Ensayo comparativo sobre los procesos de guerra en Colombia y - Salvador Por. Jorge Páez
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COLOMBIA: EL CONFLICTO ARMADO MÁS ANTIGUO DE LATINOAMERICA
COMPARADO CON LA GUERRA Y EL PROCESO DE PAZ EN EL SALVADOR
El presente documento tiene por objeto comparar las causas, características y efectos del
conflicto armado colombiano y el proceso de paz llevado a cabo en el Salvador y que dio fin
a la guerra civil. Se hará un enfoque a la naturaleza de la guerra y los efectos que esta tiene
como instrumento de cambio sobre las instituciones sociales, políticas y militares de un país
como el nuestro que se encuentra en medio de un largo y complejo sendero de paz.
Finalmente se analizará la forma en que se puede dar una salida al conflicto armado
basándose en lo ocurrido en Centroamérica con el proceso salvadoreño.
Históricamente, además de ser tratada como la forma de conflicto socio-político más grave
que puede existir entre grupos humanos, la guerra ha sido reconocida también como un
instrumento de cambio y desarrollo para las sociedades que la sufren. La guerra implica
necesariamente el rompimiento de un estado equilibrado de paz mediante la instalación de
un conflicto bélico. De esta forma, se constituye como un instrumento político cuya finalidad
es doblegar la voluntad del adversario imponiendo la propia a través de la fuerza militar.
El conflicto armado en el que se ha visto envuelto el Estado colombiano desde hace más de
40 años tiene sus orígenes en el campo, donde las divisiones políticas por la instalación del
Frente Nacional en la época de la violencia se hicieron tan fuertes que propulsaron el
llamamiento a las armas por parte de algunos sectores comunistas del campesinado,
formando los primeros focos guerrillerosen la década del 60.
Por su parte, la guerra civil sucedida en el Salvador empezó alrededor de 1979 y fue iniciada
por los sectores obreros y campesinos de izquierda, apoyados por Cuba, el régimen
sandinista de Nicaragua y la Unión Soviética, quienes les suministraron la dotaron de
armamento necesaria para combatir el régimen de derecha que se encontraba en el poder.
El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMNL) enfrentó así a su gobierno
comandado por las Fuerzas Militares de El Salvador (FAES), el cual fue apoyado durante la
década de los ochentas por los gobiernos estadounidenses de turno1. En 1990 las dos
partes del conflicto pactaron la intervención de la ONU como entidad internacional
mediadora. Tras intensas negociaciones se llegó al acuerdo de desmovilizar las fuerzas
insurgentes con una entrega total de armas. Así mismo, el gobierno se comprometió a
1El apoyo recibido por los presidentes estadounidenses Jimmy Carter, Ronald Reagan y George H.W. Bush.
fuedeterminantepara el gobiernosalvadoreño con miras a defender el Estado de Derecho. En la guerra civil salvadoreña murieron aproximadamente 75.000 personas, en su mayoría civiles, lo cual representaba en ese
entonces un 2% de la población total de este país.
desarticular los escuadrones de la muerte y a desmovilizar el ejercito y policía en contra de la
insurgencia. Al verificar la ONU el cumplimiento de estos compromisos, en 1992 se firmaron
los Acuerdos de Paz de Chapultepec que dieron fin al conflicto.
Sin embargo, los efectos de el conflicto bélico ocurrido en El Salvador fueron devastadores
para su sociedad civil y prueba de ello es que hoy en día no se ha completado la reinserción
civil de los combatientes. Aún se encuentran en poder de la población civil una gran cantidad
de armas que han dado lugar a las mundialmente conocidas maras, pandillas altamente
peligrosas con conexiones en todo América, dedicadas a la delincuencia y al tráfico de
drogas. El proceso vivido en El Salvador es ejemplarizante y de gran riqueza para el conflicto
en Colombia con la guerrilla de las FARC y los grupos paramilitares. Sin embargo, a pesar de
ser guerras originadas en trances políticos similares, elementos como la topografía
colombiana, la duración de la guerra, y la ausencia de dos bandos o fuerzas únicas (Estado
vs. insurgentes), hacen que las estratagemas, el mantenimiento moral de las tropas, las
batallas de campo y los caminos políticos para salir del conflicto sean de diferente
naturaleza, haciendo del caso colombiano una situación más complicada de resolver desde
el punto de vista de la guerra.
La desmovilización de ciertos grupos paramilitares durante la presidencia de Álvaro Uribe
(2002-2010) en el marco de la Ley de Justicia y Paz, demostró los efectos secundarios que
pueden tener las salidas pacificas a estos conflictos. Al igual que lo sucedido en El Salvador,
la fallida reinserción a la sociedad de individuos que eran parte del movimiento insurgente,
originó la creación y estimulación de bandas criminales que operan en grupos más pequeños
para controlar el trafico de drogas y la delincuencia tanto en las ciudades como en las áreas
rurales.
Sobre las causas que generaron estos conflictos se evidencia que en realidad la guerra se
presentó como una reacción violenta que buscó imponer la posición e ideología política de
ciertos sectores desfavorecidos como el campesinado y el sector obrero, quienes optaron por
la opción de la fuerza bélica como medio para imponer su voluntad ante el Estado.
En el caso de El Salvador, la insurgencia declaró la guerra con el fin de tomarse el poder,
realizando un golpe de Estado directo en San Salvador en 1981, golpe que resultó fallido y
se trato de repetir ocho años después con el mismo resultado. Eventos como estos conllevan
necesariamente, en términos de Clausewitz, a salidas pacíficas en guerras de equilibrio, en
las que la destrucción total del oponente implica un costo social muy alto y resultaría
prácticamente imposible de realizar. Fué un conflicto sumamente equilibrado hasta el punto
de intentar una arremetida militar en la capital del país.
La guerra en Colombia, por su parte, ha demostrado que la insurgencia, representada por las
FARC y los grupos paramilitares, ha ido cambiando constantemente los fines y medios
políticos de su guerra, lo que hace muy difícil establecer cuales son las medidas a tomar
para encontrar la paz. Las guerras de guerrillas o guerras civiles donde se busca tomar el
poder a la fuerza son necesariamente guerras absolutas donde el fin es la eliminación total
de uno de los bandos. Lamentablemente los fines políticos de la guerrilla y los paramilitares
en Colombia se han transformado hasta el punto en que hoy es casi imposible concebir un
escenario de toma de poder absoluto por su parte. Actualmente se constituyen más como
grupos fuertemente armados que hacen presencia soberana en las selvas y que buscan
alimentar sus arcas con dineros del narcotráfico, más que conservar los ideales con que
empezaron hace 50 años.
Otra característica inevitable que muestra el conflicto colombiano, por su larga duración, es el
aspecto moral de las tropas y de la sociedad civil. Como establece Clausewitz: “El estado de
animo y otras cualidades morales de un ejército, de un general o de un gobierno, la opinión
pública en las regiones donde se desarrolla la guerra, el efecto moral de una victoria o de
una derrota, son todas cosas que en si mismas varían mucho en su naturaleza y que pueden
ejercer también influencia muy diferente, según como se encuentren con respecto a nuestro
objetivo y nuestras circunstancias”2.
La duración de esta guerra ha hecho del conflicto en Colombia algo sui generis ya que sus
fenómenos desafían los postulados básicos de la guerra como ha sido estudiada
históricamente. Incluso la topografía de nuestro territorio ha servido para que las estrategias
de guerras desplegadas por la guerrilla colombiana sean únicas y hoy en día no busquen la
derrota total o parcial del enemigo, o la ocupación de cierto territorio, la toma del poder por la
fuerza, ni la imposición de sus ideales políticos; sino que tengan una actitud de constante
retirada y contra ataque sorpresivo por la superioridad de fuerza efectiva que presenta el
ejercito colombiano.
Esto contrasta radicalmente con el conflicto salvadoreño, ya que en ese país las fuerzas
insurgentes sí trataron efectivamente de tomar el poder en dos ocasiones y fue la definitiva
derrota que sufrieron en el segundo intento lo que los llevo a considerar la salida política al
conflicto bélico en busca de la paz y el restablecimiento de la democracia.
La evolución de la guerra en Colombia demuestra que ésta ha dejado de ser un instrumento
político con fines propios y ha pasado a ser más un instrumento para desestabilizar al Estado
colombiano y mantener firme el narcotráfico y el terrorismo como elementos de subyugación
y terror infundidos a la sociedad. El momento decisivo de victoria del ejercito nacional o
rendición de los insurgentes no ha llegado porque no se ha alcanzado el punto en que las
2CLAUSEWITZ, Karl Von.De la Guerra. Editorial Idea Universitaria. Barcelona, España, primera edición, 1999
FARC no sean capaces de invertir los resultados ocasionados por la ofensiva del ejercito
nacional. La lucha se ha dado en la selva, la cual constituye en su mayoría un territorio de
permanencia y acceso de las fuerzas ilegales, en donde se facilita la posibilidad de contra
ataque y confusión a la fuerza pública. “El espíritu nacional de un ejercito (entusiasmo, fervor
fanático, fe, opinión) se pone de manifiesto sobre todo en la guerra de montaña”3, y ese
factor ha sido decisivo en el mantenimiento de la guerra por parte de la insurgencia en
Colombia, especialmente con la consecución de actos terroristas en poblaciones alejadas.
Se libra entonces una guerra de equilibrio en Colombia donde “la estrategia no está enfocada
a terminar con el oponente mediante batallas decisivas sino que las maniobras se rigen por
el principio de ahorro de energías y la parte más débil cansa al enemigo hasta hacerlo
entender que el coste de la operación bélica es más costoso que el beneficio de su
consecución. Este se da por la falta de exactitud de las fuerzas, el debilitamiento moral, y el
factor político como principal entre ellos. La determinación política establece la finalidad que
persigue la guerra y su forma de conducción”4.
Esto de forma indirecta le da predominancia al factor político sobre el factor bélico en muchos
sentidos y por variadas razones. El conflicto parece no tener una salida bélica posible o
rentable, en términos de costo social y político, llegando entonces a la conclusión de que “los
fines políticos determinan los fines militares”5.Si se identifica a la violencia como el elemento
constitutivo de lo militar y a la paz como el elemento constitutivo de lo político, a pesar de ser
la paz la finalidad primaria de cualquier guerra,en un escenario moderno, la guerra absoluta
se presenta simplemente como un ideal por la predominancia del factor político.
En conclusión se puede observar que a pesar de la superioridad numérica demostrada por el
Ejército colombiano, factor determinante para imponer la fuerza en un conflicto bélico, otros
elementos como la topografía del territorio, el constate cambio de la finalidad política de la
guerrilla, su disposición armada en contra de la población civil, y su pasividad en torno a
derrotar de forma directa al gobierno o al mismo ejército colombiano, hacen de la guerra en
Colombia un conflicto en el que debe predominar una salida política. Los efectos que pueda
llegar a tener esta salida, como la que se está planteando en recientes días con el “marco
para la paz”, impulsado por el gobierno del Presidente Santos, no son inciertos. La opinión
pública ha manifestado preocupación en torno al alto grado de impunidad que pueda
ocasionar el proyecto, y se podría pensar en la consecución de un mal originado de la
solución de otro previo, como sucedió con la desmovilización paramilitar en el gobierno Uribe
que derivó en la creación de las llamadas bandas criminales, o en las maras salvadoreñas
surgidas del proceso de paz de El Salvador.
3Ibíd. P.32.
4ARON, Raymond. “Penser la guerre, Clausewitz”.(Ed. Gallimard, 2 tomos, 457 y 338 págs. París, 1976). Disponible
en: http://reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_004_12.pdf5Ibid.
En términos de Maquiavelo: “nunca debe dejarse empeorar un mal por evitar una guerra,
pues al cabo no se evita, y solamente se dilata en daño propio”6. Para resolver el conflicto se
debe tomar en cuenta que las instituciones democráticas y estatales en Colombia no se
encuentran en grave peligro por amenazas de la insurgencia, a diferencia de lo ocurrido en El
Salvador. Se podrían estar trasladando los conflictos bélicos que están en la selva
colombiana a los sectores urbanos, empeorando la seguridad y la criminalidad, cambiando
una guerra formal por una informal y desorganizada.
BIBLIOGRAFÍA6MAQUIAVELO, Nicolás. El Príncipe. Editorial Porrúa. p.26.
- CLAUSEWITZ, Karl Von.De la Guerra. Editorial Idea Universitaria. Barcelona, España, primera edición, 1999.
- MAQUIAVELO, Nicolás . El Príncipe. Editorial Porrúa, México DF, 2005.
- SUN TZU.El Arte de la Guerra, trad. Liliana Rodríguez, Colección Obras de Grandes Muestras, Magia Editores y Librería Ltda.
- WOODWARD, Bob.The Commanders. Simon & Schuster, New York, 1991.
- NAGL, John A. Learning to Eat Soup with a Knife. Counterinsurgency Lessons from Malaya and Vietnam. The University of Chicago Press, Chicago, 2005.
- ARON, Raymond. Penser la guerre, Clausewitz.(Ed. Gallimard, 2 tomos, 457 y 338 págs. París, 1976). Disponible en: http://reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_004_12.pdf