.

    Esta inestabilidad para definir el gnero a la que se suma el paradigmacannico del ensayo de identidad, se agudiza cuando se trata de la produccinde las mujeres porque el margen no es solamente el lugar en donde se coloca elobjeto producido luego de ser conocido (o desconocido) por un receptor quese acerca a l considerndolo como margen, sino el lugar desde donde el sujetolo produce y la perspectiva pre-asignada al material ideolgico con que loconstruye. Entender la convergencia de estos aspectos que condicionan el lugar

    de estos textos tal vez nos ayude a comprender por qu las propias autoras sealejaron del trmino ensayo para calificar sus escritos. Testimonios, porejemplo, los llama Victoria Ocampo al publicar toda su obra; y Recados losllama Gabriela Mistral sin inocencia.2

    Este margen, sin embargo, no ha sido asimilado en el mbito poltico de laoposicin intelectual; es decir, no se ha aprovechado en un contradiscurso de lonacional. Es importante destacar este hecho porque el ensayo hispanoamericanoes un gnero marcado por cierta condicin de margen. Probablemente, estaconciencia identitaria alentada por el carcter de urgencia del ensayo continentalhace que Aralia Lpez Gonzlez apunte a la raz comn que une al ensayofeminista y al canon ensaystico continental:

    como una forma de indagacin del mundo a partir de unyo, como trayectoria abierta a partir dela eleccin de un punto de vista que se constituye as a la vez en punto de partida, como viajede exploracin intelectual a travs del mundo y el lenguaje, como representacin artstica de unproceso de representacin intelectual, como presentacin ostensible de una puesta en perspectivaque tie la mirada del autor a la vez que el mundo por l mirado, as como participacin respon-sable con el lector de esa visin personalizada de los ms diversos temas y problemas (125).Ninguna de las definiciones aqu postuladas, por cierto, justificara la exclusin de la produccinde las mujeres.2Vale recordar aqu que en la parte de su ensayo-conferencia que Teresa de la Parra dedica a laColonia destaca el recado como un gnero de comunicacin oral practicado, es decir, trasmitido,adems, por sectores populares ligados principalmente al servicio domstico, haciendo con ello,por cierto, una apertura de los gneros literarios a los gneros discursivos.

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    Ambos pensamientos surgieron marcados por la situacin de opresin ybajo la referencia de la racionalidad y de los discursos de los dominadores.En ambos, se expres la urgencia de sujetos plurales colonizados o subor-dinados por diferenciarse, autodefinirse, pero valorndose frente a unasistemtica degradacin histrica; urgencia de la que naci un pensamientoy una accin liberadores. (141)

    Ms all de las apariencias, es decir, de las exclusiones practicadas en nombredel valor ideolgico, y sin hacer alusiones a ellas de manera explcita, la estudio-sa destaca con astucia el origen comn que une ambas lneas de pensamiento,apuntando a una futura reflexin incluyente. Por otra parte, vale recordar que

    lo que podemos identificar como la produccin ensaystica de estas escritoraspocas veces se ubica en el territorio del ensayo clsico, ms bien pasa por lamodalidad periodstica, la conferencia ocasional, la actividad cvico-poltica,etctera. La falta de una estable identificacin previa que remita al modelogenrico ha tenido, sin duda, una incidencia considerable en el rescate eidentificacin de estos textos.

    Sera justo, sin embargo, reconocer que ha sido mayor el peso de lamarginalizacin de lo femenino en el no reconocimiento de la produccinde estas escritoras que el problema de la inestabilidad de la definicin de ensayo.Para confirmarlo valdra dar una mirada a las antologas del ensayo hispano-americano de carcter nacional o continental, que han sido un medio

    fundamental para asentar el canon del gnero; canon que se inicia con la voluntadde lo representativo y que culmina en el reduccionismo y la exclusin queocultan los dilogos que estructuran toda la produccin textual en una sociedad.

    Qu caractersticas tienen los conjuntos seleccionados para estas antologas?

    1. En primer lugar, lo obvio: sus autores son hombres, en general del sectorprofesional que forma la intelectualidad.3

    2. Tienen una marca poltica explcita, es decir, el texto se reconoce, a prime-ra vista, como un texto poltico que pretende incidir en la cosa pblica.

    3Por ejemplo, El ensayo hispanoamericano del siglo XXde John Skirius;Antologa del ensayomexicano modernode Jos Luis Martnez.

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    3. La voz textual, que se identifica como voz del autor, representa o preten-de representar la voz nacional o verdaderamente nacional que se opone avoces o intereses particulares y a las pretensiones extranjeras.

    4. Esa voz nacional se postula como incluyente de todos sus miembros, esuna voz que, entonces, representara la totalidad de los intereses de loscomponentes de lo nacional.

    Mara Andueza, en su artculo Trayectoria y funcin del ensayo hispano-americano del sigloXX, destaca entre los temas fundamentales de una ensaysticacuya funcin es dar respuesta a los grandes problemas de su tiempo: 1) el serde Amrica y la identidad latinoamericana; 2) el mestizaje y su espritu; 3) la

    civilizacin y la barbarie; 4) la ciudad y el campo; 5) el intervencionismoestadounidense y la rplica anti-imperialista; 6) el humanismo y la formacinde la conciencia americana; 7) la cultura de los pueblos y el derecho a la cultura(1-11). Las preocupaciones y caractersticas de este corpus muestran la con-tinuidad de una serie de tpicos que marcaran las reflexiones sobre el reacontinental.

    A la seleccin en que se instaura toda antologa, habra que aadir los aspectosque la crtica considera valiosos para el estudio y la reflexin de las obras elegidas.Un ejemplo paradigmtico es la ensaystica de Jos Mart, diversa, compleja,contradictoria en sus postulaciones, y el papel privilegiado que ha otorgado lacrtica entre toda ella a Nuestra Amrica, as como la manera en que ese

    ensayo, de una extraordinaria riqueza estilstica y conceptual y de una gransutileza poltica, ha sido ledo e interpretado. Es dentro de los paradigmas delensayo continental desde donde hay que entender, entonces, la afirmacin deMary Louise Pratt: ninguna autora ingresar al canon ensaystico mientras seconsidere que el ensayo de identidad es el ensayo latinoamericano por anto-nomasia (75). Qu significa tal afirmacin, que las mujeres no reflexionaronsobre la identidad? O se trata, no de la identidad, sino de ese imaginario que sepostula como la identidad nacional?

    Si se revisa la produccin textual de estas escritoras vinculada al ensayo, seadvierte rpidamente que de la identidad se trata en todos los sentidos, yespecialmente de su prescripcin y la manera en que la misma afecta o determina

    a las mujeres, y con ellas al conjunto de la sociedad. Pensemos en ejemplosconcretos, qu es Influencia de las mujeres en la formacin del alma americana

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    de Teresa de la Parra sino una revisin de la historia continental desde el papel de-sempeado por las mujeres y, por lo tanto, un cuestionamiento del no-lugarprescrito por la historia oficial que es reflejo de esa identidad prescrita? A ella ledebemos, entre muchos otros aportes, la postulacin de un lugar para Malitzin/doa Marina, es decir, una identidad otra, con una funcin poltica activa en latransformacin de su mundo durante el proceso de la Conquista. No se refiereal problema de la identidad tambin Gabriela Mistral en su agudsimo ensayoLa fealdad del indio? Y no lo hace Victoria Ocampo en La mujer y suexpresin al indagar de manera renovada en la funcin social de la maternidady sus relaciones con la creacin artstica? Y qu son los diversos textos recogidosen Nosotras, y la pielde Alfonsina Storni, o el ensayo Feminismo de Camila

    Henrquez Urea, sino revisiones de las consecuencias de una identidad prescritaen las mujeres y la sociedad? Y estn adems los ejemplos ms explcitos decmo participaron en la discusin acerca del problema de la identidad median-te artculos crticos como los de Margot Arce y Nilita Vients4 a propsito deInsularismo, de Antonio S. Pedreira, texto cannico sobre la identidadpuertorriquea; o mediante el ensayo sobre la identidad costarricense de CarmenNaranjo;5 o las tesis sobre la mujer en la historia de Mxico en Declaracin defe (Reflexiones sobre la situacin de la mujer en Mxico)de Rosario Castellanos,entre otros. Tampoco hay que olvidar a estos propsitos que el problema de laidentidad no puede entenderse como una particularidad de un grupo en unsentido mecanicista, pues la identidad se define a partir de y en relacin con

    los otros.

    4Se trata de los artculos crticos Reflexiones en torno a Insularismo, de Antonio S. Pedreira deMargot Arce de Vzquez (Obras completas, 1. San Juan de Puerto Rico: U.P.R.,1998) y Comen-tarios a un ensayo sobre Puerto Rico de Nilita Vients Gastn que apareci en la seccin ndicecultural, columna de crtica literaria y comentarios de actualidad que ella escriba para el peridi-co El Mundo, los das 25 de febrero, 3 y 10 de marzo de 1956 (ndice Cultural.San Juan dePuerto Rico: Ed. Universitaria, 1962).5Me refiero a su texto Cinco temas en busca de un pensador(San Jos de Costa Rica: Ministerio deCultura, Juventud y Deportes. Dpto. de Publicaciones, 1977) en el que hace un anlisis de las

    concepciones que revelan los modos y las conductas de sus compatriotas a partir de determinadosusos del lenguaje.

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    Esta exclusin no obedecera, entonces, a la ausencia radical de ese tipo deensayo, sino a un modo de tratar el problema que se ha establecido comoparadigma y que acepta variaciones y renovaciones limitadas para su recepcin.Al parecer, no estamos ante una cuestin de orden temtico, sino de ordeninterpretativo que implica el cmo es tratado un problema. Por qu, entonces,las mujeres no pueden entrar en el canon? O mejor expresado el dilema, porqu la produccin de las escritoras no ha podido ser leda desde la problemticade la identidad? Qu caractersticas impiden su asimilacin/recepcin?Intentaremos esbozar algunas de ellas.

    En primer lugar, como ya ha sido dicho, las mujeres han existido en losmrgenes de la sociedad, por tanto su creacin intelectual se ha producido en

    esos mismos mrgenes, alejada de los espacios institucionales y sin la pretensinde acceder a ellos. Ni ellas, ni su obra seran en principio susceptibles de ubicarseall. Este espacio ubica al sujeto, como lo expres antes, en una focalizacin y unamirada del mundo determinadas y desde ellas se construye/se produce/se crea.

    Por estas razones, en segundo lugar, su escritura introduce en su interpretaciny reflexin sobre el mundo problemticas que, como consecuencia de laoperacin ideolgica de los procesos sociales de marginacin, quedan relegadasal espacio de lo intrascendente, lo irrelevante y que incluyen los avatares delcuerpo femenino como parte del cuerpo histrico en general. Entre estasproblemticas, relegadas e identificadas como particularidades de lo femenino,se encuentra la desestimada esfera de los sentimientos, de lo afectivo, de las

    emociones y, con ellas, de la maternidad, con la que la ideologa moderna hasostenido una relacin hipcrita de exaltacin y de desvalorizacin. TeresaPorzecanski destaca, al respecto, no slo la exclusin, sino la manera en que supropio mbito se va a convertir en tema de creacin y reflexin:

    Si la mujer no ha hablado ms que las palabras de los otros, o si su palabraha resultado residual, intersticial, respecto del discurso canonizado, esporque su cuerpo tambin ha sido omitido como realidad. Omitido quie-re decir subsumido bajo las definiciones de prioridad social: la funcionalidadde su biologa como preservadora de la especie, las prescripcionesimperantes respecto de la fertilidad y la crianza, y la percepcin masculi-

    na que sita a la mujer como fuente de placer han generado en la granmayora de las culturas humanas un muy alto grado de control socialespecfico sobre las mujeres. [] No le[s] basta, entonces, la investigacin

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    y escritura del mundo que han hecho los otros; no le[s] alcanza el discursoinstaurado, legitimado, canonizado. No quiere[n] escribir del mundoaquello que ya se ha escrito protagonismo, herosmo visible o anec-dotarios ejemplares paradigmticos sino indagar en los espaciosresiduales, en sus restos, en aquello que an espera ser reconocido y des-entraado. (54 y 55)

    El ensayo femenino al crearse y enunciarse desde otro horizonte, producey trasmite una forma diferente de conocimiento del mundo, que aadecomplejidad a un gnero que ya desde su propia constitucin est signado poresa diferenciacin en relacin con otras formas de expresin del conocimiento,

    como el tratado u otras textualidades ms ligadas a las formalidades de laexpresin acadmica. Es decir, a la condicin del ensayo, el ser un tipo dediscurso afanado en dar cuenta, de modo indito de una sabidura (Landa218), habra que aadir que la ensaystica de las mujeres ha trasmitido un saberdel mundo negado y marginado incluso desde los cnones formados en laoposicin; de ah la resistencia a leerlo fuera de los modos naturalizados dedevaluacin tanto en la esfera de lo oficial como en la esfera contestataria de esaoficialidad; de ah, la depreciacin de su valor al situarlo en la esfera de laparticularidad, depreciacin que desconoce la dialctica entre las categoras delo particular y lo general. Por esta razn, la percepcin e interpretacin de estostextos se reduce o se resume usualmente en un tema o en una frase que no

    alcanza para ofrecer una valoracin general de su significado. Ejemplos son lasreferencias encontradas, como de paso, sobre algunos de esos textos comoInfluencia de las mujeres en la formacin del alma americana de Teresa dela Parra, del que se comenta hizo interesantes reflexiones sobre el papel de lamujer en la historia americana, sobre su propia obra y el trabajo literariofemenino6 (Oviedo 283). Otras propuestas interpretativas derivan la posicinideolgica de los textos de una frase, olvidando que un texto artstico es un sig-nificado de compleja estructura. Todos sus elementos son elementos del

    6El ejemplo es de Historia de la literatura hispanoamericana,3 de Jos Miguel Oviedo. Hay quedecir con honestidad que aunque la referencia es general, al menos lo menciona, que es muchoms de lo hecho por otros historiadores de la literatura hispanoamericana, quienes han obviadocualquier referencia al respecto.

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    significado (Lotman 23). Esa subordinacin del significado a una de las cadenasde significantes del texto obedece a un problema de recepcin que implica laincapacidad de descifrar significados que alteran los paradigmas sociales de valorde una poca. Lotman afirma que

    [] la complejidad de la estructura es directamente proporcional a lacomplejidad de la informacin trasmitida. La complicacin del carcterde la informacin conduce inevitablemente a una complicacin del siste-ma semiolgico empleado para su transmisin. (21)

    Esa complejidad es la que no puede descifrarse en su totalidad, de ah la

    subordinacin a uno de sus elementos para establecer el significado total dealgunas de sus producciones. Pero tambin habra que aadir que esa mismacomplejidad semiolgica es una de las caractersticas del ensayo como gnero,lo que lo diferencia del tratado, por ejemplo. Sin embargo, en el canon delensayo hispanoamericano, el valor poltico ha sido piedra angular de cualquierotro tipo de valoracin, y est directamente determinado, como ya vimos, porlas problemticas de carcter sociopoltico a nivel nacional y continental. Perono es nicamente una cuestin de orden temtico, del tratamiento o la reflexinsobre un tema, sino de cmo es enfocado y bajo qu criterios es analizado unproblema. El cmo nos sita en el meollo de la problemtica de la recepcin,pues es en la estructuracin y en su estilo donde con ms sutileza se revelan los

    componentes ideolgicos trasmitidos.Detengmonos en algunos textos de este corpus para ejemplificar losproblemas en su recepcin. Los fragmentos citados pertenecen a un ensayo decarcter histrico: Influencia de las mujeres en la formacin del alma americanade Teresa de la Parra y a dos textos ms que reflexionan sobre la relacin en-tre maternidad y creacin: La mujer y su expresin de Victoria Ocampo yLa madre: obra maestra de Gabriela Mistral.

    El texto de Teresa de la Parra nos enfrenta a una reconfiguracin de la historiacontinental a partir de sus grandes periodos hasta inicios del sigloXX, es decir,Conquista, Colonia e Independencia. La primera referencia es a Malitzin/doaMarina, personaje recurrente en cualquier historia de la Conquista de Mxico

    y ya mitificado adems como uno de sus elementos-causas.

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    Se ha hablado siempre con admiracin del genio poltico de Hernn Cor-ts, de su sagacidad extraordinaria para tratar y pactar con los indios. Yocreo seores, que esa sagacidad misteriosa de Corts se llama exclusiva-mente doa Marina. En las diversas crnicas sobre la Conquista de laNueva Espaa, es decir, en las dos o tres que conozco, se le atribuye adoa Marina un papel importante en cuanto a intrprete y mediadora;dando consejos acertados o descubriendo conjuraciones, como la deCholula, en la que se tramaba la muerte de Corts y de toda la expedi-cin. A travs de lo poco que se dice se adivina lo mucho que no se cuenta.Es absolutamente seguro que la influencia de doa Marina en la Conquis-ta de Mjico fue ms importante, su mediacin y sus consejos mucho ms

    frecuentes y sutiles de lo reconocido por los historiadores. (148-149)

    De la Parra inicia la reconstruccin de la figura histrica en el mbito poltico-intelectual, con una lectura que es fiel y a la vez suspicaz respecto del documentohistrico, de ah la dialctica decir-adivinarque ella propone. El documento lasita en un contexto, ofrece los datos fundamentales para historiar y entender/adivinar/imaginar la figura fuera de las mitificaciones hechas por la historiaoficial desde mediados delXIX:

    Vendida como esclava por su madre y su padrastro quienes la dieron denoche a unos indios forasteros para usurpar su cacicazgo y su herencia.

    Doa Marina haba pasado por diversas manos y diversas ciudades. Pudoaprender as durante su vida errante, junto con el don de adaptarse, lascostumbres, aspiraciones, rivalidades e idioma de los diversos pueblos queiba a someter Corts. De modo, que a su inteligencia natural, una laamplitud de miras que da el haber viajado y el tacto refinado que da elhaber sufrido. Habla la lengua maya, la lengua azteca y aprendi muypronto a expresarse en espaol con tal soltura y claridad como si hubiesenacido en Sevilla. (150-151)

    La recontextualizacin histrica de una figura constituye un obligado primerpaso para sacarla de la esfera inamovible de un mito que, adems, no es originario

    sino consecuencia de las manipulaciones correspondientes a la construccin

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    poltica de una historia oficial nueva. Cules son los elementos con que Dela Parra articula su personalidad? En primer lugar, al presentarla, le adjudicainteligencia, sagacidad y capacidad de mediacin, para luego pasar a situarlasocial e histricamente: destaca su condicin de mujer objeto de intercambio oventa desde las manos de su madre hasta las de Corts. La experiencia esclava laprovee, sin embargo, de cualidades que le sern tiles: el conocimiento de otraslenguas y costumbres, visin y tacto en el trato con los otros. Dotada de esapersonalidad, doa Marina se convierte en sujeto histrico; deja de ser una delas causas de la Conquista como la considerara Reyes, para causar, es decir,actuar e incidir dentro del mundo en que le toc vivir. Habr que esperarmedio siglo para que los estudios culturales y, en particular, los poscoloniales

    teorizaran esa manera de leer la voz del sujeto subalterno en los documentos delos dominadores.

    La segunda referencia importante dentro del mundo americano de laConquista es a:

    [...] la melanclica usta doa Isabel, nieta del monarca peruano TpacYupanqui y madre del primer escritor americano, el tierno Garcilaso de laVega. La vida de esta ltima pasar dulcemente entre el amor y las lgri-mas. Como fruto de su mansa abnegacin no recoger sino ingratitud ydesamor. No importa, se refugiar en el silencio y la resignacin. Su dolorde abandonada madurado por su lujo en la aoranza y el destierro produ-

    cir, muchos aos despus, uno de los ms bellos libros de la literaturaclsica espaola: Los Comentarios Reales. (148)

    Aunque Malitzin/doa Marina fue mitificada en el mbito negativo de latraicin, su presencia en la historia de Mxico y el continente no est puesta enduda, a pesar de que 20 aos despus Paz la ubicara en el mbito del mito yno en el de la historia. La referencia a la usta Isabel es ms compleja y desafianteen trminos de alteracin del canon histrico y en su propia concepcin comopersonaje histrico. De la Parra la caracteriza en trminos de resignacin, silen-cio, dolor y lgrimas como expresin del mismo. No la distingue la sagacidadsino la mansa abnegacin. Su lugar en la historia est dado por el sufrimiento

    que le ocasiona el desplazamiento del poder que la hace vctima del intercambiodesigual. Pero el dolor no es estril: florecer creadoramente en el mundo nue-vo, producir, nos dice la ensayista. Su mestizaje doloroso no slo dar vida

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    al primer escritor americano, sino tambin a la obra, hija de su dolor y de sumemoria. En una imagen de intenso lirismo queda apresado el trnsito de lavoz materna a la memoria oral del nio/hombre y su transformacin en textoescritural que asienta y guarda esa memoria como un tesoro:

    Memorias de su infancia, recuerdo de recuerdos que otros le narraron, allconvergen y se unen en amor como en su propia vida las dos corrientesprincipales que formarn las futuras nacionalidades americanas. Los Co-mentariosdel Inca Garcilaso dice Prescott el escritor angloamericanoson una emanacin del espritu indio. En efecto, si bien se escucha, bajola transparencia de la prosa parece correr con rumor de lgrimas una queja

    de ultratumba. Es todava el eco de la voz maternal cuando sealando lasestrellas relataba en la noche las cndidas leyendas de la tradicin incaica.Confiadas a la voz por carecer de escritura, ellas haban de apagarse parasiempre al apagarse los ltimos acentos maternales en los odos del niomestizo. Pero el nio desde la vejez y el destierro a impulsos de su nostal-gia deba regresar a la infancia, recoger la voz milenaria con cario filial yal encerrarla religiosamente en su prosa cristalina hacer con ella un sm-bolo. Ese temblar de lgrimas, como lejano rumor de quena o flauta ind-gena es el manso lamento que en lo ms hondo de la raza dejan ver toda-va nuestras oscuras y no reconocidas abuelas indias. Nota de tristeza entono menor, es la ms genuina y delicada de todas cuantas vibran en el

    tumulto de nuestra alma americana. Como Garcilaso, el espaol mesti-zo, guardmosla en la forma castellana sin renegar de nadie, bendiciendola armona de la unin en la fe del porvenir y en el perdn por la sangrevertida y las lgrimas lloradas. (161)

    De la voz de la madre emana la literatura a la que impregna con su dolor;dolor y queja indgenas que sern tono identitario, expresin de un sufrimien-to, no por personal menos colectivo; identidad que marca la historia y laliteratura continental con la voz del sujeto-vctima. Fundadora del pacto polticoen su calidad de mediadora, la una; fundadora de la literatura y de unasensibilidad continental en su calidad de voz y memoria, la otra; ambas, doa

    Marina y la usta Isabel sufrientes y creadoras, son reinstaladas en el espaciocomplejo del cambiante devenir histrico.

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    La parte dedicada en ese ensayo a la Colonia y, dentro de ella, a las monjas,resulta ms complicada an al tener como referencia una ensaystica cannicagestada en torno a la Independencia, la formacin de las repblicas y sus lu-chas contra el poder de la Iglesia, y en cuyo cosmos ideolgico la Colonia seerige como smbolo de lo ms reaccionario y conservador, as como origen detodos los males de las naciones hispanoamericanas. Pero aqu, la estrategia serla misma: considerar cada una de estas figuras como sujetos.

    Yo alcanc a conocer en mi infancia a una de estas exclaustradas. Su re-cuerdo me ha enseado luego a leer muchas cosas oscuras. He visto en lno ya el idealismo manso de las mujeres quienes, madre de familia, ence-

    rradas en la casa modelaron el carcter de nuestra sociedad sino el de lasotras que tuvieron por cierto gran preponderancia en la Colonia, aquellas,que acorraladas por los prejuicios y por la vulgaridad del ambiente, aunsin ser devotas se volvieron hacia el misticismo y se fueron al convento:eran amantes del silencio las eternas sedientas de vida interior y, aunqueparezca contradictorio, las precursoras del moderno ideal feminista. (166)

    Ha cambiado el tiempo, y ahora la ensayista puede acudir a los registros desu propia memoria. Vale detenerse en dos aspectos a mi juicio relevantes. Laentrada a la vida del convento como una accin para escapar de una sociedadque no satisface las expectativas intelectuales y espirituales de esas mujeres; y su

    calificacin de precursoras del moderno ideal feminista. De la Parra percibelos conventos como un espacio intelectual femenino dentro de la vida colonialy, por tanto, de permisividad que contrasta fuertemente con la nica funcinque se adjudica a las mujeres en el mundo nuevo de las repblicas: la mater-nidad, y en el que la no consecucin de un matrimonio da lugar al estigma dela solterona dramatizado antes en la ta Clara de su novela Ifigenia. Por ello,De la Parra considera a sor Juana Ins de la Cruz como prototipo de la msticaintelectual que tanto abund en los conventos coloniales (169). Entre unafigura conocida de su infancia y una relevante en la historia literaria de la Colonia,pero considerada como extraordinaria, la ensayista aventura la existencia de unconjunto intelectual femenino mayor y que ha permanecido en el anonimato,

    es decir, aventura una tradicin intelectual femenina oculta. Incomprendida hasido su postulacin, como desconocido cualquier elemento liberador que puedavenir del mbito de la religin.

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    En una fecha cercana a este ensayo-conferencias de Teresa de la Parra, ellcido ensayista mexicano Jorge Cuesta, al resear un libro de Margarita Urueta,apuntaba a esta contradiccin:

    En su ensayo El sino de la mujer, el doctor Bernardo J. Gastlum hacenotar el papel revolucionario que desempe la Iglesia catlica al establecersocialmente el derecho de las mujeres a la castidad, que es una rebeldadel espritu. Fue a esta revolucin religiosa a la que se debieron, segura-mente, espritus como Santa Teresa y sor Juana Ins de la Cruz, que nadiese abstiene de considerar poco femeninos. No obstante, la propia Iglesiaha sido quien se ha encargado de someter a la mujer, oponiendo, a la

    santidad rebelde de la castidad, la santidad sumisa del matrimonio, quees, esta ltima, la institucin que el hombre emplea para asegurarse de laincompetencia intelectual de la mujer. Cabra por lo mismo, no atribuir ala Iglesia catlica la emancipacin de la mujer, sino a la corriente huma-nista que conmovi, tambin profundamente a la Iglesia, aunque sin nuncahacer preponderar, sobre las tendencias prcticas de la doctrina catlica,las tendencias revolucionarias del cristianismo. (307)

    Esta tendencia a la relectura religiosa parece ser comn en las ensayistas delsigloXIXy elXX, como lo demuestra Pratt con los fragmentos que analiza deun ensayo de Gertrudis Gmez de Avellaneda. Siguiendo esta lnea y entrando

    a un aspecto tan problemtico como la maternidad, paso ahora a comentarel ensayo de Victoria Ocampo La mujer y su expresin, presentado, al igualque el de Teresa de la Parra, como conferencia, slo que radiofnica dirigidaal pblico espaol en agosto de 1936. El texto es complejo por el amplioespectro que abarca el manejo de una nocin como expresin. Me voy a de-tener, como dije, en el momento en que la relaciona con la maternidad y luegocon el arte:

    Por cierto, estoy convencida de que la mujer se expresa tambin, de que se haexpresado ya maravillosamente, fuera del terreno de las ciencias y de las artes.Que esta expresin ha enriquecido, en todos los tiempos, la existencia, y que

    ha sido tan importante en la historia de la humanidad como la expresin delhombre, aunque de una calidad secreta y sutil menos llamativa, como esmenos llamativo el plumaje de la faisana que el del faisn. (274)

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    Al jugar con el trmino expresin en todas sus posibilidades, Ocampo losaca del control institucional y cannico y lo proyecta hacia un espacio exterioral terreno del arte y las ciencias, que implica la existencia en su totalidad, y quees el locusde realizacin de la mujer. Un tipo de expresin marcada por elanonimato y usualmente desconocida aunque su alcance ha sido relevante parala historia de la humanidad. A dnde recurrir para obtener un ejemplo concretoy convincente de lo que es annimo y ha pasado como intrascendente? Lamaternidad es el acto ms significativo que le ha reconocido la cultura a lamujer, el acto de la pro-creacin, paradjicamente tambin desvalorizado comoacto de la naturaleza frente a la creacin como cultura. No hay, entonces, ni lamnima ingenuidad en Victoria Ocampo cuando afirma:

    La ms completa expresin de la mujer, el nio, es una obra que exige, enlas que tienen consciencia de ello, infinitamente ms precauciones, escrpu-los, atencin sostenida, rectificaciones delicadas, respeto inteligente y puroamor que el que exige la creacin de un poema inmortal. Pues no se trataslo de llevar nueve meses y de dar a luz seres sanos de cuerpo, sino dedarlos a luz espiritualmente. Es decir, no slo de vivir junto a ellos, conellos, sino ante ellos. (275)

    Se trata aqu de un reacomodo de significados en el caso de la maternidad.En el mbito de la poesa, la asociacin del poeta con el creador (Dios) nos

    remite a un valor desplazado y a una instancia sagrada reapropiada, comoconsecuencia del proceso de secularizacin. Se trata de una imagen recurrente,por ejemplo, en el modernismo (Mart, Daro) y en la que se asienta la poticade un vanguardista como Huidobro. Dios primero, el poeta luego concentrala autora creadora trascendente que siempre le es negada a la mujer. No porotra razn Ocampo ubica la maternidad por encima de un poema inmortal,porque la creacin humana no es un acto de la naturaleza, sino de la culturaque se expresa en un cuerpo sano y en el espritu que se forja en un ser humano.Ah es donde la reproduccin se convierte en creacin; ah es tambin donde laensayista hace una abertura en el espacio institucional del canon literario, en suconcepto de obra y en su necesidad de autora. Hecha esta ruptura del cerco

    que encierra el canon, la madre entra al mbito del artista, pero Ocampo va apoder aunarlo con el de la religin:

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    Lo que diferencia principalmente a los grandes artistas de los grandessantos [] es que los grandes artistas se esfuerzan en poner la perfeccinen una obra que les es exterior, por consiguiente fuera de sus vidas, mien-tras que los santos se esfuerzan en ponerla en una obra que les es interiory que no puede, por tanto, apartarse de sus vidas. El artista trata de crearla perfeccin fuera de s mismo, el santo en s mismo. (276)

    All donde el artista moderno se fractura y padece la prdida de Dios, lamujer alcanza la totalidad deseada pues su obra no es algo exterior, es obra vivacon la que interacta, obra demandante.

    Quizs el nio haya hecho a menudo de la mujer un artista tentado por lasantidad. Porque para esforzarse en poner perfeccin en esa obra que esla suya, el nio, necesita empezar por esforzarse en poner perfeccin en smisma y no fuera de s misma. Necesita tomar el camino de los santos yno el de los artistas. (277)

    Pero no hay que hacerse ilusiones, en la mujer esa totalidad es tambin unainstancia deseada pues la maternidad es un acto desvalorizado por la sociedad.El ensayo propone una readecuacin del campo semntico y extiende el carcterde la expresin hasta el estigmatizado cuerpo mismo de la mujer. No deberasorprender que no haya sido asimilado por la crtica ensaystica, ni por la

    preocupada por problemas sociales, ni por la preocupada por problemasestticos.En este eje reflexivo que se propone resignificar la maternidad, se encuen-

    tra el recado La madre: obra maestra (1940) de Gabriela Mistral. Nuevamenteel mbito de referencia es el arte, pero la imagen de la obra se traslada del nioa la madre misma y la manera en que la recepcin de su ser aparece como natu-ralizada y, por tanto, devaluada.

    El amor de la madre se me parece muchsimo a la contemplacin de lasobras maestras. Es magistral, con la sencillez de un retrato de Velzquez;tiene la naturalidad del relato en la Odisea, y tambin la familiaridad,

    que parece vulgar, de una pgina de Montaigne. (288)

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    Pero el tipo de recepcin que pone en escena Mistral es masculina (el varnasimila el dolor de la mujer a cualquier operacin de la naturaleza, 288), y conella dialoga o a ella replica. El amor de la madre, que alcanza a todas las criaturas,se equipara al amor de Dios; es, por ello, superior a cualquier hechura humana.Su grandeza, sin embargo, es ajena a la idea de autora porque el genio setransfigur en ella en humildad (291). Brevsimo el texto de Mistral, mspotico y menos ambicioso que el de Ocampo, en l se realizan operacionessimilares tomando como referente arte y religin, expresiones que concentranlos valores ms importantes del espritu humano, buscando homologar unacreacin que ha tenido su lugar en los mrgenes o en un centro invisibilizado.

    Los ejemplos fragmentarios vistos aqu son suficientes para demostrar que

    la obra de las ensayistas hispanoamericanas de la primera mitad del siglo XXrequiere de un nuevo horizonte de recepcin que permita entender el dilogoestablecido con la produccin textual otra, as como los aportes hechos para lacomprensin del ser y el mundo de su poca. Para que esta nueva mirada sehaga realidad debemos tener conciencia de cmo han operado y operan losmodos naturalizados de devaluacin que distorsionan la mirada y la memoriacrtica. Se olvida que el significado es una instancia productiva, que se actualizamediante el carcter dialgico consustancial al lenguaje, cualidad que permiteresignificar los sentidos en el mbito social y esttico. Activados dichos principiosmetodolgicos, podremos apreciar que la ensaystica de las escritoras realiza undesplazamiento de la concepcin de lo poltico, en tanto asunto pblico, hacia

    el interior de su propia experiencia cultural ubicada en el registro de lo privado.Es desde este desplazamiento donde podemos empezar a comprender sureflexin sobre tpicos inexplorados y desatendidos en las reflexiones cannicassobre la problemtica sociopoltica y cultural del continente. Cuando lohayamos logrado, entonces, llegar para sus obras el fin de la espera, de esaespera que en la cultura simboliz Penlope, y que se desplaz desde la figuradel amado hasta la espera de la interpretacin del tapiz, del desciframiento delos textos, para que puedan cumplir su verdadera funcin en el mbito delconocimiento y la cultura.

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